DORS ) UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO A A 9. FACULTAD DE ECONOMIA DIVISION DE ESTUDIOS DE POSGRADO TESIS DOCTORAL TECNOLOGIA, ENERGIA Y MEDIO AMBIENTE. Potencialidades y limitaciones internacionales para una reestructuración energética sostenible y retos para México AS y, Ne C ¿po Autor: Ramón Pichs Madruga Asesor: Dr. Leonel Corona Treviño México D.F., enero de 1998 > A Trabajo elaborado con una beca otorgada por el Consejo Nacional de- Ciencia y Tecnología (CONACYT), de los VO TESIS CON Estados Unidos Mexicanos Y FALLA DE ORIGEN Y 118 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis está protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A Lil María, mi pequeña hija ¡Agradecimientos Al Profesor Angel de la Vega Navarro, por sugerirme ingresar al Programa de Doctorado de la DEP-FE-UNAM y, además, por sus orientaciones en el tema de investigación y aporte de información bibliográfica. Al Dr. Leonel Corona Treviño, Asesor de Tesis, por su contribución académica. A los profesores integrantes de los jurados de evaluación, por sus comentarios y oportunas sugerencias. A la Comunidad de la División de Estudios de Posgrado, Facultad de Economía, UNAM, por su acogida y colaboración. ¡Al Programa de Apoyo a las Divisiones de Estudios de Posgrado (PADEP), ¡JNAM, por el apoyo brindado al proyecto. A los funcionarios, empresarios y académicos mexicanos entrevistados, por el tiempo dedicado al proyecto y la valiosa información brindada. A las familias Estay-Stange, Vázquez-Martínez y Montañana-Reyna, por su amistad y contribución solidaria. A los colegas y amigos del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba (Fabio Fajardo, Tomás Gutiérrez, Luis Paz, Roberto Acosta, Jorge Mario García y Herminia Serrano, entre otros), por su valiosa contribución a esta investigación y por considerarme como parte de su colectivo. A los colegas y amigos de la Red Latinoamericana de Acción Climática “RELAC), especialmente a Eduardo Sanhueza, por permitirme una aproximación al tema desde la perspectiva de la sociedad civil en la región. A Gladys, por su dedicación y entrega como compañera y esposa. A mis padres, por su ejemplo de sencillez y constancia. A Zelmys, por su amistad y ayuda. A los compañeros y amigos del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial de Cuba, por su confianza y apoyo. Las virtudes que pueda tener este trabajo las: debo, en gran medida, al esfuerzo de los que directa o indirectamente han contribuido a hacer realidad este proyecto; los defectos o errores son de mi entera responsabilidad. INDICE GENERAL Introducción Capítulo | El vínculo entre tecnología, energía y medio ambiente desde una perspectiva histórica 1.1. Cambio tecnológico e industrialización en las economías capitalistas. Consideraciones teóricas generales 1.1.1. La teoría acerca de las “ondas largas” en las economías capitalistas 1.1.2, La teoría acerca de los paradigmas tecno-económicos 1.2. La base energética de las sociedades preindustriales y del período industrial 1.3. Nuevo paradigma tecno-económico y nuevo paradigma energético versus deterioro ambiental Capítulo II Tecnología, energía y medio ambiente en el contexto actual 2.1. El debate internacional sobre medio ambiente y desarrollo 2.1.1. Consideraciones teóricas sobre el vínculo entre medio ambiente y desarrollo 2.1.2. Hacia una internacionalización del debate sobre medio ambiente y desarrollo 2.1.3. Medio ambiente y desarrollo en torno al eje Norte-Sur 2,2. Tecnologías energéticas y cambio climático 2.3. La Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 11 16 26 33 42 42 42 50 56 66 73 Capítulo lll : Potencialidades y limitaciones internacionales para una reestructuración energética sostenible 84 3.1. Principales dimensiones de una reestructuración energética sostenible 84 3.1.1. Incremento de eficiencia energética 85 3.1.2. Fomento de fuentes energéticas ranovables 88 3.1.3. Sustitución de carbón y petróleo por gas natural 92 3.2. Factores que potencian o limitan la reestructuración energética sostenible 93 3.2.1. Factores económicos e institucionales asociados a la evolución del'mercado petrolero mundial 93 -- 3,2,2. Factores que determinan el potencial económico y el potencial de mercado de la energía sostenible 103 3.2.3. Factores y consideraciones ambientales 114 Capítulo IV Alcance y limitaciones de la reestructuración energética sostenible en los países desarrollados 120 4.1. Sustitución energética y fomento de fuentes renovables 121 4.1.1. Patrones regionales de la sustitución energética 122 4.1.2. El componente nuclear de la sustitución energética 125 4.1.3. Fomento de fuentes renovables 127 a) Las energías renovables en condiciones altos precios del petróleo (1973-85) 127 b) Las energías renovables en condiciones de precios petroleros deprimidos (1986-90s) 131 4.2. Ahorro y conservación de energía 135 4.2.1. Período 1973-85: los mayores progresos 136 4.2.2. Período 1986-97: las nuevas tenclencias 140 a) Contexto norteamericano 143 b) Contexto europeo y japonés 147 Capítulo V Problemas y opciones para una reestructuración energética sostenible en los países subdesarrollados 153 5.1. Vulnerabilidad tecnológica, crisis energética y deterioro ambiental. Generalidades 153 5.2. Sustitución energética y fomento de fuentes renovables 5.2.1. Alcance de la sustitución petrolera por grupos de países y regiones 5.2.2, El componente nuclear de la sustitución energética 5.2.3. Fomento de fuentes renovables a) Alta dependencia de los combustibles tradicionales de la biomasa b) Fuentes nuevas y renovables 5.3. Ahorro y conservación energética Capítulo VI Potencialidades y limitaciones para una reestructuración energética sostenible en México 5.1. Sustitución energética y fomento de fuentes renovables 6.1.1. Subutilización del potencial de energía renovable a escala nacional 6.1.2. Perfil de la pequeña empresa productora de tecnologías para el aprovechamiento de energías renovables a) Caracterización general b) Capacidad técnica, humana y financiera c) Esfuerzo innovador y alianzas d) Resultados de la innovación en las empresas 6.2. Intensidad energética y potencial de ahorro de energía 6.2.1. Evolución tendencial de la intensidad energética 6.2.2. Intensidad energética y potencial de ahorro por sectores a) Sector industrial b) Sector Transporte c) Sector residencial, comercial y público d) Sector agropecuario 6.2.3. Esfuerzos institucionales para fomentar el ahorro energético a) La actividad de la Conae b) La actividad del FIDE c) Instrumentos de política para promover el ahorro de energía 6.3. Dimensión ambiental del perfil energético mexicano en relación al calentamiento global 6.3.1. Contribución de México a las emisiones de gases de efecto invernadero 6.3.2. Medidas de mitigación 157 157 162 164 165 167 173 183 183 186 190 191 193 196 199 202 203 206 206 209 210 213 214 215 217 221 223 224 226 Capitulo VI! Medición del grado de avance de la reestructuración energética sostenible a nivel internacional. Posición relativa de países y regiones 7.1. Composición del ¡ANPE y ponderaciones utilizadas en su elaboración 7.2. Indices parciales utilizados en la elaboración del |ANPE 7.2.1. Indice de Consumo de Gas (ICG) 7.2.2. Indice de Consumo de Energía Comercial No Fósil (IECNF) 7.2.3. Indice de Eficiencia y Cobertura Energética Sostenible (IECES) 7.3. Agregación de los índices parciales. Cálcilo del [ANPE | y el ¡ANPE Il 7.3.1. Indice de Ajuste al Nuevo Paradigma Energético 1 (IANPE l) 7.3.2. Indice de Ajuste al Nuevo Paradigma Energético II (IANPE 11) 7.4. Debilidades y fortalezas del procedimiento de medición propuesto 7.4.1. Limitaciones y debilidades del procedimiento de medición 7.4.2. Retos enfrentados y fortalezas dal procedimiento de medición Capítulo VIII Conclusiones ANEXOS REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ABREVIATURAS MAS UTILIZADAS Y FACTORES DE CONVERSION iv 233 234 239 239 244 249 256 256 260 263 263 265 268 283 319 333 INDICE DE CUADROS, GRAFICOS Y TABLAS Cuadro C1.1. Cuadro C1.2. Cuadro C1.3. Tabla T2.1. Tabla T2.2. Gráfico G4.1. Gráfico G4.2. Tabla T4.1. Tabla T4.2. Gráfico G4.3. Tabla 75.1. Tabla T5.2. Tabla T5.3. Tabla T5.4. Tabla T5.5. Tabla T6.1. Tabla T6.2. Tabla T6.3. Tabla T6.4. Tabla 17.1. Gráfico G7.1. Gráfico G7.2. Gráfico G7.3. Gráfico G7.4. Sráfico G7.5. ¡Gráfico G7.6. ¡Gráfico G7.7. Gráfico 67.8. ¡Gráfico G7.9. ¡Sráfico G7.10. "Tabla 17.2. ¡Sráfico G7.11. Gráfico G7.12. i3ráfico G7.13. Cronología de los “ciclos largos” de Kondratieff. Cronología de las “ondas largas” de Schumpeter. Cronología de las “ondas largas” descritas por Freeman y Pérez (1988). Principales emisores de CO, proveniente de la actividad industrial, 1992. Participación de la población mundial en el consumo de combustibles fósiles, 1995. Variación del aporte de fuentes energéticas comerciales en países desarrollados, 1973-85. Variación del aporte de fuentes energéticas comerciales en países desarrollados, 1985-94. Generación de electricidad por fuentes en la OCDE, 1995. Potencialidades de las fuentes renovables de energía en los EE.UU., 1994. Importaciones de energía comercial/exportaciones totales de mercancias en países desarrollados, 1973-93. Disponibilidad de energía comercial per cápita por regiones, 1994. Balance de energía primaria comercial en América Latina, 1971-93, Participación de combustibles fósiles en los balances de energía comercial, por regiones, 1994. Participación sectorial en la demanda final de energía de la OCDE y países subdesarrollados, 1993. Ahorros potenciales en ramas industriales energointensivas de América Latina, 1994. Producción total de energía y generación bruta de electricidad en México, 1995. Clasificación de las pequeñas empresas de energía sostenible en México. Contribución sectorial a las emisiones de gases de efecto invernadero en México, 1993. Inversión en infraestructura y servicios ambientales en México, 1994-2000. Factores que explican las ponderaciones básicas utilizadas en la construcción del lANPE. Indice primario de X,. indice primario de X>. Indice parcial ICG. Indice primario de X;. Indice primario de X4. Indice parcial JECNF. Indice primario de Xs. Indice primario de X;. Indice primario de X?. Indice parcial IECES. Primeras veinte posiciones en los cálculos del ¡ANPE 1. ¡ANPE e IDH, 1993. Indice agregado IANPE 1. Indice agregado ¡ANPE ll e 11 13 21 70 m1 122 124 128 133 140 154 160 161 174 180 185 192 225 231 235 241 242 244 246 247 249 251 252 253 255 256 257 259 262 Indice de anexos 14. 11.4. 11,2. 11,1. 111.2. 111.3. 11.4. 111.5. 111.6. 1v.1. v.1. Vit. v1.2. VI.3. VI.4. VI.S. vI.6. vI.7. vI.8. VI.9. vI.10. vi.14. VI.12. VI.13. VI.14, vIl.1. vil.2. vil.3. vIL.4. vil.S. vII.6. vil.7. Marco temporal de los principales cambios en la base energética después de la Revolución Industrial Inglesa. Principales características de los gases de efecto invernadero. Emisiones brutas de CO, procedentes del sector energético por regiones, 1985-2025. Precios del petróleo e intensidad energética mundial, 1973-96. Producción petrolera mundial, 1973-96. Producción petrolera mundial, excluyendo a la e»-URSS, 1973-96. Producción y consumo petrolero en la OCDE, 1972-95. Dinámica del consumo petrolero en la OCDE y en los países subdesarrollados no miembros de la OPEP, 1972-94. Intensidad petrolera en países de la OCDE y sutidesarrollados no miembros de la OPEP, 1972-94. * Balance energético por regiones, 1950-94, Intensidad de energía comercial e intensidad energética total, por regiones, 1995, Composición de la producción de energía primaria y de la generación de electricidad, por fuentes, en México, 1995. Empresas de energía sostenible en México. Peril de empleo. Empresas de energía sostenible en México. Principales problemas que enfrenta la 1-D. Empresas de energía sostenible e instituciones Je I-D afines en México. Evaluación de los vínculos. Empresas de energía sostenible e instituciones Je 1-D afines en México. Factores que inhiben los vínculos academia-indistria. Empresas de energía sostenible e instituciones de I-D afines en México. Factores que potenciarían los vínculos academia-industria. Empresas de energía sostenible en México. Aprovechamiento de los vínculos externos a la empresa. Empresas de energía sostenible en México. Motivos para instalarse en las regiones donde radican. Empresas de energía sostenible en México. Procedencia externa de las innovaciones y grado de vinculación de las empresas. Empresas de energía sostenible en México. Principales problemas para ampliar sus mercados nacionales. Empresas de energía sostenible en México. Indice de innovación (INDICO). Empresas de energía sostenible en México. Desempeño innovador y principales variables explicatorias. Empresas de energía sostenible en México. Consideraciones acerca de la variable ambiental. Intensidad energética de México, 1980-95. indice de Ajuste al Nuevo Paradigma Energético | (IANPE-1). Indice de Consumo de Gas (ICG). Indice de Energía Comercial No Fósil (IECNF). Indice de Eficiencia y Cobertura Energética Sostenible (IECES). Correlación entre el l|ANPE (1) y el IDH, 1993. Indice de Energía Comercial Renovable (IECR). indice de Ajuste al Nuevo Paradigma Energético 1l (IANPE |). 284 285 286 287 287 288 288 289 289 290 291 292 293 294 295 296 297 298 299 300 301 302 303 304 305 306 308 310 312 314 315 317 Introducción En las últimas décadas, debido a la creciente relevancia del tema ambiental y a la amplia difusión internacional de la tesis del desarrollo sostenible, en el sector de la energía ha comenzado a ganar fuerza, gradualmente, el debate acerca de la necesidad de una reestructuración energética sostenible (nuevo paradigma energético) a escala global, que tenga como pilares u objetivos centrales el incremento de la eficiencia energética y el fomento de las fuentes renovables de energía, aún en condiciones de bajos precios internacionales de los hidrocarburos. En el debate internacional sobre medio ambiente y desarrollo, el vínculo entre energía y medio ambiente ocupa un lugar central ya que, entre otros impactos negativos, el sector energético ha sido identificado como la fuente más importante de los gases que contribuyen al efecto invernadero o calentamiento global. Considerando las posibles afectaciones para la humanidad, que pudieran derivarse del reforzamiento del efecto invernadero, uno de los resultados de ia Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD), de Río de Janeiro, Brasil, 1992, fue la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCOC), que entró en vigor en abril de 1994*. En este contexto, las medidas propuestas para mitigar o abatir el efecto invernadero han estado dirigidas, en lo fundamental, a modificar los actuales patrones de producción y consumo de energía. A partir del vínculo existente entre tecnología, energía y medio ambiente, en este trabajo se evalúan, en líneas generales, las potencialidades y limitaciones internacionales para el ajuste a los patrones del nuevo paradigma energético; es decir, para el avance en el sentido de una reestructuración energética sostenible a escala global; y se dedica especial atención a los principales retos para México en este campo. - En esta investigación se sigue una perspectiva de análisis de largo plazo para el estudio del vínculo entre tecnología, energía y medio ambiente, lo que ha permitido retomar los puntos de vista de diversos autores acerca de las diferentes etapas en el 1 A comienzos de diciembre de 1997 tuvo lugar la lil Conferencia de las Partes de la CMNUCC. 1 desarrollo industrial del capitalismo, las formas especificas de producción y consumo de energía en cada una de esas etapas históricas y el efecto adverso acumulado del sector energético sobre el entorno. El trabajo parte de reconocer que, visto Jesde una perspectiva histórica, existe un estrecho vínculo entre la evolución de las distintas formas de producir y consumir la energía y las diferentes fases en el desarrollo tecnológico de cada país. En determinadas circunstancias históricas, la variable energética (escasez o abundancia de energía) ha tenido un papel clave como punto de partida para explicar grandes transformaciones tecnológicas, que a su vez han tenido implicaciones ambientales significativas. Una revisión preliminar de estudios internacionales sobre el tema permitió identificar importantes puntos de coincidencia entre la concepción teórica del “nuevo paradigma tecno-económico” y la del "nuevo paradigma energético”. Las bases fundamentales del "nuevo paradigma energético", en lo relacionado con el incremento de la eficiencia energética y el fomento de las fuentes renovables de energía, parten de consideraciones ambientales y pudieran definirse como los patrones energéticos principales del "nuevo paradigma tecno-econórrico". La concepción de los paradigmas tecno-económicos, desarrollada por autores como C. Freeman y C. Pérez, se refiere a cambios en los sistemas tecnológicos que implican una nueva y peculiar combinación de decisivas ventajas técnicas y económicas. En su opinión, cada paradigma tecno-económico cuenta con un factor clave, que actúa como centro de todo un sistema de innovaciones técnicas, sociales y administrativas, en rápida evolución. En las condiciones del “nuevo paradicma tecno-económico”, especialmente desde mediados de los años 70, la energía abundante y barata cede su lugar a la microelectrónica como factor clave, al tiempo que la información y el conocimiento pasan a ser la base articuladora del nuevo sistema de innovaciones técnicas, sociales y administrativas. Por su parte, los autores que suscriben la concepción acerca del “nuevo paradigma energético” (Goldemberg, Johansson, Reddy y Williams), la definen como un nuevo enfoque energético orientado hacia un desarrollo sostenible a nivel internacional. En la actualidad, la relación entre tecnología, energía y medio ambiente tiene una clara expresión en el vínculo existente entre la presente ola de cambios tecnológicos a nivel internacional, la actual reestructuración energética mundial y el debate acerca del calentamiento global o efecto invernadero, sus posibles causas, tendencias, implicaciones previsibles y niveles de responsabilidad histórica de los distintos grupos de países. El vínculo entre tecnología, energía y medio ambiente en el contexto actual presenta distintas dimensiones en los países desarrollados y subdesarrollados. Mientras los países industrializados cuentan con una capacidad tecnológica suficiente para emprender una reestructuración energética sostenible; la mayor parte de las naciones subdesarrolladas se mueven en un entorno de subdesarrollo tecnológico, crisis energética y deterioro ambiental. En general, en los países subdesarrollados el ajuste a los patrones del nuevo paradigma energético ha sido mucho más limitado que en los países altamente industrializados, debido básicamente a las restricciones tecnológicas y financieras que enfrentan estas economías. En la definición del orden de causalidad entre subdesarrollo tecnológico, crisis energética y deterioro ambiental, debe considerarse que la condición de países subdesarrollados y la vulnerabilidad socioeconómica y tecnológica, inherente a tal condición, constituyen el elemento causal básico. A los efectos de este trabajo, la definición de crisis energética no se refiere únicamente al peligro de agotamiento de los recursos de hidrocarburos del planeta, a diferencia de la forma en que fuera ampliamente difundido este concepto durante los años 70 y comienzos de los 80, En la presente investigación, la crisis energética, que afecta sobre todo a los países subdesarrollados, se analiza, en lo fundamental, como una crisis de los irracionales patrones de producción y consumo de energía que prevalecen en las condiciones del actual orden económico internacional, tanto en las relaciones entre países desarrollados y subdesarrollados como al interior de cada país. Además, este concepto no se limita solamente al petróleo, sino que abarca además a las restantes fuentes de energía y sus interrelaciones. En el análisis relativo al deterioro ambiental global, se parte de la tesis aportada por la Comisión Mundial sobre el Medic Ambiente y Desarrollo, en su informe "Nuestro Futuro Común” (1987), donde se considera al desarrollo sostenible como aquel desarrollo que permite satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades. El trabajo incluye un análisis crítico de la tesis del desarrollo sostenible ya que a pesar de la rápida aceptación y difusión de esta tesis, como expresión concentrada de una "forma de desarrollo" más humana y equitativa, la misma no está exenta de limitaciones. Sobre la base del análisis histórico y de las concepciones teóricas antes referidas, se estructura el núcleo de la investigación, que consta de cuatro elementos centrales: + definición de los principales componentes (pilares o patrones) de una reestructuración energética sostenible; e identificación de las potencialidades y limitaciones internacionales para el avance en el sentido de los patrones antes referidos; . presentación y análisis de los esfuerzos de distintos grupos de países seleccionados para avanzar en el sentidc de una reestructuración energética sostenible. En esta parte se brinda especial atención al caso mexicano; e medición aproximada del grado de avance logrado por diferentes países y regiones, en las direcciones que definen a la reestructuración energética sostenible. Para dar cumplimento a los objetivos planteados, se dividió el contenido de la investigación en ocho capítulos. En el Capítulo | se analiza el vínculo entre tecnología, energía y medio ambiente desde una perspectiva histórica. Luego de una presentación general sobre la concepción de los paradigmas. tecno-económicos, como contribución a los estudios acerca de las “ondas largas” en «21 desarrollo capitalista; se analizan las bases energéticas de la sociedades preindustriales y del período posterior a la Revolución Industrial; y se concluye con una exposición de las dimensiones ambientales del nuevo paradigma tecno-econórnico/nuevo paradigma energético. El Capítulo ll está dedicado al debate más reciente sobre la relación entre tecnología, energía y medio ambiente. Se parte de una presentación de las 4 consideraciones teóricas generales sobre el vínculo entre medio ambiente y desarrollo; para luego incursionar en el actual proceso de internacionalización del debate sobre estos temas, y finalmente exponer la relación de causa-efecto existente entre las tecnologías energéticas y el efecto invernadero, así como el estado actual de las negociaciones internacionales en torno a la CMNUCC. En el Capítulo lll se desarrollan los dos primeros elementos del núcleo central de investigación. En efecto, en esta sección se definen las direcciones básicas de una reestructuración energética sostenible y se analizan las principales potencialidades y limitaciones para avanzar en el sentido indicado, a nivel internacional. En lo relativo a los pilares de la reestructuración energética sostenible se destacan tres tendencias: el incremento de la eficiencia energética; el fomento de fuentes de energía no fósiles, particularmente las renovables; y la sustitución de carbón y petróleo por gas natural, como elemento de transición entre los actuales sistemas energéticos, altamente dependientes de los combustibles fósiles, y posibles sistemas futuros con una mayor presencia de las energías renovables. En lo referente a los factores que potencian o limitan la reestructuración anergética sostenible, se analizan, ante todo, los factores económicos e institucionales asociados a la evolución del mercado petrolero internacional, teniendo en cuenta que el petróleo es y seguirá siendo por algún tiempo el factor que determine los cambios y rija las velocidades de la transición energética. No debe olvidarse que, si bien los altos precios de los hidrocarburos, vigentes entre 1973 y 1985, favorecieron los esfuerzos por incrementar la eficiencia energética y la participación de las fuentes renovables en el balance energético mundial; la situación actual y previsible en ese mercado, caracterizada por niveles de precios rnoderados o relativamente bajos y por enfoques de mercado (corto plazo) en la administración de los sectores energéticos nacionales, tiende a desestimular el evance en el sentido de una reestructuración energética sostenible, con una perspectiva de largo plazo. En el Capítulo MI también se presentan algunas consideraciones acerca de ctros factores técnicos, institucionales, ambientales, etc., que podrían acelerar o retardar el ajuste al nuevo paradigma energético a escala global. Con los Capítulos IV, Y y VI, queda cubierto el tercero de los elementos del núcleo de la investigación; es decir, el relacionado con la presentación y análisis de los esfuerzos de distintos grupos de países seleccionados para avanzar en el sentido de una reestructuración energética sostenible. En el Capítulo IV se exponen con mayor amplitud las principales tendencias en el ajuste de las economías desarrolladas a los patrones del nuevo paradigma energético, destacándose las diferencias básicas entre los tres centros de poder económico más importantes: EE.UU., Europa Occidental y Japón. El Capítulo V está dedicado a las potencialidades y limitaciones para una reestructuración energética sostenible en los países subdesarrollados, con particular referencia al entorno de subdesarrollo tecriológico, crisis energética y deterioro ambiental que afecta a la mayoría de estas naciones. No es objetivo de este trabajo analizar las economías de Europa del Este y la ex-URSS con igual grado de detalle que los países altamente desarrollados y subdesarrollados, de modo que las referencias a esa área geográfica son sólo esporádicas. El Capítulo VI fue reservado para tratar el caso de México. En esta sección se analizan los principales desafios que enfrenta el país en materia de energía sostenible, dedicando especial atención a tres aspectos básicos: fuentes renovables, ahorro y uso eficiente de la energía y perfil ambiental del sector energético en lo relacionado con el efecto invernadero. En la sección dedicada a examinar la utilización de las fuentes renovables en México, se incluye un análisis de la situación actual (capacidades y limitaciones) de las pequeñas empresas productoras de tecnologías para el aprovechamiento de la energía renovable en el país. Este análisis se basa en una ronda de encuestas realizada durante el segundo semestre de 1996 a 25 pequeñas empresas de energía sostenible y 12 instituciones de I-D afines, corno parte del Proyecto INDICO, del Area de Economía de la Ciencia y la Tecnología, cle la División de Estudios de Posgrado, Facultad de Economía, UNAM. La inclusión de este estudio microeconómico en el trabajo responde a la importancia que se le asigna a las pequeñas empresas de energía sostenible (conectadas a la red de distribución o descentralizadas) en el contexto del nuevo paradigma energético. Por último, el Capítulo VII cubre el cuarto y último elemento del núcleo de la investigación; es decir el relativo a la medición aproximada del grado de avance logrado por diferentes países y regiones, en las direcciones que definen a la reestructuración energética sostenible. En este capitulo se introduce el cálculo de un Indice de Ajuste al Nuevo Paradigma Energético (IANPE), a partir del procesamiento de información del periodo 1973-93, disponible para 65 países. La concepción y el cálculo del ANPE, con una metodología propia y el empleo de fórmulas ampliamente utilizadas en comparaciones internacionales, es uno de los aportes más importantes realizados en esta investigación, en un esfuerzo por cuantificar el progreso o retraso de los distintos países, con relación a las tendencias internacionales en materia de eficiencia energética y fomento de fuentes energéticas diferentes a los combustibles fósiles. Este ejercicio de medición le confiere mayor solidez y coherencia a los argumentos presentados en los capítulos anteriores y permite captar con mayor precisión la ubicación relativa de México en el contexto internacional, en lo referido a los patrones de la reestructuración energética sostenible. El Capítulo VIII tiene como propósito presentar algunas reflexiones finales y una síntesis de las principales conclusiones derivadas de esta investigación. Si bien el trabajo hace referencia, en general, al vínculo entre tecnología, energía y medio ambiente, debe aclararse que la investigación se dedica especialmente al estudio de este vínculo en el contexto de las causas y propuestas de mitigación del fenómeno conocido como efecto invernadero o calentamiento global. En otras palabras, las medidas de política energética que sugiere esta nvestigación están orientadas preferentemente a mitigar el efecto invernadero, aunque cabe apuntar que las acciones para enfrentar este problema ambiental vambién contribuyen a reducir el impacto de otros desafíos ecológicos derivados del sector energético como la contaminación urbana, el deterioro de la capa de ozono, la lluvia ácida, los problemas asociados al uso insustentable de los combustibles tradicionales de la biomasa en diversas regiones del Tercer Mundo, entre otros. Dado el carácter estratégico del sector energético y las dimensiones que han alcanzado el debate teórico y las negociaciones internacionales en relación con el vínculo entre tecnología, energía y medio ambiente; el tratamiento del tema propuesto pudiera resultar de interés tanto desde el punto de vista académico, como en el proceso de toma de decisiones sobre el tema de la energía sostenible. Capítulo | El vínculo entre tecnología, energía y medio ambiente desde una perspectiva histórica Visto desde una perspectiva histórica, existe un estrecho vínculo entre la evolución de las distintas formas de producción y consumo de energía y las diferentes fases del desarrollo tecnológico. En determinadas circunstancias históricas y países, la variable energética (escasez o abundancia de energía) ha tenido un papel clave como punto de partida para explicar grandes transformaciones tecnológicas. Entre los autores que analizan los cambios tecnológicos con una perspectiva histórica (enfoque de largo plazo) y que dedican especial atención a la variable energética, cabe mencionar los casos de David S. Landes (1979), Carlo M. Cipolla (1976 y 1990), Lewis Mumford (1962), Nathan Rosenberg (1982), Robert Ayres ¿1983), Christopher Freeman-Carlota Pérez (1988) y Manuel Cazadero (1988 y 1995). 1,1. Cambio tecnológico e industrialización en las economías capitalistas. Consideraciones teóricas generales Una de las diferencias más significativas en el enfoque de los autores que estudian los cambios tecnológicos con una perspectiva de largo plazo está dada por kas distintas periodizaciones que utilizan para analizar la relación entre los cambios tacnológicos y el crecimiento económico después de la Revolución Industrial. Cazadero (1988 y 1995) se incluye en la corriente de los autores que identifican una secuencia de "Revoluciones Industriales" después de 1780, a partir de considerar que si la "Primera Revolución Industrial" (1780-1910s) generó una sociedad nueva separada por una brecha insalvable de la existente en la época preindustrial, la "Segunda Revolución Industrial" (1910s-1970s), a su vez, produjo otra sociedad que quedaría separada de la que había generado la "Primera" por un abismo igualmente amnplio y profundo, lo que hace suponer que igual cosa deberá ocurrir con la "Tercera" (é1 partir de los años 70) (Cazadero, 1995: 16). La concepción de las "Revoluciones 9 Industriales” como fenómenos planetarios explica en buena medida la adopción de esta periodización seguida por Cazadero. Otros autores, parten de considerar que si bien la trascendencia social del proceso actual de desarrollo de las fuerzas productivas no puede ni debe ser minimizada, en modo alguno puede equiparse a la que tuvo la Revolución Industrial de fines del siglo XVIIl y principios del siglo XIX (Monreal, 1988: 13-15). Este autor destaca que una de las características de la Revolución Industrial de hace 200 años fue la transformación revolucionaria de los instrumentos de trabajo, consolidándose a partir de ese momento la máquina como la base técnica de la producción capitalista. La máquina continúa siendo el fundamento técrico de la producción contemporánea y la producción maquinizada su tecnología característica. Mumford (1962), por su parte, distingue tres grandes periodos históricos en el desarrollo de la máquina: la fase eotécnica (1000-1750), que corresponde a las sociedades preindustriales; la fase paleotécnica (1750-1850), referida al periodo de la Revolución Industrial en Inglaterra y la fase neotécnica que se inicia en 1850. Cipolla (1976 y 1990) diferencia dos grandes períodos históricos: la Revolución Agrícola, que abarca un largo lapso de aproximadamente diez milenios a partir del fin de ta cuarta glaciación; y la Revolución Indus'rial, que comienza con la Revolución Industrial en Inglaterra (1780-1850). En el período industrial, el autor ubica una segunda fase a partir del decenio de los años 70 del presente siglo. Entre los intentos más recientes en el sentido de vincular las fluctuaciones de largo plazo en la economía mundial con los cambios en la tecnología en cada época histórica, se encuentra la teoría de Christoprer Freeman y Carlota Pérez (1988) acerca de los paradigmas tecno-económicos, como parte de los estudios de la Universidad de Sussex (Reino Unido) acerca las "ondas largas” en las economías capitalistas. 