LA DIMENSIÓN CULTURAL COMO FORMA DE DOMINACIÓN O EMANCIPACIÓN EN RELACIONES INTERNACIONALES. EL ANÁLISIS DEL IMPERIAL-COLONIALISMO EUROPEO EN ÁFRICA Y DE LA LIBERACIÓN AFRICANA EN SU REPRESENTACIÓN CULTURAL-LITERARIA: HEART OF DARKNESS DE JOSEPH CONRAD Y THINGS FALL APART DE CHINUA ACHEBE QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE P R E S E N T A ANDREA TRINIDAD AVIÑA CARDOSO DIRECTOR DE TESIS UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES CENTRO DE RELACIONES INTERNACIONALES SAMUEL SOSA FUENTES TESIS LICENCIADA EN RELACIONES INTERNACIONALES. Ciudad Universitaria, CD. MX. 2023 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 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Me hubiera gustado ofrecerles un reconocimiento más elocuente, pero ante esta imposibilidad les ruego que reciban estas ordinarias y exiguas palabras como prueba fehaciente de mi inmenso agradecimiento. A mi mamá, Ivonne, y a mi papá, José, por todas las oportunidades que me han brindado a lo largo de mi vida. Su arduo trabajo me ha dado la posibilidad de elegir, un obsequio inconmensurable. Gracias por ser el respaldo en este sinuoso camino. A mi abuela Chela, por cuidarme, por estar siempre conmigo, por permitirme ser, por celebrar mi obstinación. No tengo palabras para agradecer todo lo que has hecho por mí. Te quiero mucho. A mi abuela Trini, por tus abrazos y tu compañía. Extraño tus mejillas blandas, tu olor dulzón, el peine sumergido en el agua de la jícara, los chocolates con cereza, la fruta siempre en la mesa y aquella muequita tan peculiar. Tu ausencia es tan grande que se ha convertido en una presencia con la que estoy obligada a convivir. A Jaqueline Aviña, Titi, por siempre cuidar de mis alitas, por alentarme constantemente. No podría explicar quien soy sin evocarte. Al Mtro. Samuel Sosa, por recibir mi proyecto cuando tenía aún más defectos; por recomendarme aquel libro de François Perus; por confiar en mí y darme la oportunidad de estar frente a un grupo; por el juego de llaves del cubículo; por brindarme un espacio permanente para reflexionar; por la amistad, los debates y el aprendizaje constante. A Samantha, Sam-Sam, por las pláticas interminables, por compartir lecturas, películas, series y memes. Te quiero y te admiro. A Lizeth por brindarme tu compañía y comprensión en momentos difíciles. A Annel, a quien admiro desde hace más de diez años. Por haberme enseñado lo que es un acrónimo y por todos los recuerdos que se han acumulado desde aquellas comidas dominicales. A mi gata Lola, mi compañía durante los primeros desvelos de la universidad. Sobrellevo tu ausencia con la esperanza de que hayas sido tan dichosa como yo lo fui contigo. Fuiste un cálido amanecer en mi vida. ÍNDICE INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………..1 1. EL IMPERIAL-COLONIALISMO EUROPEO EN ÁFRICA Y SUS MANIFESTACIONES CULTURALES DE DOMINACIÓN…………………………………………………………...6 1.1 EL IMPERIALISMO Y LA VISIÓN EUROCÉNTRICA DEL MUNDO………………………...7 1.2 EL DISCURSO IDEOLÓGICO-POLÍTICO DEL IMPERIAL-COLONIALISMO EUROPEO EN ÁFRICA……………………………………………………………………………..30 1.3 LA DIMENSIÓN CULTURAL COMO UN NUEVO PARADIGMA EN EL ANÁLISIS DE LA DOMINACIÓN Y LA EMANCIPACIÓN EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES…………...50 2. MANIFESTACIONES CULTURALES DE DOMINACIÓN DEL IMPERIAL-COLONIALISMO OCCIDENTAL: HEART OF DARKNESS…………………………………………………...64 2.1 LA COLONIA PERSONAL DE LEOPOLDO II: EL ESTADO LIBRE DEL CONGO……….64 2.2 LA GRAN TRADICIÓN DEL COLONIALISMO: IMAGEN Y POSTURA DE AUTOR DE JOSEPH CONRAD………………………………………………………………………85 2.3 LA LITERATURA COMO FORMA DE DOMINACIÓN: ANÁLISIS DE HEART OF DARKNESS.........................................................................................................102 3. MANIFESTACIONES DE EMANCIPACIÓN CULTURAL EN LA LITERATURA POSCOLONIAL: THINGS FALL APART………………………………………………………………….124 3.1 LA COLONIZACIÓN EN EL NÍGER Y LA DESCOLONIZACIÓN DE NIGERIA…………..124 3.2 BASTIONES CULTURALES DE LA DESCOLONIZACIÓN EN ÁFRICA: PANAFRICANISMO Y NÉGRITUDE …………………………………………………………………………..145 3.3 LA LITERATURA COMO FORMA DE EMANCIPACIÓN: ANÁLISIS DE THINGS FALL APART………………………………………………………………………………...165 CONCLUSIONES ………………………………………………………………………202 BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………………210 Stories matter. Many stories matter. Stories have been used to dispossess and to malign. But stories can also be used to empower, and to humanize. Stories can break the dignity of a people. But stories can also repair that broken dignity The Danger of a Single Story, Chimamanda Ngozi Adichie It matters what matters we use to think other matters with; it matters what stories we tell to tell other stories with; it matters what knots knot knots, what thoughts think thoughts, what descriptions describe descriptions, what ties tie ties. It matters what worlds make worlds, what worlds make stories Staying with the Trouble: Making Kin in the Chthulucene, Donna Haraway Un juego ¿Quién tiene sangre? Coro: —Sangre, sangre. ¿Tiene una cabra sangre? —Sangre, sangre. ¿Tiene una oveja sangre? —Sangre, sangre. ¿Tiene un caballo sangre? —Sangre, sangre. ¿Tiene una piedra sangre...? Poesía yoruba de los niños 1 INTRODUCCIÓN Desde su origen, la disciplina de Relaciones Internacionales ha priorizado el análisis de los procesos internacionales desde los factores político, económico y jurídico, por mencionar los más recurrentes. Del mismo modo, ha predominado la perspectiva estatocéntrica, es decir, el estudio del concepto de Estado-Nación ha prevalecido frente al de otros actores internacionales. No obstante, la actual y compleja dinámica internacional —en donde se conforman jerarquías a través de la dominación y subordinación y, a la par, tienen lugar procesos emancipatorios— también se constituye y explica a través de factores y relaciones de índole cultural, vinculadas con el contexto material y en las que participan otros actores considerados como no convencionales. De esta manera, el objetivo principal de la presente investigación es integrar el análisis de la dimensión cultural en Relaciones Internacionales a través del estudio de dos productos discursivo-literarios que giran en torno al tema de la colonización europea en África: Heart of Darkness, novela de Joseph Conrad, y Things Fall Apart, escrita por Chinua Achebe. Esto no supone la exclusión de otras dimensiones como la económica o la política, antes bien, se trata de mostrar la relación entre el entramado ideológico-cultural y el proceso del imperial-colonialismo1 europeo en África, así como con las luchas de liberación africanas. La elección de dichas novelas no reside sólo en su relación temática, sino en la diferencia del tratamiento que cada una hace de ésta. Por su parte, Heart of Darkness, publicada en el año de 1899 en la metrópoli británica, partícipe del proceso imperial-colonialista, es una representación ideológica del siglo XIX, en la que se justifica la rapiña y el asesinato de las sociedades africanas. En contraste, Things Fall Apart, publicada en 1858, dos años antes de la independencia de Nigeria, se convertiría no sólo en la refutación de la novela de Conrad, sino del gran entramado ideológico occidental. Esta obra retoma y subvierte el discurso racista, cuestiona el canon occidental y el orden colonial y revaloriza la tradición cultural y la identidad de las sociedades igbo. 1 Se entenderá por imperial-colonialismo como el proceso económico, político, geográfico, social y cultural en el que las potencias europeas del siglo XIX despojaron y ocuparon territorios habitados por las diferentes sociedades africanas. 2 La confrontación de ambos análisis literarios esclarecerá la relación entre las producciones culturales y los procesos internacionales. En este sentido, la estructura y conformación de la presente intervención tomará como modelo la propuesta teórica de la profesora e investigadora Francois Perus contenida en su libro Literatura y sociedad en América Latina: el modernismo. La autora afirma que cada sociedad lleva a cabo tres tipos de prácticas interconectadas —las prácticas económicas, políticas y teóricas- artísticas, estas últimas relacionadas con la producción ideológico-cultural— reguladoras de sus condiciones naturales y sociales de existencia: las prácticas económicas que son destinadas a transformar la naturaleza y producir bienes materiales; las prácticas políticas, que son las directamente encaminadas a transformar (o conservar) las relaciones sociales de producción; y las prácticas teórica y artística, que tienen por objeto la transformación de los sistemas de ideas, imágenes y representaciones y operar, por lo tanto, a nivel de la ideología2. Dicho lo anterior, y como ha sido demostrado, los procesos internacionales son polifacéticos, es decir, están constituidos por distintas dimensiones, la económica, la política, la social y la cultural, por mencionar algunas. En este sentido, la hipótesis de la presente investigación sostiene que la actual y compleja dinámica de las relaciones internacionales está compuesta y determinada no sólo de interacciones de poder de carácter económico, político o geográfico, sino también culturales. Entonces, cualquier producto cultural está estrechamente relacionado con su contexto y se puede comprender, explicar e interpretar no sólo como una expresión artística, sino también como una representación ideológica e identitaria y, por lo tanto, como un instrumento potencial para la dominación o emancipación de una sociedad. Así, mientras que Heart of Darkness representa un fragmento del entramado ideológico de la irrupción colonial europea en el continente africano, en Things Fall Apart se concreta la resistencia cultural-ideológica que conllevaría la liberación africana. De esta manera, la inclusión del estudio de la dimensión cultural en Relaciones Internacionales contribuye al enriquecimiento teórico y analítico de la disciplina, pues representa un nuevo paradigma metodológico no hegemónico y alternativo frente a las teorías dominantes. En consecuencia, la comprensión e 2 Perus, Francois, Literatura y sociedad en América Latina, Siglo XXI, México, 1978, p. 29. 3 interpretación de los procesos internacionales, dinámicas de cambio y las transformaciones que han ocurrido y ocurren en el actual sistema mundial se pueden leer desde un enfoque holístico e interdisciplinario en donde se incluyan, conditio sine qua non, los elementos, factores y hechos culturales. En efecto, el avance de capitalismo occidental en África comenzó durante la etapa imperialista, en la que la acumulación y exportación de capital de la burguesía occidental, la división del trabajo, así como la formación de monopolios que llevaron a la explotación y posterior destrucción de sociedades no-capitalistas. Aquella estructura económica que iniciaría con la esclavización de sociedades enteras, dependería también de la expansión y el despojo territorial, es decir, del establecimiento de un régimen colonialista. Lo anterior se justificó cultural e ideológicamente a través de discursos racistas y eurocéntricos que aseveraban el supuesto atraso de las sociedades africanas, así como la necesidad de civilizarlas. Asimismo, fue en el ámbito cultural, componente fundamental de la resistencia de las sociedades subyugadas durante los regímenes coloniales, en el que, durante el siglo XX, se originaron los proyectos de las luchas de liberación en el continente africano. Desde los supuestos del Panafricanismo y la Négritude se reconocería la trascendencia de la esfera cultural no sólo en el proceso imperial-colonialista, sino también en la descolonización y la toma de conciencia de las sociedades africanas. Por todo ello, se puede afirmar que la cultura es una dimensión y un factor trascendental en los procesos de cambio y transformación en las relaciones internacionales, por ende, resulta factible y necesario estudiarlos desde dicho ángulo. Es así que la literatura, en tanto práctica teórico-artística y expresión cultural, también puede conformar discursos y representaciones que motiven y ocasionen un distanciamiento frente a la ideología imperante: El hecho de que la literatura no sea un simple discurso de la realidad, sino un intento de reconstitución de la misma, y que esto se persiga a través de un arduo proceso de elaboración de aquella materia prima ya definida, permite la aparición de desfasamientos y contradicciones entre ciertos datos que la literatura no deja de captar –en su afán de representar sensiblemente una 4 experiencia– y la ideología que sirve de matriz necesaria de percepción de esa experiencia3. De esta manera, el primer capítulo, titulado “El imperial-colonialismo europeo en áfrica y sus manifestaciones culturales de dominación”, se estructurará según la propuesta de Perus, es decir, se incluirán las prácticas económicas, políticas y teóricas-artísticas del imperialismo decimonónico. En el apartado “El imperialismo y la visión eurocéntrica del mundo” se brindará una contextualización económica, política, geográfica e ideológico-discursiva del proceso imperial-colonialista decimonónica, de modo que se esclarezca y demuestre su carácter y constitución polifacética. Después, en “El discurso ideológico-político del imperial-colonialismo europeo en África”, se construirá el entramado discursivo pseudocientífico que justificó la expansión y expoliación realizadas por Occidente en África. En el subcapítulo de “La dimensión cultural como un nuevo paradigma en el análisis de la dominación y la emancipación en las relaciones internacionales” se incluirá un recuento del surgimiento y del desarrollo de la disciplina de Relaciones Internacionales. Se resumirán las características de los diferentes enfoques teóricos y, ante la no consideración de la dimensión cultural dentro de los mismos, se recuperará la propuesta de la investigadora Graciela Arroyo Pichardo, quien rompió con el tradicionalismo de la disciplina a través de la incorporación de la cultura como un factor central en la dinámica internacional. En el segundo capítulo, “Manifestaciones culturales de dominación del imperial-colonialismo occidental: Heart Of Darkness” se llevará a cabo una contextualización histórica, que servirá como base del análisis literario de la novela de Conrad. En el apartado “La colonia personal de Leopoldo II: El Estado Libre del Congo” se presentará el caso del imperialismo del rey belga, que fue un modelo particular del imperial-colonialismo. Posteriormente, en “La Gran Tradición del colonialismo: imagen y postura de autor de Joseph Conrad” se expondrá la manera en la que el autor ha sido estudiado, clasificado y legitimado, desde la crítica literaria temprana, mayormente occidental, hasta el cisma causado por los Estudios culturales y la Teoría Poscolonial en los estudios conradianos dominantes. Por último, a partir del análisis ideológico- 3Perus, op. cit., p. 40 5 literario de la historia mediada por el capitán Marlow, en “La literatura como forma de dominación: análisis de Heart of Darkness” se demostrará que dicha novela constituyó una herramienta de dominación cultural-ideológica del imperialismo decimonónico. Más adelante, en el tercer capítulo, “Manifestaciones de emancipación cultural en la literatura poscolonial: Things Fall Apart”, mantendrá la misma estructura. En “La colonización en el Níger y la descolonización de Nigeria” se abordará la consolidación y las particularidades del imperialismo británico, la intrusión e invasión de los territorios de las sociedades africanas que habitaban cerca del Níger. De igual modo, se presentarán los factores culturales que impulsaron la descolonización del Estado actual de Nigeria. Después, en el subcapítulo de “Bastiones culturales de la descolonización en África: Panafricanismo y Négritude”, se revisarán las características y supuestos de estas expresiones culturales e ideológico-políticas que acompañaron las luchas de liberación nacional africanas durante el siglo XX. En el apartado denominado “La literatura como forma de emancipación: análisis de Things Fall Apart” se retomará el concepto de literatura poscolonial, que proyecta una postura creativa desde la resistencia. En segunda instancia, se presentará la poética y la imagen de autor de Chinua Achebe. Para terminar, en el inciso “La literatura como forma de emancipación: análisis de Things Fall Apart”, se comprobará que la obra sobre Okonkwo, así como de los habitantes de otras aldeas igbos, propone una perspectiva que enfrenta y denuncia los discursos eurocéntricos y racistas construidos por Occidente sobre el continente y las sociedades africanas. Finalmente, se expondrán las conclusiones de esta investigación. 6 Entonces, yo voy a poner los pies en lo plano o bien simplemente, la mano en el cuello a todo eso que me hostiga con sus fuertes caracteres colonización civilización asimilación y todo lo demás León Damas 1. EL IMPERIAL-COLONIALISMO EUROPEO EN ÁFRICA Y SUS MANIFESTACIONES CULTURALES DE DOMINACIÓN En el presente capítulo se analizarán las manifestaciones culturales de la época del imperialismo europeo en África, lo que permitirá comprender la característica polifacética del proceso imperial-colonialista. De esta manera, se establecerá un vínculo entre el contexto material del imperialismo occidental y su producción discursivo-literaria. Lo anterior a partir de la visión integradora, ya propuesta por el marxismo y retomada por la teoría poscolonial, que establece una relación entre la base material y la producción ideológico- discursiva. En primera instancia, se recuperará el término imperialismo, fase superior del capitalismo que devino en la colonización territorial, política y cultural por parte de las potencias europeas capitalistas del siglo XIX en el continente africano. Posteriormente, se ilustrará el discurso político-ideológico del imperialismo que se gestó desde el siglo XVIII y que, como un bola de nieve, se acumuló hasta convertirse en la justificación por los colonos y partidarios europeos del colonialismo en África, que implicó la esclavización de distintas sociedades, el despojo de sus recursos naturales y el ejercicio de violencia epistémica. Finalmente, se recuperará la inclusión de la dimensión cultural en Relaciones Internacionales, realizada a partir de la segunda mitad del siglo XX y propuesta desde la decolonialidad latinoamericana y la teoría poscolonial. 7 1.1 EL PROCESO DE COLONIZACIÓN EN ÁFRICA EN EL CONTEXTO DEL IMPERIALISMO Y LA VISIÓN EUROCÉNTRICA DEL MUNDO En este primer apartado se presentará una interpretación económica del imperialismo, con el objetivo de establecer que este concepto se refiere a un momento histórico específico en el que las potencias europeas del siglo XIX— Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos y Bélgica— se expandieron territorialmente en el continente africano para ejercer poder económico, político y cultural. Posteriormente se ubicará al colonialismo como la consecuencia política y social de la etapa imperialista, que a pesar de ser oficializado en la Conferencia de Berlín (1884-1885) ya se vislumbraba al menos tres siglos antes de ésta. Asimismo, se plantea la descripción y objetivos y diferencias entre el gobierno directo e indirecto establecidos diacrónicamente en las colonias africanas. Finalmente, se analizará el eurocentrismo como la forma y base cultural e ideológica en la que se fundamentó y justificó la expansión colonial europea desde el siglo XV en América y hasta el siglo XIX en África y en Asia Pacífico. Aunado a lo anterior, se revisará el mito de la Modernidad —resultado de un proceso socio-histórico que fijó una visión unilineal de la historia—, que justificó la colonialidad del poder. Durante la segunda mitad del siglo XIX, como consecuencia de la expansión del capitalismo más allá de las fronteras europeas, el continente africano fue obligado, en una posición de desventaja, a ser parte de dicho proceso mundial. Es durante este período que el capitalismo —gracias a la redirección del capital excedente que se había acumulado dentro de los países centrales que contaban con una industria a través de monopolios4 impulsados por la burguesía incipiente— alcanzó una nueva etapa conocida como la etapa imperialista. 4 Vid., Lenin, Vladimir I., El imperialismo, fase superior del capitalismo, Pekín, Ediciones en lenguas extranjeras, 1972. 8 Sin embargo, desde el siglo XIV existían expediciones desde Europa hacia África, lideradas específicamente por los portugueses. No obstante, el interés no era conquistar territorios, el atractivo de las costas africanas residía en que eran una escala en la ruta de las Indias en donde, según los europeos, se encontraba la verdadera riqueza: Los europeos ya estaban presentes en el África negra antes de su gesta colonizadora, a través de acuerdos y convenios celebrados sobre todo entre jerarcas africanos, franceses y británicos, con el fin de crear factorías en territorios cercanos a las vías marítimas. Estas concesiones graciosas, otorgadas en medio de fiestas, de regalos, mucha civilidad y trata negrera, son hoy las capitales de los países independientes de África5. Antes de la llamada fiebre del colonialismo, en el período mercantilista —que abarcó de 1600 a 1800 y consistió en “el desplazamiento en el centro del capitalismo mercantilista europeo naciente desde el Mediterráneo hacia el Atlántico”6 —, se establecieron las primeras relaciones de dominación entre los dos continentes: el comercio de esclavizadas/os africanas/os, que se convirtió en la principal actividad comercial entre Europa y África7 durante tres siglos y medio y que hizo a ésta última la periferia de la periferia americana8. Esta actividad fue incluso más importante que la explotación de recursos naturales encontrados en el suelo africano como el oro y el marfil. La esclavitud era considerada, con gran descaro, tan respetable y más lucrativa que cualquier otra actividad comercial. Su utilidad fue tal que impulsó el desarrollo de puertos, agricultura y manufactura en Europa pues desde “principios del siglo XVIII fue el fundamento sobre el cual reposaron la industria colonial y el comercio colonial de los países europeos”9. Es importante señalar que la institución de la esclavitud operaba a través de un racismo 5 Adonon Djogbénou, Fabien, Colonización y en busca de Estado, nación y democracia, México,Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Estudios africanos, Vol. II, 2003, p. 7. 6 Amin, Samir, “Subdesarrollo y dependencia en África Negra, los orígenes históricos y las formas contemporáneas”, en Capitalismo periférico y comercio internacional, Buenos Aires, Ediciones Periferia, 1974. p. 90. 7 Fueron dos áreas específicas: desde San Luis del Senegal hasta Quelimane en Mozambique y desde Egipto hacia Sudán y el África oriental. 8 Vid. Amin, Samir, Prólogo. Piel negra, máscaras blancas, por Frantz Fanon, España, AKAL, 2016, p. 8. 9 Fernández Moreno, Nuria,“África en el siglo XX: una historia de la deconstrucción y reconstrucción de fronteras e identidades” en Nuria Fernández Moreno (Comp.), Antropología y colonialismo en África Subsahariana, España, Editorial Universitaria, 2009. 9 empequeñecedor10, que se justificaba a partir de la suposición de que las características biológicas y culturales de las/os nativas/os eran inferiores a las de Occidente. A pesar de que el discurso del humanismo europeo del siglo XVIII declaraba esta actividad como atentatoria contra la dignidad y los derechos inalienables de la persona humana, se mantuvo hasta 187511. Esta actitud humanista europea fue una fachada, se utilizó en la lucha por el poderío económico. Por ejemplo, Gran Bretaña, destacada potencia imperialista, que en 1765 fundó la Sociedad Antiesclavista de Inglaterra supuestamente con la intención de cumplir y promover la aplicación efectiva del principio de abolición de la esclavitud dentro de su territorio y posteriormente extenderlo hacia sus posesiones de ultramar. Sin embargo, sus intereses eran económicos, no morales, ya que la supresión de la esclavitud le significaba una ventaja frente a otros Estados esclavistas y le permitía organizar la explotación de la tierra y del trabajo en el continente africano, otras veces esto le permitió el derrocamiento de algunos dirigentes nativos12. En este sentido, como potencia marítima, Gran Bretaña vigilaba las costas africanas, lugar en el que los barcos traficantes zarpaban llenos de esclavizadas/os hacia Europa o hacia las colonias europeas en América; si estos barcos lograban alejarse de la masa continental, la marina británica los perseguía y los forzaba a tirar la carga al agua13. Respecto a quienes era detenidas/os en alta mar, eran liberadas/os y repatriadas/os; sin embargo, debido a la visión homogénea del África negra14, se operaba bajo “la idea simplista de que en África un negro está en su casa en cualquier parte, se tuvo la idea de desembarcarlos en Sierra Leona”15. Con razón, el período mercantilista provocó una crisis en todas las regiones y naciones de África. Las consecuencias sociales de la trata y de la esclavización constaron no sólo de una terrible reducción de la población, sino 10Vid. Fanon, op. cit, 2014. 11 Aunque el Congreso de Viena en 1815, proclamó la declaración del principio de abolición de la esclavitud, es en 1835 cuando, teóricamente, la venta clandestina de esclavos cesó. 12Vid. Rodney, Walter, De cómo Europa subdesarrollo a África, México, Siglo XXI, 1982. 13 Vid. Bertaux, Pierre, África. Desde la prehistoria hasta los Estados actuales, Vol 32, México, Siglo XXI, 1972. 14 Vid. Amin, op. cit., 1974. 15 Bertaux, op. cit., p.136. 10 que además provocaron la desaparición de los “procesos de integración de los pueblos y de construcción de vastos conjuntos que se desarrollaban en la época precapitalista y son reemplazados por la desintegración, el aislamiento y un embrollo increíbles (…)”16. Estos primeros contactos fueron sucedidos por el avance del proceso imperialista en el continente africano. Es común relacionar el término imperialismo con el vocablo de imperio y con la experiencia histórica de Roma en la Edad Antigua. En este caso, el sociólogo brasileño Renato Ortiz esclarece que mientras el imperio se refiere a un “tipo de organización social que se extiende a lo largo de una vasta dimensión geográfica […]”17; imperialismo es un término que se adoptó después de la Revolución Industrial y que su uso era de índole económica. El autor considera que la ambición de Napoleón fue la génesis del término, mientras que las críticas que se emitían hacia la política británica colonialista del siglo XIX fueron el motivo de su normalización: El vocablo surge en Francia a mediados del siglo XIX para denominar a los simpatizantes de Napoleón III, denota la postura autocrática del emperador sin asociarse sin embargo a ningún tipo de conquista externa. Alrededor de 1870 la expresión pasa a ser empleada en Inglaterra para caracterizar los lazos que vinculan a Gran Bretaña con sus colonias. Se consolida así la idea de un imperio inglés unificado por una perspectiva política y moral18 . No obstante, cabe señalar que las críticas a la política exterior británica se convertirían en halagos y se extendería la idea de que el progreso se alcanza sólo a través de la formación de un imperio. Así, el término acabó por vincularse también con las demás potencias europeas que, durante el siglo XIX, anhelaban la expansión territorial y la ganancia económica. De esta manera, los intereses económicos de las potencias capitalistas occidentales, fundamentalmente, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos, Bélgica y Rusia en África se tradujeron en hechos: conquista, anexión y administración formales19. 16 Amin, op. cit., 1974, p. 94. 17 Ortiz, Renato, “Revisitando la noción de imperialismo cultural” en Renato Ortiz. Mundialización: Saberes y creencias, España, Gedisa, 2005, p. 123. 18 Ídem. 19 Vid. Hobsbawm, Eric, La era del Imperio, 1875-1914, México, Booket, 2015. 11 El imperialismo es una fase del capitalismo. Esta idea fue formulada por una de las integrantes del ala más radical del marxismo internacionalista, Rosa Luxemburgo, cuatro años antes de la publicación del libro en el que Vladimir Lenin20 hacía un planteamiento semejante. De esta manera, para la teórica polaca el imperialismo era el período final de la trayectoria histórica del capital21, se trataba de la fase de acumulación de capital y sus síntomas eran competencia entre los Estados capitalistas, apuntando a la apropiación de colonias y al dominio de ciertas áreas de interés, encuentro de nuevas opciones para la aplicación del capital europeo, sistema de empréstitos internacionales, militarismo, medidas aduaneras proteccionistas, supervalorización del papel desempeñado por el capital bancario y por los cárteles en la política mundial, señales que hoy son perfectamente conocidas como manifestaciones típicas del período en consideración22. Para Luxemburgo los créditos extranjeros eran esenciales para la industrialización y para la emancipación de los Estados capitalistas, de esta manera, eran el principal impulsor de la fase imperialista de la acumulación del capital: Estos (los empréstitos extranjeros) son imprescindibles para la emancipación de las naciones capitalistas recién formadas y, al mismo tiempo, constituyen para las viejas naciones capitalistas el medio más seguro de tutelar a los nuevos Estados, de ejercer control sobre sus finanzas y presión sobre su política externa, aduanera y comercial. Los empréstitos son un medio extraordinario para abrir nuevas áreas de inversión para el capital acumulado de los países antiguos y para crearles, al mismo tiempo, nuevos competidores23. Luxemburgo consideraba al imperialismo como una consecuencia de la acumulación de capital, que a su vez provoca procesos de expansión del modo de producción capitalista, que “para subsistirse necesita siempre de zonas precapitalistas a las que se debe integrar”24. Lo anterior supone que la acumulación de capital sólo es posible a través de la destrucción de formas 20Vid. Lenin, op. cit. 21 Vid. Murua, Gabriela Fernandes Feliciano y Thiago Fernandes Franco, “Las contribuciones de Roxa Luxemburgo al debate del imperialismo”, Cuadernos de Economía Crítica, Vol. 3, No. 5, 2016. 22 Luxemburgo apud Murua ídem. 23 Luxemburgo apud Murua ídem. 24 Santi, Paolo, et. al., Teoría marxista del imperialismo, Buenos Aires, Siglo XXI Argentina, 1969, p. 7. 12 sociales no capitalistas. De esta forma, el capitalismo se presenta como una bruma que, mientras se expande, aniquila lo diferente. Por otro lado, desde las ciencias económicas y políticas, John A. Hobson, quien fuera un liberal británico en contra del despilfarro económico que, según él, traería la expansión territorial de su país, introdujo, en 1902, el estudio y definición del término del imperialismo moderno25. Este economista consideraba que el imperialismo se desarrollaba por un impulso de las clases medias y la plutocracia, quienes estaban interesadas en redirigir sus excedentes de ahorro a través de una política expansionista que fuera más allá de sus fronteras nacionales: “el imperialismo es el esfuerzo de los grandes magnates de la industria por ensanchar el canal de salida de sus excedentes de riqueza, para lo que buscan mercados e inversiones en el extranjero donde colocar los bienes y el capital que no pueden vender o utilizar en su propio país”26. Este exceso de la concentración desigual del capital fue considerado, por el teórico ruso Vladimir Lenin, como una consecuencia del fortalecimiento de las industrias nacionales europeas que operaban a través de los monopolios, lo que suprimía la competencia y que eran engendrados por la libre concurrencia. Para Lenin, esta nueva concentración de la producción permitía que el capitalismo transitara a una etapa superior. En este sentido, caracterizó al imperialismo como el capitalismo en la fase de desarrollo en que ha tornado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido un importancia de primer orden la exportación de capital, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de toda la Tierra entre los países capitalistas más importantes27. Cabe hacer señalar que para otros pensadores, como el egipcio Samir Amin, el monopolio también fue considerado como la condición necesaria para que la suficiente acumulación de capital para su exportación deviniera en el 25 John A. Hobson, Imperialismo, España, Capitán Swing, 2009. 26 Ibid., p. 101. 27 Lenin, op. cit., 1972, p. 113. 13 establecimiento de relaciones de índole económica con la periferia, en este caso, con el continente africano: La exportación de capital a gran escala será posible sólo cuando haya aparecido la monopolización en el centro y el capital central podrá disponer entonces de la posibilidad de organizar directamente en la periferia, con medios modernos, la producción que le conviene en las condiciones que le convienen28. Esta nueva organización económica implicó también el desarrollo de la Segunda Revolución Industrial, comúnmente establecida de 1870 hasta 1914. En el continente europeo supuso la inversión en sectores importantes relacionados con la minería, hubo una gran producción de lingotes de hierro, acero y carbón29, así como también una gran inversión en medios de transporte y de comunicación30. En contraste, el continente africano desempeñaría “la función de proporcionar productos que permitan reducir el valor del capital constante y el del capital variable operante en el centro: materias primas y productos agrícolas”31. Así la expoliación de las materias primas en el continente africano nutría las industrias y la demanda europea. Esta nueva dinámica se tradujo en lo que ha sido llamado economía de la trata de esclavos misma que “describe analíticamente el intercambio de productos agrícolas provistos por una sociedad periférica organizada de este modo contra las productos de una industria capitalista central (importados o producidos localmente por empresas europeas)”32. De este modo, el imperialismo en África ocasionó la destrucción del comercio precolonial y engendró una polarización del desarrollo económico dependiente. Por otro lado, las relaciones entre las potencias imperialistas, así como entre los países que aspiraban a formar parte del grupo dominante, se basaron en la rivalidad, pues competían por el reparto económico y político del mundo, al igual que por los territorios que eran fuentes de materias primas. En palabras de Lenin: 28 Amin, op. cit., 1974 p. 98. 29Vid. Hobsbawm, op. cit. 30 Vid. Hobson, op. cit. 31 Amin, op. cit., 1974 , p. 98. 32 Ibíd., p. 103. 14 El nuevo imperialismo se distingue del viejo, primero, en que, en vez de las aspiraciones de un solo imperio creciente, sostiene la teoría y la práctica de imperios rivales, guiado cada uno de ellos por idénticos apetitos de expansión política y de beneficio comercial; segundo, en que los intereses financieros o relativos a la inversión del capital predominan sobre los comerciales33. En este sentido, la acumulación de riqueza y la revolución tecnológica, además de suscitar la expansión del capitalismo, también condicionaron las relaciones políticas internacionales: generaron rivalidades y simpatías entre las potencias capitalistas. Ahora bien, en el contexto histórico de principios del siglo XIX, en el que, por un lado, Inglaterra y Francia ya habían perdido sus posesiones en América y, por el otro, se difundían las ideas expansionistas de Napoleón III, surgía, en el ámbito de lo simbólico, el nacionalismo que, según Carlton Hayes, era “la expresión de una reacción psicológica; era el ardiente deseo que tenían los estadistas de mantener o recobrar el prestigio nacional”34. Este ánimo supuso y constituyó una de las causas de índole sociopolítica del imperialismo decimonónico. En el siguiente mapa se puede apreciar la manera en que el ímpetu nacionalista repercutiría en los itinerarios de las principales exploraciones, mismas que fueron financiadas por las potencias capitalistas desde 1795 hasta 1894: 33 Hobson apud Lenin, op. cit. 34 Hayes, Carlton, El nacionalismo: Una religión, México, UTEHA, 1966, p. 127. 15 Asimismo, en este mismo ámbito, el simbólico, podemos colocar la dimensión cultural-ideológica del imperialismo: el eurocentrismo, ideología que resultó definitoria en la relación y la actitud de Occidente frente al Otro, en este caso el continente africano y sus múltiples sociedades. Con el Siglo de la Razón como precedente, en la Europa decimonónica se afianzó la idea —presente cuatro siglos antes— que sostenía la superioridad de la civilización y de la ciencia frente a la ignorancia y lo salvaje o bárbaro (lo no europeo). En este sentido, el valor supremo de la época fue el avance científico-tecnológico. Surgió así una visión unilineal y unidireccional de la historia humana. De esta forma, se configuró no sólo una idealización dominante alrededor del concepto de civilización —tan eficaz que provocó la 16 negación de toda visión que no compartiera dicho marco— sino una dicotomía con el concepto de barbarie. Por consiguiente, atañe explicar primero que el término de civilización, —que tiene desde su génesis la intención de distanciar, valorar y discriminar al ser adoptado por Inglaterra y Francia en contraposición a la palabra kultur introducida por los románticos alemanes en el siglo XVIII— a la vez que “expresa la autoconciencia de Occidente”35, también descarta y rechaza las realidades de otras sociedades. El concepto resume todo aquello que la sociedad occidental en los últimos dos o tres siglos cree llevar de ventaja a la sociedades “más primitivas”. […] [de esta manera] trata la sociedad occidental de caracterizar aquello que expresa su peculiaridad y de lo que se siente orgullosa: el grado alcanzado por su técnica, sus modales, el desarrollo de sus conocimientos científicos, su concepción del mundo y muchas otras cosas36. En un primer momento, lo anterior podría considerarse una actitud etnocéntrica, intrínseca a cualquier grupo humano y aún más evidente en el encuentro de culturas diferentes. La sociedad europea estaría valorizando “positivamente sus realizaciones y particularismo, y [se inclinaría] hacia un comportamiento proyectivo con respecto a los grupos de afuera, que son interpretados a través del modo de pensamiento del en-grupo”37. Sin embargo, el etnocentrismo europeo rebasó el discurso autopanegírico y el del desprecio a otros grupos, porque tuvo la intención de identificarse con la universalidad38, es decir, Europa se supuso como el centro y medida de todas las cosas a la vez que negó a la alteridad. Este peculiar etnocentrismo recibe el nombre de eurocentrismo. Si bien, para responder a su interés de elucidar el mundo que le rodea, toda sociedad lleva cabo una reducción de su realidad, la particularidad del 35 Elias, Norbert, “Sociogénesis de los conceptos ‘civilización’ y ‘cultura’”, Proceso de la civilización, investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas, México, Fondo de Cultura Económica, 1994, p. 57 36 Ídem. 37Perrot, Dominique y Roy Preiswerk, “El etnocentrismo en el estudio de culturas diferentes”, Etnocentrismo e historia. América indígena, África y Asia en la visión distorsionada de la cultura occidental, México, Nueva Imagen, 1979, p. 54. 38 Vid. Dussel, Enrique, “Europa, modernidad y eurocentrismo” en: Edgardo Lander (Comp.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales, Buenos Aires, CLACSO, 2000. 17 sistema de simplificación utilizado por Occidente es que se ciñe al pensamiento binario, por lo que es bastante común encontrarnos con dicotomías como civilización/barbarie, cultura/naturaleza, razón/emoción, etc. Frente a esto el historiador y etnólogo maliense Amadou Hampaté Bá propondría una concepción de civilización no occidentalocéntrica39, es decir, que no considera a la civilización occidental como paradigma, que no implica la idea de avance, evolución o progreso y que no está orientada a la conquista del mundo exterior. Entonces, la civilización será “una unidad de comportamiento en el tiempo y en el espacio, basada sobre un sistema coherente de conocimientos heredados de sus ancestros y transmitido de padres a hijos, relativos a una cierta visión del mundo y del sitio del hombre en el mundo”40. En este sentido, Walter Mignolo subraya el papel del eurocentrismo como la matriz colonial de la generación de conocimiento41. La espitemología occidental y los enunciados que se derivan de ésta son resultado de un punto de vista que se presume como neutral y desapegado: la hybris del punto cero, concepto propuesto por el filósofo colombiano Santiago Castro-Gómez. De esta manera, Occidente, a partir de su privilegio epistémico, ha establecido una clasificación, jerarquización y definición de sociedades, en donde se ha colocado a sí mismo en el estadio superior y a aquellas a las que ha colonizado las ha calificado como inferiores. Así, el conocimiento que se genera en el mundo moderno/colonial se basa en el racismo epistemológico y en el concepto mismo de Modernidad.42 39 Si bien durante la presente investigación se utiliza el concepto eurocéntrico, en este caso ya no sólo se refiere a la invención ideológica que se ha denominado como Europa, sino al concepto de Occidente adoptado en el contexto de la globalización neoliberal y que incluye a EEUU dentro de la ecuación. 40 Hampaté Bá, Amadou, “Las religiones tradicionales africanas como fuente de valores de civilización”, p. 167. 41 Vid. Mignolo, Walter, “Desobediencia epistémica (II). Pnesamiento independiente y Libertad De- Colonial, Otros logos, 2009. 42 A partir de esto, Mignolo plantea que la propuesta decolonial implica desobediencia epistémica, es decir, se deben cuestionar no sólo los ideales modernos sino el lugar mismo desde el que se originaron. La colonización se ha realizado también desde la descalificación de los conocimientos generados en sociedades no modernas, por ello la decolonización debe partir de la premisa geo y corpo política de que el conocimiento es localizado. Esto supone que las sociedades otrora colonizadas se definirán a sí mismas y su propia Modernidad. Decolonizar el conocimiento conduce a la decolonización del ser. Vid. Mignolo, op. cit. 18 Edgardo Lander43, por su parte, propone cuatro supuestos básicos del eurocentrismo: en primer lugar, el conocimiento eurocéntrico tiene sus fundamentos en la construcción de dualismos básicos jerarquizados entre razón y cuerpo, sujeto y objeto, cultura y naturaleza, masculino y femenino, de esta manera los colonizadores no sólo se diferencian de los colonizados sino que se asumen como superiores. En segundo lugar, la historia regional europea es construida como Universal, de manera que aparece como la única referencia histórica y como el punto máximo del avance de la humanidad —así se construyó el llamado evolucionismo unilineal44 que consistió en pensar que todas las sociedades humanas deben atravesar las mismas etapas históricas. En tercer lugar, las diferencias físicas con el Otro son comprendidas como diferencias axiológicas, en distancias espaciales y temporales, en jerarquías en las que Europa ocupa siempre la superioridad. Finalmente, la ciencia y la técnica suponen una dirección lineal en la que Europa es el punto de llegada. En conclusión, el eurocentrismo se encarga de absolutizar lo relativo. Ahora bien, las raíces del eurocentrismo y su mito indisociable, la Modernidad frecuentemente han sido situadas en el Renacimiento. Esto es porque en este período histórico europeo surgió una invención ideológica que […] comienza una fusión novedosa: lo Occidental latino, se une con lo griego Oriental y enfrenta el mundo turco, el que, olvidando el origen helenístico- bizantino del mundo musulmán, permite la siguiente ecuación falsa: Occidental = Helenístico + Romano + Cristiano45. De esta manera, se estableció una diacronía unilineal entre Grecia-Roma- Europa. En este sentido, la apropiación, que nace en la Europa del siglo XV y que se afianza y propaga durante el siglo XVIII, radica en el propósito de construir la idea de una sola Europa, eterna y central desde siempre. 43 Cfr. Lander, “Eurocentrismo, saberes modernos y naturalización del orden global del capital”, en Walter Mignolo, Modernidades Coloniales: Otros Pasados, Historias Presentes, México, COLMEX, 2004, p. 260. 44 El objeto de estudio del evolucionismo unilineal son las sociedades humanas y se encuentra íntimamente relacionado con los primeros estudios antropológicos. Se apoyó en la Teoría de la evolución propuesta por Charles Darwin. Sus principales exponentes fueron Herbert Spencer, Edward Burnett Tylor y Lewis Henry Morgan. 45 Dussel, op. cit., 2000, p. 43. 19 A su vez, Luis Villoro plantea que la Modernidad es una construcción derivada de las transformaciones culturales europeas desde del siglo XIII y que se condensaron en el Renacimiento. Este filósofo no identifica a la Modernidad como un sistema de pensamiento, sino como una mentalidad46, es decir, considera que a partir de los cambios en las ideas del hombre acerca de la cultura, de la historia, del alma, de la naturaleza, de la magia y la ciencia, el hombre occidental modificó su relación no sólo con el mundo sino con sus congéneres. Así, el Renacimiento es un movimiento de dos caras, la primera apunta a la ruptura con lo medieval y a la construcción de una visión idealista que se funda en la autonomía de la sociedad civil, y la otra se refiere a la conquista de territorios más allá del Atlántico por parte de Europa. Samir Amin, lo explica de la siguiente manera: Con el Renacimiento da comienzo en sus dos dimensiones la transformación radical que modelará al mundo moderno: la cristalización de la sociedad capitalista en Europa y la conquista del mundo que ésta realiza. Se trata de dos dimensiones inseparables del mismo movimiento […] Ese mundo nuevo se libera pues de la contribución de la metafísica al tiempo que se ponen los cimientos materiales de la sociedad capitalista. Por eso mismo, la revolución cultural del mundo moderno abre la vía a la explosión de los progresos científicos y los pone sistemáticamente al servicio del desarrollo de las fuerzas productivas, a la formación de una sociedad laica, portadora en un futuro de la aspiración democrática47. Resulta conveniente retomar algunos enfoques que colocan el descubrimiento de América como el detonante del mito de la Modernidad y del proceso de imposición cultural y de colonialidad que le sucedió. Por su parte, Enrique Dussel define este como un proceso socio-histórico mundial. Y coloca al año de 1492, como el inicio de la primera modernidad, ya que es el momento en el que comienza la “centralidad” de la Europa latina, liderada por España, que “abre la primera etapa ‘Moderna’ del mercantilismo mundial”48. En seguida, ubica a la segunda Modernidad que comprende, con Inglaterra a la cabeza, desde la 46 Vid. Villoro, Luis, El pensamiento moderno Filosofía del Renacimiento, México, Fondo de Cultura Económica, 2015. 47 Amin, Samir, El eurocentrismo: Crítica de una ideología, México, Siglo XXI, 1989, p. 72. 48 Dussel, op. cit., 2000, p. 46. 20 Revolución Industrial del siglo XVIII, a la Ilustración y al posterior avance de Europa sobre África. Dussel49, al igual que Edgardo Lander, le confiere a este mito—que justifica la praxis irracional de violencia— supuestos específicos: la civilización europea moderna se autocomprende como la más desarrollada, la más civilizada; esta pretendida superioridad la hace responsable de desarrollar a los salvajes, a los Otros; el camino hacia la civilización debe consistir en los mismos procesos históricos por los que atravesó Europa; si el salvaje se opone a ser civilizado, entonces la praxis moderna puede ejercer violencia, inevitable, en contra de éste, un sacrificio salvador. El moderno se mira a sí mismo como el emancipador, mientras que considera que el salvaje es culpable de no ser civilizado. Finalmente los sacrificios o costos que conlleva la modernización de los pueblos atrasados se estiman como ineludibles, incluso necesarios. Del mismo modo, Aníbal Quijano, apoyado en la teoría del sistema mundo de Immanuel Wallerstein, especifica que la Modernidad además de comenzar en el año de 1492 y en América, es parte del fenómeno de la constitución del sistema mundo capitalista, en el que se generaron nuevas identidades políticas. Además, dice Quijano, con la Modernidad eurocéntrica también dio inicio la imposición cultural o la colonialidad del poder y el patrón de la dominación de los colonizadores sobre los otros se configuró a partir de la idea de raza: […] los colonizadores codificaron como color los rasgos fenotípicos de los colonizados y lo asumieron como la característica emblemática de la categoría racial. Esa codificación fue inicialmente establecida, probablemente, en el área britano-americana. Los negros eran allí no solamente los explotados más importantes, pues la parte principal de la economía reposaba en su trabajo. Eran, sobre todo, la raza colonizada más importante, ya que los indios no formaban parte de esa sociedad colonial. En consecuencia, los dominantes se llamaron a sí mismos blancos50. Esta categoría racial funcionó como una clasificación e identificación social que estableció que las relaciones de dominación y de explotación entre los diversos 49 Ibíd., p. 49. 50 Quijano, Aníbal, “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”, en: Lander, Edgardo (Comp.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas, Buenos Aires, CLACSO, 2000, p. 203. 21 tipos de la especie humana se naturalizaran, es decir, se consideraran como “históricamente necesarias y permanentes, cualesquiera que fueran las necesidades y conflictos originados en la explotación del trabajo”51. En este caso, se observa que el eurocentrismo intencionalmente vincula las particularidades culturales de un grupo a sus características fenotípicas, es decir, el Otro es diferente al Yo por sus características físicas. De esta manera, el racismo se convierte en “la valorización, generalizada y definitiva, de diferencias reales o imaginarias en beneficio del acusador y en detrimento de su víctima a fin de justificar sus privilegios y agresión”52. La relación entre eurocentrismo y el mito de la Modernidad es innegable. El primero al ser un etnocentrismo exorbitante encauza ineludiblemente hacia el segundo, que funcionó como justificación para el ejercicio de violencia extrema que la Europa colonizadora llevó a cabo sobre otras sociedades. No sorprende entonces que durante la ocupación colonial europea en el continente africano: En Francia se [esgrimiera] con orgullo su mission civilisatrice (misión civilizadora), mientras que en Gran Bretaña, por boca del escritor Rudyard Kipling (1865-1936), se proclamaba que la conquista y explotación de las colonias formaban parte de «la pesada carga del hombre blanco»53. Ahora bien, como consecuencia de la expansión imperialista del capital devino la ocupación territorial: la colonización, proceso que provocó que en 1914 buena parte del continente africano perteneciera a las potencias europeas y consistió en una “forma particular de expansión de determinadas formaciones centrales (calificadas por este hecho de potencias imperialistas) fundada sobre la sumisión, aunque parcial54, de los países conquistados (las colonias) al poder político de las metrópolis”55. 51Quijano, Aníbal, “Colonialidad del poder, cultura y conocimiento en América Latina” en Anuario Mariateguiano, Vol. IX, Nº. 9, Lima, 1998, p. 29. 52 Albert Memmi apud Perrot y Preiswer, op. cit. p. 57 53 Mateo Madrilejos apud Riveros, op. cit., p. 51. 54 Más adelante se demostrará, con el caso particular de los grupos culturales que habitaban alrededor del río Níger, que las sociedades africanas colonizadas nunca dejaron de resistir. 55 Vid. Amin, op. cit., 2016, p. 7. 22 Sin embargo, el objetivo económico de la anexión colonial-imperialista de territorios era darle una salida al excedente de capital acumulado dentro de los Estados que mejor aprovecharon los avances tecnológicos de la Revolución Industrial del siglo XIX, es decir, que habían desarrollado su técnica y por lo tanto habían experimentado grandes avances en las áreas de transportes y medios de comunicación (no sin ayuda de la esclavitud). También buscaba colocar ese capital en nuevas inversiones para el establecimiento comercial fuera de su territorio y así conquistar nuevos mercados: África era un mercado ideal para las nacientes industrias textil, metalúrgica y licorera; a cambio de manufacturas europeas de malísima calidad, se arrancaban del África los brazos que hacían falta allende el Atlántico para cerrar el triángulo del oro, dejando a los tratantes inmensas ganancias.56 Finalmente, el colonialismo también permitió la extracción indiscriminada y sin regulación de materias primas a través de la explotación de las tierras: “sea cual fuere la retórica oficial, la función de las colonias y de las dependencias no formales era la de complementar las economías de las metrópolis y no las de competir con ellas”57. De ahí que, en complemento a Marx, quien hablaba de acumulación primitiva, Samir Amin se refiera al imperialismo europeo del siglo XIX como un período en el que se desarrolló el subdesarrollo de África por medio de la acumulación por desposesión58, causada por la confluencia entre la Revolución Industrial y la conquista colonial. En esta misma línea Walter Rodney59 sostendría que la violencia social que supuso la esclavización de las sociedades africanas, ocasionaría una pérdida inestimable de población así como la afectación de su actividad económica. Entonces, mientras que Europa se enriquecía, la tendencia general del capitalismo consistió en subdesarrollar África. 56 Martínez Montiel, Luz María, “Esclavitud y capitalismo en América”, Pardos, mulatos y libertos, Sexto Encuentro de Afromexicanistas, México, Universidad Veracruzana, 2000, p. 232. 57 Hobsbawm, op. cit., 2015, p. 74. 58 Amine incluso sostiene que la acumulación por desposesión comenzó en el siglo XVI, durante la intrusión de Occidente en lo que ahora se conoce como el continente americano. 59 Vid. Rodney, op. cit. 23 Al igual que el imperialismo, el colonialismo estuvo relacionado con el nacionalismo europeo latente. La expansión y ocupación territorial más allá del Mediterráneo respondieron a razones de dominación nacionalista y poder en la esfera internacional: Los elementos del poder hegemónico que se relacionan con la economía política mundial comprenden el control sobre las materias primas, los mercados y el capital, así como las ventajas competitivas en aquellos bienes especialmente valorados y que incluyen el uso de tecnologías nuevas y complejas. Con el poder que le da el control de los recursos, quien ejerce la hegemonía está en posición de elaborar y hacer cumplir las reglas de la economía política mundial60. Así, el colonialismo se “oficializó” a partir de la celebración de la Conferencia de Berlín (1884-1885), celebrada por solicitud de Otto von Bismarck y, como lo ha mencionado Marc Ferro61, más que la repartición de África, formuló las “reglas” del juego anexionista. Ésta tuvo como propósitos evitar conflictos entre las potencias europeas, “regular las condiciones más favorables para el desarrollo del comercio y la civilización en ciertas regiones de África, y para asegurar a todas las naciones las ventajas de la libre navegación de los dos principales ríos de África, que fluyen en el Océano Atlántico”62. El Acta General de la Conferencia de Berlín estableció e incluso convocó a ser parte del nuevo reparto de África. Los Estados citados fueron 14: el Imperio alemán, el Imperio austrohúngaro, Bélgica, Dinamarca, el Imperio otomano, España, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Reino de Italia, Países Bajos, Portugal, el Imperio ruso y Suecia. De esta manera, antes que para mediar disputas, la Conferencia de Berlín tuvo el objetivo de establecer las esferas de influencia — que la retórica oficial designó como “tutelas”— de un Occidente capitalista, ambicioso y siempre en competencia. El siguiente mapa, muestra cómo, a partir de la Conferencia de Berlín, se posicionaron las potencias europeas en el continente africano, mostrando sus zonas de influencia (o tutelas) y las zonas terrestres y marítimas en las que tenía libre afluencia con objetivos comerciales. 60 Whitman, Richard G. y Manuel Alejandro Guerrero, “El futuro de la Unión Europea: ¿Poder civil o superpotencia?”, Foro Internacional, 1997, p. 515. 61 Ferro, Marc, La colonización: una historia global, México, Siglo XXI, 2000. 62 Acta General de la Conferencia de Berlín, Derecho internacional, 2010. 24 Posteriormente, en 1904, la configuración del mapa colonial de África, el territorio continental quedó dividido, de acuerdo con Nuria Fernández, de la siguiente manera hasta la Primera Guerra Mundial: Francia se quedó en África occidental y ecuatorial donde, respectivamente, creó dos agrupaciones independientes: África Occidental Francesa (AOF), con Senegal, Sudán (Malí y Burkina Faso), Níger, Costa de Marfil, Guinea, Mauritania y Dahomey (Benín), y África Ecuatorial Francesa (AEF), con el Congo, Ubangui- Chari (R. Centroafricana), Chad y Gabón. Independientemente de ambos conjuntos los franceses mantuvieron el territorio de los Afar e Issa (Yibuti) y la isla de Madagascar. Inglaterra se asentó en todas partes, excepto en la central: en occidente ocupó Gambia, Sierra Leona, Ghana y Nigeria; en la zona austral se hizo con Suráfrica, Lesotho, 25 Suazilandia, Botsuana, Rhodesia (Zimbabue) y Zambia; en Oriente adquirió Zanzíbar, Kenya, Uganda, Sudán y Somaliland. Bélgica se quedó con el «Estado Independiente del Congo» (Zaire). Portugal agrandó sus tradicionales enclaves de Guinea- Bissau, Angola y Mozambique, reteniendo, además, el archipiélago de Cabo Verde y las islas de Sâo Tomé y Príncipe. Italia se introdujo en Somalia y Eritrea, y España se quedó con la isla de Fernando Poo (Bioko) y Guinea Ecuatorial. Alemania, que había entrado tarde en la carrera colonial, recuperó el tiempo perdido y su presencia se repartió un poco en casi todas las latitudes: Togo y Camerún en Occidente, Namibia en el sur, Tanganyka (Tanzania) en el este y Ruanda y Burundi en la parte central63. Así, el período que comprende la instauración del capitalismo maduro y la colonización, se basó en la exportación de capital excedente de Europa hacia África para que la primera se concentrara en la obtención de productos a bajo costo. De este modo, las exigencias del centro comenzaron a tener consecuencias en todas las regiones africanas, desde la trata de esclavos y el despojo de tierras con el colonialismo, hasta la deformación de la sociedad tradicional que perdió su economía y fue despojada de toda perspectiva de modificación y crecimiento autónomos. Es a partir de este proceso que el conjunto de las sociedades africanas fueron empujadas a una posición de obvia desventaja frente a Europa, quien las configuró como sociedades dependientes, bloqueadas. En palabras de Amílcar Cabral: la dominación bloqueó, en general, el proceso histórico del desarrollo de los pueblos dominados; cuando no procedió a su eliminación radical o paulatina, el capital imperialista impuso nuevos tipos de relaciones en el seno de la sociedad autóctona, cuya estructura se hizo más compleja […]64 Para el año de 1914 África estaba repartida de la siguiente manera: 63 Fernández Moreno, op. cit. p. 56. 64 Cabral, Amílcar, “El papel de la cultura en la lucha por la independencia”, en Hilda Varela Barraza, Cultura y resistencia cultural: una lectura política, México, Ediciones El caballito, 1978, p. 18. 26 No se puede obviar que la colonización se implantó de manera diferente según la potencia europea. Estaban por ejemplo: Inglaterra, con el gobierno indirecto; Bélgica, con la explotación y arrebato desmedidos de los recursos naturales sin el necesario establecimiento de colonias, sino simplemente con el dominio personal de Leopoldo II; o Francia, con el gobierno directo. Pero también, dentro de los países europeos menos poderosos, pero igual de interesados en el territorio africano se incluye a Portugal con la mal llamada pacificación que llevó a cabo en sus territorios de ultramar. Con todo, a pesar de que existieron diferencias en la dominación política, para proteger sus intereses, en todos los casos, el sistema colonial organizó a su sociedad para producir mercancías con 27 el objetivo de exportarlas hacia el continente africano, de donde simultáneamente extraían recursos naturales, con una escasa remuneración65. Se ha sostenido que África estuvo bajo el dominio político básicamente de dos maneras diferentes, que operaron en distintos momentos: el gobierno directo (direct rule) y el indirecto (indirect rule). Ambos sistemas respondían, según Mahmood Mamdani, a una misma pregunta: ¿Cómo puede una minoría pequeña gobernar sobre una mayoría nativa?66 El primero se volvió caduco durante la segunda mitad del siglo XIX y fue la antesala del segundo. Ahora bien, es necesario mencionar que la clasificación antes mencionada pertenece al ámbito de la teoría, en diferentes investigaciones se ha enfatizado la disparidad entre ésta y la realidad67. En este sentido, el establecimiento de los gobiernos coloniales, así como su transcurso dependió enteramente del contexto temporal y espacial. Esto significa que las relaciones establecidas entre las sociedades africanas y las autoridades que representaban los intereses metropolitanos tuvieron sus particularidades y complejidad específica. Se ha considerado que el gobierno directo fue establecido por las metrópolis continentales, en particular Francia, desde el siglo XVIII hasta el XIX. Este sistema de dominación política, al beneficiar las preferencias de los colonos, descalificó a las autoridades y a la tradición nativa e impuso el orden legal europeo como el único y el correcto. Además, a partir de una racialización de gobernantes y gobernados, transformó las identidades culturales en identidades políticas68. 65 Vid. Amin, op. cit., 1974. 66 Vid. Mamdani, Mahmood, “Gobierno indirecto, sociedad civil y etnicidad: el dilema africano” en Pablo González Casanova y John Saxe-Fernández (Coord.), El mundo actual: situación y alternativas, México, Siglo XXI, 2002. 67 Vid. Havik, Philip “’Direct’ or ‘indirect’ rule? Reconsidering the roles of appointed chiefs and native employees in Portuguese West Africa”, Africana Studia, no. 15, 2010; Oloruntimehin, B. Olatunji, “Theories and realities in the administrarion of colonial French West Africa from 1890 to the Fisrt World War”, Journal of the Historical Society of Nigeria, Vol. 6, No. 3, 1972. 68 Vid. Mamdani, Mahmood, “Darle sentido histórico a la violencia política en el África poscolonial”, África, la historia africana en la era de la descolonización, No. 14, 2003. 