10 1.1.1. La teoría acerca de las “ondas largas” en las economías capitalistas Los estudios iniciales sobre las "ondas largas" en el desarrollo capitalista se remontan al siglo XIX y tuvieron como punto de partida la primera referencia al tema ofrecida por Hyde Clarke en 1847. Con posterioridad, diversos autores dedicaron especial atención al comportamiento a largo plazo de las economías capitalistas y, en esta dirección, se destacan los trabajos de Jevons, Parvus, Van Gelderen, De Wolf, Alfalion, Lenoir, Von Tugan-Baranowsky, K. Kaustky y L. Trotski; pero no es hasta la segunda década del presente siglo, a partir del conocimiento y difusión de la obra de Kondratieff, que esta teoría alcanza su madurez y sistematicidad (ver Maddison, 19832; y Corona, 1996). Partiendo de sus estudios sobre la evolución de las economías de EE.UU., Gran Bretaña y Francia en el periodo comprendido entre 1770 y 1920-29, Kondratieff identifica tres tipos de ciclos: largos (de 50 años), medios (de 7 a 10 años) y cortos (de 3 a 4 años); y concluyó que los "ciclos largos" son un fenómeno internacional. Este autor señaló que en el período considerado habían existido tres “ciclos largos”, cada uno con dos fases: alza y baja, como se observa en el cuadro C1.1. Cuadro C1.1 Cronología de los "ciclos largos” de Kondratieff Ciclos Alza Baja Primero 1780-90 a 1810-17 1810-17 a 1844-51 Segundo 1844-51 a 1870-75 1870-75 a 1890-96 Tercero 1890-96 a 1914-20 1914-20 a 27? Fuente: Ver Maddison (1982: 95); y Cazadero (1995: 204). Según Kondratieff, en los inicios de un "ciclo largo" ocurren profundos cambios en las condiciones de la vida económica de la sociedad, que se expresan en grandes innovaciones (grandes inversiones) y en cambios en los factores monetarios (oferta de dinero); mientras que en la fase de descenso existe un gran número de descubrimientos e inventos técnicos, que regularmente no se emplean hasta el 11 ascenso del ciclo siguiente. Considera, por tanto, al cambio tecnológico como una variable endógena al proceso económico. En la crítica de Trotski a Kondratieff, a comienzos de los años 20, uno de los blancos principales fue la denominación de "ciclos largos” ya que Trotski consideraba que no existía una causa endógena al sistema capitalista que asegurase cierta regularidad en la recurrencia de las “ondas largas”. Entre las principales limitaciones de los trabajos de Kondratieff, se destaca la ausencia de explicaciones causales razonables acerca de los "ciclos largos” en el desarrollo capitalista, como un fenómeno sistemático. Si bien identificó ciertos factores que influyen en el desenvolvimiento de los “ciclos” capitalistas, tales como los cambios en la técnica, las guerras y revoluciones, la apertura de nuevos países a la economía mundial, el descubrimiento de minas y el aumento en la producción de oro; tales evidencias no fueron argumentadas estadísticamente, quedando sólo a nivel de hipótesis explicativas. A pesar de las limitaciones de su análisis, se considera que el aporte de Kondratieff a la teoría de las "ondas largas" fue significativo, en tanto ofreció el esquema tricíclico, que fue desarrollado posteriormente por J. Schumpeter, y una técnica estadística que fue retomada por Kuznets en los años 30, en el estudio de los llamados "movimientos seculares secundarios" de la economía norteamericana. Luego de Kondratieff, otro momento importante en la teoría de las "ondas largas" fue la obra de J.A. Schumpeter (1 883-1950), que aportó un sistema de ciclos de máxima complejidad, donde cada "onda larga" de 50 años de Kondratieff incluye seis ciclos "Juglar" (de 8 a 9 años), y cada uno de éstos incluye a su vez tres ciclos "Kitchin" (de 40 meses). Entre las ideas básicas de Schumpeter se destacan el significativo papel de la innovación y del empresario innovador en la explicación de las "ondas largas". En efecto, consideraba que cada “onda larga” representa un repunte de la innovación y del dinamismo empresarial, al tiempo que se refería a las depresiones como un aspecto necesario de la realidad capitalista, por constituir periodos de "destrucción creadora". 12 A la tasa de cambio tecnológico constante, característica de la escuela neoclásica, Schumpeter contrapuso las discontinuidades causadas por nuevas combinaciones de materiales y fuerzas productivas, lo que le permitió definir las innovaciones asociadas a nuevos productos, nuevos métodos productivos, apertura de nuevos mercados, conquista de nuevas fuentes de materias primas y nuevas formas de organización. Para este autor, en la base de las "ondas largas" se encuentran las innovaciones tecnológicas sucesivas u ondas de "destrucción creadora", que condicionan nuevas inversiones asociadas con la difusión de una o varias tecnologías mayores. Es decir, se destaca la discontinuidad de las innovaciones y su aparición en forma de racimos; pero no se explica los factores que condicionan que dichas innovaciones se presenten en forma de ondas regulares. La cronología de las "ondas largas" de Schumpeter es bastante similar a la de Kondratieff, aunque le asignó un nombre a cada una de las oscilaciones y las dividió en cuatro fases, en lugar de dos, como se observa en el cuadro C1.2. Cuadro C1.2 Cronología de las “ondas largas” de Schumpeter Ondas largas Prosperidad Recesión Depresión | Reactivación l, Revolución Industrial 1787-1800 1801-1813 1814-1827 1828-1842 II. Burguesa 1843-1857 1858-1869 1870-1885 1886-1897 lll. Neomercantilista 1898-1911 1912-1925 1925-1939 272? Notas: l. Revolución Industrial/Kondratieff (textiles de algodón, hierro y fuerza de vapor). Il. Burguesa/Kondratieff (construcción ferroviaria). lll, Neomercantilista/Kondratieff (electricidad, automóviles y productos químicos). Fuente: Ver Maddison (1982: 103). Después de los aportes de Schumpeter, la teoría acerca de las "ondas largas" quedó prácticamente sin cambios hasta que fuera revivida en los años 70, luego de dos decenios de expansión económica capitalista, en que se consideraban obsoletas las teorías referidas tanto a las "ondas largas”, como al ciclo económico. 13 a Tomando como base las ideas de Kondratieff y Schumpeter, autores como C. Freeman, C. Pérez y G. Mensh retoman el planteamiento del "enjambre de innovaciones” como origen de las fluctuaciones económicas de largo plazo; mientras que otros economistas como R. Rostow y Forrester analizan las "ondas largas" sobre la base de interrelaciones sectoriales. En este contexto, también se incorpora el aporte de E. Mandel y F. Braudel!, entre otros. G. Mensh, considerado como uno de los nuevos schumpeterianos, define tres tipos de innovaciones: básicas, incrementales y seudoinnovaciones; y propone un modelo de cambio estructural basado en una serie de curvas de tipo "S". La curva "S" refleja cómo la aparición de innovaciones básicas da paso a las innovaciones incrementales y luego, durante el estancamiento de la industria en cuestión, se producen las seudoinnovaciones. El salto de una curva "S” a otra se define como "metamorfosis tecnológica". A diferencia de Schumpeter, que considera el enjambre de innovaciones básicas como motor del crecimiento de la fast expansiva; para Mensh el racimo de innovaciones emerge en la fase depresiva ante la falta de alternativas de los empresarios, y en esta fase se reduce el tiempo que transcurre entre invención e innovación. Mientras que para Schumpeter a dinámica del cambio se asocia al "espíritu emprendedor del empresario", para Mensh se deriva del "estancamiento tecnológico" que cataliza las innovaciones. En el modelo de "metamorfosis tecnológica” de Mensh, el cambio estructural de largo plazo es un proceso en que la economía se expande y la base tecnológica se transforma mediante la difusión de nuevos productos y procesos; sin embargo, algunos críticos de su obra le señalan la ausencia de la dicotomía líder-seguidor, que resulta fundamental en el análisis de la difusión de las innovaciones. Por su parte, Mande! (1986), con referencia a autores como Parvus, Kautsky, Van Gelderen y Trotski, destaca que la teoría de las "ondas largas" en la historia de la economía capitalista es de origen claramente manista, aunque reconoce que los 2 La obra de Braudel, que identifica “ondas largas” de hasta 200 años, ha sido retomada por otros autores que pretenden detectar la existencia de tendexcias seculares u “ondas largas” más amplias a las que detectara Kondratieff o el propio Braudel (ver [los Santos, 1997). 14 autores marxistas han abandonado en gran medida esta línea de investigación. En su opinión, cualquier teoría marxista de las "ondas largas" sólo puede ser una teoría de la acumulación de capital, una teoría de la tasa de ganancia. Según este autor, el análisis marxista generalmente ha situado el movimiento de la tasa media de ganancia en dos marcos temporales diferentes: el ciclo industrial y el ciclo vital del sistema capitalista. Se trataría por tanto de intercalar un tercer marco temporal, que considera la existencia de las "ondas largas". Siguiendo la línea de pensamiento de Trotski, Mande! crítica el uso del término "ciclos largos” para designar a las oscilaciones de larga duración, por considerar que a diferencia de los ciclos clásicos, que responden a la dinámica esencial del funcionamiento de las economías capitalistas, las "ondas largas" obedecen a un complejo conjunto de factores determinantes y no tienen el mismo carácter necesario. De esta forma, Mandel rechaza la tesis de Kondratieff referida a que el capitalismo de alguna manera es capaz de restablecer más o menos automáticamente su equilibrio, una vez que este ha quedado roto por una “onda larga” de signo depresivo. En este sentido, Mandel apunta que no existe ninguna lógica interna automática del capitalismo que pueda conducir de una fase depresiva a una expansiva, por lo que se requiere de factores exógenos ("conmociones del sistema"), que garanticen este paso. En su criterio, la lógica interna de las leyes del movimiento capitalista sólo pueden explicar la naturaleza acumulativa de cada "onda larga” y la transición de la fase expansiva a la depresiva. Freeman y Pérez (1988: 38-66), destacan que el objetivo de su teoría acerca de los paradigmas tecno-económicos está relacionado con el interés por revitalizar el análisis de las fluctuaciones de largo plazo en el crecimiento de la economía mundial, así como la teoría schumpeteriana de los ciclos de negocios. Estos autores señalan que una de las mayores debilidades de la mayoría de las teorías neoclásicas y keynesianas sobre el cambio tecnológico y el crecimiento económico es que no han tomado en cuenta las especificidades de las transformaciones tecnológicas en cada período histórico. 15 1.1.2. La teoría acerca de los paradigmas tecno-económicos Según Freeman y Pérez, las fluctuaciones de largo plazo en el desarrollo económico no pueden explicarse simplemente en los términos de las teorías convencionales acerca de los ciclos de negocios de corto y largo plazo, sino que requieren una dimensión adicional de análisis por tratarse de periodos históricos que incluyen la aparición de nuevas tecnologías, el surgimiento y desaparición de industrias, grandes inversiones en infraestructura, cambios en la localización internacional de la industria y en e! liderazgo tecnológico, así como transformaciones estructurales en los perfiles de calificación, en l:a composición de la fuerza de trabajo y en la estructura administrativa de las empresas. Freeman y Pérez (1988) aportan una taxonomía de las innovaciones, donde se distinguen cuatro elementos básicos: 1) innovaciones incrementales, 2) innovaciones radicales, 3) nuevos sistemas tecnológicos y 4) cambio en los paradigmas tecno- económicos. Como innovaciones incrementales son clasificadas aquellas que ocurren casi continuamente en cualquier industria o actividad de servicios, aunque con un ritmo diferente en cada lugar, en dependencia de una combinación de presiones de demanda, factores socio-culturales, oportunidades y trayectorias tecnológicas. Estas innovaciones incrementales ocurren frecuentemente no como resultado de una actividad deliberada de i-D, sino como resultado de invenciones y mejoras sugeridas por ingenieros y otras personas directamente vinculadas al proceso de producción o como resultado de iniciativas y propuestas de los consumidores. Tales prácticas se asocian a los conocidos conceptos de "aprender haciendo" (“leaming by doing") y “aprender usando" ("leaming by using"); y por medio de ellas, se tiende a mejorar significativamente la eficiencia en el uso de los factores de producción. Por su parte, las innovaciones radicales, serían aquellas que implican discontinuidad (saltos) y que en los últimos tiempos han resultado con frecuencia de actividades deliberadas de l-D en empresas, universidades o laboratorios gubernamentales. Este tipo de innovaciones se distribuye de forma desigual entre 16 sectores y en el tiempo, y constituyen un punto de partida para el crecimiento de nuevos mercados y el surgimiento de nuevas inversiones. En ocasiones, puede tratarse de innovaciones radicales, que combinan productos, procesos y aspectos organizacionales. En un período de varias décadas las innovaciones radicales pueden tener efectos significativos en términos de cambios estructurales, pero su impacto económico agregado sería relativamente pequeño y localizado, a menos que se interrelacione un conjunto de innovaciones radicales y den lugar a nuevas industrias y servicios. Los cambios de sistemas tecnológicos son definidos como transformaciones de gran alcance en la tecnología que afectan a varias ramas de ta economía y dan vida a nuevos sectores. Se basan en una combinación de innovaciones radicales e incrementales con innovaciones administrativas y organizacionales. Finalmente, se considera que los cambios en el paradigma tecno-económico o "revoluciones tecnológicas" tienen efectos que influyen en el comportamiento de toda la economía; es decir, no sólo se condiciona el surgimiento de nuevos productos, servicios, sistemas e industrias, sino que afecta directa o indirectamente a casi todas las ramas económicas. Transformaciones de esta naturaleza incluyen diversos conjuntos de innovaciones radicales e incrementales y pudieran abarcar numerosos sistemas tecnológicos nuevos. Se utiliza la denominación de "paradigma tecno-económico", en lugar de paradigma tecnológico porque los cambios que tienen lugar van más allá de las trayectorias ingenieriles de productos y procesos especificos y afectan tanto las estructuras de costos de los insumos, como las condiciones de producción y distribución, a través del sistema. Una vez establecido un paradigma tecno-económico, pasa a ser un régimen tecnológico para varias décadas. Como resultado del cambio, se produce un saito en la productividad potencial para toda o la mayor parte de la economía y se abren amplias oportunidades de inversión y ganancias. El cambio de paradigmas implica una nueva y peculiar combinación de decisivas ventajas económicas y técnicas. 17 La concepción schumpeteriana de los “ciclos largos” y "explosiones de destrucción creadora" es entendida por estos autores como una sucesión de paradigmas tecno-económicos asociados con una estructura institucional característica, que sólo emerge luego de un ardio proceso de cambio estructural. Según Freeman y Pérez, un nuevo paradigma tecno-económico se desarrolla inicialmente dentro del viejo paradigma, mostrando sus ventajas decisivas en los nuevos sectores en rápido crecimiento, durante la fase depresiva del paradigma anterior, y se hace dominante sólo después de una crisis de ajuste estructural que involucra profundos cambios institucionales y sociales y un reemplazo de las ramas líderes de la economía. No existe posibilidad de que un nuevo paradigma desplace al viejo hasta que el nuevo haya demostrado claramente sus ventajas. En cada nuevo paradigma tecno-económico un insumo particular o grupo de insumos, que se conoce como factor clave de ese régimen tecnológico debe cumplir las siguientes condiciones: e bajo costo y tendencia decreciente del mismo; * aparentemente ilimitada disponibilidad de ofarta durante largos períodos; + claro potencial para su uso o incorporación en muchos productos y procesos en el sistema económico; + debe encontrarse en la base de un sistema de innovaciones técnicas y organizativas, claramente reconocidas como capaces de cambiar el perfil y reducir los costos del equipamiento, de la mano de obra y de los productos (Pérez, 1986; Freeman y Pérez, 1988). El nuevo factor clave no aparece como un factor aislado, sino como centro de un sistema en rápido crecimiento de innovaciones técnicas, sociales y administrativas; algunas relacionadas con la producción de: insumo en cuestión y otras con su utilización. Los insumos identificados como factor o factores clave se encuentran en uso mucho antes de que el nuevo paradigma se desarrolle; sin embargo sólo se reconoce su potencial cuando el factor clave anterior y su constelación de tecnologías asociadas comienzan a dar muestras de agotamiento y de disminución de sus posibilidades para 18 asegurar incrementos ulteriores de la productividad o para nuevas inversiones rentables. En opinión de los autores, existen fuertes factores económicos y sociales que actúan primero como freno y luego como fuerzas desencadenantes del cambio. Las externalidades que favorecen la difusión y generalización del paradigma prevaleciente tienden a frenar el cambio durante un período de tiempo prolongado. Solamente, cuando la productividad a lo largo de las viejas trayectorias muestran límites persistentes al ulterior crecimiento y cuando las futuras ganancias están seriamente amenazadas, es entonces que los altos riesgos y costos de probar nuevas tecnologías aparecen claramente justificadas. Un nuevo paradigma tecno-económico emerge gradualmente, como un nuevo tipo ideal de organización productiva. Además de revelar un gran potencial para incrementar la productividad y ampliar las oportunidades de inversión, el nuevo paradigma provoca un cambio radical, tanto desde el punto de vista ingenieril como administrativo. Los efectos de la nueva constelación tecnológica, una vez cristalizada, va más allá del factor o factores clave y del cambio técnico en sí mismo y condiciona una reestructuración de todo el proceso productivo que incluye: e una nueva forma práctica de organización en la firma y en la planta; + nuevos perfiles de calificación y habilidades de la fuerza de trabajo que afectan tanto la calidad y cantidad de trabajo como los patrones de distribución del ingreso; e una nueva mezcla de productos, donde resultan más atractivos aquellos productos y servicios que hacen un uso más intensivo del insumo considerado como factor clave; + nuevas tendencias en las innovaciones radicales e incrementales dirigidas a sustituir el uso de insumos más costosos por un uso más intensivo del factor o factores claves; +. nuevos patrones de localización de la inversión tanto nacional como internacionalmente, en la medida en que el cambio en la estructura de los costos relativos transforma las ventajas comparativas; 19 + una ola particular de inversiones en infraestructura diseñada para proveer las externalidades apropiadas para facilitar el usc de los nuevos productos y procesos; + una tendencia hacia la entrada de las pequeñas firmas de tipo innovador en las nuevas ramas económicas en rápida expansión; + una tendencia a que las grandes firmas se concentren (bien por la vía del crecimiento o de la diversificación) en aquellas ramas de la economía en que el factor clave es más intensamente producido o usado, que son las ramas fundamentales del paradigma en cuestión; + nuevo patrón de consumo de bienes y servicios y nuevos tipos de distribución y conducta de los consumidores (Freeman y F'érez, 1988: 59). Partiendo de esas consideraciones, los autores destacan que el periodo de transición (fase depresiva de la “onda larga”) se caracteriza por un cambio estructural profundo en la esfera económica y que tales cambios requieren una transformación igualmente profunda de la estructura social e institucional; es decir un reacomodo a gran escala de la conducta social y las instituciones a tono con las transformaciones tecno-económicas que han tenido lugar. Cuando este reacomodo ocurre, el nuevo "acoplamiento" entre los cambios tecno-económicos y la estructura socio-institucional facilita el advenimiento de la fase expansiva de la “onda larga”. Como el logro de un buen acoplamiento es un proceso complejo y conflictivo, que tiene lugar de forma muy desigual en diferentes contextos políticos y culturales nacionales, tal situación puede ejercer una considerable influencia sobre los patrones cambiantes del liderazgo tecnológico internacional y los patrones internacionales de difusión. En el análisis de Mandel (1986) sobre las “ondas largas” en la evolución de la economía capitalista, desde un punto de vista marxista, las fases de signo expansivo son períodos en los que las fuerzas que operan contra la tendencia a la caída de la tasa media de ganancia actúan con fuerza y de forma sincronizada; mientras que las fases de signo depresivo son períodos en que dichas fuerzas son débiles, más escasas y menos sincronizadas. Como se e»puso anteriormente, este autor concede 20 particular importancia a los factores exógenos ("conmociones del sistema") en la explicación de los ascensos bruscos de la tasa media de ganancia. Para ilustrar su teoría acerca de los paradigmas tecno-económicos, Freeman y Pérez se basan en la descripción de cinco "ondas largas”, desde la Revolución industrial en Inglaterra, es decir desde los años 70 del siglo XVIII, siguiendo el esquema de los “ciclos largos” de Kondratieff, como muestra el cuadro C1.3. Cuadro C1.3 Cronología de las “ondas largas” descritas por Freeman y Pérez (1988) Ondas largas Periodización Primera 1770s-1780s a 1830s-1840s Segunda 1830s-1840s a 1880s-1890s Tercera 1880s-1890s a 1930s-1940s Cuarta 1930s-1940s a 1980s-1990s Quinta 1980s-1990s a ??? Fuente: Freeman y Pérez (1988: 50-57) Cada uno de estos períodos históricos incluye una fase expansiva y una depresiva, que están muy relacionadas con la evolución del factor clave en cada una de ellas. En la presentación de su teoría, Freeman y Pérez se detienen particularmente en la comparación entre la cuarta “onda larga” y la actual. La fase expansiva de la cuarta “onda larga” incluye al período comprendido entre finales de la Segunda Guerra Mundial y comienzos del decenio de 1970, y el factor clave de ese régimen tecnológico fue la energía (petróleo) barata, que desde inicios de los 70 comenzó a dar señales de agotamiento y a revelar las limitaciones de su potencial para asegurar inversiones rentables en el futuro. A diferencia de algunos autores como Heilbroner (1995) que consideran como causa de la recesión económica actual la falta de un "agente transformacional", como lo fue el automóvil en los años 20; para Freeman y Pérez, en las condiciones del nuevo paradigma tecno-económico (quinta “onda larga”), la energía abundante y barata cede su lugar a la microelectrónica como factor clave, al tiempo que la 21 información y el conocimiento pasan a ser la base articuladora de! nuevo sistema de innovaciones técnicas, sociales y organizativas. Partiendo de estas realidades, sobre todo a partir de la creciente importancia de las innovaciones tecnológicas y del conocirniento como ventajas comparativas dinámicas a nivel internacional, desde mediados de los años 80 han comenzado a difundirse las llamadas nuevas teorías del civecimiento, o teorías del crecimiento endógeno, que tienen entre sus máximos exponentes a autores como R. Lucas, P. Romer, Rebelo, entre otros. La aparición de estas nuevas teorías del crecimiento ha estado condicionada por la insatisfacción con los modelos tradicionales de crecimiento, basados preferentemente en el esquema de Solow, de mediados de los años 50, que no aporta explicación alguna acerca de las causas del ciambio tecnológico (cambio tecnológico como variable exógena). No obstante, debz apuntarse que el análisis de las limitaciones de la teoría tradicional del crecimiento, por parte de distintos autores, antecede al surgimiento de las “nuevas” teorías antes mencionadas. En el esquema teórico de las "nuevas teorias del crecimiento", se hace particular énfasis en el papel del capital humano como factor (acumulable) de crecimiento. Boltho y Holtham (1995) identificar: dos tipos de modelos entre las nuevas teorías de crecimiento: por un lado, se hace referencia al esquema de P. Romer, en que la acumulación de capital eleva la eficiencia de la economía por la vía del aprendizaje ("leaming by doing") y, por otro lado, el segundo tipo de modelos se basa en la existencia de un factor (acumulable) de crecimiento específico (capital humano o reservas de |-D), que eleva la productividad total de los factores de producción. Resulta importante destacar que estos modelos dejan a un lado las fluctuaciones económicas y asumen que la economía sigue un curso caracterizado por el pleno empleo del trabajo y la completa utilización de las capacidades, lo que pone en serias dudas la utilidad de estas teorías para analizar la realidad capitalista actual. Según Kurz y Salvadori (1995), estas teorías basadas en el funcionamiento de la Ley de los Mercados de Say, carecen de un apropiado análisis del proceso de inversión actual. 22 Si bien se pueden extraer o inferir ciertas implicaciones de política de los nuevos modelos de crecimiento, por ejemplo, en relación con los requerimientos de intervenciones gubernamentales para elevar la inversión en |-D y fomentar el capital humano; se aprecia una significativa renuencia de los autores a presentar conclusiones claras y definidas en esta materia, lo que revela la opinión de dichos autores acerca de que la intervención estatal distorsiona la eficiencia del sistema económico. Para Freeman y Pérez, los profundos problemas estructurales asociados al actual cambio de paradigmas resultan evidentes en todas partes del planeta, sobre todo en términos de un agudo y persistente déficit de trabajadores con las calificaciones de alto nivel que requiere la nueva tecnología y de la existencia de grandes capacidades subutilizadas en las viejas industrias intensivas en el uso de energía tales como acero, petróleo y petroquímica. En este contexto, los autores abogan por cambios sociales e institucionales acorde con los requerimientos de despliegue de la onda expansiva del paradigma de las tecnologías de la información. El enfoque de Freeman y Pérez enfatiza la respuesta del sistema socioeconómico e institucional a grandes cambios en el precio de los nuevos insumos y nuevas tecnologías. Una vez que la nueva tecnología es ampliamente adoptada el cambio es irreversible. Como ha podido apreciarse, la teoría de Freeman y Pérez acerca de los paradigmas tecno-económicos aporta una perspectiva de largo plazo para el análisis del cambio tecnológico, que está ausente tanto en la escuela keynesiana como en la corriente neoclásica. La periodización que se ofrece para el estudio de las principales transformaciones tecnológicas, que han ocurrido en el modo de producción capitalista, desde la Revolución Industrial en Inglaterra, facilita el análisis del impetuoso desarrollo de las fuerzas productivas en este largo periodo de la historia de la humanidad. De igual forma, la taxonomía de las innovaciones que aportan los autores constituye un valioso instrumento para los estudiosos del cambio tecnológico, en tanto permite analizar distintos momentos en el proceso de surgimiento y difusión de las innovaciones. 23 Además, la idea de identificar en cada etapa histórica un factor (insumo) o grupo de factores que constituyen el elemento clave para las transformaciones tecnológicas que se llevan cabo, constituye un elemento de gran utilidad para distinguir las sucesivas constelaciones tecnológicas, que sin dudas han caracterizado la evolución de las fuerzas productivas en la historia del capitalismo. Sin embargo, Freeman y Pérez no aportan una idea acabada acerca del condicionamiento social del cambio tecnológico y la presencia de factores socio- políticos, como causas del cambio tecnológico, es totalmente secundaria en esta teoría. Los aspectos de índole social, política e institucional son considerados, en el mejor de los casos, como externalidades que contribuyen a acelerar o retardar el cambio. Si bien a cada paradigma tecno-económico se le hace corresponder una determinada estructura social, administrativa e institucional, tales estructuras se configuran bajo el impacto de las nuevas tecnologías. La absolutización de la idea de que la revolución microelectrónica está causando la aparición de una forma de sociedad está presente, en gran medida, en estos autores. Cabe reconocer, que a la hora de especificar las condiciones que debe cumplir un insumo o conjunto de insumos para asumir el rol de factor clave, se mencionan tres elementos que revelan objetivos económicos en el sentido de reducir costos, aumentar las ganancias e incrementar la productividad del trabajo. Aquí queda una vez más demostrado que el razonamiento tecnológico y el económico suelen ser inseparables. Sin embargo, no debe olvidarse que las consideraciones económicas no son el único factor a considerar como condicionante del cambio tecnológico (ver Mackenzie y Wajcman, 1985). No se aprecia en esta teoría una amplia referencia explícita a las relaciones sociales de producción en el modo de produg+í£ÉÁ 8 Algunos estudios, realizados en Europa y EE.UU, se han dedicado a evaluar económicamente el posible impacto positivo derivado de las políticas de mitigación, y consideran que sólo los beneficios indirectos (no asociados al clima) de dichas políticas podrían compensar entre 30% y 100% de los costos de abatimiento (WRI, 1996: 324) 82 basada en el fomento de las fuentes renovables de energía y del ahorro energético. No debe olvidarse que el calentamiento global es un fenómeno de largo plazo, cuya mitigación debe verse en una perspectiva de largo plazo. 83 Capitulo II Potencialidades y limitaciones internacionales para una reestructuración energética sostenible Las diferentes formas de utilizar la energía, como insumo material, y sus formas de producción en cada país o región están condicionadas, entre otros factores por el nivel de desarrollo tecnológico; el nivel de desarrollo socioeconómico; la dotación o disponibilidad de recursos energéticos, aspectos ambientales; el estado de los mercados energéticos (precios de la energía); aspectos políticos; entre otros. En particular, la capacidad tecnológica de cada país o región juega un papel clave en la búsqueda de una correspondencia entre las disponibilidades de energía, por un lado, y as cambiantes necesidades de la sociedad, por otro lado. Partiendo de estas consideraciones, una reestructuración energética global podría considerarse como el resultado combinado de complejos y, en ocasiones contradictorios, procesos y tendencias de carácter económico, político, tecnológico y ambiental, cuyo análisis permite identificar tanto los factores que potencian el avance en las direcciones requeridas, como los factores que limitan u obstaculizan dicho avance. 