28 Asimismo, llevaba a cabo un segregación territorial entre colonos y nativos para posteriormente aplicar requisitos sociales específicos y drásticos entre los que predominaban las instituciones de mercado: “la apropiación de la tierra, la destrucción de la autonomía comunal, la derrota y dispersión de las poblaciones tribales […] el gobierno directo significaba la reintegración y dominación de los ‘nativos’ en el contexto institucional de relaciones agrarias semiserviles y semicapitalistas”69. Sin embargo, la autoridad artificial establecida por la metrópoli no pudo acabar con la voluntad y capacidad de los nativos para resistir la ocupación imperial y, por tanto, no tuvo la competencia de diseminar y romper las comunidades campesinas. Se advirtió entonces que la intensión de legitimar una excesiva interferencia no fue una buena estrategia y así, como consecuencia de su desarrollo, implantación y naturaleza, el gobierno directo generó una doble crisis: Por un lado, su proyecto de civilización tendía a dividir a la sociedad entre una minoría extranjera que afirmaba ser civilizada y una mayoría nativa estigmatizada como atrasada. Por el otro, los productos de este proyecto de civilización –intelectuales y empresarios nativos– aspiraban a reemplazar al gobierno extranjero con el autogobierno como la base de una modernidad nativa. La demanda de autogobierno fue la crisis del gobierno directo70. De esta forma, durante la segunda mitad del siglo XIX y después de varios fracasos, surgió el gobierno indirecto, teorizado por Frederick Lugard y llevado a la práctica primero por los británicos, imitados luego por Francia y Alemania. Este tipo de gobierno fue la consecuencia de la experiencia al sur de África en la colonia de Natal71 en donde se subordinó a los nativos con la creación de una estructura estatal aparte, es decir, se generó un dualismo legal en el que se aplicaba la ley moderna a los colonizadores y a los nativos lo consuetudinario: “junto a la ley recibida se ponía en práctica una ley 69 Mamdani, op. cit., 2002, p. 172. 70 Mamdani, op. cit.,2003, p. 50. 71 En la experiencia de Natal la minoría europea buscó la manera para gobernar a una mayoría indígena. Para resolver el manejo de la línea divisoria Cabo-Natal, el primero se convirtió en la reserva más grande de mano de obra migratoria en Sudáfrica, misma que se estableció en el campo y que sólo se desplazaba a la ciudad para trabajar 29 consuetudinaria que regulaba las relaciones que no eran de mercado, en la tierra, en asuntos personales (familia) y en asuntos de la comunidad”72. Asimismo, se instauró lo que Mamdani ha llamado el despotismo descentralizado, que consistía en segregar a los nativos en dos grupos. En primer lugar, se legitimó el poder despótico de una élite política nativa, “jefes coloniales que eran el brazo habilitado del poder estatal”73 que, aunque no era autónoma porque dependía de las decisiones de la metrópoli, se veía beneficiada al ser la clase gobernante; y en segundo lugar, se relegó a la parte restante de la población como africanos analfabetos y sin valor social. Así, en teoría, el gobierno indirecto, a diferencia del directo, se inclinaba por los intereses y supuestas preferencias populares. Las características de organización social y política de este último son las siguientes: […] la tierra seguía siendo una posesión de la comunidad, por lo tanto un derecho consuetudinario. El mercado se restringía a productos de mano de obra, que incorporaban sólo marginalmente la tierra o la propia mano de obra. Las comunidades campesinas se reproducían dentro del contexto de la autonomía espacial e institucional. El liderazgo tribal o bien se reconstruía como la jerarquía del estado local o bien se imponía por primera vez allí donde nunca había existido, como en las “sociedades sin estado”. Aquí, la desigualdad política iba aparejada con la ley recibida74. Después de todo, se advierte que los límites entre entre las formas de gobierno comentadas parecen desdibujarse, por ejemplo, tanto en el indirecto como en el directo las decisiones dependían la administración metropolitana. Asimismo, ambas generaron segregación y desigualdad política entre los colonizadores y los colonizados descentralizado. Las dos promovieron una ruptura en la organización política y social de las sociedades africanas y, a partir del discurso de la diferencia racial, crearon identidades políticas que fundaron entidades político-territoriales específicas. 72 Mamdani, op. cit.,2002, p. 172. 73Vid. Mamdani, Mahmood, Ciudadano y Súbdito, México, Siglo XXI, 1998. 74 Mamdani, op. cit., 2002, p. 172. 30 Finalmente, en la siguiente tabla, citada por Axel Riveros75, se muestra la expansión colonial europea en África que tuvo lugar del año de 1876 a 1914. Asimismo se señala el incremento de la población en los territorios coloniales: A modo de conclusión, el imperial-colonialismo decimonónico fue una etapa del proceso capitalista de producción que no sólo implicó acciones y cambios económicos, sino que precisó de una base ideológica, el eurocentrismo, así como de un avance territorial, que se completó con el establecimiento de un régimen colonial. De esta manera, la etapa imperialista del capitalismo fue posible a partir de la convergencia de un entramado ideológico que proclamaba la superioridad de los colonizadores y de actividades expansionistas. 75 Riveros, Op. cit., p. 52. 31 You don't have to believe everything you think The healer, Erykah Badu Et ce pays cria pendant des siècles que nous sommes des bêtes brutes ; que les pulsations de l’humanité s’arrêtent aux portes de la nègrerie ; que nous sommes un fumier ambulant hideusement prometteur de cannes tendres et de coton soyeux et l’on nous marquait au fer rouge et nous dormions dans nos excréments et l’on nous vendait sur les places et l’aune de drap anglais et la viande salée d’Irlande coûtaient moins cher que nous, et ce pays était calme, tranquille, disant que l’esprit de Dieu était dans ses actes Cahier d’un retour au pays natal, Aimé Césaire or are scientists just 'inventive dwarves for rent for anything'? Sigmar Polke 1.2 EL DISCURSO IDEOLÓGICO-POLÍTICO DEL IMPERIAL-COLONIALISMO EUROPEO EN ÁFRICA El Imperialismo, a pesar de haberse gestado como un proceso económico, fue también de índoles política, social y cultural. Así, la colonización europea en África se constituyó, de acuerdo con el misionero británico David Livingstone76, por tres procesos socio-culturales y político-económicos denominados como las tres C’s: Capitalismo, Cristianismo y Civilización. De tal manera, se abordará el análisis del discurso político-ideológico que acompañó al proceso de expansión imperialista. La intención es exponer cuáles eran los discursos —sistemas de representación mediante los que “las instituciones ejercen su poder, a través de un proceso de definición y exclusión, 76 Vid. Nkomazana, Fidelis, “Livingstone’s ideas of Christianity, commerce and civilization”, Pula: Botswana Journal Of African Studies, vol.12, Michigan State University, 1998, pp. 44-57. 32 inteligibilidad y legitimidad”77— que fueron utilizados por las potencias europeas colonialistas para justificar la colonización, la violencia ejercida sobre las sociedades, la explotación y la devastación de recursos naturales, así como la imposición de sus formas y valores culturales eurocéntricos. El modo de pensar en un momento histórico está determinado por las relaciones de poder, así como por la estructura económica78 de una sociedad específica. Esto quiere decir, por un lado, que en toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar sus poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad79. Y por el otro, que “el modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual”80, en este sentido, la ideología además de corresponder a una determinada forma de conciencia social, también pretende legitimar la estructura vigente. Dichas relaciones de poder están vinculadas con la producción de conocimiento, pues se constituyen a partir de la instauración de discursos y, al mismo tiempo, éstos funcionan como su soporte y cimiento. Por lo tanto, existe una relación dialéctica, mientras estas relaciones necesitan de la esfera del saber para validarse, la producción de la “verdad” es resultado de las relaciones de poder. Así lo sostiene Foucault: Estas relaciones de poder no pueden disociarse, ni establecerse, ni funcionar sin una producción, una acumulación, una circulación, un funcionamiento de los discursos. No hay ejercicio del poder posible sin una cierta economía de los discursos de verdad que funcione en, a partir de y a través de esta cupla: estamos sometidos a la producción de la verdad del poder y no podemos ejercer el poder sino a través de la producción de la verdad81. Finalmente, la formación discursiva aquí presentada, se inscribe en las relaciones entre colonizador y colonizado, por lo que se evidenciará la ventaja epistémica del europeo de definir al que es diferente a él, es decir, explicar a 77 Storey, John, Teoría cultural y cultura popular, España, Ediciones Octaedro, 2002, p.130. 78 Marx, Carlos y Federico Engels, La ideología alemana, México, Ediciones El Caballito, 2013. 79 Foucault, Michel, El orden del discurso, México, Tusquets Editores, 2014, p. 14. 80 Marx apud Eagleton, Terry, Marxismo y crítica literaria, Argentina, Paidós, 2013, p. 39. 81Foucault, Michel, Genealogía del racismo, Argentina, Editorial Altamira, 2006, p. 28. 33 aquel con el que no tiene semejanzas y además considerarlo como anormal. De esta manera, el segundo individuo en cuestión será reconocido como el Otro y estará limitado en cuanto a lo que el Yo dice de él. Los discursos aquí incluidos han logrado “estar en la verdad”82. El siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces en Europa, además de representar la condensación de lo que se entiende como pensamiento racional o moderno cimentado en la Filosofía del Renacimiento, también consolidó dos nuevos fetiches: la ciencia y el progreso supuestamente inherente a ésta. La racionalidad instrumental propia del pensamiento moderno, además de buscar dominar solamente la naturaleza, también ambicionaba alcanzar las fuerzas sociales, las identidades y las culturas más allá de las fronteras europeas. De esta forma, el cientificismo que, como lo sugiere la metáfora, llegó a iluminar las tinieblas, devino en el positivismo y se adueñó de todos los aspectos de la vida del ser humano. En ese mismo siglo, una vez que el proceso de conformación de la identidad europea —que comenzó en el siglo XV— estaba consolidado, lo que se llamó Europa tuvo la oportunidad de mitificar su propio rol como centro hegemónico del sistema-mundo moderno83 capitalista. Y así, la racionalidad de la modernidad, conformada y configurada durante casi tres siglos por la experiencia de la colonización y por la expansión del capitalismo, se impulsó y se universalizó, es decir, tenía el propósito de establecer la cultura europea como el modelo cultural universal. Ahora bien, uno de los elementos discursivos utilizados para justificar el proceso imperial fue el racismo, basado en la valorización subjetiva de las diferencias físicas entre grupos humanos realizada con la intención de jerarquizarlos y, así, establecer relaciones asimétricas84 de dominación: El “racismo” surge cuando los miembros de cierta “raza” o “etnia” tienen el privilegio de clasificar a las personas e influir en las palabras y en los conceptos de ese grupo. El “racismo” ha sido una matriz clasificadora que no sólo abarca 82Vid. Foucault, Michel, Vigilar y castigar, México, Siglo XXI, 2009. 83 Categoría acuñada por Immanuel Wallerstein en su obra El moderno sistema mundial. La agricultura capitalista y los orígenes de la economía-mundo europea en el Siglo XVI, Vol. I, México, Siglo XXI, 2011. 84 Foucault, op. cit., 2009. 34 las características físicas del ser humano (sangre y color de piel, entre otras) sino que se extiende al plano interpersonal de las actividades humanas […] y las [aún vigentes] clasificaciones geopolíticas del mundo (Oriente‐Occidente, Norte‐Sur, etc.)85. Sin embargo, la categoría de raza no es una creación decimonónica, pues tiene su origen en la llegada y posterior Conquista de los europeos en América86, es decir, surgió como concepto e instrumento de poder y dominación de la Europa del siglo XVI. Ésta fue el criterio básico de clasificación social-universal que establecieron los europeos partir de las diferencias fenotípicas entre los “indios” (conquistados, bárbaros e inferiores) y ellos (conquistadores, civilizados y superiores). Desde ese momento, esta ideología y política creó un vínculo entre lo físico y lo moral, alegando así que los individuos con características físicas semejantes participarían también de las mismas formas culturales. Entonces, frente a la problemática de la alteridad, Occidente se coloca en el eje axiológico, uno de los tres propuestos por Tzvetan Todorov, en el que el occidental-europeo se presenta en un rango más elevado que el indígena y posteriormente que el oriental y después el africano: “el otro es bueno o malo, lo quiero o no lo quiero, o bien, como se prefiere decir en esa época, es mi igual o es inferior a mí (ya que por lo general, y eso es obvio, yo soy bueno, y me estimo…) […]”87 Por ello el concepto de raza fue al mismo tiempo un instrumento acelerador y un resultado del capitalismo88. Fue uno de los dos aspectos de la colonialidad del poder, pues resultó ser el más efectivo medio de dominación social y económica occidental, ya que: Sobre ella se fundó el eurocentramiento del poder mundial capitalista y la consiguiente distribución mundial del trabajo y del intercambio. Y también sobre ella se trazaron las diferencias y distancias específicas en la respectiva configuración específica de poder, con sus cruciales implicaciones en el 85 Mignolo Walter, La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial, Barcelona, Gedisa, 2007, p. 43. 86 Vid. Aníbal Quijano, op. cit., 2000. 87 Todorov, Tzvetan, La conquista de América, México, Siglo XXI Editores, 2010, p. 221. 88Vid. Montañez Pico, Daniel, “La teoría del sistema-mundo es negra y caribeña: capitalismo y racismo en el pensamiento crítico de Oliver Cox”, Tabula Rasa, No.28, 2018. 35 [posterior] proceso de democratización de sociedades y Estados y de formación de Estados-nación modernos89. Adicionalmente, dice Aníbal Quijano, la categoría de raza en su origen no estuvo relacionada con la construcción del “color” en las relaciones sociales sino que, con el tiempo, esta idea se construyó […] entre los britano-americanos durante el XVII, con la expansión de la esclavitud de los africanos en América del Norte y en las Antillas británicas. Y obviamente, allí “white” (“blanco”) es una construcción de identidad de los dominadores, contrapuesta a “black” (“negro” o “nigger”), identidad de los dominados, cuando la clasificación “racial” está ya claramente consolidada y “naturalizada” para todos los colonizadores y, quizás, incluso entre una parte de los colonizados90. Esta categoría devela gran parte del pensamiento dicotómico en el que se basó la modernidad occidental (Yo/Otro) para aprehender la realidad intersubjetiva de la que formó parte cuando colonizó otras regiones del mundo. Empero, para analizar el advenimiento del racialismo91 en el siglo XIX —que se retomará más adelante— utilizado para justificar el imperialismo y colonialismo europeo en África, se debe también evidenciar la interacción y conectividad que se establecieron entre las ideas de raza, civilización y progreso, utilizadas como instrumentos ideológicos y políticos que fundamentaban la expansión y dominación de los europeos a escala mundial. En este sentido, a partir del año de 1492, el pensamiento binario se reforzó, a través de la producción intelectual realizada a partir de la experiencia histórica e intersubjetiva de Europa, el mito fundacional de la modernidad, la idea de un original estado de naturaleza en el proceso de la especie y de una escala de desarrollo histórico que va desde lo “primitivo” (lo más próximo a la “naturaleza”, que por supuesto incluía a los “negros”, ante todo y luego a los “indios”) hasta lo más “civilizado” (que, por supuesto, era Europa), pasando por “Oriente” (India, China)92. 89 Quijano, Aníbal, “¡Qué tal raza!”, Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales 2000, vol.6, No. 1, p. 5. 90 Ídem. 91 También conocido como racismo científico y se refiere a los argumentos, supuestamente científicos, que surgieron como resultado de la hegemonía de la ciencia a mediados del siglo XIX y que argumentaban, desde la óptica positivista, la existencia de las diferentes razas humanas. Vid., Todorov, Tzvetan, Nosotros y los otros, México, Siglo XXI, 2016. 92 Quijano, op. cit., 2000, p. 6. 36 Este proceso surgió a partir de la deformación de la concepción de la historia durante el Renacimiento. Este cambio de mentalidad sugería que la historia no era ni estática ni cíclica y que el único con la potestad de cambiarla sería el hombre virtuoso mediante la razón93. A su vez, esta renovación sería el germen de la idea del progreso de la humanidad concretada antes del comienzo de las expediciones europeas en el continente africano, en el siglo XVIII. Entonces, en la Edad Moderna cambió la concepción y dinámica en cuanto a la mirada sobre el Otro respecto al razonamiento de la Edad Antigua. El mundo se hizo más pequeño (después de todos los viajes de exploración), desaparecieron las incógnitas, los animales y hombres fantásticos, y comenzaron las “relaciones de dominación y fuerza, utilizando la cultura (sobre todo en su dimensión religiosa y tecnológica) como instrumento de poder.”94 Para ilustrar el legado de la idea de raza en el siglo XVIII, existe una cita del filósofo francés, Voltaire, quien en las postrimerías de la Revolución Francesa, basado en los ideales fundamentales de la razón, la igualdad y la libertad entre los hombres, renuncia a la unidad de la raza humana y escribe tengo buenas razones para pensar que los hombres son como los árboles: esto es, que los perales, los abetos, los robles y los albaricoqueros no provienen de un mismo árbol, y que los blancos barbados, los negros que por cabellos tienen lana, los amarillos con crines y los lampiños no provienen del mismo hombre95. Esta clasificación de los cuerpos, se impuso a las culturas no europeas cuando el Conde de Buffon, otro ilustrado francés, degrada al negro y vincula su fenotipo, presumiblemente malo, con costumbres desagradables y señala: “estos pueblos son muy negros, salvajes y brutales”96 o “se los distingue de los otros por su color, que es mucho más negro; también son más estúpidos y groseros”97. Por lo tanto, el naturalista pensaba que los negros, al ser inferiores, debían ser convertidos en esclavos. 93 Vid. Villoro, Luis, El pensamiento moderno. Filosofía del Renacimiento, México, Fondo de Cultura Económica, 2015. 94 Querol Sanz, José Manuel y María Victoria Reyzábal Rodríguez, La mirada del otro, España, La Muralla, 2008, p. 54. 95 Voltaire, Traité de métaphysique apud Tzvetan Todorov, op. cit, 2016, p. 126. 96 Conde de Buffon, De l’homme citado en Ibíd., p. 127. 97 Ibíd., p. 128. 37 ¿No existe una contradicción en el discurso supuestamente humanista del espíritu ilustrado? El discurso ilustrado tiene la intención de homogeneizar los procesos que son apropiados por la Modernidad, a la que define como única, superior, acelerada y universal, con la finalidad de legitimar la posesión no sólo de bienes, sino de personas que sirvan al sistema económico capitalista dentro de un supuesto régimen igualitario y representativo que beneficiaba sólo a unos pocos. ¿Cómo habría representación e igualdad para todos los hombres, si los mismos filósofos de las luces ya habían establecido que existían razas humanas inferiores que no podían detentar los mismos derechos? La versión reconocida dice que los intelectuales de este tiempo juzgaron férreamente la esclavitud, sin embargo, tanto Voltaire como Buffon, sólo alegaban la humanización de los esclavos, es decir, insistían fueran tratados bien, pero sin dejar de estar subordinados a sus amos. Entonces, no había interés por suprimir la esclavitud misma, pues como “este hombre era bastante negro, de la cabeza a los pies [y eso era] clara prueba de que lo que decía era estúpido"98, tendría que doblegarse al mando del hombre racional y apto con la capacidad de cambiar la historia, el europeo. Finalmente, para Hegel, quien consideraba la Historia como la progresión del espíritu, África era poseedora de un espíritu subdesarrollado y por lo tanto era imposible que sus pueblos, a excepción de los que habitaban Egipto y los territorios del norte, fueran considerados como pueblos con Historia. Este filósofo estableció que el continente, aún involucrado en las condiciones de la mera naturaleza, estaba desprovisto de moralidad, religiones y constitución política; así, expuso, según él, un alegato válido para justificar la colonización y esclavitud de África: […] es la incivilidad lo que caracteriza al hombre de color. La única relación que han tenido los negros con los europeos y todavía tienen es la de la esclavitud. Por lo general no ven los africanos en la misma algo absolutamente repudiable. 98 Kant, Immanuel apud José Gomariz, Colonialismo e independencia cultural. La narración del artista e intelectual latinoamericano del siglo XIX, España, Verbum, 2015, p. 55. 38 Es así que los británicos, que tanto están haciendo en pro de la abolición de la esclavitud, son peor mirados por los negros99. Esa idea de incivilidad remite a otra de las dicotomías del pensamiento moderno occidental: cultura vs naturaleza. En el Renacimiento, el hombre fue considerado como un pequeño pero completo mundo que, al contrario del mundo creado por Dios, tenía una naturaleza indefinida. De esta manera, la libertad del hombre le permite (re)hacerse una y otra vez y además ejercer poder sobre la naturaleza, vista como materia prima, y modificarla. Ésta modificación es la cultura, la creación y la trascendencia del hombre, mismo que es capaz de sobreponer el mundo de la cultura, o su segunda naturaleza, a lo instintivo y a lo irreflexivo100. Posteriormente, con el advenimiento de la concepción kantiana de civilización en el Romanticismo alemán101 se haría una diferenciación entre los conceptos de civilización y cultura, Sin embargo, la separación entre la idea barroca de Zivilisation y la Kultur romántica se empleó con un afán nacionalista y de competencia entre las naciones occidentales que buscaban además dotar a sus sociedades de un discurso cultural para unificarlas, Inglaterra y Francia por un lado y Alemania por el otro. Así, cuando las naciones occidentales se enfrentaron al encuentro con el Otro, el concepto de civilización funcionó para mantener la autoconciencia y cohesión de Occidente, obviando sus diferencias nacionales y enfatizando los rasgos afines —principalmente el ideal del ego conquiro— para acentuar su diferencia frente al Otro: El concepto de civilización atenúa hasta cierto punto las diferencias nacionales entre los pueblos y acentúa lo que es común a todos los seres humanos o debiera de serlo desde el punto de vista de quienes hacen uso del concepto. En él se expresa la conciencia de sí mismos que tienen pueblos cuyas fronteras y peculiaridades nacionales hace siglos que están fuera de discusión porque están consolidadas, de pueblos que hace mucho tiempo que han 99 Hegel Filosofía de la Historia apud Luis César Bou, África y la historia, Argentina, Editorial Último recurso, 2010, p. 48. 100 Vid., Villoro, op. cit. 101 Vid., Elias, Norbert, op. cit., 1994. 39 desbordado sus fronteras y que han realizado una labor colonizadora más allá de ellas102 En ese sentido, esta construcción discursiva delata el pensamiento occidental y devela su complejo de detentar una presumible superioridad —que así como el de inferioridad supone una mera ilusión— frente a pueblos extranjeros: El concepto resume todo aquello que la sociedad occidental de los últimos dos o tres siglos cree llevar de ventaja a las sociedades anteriores o a las contemporáneas «más primitivas». Con el término de «civilización» trata la sociedad occidental de caracterizar aquello que expresa su peculiaridad y de lo que se siente orgullosa: el grado alcanzado por su técnica, sus modales, el desarrollo de sus conocimientos científicos, su concepción del mundo y muchas otras cosas103. Posteriormente, en el siglo XIX las construcciones ideológicas de raza, civilización y progreso se combinaron con el cientificismo y con el avance técnico logrado en la Revolución Industrial. Por consiguiente, no sólo se afianzó el dogma del Progreso, sino que las potencias imperialistas europeas creyeron encontrar la justificación del colonialismo, específicamente en África, y el sometimiento de sus sociedades; así como el respaldo para proclamar la supuesta existencia de una sola verdad (la europea) y de un solo camino (el europeo) e imponerlos a todas las sociedades humanas. Fue así que la ciencia, entendida por el pensamiento universal como una verdad inamovible, planteó que la unificación de los hombres era indispensable para progresar y que sólo podría lograrse a través del pensamiento racional moderno. De esta manera, se hablará de la contribución de la ciencia biológica decimonónica a la ideología racial. Se presentarán así, algunas de las ideas pseudocientíficas que versaron sobre el origen biológico y evolución del hombre y que aseguraban la existencia jerárquica de las razas humanas. Posteriormente, se expondrán las ideas de dos filósofos franceses que aportaron originalidad a la idea de la superioridad cultural europea frente a pueblos diferentes: Joseph Arthur de Gobineau y Joseph Ernest Renan. Después se tomarán en cuenta la popularización de las ideas en las que se basó el darwinismo social. Y, finalmente, se hablará de la reelaboración del 102 Ibíd., p. 58. 103Ibíd., p. 57. 40 discurso racista a través de lo que se designó como misión civilizadora. Se demostrará que el pensamiento racional y el avance científico, pilares de la Ilustración, funcionaron como herramientas para legitimar la dominación europea. En primer lugar, Charles Darwin, naturalista inglés, en 1859 marcó un hito en la ciencia moderna con su libro El origen de las especies. Planteó que las únicas poblaciones de los organismos vivos capaces de evolucionar eran aquellas que se adaptaban al medio que les rodea a través de la herencia de los caracteres adquiridos, a este proceso lo llamó selección natural. Sin embargo, en sus libros posteriores, trasladó esta argumentación, que sólo estaba reducida al estudio de la vida animal, a la interacción y a la diferente evolución de las sociedades humanas. El primer intento tuvo lugar en el año de 1868, en su libro La variación de los animales y de las plantas bajo la acción de la gran domesticación104 comparó la actividad del ser humano y la de las palomas y, así, naturalizó la rivalidad y el deseo de sometimiento entre diferentes sociedades de organismos vivos. No obstante, hasta 1871 en su libro El origen del hombre, Darwin aseveró que el medio es uno de los elementos más importantes que ocasiona la existencia de distintas marchas en el recorrido evolutivo de las razas humanas: El progreso parece depender del concurso de un gran número de condiciones favorables, demasiado complicadas para ser seguidas. Se ha notado, con todo, que un clima frío ha favorecido y casi ha sido indispensable al logro de este resultado, impulsando á la industria y a las diversas artes105. Así, desde su postura monogenista, Darwin aseguró que, como todas las razas provenían de un solo antepasado, las que eran diferentes al hombre blanco inevitablemente representaban una desviación aberrante del proceso evolutivo. Esto significaba que el hombre blanco estaba en la cúspide y las supuestas 104 Vid., Darwin, Charles, La variación en los animales y las plantas domesticados, Madrid, La Catarata, 2008. 105 Darwin, Charles, El origen del hombre, F. Sempere Y Cª, Editores, Valencia, 2009, p. 126. 41 variedades tendrían que evolucionar y dejar atrás su barbarismo para ser civilizadas, como el hombre occidental. Del mismo modo construyó la tesis fundamental utilizada más tarde para defender la ambición de expansión territorial, es decir, aplicó la selección natural en las sociedades humanas: “En un momento del futuro, sin duda no muy alejado si lo medimos por siglos, las razas civilizadas del hombre casi con toda certeza exterminarán y reemplazarán a las razas salvajes a lo largo y ancho del mundo”106. Entonces, aparecería más tarde la teoría del darwinismo social que acuñaría frases como “la supervivencia de los más aptos” o “la lucha por la existencia” para fundamentar la desaparición o desintegración de pueblos enteros como efectos de las guerras coloniales. Finalmente, creó un vínculo ideológico entre la biología y la cultura de las distintas sociedades humanas que no sólo sería irrompible sino que sería utilizado en las décadas ulteriores por científicos y filósofos occidentales. Pues estableció que las facultades mentales y la moralidad de los hombres estaban íntimamente relacionadas con su raza, por lo tanto si los negros eran considerados biológicamente como inferiores, resultaba obvio admitir que su cultura también lo era. A este respecto, un científico alemán, llamado Carl Vogt dijo haber encontrado la causa principal de la superioridad cultural de los blancos frente a los negros: la diferencia de antepasados. Lo anterior quiere decir que defendía la teoría poligenista y lo hizo a partir de relacionar la raza negra directamente con el mono, trazó una distancia insuperable con el hombre blanco (alemán). Encima, inmerso en una época en la que predominaban los estudios meticulosos sobre las proporciones del cuerpo entre las razas, Vogt siguió la tradición antropométrica y 1863 escribió un libro llamado Lecciones sobre el hombre. En éste exponía que la actividad cerebral dejaba rastros anatómicos en los cráneos de las personas y se manifestaban, según la raza, de distintas 106 Darwin, Charles, Te Descent of Man, and Selection in Relation to Sex apud Sánchez Arteaga, Juan Manuel, Claudia Sepúlveda y El-hani, Charbel N., “Racismo científico, procesos de alterización y enseñanza de ciencias”, Magis, Revista Internacional de Investigación en Educación, Vol. 6, No. 12, 2013, p. 59. 42 maneras. Por ejemplo, relacionó la inferioridad de algunas razas cuando el desarrollo de la región frontal del cráneo era escaso: numerosas razas [...] son susceptibles de ciertas modificaciones, como consecuencia del progreso y de la civilización. Sobre todo, es necesario analizar la altura del cráneo y el desarrollo de la frente, puesto que el crecimiento de estas regiones entraña el incremento de la cavidad craneal y, en consecuencia, el de la masa cerebral [...]. En las razas susceptibles de civilización, las suturas anteriores del cráneo permanecen abiertas durante más tiempo, y desaparecen más tarde que las suturas posteriores, mientras que en las razas poco civilizables, las suturas se sueldan en un orden inverso107. De esta manera, se plantearon las bases para una jerarquía natural entre las diferentes variedades del cuerpo humano, así como en las diferentes culturas. Lo que ocasionó, independientemente de la discusión entre las teorías creacionistas, que la raza blanca no solamente se situara en la cúspide de la pirámide evolutiva, sino que además se le considerara como la responsable de civilizar y elevar al grado de humanidad a las razas inferiores. En este sentido, las ideas del biólogo británico Thomas Henry Huxley, quien aunque, irónicamente, estaba a favor del origen único de la especie humana (monogenismo) y en contra de la esclavitud, apoyaba la supuesta inferioridad evolutiva del negro frente al blanco. Influido por los argumentos pseudocientíficos que categorizaron las aptitudes de las razas, aseguró que la constante lucha interracial por la supervivencia era, desde su base, desigual porque la fuerza del blanco estaba en su cerebro y la del negro en su mandíbula: Puede ser bastante cierto que algunos negros sean mejores que ciertos hombres blancos; pero ninguna persona racional, que conozca los hechos, piensa que, en la media, el negro sea igual, y mucho menos superior, que el hombre blanco. Y si eso es la verdad, resulta simplemente increíble que, cuando se eliminen todas sus desventajas [sociales], y nuestro prognato familiar se vea en libertad y sin favores ni opresores, el negro vaya a ser capaz de competir con éxito con su rival de mayor cerebro y menor mandíbula, en una 107 Vogt, Carl, Mémoire sur les microcéphales ou Hommes-Singes apud Juan Manuel Sánchez Arteaga, “La biología humana como ideología: el racismo biológico y las estructuras simbólicas de dominación racial a fines del siglo XIX” Theoria. Revista de Teoría, Historia y Fundamentos de la Ciencia, Vol. 23, No. 1, 2008, p. 111. 43 competición que tendrá que llevarse a cabo con el pensamiento, y no a bocados108. Por último, el naturalista alemán Ernst Haeckel, quien no sólo divulgó la Teoría de la recapitulación de Étienne Serres —que grosso modo sostenía que un animal para llegar a ser superior tendría que haber pasado por los estadios adultos de otros animales inferiores— sino que combinó sus postulados con una reinterpretación del evolucionismo darwiniano para establecer un paralelismo entre la recapitulación animal y la supuesta diferencia racial entre seres humanos. De esta forma, estableció una evolución teleológica en la que el epítome del desarrollo estaba representada por el hombre blanco, así, las demás especies humanas serían las fases preliminares de éste incapaces de sobrevivir debido a su debilidad. Por ejemplo, a los negros o salvajes los consideraba con las mismas capacidades e intelecto que un niño blanco o civilizado. Haeckel continuó con la tradición pseudocientífica de ordenar jerárquicamente las diferencias entre seres humanos109. Además clasificó el género humano en 12 especies zoológicas divididas en dos grupos: el inferior y el superior, compuestos por cuatro y ocho respectivamente. Según él, las características principales de los hombres que pertenecían al grupo inferior eran de cabello lanoso, parecidos anatómicamente a gorilas y orangutanes. Mientras que los hombres que integraban al grupo superior tendrían cabellos lisos y se acercarían al arquetipo de belleza humana110. Hasta este momento se han expuesto presuntos argumentos científicos de algunos naturalistas y biólogos, con supuesta autoridad, que respaldaron la colonización europea en África. Sin embargo, existieron premisas que demostraron la diferencia fenotípica entre seres humanos, pero que no expusieron, si existieran, diferencias biológicas que revelaran motivos para defender los deseos de dominación de un pueblo sobre otro. Sin mencionar, 108 Huxley, Thomas apud Sánchez Arteaga, Juan Manuel, “La biología humana como ideología: el racismo biológico y las estructuras simbólicas de dominación racial a fines del siglo XIX”, Theoria. Revista de Teoría, Historia y Fundamentos de la Ciencia, 2008, p. 115. 109 Vid. Girón, Álvaro, “¿Hacer tabla rasa de la historia?: la analogía entre herencia fisiológica y memoria en el anarquismo español (1870-1914)”, Asclepio, Vol. 52, No. 2, 2000, p. 99-118. 110 Vid. Sánchez Arteaga, op. cit. 44 además, que los trabajos aquí citados estuvieron envueltos en polémicas111 que cuestionaban la veracidad de sus evidencias sobre la existencia de las razas humanas. En este sentido, se concluye la parte de racismo científico con una afirmación de la Antropological Association, que presenta la categoría de raza como una mera construcción ideológica sin una base biológica: Con la vasta expansión del conocimiento científico (en el siglo XX) ha quedado claro que las poblaciones humanas no son grupo biológicamente distintos claramente marcados. La evidencia del análisis genético (p.e. el ADN) indica que la mayor diferencia física, cerca del 94% yace en el interior de los así llamados “grupos raciales”. Las agrupaciones geográficas “raciales” se diferencian unas de otras solo en el 6% de sus genes. Esto quiere decir que hay más variación al interior de los grupos que al exterior. El continuo compartir de los materiales genéticos han mantenido a toda la humanidad como una sola especie112. Lo anterior demuestra que la pretensión científica no hacía más que legitimar la dominación colonial por parte de los europeos y exponer la construcción intersubjetiva del racismo como un conocimiento objetivo de significación ahistórica, es decir, como un fenómeno natural y no como un componente más de la historia del poder113. Las investigaciones pseudocientíficas anteriores funcionaron como soporte de otros discursos de dominación que defendieron el colonialismo europeo en África. Por otro lado, están los argumentos racistas de los filósofos franceses Joseph Arthur, conde de Gobineau y Joseph Ernest Renan, quienes presumieron de una falsa autoridad moral para considerar —a través de una extraña combinación entre lo fenotípico y lo cultural— que la inferioridad del negro frente al blanco era innata. Por su parte, Gobineau escribió en 1853 Ensayo sobre la desigualdad de las razas, publicado antes del escrito capital de Darwin y en el que se inauguró el uso de la categoría de raza con presuntas bases científicas. Este filósofo y aristócrata francés representa una personalidad extraña y paradójica, pues aunque estuvo influenciado por las ideas de Buffon, por lo que su ensayo fue 111 Vid, Hãarun Yahya. El engaño del evolucionismo, Turquía, Al-Attique, 2006. 112 American Anthropological Association, apud Llorens, José, “Etnicidad y Censos: conceptos básicos y sus aplicaciones”, Boletín del Instituto Francés de Estudios Andinos, Vol. 31, 2002, pp. 666. 113 Vid., Quijano, Aníbal, “Colonialidad y modernidad/racionalidad”, Perú indígena. No. 29. Vol. 13, 1991, p. 11‐20. 45 una apología a la raza blanca en detrimento de las demás, también criticaba el etnocentrismo: Por el hecho de que lo exterior de su civilización no se parezca a la parte correspondiente de la nuestra, con frecuencia nos dejamos de llevar a la conclusión apresurada de que, o son bárbaros o son inferiores a nosotros en méritos. Nada es más superficial y, en consecuencia, nada debe ser más sospechoso114. A pesar de su planteamiento anterior, el ensayo racista de Gobineau, constó de seis apartados en los que no sólo clasificó y jerarquizó al ser humano en razas, sino que además atribuyó el comportamiento y cultura de los diversos grupos humanos a sus características fenotípicas y reprobó fervientemente el mestizaje entre razas, pues lo consideró como la razón que lleva a la decadencia y a la muerte de las civilizaciones. Para fundamentar la pretendida existencia de las razas humanas, clasificadas en tres grupos, se auxilió de la doctrina del poligenismo. De esta manera, estableció que las razas fundamentales la negra, la amarilla y la blanca, se distinguen según tres criterios diferentes: la belleza, la fuerza física y las capacidades intelectuales, en los que la raza blanca dominaba. Además, en el Capítulo XIII, retomó la idea ilustrada de perfectibilidad, una cualidad que se presume propia del hombre, para caracterizar sólo a la raza blanca y así deshumanizar y animalizar a las demás para hacer más fácil la labor colonizadora de Occidente: ¿Poseen todos los hombres, en idéntico grado, el poder ilimitado de progresar intelectualmente? Dicho en otras palabras, ¿poseen las diferentes razas humanas la facultad de igualarse unas a otras? Esta cuestión es, en el fondo, la de la perfectibilidad indefinida de la especie y de la igualdad de las razas entre sí. Sobre ambos puntos, contesto negativamente115. A este respecto, colocó a la raza negra en lo más bajo de la escala. La caracterizó como una raza fea alejada del “tipo europeo”, es decir, del ideal de belleza: “El carácter de animalidad impreso en la forma de su pelvis le impone su destino, a partir del momento de la concepción […] Ese negro de frente 114 Conde de Gobineau apud Todorov, op. cit., 2016, p. 156. 115 Conde de Gobineau, Ensayo sobre la desigualdad de las razas, España, Apolo, 1937, p. 72. 46 estrecha y huidiza […]”116. Su fisionomía determinaría entonces las otras dos categorías. En cuanto a su fuerza física, los calificó con poco vigor muscular en comparación con el blanco, pues a pesar de ser una raza “embrutecida”, se muestra incapaz de soportar menos las fatigas; asimismo los más fuertes poseen una resistencia precaria que los hace incompetentes para soportar los trabajos que llevan a cabo los blancos. Sus capacidades intelectuales, no son mejores pues constituyen un grupo mediocre e irracional que en vez de pensar, sienten. En este sentido, definió a esta raza como imposible de civilizar, a pesar del “hermoso” esfuerzo de los colonizadores: […] el Europeo no puede aspirar a civilizar al negro […] no creará tampoco individuos perfectamente aptos para emprender algo más que una cultura mestiza de un grado más avanzado hacia las ideas de la raza blanca, me siento autorizado a establecer la desigualdad de las inteligencias entre las diferentes razas117. En cuanto a la fuerza física la describió como casi improductiva, propensa a la apatía. Consecuentemente, sostuvo que sus capacidades intelectuales eran escasas pues estaba inclinada a la mediocridad. Sin embargo, dice, esta raza “[…] posee un populacho una pequeña burguesía que todo civilizador desearía escoger como base de su sociedad […]”118, pero no la más adecuada para dotarla, de belleza, fuerza o inteligencia. Finalmente, Gobineau calificó a la raza blanca como el arquetipo de belleza, sin embargo brindó una descripción con el argumento de que las palabras no son suficientes para exponer la perfección. Le atribuyó una fuerza física extraordinaria, utilizada como medio de conservación, en este sentido la colonización supondría sólo una manifestación del deseo de supervivencia. Y para concluir esta apología, le atribuyó a esta raza el acaparamiento total en la inteligencia, pues es racional y mínimamente pasional119. Ahora bien, este aristócrata francés unió sus especulaciones sobre la raza con lo que él denominó civilización. Estableció una jerarquía entre las distintas formas que pueden adoptar las sociedades humanas: la tribu, que vive 116 Ibíd., p. 89. 117 Ibíd., p. 80. 118 Ibíd., p. 90. 119 Vid., Ídem. 47 en la autarquía y no establece ninguna relación con los grupos vecinos, se encuentra condenada al ostracismo y estatismo; el pueblo primitivo que es el resultado de un encuentro violento entre dos tribus, no es capaz de interactuar con más sociedades debido a la falta de comunicación y su organización vertical; y en la nación, resultada de una fusión real entre tribus que unen sus tierras y las poblaciones se mezclan, está destinada a tener influencia sobre otros pueblos vecinos. Entonces, dice Gobineau, la nación es la única organización humana que puede llamarse también civilización, pues representa una situación de estabilidad relativa. Por lo tanto, serán pocas las sociedades humanas capaces de alcanzar ese grado, mismo que se obtiene sólo hasta que un régimen particular logra hacerse aceptar por otro(s). Sin embargo, a diferencia de las civilizaciones orientales, las occidentales tienen la capacidad de la movilidad y tienen más posibilidades de dominar a otros, de esta forma no sólo los civilizarían sino que también la expansión de la raza blanca mejoraría la civilización naciente120. Esta idea de civilización fue reproducida y extrapolada por Renan, quien la concibió como algo innato únicamente del hombre ario. Ávido lector de Buffon y de Gobineau, Renan combinó sus argumentos sobre la idea de raza con su inclinación por el poligenismo y escribió en 1871 un libro titulado La Réforme Intellectuelle et Morale, en el que estableció que la raza determinaba el pensamiento y la lengua de los grupos humanos. Como su intención era comprobar que Gobineau tenía razón al establecer una jerarquía de razas, se concentró en escribir más argumentos a favor de la ideología racista. En este sentido, sólo se abordará su percepción sobre las razas inferiores y el papel que supuestamente debían ocupar. Delimitó la raza inferior por la diferencia cultural con Europa, por eso incluyó a los negros de África y a los indios de Australia y América, quienes, según él, compartían un estado de barbarie sin solución, es decir, conformaban una raza no perfectible; desde el ideal humanista se considerarían lejos de 120 Ídem. 48 alcanzar la categoría de ser humano. Estas razas, dice, tienen “una incapacidad absoluta de organización y de progreso”121 consecuencia de su inferioridad cerebral. Este supuesto estancamiento, además de haber demostrado que los hombres no son iguales, también evidenciaba que las razas inferiores debían estar sujetas a las decisiones o incluso deseos del hombre blanco, quien al ser el más civilizado tenía potestad sobre el territorio que descubriera y las personas que lo habitaran. Por ejemplo, escribió que “el negro […] está hecho para servir en las grandes cosas que quiere y concibe el blanco”122 Asimismo afirmó que la existencia de las razas inferiores está subordinada a la voluntad del hombre blanco y civilizado. En este sentido, estableció que el quehacer de las razas humanas en el sistema mundial capitalista está sometido a su naturaleza: la raza china como obrera, la raza negra como trabajadora de la tierra y la raza blanca como ama y fuente de soldados. Por si fuera poco, para justificar la realidad internacional moldeada por la lógica del capital, el discurso de Renan concluye en que toda sublevación que emprendiera algunas de las razas comprendería no seguir con su vocación natural: “Haga cada uno aquello para lo que ha sido hecho, y todo irá bien”123. Por otro lado, este darwinismo social, que condenaba a las sociedades supuestamente inferiores y débiles a ser eliminadas por la magnificencia del hombre occidental y su cultura, experimentó una transformación y devino en una visión nueva en la que las potencias imperialistas europeas, las más desarrolladas y civilizadas, tendrían el deber moral de guiar a las razas inferiores. Ahora bien, a pesar de que esta idea tuvo su génesis en Francia — nación que propugnaba no sólo una superioridad frente a sus territorios de ultramar, sino que también presumía de tener una mejor civilización que sus 121 Renan apud Todorov, op. cit., 2016, p. 133. 122 Ibíd., p. 135. 123 Renan apudAimé Césaire “Discurso sobre el Colonialismo”, Para leer a Aime Césaire, México, Fondo de Cultura Económica, 2008 49 contendientes imperialistas124—, se tomará en cuenta la manifestación de esta nueva visión filantrópica, desde un poema del escritor y poeta británico Joseph Rudyard Kipling. A pesar de ser más reconocido por su colección de relatos escritos en El libro de la selva, también escribió poesía. En el año de 1899 celebraba la colonización estadounidense de las Filipinas en 1898 con la publicación de su poema titulado The white man’s burden. No obstante, éste respondía a una coyuntura específica, Kipling brindó no sólo a los británicos, sino también a los europeos, una visión “filantrópica” del despojo territorial llevado a cabo por Occidente en varias partes del planeta. Dicho poema es bastante claro, insta a los pueblos civilizados a cumplir su deber: “Tomad esta carga del hombre blanco. / Enviad vuestras crías mejores […] Saciad las boca hambrientas, / Anhelad el fin de las enfermedades […]”125. Asimismo deja ver la visión maniquea que tenía el Imperio británico —y podríamos atrevernos a decir que todo Occidente— del mundo, pues el poema insiste siempre entre la distinción de la sociedad civilizada y la barbarie innata del Otro: “[…] A unas tribus hostiles y salvajes; / A esos pueblos ariscos, apenas capturados, / Medio demonios y medio niños […]”126. De este modo, Kipling no sólo justifica la empresa colonizadora, sino que la elogia y defiende mientras llama a los occidentales a ser parte de ella. Como conclusión, la (re)producción del discurso político-ideológico que había comenzado a gestarse desde el siglo XV, resultó fundamental principalmente para científicos e intelectuales de Gran Bretaña, Francia y Alemania, porque les permitió a estas potencias legitimar e impulsar la colonización europea en África en el siglo XIX, para conseguir beneficios económicos establecidos a priori. 124 Vid. Røge, Pernille y Marion Leclair, “L'économie politique en France et les origines intellectuelles de "la mission civilisatrice", Afrique, Dixhuitiéme siecle, 2012. 125 Kipling, Rudyard, trad. Carlos Francisco Monge, apud Quesada Monge, Rodrigo, "‘La carga del hombre blanco’: y el imperialismo británico (1850-1920)” Perspectivas. Revista de investigación, teoría y didáctica de los Estudios Sociales, Vol. 2 Núm. 1, 1999, p. 83. 126 Ídem. 50 El vínculo entre los discursos de carácter pseudocientífico y moral es el racismo. Occidente se sirvió de esta ideología para ejercer la colonialidad del poder y promover la opresión de los habitantes de los territorios que codiciaban, sin embargo, este despojo y explotación se convirtieron en la destrucción de modos de Ser. Las potencias imperialistas necesitaban convertir en ruinas la identidad del Otro, era conveniente que las/os negroafricanas/os no fueran personas sino casi objetos, sumidos en la barbarie y en esa zona de no ser127 el blanco. Pues de esta manera su única esperanza estaba encerrada en los cañones y las máquinas de Occidente, que llegó a esas tierras oscuras por motivos “altruistas” y “civilizadores”. Asimismo, se evidenciaron las contradicciones de las que se alimentó en ese proceso el pensamiento moderno occidental: ¿Cuál es la verdadera relación, si la hay, entre colonización y civilización?, es un invento, no existe. El discurso civilizatorio occidental se sirvió de artimañas como el racismo, el evolucionismo unilineal y la supuesta filantropía para no mostrar su verdadera cara y saciar su apetito de riqueza y opulencia. La colonización no llevó a África más que la verdadera barbarie, pues: Entre colonizador y colonizado no hay lugar sino para la servidumbre, la intimidación, la presión, los policías, el impuesto, el robo, la violación, las culturas obligatorias, el menosprecio, la desconfianza, la altanería, la suficiencia, la grosería de élites descerebralizadas y masas envilecidas. Ningún contacto humano, sino relaciones de dominación y de sumisión que transforman al hombre colonizador en vigilante, en sargento, en mayoral, en azote, y al hombre indígena en instrumento de producción128. Occidente es una civilización moribunda, indefendible129, parece imposible pensar siquiera en la colonización como una acción inocente y desinteresada. La mujer y el hombre negros fueron animalizados para fundamentar su esclavitud y después fueron cosificados y vistos como instrumentos de producción y explotación por las fuerzas e intereses económicos del capitalismo imperialista. 127 Vid. Fanon, op. cit., 2016. 128 Césaire, Aimé, “Discurso sobre el Colonialismo”, Para leer a Aimé Césaire, selección y presentación de Philippe Ollé-Laprune, México, Fondo de Cultura Económica, 2008. 129 Vid. Ídem. 51 La lluvia no cae solamente en un techo Efik, Nigeria The oppressed and the exploited of the earth maintain their defiance: liberty from theft. But the biggest weapon wielded and actually daily unleashed by imperialism against that collective defiance is the cultural bomb. The effect of a cultural bomb is to annihilate a people’s belief in their names, in their languages, in their environment, in their heritage of struggle, in their unity, in their capacities and ultimately in themselves Ngũgĩ wa Thiong'o 1.3 LA DIMENSIÓN CULTURAL COMO UN NUEVO PARADIGMA EN EL ANÁLISIS DE LA DOMINACIÓN Y LA EMANCIPACIÓN EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES. En esta parte se hará una revisión de algunas de las teorías de la disciplina de Relaciones Internacionales (RRII) con la intención de demostrar que, a pesar de que los procesos internacionales no han carecido de una dimensión o enfoque cultural, éste no ha sido incluido en los estudios dominantes, sino sólo hasta finales del siglo pasado y desde una óptica en la que la cultura se entiende como una herramienta utilizada por los Estados como complemento para ejercer poder. También se hablará de los cambios internacionales experimentados en la década de los 70 del siglo XX, pues el cuerpo disciplinar fue cuestionado desde el Sur Global con el pensamiento decolonial, así como con la crítica poscolonial. Desde esta perspectiva se admite, pues, que al igual que todo cuerpo teórico, Relaciones Internacionales tiene una historicidad específica y por lo tanto no debe considerarse un universal abstracto. Esta ruptura generó nuevas propuestas de epistemología y de generación del conocimiento, que fundaron la inclusión del enfoque cultural dentro de la disciplina. 52 Tradicionalmente el desarrollo de RRII como una disciplina que forma parte de las Ciencias Sociales se divide en dos etapas: la pre-científica y la científica. La primera se ubica aproximadamente en el siglo XVII y se caracterizó por proponer dos enfoques: el jurídico y el histórico. La segunda inició con la creación de la primera cátedra universitaria de Política Internacional en el año de 1919 en la Universidad del País de Gales. En primer lugar, estuvo el Derecho Internacional —íntimamente relacionado con la teología— que pretendía analizar y moderar, a través de una doctrina positiva del derecho natural, las relaciones entre Estados. Después, con la aparición del Estado-Nación, este enfoque se transformó a la par de la realidad y reconoció relaciones de índoles diferentes: las que se presentaban al interior del Estado y las que producían a partir de la interacción entre Estados. Esta propuesta se prolongó durante todo el siglo XIX “dando bastante peso a las corrientes positivistas que apoyaban la exclusividad del Estado, dejando de lado las nuevas perspectivas políticas, económicas y sociales, que cada vez influían con más fuerza en la sociedad internacional […]”130. De manera simultánea se desarrollaba la Historia de los Tratados. Ésta se dedicó al estudio de las relaciones internacionales desde el ángulo de las relaciones políticas. Como se ve, la primera etapa de la disciplina se encontró ligada particularmente al sistema del Estado-nación europeo. Lo que demuestra que el estudio de las relaciones internacionales estuvo reservado a los procesos históricos que tuvieron lugar en Europa. Consecuentemente la disciplina se configuró desde una perspectiva no sólo estatocéntrica, sino también eurocéntrica. Posteriormente, después la Primera Guerra Mundial, comenzó la etapa denominada científica de RRII, que se caracterizó por analizar aspectos políticos, económicos y sociales ignorados anteriormente. En la primera cátedra universitaria de Política Internacional de 1919 en la Universidad del País de Gales, se estableció que RRII consistiría en el estudio de lo internacional. El Estado-nación se mantuvo como el único actor y protagonista 130 López Díaz, Mayra, “Una mirada a la disciplina de Relaciones Internacionales” en Ileana Cid Capetillo (Coord.) Temas introductorios al estudio de Relaciones Internacionales, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, 2013, p. 84. 53 de la realidad internacional; sin embargo se planteó la necesidad de marcar la convergencia entre los aspectos jurídi cos, económicos, sociales, políticos, etc., en el plano internacional. Lo anterior la dotó de un carácter inter-multi- transdisciplinario y de la capacidad para analizar la realidad internacional de manera extensa e integral. De esta forma, en el siglo XX surgió la inquietud de crear un cuerpo teórico para Relaciones Internacionales y además diseñar planes que fueran independientes a los de las disciplinas que pretendían adjudicarse el estudio de lo internacional131. A partir de ese momento surgieron diferentes debates teóricos que respondían al contexto internacional, intelectual y, principalmente, a los intereses de las clases dirigentes. Inicialmente surgió el debate de entreguerras: idealismo y realismo. El primero consideraba que la bondad inherente del ser humano llevaría a los Estados al progreso y, además, planteaba que por medio de la cooperación internacional (organizaciones internacionales) y la interdependencia, el mundo se encaminaría hacia condiciones de paz, bienestar y justicia. Por su parte, el realismo, surgido en EE.UU, buscó desenmascarar al liberalismo y lo contradijo con la idea de que la naturaleza humana era malvada y que los Estados se relacionaban en una constante lucha por la sobrevivencia, el poder y la paz. El realismo descartó que las organizaciones internacionales pudieran ser consideradas como un actor internacional. Después, a mediados del siglo XX, apareció el segundo debate —o revuelta conductista— que cuestionaba la cientificidad y objetividad que el realismo podía aportar a RRII y por lo tanto propuso (impuso) el método científico. De esta manera, se incorporaron variables de carácter cuantitativo provenientes de disciplinas como Matemáticas, Psicología, Economía, etc. Y como resultado de una presumible mayor interdisciplinariedad aparecieron la Teoría de Juegos, la Teoría de la Negociación Internacional, la Teoría del Conflicto, la Teoría de Sistemas, entre otras. 131Vid. López Díaz, op. cit. 54 El tercer debate se derivó del predominio realista y de su inmovilidad frente la realidad internacional: el declive de la hegemonía estadounidense, la crisis del petróleo, los conflictos en Medio Oriente, los modelos económicos que consistían en la sustitución de importaciones, impuestos en América Latina, y en la “confrontación” Norte-Sur. Lo anterior puso en duda el estatocentrismo y el eurocentrismo de la disciplina. Desde la realidad latinoamericana se aportaría la Teoría de la Dependencia, para la que el modo de producción capitalista era la causa de la desigualdad a nivel mundial. Más tarde, en el debate entre neorrealismo y neoliberalismo132 se discutiría si la anarquía era un obstáculo importante o no, si la cooperación internacional era viable, si los Estados tenían que preocuparse por las ganancias absolutas o por las ganancias relativas, si el Estado debía ocuparse más en la seguridad nacional o en el bienestar social, si el estadista ideal debía tener más capacidades o más intenciones y si debía confiarse en los regímenes e instituciones internacionales. Este debate ha sido la confrontación más decisiva si no es que la más encarnizada. Finalmente, el debate entre el racionalismo y el reflectivismo, que se extiende desde los años 90 del siglo pasado hasta la actualidad, se originó por la falta de confianza hacia las teorías tradicionales que analizaban la realidad internacional. Las teorías reflectivistas adoptaron una metodología basada en la interpretación histórica y contextual, también insistieron en la importancia de la reflexión humana sobre la naturaleza de las instituciones y el carácter de la política mundial133. Las teorías reflectivistas, entre las que están el Posmodernismo, la Teoría social crítica y el Feminismo liberal, representaron una ruptura axiológica y epistemológica, pues cuestionaron la configuración de las relaciones de dominación y el ejercicio del poder que se configuraron a partir de discursos como el de la Modernidad o el del Progreso en las relaciones internacionales. 132 Baldwin, David, “Neoliberalism, neorealism and World Politics”, Neorealism and Neoliberalism, Columbia University Press, 1993, pp. 3-25. 133 Vid. Mónica Salomón, “La teoría de las Relaciones Internacionales en los albores del siglo XXI: Diálogo, disidencia, aproximaciones”, Revista Electrónica de Estudios Internacionales, España, 2002, p. 1-21. 55 Sin embargo, para evitar cometer los mismos errores del universalismo, no propusieron ninguna alternativa para cambiar la realidad internacional. Además, se incluyen sólo los análisis que se han generado en Occidente, es decir, desde una realidad y latitud específicas, lo que las hace insuficientes para los estudios culturales que se emprenden desde otras realidades. En resumen, las teorías dominantes de Relaciones Internacionales, cuya génesis es inevitablemente euro y estatocéntrica, son incapaces de mirar a otras latitudes y a problemáticas con actores diferentes. Esto es vigente, pues el Estado es todavía la piedra angular del desarrollo de las relaciones internacionales, incluso se asegura que cuando otros actores como las organizaciones internacionales toman preponderancia en las mismas es porque han conseguido la condición de Estado: Aunque el siglo XX ha sido escenario del nacimiento de muchas instituciones internacionales, el Estado soberano sigue siendo el componente principal del sistema político internacional. Desde esta perspectiva, un Estado nace cuando un número suficiente de otros estados lo reconocen como tal. En época moderna, la admisión en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en otros organismos internacionales proporciona una constancia eficiente de que se ha alcanzado la categoría de Estado134. Además, al menos cuatro debates de los cinco que componen su etapa científica justificaron las acciones de algunos Estados. El ejemplo por antonomasia es el realismo y su estrecha relación con la política exterior estadounidense. La pregunta es: ¿El factor cultural no es parte de la producción teórica y analítica de RRII? Es preciso decir que desde los estudios dominantes se ha tomado en cuenta este factor desde la razón instrumental, es decir, que la cultura es vista como una herramienta probable para que los Estados sean capaces de ejercer poder sobre sus rivales o “aliados”. De ahí que en la década de 1990135 Joseph Nye acuñara el concepto de soft power e inaugurara el grupo de tesis que a través de la engañosa inclusión del factor cultural tenía el interés de atribuirle a éste el desarrollo de polarizaciones internacionales de 134 Racini, Alexander, Los hechos y el Derecho apud, David Jamile Sarquís Ramírez, “Desarrollo de la sociedad internacional. Objeto material” en Cid Capetillo op. cit., p. 67. 135 Este fue un período de grandes cambios a nivel internacional entre los que se destacan la caída del Muro de Berlín y los incidentes de Tiananmen en 1989 y la disolución de la URSS en 1991. 56 ese momento, que supuestamente se gestaban con el interés de pelear por la hegemonía estadounidense. A esta intención se sumaron Francis Fukuyama con su libro Fin de la Historia y el último hombre y Samuel P. Huntington con su ensayo y posterior libro El choque de civilizaciones. En este sentido, el poder es definido como la capacidad de modificar la actitud de otros actores136 y a la cultura se le considera como una fuente del Estado para ejercer el poder blando, es decir, la cultura adquiere un papel un seductor y coercitivo en las relaciones internacionales que se refleja en la política exterior y específicamente en la diplomacia cultural: Si un Estado puede hacer que su poder parezca legítimo a los ojos de los demás, encontrará menos resistencia a sus objetivos. Si su cultura e ideología son atractivos, otros estarán más dispuestos a seguirlo […] el Estado dominante prefiere, puede escatimar el excesivo costo de la coerción y el poder duro137. Al ser un concepto en boga, el soft power se enalteció, se criticó y se expandió. Por ejemplo, los trabajos acríticos que sólo estudiaron los casos de Estados Unidos y Gran Bretaña de John Ikenberry y Charles Kupchan138, quienes tomaron en cuenta los factores no tangibles del poder que se manifiestan a nivel internacional y a través del proceso de socialización. O la postura crítica del historiador Niall Ferguson y del politólogo Yul Sohn, que consideraron el poder blando como una manera en la que se afirma el poder imperial de las potencias mundiales, principalmente la estadounidense139. Posteriormente, en el siglo XXI y en el contexto de globalización, Nye haría un replanteamiento del concepto140. Ahora bien, hay dos puntos que deben repasarse: primero, con el poder blando el Estado —el cual, desde las teorías dominantes, aún es el actor principal del sistema internacional— representa el monopolio de la cultura y ningún otro actor tiene la capacidad para detentarlo. Segundo, la cultura sólo 136Vid. Nye Jr., Joseph S., Soft Power. The Means to Success in World Politics, Public Affairs, Nueva York, 2004. 137 Joseph S., Nye Jr., “Soft Power”, Foreign Policy, No. 80, Estados Unidos, Carniage Endowment for International Peace, 1990, pág. 167. Traducción propia. 138Vid. Ikenberry, John y Kupchan Charles, “Socialization and Hegemonic Power”. International Organization, No. 44, 1990, pp 283-315. 139Vid. Hayden, Craig, The Rhetoric of Soft Power: Public Diplomacy in Global Contexts, Estados Unidos, Lexington Books, 2012. 140Vid. Nye, Joseph, La paradoja del poder norteamericano, Chile, Taurus, 2003. 57 vale por su razón instrumental, pues no se reconoce como generadora de identidades otras que tengan la capacidad de oponerse al imperialismo cultural. En contraste, a partir de las últimas décadas del siglo XX, se recuperó el papel de la cultura ante la contradicción de la globalización neoliberal, resultado y proceso de la expansión del capitalismo, que a pesar de tener un origen económico trajo consecuencias políticas, culturales y sociales. Esta fase del modo de producción capitalista se caracteriza por la superación progresiva de las fronteras nacionales en el contexto del mercado mundial; el desarrollo acelerado e intensivo de las estructuras de producción, de circulación y de consumo de bienes y servicios mediante la aplicación de las nuevas tecnologías de punta en investigación y desarrollo; la alteración de la geografía política y del medio ambiente; la pérdida de legitimidad y credibilidad del Estado-nación ante la pérdida de autonomía y soberanía nacionales; el surgimiento de nuevas configuraciones ideológicas fundamentalistas; el predominio e influencia de los medios masivos electrónicos de comunicación a través de redes y carreteras virtuales- digitales; y la modificación en la organización social en la escala de valores y, sobre todo, la modificación y alteración de la cultura nacional y la manera y forma de conducirla141. Por su parte, el ámbito cultural de la globalización fue definido como un “proceso de integración paulatina de la vida social en la construcción de un sólo sistema mundial de valores y el consecuente impacto devastador en las identidades locales, regionales y nacionales”142. Esto provocó la quiebra y fragmentación de las identidades colectivas e individuales143 de las diversas sociedades, motivó la transformación de la consciencia regional y ocasionó una ola de ahínco para defender el modo de ser que sobrevivió la opresión desde el siglo XVI y que en el siglo XX era propenso a ser aniquilado por completo a través del interés unificador de la globalización. Asimismo, desde el Sur Global han surgido movimientos sociales contrahegemónicos a los que se sumarían después los étnico-indígenas, que 141 Sosa Fuentes, Samuel, “Cultura global e identidades en crisis: los desafíos del nuevo siglo”, Relaciones Internacionales, No. 91, 2003, p. 104-105. 142 Sosa Fuentes, Samuel, “Globalización, diversidad cultural y Estado-Nación: hacia un nuevo cosmopolitismo del reconocimiento a las identidades culturales en el sistema mundial del siglo XXI”, Relaciones Internacionales, No. 112, 2012, p. 107. 143 Sosa Fuentes, Samuel, “La dimensión de la cultura como nuevo enfoque analítico para el estudio de las Relaciones Internacionales”, Relaciones Internacionales, No. 99, 2007, p. 161. 58 oponen al proyecto neoliberal proyectos alternativos, donde lo más singular es la puesta en marcha de una muy otra racionalidad distinta entre sus miembros y con el resto de toda la sociedad, que, de hecho, se contraponen no sólo al neoliberalismo como racionalidad económica, sino como una manera de entender y ejercer otra política144. Con esto se rompió el círculo vicioso de la tradición disciplinar, se estableció el objetivo de cambiar la realidad internacional, no sólo explicarla. De esta forma, (re)aparecieron formas de pensar, de aprehender el mundo y de construir encubiertas por Occidente desde hace quinientos años. En este sentido, los distintos movimientos sociales representan la pluralidad de las identidades culturales y cuestionan al modelo neoliberal. Esta lucha propone un cambio en la ética mundial y en las relaciones internacionales basado en la interculturalidad y en la corresponsabilidad social. De la misma manera, se planteó una praxis diferente: transformar la realidad internacional como una urgencia para dar paso a una nueva forma, crítica, de teorizar y enseñar, en general las Ciencias Sociales y específicamente Relaciones Internacionales. Se estableció un enfoque multidimensional de los procesos internacionales, se reconoció que el número de los actores internacionales ha aumentado y que el Estado ha modificado sus funciones. En consecuencia, se aceptó la insuficiencia de las teorías dominantes incluidas en los debates ya mencionados, y sus paradigmas teórico-metodológicos comenzaron a ser refutados. En palabras del investigador y académico Samuel Sosa, se han terminado los determinismos, las certezas, las linealidades y los universalismos en la política, en la historia, en la sociedad y en la cultura, todas características propias de la episteme eurocéntrica de las ciencias y el conocimiento social —y que gobernaron el sistema mundial poco más de dos siglos […]145. Así, surgió el enfoque de la dimensión cultural en Relaciones Internacionales, que además de compensar la limitación de los enfoques teóricos tradicionales, 144 Sosa Fuentes, Samuel, “Crisis civilizatoria y Movimientos Sociales: los dilemas de la construcción social post-capitalista en Nuestra América” en Herrera Santana, David, Fabián González Luna y Federico José Saracho López, Apuntes teórico-metodológicos para el análisis de la espacialidad: aproximaciones a la dominación y la violencia. Una perspectiva multidisciplinaria, México, Ediciones Monosílabo, 2017, p. 167. 145 Sosa Fuentes, Samuel, “La complejidad del mundo actual y las nuevas teorías y epistemologías en la enseñanza de Relaciones Internacionales: el legado de la obra de la doctora Graciela Arroyo Pichardo”, Relaciones Internacionales, No. 128, 2017, p. 167. 59 según la investigadora Graciela Pichardo, tiene el propósito fundamental de “hacer que los contenidos y métodos de la nueva educación, den un lugar más amplio a los valores humanistas y culturales a la comprensión internacional”146. En este sentido, el concepto de cultura no se reduce a su concepción clásica nacida a finales del siglo XVIII147, sino que se refiere al conjunto de valores, conocimientos, experiencias, creencias, tradiciones, manera de hacer, formas de vida, costumbres, actitudes y aspiraciones de los pueblos en una época determinada, vistas además en una vinculación- interacción —proceso dialéctico — con un fin de trascendencia y afirmación social e identitaria148. En la cultura se reconoce entonces “un factor central de la dinámica socio- histórica mundial, porque se sitúa en el campo [simbólico] de opciones en el que se define el sentido de los comportamientos de los valores y las actitudes”149. Asimismo, este factor, otrora marginado por la Academia, cuestiona los numerosos análisis de Relaciones Internacionales que invariablemente se han afanado en explicar la realidad y procesos internacionales a partir de factores que en otros tiempos han sido considerados como los únicos valiosos y trascendentales: los políticos y los económicos. Al poner en duda la metodología y epistemología del pensamiento moderno occidental, el enfoque cultural se presenta como una resistencia, como la opción decolonial que permite no sólo impensar las Ciencias Sociales sino también la realidad internacional actual para después transformarla. Se visibiliza el malestar frente al universalismo y los intentos de homogeneización de la lógica occidental/colonial. Por lo tanto, decolonizar es una noción bimembre que impulsa el cambio de categorías o conceptos para aprehender la realidad al tiempo que busca nuevas formas de construir esa realidad. Consiste en: 146 Arroyo Pichardo, Graciela, “Hacia nuevos paradigmas en las Relaciones Internacionales”, Política y Cultura, No. 10, 1998, p. 37. 147 Vid. Thompson, John B., “El concepto de cultura” y “Cultura y civilización” en Thompson, John B., Ideología y cultura moderna. Teoría Crítica social en la era de la comunicación de masas, México, Universidad Nacional Autónoma Metropolitana, 2006. 148 Sosa Fuentes, Samuel, “Cultura y política exterior” en Dávila, Consuelo y Rubén Cuellar, La política exterior de México y sus nuevos desafíos, México, Plaza y Valdés, 2008, p. 456. 149 Sosa Fuentes, op. cit., 2007, p. 164. 60 la deconstrucción, el desmontaje, desandando el camino, de los engranajes, las maquinarias y las prácticas de la colonialidad. […] la desconstitución de subjetividades sumisas, domesticadas y sometidas, así como la constitución de subjetividades de resistencia, de emancipación, abiertas a distintos posicionamientos del sujeto liberado, en sus condiciones individuales, grupales, colectivas, comunitarias y multitudinarias. […] significa también transiciones múltiples, institucionales, políticas, económicas, sociales y culturales150. Por lo tanto, la dimensión cultural, elemento de la ruptura epistemológica, reconoce la existencia de la diversidad de los pueblos, de sus saberes, sus formas e historias; pero también demuestra que la cultura siempre ha sido parte sustancial de los procesos internacionales, ya que ha estado vinculada con la política, la economía, la geopolítica y con los cambios sociales. Ahora bien, la inclusión del factor cultural en las Ciencias Sociales está estrechamente vinculada con procesos internacionales como las luchas de liberación africanas o los movimientos sociales latinoamericanos de finales del siglo XX, que respondieron a la globalización, así como la masificación de la cultura y amenaza con exterminar su identidad a través de la unificación. De igual forma, se han considerado relevantes los ataques del 11 de septiembre del 2001151, una reacción a la imposición de la cultura estadounidense. Sin embargo, aunque puede suponerse que los encuentros y los conflictos culturales son más notorios a partir de la globalización neoliberal, éstos siempre han existido. En virtud de lo anterior, aunque la batalla principal del Imperialismo de finales del siglo XIX se libró por tierra, no debe ignorarse que la cultura supuso el terreno más fructífero utilizado por el colonizador para afianzar su dominación sobre el colonizado: una de las preocupaciones de las potencias coloniales desde el siglo XVI [hasta el siglo XXI con el actual imperialismo cultural] fue la de imponer su religión, su lengua, su escala de valores, es decir, “tomar por asalto” la identidad de aquellas comunidades por colonizar y transformarlas. Al proceder así, más que un empleo de la fuerza militar, se utilizaban diversos métodos para la conquista de los espíritus: la religión y sus dogmas, la extirpación de las idolatrías, el fomento de ciertas prácticas en detrimento de otras, la enseñanza 150 Prada, Raúl, Descolonización y transición, Ecuador, Ediciones Abya Yala, 2014, p. 26. 151 Vid. Matsuura, Koichiro, “El reto cultural en el centro de las Relaciones Internacionales”, Politique Étrangère, Vol. 4, 2007. 61 en las lenguas del colonizador. Todo esto puede ser concebido como una empresa cultural. Para el conquistado, a su vez, buena parte de su resistencia contra el conquistador se dio en el ámbito de la cultura152. En consecuencia, hay que considerar el concepto de imperialismo cultural, acuñado recientemente y relacionado con la expresión cultural estadounidense y su propagación y masificación desde el siglo XX, es también inherente a temas como el colonialismo. Esta noción estudia la evolución del antiguo sentimiento nacionalista decimonónico y la intención de los Estados de dominar poblaciones extranjeras a través de la aculturación de las mismas, es decir, insta a estudiar cualquier proceso internacional desde su plano simbólico. Retomar la problemática de la situación colonial desde la óptica cultural no sólo nutre la formación de los científicos sociales de un carácter holístico en tanto que evidencia la interdependencia de los distintos factores que participan en los procesos internacionales, sino que también permite, al tener en cuenta su historicidad, pensar la actualidad como un producto de situaciones concretas que ocurrieron en el pasado. En palabras del sociólogo y antropólogo Renato Ortiz: reflexionar sobre el imperialismo es también una forma de esclarecer los caminos de la globalización, comprendiéndola no como una ruptura en relación con el pasado, una divisoria de aguas, sino como un proceso histórico cuyos orígenes se remontan a momentos anteriores153. La realidad internacional está inmersa en una crisis sistémica provocada por contradicciones del capitalismo, adicionalmente este agotamiento del modo de producción originó una crisis de “carácter epistemológico, caracterizada por la debacle del paradigma eurocéntrico del universalismo del mercado, la globalización y el pensamiento neoliberal”154. Ante esta insuficiencia de los paradigmas eurocéntricos, el pensamiento decolonial fractura la colonialidad del saber cuando propone otra construcción de conocimiento desde la transdisciplinariedad y el reconocimiento y, (re)valorización de “la inmensidad 152 Montiel, Edgar, El poder de la cultura, México, Fondo de Cultura Económica, 2010, p. 13. 153 Ortiz, Renato, “Revisitando la noción de imperialismo cultural, en Renato Ortiz, Mundialización: Saberes y Creencias, Barcelona, España, Gedisa, 2005, p. 141. 154 Sosa Fuentes, Samuel, “Otro mundo es posible: crítica del pensamiento neoliberal y su visión universalista y lineal de las relaciones internacionales y el sistema mundial”, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, No. 214, 2012, p. 79. 62 de alternativas de vida, de convivencia y de interacción con el mundo [que ha sido] en gran medida desperdiciada porque las teorías y conceptos desarrollados en el Norte global no identifican tales alternativas”155. Cuestionar el conocimiento generado en Relaciones Internacionales, supone también plantear factores o temáticas considerados secundarios, sino también discutir el carácter de los discursos y el lugar que se designado para las sociedades no-occidentales. En este sentido, habría que contemplar, como lo ha propuesto la académica e investigadora Beatriz Escobar, que aunque el concepto de África, así como el de Occidente, no se ha definido de manera acabada o concluyente156, éste “quedó ligado en gran medida a una visión ‘racial’ de África, emparentada de manera directa con el ascenso de la presencia colonial europea”157. Entonces, en Relaciones Internacionales, en tanto disciplina eurocéntrica, la realidad histórica atribuida a la invención de Occidente es la que delinea la teoría, los acontecimientos y los lugares, así como los hechos y actores estimados como primordiales: Al dominar el ámbito teórico, estos autores no sólo han determinado cómo deben interpretarse los hechos que ocurren en el mundo; han establecido incluso qué cuenta como un hecho relevante para la disciplina y han podido decidir igualmente cuáles actores deben considerarse centrales. No resulta entonces sorprendente que los hechos y actores que a lo largo de la historia se han establecido como primordiales para las RI deriven básicamente de las realidades de Occidente158 De esta manera, menciona Escobar, África se ve como un elemento sustancial, complementario y, según el período histórico, como un continente marginal, bárbaro, difícil de penetrar, con sociedades tradicionales incapaces de progresar, social y políticamente inestable, subdesarrollado, deficiente y cuyos 155 Santos, Boaventura de Sousa, “Una Epistemología del Sur” en Santos, Boaventura de Sousa Refundación del Estado en América Latina. Perspectivas desde una Epistemología del Sur, México, Siglo XXI, 2010, p. 50. 156 Vid. Escobar Cristiani, Adela Beatriz, “Geografía del conocimiento: desafiando los límites de las RI desde África”, Las regiones internacionales en el siglo XXI. 157 Ibíd., p. 55. 158 Ibíd., p. 56. 63 Estados son entidades fallidas159. Estas descripciones negativas se derivan de la pretendida universalidad de los conceptos de Relaciones Internacionales, que han sido utilizados para analizar y describir realidades a las que son ajenos: “las modalidades de análisis de las RI contribuyen a consolidar una separación que se imagina definitiva entre el mundo occidental moderno y la periferia atrasada que requiere por su propio bien la presencia de Occidente”160 Por ende, es necesario poner en tela de juicio la idea misma de África. Desde la década de 1860161 en el continente africano se han realizado contribuciones conceptuales y teóricas en torno a la libertad epistémica, se ha enfatizado la construcción eurocéntrica de conocimiento, así como las relaciones de poder existentes en el ámbito cultural de los procesos internacionales, específicamente durante la dominación imperialista. En este sentido, si la cultura fue uno de los bastiones del imperialismo europeo, es también un elemento de resistencia fundamental en la descolonización africana. El Panafricanismo y la Négritude, expresiones culturales e ideológico- políticas que acompañaron el proceso de decolonización de África durante el siglo XX, son ejemplos de lo anterior. Mientras que el primero fue un movimiento de resistencia que hacía un llamado de retorno, así como de solidaridad y fraternidad a la población negra de origen africano; la segunda, en respuesta a la política de asimilación cultural, se centró específicamente en la cuestión identitaria de la población negra frente a la (des)colonización162. En el mismo orden, se encuentra el revolucionario, psiquiatra, filósofo y escritor de origen martiniqués, Franz Fanon, cuyo trabajo es considerado parte de las contribuciones teóricas de libertad epistémica frente a Occidente y su 159 Vid. Toledo Daniel, op. cit.; Escobar Cristiani, op. cit.; Neila Hernández, José Luis, “La descolonización de las mentes en el África subsahariana: identidad y conocimiento social”, Estudios Internacionales, no. 162, Chile, pp. 31-62, 2009. 160 Escobar Cristiani, op. cit., p. 62. 161 Vid. Ndlovu-Gatsheni, Sabelo J. “The cognitive empire, politics of knowledge and African intelectual productions: reflections on struggles of epistemic freedom and resurgence of decolonisation in the twenty-first centutry”, Third World Quaterly,2021. 162 En el apartado 3.2 Bastiones culturales de la descolonización en África: Panafricanismo y Négritude se abordarán las particularidades de estos movimientos emancipatorios. 64 colonialidad del saber163. Planteó que el proceso de colonización trajo consigo una ausencia de resistencia ontológica del negro frente al blanco, por ello, lo central de la decolonización es “conseguir que el negro no sea esclavo de sus arquetipos”164. La situación colonial conllevó una imposición cultural, es decir, las sociedades subordinadas se enfrentaron a la cultura metropolitana, supuestamente superior: Todo pueblo colonizado, es decir, todo pueblo en cuyo seno ha nacido un complejo de inferioridad debido al entierro de la originalidad cultural local, se posiciona frente al lenguaje de la nación civilizadora, es decir, de la cultura metropolitana165. La sociedad occidental, basada sobre los mitos del progreso, civilización, modernidad, jerarquizó y definió a otras sociedades a partir de su color de piel. No obstante, el arquetipo de los valores inferiores está representado por el negro: “En el inconsciente colectivo del homo occidentalis, el negro o, si se prefiere, el color negro, simboliza el mal, el pecado, la miseria, la muerte, la guerra, la hambruna. Todos los pájaros de presa son negros”166. Asimismo, el filósofo demuestra que las representaciones del negro fueron reproducidas, “lenta y solapadamente, con la ayuda de escritos, periódicos, educación, libros de texto, carteles, cine, radio”167. Así, se promueven los prejuicios, los mitos; se asimilan los detalles, anécdotas y relatos inventados: Las historias de Tarzán, de exploradores de doce años, de Mickey, y todas las revistas ilustradas, persiguen una verdadera represión de la agresividad colectiva. Son revistas escritas por los blancos, destinadas a pequeños blancos. Pero el drama se sitúa aquí. En las Antillas, y nosotros tenemos muchas razones para pensar que la situación es análoga es las otras colonias, jóvenes indígenas devoran las mismas historias ilustradas. Y el Lobo, el Diablo, El Genio Malo, el Mal, el Salvaje están siempre representados por un negro o un indio y, como siempre hay una identificación con el vencedor, el pequeño 163 Vid. Ndlovu-Gatsheni, op. cit. 164 Fanon, op. cit., p. 60, 2016. 165 Ibíd., p. 50. 166 Ibíd., p. 163. 167 Ibíd., p. 140. 65 negro se hace explorador, aventurero, misionero «que se arriesga a ser comido por los malvados negros», tan fácilmente como el pequeño blanco168. Las estrategias discursivas como la misión civilizadora, la idea de raza, la visión unilineal de la historia, el eurocentrismo y el mito de la Modernidad estuvieron correlacionadas con el proceso imperialista y funcionaron para justificar la expansión colonialista. Esto demuestra que […] ni el imperialismo ni el colonialismo son simples actuaciones de acumulación y adquisición. Ambos se encuentran soportados y a veces apoyados por impresionantes formaciones ideológicas que incluyen la convicción de que ciertos territorios y pueblos necesitan y ruegan ser dominados […]169. De esta manera, la Teoría Poscolonial y los Estudios Culturales se concentrarían en la dimensión literaria del proceso imperial-colonialista, a través de la que se reprodujo el discurso colonial, definido como el conjunto de convenciones y prácticas miméticas y simbólicas (discursivas, textuales, estéticas) que Europa despliega en su expansión territorial. O, si se prefiere, como el conjunto de representaciones y –lo que es más importante– de reglas de representación que permiten pensar, conceptualizar o administrar culturalmente las relaciones coloniales 170 Entonces, la literatura estuvo relacionada dialógicamente con la ideología dominante171, así como con otros enunciados y, por lo tanto, reproduce los estereotipos y la visión eurocéntrica, que confirmaban la hegemonía del imperialismo decimonónico172. De esta manera, frente a la construcción ideológica del negro como el no- civilizado, el no-blanco, el componente negativo e inferior de las dicotomías como Bien–Mal= Hermoso-Feo= Blanco-Negro, Fanon sostuvo que la resistencia se encontraba en el mismo ámbito, el cultural: “se percibe ya que queremos, ni más ni menos, crear historias ilustradas destinadas 168 Ibíd., p. 136. 169 Said, Edward, Cultura e imperialismo, España, Anagrama, 1996, p. 44. 170 Vega, María José en Goretti López Heredia, El Poscolonialismo de expresión francesa y portuguesa: la ideología de la diferencia en la creación y la traducción literarias, Tesis Doctoral, Universitat Pompeu Fabra, 2005. 171 Vid. Bajtín, Mijaíl, “Planteamiento del problema y definición de los géneros discursivos”, Teoría Literaria: Antología de lecturas, México, SUAFyL, 1996. 172Vid., Ashcroft, Bill, Gareth Griffiths y Helen Tiffin, Key Concepts in Post-Colonial Studies, Londres, Routledge, 2013. 66 especialmente a los negros, canciones para niños negros y, en último término, obras de historia, al menos hasta el graduado escolar”173. En esta misma línea, el escritor y académico keniata Ngugi Wa Thiong'o ha insistido en la relevancia de la dimensión cultural en la colonización europea en el continente africano, sin ésta, dice, no hubieran sido efectivos el control político y económico: El colonialismo impuso su control sobre la producción social de la riqueza a través de la conquista militar y de la consiguiente dictadura política. Pero su área de dominio más significativa fue el universo mental de los colonizados; el control, a través de la cultura, de cómo las personas se percibían a sí mismas y su relación con el mundo. El control político y económico no puede ser total ni efectivo sin el dominio de las mentes. Controlar la cultura de un pueblo es dominar sus herramientas de autodefinición en relación con otros174. La bomba de la cultura, así llamada por Ngugi, fue utilizada por el imperialismo como un arma contra los oprimidos y explotados de la tierra. La invención de las sociedades no-occidentales supuso la aniquilación de “la creencia de un pueblo en sus nombres, sus lenguas, en su entorno cultural, en su tradición de lucha, en su unidad, en sus capacidades y, en último término, en sí mismos”175. Frente a lo anterior, la revalorización, recuperación y construcción de otras representaciones se convirtieron en lugares de resistencia. Dentro de este marco, la literatura ha sido fundamental en el desarrollo del ethos cultural de los pueblos oprimidos. Como lo sostuvo el historiador y profesor universitario senegalés Yoro Fall, la crítica al eurocentrismo inició con las luchas políticas de las sociedades africanas y con el quehacer de novelistas y poetas del continente176. Así, la literatura poscolonial177, en el contexto de la posguerra de liberación democrática revolucionaria y de liberación anticolonial 173 Ibíd., p. 137. 174Wa Thiong'o, Ngugi, Descolonizar la mente, DEBOLSILLO, España, 2019, p. 49. 175 Ibíd., p. 26. 176 Fall, Yoro, “Historiografía, sociedades y conciencia histórica de África”, en Fabien Adonon Djogbénou, Hacia el universo negroafricano, México, 2003. 177 Ngugi ha sido uno de los mayores críticos frente al concepto de literatura poscolonial africanasy ha propuesto el nombre de literatura afroeuropea, que es escrita por escritoras/es africanas/os, pero en lenguas europeas. Thiong'o, op. cit. 67 en diferentes continentes, “fue parte de la gran manifestación anticolonial y antiimperialista de África”178. Por lo tanto, como lo sostuvo el teórico de origen indio Homi Bhabha179, la literatura no sólo describe el mundo histórico o su realidad social —que aparecen como un paréntesis dentro de la narración—, sino que tiene la compulsión de ir más allá: afirma la existencia de una cultura insurgente e intersticial. Esto supone que además de lo que Bhahba denominó la plúmbea prosa mortífera del mundo colonizado, existen otras manifestaciones que encarnan, desde el punto de vista poscolonial180. Así como el discurso colonial se hizo presente en la literatura en un contexto específico, la literatura poscolonial surgió en la segunda mitad del siglo pasado y sufrió una serie de modificaciones a partir de acontecimientos históricos como la Segunda Guerra Mundial y las luchas de liberación en el continente africano. Esta literatura se concreta en un conjunto de escrituras periféricas, formuladas por individuos que están o estuvieron bajo el yugo colonial, que cuestionan las narrativas europeas acerca de sus Otros, la oposición binaria del pensamiento occidental y pretenden el desmantelamiento y desprendimiento de códigos morales, culturales y mentales implantados por Occidente en sus colonizados181. La inclusión de la dimensión cultural del proceso imperialista y colonizador europeo en África descansa en la consideración de que “[…] la historia del imperialismo y de su cultura no puede ser estudiada como monolítica o compartimentada de manera reductiva, como separada o distinta […]”182. Pues la hegemonía de Occidente se mantuvo no sólo a través de la 178 Ibíd., p. 57. 179Vid. Bhabha, Homi K., El lugar de la cultura, Buenos Aires: Manantial, 2002. 180 Según Nair María Anaya, el poscolonialismo anglófono opera a través de tres ejes crítico-teóricos: las reflexiones de primera mano de los intelectuales provenientes de los países colonizados en torno a temas sensibles a su realidad persona y cultura; la pujante producción crítica de académicos que reconocieron la necesidad de estudiar la literatura de las ex colonias y de vincularla con las corrientes teóricas contemporáneas; y la “teoría dura” que toma como punto de partida los temas de la representación y la textualidad. Vid. Anaya, Nair María, “Tramas y trampas del poscolonialismo”, Ensayos sobre poscolonialismo y literatura, México, UNAM, FFyL, 2008. 181Vid. López Morales, Laura, “Viejos mitos lingüísticos”, Ensayos sobre poscolonialismo y literatura, México: UNAM, FFyL, 2008. 182 Ibíd., p. 24. 68 fuerza militar o económica, sino que también descansó en un proceso ideológico que incluía solamente las categorías y los sistemas europeos de conocimiento, generando así una noción de autoridad frente al Otro183. A modo de conclusión, es innegable que, por su constitución y génesis, Relaciones Internacionales como disciplina es occidentalocéntrica y estatocéntrica. Las primeras teorías propuestas y los debates entre éstas se suscitaron a partir de procesos históricos y de las relaciones internacionales entre los territorios que ahora constituyen el continente europeo, así como Estados Unidos. Respecto de la dimensión cultural, cuando se incluyó dentro del cuerpo disciplinar, a finales del siglo pasado, fue desde el enfoque práctico, es decir, como una herramienta para el ejercicio del poder. No obstante, lo anterior no significa que las relaciones internacionales anteriores a la propuesta del concepto de soft power carecieran de una dimensión cultural. Pues, como ya se ha mostrado en el apartado 1.2, el eurocentrismo y el racismo fueron la base ideológico-cultural del imperial- colonialismo europeo en África. En este sentido, las teorías decolonial y poscolonial, así como el enfoque cultural en Relaciones Internacionales instan a considerar y admitir la relevancia de esta dimensión en la disciplina. 183 Vid. Said, Edward, Orientalismo, España, De Bolsillo, 2008. 69 Tout ce qui jamais fut déchiré en moi s'est déchiré tout ce qui jamais fut mutilé en moi s'est mutilé Aimé Césaire 2. MANIFESTACIONES CULTURALES DE DOMINACIÓN DEL IMPERIAL-COLONIALISMO OCCIDENTAL: HEART OF DARKNESS En esta segunda parte de la investigación se llevará a cabo la recuperación del contexto sociohistórico del imperialismo decimonónico, que funcionará como la base del análisis literario de la novela de Heart of Darkness del escritor británico de origen polaco Joseph Conrad. De esta manera, se demostrará que dicha obra forma parte de la producción ideológica del imperialismo decimonónico. En primer lugar se presentarán las particularidades económicas, políticas y sociales del territorio denominado El Estado Libre del Congo, el cual se constituyó como colonia personal de Leopoldo II. Después, se expondrá la imagen y la postura de autor de Joseph Conrad, es decir, el modo en el que el autor ha sido estudiado, clasificado y también, desde la crítica literaria occidental, legitimado. Asimismo, se incluirá la imagen discursiva construida por el propio escritor, quien, a partir de sus paratextos, mostraría su posición política respecto del imperialismo europeo en África. Finalmente, se realizará un análisis literario de carácter bajtiniano de la novela Heart of Darkness, en otras palabras, consistirá en demostrar la relación de correspondencia entre los elementos extratextuales, tales como el contexto histórico e ideológico, y los formales, ya sean narrativos, morfosintácticos o semánticos. 2.1 LA COLONIA PERSONAL DE LEOPOLDO II: EL ESTADO LIBRE DEL CONGO La ocupación territorial europea en África fue esencial en los procesos colonial- imperialistas, no obstante, éstos tuvieron sus particularidades según la potencia colonizadora y el territorio colonizado. En este sentido, en el presente apartado se analizará y expondrá un acercamiento el caso específico del Estado Libre del Congo que comprenda la atmósfera y contexto históricos. Simultáneamente, se plantearán las bases que permitirán demostrar que el 70 discurso ideológico-político del colonialismo europeo fue también reproducido y difundido por Joseph Conrad a través de su obra Heart of Darkness. Las distintas colonizaciones europeas efectuadas desde el siglo XV hasta el siglo XIX poseen rasgos comunes en sus causas, métodos y consecuencias. En las causas se incluyen factores económicos como la búsqueda de materias primas y mercados y factores políticos e ideológicos como el anhelo del prestigio internacional. Los métodos, siempre crueles, han consistido desde elementos discursivos —la presunta superioridad de la civilización europea frente a la barbarie del Otro—hasta vejaciones, maltratos físicos y asesinatos hacia las poblaciones nativas. Y las consecuencias, que en todos los casos han sido desastrosas, como el rápido e inaudito decrecimiento de la población nativa, el epistemicidio184y la desarticulación de estructuras políticas, económicas y culturales de los pueblos colonizados, por poner algunos ejemplos. El colonial-imperialismo del rey de Bélgica, Leopoldo II, en África Central, fue una excepción en la teoría y en la práctica185. Éste personaje es conocido como uno de los más sanguinarios de la historia y es el tema de libros como El fantasma del rey Leopoldo de Adam Hochschild186 o El soliloquio del rey Leopoldo de Mark Twain187, por mencionar algunos. Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Gotha y Borbón-Orleans, se convirtió en Leopoldo II y fue el segundo rey de Bélgica independiente en 1865. Desde el inicio de su reinado, sus acciones e intereses se basaron en el deseo de convertir a Bélgica, a través de la adquisición y explotación de territorios de ultramar, en un reino próspero y con prestigio internacional. Buscaba mantener la unidad nacional heredada del reinado de su padre y a su vez posicionar y “completar” a Bélgica como un imperio colonial188. 184Vid. Boaventura de Sousa Santos, Descolonizar el saber, reinventar el poder, Ediciones Trilce, 2010. 185Vid. Jean Stengers, “El imperialismo del rey Leopoldo”, Estudios sobre la teoría del imperialismo, Ediciones Era, 1978. 186Hochschild, Adam, El fantasma del Rey Leopoldo: una historia de codicia, terror y heroísmo en el África Colonial, Barcelona, Malpaso, 2017. 187 Twain, Mark, “El soliloquio del rey Leopoldo”, en La tragedia del Congo, México, Alfaguara, 2010. 188Stengers, op. cit. 71 Su pensamiento se moldeó decisivamente a partir de la admiración que le provocaba la riqueza amasada por el imperio colonial holandés. De ahí que se convenciera de que Bélgica necesitaba ganancias inmensas: El ejército de las Indias holandesas, la marina de las Indias, la administración de las Indias [son] tres inmensas carreras abiertas a la actividad de la juventud holandesa. [Eran también una fuente de fortunas personales que beneficiarían a la madre patria.] En la India, cada familia inglesa tiene uno o dos hijos que viven allí, y allí buscan y hacen fortuna. Estas fortunas se envían a Londres y esta capital, semejante a un panal de abejas al que estos insectos, luego de haber chupado las mejores flores, vienen a dejar su miel, en una de las ciudades más ricas del mundo189. Desde el comienzo, Leopoldo tomó decisiones que iban en contra de lo que la clase alta belga y la opinión en general juzgaban como lo correcto. Ya que, al igual que en Inglaterra en donde liberales renegaban del imperialismo y del colonialismo190, en Bélgica “las empresas ultramarinas [se consideraban] una carga pesada y peligrosa para el país”.191 Aunque son más conocidos los abusos que llevó a cabo en el territorio del Congo, este monarca estaba interesado en dominar más allá de esta gran porción de tierra. Su imperialismo voraz y personal se resumía a una sola frase: “hay que colocar huevos en todos lados, en cien lugares diferentes, siempre habrá varios que acabarán por abrirse”192. Si bien Leopoldo ocultaba celosamente sus planes expansionistas, existe un número pequeño y limitado de fuentes oficiales que informan sobre éstos. Así, mientras que establecía el Estado Libre del Congo (1885), buscaba introducirse en diversos territorios. Jean Stengers193 documentó que solamente en el año de 1898, el monarca belga miraba con ansia hacia el Alto Zambezi, el lago Nyasa, el lago Victoria y hasta el Alto Nilo, pretensión perduró hasta su muerte. 189 Ibíd., p. 273. 190 Por ejemplo, John A. Hobson con su libro sobre el origeny desarrollo del imperialismo en Inglaterra. Hobson, John A., Imperialismo, España, Capitán Swing Libros, 2009. 191Stengers, op. cit. p. 271. 192Ibíd., p. 268. 193Vid., Stengers, op cit. 72 Asimismo, planeaba arrendar Eritrea con el fin de tener acceso al Mar Rojo, ambición que se vio frustrada por el rechazo británico. Más tarde, aprovechó la coyuntura de la guerra hispanoamericana, Leopoldo le propuso a España el arriendo de las Filipinas, pero EEUU se quedaría con las islas. Cuando corrió el rumor de que el reino de Alfonso XIII estaría dispuesto a vender las islas Carolina y Mariana, Leopoldo abalanzó, no obstante, el Imperio Alemán se anticiparía. Insistente, sugeriría al reino la compra de las Islas Canarias y Fernando Poo, pero su propuesta fue rechazada194. Posteriormente, la construcción y explotación del ferrocarril Pekín- Hankow fueron concedidas a una compañía belga. Lo que significó el inicio del control territorial belga en territorios de ultramar195. Además de esta victoriosa penetración en el corazón de China196, en 1885 Leopoldo alcanzó su mayor logro: convertirse en el emperador del Congo. Si bien, las expediciones europeas hacia África comenzaron aproximadamente en el siglo XIV197, la intensa expansión hacia ultramar que incluía la exportación de hombres y medios a terrenos poco conocidos comenzaría hasta el contexto de la llamada Segunda Revolución Industrial. Lo anterior no se trató de un proceso pacífico, pues la mayoría de los Estados europeos competían entre sí para dominar más territorios y, en consecuencia, el mundo colonial se constituiría a partir de la práctica de diversas formas de violencia ejercidas contra las/os colonizadas/os. De esta manera, las aspiraciones de dominación económica y política combinadas con el repentino interés por África, provocaron que la cuenca del río Congo fuera una de las áreas geográficas más atractivas para los intereses de las potencias colonialistas en la época del Imperialismo. Al fin y al cabo, este enorme continente era un magnífico “pastel” de ilimitadas riquezas económicas del que nadie podía perderse. La historia de crueldad y extrema violencia ejercía sobre las poblaciones originarias que caracterizaría a la historia colonial del Congo comenzó entre los 194 Idem. 195 Idem. 196 Idem. 197Vid., Bertaux, op. cit. 73 años de 1875 y 1876, cuando Leopoldo II dirigió su atención al continente y organizó la Conferencia de Geografía en Bruselas a la que inteligentemente invitó a representantes de las potencias imperialistas más fuertes: el Imperio Alemán, Reino Unido y Francia. En dicha conferencia, el monarca mostró un supuesto interés filantrópico en la región y aseguró que su intención era llevar la luz del Cristianismo y la Civilización a un continente salvaje. Como consecuencia, surgió la Asociación Internacional Africana (AIA) de la que él mismo se declaró presidente. Así, con ayuda de la propaganda política de la que sagazmente echó mano, se extendió su discurso civilizador y se divulgó su papel de benefactor desinteresado. El rey belga se presentó como dirigente de una organización supuestamente científica e independiente, de modo que se concedió a sí mismo “una maravillosa aureola que consiguió conservar por años, mucho después de que los ideales de la Asociación fuesen abandonados”198.Sin embargo, en realidad la AIA “tenía el objetivo declarado de explorar esas tierras y construir estaciones que serían centros de civilización y centro de descanso para los viajeros”199. De esta forma, una vez que Leopoldo convenció a la opinión internacional, su invasión-colonización al continente fue consentida y aplaudida. En consecuencia, secretamente financió, en 1879, una expedición en la que le encomendó a Henry Morton Stanley —un explorador y periodista británico poco estimado por sus connacionales— recorrer África de Este a Oeste. El explorador fue contratado como agente de la AIA y su principal misión era “abrir el Congo [para establcer su río más importante como la vía de penetración] al comercio, y acordar con los nativos las condiciones para la construcción de estaciones y almacenes”200. Aunado a lo anterior y en busca de obtener el control político del Congo mientras demostraba su supuesta bondad a la sociedad internacional, 198Stengers, op. cit. p. 269. 199 Conan Doyle, Arthur, “El crimen del Congo”, La tragedia del Congo, México, Alfaguara, 2010, p. 218. 200 Idem. 74 Leopoldo rebautizó a la AIA como Asociación Internacional del Congo (AIC). Y en 1883, declaró que como [dicha asociación] no busca ganar dinero, y no mendiga ayuda de ningún Estado, se asemeja en cierta medida, por su organización, a la Sociedad de la Cruz Roja; ha sido formada mediante grandes contribuciones, y con el noble propósito de prestar servicios duraderos y desinteresados a la causa del progreso201. Para ese mismo año, Morton Stanley negociaba una enorme cantidad de tratados en los que supuestamente los jefes nativos transferían sus tierras a la Asociación. Así, “se expropió a veinte millones de personas y se proclamó que todas las riquezas y tierras del país pertenecían no a sus habitantes, sino al Estado. O sea, al rey Leopoldo”202. En el plano simbólico, el embaucamiento llevado a cabo por el explorador y su empleador estuvo acompañado de la llegada de misioneros al continente, quienes se encargaron de evangelizar sin perder de vista los intereses de Leopoldo, mismos que se comprueban en el discurso en donde argüía que todas las acciones de los religiosos debían ajustarse a los intereses económicos de la corona: Vuestro fin principal es facilitar las tareas a los administradores y los empresarios. Para ellos debéis interpretar el evangelio de la forma que más beneficie nuestros intereses en esta parte del mundo. Para hacerlo deberéis, entre otras cosas, fomentar el desinterés entre los salvajes por las riquezas ocultándolas bajo el suelo si es necesario; así evitamos la tentación de convertirse en asesino por ellas y que sueñen desalojarnos para obtenerlas. Vuestro conocimiento del evangelio os permitirá encontrar fácilmente textos para que los fieles amen la pobreza203. Asimismo, en su discurso reconocía la utilidad que tendría la religión como medio de control de los nativos: Evangelizad a los negros para que ellos permanezcan siempre sumisos a los colonizadores blancos, para que no se rebelen jamás contra las obligaciones que les harán sufrir. Hacedles recitar cada vez “Dichosos los pobres que lloran, pues el reino de los cielos es para ellos”204. 201 Stengers, op. cit., p. 269. 202 Doyle, op. cit. p. 221. 203 Vid. Árido Pábulo, “Discurso del rey Leopoldo II en la llegada de los primeros misioneros al Congo”, 2009. 204 Idem. 75 Admitió también que en la empresa colonial el uso de la violencia en contra de los colonizados sería habitual y necesario. Cimentado en la teología cristiana sostuvo que el sufrimiento era necesario para el crecimiento espiritual; sin embargo, Leopoldo no consideraba el sentido moral del dolor cuando exhortaba a los misioneros a engañar a los nativos al señalar que: Los empresarios y los administradores se verán obligados de vez en cuando a recurrir a la violencia, a insultar, golpear, para hacerse respetar. No deberá permitirse que recurran a la violencia, a la venganza. Para ello, les enseñareis e incitareis, por todos los medios, a seguir el ejemplo de todos los santos que han puesto la otra mejilla, que han perdonado las ofensas, que han recibido salivazos sin estremecerse ni responder a la agresión.[…] Blasfemad y acusadlos de comunismo y de persecución religiosa si ellos os demandan que ceséis de engañarlos y explotarlos205. También tenía la intención de comenzar un proceso de aculturación para adueñarse y extirpar de los productos culturales de los nativos y así reforzar el exotismo occidental: Decidles que las estatuas que guardan son obra de Satanás. Confiscadlas para completar nuestros museos de Ternere y el Vaticano. Hacedles olvidar sus ancestros para que recuerden y adoren los nuestros; Santa María, San Andrés, San Juan, Santa Teresa, etc.206 El monarca se convirtió en una amenaza para los demás Estados expansionistas e inquietó a los gobiernos de Francia y Portugal. La primera puso manos a la obra y a fines de 1879, financió la exploración de Pietro Paolo Savorgnan di Brazzà —explorador italiano naturalizado francés— y en 1883 su soberanía se extendía hasta la cuenca inferior del Río Congo, como consecuencia del tratado que éste firmó con el rey MakokoIloo207. Por su parte, Portugal reclamó el derecho de antigüedad y alegó su potestad sobre la desembocadura del Congo, a través de la cual Diego Cao, al servicio de Juan II de Portugal, había “llevado el cristianismo” al continente en el siglo XV208.De tal modo, se estableció el Congo francés en la orilla derecha del río y la posesión de Leopoldo en la orilla izquierda. Los reclamos de Portugal se 205 Idem. 206 Idem. 207Vid. Berenson, Edward, Heroes of Empire: Five Charismatic Men and the Conquest of Africa, Estados Unidos, University of California Press, 2011. 208Vid. Bertaux, op. cit. 76 resolvieron al permitirle ocupar la región norte del río, sin embargo, en 1885, a raíz de la Conferencia de Berlín, la perdió frente a Bélgica. En el marco de dicha conferencia, “el rey de los belgas se presentó ante las grandes potencias con ese fajo de tratados [los conseguidos por Stanley] en la cartera, manifestando grandes sentimientos humanitarios y solicitando cierto reconocimiento entre las naciones para el Estado que estaba formando”209. De esta manera, ganó la aprobación y la posibilidad de establecer lo que posteriormente sería el Estado Libre del Congo como una posesión personal, es decir, el Congo sería una autocracia independiente de la monarquía constitucional belga210. Sin embargo, para que no existieran dudas del librecambismo de Leopoldo y de sus deseos de ser parte y socio de las potencias, el ministro belga Auguste Marie François Beernaert describía la nueva posesión de la siguiente manera: “El Estado del cual será soberano nuestro rey, será una especie de colonia internacional. No habrá ni monopolios ni privilegios… Más bien al contrario: habrá libertad absoluta de comercio, propiedades y movimientos”211. En las disposiciones que se dictaron en el Acta de la Conferencia de Berlín y la ley de navegación para el territorio, se declaró que el comercio en el río Congo, sus afluentes y las aguas sería libre para los buques mercantes y para el tráfico de barcos grandes y pequeños de las catorce naciones signatarias, sin embargo, debía aprobarse por el rey de los belgas. Asimismo, los siguientes veinte años no se aplicarían impuestos de importación ni de tránsito a las mercancías con las que quisieran comerciar dichas naciones. En cuanto las personas extranjeras, tendrían derecho de proteger, adquirir o transferir bienes muebles e inmuebles. La construcción de carreteras, ferrocarriles o canales laterales sería permitida siempre que funcionara para corregir la imperfección de la ruta del río, asimismo se autorizaría su libre tránsito. 209 Doyle, op. cit. p. 221. 210Vid. Ewans, Martin, European Atrocity, African Catastrophe: Leopold II, the Congo Free State and Its Aftermath, Estados Unidos, Psychology Press, 2002. 211Beernaert apud. Doyle, op. cit. p. 222. 77 Por otro lado, para ejecutar las disposiciones de dicha Ley de Navegación, Imperio Alemán constituyó una Comisión Internacional que decidiría qué obras de infraestructura eran necesarias para facilitar la navegación y el comercio internacional, también fijaría la tarifa de navegación, administraría los ingresos de ésta, supervisaría el establecimiento de cuarentenas y nombraría a los funcionarios que se encargarían del servicio general de navegación. En caso de conflicto la Comisión tendría la capacidad de recurrir a los buques de guerra de las naciones signatarias. Si se suscitaran luchas armadas, las actividades comerciales no se suspenderían. Por último, paradójicamente, en el Artículo IV del Capítulo I, se dictaminaron las disposiciones relativas a la protección y respeto de libertad religiosa de los nativos, de misioneros y nómadas. De esa forma, se estableció que los Estados implicados, al ejercer soberanía o influencia en el territorio africano, debían comprometerse a velar por la preservación de las tribus nativas, buscar la mejora de su moral y su bienestar material, lo que incluía involucrarse en la supresión de la esclavitud y del comercio de esclavos. Asimismo, se decretó la protección y el fomento de la construcción de edificios que albergaran las instituciones de carácter religioso, científico o caritativo que tuvieran como objetivos instruir a los nativos y civilizarlos. Ahora bien, aunque, según el historiador belga Jean Stengers, el rey Leopoldo actuaba según dos modelos, el Java y el egipcio212, en el continente africano no aplicó ninguno de ellos, ya que era una región tan vasta que no podía explorarse ni conquistarse en su totalidad. Primero ideó una “compañía comercial cuyas actividades se extenderían desde un océano al otro mediante una cadena ininterrumpida de estaciones que llegarían desde las bocas del Congo hasta Zanzíbar”213, no obstante descartó este proyecto por el peligro de que las estaciones fueran capturadas por potencias extranjeras. De modo que optó por crear “estaciones libres”, estaciones soberanas en las que incluyó a los jefes y tribus locales con el fin de proporcionar alguna defensa en caso de ataques extranjeros. Sin embargo, con el crecimiento de estos territorios, posteriormente llamados “Estados libres”, concluyó que sería mejor convertirlos 212Vid. Stengers, op. cit. 213 Idem. 78 en uno solo, es decir, a 3,905,720 km2, 13,428 km náuticos y 82,087 km2 de superficie lacustre214 los unificó en un solo territorio llamado Estado Libre del Congo, cuya capital era Boma. 214Vid. Williams, George, “Carta al rey Leopoldo”, La Tragedia del Congo, México, Alfaguara, 2010. 79 Como fachada para su poder absoluto sobre el colosal territorio, el monarca designó tres ministros para el nuevo Estado, que responderían sólo ante él: uno para asuntos exteriores, otro de economía y un tercero de interior. En los primeros años su gobierno no tenía la capacidad militar ni la solidez financiera para gobernar un territorio tan vasto215, además, había utilizado la mayoría de sus recursos personales para costear las exploraciones de Stanley, así como las primeras operaciones de la toma de posesión de su dominio. En consecuencia, hasta 1890, existían solamente cincuenta estaciones de gobierno en todo el territorio, en las que no había oficiales blancos sino soldados negros. Su autocracia comenzó en bancarrota. Su “Estado sin aduanas” no generaba las riquezas esperadas ni a través de los tributos fiscales ni por la explotación de los recursos naturales, la principal actividad generadora de capital. A pesar de que “agentes a comisión batían el país, organizaban cacerías, asaltaban pueblos, explotaban a porteadores y empleaban medios cada vez más despiadados para obtener marfil”216, no se generaban los suficientes beneficios económicos para sostener el nuevo Estado ni mucho menos para llevar riqueza a Bélgica. Pese a que el Estado Libre del Congo era su posesión personal, el rey buscaba que los beneficios impactaran directamente en su reino. Probablemente, sea contradictorio que su nuevo territorio en el continente africano no fuera una colonia belga. En este sentido, se explicarán los contrasentidos del imperialismo del rey de Bélgica. En primer lugar, no tenía el apoyo de sus connacionales, iba en sentido opuesto a la opinión general y por lo tanto, tuvo adversarios y críticos que lo acusaban de ir directo a la quiebra. En segundo, a diferencia de las potencias europeas —llamada también países capitalistas maduros— que tenían la determinación principal de encontrar nuevos mercados en territorios de ultramar, Leopoldo veía la verdadera ganancia en la extracción de los recursos 215Vid. Williams, op. cit. 216Meredith, Martin, África. Historia de cincuenta años de independencia, Intermón Oxfam Editorial, p. 125. 80 naturales. De modo que su objetivo era simplemente el saqueo: “el imperialismo de Leopoldo era imperialismo económico en su forma más pura: la persecución de la ganancia”217.De esta manera, si en un primer momento el Congo no se convirtió en una colonia belga, fue porque el rey nunca tuvo la intención real de invertir su patrimonio para desarrollar al atrasado continente africano. Es verdad, que mucho se ha escrito sobre la ambición puramente personal de Leopoldo y que al final de sus días se le consideró como un hombre codicioso, voraz y cruel. Sin embargo, y no con intención de excusarlo, si se explica el imperialismo del monarca belga solamente desde el enfoque de la obstinación de un solo hombre, sería cometer un error y restarle importancia al contexto histórico. Así, por ejemplo, en la segunda mitad del siglo XIX la hostilidad entre los Estados europeos se debió, en parte, al naciente espíritu nacionalista. Esta rivalidad moldeó a las relaciones internacionales de ese período e impulsó a Leopoldo, entre otros, en su codicia territorial: cuando utilizaba el dinero como instrumento político lo hacía usualmente por su país más que para sí mismo. El Congo le produjo dinero, pero lo empleó casi exclusivamente en enriquecer el patrimonio nacional belga, adquiriendo propiedades, construyendo monumentos y mejorando las ciudades. Su fortuna personal no le obsesionaba; la prosperidad y grandeza de Bélgica, sí218. Ahora bien, al no tener recursos suficientes, el rey convenció al Parlamento belga para que le prestara diez millones de francos al Congo y así crear una red ferroviaria y una red de carreteras que se utilizaran como alternativas de transporte distintas al río y sus afluentes. Es probable que la insinuación de Leopoldo sobre legar el territorio africano a Bélgica influyera en la decisión que tomó la institución de proporcionarle los recursos económicos219. Asimismo, el rey lanzó la iniciativa de una reunión internacional y convocó a la Conferencia de Bruselas (1889-1890), también conocida como Congreso Antiesclavista de Bruselas. En este caso, amén de que el objetivo 217Stengers, op. cit., p. 283. 218Stengers, op. cit., p. 271. 219Vid. Hochschild, op. cit. 81 principal era poner fin al tráfico de esclavos en África, el rey consiguió —a pesar de la oposición y la resistencia de Holanda— que se liberara al Estado del Congo de ser un puerto franco. Esto contribuyó a que se fortaleciera la posición del nuevo Estado, al que el Parlamento belga le concedió otro préstamo, esta vez, por veinticinco millones de francos. De manera conjunta, el rey promulgaría leyes de forma arbitraria y secreta que, según lo estipulado en el Bulletin Officiel, podían ser alteradas en cualquier momento sin publicarse previamente en Europa220. En los años siguientes, paulatinamente y con la idea de que sólo el saqueo era la manera de generar ganancias económicas para Bélgica, la (des)posesión de la tierra se convirtió en el primer objetivo y el Estado reforzó su control sobre ésta y sus recursos, es decir, la cuenca del Congo se convirtió plenamente en una propiedad privada: […] Se desanimaba y expulsaba a los comerciantes independientes, fuesen belgas o alemanes, ingleses o franceses […] El Estado se autoproclamaba en todas partes como el único terrateniente y único comerciante, en flagrante desprecio del Tratado de Berlín. En algunos casos trabajaba su supuesta propiedad, en otros la arrendaba […]221 Con el reclamo de la totalidad la tierra, la posesión más valiosa del pueblo colonizado, y con el descubrimiento del caucho virgen el Estado Libre de Congo pasó de exportar en 1890 sólo cien toneladas métricas de caucho a exportar, en 1901, 6000 toneladas métricas222. Así, comenzaron a emitirse un sinfín de órdenes por parte de capitanes y tenientes en diferentes distritos que aprobaban al Estado como el único benefactor de los recursos naturales, de esta manera ni los nativos, ni los comerciantes rapaces tenían el derecho de recolectarlos para su propio beneficio. Por mencionar algún ejemplo, en el año de 1892, en el distrito Banagala el teniente Lemaire proclamaba que dado que no se ha otorgado ninguna concesión para recolectar caucho en los dominios del Estado correspondientes a esta distrito, (1) los nativos sólo pueden recolectar caucho a condición de vendérselo al Estado, y (2) cualquier persona o personas, o barco, que tenga en su posesión, o a bordo, más de un 220Vid. Doyle, op. cit. 221 Ibíd, p. 232. 222Vid. Stengers, op. cit., p. 283. 82 kilo de caucho será sometido a unprocès verbal, pudiendo confiscarse dicho barco sin prejuicio para el subsiguiente proceso223. Este expolio inauguraría la desarticulación de las costumbres, de la organización política, de las formas sociales autóctonas, en resumen, de la formas de existencia; y esto se logró a partir de dos limitaciones: la delimitación discursiva provocada por la dicotomía civilizado-salvaje en la que se sumió al mundo colonial y la inmovilización física del colonizado, pues “en las regiones coloniales […] el gendarme o el soldado, por su presencia inmediata [en] sus intervenciones directas y frecuentes […] le aconsejan, a golpes de culata o incendiando sus poblados, que no se mueva“224. Como lo anunció el escritor británico Arthur Conan Doyle: “Una vez que se ha confiscado la tierra, el resto es su lógica consecuencia”225. Para afianzar el poder económico sobre los recursos naturales, principalmente sobre el caucho y el marfil que alimentaban las industrias de los países centrales, el Estado emprendió acciones como la leva de nativos y de soldados provenientes de otras potencias coloniales asentados en el continente para que, en consonancia con las estaciones de gobierno de los diferentes distritos, se encargaran de disponer de los recursos naturales. Dicho sistema consistía en: […] obligar a las personas desposeídas (irónicamente llamadas “ciudadanos”) a recoger, en beneficio del Estado, los mismos productos que les habían quitado. Esto se realizaría de dos maneras; la primera imponiendo unos impuestos arbitrarios, de creciente cuantía, que acababan por hacer que las personas consumieran su vida en dicha recolección sin recibir nada a cambio. La segunda era llamada comercial, y con ella el Estado pagaba a los nativos la cantidad que quisiera, y como eligiera, impidiendo la existencia de competidores226. A la par de la explotación de recursos naturales, también se explotaba a los habitantes del continente, pues no se suprimió la esclavitud como había establecido la Conferencia de Berlín. Antes bien, se creó una manera diferente de llevar a cabo la recolección, pues para obtener mayores ganancias el 223 Doyle, op. cit., p. 234. 224Fanon, Frantz, Los condenados de la tierra, México, Fondo de Cultura Económica, 2014, p. 33. 225 Doyle, op. cit. p. 245. 226 Ibíd., p. 242. 83 Estado debía evitar pagar sueldos innecesarios. De esta manera, el nuevo sistema consistía en enviar solamente a dos mil agentes blancos, organizados en parejas o en solitario, a las estaciones de gobierno más céntricas, ya cada uno de ellos se le concedía el control sobre cierto número de salvajes, a los que se les proporcionaban armas de fuego para que vigilaran que los poblados sometidos hicieran su “trabajo”. Esta nueva élite nativa recibió el nombre de capitas, quienes reclamaban vino de palma, pedían mujeres, pegaban, mutilaban y mataban sin límite alguno, incluso imponían el incesto público para “divertirse” con el espectáculo227. Estos nuevos empleados se convirtieron en una pieza angular para la alimentación de la industria pues cuanto más terror inspiraran, más útiles eran: los habitantes del poblado obedecerían con más rapidez y más caucho sería enviado a las estaciones centrales. Empero el capita no estaba exento de escarmiento, pues cuando la cantidad recogida disminuía, era torturado por los oficiales belgas. En este sentido, durante el tiempo que se mantuvo este sistema de recolección, explotación de recursos naturales y esclavitud, la población nativa no sufrió sino maltratos, torturas y muertes. La principal consecuencia de esta primera etapa de expoliación basada en el sistema de agentes y la recolección de caucho, fue el despedazamiento de las familias nativas, pues mientras que los hombres jóvenes eran secuestrados para ser soldados o trabajadores de las estaciones de gobierno, las mujeres—embarazadas o con bebés lactantes— y niños eran obligados a recoger, sin remuneración, caucho. Asimismo, los jefes tribales organizaban a la población a su cargo y eran quienes tenían el contacto directo con los capitas228. Dentro de los grupos más vulnerables estaban las ancianas nativas, esto se revela en uno de los testimonios más atroces sobre la violencia que ejercieron sobre ellas tanto los jefes de estación (los blancos) como los guardias forestales (capitas). Estas mujeres estaban sujetas a la opresión y 227Vid. Casement, Roger, “Informe general del Sr. Casement al marqués de Landsdowne”, La tragedia del Congo, México, Alfaguara, 2010. 