3.1. Principales dimensiones de una reestructuración energética sostenible El término reestructuración energética sostenible, se refiere básicamente a un proceso de cambio significativo en tas condiciones de producción y consumo de energía a escala global, que supone una modificación sustancial en la estructura del balance energético mundial, y que incorpora no sólo variables económicas, políticas, y sociales, sino también variables y consideraciones ambientales. De acuerdo con esta definición, la reestructuración energética sostenible, a que hace referencia esta investigación, estaría llamada a resolver diversos problemas, a escala planetaria, entre los que cabe mencionar: + reducir el impacto ecológico adverso del sector energético. Uno de los objetivos principales sería evitar un ulterior deterioro ambiental, mediante la reducción de emisiones contaminantes derivadas preferentemente de la producción y el consumo de combustibles fósiles. El progreso que se logre en este sentido, contribuiría, entre otras cosas, al control paulatino del calentamiento global que está modificando el clima del planeta; + atenuar las implicaciones negativas de la inestabilidad en el precio de los energéticos convencionales sobre las economías nacionales; + prolongar la vida útil de los recursos energéticos no renovables para su aplicación en procesos industriales de transformación. Debe tenerse en cuenta que los combustibles fósiles se están agotando a una tasa 100,000 veces más rápida que la tasa a la que se formaron. Como se señala antes en este trabajo, dada la naturaleza global de los problemas económicos y ecológicos que se pretende resolver con una reestructuración energética sostenible; la nueva transición energética sólo sería exitosa, en la medida en que tenga un carácter global. Retomando lo expuesto en el Capítulo | (epígrafe 1.3), cabe recordar que los patrones del nuevo paradigma energético se orientan en tres direcciones básicas, que constituyen los elementos medulares de una reestructuración energética sostenible: + Incremento de la eficiencia energética. + Fomento de fuentes energéticas no fósiles, sobre todo las renovables. En este caso el objetivo básico sería incrementar la participación de las fuentes renovables en la medida en que resulte económica y ecológicamente factible. + Sustitución de carbón y petróleo por gas natural, como elemento de transición entre los sistemas energéticos basados en combustibles fósiles y posibles sistemas futuros con mayor presencia de las fuentes renovables. 3.1.1. Incremento de la eficiencia energética De los tres patrones básicos de una reestructuración energética sostenible, el referido al incremento de la eficiencia energética pudiera identificarse como la piedra 85 angular de ese proceso, en tanto supone que puede mantenerse un ritmo dado de crecimiento económico con una desaceleración, «= incluso disminución, en el consumo de energía. En otras palabras, una política de conservación y eficiencia energética siempre estaría basada en un proceso de cambios e innovaciones tecnológicas dirigidos a obtener un nivel dado de producción y servicios con niveles decrecientes de consumo de energía. Debe recordarse que el consumo energético de un determinado país depende, entre otros factores, de la utilización de energía Nor unidad de actividad económica; las dimensiones y estructura de la economía; los patrones de consumo y la etapa de desarrollo del país en cuestión; y la tasa de crecimiento poblacional. Tanto a corto como a mediano plazo, las políticas más efectivas para reducir la dinámica del consumo energético por unidad de producción están asociadas con el aumento de la eficiencia energética en los distintos sectores de la economía: agricultura, industria, sector residencial, comercial y público, y transporte. En el sector agrícola, el consumo directo de energía absorbe alrededor del 3% de la demanda energética global y depende, entre otros factores, del clima, tipo de suelo, tamaño del área, grado de mecanización y sistemas de administración. Por tanto, las potencialidades de ahorro energético en las actividades agrícolas están asociadas a cambios en el uso y diseño del equipamiento; el perfeccionamiento de los sistemas de irrigación, secado y de producció 1, empleo de sistemas de arado a menor profundidad, entre otros. -El sector industrial consume más del 40% de la energía utilizada a nivel mundial, sobre todo para la producción de materiales básicos como metales, productos químicos, pulpa y papel, y minerales no metálicos; por lo que constituye uno de los objetivos centrales de las políticas energéticas sostenibles. En este sector, el consumo de energía también depende del grado de eficiencia en la utilización de insumos para la elaboración de productos intermedios o finales. En efecto, el uso de menos materias primas para producir los mismos o mejores productos contribuye a la transición hacia una infraestructura industrial con menor intensidad energética. Gran parte del potencial para mejorar la eficiencia energética de los procesos industriales depende del grado en que dichos procesos se hayan aproximado a su límite termodinámico. En aquellos procesos que requieren temperaturas y presiones moderadas (ej. pulpa y papel) existe un potencial a largo plazo para reducir de forma significativa y continuada la intensidad energética; pero cuando se requieren temperaturas y presiones muy elevadas (ej. producción de acero) la posibilidad de contraer el consumo energético por unidad de producción, de forma continuada, resulta mucho más limitada. En el sector residencial y comercial, que absorbe más de la tercera parte de la energía empleada en el mundo, el consumo energético incluye una gran variedad de aplicaciones o usos finales, tales como cocción de alimentos, climatización, alumbrado, refrigeración, equipos de oficina, calentamiento de agua, entre otros; y en cada una de estas aplicaciones existen importantes reservas para el ahorro y uso eficiente de la energía. Los factores más importantes que condicionan el consumo energético de este sector son la dinámica poblacional, el crecimiento económico, el tipo de servicios energéticos que se demandan y el tipo de portador energético utilizado para satisfacer tales requerimientos. En el sector de transporte, que capta alrededor del 20% de la demanda energética mundial, resulta preocupante tanto la rápida dinámica del consumo energético (superior al crecimiento de la demanda mundial de energía) como el predominio de los combustibles fósiles. La elevada dependencia de los combustibles fósiles en este sector se explica por los patrones estructurales existentes a escala global, donde el transporte por carretera representa alrededor del 73% del total. La utilización de energía con fines de transporte puede reducirse por diversas vías, entre las que se encuentran el incremento de la eficiencia en las tecnologías de transportación, tanto de pasajeros como de cargas (ej. introducción de innovaciones para el ahorro de combustible); el empleo de sistemas de transporte menos intensivos en el uso de energía (ej. sustitución de transporte automotor privado por transporte 87 público); y el mejoramiento de la calidad de la infraestructura para el transporte (ej. carreteras y vías férreas). En sentido general, el mejoramiento de la efi te en el corto plazo para reclucir las emisiones de gas gativas derivadas del sector energético. Debe ciencia energética constituye la opción más importan es de efecto invernadero y otras implicaciones ne tenerse en cuenta que la energía más barata es precisamente la que se logra ahorrar uctivas más eficientes, por lo que puede considerarse al ahorro con fórmulas prod rnativa en el contexto del debate sobre energía como una fuente energética altel sostenible. 3.1.2. Fomento de fuentes energéticas renovables Históricamente, las energías renovables fueron las únicas fuentes utilizadas por e el carbón fuera usado por vez primera en el sigio XIII, el petróleo del siglo XX. En el contexto actual, una el hombre hasta qu a finales del siglo XIX y el uranio a mediados política energética sostenible implicaría promover, de for miento de las distintas fuentes renovables, con el propósito de arburos, prolongar su duración y preparar, e la era del petróleo a una ma gradual pero sostenida, un mayor aprovecha lograr un uso más racional de los hidroc: también gradualmente, a la sociedad para la transición d era energética con mayor participación de los recursos renovables. Las fuentes renovables son aquellas s ¡ministradas por el sol, de forma directa (energía fotovoltáica y termosolar) o indirecta (energía eólica, hidráulica, mareomotríz, energía de las olas, la obtenida a partir del gradiente térmico de los océanos y la bioenergía). En esta clasificación también se incluye a la energía geotérmica, que es aportada por fuentes geológicas (de origen no solar), pero aprovecha recursos prácticamente inagotables. En contraste, con las fuentes renovables, la energía de los combustibles fósiles, aunque también es energía solar acumulada: durante largos periodos históricos, tiene un proceso de formación muy lento en comparación con los ritmos de consumo por 88 parte de la humanidad, por lo que es clasificada como un recurso finito o no renovable en un futuro previsible”. Con relación al aprovechamiento de la radiación solar, existen dos modalidades básicas: la energía termosolar o fototérmica y la energía fotovoltáica. Por un lado, las tecnologías termosolares o fototérmicas convierten las radiaciones solares en calor, con vistas a su utilización directa (ej. calentadores solares en instalaciones residenciales, comerciales o industriales) o indirecta (generación de electricidad en plantas termosolares). El calentamiento de agua mediante el uso de calentadores solares es considerado como una de las formas más eficientes y baratas de aprovechamiento de la energía renovable, y los diseños tecnológicos varían de acuerdo con el clima de las zonas donde se ubican los usuarios. Por su parte, la generación eléctrica termosolar utiliza la luz solar para calentar fluidos de intercambio de calor, lo que permite obtener vapor de agua para ser utilizado en turbinas convencionales. En este caso, la radiación solar se concentra con espejos que siguen al sol. Por otro lado, las tecnologías fotovoltáicas tienen como principio de funcionamiento el efecto fotovoltáico, conocido desde 1839, que supone la utilización de celdas para la conversión directa de la radiación solar en electricidad. Estas tecnologías fueron introducidas por el programa espacial de los EE.UU, en los años 50, y su principal aplicación a nivel internacional ha sido para la radio comunicación o la electrificación en lugares apartados. La energía eólica es generada por las corrientes de aire de la atmósfera, que resultan de las diferencias de temperatura y presión del aire en zonas contiguas de la superficie terrestre. Esas diferencias de temperatura y presión son provocadas por el calentamiento no homogéneo del soi. En otras palabras, el viento es una manifestación indirecta de la energía solar y, por tanto, su presencia es inagotable. La energía cinética del viento puede transformarse en energía útil, tanto mecánica como eléctrica. Mediante su transformación en energía mecánica, la € q_I-_-- IA E AKPTc>PE > PM. Este estudio de las potencialidades y limitaciones para una reestructuración energética sostenible examinará, en primer ugar, la diferencia PE - PM, que se refiere a aquella parte del potencial económico existente para programas de energía sostenible que no se aprovecha en la práctica. En la actualidad, existen amplias evidencias de que una parte considerable del potencial económico probado en materia de energía sostenible no se ha materializado en los mercados reales, lo que revela la existencia de barreras de diversa índole (de mercado, institucionales, organizacionales, de información, etc.) que limitan un mayor avance en esa dirección. En cuanto al entorno inversionista, el desincentivo para invertir en energía sostenible se hace sentir preferentemente ba,o condiciones de mercado estancado o poco competitivo, donde prevalece un escaso estímulo a la innovación; en contextos en que el incremento de los costos energéticos puede ser recuperado por la vía del precio de los productos finales; o en condiciones en que los precios energéticos no reflejan los costos reales de la energía. Con frecuencia, los mecanismos existentes para la recuperación de las inversiones tienden a favorecer a aquellas tecnologías con menor costo inicial (ej. 104 combustibles fósiles), en detrimento de las tecnologías que, aún con costos iniciales relativamente elevados, tienen costos de operación inferiores (ej. muchas de las tecnologías energéticas sostenibles); lo que revela la necesidad de un enfoque de más largo plazo en el proceso de toma de decisiones de inversión, que considere el ciclo de vida de las distintas tecnologías energéticas. Adicionalmente, muchos programas de energía sostenible, que resultan viables económicamente, no se adoptan como resultado de la falta de información o conocimiento por parte de los consumidores, falta de confianza en la información que se ofrece, o altos costos de transacción para obtener información confiable. Tal situación refleja la importancia de la información confiable y oportuna para obtener la aceptación del mercado. La falta de personal calificado también constituye una importante barrera para la adopción de programas de energía sostenible, sobre todo en países subdesarrollados, así como en el sector residencial y empresas pequeñas de países desarrollados, donde las dificultades para instalar un equipo energético más eficiente pueden, en ocasiones, resultar prohibitivas, en comparación con el simple acto de comprar energía convencional. La aversión al riesgo, especialmente en las empresas más pequeñas, y el carácter “intangible” del ahorro de energía también constituyen limitantes para ese tipo de programas. Con relación a las fuentes renovables, cabe señalar en primer término sus ventajas o potencialidades económicas en el contexto actual, lo que justificaría una mayor participación de estas fuentes en el balance energético global. Así, por ejemplo, la energía eólica es una de las formas más sencillas de generar electricidad; sus instalaciones ocupan una parte mínima del terreno, sin afectar el uso original del suelo; su crecimiento es modular; y los costos de mantenimiento de la tecnología son bajos. En los últimos años se ha abaratado significativamente la fabricación de aerogeneradores, hasta alcanzar niveles de precios competitivos. De esta forma, ha quedado validada la competitividad y la madurez de la tecnología eólica para la 105 generación eléctrica; con costos de entre 0.05 y 0.07 dólares/KWh, e incluso menores en sitios con recurso eólico excedente”. Por tanto, la generación eólica compite en costos de producción con tecnologías de gran desarrollo como el cicle combinado, y supera a otras. La introducción de eoloelectricidad en los sistemas eléctricos interconectados contribuye, además, a la diversificación de los mismos e incrementa el valor estratégico de las plantas térmicas e hidráulicas, al ampliar los alcances de la coordinación hidrotérmica”. En el caso de la geotermia, si bien se requiere una alta inversión inicial, el costo de la energía generada resulta igual o raenor al de la energía producida con unidades convencionales. La economía de la energía geotérmica, con un costo de operación que oscila entre 0.03 y 0.075 dólares/KWh en los EE.UU., es similar a la de una planta termoeléctrica convencional, inferior o superior según sea la calidad del yacimiento. Además, el mantenimiento de una planta geotérmica, al carecer de caldera, es más espaciado y menos complejo que el de una termoeléctrica convencional. Aunque no constituye una alternativa global a la generación de electricidad por medio de combustibles fósiles, la geotermia puede resolver las necesidades de electricidad de países pequeños o de localidades específicas dentro de países grandes'. La parte que podría aportar la geotermía a la generación de electricidad a nivel mundial es reducida, pero muchos países como Filipinas, Indonesia, Bolivia, $ Además de pequeños aerogeneradores aislados, no integrados a la red de distribución eléctrica, alrededor de veinte países tienen plantas eoloeléctricas integradas con una capacidad instalada conjunta de más de 4000 MW. Entre los países que más se destacaron en 1995 por el uso de esta fuente se encuentran los EE.UU., con 1900 MW de capacidad instalada, Alemania (632 MW), Dinamarca (530 MW) y la India (300 MW). Adicionalmente, se conoce la existencia de programas perspectivos para instalar otros 8000 MW de eoloeleciricidad en el curso de la próxima década. Para el año 2000, ta eoloelectricidad podría costar unos 0.04 dólares/KWh. (ver Hiriart, 1995a y b). 7 Se denomina coordinación hidrotérmica a la acción d2 determinar la generación hidroeléctrica que se debe producir para minimizar el costo de producción de la energía termoeléctrica. 2 Entre los países que más aprovechan, en términos absolutos, sus recursos geotérmicos se encuentran los EE.UU., con una capacidad instalada de 2594 MM, Filipinas (1053 MW), México (753 MV), Italia (637 MW), Japón (298 MW), y Nueva Zelanda (285 MW) (Hiriart y Gutiérrez, 1995). 106 Islandia y los países centroamericanos, podrían obtener el total de su energía eléctrica de esta fuente. Otras ventajas asociadas a las explotaciones geotérmicas son que ofrecen posibilidades para llevar a cabo proyectos hibridos como los de turbogas-geotermia y termosolar-geotermia; se utiliza un recurso natural que no tiene otra aplicación industrial de gran magnitud; y no se consume agua en el sistema de enfriamiento ya que el agua que se requiere para reponer las pérdidas de evaporación producidas en la torre proviene del propio condensado. La hidrogeneración es una tecnología bien establecida, que opera con rangos de eficiencia de 80%-90%, lo que duplica la eficiencia de las plantas termoeléctricas convencionales. Es una de las fuentes de energía más limpias a nivel mundial, con un enorme potencial de aprovechamiento, y puede producir grandes cantidades de electricidad en horas pico o entrar como sustituto en horas base, para cubrir los requerimientos de grandes ciudades o plantas industriales. De igual forma, la energía requerida por las comunidades aisladas o por distritos distantes de los centros de consumo puede obtenerse a pequeña escala mediante microcentrales. En general, las inversiones con fines de hidrogeneración contribuyen a! desarrollo socioeconómico regional, y en particular benefician a la agricultura. Por su parte, las tecnologías fotovoltáicas (FV) se caracterizan por alta confiabilidad, modularidad y sencillez de operación. Es la tecnología solar que ha logrado mayor comercialización” -aunque en aplicaciones individuales de mucha menor capacidad que la termosolar-, y luego de más de una década de aplicaciones ha mostrado en su operación una alta disponibilidad con bajo mantenimiento, durante períodos prolongados. Aunque la eficiencia de conversión de la energía solar a eléctrica por medios FV varia entre 4% y 12%, en los desarrollos más recientes se han registrado niveles de eficiencia de hasta 30%; y, en general, esta tecnología puede competir con la generación cara de los períodos pico, en regiones de alta insolación. 2 Las ventas mundiales de módutos FV es de unos 50 MWe por año. 107 A nivel internacional, los productores de módulos FV están expandiendo su producción, lo que contribuye a reducir costos, por las economías de escala. Además, el desarrollo tecnológico en esta área esta orientado a lograr reducciones significativas de los costos, mediante la utilización de nuevos materiales y medios FV, lo que parece tener amplias perspectivas”, Las tecnologías termosolares tuvieron un importante desarrollo en los años 80 con la instalación en California, EE.UU., de centrales de canal parabólica; y durante esa década los costos de generación de electricidad se redujeron en alrededor de un 80%, como resultado de los esfuerzos de investigación, tanto del gobierno como de la industria. Los cambios tecnológicos más recientes en esta área han permitido reducir notablemente los costos de producción, como lo reflejan las modificaciones tecnológicas de los concentradores, receptores y medios para la conversión de la energía, que han contribuido a disminuir considerablemente los costos del receptor central y de los sistemas cóncavos"”, La estrategia. del Departamento de Energía de los EE.UU. (DOE) para asegurar sistemas termosolares competitivos en cuanto a costos se basa en un doble enfoque: investigación de tecnologías clave e investigación de aplicaciones. La investigación de tecnologías clave considera, entre otros objetivos, el desarrollo de componentes vitales para los sistemas futuros, entre los que se encuentran los materiales ópticos, concentradores, receptores y motores térmicos de aplicaciones múltiples. Entre los países que han logrado mayor avance en este tipo de tecnologías se encuentran, además de los EE.UU., España y Alemania. 19 En el curso de la próxima década se espera reducir significativamente el nivel de costos, que en el presente oscila entre 0.23 y 0.33 dólares! KWh (IPCC, 1996: 43). 11 El costo del helióstato se ha reducido de 1000 dólares/m” a menos de 150 dólaresim?, al tiempo que la reflectividad de las superficies de espejos se ha incrementado de 70% a más de 90%. Los diseños actuales de sistemas termosolares tienen una eficiencia anual de alrededor del 15% y un costo de capital de alrededor de 3500-4000 dólares/KWe (Solar Today, 1990). Mediante mejoras tecnológicas, se espera obtener costos del orden de los 0.06 dólares/KWh, con eficiencias del 17%, sol a electricidad, y lograr ulteriores reducciones en los cos:os de los equipos de captación y seguimiento solar (Hiriart, 1995a y b). 108 Una de las opciones que ofrece la tecnología termosolar es la posibilidad de respaldo de combustibles convencionales para satisfacer la demanda en horas de baja insolación. A pesar de que las condiciones que propiciaron la construcción de las primeras plantas termosolares (incentivos fiscales, altos precios del petróleo, etc.) han desaparecido, en proyectos recientes se ha estudiado la combinación de la tecnología de canal parabólica con los ciclos combinados, integración que permitiría a la termosolar participar en la cobertura tanto de la demanda base como de la pico. También se señalan, como ventajas de la tecnología termosolar, la posibilidad de almacenar los fluidos de trabajo en forma comparativamente barata; y el hecho de que la producción de electricidad termosolar aumenta directamente con la intensidad de la radiación, siguiendo un patrón paralelo a la demanda de electricidad de lugares cálidos. El aprovechamiento de la biomasa con fines energéticos también ofrece amplias perspectivas en el contexto de una reestructuración energética global, sobre todo en el área subdesarrollada. Debe recordarse que los países subdesarrollados utilizan el 30% de la energía mundial, pero esta proporción crecerá en los próximos 10 años como efecto combinado del incremento poblacional y el crecimiento conómico. Los combustibles tradicionales de la biomasa (leña, residuos de cosechas y estiércol) siguen siendo la principal fuente energética de más de 2 mil millones de personas en estos países; sin embargo, en la mayoría de los casos la utilización de estos recursos no se lleva a cabo sobre bases sostenibles. Dentro de los recursos de la biomasa, la madera encierra un enorme potencial como fuente renovable, si se aprovecha de manera sostenible, es decir, si se consume a una tasa inferior a la tasa de regeneración natural del recurso. No debe olvidarse que la madera constituye un almacén natural de energía solar. En el presente se realizan investigaciones y proyectos piloto para fomentar plantaciones energéticas en tierras de baja productividad agrícola o con problemas de degradación, lo que contribuiría a la rehabilitación de esos suelos, se mejoraría el medio ambiente y se produciría un recurso energéticamente valioso. 109 La generación de electricidad a partir de residuos forestales, agroindustriales y urbanos podría resultar atractiva en la modalidad que combina la generación eléctrica con la solución al problema de dispcsición de dichos residuos. En estos casos, la electricidad se produce, por lo general, en el sitio donde se consume, muy cerca de los centros urbanos, lo que disminuye las pérdidas por la transmisión a distancias grandes. El biogas, obtenido a partir de la combustión de desechos orgánicos, puede quemarse en máquinas de combustión interna para generar electricidad, en calderas para producir agua caliente o vapor, o en cualquier otra aplicación que demande calor; además se obtiene un residuo biológicamente estable, libre de organismos patógenos y con propiedades de fertilizante. También existen expectativas muy alentadoras en relación con la producción de biocombustibles ya que los costos se han reducido considerablemente en los últimos; 20 años*?. En sentido general, la evaluación de la diferencia entre el potencial económico y el potencial de mercado actual de los programas de energía sostenible (PE - PM) lleva a reflexionar acerca de la necesidad de reducir esa brecha, dada por las inversiones en energía sostenible que se justifican económicamente pero que no se materializan por barreras de mercado, institucionales y otras. Esto constituiría un aporte necesario, aunque no suficiente, para avanzar en la dirección de una reestructuración energética sostenible. En efecto, siendo consecuentes con la perspectiva de largo plazo que se sigue en esta investigación se requería, además de reducir la diferencia PE - PM; disminuir, en el mayor grado posible, las diferencias PTr - PTe (potencialidades teóricas para las cuales aún no existen soluciones tecnológicas) y PTc - PE (soluciones tecnológicas que aún no son viables económicamente); lo que demandaría, entre otras cosas, la inversión de importantes recursos en investigación, desarrollo y demostración de estas tecnologías. No debe olvidarse, 12 El costo actual para el etanol es de 1 dólar/galón (3.42 dólares/galón en 1980), con perspectivas de que caiga a 0.67 dólares/galón en el 2000; mientras que para el metanol el costo es de 0.84 dólaresigalón (0.55 dólares/galón en el 2000); y para el biodiesel (a partir de soja) es de 2.50 dólares/galón (DOE, 1997b). 1410 por ejemplo, que en muchos campos de aplicación de la energía renovable aún persisten significativas limitaciones para aplicaciones económicamente viables, e incluso en muchas ocasiones todavía no se dispone de soluciones tecnológicas adecuadas. Entre las limitaciones de la energía renovable cabe destacar que la misma resulta mucho más dispersa que la energía quimica en los combustibles fósiles, y especialmente que la energía nuclear. Esto implica que se requerirían muchas más unidades generadoras con fuentes renovables que las requeridas si se utilizan fuentes convencionales. A manera de ejemplo, cabe apuntar que debido al menor contenido calorífico de la madera"? con relación a los combustibles fósiles, y a la dispersión de los aprovechamientos forestales, la concentración de altos volúmenes de residuos para ser utilizados con fines energéticos resulta costosa, lo que afecta sensiblemente la competitividad de este recurso. Muchas de estas fuentes, en particular la eólica, la de las mareas y la solar, son intermitentes por naturaleza o varían considerablemente según las condiciones del tiempo y las estaciones. La intermitencia del viento, por ejemplo, se traduce en bajos factores de capacidad de las plantas generadoras** y, por tanto, ocasiona que la energía eléctrica obtenida con esta tecnología no pueda constituir la única fuente que alimente un sistema eléctrico. En sistemas pequeños, la eoloelectricidad se complementa normalmente con aerogeneradores diesel y módulos fotovoltáicos. Asimismo, la intermitencia ha sido uno de los principales obstáculos para la aplicación masiva de la energía solar en la generación de electricidad; y en los proyectos hidroeléctricos resulta preocupante la completa dependencia de un factor que cada vez se torna más aleatorio: la lluvia. * El contenido calórico de la madera equivale a dos terceras partes del correspondiente al carbón y a la mitad del correspondiente al combustóleo (Nolla y Mondragón, 1995). 1 En California, donde se ubica el 40% de la capacidad de generación eoloeléctrica mundial y más del 90% de la norteamericana, en 1994 este tipo de instalaciones operaba a sólo un 23% de su capacidad, muy por debajo de la cifra promedio correspondiente a la energía nuclear (75%), a las plantas de carbón (75%-85%) y a las instalaciones de ciclo combinado a base de gas natural (95%) (Bradley, 1997). 111 En muchos casos, estas fuentes están limitadas por factores geográficos: zonas con grandes corrientes de viento, regiones con condiciones geológicas que propicien el aprovechamiento geotérmico, áreas montañosas con ríos aprovechables, etc. Regularmente, estas zorias están alejadas de los grandes centros de consumo, lo que requiere de extensas líneas de transmisión. En el caso de la energía eólica, para generar a grandes escalas (más de 1,000 MW) se requieren zonas de alta intensidad y continuidad del viento, y además, cercanía de una fuente de regulación o «almacenamiento, como una central hidroeléctrica. En los proyectos geotérmicos, las plantas deben instalarse sobre el yacimiento, es decir en zonas con alta probabilidad de que ocurran terremotos y erupciones volcánicas, y que, además, suelen estar alejadas de los centros de consumo. Adicionalmente, las fuentes renovables suelen ser intensivas en capital, lo que las encarece y afecta su competitividad, sobre todo en mercados energéticos privatizados. En el caso de los proyectos geotérmicos, por ejemplo, la inversión inicial suele ser mayor que en una termoeléctrica convencional, por la necesidad de perforar tos pozos necesarios para extraer el vapor a la superficie, por la gran cantidad de tuberias superficiales para recolectar el vapor, y por el empleo de acero inoxidable en muchas partes del circuito de en“riamiento. Las distintas modalidades de aprovechamiento de la energía del mar (mareomotríz, energía de las olas, y el gradiente térmico de los océanos) resultan, en general, muy costosas y requieren mucho mantenimiento. Por tanto, no constituyen en la actualidad una fuente alternativa para generar electricidad comercialmente y se espera que sólo una pequeña fracción del potencial existente sea aprovechada en tos próximos 100 años. En el campo de la energía solar, por un lado, los elevados costos de fabricación de los sistemas FV sólo hacen competitiva esta tecnología en lugares donde la conexión a la red implica mayores inversiones. En las condiciones actuales, para fabricar una celda FV que produzca una cierta cantidad de energía útil, se requiere invertir durante su fabricación más energía que la que generará en toda su 112 vida. Por otro lado, los costos de producción de electricidad termosolar -ubicados entre 0.09 y 0.11 dólares/KWh- no alcanzan aún el nivel que permita su comercialización internacional en gran escala. Para ser competitivas, las aplicaciones de la biomasa deben asociarse necesariamente a los beneficios ambientales que ofrecen'". Sólo en casos especiales, como la utilización del bagazo, estos proyectos se justifican en términos de generación de electricidad únicamente. En el área de la hidroenergía, los problemas técnicos se refuerzan a partir de la existencia de obstáculos institucionales significativos. En momentos en que los proyectos de gran envergadura se ven frenados por su elevado costo económico y sus implicaciones ambientales, sociales y culturales; la mayor difusión de las tecnologías para aprovechar estos recursos a pequeña escala resulta obstaculizada por la falta de un inventario adecuado de los lugares con potencialidades; el hecho Je que cada proyecto requiera consideraciones especiales de diseño y construcción; a escasez, en muchos países, de expertos técnicos que permitan desarrollar el diseño y realizar la construcción de microcentrales; y la fuerte tendencia a continuar la construcción y equipamiento de grandes centrales, sin prestar la debida atención a las pequeñas. En general, una de las principales barreras institucionales para el fomento de las fuentes renovables son los sistemas inadecuados de asignación de recursos para la 1-D, que no tienen en cuenta una perspectiva de largo plazo. En este contexto, no resulta casual que persistan importantes problemas técnicos que solucionar en el campo de la energía renovable. Luego de examinar algunas de las limitaciones tecnológicas y económicas de ta energía sostenible cabría preguntar ¿por qué insistir en la necesidad de reducir, no sólo la diferencia PE - PM, sino también PTr - Ptc y Ptc - PE, con una perspectiva de largo plazo?. 