228Vid. Idem. 84 violencia múltiples debido a la interseccionalidad229 entre los marcadores de género y raza; del mismo modo, nos demuestra la relación indisociable entre patriarcado, capitalismo y colonización: En las estaciones al cargo de hombres blancos, funcionarios de Gobierno, se ven filas de pobres ancianas escuálidas, algunas meros esqueletos, trabajando desde las seis de la mañana hasta el mediodía, y desde las dos y media a las seis, acarreando vasijas de arcilla llenas de agua, marchando pesadamente en grupos, y separadas unas de otros por metro y medio de cuerda que llevan anudada al cuello. Son prisioneras de guerra […] Van desnudas, a excepción de un miserable trozo de tela hecho con retales, sujeto a la cintura por un cordel. No les quitan la cuerda para nada. Viven en la casa de los guardias, al cargo de centinelas negros que disfrutan abofeteándolas y humillándolas, pues no hay compasión […] Los prisioneros varones son tratados de mejor manera230. Aunado a ello, cuando un poblado se negaba a recoger el caucho, no cumplía con la cantidad estipulada o se rehusaban a entregar el marfil que tenían, sus integrantes eran asesinados, golpeados, mutilados de manos y pies o capturados como esclavos. Finalmente, otro efecto de la extrema y demencial violencia sobre las poblaciones nativas eran los azotes que se les propinaban con piel de hipopótamo sin curtir, es decir, con el chicote. Todo lo anterior empeoró la situación de los nativos cuando el Estado, que no respetaba el artículo V del Tratado de Berlín en el que se prohibía cualquier monopolio de tipo comercial, estableció en 1891 la política de “vacant lands”231.Leopoldo tomó esta decisión para contrarrestar su incapacidad de manejar un territorio tan vasto, pues consistía en subarrendar “grandes extensiones de terreno a compañías monopolistas”232. Entre las principales estaban la Compagnie du Congo pour le Commerce et ‘Industrie (CCCI),la Société Anonyme Belgepour le Commerce du Haut Congo (SAB), la Anglo- Belgian India Rubber and Exploration Company (ABIR)y la Société Anversoise du Commerce au Congo (Anversoise). Además, frente al avance de 229 Para explorar más sobre este concepto Vid. Crenshaw, Kimberlé, “Mapping the margins: Intersectionality, identity politics, and violence against women of color”, Stanford Law Review., Vol. 43 1990, p. 1241- 1299. 230 Doyle, op. cit. p. 249. 231 Esta política establecía que las tierras no ocupadas por población nativa se convertirían en propiedad del Estado. Vid. Didier Gondola, The History of Congo, EEUU, Greenwood Press, 2002. 232 Doyle, op. cit., p. 261. 85 exploradores en el territorio, se constituyeron otras empresas como la Compagnie du Katanga, la Union Minière du Haut Katanga, La Lulonga Company y la Compagnie du Kasai. El territorio terminó dividido de la siguiente manera: 86 Muchas de estas compañías no eran enteramente belgas, al menos en sus inicios Leopoldo “favorecía la asociación de capital belga con el capital extranjero porque, a su juicio, tal sistema solía ser garantía de fortaleza y éxito”233. Sin embargo, Leopoldo procuró reservarse a título personal el 50% de sus acciones y, posteriormente, cuando tuvo el capital suficiente adquirió hasta el 80% de las mismas234. A continuación se presentan dos tablas que nos muestran el valor en francos belgas, el porcentaje y el peso en kilos de las exportaciones de cobre y de marfil que se realizaron desde el Estado Libre del Congo. 233Stengers, op. cit., p. 280 234Vid., Arthur Conan Doyle, Op. Cit. Exportaciones de marfil del Estado Libre del Congo de 1888- 1892 Year Value (100 Belgian francs) % exports Weight (kilos) 1888 1,096 42 5,824 1889 2,270 52 45,252 1890 4,669 56 76,448 1891 2,835 53 59,686 1892 3,730 67 118,739 87 Por otro lado, como ha sucedido en otros procesos de violencia colonial235, no hay estadísticas demográficas236, pues los colonizadores no tenían interés ni tiempo más que para enriquecerse a través de la explotación de los recursos naturales encontrados en tierra de bárbaros o de salvajes. Por eso, ¿a quién podría importarle si los pobladores, de ese oscuro continente y de los que se sabía con certeza que eran todo menos humanos, eran asesinados o torturados?, lo relevante era si, a pesar de ser incivilizados, podían pagar los impuestos o recoger el caucho, el marfil y otros recursos minerales sin remuneración alguna. Ante la reducida información el antropólogo Jan Vansina237, ha estimado que entre 1880 y 1920 la población en el territorio denominado como el Estado Libre del Congo se redujo casi a la mitad. A continuación, se presenta una lista de poblaciones realizada por el diplomático irlandés Roger Casement en 1903238: 235Vid., Todorov, op. cit, 2010. 236Vid. Casement, op. cit. 237Vansina, Apud, Gondola, op. cit. 238 Casement, op. cit., p. 162. Las cifras de 1893 son aproximadas y las poblaciones contempladas no representan ni un tercio de las que en realidad existían. Exportaciones de marfil del Estado Libre del Congo de 1888- 1905 Year Value (100 Belgian francs) % exports Weight (1000kilos) 1888 260 10 74 1890 556 6 123 1895 2,882 26 576 1900 39,874 84 5,316 1905 43,755 86 4,861 1893 1903 Notas Botunu 500 80 Bosende 600 … Ngombe 500 40 No están en la vieja aldea, sino cerca. Irebu 3,000 60 Ahora es un campamento estatal con cientos de soldados y mujeres. Bokaka 500 30 Lobwaka 200 30 Boboko 300 35 88 Por otro lado, las condiciones y circunstancias infrahumanas de vida en distintas regiones del Estado Libre del Congo fueron recuperadas por Roger Casement en 1903 y reunidas en su Informe general del Sr. Casement al marqués de Lansdwone. Se verá que los horrores y atrocidades, que según Leopoldo II tenían lugar en el continente africano y que debían desaparecer, fueron resultado de la irrupción, explotación y violencia llevadas a cabo por los europeos. Por ejemplo, sobre Coquilhatville, habitada por las poblaciones Bolenge, Nganda y Wangata, Casement se percató de que estaba asignada por el Estado para albergar plantaciones de café y cacao. Ninguna plantación era propiedad de los nativos y se les exigían impuestos de comestibles, así como de otros recursos. Al jefe de poblado de Wangata los capitas le demandaban que entregara semanalmente provisiones de kwanga239, pescado, esteras de palma, leña para los vapores, un pescado grande o dos aves de corral y, además, los hombres debían participar en la caza. Aunque estos productos eran “impuestos” con los que los nativos debían contribuir, los capitas disfrazaban esta atrocidad, a través de un pago injusto240. Adicionalmente, para cumplir con la cantidad de productos estipulada, el jefe del poblado constantemente debía comprarlos en el mercado y pagaba más que lo que recibía por ellos. Esto quiere decir que los pobladores además de abastecer y alimentar a los empleados del Estado, perdían sus propios recursos. Además, un poblado no cumplía con lo exigido, uno de sus 239 Pan de mandioca macerado y envuelto en una hoja de bananero y hervido en agua. 240 Vid., Casement, op. cit. Mwenge 150 30 Boongo 250 50 Ituta 300 60 Ienze 320 20 Ngero 2,500 200 En varios grupos pequeños de chozas. Mwebe 700 75 Ikoko 2,500 800 Incluidos los campamentos de pesca. 89 integrantes era encarcelado o era llevado lejos para trabajar como obrero en beneficio del Gobierno. La violencia ejercida por parte de las compañías caucheras ABIR y La Lulonga se manifestaba de forma diferente. En el territorio que era concesión de la ABIR, los capitas eran enviados a almacenar el caucho que ya había sido recolectado, pero con la excusa de que los empleados que garantizaban la seguridad a las compañías tenían derechos de vigilancia, aprovechaban para hacer la guerra a los nativos. A cada capita se le otorgaba un rifle de percusión junto con cierto número de cartuchos; sin embargo, por cada cartucho utilizado, este debía entregar en las oficinas una mano mutilada, amén de las personas asesinadas. Con estos métodos se lograba la extracción aproximada de entre 600 y 800 toneladas de caucho anualmente241. Por otro lado, los empleados de La Lulonga, que no tenía derechos de vigilancia, mantenían niños y mujeres retenidos hasta que obtenían el recurso. Cuando los hombres jóvenes, los únicos capaces de subir en la pirámide de dominación, no cumplían con las cuotas de caucho, comida y otros recursos preferían huir de sus poblados, para convertirse en los capitas de poblaciones diferentes, ser los cazadores, no los cazados. Esta diferenciación de tribus durante el colonialismo beneficiaba enteramente al régimen colonial, por ejemplo: durante las incursiones para conseguir esclavos se le proveían armas a una aldea para que se enfrentara a otra, para finalmente incorporar a los capturados a las tropas regulares242. Como Fanon afirmó: “el colonialismo no se contenta con comprobar la existencia de tribus; las fomenta, las diferencia”243. Finalmente, es necesario señalar la situación de las mujeres nativas. Ante una colonización racializada y sexista, este grupo fue violentado de diferentes formas. Mientras que algunas eran arrestadas, atadas por el cuello o por los tobillos, para que un poblado aportara la cantidad de caucho exigida244; 241Vid., Casement, op. cit. 242 Williams, op. cit., p. 24. 243 Fanon, op. cit., 2014, p. 86. 244Vid. Casement, op. cit. 90 otras eran secuestradas y prostituidas, así lo describía el político e historiador estadounidense, George Washington Williams: Se importan mujeres al Gobierno de Vuestra Majestad con fines inmorales. Se introducen de dos maneras: se envían hombres negros a la costa portuguesa, donde contratan a las mujeres como amantes de los hombres blancos, quienes abonan al proxeneta una suma mensual. El otro método consiste en capturar mujeres nativas y condenarlas a siete años de servicio por algún delito imaginario cometido contra el Estado […] Después el Estado alquila esas mujeres al mejor postor, siendo los primeros en elegir los oficiales, y luego el resto de los hombres […]245. A modo de conclusión, cualquier proceso de colonización imperialista implica factores económicos, políticos e ideológicos-culturales, de tal manera que se vuelve necesario analizar, cabal y profundamente, las distintas dimensiones. En el caso particular de la colonización belga en el Congo, la ambición territorial de Leopoldo II estuvo influida por un contexto histórico en el que las potencias imperialistas competían entre sí. El imperialismo belga en África fue sustentado por dos discursos ideológicos muy puntales: el Cristianismo y la Civilización, su particularidad reside en el simple saqueo. El territorio no se convirtió en una colonia, los únicos asentamientos de europeos que existieron eran los que se encontraban en las estaciones de gobierno. Finalmente, no sólo se explotaron y agotaron los recursos naturales, sino que también las sociedades fueron sometidas a maltratos físicos y psicológicos y, en muchos casos, asesinadas. Rule, Britannia!, Britannia rule the waves: Britons never never never shall be slaves Rule Britannia, James Thomson 2.2 LA GRAN TRADICIÓN DEL COLONIALISMO: IMAGEN Y POSTURA DE AUTOR DE JOSEPH CONRAD Ya se ha hablado de la relación que existe entre la ideología de una época y de una sociedad específicas con sus productos culturales, incluida la literatura. 245 Williams, op. cit., p. 22. 91 Dicho esto, en el presente apartado se mostrará la manera en la que Joseph Conrad ha sido estudiado, clasificado y legitimado, en primer lugar, por la crítica literaria temprana, mayormente occidental. En segundo lugar, se tomará en cuenta la ruptura llevada a cabo en los estudios conradianos dominantes a partir de la inclusión de otros enfoques, como el político y el social, planteados por los Estudios Culturales y la teoría poscolonial. Para lo anterior se utilizarán las categorías sociológicas y discursivas de “imagen de autor” y de “postura de autor”, vistas desde el enfoque sugerido por la investigadora Ruth Amossy246. Del mismo modo, servirá de apoyo el planteamiento teórico-político de Antonio Gramsci247 sobre los intelectuales, su vínculo con el sistema y la posición que ocupan en la sociedad de clases. Ahora bien, la imagen de autor, o la representación discursiva del mismo248, está constituida por una doble naturaleza o, lo que es lo mismo, dos imágenes discursivas: aquella que proyecta el autor de sí mismo y la que es construida por terceros, ya sean profesionales inmersos en la esfera cultural, críticos literarios, biógrafos o medios publicitarios. La imagen de autor creada por terceros consiste en la elaboración y circulación de “discursos [que casi nunca están controlados por el autor y] que esbozan una figura imaginaria, un ser compuesto de palabras al que se le atribuye una personalidad, unos comportamientos, un relato de vida […]”249. Su función no tiene cabida solamente en el plano institucional, es decir, repercute y responde a lo que exige campo literario250, así como también modela “la relación personal que el lector entabla con el texto”251. Frente a esto, el escritor real, en un intento por reapropiarse de la imagen que se ha creado de él y 246 Amossy, Ruth, “La doble naturaleza de la imagen de autor” en Zapata, Juan Manuel (Ed.), La invención del autor. Nuevas aproximaciones al estudio sociológico y discursivo de la figura autorial, Universidad de Antioquia, 2014, pp. 67-84. 247 Vid. Gramsci, Antonio, La formación de los intelectuales, México, Grijalbo, 1963. Antonio Gramsci, Cuadernos de la cárcel 2: los intelectuales y la formación de la cultura, México, JP, 2013. Antonio Gramsci, Cuadernos de la cárcel 4: literatura y vida nacional, México, JP, 1976. 248 Vid. Amossy, op. cit. 249 Amossy, op. cit., p. 68 250 Según Amossy, la inserción de un autor en el campo literario exige la promoción editorial, la contribución a la esfera cultural, satisfacer las necesidades del público lector o gestionar el patrimonio cultural. 251 Amossy, op. cit., p. 69. 92 conducirla en la dirección que desea, construirá otra imagen discursiva —que reforzará o se opondrá a la creada por terceros— a partir de sus metadiscursos, ya sea en entrevistas, en los prefacios o en otros paratextos252 de sus obras253. De esta forma, el escritor se adhiere a algún movimiento artístico o establece una posición deseada en el campo literario. También, la elección del género literario le permitirá “perfilar una imagen de autor distinta a la que forjan los comentadores o la que promueven los lectores de sus novelas o poemas”254. Finalmente, a pesar de que ambas imágenes están elaboradas en contextos distintos y por lo tanto pueden resultar contradictorias, tienen dos cosas en común: están determinadas históricamente y son una estrategia de posicionamiento en el campo literario255. Sin embargo, la frontera entre estas dos construcciones se desvanece para dar paso a la “postura de autor”, esto sucede “[…] a partir del momento en que la imagen de autor es producida y asumida por el escritor como una estrategia de posicionamiento más o menos deliberada (pues no es necesario que sea consciente y calculada) […]”256. En otras palabras, la postura es co-construida por el escritor y por terceros; empero, “para ocupar una posición efectiva en el campo, la imagen construida por el autor debe ser reconocida por las instancias de difusión y de legitimación”257. Una vez que han quedado claras las categorías de “imagen de autor” y de “postura de autor”, conviene seguir con la propuesta de Antonio Gramsci respecto a los intelectuales y su posición dentro de la sociedad de clases. Esto permitirá relacionar la figura del intelectual con Joseph Conrad, así como con los críticos literarios que analizaron las letras conradianas. 252 Desde la perspectiva de Gerard Genette, un paratexto es todo aquello que procura un entorno a la obra literaria; en este sentido, llama paratexto a los títulos, subtítulos, prefacios, epílogos, así como a los borradores o esquemas previos a la creación de la obra. Vid. Genette, Gerard Palimpsestos. La literatura en segundo grado, Madrid: Taurus, 1962. 253 Vid. Amossy, op. cit. 254 Ibíd., p. 70. 255Ibíd. 256 Ibíd., p. 72. 257 Idem. 93 En primer lugar, para este teórico marxista el grupo dominante de una sociedad afirma su posición no sólo por medio de la fuerza, sino que, a través de los hombres que cumplen la función de intelectuales, construye y reproduce una hegemonía, es decir, una “dirección política, intelectual y moral”258. En este sentido, Los intelectuales son los “empleados” del grupo dominante a quienes se les encomienda las tareas subalternas en la hegemonía social y en el gobierno político, a saber: 1) del “consenso” espontáneo que grandes masas de la población dan a la dirección impuesta a la vida social por el grupo social dominante, consenso que históricamente nace del prestigio (y por tanto de la confianza) detentado por el grupo dominante, de su posición y de su función en el mundo de la producción; 2) del aparato de coerción estatal que asegura “legalmente” la disciplina de aquellos grupos que no “consienten” ni activa ni pasivamente, pero que está preparado por toda la sociedad en previsión de los momentos de crisis en el comando y en la dirección, casos en los que el consenso espontáneo viene a menos259. Para Gramsci, desde una clara impronta marxista, “los hombres toman conciencia de los conflictos de estructura en el terreno de la ideología […]”260 y, por consiguiente, será la realidad material la que genere superestructuras261, no al revés. De esta manera, cada clase social tendrá su propio grupo de intelectuales que la homogeneícen y la concienticen de su propia función. En este sentido, “en el sistema social democrático burgués se han creado imponentes masas de intelectuales que no se justifican solamente para la atención de las necesidades de producción, sino también para las exigencias políticas del grupo básico dominante”262. Así, la relación de los intelectuales con la base material es “mediata”, lo que los convierte en “funcionarios” de la superestructura263. Gramsci plantea la existencia de un proceso dialéctico entre la estructura y la superestructura. Así, es posible destacar que la aceptación y reproducción de una “imagen de autor”, una “postura de autor”, así como de una obra literaria dependerá en gran 258 Gramsci apud Giacaglia, Mirta, "Hegemonía. Concepto clave para pensar la política", Tópicos 10, 2002, pp. 151-159. 259 Gramsci, op. cit. 2013 p. 18. 260 Gramsci, op. cit.1963, p. 99. 261 Vid. Gramsci, op. cit. 1976. 262 Gramsci, op. cit. 1963, p. 32. 263Ibíd., p. 17. 94 medida de la hegemonía y de lo realizado por quienes llevan a cabo la labor intelectual dentro de condiciones sociales específicas. Ahora bien, a pesar de ser polaco de nacimiento, Joseph Conrad fue y todavía es reconocido como uno de los grandes escritores de lengua inglesa264, incluso una de sus novelas, Lord Jim, ha sido considerada como el resultado del cambio cultural de la literatura victoriana a la literatura modernista265. De este modo, las primeras consideraciones sobre la obra de este autor se concentraron en su técnica y en sus elementos formales y retóricos. Estos estudios serían el preámbulo de las discusiones que versarían sobre las distintas corrientes estéticas incluidas en la literatura conradiana, como el realismo, el romanticismo o el modernismo. Paralelamente, se desarrollaron los estudios biográficos. Al final, debido al nacimiento del psicoanálisis, también incrementaron los estudios que buscaban establecer un vínculo entre la mente del autor y sus trabajos literarios. Primero, se hará una breve recopilación de los más tempranos e influyentes análisis literarios, en su mayoría trabajos de críticos ingleses y estadounidenses266. En 1914, con ayuda del propio escritor, se publicó el primer libro que contenía un estudio crítico sobre la literatura conradiana, llamado Joseph Conrad: A Study267. De este texto se derivarían dos tendencias críticas, por un lado se le consideraría como un escritor que marcó una época nueva en la literatura europea y al mismo tiempo se le integrará dentro de la tradición literaria europea del siglo XIX; en este sentido, podemos considerar que su trabajo fue equiparado al del escritor francés Gustave Flaubert y al del autor ruso Iván Turgenev, por mencionar algunos. Posteriormente, en Joseph Conrad: A Short Study of his Intellectual and Emotional Attitude towards his Work and of the Chief Characteristics of his 264 Vid. Leavis Raymond, Frank, The Great Tradition: George Eliot, Henry James, Joseph Conrad, Estados Unidos, Faber Finds, 2011. 265 Shires, Linda M., “The aesthetics of the Victorian novel: form, subjectivity, ideology”, en The Cambridge Companion to the Victorian Novel, Philadelphia, Temple University, pp. 61-76. 266 Esto se debió a que el inicio de la carrera literaria de Conrad coincidió con el desarrollo de la imprenta y con la expansión de la industria editorial en Inglaterra y en Estados Unidos. Vid. Simmons, Allan H., “Conrad Among the Critics: The Early Reviews” Yearbook of Conrad Studies, Vol. 3, 2007, p. 81-95. 267 Vid. Middleton, Tim, Joseph Conrad, Nueva York, Routledge, 2006. 95 Work268, el escritor estadounidense Wilson Follet evidenció el creciente éxito de Joseph Conrad en el mercado del otro lado del Atlántico. Además, destacó las contribuciones del autor a la narrativa breve y clasificó su trabajo como realismo moderno, pues, según él, estaba más enfocado en lo psicológico que en lo social. Asimismo, como consecuencia del auge de los estudios biográficos, Follet, motivado por el interés de establecer un vínculo entre las características de su producción literaria y su historia de vida, analizó a Conrad como un hombre con tres facetas: el polaco, el marinero y el escritor. Con el paso del tiempo, el trabajo de Conrad se convirtió en objeto recurrente de estudio, por ejemplo en Joseph Conrad: His Romantic- Realism269, Ruth Stauffer planteó por primera vez, la hipótesis de que la literatura de Conrad, rica en yuxtaposiciones entre lo mundano y lo maravilloso, lo incongruente y lo lógico, era una mezcla entre el romanticismo y el realismo: “the poetic imagination of the Romanticist and the minute observation of the Realist”270. En 1924, el novelista inglés que colaboró con Conrad en tres novelas, Ford Madox Ford, en su libro Joseph Conrad: A Personal Remembrance271, se encargó de mostrar un esbozo general sobre la vida de Conrad. Debido a su cercanía con el escritor su propuesta de asociar las anécdotas y el comportamiento del escritor con su producción literaria reforzó las lecturas biográficas. Igualmente, se encargó del estudio de la estética literaria y la función del artista en la sociedad moderna planteados por Conrad en uno de sus paratextos: el prefacio a The Nigger of the ‘Narcissus’272. Una de las cuestiones más importantes de esta obra es que establece que ambos autores habrían aceptado la denominación de escritores modernistas273. 268 Idem. 269 Vid. Stauffer, Ruth Matilda, Joseph Conrad: His Romantic-realism, Boston, Four Seas Company, 1922. 270 La imaginación poética de un romántico y la minuciosa observación de un realista. [Traducción propia.] apud Middleton, op. cit., p. 140. 271 Idem. 272 Este tema atraería a muchos otros estudiosos de la obra de Joseph Conrad, entre los más importantes está el crítico literario inglés Ian Watt. Vid. Watt, Ian, “Conrad's Preface to ’The Nigger of the'Narcissus'”, Novel: A Forum on Fiction, Estados Unidos, Duke University Press, 1974. p. 101-115. 273 Vid.Ford, Madox Ford, Joseph Conrad: un recuerdo personal, Barcelona, Nortesur, 2011. 96 Por otra parte, Gustav Morf escribió The Polish Heritage of Joseph Conrad274, en donde propuso una biografía psicológica a partir de las teorías del fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, y de su discípulo, Carl Gustav Jung. Morf consideraba que los personajes y narradores de Conrad eran versiones idealizadas de sí mismo. También, consideró relevante el origen eslavo del escritor en la interpretación de sus obras. Conrad también fue blanco de los estereotipos occidentales. Incluso, después de que hubiera menguado la producción crítica sobre la literatura de Joseph Conrad, hubo una propuesta que más enalteció a este autor y a su obra. En 1948, el crítico literario inglés, Frank Raymond Leavis, en su libro The Great Tradition275, incluyó a Conrad en la Gran tradición de la novela inglesa, junto a Jane Austen, George Eliot, Henry James y D. H. Lawrence. Leavis vinculó la agilidad literaria de los novelistas con su calidad moral; las características que, según él, los hacían sobresalir son “a vital capacity for experience, a kind of reverent openness before life, and a marked moral intensity”276. Destacó que la relevancia de Conrad consistía en el impacto que causaban las descripciones sobre el aislamiento moral de sus personajes. Este influyente crítico estaba interesado en establecer a Joseph Conrad como un fiel representante de la cultura nacional inglesa y resaltó el hecho de que éste eligiera escribir en inglés y no en francés277. Asimismo, sugería que Conrad estuvo predestinado a escribir en lengua inglesa pues, según Leavis, éste era “a master of the English language”278. Otra de las estrategias utilizadas por el crítico literario fue considerar que su técnica y forma literarias estuvieron determinadas por el novelista inglés, Charles Dickens. La imagen de Conrad construida por Leavis, permanecería por más de veinte años279. En Joseph Conrad: Achievement and Decline280, el profesor inglés Thomas Moser dividió la vida literaria del autor en dos partes, la primera, de 274 Morf apud Middleton, op. cit. 275 Vid. Leavis, op. cit. 276 Una capacidad vital para la experiencia, una especie de apertura devota ante la vida y una marcada intensidad moral [Traducción propia]. Ibíd., p. 9. 277 Vid. Leavis Raymond, Frank, “Joseph Conrad”, The Sewanee Review, Vol. 66, No 2, 1958, p. 179-200. 278 Un maestro de la lengua inglesa [Traducción propia] apud Middleton, op. cit., p. 143. 279 Vid. Middleton, op. cit. 280 Idem. 97 1895 a 1912, en la que, según Moser, Conrad se interesaba por la psicología del fracaso moral, mientras que en la segunda, de 1913 a 1924, la preocupación del autor era el funcionamiento del azar. Su opinión sobre el declive de la literatura de Conrad fue secundada por Albert Guerard281, quien declaraba que los fracasos de las últimas novelas de Conrad se debieron a tres causas: la inclusión de una ética sentimental, que el narrador o la conciencia central fueran necios o idiotas y la falta de imaginación y de sentido común. Aunado a eso, Moser subrayó dos ausencias en el trabajo de Conrad, la exclusión del tema del amor, consecuencia de la cosmovisión del escritor, y la (no)representación de las mujeres, tema que sería estudiado más a fondo por Gordon W. Thompson en “Conrad's Women”282, artículo en el que plantea que los estereotipos de la feminidad representados en los personajes femeninos de las obras de Conrad funcionaron para establecer un contraste necesario con los masculinos. Un ejemplo de esto, dice Thompson, es que las mujeres, como los niños y los revolucionarios, están asociadas con la fe, mientras que los hombres lo están con el escepticismo. Desde el punto de vista de Thompson, los personajes femeninos sí pueden actuar heroicamente pero sólo como consecuencia de su excesiva pasión, frente a la racionalidad del hombre; del mismo modo, estos personajes son el elemento que inspira a las figuras masculinas a realizar nobles acciones283. A partir de la década de 1960, los estudios conradianos se convirtieron en un campo importante dentro de la academia y se inauguró un periodo de especialización respecto a los temas planteados por Conrad en su literatura. Se utilizaron otros enfoques, por ejemplo, Jocelyn Baines en su estudio Joseph Conrad: A Critical Biography284, con una lectura bastante cercana al enfoque biográfico, contradijo a los estudios literarios anteriores y propuso leer a Conrad como el literato que retrataba la indomabilidad del espíritu humano. Por otro lado, Edward Said en Joseph Conrad and the Fiction of Autobiography, propuso un estudio sobre la relación entre la mente y el arte de Conrad. Said recopiló la 281 Idem. 282 Vid. Thompson, Gordon W., “Conrad's Women”, en Nineteenth-Century Fiction, 1978, Vol. 32, No. 4, p. 442-463. 283 Idem. 284 Baines apud Middleton, op. cit. 98 autorrepresentación que Conrad hacía de sí mismo como escritor en algunas cartas y en sus propias obras. Este trabajo marcó la recuperación y un nuevo impulso de los estudios psicológicos sobre Conrad285. Ahora bien, frente a la imagen discursiva construida por terceros, Joseph Conrad, quien se autodenominó como un hombre moderno286, se encargó de construir una a través de los prefacios escritos para sus obras y de la correspondencia que mantuvo con sus colegas literarios. Está, por un lado, el prefacio de The Nigger of the Narcissus (1897), novela que mientras para algunos significó la metamorfosis de Conrad en un verdadero escritor287, para otros mostraba ya el potencial discriminatorio de la literatura conradiana pues “reflects both its time and the prejudices of its author”288. La importancia de este introito radica en el planteamiento estético de Conrad, quien definió el arte como “a single-minded attempt to render the highest kind of justice to the visible universe, by bring to light the truth, manifold and one, underlying its ever aspect”289. Asimismo, establece que el trabajo del novelista es dirigirse a los sentidos del lector, consideración que reforzó la denominación de escritor impresionista: My task which I am trying to achieve is, by the power of the written word, to make you hear, to make you feel — it is, before all, to make you see. That — and no more, and it is everything. If I succeed, you shall find there according to your deserts: encouragement, consolation, fear, charm — all you demand; and, perhaps, also that glimpse of truth for which you have forgotten to ask.290 285 Vid. Meyer, Bernard, Joseph Conrad: a Psychoanalitic Biography, EUA, Princeton Legacy Library, 2016; Kirschner, Paul, Conrad: The Psycologist as Artist, Escocia, Oliver & Boyd, 1968. 286 Simmons, op. cit. 287 Watt apud Livingston, Robert Eric, “Seeing through Reading: Class, Race and Literary Authority in Joseph Conrad's ‘The Nigger of the 'Narcissus'", Novel: A Forum on Fiction, Duke University Press, 1993. p. 133-150. 288 Refleja tanto los prejuicios de su tiempo como los del mismo autor [Traducción propia]. Goonetilleke apud Kim, Sung-Ryol, The Racist Implications of The Nigger of the “Narcissus”, The New Studies of English Language & Literature 61, 2015, pp. 53-71. 289 Un intento diligente de rendir el más alto tipo de justicia al universo visible, sacando a la luz la verdad, múltiple y única, subyacente siempre en su propio aspecto [Traducción propia]. Simmons, op. cit., p. 38. 290 La tarea que estoy tratando de lograr es, a través del poder de la palabra escrita, hacerte oír, hacerte sentir, es, antes que nada, hacerte ver. Eso lo es todo. Si tengo éxito, encontrarás allí según tus anhelos: ánimo, consuelo, miedo, encanto, todo lo que exiges; y, tal vez, también ese atisbo de la verdad por el que has olvidado preguntar [Traducción propia] Conrad apud Middleton, op. cit. 99 Además de su propuesta estética, Conrad abordó dos temas de interés. En primera instancia, se adhirió a la “inglesidad” y se atribuyó una identidad cultural. Y, en segundo lugar, estableció su posición respecto al imperialismo europeo en general, y al imperialismo británico, en particular. En relación con el primer tema, el escritor se autodenominó como un homo-duplex291 para expresar que era heredero de dos culturas: la polaca y la británica, que calificó como son receptoras de una sola tradición cultural: la occidental: Racially I belong to a group which has historically a political past, with a Western Roman culture derived at first from Italy and then from France; and a rather Southern temperament; an outpost of Westernism with a Roman tradition situated between Slavo-Tartar Byzantine barbarism on one side and the German tribes on the other; resisting both influences desperately and still remaining true to itself to this very day292. Para consolidar el sentimiento de adhesión y de completa identificación que, según él, experimentaba respecto a los valores morales y a la cultura anglosajona, utilizó algo que Valerie Keneddy llamó la metáfora de adopción y consistió en hacer declaraciones como aquella en la que manifiesta que si no hubiera escrito sus obras literarias en inglés, nunca hubiera escrito nada293; o que hablar y escribir en inglés la palabra “hogar” siempre representaba para él las acogedoras costas de Gran Bretaña; o autoproclamarse como “a real loyal Britisher”294. Respecto a su actitud frente a las ambiciones imperialistas europeas en África, mismas que denominaba como “the vilest scramble for loot that ever disfigured the history of human conscience”295, debemos destacar que Conrad pretendió diferenciar e incluso engrandecer las acciones llevadas a cabo por Gran Bretaña frente a las que efectuaban otras potencias imperialistas. 291 Conrad apud Middleton, op. cit. 292 Racialmente pertenezco a un grupo cuyo pasado político está históricamente relacionado con la cultura romana occidental derivada primero de Italia y luego de Francia; con un temperamento más bien sureño; un frente del occidentalismo con una tradición romana situada entre la barbarie bizantina eslavo-tártara por un lado y las tribus alemanas por el otro; resistiendo desesperadamente ambas influencias y aún siendo fiel a sí mismo hasta el día de hoy. [Traducción propia]. Conrad apud Kennedy, Valerie, “Conrad, efficiency, and the varieties of imperialism”, Conradiana, Vol. 44, No. 2, 2012, pp. 163-189. 293 Idem. 294 Un verdadero y leal británico [Traducción propia]. Idem. 295La disputa más vil por un botín que desfigura la historia de la conciencia humana [Traducción propia]. Conrad apud Al-Khaiat, Abdullatif, “Joseph Conrad: Defender or Condemner of Imperialism?”, Jordan Journal of Modern Languages and Literature, Vol. 2, No.1, 2010, pp. 43-61. 100 Por un lado, Conrad no sólo calificaba de inmoral el régimen establecido por el rey Leopoldo II de Bélgica en el Estado Libre del Congo, sino que también lo consideraba como la prueba de la decadencia de los valores europeos: “It is an extraordinary thing that the conscience of Europe which seventy years ago has put down the slave trade on humanitarian grounds tolerates the Congo State today. It is as if the moral clock had been put back many hours”296. Mientras que por otro lado, estimaba que Gran Bretaña, con su grandeza, era la única nación europea que perseguía, a través del imperialismo, “the order and peace of the world”297. Para Conrad, "England had in her keeping the [ignored] conscience of Europe”298. Como se puede ver, en la primera crítica literaria la “imagen de autor” de Conrad se construyó a partir de tres ejes específicos: como un escritor que revolucionó la literatura inglesa al presentar una producción literaria que oscilaba entre el realismo, el romanticismo y el modernismo; como un autor cuya propuesta estética se distanciaba del realismo predominante de la época y se inclinaba hacia el modernismo; y, finalmente, como un opositor del imperialismo europeo que no cumpliera con la tarea de llevar la luz de la civilización al continente africano. En este sentido, Conrad no desafió la producción literaria europea y continuó usanza de escribir novelas299 muy próximas a lo que otrora había tenido éxito en el mercado: literatura moderna de viajes; también declaró su conformidad con la política imperialista de Gran Bretaña; con estos dos gestos aseguró su lugar en el campo literario300 pues al 296 Es extraordinario que la conciencia de Europa, misma que hace setenta años puso fin al comercio de esclavos por razones humanitarias, tolere hoy al Estado del Congo. Es como si el reloj moral se hubiera retrasado muchas horas [Traducción propia]. Conrad apud Kennedy op. cit. 297 El orden y la paz del mundo [Traducción propia]. Conrad apud Kennedy op. cit. 298 Inglaterra guarda aún la conciencia ignorada de Europa [Traducción propia]. Conrad apud Kennedy op. cit. 299 En variadas investigaciones se ha sostenido la relación entre la emergencia de la burguesía en Europa y la producción literaria del género novelístico. Un ejemplo es el planteamiento del investigador argentino Mariano Siskind, quien desde el contexto latinoamericano pero en relación con Occidente, sostiene que en el siglo XIX la novela, en tanto género burgués, se convirtió en la forma hegemónica del discurso narrativo. Vid. Siskind, Mariano, Deseos Cosmopolitas, Modernidad global y literatura mundial en América Latina, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2016. 300 Según el sociólogo francés Pierre Bourdieu uno de los dos principios que rigen el campo literario es el heterónomo, en el que la literatura se encuentra subordinada a lo externo, es decir, al campo económico y político. En este sentido, Conrad ganó un lugar en el campo literario porque supeditó su literatura a la 101 reproducir la hegemonía del grupo dominante comenzó a ser funcionario de la superestructura del poder en turno. En lo presentado anteriormente no se ha mencionado una lectura que cuestionara los valores o la moral occidental representados en las obras de Joseph Conrad, ni tampoco se han recuperado estudios que plantearan, ni siquiera remotamente, que la obra conradiana reprodujo la ideología imperialista o colonialista británica del siglo XIX. Esto es porque, a pesar de la evidente unión entre la literatura de este período, su contexto histórico y la ideología del mismo301, no existió ningún crítico que reparara en la representación de ese discurso ideológico-político —por demás naturalizado— que, según críticos posteriores, se encuentra en The Nigger of the Narcissus, Heart of Darkness o Nostromo, por ejemplo. En contraste, se presenta un segundo período en la crítica literaria respecto a las letras conradianas, que dio inicio con la ruptura realizada por el escritor nigeriano Chinua Achebe, considerado como el punto de convergencia de una serie de situaciones que dieron lugar a la explosión literaria creativa poscolonial302, en 1975. En el contexto de descolonización en el continente africano, el ensayo de Achebe titulado “An Image of Africa: Racism in Conrad’s the ‘Heart of Darkness’”303 ocasionó una escisión en la producción de los estudios literarios —dominados por el New Criticism— sobre Joseph Conrad y acentuó el interés de los estudiosos en su novela Heart of Darkness. Achebe no sólo vislumbró la relación entre la novela y la ideología imperialista, sino que también denunció su complicidad, calificó a Conrad como un racista esmerado y sostuvo que su novela reafirmaba la concepción eurocéntrica de África puesto que “projects the image of Africa as ‘the other world’, the antithesis of Europe and therefore of estructura y a la superestructura imperialistas. Vid. Bourdieu, Pierre, “El campo literario en el campo de poder”, Las reglas del arte, Barcelona: Anagrama, 1992, pp. 318-329. 301 Vid. O’Gorman, Francis, The Victorian Novel, Oxford, Blackwell, 2002. 302Vid. Anaya Ferreira op. cit. 303Vid. Achebe, Chinua, Hopes and Impediments: Selected essays, Nueva York, Anchor Books, 1990. 102 civilization, a place where man's vaunted intelligence and refinement are finally mocked by triumphant beastiality”304. Ahora bien, aún después la lectura del escritor nigeriano, existen otros análisis que insistieron en rechazar el enfoque poscolonial, así como la importancia de analizar los aspectos discursivos del proceso imperial-colonial europeo en África. Por ejemplo, Cedric Watts, profesor emérito de la Universidad de Sussex y defensor acérrimo de Joseph Conrad publicó en 1983 “’A Bloody Racist’: About Achebe’s View of Conrad”305, ensayo en el que cuestionó los argumentos de “An Image of Africa…”. Se mostró escéptico frente al razonamiento de que Heart of Darkness estaba llena de prejuicios racistas y que reforzaba los estereotipos que Occidente había creado alrededor de África. Para Watts sucedía todo lo contrario: la novela en realidad criticaba y condenaba el racismo de la sociedad contemporánea de Conrad; prueba de ello es que los negros eran representados como “the happiest, the healthiest and most vital”306. Asimismo, Watts argumentó que la deshumanización, denunciada por Achebe como prejuicio racial, también fue empleada en los personajes europeos, por lo tanto quien no notara lo anterior, según él, ha hecho una lectura descuidada y no es capaz de proporcionar una buena crítica307. Finalmente, Watts, apuntó que si acaso existiera algún atisbo de racismo en cualquier obra de Conrad, éste tendría que ser ignorado pues la grandeza de sus letras, convierte este tema en una cuestión secundaria308. En la misma línea, otros críticos literarios, como Terry Collits, evaluaron que la lectura de Achebe era incorrecta y que “[Conrad] was not a racist because he never engaged with racist discourse […]”309. De hecho, Collits asegura que el consenso académico nunca contemplaría la literatura de Conrad como una reproducción del discurso racista, sino que más bien Heart of 304 Proyecta la imagen de África como "el otro mundo", la antítesis de Europa y, por lo tanto, lo contrario de la civilización, un lugar donde la inteligencia y el refinamiento del hombre son, al final, vencidos por la bestialidad triunfante [Las cursivas son mías, traducción propia]. Ibíd., p. 3. 305Watts apud Habib, Saddia, Heart of Darkness and its Critics: Controversies and Assessments, Tesis Doctoral, East West University, 2011. 306 Los más felices, los más sanos y los más activos [Traducción propia]. Watts apud Habib op. cit. 307 Idem. 308 Idem. 309Conrad no era un racista porque nunca colaboró con el discurso racista [Traducción propia] Collits, Terry, Postcolonial Conrad: Paradoxes of Empire, Australia, Routledge, 2005, p. 95. 103 Darkness fue escrito con un interés etnográfico y eso explicaría que el relato versara en torno a la cuestión de raza310. Por un lado, está la lectura de Chinua Achebe, quien se enfocó en cuestionar el modo de representación de África y su población, específicamente igbo de Nigeria, en la literatura europea que se produjo durante la etapa imperialista del capitalismo. Por el otro, Watts y Collits respondieron al planteamiento del nigeriano a partir de la búsqueda de una supuesta intención de Conrad. Estas dos tendencias de análisis aún ahora están en constante y manifiesta disputa. Asimismo, William Atkinson, estableció que lo representado por Conrad en Heart of Darkness fue el desencanto del autor respecto al imperialismo europeo en África: When an author gives birth to a story it becomes a mode of representation of certain people and place. When the author intends to criticize certain prejudice of a society his mode of representation also gets directed towards that end. But then when the author himself cannot come out of that prejudice, his work is bound to be affected by that prejudice, whether consciously or unconsciously. Similarly, Heart of Darkness which was meant to be critique of European way of handling colonialism cannot reach its goal because, Conrad’s sympathy for the colonized gets jaundiced because of his racial prejudice. Although he succeeds in showing the dark side of colonialism, he also jeopardizes the life of Africans by representing them as inferior to whites311. En la mayoría de los análisis el punto central es Heart of Darkness, pero existen también reflexiones sobre otras obras como Lord Jim y Nostromo consideradas parte de la retórica imperial conradiana. La primera ha sido considerada como una herramienta de Conrad para decir que la colonización era la forma más viable del imperialismo porque 310 Idem. 311 Cuando un autor crea una historia, ésta se convierte en un modo de representación de ciertas personas y lugares. Cuando el autor intenta criticar ciertos prejuicios de una sociedad, su de representación también tiene ese fin. Pero luego, cuando el autor no puede salir de ese prejuicio, su trabajo se verá afectado, ya sea consciente o inconscientemente. Del mismo modo, Heart of Darkness, que debía ser una crítica a la forma europea de manejar el colonialismo, no puede alcanzar su objetivo porque la simpatía de Conrad por los colonizados fracasa debido a sus prejuicios raciales. Aunque logra mostrar el lado oscuro del colonialismo, también desvaloriza la existencia de los africanos al representarlos como inferiores a los blancos [Traducción propia]. Atkinson apud Habib, op. cit., p. 29. 104 fomentaba el progreso social del individuo dentro de su comunidad312. Frente a esta lectura, Tom Henthorne negó que Lord Jim reproducía la ideología imperialista y propuso que, debido a que Conrad se había identificado con los nativos, éste buscó recuperar y documentar su punto de vista: “Conrad, beyond all others, has identified himself with the standpoint of the natives, has interpreted their aspirations, illumined their motives, and translated into glowing words the strange glamour of their landscape”313. También expuso que la caracterización y elección de los personajes fueron la prueba de que el autor se oponía al racismo imperante: “The cowardliness of Jim and the other white officers is all the more damaging to the colonial system because it stands in sharp contrast to the actions of the Malay helmsmen who ‘remained holding the wheel’ during the crisis” 314. Nostromo, por su parte, se ha evaluado como una obra cómplice en la consolidación de estereotipos sobre e “Tercer Mundo”, así como en la redefinición del dominio imperial y del neocolonialismo. En palabras de José Antonio Figueroa, esta novela refleja una imposibilidad casi natural de los nativos de la periferia a alcanzar la razón política y económica en un proceso reductor que no permite ver procesos sociales que, emanados en el propio tercer mundo, cuestionan las perversiones de los modelos nacionales e intentar dignificar las relaciones internacionales315. En clara adhesión con esta cita, Edward Said sostuvo que Nostromo encarna la arrogancia paternalista propia del imperialismo, ya que la trágica limitación de Conrad es que, a pesar de que en un plano podía ver claramente que en esencia el imperialismo era pura dominación y rapiña de tierras, en otro era incapaz de llegar a la conclusión de que se debía acabar con él para que los ‘nativos’ pudieran llevar vidas libres de la dominación 312Vid. Moosavinia, Sayyed Rahi y Alami, Mehdi, "Narration in Joseph Conrad's Lord Jim: A Postcolonial Reading", Research in Applied Linguistics, Vol. 2, No. 1, 2011, pp. 90-107. 313 Conrad, más allá de otros escritores, se identificó con el punto de vista de los nativos, interpretó sus aspiraciones, iluminó sus motivos y tradujo en palabras brillantes el extraño encanto de su paisaje. [Traducción propia], Henthorne apud Al-Khaiat, op. cit. 314 La cobardía de Jim y los otros oficiales blancos es aún más dañina para el sistema colonial porque contrasta fuertemente con las acciones de los timoneles malayos que “permanecieron sosteniendo el volante” durante la crisis [Traducción propia]. Henthorne apud Al-Khaiat, op. cit. 315 Figueroa, José Antonio, “Narrativa, periferia e imperio: una aproximación al Nostromo de Joseph Conrad”, Memoria y Sociedad, Vol. 4, No 7, 2000, pp. 47-48. 105 europea. Hijo de su época, Conrad no podía garantizar a los nativos su libertad, a pesar de criticar severamente el imperialismo que los esclavizaba316. Ahora bien, los fundamentos y la posición asumida por Achebe frente a las letras conradianas fueron secundados por otros, entre ellos el académico Mukhtar Chaudhary, quien cuestionó y reprobó el hecho de que Joseph Conrad ocupara un lugar sobresaliente en el canon literario occidental a pesar de ser, desde su punto de vista, una reproducción de las ideologías racista e historicista propias del imperialismo: Joseph Conrad’s position as a great writer is questionable. The reason is that racial details found in his work, and often ignored or shrugged off by [many] commentators, make him look like a partisan spirit instead of an objective observer of human situation...The human hierarchy in Conrad is, in descending order in value and worth, the British, the Continental European, and the rest317. Además de lo planteado por Achebe, se desarrollaron estudios temáticos en torno a las obras conradianas. Por ejemplo, el tema del nacionalismo y de la pretensión de la “inglesidad” fue analizado por Benita Parry318 y por Keith Carabine. Otros asuntos significativos, han sido el tratamiento que Conrad dio a los hechos políticos, sobre todo las cuestiones relacionadas con el anarquismo y la revolución. En este caso hay propuestas como la de Irving Howe319 quien clasificó a Conrad como un escritor conservador que proyectaba su postura política en sus personajes literarios. Por su parte, Valerie Kennedy320 realizó una comparación entre las representaciones de los temas antes mencionados en sus ensayos políticos y en sus cartas personales. La autora también analizó las proyecciones que el autor hizo de los pueblos alemán y ruso, concluyó que la cuestión racial fue el fundamento del pensamiento de Conrad. Finalmente, el enfoque de género permite lecturas como la de Farough Fakhimi Anbaran en “Multiple 316 Said, op. cit. 1996, p. 72. 317 La posición de Joseph Conrad como gran escritor es cuestionable. La razón es que los enunciados sobre la cuestión de la raza encontrados en su trabajo, y a menudo ignorados u omitidos por [muchos] críticos, lo hacen ver como un observador parcial y no objetivo de la condición humana... La jerarquía humana en Conrad es descendente en orden de valor, los británicos, los europeos continentales y el resto [Traducción propia]. Chaudhary apud Al-Khaiat, op. cit. 318 Parry apud Middleton, op. cit. 319 Howe apud Middleton, op. cit. 320 Kennedy, op. cit. 106 Perspectives Toward Women in Joseph Conrad’s Heart of Darkness: A Feministic Overview”321, que contrasta con la lectura de Gordon W. Thompson y se opone a la defensa de la representación de la feminidad en Conrad cuando destaca que los personajes femeninos conradianos son representados de seis formas diferentes: como pertenencias, como objetos sexuales, como seres irracionales, como ángeles en la casa, como seres llenos de vicios y como criaturas primitivas. En resumen, para Fakhimi los personajes femeninos son considerados como el Otro, ese que al igual que los nativos, no alcanza la condición de ser humano. En suma, la obra de Conrad fue estudiada desde una perspectiva literaria eurocéntrica e imperialista, las primeras lecturas se centraron en los aspectos formales, biográficos y psicoanalíticos; en consecuencia, la literatura conradiana fue clasificada como un producto literario que revolucionó esta expresión artística en Europa, así como una de las primeras manifestaciones del modernismo. Estas consideraciones fueron suficientes para que, desde su publicación hasta la actualidad, Conrad se posicionara como un autor significativo de la literatura inglesa y universal. En segundo lugar, la imagen discursiva construida por el autor reforzó algunas lecturas, principalmente la psicoanalítica. El escritor se sirvió de sus paratextos para mostrar su posición política respecto del imperialismo europeo en África. En este sentido, a partir de su postura de autor mostrada en sus escritos políticos, se inscribió dentro del grupo de intelectuales británicos que reproducían la hegemonía del grupo dominante. Finalmente, la imagen de autor de Conrad sufrió una modificación a partir de la segunda mitad del siglo XX, cuando, desde el enfoque poscolonial, el escritor nigeriano Chinua Achebe presentó un ensayo en el que denunciaba la ideología racista de Heart of Darkness. Después de esta ruptura producida en los estudios conradianos, la imagen de autor de Conrad construida por terceros se ha mantenido en una constante indeterminación, pues mientras críticos literarios —principalmente europeos y estadounidenses— niegan que la 321 Vid. Anbaran, Farough Fakhimi, “Multiple Perspectives Toward Women in Joseph Conrad’s Heart of Darkness: A Feministic Overview”, International Letters of Social and Humanistic Sciences, Vol. 66, 2016, pp. 129-134. 107 literatura de este autor reproduzca el discurso racista propio del proceso imperialista; lecturas desde Sur global se han encargado de analizar las novelas conradianas para demostrar la indiscutible correspondencia entre éstas y la ideología imperial-colonialista decimonónica inglesa. In your text, treat Africa as if it were one country. It is hot and dusty with rolling grasslands and huge herds of animals and tall, thin people who are starving. Or it is hot and steamy with very short people who eat primates. Don’t get bogged down with precise descriptions. Africa is big: fifty-four countries, 900 million people who are too busy starving and dying and warring and emigrating to read your book. The continent is full of deserts, jungles, highlands, savannahs and many other things, but your reader doesn’t care about all that, so keep your descriptions romantic and evocative and unparticular How to Write About Africa, Binyavanga Wainaina 108 2.3 LA LITERATURA COMO FORMA DE DOMINACIÓN: ANÁLISIS DE HEART OF DARKNESS Una vez expuesto el contexto histórico y las particularidades del imperialismo del rey Leopoldo de Bélgica en el Congo, así como la imagen y postura de autor del escritor Joseph Conrad. En el presente apartado se realizará un análisis literario de la novela Heart of Darkness con la intención de develar la reproducción del discurso imperial-colonialista europeo decimonónico, con sus componentes racistas, naturalistas, historicistas y eurocéntricos. Asimismo, antes de presentar dicho análisis, se incluirá una breve contextualización histórica de la obra y algunas aproximaciones, tanto apologéticas como críticas, de la misma. Heart of Darkness es una de las obras más conocidas de Joseph Conrad y fue publicada, en forma de libro, en el año de 1902 acompañada de otras dos novelas del mismo autor: Youth y The End of the Thether. Sin embargo, su primera publicación se hizo en tres entregas, según la tendencia de imprimir novelas de folletín, durante el año de 1899 a cargo de la revista británica Blackwood’s, fundada en 1817 por William Blackwood. En el momento de la publicación de esta novela, la revista tenía una identidad liberal sólida y se limitaba a satisfacer a un público burgués. Era “conservative and imperialist, an old British magazine with a long reputation and a steady readership in the Establishment”322 que además representaba un conjunto homogéneo en el que cada artículo o ficción incluidas formaban parte de una gran narrativa. Lo anterior estaba estrechamente relacionado con la circunstancia histórica en la que Gran Bretaña ocupaba la posición de la potencia imperial europea más poderosa de la época. En este sentido, y con la gran difusión que existía sobre la supuesta filantropía propia del imperialismo británico, así como de las perniciosas acciones del rey Leopoldo de Bélgica en el Estado Libre del Congo, la narrativa de Conrad se encontraba en impecable consonancia con la ideología británica dominante, al igual que con los temas y motivos incluidos en la revista. De ahí 322 Conservadora e imperialista, una vieja revista británica con una larga reputación y un público estable en el sistema " [Traducción propia] Ivoo Vidan apud Atkinson, “The Imperialism of ‘The Heart of Darkness’ in Its Immediate Context”, Twentieth Century Literature, Vol. 50, No. 4, 2004, p. 372. 109 que William Atkinson considerara a Heart of Darkness una apología nacionalista al imperialismo británico y nunca como una condena al mismo: The empire was a complex matter, and a keen eye was essential to keep it working well, so there was a place for criticism. "The Heart of Darkness" acknowledges the complexities of the imperial project, of human imperfections, and of the consequent dangers of being beyond the reins of civilized life. In doing so, it is fully a part of the moral and political discourse of Blackwood's, whose basic rule is that good imperialists are British and bad imperialists are not. Conrad is faithful to this discourse in that while he shows negative examples of imperialism, his exemplars are never British323. De la misma manera en la que la clasificación y el estudio de Joseph Conrad, como autor, y de su literatura oscilan en dos direcciones: una enaltecedora y otra condenatoria, así sucede con las aproximaciones a Heart of Darkness. La novela ha sido leída como un reproche al imperialismo y colonialismo europeos del siglo XIX que se justificaron con la construcción de la misión civilizadora; pero también como proimperialista y racista. Primero, desde lo que se puede denominar el grupo defensor de Conrad, A. Goonetilleke, profesor ceilandés, sostiene que la novela encarna una crítica al imperialismo europeo, pues, según él, ésta sugiere que las tinieblas han sido una constante en la historia de Gran Bretaña. Asimismo considera que “writing in the heyday of Empire, the age of Joseph Chamberlain and Cecil Rhodes, Conrad subverts majority imperialist sentiments and opinion from the beginning, revealing an aspect of his modernity”324. En consonancia, para el crítico literario Edward Garnett Heart of Darkness ofrece un “analysis of the deterioration of the white man’s morale, when he is let loose from European restraint, and to make trade profits out of the subject races”325. Incluso, existen posturas más resueltas como la de Brian 323 El imperio era un asunto complejo, y se necesitaba de un buen ojo para que funcionara bien, entonces había lugar para las críticas. Heart of Darkness reconoce las complejidades del proyecto imperial, de las imperfecciones humanas y de los consiguientes peligros de estar más allá de las riendas de la vida civilizada. Al hacerlo, forma parte del discurso moral y político de Blackwood, cuya regla básica es que los buenos imperialistas son británicos y los malos imperialistas no. Conrad es fiel a este discurso porque, aunque muestra ejemplos negativos del imperialismo, sus ejemplares nunca son británicos [Traducción propia] Ibíd., p. 390. 324 Goonetilleke apud Abdullatif op. cit. 325 Análisis del deterioro de la moral del hombre blanco, cuando se libera de la restricción europea con la intención de obtener beneficios económicos de las razas en cuestión [Traducción propia] Garnett, Edward 110 Spittles, quien se aventuró a rechazar cualquier tendencia eurocéntrica en la novela: “Conrad constantly stressed both the difference of foreign cultures – seeing them in their own right, with their own values, not simply as amusing, or barbaric, variations from European definitions of civilization – and a possible fundamental unity of human experience”326. En contraste con lo anterior, Robert Hammer sostiene que aunque el personaje de Marlow repruebe los abusos ocasionados por la explotación de los nativos, al mismo tiempo defiende la ideología imperial de Gran Bretaña y la califica como menos violenta que la de Bélgica o la de Francia327. En conformidad, James M. Johnson consideró que Heart of Darkness representó al continente africano y a sus habitantes como inherentemente malvados o terribles con la clara intención de reforzar la ideología racista impulsada por la antropología victoriana: “His version of evil – the form taken by Kurtz’s Satanic behavior – is ‘going native.’ In short, evil is African in Conrad’s story; if it is also European that’s because some number of white men in the heart of darkness behave like Africans”328. Por último, respecto al reforzamiento de la misión civilizadora en la novela, Jesús Varela Zapata asevera que “the task of colonization is described as a demanding service with spiritual connotations. The style is pompous so as he achieve an epic effect which suits the grandeur of the events”329. Ahora bien, hay dos aproximaciones que se mantienen al margen de las dos tendencias que hemos presentando, esto es porque no se pronuncian abiertamente a defender o a condenar la novela de Heart of Darkness, sino que se concentran en la trascendencia y repercusión del contexto histórico de la novela. Así, para crítico literario Terry Egaleton la novela se encuentra en la apud Morgan Svensson, “Critical responses to Heart of Darkness”, Tesis de licenciatura, Universidad de Södertörn, 2010. 326 Spittles, Brian apud Abdullatif, op. cit. 327 Varela Zapata, Jesús, “Heart of Darkness and the African History: The (Now Questioned) Criticism and Colonialism”, Many sundry wits gathered together, Universidad de La Coruña, 1996, p. 339 328 Johnson, James M. apud Al-Khaiat, op. cit. Su versión del mal —la forma que tomó el comportamiento satánico de Kurtz— es "volverse nativo". En resumen, en la historia de Conrad el mal es inherentemente africano; sin embargo, cuando el mal es europeo se debe a que cierto número de hombres blancos internados en el corazón de la oscuridad han adoptado el comportamiento de los africanos [Traducción propia]. 329Varela Zapata, op.cit. p. 339. 111 ambivalencia, pues al tiempo que rechaza la superioridad cultural de las naciones colonialistas, enaltece las acciones colonialistas: “The ‘message’ of Heart of Darkness is that Western civilization is at base as barbarous as African society –a viewpoint which disturbs imperialist assumptions to the precise degree that it reinforces them”330. Por su parte, Edward Said, crítico literario palestino del siglo XX que marcó un parteaguas con su obra de Orientalismo, en la que destacó la relevancia de la dimensión discursiva de la dominación occidental, consideró Heart of Darkness como una obra cuya relación directa con su contexto histórico la convertía en política y estéticamente imperialista. Para este teórico la historicidad de la novela es tal, que considera que en ella se demuestra que el imperialismo “estaba vivo en ese instante y a su vez circunscrito por una historia más grande, fuera del estrecho y restringido círculo de europeos de la cubierta del Nellie”331. Asimismo, sostiene que su forma narrativa hace posibles dos enfoques distintos del mundo poscolonial: la primera está relacionada con los efectos ideológico-culturales y económico-políticos del imperialismo, pues “los occidentales pueden haber abandonado físicamente sus colonias en África y Asia, pero los han conservado no sólo como mercados sino como punto de un mapa ideológico sobre el cual siguen gobernando moral e intelectualmente”332. Y, la segunda, se relaciona con el Zeitgeist de la era imperialista, a consideración de Said, aunque Conrad no pudiera brindar una alternativa al imperialismo, ya que la tutela y misión civilizadora de Europa se veían como un deber, el escritor sí consideraba que éstas llegarían a su fin. La postura de Said se confirma: la trágica limitación de Conrad es que, a pesar de que en un plano podía ver claramente que en esencia el imperialismo era pura dominación y rapiña de tierras, en otro era incapaz de llegar a la conclusión de que se debía acabar con él para que los nativos pudieran llevar vidas libres de la dominación 330 El ‘mensaje’ de Heart of Darkness es que la civilización occidental es en tan bárbara como la sociedad africana —un punto de vista que perturba los supuestos imperialistas a tal grado que los refuerza [Traducción propia] Eagleton, Terry apud Cedric Watts, “A Bloody Racist': About Achebe's View of Conrad”, The Yearbook of English Studies, Vol. 13, 1983. 331 Said, op. cit. 1996, p. 64. 