15 Los costos de inversión para una planta de incineración de residuos sólidos urbanos con recuperador de energía, para la generación de electricidad, son del orden de los 5000 dólares/KW instalado. Los costos de producción serían de unos 0.10 dólares/KWh, si el proyecto sólo considera la venta de energía eléctrica (Hiriart, 1995a). 113 Para responder esta interrogante, cabe recordar que en medio de la internacionalización del debate sobre medio ¡ambiente y desarrollo, han crecido considerablemente las preocupaciones en tomo a las implicaciones ambientales adversas del sector energético, lo que ha revelado la necesidad de promover la eficiencia energética y aumentar la participación de las fuentes renovables de energía, aún en condiciones de bajos precios de los hidrocarburos. Tal perspectiva puede calificarse como sostenible, no sólo porque incorpora las consideraciones ambientales, sino además porque busca reducir la vulnerabilidad de las economías nacionales ante futuras fluctuaciones en los precios internacionales de la energía. Esta reflexión. sugiere incorporar al análisis algunos factores y consideraciones ambientales. 3.2.3 Factores y consideraciones ambientales Para analizar el futuro de cada tecnología energética, además de examinar la disponibilidad del recurso primario y el costo económico de la transformación; se requiere analizar, entre otros factores, el impacto ecológico del proceso. Bajo este prisma de análisis, se impone una modificación en el sistema de categorías utilizado en el epígrafe anterior para analizar las potencialidades y limitaciones de una reestructuración energética sostenible. La modificación que se sugiere es concretamente la ampliación del concepto de potencial económico, con la introducción el concepto de “potencial sostenible” o “potencial de sustentabilidad”, que incorpora no sólo las variables económicas sino también variables y consideraciones ecológicas. Por tanto, el potencial sostenible (PS) resultaría de una “internalización de las externalidades”? ambientales a las diversas tecnologías energéticas. Sin dudas, se trataría de un proceso sumamente complejo, sobre todo si se tienen en cuenta las serias dificultades existentes en la actualidad para valorar adecuadamente las externalidades ambientales; no obstante, en un plano teórico general, puede decirse que para las tecnologías energéticas sostenibles, dado su 15 Con relación al proceso de “internalización de externalidades”, ver epígrafe 2.1.1. 114 A E O E O A O M O A impacto ambiental favorable en relación con las tecnologías energéticas convencionales (ej. combustibles fósiles), se cumple: PTr > PTc > PS > PE > PM. Como puede observarse, los criterios a que se refiere el potencial económico (viabilidad económica, partiendo de una relación convencional de costo-eficiencia económica) son ampliados con la incorporación de los costos y/o beneficios ambientales asociados a cada tecnología que se compara”. Aplicando este nuevo esquema teórico a las tecnologías energéticas sostenibles, el objetivo sería reducir las diferencias: e PS - PM: inversiones que se justifican en términos de sustentabilidad, pero que no se han materializado en el mercado; e. PTc - PS: soluciones tecnológicas que aún no resultan viables al analizar de forma conjunta sus costos y beneficios económicos y ambientales; e PTr - PTc: potencialidades teóricas para las cuales aún no existen soluciones tecnológicas. Como se expresó antes, con el deterioro de los precios del petróleo, desde mediados de los años 80, se ha desestimulado el proceso de innovaciones tecnológicas dirigidas a incrementar la eficiencia energética y a fomentar las fuentes renovables. Sin embargo, las crecientes preocupaciones en torno al impacto adverso del sector energético sobre el medio ambiente, en particular los esfuerzos por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, están pasando a ser un objetivo de política energética, sobre todo en los países industrializados; lo que revela la necesidad que promover el establecimiento de un marco regulatorio en el sector energético, que contribuya a una transición energética ordenada y sobre bases sostenibles. Si se consideran únicamente variables de costo económico (potencial económico), las fuentes convencionales de energía -particularmente los combustibles fósiles- continúan ofreciendo amplias ventajas para su consumo * Según algunos analistas, en el caso de las tecnologías energéticas basadas en el uso de carbón, el valor de las externalidades negativas varía entre 1 y 10 centavos de dólar por KWh y para la energía nuclear asciende aproximadamente a 6 centavos; mientras que en los casos de la electricidad de origen eólico o solar tal magnitud es muy cercana a cero (Gronbeck, 1997). 115 masivo, sobre todo en condiciones de precios deprimidos para los hidrocarburos. Sin embargo, en la medida en se internalicen los costos ambientales de estas fuentes energéticas, esa posición ventajosa se erosionaría significativamente frente a las fuentes renovables. Como ya se ha expuesto en esta investigación, de mantenerse las tendencias actuales, en un futuro próximo resultarán mucho más evidentes los problemas derivados del carácter agotable de los recursos energéticos convencionales y del reforzamiento del efecto invernadero como corisecuencia de las emisiones de CO, y otros gases contaminantes, derivados de la utilización de los combustibles fósiles. En este contexto, entre las potencialidades de las fuentes renovables, cabe resaltar, además de su carácter inagotable, el impacto ecológico favorable en tanto reducen considerablemente las emisiones de clesechos y contaminantes. Así, por ejemplo, el aprovechamiento de la energía eólica no genera contaminación; y las unidades geotérmicas tienen un impacto significativamente menor sobre el medio ambiente, con relación a las plantas convencionales generadoras de electricidad, en tanto producen menos emisiones. Se calcula que la cantidad de CO: que emite una planta geotérmica representa la cuarta parte de lo que emite una termoeléctrica de igual potencia. Además, como resultado de! aprovechamiento de la geotermia no se producen óxidos de azufre ni de nitrógeno ya que no se quema ningún combustible. En cuanto a la biomasa, la combustién completa de la madera es limpia y prácticamente libre de contaminantes. El contenido de azufre es menor que el de los combustibles fósiles y el CO2 descargado a la atmósfera durante la combustión es contrarrestado por el absorbido durante la fotosíntesis. Además, las cenizas de la madera pueden ser utilizadas para enriquecer suelos degradados; y el contenido de metales pesados en este recurso es despreciable. Cabe recordar, no obstante, que las fuentes renovables no están exentas de riesgos ambientales, por tanto cuando se asncia el termino energía sostenible al de energía renovable, debe tenerse en cuenta el carácter relativo de este criterio, en 116 referencia al menor impacto ecológico de las fuentes renovables, con relación a otros portadores energéticos como los combustibles fósiles. Entre las implicaciones ecológicas negativas de las fuentes renovables se destacan las experiencias de la hidroelectricidad a gram escala, cuyo aprovechamiento provoca inundaciones de tierras fértiles y desplazamiento de pobladores, a lo que se suma la posibilidad de accidentes. En los sistemas fotovoltáicos, la condición de “energía limpia” resulta afectada por los contaminantes producidos durante la fabricación de las celdas FV. En el caso de la energía eólica cabe mencionar el rechazo público al ruido de las turbinas, al impacto visual sobre el paisaje y a la alteración de la vida silvestre, particularmente de las aves. Por su parte, el aprovechamiento de la geotermia requiere un manejo adecuado de los gases, del agua separada y del ruido para evitar la contaminación. El H2S debe dispersarse adecuadamente en la atmósfera para evitar el olor; además, es necesario reinyectar al yacimiento todo el fluido para eliminar totalmente el efecto contaminante de las sales que contiene; y para abatir el ruido hasta límites aceptables debe utilizarse silenciadores adecuados. La energía nuclear, no constituye una fuente renovable y por tanto no es un objetivo básico de esta investigación. Sin embargo, cabe destacar que el costo económico de estas tecnologías se ha elevado notablemente en las últimas décadas y su utilización está asociada a serios riesgos ecológicos, relacionados con el grado de seguridad de los reactores, el transporte y disposición de los residuos radioactivos, el desmantelamiento de plantas después de su vida útil y la posibilidad de proliferación nuclear. La búsqueda de soluciones tecnológicas a estas desventajas económicas y ecológicas constituye uno de los propósitos básicos de los actuales programas de |-D en esta esfera. No obstante las limitaciones antes expuestas, la generación de nuclear aporta 15% del consumo de energía comercial global y alrededor del 15% de la electricidad producida en el mundo; y continúa siendo una opción energética en varios países con plantas en operación o en fase constructiva. Además, en el debate acerca de las 117 medidas para mitigar el efecto invernadero, la opción nuclear suele ser revalorizada, dada la no existencia de emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a esta fuente. En lo referente a los instrumentos ecoriómicos para materializar el potencial económico de los programas de ahorro energético y de fomento de las fuentes de energía renovable, cabe retomar el análisis presentado en el epigrafe 2.1.1, en relación con los mecanismos para “internalizar las externalidades”, donde se hace alusión tanto a los instrumentos administrativos (ej. normas técnicas) como a los de mercado (ej. subsidio a programas de energía sostenible, impuestos a los combustibles fósiles, etc.) y otros. Al conjunto de mecanismos antes mencionado debe añadirse la posibilidad de acuerdos voluntarios entre las agencias reguladoras gubernamentales, de una parte, y compañías privadas u otras instituciones, de: otra parte. Mediante estos acuerdos, las compañías privadas involucradas se comprometen a adoptar medidas dirigidas a lograr ciertos niveles de eficiencia energética, reducción de emisiones, etc., a cambio de apoyo financiero o excepción de ulteriores regulaciones por parte del gobierno. Estos acuerdos voluntarios pueden ser el antecedente directo para la adopción de nuevas regulaciones gubernamentales en la esfera energética. En estas condiciones, la transparencia de los precios de la energía resulta clave para una reestructuración energética sostenible ya que, de un lado, la existencia de subsidios injustificados al consumo energético constituye un desincentivo para el ahorro; y , de otro lado, los subsidios a los combustibles fósiles desestimulan las inversiones en energía renovable. Uno de los componentes básicos de los programas dirigidos a promover la energía sostenible a nivel internacional es la “planificación integrada de los recursos” o “administración de la demanda” en el subsactor eléctrico, con el propósito de que las empresas generadoras de la electricidad se preocupen no sólo por las actividades de generación, sino también por la forma en que se utiliza la electricidad, con el objetivo de encontrar la vía menos costosa para proveer un servicio energético. 118 En los países donde se han aplicado programas de esta naturaleza se ha comprobado, por ejemplo, que una amplia variedad de medidas de ahorro energético suele resultar menos costosa que nuevas adiciones a la oferta energética. En sentido general, el análisis de las potencialidades y limitaciones para una reestructuración energética sostenible, revela como aspectos centrales el carácter necesario, pero limitado de este proceso, y el requerimiento de un avance gradual y una perspectiva de largo plazo a la hora de pensar en fórmulas, mecanismos o programas para avanzar en las direcciones básicas que considera dicha reestructuración. En lo referido a las fuentes renovables, como se mencionó antes, se trata ante todo de fomentar su participación en el balance energético, en la medida en que resulte económica y ecológicamente viable. Las consideraciones anteriores acerca de las potencialidades y limitaciones internacionales para una reestructuración energética sostenible, podrían complementarse con una referencia más detallada a las opciones y obstáculos para este proceso de reestructuración, tanto en países desarrollados como subdesarrollados. Además, teniendo en cuenta la gradualidad de este proceso, una medición periódica del grado de avance en las direcciones fundamentales de dicha reestructuración energética, podría resultar de interés como elemento de referencia, tanto en el debate académico, como en el proceso de toma de decisiones, y de negociaciones internacionales sobre estos temas. 119 Capítulo IV Alcance y limitaciones de la reestructuración energética sostenible en los países desarrollados Una de las tendencias más significativas en el escenario energético mundial de las últimas dos décadas ha sido el mayor grado de ajuste de las economías desarrolladas a los patrones del nuevo paradigma energético, en comparación con otros grupos de países, sobre todo en lo relacionado con la puesta en práctica de programas de conservación energética, basados en la introducción de equipos y tecnologías más eficientes. No obstante, el avance ulterior en este proceso enfrenta serias limitaciones en la actualidad. El mayor auge de los programas dirigidos a fomentar fuentes renovables de energía e incrementar la eficiencia energética en este grupo de países se registró durante el período de elevadas cotizaciones del petróleo (1973-85). En octubre de 1977, en medio de la turbulencia económica y financiera provocada por los altos precios de los hidrocarburos, los Ministros de la AIE adoptaron los Principios de Política Energética de esa Organización, como marco de referencia para la puesta en práctica de políticas nacionales en los entonces 21 estados miembros. Entre esa fecha y finales de los años 80, los recursos dedicados por los países de la AIE al desarrollo de distintos tipos de tecnologías energéticas ascendieron a 70 mil millones de dólares (Heard, 1990: 30). Las líneas de acción adoptadas por los Ministros de la AIE en los años 70, incluían importantes recomendaciones en lo concerniente al manejo o administración de la demanda energética, tales como la rápida aplicación de políticas orientadas al uso eficiente de la energía, la sustitución de petróleo por fuentes altemativas y la aplicación de procedimientos regulares para evaluar de forma efectiva el cumplimiento de esos programas. La colaboración de los gobiernos de los países desarrollados con la industria en el manejo de la demanda de energía, especialmente de petróleo, incluía el fomento de incentivos a empresas eléctricas e industriales, suministro de información, asesoría y 120 actividades de educación; así como apoyo financiero y fiscal, en los casos en que se consideraba necesario. En el sector residencial, se hizo especial énfasis en la adopción de un código para los nuevos edificios, con normas mínimas obligatorias de eficiencia térmica e iluminación; y se establecieron incentivos financieros y fiscales para la readecuación del stock de viviendas y edificios existentes. Asimismo, se ampliaron las medidas dirigidas a reducir el uso del petróleo en la transportación, incluyendo incrementos en los precios de la gasolina; el reforzamiento de las normas de eficiencia de los combustibles; impuestos progresivos sobre los autcmóviles, en función de los niveles de eficiencia en el uso de combustibles; límites efectivos de velocidad; y apoyo a los sistemas de transporte público. También se dedicó especial atención a la expansión de los programas de cogeneración (producción conjunta de electricidad y calor), y a la recuperación del calor no aprovechado, para lo cual se proponía eliminar las restricciones institucionales exisientes y ofrecer incentivos apropiados. Uno de los resultados más significativos de la puesta en práctica de los programas antes mencionados, fue el proceso de sustitución energética experimentado en los países de la OCDE hasta mediados de los años 80, en virtud del cual la parte del petróleo en el balance energético global de estos países disminuyó considerablemente. 4.1. Sustitución energética y fomento de fuentes renovables Durante el período de altos precios internacionales de los hidrocarburos, la partivipación petrolera en el balance de energía de la OCDE se redujo desde 55.3% en 1373 hasta 46.2% en 1985 (ver Anexo 1V.1), y en este proceso sustitutivo jugaron un papel decisivo las políticas gubernamentales que fomentaban el desplazamiento del petróleo por electricidad de origen no petrolero, preferentemente. 121 4.1.1. Patrones regionales de la sustitución energética La sustitución del petróleo fue más intensa en Japón y Europa Occidental que en los EE.UU. En Japón, la parte del petróleo en el balance energético cayó en casi 19 puntos porcentuales entre 1973 y 1985 (de 78.2% hasta 59.6%), que fueron transferidos al gas (8 puntos), al carbón (6 puntos) y a la electricidad de origen hidráulico y nuclear (5 puntos). Obsérvese que 13 de los 19 puntos perdidos por el petróleo fueron absorbidos por las fuentes de energía comercial que menos contribuyen al efecto invernadero (gas natural, considerado como el combustible fósil menos contaminante, hidroelectricidad y energía nuclear) (ver gráfico G4,1). En Europa Occidental, este proceso siguió aproximadamente el mismo patrón que en Japón, pero en menor escala. La participación del petróleo en el balance energético europeo disminuyó en casi 14 puntos porcentuales entre 1973 y 1985 (de 60% a 46.4%), de los cuales 6 puntos fueron ganados por el gas natural y 5 puntos por la electricidad de origen hidráulico y nuclear. Gráfico Gá4.1 Variación del aporte de fuentes energéticas comerciales, 1973-85 (en puntos porcentuales) 10 Ml Petróleo WN Gas Y Nucl.- Hidro 1 Carbón -20 IA” EEUU, JAPON EUROPA Regiones/Países Fuente: Elaborado a partir de OPEC, 1995. 122 En EE.UU., sin embargo, la comparación de los balances energéticos de 1973 y 1985 muestra que la participación del gas sufrió la mayor caída (de 31.1% a 24.2%; es decir en 7 puntos), mientras que la parte del petróleo cayó ligeramente de 47.8% a 44.5%; y 8 de los 10 puntos perdidos de forma conjunta por gas y petróleo fueron garados por el carbón, considerado como el combustible fósil más contaminante. Durante el período 1985-94, la participación del petróleo se mantuvo reletivamente constante en un 46-47% del balance energético de la OCDE, lo que dernuestra que si bien muchos de los cambios estructurales ocurridos en la composición de la demanda energética de estos países en el periodo de altos precios del petróleo tienen un carácter estructural, los bajos precios vigentes a partir de 1986 desiestimularon un mayor avance en la sustitución de petróleo. El principal cambio operado en el balance energético de la OCDE en 1985-94 fue la reducción de la participación del carbón en tres puntos porcentuales y el incremento de la parte del gas natural en igual proporción. Esta nueva tendencia está en correspondencia con los esfuerzos de diversos países por reducir la dependencia de los combustibles fósiles más contaminantes (carbón y petróleo), y aumentar la participación del gas natural (combustible fósil menos contaminante) y las fuentes reriovables. Al desagregar los datos globales de la OCDE, entre los tres principales centros de poder económico, se observa que en EE.UU., la parte del carbón en el balance en=rgético fue la que permaneció prácticamente invariable entre 1985 y 1994 (28%), al igual que la electricidad de origen nuclear e hidráulico (4%); mientras el petróleo perdió 3 puntos (de 45% a 42%), que fueron ganados por el gas (de 24% a 27%) (ver gráfico G4..2). En Japón, el petróleo mantuvo su proporción (60%) y el carbón perdió 5 puntos (de 24% a 19%), 3 de los cuales pasaron a la cuenta del gas natural (de 10% a 13%) y dos a la cuenta de la electricidad nuclear e hidráulica (de 6% a 8%). En Europa Occidental, sin embargo, el carbón perdió 8 puntos (de 29% a 21%), de los cuales 5 123 pasaron al gas natural (de 17% a 22%), dos al petróleo (de 46% a 48%) y uno a la electricidad de origen nuclear e hidráulico (de €% a 9%). Gráfico G4.2 Variación del aporte de fuentes energéticas comerciales, 1985-94 (en puntos porcentuales) UN Petróleo Mi Gas | 1 Nuci.-Hidro Mu Carbón EEUU, JAPON EUROPA Regiones/Países Nota: Elaborado a partir de OPEC, 1995. Obsérvese que la tendencia anticarbor ífera en Europa y Japón, que tiene un fuerte componente ambiental, es un fenómeno de los últimos 10 años, ya que en 1973-85 la sustitución de petróleo por carbón fue uno de los componentes básicos de las políticas de estos países para enfrentar el encarecimiento de los hidrocarburos, siguiendo una lógica eminentemente económica. La energía nuclear y las fuentes energéticas renovables fueron dos de las opciones promovidas por los países de la CICDE en los programas de sustitución energética, emprendidos particularmente entre 1973 y 1985. 124 4.1.2. El componente nuclear de la sustitución energética Durante los años 70, las empresas eléctricas de Canadá, Francia, Reino Unido, Japón y EE.UU. dedicaron miles de millones de dólares al desarrollo de la tecnología electronuclear, que desde comienzos de los 50 estaba siendo promovida por influyentes círculos gubernamentales y de negocios, principalmente norteamericanos y británicos. Esta tendencia fue seguida por otros estados industrializados y algunos países subdesarrollados. En 1989, los 21 países miembros de la AIE dedicaban casi 60% de su presupuesto de 7.3 mil millones de dólares con fines de investigación energética, a la energía nuclear (47% a la fisión nuclear y 12% a la fusión nuclear) (Flavin y Lenssen, 1990: 35) y esa proporción se ha mantenido prácticamente invariable desde entonces. De esta forma, la energía nuclear ha sido uno de los segmentos más dinámicos en los programas de energía alternativa llevados a cabo por los países de la OCDE desde comienzos de los 70 (ver BP, 1997). La utilización de este tipo de energía se incrementó de 27 millones de toneladas de petróleo equivalente (MTPE) en 1971 a 515 MTPE en 1996, llegando a representar, en este último año, 43.6% de toda la energía comercial consumida en Suecia, 42.2% en Francia, 15.3% en Japón, 12.1% en Alemania, y 8.6% en EE.UU. A inicios de los 90, la energía nuclear como parte de la oferta de electricidad alcanzaba el 70% en Francia, 66% en Bélgica y 47% en Suecia; y para el conjunto de la OCDE esta fuente aportaba el 24% de generación eléctrica en 1995. La OCDE concentra en la actualidad más del 80% de la generación mundial de electricidad de origen nuclear; sin embargo, el panorama de esta fuente energética resulta bastante sombrío, sobre todo si se compara con los programas diseñados a comienzos de los años 70. El rápido crecimiento de la capacidad nuclear, que se planeaba en los países de la OCDE a mediados de los 70 es asunto del pasado ya que, con las excepciones de Francia y Japón, los planes nucleares del área desarrollada han sido severamente recortados. 125 Uno de los factores que más ha afectado a los programas nucleares en el mundo desarrollado han sido las preocupaciones en torno a la seguridad, particularmente, después de los accidentes de Three Mile Island, en Pennsylvania, EE.UU. (1979) y el de Chernobyl, Ucrania (1986). Otros factores que también han contribuido a desestimular los programas de: energía nuclear han sido el rápido crecimiento de los costos, la desaceleración de la demanda de electricidad y la erosión de los precios del petróleo a partir de mediados de los 80. En los EE.UU. se pasó de un nivel récord de 20-40 nuevas plantas nucleares por año a comienzos de los 70, a un promedio «de 3 nuevas órdenes entre 1975 y 1978 (Deudney y Flavin, 1983: 27); desde entonces no se han ordenado nuevas inversiones. En Suecia, un referéndum celebrado en 1980 prohibió la aprobación de nuevas órdenes y decretó el abandono del programa nuclear para el año 2010. Las proyecciones de la capacidad nuclear de la OCDE para el año 2000 han sido revisadas a la baja sistemáticamente, desde 365 GWe pronosticados en 1986 hasta 297 GWe estimados en 1990. A mediadcs de los 90, sólo dos países miembros de la OCDE, Francia y Japón, habían anunciado oficialmente planes para incrementar su capacidad nuclear instalada más allá del 2000 (ver De la Ferte, 1990; IEA, 1996b). - De acuerdo con algunos estudios especializados la mayoría de los gobiernos de la OCDE mantendrían la opción nuclear en la lista de las fuentes energéticas con potencial para reducir los daños ambientales provocados por las emisiones de CO) y otros gases de efecto invernadero. En este sentido, los países de la OCDE buscan optimizar la eficiencia de los sistemas de reactores existentes, sobre todo en el caso de los reactores PWR (Pressurized Water-coolzd Reactors), que representan el 85% de la capacidad nuclear instalada en la OCDE (ver Háfele, 1989; De la Ferte 1990; Clarke, 1991). Adicionalmente, varios países se han trazado el objetivo de aislar de forma permanente los desechos con alto grado de ra.dioactividad, en los primeras décadas del próximo siglo: Alemania, Francia y EE.UU. hacia el 2010; Bélgica, Canadá, Finlandia, España, Suecia y Suiza, hacia el 2020; y el Reino Unido, algunos años después. La cooperación entre estos países se fomenta mediante programas 126 nternacionales de investigación nuclear, pero está lejos de recuperarse la confianza Je la opinión pública en este tipo de energía. 4.1.3. Fomento de fuentes renovables Durante los años 70 y 80, bajo las condiciones de altos precios del petróleo, también se estimuló el desarrollo de fuentes energéticas renovables (eólica, Jeotermia, solar, hidroelectricidad, y otras), registrándose en los países de la OCDE el nayor avance a nivel internacional en estas áreas, sobre todo en cuanto al desarrollo «Je nuevas tecnologías. 2) Las energías renovables en condiciones de altos precios del petróleo (1973- :35): esfuerzos y resultados Durante la segunda mitad de los años 70 y comienzos de los 80, numerosos países como Australia, Austria, EE.UU., Holanda, Canadá, Japón, Suecia, Alemania y Jinamarca, entre otros, aplicaron incentivos especiales para desarrollar las fuentes renovables, particularmente la energía solar. Así, por ejemplo, Australia eliminó los impuestos a las ventas de instalaciones solares; Austria introdujo incentivos fiscales para las instalaciones solares y de biomasa; EE.UU. estableció un Banco Solar para contribuir al financiamiento de sistemas solares; Holanda propuso reducciones de impuestos para las inversiones en equipo energético solar, eólico y en aprovechamiento de desechos; Canadá lanzó un importante programa para expandir el uso de la biomasa y de la energía solar; y Japón otorgó subsidios a las empresas privadas e instituciones públicas para la instalación de sistemas solares. Adicionalmente, el presupuesto de los gobiernos de la AIE para 1-D en tecnologías renovables se incrementó de 483 millones de dólares en 1977 a 1180 millones de dólares en 1980 (dólares de 1984) (IEA, 1985: 32). A partir de los esfuerzos realizados en períodos de altos precios del petróleo, para el conjunto de los países de OCDE las fuentes nuevas y renovables mostraron un rápido crecimiento en la generación eléctrica entre 1973 y 1993, con excepción de la hidroenergía que sólo creció en 1.6% promedio anual en ese período. En efecto, la 127 generación de electricidad de origen geotérmico/solar se incrementó en un 7.9% por año; mientras la electricidad obtenida a partir de otras fuentes renovables aumentó a un ritmo anual del 13.4%. El conjunto de las fuentes renovables aportaba en 1995 el 18.3% de la generación eléctrica total en la OCDE (16.1% corresponde a la hidroelectricidad), como muestra la tabla T4.1. Tabla T4.1 Generación de electricidad por fuentes en la OCDE, 1395 Fuentes Aporte en 1995(%) Ritmo promedio anual 1973-93 (%) Carbón 38.2 3.2 Petróleo 72 -3.7 Gas natural 12.6 2.7 Nuclear 23.7 12.0 Geotermia/Solar 0.5 7.9 Otras renovables 1.7 13,4 Hidroelectricidad 16.1 1.6 Total 100 2.9 Fuente: Petroleum Economist, abril 1996: 25. Algunos de los resultados más notables de los programas de fomento de las energías renovables en el conjunto de países de la OCDE están relacionados con la utilización de la energía eólica. En este sentida, cabe apuntar que a comienzos de la actual década existian más de 20 mil plantas productoras de electricidad a partir de esta fuente a nivel internacional, ubicadas preferentemente en California y Dinamarca. Con una capacidad generadora de eoloelectricidad de unos 1500 MW, suficientes para satisfacer los requerimientos de energía del sector residencial de la ciudad de San Francisco, California produce el 1.5% de la electricidad del Estado a partir de esta fuente. 128 Entre los países de la OCDE que se destacaban por la capacidad instalada para la generación de eoloelectricidad en 1995 se encuentran, además de los EE.UU. (1900 MW), Alemania (632 MW) y Dinamarca (530 MW). EE.UU. espera incrementar en un 13.2% anual la producción de electricidad de origen eólico hasta el año 2010; luego de registrarse una caída de su participación en la capacidad mundial de este tipo de generación eléctrica de un 90% a 30% en 1988-95; en tanto la Unión Europea prevé incrementar su respectiva capacidad generadora hasta 8 GW (1% de la electricidad total) en el 2005 (ver DOE, 1997c). En Europa, cabe destacar el caso de Dinamarca, donde se ha aplicado el mayor programa de aprovechamiento de energía eólica del mundo. En 1990, la mitad de la capacidad generadora de eoloelectricidad de la Comunidad Económica Europea, era aportada por ese pais, que cubría con la energía eólica el 2% de su demanda eléctrica. Además de Dinamarca, se destaca el aporte de Alemania y Holanda, en el aprovechamiento de este tipo de energía en el contexto europeo. Otra información de interés en el campo de las energías renovables dentro de la OCDE es el comienzo de operaciones, a mediados de los años 80, de las dos mayores plantas de aprovechamiento de la energía de las olas en Noruega, con una capacidad combinada de 0.85 MW. Además, por más de dos décadas Francia ha operado la mayor planta de electricidad a partir de las mareas, y Canadá contaba con una capacidad instalada de 18 MW, a finales de la pasada década, en instalaciones de este tipo. El consumo de hidroelectricidad en los países de la OCDE aumentó de 75 millones de toneladas de petróleo equivalente (MTPE) en 1971 a 113 MTPE en 1996, manteniendo un aporte del 2.5% al balance de energía comercial. En el presente, un avance ulterior en esta dirección resulta limitado por los altos costos y la creciente oposición pública a nuevos proyectos de gran escala, debido a los daños ambientales potenciales. No débe olvidarse que el área de la OCDE es una región madura en cuanto al aprovechamiento de esta fuente energética (IEA, 1996b: 53) En Norteamérica, se destaca el aporte hidroeléctrico de EE.UU. y Canadá, con un consumo anual de 28.8 MTPE y 30.3 MTPE, respectivamente, en 1996; mientras 129 que de los países europeos de la OCDE cabe mencionar los casos de Noruega, Suecia y Francia que absorben alrededor del 50% de consumo de hidroelectricidad en esa región (DOE, 1997c). En los EE.UU, los altos precios vigentes durante la segunda mitad de los años 70 condicionaron el establecimiento de un programa energético integral para hacer frente a las necesidades inmediatas y futuras del. país. Ese programa gubernamental incluyó no sólo investigaciones básicas y aplicadas en el campo de las fuentes renovables, sino también la participación conjunta con el sector privado en proyectos demostrativos, comercialización y diseminación de información; la introducción de mecanismos de mercado como incentivos fiscales; y la creación de un mercado de electricidad para los productoras independientes. Con relación al alcance de los programas de fomento de las energías renovables en los EE.UU. cabe señalar que estas fuentes energéticas representaron en 1995 alrededor de 7% de la demanda energética nacional de EE.UU.; es decir alrededor de 6.4 quads!, de los 89 quads de consumo energético anual de ese país. La hidroelectricidad aporta un 4%, la combustión de la madera un 3%, y otras fuentes menos del 1%. En la composición ce las fuentes energéticas renovables utilizadas en los EE.UU., la hidroenergía «aporta el 48%, la biomasa 44%, la geotermia 6% y la energía solar/eólica 2%. EE.UU. es el principal productor de electricidad de origen geotérmico (unos 16900 GWh), y concentraba la mayor parte de los 700 GWh de electricidad de origen fototérmico generados en el mundo a comienzos de este decenio (WRI, 1994: 167). También ese país es el segundo mayor productor de alcohol combustible, después de Brasil, con una destilación de unos 20 millones de barriles por día a finales de los años 80; aunque se señala que este programa ha sido altamente subsidiado y descansa en ciertos cultivos de alimentos en tierras de primera clase (Flavin, 1989: 42). Según fuentes especializadas norteamericanas, de continuar las condiciones políticas de los años 90, hacia el 2010 se producirían anualmente unos 8-10 quads de energía renovable en EE.UU., lo que sería equivalente a un 8% de la demanda 1 Un quad equivale a 10* unidades térmicas británicas. 130 total de energía; aunque se aclara que si se adoptan políticas dirigidas a internalizar los costos ambientales de las distintas fuentes energéticas, se favorecería a las renovables, cuya participación en el balance total de la Unión podría entonces oscilar entre 18% y 26% en el 2010, según el avance que se logre en esa dirección (ver Sissine, 1997). En general, como ha podido observarse, los resultados de los programas para el fomento de las energías renovables en la OCDE han sido limitados, lo que resulta evidente sobre todo cuando se analiza su aporte al balance energético. En 1990 las fuentes renovables (excluyendo a la generación de hidroelectricidad en gran escala), representaban el 5% del consumo energético de los países industrializados (Goldemberg, 1995: 1). Visto en perspectiva, este panorama podría tornarse más sombrío, sobre todo si se tiene en cuenta el recorte sufrido por muchos de estos programas a partir de mediados de los 80, cuyos efectos ya se han comenzado a sentir en algunos de estos países. b) Las energías renovables en condiciones de precios petroleros deprimidos (1986-90s) El deterioro de las cotizaciones internacionales del petróleo, particularmente después de 1986, y la filosofía de libre mercado, predominante en países como EE.UU. y Reino Unido, han desalentado el avance de este tipo de inversiones. En 1989 las fuentes renovables sólo captaban el 7% del presupuesto para |-D con fines energéticos de los estados de la AIE (Flavin y Lenssen, 1990: 35), y esa proporción se ha mantenido por debajo del 10% en los años transcurridos de la presente década. En los EE.UU., donde el gobierno invirtió alrededor de 8.8 miles de millones de dólares (dólares constantes de 1992) entre 1973 y 1993 para |-D en energía renovable?; el gasto real para ese fin disminuyó en un 91%, desde un nivel récord de 1.27 mil millones de dólares en el año fiscal 1979 hasta 119 millones de dólares en ? Esa cifra representa alrededor del 11% de los recursos de 1-D orientados a la oferta energética en 1973-93. 1391 el año fiscal 1990. Dicho gasto aumentó gradualmente durante la primera mitad de este decenio hasta alcanzar 289 millones de dólares en el año fiscal 1995; pero esta última cifra todavía resulta inferior al nivel de 1379 en un 77%. Dado el compromiso explícito de la Administración Clinton con las fuentes renovables, el nivel del presupuesto para ese subsector aumentó en 1994 y 1995; sin embargo, en 1996 el monto aprobado por el Congreso para estos fines resultó inferior en un 23% al del año precedente, y para 1997 se aprobó un recorte adicional del 6%, con lo que el presupuesto para |-D en renovables se redujo a dos terceras partes del nivel de 1995. En efecto, desde 1995 los montos del presupuesto en cuestión aprobados por el Congreso han sido inferiores a los solicitados por la Administración demócrata, lo que ha representado un cambio histórico, condicionado al menos en parte por las presiones que genera el déficit presupuestaric de EE.UU.. Estos continuos recortes al presupuesto de las energías renovables en los EE.UU. pudieran interpretarse como una transferencia de liderazgo tecnológico en esa esfera a favor de Alemania y Japón. . La historia del presupuesto para I-D en energías renovables en los EE.UU. debe ser analizado en el contexto de los otros tres presupuestos para |-D en el sector energético: nuclear, combustibles fósiles y eficiencia energética. El gasto total para 1948-1995 fue de 103 miles de millones de dólares: 62 mil millones (60%) en el subsector nuclear, 25 mil millones (24%) en combustibles fósiles, 10 mil millones (10%) en renovables y 6 mil millones (6%) en eficiencia energética. De 1973 a 1995, el gobierno federal gastó 41 mil millones de dólares en |-D nuclear, 20 mil millones de dólares en combustibles fósiles, 10 mil millones de dólares en renovables y 6 mil millones de dólares en eficiencia energética (Sissine, 1997). En general, el valor estimado de los subsidios energéticos federales (incentivos fiscales, gastos en 1-D, donaciones, préstamos, etc.) en 1989 fue de 38 mil millones de dólares, y ese monto equivale al 8% del gasto energético total de la nación de 458 mil millones de dólares en ese año. Del valor total de esos subsidios, 132 58% favoreció a los combustibles fósiles, 29% a la fisión nuclear, 3% a la eficiencia energética y 2% a promover las nuevas tecnologías renovables. Como puede apreciarse las reducciones experimentadas en los presupuestos de |-D para fuentes renovables desde mediados de los años 80, tienen como telón de fondo una estructura presupuestaria que ha favorecido históricamente a la energía nuclear y a los combustibles fósiles, en detrimento de las energías renovables y la eficiencia energética. Tales patrones explican en gran medida la subutilización del potencial existente para el aprovechamiento de las fuentes renovables de energía en EE.UU. (ver tabla T4.2) Tabla 74.2 Potencialidades de las fuentes renovables de energía en los EE.UU., 1994, en Quads(*) anuales Fuentes energéticas Potencial Aprovechamiento actual Solar (Fotovoltáica) 6.7 Menos de 0.01 Solar (Térmica) 10.2 0.1 Hidroenergía (pequeña escala) 5.1 2.9 Metano (Areas rurales) 1.0 0.0 Eólica 10.7 0.03 | Biomasa 19.1 3.2 | Geotermia 5.3 0.36 Nota: (*) Quads = 10" unidades térmicas británicas. Fuente: Gronbeck, 1997 El monto acumulado de electricidad generada por productores independientes de EE.UU. a partir de fuentes renovables fue de 19,000 MW en 1980-1991 y los estados líderes en este tipo de generación son: California, Nevada, New York, New Jersey, Florida, Maine, New Hampshire, Idaho, Massachusetts y Texas. Sin embargo, como resultado de la más reciente desregulación experimentada por los mercados energéticos norteamericanos, la parte de las fuentes renovables en las 133 compras de las empresas públicas de electricidad a pequeños productores cayó significativamente desde 5,400 MW en 1986 y hasta 1,200 MW en 1991* En el Reino Unido, por su parte, el presupuesto para |-D en fuentes de energía renovable, luego de acumular unos 545 millones de dólares entre 1974 y 1993 (dólares constantes de 1993), se contrajo en un 20% en 1994-95, y se esperan reducciones ulteriores en los próximos años, en un contexto dominado por la erosión de los precios de los combustibles fósiles. (DOE, 1997c). En los últimos 10 años, sin embargo, varios países han anunciado planes para incrementar sus inversiones en fuentes energéticas renovables, como parte de los programas para enfrentar los problemas ambiertales derivados del efecto invernadero. Probablemente, uno de los países más comprometidos en esta dirección es Dinamarca, que pretende elevar la participación de las fuentes renovables en el consumo de energía primaria desde 8% en 1994 hasta 13% en el 2005 y alrededor de 35% en el 2030. En los EE.UU., el marco actual para el programa de energías renovables es el programa energético nacional de 1995 (Estrategia de Energía Sostenible), que se basa en tres objetivos nacionales: maximizar la productividad energética; prevenir la contaminación; y asegurar la seguridad energética. La industria que suministra productos y servicios para el aprovechamiento de las fuentes nuevas y renovables ha mostrado gran dinamismo en los países de la OCDE durante el presente decenio, y en algunas casos (EE.UU., Canadá y Japón) es considerada explícitamente como un segmento de la industria ambiental, con un creciente potencial exportador. En los EE.UU, la industria de energías nuevas y renovables generó 2.1 mil millones de dólares en 1993; aportados por la energía geotérmica, solar, eólica y la administración de la demanda (demand side management)” Además, las exportaciones de este segmento productivo ascienden a unos 500 millones de dólares 3 En 1991 los productores independientes de electricidad a partir de fuentes renovables en los EE.yU. aportaban el 1.3% de la electricidad total generada en el país. 4 Obsérvese que la administración de la demanda es corsiderada como una fuente de energía, bajo la forma de eficiencia energética 134 y, Sólo los ingresos de las compañías independientes norteamericanas de administración de la demanda ascienden a 300 millones de dólares anuales. En cuanto al aporte de estas industrias al desarrollo regional de EE.UU. cabe señalar, por ejemplo, que los productores de turbinas y otros equipos para el aprovechamiento de la energía eólica contribuyeron en 1994 a las economías de 44 estados norteamericanos, con la creación de miles de puestos de trabajo. En Japón, el mercado estimado de tecnologías energéticas sostenibles ascendió a 19.4 mil millones de dólares en 1994; de los cuales 1.4 mil millones de dólares correspondieron a las fuentes nuevas y renovables (OECD, 1996). En sentido general, en el contexto actual los programas de fomento de las energías renovables en los países de la OCDE se hayan bajo el efecto de dos tendencias contrapuestas. De un lado, la persistencia de precios relativamente bajos para los hidrocarburos, las presiones fiscales, y los procesos de desregulación energética tienden a afectar sensiblemente el curso futuro de estos programas; de otro lado, las crecientes preocupaciones en torno a las implicaciones ambientales negativas del sector energético tienden a reforzar las políticas orientadas al fomento de las tecnologías energéticas sostenibles, como elemento clave para asegurar la competitividad futura de estas economías. Según estimados recientes, que parecen combinar ambas tendencias, la electricidad de origen geotérmico, eólico, solar y proveniente de las olas podría registrar un rápido crecimiento en el área de la OCDE en los próximos años, a una tasa de crecimiento promedio anual de entre 7% y 9% hasta el año 2010; aunque el aporte a la generación eléctrica total todavía no superaría el 2% en el 2010 (IEA, 1996b: 54). 4.2. Ahorro y conservación de energía En lo relacionado con la conservación energética, los programas de la AIE de los años 70 y 80 incluían tres componentes básicos: * programas de información, dirigidos a motivar y crear conciencia en torno al tema, explicar las oportunidades de conservación, mejorar las habilidades técnicas, etc.; 135 e incentivos financieros, en forma de doriaciones, estímulos fiscales y créditos blandos. Este tipo de instrumento ha sido de gran importancia para la introducción de nuevas tecnologías al mercado; + regulaciones y normas para asegurar el cumplimiento de niveles mínimos de eficiencia (IEA, 1987). Una primera aproximación a los resutados de los programas de ahorro y conservación energética en la OCDE puede obtenerse mediante el análisis de la evolución de la intensidad energética. Este indicador mostró una caída de casi 26% entre 1973 y 1985, debido al mejoramiento de la eficiencia energética y a cambios en la estructura económica. La caída de la intensidad energética en este período se explica entre un 65% y un 75% por la innovación tecnológica, y cerca de la mitad de dicha disminución ocurrió en 1979-82. En el período 1985-94 la intensidad energética en la OCDE se redujo en alrededor de un 7% (ver Anexo IV.1). 4.2.1. Período 1973-85: los mayores progresos Si bien el incremento tendencial de la eficiencia energética es un resultado lógico de la evolución tecnológica a largo plazo, no cabe dudas de que este proceso se aceleró considerablemente en los países industrializados, a partir del primer shock petrolero de 1973-74. Entre 1974 y 1984 la demanda energética del sector industrial de los países de la OCDE disminuyó en un 1.3%, como promedio anual, al tiempo que la producción de la industria se incrementó en alrededor de un 2%, lo que refleja una caída de la intensidad energética en este sector de un 30%. En estos países el sector industrial absorbía el 35% del consumo energético en 1985 (JEA, 1987: 47). La reducción de la intensidad energética de los países industrializados durante el período de altos precios de los hidrocarburos (1973-85) se explica en gran medida por la acción combinada de las políticas gubernamentales y las respuestas del sector privado a las condiciones del mercado. En ese periodo, la estructura y las tecnalogías de los procesos industriales en estos países experimentaron cambios notables, como consecuencia del auge de las 136 industrias menos intensivas en energía en el contexto del nuevo paradigma tecno- económico, la transferencia de muchas de las tecnologías intensivas en energéticos hacia países de menor desarrollo, la modernización de los equipos y procesos existentes y la introducción de nuevos procesos ahorradores de energía en el sector industrial, entre otros factores. Adicionalmente, la eficiencia energética de los sectores de transporte, residencial, comercial y público de los países de la OCDE también mostró mejoras sustanciales hasta la primera mitad de los años 80. En el sector de transporte, después de un período de lento crecimiento de la demanda de energía entre 1973 y 1979, este indicador cayó entre 1979 y 1982, para luego registrar ligeros incrementos. El consumo de energía por pasajero y vehículo comercial disminuyó en un 20% entre 1973 y 1983, lo que se explica en un 65% por el mejoramiento de la eficiencia energética y en un 35% por la reducción en la distancia promedio recorrida por vehículo. En EE.UU., la aplicación de standards obligatorios, permitió duplicar la eficiencia energética de los nuevos autos entre 1975 y 1985 (USCAN/CAN, 1995: 2). En los sectores residencial, comercial y público la aplicación de nuevas tecnologías en los edificios y los sistemas de iluminación también contribuyó a reducir la intensidad energética. Así, por ejemplo, el consumo de energía por empleado en los EE.UU. cayó en 24% entre 1970 y 1982 (WRI, 1989: 117). A mediados de los años 80 la eficiencia energética de los refrigeradores se había incrementado en 11-25%; las pérdidas de calor en las nuevas viviendas disminuyeron en 20-50%; y la eficiencia de los sistemas de iluminación aumentó en alrededor de un 10%, en los sistema de calefacción, enfriamiento y ventilación, en más de 10%, y en los motores industriales, en cerca de un 5% (Friedrichs y Unterwurzacher, 1989: 27). En sentido general, tal evolución de la intensidad energética en los países de la OCDE echó por tierra la idea de que el incremento de la oferta de energía resultaba esencial para asegurar el crecimiento de las economías industrializadas. En estos países que absorben casi 60% del consumo petrolero mundial, la demanda de 137 petróleo, después de crecer a un ritmo promedio anual de 7.5% en 1966-73 y de 0,5% en 1973-79, se redujo en más de un 3% en el período 1979-85 (BP, 1988). Además, el consumo de petróleo por unidad de producción disminuyó en alrededor de un 40% entre 1974 y 1985. El alcance de los programas de ahorro y conservación energética ha sido diferente en los principales países industrializados. En EE.UU. el impacto de estos programas fue, en general, menos relevante que en Japón, al punto que en 1985 la intensidad energética norteamericana era de 2.84 barriles de petróleo equivalente (BPE)/1000 dólares de PNB, frente a 1.80 BP:=/1000 dólares de PNB en Japón (ver Anexo 1V.1). Los diferentes patrones energéticos de EE.UU. y Japón, se explican en gran medida por la desigual dotación de recursos energéticos de estos centros de poder. Japón tiene una elevada dependencia de los recursos energéticos importados, con particular referencia a los hidrocarburos; mientras que EE.UU. cuenta con 3% de las reservas petroleras mundiales, 3% de las de gzs y 23% de las de carbón, lo que hace a este país más autosuficiente en el plano energético. La política de ahorro y conservación de energía aplicada en Japón durante el periodo de altos precios del petróleo (1973-85) ha sido considerada como una de las más exitosas. En el curso de esos años, mientras el PIB real (en dólares de 1985) aumentó en casi un 56%, el consumo total de energía apenas se incrementó en un 3%, lo refleja una caída de la intensidad energética de este país de casi 33% (-49% en el caso de la intensidad petrolera). El Ministerio de Comercio Internacional e Industrias (MITI) de Japón fue el encargado del diseño y puesta en práctica de la política de conservación energética del país. En 1975 se estableció la Oficina de Planeación de la Política de Conservación de la Energía, como parte de la Agencia de Recursos Naturales y Energía del MITI.' La política de conservación energética de Japón incluye cuatro categorías de medidas: 138 e medidas consideradas en la Ley de Conservación de Energía de 1979, con relación a las normas de racionalización en el uso de energía en fábricas, edificios y aplicaciones específicas; * incentivos para la conservación energética: ayuda financiera e instrumentos fiscales; + investigación y desarrollo (Proyecto Moonlight); » actividades de publicidad (Yoda, 1990: 9-10). Los indicadores del comercio exterior petrolero de la OCDE reflejan con claridad los efectos de la política energética de estos países durante el período de elevadas cotizaciones de los hidrocarburos. El resultado combinado de la drástica contracción en el consumo petrolero y del incremento en la producción local de hidrocarburos fue una reducción de casi 39% en las importaciones petroleras netas., entre 1975 y 1985 (IEA, 1996). Otro rasgo importante del comercio petrolero de la OCDE en estos años fue la marcada reorientación geográfica de los flujos de exportación, en detrimento de la zona del Medio Oriente. En efecto, el aporte del Medio Oriente a las compras petroleras de la OCDE cayó de 65% en 1975 a 34% en 1985; en el caso de las importaciones de petróleo de los EE.UU., la reducción de la participación del Medio Oriente fue de 31% en 1960 a 9% en 1985, para Europa Occidental de 82% a 35%, y para Japón de 80% a 64% (OECD, 1977; BP, 1986: 18). En términos de valor, las importaciones petroleras netas del área de la OCDE, luego de crecer de 33.8 mil millones de dólares en 1973 a 263.8 mil millones de dólares en 1980, registraron una declinación sostenida durante la primera mitad de los años 80, acumulando una caída superior al 40% hasta 1985. Esta tendencia declinante en el valor de las importaciones netas se explica, en alto grado, por la caída del volumen importado, como se mencionó anteriormente; pero, además, se debe al gradual deterioro de las cotizaciones del petróleo ocurrido en 1981-85. 139 4.2.2. Período 1986-97: las nuevas tendencias Durante el periodo de cotizaciones petroleras relativamente bajas, iniciado con la abrupta caída de precios del petróleo ocurrica en 1986, el consumo de petróleo de la OCDE ha registrado un marcado repunte; entre 1985 y 1994 este indicador creció en más de 14%. Sin embargo, todavía en 1994 el volumen de petróleo consumido era inferior al nivel récord de 1978-79 en alrededor de un 8%, a pesar de que el PIB conjunto de estas naciones se incrementó en un 42% en igual período. Una parte creciente del aumento en el consumo petrolero de los países de OCDE a partir de 1986 ha pasado a ser cubie:to por importaciones. En efecto, entre 1986 y 1996 el volumen de importaciones netas de este grupo de países aumentó en un 29%; y volvió a incrementarse la dependencia con respecto a las compras de petróleo en el Medio Oriente, que en 1996 llegaron a representar alrededor del 38% del total de importaciones petroleras de la OCDE, frente a 34% en 1985. Gráfico G4.3 Importaciones de energía comercial/exportaciones totales de mercancías, 1973-93 (%) % m1973 11993 EEUU. JAPON U.EUROPEA OCDE Regiones/Países Fuente: Elaboración a partir de UNDP (1996). 140 Para el conjunto de los países de la OCDE, las importaciones de energía comercial (preferentemente petróleo) absorbían 11% de los ingresos totales por concepto de exportaciones de mercancías en 1993 (12% en 1973). Sin embargo, el comportamiento de este indicador en 1973-93 varía significativamente por países y regiones del área desarrollada, como se observa en el gráfico G4.3. En efecto, mientras la Unión Europea y Japón muestran una reducción significativa del coeficiente "importaciones de energía comercial/exportaciones totales de mercancías” entre 1973 y 1993; en los EE.UU. dicha proporción casi se duplica en ese periodo. Nótese sin embargo que, de los tres centros económicos comparados, Japón sigue siendo el más dependiente de las importaciones de energía comercial (básicamente petróleo), que en 1993 absorbían el 14% de los ingresos de exportación de mercancías de ese país. En cuanto a la intensidad energética total de la OCDE, la disminución del 26% en 1973-85 fue seguida por una contracción del 7% en los diez años posteriores, lo que revela el carácter estructural de muchos de los cambios emprendidos en periodos anteriores con vistas a incrementar la eficiencia energética. La intensidad petrolera de estas economías, que se había reducido en un 39% entre 1973 y 1985 bajo el impacto de los altas cotizaciones de los hidrocarburos, se contrajo adicionalmente en cerca de un 8% en 1985-1994, aún en condiciones de bajos precios del petróleo (ver Anexo 1V.1). No obstante, debe recordarse que el mantenimiento de bajas cotizaciones del crudo en los últimos diez años ha desestimulado la adopción de nuevas medidas dirigidas a desarrollar fuentes energéticas alternativas y a incrementar la eficiencia energética en los países de la OCDE. En este contexto, a nivel internacional diversos grupos de presión se han pronunciado por el diseño de políticas energéticas que se rijan, preferentemente, por las condiciones del mercado, lo que implicaría que los gobiernos dedicarían menos atención a los asuntos energéticos, en general, y al desarrollo de las tecnologías energéticas sostenibles, en particular. La ola de privatizaciones y desregulaciones que ha tenido lugar en el sector energético de la OCDE desde mediados de los años 80, se ha hecho particularmente 141 evidente en países como el Reino Unido y EE.UU. Siguiendo esta filosofía, en los EE.UU. las administraciones de Reagan y Bush recortaron de forma significativa los fondos de los programas de conservación energética y sustitución de petróleo. Incluso en el período de altos precios del petróleo, existian ciertas barreras institucionales y de mercado para mejorar la e'iciencia energética en los países de la OCDE, tales como falta de información y de habilidades técnicas, indefinición de las responsabilidades entre los productores y los usuarios, entre otras. Además, diversas compañías, obsesionadas con las ganancias en el corto plazo, se mostraban reacias a llevar a cabo inversiones en conservación energética. Todas estas barreras se han reforzado en condiciones de precios bajos del petróleo. Los bajos precios y la oferta energética aparentemente segura han conducido a un estado de complacencia en relación con los asuntos energéticos, que resulta más afianzado en este contexto que en cualquier otro periodo posterior a 1970. En estas condiciones, como se ha mencionado antes, un nuevo factor promotor de tecnologías ahorradoras se ha dejado sentir con cierta fuerza en el diseño de las políticas tecnológicas de estos países. Ciertamente, han aumentado las presiones ecologistas dirigidas a reducir el impacto negativo del sector energético sobre el medio ambiente (sobre todo en lo relacionado con el efecto invernadero) y a crear condiciones globales para un desarrollo sostenible, lo que se ha puesto de manifiesto en la CNUMAD, Brasil/1992, y en las Conferencias de las Partes (COP) de la CMNUCC. De acuerdo con cálculos recientes, en lo relacionado con la extracción y conversión de energía primaria, la transmisión y la distribución, en los países industrializados el uso específico de energía pudiera reducirse entre un 10% y 40%, con relación a los niveles actuales de consumo. En los casos de mejoramiento de la eficiencia en instalaciones ya existentes, el correspondiente potencial de reducción sería de un 20% a 50%, y en los casos de nuevas instalaciones dicho potencial oscilaría entre 50% y 90%. A juicio de los autores de estos cálculos, el aprovechamiento de estas potencialidades de conservación sería menos costoso que las inversiones dirigidas a incrementar la oferta energética (Goldemberg y Johansson, 1995: 12-13). 142 a) Contexto norteamericano El consumo petrolero de los EE.UU., después de caer en casi 13% entre 1973 y 1985; se incrementó en un 14% en 1985-94, bajo el estimulo de los bajos precios de los hidrocarburos. Paralelamente, la intensidad energética que había disminuido en casi 29% en 1973-85, se redujo en alrededor de un 2% en 1985-94; y las importaciones netas de petróleo se incrementaron en casi 60% entre 1986 y 1996. La Estrategia Energética Nacional, anunciada por la administración de G. Bush en febrero de 1991, contenía un conjunto de medidas dirigidas a incrementar la eficiencia energética en los distintos sectores de la economía. Sin embargo, esta estrategia, si bien más avanzada en algunos puntos con relación a la del Reino Unido, fue acusada de identificar oportunidades de innovación que resultaban más obvias que innovadoras. Este programa de la administración Bush representaba una política intermedia entre el intervencionismo de los años 70 y la filosofía del laissez-faire practicada en la década de los 80. En lo relacionado con la adopción de políticas para reducir el impacto adverso del sector energético sobre el medio ambiente, cabe recordar las fuertes presiones ejercidas por los representantes de EE.UU., bajo la Administración de G. Bush, en las negociaciones de la CMNUCC, para evitar el establecimiento de metas y/o plazos en la reducción de los gases de efecto invernadero. Tras el falso argumento de que el establecimiento de límites a las emisiones de esos gases era prematuro, dada la falta de evidencia científica, se ocultaba la preocupación por los costos que entrañaria para ese país la adopción de una política energética más coherente con los criterios de sustentabilidad. Debe tenerse en cuenta que en EE.UU. más del 90% de la energía comercial consumida en 1996 provenía de combustibles fósiles, que son la causa fundamental de las emisiones del principal gas de efecto invernadero (CO»). En el periodo 1970-94 las emisiones de CO» derivadas del consumo de combustibles fósiles en los EE.UU. se incrementaron en alrededor de un 25%, y en 1994-95 este país seguía siendo el principal contribuyente a tales emisiones de CO,, con un 24% del total mundial emitido 143 (ver Pagá y Gúirer, 1996). Según estimaciones internacionales, las emisiones de CO, de EE.UU. crecerán de 5.42 miles de millones de toneladas (MMT) en 1990 hasta 6.64 MMT en el 2000. Ese país consume alrededor del 25% de la energía comercial total, incluyendo 25% del petróleo, 29% del gas natural y 23% del carbón. En términos per cápita, el consumo norteamericano de combustibles fósiles era de 50.2 barriles de petróleo equivalente en 1995, o sea una cantidad superior en más de cinco veces a la media mundial, e incluso mayor al promedio de la OCDIZ que era de 27.7 barriles (ver BP, 1997 y OPEC, 1996). El análisis de la intensidad energética revela que en 1993, dentro de los siete países más desarrollados, EE.UU. ocupaba el segundo lugar, después de Canadá; mientras que Japón exhibía la cifra más baja dentro de este selecto grupo, con apenas un 37% del nivel correspondiente a EE.UU. Así, se calcula que EE.UU. gasta el 10% de su PIB en energía, mientras Japón sólo gasta el 4% e invierte dos veces más que EE.UU. en I-D con fines energéticos. En consecuencia, EE.UU. produce alrededor de la mitad de las emisiones de CO, asociadas al se:ctor energético dentro de la OCDE (IEA, 1995). En el sector del transporte, por ejemplo, que: absorbe las dos terceras partes del petróleo consumido por EE.UU., en los últimos diez años la eficiencia energética de los nuevos autos se ha estancado, luego del progreso logrado en 1975-85 (USCAN/CAN, 1995: 2). En sentido general, EE.UI)., siendo responsable de alrededor del 18% del efecto invernadero global, ha tenido una reacción sumamente lenta ante ese fenómeno, en comparación con el resto del mundo desarrollado. El gobierno demócrata de W. Clinton elevó al rango de Secretaría a la Agencia para la Protección del Medio Ambiente (EPA) y, entre otras acciones en materia de medio ambiente y desarrollo, adoptó, en octubre «de 1993, el Plan de Acción sobre el Cambio Climático, donde se recoge el comprom so de estabilizar las emisiones de CO, en los niveles de 1990 para el año 2000*. $ Según lo acordado en la COP-3 de la CMNUCC (Kyoto, diciembre de 1997), entre 2008 y 2012 EE.UU. deberá reducir sus emisiones de GE! en un 7%, con relación a los niveles de 1990. 