332 Ibíd., p. 65. 112 europea. Hijo de su época, Conrad no podía garantizar a los nativos su libertad, a pesar de criticar severamente el imperialismo que los esclavizaba333. Por último, pero no menos importante, el más importante denunciante de la literatura conradiana, el escritor nigeriano Chinua Achebe, quien sostuvo que Heart of Darkness era un libro ofensivo y deplorable que reproducía la ideología racista. Para él, la novela promovió la deshumanización del continente y de sus habitantes, Conrad eligió tomar el papel de proveedor de mitos que reforzaron y acrecentaron el eurocentrismo: I am talking about a book which parades in the most vulgar fashion prejudices and insults from which a section of mankind has suffered untold agonies and atrocities in the past and continues to do so in many ways and many places today. I am talking about a story in which the very humanity of black people is called in question334. Por otro lado, el análisis literario que aquí se presenta está sustentado en los postulados básicos propuestos por el crítico y teórico del lenguaje, Mijaíl Bajtín, en su obra “Planteamiento del problema y definición de los géneros discursivos”335. Para Bajtín el carácter y las formas de uso de la lengua dependen y reflejan una esfera de la actividad humana. Asimismo, -Bajtín distingue los géneros discursivos primarios, los que permiten una comunicación inmediata, de los géneros discursivos secundarios, que incorporan a los primeros y permiten una comunicación cultural. De manera que retroalimentación entre el lenguaje y la vida de los enunciados se manifiesta a través de su contenido temático, su estilo verbal y su composición, dimensiones que se analizarán de Heart of Darkness, en tanto enunciado. Dimensión temática Heart of Darkness se ha considerado como una mezcla entre la estética realista, por su inclinación a las amplias descripciones del espacio y por la representación de las condiciones extraliterarias; y la estética romántica, principalmente por las imágenes que proyecta de la naturaleza como algo 333 Ibíd., p. 72. 334 Achebe op. cit., p. 15. Me refiero a un libro que muestra los prejuicios e insultos más vulgares de los cuales una sección de la humanidad ha sufrido agonías y atrocidades incalculables en el pasado y aún continúa haciéndolo de muchas formas y en muchos lugares en la actualidad. Estoy hablando de una historia en la que se cuestiona la humanidad del pueblo negro [Traducción propia]. 335 Bajtín, op. cit. 113 descomunal que no puede controlarse. Asimismo, se localiza dentro de la esfera del discurso colonial, pues dialogaba con otras formaciones discursivas como las visiones historicistas y cientificistas, el mito eurocéntrico de la modernidad y la construcción conceptual y política-ideológica de raza. En este sentido, se establece que la novela permitió la reproducción de estereotipos que Occidente construía sobre Otros, específicamente sobre el continente africano y sus habitantes. Esta es una novela corta que versa en torno a la narración que hace el marinero inglés, Charlie Marlow, personaje principal y narrador, en la desembocadura del río Támesis, acerca de su viaje hacia lo que, según menciona, se ha convertido en un lugar de tinieblas. Marlow narra, a bordo de un vapor llamado Nellie, sus andanzas en el río Congo, su encuentro con gente negra y desnuda, así como su llegada a un puesto comercial europeo, situado en el corazón de la selva africana. En la última parada se albergaba una voz: el Señor Kurtz, un agente comercial que trabaja para la Compañía, a la que le entregaba una cantidad inmensa de marfil robado a las poblaciones. En primer lugar, la novela establece un diálogo con la visión historicista y la justificación y defensa de la colonización que construye. Inicialmente, con la intención de universalizar el proceso colonialista, retoma la cuestión de las conquistas territoriales realizadas por el Imperio Romano. Para la voz narrativa la expansión de los romanos es parte de una serie de acontecimientos que son necesarios para iluminar las tinieblas intrínsecas de ciertos lugares en la tierra. De esta manera, establece que así como la oscuridad desapareció de Gran Bretaña después de la llegada de los romanos, pasaría lo mismo en el continente africano con el colonialismo europeo: I was thinking of very old times, when the Romans first came here, nineteen hundred years ago—the other day.... Light came out of this river since—you say Knights? Yes; but it is like a running blaze on a plain, like a flash of lightning in the clouds. We live in the flicker—may it last as long as the old earth keeps rolling! But darkness was here yesterday336. [Estaba pensando en tiempos remotos, cuando los romanos vinieron aquí por vez primera, hace mil novecientos años: el otro día… Surgió la luz de este río a partir de entonces. ¿Decís, caballeros? Sí, fue como una llamarada que se 336 Conrad, Joseph, Heart of Darkness, Nueva Jersey: J.P. Piper Books, 2013, p. 5. 114 propaga en la llanura, como un relámpago entre las nubes. Vivimos en ese aleteo de la llama, ¡ojalá dure mientras la tierra siga girando! Pero aquí había oscuridad tan sólo ayer]337 Sin embargo, la voz narrativa plantea una marcada diferencia, califica a los romanos como nada más que conquistadores, cuya administración era simplemente una opresión sustentada en el uso de la fuerza bruta. En este sentido, el único propósito, según él, detrás de la expoliación y las masacres era el de enriquecerse: […] They were no colonists; their administration was merely a squeeze, and nothing more, I suspect. They were conquerors, and for that you want only brute force—nothing to boast of, when you have it, since your strength is just an accident arising from the weakness of others. They grabbed what they could get for the sake of what was to be got. It was just robbery with violence, aggravated murder on a great scale, and men going at it blind—as is very proper for those who tackle darkness […]338. [No eran colonizadores; su administración era simplemente opresión, y sospecho que nada más. Eran conquistadores, y para ellos sólo se necesita la fuerza bruta; no hay nada en ello de qué jactare cuando se tiene, ya que la fuerza de uno es sólo un accidente que se deriva de la debilidad de los otros. Se apoderaban de todo lo que podía por simple ansia de posesión, era un pillaje con violencia, un alevoso asesinato a gran escala y cometido a ciegas, como corresponde a hombres que se enfrentan a las tinieblas]339 En esa comparación, el narrador acentúa que las acciones de los colonizadores europeos del siglo XIX, específicamente las de los británicos — Marlow y los tripulantes del Nellie—, están completamente justificadas. Pues no cuestiona la empresa colonial, antes bien, plantea que despojar de la tierra a aquellos diferentes físicamente a los europeos, es positiva cuando se basa en ideales: What saves us is efficiency—the devotion to efficiency […] The conquest of the earth, which mostly means the taking it away from those who have a different complexion or slightly flatter noses than ourselves, is not a pretty thing when you look into it too much. What redeems it is the idea only. An idea at the back of it; not a sentimental pretence but an idea; and an unselfish belief in the 337 Conrad, Joseph, El corazón de las tinieblas, trad. de Araceli García Ríos e Isabel Sánchez Araujo, Madrid, Alianza editorial, 2013, p. 30. 338Conrad, op. cit. 2013, p. 7. 339Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 33. 115 idea—something you can set up, and bow down before, and offer a sacrifice to…340 (Las cursivas son mías)341 [Lo que nos salva es la eficiencia, la devoción a la eficiencia… La conquista de la tierra, que más que nada significa arrebatársela a aquellos que tienen un color de piel diferente o la nariz ligeramente más aplastada que nosotros, no posee tanto atractivo cuando se mira desde muy cerca. Lo único que la redime es la idea. Una idea al fondo de todo; no una pretensión sentimental, sino una idea; y una fe desinteresada en la idea, algo que puede ser erigido y ante lo que uno puede inclinarse y ofrecer un sacrificio]342 De esta manera, se plantea no sólo la justificación de la expoliación de recursos naturales y la esclavización de los nativos. También se desarrolla la idea de que Gran Bretaña y su avance científico, tecnológico, económico, así como su sentido civilizatorio, se deben a un proceso que tuvo en sus inicios la invasión romana. En este sentido, desde una visión unilineal de la historia, el continente africano tendría que atravesar por un proceso de colonización para llegar a ser como Europa. Esta construcción ideológica universaliza la experiencia europea y se plantea como la medida de todas las cosas. Lo anterior se refuerza cuando el narrador describe su viaje río arriba como una travesía hacia los inicios de la creación del mundo, en los que la humanidad no existía y todo era naturaleza: “Going up that river was like traveling back to the earliest beginnings of the world, when vegetation rioted on the earth and the big trees were kings”343 [Remontar aquel río era regresar a los más tempranos orígenes del mundo, cuando la vegetación se agolpaba sobre la tierra y los grandes árboles eran reyes]344. Asimismo, ya que las circunstancias políticas, sociales, económicas y culturales de Europa eran consideradas como el estadio más alto de desarrollo, el narrador, desde una clara postura de superioridad y un nulo deseo de comprender lo distinto, proyecta una imagen de los nativos como hombres prehistóricos: 340 Conrad, op. cit. 2013, p. 7. 341 A menos que se mencione lo contrario, las cursivas en las citas del corpus son mías. 342 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 33. 343Conrad, op. cit. 2013, p. 57. 344 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 92. 116 The prehistoric man was cursing us, praying to us, welcoming us—who could tell? We were cut off from the comprehension of our surroundings; we glided past like phantoms, wondering and secretly appalled, as sane men would be before an enthusiastic outbreak in a madhouse. We could not understand because we were too far and could not remember because we were travelling in the night of first ages, of those ages that are gone, leaving hardly a sign—and no memories345. [El hombre prehistórico nos estaba maldiciendo, suplicando, dándonos la bienvenida, ¿cómo saberlo? Estábamos aislados de la comprensión de todo aquello que nos rodeaba, pasábamos deslizándonos como fantasmas, asombrados y secretamente aterrados, como lo estarían los hombres cuerdos ante un brote de entusiasmo en un manicomio. No podíamos comprender porque estábamos demasiado lejos, y no podíamos recordar porque estábamos viajando en la noche de los primeros tiempos que se han ido, dejando apenas una señal y ningún recuerdo]346 El filtro del eurocentrismo provoca que lugares nuevos o descubiertos por Europa, sean considerados como espacios vacíos, en los que no existían ni hombres, ni mujeres, ni otra cultura. Así lo menciona Marlow cuando habla de su afición a los mapas: “At that time there were many blank spaces on the earth”347 [En aquellos tiempos había muchos espacios en blanco en la tierra]348. El marinero reitera su reprobación a otros imperialismos, excepto el de Gran Bretaña, cuando asevera que el Congo, que antes era un lugar en blanco, se convirtió en un lugar de oscuridad: True, by this time it was not a blank space any more. It had got filled since my boyhood with rivers and lakes and names. It had ceased to be a blank space of delightful mystery—a white patch for a boy to dream gloriously over. It had become a place of darkness349 [Cierto que por aquel entonces ya había dejado de ser un espacio en blanco. Desde mi niñez se había llenado de ríos y lagos y nombres. Había dejado de ser un espacio en blanco de grato misterio, una mancha blanca sobre la que un muchacho edificaba sus sueños fantásticos. Se había convertido en un lugar de tinieblas]350 Por otro lado, en la novela también se establece que el clima de una región geográfica repercute en el comportamiento de la sociedad que la habita. 345 Conrad, op. cit. 2013, p. 61. 346 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 97. 347 Conrad, op. cit. 2013, p. 9. 348 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 35. 349 Conrad, op. cit. 2013, p. 10. 350 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 35. 117 Cuando el narrador cede la palabra al médico, aficionado a la frenología, que examina a Marlow antes de partir hacia allá, éste sugiere que el sol provoca en los hombres europeos una serie de cambios mentales que pueden llegar a la locura. En este sentido le recomienda que cuando visite los trópicos evite el enojo y la exposición al sol: “Avoid irritation more than exposure to the sun. Adieu. How do you English say, eh? Good-bye. Ah! Good-bye. Adieu. In the tropics one must before everything keep calm.'... He lifted a warning forefinger.... 'Du calme, du calme'”351 [Evite la irritación más que la exposición al sol. Adieu. ¿Cómo dicen ustedes los ingleses, eh? Good-bye. ¡Ah! Good-bye. Adieu. En el trópico se debe guardar la calma antes que nada.’ Levantó un dedo amonestador... ‘Du calme, du calme. Adieu’ ]352. Finalmente, hay otro personaje que también toma la palabra para reiterar la ausencia de civilización en el continente africano: la tía de Marlow, quien contribuyera para que el marinero consiguiera un puesto en la Compañía y que, además, elogia el trabajo de los colonizadores europeos, emisarios de la luz que irían a “'weaning those ignorant millions from their horrid ways”353 [arrancar a esos millones de ignorantes de sus horrendas costumbres]354. Es innegable que la novela hace referencia a una clara postura ideológica e ilustra sobre un contexto histórico concreto. La narración está situada en un tiempo y espacio específicos, refiere un conflicto social generado por la oposición entre colonizadores y colonizados, desde el río Támesis hasta la selva africana. Asimismo, reproduce e incorpora enunciados científicos y literarios sustentados en la ideología imperial-colonialista decimonónica. Dimensión formal En esta parte se incluirán algunos de los recursos lingüísticos, específicamente morfosintácticos y semánticos, de los que se vale la novela para reforzar a representación del discurso ideológico-político que acompañó a la colonización europea en África. 351 Conrad, op. cit. 2013, p. 17. 352 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 44. 353 Conrad, op. cit. 2013, p. 18. 354 Conrad, op. cit. 2013, trad., p 44. 118 Una de las estrategias morfosintácticas que se utilizan en la novela para designar y caracterizar a los habitantes del continente africano, es el uso de la palabra nigger que derivó del terminó negro, un sustantivo despectivo que fue adoptado desde el siglo XVI, por portugueses y españoles para hacer referencia al color de la piel de los hombres y mujeres africanos que esclavizaban. El matiz peyorativo y racista de nigger, también se deriva del contexto histórico del siglo XIX355. Se puede observar en contextos como el siguiente: “[…] A nigger was being beaten near by. They said he had caused the fire in some way; be that as it may, he was screeching most horribly […]”356 [Estaban azotando a un negro cerca de allí. Decían que él había provocado el incendio de alguna manera; sea como fuere, estaba dando horribles alaridos]357. Cabe mencionar que esta palabra aparece diez veces en la obra y ocupa la función sintáctica de sujeto siete veces, la de objeto directo dos veces y aparece dentro de un complemento circunstancial una sola vez. Asimismo, ésta se encuentra precedida siete ocasiones por adjetivos calificativos que podrían asociarse con características negativas del imaginario occidental, por ejemplo: A quarrelsome band of footsore sulky niggers trod on the heels of the donkeys; a lot of tents, camp-stools, tin boxes, white cases, brown bales would be shot down in the courtyard, and the air of mystery would deepen a little over the muddle of the station358 [Una cuadrilla con aire belicoso, compuesta de ceñudos negros con los pies maltrechos, marchaba tras el asno; descargaban en el patio un montón de tiendas, taburetes de campaña, cajas de metal, cajones blancos y fardos marrones, y con ellos el aire de misterio se hacía aún más profundo sobre la confusión de la estación]359 A lo largo de la novela, la palabra fue desapareciendo, es decir, mientras la mayor recurrencia de ésta se encuentra en el primer capítulo con siete apariciones, en el tercero y último capítulo aparece solamente en una ocasión en cada uno. 355 Vid. Rahman, Jaqueline, “The N Word: Its History and Use in the African American Community”, Journal of English Linguistics, 2012. 356 Conrad, op. cit. 2013, p. 51. 357 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 69. 358 Conrad, op. cit. 2013, p. 58. 359 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 84. 119 Asimismo, aunque de lo anterior pudiera interpretarse que la narración apunta a humanizar la caracterización de las sociedades del continente, esto no sucede porque encuentra otras maneras de denigrarlo. Así, cuando detalla la situación de un joven africano que ha aprendido a encender una caldera del vapor, no utiliza la palabra nigger pero lo describe como un salvaje, como un animal, con lana en lugar de cabello, que ha aprendido los trucos que le enseñó el colonizador. En este sentido, este hombre sólo tiene valor porque ha sido educado e instruido por el europeo: And between whiles I had to look after the savage who was fireman. He was an improved specimen; he could fire up a vertical boiler. He was there below me, and, upon my word, to look at him was as edifying as seeing a dog in a parody of breeches and a feather hat, walking on his hind-legs. A few months of training had done for that really fine chap He squinted at the steam-gauge and at the water-gauge with an evident effort of intrepidity—and he had filed teeth, too, the poor devil, and the wool of his pate shaved into queer patterns, and three ornamental scars on each of his cheeks. He ought to have been clapping his hands and stamping his feet on the bank, instead of which he was hard at work, a thrall to strange witchcraft, full of improving knowledge. He was useful because he had been instructed; and what he knew was this—that should the water in that transparent thing disappear, the evil spirit inside the boiler would get angry through the greatness of his thirst, and take a terrible vengeance […]360 [Y de cuando en cuando tenía que ocuparme del salvaje que trabajaba de fogonero. Era un ejemplar perfeccionado; podía encender una caldera vertical. Estaba allí, debajo de mí, y, palabra de honor, mirarle resultaba tan edificante como ver a un perro haciendo una parodia con calzones y sombrero de plumas caminando sobre sus patas traseras. Unos cuantos meses de preparación habían sido suficientes para aquel muchacho realmente estupendo. Escudriñaba el manómetro de vapor e indicador del nivel de agua con un evidente esfuerzo de intrepidez; además tenía dientes limados, el pobre diablo; la lana de su cabeza, afeitada en una forma muy extraña y tres cicatrices ornamentales en cada una de sus mejillas. Hubiera debido estar dando palmas y brincos en la orilla, en lugar de lo cual se esforzaba por su trabajo, presa de un extraño maleficio, lleno de un conocimiento provechoso. Era útil porque había sido instruido y lo que sabía era esto: cuando el agua desapareciera de aquella cosa transparente, el espíritu maligno que se hallaba dentro de la caldera se pondría furioso por la enormidad de su sed, y se tomaría una terrible venganza…]361 360 Conrad, op. cit. 2013, p. 63. 361 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 100. 120 Otra de las palabras utilizadas por el narrador para desginar a las/os nativas/os es caníbal: “More than once she had to wade for a bit, with twenty cannibals splashing around and pushing. We had enlisted some of these chaps on the way for a crew”362 “[Más de una vez tuvo que vadear durante un rato, con veinte caníbales chapoteando alrededor y empujando]”363 Para reforzar lo anterior y respaldar el uso del término, Marlow le cede la palabra a uno de los jóvenes africanos empleados por la compañía. La única vez que la narración permite que los nativos se expresen, lo hace con la intención de reforzar las suposiciones de que éstos practican la antropofagia: Their headman, a young, broad-chested black, severely draped in dark-blue fringed cloths, with fierce nostrils and his hair all done up artfully in oily ringlets, stood near me. 'Aha!' I said, just for good fellowship's sake. 'Catch 'im,' he snapped, with a bloodshot widening of his eyes and a flash of sharp teeth— 'catch 'im. Give 'im to us.' 'To you, eh?' I asked; 'what would you do with them?' 'Eat 'im!' he said curtly, and, leaning his elbow on the rail, looked out into the fog in a dignified and profoundly pensive attitude364 [Su jefe, un joven y fornido negro, austeramente ataviado con telas ribeteadas de color azul oscuro, con feroces aberturas nasales y el pelo hábilmente arreglado en grasientos bucles, estaba de pie junto a mí. ‘Ajá', dije yo, como mera muestra de camaradería. ‘Cójales —contestó bruscamente, al tiempo que sus ojos se dilataban como inyectados en sangre y relampagueaba su afinada dentadura—, cójales. Dénoslos.’ ‘A vosotros, ¿eh? —pregunté—; ¿y qué haríais con ellos?’ ‘Comérnoslos’, dijo secamente y apoyando el codo sobre la barandilla dirigió su mirada hacia la niebla en una actitud solemne y profundamente pensativa]365 Por último, otra estrategia utilizada para señalar la supuesta inferioridad de los nativos respecto de los europeos es su animalización. Por ejemplo, en el pasaje en el que se comparan con las hormigas se ilustra tanto la apariencia física de los nativos como su comportamiento: […] At last we opened a reach. A rocky cliff appeared, mounds of turned-up earth by the shore, houses on a hill, others with iron roofs, amongst a waste of excavations, or hanging to the declivity. A continuous noise of the rapids above 362 Conrad, op. cit. 2013, p. 59. 363 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 95 364Conrad, op. cit. 2013, p. 70. 365 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 108. 121 hovered over this scene of inhabited devastation. A lot of people, mostly black and naked, moved about like ants366 [Por fin se abrió entre nosotros una gran extensión de agua. Apareció un promontorio rocoso, montículos de tierra removida junto a la orilla, casas en una colina, otras con techo de hierro, entre un desierto de excavaciones o colgando de un declive. Un ruido continuo de las cascadas de más arriba se cernía sobre esta escena de habitada devastación. Un montón de gente, la mayoría negra y desnuda, iba de un lado a otro como las hormigas]367 Ahora, en un nivel semántico, el narrador establece oposiciones binarias a partir de constituciones simbólicas. El ejemplo más significativo es la rivalidad que establece entre luz y oscuridad, dos fuerzas que parecieran conformar un torbellino dentro del cual se desarrolla la narración. Por ejemplo, a partir de su propio título, la novela sugiere que Marlow hará un viaje al corazón de la oscuridad, que en este caso resulta ser la selva del continente africano. Asimismo, cuando el narrador mira la ciudad de Londres desde el río Támesis, se enorgullece del hecho de que a pesar del ocultamiento natural del sol que se produce al atardecer, la oscuridad no figura en Gran Bretaña, pues es frenada por la luz artificial del faro y de los barcos, productos de la civilización: The sun set; the dusk fell on the stream, and lights began to appear along the shore. The Chapman light-house, a three-legged thing erect on a mud-flat, shone strongly. Lights of ships moved in the fairway—a great stir of lights going up and going down. And farther west on the upper reaches the place of the monstrous town was still marked ominously on the sky, a brooding gloom in sunshine, a lurid glare under the stars368. [El sol se puso; el crepúsculo descendió sobre el río, empezaron a aparecer luces a lo largo de la costa. El faro de Chapman, un objeto de tres patas erigido sobre un llano pantanoso, brillaba intensamente. En el canalizo se movían luces de barcos; un gran agitación de luces que subían y bajaban. Y más hacia el Oeste, en el curso alto del río, el lugar de la monstruosa ciudad estaba aún señalado ominosamente en el cielo, una sombre amenazadora a la luz del sol, un lóbrego resplandor bajo las estrellas]369 En ese mismo episodio, dice que antes de que llegara la luz de la civilización en manos de los conquistadores romanos, Londres, al igual que África, también 366 Conrad, op. cit. 2013, pp. 22-23. 367 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 50. 368Conrad, op. cit. 2013, p. 4. 369 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 29. 122 había sido un lugar en el que se albergaba la oscuridad: “and this was also […] has been one of the dark places of the earth”370 [Y éste también… ha sido uno de los lugares oscuros de la tierra]371. Así, establece una correlación entre el avance de la luz con la conquista y colonización territorial emprendida por Occidente. En otro momento, cuando Marlow narra el proceso de su contratación para trabajar a bordo del barco que tendría que entrar al territorio de los nativos, describe su llegada a una oficina de la Compañía, donde retoma el tema de la oscuridad. Durante su espera para ser examinado por un doctor, aguarda en una pequeña sala de espera en la que sólo hay una puerta custodiada por dos mujeres, que considerada la entrada a la oscuridad, a las tinieblas de las que pocos hombres regresan: Often far away there I thought of these two, guarding the door of Darkness, knitting black wool as for a warm pall, one introducing, continuously to the unknown, the other scrutinizing the cheery and foolish faces with unconcerned old eyes. Ave! Old knitter of black wool. Morituri te salutant. Not many of those she looked at ever saw her again—not half, by a long way372 [A menudo, cuando estaba lejos, pensé en aquellas dos guardando la puerta de las Tinieblas, haciendo punto con lana negra como para un cálido paño mortuorio; la una, introduciendo continuamente a lo desconocido; la otra, escrutando los alegres y estúpidos rostros con ojos viejos e indiferentes. ¡Ave! Vieja tejedora de lana negra. Morituri re salutant. No muchos de aquello a los que ella miró la volvieron a ver; ni, con mucho, la mitad]373 Probablemente esta oposición de luz-oscuridad es más clara y mejor lograda cuando Marlow nos comparte la idea que tiene del personaje de Mr. Kurtz, así como de su logro de dominar a los salvajes. Marlow lo describe como una criatura superdotada que había tenido el poder de encantar y aterrorizar a las almas rudimentarias de los nativos con el torrente de luz que emanaba de su corazón: The point was in his being a gifted creature, and that of all his gifts the one that stood out preeminently, that carried with it a sense of real presence, was his 370Conrad, op. cit. 2013, p. 4. 371 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 29. 372 Conrad, op. cit. 2013, p.15. 373 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 42. 123 ability to talk, his words—the gift of expression, the bewildering, the illuminating, the most exalted and the most contemptible, the pulsating stream of light […] 374 [Lo importante era que se trataba de una criatura dotada, y que de entre todas sus dotes la que destacaba preeminentemente, la que proporcionaba sensación de una presencia real, era su capacidad de hablar, sus palabras; el don de la expresión, el desconcertante, el revelador, el más exaltado, el palpitante torrente de luz]375 Po otro lado, el narrador establece una correlación entre naturaleza y barbarie, esto para argumentar que los nativos no poseen una cultura y están lejos de la civilización: “Land in a swamp, march through the woods, and in some inland post feel the savagery, the utter savagery, had closed round him—all that mysterious life of the wilderness that stirs in the forest, in the jungles, in the hearts of wild men […]”376 [Desembarca en una zona pantanosa, atraviesa bosques, y en algún enclave tierra adentro siente que la barbarie, la más absoluta barbarie, le va rodeando; toda esa misteriosa vida de la selva que se agita en los bosques, en las junglas, en los corazones de los salvajes ]377 En este sentido, acentúa este nexo cuando caracteriza la selva como un lugar en el que no existe la razón, propia del hombre occidental, y en donde las pasiones y los instintos, inherentes a los salvajes, gobiernan a los hombres a través de un hechizo: “I tried to break the spell—the heavy, mute spell of the wilderness—that seemed to draw him to its pitiless breast by the awakening of forgotten and brutal instincts, by the memory of gratified and monstrous passions”378 [Traté de romper el hechizo, el pesado y mudo hechizo de la selva, que parecía atraerle hacia su despiadado seno despertando en él instintos brutales y olvidados, trayéndole a la memoria pasiones monstruosas y satisfechas]379 Respecto a las descripciones de los nativos, lo primero es que éstos no son considerados seres humanos como los europeos. Están representados como siluetas negras que tienen un comportamiento animal: “Black shapes 374Conrad, op. cit. 2013, p. 83. 375 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 124. 376Conrad, op. cit. 2013, p. 7. 377 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 32. 378Conrad, op. cit. 2013, p. 118. 379 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 166. 124 crouched, lay, sat between the trees leaning against the trunks, clinging to the earth, half coming out, half effaced within the dim light, in all the attitudes of pain, abandonment, and despair”380 [.Se veían negras sombras acurrucadas, tumbadas, sentadas entre los árboles, apoyándose en los troncos, asiéndose a la tierra, apenas visible en la débil luz, en todas las posturas del dolor, el abandono y la desesperación]381 O sus cuerpos son descritos como figuras geométricas con movimiento: “bundles of acute angles sat with their legs drawn up”382 [Dos manojos de ángulos agudos sentados con las piernas encogidas]383 Incluso cuando la narración brinda imágenes de cuerpos humanos, los presenta en forma fragmentada, con esto crea una total disimilitud y alejamiento entre los salvajes y los civilizados: “and then suddenly, as though a veil had been removed from my eyes, I made out, deep in the tangled gloom, naked breasts, arms, legs, glaring eyes—the bush was swarming with human limbs in movement, glistening of bronze colour”384 [Y de repente, como si me hubieran retirado un velo de los ojos, descubrí, en lo profundo de la enmarañada tenebrosidad, pechos desnudos, brazos, piernas, ojos brillantes: la maleza bullía de miembros humanos en movimiento, resplandecientes, del color del bronce]385 Por último, Marlow logra otro contraste entre los colonizadores y los nativos, cuando estos últimos son caracterizados sin la capacidad mental de los europeos, pero con la capacidad física para trabajar. En este sentido, se justifica la explotación física a la que eran sometidos los habitantes del continente africano a través del trabajo forzado: “They were big powerful men, with not much capacity to weigh the consequences, with courage, with strength, even yet, though their skins were no longer glossy and their muscles no longer hard […]”386 [Eran hombres corpulentos y vigorosos, si demasiada capacidad de sopesar las consecuencias, con valor con fuerza, incluso entonces, aunque 380 Conrad, op. cit. 2013, p. 26. 381 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 54. 382 Conrad, op. cit. 2013, p. 27. 383 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 55. 384Conrad, op. cit. 2013, p. 78-79. 385 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 118. 386Conrad, op. cit. 2013, p. 72. 125 su piel había dejado de ser lustrosa y sus músculos habían perdido su dureza]387 En su dimensión estilística, la novela utiliza herramientas morfosintácticas y semánticas para reproducir el discurso ideológico-político del imperialismo. Es importante destacar que hace uso de palabras despectivas, ya sean sustantivos o adjetivos, cuando se trata de caracterizar a los nativos. Asimismo, las oposiciones, físicas y morales, entre colonizadores y colonizados son de gran repercusión pues reafirman las mitologías del pensamiento binario occidental. Dimensión composicional En este aspecto de la novela, es necesario exponer la teoría narrativa propuesta por la investigadora mexicana Luz Aurora Pimentel. La composición es la manera en la que está conformado el discurso narrativo, definido éste como uno de los aspectos fundamentales de la compleja realidad narrativa que “le da concreción y organización textuales al relato”388. Éste, por su parte, se define como “la construcción progresiva, por la mediación de un narrador, de un mundo de acción e interacción humanas, cuyo referente puede ser real o ficcional”389. Asimismo, Pimentel, basada en la teoría narrativa de Gérard Genette, divide a la teoría narrativa entre temática y formal. A este apartado le concierne cómo se proyecta el mundo diegético, es decir, la manera en la que se da la significación del universo espaciotemporal que designa el relato. En este sentido, a partir de la división hecha por la investigadora entre los principios de selección cualitativo y cuantitativo de información narrativa, se analizará el narrador, agente de la mediación narrativa, “fuente misma de información que tenemos sobre el mundo de acción humana propuesto”390. 387 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 110. 388 Pimentel, Luz Aurora, El relato en perspectiva: estudio de teoría narrativa, México, Siglo XXI, 2017, p. 11. 389 Ibíd., p. 10. 390 Ibíd., p. 16. 126 Como ya ha sido mencionado por Pimentel, en la novela participan dos narradores homodiegéticos. En un primer grado, hay un narrador en tercera persona que se encuentra, a bordo del Nellie al momento de la narración de Marlow y será él quien irá informando al lector de las particularidades del marinero y de su forma de relatar su historia. Este narrador se nos aparece en el papel de testigo: […] Marlow was not typical (if his propensity to spin yarns be excepted) and to him the meaning of an episode was not inside like a kernel but outside, enveloping the tale which brought it out only as a glow brings out a haze, in the likeness of one of these misty halos that sometimes are made visible by the spectral illumination of moonshine […]391 [Marlow no era un caso típico (si se exceptúa su propensión a contar historias), y para él el significado de un episodio no se hallaba dentro, como el meollo, sino fuera, envolviendo el relato, que lo ponía de manifiesto a la bruma, a semejanza de uno de esos halos neblinosos que se hacen visibles en ocasiones por la iluminación espectral de la luna]392 La función de este narrador también es vocal, pues lleva a cabo el acto de la narración y crea un universo diegético que está dirigido, antes que el lector, a la tripulación que lo acompaña en esa tarde navegando en el Támesis. Por esta cualidad, la de relatar lo ocurrido, Pimentel lo califica como extradiegético, pues además crea un marco narrativo dentro del cual se insertará otra narración, como lo menciona la teórica literaria, “un acto de narración constituye un marco narrativo dentro del cual se produce otra narración”393. Incluso se conforma una atmósfera propicia, silenciosa y oscura, que permite que, a falta de otras diversiones, los que se han embarcado escuchen el relato con atención. Asimismo, como ya se mencionó en el análisis semántico, la caída de la noche funciona para establecer una correlación entre la oscuridad del momento y la oscuridad con la que Marlow pretende caracterizar su propio viaje. En un segundo grado del universo narrativo, está Marlow, el personaje, quien toma la palabra para relatar, en primera persona, sus peripecias pasadas a bordo de un barco de vapor hacia la guarida de Mr. Kurtz, el mismo corazón 391 Conrad, op. cit. 2013, p. 5. 392 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 30. 393 Pimentel, op. cit., p. 149. 127 de la selva. Este narrador es autodiegético porque cuenta su propia historia y se convierte en el centro de atención narrativa. Además, Pimentel lo ha calificado como intradiegético porque se encuentra dentro del tiempo y del espacio de la diégesis: We had carried Kurtz into the pilot-house: there was more air there. Lying on the couch, he stared through the open shutter. There was an eddy in the mass of human bodies, and the woman with helmeted head and tawny cheeks rushed out to the very brink of the stream. She put out her hands, shouted something, and all that wild mob took up the shout in a roaring chorus of articulated, rapid, breathless utterance394 [Habíamos llevado a Kurtz a la garita del timonel: había más aire allí. Él miraba fijamente a través del postigo abierto mientras yacía sobre el lecho. Se produjo un remolino en la masa de cuerpos humanos, y la mujer con la cabeza en forma de yelmo y las curtidas mejillas se precipitó hasta el mismo borde del agua. Extendió sus manos hacia afuera, gritó algo, y toda aquella multitud salvaje continuó el grito en un coro rugiente de lenguaje articulado, rápido y sofocado]395 En este caso, al contrario de su desarrollo en el primer nivel, la narración está hecha en pasado y cada tanto se ve interrumpida por el narrador extradiegético, quien se encarga de indicar las acciones y actitudes de Marlow- narrador mientras le está dando vida a su historia. En contraste, cuando es Marlow-personaje quien interrumpe el universo metadiegético, lo hace para dirigirse directamente a su auditorio y buscar en ellos algún gesto o palabra que indique que comprenden lo que hubo experimentado. Entonces, en esta novela se observa el fenómeno de la coexistencia de dos narradores, el autodiegético y el testimonial, en otras palabras, está mediada por un “yo” desdoblado: Marlow personaje y objeto de la narración; y el marinero, vehículo de transmisión de su propio relato. Ahora bien, respecto al narrador autodiegético, Marlow-narrador, es importante destacar la coincidencia existente entre quien narra y la perspectiva dominante desde la cual se narra, es decir, en este caso “el narrador se pliega totalmente a la conciencia focal: narra y describe desde las limitaciones 394 Conrad, op. cit. 2013, p. 120. 395 Conrad, op. cit. 2013, trad., p. 169. 128 espaciales, temporales cognitivas, perceptuales, estilísticas e ideológicas”396 del propio Marlow. En este sentido, la restricción narrativa que se derive de la focalización del “yo” narrado, impide que este narrador tenga acceso a la conciencia de cualquier otro personaje, como el director de la compañía o Mr. Kurtz, ya que el “acceso a la conciencia de los personajes es privilegio de un narrador heterodiegético y no de uno homodiegético”397. Esta transparencia del narrador autodiegético, como la ha denominado Pimentel, es fundamental para la propuesta aquí presentada, pues como en Heart of Darkness Marlow-narrador es nuestra única fuente de información narrativa, la relación que se establece con la novela depende de un rígido “[…] principio de selección que se caracteriza por las limitaciones espaciotemporales, cognitivas, perceptuales, ideológicas, éticas y estilísticas […]”398 de un solo personaje. Si bien el grado de subjetividad de la narración homodiegética es elevado per se399, éste aumenta cuando, como en esta novela, se conjunta con lo que ha sido denominado como focalización interna fija, misma que consiste en mostrar solamente la perspectiva de un personaje, es decir, Marlow. Lo anterior supone que la información narrativa está determinada por las limitaciones del marinero. Se puede conocer su travesía, así como la existencia de otros personajes con los que se relaciona, pero sólo se tiene conocimiento de lo que él siente, lo que él ve y lo que él piensa. De esta manera, es un narrador poco confiable que transmite su postura ideológica como la verdadera y única y no brinda suficientes elementos para contrastarla o cuestionarla. Así, del texto no sobresale ninguna oportunidad para poner en tela de juicio las aterradoras descripciones que Marlow recrea sobre la naturaleza, la selva o sobre el bárbaro comportamiento de los habitantes del continente africano. Pues, cuando Marlow deja espacio para la introducción de las voces de otros personajes, lo hace simplemente para 396 Pimentel, op. cit., p. 105. 397Ibíd., p. 138. 398 Ibíd., p. 22. 399 Vid. Pimentel, op. cit. 129 confirmar los estereotipos occidentales sobre África, como ocurre con las advertencias del doctor o la actitud civilizadora de la tía del marinero. En suma, después del análisis literario realizado se comprueba que Heart of Darkness, fue una novela que se encontraba profundamente inmersa en la dinámica imperial-colonialista europea. La importancia de considerar las tres dimensiones propuestas por Bajtín recae en que al conjuntarlas se devela la reproducción de la ideología imperialista decimonónica. Se advierte la difusión y justificación de la visión unilineal de la historia, el racismo, el eurocentrismo, la deshumanización del Otro, que en este caso son las sociedades del continente africano, así como con una especie de propaganda del imperialismo británico. También, resulta sustancial considerar la manera en la que se establecen oposiciones binarias y antagónicas como África-Europa, civilización-barbarie o luz-oscuridad, mismas que aparecen como útiles para formar un debate de la empresa colonial europea. Es fundamental insistir en que Heart of Darkness fue una apología de las llamadas acciones civilizadoras, que en su esencia consistieron en la expoliación y el asesinato realizados en el continente africano en la disputa por la hegemonía por las potencias imperialistas. Finalmente, cabe decir que las herramientas narrativas, al sostener una sola perspectiva, imposibilitan el cuestionamiento de los juicios de valor o las descripciones, en este sentido, la presente propuesta de lectura poscolonial le da un espacio valioso a la sospecha y devela que el discurso colonial es la base de Heart of Darkness. 3. MANIFESTACIONES DE EMANCIPACIÓN CULTURAL EN LA LITERATURA POSCOLONIAL: THINGS FALL APART Al igual que en el capítulo anterior, en el presente se establecerá una base de carácter sociohistórico con la finalidad de contextualizar geográfica, temporal y temáticamente el posterior análisis de Things Fall Apart del escritor nigeriano 130 Chinua Achebe, a través del que se mostrará el modo en el que la novela es una representación contradiscursiva y de resistencia cultural. Primero, se tratarán los procesos de la colonización de las sociedades que habitaban cerca del Níger y la descolonización del actual Estado de Nigeria. Posteriormente, se realizará una revisión de los supuestos de la liberación africana como lo fueron los movimientos cultural-ideológicos del Panafricanismo y la Négritude. Finalmente, a partir del concepto de literatura poscolonial y de la recuperación de la poética e imagen de autor de Achebe, se realizará un análisis literario de carácter bajtiniano de Things Fall Apart que evidencie el contraste entre esta obra y Heart of Darkness y, simultáneamente, exponga la manera en la que la novela se constituyó como un referente de resistencia cultural-ideológica. 3.1 LA COLONIZACIÓN EN EL NÍGER Y LA DESCOLONIZACIÓN DE NIGERIA En el presente se revisará la consolidación y culminación del imperialismo británico en el territorio que hoy comprende el Estado de Nigeria. Se abordará la naturaleza y particularidades del gobierno colonial. Se incluirán de los modos de organización económica, política, social y cultural de las distintas poblaciones nativas, así como la hostilidad y la resistencia que mantuvieron ante la invasión colonial. Finalmente, se destacará la importancia de los sectores educados de la sociedad en el proceso de independencia de Nigeria. El proceso imperialista decimonónico fue una manifestación de la incesante competencia de carácter económico, político y simbólico entre las potencias europeas. Sin embargo, las acciones imperialistas británicas del siglo XIX también resultaron de su experiencia histórica: durante el siglo XVII se llevó a cabo una revolución burguesa que terminó con el Estado absoluto y que dio paso al Estado burgués y a una sociedad de clases. La clase media alcanzó más relevancia en el hacer público y esto se conjuntó con la revolución agraria, sucedida por un significativo desarrollo industrial, pues “limpió de obstáculos feudales el camino de las relaciones de producción capitalistas y culminó la 131 liberación de fuerzas productivas que venía acaeciendo en Inglaterra desde el siglo XVI”400. El alto nivel de industrialización británico y la acumulación de capital, fundamentales en el proceso imperialista decimonónico, también se debieron a las ganancias económicas que le generaban sus posesiones en América y el creciente comercio que ya involucraba a Asia y a África. En el continente asiático, llevó a cabo la conquista de la India y comenzó su explotación a través de la Compañía de las Indias Orientales. Las ganancias se derivaron de la extracción no retribuida del algodón indio para la industria textil británica, que luego era importado a la colonia, en donde se pagaba en oro y plata401, esta expoliación resultó en la acumulación de capital y en el desarrollo industrial de Gran Bretaña. La concentración del capital y el trabajo agrícola, que se generaba en la India, trajo como consecuencia que los campesinos británicos se apartaran del trabajo del campo. Esto, que Strachey ha llamado trabajo liberado402, fue lo que permitió la construcción abundante de máquinas de vapor. Simultáneamente se establecía a nivel global una división internacional del trabajo, que requería de “la especialización internacional entre países industrializados y países agrícolas”403. En este sentido, antes de su penetración en el continente africano en el siglo XIX, Gran Bretaña tenía la experiencia previa de su conquista en la India. Además, contaba con un fuerte excedente de capital que podía exportar y con una industria, que le exigía tanto el abastecimiento de recursos naturales, como el desarrollo de su poderío naval. La penetración en África comenzó en el norte, pues el dominio del canal de Suez y el paso por el Nilo en Egipto le permitían a Gran Bretaña continuar y proteger sus actividades comerciales con Asia. En palabras de Catherine Coquery: “se trataba de garantizar la seguridad del Mediterráneo y el camino a 400 Hobsbawm apud Acosta Sánchez, José, El imperialismo capitalista. Concepto, períodos y mecanismo de funcionamiento, Barcelona, Blume, 1977. 401 Strachey, John, El fin del imperialismo, México, Fondo de Cultura Económica, 1962. 402Vid. Strachey, op. cit. 403 Amin apud Acosta, op. cit. 132 la India, amenazado por el debilitamiento de la autoridad turca sobre las desembocaduras del Nilo: la repartición se había, pues, realizado más para proteger al viejo imperio de Asia que para construir un nuevo imperio africano”404. Desde el siglo XV las potencias europeas imperial-colonialistas mantenían relaciones comerciales con las costas africanas, en donde “los rasgos de la economía colonial surgieron antes del advenimiento formal del dominio colonial, a causa de los intentos recíprocos africanos y europeos para estimular los productos de exportación que sirvieran como ‘legítimos sustitutos’ de los esclavos”405. Posteriormente y a la par de la abolición de la esclavitud en el año de 1807, Gran Bretaña, Francia y Alemania se interesaron por penetrar en el territorio y en establecer el legitimate commerce406. Esto que ha sido denominado como el cambio de actitud407 de Europa respecto al continente africano se institucionalizó con la Conferencia de Berlín (1884-1885). A raíz de esta reunión internacional Gran Bretaña firmó una serie de tratados fronterizos con Portugal, Alemania y Francia408; y antes de la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña estaba establecida a lo largo del continente: en el occidente ocupaba Gambia, Sierra Leona, Ghana y Nigeria; en la zona austral invadió Suráfrica, Lesoto, Suazilandia, Botsuana, Rhodesia (Zimbabue) y Zambia; en el oriente adquirió Zanzíbar, Kenia, Uganda, Sudán y Somalilandia409. Las colonias británicas establecidas en África, eran colonias de explotación, en otras palabras, eran territorios apropiados en los que “se 404 Coquery-Vidrovitch, Catherine, “Del imperialismo viejo al imperialismo moderno: la metamorfosis colonial”, Adbel-Malek, Anouar, Sociología del imperialismo, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Sociales, 1977, p. 64. 405 Rodney, Walter, “La economía colonial”, Historia general de África, VII: África bajo el dominio colonial, 1880-1935, UNESCO, 1987.P. 360. 406Este comercio se refiere principalmente a la compra de aceite de palma, abundante en el sur del territorio y tan funcional para la industria europea. Detrás del impulso de este nuevo comercio se encontraban los esfuerzos de los misioneros por eliminar la esclavización de los nativos del continente africano. Vid. Falola, Toyin y Matthew M. Heaton, A History of Nigeria, Nueva York, Cambridge University Press, 2008. 407Vid. Bertaux, op. cit. 408Ibíd., p. 109. 409 Vid. Fernández Moreno, op. cit. 133 realizaba la más intensa y real expropiación de razas, pueblos y naciones no anglosajonas”410. En este sentido, Kaniki ha mencionado que, aunque las condiciones de las colonias británicas variaron entre sí según la región del continente africano, las autoridades británicas tenían objetivos generales: que las colonias abastecieran de materias primas a la industria británica, que fungieran como mercados para los productos manufacturados de la metrópoli, que fueran autosuficientes económicamente, es decir, que no requirieran de capital británico y, finalmente, que fueran una fuente de riqueza desmedida, que resultara de la explotación de recursos humanos y materiales411. El imperio británico construyó un fuerte entramado entre su estructura económica y su superestructura, a saber, los discursos ideológico-políticos que difundían el imperialismo y que circularon dentro y fuera de sus fronteras. La posesión británica de Nigeria también contó con su propio portavoz: Frederick Lugard, quien primero desempeñó el cargo de funcionario de la Imperial British East Africa Company en Uganda, en donde aseguró el predominio británico, y que después fue designado como administrador colonial británico y gobernador del vasto territorio de Nigeria. Su aportación teórica al imperialismo fue The Dual Mandate in British Tropical Africa, libro en el que comparaba la tarea civilizadora del Imperio Británico con la del Imperio Romano, hacía una apología de las acciones derivadas de la colonización británica y calificaba al continente africano como una morada de barbarie: Así como el imperialismo romano sentó las bases de la civilización moderna y llevó a los indómitos bárbaros de estas islas (Inglaterra) por la senda del progreso, en África estamos pagando hoy la deuda, y llevando a los rincones oscuros de la tierra —morada de la barbarie y la crueldad— la antorcha de la cultura y el progreso, al mismo tiempo que atendemos a las necesidades materiales de nuestra propia civilización […] retenemos estos países porque el genio de nuestra raza es colonizar, comerciar y gobernar412. Además, formuló la noción del dual mandate, que sostenía que el imperial- colonialismo de Gran Bretaña en África era una tarea que debía traer beneficios para ambos continentes. De esta manera, se esperaba que, 410 Acosta Sánchez, op. cit., p. 69 411Kaniki, Martin H.Y., “The colonial economy: the former British zones” en Africa under colonial domination 1880-1935, Vol. 7, UNESCO, 1985, pp. 173- 185. 412 Lugard apud Carnoy, Martín, La educación como imperialismo cultural, México, Siglo XXI, 2000. 134 mientras Europa obtenía recursos naturales para su industria y mercados para sus manufacturas, África escalaría hacia un nivel superior de civilización e industrialización. Sin embargo, Lugard cínicamente aceptaba que no había intereses puramente filantrópicos en este avance en el continente africano: Europe benefited by the wonderful increase in the amenities of life for the mass of her people which followed the opening up of Africa at the end of the nineteenth century. Africa benefited by the influx of manufactured goods, and the substitution of law and order for the methods of barbarism […] Let it be admitted at the outset that European brains, capital, and energy have not been, and never will be, expended in developin the resources of Africa from motives of pure philanthropy that Europe is in Africa for the mutual benefit of her own industrial classes, and of the native races in their progress to a higher plane; that the benefit can be made reciprocal, and that it is the aim and desire of civilised administration to fulfil this dual mandate413. Encima, Lugard formuló un sistema de gobierno, el indirect rule, propuesto específicamente para las colonias británicas de Kenia, Uganda y Nigeria. Como ya se ha mencionado, esta configuración política consistía en que una mayoría nativa era gobernada por una minoría europea a través de una autoridad nativa, revestida de poder por el gobierno colonial e intermediaria entre los pueblos sometidos y los colonizadores. Ahora bien, antes del establecimiento de la Colonia y el Protectorado de Nigeria en 1914, realizado por el británico Frederick Lugard, se llevaron a cabo distintos procesos de penetración y colonización. Los territorios en cuestión eran Lagos, territorio en el puerto de Lagos y capital comercial de Yorubaland; el sureste, que abarcaba territorio yoruba e Igboland; y, finalmente, el norte de Nigeria, en donde se encontraba el Califato de Sokoto. En el siguiente mapa414 se observa la distribución espacial de estos y de otros grupos menos numerosos a lo largo de esta región: 413 Lugard, Frederick, “The dual mandate in british tropical Africa, 1922”, Imperialism and Orientalism: A Documentary Sourcebook, 1926, p. 25- 24. 414 Falola, op. cit. 135 Falola, Toyin y Matthew M. Heaton, A History of Nigeria, Nueva York, Cambridge University Press, 2008.Antes de continuar debe mencionarse que hay dificultades para estudiar las particularidades de las sociedades antes mencionadas, pues la Antropología y la Historiografía occidentales-coloniales solamente recuperaron la información que era útil para el ejercicio del gobierno colonial415. Asimismo, abundan textos que sostienen la idea de una supuesta inferioridad de los pueblos africanos, calificados como desordenados y retrógrados. En este sentido, las sociedades de África occidental con las que tuvieron contacto los británicos fueron clasificadas según tres tipos de organización política: a) pueblos no musulmanes o paganos ubicados en las 415 Vid. Mayowa, Abayomi-Alli, "Pre-Colonial Nigeria and the European’s Fallacy", Review of History and Political Science, Vol. 2, No. 2, 2014, pp. 17-27. 136 costas, considerados stateless societies, es decir, sociedades sin Estado, dentro de este grupo se ha incluido a los Igbo o a los Idoma; b) pueblos paganos con un Estado centralizado, por ejemplo los Yoruba o los Edo; c) reinos musulmanes situados en el norte como el Califato de Sokoto416. Rápidamente, esta clasificación se redujo a dos grupos, los pueblos sin Estado y los pueblos con Estado; estas nociones fueron reproducidas hasta el siglo XX por la denominada Antropología tardía. Frente a lo anterior, hay investigaciones históricas que, en oposición a la mirada eurocéntrica y colonial de las ciencias occidentales, buscan conocer y reivindicar a los pueblos originarios del continente africano Así, para exponer información sustancial de los tres grupos étnicos más numerosos, se utilizarán los trabajos de investigadoras/es de origen africano comprometidas/os con este quehacer de recuperación. Los planteamientos de las ciencias coloniales que sostienen la inferioridad de las etnias precoloniales en Nigeria, han sido rebatidos por Abayomi-Alli417, quien los ha llamado la falacia europea. Abayomi insiste en que estos enunciados fueron una justificación del imperial-colonialismo británico, pues al considerarlos pueblos inferiores y bárbaros que requerían ser educados, la empresa colonial europea se legitimada y se enarbolaba como una misión civilizadora. Por su parte, Joseph Atanda418 se ha concentrado en rebatir la idea de las stateless societies. Ha expuesto que para las sociedades de la Nigeria precolonial, la familia era la unidad primaria de la organización sociopolítica que era distinta según la sociedad, entiéndase Igbo, Yoruba, etc. Dividió los sistemas políticos centralizados, como los Yoruba o los Hausa- Fulani, y los no centralizados, como los Igbo. Ahora bien, se ha planteado que la colonización del África Occidental fue un proceso que se llevó a cabo desde 1880 a 1914419, aunque el terreno ya 416 Perham, Margery apud Afigbo, Adiele, “The Anthropology and Historiography of Central-South Nigeria before and since Igbo-Ukwu”, History in Africa, Vol. 23, 1996, pp 1-15. 417 Vid. Abayomi-Alli, op. cit. 418 Atanda, Joseph apud Abayomi-Alli, op. cit. 419 Aquí se debe considerar que desde el siglo XV se establecieron relaciones entre ambos continentes, principalmente comerciales y se mantuvieron los siguientes cuatro siglos. Lo anterior facilitó la posterior irrupción y dominio de las potencias europeas imperial-colonialistas en la vida social, económica y 137 había sido adaptado y reconocido por exploradores y misioneros420. Este período se ha dividido en dos partes: de 1880 a 1900, en el que predominaron la diplomacia y la invasión y ocupación militar; y de 1900 a 1914421, en el que se introdujeron formas de administración colonial que permitieron la explotación de los territorios invadidos, en los que los nativos tenían tres opciones: confrontar a los europeos —la principal—, aliarse con ellos o someterse. Durante estos años, la resistencia fue una constante, pues los pueblos sometidos defendían su soberanía y su cultura. La oposición se manifestó de varias maneras, por medio de revueltas, rebeliones, migraciones, huelgas, boicots y protestas ideológicas422, que le impusieron un ritmo lento a la colonización europea423. El primer enclave del poder británico fue en Lagos424, ubicado al suroeste y administrado de 1861425 a 1866 como una Colonia de la Corona Británica. La administración colonial aquí era más directa que en alguna otra parte de Nigeria, pues era oficialmente territorio británico. Los habitantes de Lagos tenían los derechos que tenían los ciudadanos británicos y las élites locales funcionaban como asesores de los funcionarios coloniales. El pueblo Yoruba, mayor en número, estaba dividido en Estados aliados entre sí. Era una monarquía, la sociedad estaba presidida por un gobernador elegido por consenso y que carecía del poder absoluto, pues lo asistía un consejo de jefes divido en dos líneas: la derecha representaba los intereses de los gobernantes y la izquierda velaba por las exigencias del pueblo. cultural de las sociedades africanas en la primera mitad del siglo XIX. De esta manera, se establecieron gobiernos coloniales antes de 1880, como en el caso de la Colonia de Lagos establecida en 1861. 420Así como lo hizo el imperio español en el siglo XV, otro de los sistemas de legitimación fue la Misión evangelizadora del siglo XVIII y que tomó fuerza con el movimiento antiesclavista. Los misioneros fueron los primeros extranjeros a gran escala que se internaron en el continente y se convirtieron en trabajadores funcionales al imperialismo, ayudaron a establecer la dominación británica sobre los pueblos africanos, principalmente sobre los Igbo. 421 Gueye, M’baye y Boahen, A. Adu, “African initiatives and resistance in West Africa, 1880-1914”, Africa under colonial domination 1880-1935, Vol. 7, UNESCO, 1985, pp. 55- 71. 422 Idem. 423 Rodney, op. cit. 424 Región a la que llegaron misioneros desde el año de 1851. 425 Año en el que empezó la colonización oficial de Nigeria. 138 Desde 1849, los británicos aprovecharon los conflictos internos entre los Estados Yoruba426 y, así, Oba Kosoko, el entonces monarca, fue sustituido por Oba Akitoye, quien fue reducido a un mero personaje simbólico despojado de sus funciones políticas. El primer gobernador de la colonia fue Sir John Beecroft. Posteriormente, Sir Taubman Goldie, cuya expoliación se ha comparado con la realizada por Rhodes en Sudáfrica427, logró obtener por medio de la United Africa Company la concesión de poderes económicos y administrativos en Nigeria. Esta compañía, rebautizada como Royal Niger Company Chartered Limited, logró imponer la hegemonía británica en el territorio, por medio de la firma de tratados o por medio de la violencia. Finalmente, Lugard, quien representaba el brazo armado de la colonización británica en Nigeria, fue nombrado comandante de la West African Frontier Force en el año de 1897. Por otro lado, al sudeste de Nigeria, se encontraban los pueblos Igbo, que “constituyeron al menos el 60% de todas las personas sacadas de la bahía de Biafra durante la era del comercio atlántico de esclavizados, muchos de ellos con destino a la América española, donde formaron parte de los grupos conocidos como biafras y carnavalíes”428. Su organización política era descentralizada, se subdividían en villas y comunidades autónomas, entre ellas estaban Benín, Igala, Ijo, Efik, etc. La comunidad participaba directamente en el gobierno y tenían cuatro instituciones principales transversales429 que funcionaban como instrumentos de cohesión y de control social430: la asamblea general de todos los ciudadanos, el consejo de ancianos, los grupos de edad y las sociedades secretas. Paralelamente, existía una institución creada por y para mujeres llamada Umu-ada, que desempeñaba un papel esencial en la toma y ejecución de decisiones y en la conservación de los valores morales, velaba por el bienestar de las mujeres y de las niñas y los niños. 426 Los británicos aseguraban que la irrupción en los asuntos políticos de los nativos se realizaba solamente con el interés de llevar a cabo los intercambios comerciales, Vid. Falola, op. cit. 427Cook, Arthur Norton, British Enterprise in Nigeria, Nueva York, Routledge, 2019. 428 Nwokeji, G. Ugo, “La tierra igbo”, Del olvido a la memoria, 3: África en tiempos de la esclavitud, UNESCO, 2008, p. 32. 429Don C. Ohadike, “Igbo Culture and History”, Things fall apart, Heinemann, 1996, pp. XIX-XLIX. 430Mbah, Sam e Igariwey, E., África rebelde. Comunalismo y anarquismo en Nigeria, Barcelona, Alikornio ediciones, 2000. 