144 Este plan se basa en la colaboración entre el gobierno y el sector privado, mediante programas voluntarios, donde se incluye el Programa Reto Climático (1994) entre la industria eléctrica y el Departamento de Energía. Debe tenerse en cuenta que las plantas eléctricas generan el 36% de las emisiones totales de CO, en los EE.UU. En materia energética, la administración Clinton propuso, en su programa de gobierno, fomentar el uso de combustibles fósiles alternativos como el gas natural y de fuentes de energía renovables como la hidroelectricidad, la energía solar y la energía eólica. Este gobierno propuso gastar casi 3 mil millones de dólares en fuentes energéticas renovables y en conservación de energía en 1994-98. En general, el gobierno de Clinton ha adoptado una perspectiva energética más amplia que las administraciones anteriores al considerar a la eficiencia energética como un elemento clave de una estrategia integral para el crecimiento económico, el mejoramiento ambiental y la competitividad comercial. Debe tenerse en cuenta que las tres cuartas partes de la opinión pública norteamericana ha expresado su preocupación acerca del nivel de dependencia de los EE.UU. con respecto al petróleo importado, que ha alcanzado un nivel récord de alrededor de 50% del consumo petrolero (podría ascender a 60% en el 2010), lo que implica un costo económico de unos 50 mil millones de dólares anuales, es decir, más del 30% del déficit comercial de ese país. Si bien uno de los objetivos declarados de los programas energéticos de la Administración demócrata ha sido incrementar la eficiencia energética de la economía norteamericana; en la práctica se han encontrado serios escollos para materializar ese propósito. El presupuesto norteamericano para |-D en conservación energética había declinado desde 698 millones de dólares (dólares de 1996) en 1979 hasta 198 millones de dólares en 1988, y luego, aunque creció hasta 486 millones de dólares en 1994, se mantuvo por debajo del nivel de 1979 en un 31%. Debe recordarse que los presupuestos orientados a la |-D para mejorar la eficiencia energética, entre 1948 y 1995, apenas representaron el 6% de los fondos totales para |-D en el sector 145 energético durante ese período, en tanto los combustibles fósiles y la energía nuclear absorbieron la mayor parte. El monto de dicho presupuesto para el 1996 registró un recorte real del 29% y luego, aunque se mantuvo prácticamente sin cambio en 1997, muestra para este último año un nivel equivalente al 75% del ccrrespondiente a 1995. De mantenerse esta tendencia bajista, el programa podría ser eliminado hacia el año 2002. En el programa electoral de Clinton también se abogaba por un incremento de la eficiencia energética del 20% para el año 2000; y para esto se planteó, por ejemplo, elevar las normas promedio de rendimiento del combustible a los fabricantes de vehículos a 40 millas por galón para el año 2000 y a 45 millas por galón en el 2005. En con relación esto, se ha planteado reducir las emisiones de los vehículos privados hasta niveles similares a los de 1990 para los años 2005, 2015 y 2025, aunque no se han adoptado decisiones significativas para lograr este objetivo. En este contexto, se propuso el establecimiento de un nuevo impuesto energético, que gravaría a los productores de carbón, petróleo, gas natural y energía nuclear. Al cabo de tres años los ingresos fiscales derivados de este impuesto ascenderían a 22 mil millones de dólares y los ¡precios energéticos totales aumentarian en 3-8% para los consumidores. Aunque algunos analistas señalaron que este impuesto debería ser duplicado o triplicado para tener un impacto sustancial sobre los patrones de consumo energético de los EE.UU.; en la práctica se actuó en dirección contraria. La decisión final fue establecer un pequeño impuesto únicamente sobre la gasolina, lo que revela que si bien la administración Clinton ha mostrado más interés que su predecesora en contribuir con el proceso negociador internacicnal sobre medio ambiente y desarrollo, no ha logrado romper la inercia que generan los fuertes intereses económicos, que prefieren un mantenimiento del stafus quo antes que una costosa reorientación ambiental en el corto plazo. Se estima que los programas de eficiencia y conservación energética redujeron el crecimiento en el consumo de energía primaria en alrededor de 31 quads entre 1973 y 1991, es decir en un del 27%; lo que se tradujo en un ahorro de 146 unos 275 mil millones de dólares anualmente, que equivale a alrededor de la mitad del gasto energético anual del país. De tos 31 quads ahorrados, 56% corresponde a la industria, 21% al sector residencial, 5% al sector comercial y 18% al transporte. Según diversos estimados la demanda energética de EE.UU. podría ubicarse en el rango 69-84 quads en el año 2010, en la medida en que se internalicen los costos ambientales de las distintas fuentes energéticas. b) Contexto europeo y japonés En los países europeos de la OCDE, el consumo de petróleo, que se había reducido en 23% entre 1973 y 1985, se incrementó en un 12% entre 1985 y 1994. Paralelamente, la intensidad energética, después de disminuir en 21% en 1973-85, continuó cayendo en 1985-94, pero a un ritmo inferior; es decir, sólo se redujo en un 12%. Entre las respuestas de los estados de Europa Occidental, ante la erosión de la eficiencia energética en condiciones de bajos precios del petróleo, se incluye la adopción en 1989 de un Programa de Acción para el uso eficiente de la electricidad, teniendo en cuenta que el sector eléctrico absorbe el 35% del consumo de energía primaria en esos países y que tiene una participación creciente (17% a finales de los años 80) en el consumo final de energía. Entre los objetivos de este programa se encuentra el mejoramiento en la eficiencia de los equipos y procesos eléctricos y la promoción de los mismos en el mercado. Reportes más recientes dan cuenta de que Europa Occidental aún no ha logrado superar la orientación del lado de la oferta en sus sistemas eléctricos, y en este sentido se sugiere un mayor aprovechamiento del potencial de conservación del lado de la demanda. En ausencia de ulteriores medidas de ahorro, el aumento de las emisiones de CO, de este subsector representaría la mitad del crecimiento de un 15% que podría ocurrir en las emisiones totales de CO» de estos países entre 2000 y 2015 (USCANICAN, 1995: 5). 147 Otro de los programas tecnológicos propuestos por la Comisión Europea a finales de los años 80 es el Programa para pramover la Eficiencia Energética (SAVE), que serviría de complemento a los programas energéticos individuales de los estados miembros. El objetivo general de este programa era el de restablecer la prioridad de la eficiencia energética como un objetivo de política, que debe mantenerse incluso en períodos de bajos precios energéticos. Para estos países la eficiencia energética constituye el arma más importante en su arsenal de medios para combatir la contaminación derivada del sector energético. En marzo de 1989 la Comisión Europea también aprobó un nuevo Programa de Tecnologías Energéticas (THERMIE), que cubre las áreas de eficiencia energética, energía renovable, combustibles sólidos e hidrocarburos. Con este programa se expresó la voluntad política de los estados comunitarios en el sentido de estimular el desarrollo de tecnologías innovadoras y la diseminación de las nuevas tecnologías en sus países. Este programa fue concebido para un periodo de cinco años (hasta 1994) y se ha extendido para 1995-1998. Como parte del programa. THERMIE, entre 1990 y 1993 se asignaron 426.1 millones de ECUs a 530 proyectos energéticos innovadores, de los cuales 197 correspondieron al desarrollo de fuentes renovables y 198 eran proyectos de conservación y uso racional de la energía. Entre los resultados que se esperan de estos proyectos emprendidos en 1990-93, pueden mencionarse un ahorro de 159.4 millones de toneladas de petróleo equivalerte y reducción de emisiones en los siguientes montos: 625.3 millones de toneladas (MT) de COz; 4.5 MT de SOz; 2.1 MT de NOx; 2.15 MT de CO y 0.378 MT de componentes orgánicos volátiles (De Sampaio Nunes, 1994: 36-37). A partir de la creación de la Unión Europea en 1992, se ha buscado un mayor acercamiento entre las políticas energéticas nacionales de los países miembros para aprovechar las ventajas que ofrece la Unión en esta esfera. Como punto de partida en ese proceso de aproximación, deben tomarse en cuenta los esfuerzos realizados en Europa para aumentar la eficiencia energética y promover tecnologías innovadoras en el sector hasta comienzos de este decenio. Entre 1975 y 1993 más de 3000 proyectos 148 recibieron un monto de financiamiento que superaba los 2000 millones de ECUs, aportado por las autoridades europeas para probar y promover tecnologías energéticas avanzadas. En adición a este monto, las empresas europeas han financiado inversiones del orden de los 9000 millones de ECUs. Cabe destacar que alrededor del 60% de los proyectos involucraron a empresas pequeñas o medianas, que son consideradas como agentes muy activos y eficientes en la esfera de las tecnologías energéticas innovadoras. Se calcula que las inversiones dirigidas a incrementar la eficiencia energética en el viejo continente en lo que resta de década incluyen tanto medidas voluntarias y regulatorias como fiscales, y se traducirian en la reducción de unos 60 millones de tonetadas de carbono anuales, lo que representa alrededor de un 50% de lo requerido para lograr la estabilización de dichas emisiones en el año 2000 a los niveles de 1990. A pesar de estos esfuerzos europeos, algunos estudios muestran preocupación en relación con las tendencias de las emisiones de gases de efecto invernadero en lo que resta de siglo, sobre todo en el sector de transporte, y se señala que en ausencia de cambios sustanciales en el panorama actual, la Unión Europea no estaría en condiciones de estabilizar las emisiones de CO, en el año 2000 a los niveles de 1990; incluso algunos reportes sugieren que dichas emisiones podrían registrar un aumento de más de 6% entre 1990 y el 2000, correspondiendo al sector transporte el 80% de este incremento (USCAN/CAN, 1995: 5). En el caso de Japón, el consumo petrolero, que se había contraído en un 21% durante el período de altos precios (1973-85), se recuperó notablemente a partir de 1986, acumulando un incremento del 24% hasta 1994. Además, la intensidad energética, después de caer en casi 32% en 1973-85; sólo disminuyó en un 7% en 1985-94, y las importaciones petroleras crecieron en más de un 37% entre 1986 y 1996. : En este contexto, Japón, que logró casi duplicar su PIB entre 1973 y 1991, con un consumo de energía que sólo creció en 36% y emisiones de CO, que aumentaron en menos de 14%, también enfrenta el reto de adoptar ulteriores programas que 149 impidan la reversión de lo logrado y permitan nuevos progresos en cuanto al desarrollo de tecnologías energéticas limpias y eficientes. En este sentido se destaca el Nuevo Programa Sunshine, que en 1994 dio prioridad a la l-D orientada a las fuentes renovables y al ahorro energético (ver OECD, 1996). Una tendencia preocupante en este sentido ha sido la caida de la eficiencia energética de los nuevos autos japoneses entre 1982 y 1990 en casi 12% (de 30.6 millas por galón a 27 millas por galón), sobre todo luego de que fuese eliminado en 1989 el impuesto sobre los vehículos de pasajeros (Energy, Economics and Climate Change, 1994: 3-5). Un estudio de la OCDE sugiere que la política energética japonesa ha descansado preferentemente en los instrumentos administrativos, tales como standards de emisiones vs. instrumentos de mercado, para el logro de objetivos ambientales. Sobre esta base se propone un mayor uso de los mecanismos de mercado, tales como precios e impuestos, como componente de las políticas energética y ambiental de este país. A mediados de 1993, a veinte años del primer shock petrolero, los 23 países miembros de la AIE identificaron un conjunto de nueve líneas de acción conocidas como Objetivos Compartidos (Shared Goals). El punto de partida fundamental de estos objetivos es el establecimiento de mercados libres y abiertos, al tiempo que se recaba el necesario énfasis de los gobiernos en lo relacionado con la seguridad energética y la protección ambiental. Los nueve objetivos básicos, antes referidos, servirían de marco al diseño de las políticas energéticas de los países de la AIE y abarcan: e la diversidad, eficiencia y flexibilidad del sector energético, como condiciones básicas para la seguridad energética. ¡Se reconoce la contribución de los combustibles no fósiles, particularmente la energía nuclear y la hidroelectricidad en la oferta energética de los países de la AIE; e la capacidad de los sistemas energéticos para responder con rapidez y flexibilidad a las emergencias energéticas; 150 el suministro y uso de energía bajo condiciones de sustentabilidad ambiental. Se considera que las intervenciones de los gobiernos, en los casos en que las mismas procedan, deben considerar el principio de que “el que contamina paga”; el estimulo y fomento de fuentes energéticas ambientalmente aceptables, lo que considera: el uso limpio y eficiente de combustibles fósiles; el desarrollo de fuentes no fósiles que resulten económicas; el mantenimiento y mejoramiento de la opción nuclear (por parte de algunos países miembros interesados) con los mayores patrones de seguridad; y fomento de fuentes renovables; el mejoramiento de la eficiencia energética, como vía para combinar la protección ambiental y la seguridad energética de forma rentable. Se reconocen las oportunidades de inversión en esta área, y se insta a los gobiernos y consumidores a materializar estas potencialidades; un continuo proceso de 1-D e introducción al mercado de las tecnologías nuevas y mejoradas. Las políticas de tecnologías energéticas deben complementar las políticas energéticas más amplias; además se aboga por el fomento de la cooperación internacional con países no miembros de la AIE; precios energéticos transparentes que permitan a los mercados funcionar de forma eficiente. Se considera la inclusión de los costos ambientales de la producción y uso de energía, en los precios, siempre que sea necesario y practicable; un comercio libre y abierto; la cooperación entre todos los que participan en los mercados energéticos. Se reconoce la creciente interdependencia global de los mercados energéticos (Priddle, 1995). Como ha podido apreciarse, los nuevos objetivos de política de los países miembros de la AlE, dedican especial atención, entre otras cosas, al mejoramiento de la eficiencia energética y al fomento de fuentes de energías menos contaminantes. No obstante, nótese que a diferencia de las estrategias diseñadas en los años 70, en que se abogaba por la independencia energética debido a razones de seguridad (de hecho este criterio fue el que dio vida a la AIE); en la actualidad se aboga por capitalizar los beneficios de la interdependencia energética en los mercados globales, en clara 151 referencia a lo que en esta investigación se dafine como un “nuevo orden energético (petrolero) mundial”, que se ha conformado desde mediados de los 80 (ver epígrafe 3.2.1). En resumen, los shocks petroleros ocurridos en 1973-74 y 1979-81 representaron un fuerte estímulo para la innovación tecnológica en los países capitalistas desarrollados, y entre las transformaciones tecnológicas llevadas a cabo en este periodo de altos precios del petróleo se destacan las dirigidas a elevar la eficiencia energética y a sustituir el petróleo por otras fuentes alternativas. Este proceso fue bastante uniforme en el área de la OCDE, aunque el alcance en cada país fue diferente, en dependencia básicamente de su dotación de recursos energéticos. A partir de 1986, la erosión de los precios petroleros y el enfoque de "libre mercado" adoptado por algunos países de la (OCDE han desestimulado los programas de energía sostenible antes mencionados. No obstante, debe apuntarse que gran parte de los programas de conservación energética y de sustitución de petróleo, emprendidos en el período de altas cotizaciones de los hidrocarburos, tienden a ser irreversibles y se justifican en alto grado por sus implicaciones positivas desde el punto de vista ambiental. Los problemas ambientales relacionados con el sector energético están teniendo una incidencia creciente en el diseño de las tecrologías energéticas, sobre todo en las naciones industrializadas. 152 Capítulo V Problemas y opciones para una reestructuración energética sostenible en los países subdesarrollados 5.1. Vulnerabilidad tecnológica, crisis energética y deterioro ambiental. Generalidades La capacidad de ajuste de los países subdesarrollados a los patrones del nuevo paradigma energético ha sido extremadamente limitada debido, en gran medida, a las restricciones financieras y tecnológicas que enfrentan en el proceso de industrialización. Ante estas realidades, el sector energético debe ocupar un lugar prioritario a la hora de evaluar los requerimientos financieros y tecnológicos del Tercer Mundo. Europa del Este y la ex-URSS también quedaron rezagados en el ajuste a los patrones de una reestructuración energética sostenible, como consecuencia de la adopción de modelos basados en el uso extensivo de los factores productivos (incluyendo los energéticos). En 1995 la intensidad energética de estos países superaba al nivel de la OCDE en más de 5 veces (ver Anexo V.1). La vulnerabilidad tecnológica expresa el estado de subdesarrollo en que se halla la mayoría de los países del Tercer Mundo, y constituye la principal limitante para el necesario ajuste a los patrones del nuevo paradigma energético. El subdesarrollo tecnológico es entendido como la incapacidad de las estructuras socioeconómicas para generar medios modernos de producción y asegurar la disponibilidad de conocimientos útiles, eficiencia de la gestión y la organización del trabajo, así como aptitudes y competencia técnica. El sector energético de estos países atraviesa una severa crisis, que impide satisfacer los requerimientos más elementales de sectores mayoritarios de la población y que tiene serias implicaciones ambientales. En 1994 el consumo per cápita de energía comercial del área subdesarrollada apenas representaba el 12.2% del nivel correspondiente a los países industrializados (ver tabla T5.1); amplios 153 sectores de la población del Tercer Mundo (30% en América Latina que es la región de mayor desarrollo relativo) continuaban excluidos de la cobertura de los servicios de electricidad y la deuda energética alcanzaba dimensiones alarmantes, unos 80 mil millones de dólares en Latinoamérica a comienzos de los 90. Además, en 1994 intensidad petrolera de los países del Tercer Mundo no miembros de la OPEP superaba a la de los países de la OCDE en un 84%. Si se comparan los indicadores energéticos per cápita de las dos regiones del mundo que muestran mayor disparidad, se observa que en Africa (1994) el consumo de energía comercial por habitante apenas representa alrededor del 5% del nivel correspondiente a Norteamérica. Para Asia, incluyendo a China, esa relación es de 8% y en América Latina de 13%. Tabla T5.1 Disponibilidad per cápita de energía comercial, 1994 Regiones Energía comercial Cons. petrolero Cons. eléctrico. (TPE per cápita) (fon. per cápita) (KWh per cápita) Africa 0.32 0.13 489 América Latina 0.81 0.49 1309 Asia 0.51 0.17 607 Medio Oriente 1.96 1.21 1927 Total Subdesarrollados 0.56 0.23 701 Total OCDE 4.58 1.95 7556 Nota: TPE: Toneladas de petróleo equivalente. Fuente: ¡EA (1996b: 302-307) En este contexto, los sectores más pobres de la población en los países subdesarrollados, al no tener acceso a tecnologías energéticas eficientes, son forzados a depender de su propio trabajo, cle la fuerza de los animales y de los combustibles tradicionales de la biomasa para satisfacer sus necesidades básicas. El costo de esta situación se mide en términos de tiempo y trabajo humano invertidos, problemas de salud y deterioro ambiental. Así, la mayoría de los países subdesarrollados se mueven en un entorno caracterizado por la vulnerabilidad tecnológica, la crisis energética y el deterioro ambiental. Entre los factores externos que condicionan o determinan ese entorno de 154 crisis, se encuentran las restricciones financieras externas, asociadas directa o indirectamente al problema del endeudamiento externo, y los obstáculos a la transferencia de tecnologías avanzadas. Entre 1982 y 1989, el servicio de la deuda externa del Tercer Mundo alcanzó un monto promedio anual de 140 mil millones de dólares, mientras que los gastos por concepto de I-D en estas naciones apenas alcanzó los 10 mil millones de dólares a finales de los años 80 (195 mil millones de dólares en los países industrializados) (FMI, 1990; Naciones Unidas, 1990a). Los efectos de las restricciones financieras externas sobre el sector energético han continuado en el curso de la presente década y resultan particularmente adversos, sobre todo si se tienen en cuenta los elevados niveles de endeudamiento de este sector. En lo referido a la transferencia de tecnologías energéticas, cabe agregar a lo ya expresado en otras secciones de este trabajo, que el mercado internacional para este tipo de tecnologías y los servicios correspondientes tienen una estructura marcadamente oligopólica. En otras palabras, la mayoría de los países subdesarrollados dependen en alto grado de una oferta de capital y tecnologías controlada por parte de un reducido número de suministradores externos. Además, muchos de los grandes proyectos energéticos emprendidos sobre todo durante los años 70 y comienzos de los 80, se llevaron a cabo bajo la forma de inversiones “llave en mano” con el contratista extranjero, lo que limitaba la contribución al desarrollo de una capacidad tecnológica endógena. Con relación a los factores internos que agravan el entorno de vulnerabilidad tecnológica, crisis energética y deterioro ambiental, cabe mencionar las limitaciones institucionales en el diseño de políticas energéticas, tecnológicas y ambientales; los irracionales patrones de distribución del ingreso y el consumo dilapidador de las élites de poder en los países subdesarrollados, entre otros. En estos países, las élites locales representan alrededor del 10-15% de la población, pero absorben una porción significativa de la energia comercial consumida en los respectivos países (WRI, 1987: 9). Algunos de los problemas institucionales que con mayor frecuencia afectan el 155 desempeño del sector energético en los países subdesarrollados son la indefinición de responsabilidades en cuanto a la politica energética entre diversas instituciones, que suelen tener intereses divergentes; debilidad institucional en lo relacionado con las capacidades de entrenamiento de la fuerza de: trabajo local; y preferencia de ciertas autoridades energéticas por las tecnologías importadas de países desarrollados, con relación a las tecnologías desarrolladas por institutos locales de 1-D. Adicionalmente, la actual ola de desreculación y privatización de los sectores energéticos en los países subdesarrollados se ha traducido en muchos casos en un desestímulo para nuevos programas de energía sostenible, y en el abandono de los modestos esfuerzos anteriores dirigidos a incrementar la eficiencia energética y fomentar las fuentes renovables de energía; o que a su vez ha tenido un enorme costo ecológico. Resultaría extremadamente difícil, y a muchos efectos carente de valor académico, mantener el análisis del entorno de subdesarrollo tecnológico, crisis energética y deterioro ambiental y del grado de ajuste de las economías subdesarrolladas a los patrones del nuevo paradigma energético en una perspectiva general, que abarque a todos los países incluidos comúnmente en la categoría de subdesarrollados. Si bien la mayoría de estas naciones muestran problemas socioeconómicos y energéticos similares, un análisis más riguroso en las direcciones antes apuntadas obligaría a distinguir las diferencias existentes entre subgrupos de países como las llamadas nuevas economías industrializadas (NlEs) del sudeste asiático, los países exportadores netos de petróleo, los países de: menor desarrollo, entre otros. Por tal razón, en la medida en que se cuente con información, se tratará de desagregar los datos correspondientes al área subdesarrollada:, por grupos de países afines. Uno de los factores más evidentes de diferenciación en materia energética en el área subdesarrollada es la muy desigual dotación de recursos energéticos en los distintos países. Considerada en su conjunto, el área subdesarrollada cuenta con un enorme potencia! de tales recursos, tanto renovables como no renovables, que incluye alrededor del 85% de las reservas probadas de: petróleo en el mundo, casi la mitad de 156 las reservas de gas natural, y un considerable potencial hidroenergético y de otras fuentes renovables; sin embargo, estos recursos están muy desigualmente distribuidos, de tal forma que la mayoría de los países subdesarrollados son clasificados como importadores netos de energía. El análisis de la dotación de recursos energéticos de cada país resulta de gran utilidad a la hora examinar la dinámica del ajuste de distintos subgrupos de países subdesarrollados a los patrones del nuevo paradigma energético, como se apreciará a continuación. 5.2. Sustitución energética y fomento de fuentes renovables Durante el período de altos precios del petróleo (1973-85) en el área subdesarrollada se apreciaron ciertos esfuerzos por desarrollar las reservas petroleras propias, fomentar las fuentes energéticas alternativas y, en menor grado, por aumentar la eficiencia energética. Sin embargo, los programas diseñados con tales fines sólo se materializaron en un reducido número de países, particularmente aquellos de mayor desarrollo económico relativo o que resultaron atractivos para las estrategias de las empresas energéticas extranjeras. En casi todos los casos en que dichos esfuerzos se tradujeron en resultados significativos, las acciones emprendidas tuvieron como contrapartida crecientes niveles de endeudamiento externo. 5.2.1. Alcance de la sustitución de petróleo por grupos de países y regiones Durante el período de elevados precios internacionales de los hidrocarburos (1973-85), los países importadores netos de energía, como Brasil, la India y las NIEs asiáticas, tenían como objetivo reducir la dependencia del petróleo importado y dedicaron especial atención tanto a la explotación de las reservas nacionales de petróleo (Brasil e India), como a los programas energéticos altemativos; mientras que para los exportadores de petróleo no miembros de la OPEP, como México, Egipto, Malasia, Angola, Camerún, Omán y otros, el propósito fundamental era incrementar los márgenes de exportación petrolera, y con tales fines priorizaron las inversiones 157 dirigidas a incrementar la capacidad de producción de crudo. Para el conjunto de los paises subdesarrollados, la participación del petróleo en el balance de energía comercial cayó en 8 puntos porcentuales (pasó de 63% a 55%), entre 1973 y 1985, como resultado del proceso sustitutivo. En estos años, la participación del gas ganó 4 puntos (de 10% a 14%), mientras que el aporte del carbón y de la electricidad de origen nuclear e hidráulico aumentó en dos puntos, para cada caso (ver Anexo 1V.1). No obstante, estas cifras integradas ocultan la situación de subgrupos específicos de países, como los miembros de la OPEP, donde la composición del balance de energía comercial prácticamente no cambió en 1973-85. En el caso de los países subdesarrollados no miembros de la OPEP, que absorbían el 77% de la energía comercial consumida por todo el Tercer Mundo en 1985, la parte del petróleo cayó en 10 puntos porcentuales en 1973-85 (pasó de 62% a 52%), que fueron ganados por el carbón (5 puntos), el gas (3 puntos) y la electricidad de origen nuclear e hidráulico (2 puntos). Esta tendencia hacia la sustitución de petróleo, refleja ante todo los esfuerzos realizados en esta dirección por unos pocos paises de mayor desarrollo relativo, como Brasil y las NIEs del sudeste asiático. Algunas países de bajo nivel de desarrollo, como Paraguay, Zambia, Uruguay, Filipinas, Kenya, Tanzania y Sri Lanka, entre otros, también lograron reducir considerable mente el aporte de los combustibles fósiles en su balance de energía comercial entre 1973 y 1993, pero dadas las pequeñas dimensiones de estas economías, sus patrones energéticos tienen poco peso en los indicadores agregados para el corjunto de los países subdesarrollados. En el caso brasileño, la parte del petróleo en la demanda de energía comercial cayó en 20 puntos entre 1973 y 1988 (pasó de 71% a 51%) y la parte de las importaciones netas de petróleo en el consumo total de energía, también disminuyó de 61% a 24% en igual período. El componente rrás dinámico del balance energético fue la hidroelectricidad que aumentó su aporte cle 24% a 38%, debido a las grandes inversiones llevadas a cabo en este periodo en este subsector (IEA, 1989). En Corea del Sur y Taiwan también se apreció una notable reducción en el 158 aporte del petróleo en el balance de energía comercial entre 1973 y 1988 (pasó de 64% a 49%, y de 69% a 51%, respectivamente); al tiempo que la participación de la energía nuclear mostró un acelerado crecimiento (de 0% a 12% y de O a 16%, respectivamente) (IEA, 1989). A finales de los años 80 la energía nuclear cubría cerca del 47% de la electricidad generada en Corea del Sur y 41% de la de Taiwan, frente a un aporte del 17% de esta fuente a nivel internacional (IAEA, 1989: 7). Durante el período 1985-94, el único cambio de significación en el balance de energía comercial de los países subdesarrollados fue el aumento en 4 puntos del gas (de 14% a 18%), a costa de las restantes fuentes. Este cambio se explica, básicamente, por la marcada sustitución de petróleo por gas en los países de la OPEP en estos años (el petróleo pasó de 66% a 56%, mientras que el gas pasó de 31% a 41%). En efecto, en condiciones de bajos precios internacionales del petróleo, los exportadores de crudo han tratado de compensar las pérdidas por la vía del aumento del volumen exportado, lo que se logra en gran medida mediante cambios en la composición de la demanda interna que permitan liberar una proporción mayor de petróleo para la exportación. Por su parte la estructura de la demanda de energía comercial de los países subdesarrollados no-OPEP prácticamente no cambió en 1985-94, como expresión del poco estímulo para la sustitución petrolera en condiciones de bajos precios de los hidrocarburos. Debe tenerse en cuenta que la información general, referida a los países subdesarrollados no miembros de la OPEP, aún incluye patrones y tendencias muy diferentes, que no siempre se pueden desagregar con los datos disponibles. En este grupo se incluyen, de un lado, los exportadores netos de petróleo no miembros de la OPEP, como México, Egipto, Malasia, Omán, etc., con patrones que tienden a acercarse a los de la OPEP. De otro lado, también se incluye a los importadores netos de hidrocarburos, que de por sí es un subgrupo sumamente heterogéneo. En este segundo subgrupo debe tomarse en consideración, por ejemplo, que grandes países como China y la India, dependen básicamente del consumo de 159 carbón como fuente de energía comercial (en un 76% y 57%, respectivamente, en 1996), a diferencia de la mayoría de los restantes países. El análisis de las distintas regiones del Tercer Mundo revela que América Latina fue la región subdesarrollada que más avanzó en el proceso de sustitución petrolera. En efecto, la parte del petróleo en el balance latinoamericano de energía primaria cayó de 78% a 60% entre 1971 y 1993; al tiempo que la participación petrolera en la generación de electricidad de estos países disminuyó de 33% a 9%, debido básicamente a los progresos en materia de aprovechamiento de la hidroelectricidad (ver tabla 15.2). Tabla T5.2 Balance de energía primaria comercial en América Latina, 1971-93 (en %) Fuentes energéticas 1971 1993 1971 1993 E. Comercial E. Comercial Electricidad Electricidad Sólidos (carbón) 4.7 5.9 3.6 2.2 Petróleo 77.6 60.2 33.1 9.4 Gas 13.2 20.1 8.4 8.7 Nuclear 0.0 0.7 0.0 1.5 Hidroenergía 4.4 12.9 54.8 78.1 Geotermia y otras 0.0 0.3 0.0 0.2 Total 100 100 100 100 Fuente: IEA (1996b; 254) En las naciones del Este de Asia, si bien la caída del petróleo en la composición del balance energético (de 62% en 1971 a 58% en 1993) fue mucho menos pronunciada que en Latinoamérica; en la generación de electricidad se registró un marcado proceso de sustitución energética, donde el petróleo perdió unos 27 puntos porcentuales de participación (pasó de 54.9% a 27.6%), que fueron ganados preferentemente por la energía nuclear, el cartión y el gas. La hidroenergía mostró un : notable retroceso en la producción de electricidad de estos países, al reducirse su aporte de 31.3% en 1971 a 14% en 1993. En el balance energético del Medio Oriente, la contracción del aporte del petróleo desde 69.9% en 1971 hasta 63.6% en 1993, favoreció principalmente al gas natural, que aumentó su participación del 28.9% al 34.1%. Durante ese periodo la 160 electricidad generada a base de petróleo disminuyó en más de 26 puntos porcentuales (de 71.5% a 45.1%), mientras que el gas pasó de 14.9% a 41.1%. El proceso de sustitución petrolera ha sido particularmente limitado en otras áreas subdesarrolladas como Africa, Asia Meridional y China. En Africa, la parte del petróleo en el balance energético pasó de 45.8% a 43% en 1971-93, con un aporte petrolero creciente en la generación eléctrica (de 11.6% a 18% en esos años); mientras que en China el petróleo ganó espacio tanto en el balance energético primario (de 16.9% a 19.7%) como en la generación de electricidad (de 6.7% a 8.7%). En sentido general, persiste una fuerte dependencia de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) en el balance de energía comercial de los países subdesarrollados, con implicaciones ambientales adversas, sobre todo en lo referido al reforzamiento del efecto invernadero. Con la excepción de América Latina, donde estos combustibles representaban algo más del 86% del balance de energía primaria comercial en 1994; en las restantes áreas subdesarrolladas este tipo de combustibles absorbía más del 90% de los respectivos balances energéticos (ver tabla 75.3). Tabla 15.3 Participación de combustibles fósiles en el balance de energía primaria comercial(*), 1994 (en %) | Regiones Carbón Petróleo Gas Total Fósiles América Latina 5.9 60.2 20.1 86.2 Africa 36.0 43.1 176 96.7 Este de Asia 22.6 57.8 110 91.4 Sur de Asia 51.2 32.7 12.2 96.1 China 76.5 19.7 19 98.1 Medio Oriente 15 63.6 34.1 99.2 Nota: (*): No incluye los combustibles tradicionales de la biomasa Fuente: JEA (1996b: 249-255) A las afectaciones derivadas del predominio de los combustibles fósiles en la estructura del balance de energía primaria comercial, se añaden las implicaciones negativas asociadas al uso irracional de los combustibles tradicionales de la biomasa, por amplios sectores de la población de estos países. Entre 1971 y 1993 las emisiones de CO, de estas naciones aumentó a un ritmo promedio anual de 5.2%, frente a una 161 tasa de 0.8% en los países de la OCDE y de 0.9% en las economías en transición de Europa del Este y la ex-URSS (IEA, 1996b: 57). Entre los programas de energía alternativa que se diseñaron en los años 70 se encuentran aquellos orientados a la utilización de la energía nuclear. Desde comienzos de los años 50, como parte del auge: experimentado por la industria nuclear a raíz de la Segunda Guerra Mundial, varios países subdesarrollados introdujeron programas de |-D para la utilización del potencial atómico en diversas áreas como la generación de electricidad, la agricultura, la industria y la medicina. Algunos de los países involucrados en proyectos de esta naturaleza fueron Argentina, Brasil, México, India, Israel, Corea del Sur, Egipto, Filipinas, Taiwan y Turquía. 