139 Los vínculos que unían a los distintos grupos Igbo eran los del matrimonio y el comercio. Respecto a su religión, cada aldea tenía una deidad propia, creían en el Chi, un dios personal. Asimismo, como un puente entre los mundos religioso y secular, estaban los oráculos, santuarios que ejecutaban funciones judiciales y vaticinadoras, eran centros de adivinación que advertían a los pueblos del peligro y además decidían en asuntos judiciales. A nivel sociológico, los oráculos constituían un elemento de cohesión entre los diferentes pueblos Igbo. El sometimiento de estas sociedades por parte de los británicos se llevó a cabo entre los años de 1898 y 1911. En un primer momento, la invasión al pueblo Igbo se realizó a través de los misioneros religiosos431, integrantes de la Church Missionary Society, que proveían al gobierno británico información estratégica. Estos nuevos funcionarios del colonialismo se concentraron en atacar sus costumbres y creencias religiosas432. Lo anterior generó resistencia, en villas como Alenso y Obosi, en donde varios cristianos fueron asesinados. Frente a esto la British Royal Company respondió y destruyó muchas villas igbo con el pretexto de proteger a los cristianos de los ataques de los locales. Respecto a la organización política, los británicos establecieron un sistema de tribunales africanos con el objetivo de reemplazar las instituciones indígenas con una nueva estructura de funcionarios designados llamados "jefes de órdenes"433, cuya legitimidad derivaba de un documento legal colonial Ellos se encargaban de regular asuntos locales, controlar a la policía y castigar a cualquiera que se resistiera al dominio colonial. Estos hombres fueron las 431 La propaganda ideológica y las escuelas fundadas por la empresa misionera le permitieron al gobierno colonial incidir y modificar las actividades simbólicas en Nigeria, pues fueron el imperialismo cultural por excelencia. Vid. Afigbo, Adiele, "The Consolidation of British imperial administration in Nigeria: 1900-1918", Civilisations, Vol. 21, No. 4, 1971, pp. 436-459. 432 Existieron dos factores que permitieron la introducción de los misioneros, por un lado, las sociedades nativas pensaban que si invitaban al dios cristiano a su territorio, tendrían poder sobre sus rivales locales; por otro lado, en las escuelas de los misioneros se enseñaba a hablar, leer y escribir en inglés, esto les permitía a los nativos comerciar de manera más efectiva con los británicos Vid. Falola, op. cit. 433Los verdaderos jefes nativos eran escondidos por sus poblaciones para evitar su muerte, por lo tanto los británicos designaban a otros funcionarios nativos de forma aleatoria, quienes a pesar de tener el reconocimiento de las autoridades coloniales, no tenían la aceptación de las sociedades que estaban a su cargo, pues eran intrusos y reemplazos defectuosos de la autoridad tradicional Vid. Falola, op. cit. 140 herramientas con las que el gobierno colonial centralizaba y jerarquizaba las instituciones políticas autónomas de los Igbo434. El avance británico no se llevó a cabo sin insurrecciones, por ejemplo, Jaja, gobernador del Estado de Opobo, se opuso a la entrada de los misioneros y de los cónsules británicos y demandaba que los comerciantes ingleses pagaran impuestos. Jaja fue arrestado y deportado a las Antillas Británicas. Lo mismo sucedió con Nana del Estado de Itsikeri, quien buscaba controlar el comercio del río Níger, pero en 1894 fue capturado en su huida a Lagos y desterrado a Costa de Oro. La estrategia de los británicos consistía en mantener a los dirigentes igbo alejados de sus pueblos para apagar la resistencia. Otros movimientos de insurrección fueron el Ekumeku Movement, una serie de luchas igbo llevadas a cabo de 1896 a 1914 en contra de la desintegración de su sociedad y el avance del colonialismo británico435. En esta región también se aprrovechó la situación de conflicto entre los Estados yoruba. Los británicos fungieron como negociadores de paz en 1886, año en el que se combatía la Ekitiparapo War —entre Ibadan y la alianza entre Ekiti, Ijesa, Egba, Ijebu— lo que les permitió avanzar en el territorio. El último bastión yoruba fue el Estado de Ijebu, que en 1892 recibió un ataque británico, que lo derrotó gracias a su desarrollo técnico y militar. Lo anterior atemorizó a Estados como Abeokuta, Ibadan, Ekiti-Ijesa y Oyo, que aceptaron firmar tratados y someterse a las autoridades británicas. Ahora, la penetración más efectiva y sólida en esta parte del territorio corrió a cargo de Sir Ralph Moor436, gobernador del Protectorado de Nigeria del Sur en el período de 1896-1903. El establecimiento de este gobierno colonial repercutió en la vida social, política, económica y cultural de los pueblos Igbo y Yoruba. En primer lugar, Moor se concentró en la compra de materias primas y monopolizó el comercio en la región. Los intereses comerciales privados, que afines al gobierno metropolitano, eran velados por la Niger Company —que en 434Vid. Ohadike, op. cit. 435 Idem. 436 Afigbo, A.E, “Sir Ralph Moor and the Economic Development of Southern Nigeria: 1896-1903, Journal of the Historical Society of Nigeria, Vol. 5, No. 3, 1970, pp. 371-397. 141 1900 estaría administrada por el gobierno de Moor— y de la African Association and Messrs Miller Brothers and Company. La unión entre el Estado británico y los empresarios derivó en la introducción de nuevos cultivos que eran requeridos por la industria británica, como el café, el algodón y el cacao437. También, se impulsaron las plantaciones de caucho y la industria maderera. El comercio se llevaba a cabo a través de una moneda impuesta por Moor en el Protectorado, se eliminó el trueque y otros metales utilizados como moneda. En este proceso también se llevó a cabo una destrucción simbólica- religiosa, pues las creencias de los nativos se consideraban supersticiones bárbaras. Los oráculos y los curanderos fueron atacados, a los primeros fueron demolidos e incendiados, segundos llamados mentirosos y embusteros438. Asimismo, se establecieron escuelas coloniales como el Hope Wadell Institute en Calabar y C.M.S. Industrial Mission en Onitisha, en las que se enseñaba carpintería, impresión, sastrería, oficios y teología cristiana. El establecimiento del gobierno colonial en esta región comenzó en 1884 con el Protectorado de los Ríos de Petróleo, tres años después se anunciaría la extensión del Protectorado a todos los territorios en la cuenca del Níger y como consecuencia en 1893 se proclamó el Protectorado de la Costa del Níger que se prolongaría por seis años. Más tarde, entre 1900 y 1902, los británicos, luego de haber bombardeado las villas Igbo entraron al corazón de Igboland, aseguraron su dominio y lo convirtieron en el Protectorado de Nigeria del Sur, cuyo nombre conservó hasta 1914. En el año de 1906 se fusionó con la Colonia de Lagos y todo el territorio sur de Nigeria bajo control británico fue llamado Colonia y Protectorado de Nigeria del Sur. 437Esto generó abruptos cambios en lo que Samir Amin considero como “el modo de producción aldeano”, que puede ser un equivalente a la categoría marxista de comunismo primitivo. En el modo de producción aldeano la familia era la principal unidad productiva, se desarrollaba dentro de un área geográfica limitada y específica y no contaba con un organismo central expropiador que regulara los procesos productivos, asimismo, los medios de producción eran colectivos, por lo que los productos agrícolas eran distribuidos entre todos Vid. Mbah e Igariwey, op. cit. 438 Esta primera fase de la transculturación fue completada por la propaganda religiosa de las misiones británicas y la educación occidental que brindaban las escuelas coloniales. Vid. Afigbo, op.cit., 1970. 142 Finalmente, el Califato de Sokoto ubicado en el Norte de Nigeria y compuesto por el pueblo de los Hausa-Fulani439, organizados en un Estado Islámico cohesionado por el factor religioso y compuesto por Emiratos, que respondían a la administración central, en algunos momentos difusa, del Emirato de Sokoto. Dentro de cada Emirato la organización política era diferente, por ejemplo, en Jukun el emir no tenía un poder absoluto, como quisieron asegurar los colonizadores440, pues su gobierno era vigilado por los consejeros, quienes tenían la capacidad de cesarlo de sus actividades reales, esto era, como lo ha expuesto Abayomi-Alli441, un liderazgo por consentimiento. En la demarcación del norte de Nigeria la colonización fue presidida por G. Taubman Goldie, creador de la National African Company (NAC), después convertida en la Royal Niger Company (RNC). Desde 1877, Goldie pretendía acaparar el comercio en la cuenca del Río Níger, aunque las primeras penetraciones con intención de control político se realizaron a través de su empresa comercial. En 1900 los territorios del Norte que estaban invadidos por la NAC se convirtieron en el Protectorado de Nigeria del Norte, que se encontraba regido por la Colonial Office. Desde ese momento hasta 1906 Lugard fue designado como Alto Comisionado del territorio y durante esos años ocupó los Emiratos de Kano, Sokoto y Bornu. En el Califato de Sokoto, a diferencia de los territorios del sur, la introducción de misioneros británicos no rindió frutos, pues el Cristianismo no pudo competir con la fe islámica, de manera que la colonización se realizó a través de sociedades mercantiles y del ataque e invasión directos del gobierno británico. El control se hizo más efectivo cuando, en 1903, los Emiratos más fuertes, Sokoto, Kano y Katsina, fueron derrotados. El gobierno británico realizó una dura conquista militar, en la que su desarrollo armamentístico le brindaba ventaja. La resistencia de Sokoto fue 439 Fue fundado en el año de 1804 y alcanzó su consolidación durante la primera mitad del siglo XIX. Se estableció cuando los reinos Fulani buscaban luchar en contra del Islam mixto —que según ellos era resultado de las actividades ofensivas y poco devotas de los Hausa— y querían recrear la sociedad perfecta y piadosa del Profeta Mahoma. El Califato fue el resultado del paulatino avance de los Fulani sobre los Estados Hausa. 440Vid. Abayomi-Alli, op. cit. 441 Idem. 143 enérgicamente atacada, se llevaron a cabo campañas militares en los Emiratos de Kontagora, Adamawa, Bauchi, Kano, Sokoto y Burwuri. Aunque antes ya se habían firmado algunos tratados para asegurar el área frente a los intereses alemanes y franceses, algunos Emires rechazaban la conquista territorial y cuando ya no eran capaces de repeler a los europeos, éstos emigraban para no tener que subordinarse a un poder externo. La estrategia política durante la época colonial consistió en la preservación de las estructuras políticas del Califato, los funcionarios británicos reforzaron el lugar de los emires y los utilizaron como instrumentos del gobierno colonial, por ejemplo, les exigieron cobrar los impuestos que se destinarían al pago del tributo. Se estableció también un sistema de Cortes Nativas, que mantuvo los sistemas legales intactos. Las escuelas musulmanas fueron utilizadas para enseñar oficios que eran funcionales para la colonia: carpintería, ebanistería, bordado, tejido, sastrería, curtido, trabajos en cuero, trabajos de herrería, fabricación de ladrillos y albañilería. Fue en este Protectorado que Frederick Lugard aplicó primero el indirect rule, para luego expandirlo en 1914442 cuando los territorios del sur fueron adheridos a la Colonia y Protectorado de Nigeria443, que era una multiple dependencie444 —una combinación de colonias y protectorados—. La amalgamación inorgánica de territorios y culturas diferentes se realizó por intereses económicos: en el norte no existía el comercio como en el sur y, por mucho tiempo, el primero necesitó de subsidios del segundo. En este sentido, la centralización de los Protectorados permitiría a la administración desviar recursos de sur a norte en una escala mayor445. Lugard también pretendía fortalecer el dominio colonial a través de la centralización del aparato administrativo y la formación una sola unidad política. Ahora bien, en teoría el indirect rule, como ha sido observado por Falola, debió respetar las instituciones políticas tradicionales y establecer una 442 El indirect rule se mantuvo hasta el año de 1950, el sudeste fue el último bastión de este modo de control colonial. 443 Esta adhesión comenzó desde 1912 y ya había sido propuesta desde el siglo anterior por Ralph Moor. 444 Vid. Gentili, Anna María, El león y el cazador. Historia de África Subsahariana, Buenos Aires, CLACSO, 2012. 445 Afigbo, op. cit., 1970. 144 continuidad entre los regímenes indígenas y los coloniales; sin embargo, en la práctica, las autoridades tradicionales fueron alejadas de sus poblaciones y absorbidas por el régimen colonial. Los cambios generados por la irrupción de los británicos en los modos de vida de las sociedades nativas antes de 1914 fueron sucedidos por una intrusión y transformación mayores cuando se estableció la Colonia… Las esferas social y política de los grupos étnicos se supeditaron a las actividades económicas que se llevaban a cabo bajo el control británico. Como la economía de la Colonia… se basaba en la extracción, aumentaron las exportaciones de productos agrícolas y los mercados nigerianos eran inundados con artículos europeos de lujo. Asimismo, los británicos establecieron monocultivos que satisficieran su industria e intercambio con otros Estados europeos: en el norte, el algodón y cacahuates, en el sureste, el aceite de palma y en el suroeste, el cacao. Estos cultivos fueron usados para exportación y los habitantes tuvieron que sobrevivir con una dieta a base de mandioca, ñame y mijo. Además, la exportación generó cambios en los roles sociales: en el sureste, los hombres eran obligados a trabajar446 en el cultivo comercial y las mujeres se convirtieron en las responsables de la producción alimentaria, comenzaron a sembrar y a cosechar. En los pueblos Yoruba, la importación en masa de alimentos provenientes de otras partes del mundo incorporó a las mujeres en las actividades comerciales. Por otro lado, la población urbana incrementó rápidamente, las personas migraban a las ciudades con la intención de trabajar o comerciar con los británicos. En lo que respecta a los medios de transporte, se crearon líneas de ferrocarril que favorecieran el tráfico de minerales como oro, diamantes, estaño, plata, plomo y cabrón; así como la conexión entre las ciudades más importantes de Nigeria como Kano, Lagos, Zaria, Kaduna, por mencionar algunas. Comenzó la construcción de canales y caminos pavimentados que comunicaran zonas agrícolas y zonas urbanas. 446El trabajo forzado era común en las minas, en las constructoras, en los campos de cultivo, en los transportes y hasta en el gobierno colonial. 145 Finalmente, se mantuvieron e incrementaron las escuelas coloniales, tanto las fundadas por la empresa misionera, como las regidas por el gobierno británico. Los estudiantes aprendían a leer, escribir y hablar inglés; sin embargo, como la educación local sólo llegaba a un nivel primario, algunos de estos nigerianos educados447 eran enviados a Europa a cursar su educación secundaria. A su regreso a la Colonia… se convertían en clérigos, maestros de escuelas locales o asumían cargos burocráticos dentro de la administración colonial, es decir, accedían a los trabajos mejor pagados, se convirtieron en la nueva clase media africana. Este nuevo grupo de nigerianos se convirtió en la Intelligentsia que impulsaría la independencia nacional en 1960. Estos intelectuales se declaraban como la síntesis de dos culturas448: africanos por herencia y europeos en valores y en gustos. Se veían a sí mismos como el puente entre la Tradición y la Modernidad: educados bajo valores occidentales y cristianos, enarbolaron la africanidad como un símbolo de orgullo, que otrora había sido vista por los europeos como signo de inferioridad. La recuperación de lo africano se manifestó en su forma de vestir, en los nombres propios y en la promoción del estudio de otras lenguas que no fueran el inglés. A pesar de que algunos creían en la misión civilizadora, todos emitieron críticas al régimen colonial, cimentado en el racismo y en la dicotomía europeo- superior/africano-inferior. Se concientizaron de la situación de dependencia y sometimiento en la que se encontraban los africanos. Esto supuso una amenaza para los británicos pues, como menciona Falola, el nigeriano ideal 447 La educación académica solamente fue asequible para los hombres de la Colonia…, las mujeres fueron excluidas de esta actividad. Vid. Falola, op. cit. 448 La idea de la síntesis cultural será cultivada durante el siglo XX por distintos intelectuales africanos. Por ejemplo Kwame Nkrumah, líder político de la independencia y primer presidente de Ghana, sostuvo que el sistema de valores y la concepción político-cultural de los pueblos africanos después de la colonización, estaban influenciados por dos legados, el europeo y el tradicional africano. En este sentido, declaró que para el avance del África independiente, los nuevos dirigentes no debían ni rechazar las influencias del colonialismo europeo, ni considerar de manera idílica a las sociedades africanas tradicionales; sino que, debían aceptar ambos legados. Vid. Bénot, Yves, Ideologías de las independencias africanas, Barcelona, Dopesa, 1973. Esta discusión sobre la síntesis cultural también tendría lugar en la producción teórica de América Latina, por ejemplo, el antropólogo cubano Fernando Ortiz acuñaría el término de transculturación para designar el proceso transitivo de una cultura a otra. Vid. Ortiz, Fernando, "Del fenómeno social de la transculturación y de su importancia en Cuba." Revista Bimestre Cubana, Vol. 46, No. 2, 1940. 146 tendría que ser útil al sistema colonial, pero no debía pensar más o mejor que el hombre blanco intelectual, por lo anterior, los británicos procuraban mantener a los nigerianos educados lejos de los procesos gubernamentales. La intelligentsia utilizó la prensa para expresar sus ideas por escrito, esta herramienta, que tomó importancia durante los últimos años del siglo XIX, se convirtió en el medio para emitir críticas y demandas al gobierno colonial. Asimismo, permitió la socialización del mensaje del orgullo africano, la protesta y la expansión del germen de lo que se convertiría en el sentimiento nacionalista impulsor de la independencia. Existieron dos personajes importantes dentro de la actividad periodística. Herbert Macaulay, fundador del Lagos Daily News, quien reclamaba a la autoridad colonial la falta de inclusión de los nigerianos en su propio gobierno. Macaulay no se limitó al periodismo, sino que también demostró su descontento a través de la praxis política, en el año de 1923 fundó la primera agrupación política nigeriana, el Partido Democrático Nacional de Nigeria, lo que le valió el título del padre del nacionalismo nigeriano449. Asimismo, Nnamadi Azikiwe, líder político de origen igbo que sería el primer presidente de Nigeria, fundó en 1937 el periódico West African Pilot. Al igual que Macaulay, llevó sus ideas a la esfera política y en 1944 fundó el National Council of Nigeria and the Cameroons (NCNC), principal organización nacionalista de la primera mitad del siglo XX. Su objetivo principal como dirigente social era eliminar todo elemento del régimen colonial. El “Gran Zik”, como fue bautizado, edificó su actitud antiimperialista influenciado principalmente por el socialismo y el comunismo450, aunque no ignoraba el paternalismo de los intelectuales occidentales451. Otra de sus mayores aportaciones fue su tesis sobre la existencia de una unidad africana en la esfera cultural452. El núcleo de la resistencia en la Colonia… era Lagos, el centro del gobierno colonial, pues ahí era en donde se encontraban asentados la mayoría de los intelectuales nigerianos. 449 Falola, op. cit. 450 Vid. Segundo Congreso de la Internacional Comunista. 451Vid. Bénot, op. cit. 452Azikiwe apud Bénot, op. cit. 147 Aunado a lo anterior, la clase trabajadora y campesina reclamaba la disparidad entre su nivel de vida y los beneficios gozados por los intelectuales en el régimen colonial. Su cólera se veía alimentada por el excesivo cobro de tributo, situación que generó protestas anti-impuestos en pueblos como Oyo o Abeokuta, lugares que se habían negado enérgicamente al pago de éste. Ahora bien, partir de la década de 1930, hubo un cambio en el movimiento nacionalista, se transgredieron las fronteras impuestas por el gobierno británico y se proclamó la búsqueda de la unidad nigeriana. De esta manera, comenzaron los movimientos panafricanistas, el más importante fue el Nigerian Youth Movement, fundado entre 1938 y 1941, que se convirtió en el primer movimiento pan-nigeriano nacionalista, pues tenía el objetivo explícito de unir a la población de la Colonia… más allá de las diferencias étnicas, con la intención de que los nigerianos tomaran el control de su gobierno. En esta avanzada, la estrategia de resistencia de los nativos ahora constaba de tres objetivos453: recuperar su independencia y soberanía, es decir, expulsar a los colonizadores, procurar reparar abusos específicos llevados a cabo por el sistema colonial, y buscar convenios que los beneficiaran mientras se mantenía este sistema. Los estudiantes que conformaron el nuevo conjunto de anticolonialistas habían nacido durante el dominio británico, y eran la primera generación que había recibido una educación occidental. Hablaban y escribían en inglés, habían viajado a Europa, a América y a otras colonias europeas en África como Ghana y Sierra Leona454, lo que les permitió darse cuenta de que el movimiento emancipador era una constante en los pueblos sometidos del continente455. Asimismo, buscaban estar envueltos en los asuntos políticos de Nigeria. Uno de sus objetivos era crear un gobierno nativo que reemplazara al gobierno colonial. Lo anterior, se tradujo en la creación de partidos políticos y de sindicatos basados en el parentesco cuyas funciones contribuían a la causa pan-nigeriana y a la solidaridad étnica: ofrecían asistencia a los recién llegados a las ciudades, los ayudaban a situarse y establecerse en un nuevo entorno y 453 M’baye Gueye, A. Adu Boahen, op. cit. 454 Zahernuk, Philip Serge apud Falola, op. cit. 455 Vid. Africa under colonial domination 1880-1935, Vol. 7, UNESCO, 1985. 148 los involucraban en la política local y regional. Además, estos sindicatos establecían enlaces entre las áreas urbana y rural; y aunque eran liderados por los nigerianos educados, los miembros provenían de todos los sectores de la sociedad. Las principales estrategias de presión que utilizaban en contra del gobierno colonial eran las huelgas. Por otro lado, también se crearon sociedades cooperativas que, a diferencia de los sindicatos, no eran incómodas para el régimen vigente e incluso eran apoyadas por las autoridades británicas. El papel de las mujeres en la resistencia también fue fundamental. En 1901, Charlotte Olajumoke Obasa fundó The Lagos Women’s League, que buscaba que éstas tuvieran acceso a puestos en la administración colonial456. Asimismo, en 1929 estalló una protesta al sureste de la Colonia… por parte de las mujeres igbo. Este acontecimiento recibió el nombre de Women’s War457 y tenía el objetivo de oponerse a la extensión del cobro de impuestos hacia las mujeres. Así, las mujeres desde Owerri hasta Calabar saquearon fábricas, destruyeron edificios y propiedades de los tribunales nativos. En respuesta, el gobierno colonial asesinó a 55 mujeres igbo. También Olufunmilayo Ransome- Kuti organizó en 1944 la Abeokuta Women’s Union, un grupo de caridad que se convirtió en una organización política que peleaba de manera directa con el gobierno colonial y que logró la representación de las mujeres en el gobierno de Abeokuta458, así como la abolición del impuesto fijo. Por otro lado, hubo procesos externos que exacerbaron el ánimo anticolonialista en Nigeria: el reclutamiento de miles de nigerianos para que pelearan como soldados a nombre del gobierno británico; la Gran Depresión de 1929 que colapsó la economía y disminuyó el valor de las exportaciones; y las acciones deshonestas459 del gobierno colonial. En el período de la posguerra, 456 Vid. Muritala, Monsuru, Livelihood in Colonial Lagos, Reino Unido, Lexington Books, 2019. 457 Falola, Toyin y Paddock, Adam, The Women’s War of 1929. A History of Anti-Colonial Resistance in Eastern Nigeria, Carolina Del Norte, Carolina Academic Press, 2011. 458 Vid. Okome, Mojubaolu, “Gendered States: Women’s Civil Society Activism in Nigerian Politics, Contesting the Nigerian State”, Contesting the Nigerian State, Nueva York, Palgrave Macmillan, 2013, pp. 109-155. 459 Por ejemplo, la vil confabulación de Cocoa Pool, en la que las empresas europeas acordaron secretamente bajar los precios a los productores de cacao. 149 el incremento en el costo de vida provocó en 1945 una Huelga General460 liderada por Azikiwe. La sociedad colonizada logró una serie de reformas en el régimen colonial que fueron negociadas por las autoridades tradicionales461. De esta manera, el camino a la independencia estuvo marcado por la creación de tres constituciones políticas que entraron en vigor entre los años de 1945 y 1954. La primera, conocida como la Constitución Richards, permitió que por primera vez nigerianos fueran miembros del Consejo Legislativo; sin embargo, exacerbó las identidades regionales, pues creó casas de asamblea, una por cada región, Norte, Este y Oeste. Esto generó respuestas críticas por parte de los nacionalistas, que tanto pugnaban por crear una unidad nacional. Después, se promulgó la Constitución Macpherson que ante la inminente fuerza que tomaba el movimiento nacionalista, sustituyó el Consejo Legislativo por una Cámara de Representantes y permitió una mayor presencia de los nativos dentro de la situación política. Por último, la Constitución Lyttleton decretó que Nigeria sería una federación compuesta por las tres regiones existentes. Introdujo el sufragio universal462 y permitió que cada región ejerciera el autogobierno, aunque supeditadas al control británico. Posteriormente en 1957, una última conferencia establecía la próxima elección de un primer ministro general. En 1959 se celebró una elección que determinaba la instauración del primer gobierno independiente nigeriano, de esta manera, Nigeria alcanzó su independencia formal463 en 1960. 460 Vid. Oyemakinde, Wale, “The Nigerian General Strike of 1945.” Journal of the Historical Society of Nigeria, vol. 7, no. 4, 1975, pp. 693–710. 461Vid. Gentili, op. cit. 462 Era un sufragio que dependía del nivel de la alfabetización de los nativos, por lo tanto no puede llamarse universal. 463 Mucho se ha discutido en torno a que las independencias africanas fueron solamente un espectáculo para simular que los nuevos Estados africanos podrían hacerse del autogobierno, pues los antiguos países europeos imperialistas, además de Estados Unidos, China y Rusia, se han mantenido al interior del continente a través de organismos internacionales como la Commonwealth o por medio de empresas comerciales. Esta línea continua de subordinación se mantiene desde hace más de tres siglos. En este sentido, África solamente ha alcanzado la independencia formal, pues aunque los Estados son gobernados por africanos, éstos siguen supeditados a los intereses de otros países. Véase, Ndongo-Bidyogo, Donato, “Sueños traicionados. África y sus independencias dependientes”, Pasajes: Revista de pensamiento contemporáneo, 2010-2011, Número 3, pp. 61-72. 150 A modo de conclusión, el imperialismo británico del siglo XIX fue un proceso histórico generado por la acumulación de capital, la dominación de la sociedad burguesa y el desarrollo industrial de Gran Bretaña, así como, por los intereses de tránsito marítimo comercial en el norte del continente africano. La dominación colonial fue más efectiva en esta región gracias a la experiencia previa que acumuló el Imperio británico en la India. La colonización de Nigeria fue un proceso paulatino que tuvo particularidades según la región de la que se tratase, el norte, el sureste o el suroeste. Durante todo su dominio, el régimen británico causó cambios en la vida de los nativos en cuatro dimensiones distintas: política, social, económica y simbólica. En este sentido, los colonizadores destruyeron modos de vida, de organización política y económica, así como cultos religiosos. El gobierno colonial invistió de poder a instituciones que le ayudaron a mantener el control político: las native authorities, la empresa misionera y las escuelas coloniales. Ahora bien, la resistencia frente a la intrusión europea fue una constante en el continente y las sociedades Igbo, Yoruba y Hausa-Fulani no fueron la excepción y resistieron durante todo el período colonial. Las formas de resistencia fueron numerosas: mientras la clase obrera organizada debilitaba al gobierno colonial a través de huelgas y de la suspensión del pago de impuestos, la nueva intelligentsia nigeriana generaba ideas de liberación fuertemente influenciadas por el pensamiento occidental de izquierda y que se consolidaban en la praxis política y en la creación de partidos políticos. De esta manera, la oposición a la colonización británica en lo que a partir del año de 1914 se conoció como la Colonia y Protectorado de Nigeria nunca cesó y pronto se tradujo en la independencia del Estado de Nigeria. 151 Una flecha no mata un pensamiento Ogbe Otrupo Tumaco 3.2 BASTIONES CULTURALES DE LA DESCOLONIZACIÓN EN ÁFRICA: PANAFRICANISMO Y NÉGRITUDE En el presente se abordará el estudio de las expresiones culturales e ideológico-políticas que acompañaron el proceso de descolonización de África durante el siglo XX, es decir, el Panafricanismo y la Négritude. Se tratarán sus orígenes, sus principales exponentes y objetivos, así como las distintas aportaciones que realizaron a la búsqueda por la autonomía y la liberación de los pueblos africanos otrora subordinados por la ocupación colonial europea. Entre las dimensiones de los procesos internacionales se encuentra la dimensión cultural. En el proceso de descolonización africana la cultura, que durante la época colonial fue parte del sistema de dominación imperialista, tomó un matiz subversivo, de resistencia, de denuncia. Pues, como lo menciona Edward Said, “si la cultura puede predisponer a una sociedad a prepararse para la dominación ultramarina de otra, e incluso ser parte activa de tal dominación, también puede, al revés, contribuir o apaciguar o modificar tal disposición”464. En este sentido, los objetivos de la descolonización iban más allá de la independencia formal. En el siglo XX África alzó la voz no sólo para recuperar la posesión de la tierra, sino también para defender el derecho de gobernarse, de recuperarse y de definirse. Hubo un enfrentamiento con la cultura metropolitana y sus decretos. África emprendió la tarea elaborar y rescatar discursos otros de (re)valorización y representación de sí misma. No obstante, estas manifestaciones no deben verse como el “despertar” de los pueblos africanos, pues éstos siempre se resistieron al dominio colonial. La oposición al imperial-colonialismo existió en cada rincón y desde el primer momento en el que hubo contacto o asentamiento europeo465, así como se mencionaron los movimientos de resistencia de los igbo o los yoruba, también 464 Said, op. cit., 1996, p. 312. 465 Vid. Ranger, Terence “Resistencia e iniciativas africanas frente a la división y conquista”, Ant. Adonon Djogbènou, Fabien, Colonización y en busca de Estado, nación y democracia, Vol. 2, México, UNAM, 2003. 152 otros pueblos como los yao, los itskeri o los nandi466 se opusieron al dominio colonial. Como lo expuso Terence Ranger467, los movimientos de resistencia del siglo XX constituyeron una parte orgánica de la experiencia imperialista, pues estuvieron influenciados directa o indirectamente por las luchas de siglos anteriores. De tal forma, Said ha distinguido dos períodos distintos de resistencia: la resistencia primaria que se da en el primer contacto y en la que se lucha contra la intrusión extranjera, ejemplo de esto fue el rechazo del cristianismo y las ropas occidentales; y la resistencia cultural en la que “se realizan esfuerzos para reconstituir esa ‘comunidad pulverizada y salvar o restaurar el sentimiento y el hecho mismo de la comunidad contra las presiones del sistema colonial’”468. Además, la particularidad del enfrentamiento sostenido y la resistencia sistemática al imperialismo europeo en el siglo XX en África, se debe a la participación activa de la nueva intelligentsia africana. Aunado a lo anterior, Said destaca dos momentos distintos de conciencia política, el primero consiste en que las distintas sociedades protestaron y manifestaron su oposición a dejar que Europa existiera como guía cultural de los no europeos. El segundo momento, “más abiertamente liberacionista”, en el que la teoría se convertiría en militancia insurreccional, dio inicio al término de la Segunda Guerra Mundial y en regiones coloniales como Argelia, Vietnam, India, Cuba y África, que en 1957 vería en la Ghana liderada por el filósofo panafricanista Kwame Nkrumah su primer Estado independiente. Ahora bien, la toma de conciencia, la resistencia política en África, así como las luchas de descolonización, tuvieron dos estandartes: el del Panafricanismo y el de la Négritude, que germinaron al exterior de sus fronteras y se fundieron con la lucha contra el imperialismo europeo. Cada una de estas manifestaciones de desajenación cultural, como las ha llamado la investigadora Rosa María Villarello Reza469, respondieron a dos tipos de 466 Vid. Ranger; op. cit., 2003; Mwanzi, Henry A., “Iniciativas e resistência africanas na Africa oriental, 1880-1914”, UNESCO, 2011. 467 Ranger apud Said, op. cit., 1996. 468 Said, op. cit., 1996, p. 326. 469 Vid. Villarelo Reza, Rosa María, Negritud y colonialismo cultural en África, México, UNAM, 1975. 153 administración colonial: al gobierno directo de Francia y al gobierno indirecto del Imperio británico. Por su parte, el Panafricanismo fue un movimiento de resistencia que se trató de algo más que una simple manifestación de solidaridad y fraternidad entre los afrodescendientes, ya que además de perseguir la creación de un vínculo entre la población negra de origen africano, también exaltaba los valores ancestrales y hacía un llamado de retorno al continente470. Éste tuvo sus orígenes a finales del siglo XIX tanto en el sur de Estados Unidos, como en las Antillas Británicas y se expandió a las colonias inglesas en África. Por un lado, al norte de América, en el marco del movimiento de emancipación de la población negra, fue consecuencia directa del movimiento abolicionista del siglo XIX. Ya que, aunque a partir de las enmiendas constitucionales las personas negras habían adquirido derechos civiles, éstos no existían en la práctica, por lo tanto, la lucha del siglo XX pretendía hacer valer esos derechos, pelear contra la segregación racial, la discriminación y la desigualdad. Más tarde, esto motivaría otros movimientos como El Renacimiento del Harlem en el Nueva York de los años 20471 o las movilizaciones lideradas por Martin Luther King Jr. y Malcom X472. Por otro lado, en el Caribe, los antecedentes son la Revolución Haitiana y las revueltas de los trabajadores rurales, principalmente en Jamaica. En las islas caribeñas, a finales del siglo XIX, comenzó a gestarse un activismo político y sindical por parte de la población negra, que se expresó por medio de asociaciones de trabajadores y la prensa escrita. Las críticas que emitían atacaban directamente al racismo y al colonialismo vigentes, asimismo, proponían repensar la relación de las poblaciones negras con el continente africano. Ahora bien, es común que el Panafricanismo esté dividido en etapas. Según la propuesta del investigador mexicano Jesús Contreras Granguillhome, éste consta de cuatro: 1) de 1900 a 1915, período en el que predominaba la 470 Granguillhome Contreras, Jesús, El panafricanismo, evolución y perspectivas, México, UNAM, 1971. 471 Vid. Curling, Maud, “La novela negra norteamericana”, Revista de la Universidad de Costa Rica, 1972. 472 Vid. Zinn, Howard, La otra historia de EEUU, Seven Stories Press, 2011. 154 teorización sobre el movimiento y se aspiraba a convertirla en prácticas políticas; 2) de 1945 a 1958, cuyo propósito era lograr un acercamiento con el continente africano. El movimiento atravesó el Atlántico e influyó directamente en el pensamiento de los líderes de las independencias africanas; 3) de 1958- 1963, se llevaron a cabo las grandes conferencias panafricanas y comenzó el proceso de institucionalización del movimiento, asimismo, surgieron los Estados africanos independientes; 4) de 1963 al presente, en donde los nuevos Estados se debatían entre el paradigma de la unidad nacional y el de la unidad continental. Son numerosas las aportaciones teóricas a este movimiento473, por eso, para exponer sus generalidades, se abordarán brevemente algunas. De acuerdo con el sociólogo y activista William Edward Burghardt Du Bois, fue Henry Sylvester Williams, abogado trinitense, quien popularizó el término de Panafricanismo. Williams fue asesor de los jefes bantúes en África del Sur, de los jefes fanti en Costa de Oro, fungió como intermediario de los problemas agrarios suscitados por la colonización británica en África y como consejero de los africanos establecidos en Gran Bretaña. Durante la Exposición Universal de París (1900), en el mismo año Williams convocó la realización del Primer Congreso Panafricano en Londres en donde protestó contra el acaparamiento de tierras por parte de los europeos y contra el maltrato que recibían las/os nativas/os en Sudáfrica y en Rhodesia. En consonancia con las preocupaciones anteriores, W. E. B. Du Bois, también considerado como el padre del Panafricanismo. Su pensamiento fue, en parte, una reacción al quietismo de su mentor, Booker T. Washington, quien proponía compensar la segregación racial, no con un enfrentamiento directo, sino a través del poder económico. 473 Están, por ejemplo, Price Mars y su propuesta de Panafricanismo cultural; Alain Locke con su obra The New Negro: An Interpretation; George Padmore, considerado el padre del Panafricanismo al esbozar una doctrina y definición del Panafricanismo en su libro Panafricanismo or Communism; Doctor Edward Wilmot Blyden y su propuesta sobre la “personalidad africana”473; el antropólogo Cyril Lionel Robert James con su obra The Black Jacobins; la escritora Anna Julia Haywood Cooper y sus contribuciones para visibilizar la importancia de los afroamericanos en la Historia de Estados Unidos; Amy Ashwood Garvey, participante activa de emancipación del pueblo negro y específicamente de las mujeres en lugares como Jamaica, Estados Unidos, Ghana y Gran Bretaña. Vid. Adi, Hakim y Sherwood, Marika, Pan- African History. Political figures from Africa and the Diaspora since 1787, Nueva York, Routledge, 2003. 155 Para Du Bois, el siglo XX se enfrentaba con el problema de la línea de color, no sólo en su país, sino en todo territorio que la población afrodescendiente ocupaba: “the relation of the darker to the lighter races of men in Asia and Africa, in America and the islands of the sea”474. Asimismo, en tanto afroamericano, reconocía la peculiar desunión entre la población negra del norte y del sur de EEUU, cuya decimoquinta enmienda constitucional era insuficiente para garantizar sus derechos civiles. Su visión fue trascendental para el Panafricanismo en África, pues aunque Du Bois al principio se concentró en la lucha en Norteamérica, llevó ese localismo a nivel internacional475. De esta manera, estaba interesado en la reconciliación de los norteamericanos con sus orígenes africanos, al tiempo que planteaba que los pueblos debían luchar por autogobernarse: África debía ser para los africanos476. Con miras en lo anterior Du Bois se preocupaba por reconocer el papel y los méritos del pueblo negro en la Historia mundial. Sostuvo que la sangre negra también creaba arte, definió al hombre negro, antes que todo, como un artista. Realizó un sumario: desde la expresión egipcia, los lamentos y cantos de esclavitud —que relataban la trágica experiencia del pueblo negro al ser esclavizado—, los poemas de la escritora afroamericana Phillis Wheatley, el texto Apelación del abolicionista David Walker, el discurso de Sojourner Truth titulado Ain’t I a Woman —en el que expresaba su doble opresión como mujer y esclava— el trabajo escultórico de Edmonia Lewis o la voz soprano de la cantante Flora Baston477. La obra de Du Bois es extensa y está conformada por autobiografías, ensayos y novelas. Una de las más importantes es The Souls of The Black Folk, publicada en 1903 y en la que denunciaba la falta de oportunidades y la 474 Du Bois, William Edward Burghardt, The Souls of Black Folk, Nueva York, Oxford University Press, 2007, p. 15. 475 Este ha sido considerado el mérito fundamental de Du Bois, Vid. Decraene, op. cit. 476 Du Bois, William Edward Burghardt, “The Future of Africa”, The Advocate of Peace (1894-1920), Vol. 81, No, 1, 1919, pp. 12-13. 477 Du Bois, William Edward Burghardt, “The Negro in Literature and Art”, The Annals of the American Academy of Political and Social Science, The Negro’s Progress in Fifty Years, Vol. 49, 1913, pp. 233- 2237. 156 lucha doble de la población negra en su país contra el racismo y la pobreza. Hablaba sobre la dificultad de armonizar esa doble conciencia de reconocerse al mismo tiempo como negro y como estadounidense: It is a peculiar sensation, this double consciousness, this sense of always looking at one’s self through the eyes of others, of measuring one’s soul by the tape of a world that looks on in amused contempt and pity. One ever feels his twoness, — an American, a Negro; two souls, two thoughts, two unreconciled strivings; two warring ideals in one dark body, whose dogged strength alone keeps it from being torn asunder […]478 En este sentido, planteó la conciliación de esas dos identidades, primero como un imperativo para luchar por la igualdad entre negros y blancos y, segundo, para lograr una reconciliación del pueblo norteamericano con sus orígenes africanos: “[…] that Negro blood has a message for the world. He simply wishes to make it possible for a man to be both a Negro and an America, without being cursed and spit upon by his fellows, without having the doors of Opportunity closed roughly in his face”479. Asimismo, manifestó su disgusto ante la violencia ejercida contra las mujeres negras, así como ante la degradación social del pueblo negro, esos medios hombres que no necesitaban ser educados y por lo tanto estaban sumidos en esa ignorancia obligatoria. En su obra también explicó cómo los estereotipos y el desprecio por la población negra generaban no sólo discriminación y desigualdad política, social y económica, sino un sentimiento de autodesprecio. Conminaba a su pueblo a evitar una segunda esclavitud, a despertar el espíritu de la revuelta y a avanzar de la niñez de la emancipación a la juventud de la autoconciencia. De esta manera, pugnó por el derecho a la educación y sobre todo por la libertad de pensamiento y cultura de toda una raza que ha sido históricamente oprimida: Freedom, too, the long-sought, we still seek, —the freedom of life and limb, the freedom to work and think, the freedom to love and aspire. Work, culture, liberty, —all these we need, not singly but together, no successively but together, each growing and aiding each, and all striving toward that vaster ideal 478 Du Bois, op. cit., 2007, p. 8. 479 Ibíd., p. 9. 157 that swims before the Negro people, the ideal of human brotherhood, gained through the unifying ideal of Race […]480 Su activismo político se reflejó de distintas maneras, por ejemplo formó parte de organizaciones como el Movimiento del Niágara fundado en 1905 o de la National Association for the Advancement of Colored People, multirracial e instituida en el año de 1909, cuyo principal objetivo era difundir la igualdad de razas. También, organizó el Segundo Congreso Panafricano (1919) en el que participaron 57 delegados negros provenientes de Estados Unidos, de las Antillas y de algunas de las colonias británicas y francesas como Costa de Oro y Senegal. El escritor participó directamente del Primero al Quinto Congreso Panafricano realizado en Nueva York (1927), que, además de concretar el movimiento panafricanista, incluyó cuestiones como el derecho de alzar la voz de los pueblos frente al gobierno colonial, el derecho a la tierra, el derecho a recibir una enseñanza primaria gratuita y la protesta ante la explotación desmedida de los recursos naturales del suelo africano. Otro de los pilares fundamentales del movimiento panafricanista en América fue el periodista jamaiquino Marcus Garvey, cuya propuesta ha sido bautizada como panafricanismo mesiánico481 basado en un intenso nacionalismo de base popular482. Sus ideas tuvieron dos fuentes, por un lado, el sometimiento histórico del pueblo negro-africano, la situación colonial y la esclavización de los pueblos de África, por otro, su presente: la discriminación y desigualdad en la que estaban sumidos los afroamericanos y al avance del imperialismo norteamericano en el Caribe. Durante el siglo XX se reforzó la identidad étnica de los pueblos afrocaribeños que se conjuntó con el marco de resistencia de los movimientos sociales y políticos que tenían lugar en Norteamérica. As´, “la fuerza principal 480 Ibíd., p. 13. 481 Este apelativo tiene dos matices, mientras que por un lado, se ha considerado a Garvey como un demagogo fanático y violento que se enriqueció a partir de sus “admiradores” o como un promotor del disparate que se ha llamado racismo negro, Vid. Decreane, op. cit. Por otro, hay aproximaciones que esclarecen la importancia y la repercusión, más allá de visiones desdeñosas y eurocéntricas, de esta figura, Vid. Griffith Masó, Bessie, "Marcus Garvey: diáspora y nacionalismo negro", Revista Cuadernos del Caribe, 2015, pp. 53-59; Ras, Isacar, “Héroes de la historia africana: Marcus Garvey 1887-1940, un ejemplo de vida”. Revista Negarit, No. 7, Universidad Nacional de Colombia, 2011, pp. 7-21. 482 Vid. Griffith Masó, op. cit. 158 del movimiento radicó entonces en la restauración del auto-respeto racial y en la creación de una conciencia nacional basada en ese principio”483. El compromiso político y social de Garvey, se reflejó en la creación de distintas organizaciones, como la African Orthodox Church, la Legión Africana Universal o el Cuerpo de Enfermeros de la Cruz Negra. Asimismo, escribió la “Declaración de los derechos de los pueblos negros del mundo”, que constaba de 54 puntos y que denunciaba que “en ninguna parte del mundo, con pocas excepciones, los hombres Negros son tratados en igualdad a los hombres blancos, […] son discriminados y se les niega los derechos comunes a todos los seres humanos por la única razón de su raza y color”484. El proyecto emancipatorio de Garvey se basaba en el orgullo negro y luchaba en contra de la segregación racial, los linchamientos a la población negra, los privilegios políticos de los blancos y los impuestos raciales. Peleaba a favor de los derechos de los afrocaribeños, su acceso a la educación, a la justicia, a mejores salarios, a derechos políticos, civiles y económicos. Pugnaba también por la autorrepresentación, por el acceso a la justicia, la libertad de expresión, la libertad de culto y el reparto justo de los bienes. Garvey también promovía la emancipación de todo el pueblo negro en todo territorio, así como el principio de África para los africanos: “Creemos en la libertad de África para los Negros del mundo, por el principio de Europa para los europeos y de Asia para los asiáticos, también demandamos África para los africanos en el continente y en el extranjero”485. En el punto 14 de la “Declaración…” se mostraba en pro de la idea del retorno a África: “Creemos en el derecho inherente de los Negros a apoderarse de África y que su posesión de la misma no se considerará como violación a cualquier reclamación o compra realizadas por cualquier raza o nación”486. 483 Ibíd., p. 54. 484 Garvey, Marcus, “Declaración de los derechos de los pueblos negros del mundo”, trad. Julio Hernández, Daniel Pérez y Rafael Andrés Urrego, Revista Negarit, No. 7 Universidad Nacional de Colombia, 2011, p. 111 485 Ibíd., p. 112 486 Ibíd., p. 112. 159 Finalmente, la relevancia del proyecto de Garvey, además de haber izado la bandera del movimiento del retorno, radica en la enarbolación de la raza negra que se extendió desde las Antillas, a Norteamérica y África. El pensamiento de Garvey, a diferencia de Du Bois, es considerado como la expresión más radical del Panafricanismo, además de que se le atribuye la influencia directa en movimientos como el de la Négritude, del Black Power y de la cultura Rastafari487. Las ideas panafricanistas se concretaría en acciones políticas: se llevaron a cabo seis Congresos Panafricanos, desde el año de 1900 hasta 1945. Amén de sus particularidades, en términos generales, las resoluciones incluían que se respetaran los derechos del pueblo negro y que se luchara contra el racismo a nivel global. Respecto a la situación concreta del continente africano, todos los congresos mencionaban la urgencia del autogobierno y de la recuperación de la tierra488. Se ha considerado que a partir del Congreso de Manchester de 1945, se inició una segunda etapa del movimiento panafricanista, pues éste se adecuó y se concentró en las circunstancias históricas particulares del continente africano y del ámbito internacional. Así el Panafricanismo influenció directamente las luchas independistas. Entre los líderes africanos que abrazaron y que difundieron las ideas panafricanas nos encontramos con algunos como Jomo Kenyatta (Kenia), Kwame Nkrumah (Ghana), Patrice Lumumba (Congo), Ahmed Sékou Toure (Guinea), entre otros. Nkrumah se convirtió en uno de los principales exponentes del Panafricanismo en el continente y dejó un extenso legado de obras como Ghana: The Autobiography of Kwame Nkrumah (1957), African Personality (1963) o Africa Must Unite (1963). La base de su propuesta fue establecer la unidad africana. Para él los pueblos estaban unidos antes que por su pasado colonial o por su resistencia, por algo más profundo que “puede describirse del 487 Vid. Honorable Profeta Rafael Montenegro, “Marcus Garvey y la identidad negra Rastafari”, Revista Negarit, 2011, pp. 101-109. 488 Vid. Granguillhome, op. cit. 160 mejor modo posible como un sentido de unicidad en lo africano”489. Su ideal se fundamentaba en la existencia de “una raza, una cultura y una lengua comunes”490 que debían ser defendidas y conservadas. A decir de este filósofo, el movimiento panafricano se convirtió en una expresión del nacionalismo. Por lo tanto, su meta principal debía ser la liberación del continente a partir de la creación de Estados independientes y la unión política de los mismos. De esta manera, la constitución del pueblo africano como un todo, le daría la capacidad y la fuerza de enfrentarse “a todas las emergencias, a todos los enemigos y a todas las complicaciones”491. La lucha de Nkrumah respondió al contexto internacional, específicamente a la Guerra Fría. Pugnó por la descolonización de África al tiempo que se pronunciaba en contra del neocolonialismo, la balcanización del continente y el intervencionismo extranjero: No hemos tardado en descubrir en este continente que la lucha contra el colonialismo no termina con la obtención de la independencia nacional. La independencia es sólo el preludio de una lucha nueva y más complicada por el derecho a dirigir nuestros propios asuntos económicos y sociales, a construir nuestra sociedad de acuerdo con nuestras apariencias, libres de los agobiantes y humillantes controles e injerencias neocolonialistas492. Esta resistencia supuso, a decir de Nkrumah, un golpe a la intromisión extranjera, un afán de demostrarse capaces de ejercer el autogobierno, así como la emergencia de la personalidad africana, pues “era un apartamiento sintomático de la costumbre establecida, un choque para la orgullosa presunción de las naciones no africanas, que suponía que los asuntos africanos eran de exclusiva incumbencia de Estados situados fuera del continente. La personalidad africana se estaba haciendo conocer”493. 489 Nkrumah, Kwame, África debe unirse, Argentina, EUDEBA Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1963, p. 182. 490 Ibíd, p. 182. 491Nkrumah, Kwame, “Discurso ante los jefes de los Estados independientes de África en Adís Abeba, 1963”, Apéndice I, Nkrumah, Kwame, África debe unirse, España, Ediciones Bellaterra, Casa África, 2010, p. 7. 492 Ibíd, p. 3. 493 Nkrumah, op. cit., 1963, p. 187. 161 Ahora bien, este líder político estaba convencido de que sólo cuando se lograra la absoluta unidad política, podría declararse el triunfo de la lucha panafricana y de los movimientos de liberación494. De esta manera, antepuso la unidad política a la económica, pues “el desarrollo social y económico de África sólo vendrá cuando llegue el reino político, no al revés”495. De la unión política se posibilitarían acciones como la defensa de los recursos naturales, la concentración en el mercado interno y el derrumbe de las barreras físicas, monetarias y comerciales entre los Estados africanos, creadas por la colonización europea. Sin embargo, para Nkrumah la concentración del poder político no era el ejercicio de una fuerza desmedida sobre la población africana, sino la creación de “un instrumento esencial e indispensable para asegurar la estabilidad y la seguridad de África”496. Asimismo, la unidad no tendría solamente objetivos políticos y económicos, sino también simbólicos e identitarios, pues apostaba por la exaltación de una identidad continental. En este sentido, Nkrumah recuperó la noción, antes propuesta por Wilmot Blyden, de personalidad africana. Este concepto fue utilizado específicamente por los intelectuales anglófonos497 y su intención era "definir ese algo que es el mundo síquico del negro, todavía bastante desconocido para los blancos"498. De esta manera, los africanos buscaban afirmar su sentido de identidad, narrarse a sí mismos y romper con el discurso africanista de Occidente. Esto fue consecuencia, según Aliyun Diop, de la concientización del pueblo africano sobre su expoliación histórica. La personalidad africana fue el “modesto pero firme anhelo de restituirle sus derechos al expoliado y de demostrar al mundo la dignidad del hombre de raza negra [...]"499. 494Vid. Nkrumah, op. cit., 1963. 495 Nkrumah, op. cit., 2010, p. 3. 496 Ibíd, p. 8. 497 Como ya se ha mencionado, el Panafricanismo respondió al gobierno colonial indirecto británico. Sin embargo, también se ha considerado que esta noción también fungió como una crítica al movimiento de la Negritud, bastión de resistencia de las colonias francesas en África. 498 Castillo-Puche, José Luis apud Villarelo, op. cit. 499 Diop, Aliyun apud Villarelo, op. cit. 162 Por otro lado, los intelectuales francófonos también se ocuparon de la descolonización cultural e hicieron de su materia principal la pregunta por el ser africano. De esta manera, se ciñeron y contribuyeron al movimiento de la Négritude500, que se centró principalmente en abordar el problema identitario del hombre negro frente a la (des)colonización. Lo anterior respondió a la política de asimilación cultural que caracterizó al gobierno directo colonial francés y que despojó, a través de la negación e inferiorización, a los colonizados de su cultura para silenciarla con la metropolitana. Sin embargo, aunque la Négritude respondió a la ruptura provocada por el colonialismo en África y pugnó por la recuperación de lo arrebatado durante ese proceso histórico, también protestó en contra del racismo contemporáneo dentro de la metrópoli, pues reaccionó a “[…] las humillaciones que sufrían los intelectuales de piel negra y sus compatriotas en París, es la protesta contra la política imperialista de asimilación y aniquilamiento de la cultura africana”501. Asimismo, la Négritude del siglo XX atendió la situación de dependencia política y económica de los pueblos africanos frente a Occidente. De esta manera, se enlazó con los esfuerzos panafricanistas y dio lugar a lo que se conoce como la etapa “auténticamente africana” de las Conferencias panafricanistas. Estuvieron por ejemplo, la Conferencia de los Estados Africanos Independientes en Accra (1958), la II Conferencia de los Estados Africanos Independientes en Addis Abeba (1960), entre otras. Además, surgieron proyectos culturales que divulgaron las ideas que sostenían al movimiento cultural. En primer lugar, la revista Légitime Défense, publicada por Etienne Léro en 1932, fungió como una base sólida de la 500 Se habla de una contribución debido a que, tal como lo ha planteado el sociólogo argentino Eduardo Grüner, el origen del movimiento de la Negritud, particularmente en la literatura, se encuentra en la Revolución haitiana, la única revolución en la que la clase-etnia explotada ha tomado el poder y fundado una nueva nación. La Constitución de la incipiente nación representa el primer ensayo crítico de la literatura y ensayística latinoamericana y es el texto en el que se inventa el concepto de négritude. En ella se encuentran huellas, intencionales o no, estético-literarias y/o ensayístico-culturales que influenciaron el pensamiento de Aimé Césaire, Franz Fanon y Édouard Glissant, que además repercutieron directamente en la cultura metropolitana. Vid. Grüner, Eduardo, “Negro sobre blancos. Genealogías críticas anticoloniales en el Triángulo Atlántico: el Concepto de Negritud en la Literatura” en Genealogías críticas de la colonialidad en América Latina, África, Oriente, Karina Andrea Bidaseca (Coord.), Buenos Aires, CLACSO, 2016, pp. 217-261. 501 Potiejin apud Villarelo, op. cit 163 Négritude, pues estableció el vínculo indisoluble entre poesía y política502, además de que se convirtió en el antecedente de publicaciones posteriores. En el primer y único número impreso de la revista, colaboraron León Damas, Aime Césaire, Jules Monnerot y René Menil. Posteriormente, en 1934, se publicó la revista L'Étudiant Noire dirigida por Léopold Sédar Senghor y en la que participaron Césaire, Damas, Leonard Sainville, Aristide Maugrée, Birago Diop y Ousmane Soce. También la revista Présence Africaine, fundada por Alioune Diop en 1947, en la que se llevó a cabo un debate entre África y Occidente, por eso abrió sus puertas a escritores como Jean Paul Sartre, Albert Camus, Cheikh Anta Diop y Mercer Cook. Asimismo, hay otros trabajos como la Antología de la nueva poesía negra y malgache en lengua francesa reunida por Senghor o Pigments, principal libro de poesía de Damas. Al hablar de Négritude saltan a la vista distintas aportaciones que no se limitan a una materia específica. Por ejemplo, Cheik Anta Diop desde la Antropología, Etienne Léro con la poesía, la prosa de David Diop o la acción política del filósofo René Ménil. También, la relación simbiótica entre lucha y cultura propuesta por Frantz Fanon, psiquiatra martiniqués que hizo hincapié en la violencia inherente a los procesos de colonización y descolonización en África. O los análisis de Amílcar Cabra, dirigente revolucionario de las independencias de Guinea-Bisaú y Cabo Verde, sobre la construcción de una cultura nacional. Así, es imposible incluir todas y cada una de las contribuciones al movimiento. Durante la década de 1930 en París, un grupo de estudiantes compuesto por el martiniqués Aimé Césaire, el senegalés Léopold Sédar Senghor y el francoguyanés León-Gontram Damas —nombrados por Villarelo como el triunvirato de los grandes de la Négritude503— dieron cuenta de las contradicciones del humanismo europeo, que, mientras pregonaba y defendía la libertad del hombre, al mismo tiempo prolongaba la esclavitud y la opresión de los pueblos africanos. De igual manera, resaltaron que el sometimiento colonial se basaba en la diferencia del color de piel y la cultura de las/os 502 Eliet, Eduard apud Villarelo, op. cit. 503 Vid. Villarelo, op. cit. 164 colonizadas/os, quienes estaban subyugadas/os por el hecho de no ser occidentales504. Cada uno de estos estudiantes tenía una concepción del mismo. Para Césaire, era una rebelión, “la exigencia del negro, exigencia de justicia, de dignidad y de humanidad”505; Senghor, primer presidente de Senegal, sostuvo que la Négritude serviría para recobrar “el patrimonio cultural del África Negra, es decir, del espíritu de su civilización”506; por último, Damas, luego diputado en Guyana, la consideraba como el acto de “defender su calidad de negro y de guyanés”507 frente a la aplastante cultura francesa. Esta noción gira en torno a dos ideas: la reacción y oposición frente a la cultura colonial y la exaltación de la cultura y la raza negro-africanas. Dicho lo anterior, existen algunas salvedades a considerarse. Con la intención de establecer un denominador común entre los pueblos negros, al igual que Marcus Garvey, Césaire planteó en su texto “Cultura y colonización”508 que los habitantes del África negra, los antillanos, los malgaches y los afroamericanos compartían, antes que su situación colonial, la cultura y civilización negro-africanas. De esta manera, civilización y cultura constituyen las dos caras de una misma moneda: mientras que la primera se refiere a lo general, lo que comparten los países de África y los de la diáspora; la segunda, "es la civilización propia de un pueblo, de una nación, que ninguna otra comparte, y que lleva la marca indeleble de este pueblo y de esta nación"509, la cultura, en este sentido, encarna "el esfuerzo de toda colectividad humana para dotarse de la riqueza de una personalidad"510. La propuesta de Césaire hace una férrea crítica a la civilización occidental, a la hipocresía de sus acciones frente al problema colonial y a la mentira de la misión civilizadora. Este poeta denunció el uso de la religión como medio de control de la empresa colonizadora, que se basó en las 504 Vid. Said, op. cit., 1996. 505 Césaire apud Villarelo, op. cit. 506 Senghor apud Villarelo, op. cit. 507 Damas apud Villarelo, op. cit. 508 Césaire, Aimé, “Cultura y colonización”, op. cit., 2008, pp. 356- 378. 509 Ibíd., p. 358. 510 Idem. 165 dicotomías, equivalentes entre sí, de cristianismo/paganismo y civilización/barbarie. Asimismo, mostró que el objetivo de la colonización era enriquecimiento económico de las potencias occidentales, que se apoderaron de los recursos naturales y humanos para alimentar la empresa capitalista: ¿Qué es en su principio la colonización? Es ponerse de acuerdo en lo que no es; ni evangelización, ni empresa filantrópica, ni voluntad de hacer retroceder las fronteras de la ignorancia, de la enfermedad y de la tiranía, ni ampliación de Dios, ni extensión del Derecho; es admitir, de una vez y por todas, sin ánimo de protestar por las consecuencias, que el gesto decisivo es en este caso el del aventurero y el pirata, el del abarrotero mayorista y el armador, el del buscador de oro y el comerciante, el del apetito y la fuerza, con la sombra proyectada por atrás, maléfica, de una forma de civilización que, en un momento de su historia, se ve obligada a extender por todo el planeta la competencia de sus economías antagonistas511. Como consecuencia, dice Césaire, las relaciones dentro del régimen colonial son relaciones de control, el colonizador domina y el colonizado está sometido. En la colonia no existe un contacto humano real, pues “[…] no hay lugar más que para la faena, la intimidación, la presión, la policía, el impuesto, el robo, la violación, las culturas obligatorias, el desprecio, la desconfianza, la morgue, la suficiencia, la zafiedad, para élites descerebradas y masas envilecidas”512. En este sentido, ya que no existe la colonización inocente, este proceso no implicó más que la destrucción de las sociedades africanas —“[…] sociedades no sólo ante-capitalistas, como se ha dicho, sino también anticapitalistas […] sociedades cooperativas, sociedades fraternas”513. El imperialismo, menciona, se basó en los esfuerzos ideológico-políticos de convertir el discurso racista en un discurso científico que pudiera justificar el sometimiento de sociedades enteras. Asimismo, además de la intrusión en el ámbito económico, el imperial- colonialismo provocó la cosificación y negación del Otro, los pueblos africanos fueron esclavizados y despojados de su cultura, de su religión y de su organización política y económica: 511 Césaire, “Discurso sobre el colonialismo”, op. cit., 2008, p. 314. 512 Ibíd., p. 322. 513 Ibíd., p. 324. 166 Yo hablo de sociedades vaciadas de sí mismas, de culturas pisoteadas, de instituciones minadas, de tierras confiscadas, de religiones asesinadas, de magnificencias artísticas aniquiladas, de extraordinarias posibilidades suprimidas […] Yo hablo de miles de hombres sacrificados en el Congo- Océano. Hablo de aquellos que, en el momento en que estoy escribiendo, están cavando a mano el puerto de Abiyán. Hablo de millones de hombres arrancados a sus dioses, a su tierra, a sus costumbres, a su vida, a la vida, a la danza, a la sabiduría514. De esta manera, el problema cultural-identitario se convierte en un tema central tanto en la discusión sobre las repercusiones de la colonización, como en las estrategias de la descolonización. Ya que los europeos implantaron en los pueblos africanos “sabiamente el miedo, el complejo de inferioridad, el temblor, el arrodillamiento, la desesperación, el lacayismo”515. Así, surgieron reflexiones sobre el mestizaje cultural. Por su parte, Césaire rechazó la posibilidad de la existencia de una civilización mestiza dentro del régimen colonial, pues éste no permite una síntesis armoniosa, ya que hay una jerarquización de las culturas. Sin embargo, dice, cuando se ha logrado la independencia en todos sus sentidos, sí se puede vislumbrar el mestizaje, porque se produciría el contacto de dos civilizaciones libres. Una civilización mestiza es "una síntesis que sea reconciliación y superación de lo antiguo y de lo nuevo"516. De esta manera, uno de los objetivos de la descolonización “es crear una sociedad nueva, que tenga la riqueza de todo el poder productivo moderno, y la calidez de toda la fraternidad antigua”517. En este sentido, las sociedades africanas nuevas abrevarían de dos fuentes: el pasado común a todos los negros con sus valores culturales africanos518 y sus nociones de comunidad y solidaridad; y el presente, necesario para no caer en el error de revivir una sociedad muerta519, la lucha por la liberación nacional. En relación con lo anterior, Césaire estableció el contacto entre civilizaciones como una necesidad, el (inter)cambio es, entonces, una 514 Ibíd., p. 323 515 Idem. 516 Césaire, “Conversación con Aimé Césaire”, entrevista con Jacqueline Leiner, op. cit., 2008, p.378. 517 Césaire, “Discurso…”, op. cit., p. 331. 518 Vid. Césaire, “Discurso…”, op. cit. 519 Vid. Césaire, Idem. 167 condición para la permanencia de una civilización: “admito que poner a las civilizaciones en contacto unas con otras está bien; que casar mundos diferentes es excelente; que una civilización sea cual fuere su genio íntimo, al replegarse en sí misma, se marchita; que el intercambio en este caso es oxígeno […]”520. A este respecto, Léopold Senghor se consideró a sí mismo un mestizo cultural, que escribía en francés y que sentía, veía y pensaba en negroafricano521. Su pensamiento y propuesta de la Négritude estaban fuertemente enraizados en el mestizaje. Su proyecto establece que ésta traería consigo una descolonización en la que África sería un híbrido, compuesto no sólo por la herencia de las civilizaciones europeas y africanas, sino también de otras cercanas como la india y la árabe: […] Negritude, to-day, consists in grounding ourselves deeply in the values of the black peoples, but, at the same time, also in opening ourselves to other civilisations: to the European civilisation for sure, which, though furthest away from us, marked us a lot, historically, but also to civilisations that are closer to us, like the Indian civilisation and the Arabo-berber civilisation522. La relevancia del diálogo cultural en las disertaciones de Senghor se enfatiza cuando éste establece que la Négritude debía constar de tres etapas: primero estaba la oposición a la razón dicotómica europea, después debía sobreponerse al régimen nazi y, finalmente, tendría que abrirse a intercambios culturales con otras civilizaciones523. Por otro lado, las ideas de Senghor sobre la Négritude se caracterizan por su dualidad, por ejemplo, sostuvo que el concepto tiene dos sentidos, uno objetivo y otro subjetivo: “objetivamente, la negritud es, como la he definido ‘la conjunción de valores de la civilización del mundo negro’. Subjetivamente, es la manera en la que cada negro o cada colectividad negra vive en los valores de su civilización”524. Asimismo, le atribuyó dos campos de acción distintos525: el 520 Césaire, “Discurso…”, op. cit., p. 315. 521 Sédar Senghor, “Sobre la negritud: entrevista con Sédar Senghor”, Círculo de Poesía Revista electrónica de literatura, 2012. 522 Sédar Senghor, Léopold, “Negritude”, Indian Literature, Vol. 17, 1974, p. 272. 523 Idem. 524 Sédar Senghor, op. cit., 2012. 525 Sédar Senghor, op. cit., 1974. 168 político, basado en el patrón de mentalidad comunitaria y el artístico, que la sintetizó en ritmo e imagen simbólica. Senghor defendió firmemente su postura, frente a las críticas de la Négritude, que atacan principalmente la esencialización526 y la supuesta exclusión que promueve, sostuvo que no se trata de algo inalterable, estático, sino de pensamientos y acciones que se transforman según el contexto histórico, sin perder el propósito de defender la dignidad de los oprimidos: “para que nuestra negritud sea en lugar de una pieza de museo, el instrumento eficaz de una liberación, necesitábamos desembarazarla de sus escarnio e insertarla en el movimiento solidario del mundo contemporáneo. La negritud es pues cambiante; posee una dimensión histórica”527. Del mismo modo, Césaire recalcó la necesidad del movimiento: “Si los negros no fuera un pueblo, digamos, de vencidos, un pueblo de desventurado, un pueblo humillado, etc.; si se invirtiera la Historia y se hiciera de ellos un pueblo de vencedores no existiría la negritud. Yo no defendería la negritud, me parecería insoportable”528. Para Senghor y para Césaire el diálogo entre culturas, el mestizaje, es fundamental. Sin embargo, ambos se interesaron por el reconocimiento de la autenticidad y riqueza de los valores del mundo negro, así como su contribución a la cultura universal. En el problema cultural de la Négritude, como ha sido llamado por Senghor, la cultura no podía ocupar un lugar secundario. 526 Este movimiento no ha dejado de recibir críticas desde que surgió, por ejemplo, René Depestre criticaba la homogeneización de las sociedades negras sin tomar en cuenta la particularidad histórica de cada una y que, además, le reprochaba al movimiento su omisión de la lucha de clases. En el mismo sentido, Fanon se mostraba en contra de la construcción del “pueblo negro”, que no sólo estandarizaba y reproducían, a su parecer, algunos mitos occidentales, sino que además una valorización jerárquica de lo negro y lo antillano, en donde el primero se conformaba como el ideal. Véase, René Despestre, “Buenos días y adiós a la Negritud”, Frantz Fanon, “Antillanos y africanos”. Amén de lo anterior, la negritud tuvo una función histórica, que fue una respuesta al imperialismo y al neoimperialismo, es decir, reaccionó a la coyuntura internacional. Sin que eso implique demeritarla, debemos reconocer el contexto de su surgimiento, lo que no quiere decir que fuera pasajero e inerte. A este respecto, Eduardo Grüner ha reconocido la importancia de las críticas al movimiento, que lo complejizan y lo incomodan; sin embargo, sugiere considerar lo funcional del esencialísimo estratégico en las resistencias. Vid. Grüner, op. cit. 527 Senghor en Villarelo, op. cit. 528 Césaire, “Conversación con Aimé Césaire”, entrevista con Jacqueline Leiner, op. cit., p. 397 169 En este sentido, estos dos poetas, así como otros artistas e investigadores comprometidos con el movimiento, se concentraron en la importancia de las producciones artísticas, así como de escritos históricos y políticos. Como fue planteado por Césaire, la base económica y la esfera política influyen en lo cultural. Por consiguiente, "donde haya colonización, pueblos enteros se vacían de su cultura, se vacían de toda cultura"529, por eso el colonialismo es "un régimen político y social que desaparece la autodeterminación de un pueblo, al mismo tiempo mata la potencia creadora de este pueblo"530. Frente a lo anterior, debía surgir eso que él llamó los hombres de cultura negros, quienes además de mostrar el genio negro, plasmarían en sus letras el mestizaje de la cultura panafricana por nacer. De ahí que surgieran los escritores y artistas comprometidos, quienes tenían el cometido de dar voz a los oprimidos: Sin que se trate de un concepto, sencillamente diría que me siento como ‘la voz de las desgracias que no tienen voz’. Intento expresar, decir, proferir, iluminar, exhumar. Pero al proferirme a mí mismo, no me profiero como mí mismo, sino que profiero a los otros. ¡No puedo imaginar a un martiniquense que se practicara el arte por el arte!, más bien lo consideraría un monstruo del egoísmo. Eso significa que nunca miró frente a él o a su lado. Existen una especie de intolerancia colectiva de una situación, eso hace que me sienta comprometido531. Entonces, la literatura tiene un carácter subversivo y político. En una entrevista Césaire manifestó que la revista Tropiques nació ante la necesidad de encontrar un espacio para el pensamiento, la reflexión y el compromiso político: “ya no era posible plantear el problema cultural en sí mismo, ni resolverlo por sí mismo; ¡se requería forzosamente de un compromiso político!”532. En relación con lo anterior, no sólo se promovió la creación de revistas como las mencionadas, sino que también se realizaron reuniones de carácter político y cultural como el I Congreso Internacional de Escritores y Artistas 529 Césaire, “Cultura y colonización”, op. cit.,2008, p. 362 530 Idem. 531 Césaire, “Conversación con Aimé Césaire”, entrevista con Jacqueline Leiner, op. cit., p. 400 532 Ibíd., p. 382. 170 Negros en París (1956) o El II Congreso de Artistas y Escritores Negros en Roma (1959). En conclusión, a partir de los movimientos del Panafricanismo y la Négritude surgen dos tipos de reconocimientos. Por un lado, la relevancia del papel de la esfera simbólica en la colonización europea en África y, por otro, la consecuencia de la primera, el alcance de la cultura, en específico de la literatura, en la descolonización. Se admitió el potencial liberador de las manifestaciones culturales. En el siglo XX, los intelectuales africanos y antillanos tenían la intención de enfrentarse y de rechazar los discursos eurocéntricos. La descolonización africana se llevó a cabo a través de una toma de conciencia, en la que las sociedades colonizadas repudiaron el destino impuesto por las antiguas metrópolis y, al mismo tiempo, lucharon contra la asimilación de la cultura occidental. En África es manifiesta la preocupación de crear la unidad que el colonialismo se había empeñado en fragmentar. En este sentido, el continente se presenta como el protagonista que toma la palabra y habla por sí mismo. La descolonización se planteó como un proyecto de carácter político, económico y cultural, por eso fue esencial hacer frente al occidentalismo, a la imagen de África creada y reproducida por Occidente, así como promover la revalorización de lo africano. 171 Never again will a single story be told as though it's the only one John Berger Once again we shall be as we were — ordinary people — and if we are lies we shall be lies of our own making. Tayeb Salih 3.3 LA LITERATURA COMO FORMA DE EMANCIPACIÓN: ANÁLISIS DE THINGS FALL APART En los apartados anteriores se mencionó la relación entre las luchas de liberación africana, en particular la nigeriana, y los movimientos de índole política y cultural como el Panafricanismo y la Négritude. A partir de este marco, en el presente se llevará a cabo el análisis literario de la novela Things Fall Apart (1958) del escritor nigeriano Chinua Achebe. En primera instancia, se hablará brevemente del concepto de literatura poscolonial. En segundo lugar, así como se realizó en el apartado 2.2 de esta investigación con la figura del escritor Joseph Conrad, se examinará la imagen de autor, así como una poética construida en los ensayos de Chinua Achebe. Finalmente, en función del concepto de intertextualidad, se propondrá el análisis de la novela del escritor nigeriano como una respuesta contradiscursiva frente al entramado discursivo del imperialismo, su literatura en general y la novela de Joseph Conrad en particular. La literatura poscolonial Como ya se expuso en el apartado 1.3 de la presente, la teoría poscolonial se centra en la dimensión ideológico-cultural del proceso colonial-imperialista. En este sentido, la creación literaria se ha erigido como una arista de los estudios poscoloniales. Así, mientras que durante el siglo XIX surgió y se expandió la literatura colonial, considerada uno de los bastiones ideológicos del imperialismo; a finales de siglo XX, afloró la literatura poscolonial, concepto 172 utilizado para denominar y agrupar a las literaturas producidas en los Estados- nación que otrora fueron colonias británicas533. En consonancia con los movimientos culturales emancipatorios del Panafricanismo y la Négritude, las sociedades africanas colonizadas atravesaron por cambios de diversa índole que dieron comienzo a la búsqueda de autonomía política, económica y cultural. De manera que en el año de 1957 Ghana sería el primer Estado-nación independiente de la oleada de luchas de liberación en el continente. Asimismo, la relación entre las colonias y las metrópolis estaría influenciada por la Segunda Guerra Mundial534, que junto con el desarrollo del nacionalismo africano causaría un impacto en la conciencia individual y colectiva, en las instituciones y prácticas sociales, así como, particularmente, en los discursos y en las representaciones535. Lo anterior desencadenaría una serie de debates en torno a “los modos en que la literatura debe enfrentar y transmitir las traumáticas experiencias de la colonización —sobre todo en lo que a la esclavitud y a la diáspora se refiere— y a la función que debe desempeñar dentro de la sociedad, una función que, ciertamente, no corresponde al paradigma europeo del arte por el arte”536. 533El concepto de literatura poscolonial se ha utilizado para denominar las expresiones anglófonas de las ex colonias británicas, es decir, en Australia, Bangladesh, Canadá, algunos países del Caribe, India, Malasia, Malta, Nueva Zelanda, Pakistán, Singapur y algunas Islas como Sri Lanka. En algunos casos también se ha considerado que la literatura estadounidense es parte de este grupo; no obstante, la ambición neocolonial de EEUU lo descarta del mismo porque ocupa una posición de poder (Vid. Ashcroft, Bill, Gareth Griffiths y Helen Tiffin, The Empire Writes Back. Theory and practice in post- colonial literatures, EUUU, Routledge, 2004). Por otro lado, también existen críticas al concepto porque, a partir del elemento lingüístico, homogeneíza expresiones diversas y opta por obviar sus diferencias históricas e, incluso, ideológicas (Vid. Anaya Ferreira, Nair María, Literatura anglófona: del yugo colonial a la liberación creativa, México, UNAM, 2000) Amén de lo anterior, otras propuestas consideran que la literatura poscolonial ha atravesado por diversas etapas: la primera sería producida por los representantes del poder colonial, la segunda, under imperial licence, por nativos o misioneros y la última o la etapa de las literaturas independientes, que mostraría la apropiación de la lengua por parte de las sociedades colonizadas (Vid. Ashcroft, Griffiths y Tiffin, op. cit.). 534Vid. Msiska, Mpalive-Hangson, “The Novel and Descolonization in Africa” en Simon Gikandi, The Novel in Africa and the Caribbean since 1950, EEUU, Oxford University Press, 2016, pp. 37-54. 535 Idem. 536 Anaya Ferreira, op. cit., 2008, p. 21. 173 De esta forma, la literatura, antes parte fundamental del proyecto colonial537, se convertiría en un medio de expresión de los pensares de liberación, así como de una identidad política y cultural antes silenciada. Esta expresión dejaría de estar relacionada con la dominación y se concentraría en aprehender y redimensionar las consecuencias del fenómeno colonial al mismo tiempo que cuestionaría las representaciones y los valores de la tradición literaria europea538. La literatura poscolonial encarnó una postura creativa de resistencia frente a la racionalidad moderna colonial racista de Occidente, se trató de la “toma de conciencia de los escritores no sólo sobre su ubicación personal y social como entes colonizados, sino también sobre el hecho de que eran representados como tales”539. Así como la colonización tuvo una dimensión textual, también la descolonización se preocuparía por este aspecto. Como ha sido mencionado por la investigadora Nair María Anaya Ferreira: el primer impulso de una gran parte de la literatura anglófona se encuentra en la necesidad de responder a este tipo de representaciones monolíticas [la autora se refiere a los silencios históricos de la novela inglesa del siglo XIX] sobre los países colonizados mediante una reconstrucción textual de ese pasado suprimido y silenciado540. Es así que, amén de sus especificidades541, las literaturas poscoloniales comparten su origen, pues surgieron a partir de la “experience of colonization and assert themselves by foregrounding the tension with the imperial power, and by the emphasizing their differences from the assumptions of the imperial centre. It is this which makes them distinctively post-colonial”542 [la experiencia de la colonización y se han consolidado a sí mismas al destacar su tensión con 537 No puede obviarse que la alfabetización fue parte del proyecto educativo de las misiones cristianas subordinadas al gobierno británico, por lo tanto, las/os sujetas/os africanas/os, cuya identidad se formó a través de la lectura y de la escritura, estuvieron moldeados/as por el proceso colonial. Asimismo, es fundamental tener en cuenta que quienes podían expresarse a través de la escritura eran parte de la élite educada y formada por el gobierno colonial. (Vid. Gikandi Simon y Maurice Vambe, “The Reinvention of the Novel in Africa”; en Simon Gikandi, The Novel in Africa and the Caribbean since 1950, EEUU, Oxford University Press, 2016, pp. 3-19; Mpalive-Hangson, op. cit.). 538Anaya Ferreira, op. cit., 2008, p. 15. 539 Anaya Ferreira, op. cit., 2000, p. 10. 540 Ibíd., p. 15. 541 Se ha planteado la existencia de cuatro modelos de literaturas poscoloniales. (Vid., Ashcroft, Griffiths y Tiffin, op. cit.). 542Ibíd., p. 2. 174 el poder imperial y por el hecho de enfatizar sus diferencias con respecto a los supuestos de las metrópolis. Eso es lo que las distingue como poscoloniales]543. Además de edificar un contradiscurso, la literatura poscolonial también provocó una ruptura en el género novelístico, considerado exclusivamente occidental y de características inamovibles. Como lo menciona Mpalive, la novela “served as the discursive terrain where the African could reflect on his or her new subjectivity and its surrounding ideological universe”544 [fue el terreno discursivo donde el africano podía reflexionar sobre su nueva subjetividad y el universo ideológico que lo rodeaba”]545. De esta manera, se convirtió en un espacio no sólo de denuncia al imperial-colonialismo, las prácticas de explotación y las representaciones racistas, sino que también offered the most capacious and flexible form in which to register the new forms of subjectivity, social experience, and even ways of being and seeing that arose out of the colonial encounter. Significantly, the novel would become one of the important sites where new discourses of the private and public sphere would be articulated, contested, and reconstituted546 [ofreció la forma más extensa y flexible en donde registrar las nuevas formas de subjetividad, experiencia social e incluso formas de ser y ver que surgieron a partir del encuentro colonial. Significativamente, la novela se convertiría en uno de los principales ámbitos donde se articularían, cuestionarían y reconstituirían nuevos discursos de la esfera pública y privada]547 Entonces, la literatura poscolonial se convertiría en un espacio de proyección, en el que los/as escritores/as contribuirían “to the fashioning of a postcolonial future. In this way, writing was doubly valorized as both a private and public discourse, one committed to the enunciation of public ideas548 [a forjar un futuro poscolonial. De esta forma, la escritura fue valorizada simultáneamente como un discurso privado y público, uno comprometido con la enunciación de ideas públicas]549. 543 Traducción propia 544 Mpalive- Hangson, op. cit., p. 38. 545 Traducción propia 546 Mpalive- Hangson, op. cit., p. 37-38. 547 Traducción propia 548 Mpalive- Hangson, op. cit., p. 38. 549 Traducción propia 175 Poética e imagen de autor de Chinua Achebe Antes de continuar, es preciso recordar de manera breve lo que es la imagen de autor. En el apartado 2.3, se refirió que esta categoría sociológica consiste en la representación discursiva de un escritor que consta de una doble naturaleza, es decir, que se compone, por un lado, por aquello que un autor proyecta de sí mismo a través de su escritura y por el otro, por lo enunciado por terceros, ya sea público en general o especialistas de la literatura. Es crucial reparar en que la construcción que un autor realiza de sí mismo puede contribuir a adherirse a un movimiento artístico o a posicionarse en un lugar desde el campo literario. Chinua Achebe (1930-2013) fue un escritor, crítico literario y profesor nigeriano considerado padre de la literatura africana550. Nació y creció bajo el sistema colonial británico, experiencia que influyó en sus reflexiones sobre la literatura y la relación de ésta con el entramado ideológico. En consecuencia, la imagen de autor proyectada por él estará estrechamente vinculada con su concepción de este producto cultural. Hopes and Impediments es una selección de ensayos escritos por Achebe que exponen su postura frente a la relación establecida entre la creación literaria y los hechos sociales. Estos textos, según sus palabras, representaron sus “abiding concerns in literature and the arts as well as [his] 550 Es común encontrar que la figura del autor está inevitablemente ligada a esta denominación, aun cuando éste la hubiera rechazado. Al respecto, Mukoma Wa Ngugi en su libro The Rise of the African Novela: politics of language, identity, and ownership sostuvo que la construcción de Achebe como el padre de la literatura africana fue el resultado de la discusión sobre literatura africana que se institucionalizó con la Conference of African Writers of English Expression, celebrada en la Universidad de Makerere en 1962 y cuyo objetivo era definir los parámetros estéticos de esta expresión. Lo anterior también devino en el ocultamiento de obras anteriores, como aquellas denominadas literatura de síntesis y producidas en Sudáfrica o como las tres primeras novelas de Amos Tutola, a la publicación de Things Fall Apart (1958), de manera que lo que Ngugi ha llamado The Makerere generation of African writers formó, con la ayuda de la crítica metropolitana, un canon literario africano escrito en lenguas europeas. En contraste, en “Chinua Achebe and the Invention of African Culture”, el académico Simon Gikandi proclamó a Achebe como el inventor de la literatura africana, ya que no sólo irrumpió de manera inesperada en el campo literario: estableció los términos de la producción, circulación e interpretación de la literatura africana, sino que también a cambió la manera de escribir y leer a África (Vid. Wa Ngugi, Mukoma, The Rise of the African Novela: politics of language, identity, and ownership, EEUU, University of Michigan Press, 2018; Gikandi, Simon, “Chinua Achebe and the Invention of African Culture”, Research in African Literatures, Vol. 32, No. 3, Indiana University Press, 2001, pp. 3-8). 176 interest in wider social issues”551 [“preocupaciones permanentes en la literatura y las artes, así como su interés en cuestiones sociales más amplias”]552. En el prefacio del libro opuso la obra e ideas del escritor afroamericano James Baldwin a lo realizado por Joseph Conrad. De esta manera, planteó que mientras el segundo “casually wrote words that continue to give morale to the barricades of racism, Baldwin spent his talents subverting them”553 [casualmente escribió palabras que continúan reforzando las barreras que construye el racismo, Baldwin gastó su talento en subvertirlas]554. Entonces, desde el inicio Achebe deja claro que busca mostrar el potencial opresor, pero también liberador de la literatura, así como su relación innegable y efectos discursivos en el ámbito extraliterario. Como ya se ha mencionado, Achebe vivió en el Estado colonial nigeriano, así, por un lado, recibió una educación académica y religiosa occidental, mientras que, por otro, estuvo en contacto con la tradición cultural igbo. Lo anterior lo llevó a pensarse a sí mismo y a la sociedad nigeriana en general como habitantes de crossroads of cultures, es decir, de un cruce de culturas: “On one arm of the cross we sang hymns and read the Bible night and day. On the other my father’s brother and his family, blinded by heathenism, offered food to idols. That was how it was supposed to be anyhow”555 [“Por un lado, cantábamos himnos y leíamos la Biblia día y noche. Por otro, el hermano de mi padre y su familia, cegados por el paganismo, ofrecían comida a sus ídolos. De cualquier manera, así era como se suponía que tenían que ser las cosas”556]. Esta identidad, que podría llamarse sincrética, llevó al autor a establecer diálogos con algunas verdades occidentales. En su ensayo “The Novelist as a Teacher” reflexionó sobre su papel como escritor y la relación que debía establecer con su comunidad. Es así que a partir de la experiencia en la que un estudiante prefirió escribir winter y no harmattan para no ser llamado bushman. 551 Achebe, Chinua, Prefacio, Hopes and Impediments. Selected Essays, EEUU, Anchor Books, 1990, p. xiii. 552 Traducción propia 553 Achebe, Prefacio, op. cit., p. xiv. 554 Traducción propia. 555 Achebe, “Named for Victoria, Queen of England”, op. cit., p. 35. 556 Traducción propia. 177 Achebe reflexiona sobre la subordinación ideológica que Europa construyó en relación con las sociedades colonizadas y se pregunta qué hay de vergonzoso en nombrar el clima del Sahara occidental. De este modo, establece que uno de sus objetivos, en tanto escritor, es reivindicar la representación positiva de lo no occidental en la literatura: “I think it is part of my business as a writer to teach that boy that there is nothing disgraceful about the African weather, that the palm tree is a fit subject for poetry”557 [“Creo que parte de mi trabajo como escritor es enseñarle a ese niño que no hay nada de vergonzoso en el clima africano, que la palmera es un tema adecuado para la poesía”558]. Aquí aparece entonces el potencial liberador de la literatura, producto cultural que el mismo autor relacionaría con las ficciones559 benéficas. Para comprender lo anterior es necesario considerar que para Achebe el arte, y por lo tanto la literatura, supone un universo alterno a la realidad, un esfuerzo realizado desde la imaginación que consiste en crear un orden distinto de la realidad, uno que pueda controlarse560. En este sentido, considera la literatura como una ficción benéfica, pues permite el autodescubrimiento y la identificación de quien lee: “The great virtue of literary fiction is that it is able by engaging our imagination to lead us ‘to discovery and recognition by an unexpected and instructive route’ in the words of Kermode”561 [“La gran virtud de la ficción literaria es que es capaz, al involucrar nuestra imaginación, de dirigirnos al ‘descubrimiento y reconocimiento de una ruta inesperada e instructiva’, para decirlo en palabras de Kermode”562]. 557 Achebe, “The Novelist as a Teacher”, op. cit., p. 44. 558 Traducción propia. 559 Lo que Achebe entiende por ficción se puede relacionar con el concepto de mito del crítico francés Roland Barthes, no obstante, en este ensayo el escritor nigeriano deja muy claro su distanciamiento de esta propuesta: “Some people would describe malignant fictions as myths, but I find no justification for soiling the reputation of myths in that way. I would prefer to call malignant fictions by their proper name, which is superstitions” (Achebe, “The Truth of Fiction”, op. cit., p. 148) [Algunas personas describirían a las ficciones malignas como mitos, pero no me parece que exista justificación para ensuciar de esa forma la reputación de los mitos. Preferiría llamarlas por su nombre, que es supersticiones (Traducción propia)]. A pesar de lo anterior, Achebe utilizaría el concepto de mito en textos posteriores. De la misma manera, se puede considerar que el concepto foucaultiano discurso es equivalente al de ficción utilizado aquí por el autor. 560 Achebe, “The Truth of Fiction”, op. cit., pp. 138-153. 561 Ibíd., p. 146. 562 Traducción propia. 178 No obstante, Achebe planteó la existencia de otro tipo de ficciones, las malignas o aquellas que ocultan563. Al contrario de las ficciones benéficas, éstas tienen la peculiaridad de que se establecen como verdades y no como lo que son, supersticiones564: Belief in superior and inferior races; belief that some people who live across our frontiers or speak a different language from ourselves are the cause of all the trouble in the world, or that our own particular group or class or caste has a right to certain things which are denied to others; the belief that men are superior to women, and so on […]565 [La creencia en razas superiores e inferiores; la creencia de que algunas personas que viven al otro lado de nuestras fronteras o que hablan un idioma diferente al nuestro son la causa de todos los problemas del mundo, o que nuestro propio grupo, clase o casta en particular tiene derecho a ciertas cosas que se niegan a otros; la creencia de que los hombres son superiores a las mujeres, etc.]566 Además, estas construcciones ideológicas trascienden al plano extratextual, es decir, repercuten en el mundo real: “Beneficent fiction operates within the bounds of imagination; superstition breaks the bounds and ravages the real world”567 [La ficción benéfica opera dentro de los límites de la imaginación; la superstición rompe los límites y causa estragos en el mundo real568] En el ensayo “An Image of Africa: Racism in Conrad’s Heart of Darkness”, Achebe explica su funcionamiento, pues el desconocimiento general sobre el continente africano fue alimentado por las ficciones como el racismo y la supuesta superioridad europea, que justificaron el imperial-colonialismo: Which is partly the point. Africa as setting and backdrop which eliminates the African as human factor. Africa as a metaphysical battlefield devoid of all recognizable humanity, into which the wandering European enters at his peril. 563 Vid. Achebe, “The Truth of Fiction”, op. cit. 564 Idem. 565 Achebe, “The Truth of Fiction”, op. cit., p. 147. 566 Traducción propia 567 Ibíd., pp. 148-149. 568 Traducción propia. 179 Can nobody see the preposterous and perverse arrogance in thus reducing Africa to the role of props for the break-up of one petty European mind569. [Lo que es parte del punto. África como escenario y telón de fondo que niega lo africano como factor humano. África como un campo de batalla metafísico desprovisto de toda humanidad reconocible, en el que el europeo errante entra bajo su propio riesgo. ¿Nadie puede ver la arrogancia absurda y perversa en la reducción de África al papel de apoyo en la ruptura de una mente europea mezquina?]570 Ahora bien, decir que estas ficciones ocultan obedece a que lo que ocasionan es el silenciamiento de las sociedades africanas, pues no sólo las convirtieron en receptáculos de invenciones ideológicas, sino que tampoco se les ha permitido autodefinirse. En el ensayo de “Impediments to Dialogue Between North and South”571, Achebe sostiene que no existe dicho diálogo, pues la desigualdad permea la situación y por eso el flujo de ideas circula solamente en una dirección. No existirá diálogo, dice, hasta que Europa acepte la humanidad de las poblaciones negras, misma que ha sido negada por los mitos […] created by the white man to dehumanize the Negro in the course of the last four hundred years—myths which have yielded perhaps psychological, certainly economic, comfort to Europe—the white man has been talking and talking and never listening because he imagines he has been talking to a dumb beast572. [(…) creados por el hombre blanco para deshumanizar al Negro durante el curso de los últimos cuatrocientos años —mitos que le han brindado comodidad, tal vez psicológico, indudablemente económico, a Europa— el hombre blanco ha hablado y hablado, pero nunca ha escuchado, porque imagina que se ha estado dirigiendo a un idiota incapaz]573 ¿Cómo oponerse al silenciamiento y a la representación racista? Frente al privilegio epistemológico de Occidente de definir a otras culturas, Achebe sostiene que la literatura juega un papel fundamental para cuestionar y rechazar las ficciones malignas: 569Achebe, “An Image of Africa: Racism in Conrad’s Heart of Darkness”, op. cit., p 12. 570 Traducción propia. 571 Vid. Achebe, “Impediments to Dialogue Between North and South”, op. cit. 572 Ibíd., p. 23. 573 Traducción propia. 180 I would be quite satisfied if my novels (especially the ones I set in the past) did no more than teach my readers that their past—with all its imperfections—was not one long night of savagery from which the first Europeans acting on God’s behalf delivered them. Perhaps what I write is applied art as distinct from pure. But who cares574. [Me sentiría bastante satisfecho si mis novelas (especialmente aquellas que he ambientado en el pasado) no hicieran más que enseñar a mis lectores que su pasado —con todas sus imperfecciones— no fue una larga noche de salvajismo de la que partieron los primeros europeos, quienes actuaron sobre lo que les fue supuestamente entregado por Dios. Quizá lo que escribo sea arte aplicado, uno diferente del puro. Pero a quién le importa]575 Entonces, la literatura o la ficción benéfica o imaginativa no esclaviza, sino que libera la mente porque “Its truth is not like the canons of an orthodoxy or the irrationality of prejudice and superstition. It begins as an adventure in self- discovery and ends in wisdom and humane conscience”576 [Su verdad no se asemeja a los cánones de alguna ortodoxia o de la irracionalidad del prejuicio y la superstición. Ésta comienza como una aventura de autodescubrimiento y concluye en la obtención de sabiduría y conciencia humana577]. De esta forma, como Achebe lo plantea en el ensayo “What Has Literature Got to Do with It?”578, aunque la literatura tiene el objetivo de complacer, no se debe perder de vista que, al ser un producto cultural, está relacionada directamente con la ideología de una sociedad. El autor lo ilustra mediante el análisis de dos parábolas igbo que funcionan como explicaciones de la ausencia de reyes en su sistema político (figuras que, al contrario, sí existieron en el sistema colonial británico). Achebe remarca su posición respecto de la literatura cuando replica la afirmación de que la novela es una investigación de la existencia humana, pues, al contrario de lo dicho por el escritor checoslovaco Milan Kundera, sí revela una verdad o moralidad. De esta manera, la actitud del escritor nigeriano 574 Achebe, “The Novelist as a Teacher”, op. cit., p. 45. 575 Traducción propia. 576 Achebe, “The truth…”, op. cit., p. 153. 577 Traducción propia. 578 Vid. Achebe, “What Has Literature Got to Do with It?”, op. cit., pp. 154-170. 181 respecto del arte y, por lo tanto, de la literatura, es que no pueden separarse de la realidad o de su contexto histórico. Así, nos dice, una lectura meramente formal es una extensión del pensamiento eurocéntrico579. Las reflexiones anteriores están relacionadas con el alegato que Achebe realizó respecto de lo que se denominó literatura africana. En su ensayo “Colonialist Criticism”580, cuestionó el relego que se le ha impuesto a la literatura escrita por africanas/os. Se refirió a que la crítica colonialista sitúa aquellas expresiones en un nivel inferior al de la literatura occidental. Asimismo, el escritor africano es concebido como alguien incompleto, alguien que será guiado en el arte literario por la tradición occidental, misma a la que le debe su creación. Aunado a esto, en su ensayo “The Writer and His Community”, Achebe replicó la idea de que la novela es una creación occidental y, por lo tanto, solamente puede ser emulada por escritoras/es occidentales. No obstante, nos dice, esta forma literaria siempre ha resistido la camisa de fuerza y ha variado más de lo que la tradición ha querido aceptar581. De esta manera, en “Thoughts on the African Novel”582 Achebe se aventura en la tarea frecuente de definir lo que es una novela africana583. En primer lugar, debe tratar sobre África, pero no solamente desde la perspectiva geográfica, sino también metafísica, es decir, que incluya alguna de sus diferentes percepciones de mundo: The first is that the African novel has to be about Africa. A pretty severe restriction, I am told. But Africa is not only a geographical expression; it is also a 579 Vid., Achebe “The Writer and His Community”, op. cit., pp. 47-61. 580 Achebe, “Colonialist…”, op. cit. 581 Achebe, “The Writer and…”, op. cit. 582 Vid. Achebe, “Thoughts on the African Novel”, op. cit., pp. 91-99. 583Se ha considerado que la inauguración de las reflexiones sobre la novela Africana fue la Conference of African Writers of English Expression celebrada en la Universidad de Makerere, en 1962, cuya meta era “to define, or at least agree upon, the parameters of an African literary aesthetic that would also be in the service of political and cultural decolonization” (Wa Ngugi, Mukoma, op. cit., p. 2) [“definir, o al menos acordar, los parámetros de una estética literaria africana que estaría también al servicio de la descolonización política y cultural” (Traducción propia)] De ahí en más existieron otras conferencias como la de Fourah Bay (1963) en Sierra Leona. Asimismo, surgieron publicaciones que buscaron institucionalizar el género, como Black Orpheus, fundado por el Club de escritores de Mbari; Nigeria Magazine, publicada en Lagos por el Ministro de Información; Transition, fundada en Uganda; y Horn, de la Universidad de Ibadan en Nigeria. (Vid. Gikandi, Simon y Vambe, Maurice, op. cit.). 182 metaphysical landscape—it is in fact a view of the world and of the whole cosmos perceived from a particular position584. [La primera [característica] es que la novela africana tiene que ser sobre África. Una restricción bastante severa, se me ha dicho. Pero África no es sólo una expresión geográfica; también es un paisaje metafísico; de hecho, es una visión del mundo y de todo el cosmos percibido desde una posición particular585] En segunda instancia, aparece la pregunta de en qué lengua se escribe la literatura africana, la definición de Achebe indicaría que sería cualquier lengua hablada por cualquier sociedad africana, es decir, podría estar escrita en las lenguas de las naciones imperialistas586, impuestas durante la colonización del continente: And then language. As you know, there has been an impassioned controversy about an African literature in non-African languages. But what is a non-African language? English and French certainly. But what about Arabic? What about Swahili even? Is it then a question of how long the language has been present 584 Achebe, “Thoughts on…”, op. cit., p.92. 585 Traducción propia. 586 En ensayos como “Colonialist Criticism” Achebe discute con posturas diferentes a la suya sobre escribir o no en lenguas occidentales. Esta es una cuestión central en las reflexiones sobre la literatura africana y ha sido el objeto de diversas discusiones. En su libro Piel negra, máscaras blancas, el revolucionario, psiquiatra, filósofo y escritor de origen martiniqués, Franz Fanon plantea que toda lengua es una forma de pensar, es decir, que es cultura. En este sentido, el uso de, en este caso, del francés por parte de la sociedad antillana es un elemento de la colonización cultural (Fanon, op. cit., 2016). Lo anterior sería retomado por el profesor e investigador keniata Ngũgĩ wa Thiong'o, una de las figuras centrales que ha asegurado que el empleo de lenguas africanas es una característica no negociable de la literatura africana. Ngũgĩ sostiene que ya que la colonización fue también un proceso cultural que se llevó a cabo a través de la imposición de las lenguas y, por tanto, de las culturas metropolitanas, la literatura africana debe escribirse en lenguas africanas, que son portadoras de historia y de cultura, en otras palabras de memoria colectiva (Vid. Ngũgĩ wa Thiong'o, Descolonizar la mente, DEBOLSILLO, España, 2019; Ngũgĩ wa Thiong'o, Desplazar el centro. La lucha por las libertades culturales, Rayo Verde, España, 2017). Este debate se ha mantenido vigente, en The Rise of the African Novela: politics of language, identity, and ownership, el poeta keniata Mũkoma wa Ngũgĩ (op. cit.) reitera la necesidad de que la literatura escrita en el continente conjunte lo estético y lo político. Desde otro punto de vista, Mũkoma desarrolla una crítica al concepto de literatura africana y cuestiona el papel de lo que Michael Beach ha llamado metaphysical empire, que no son más que las cuestiones de identidad, lengua, política y estética que sobrevivieron al período colonial británico, en la construcción del canon literario del continente. En consonancia con lo anterior, en su discurso "African Literature Doesn’t Exist", la escritora británica de origen nigeriano y ghanés, Taiye Selasie, afirma que la categoría de literatura africana no sólo está vacía de significado, sino que es monolítica, homogeneíza experiencias diversas y restringe las obras de las/os escritoras/es (Vid., Selasie, Taiye, “African Literature Doesn’t Exist”, Brittle Paper: An African Literary Experience, vol. 25, 2013). 183 on African soil? If so, how many years should constitute effective occupation? For me it is again a pragmatic matter. A language spoken by Africans on African soil, a language in which Africans write, justifies itself587. [Y por otro lado, la lengua. Como ustedes saben, ha habido una controversia apasionada alrededor de la literatura africana escrita en lenguas no africanas. Pero ¿qué es una lengua no africana? El inglés y el francés, sin duda. Pero ¿qué pasa con el árabe? ¿Incluso con el swahili? ¿Se trata entonces de cuánto tiempo ha estado presente una lengua en suelo africano? Si es así, ¿cuántos años deberían constituir una ocupación efectiva? Para mí, se trata nuevamente de una cuestión pragmática. Una lengua que es hablada por africanos en suelo africano, una lengua en la que los africanos escriben, se justifica por sí misma]588 Por otro lado, Achebe sostiene que habría que pensar que la negación de la existencia de la literatura africana obedece al interés de preservar el control ideológico otrora establecido a través de la educación británica durante la colonización589. De esta forma, la crítica colonialista se encargará de promover cierta perspectiva, o mejor dicho, de reproducir el legado occidental de la invención de África, de sus sociedades y de sus propias expresiones culturales. Ésta se sustenta desde la idea de I know my natives590 (conozco a mis nativos), misma que rechaza perspectivas contrarias, es decir, perspectivas propias de las sociedades africanas. De esta manera, Achebe expone la existencia de la novela africana, misma que inevitablemente responderá a la invención de África construida principalmente en la literatura occidental decimonónica: I have no doubt at all about the existence of the African novel. This form of fiction has seized the imagination of many African writers and they will use it 587 Achebe, “Thoughts on…”, op. cit., p. 93. 588Traducción propia. 589 Vid., Achebe, “Colonialist…”, op. cit. 590 Esta afirmación, según Achebe, suponía dos cosas simultáneas: “que las sociedades colonizadas eran bastantes simples de comprender y que al comprenderlas, controlarlas iba de la mano, pues la comprensión sería una condición previa para el control y el control constituye una prueba adecuada de dicha comprensión” (Traducción propia). Idem. 184 according to their differing abilities, sensibilities and visions without seeking anyone’s permission591 (las cursivas son mías). [No tengo ninguna duda de que la novela africana existe. Esta forma de ficción se ha apoderado de la imaginación de muchos escritores africanos y éstos la utilizarán según sus diferentes habilidades, sensibilidades y visiones, sin buscar el permiso de nadie592]. En consecuencia, la literatura además de ser utilizada como medio de control o reproducción de discursos eurocéntricos, tiene un potencial subversivo que puede impulsar cambios ideológicos y sociales: But we must not see the role of literature only in terms of providing latent support for things as they are, for it does also offer the kinetic energy necessary for social transition and change. If we tend to dwell more on stability it is only because society itself does aspire to, and indeed requires, longer periods of rest than of turmoil. But literature is also deeply concerned with change593. [Pero no debemos considerar el papel de la literatura solamente como un soporte que permite mantener las cosas tal como son, pues también brinda la energía cinética necesaria para la transición social y el cambio. Si tendemos a insistir más en la estabilidad es sólo porque la sociedad misma aspira a, y efectivamente requiere de períodos más largos de descanso que de agitación. No obstante, la literatura también está profundamente preocupada por el cambio]594 Ahora bien, la concepción de la literatura que se proyecta en los ensayos del autor conduce hacia la intertextualidad595, misma que se desarrolla en dos 591 Achebe, “Thoughts on…”, op. cit., p. 99. 592 Traducción propia. 593 Achebe, “What Has Literature…”, p. 167 594 Traducción propia. 595Se ha considerado que el concepto de intertextualidad literaria se deriva de otro propuesto por el filósofo y crítico ruso Mijail Bajtin: el dialogismo (Vid. Montaro Meza, Óscar “La intertextualidad y su evolución conceptual”, Revista de Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica, Vol. 14, No. 1, 1988, p. 11-17). La crítica literaria Julia Kristeva ha afirmado que Bajtín fue uno de los primeros en plantear “un modelo en el que la estructura literaria no es, sino que se elabora con respecto a otra estructura. Esta dinamización del estructuralismo sólo es posible a partir de una concepción según la cual la ‘palabra’ literaria no es un punto (un sentido fijo), sino un cruce de superficies textuales, un diálogo de varias escrituras: del escritor, del destinario (o del personaje), del contexto cultural actual o anterior” (Kristeva, Julia, “Bajtín, la palabra, el diálogo y la novela”, Intertextualité. Francia en el origen de un término y el desarrollo de un concepto, selección y traducción de Desiderio Navarro, Cuba, UNEAC, 185 direcciones: por un lado, la relación entre la literatura y su contexto ideológico de producción y, por el otro, la relación que una obra literaria establece con otra. Entonces, no sorprende que la perspectiva intertextual sobresalga en los análisis literarios de Things Fall Apart596, proyectada por el propio autor como una confrontación y réplica de una tradición discursiva-literaria que por siglos ha representado de manera negativa a las sociedades africanas597. De esta manera, la obra se inscribe dentro de las luchas simbólicas que Helen Tiffin ha denominado como Rites of reply598, es decir, las literaturas poscoloniales. 1997, p. 2). De esta manera, establece que la literatura va más allá del discurso codificado y no puede ser estudiada exclusivamente desde la lingüística, pues “todo texto se construye como mosaico de citas, todo texto es absorción y transformación de otro texto” (Ibíd., p.3). Posteriormente el teórico francés Gérard Genette retomará y ampliará el desarrollo de esta perspectiva, no obstante, sustituirá el concepto de intertextualidad por el de transtextualidad, ya que no “no hay textos sin trascendencia textual” (Las cursivas son mías) (Vid. Gennette, Gérard, Palimpsestos. La literatura en segundo grado”, España, Taurus, 1989, p. 18.). Genette reconocerá cinco tipos de transtextualidad según sus fines y objetivos: la paratextualidad, la metatextualidad, la arquitextualidad, la hipertextualidad y la intertextualidad. Amén de las precisiones anteriores, para efectos del presente el presente análisis se hablará de intertextualidad o de relaciones intertextuales entre las novela de Heart of Darkness y Things Fall Apart. 596Aunque el elemento intertextual es una constante en los análisis de la novela, también se han considerado otros ejes temáticos y teóricos. Por ejemplo, en “Things Fall Apart, Border Crossing and the Psychology of Exile”, Mary J. N. Okolie estudia la novela desde la perspectiva identitaria, así como las implicaciones psicológicas del exilio en el personaje de Okonkwo. En “Achebe’s Evil Forest: Space, Violence, and Order in Things Fall Apart” Ainehi Edoro-Glines analiza la novela desde el paradigma del bosque como espacio narrativo, así, afirma que, aunque paradójicamente en el bosque no hay ley, éste no deja de ser parte de Umofia e, incluso, es el espacio que une a todos los personajes de la novela. De igual manera, la novela de Achebe ha despertado especial interés desde la perspectiva feminista y de género, en “The Representation of the African Woman in Male-Dominated Society: A Study of Chinua Achebe’s Things Fall Apart and Amma Darko’s Beyond the Horizon” Célestin Gbaguidi sostiene que la novela de Achebe problematiza la organización falocéntrica y la violencia contra las mujeres en las sociedades africanas tradicionales. En “Masculinity and cultual conflict in Chinua Achebe’s Things Fall Apart”, Adegbite O. Tobalase plantea que desde el punto de vista de Okonkwo África y Occidente constituyen una pareja dicotómica en la que la primera es el polo masculino, mientras que el segundo, el femenino. 597En una entrevista con Katie Bacon, Achebe sostuvo que su primera novela, así como otras obras escritas por escritoras/es africanas/os alrededor de la década de 1950, dio comienzo a la circulación de historias suprimidas y de voces acalladas. Katie Bacon, “An African Voice Chinua Achebe, the author of one of the enduring works of modern African literature, sees postcolonial cultures taking shape story by story”, The Atlantic, https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2000/08/an- africanvoice/306020/?utm_source=copy-link&utm_medium=social&utm_campaign=share En más de una ocasión Achebe participó en conversaciones en las que su primera novela era uno de los ejes principales. Vid. Achebe, Chinua, “An Interview with Chinua Achebe”; J. O. J. Nwachurwu-Agbada and Chinua Achebe, “An Interview with Chinua Achebe”. 598 Vid. Tiffin, Helen, “Colonialist Pretexts and Rites of Reply, The Yearbook of English Studies, Vol. 27, 1997, pp. 219-233. 186 Por su parte, en “Joseph Conrad and Chinua Achebe: Two Antipodal Portraits of Africa”599, Clement Abiaziem Okafor sostuvo que aunque ambas novelas, Heart of Darkness y Things Fall Apart, exploran el tema de la colonización europea en África, lo hacen de maneras opuestas. En relación con la obra de Achebe Okafor plantea que se opone a la mirada eurocéntrica que supone que el continente africano previo a la irrupción europea era un caos primordial. Además, dice, en Things Fall Apart se retrata de manera realista el continente, la ética y el sentido de comunidad de la sociedad igbo. En esta novela, según Okafor, los colonizadores simbolizan la fuerza malévola que destruye una civilización africana. En “Chinua Achebe and the Post-colonial Esthetic: Writing, Identity and National Formation”600, Simon Gikandi, profesor y ávido lector keniata de la obra de Achebe601, propone leer la obra literaria de Achebe desde el enfoque del proyecto de construcción nacional. Para Gikandi, la importancia de Achebe y de su primera novela en la historia de la literatura africana reside en su habilidad de representar la reorganización de las culturas africanas en su transición de la dominación colonial a la independencia nacional. Asimismo, según Gikandi, la escritura de Achebe estuvo directamente relacionada con su empeño en desvalorizar los discursos coloniales. De esta manera, la identidad y la representación fueron ejes principales en su obra que adquirieron una función contrahegemónica. Posteriormente, en “Writing, Culture and Domination. Things Fall Apart” incluido en Reading Chinua Achebe: Language & Ideology in Fiction602, Gikandi estableció que Achebe con su primera novela inició las narrativas de la resistencia, ya que llevó a cabo una representación que contradecía la exotización del discurso literario e ideológico que le precedió. Por lo anterior, 599 Okafor, Clement Abiaziem, “Joseph Conrad and Chinua Achebe: Two Antipodal Portraits of Africa”, Journal of Black Studies, Vol. 19, No. 1, 1988, pp. 17-28. 600 Gikandi, Simon, “Chinua Achebe and the Post-colonial Esthetic: Writing, Identity and National Formation”, Studies in 20th & 21st Century Literature, Vol. 15, No. 1, 1991, pp. 29-41. 601Simon Gikandi es un profesor e investigador keniata en la Universidad de Princeton. Entre sus líneas de interés se encuentran la literatura poscolonial y la relación entre literatura y cultura. En particular, ha publicado diversos libros y artículos sobre la obra y el pensamiento de Chinua Achebe. 602 Gikandi, Simon, “Writing, Culture and Domination. Things Fall Apart”, Simon Gikandi, Reading Chinua Achebe: Language & Ideology in Fiction, Reino Unido, James Currey Publishers, 1991. 187 cualquier lectura de esa obra que no considere lo anterior, estará obviando su carácter revolucionario. Luego, en Encyclopedia of African Literature603, Gikandi dividirá la obra de Achebe en dos categorías distintas: aquellas que se preocupan por recuperar y representar una cultura precolonial africana que lucha por mantener su integridad frente al ataque del colonialismo y las que narran la crisis de la descolonización. Asimismo, considera que las obras del primer grupo, en el que se encuentra Things Fall Apart, además de narraciones que imaginan cómo habría sido la sociedad precolonial igbo, también son textos culturales que, al poner al centro la experiencia africana, responden a la representación moderna occidental del supuesto barbarismo africano. En “Celebrando el poder de la voz ibo: la traducción de Things Fall Apart al español” la profesora, investigadora y traductora Nair María Anaya Ferreira, especialista en literatura inglesa, expone que el propósito de la primera novela de Achebe era “el de subvertir el discurso tiránico y fosilizado de los textos coloniales y, por tanto, debe leerse como una creación que le da voz a una historia que había sido silenciada por el discurso del imperialismo, que llena el vacío causado por la negación del carácter y la cultura africanos”604. De manera que Achebe no solamente rompió estereotipos, sino que también llenó los vacíos culturales e ideológicos creados por las representaciones de la literatura colonial, en la que África figuraba como el continente negro y salvaje. Después, en Literatura anglófona: del yugo colonial a la liberación creativa, la académica llevaría a cabo un acercamiento a la literatura poscolonial y el surgimiento de la literatura anglófona en África y el Caribe. Anaya dice que “Achebe ocupa una posición primordial en la literatura anglófona, pues fue el primero en reconocer que la novela tenía una función social e histórica de reconstruir y darle voz a la cultura africana, de darle una validez que le había sido negada por la historiografía europea”605. De esta manera, la relación intertextual que la obra del autor nigeriano establece con 603 Gikandi, Simon, Encyclopedia of African Literature, EEUU, Routledge, 2004. 604 Anaya Ferreira, Nair María, “Celebrando el poder de la voz ibo: la traducción de Things Fall Apart al español”, Anuario de Letras Modernas, Vol. 8, 1997, p. 129. 605 Anaya Ferreira, op. cit., 2000, p. 16. 188 las prácticas discursivas de Occidente es de carácter contradiscursivo, pues, a través del uso subversivo de la lengua inglesa, representó la destrucción y el silenciamiento a los que fueron sometidas las sociedades africanas durante el dominio europeo606. Adicionalmente, en “Escribir en la encrucijada: intertextualidad y polifonía en la obra de Chinua Achebe”, Anaya afirma que la obra literaria del autor nigeriano es un “completo metacomentario sobre los modos literarios de representación del África moderna”607. Además, nos dice que el elemento intertextual del realismo mimético de Things Fall Apart reside en que realiza una afirmación identitaria de África, en la que ésta se representa desde sí misma y no desde una mirada racista. Finalmente, como ya se anuncia en el título del artículo, Anaya enfatiza dos elementos en la obra de Achebe, por un lado, la intertextualidad y por el otro la polifonía. Respecto a la primera, la autora precisa que la densidad intertextual de la obra de Achebe, incluida Things Fall Apart, incluye la tradición oral africana, la tradición literaria occidental canónica y la tradición escritural-literaria del continente africano. Por otro lado, la polifonía se presenta a través del uso que el autor hace de la lengua inglesa, la inclusión de proverbios en lengua igbo y las tensiones textuales entre escritura y oralidad a lo largo de la novela. En relación con lo anterior, se puede observar que otros análisis sobre Things Fall Apart se enfocarán sí, en su carácter intertextual, pero desde el punto de vista de que esta funda la novela africana y, por lo tanto, las obras posteriores dialogarían con ella y seguirían su línea subversiva. De forma simultánea, se presta particular atención a los aspectos lingüísticos de esta primera obra de Achebe. Por ejemplo, en En “The River, The Earth, and the Spirit World. Joseph Conrad, Chinua Achebe, Ben Okri, and the Novel in Africa”608, Maik Nwosu clasifica la novela de Achebe como una cultural response al racismo occidental, 606 Idem. 607 Anaya, Ferreira, Nair María, “Escribir en la encrucijada: intertextualidad y polifonía en la obra de Chinua Achebe”, Anuario de Letras Modernas, Vol. 21, 2018, p. 168. 608 Nwosu, Maik, “The River, The Earth, and the Spirit World. Joseph Conrad, Chinua Achebe, Ben Okri, and the Novel in Africa”, Klein, Tobias Robert, Ulrike Auga y Viola Prüschenk (eds.) Texts, Tasks and Theories. Versions and Subversions in African Literatures 3, Holanda, Editions Rodopi, 2007. 189 que se logra a partir de la reescritura de la lengua del imperio, cuyos códigos semánticos fueron transformados por el autor. Asimismo, Nwosu considera que la escritura de Heart of Darkness y de Things Fall Apart fue determinante para The Famished Road de Ben Okri’, pues esta última es la síntesis de ambas. En el ensayo “Remembering ‘Bitter Histories’ From Achebe to Adichie” incluido en su libro Postcolonial Nostalgias: Writing Representation and Memory609, Dennis Walder sostiene que el escritor nigeriano fundó el canon de la literatura poscolonial, que en sus inicios se concentró en hacer una reescritura del pasado, cuya intención fue la de revalorar lo tradicional. De esta forma, dice Walder, las creaciones de Achebe y las de escritoras/es que le sucedieron como la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, están vinculadas intertextualmente por sus esperanzas en el futuro y el desprecio por el pasado colonial. Por su parte, en el artículo “Okonkwo, Textual Closure, Colonial Conquest”610, Adééléékèè Adééèkó revisa la estrategia narrativa del suicido en Things Fall Apart y en otra novela de Achebe y su uso en Efuru de Flora Nwapa y Death and the King’s Horseman de Wole Soyinka, ambas nigerianas. En “The Distortion of Cultural Identity in Chinua Achebe’s Things Fall Apart”611, Şule Okuroğlu Özün y Nagihan Başkale se concentran en la repercusión del uso del inglés, así como de la inclusión de proverbios igbo como herramientas para responder a un canon literario eurocéntrico, al mismo tiempo que mostraba la existencia minimizada de la historia, los valores culturales y el fuerte sentido de identidad en la sociedad igbo. Finalmente, en “Literary Lions: Chinua Achebe and Ongoing Dialogues in Modern African Literature”612, Leonard A. Podis apoya la postura en la que Achebe es considerado como el renovador del género novelístico, por un lado, 609 Walder, Dennis, Postcolonial Nostalgias: Writing Representation and Memory, EEUU, Routledge 2011. 610 Adééèkó, Adééléékèè, “Okonkwo, Textual Closure, Colonial Conquest”, Research in African Literatures, Vol. 42, No. 2, 2011, p. 72-86. 611 Özün, Şule Okuroğlu, y Nagihan Başkale, "The Distortion of Cultural Identity in Chinua Achebe’s Things Fall Apart", Trakya Üniversitesi Edebiyat Fakültesi Dergisi, 2019, pp. 86-99. 612 Podis, Leonard A., "Literary Lions: Chinua Achebe and Ongoing Dialogues in Modern African Literature", Research in African Literatures, Vol. 50, No. 4, 2020, pp. 142-164. 