5.2.2. El componente nuclear de la sustitución energética A comienzos de los 70, ante la súbita elevación de los precios del petróleo, la nucleoelectricidad pasó a ser considerada como una forma de energía barata y un vehículo idóneo para la transferencia tecnológica Norte-Sur, lo que sirvió de argumento para el diseño de ambiciosos proyectos nucleares en el Tercer Mundo. En la actualidad, el panorama de la energía nuclear en los países subdesarrollados es particularmente sombrío. Casi todos los programas de energía nuclear en estos países han sido recortados, reorientados o cancelados durante los años 80, por razones económicas, políticas o ambientales. En algunos casos, en que los programas de energía nuclear han estado vinculados a proyectos militares, el costo económico ha sido particularmente elevado. De acuerdo con proyecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AJEA) realizadas en 1974, la capacidad instalada en plantas nucleares de países subdesarrollados alcanzaría en 1990 los 167 mil MW; sin embargo en 1993, la capacidad instalada para aprovechar este tipo de energía en esos países apenas totalizaba 18 mil MW (ver South, abril 1989; IEA, 1996b: 73). Un caso que ilustra los tropiezos sufridos por este tipo de proyectos en las pasadas décadas es el de Brasil. En 1974, en momentos en que este país vivía el llamado "milagro económico", se formuló un arnbicioso programa de energía nuclear, 162 que tenía como contraparte a la R.F. Alemana, En virtud del acuerdo firmado, Alemania se responsabilizaba con el suministro de la tecnología nuclear (incluido el enriquecimiento del uranio y el procesamiento de los desechos) durante un período de 15 años. Sin embargo, hacia finales de los años 70 el "milagro económico" brasileño se había desvanecido, y la deuda externa mostraba un crecimiento rampante. Además, la oposición interna a un proyecto nuclear de grandes proporciones cobró cada vez más fuerza, dada la existencia de un enorme potencial hidroeléctrico subutilizado en el país, y se acumularon serios problemas de mala administración, corrupción e incompetencia en la conducción del proyecto. A finales de los años 70, el costo estimado por KW instalado se había duplicado con relación a los cálculos iniciales. La primera planta nuclear de Brasil fue puesta en operación en 1985, y la deuda externa del subsector nuclear alcanzaba los 2.6 mil millones de dólares a finales de los 80 (OLADE, 1988a: 57). Sólo países con cierto desarrollo de su base industrial y con capacidad para desarrollar tecnologías propias, como Argentina, india, Corea del Sur y China, han mantenido sus programas nucleares. El programa nuclear sudcoreano, presentado como uno de los programas nucleares más exitosos a nivel internacional, se ha expandido de forma continua desde 1978, cuando entró en operación comercial la pririera planta nuclear de este país. A comienzos de los años 90, Corea del Sur cortaba con nueve plantas nucleares en operación y dos en construcción; además, tenía planes de aumentar la parte de la energía nuclear en la generación de elentricidad hasta 50% a finales de la presente década. Este programa ha sido dividido en tres etapas, según lo planificado por las autoridades coreanas, y tiene como objetivo básico el logro de la autosuficiencia en tecaologías nucleares con fines energéticos. Durante la primera etapa fueron construidas tres plantas bajo la modalidad de proyectos "llave en mano"; la segunda etapa incluyó seis nuevas unidades y priorizó las acciones dirigidas a aumentar la capacidad endógena del país en este tipo de tecnología; y la tercera etapa, iniciada cor el presente decenio, considera la construcción de dos nuevas plantas, bajo 163 acuerdos en que los suministradores extranjeros han pasado a ser subcontratistas de los contratistas locales (Chung, 1990: 14). En los últimos años sólo ocho países subdesarrollados (Argentina, Brasil, India, China, Corea del Sur, Pakistán, Taiwan y México) tenían reactores nucleares en operación; y se prevé que ningún otro país se una a este pequeño grupo en la próxima década. En general, los países subdesarrollados apenas cuentan con alrededor del 5% de la capacidad instalada para la generación de nucleoelectricidad en el mundo. La región en desarrollo que más ha avanzado zn la utilización de la energía nuclear es Asia Oriental, donde este tipo de energía llegó a representar el 5.6% del balance de energía primaria comercial y 16.4% de la generación de electricidad en 1993 (IEA, 1996b: 250). Entre los principales obstáculos para el desarrollo de las tecnologías nucleares con fines energéticos en los países subdesarrollados se encuentran las serias restricciones económicas que enfrenta la mayoría de estos países, lo que limita las posibilidades de este tipo de inversiones cor alto costo inicial y largos períodos de maduración del proceso inversionista. A esto se suma la falta de personal calificado, tanto para la construcción como para las fases siguientes; la inadecuada infraestructura para ofrecer servicios de mantenimiento a las plantas; y el pequeño tamaño de las redes eléctricas en muchos de estos países, entre otras limitantes. La caída de los precios del petróleo a partir de 1986, tornó a la opción nuclear mucho menos atractiva. Como se señala en el Capítulo ill, «1 fomento de las fuentes energéticas renovables constituye una de los patrones fundamentales de la reestructuración energética sostenible; sin embargo el alcance de este proceso en los paises del Tercer Mundo ha sido muy pobre. 5.2.3. Fomento de fuentes renovables Si bien las estadísticas internacionales, referidas al balance energético total (energía comercial + tradicional), muestran una elevada participación de las energías renovables en el consumo energético de las economías subdesarrolladas estas cifras 164 deben ser analizadas con cierta cautela, debido a la utilización irracional e insustentable que se hace de la mayor parte de los combustibles tradicionales en estos países. a) Alta dependencia de los combustibles tradicionales de la biomasa Al revisar la composición del consumo per cápita de energía primaria en algunas regiones subdesarrolladas en 1990, se aprecia que en América Latina el 55% correspondía a los combustibles fósiles y el 22% a las fuentes tradicionales; en Africa Suosahariana, 42% a los combustibles fósiles y 52% a los tradicionales; y en Asia Meridional, 44% a los combustibles fósiles e igual proporción a los tradicionales (Goldemberg y Johansson, 1995: 12). Cabe recordar que los combustibles tradicionales de la biomasa (leña, carbón vegetal, y residuos orgánicos), aportan la mayor parte entre las fuentes renovables, en términos de insumo de energía física. Como se mencionó en el Capítulo !l, estos combustibles representan alrededor de un 35% de la energía consumida en los países subdesarrollados, aunque en las naciones más pobres (como Nepal, Botswana, Burkina Faso, Burundi, República Centroafricana, Chad, Etiopía, Lesotho, Liberia, Malawi, Mozambique, Somalia, Swazilandia, Tanzania y Uganda) esta proporción supera el 90%. De acuerdo con algunas fuentes consultadas, la oferta de leña muestra marcados déficits en numerosos países subdesarrollados, especialmente en regiones como Africa Subsahariana. En muchas de estas zonas la leña es consumida a una tasa mayor que el ritmo de reproducción natural de este recurso, por lo que se considera que, en estos casos, la leña ha dejado de ser una fuente de energía reriovable (ver WCED, 1987; y WRI, 1989). Además, el grado de aprovechamiento de la anergía contenida en la leña suele ser extremadamente bajo; sólo se aprovecha entre 10% y 15% de la energía Útil (GSoldemberg y Johansson, 1995: 13). En el presente, alrededor del 70% de la población de los países subdesarrollados utilizan leña como fuente energética, y sobre esta base podría devirse que este recurso sigue siendo el combustible más importante a escala 165 planetaria. Ante estas realidades, no debe resultar sorprendente que en los paises subdesarrollados el 80% de toda la madera cortada se utiliza como combustible, mientras que en los países desarrollados esta proporción es inferior al 20% (WRI, 1996: 220-221). De acuerdo con estimados de la FAO, en el año 1980 alrededor de 1300 millones de personas vivían en zonas con déficit de leña, y para el año 2000 unos 2400 millones de personas podrían residir en áreas con aguda escasez de este recurso (AT Source, marzo 1989: 3). Es decir, para finales de siglo, el déficit mundial de leña alcanzaría unos 960 millones de m' anuales, lo que equivale a unos 240 millones de toneladas de petróleo/año; que implicaría costos adicionales de hasta 50 mil millones de dólares anuales (Njie, 1995: 37). Entre los efectos ambientales adversos derivados del consumo irracional de los combustibles tradicionales de la biomasa, cab recordar la erosión y empobrecimiento de los suelos, el consecuente deterioro de la producción agrícola, la obstrucción de presas y canales de irrigación y el avance de la desertificación en zonas áridas. Adicionalmente, debe tenerse en cuenta la contribución de la deforestación al efecto invemadero, por la vía de la reducción de los sumideros de CO», En lo relacionado con los daños a la salud humana, cabe apuntar que, entre otras cosas, suelen registrarse altos niveles de contaminación dentro de las viviendas, lo que provoca infecciones respiratorias, trastornos oculares y otras enfermedades. Las medidas para corregir este serio problema energético-ambiental incluyen el fomento de bosques energéticos y los programas de reforestación, aunque el avance en estas direcciones ha sido extremadamente discreto. Algunos países como Corea del Sur y, en menor medida, China y la India han mostrado resultados positivos en este sentido. En China, a finales de 1993 se habían plantado unos 6 millones de hectáreas de bosques energéticos (Keyun, 1995: 78). Adicionalmente, diversos estudios conceden especial atención al mejoramiento de las tecnologías para el uso de la leña, sobre todo en la cocción de alimentos, lo que ofrece amplias oportunidades técnicas. En s=ste sentido, se destaca entre otras la experiencia de China, donde en 1993 existían unos 158 millones de viviendas rurales 166 (69% del total de esas viviendas) que contaban con estufas de una eficiencia calórica de más del 25%, es decir, 1.5 veces más eficientes que los viejos equipos (ver Keyun, 1995: 76). En lo referido a las potencialidades de otras fuentes energéticas renovables, tales como hidroelectricidad y fuentes nuevas (energía solar, eólica, geotermia, etc.), y al grado de su utilización en países subdesarrollados, el alcance de los proyectos emprendidos ha sido en general muy restringido, lo que se traduce en una gran subutilización del potencial existente. b) Fuentes nuevas y renovables Uno de los problemas más preocupantes en algunas regiones subdesarrolladas es la falta de correspondencia entre la composición de las reservas energéticas y la estructura del balance energético. Así, por ejemplo, en América Latina, la hidroelectricidad representa las dos terceras partes de las reservas energéticas y sólo aporta algo más del 13% de la demanda de energía comercial; mientras que el petróleo, con apenas un 15% de las reservas energéticas latinoamericanas, suministra el 30% de la energía comercial consumida en la región (OLADE, 1988; IEA, 1996b: 251). Entre los obstáculos que frenan la expansión de estas opciones energéticas en los países subdesarrollados se encuentran, además de las razones económicas y los bajos precios del petróleo después de 1986; la falta de personal calificado; las limitaciones institucionales (existencia de subsidios para el consumo de combustibles convencionales), y la falta de sistematización y registro de las experiencias en esta materia a nivel internacional. A pesar de estas dificultades, algunos países muestran ciertos avances en estas áreas, como se expone seguidamente. Entre las fuentes renovables, exceptuando a los combustibles tradicionales de ta viomasa, la hidroenergía, es la más explotada en los países subdesarrollados. En 1990 esta fuente representaba el 14% del consumo per cápita de energía primaria en América Latina, 5% en Asia Meridional y 4% en Africa Subsahariana (Goldemberg y Johansson, 1995: 12) 167 Alrededor de las dos terceras partes del potencial hidroeléctrico mundial se localiza en los países subdesarrollados, y se distribuye de la siguiente forma: Asia, 28%; América Latina, 20%; y Africa, 16%. Sn embargo, menos del 10% de este potencial se encuentra en explotación en la actualidad. China cuenta con el mayor potencial Fidroenergético del mundo, y en 1993 generaba a partir de este recurso el 18% de: su electricidad. Entre las principales limitaciones para el aprovechamiento de la hidroenergía en China se encuentran la falta de fondos y el déficit de fuerza de trabajo en la parte occidental del país, que es donde se concentra la mayor parte del potencial hidroeléctrico. Estas restricciones han obligado a las autoridades chinas a posponer la construcción de grandes plantas hidroeléctricas en los últimos años. Durante las tres décadas pasadas, en «l aprovechamiento de la hidroenergía en los países subdesarrollados predominaron los proyectos en gran escala, con apoyo financiero y técnico externo. Una de las limitaciones fundamentales de este tipo de proyecto es su alto costo. Por ejemplo, la hidroeléctrica Aswan, construida en los años 60 en Egipto, tuvo un costo de 1500 millones de dólares; la de Itaipú, compartida por Brasil y Paraguay, costó alrededor de 6 mil millones; y el proyecto chino Three Gorges podría costar 20 mil millones de dólares. A las razones de indole económica (altos costos y largos periodos de maduración de las inversiones!) se suman los adversos impactos ambientales (inundaciones) y sociales (desplazamientos humanos). Ante estas realidades, los proyectos hidroeléctricos en pequeña escala, que tienen menores costos sociales y ambientales, han resultado más atractivos en los últimos años, sobre todo para atender las necesidades de poblaciones que viven en zonas aisladas. China ha sido uno de los países subdesarrollados que más ha avanzado en esta dirección, y tiene perspectivas de elevar la capacidad de estas instalaciones hasta unos 25 mil MW en el año 2000, en comparación con alrededor de 9 mil MW de capacidad instalada a mediados de los años 80 y 15 mil MW en 1993. Entre otros incentivos, el gobierno chino ofrece subsidios y créditos blandos, para estimular el Y El período promedio de maduración de este tipo de inversión es de 7 a 10 años (WRI, 1994: 174). 168 aprovechamiento del potencial hidroenergético en pequeña escala (ver Wirtshafter y Shih, 1990; Gan, 1990; y Keyun, 1995). Los esfuerzos más notables en el aprovechamiento de la hidroenergía, en paises subdesarrollados, se concentran básicamente en América Latina. En efecto, la participación de la hidroelectricidad en el balance regional de energía primaria aumentó de 4.4% en 1971 a 12.9% en 1993; y el aporte de esta fuente a la generación eléctrica se incrementó de 54.8% a 78.1% en ese período. Como resultado de este preceso de sustitución de combustibles fósiles por hidroenergía, en 1992 por cada KV/h generado en la región se producía un 37% menos de CO, que en 1970 (ver IEA, 1996b: 254; y Gutiérrez, 1994: 54). La información agregada para Asia y Africa muestra que la participación de la hidroenergía en la generación de electricidad se deterioró considerablemente entre 1971 y 1993 en esas regiones; particularmente en los países de Asia Meridional, donde el aporte cayó de 43% a 23% en esos años. En total las fuentes nuevas representaban en 1990 el 8% del consumo per cápita de energía primaria en América Latina, 7% en Asia Meridional y 2% en Africa Sulsahariana (Goldemberg y Johansson, 1995: 12). En términos más agregados, estas fuentes representaban en 1990 un 3% del consumo energético de las naciones subdesarrolladas (Goldemberg, 1995: 1). Según las tendencias actuales y previsibles, las nuevas tecnologías energéticas se van integrando a los sistemas energéticos bajo un nuevo enfoque en términos de dispersión vs. redes centralizadas, pequeña escala vs. gran escala y distintas formas de propiedad vs. propiedad únicamente estatal. En esta área también se * premueven proyectos de gran escala, como los referidos a la utilización intensiva de la biomasa. Con relación al potencial de energía eólica en los países subdesarrollados, cabe señalar que se ha reportado la existencia de recursos con posibilidades de utilización a escala comercial en China, el litoral Occidental de América del Sur (Chile, Perú y Ecuador), Marruecos y otras naciones del noroeste africano, Egipto y numerosas islas del Caribe y del Mediterráneo. La posibilidad de aprovechar este 169 potencial se ha ampliado considerablemente con la reducción del costo de este tipo de energía en un 66%, durante la pasada década (WRI, 1994: 174). Hasta el momento los proyectos más ambiciosos para la explotación de estos recursos en el Tercer Mundo se ubican en China y la India; aunque, en general, para el conjunto de los países subdesarrollados, la explotación de estas potencialidades ha sido muy baja. En 1993 China contaba con 119 mil pequeños generadores eólicos, con una capacidad instalada de 17 MW (Keyun, 1995: 79). Por su parte, la India disponía a mediados de los años 90 de unas 250 turbinas eólicas, instaladas en 12 localidades y con una capacidad de más de 45 MW. El gobierno de este último país, tiene planes de elevar hasta 3,000 MW la capacidad de generación eólica para el 2000, considerando la existencia de potencial técnicamente aprovechable de 20,000-40,000 MW. Además de la escasez de capital y de mano de obra calificada, uno de los principales obstáculos para la utilización de esta fuente energética en la India ha sido la limitada capacidad interna para producir aerogeneradores (ver WRI, 1994: 178). En cuanto a la energía geotérmica, se han identificado potencialidades significativas en países como Filipinas, Indonesia, Tailandia, México, China, Turquía, península arábiga, Corea, Taiwan, Kenia, Tanzania, Perú, Chile y Centroamérica. Ya a mediados de los 80 a los países subdesarrollados les correspondía alrededor del 40% de la capacidad total instalada para este tipo de energía; y a mediados de los 90, entre los principales productores de electricidad de crigen geotérmico, después de EE.UU., se ubicaban Filipinas (1053 MW) y México (753 MW). La energía solar también ofrece amplias oportunidades a los países subdesarrollados, en su modalidad fototérmica o mediante el empleo de módulos fotovoltáicos, pero el aprovechamiento de estas posibilidades también ha sido escaso. En los últimos años se ha promovido la utilización de la energía solar en zonas aisladas del Tercer Mundo, aunque existen cietas restricciones derivadas de los altos costos de capital y la complejidad tecnológica cde los módulos más sofisticados, lo que impide una difusión más amplia de estas tecnologías. A comienzos de la presente década solo Brasil y la India tenían capacidad para fabricar módulos fotovoltáicos. 170 En la India, país que cuenta con un promedio de 290 días soleados al año, se ha declarado a la energía solar como una fuente vital para el futuro. A finales de los años 80 en la India existian 150 productores de sistemas solares con objetivos bien definidos, que incluían el establecimiento de normas nacionales para las nuevas tecnologías y la posterior expansión de las ventas en los mercados internacionales. Además, funcionaban unos 115 proyectos de aldeas energéticas integradas, basadas en un conjunto de tecnologías que permiten el aprovechamiento de los recursos energéticos localmente disponibles, tales como biogas, energía solar y eólica. Más de 2000 aldeas indias cuentan con sistemas fotovoltáicos (ver Hart, 1989). La producción de biogas, a partir de desechos orgánicos, también ha sido promovida en algunos países subdesarrollados en las últimas dos décadas, como portador energético derivado de la biomasa. En China, el desarrollo y difusión de las tecnologías para la utilización del biogas datan de hace más de 50 años, aunque los mayores progresos se han registrado en las últimos dos decenios. En 1993, en China existían 5.25 millones de digestores domésticos, principalmente en las provincias meridionales; además de numerosos digestores grandes o medianos, ubicados en fábricas de alimentos y en granjas de ganado porcino o vacuno. En este país también han proliferado los llamados sistemas “cuatro en uno”, que combinan la producción de biogas, la crianza de aves o cerdos, la producción de frutas y vegetales y la obtención de fertilizantes (ver Daxiong, et. al., 1990; y Keyun, 1995). La tecnología para el aprovechamiento del biogas en China beneficia en la actualidad a más de 25 millones de personas y está apoyada por un amplio programa de investigación. Uno de los proyectos de mayor alcance en cuanto a la utilización de la biomasa con fines energéticos es el programa brasileño conocido como Proalcohol. Este programa, el mayor a nivel mundial para la producción de alcohol combustible, fue puesto en marcha en 1975 y ha cumplido tanto con sus objetivos técnicos como con los propósitos referidos a la reducción de las importaciones petroleras y al apoyo a otros fines sociales. En efecto, este programa ha generado nuevos empleos (casi 700 mil), ha 171 estimulado el desarrollo rural y ha reducido la vulnerabilidad energética del país. En 1989, la producción de etanol alcanzó 12 millanes de m' anuales y se ha mantenido en torno a ese nivel (De Carvalho, 1995: 107). Entre los factores que han contribuido al éxito de este programa cabe mencionar la capacidad tecnológica existente en el país, la abundancia de tierra y Un clima favorable para el cultivo de la caña, el establecimiento de incentivos financieros para los productores de alcohol y de altos impuestos sobre la gasolina, y la realización de algunas experiencias previas para la producción de alcohol en pequeña escala. En las condiciones de bajos precios del petróleo, vigentes desde 1986, el mantenimiento de este programa ha representado una elevada carga fiscal para el país, y al igual que otros proyectos energéticos alternativos de países subdesarrollados ha visto en peligro su rentabiidad. Algunos estudios recientes se refieren a las potencialidades existentes a nivel internacional, especialmente en los países subdesarrollados para emprender proyectos para la utilización de la biomasa cor fines energéticos a gran escala y sobre bases sostenibles. Un reporte preparado para la CNUMAD (Brasil/92) (“Escenario Energético Global Intensivo en Fuentes Renovables"- RIGES), estima que la biomasa podría aportar el 35% de la demanda total de energía primaria en el año 2050 (Larsson y Williams, 1995). Estos estimados se basan en pronósticos alentadores en relación con el desarrollo, en un futuro próximo, de nuevas tecnologías en esta área. Así, por ejemplo, se prevé que para el año 2000 estarían disponibles en el mercado tecnologías para la generación de electricidad a partir de la biomasa a escalas de 20 a 150 MWe (sistemas de gasificación y de turbinas de gas), que competirían con las fuentes convencionales. Los avances tecnológicos que se esperan en esta área han sido comparados con | las innovaciones tecnológicas que permitieron a finales del Siglo XIX la expansión de los combustibles fósiles (turbina de vapor y motor de combustión interna). Para tales fines, se propone la utilización de tierras degradadas, que no competirían con la producción de alimentos, y que serían rehabilitadas con capitales 172 de las industrias energéticas interesadas. Estos proyectos, sin embargo, tendrán que enfrentar algunos retos, relacionados con el manejo de los suelos, complejos sistemas de propiedad de la tierra, déficit de infraestructura para el transporte requerido por estas inversiones, entre otros. 5.3. Ahorro y conservación energética La experiencia histórica de los países desarrollados muestra que durante las fases de creación de la infraestructura para el desarrollo industrial, el consumo de energía comercial tiende a crecer más rápido que el PIB, ya que las industrias que se fomentan en esos períodos suelen ser intensivas en energía, como son los casos de las industrias de materiales de la construcción (acero, cemento, etc.). Además, la mecanización de la agricultura y la adopción de programas socioeconómicos, dirigidos a cubrir ciertas necesidades humanas básicas, también tienden a incrementar el consumo de energía comercial. En estas fases del desarrollo, el uso ineficiente de los combustibles tradicionales de la biomasa, tiende a ser sustituido por la utilización de portadores energéticos más modernos, como la electricidad, los combustibles líquidos, gaseosos y otros. En los EE.UU., por ejemplo, el paso de una economía eminentemente agraria a una basada en la industria pesada implicó un rápido crecimiento de la intensidad energética comercial entre 1880 y comienzos de los años 20. El sector industrial, caracterizado por su elevada intensidad energética, mantiene un peso preponderante (49% en 1993) en la estructura de la demanda energética final de los países subdesarrollados; a diferencia de los países de la OCDE, donde la participación de la industria en el consumo de energía ha registrado una marcada caída desde 1960 (ver tabla T5.4). Diversos especialistas energéticos han demostrado que la participación del sector industrial en el consumo final de energía tiende a incrementarse en la medida en que aumenta el ingreso per cápita, hasta alcanzar cierto punto (alrededor de 40% de la demanda energética final, de acuerdo con las tendencias históricas) a partir del cual dicha proporción comienza a disminuir. En efecto, la parte de la industria en la 173 demanda energética total final de los países de la OCDE comenzó a declinar en los años 60 del presente siglo, luego de registrar una participación del 40% (ver IEA, 1996b: 40). Tabla T5.4 Participación sectorial en la demanda final de energía 1993 (en %) Sectores OCDE Países subdesarrollados Industria 32 49 Residencial 30 20 Transporte 33 23 Otros : 5 8 Total 100 100 Fuente: IEA (1996b: 37). En América Latina, donde el sector industrial absorbe el 31% del consumo regional de energía final, la intensidad energética en 1992 mostró un incremento del 14% con relación a 1980 y de 9% con respecto a 1970; y se estima que una parte significativa de este aumento se explica por el deterioro de la eficiencia energética en ese sector ya que las ramas energointensivas (acero, cemento, papel-celulosa, y fertilizantes), lejos de incrementar sus niveles productivos, experimentaron un notable retroceso en sus niveles de actividad durante los años 80 y comienzos de los 90 (Gutiérrez, 1994: 48). En cuanto a la evolución tendencial del consumo energético del sector residencial, los países subdesarrollados también han mostrado mayor dinamismo que las naciones industrializadas desde comienzos; de los 70. En general, se ha observado una fuerte relación entre los requerimientos energéticos per cápita en este sector y el PIB por habitante, con cierta tendencia hacia la saturación para niveles de PIB per cápita superiores a los 1000 dólares anuales. Algunas variables demográficas, como la dinámica poblacional y el grado de urbanización, también inciden en el comportamiento de los indicadores energéticos del sector residencial. En la región latinoamericana el consumo residencial/comercial por habitante aumentó en un 64.5% entre 1970 y 1990 (Suárez, 1994: 70). La creciente urbanización e industrialización también incrementan 174 significativamente los requerimientos del sector transporte, tanto de carga como de pasajeros. Entre 1971 y 1993 el crecimiento del consumo energético del sector de transporte en los países subdesarrollados superó en más de dos veces al de la OCDE; aunque los países industrializados mantienen niveles de demanda energética per cápita en este sector muy superiores a los de naciones subdesarrolladas [1.04 toneladas de petróleo equivalente (TPE) vs. 0.09 TPE, respectivamente en 1993] (IEA, 1996b: 46). Los elevados niveles de intensidad energética en sector de transporte de los países subdesarrollados se deben, entre otras razones, a la antigiiedad y mantenimiento inadecuado del parque automotor, deficiencias de infraestructura vial, limitaciones de los sistemas de gestión del tránsito, y la persistencia de rutas de tráfico muy extensas en las grandes zonas urbanas. En América Latina, al igual que en muchas otras naciones en desarrollo se ha privilegiado el desarrollo del transporte individual y el consumo de derivados del petróleo, que en 1992 representaron el 24% del consumo final sectorial de energía. La participación del transporte en el consumo final de energía se incrementó de 25.8% en 1970 a 32.2% en 1990, y pudiera aproximarse a 35% en el año 2010 (Suárez, 1994: 72) Partiendo de las consideraciones anteriores, un punto clave de debate en los estudios sectoriales y regionales sobre demanda energética son las consideraciones acerca de la posibilidad de que los países de menor desarrollo eludan los patrones de industrialización seguidos por las naciones desarrolladas. El reto para los países subdesarrollados, en las actuales condiciones es avanzar en el logro de un desarrollo socioeconómico con un uso eficiente de los recursos energéticos; pero hasta el momento no se han registrado progresos notables en estas direcciones. En el período de altos