190 y como fundador de la novela africana, por otro. Podis sostiene que el diálogo, es decir, la intertextualidad es una característica de la literatura africana, por lo tanto, no es sorpresa que las obras posteriores dialoguen con la primera novela del escritor nigeriano. Análisis literario Things Fall Apart se analizará a partir de las tres dimensiones propuestas por el teórico literario Mijaíl Bajtín: contenido temático, estilo verbal y composición, tal como se realizó con Heart of Darkness. Asimismo, se considerará la relación intertextual que sostiene con(tra) la ideología imperial-colonialista y la novela de Joseph Conrad. Dimensión temática Things Fall Apart es una novela poscolonial, pues a pesar de haber sido publicada en 1958, dos años antes de la independencia del Estado nigeriano actual, lo poscolonial no se define a partir de la temporalidad, sino que se trata de una postura613 o, en palabras de la investigadora Laura López Morales, de un “conjunto de estrategias de escritura que se proponen desarticular e invalidar la visión colonialista, incluyendo aquellos intentos formulados aún durante el régimen colonial o dentro de un contexto de franca independencia”614. De esta manera, la novela forma parte de lo que se ha llamado la etapa inicial de confrontación con el colonizador de la literatura anglófona615. Al igual que Heart of Darkness, Things Fall Apart gira en torno al tema de irrupción colonial europea en África, específicamente en los cambios sin precedentes atravesados por los pueblos igbo a partir de la incursión de Gran Bretaña. No obstante, la diferencia es que, por un lado, a pesar de estar mediada por un narrador heterodiegético, prevalece la visión del colonizado (se hablará sobre esta cuestión en el apartado de la dimensión composicional). Y por el otro, se trata de un esfuerzo de singularizar el pasado precolonial, 613 Vid., Anaya Ferreira, op. cit., 2008. 614 López Morales, Laura, “Viejos mitos lingüísticos”, Ensayos sobre poscolonialismo y literatura, México, UNAM, FFyL, 2008, p. 98. 615 Vid., Anaya Ferreira, op. cit., 2008. 191 contrario a la visión racista y eurocéntrica de homogeneizar a las sociedades del continente. La historia tiene lugar en Umuofia, una de las nueve aldeas igbo. Ahí vive Okonkwo, el personaje principal y a través del cual se conoce la dinámica precolonial, así como la abrupta entrada de los misioneros al territorio y la posterior llegada de las autodenominadas autoridades de lo que se convertiría en el gobierno colonial. Okonkwo es un reconocido guerrero con tierras prósperas, lo que le permite tener tres esposas y, al contrario de su padre, también se convierte en uno de los señores del clan. No obstante, de un momento a otro tiene que enfrentarse a los misioneros cristianos que buscan imponer sus creencias religiosas. La turbulencia que esto causaría en la vida del clan de Umuofia se duplicaría para Okonkwo cuando, después de haber asesinado a un miembro del clan por accidente, delito contra la diosa de la Tierra, tiene que enfrentar un tiempo en el exilio en Mbanta, la aldea de su madre. Para cuando Okonkwo y su familia regresaran a Umuofia no solamente tendrían que enfrentarse a la evangelización, sino también a la dominación política, social y económica ejercida por el gobierno colonial británico sobre el clan. Ahora bien, la novela consta de tres partes bien diferenciadas. La primera, la más extensa, en la que se reconstruye el pasado igbo precolonial; la segunda, que comprende el exilio de Okonkwo y su familia en Mbanta; y la tercera, en la que se relata el regreso a una Umuofia distinta, subordinada al poder colonial. La primera parte de la novela es considerada como un acercamiento antropológico y arqueológico616 de la sociedad igbo617, que cumple con el propósito de mostrar que previo a la embestida occidental África no era un continente vacío, oscuro o sin historia como se ha planteado desde el discurso 616Vid. Anaya Ferreira, op. cit., 1997. 617En el apartado 3.1 de la presente investigación se realizó un acercamiento monográfico a los modos de organización económica, política, social y cultural de los pueblos igbo que se encontraban en lo que posteriormente se consolidaría como la Colonia y el Protectorado de Nigeria. De esta manera, aquí se encontrarán similitudes con éste. 192 racista y eurocéntrico del imperialismo, sino que era un territorio habitado por diversos grupos sociales organizados. En primer lugar, la siembra no sólo es la base de la organización económica, sino que también incide en el orden político-social del clan de Umuofia. Unoka es el padre de Okonkwo y es un personaje que funciona como la imagen del fracaso dentro de su comunidad: sus tierras no eran prósperas, debía dinero a todos sus vecinos y se dedicaba a beber, comer y tocar su flauta. Por eso, Okonkwo buscaría un modelo de referencia en Okoye, quien was also a musician. He played on the ogene. But he was not a failure like Unoka. He had a large barn full of yams and he had three wives. And now he was going to take the Idemili title, the third highest in the land. It was a very expensive ceremony and he was gathering all his resources together. That was in fact the reason why he had come to see Unoka618 (Las cursivas son mías619) [Okoye era músico también. Tocaba el ogene. Pero no era un fracasado como Unoka. Tenía un granero lleno de ñames y tenía tres esposas. Y ahora iba a asumir el título de Idemili, el tercero en importancia del país. Era una ceremonia muy cara y estaba reuniendo todos sus recursos. Ese era en realidad el motivo de que visitara a Unoka620] Como se puede leer, el problema de Unoka no reside en que disfrute de la música, es decir, no se establece una dicotomía entre ésta y el trabajo de la tierra. Por otro lado, la notoriedad y el prestigio masculino dentro del clan se cimientan en la proporción de las cosechas, pues de éstas se derivarían el nombramiento de títulos políticos, así como la cantidad de esposas a la que cada personaje masculino podría proveer. Por eso, Okonkwo, quien buscaría desesperadamente deslindarse del fracaso de Unoka, obtendría su lugar dentro del clan luego de cosechar ñames prestados por Nwakibie. Más de veinte años después de recibir aquella ayuda, Okonkwo, quien “did not have the start in life which many young men had. He neither inherited a barn nor a title, nor even a young wife”621 [no tuvo el comienzo en la vida que tenían muchos jóvenes. No heredó ni un granero, ni 618Achebe, Chinua, Things Fall Apart, Penguin Boooks, EEUU, 2017, p. 6. 619 A excepción de las palabras en lengua igbo y a reserva de que se indique lo contrario, las cursivas de las citas de los corpus original y traducido son mías. 620 Achebe, Chinua, Todo se desmorona, trad. de José Manuel Álvarez Flórez, Trilogía africana, México, De Bolsillo, 2014, p. 26. 621 Achebe, op. cit., 2017, p. 18. 193 un título, ni una esposa joven siquiera622], se convertiría en un hombre ejemplar gracias a su fuerza física y a sus logros alcanzados a tan temprana edad: He was still young but he had won fame as the greatest wrestler in the nine villages. He was a wealthy farmer and had two barns full of yams, and had just married his third wife. To crown it all he had taken two titles and had shown incredible prowess in two inter-tribal wars. And so although Okonkwo was still young, he was already one of the greatest men of his time. Age was respected among his people, but achievement was revered. As the elders said, if a child washed his hands he could eat with kings. Okonkwo had clearly washed his hands and so he ate with kings and elders. And that was how he came to look after the doomed lad who was sacrificed to the village of Umuofia by their neighbours to avoid war and bloodshed. The ill-fated lad was called Ikemefuna623 [Todavía era joven pero ya se había hecho famoso como el mejor luchador de la nueve aldeas. Era un labrador rico, tenía dos graneros llenos de ñames, y acaba de tomar una tercera esposa. Para coronarlo todo, había obtenido dos títulos y había demostrado un valor increíble en dos guerras intertribales. Así que, aunque joven todavía, era uno de los hombres más grandes de su tiempo. Entre los suyos se respetaba la edad, pero se reverenciaba el triunfo. Como decían los ancianos, si un niño se lavaba las manos podía comer con reyes. Era evidente que Okonkwo se había lavado las manos y por eso comía con los reyes y con los ancianos. Y por eso vino a ser él el que se cuidase del muchacho condenado que sacarificaban a la aldea de Umuofia sus vecinos para evitar la guerra y el derramamiento de sangre. Ese desventurado muchacho se llamaba Ikemefuna624] Okonkwo incluso participaría del egwugwu, es decir, sería uno de los enmascarados que representan a los espíritus ancestrales de la aldea. No obstante, a pesar de todo lo anterior y de ser merecedor del respeto de los ancianos, no podía traspasar límites sociales establecidos, por eso cuando un anciano lo reprende por haber llamado mujer a un hombre sin títulos durante una reunión, Okonkwo tiene que disculparse: Everybody at the kindred meeting took sides with Osugo when Okonkwo called him a woman. The oldest man present said sternly that those whose palm- kernels were cracked for them by a benevolent spirit should not forget to be humble. Okonkwo said he was sorry for what he had said, and the meeting continued625 622 Achebe, op. cit., 2014, p. 37. 623 Achebe, op. cit., 2017, p. 8. 624 Achebe, op. cit., 2014, pp. 27-28. 625 Achebe, op. cit., 2017, p. 26. 194 [Todos los que participaban en la reunión se pusieron de parte de Osugo cuando Okonkwo le llamó mujer. El más anciano dijo severamente que aquellos a quienes el espíritu benévolo les abre los frutos de la palma no deberían olvidar que es necesario ser humildes. Okonkwo dijo entonces que lamentaba lo que había dicho y la reunión continuó626] Asimismo, cuando Okonkwo golpea a Ojiugo, su segunda esposa, y rompe la paz durante la Semana de la Paz, es reprendido por Ezeani, sacerdote de la diosa de la Tierra: "Listen to me," he said when Okonkwo had spoken. "You are not a stranger in Umuofia. You know as well as I do that our forefathers ordained that before we plant any crops in the earth we should observe a week in which a man does not say a harsh word to his neighbour. We live in peace with our fellows to honour our great goddess of the earth without whose blessing our crops will not grow. You have committed a great evil." […] "The evil you have done can ruin the whole clan. The earth goddess whom you have insulted may refuse to give us her increase, and we shall all perish." His tone now changed from anger to command. "You will bring to the shrine of Ani tomorrow one she-goat, one hen, a length of cloth and a hundred cowries." He rose and left the hut627 [Escúchame —le dijo, en cuanto terminó de hablar—. Tú no eres un forastero en Umuofia. Sabes igual que yo que nuestros antepasados decretaron que antes de sembrar la tierra tiene que haber una semana en que ningún hombre le diga ni una sola palabra dura a su vecino. Esa semana vivimos en paz con nuestro prójimo para honrar a la gran diosa de la tierra, sin cuya bendición nuestros cultivos no crecerán. Has hecho un gran mal […] —El mal que has hecho puede traer la perdición a todo el clan. La diosa de la tierra a quien has ofendido podría negarse a darnos sus dones, y moriríamos todos. Su tono colérico se hizo entonces imperativo. —Mañana llevarás al alta de Ani una cabra, una gallina, una pieza de tela y cien cauris. Y se levantó y salió de la cabaña628] La significación de la Semana de la Paz, que antecede a la siembra, reside en que es un período en el que se debe honrar a la diosa de la Tierra para tener buenos cultivos. No obstante, el diálogo del sacerdote también devela lo fundamental que es que los individuos se responsabilicen por el rol que juegan cuando se trata de mantener el bienestar de la comunidad. Entonces, como se puede ver, la armonía aparece como un elemento fundamental en la organización social. En relación con lo anterior, el egwugwu, 626 Achebe, op. cit., 2014, p. 44. 627 Achebe, op. cit., 2017, pp. 30-31. 628 Achebe, op. cit., 2014, p. 48. 195 descrito en la novela como el culto más poderoso y secreto del clan consiste en que, anunciados por un gong de hierro, nueve hombres con títulos, uno por cada pueblo de Umuofia, visten máscaras y representan espíritus que presiden ceremonias exclusivamente masculinas en el ilo629 del pueblo, en donde se resuelven conflictos y se establecen pautas para la reconciliación: The drum sounded again and the flute blew. The house was now a pandemonium of quavering voices: Am oyim de de de de! filled the air as the spirits of the ancestors, just emerged from the earth, greeted themselves in their esoteric language630 [Sonó de nuevo el tambor y silbó la flauta. La casa de los egwugwu era ya una algarabía de voces trémulas. “Aru oyim de de de dei!” llenó el aire en el momento en que los espíritus de los antepasados salieron de la tierra, para saludarlos en su lengua esotérica631] Así como los enmascarados del egwugwu, a través de la personificación de los espíritus de los antepasados son un enlace entre el mundo humano y el mundo espiritual, que es incognoscible, también existe la figura de El Oráculo, Agbala. La sacerdotisa, es un personaje femenino que funge como el vínculo entre ambos mundos, pues solamente ella puede entrar al santuario. Además de informar a los personajes sobre su buena o mala suerte o el futuro de sus cosechas, El Oráculo también decide otros temas como cuándo Umuofia debe ir a la guerra o el destino de los prisioneros de otros clanes. Ahora bien, así como existen tradiciones espirituales comunitarias en las que se honra a la diosa de la Tierra y a los antepasados, como la Semana de la Paz, previa a la temporada de siembra, o La Fiesta del Nuevo Ñame, que antecede la recolección. También existen manifestaciones espirituales individuales. Así, cuando se habla sobre la distribución de las tierras de Okonkwo, se describe el pequeño santuario que dedica a su dios personal632 y a sus antepasados, a lo que les ofrenda nueces de cola, comida y vino de palma: Near the barn was a small house, the "medicine house" or shrine where Okonkwo kept the wooden symbols of his personal god and of his ancestral 629 Plaza del pueblo 630Achebe, op. cit., 2017, p. 88. 631 Achebe, op. cit., 2014, p. 100. 632 Se ha hablando de este elemento en el 3.1 de la presente 196 spirits. He worshipped them with sacrifices of kola nut, food and palm-wine, and offered prayers to them on behalf of himself, his three wives and eight children633 [Cerca del granero había una casita, como un pequeño santuario, donde Okoknwo guardaba los símbolos de madera de su dios personal y de sus espíritus ancestrales. Les rendía culto con ofrendas de nuez de cola, comida y vino de palma, y les rezaba por él y por sus tres esposas y sus ocho hijos634] Del mismo modo, las relaciones entre los personajes que habitan Umuofia también se caracterizan por tener ese halo ceremonial. Ya sea para celebrar la victoria contra otro clan, visitar a un vecino, a un amigo, como regalo de un hombre a la familia de la mujer que pretende, en celebraciones; el vino de palma, la nuez de cola y la comida en general fungen como muestra de respeto. No obstante, el consumo de estos obsequios también está mediado por algunas pautas, por ejemplo, el hombre con el título más alto en la reunión será el primero en partir la nuez de cola o en beber de su cuerno el vino que se le ha servido: Everybody thanked Okonkwo and the neighbours brought out their drinking horns from the goatskin bags they carried. Nwakibie brought down his own horn, which was fastened to the rafters. The younger of his sons, who was also the youngest man in the group, moved to the centre, raised the pot on his left knee and began to pour out the wine. The first cup went to Okonkwo, who must taste his wine before anyone else. Then the group drank, beginning with the eldest man635 [Todos dieron las gracias a Okonkwo y los vecinos sacaron sus cuernos de beber de las bolsas de piel de cabra que llevaban. Nwakibie descolgó el suyo, que estaba colgado de una viga. El más joven de sus hijos, que era también el más joven del grupo, se colocó en el centro, alzó la vasija y la apoyó en la rodilla izquierda y empezó a servir vino. Sirvió primero a Okonkwo, que debía probar su vino antes que nadie. Luego bebieron todos empezando por el más anciano636] Igualmente, estas acciones se llevaban a cabo cuando el clan de Umuofia se encuentra con los habitantes de las demás aldeas. No obstante, se hace especial énfasis en que existen diferencias culturales entre los clanes. Por ejemplo, cuando Okonkwo y su amigo Obierika están discutiendo acerca del 633 Achebe, op. cit., 2017, p. 14. 634 Achebe, op. cit., 2014, p. 33. 635 Achebe, op. cit., 2017, p. 19. 636 Achebe, op. cit., 2014, p. 38. 197 sangrado de los árboles para la extracción del vino de palma, mencionan que el título de ozo ha perdido estima en los clanes de Abame y Aninta: "I think it is good that our clan holds the ozo title in high esteem," said Okonkwo."In those other clans you speak of, ozo is so low that every beggar takes it." "I was only speaking in jest," said Obierika. "In Abame and Aninta the title is worth less than two cowries. Every man wears the thread of title on his ankle, and does not lose it even if he steals." "They have indeed soiled the name of ozo," said Okonkwo as he rose to go637 [—Yo creo que es bueno que nuestros clanes tengan en gran estima el título de ozo —dijo Okonkwo—. En esos otros clanes de los que hablas, el ozo vale tan poco que lo toman hasta los mendigos. —Sólo lo decía en broma —dijo Obierika—. En Abame y en Aninta el título no vale ni dos cauris. Todos los hombres llevan el hilo del título en el tobillo y no lo pierden ni aunque roben. —Esos han mancillado el nombre del ozo, sí —dijo Okonkwo, levantándose para irse638] Posteriormente, se desata una conversación parecida entre ambos personajes con el hermano de Obierika. Discuten acerca de la costumbre que tienen los pretendientes de los clanes de Abame y Aninta de regatear el precio de las mujeres. Sin embargo, aunque no están de acuerdo con esta forma de resolver las cosas, esto no supone una razón para declararles la guerra, invadirlos o estar en constante conflicto, antes bien, a pesar de las disparidades coexisten y se respetan: “That is very bad," said Obierika's eldest brother. "But what is good in one place is bad in another place. In Umunso they do not bargain at all, not even with broomsticks. The suitor just goes on bringing bags of cowries until his in-laws tell him to stop. It is a bad custom because it always leads to a quarrel"639 [Eso está muy mal —dijo el hermano mayor de Obierika—. Pero lo que en un sitio es buen en otro es malo. En Umunso no regatean nada, ni siquiera con palos de escoba. El pretendiente sigue llevando bolsas de cauris hasta que sus parientes políticos le dicen que pare. Es una mala costumbre, porque siempre acaba en una riña640] 637 Achebe, op. cit., 2017, p. 70. 638Achebe, op. cit., 2014, p.83. 639 Achebe, op. cit., 2017, pp. 73-74. 640 Achebe, op. cit., 2014, p. 86. 198 Lo anterior, además de insistir en la heterogeneidad de las sociedades africanas, también contrasta con la representación que se realiza sobre llegada de los británicos u hombres blancos, como son llamados por Obierika: It is like the story of white men who, they say, are white like this piece of chalk," said Obierika. He held up a piece of chalk, which every man kept in his obi and with which his guests drew lines on the floor before they ate kola nuts. "And these white men, they say, have no toes641 [—Es como esa historia de esos hombres blancos, que dicen que son igual de blancos que este trozo de tiza —dijo Obierika. Alzó un trozo de iza, como los que todos los hombres tienen en sus obis y con los que los invitador hacen rayas en el suelo antes de comer nueces de cola—. Y esos hombres blancos dicen que no tienen dedos en los pies642] Durante su segundo año de exilio, Okonkwo recibiría a Obierika en Mbanta. Su amigo le informaría la desaparición del clan de Abame, cuyo mercado fue incendiado por un grupo de hombres blancos después de que sus pobladores mataran a uno de sus compañeros. Tiempo después llegarían misioneros cristianos a Umuofia: When nearly two years later Obierika paid another visit to his friend in exile the circumstances were less happy. The missionaries had come to Umuofia. They had built their church there, won a handful of converts and were already sending evangelists to the surrounding towns and villages. That was a source of great sorrow to the leaders of the clan, but many of them believed that the strange faith and the white man's god would not last643 [Cuando Obierika volvió casi dos años después a visitar a su amigo desterrado, las circunstancias eran menos felices. Habían llegado a Umuofia los misioneros. Habían construido allí su iglesia, habían hecho algunas conversiones y estaban ya enviando predicadores a los pueblos y aldeas circundantes. Los jefes del clan estaban muy preocupados; pero muchos creían que aquellas extraña religión y aquel dios de los blancos no iba a durar644] La relación entre los hombres blancos y las sociedades igbo estaría basada en violencia física y simbólica, por un lado los misioneros desacreditarían la espiritualidad de los clanes e impondrían la religión cristiana: The interpreter spoke to the white man and he immediately gave his answer. "All the gods you have named are not gods at all. They are gods of deceit who 641 Achebe, op. cit., 2017, p. 74. 642 Achebe, op. cit., 2014, p. 87. 643 Achebe, op. cit., 2017, p. 143. 644 Achebe, op. cit., 2014, p. 147. 199 tell you to kill your fellows and destroy innocent children. There is only one true God and He has the earth, the sky, you and me and all of us"645 [El intérprete hablo con el hombre blanco y este dio su respuesta al instante: — Todos esos dioses que has nombrado no son dioses. Son falsos dioses que los mandan a matar a vuestros semejantes y asesinar a niños inocentes. Solo hay un dios verdadero y Él tiene la tierra, el cielo, a ti y a mí y a todos nosotros646] Por el otro, también llegarían al continente grupos de soldados y hombres enviados por el gobierno de la incipiente metrópoli para establecer un régimen político colonial: But stories were already gaining ground that the white man had not only brought a religion but also a government. It was said that they had built a place of judgment in Umuofia to protect the followers of their religion. It was even said that they had hanged one man who killed a missionary647 [Pero empezaban ya a ganar terreno historias de que los blancos no solo habían llevado una religión, sino también un gobierno. Se decía que habían construido una casa de juicios en Umuofia para proteger a los seguidores de su religión. Se decía incluso que habían ahorcado a un hombre que había matado a un misionero648] De esta manera, mientras que el cristianismo ganaba adeptos, que eran principalmente parias de los clanes, de forma simultánea los funcionarios del gobierno colonial llevaban a cabo el sometimiento físico, político y social de los hombres que se resistían a abandonar su cultura: But apart from the church, the white men had also brought a government. They had built a court where the District Commissioner judged cases in ignorance. He had court messengers who brought men to him for trial. Many of these messengers came from Umuru on the bank of the Great River, where the white men first came many years before and where they had built the centre of their religion and trade and government. These court messengers were greatly hated in Umuofia because they were foreigners and also arrogant and high-handed. They were called kotma, and because of their ash-coloured shorts they earned the additional name of Ashy Buttocks. They guarded the prison, which was full of men who had offended against the white man's law649 [Pero además de la iglesia, los blancos habían llevado un gobierno. Habían construido un juzgado donde el comisario del distrito juzgaba los casos con total ignorancia. Tenía agentes que le llevaban a los hombres para que los 645 Achebe, op. cit., 2017, p. 146. 646 Achebe, op. cit., 2014, p. 149. 647 Achebe, op. cit., 2017, p. 155. 648 Achebe, op. cit., 2014, pp. 158-159. 649 Achebe, op. cit., 2017, p. 174. 200 juzgara. Muchos de aquellos agentes eran de Umuru, de la ribera del Gran Río, donde habían llegado primero los blancos muchos años antes y donde habían establecido el centro de su religión, comercio y gobierno. Aquellos agentes eran muy odiados en Umuofia porque eran forasteros y además arrogantes y despóticos. Les llamaban kotma y se ganaron el mote adicional de ‘Traseros Cenicientos’ por el color de sus pantalones cortos. Eran los guardias de la prisión, que estaba llena de hombres que habían quebrantado la ley de los bancos650] En suma, la manera en la que el tema de la colonización europea en el continente africano es representado en la novela de Achebe no solamente es diferente a como se hacía en la literatura colonial, sino que esta primera obra del autor desestabiliza los discursos racistas y eurocéntricos que afirmaban que las sociedades del continente eran primitivas y no tenían cultura. Asimismo, los colonizadores no son representados como viajeros o protectores que llegan a un territorio indómito y oscuro a salvar a los clanes bárbaros, sino que se encargan de ejercer violencia simbólica y física para arrebatarles sus territorios. Dimensión formal Como ya se ha mencionado, el uso de dos lenguas, el inglés y el igbo, es un elemento fundamental en la obra literaria de Achebe, así como en su concepción de la literatura. En este sentido, es fundamental analizar la polifonía de la obra, que se manifiesta a nivel fonético, morfológico y semántico. Se observa la incorporación de palabras en igbo, ya sea en los diálogos de los personajes o en las intervenciones de la voz narrativa. Por ejemplo, en una de las visitas que Obierika le hace a Okonkwo en Mbanta, éste le cuenta a su amigo que la construcción de la iglesia de los misioneros daría lugar a las conversaciones de algunas personas del clan. No obstante, los conversos eran efulefu, hombres sin título que no tenían voz en la asamblea, considerados ignorantes: When nearly two years later Obierika paid another visit to his friend in exile the circumstances were less happy. The missionaries had come to Umuofia. They had built their church there, won a handful of converts and were already sending evangelists to the surrounding towns and villages. That was a source of great sorrow to the leaders of the clan, but many of them believed that the strange faith and the white man's god would not last. None of his converts was 650 Achebe, op. cit., 2014, p. 176. 201 a man whose word was heeded in the assembly of the people. None of them was a man of title. They were mostly the kind of people that were called efulefu, worthless, empty men. The imagery of an efulefu in the language of the clan was a man who sold his machete and wore the sheath to battle. Chielo, the priestess of Agbala, called the converts the excrement of the clan, and the new faith was a mad dog that had come to eat it up651 [Cuando Obierika volvió casi dos años después a visitar a su amigo desterrado, las circunstancias eran menos felices. Habían llegado a Umuofia los misioneros. Habían construido allí su iglesia, habían hecho algunas conversiones y estaban ya enviando predicadores a los pueblos y aldeas circundantes. Los jefes del clan estaban muy preocupados; pero muchos creían que aquella extraña religión y aquel dios de los blancos no iban a durar. Ninguno de sus conversos era un hombre cuya palabra tuviese peso en la asamblea del pueblo. Ninguno de ellos era un hombre de título. Eran casi todos los que llamaban efulefu, hombres inútiles, ignorantes. El símbolo del efulefu en el lenguaje del clan era el hombre que vendía el machete y llevaba la vaina al combate. Chielo, la sacerdotisa de Agbala, decía que los conversos eran el excremento del clan y la nueva fe un perro rabioso que había ido a devorarlo652] Asimismo se usan palabras igbo cuando Akueke, hija de Obierika, tiene un primer encuentro con su pretendiente y la familia de éste. En este aparatado se vuelve crucial el uso de dichas palabras en la descripción física del personaje: She wore a coiffure which was done up into a crest in the middle of the head. Cam wood was rubbed lightly into her skin, and all over her body were black patterns drawn with uli. She wore a black necklace which hung down in three coils just above her full, succulent breasts. On her arms were red and yellow bangles, and on her waist four or five rows of jigida, or waist beads653 [Llevaba un peinado que se convertía en una cresta en medio de la cabeza. Tenía dibujos negros hechos con uli por todo el cuerpo y se había frotado la piel ligeramente con madera de cam. Llevaba un collar negro que colgaba en tres vueltas justo por encima de los pechos, plenos y suculentos. Llevaba en los brazos brazaletes amarillos y rojo y cuatro o cinco sartas de jigida, o cuentas de cintura, a la cintura654] De igual manera, se incluyen dos elementos que remiten a la tradición oral africana. Por un lado, el uso de los proverbios por parte de los personajes y, por el otro, historias que se cuentan a los más jóvenes de los clanes y que conforman el sentido del mundo igbo. 651 Achebe, op. cit., 2017, p. 143. 652 Achebe, op. cit., 2014, p. 147. 653 Achebe, op. cit., 2017, p. 84. 654 Achebe, op. cit., 2014, p.84. 202 Desde el inicio de la novela, se hace especial énfasis en la relevancia que tiene la palabra hablada para la cultura igbo. Los grandes oradores son admirados y escuchados por todos en el clan de Umuofia: Having spoken plainly so far, Okoye said the next half a dozen sentences in proverbs. Among the Ibo the art of conversation is regarded very highly, and proverbs are the palm-oil with which words are eaten. Okoye was a great talker and he spoke for a long time, skirting round the subject and then hitting it finally. In short, he was asking Unoka to return the two hundred cowries he had borrowed from him more than two years before655 [Okoye, que había hablado hasta entonces de una forma normal, dijo la siguiente media docena de frases en proverbios. Los igbo valoran muchísimo el arte de la conversación y los proverbios son el aceite de palma con el que se comen las palabras. Okoye era un gran conversador y habló durante mucho rato, bordeando el asunto y abordándolo al fin. En resumen, le pidió a Unoka que le devolviera los doscientos cauris que le había prestado hacía más de dos años656] Después de que Okonkwo y otros cinco hombres de distintos clanes fueran liberados de la cárcel por haber organizado un levantamiento armado en contra del gobierno colonial, se convoca a una asamblea a la que acuden todos los hombres de Umuofia. El diálogo de Okika no sólo brinda información sobre la magnitud de la concentración, sino que muestra la trascendencia del uso de los proverbios en la comunicación y significación de la experiencia de los personajes: Okika sprang to his feet and also saluted his clansmen four times. Then he began to speak: "You all know why we are here, when we ought to be building our barns or mending our huts, when we should be putting our compounds in order. My father used to say to me: 'Whenever you see a toad jumping in broad daylight, then know that something is after its life." When I saw you all pouring into this meeting from all the quarters of our clan so early in the morning, I knew that something was after our life"657 [Okika se levantó y saludó también a sus compañeros de clan cuatro veces. Luego habló así: —Todos sabéis por qué estamos aquí cuando tendríamos que estar construyendo nuestros graneros o reparando nuestras cabañas, cuando deberíamos estar poniendo orden en los recintos. Mi padre solía decirme: ‘Siempre que veas saltar un sapo a plena luz del día puedes estar seguro de que hay algo que pone en peligro su vida’. Al ver que acudíais a esta asamblea 655 Achebe, op. cit., 2017, p. 7. 656 Achebe, op. cit., 2014, p. 26. 657 Achebe, op. cit., 2017, p. 203. 203 desde todos los sectores de nuestro clan por la mañana tan temprano, supe que había algo que ponía nuestra vida en peligro658] En cuanto a las historias, sus protagonistas suelen ser animales que representan comportamientos positivos o negativos y brindan enseñanzas a los niños y niñas del clan. Por eso, Okonkwo, que busca criar a Nwoye, su hijo, como un verdadero hombre, le contaba historias sobre su tierra: So Okonkwo encouraged the boys to sit with him in his obi, and he told them stories of the land —masculine stories of violence and bloodshed. Nwoye knew that it was right to be masculine and to be violent, but somehow he still preferred the stories that his mother used to tell, and which she no doubt still told to her younger children— stories of the tortoise and his wily ways, and of the bird eneke-nti-oba who challenged the whole world to a wrestling contest and was finally thrown by the cat. He remembered the story she often told of the quarrel between Earth and Sky long ago, and how Sky withheld rain for seven years, until crops withered and the dead could not be buried because the hoes broke on the stony Earth. At last Vulture was sent to plead with Sky, and to soften his heart with a song of the suffering of the sons of men659 [Así que Okonkwo animaba a los chicos a sentarse con él en su obi y les contaba historias del país, historias masculinas de violencia y de derramamiento de sangre. Nwoye sabía que estaba bien ser masculino y ser violento, pero aún prefería sin saber por qué los cuentos que solía contar su madre, y que aún debía de seguir contándoles sin duda a sus otros hijos más pequeños… cuentos de la tortuga y sus astutas artimañas, y del pájaro eneke- nti-oba que desafiaba a todo el mundo a un combate de lucha y al que acababa derribando el gato. Recordaba la historia que ella solía contarle de la disputa que había tenido hacía mucho tiempo la Tierra y el Cielo, y de cómo el Cielo retuvo la lluvia siete años, hasta que se agostaron los cultivos y no se podía enterrar a los muertos porque las azadas se rompían en aquella Tierra pedregosa. Por último se envió al Buitre a suplicar al Cielo, y a ablandar su corazón con un canto sobre los sufrimientos de los hijos de los hombres660] Como se puede ver, la función de los recursos lingüísticos es fundamental para conseguir la representación de la cultura igbo. La inclusión de las palabras, proverbios e historias igbo reconoce el vínculo entre lengua y cultura; admite la imposibilidad de la traducción de los significados culturales. Al mismo tiempo, evidencia la invasión y violencia simbólica que se ejerce en el proceso de colonización de los clanes de Umuofia. Por último, la inclusión de ambas 658 Achebe, op. cit., 2014, p. 200. 659 Achebe, op. cit., 2017, pp. 53-54. 660Achebe, op. cit., 2014, p. 68. 204 lenguas en un mismo enunciado narrativo desmantela la subordinación del igbo al inglés, pues las iguala. Dimensión composicional Ya se ha expuesto que la dimensión composicional se refiere a la manera en la que está conformado el discurso narrativo. La voz narrativa es, pues, fundamental en la comprensión del universo diegético, ya que es el agente de la mediación narrativa661. De esta manera, cuando se analiza esta dimensión en una obra literaria es indispensable tener en cuenta que la organización de la misma es un resultado de elecciones, en otras palabras, la voz narrativa determina la información que se brinda. Things Fall Apart está mediada por un narrador en focalización cero o no focalización, según la clasificación de Luz Aurora Pimentel esto significa que puede acceder a la conciencia de distintos personajes y no tiene limitaciones de carácter temporal, especial, perceptual o cognitivo. De esta forma, es su perspectiva la que domina, pues aunque los personajes intervienen a través del discurso directo, es el narrador quien describe los lugares, los objetos o los personajes del universo diegético. La distancia que la voz narrativa establece con el universo que representa la convierte en heterodiegética. En primer lugar, está la elección temporal de la novela. La voz narrativa cuenta una historia que representa la colonización europea en África, no obstante, no comienza con la irrupción occidental, sino que opta por la reconstrucción arqueológico-literaria de la cultura igbo. Del capítulo inicial al capítulo trece el objetivo es, entonces, confrontar el discurso moderno racista sobre la supuesta barbarie de las sociedades africanas a partir de una contextualización del mundo precolonial. Simultáneamente, contextualizar la época precolonial permite que buena parte de la novela sea narrada desde la perspectiva de la sociedad colonizada. Lo anterior invierte la dicotomía occidental de Yo/Otro, pues en este caso los británicos se convertirían en ese Otro, que los clanes igbo no comprenden y que, a raíz de sus intentos por imponer un sentido del mundo, rechazarán. 661Vid. Pimentel, op. cit. 205 Aunque la voz narrativa puede acceder a la conciencia de todos los personajes, se enfocará en Okonkwo, cuya experiencia diegética guiará buena parte de la historia. Al seguir a este personaje tan de cerca, la voz narrativa “se desdobla para ser una especie de voz colectiva (encarnada en los narradores orales que parece contar las proezas del mismo Okonkwo), de voz antropológica que explica a los lectores ajenos las costumbres de la región […]”662: Okonkwo was well known throughout the nine villages and even beyond. His fame rested on solid personal achievements. As a young man of eighteen he had brought honour to his village by throwing Amalinze the Cat. Amalinze was the great wrestler who for seven years was unbeaten, from Umuofia to Mbaino. He was called the Cat because his back would never touch the earth. It was this man that Okonkwo threw in a fight which the old men agreed was one of the fiercest since the founder of their town engaged a spirit of the wild for seven days and seven nights663 [Okonkwo era muy conocido en las nueve aldeas e incluso más allá. Su fama se apoyaba en sólido triunfos personales. Cuando tenía dieciocho años había honrado a su aldea derribando a Amalinze el Gato. Amalinze fue un gran luchador que se mantuvo siete años invicto, desde Umuofia hasta Mbaino. Le llamaban ‘el Gato’ porque nunca tocaba el suelo con la espalda. Okonkwo había derribado precisamente a aquel hombre en un combate que todos los ancianos decían que había sido uno de los más encarnizados desde que el fundador de su poblado había luchado con un espíritu del bosque durante siete días y siete noches664] Finalmente, en la tercera parte de la novela la voz narrativa abandonará la conciencia de este personaje. Okonkwo asesinaría a un agente británico después de que éste interrumpiera una asamblea de guerreros de Umuofia, esa acción causaría una ruptura en el clan: In a flash Okonkwo drew his machete. The messenger crouched to avoid the blow. It was useless. Okonkwo's machete descended twice and the man's head lay beside his uniformed body. The waiting backcloth jumped into tumultuous life and the meeting was stopped. Okonkwo stood looking at the dead man. He knew that Umuofia would not go to war. He knew because they had let the other messengers escape. They had broken into tumult instead of action. He discerned fright in that tumult. He heard voices asking: "Why did he do it?"665 662Anaya Ferreira, op. cit., 2018, p. 169. 663 Achebe, op. cit., 2017, p. 3. 664 Achebe, op. cit., 2014, p. 23. 665 Achebe, op. cit., 2017, p. 202. 206 [Okonkwo desenvainó el machete rápido como el rayo. El agente se agachó para esquivar el golpe. Fue inútil. Okonkwo bajó dos veces el machete y la cabeza de un hombre quedó en el suelo junto a su cuerpo uniformado. El telón de fondo cobró entonces vida tumultuosamente y se suspendió en la reunión. Okonkwo se quedó mirado al hombre muerto. Sabía que Umuofia no iría a la guerra. Lo sabía porque habían dejado escapar a los otros agentes. Se había dispersado en un tumulto en vez de actuar. Percibía miedo en aquel tumulto. Oyó voces que preguntaban: ‘¿Por qué lo ha hecho?”666] Ante el avance inminente de la religión y el régimen colonial, Okonkwo se daría cuenta de que ya no habría porvenir para Umuofia y se suicidaría, que en la cultura igbo supone una ofensa contra la Tierra y la comunidad. Lo anterior llevaría a la voz narrativa a buscar la conciencia de otro personaje, el Comisionado de Distrito británico: The Commissioner went away, taking three or four of the soldiers with him. In the many years in which he had toiled to bring civilization to different parts of Africa he had learned a number of things. One of them was that a District Commissioner must never attend to such undignified details as cutting a hanged man from the tree. Such attention would give the natives a poor opinion of him. In the book which he planned to write he would stress that point. As he walked back to the court he thought about that book. Every day brought him some new material. The story of this man who had killed a messenger and hanged himself would make interesting reading. One could almost write a whole chapter on him. Perhaps not a whole chapter but a reasonable paragraph, at any rate. There was so much else to include, and one must be firm in cutting out details. He had already chosen the title of the book, after much thought: The Pacification of the Primitive Tribes of the Lower Niger667 [El Comisario se marchó, llevándose con él tres o cuatro soldados. Había aprendido bastantes cosas en los muchos años que llevaba esforzándose por hacer llegar la civilización a distintas regiones de África. Una de ellas era que un comisario de distrito no debía encargarse nunca de minucias indignas como descolgar de un árbol a un ahorcado. Si lo hubiese hecho habría dado a los nativos una mal impresión de sí mismo. En el libro que pensaba escribir destacaría ese punto. Mientras volvía caminando al juzgado pensaba en aquel libro. Cada día le aportaba algún material nuevo. La historia de aquel hombre que había matado a un agente judicial y se había ahorcado sería una lectura interesante. Podría escribirse casi un capítulo entero sobre él. Bueno, un capítulo entero quizá no, pero un párrafo considerable sin ninguna duda. Había que incluir muchas más cosas y había que ser estricto en lo de prescindir en 666 Achebe, op. cit., 2014, p. 202. 667 Achebe, op. cit., 2017, pp. 208-209. 207 los detalles. Ya había elegido el título del libro después de darle muchas vueltas: La pacificación de las tribus primitivas del Bajo Níger668] El cierre de la novela muestra lo simplista de la visión colonizadora, pues mientras que la voz narrativa construye una compleja representación de la cultura igbo, cuando decide acceder a la conciencia del personaje del comisionado devela su perspectiva limitada y distorsionada, que reduce y califica como primitiva una cultura que no comprende porque no la conoce. De esta manera, el final es un golpe brillante e irónico a la literatura colonial, el Comisionado quiere escribir un libro para justificar la “pacificación”, o sea, la colonización y expoliación de una sociedad supuestamente primitiva. Por último, el suicidio de Okonkwo es la causa de que la voz narrativa ya no pueda acceder a la conciencia de este personaje, no obstante, la significación de esto reside en que la colonización supone el silenciamiento de un sentido del mundo. En definitiva, el origen de la literatura poscolonial africana ha sido un elemento de la dimensión cultural de las luchas de liberación en el continente. En sus inicios, la producción literaria se concentraría en cuestionar el discurso ideológico construido por Occidente a partir del proceso imperial-colonialista. Simultáneamente, como sucede con la obra de Achebe se narraría desde la perspectiva de las sociedades vulneradas. En el caso particular de este autor, se observa que su concepción de la literatura influyó directamente en la creación de sus obras. Finalmente, Things Fall Apart, que gira en torno al tema de la colonización británica en lo que hoy se conoce como el estado nigeriano, representa y recupera la existencia de las sociedades igbo, así como la posterior intrusión europea y las consecuencias económicas, políticas y culturales de ésta. 668 Achebe, op. cit., 2014, p.205. 208 Según lo expuesto en la presente investigación, se concluye que la dimensión cultural es un componente trascendental de la realidad internacional y, por lo tanto, un elemento que coadyuva en la constitución e interacción del sistema mundial. De esta manera, para evitar el reduccionismo, los análisis de los procesos internacionales deben incluir y exponer no sólo las condiciones económicas, políticas o geográficas, por mencionar las más recurrentes, sino también las cultural-ideológicas. En este sentido, se advierte que la transformación de la realidad internacional a partir de los movimientos sociales durante las últimas décadas del siglo pasado motivó el surgimiento de otros enfoques y de otras propuestas epistemológicas en Ciencias Sociales, como las teorías llamadas reflectivistas, entre las que se encuentran la Teoría decolonial y la Teoría poscolonial. Entonces, al ser parte de este marco teórico-analítico, la disciplina de Relaciones Internacionales también necesita nutrirse de otras formas de construcción de conocimiento. Además, el carácter trans, inter y multidisciplinario de aquella proporciona el terreno adecuado para la superación de sus teorías dominantes, así como para la elaboración de análisis de carácter holístico. La estructura del presente análisis se basó en el esquema realizado por la investigadora Francois Perus: toda sociedad realiza tres tipos de prácticas vinculados entre sí, las económicas, políticas y teórico-artísticas669. Esta característica polifacética también se observa en los procesos internacionales. Así, tal como se reconoce en la propuesta realizada por la Doctora Graciela Arroyo Pichardo, la cultura es un factor esencial de la dinámica mundial. Esta relevancia no fue asumida desde la perspectiva neoliberal del soft power en donde se visualiza la cultura solamente como un elemento no tangible del ejercicio del poder del Estado, sino que ésta se entiende como un espacio de resistencia de las distintas sociedades, específicamente aquellas que habitan el Sur Global o las que han migrado a los países del Norte, y que hacen frente al embate del capitalismo en sus diversas fases. De este modo, la cultura es 669 Vid, Perus, op. cit. Conclusiones 209 comprendida como generadora de identidades, así como contenedora de otros sentidos del mundo no euro u occidentalocéntricos. En el primer capítulo, se identificaron las características fundamentales del imperial-colonialismo, en tanto etapa y proceso capitalista. Amén de las disparidades de los regímenes establecidos por cada una de las metrópolis, se establecieron una serie de atributos en común —excedente de capital, creación de monopolios industriales y bancarios, surgimiento de la burguesía, expansión y despojo territorial, expoliación de recursos naturales, esclavización de las sociedades africanas, —entre las distintas experiencias históricas. Es así que se estableció la base material decimonónica. Por otro lado, no sólo se analizaron y comprendieron los atributos económicos, políticos o geográficos del colonialismo, sino también los ideológico-discursivos. De esta manera, aunque la dimensión cultural de las relaciones internacionales se haya propuesto y haya cobrado relevancia a partir de la globalización neoliberal, específicamente a partir del 11 de septiembre de 2001670, en realidad, ha estado presente en la realidad internacional desde el origen del sistema-mundo, es decir, desde el siglo XV. En consecuencia, se retomaron algunas de las obras pseudocientíficas que organizaban a las sociedades según una jerarquía racial, en ese sentido también se integraron los conceptos de raza —cimiento del sistema capitalista y elemento de la colonialidad del poder671—, eurocentrismo y Modernidad, es decir, algunas de sus bases ideológicas. Al examinar estas construcciones teóricas se develó que el invento de Europa estableció una clasificación de sociedades y culturas diferentes a ésta que fueron consideradas inferiores. Esto se realizó con la intención de justificar las supuestas acciones civilizadoras que se basaron en la deshumanización de innumerables grupos humanos —no sólo en África, sino también en América Latina y en Asia— así como en el despojo de su tierra y recursos. 670 Vid. Matsuura, Koichiro, op. cit. A partir de los atentados del 11 de septiembre, se consideró la trascendencia del imperialismo cultural en la realidad internacional, pues la imposición de los valores occidentales se tomó como la causa de los mismos. 671 Vid. Quijano, Aníbal, op. cit. 210 Este eurocentrismo, es decir, que Europa se autodesignara como modelo, referencia y guía, supuso que la violencia, elemento propio del sistema capitalista, también fuera de carácter epistémico y simbólico. En palabras de Daniel Toledo: ‘Occidente’ es otra cosa, es diferente. Desde él se organiza y ordena el mundo; él es el principio y el fin del progreso, que desde allí se despliega a todos los confines del mundo. Ésta es la filosofía de la Europa decimonónica y bajo su imperativo ordena la historia del progreso humano672. En este sentido, mientras que se invalidó el conocimiento y la cultura de otras sociedades diferentes a las de los imperios europeos, simultáneamente se construyeron representaciones repletas de estereotipos y tópicos racistas y etnocéntricos. A partir del proceso del imperial-colonialismo se creó la imagen de las poblaciones negroafricanas como bárbaras, incivilizadas, atrapadas en la tradición y, como lo aseguraría Friedrich Hegel, carentes de historia. Esta ventaja discursiva, la de definir a otros grupos humanos, fue determinante para que aquellos fueran oprimidos y despojados por Europa. De esta forma, se estableció un relato único y se admitiría como conocimiento sólo aquello construido desde la mirada eurocéntrica. Así y todo, la propuesta del enfoque cultural en Relaciones Internacionales convida a reparar en temas, otrora obviados y considerados ajenos a la disciplina, como el arte, su relación con el contexto sociohistórico e ideológico, así como su potencial opresor o liberador. En el caso de la presente, se llevó a cabo la conciliación entre el estudio de dos procesos internacionales, la colonización y descolonización de África, y dos obras literarias que versan en torno a los mismos. Es así que se concilian y enriquecen ambos campos de estudio que sólo en un primer momento parecieran estar alejados uno del otro. No obstante, lo anterior no supone un campo inexplorado, desde hace décadas la Teoría poscolonial, con una clara impronta interdisciplinar, ya había propuesto atender la dimensión discursivo-literaria de la dominación occidental. Así, el enfoque multidimensional en Relaciones Internacionales, se conjunta con la preocupación poscolonial sobre los aspectos discursivos del proceso 672 Toledo, Daniel, op.cit., p. 36. 211 imperialista. En este sentido, además de cuestionar el carácter estatocéntrico, la genealogía del sistema internacional o la invisibilización de lo no- occidental673 en el campo disciplinar, también proporciona enfoques, metodologías y temas diferentes a los tradicionales. Por otra parte, los capítulos siguientes se estructuraron de la misma manera que el primero, es decir, se constituyeron a partir de la revisión de hechos históricos, la recopilación de las condiciones discursivas de los mismos y, finalmente, cada uno incluyó el análisis literario de una de las novelas. Este último supone el elemento central de la investigación, pues permitió identificar y comprobar puntualmente la interrelación entre las formaciones discursivas de un contexto histórico particular y la literatura. En el segundo capítulo se especificaron las características particulares del régimen establecido en El Estado Libre del Congo y el pensamiento de Leopoldo II, segundo rey de Bélgica. Esto permitió establecer una continuidad entre el proceso imperial-colonialista y la novela de Heart of Darkness. Asimismo, fue imprescindible considerar la transformación de la figura de autor de Joseph Conrad y su producción literaria dentro del campo literario a través del tiempo. En un primer momento, los estudios conradianos omitirían la innegable relación entre la novela y el imperialismo británico, no obstante, a partir de la ruptura realizada por los Estudios Culturales, ésta se estudiaría desde el enfoque discursivo. Se cuestiona, entonces, no sólo la metodología formalista, sino la construcción de conocimiento mismo. A partir de dicho preámbulo, en la última parte del segundo capítulo se incluiría una lectura bajtiniana y narratológica de Heart of Darkness. A partir de un análisis integral que consideró las dimensiones temática, formal y composicional, se develó su relación dialógica con su marco sociohistórico y, por supuesto, con los discursos racistas eurocéntricos decimonónicos. En función del tratamiento del tema del colonialismo europeo en El Estado Libre del Congo; el uso de los recursos morfosintácticos y semánticos, como sucede con la palabra nigger y la representación de los personajes nativos; y, 673 Vid. Galindo Rodríguez, Fernando, "Enfoques postcoloniales en Relaciones Internacionales: un breve recorrido por sus debates y sus desarrollos teóricos", Relaciones Internacionales, no. 22, Universidad Autónoma Metropolitana, México, 2013. 212 finalmente, el recurso composicional de un yo desdoblado, cuyo grado de subjetividad deriva en una sola y verdadera postura ideológica, se constató que Heart of Darkness reproduce supuestos racistas y eurocéntricos. Posteriormente, en el tercer capítulo, se revisó la consolidación y culminación del imperialismo británico en el territorio que hoy se conoce como el Estado de Nigeria. No obstante, el contexto económico, político, geográfico y social de esta ocupación se recuperó de la mano de fuentes históricas realizadas por investigadoras/es de origen africano. De esta manera, se evita la categorización de las sociedades precoloniales como inferiores, supuesto propio de la mirada eurocéntrica y colonial. Al igual que la incorporación de los discursos eurocéntricos, también fue indispensable tomar en cuenta el nacimiento y propagación de las ideas de liberación y autonomía planteadas por la Intelligenstia nigeriana en particular y africana en general. De este modo, se abordaron las características, orígenes, exponentes y objetivos de los movimientos ideológico-políticos del Panafricanismo y la Négritude. Se reconoció, entonces, que las manifestaciones culturales y discursivas también pueden operar como bastión de resistencia. Por lo tanto, el análisis de Things Fall Apart, realizado también a partir de las metodologías bajtiniana y narratológica, identificó enunciados asociados con la emancipación, la autonomía cultural y la refutación del imaginario occidental sobre las sociedades africanas. En este marco, mientras la Teoría poscolonial señala la violencia epistémica y simbólica en las manifestaciones culturales y artísticas, la literatura poscolonial propone representaciones distintas a aquellas fundamentadas en el racismo y el eurocentrismo. En primera instancia, la novela de Achebe trata el tema de la colonización británica en Nigeria como una irrupción en la dinámica de las nueve aldeas igbo, esto singulariza y pone de manifiesto la existencia de la época precolonial a través de un acercamiento antropológico y arqueológico. Asimismo, la polifonía y la incorporación de la tradición oral fueron fundamentales para la representación de la cultura igbo. Finalmente, la revisión de la dimensión composicional mostró que la mediación en focalización cero no 213 es casual, pues la elección temporal de la novela desecha la idea del continente africano como un espacio vacío previo a la colonización. No obstante, esta obra no es únicamente una respuesta a los estereotipos y tópicos en torno a la construcción discursiva de África, es también la representación de la existencia y resistencia de una sociedad. Ahora bien, los estereotipos y tópicos racistas en torno al continente africano no quedaron en el pasado. Aun cuando los discursos recogidos datan del siglo XV y la reinvención de África como el “continente negro” 674 o el “continente sin esperanza”675 que sólo progresaría con la ayuda del hombre blanco se consolidó en el XIX, éstos permanecen vigentes. A pesar de que los movimientos del Panafricanismo y la Négritude cuestionaron la imagen de construida por el imperial-colonialismo, África poscolonial todavía es objeto de aquello que ha sido denominado como Afropesimismo y que, en tanto discurso, (re)produce […] the meaning that something is wrong with Africans. The heart of the discourse derives from the fact that Africans are failing to live up to a set of criteria generated by Westerners who want to develop Africa. Specifically, Westerners want Africa to function socially and economically in such a way that the continent would mesh neatly into the globalised economy built by Europeans and Americans over the past two centuries676 […] el sentido de que algo anda mal con los africanos. El meollo del discurso se deriva del hecho de que los africanos no están a la altura del conjunto de criterios establecido por los occidentales que quieren desarrollar África. Específicamente, los occidentales quieren que África funcione social y económicamente de tal modo que el continente encaje perfectamente en la economía globalizada construida por europeos y estadounidenses durante los últimos dos siglos677 En este sentido, aunque existen diferentes perspectivas afropesimistas, aquella de carácter occidentalocéntrico ha naturalizado la visión de las sociedades y de los Estados africanos como incapaces de progresar y ha propuesto como 674 Vid. Toledo, Daniel, op.cit. 675 Vid. Ebanda de B’béri, Boulou y Louw, P. Eric, “Afropessimism: a genealogy of discourse”, Critical Arts: South-North Cultural and Media Studies, Marruecos, 2008. 676 Ibid., p. 337 [Las cursivas son mías]. 677 Traducción propia. 214 únicas soluciones su recolonización por parte de Occidente o su exclusión del sistema mundial678. Entonces, actualmente África todavía es percibida como un todo simplista y homogéneo y como un continente social, política y económicamente inestable, cuyos regímenes políticos se basan en el nepotismo o en la cleptocracia, las economías estatales están al borde del colapso; abundan los conflictos étnicos, las guerras civiles, los niños soldados, los genocidios, así como las hambrunas y las enfermedades679. Como se puede ver, los discursos afropesimistas no han desaparecido, sino que simplemente se han transformado a lo largo del tiempo. Un ejemplo de lo anterior es Ébano (1998) de Ryszard Kapuściński. Desde su presentación África aparece como un espacio inhabitable para las personas, cuya “[…] vida es un martirio, un tormento que, sin embargo, soportan con una tenacidad y un ánimo asombrosos”680. En esta crónica literaria, publicada años después de la última independencia formal, el continente está representado, con una evidente carga racista, como inexplorado, inaccesible, abominable y marginal. Asimismo, se enfatiza la idea de que el conocimiento, los avances tecnológicos y el progreso en general llegaron gracias a la colonización europea: El problema de África consistía en la contradicción entre el hombre y el medio, entre la inmensidad del espacio africano (¡más de treinta millones de kilómetros cuadrados!) y el hombre, indefenso, descalzo y pobre: su habitante. Se dirigiera la vista donde se dirigiese, todo estaba lejos, todo estaba desierto, deshabitado, infinito. Era necesario caminar cientos, miles de kilómetros para encontrar a otros seres humanos (no se puede decir: «a otro ser humano», porque en aquellas condiciones un hombre solo no podría sobrevivir). La información, el conocimiento, los avances de la técnica, los bienes de consumo, la experiencia de otros, nada de esto había penetrado, nada había encontrado el camino. No existía el intercambio entendido como una forma de participación en la cultura universal. Cuando surgía, se trataba de una excepción, era todo un acontecimiento, una fiesta. Y, sin el intercambio, no hay progreso681. 678 Idem. 679 Idem. 680 Kapuściński, Ryszard, Ébano, Barcelona, Anagrama, 2007, s/n. 681 Ibid., p.25. 215 Además, las representaciones en el siglo XXI se transmiten de manera más inmediata y masiva a través de los medios de comunicación682. De esta manera, no sólo se han perpetuado viejos estereotipos en torno al continente africano, sino que a partir de la transformación de la realidad internacional se han creado y difundido nuevos. No se puede negar u obviar que éstos son construcciones, de origen racista y eurocéntrico, que deben ser cuestionadas. En contraste, también existen representaciones otrora silenciadas y que construyen el contradiscurso y la afirmación cultural frente a la actitud occidental capitalista de la historia única. Ejemplos de lo anterior son los proyectos como Literafricas683, Afribuku684, CCC LAB685, Casa África686, Afrocolectivx687 que a través de publicaciones periódicas se encargan de fomentar el conocimiento exento de estereotipos sobre el continente africano y sus diversas sociedades. Asimismo, difunden la obra de artistas que través de la literatura, el cine, la fotografía, la pintura, la escultura etc. revistan el pasado, encaran el presente y apuestan por la transformación del futuro más allá de los discursos, las narrativas y la ideología occidentalocéntrica e imperial- colonialista. Finalmente, se ha demostrado que los procesos internacionales constan también de una dimensión cultural y que el análisis literario es viable para el estudio de los mismos. Los discursos y las representaciones están relacionados con el contexto sociohistórico, por lo tanto, son susceptibles de acompañar procesos de dominación y de emancipación. Asimismo, la presente investigación no sólo supone una invitación a considerar otras metodologías o dimensiones en Relaciones Internacionales, sino también a reconsiderar la perspectiva y los contenidos tradicionalmente occidentalocéntricos cuando se trata del estudio sobre las sociedades africanas. 682 Vid. Blakley, Johanna, Adam Amel Rogers, Erica Watson-Currie, Kristin (Eun Jung) Jung, Africa in the media, The Africa Narrative, 2019; De Amicis Caballero, Alessandra, La representación de África en los medios de comunicación occidentales, Universidad de Jaén, 2021. 683 Literafricas. Simplemente literatura, https://literafricas.com/ 684 Afribuku. Cultura africana contemporánea, https://www.afribuku.com/ 685 Centre de Cultura Contemporània de Barcelona. 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