precios del petróleo 1973-85, mientras los países industrializados redujeron la intensidad energética comercial en un 26%, en las naciones subdesarrolladas no miembros de la OPEP este indicador creció en más de 14%, y en el caso de los países de la OPEP, aumentó en más de dos veces. Durante 1985-94, al tiempo que en los países de la OCDE continuó la 175 tendencia decreciente en la intensidad energética comercial, aunque en menor grado que en 1973-85; en las naciones subdesarrolladas no miembros de la OPEP se registró un aumento de casi 5% y en los países de la OPEP un incremento del 28% (ver Anexo IV.1). Con relación a la intensidad de energía comercial, puede decirse que en los países subdesarrollados la tendencia creciente de este indicador muestra, de un lado, un patrón que se ajusta a las fases iniciales clel desarrollo socioeconómico, y de otro lado, el uso ineficiente de estos portadores energéticos debido, entre otros factores, a la vulnerabilidad financiera y tecnológica que afecta a estos países. En lo referente al atraso tecnológico del sector energético en las naciones subdesarrolladas, cabe mencionar, por ejemplo, que las plantas eléctricas en estos países consumen, como promedio, de 15% a 30% más combustible por unidad de electricidad generada que las plantas de países desarrollados (WRI, 1994: 171). Entré los países en desarrollo, el mayor avance en la reducción de la intensidad energética, por la vía del aumento de la eficiencia en el uso de la energía, se ha registrado en países como China y las NIEs del sudeste asiático. En China, la intensidad energética ha disminuido de forma notable desde la puesta en marcha de las reformas económicas a partir de 1978, debido a la combinación de diversos factores como cambios en la estructura económica a favor de industrias ligeras y otras actividades, como los. servicios, menos intensivas en energía; adopción de politicas de conservación energética, que incluyen regulaciones y un mejoramiento en la administración de la demanda energética; e introducción de nuevas innovaciones técnicas. Entre 1973 y 1994 la intensidad energética en China cayó en 45.8%; no obstante, todavía en 1994 este país consumía 3.5 veces más energía por unidad de PIB que Corea del Sur, con una estructura económica similar (IEA, 1996a). En Corea del Sur y Taiwan, las medidas dirigidas a reducir la intensidad energética comenzaron a madurar en el decenio de los años 80. Entre 1973 y 1994 este indicador disminuyó en casi 9% en Corez. del Sur. En Brasil, si funcionan adecuadamente las medidas de conservación 176 energética, diseñadas para el periodo 1991-2010, se liberarian recursos por un monto de 85 mil millones de dólares en esos años, que pudieran utilizarse en otros sectores básicos (ver Martins y González, 1995: 10-11). Según fuentes especializadas, uno de los programas nacionales más exitosos, en materia de conservación energética en países subdesarrollados, es el Programa de Conservación de Electricidad (PROCEL,) de Brasil, que fue puesto en marcha en 1985 e incluye actividades de |-D, educación, promoción, instalación de equipos eficientes, desarrollo de normas y regulaciones, incentivos y proyectos conjuntos. Este programa ha sido patrocinado por la empresa paraestatal Electrobras, y durante sus cinco primeros años de actividad administró un capital semilla ascendente a 20 millones de dólares de inversión, distribuidos entre 150 proyectos. Los ahorros directos derivados del PROCEL ascendian a unos 1200 GWh anuales hasta 1993, lo que equivale a una potencia de 200 MW, y por tanto evitó inversiones ascendentes a 400 millones de dólares. Aunque este programa ha sufrido recortes presupuestarios durante los años 90, se ha mantenido el énfasis en las medidas dirigidas a incrementar la eficiencia energética (WRI, 1994: 177). Cuando a la intensidad de energía comercial (información más difundida) se incorpora la intensidad energética derivada del uso de combustibles tradicionales de la biomasa, el indicador resultante (intensidad energética total) muestra niveles muy elevados para el Tercer Mundo. Según cifras estimadas para 1995, la intensidad de energía comercial (IEC) para el conjunto de los países subdesarrollados no miembros de la OPEP era de 2.93 BPE)/1000 dólares de PIB (en dólares de 1990) y la intensidad energética total (IET) era de 4.39 BPE/1000 dólares de PIB. Esta diferencia entre la JEC y la IET se torna más marcada en las naciones de bajos ingresos, como muestra el Anexo V.1. Para el caso de la región latinoamericana, la evolución más reciente (desde 1970) y previsible (hasta el año 2010) muestra que la intensidad energética total ha tendido a disminuir como resultado de la sustitución de combustibles tradicionales de la biomasa, utilizados de forma ineficiente, por combustibles comerciales; sin embargo, la intensidad de energía comercial muestra una tendencia creciente; lo que 177 constituye un patrón general para los países subdesarrollados, como se explicó con anterioridad. Entre los factores que limitan las posibilidades de la mayoría de los países subdesarrollados para reducir la intensidad energética total se encuentran: las restricciones financieras y tecnológicas; predominio de políticas energéticas con sesgo ofertista (supply side approach) en estos países, es decir, falta de un enfoque integral del sector energético, que considere el lado de la demanda y todas las fuentes; falta de información con relación a las oportunidades de conservación; y distorsión de los precios de la energía (subsidios a combustibles convencionales); entre otros. En lo referente al sesgo ofertista, que ha predominado en las políticas energéticas de los países subdesarrollados, cabe apuntar, por ejemplo, que entre 1972 y 1990 más del 90% del financiamiento energético proveniente de las agencias multilaterales y bilaterales de desarrollo hacia América Latina se destinó a proyectos de generación energética en gran escala y sólo un 1% a proyectos vinculados con el mejoramiento de la eficiencia energética (CEPAL, 1991: 86) De mantenerse las tendencias actuales, la demanda de energía comercial de las naciones subdesarrolladas podría triplicarse en los próximos treinta años, de tal forma que la participación de estos países en el consumo mundial de energía comercial pasaría de 26% en 1991 a 40% en el 2020. Según cálculos realizados a finales de los años 80, se requerirían fondos ascendentes a 1.7-4 billones de dólares para financiar las necesidades energéticas de países subdesarrollados en un plazo de veinte años, considerando invariables los niveles existentes de eficiencia energética. Tales cálculos suponen una tasa de inversión en sector que supera en 1.5-4 veces los niveles actuales (WRI, 1994: 171). En la región latinoamericana, las proyecciones de la oferta y de equipamiento necesario para abastecer la demanda energética de las próximas décadas revelan que los requerimientos totales de inversión serían de 318 mil millones de dólares para 1990-2000 y de 453 mil millones de dólares en la primera década del siglo XXI (Gutiérrez, 1994: 52). Los pronósticos acerca del dinamismo de la demanda energética en las 178 naciones subdesarrolladas durante las próximas décadas se explican, en gran medida, por la actividad económica previsible en estas regiones, así como las altas tasas de crecimiento poblacional y de urbanización esperadas. En este sentido, se prevé que la población urbana de estos países continúe creciendo a una tasa mucho más rápida que la población total, con impactos significativos sobre ciertos segmentos como la demanda del sector de transporte y los requerimientos de electrificación. Además de la creciente industrialización que está teniendo lugar en diversas regiones subdesarrolladas, se prevé que en las próximas décadas continúe la reubicación o traslado de industrias pesadas, radicadas originalmente en países de la OCDE, hacia países de menor desarrollo. Consecuentemente, la parte de las naciones del Tercer Mundo en la demanda energética mundial del sector industrial pasaría de 38% en 1993 a casi 50% en los próximos decenios (ver JEA, 1996b). No obstante, se ha estimado que alrededor de un 25% de la energía utilizada en los paises subdesarrollados podría ahorrarse con inversiones que se autofinancian en dos años o menos. Además se considera que la adopción tecnologías energéticas eficientes en las próximas décadas, reduciría el crecimiento de la demanda en tal grado que los requerimientos de capital de las naciones subdesarrolladas podrían contraerse en un 50% (ver WRI, 1994). Para los países latinoamericanos, se estima que los ahorros de corto y mediano plazo, en lo referido a los derivados del petróleo y a la energía eléctrica, podrían representar 15%-20% y 10%-15% del consumo final de estos energéticos, respectivamente. En el sector industrial de América Latina, además de contarse con un potencial de cogeneración de unos 47,000 MW, se ha identificado un potencial de ahorro significativo, tanto a corto como a más largo plazo, en ciertas ramas consideradas como energointensivas (ver Tabla T5.5). En el caso del subsector eléctrico de América Latina, se estima que si se recuperara la cuarta parte de la capacidad de generación térmica que requiere rehabilitación y se redujera en dos puntos porcentuales el nivel de pérdidas? estimado para el año 2000, se podría evitar la instalación de nuevas capacidades de generación 2 El nivel de pérdidas promedio para la región es de 17% y en algunos países asciende a 30% o más. 179 a nivel regional ascendentes a unos 6000 MW. Este esfuerzo se duplicaria si se lograra un ahorro del 5% en el consumo de electricidad para el año 2000; lo que se traduciría en una reducción del 20% en los requerimientos de capacidad instalada adicional para ese año. Tabla T5.5 Ahorros potenciales en ramas industriales energoiniensivas de América Latina (en %) Rama industrial Corto plazo/buja inversión | Largo plazo/mayor inversión Acero 51 5-13 Aluminio 2) 10-15 Petróleo 7-12 15-25 Fertilizantes 25 20-25 Vidrio : 10-12 15-20 Materiales de construcción 10-15 15-20 Cemento 10-20 10-30 Pulpa y papel 10-15 10-16 Alimentos 8-18 12-85 Textil 12-15 2 15-17 Fuente: Videla (1994: 348-349) Por su parte, algunos de los autores que suscriben la concepción acerca del nuevo paradigma energético han expresado que los países subdesarrollados, en general, pudieran alcanzar un nivel de vida promedio similar al de Europa Occidental en los años 70 sin incrementar significativamente el consumo energético per cápita, tanto de fuentes comerciales como tradicionales. Sin embargo, este escenario, basado en la utilización de las tecnologías energéticas más eficientes existentes en el mercado, también requeriría gran cantidad de recursos financieros para su materialización, que no están disponibles er los países subdesarrollados (ver WRI, 1987). En resumen, el análisis anterior refer do al limitado alcance de los programas energéticos emprendidos por los países subdesarrollados en el contexto de un nuevo paradigma tecno-económico, contrasta con la situación de los países industrializados, sobre todo en lo relacionado con la evolución de la eficiencia energética. Como señala Williams (1990: 17): “The same oil crisis which led to a push for technological innovation in developed! countries had precisely the opposite 180 effect in many developing countries, where the push was more frecuently for daily survival”. Los mayores progresos en materia de energía sostenible en el área subdesarrollada se concentran en aquellos países cuyos gobiernos dieron un apoyo sustancial a los programas energéticos durante los años 70 y comienzos de los 80, tales como Brasil, Corea del Sur, China e india. Después de 1986, con el abaratamiento del petróleo en los mercados internacionales, los modestos avances logrados en cuanto al incremento de la eficiencia energética y el desarrollo de fuentes alternativas se han visto en peligro. También se ha podido apreciar que bajo el nuevo paradigma energético se abren nuevas posibilidades para la creación de pequeñas empresas energéticas conectadas a la red o descentralizadas, dedicadas preferentemente al aprovechamiento de las fuentes energéticas “nuevas”. En las condiciones de crisis socioeconómica, ajuste estructural y privatización de servicios públicos, los nuevos actores que han aparecido en el escenario energético de los países subdesarrollados, además de las ya existentes entidades estatales, son los productores privados de energía, las compañias de servicios de las comunidades y organizaciones no gubernamentales (ONG). Según algunos autores consultados acerca de las más recientes tendencias en el sector energético de los países subdesarrollados (Blanco, 1995), un eslabón importante del nuevo paradigma energéticolambiental es la pequeña empresa energética que funciona bajo cinco criterios básicos: innovación, integración, difusión, demostración/validación y beneficio ambiental: + el criterio de innovación se refiere a la necesidad de un nuevo enfoque en relación con la producción, transporte y uso final de la energía, así como al requerimiento de un marco institucional y financiero innovativo; . la integración apunta a la necesaria consideración de los aspectos técnicos, legales, institucionales y financieros, de forma integrada, como precondición para motivar a las fuentes locales de financiamiento y para penetrar los mercados; + el criterio de difusión destaca la necesidad de apoyo de parte de los beneficiarios 181 potenciales y de las autoridades nacionales, a los efectos de potenciar la difusión nacional e internacional de los proyectos; +. la demostración/validación hace énfasis en que los proyectos deben proponerse ser autosostenidos, es decir que a partir de un apoyo inicial deben ser capaces de convertirse en objetos de créditos de otras instituciones; y + el beneficio ambiental, que se explica por sí mismo. En todo caso el papel de estas pequeñas empresas energéticas sería complementario a la actividad de otras empresas o entidades de los gobiernos locales o centrales; y su operación, aunque de forma dispersa, debe ser compatible con los respectivos esquemas nacionales de fomento de este estratégico sector. De lo contrario, se corre el riesgo de dilapidar recursos y energías, sin posibilidades de dar una solución duradera a los serios problemas energéticos de los países en cuestión. También debe prestarse especial atención a las experiencias comunitarias exitosas en países como China y la India, donde algunas comunidades han devenido centros de desarrollo energético rural. 182 Capítulo VI Potencialidades y limitaciones para una reestructuración energética sostenible en México En México, donde el sector energético genera aproximadamente el 3% del PIB (1994) y emplea de forma directa a 225 mil personas (1995), el ajuste a los patrones del nuevo paradigma energético ha sido sumamente limitado. Los dos principales problemas estructurales del sector energético mexicano son la ineficiencia energética y la gran dependencia con respecto a los hidrocarburos. . En el caso de México, a las limitaciones financieras y tecnológicas comunes a otros países subdesarrollados, se suma su condición de país productor y exportador de petróleo, lo que explica, en gran medida, la elevada participación de los hidrocarburos en la composición del balance energético y el alto grado de intensidad en la utilización de la energía. 6.1. Sustitución energética y fomento de fuentes renovables La necesidad de diversificación, como vía para alargar el horizonte de los recursos energéticos nacionales e iniciar una transición energética ordenada, ha sido un tema recurrente en todos los programas nacionales de energía del gobierno mexicano, a partir de 1980; sin embargo, la materialización de este objetivo ha enfrentado serios tropiezos. Encabezado la lista de fracasos o tropiezos en este campo, cabe mencionar el fallido intento de poner en práctica un ambicioso programa nuclear, que pretendía la instalación masiva de reactores nucleares en México a partir de 1980, lo que resultaba muy difícil de justificar para un país con grandes reservas de hidrocarburos y de energía renovable. La idea de instalar reactores de potencia en México fue concebida a mediados de los años 50, en medio del auge internacional de la industria nuclear promovido por importantes círculos gubernamentales y de negocios de EE.UU. y de otras potencias; 183 sin embargo, no es hasta finales de los 60 que se adopta la decisión de construir la primera planta nuclear en el país (Laguna Verde), cuyos trabajos de diseño e ingeniería se iniciaron en 1973, en el estado de Veracruz. Con posterioridad, el primer ejercicio de planificación estatal energética de México (Programa de Energía de 1980) incorpora la idea de llevar a cabo un majestuoso programa nuclear, que pretendía elevar la capacidad de generación eléctrica a partir de esta fuente hasta unos 20 000 MWe en el año 2000. Teniendo en cuenta las tendencias internacionales en la inclustria nuclear a comienzos de los 80 y la realidad socioeconómica México, ese ambic oso objetivo, que fuera abandonado en 1982, fue calificado por especialistas mexicanos como un “absurdo técnico, económico, social y político” (ver Rojas, 1989). La concepción, construcción y operación de Laguna Verde también ha sido blanco de severas críticas. En este sentido, Rojas (1989) señala que debió darse prioridad a la |-D nacional en el campo nuclear y energético en general, en lugar de emprender un proyecto de esta naturaleza bajo una modalidad de concurso internacional que reforzaba la dependencia del país con respecto a los suministradores extranjeros; y destaca, entre otros problemas, los errores cometidos durante el diseño y ejecución del proyecto; la significativa elevación de los costos con relación a las previsiones iniciales; el considerable retraso de los trabajos; y el carácter autoritario del proceso de toma de decisiones. Así las cosas, en México, al igual que: en otros países subdesarrollados, las expectativas exageradamente optimistas en torno a la energía nuclear, que se reforzaron durante los años 70 y comienzos de los 80, se disiparon con gran rapidez, ante las restricciones económicas de la “década pérdida para el desarrollo” y los numerosos problemas acumulados por los proyectos nucleares en marcha. En la actualidad México sólo cuenta con la central nucleoeléctrica de Laguna Verde, que tiene dos unidades de 675 MW cada una; la primera entró en operación en 1990 y la segunda en 1995. En 1995 esta fuente enercgética aportó el 1% de la producción de energía primaria y el 5.9% de la generación bruta de electricidad. 184 En general, los esfuerzos dirigidos a diversificar las fuentes de energía, para reducir la dependencia de los hidrocarburos en México, han sido poco significativos, en relación con las potencialidades existentes. En el presente los combustibles fósiles aportan más del 90% de la producción total de energía y más del 70% de la generación bruta de electricidad, como muestra la tabla T6.1 y el Anexo VI.1. Algunos autores consultados (ver Aburto y Hudiet, 1989; Cuellar, 1989), coinciden en plantear que si bien México cuenta con abundantes recursos petroleros, la dependencia de estos es excesiva, lo que expone al país a riesgos que la mayoría de las naciones ha optado por evitar. México, dada su riqueza petrolera', podría disponer de un tiempo razonable para dar paso a una transición energética gradual, pero sostenida. Tabla T6.1 Producción total de energía y generación bruta de electricidad, 1995 (% del total) Fuentes Prod. de energía primaria Generac. eléctrica bruta Hidrocarburos 89.3 60.6 Carbón 2.0 10.2 Hidroenergía 3.2 19.3 Geotermia 0.7 4.0 Energía nuclear 10 5.9 Leña 2.8 — Bagazo de caña 10 — Total 100.0 100.0 Fuente: SE (1996). Los datos referidos a la oferta interna bruta de energía primaria? muestran que en 1995 los hidrocarburos aportaron el 82.9% del total; el carbón, 3.7%; la hidroenergía, 5%; la geoenergía, 1%; la energía nuclear, 1.5%; la leña 4.4% y el bagazo de caña, 1.5%. 1 Al cierre de 1996 las reservas petroleras de México ascendían a 48.8 miles de millones de barriles y la relación reservas/producción era de 42.7 años. ? El concepto de oferta interna bruta de energía primaria considera de forma agregada a la producción total, más la variación de inventarios y las importaciones, menos la energía no aprovechada y las exportaciones. 185 En este contexto, llama particularmente la atención la subutilización de algunas importantes fuentes renovables como la hidroenergía, la geotermia y la energía eólica, de las cuales el país cuenta con importantes reservas aprovechables. 6.1.1. Subutilización del potencial de energía renovable a escala nacional La hidroenergía es la fuente renovable: mejor ubicada tanto en la composición de la producción de energía primaria de México (3.2% en 1995), como en la generación bruta de electricidad (19.3%). Sin embargo, en el presente sólo se aprovecha alrededor del 20% del potencial hidroeléctrico nacional, estimado en unos 153,031 GWh a mediados de los 90. Esta situación contrasta con los altos niveles de aprovechamiento de este recurso en algunas regiones desarrolladas como Europa, donde se explota cerca del 60% del potencial. El desarrollo de la micro (mini)hidráulica? es todavía incipiente en el país, de tal forma que no existen registros sobre su uso”. Según algunos estimados, hacia el año 2025 la generación de hidroelectricidad sobre la base de micro y miniproyectos podría oscilar entre 3.8 TWh y 5.1 TWh; lo que representaría entre un 10% y un 15% del potencial previsto de hidroelectricidad no aprovechado en el 2010 (Corbus, et. al, 1994: 18). Debe tenerse en cuenta que una mayor utilización de la hidroenergía podría repercutir favorablemente tanto sobre los niveles de empleo rural como en el desarrollo de la industria nacional de bienes de capital. De acuerdo con los programas 3 De acuerdo con los patrones existentes en EE.UU., los sistemas micro-hidráulicos son aquellos que cuentan con capacidades inferiores a los 100 KW, y en los mini-hidráulicos la capacidad oscila entre 100 KW y 1000 KW, mientras que las pequeñas plantas hidroeléctricas son las que producen entre 1 y 30 MW. * Como parte de los esfuerzos de la Conae para daterminar el potencial micro (mini)hidroeléctrico aprovechable en México, se llevó a cabo un estudio dirigido a ubicar los recursos hidrológicos dentro de un rango de capacidad de 1 a 5 MW, en un área de 2€ mil kilómetros cuadrados situada en parte de la región centro-norte del estado de Veracruz y parte del estado de Puebla. Los resultados preliminares de este estudio indican que existen 22 proyectos en operación del sector público (CFE-LyFC), con una capacidad de 54 MW; además de otros 36 fuera de opzración que pudieran rehabilitarse y que cuentan con una capacidad de unos 36 MW. Adicionalmente, se comprobó la existencia de unas 61 instalaciones privadas con potencial de 44 MV; y se identificaron alrededor de 112 sitios en los que se pueden instalar plantas minihidráulicas (Conae, 1996: 28). 186 existentes, la capacidad de generación de hidroelectricidad podría duplicarse hacia el año 2010, básicamente a partir de proyectos en gran escala. En el caso de la geotermia, cuya tecnología ha sido ampliamente desarrollada en México, sólo se explota con fines energéticos alrededor del 29% del potencial económicamente viable, que se estima en unos 2.4 GW. Gran parte de los recursos geotérmicos del país se ubican en Cerro Prieto, Baja California, donde se encuentra la mayor planta generadora, con una capacidad de 620 MW, es decir, 82.3% de la capacidad geotermoeléctrica en operación en el país". En 1994 los tres campos principales de México generaban electricidad con un factor de planta del 85% anual, como promedio, lo que revela un grado de eficiencia en las operaciones superior al de los otros tipos de centrales eléctricas instaladas en el país. A mediados de los años 90, México ocupaba el tercer lugar mundial en el aprovechamiento de la geotermia, con una capacidad instalada de 753 MW, que representa el 2.4% de la capacidad eléctrica total del país. Se han diseñado programas para la explotación casi completa de este potencial hacia finales de la primera década del próximo siglo (ver Hiriart y Gutiérrez, 1995; Corbus et. al., 1994). En lo referente a la energía eólica, cabe señalar que la primera planta eoloeléctrica integrada a una red de distribución en América Latina fue construida por la CFE en La Venta, a unos 30 km al noreste de Juchitán, Oaxaca, donde se encuentran instalados los primeros 1575 KW eólicos. Esta planta consta de siete aerogeneradores de 225 KW cada uno, instalados sobre torres de tipo tubular de 31.5 metros de altura; cuya operación, desde 1994, “epresenta un ahorro en hidrocarburos de 18 mil barriles anuales, y una disminución an la emisión de contaminantes de cuatro mil toneladas/año. Durante los dos primeros años de funcionamiento, el factor de planta fue del 48.1%, y los costos de generación del orden de los 4.3 centavos de dólar por Kwhné (ver Sedesol-INE, 1994; Hiriart, 1995). : $ El 17.7% restante se localiza en Los Azufres, Michoacán y Los Humeros, Puebla. * Este nivel de costos resulta similar al de las grandes centrales térmicas. 187 La capacidad para generación eólica, a partir de aerogeneradores aislados y bombas de agua alcanzó en 1995 un nivel de 3:50 KW, y la generación se mantuvo en 0.0005 petacalorías, con un factor de carga del 20% en los últimos años. En general, puede decirse que el enorme potencial de eoloelectricidad, estimado en unos 50 GW, es ampliamente subutilizado en México. Además del ltsmo de Tehuantepec, otros lugares de interés eólico en la República Mexicana son los estados de Zacatecas, Baja California, Veracruz e Hidalgo. Algunos autores, consideran factible que hacia el año 2025 pudiera estarse aprovechando entre 10% y 15% del potencial total de esta fuente, con un factor de capacidad del 30% (Corbus, et. al., 1994: 16-17). La utilización en mayor grado de otras fuentes renovables -solar y biomasa-, como parte de las estrategias de desarrollo regional, también podría tener un impacto social significativo y menores efectos ecológicos adversos; sobre todo si se tiene en cuenta que pueden existir hasta 140 mil comunidades rurales sin acceso a servicios de electricidad en el país. En lo referente a la utilización de la biornasa con fines energéticos, además de considerar la necesidad de poner en práctica programas integrales para el uso sostenible de los combustibles tradicionales como la leña, no debe olvidarse, que México se sitúa entre los 10 mayores productores de azúcar de caña del mundo (octavo lugar a mediados de los 90), y esta capacidad de producción podría casi duplicarse hacia el año 2025, lo que ofrece amplias posibilidades para la generación de electricidad a partir de los residuos de esta industria. De acuerdo con algunos estimados, que consideran la viabilidad de ciertas transformaciones tecnológicas dirigidas a incrementar la capacidad y eficiencia de la generación eléctrica a partir de los residuos de la industria azucarera, hacia el año 2005 podrían venderse a la red entre 7,500 GWh y 13,400 GWh/año de electricidad (Corbus et. al., 1994: 15-16). Otras opciones. de utilización de la biomasa con fines energéticos se asocian al aprovechamiento de! residuo del agave que se emplea en la producción de tequila; el estiércol de ganado; y los desechos forestales, que podrían aportar hasta 230 MW. 188 En cuanto a la energía solar, no debe pasarse por alto que México se encuentra entre las zonas de alta incidencia de la radiación solar ya que más del 70% del territorio nacional recibe una insolación superior a 17 MJ/m“/día. Las regiones con mayores potencialidades para el aprovechamiento de este recurso son los estados de Baja California Norte, Baja California Sur, Sonora y Chihuahua. En 1995, los sistemas de calentadores solares de agua generaron 0.2 petacalorías, y la superficie total instalada alcanzó los 216.2 miles de metros cuadrados, con una eficiencia promedio del 63% en los últimos años. Algunos estudios preliminares, apoyados por la Conae, confirman la viabilidad de instalar colectores solares planos junto a los calentadores convencionales para reducir el consumo de gas licuado o natural de uso doméstico; e indican la conveniencia de instalar los colectores planos desde el diseño de las casas habitación. La materialización de estas ideas exige, entre otras cosas, avanzar sustancialmente en la normatividad de estas actividades. Los módulos solares fotovoltáicos, con un gran componente importado, también han sido instalados para cubrir diversos servicios como bombeo de agua, iluminación doméstica en comunidades rurales, telefonia rural, repetidoras de microondas, señalamiento terrestre y marítimo y alumbrado público, entre otros. La capacidad total instalada de este tipo de equipos se elevó de 7.1 MW en 1993 a 9.5 MW en 1995; y en este último año se generaron 0.015 petacalorías. Cabe mencionar, que la CFE cuenta con una red de monitoreo de radiación solar que ha operado durante los años 90. Como resultado de los trabajos de esta red, se cuenta con estudios de factibilidad para proyectos termosolares de 900 MW o más, en diversas partes de la República. Desde comienzos de la presente década se ha hecho más evidente en el país el establecimiento de pequeñas empresas productoras de tecnologías para el aprovechamiento “de las fuentes energéticas renovables, que en algunos casos clasifican como empresas de base tecnológica; es decir empresas que basan su competitividad y permanencia en el mercado en su capacidad para generar innovaciones tecnológicas. 189 Como se señala en la parte final del capitulo anterior, la creación de este tipo de empresas, basadas en gran medida en su potencial innovador, es un fenómeno asociado al nuevo paradigma energético. Partiendo de estas consideraciones, esta investigación incorpora un estudio de campo dedicado a evaluar el alcance y las limitaciones de la actividad de tales empresas en México. 6.1.2. Perfil de la pequeña empresa productora de tecnologías para el aprovechamiento de energías renovables Si bien las modificaciones del marco regulatorio para el sector energético en México, a partir de 1992”, podrían abrir ciertos espacios que favorecerían a las pequeñas y medianas empresas energéticas independientes, basadas en la utilización de fuentes alternativas de energía; el desempeño actual de las pequeñas empresas de energía sostenible que operan en el país muestra que no basta con cambios legislativos, por significativos que puedan resultar, para promover de forma sostenida a este segmento productivo. Se requeririan, además, apoyos gubernamentales sustanciales y efectivos a los esfuerzos de las pequeñas y medianas empresas de este giro, así como una adecuada comunicación y vínculos fluidos con las instituciones de 1-D afines, entre otros factores. Los datos y reflexiones que a continuación se exponen han resultado del procesamiento de la información obtenida de una ronda de encuestas realizadas durante la segunda mitad de 1996 a 25 empresas energéticas y 12 instituciones de I-D afines”. Las empresas e instituciones de I-D encuestadas se distribuyen principalmente en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM), Cuernavaca, Puebla y Guadalajara (ver Anexos VI.2 al VI.13). 7 Tales cambios en el marco regulatorio se refieren, por ejemplo, a la reformulación de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica (1992), que abre oportunidades para que el sector privado construya, opere y tenga en propiedad plantas de generación de energía eléctrica, bajo las modalidades de cogeneración, pequeña producción y producción independiente. % Este estudio forma parte del Proyecto INDICO (Innovación, Difusión y Competitividad), del Area de Economía de la Ciencia y la Tecnología, División de Estudios de Posgrado, Facultad de Economía, UNAM, 190 a) Caracterización general Considerando como referencia un universo de 60 pequeñas empresas de energía sostenible en México”, la muestra cubriría cerca del 42% del total de entidades existentes, y el 61% de los fabricantes ubicados en los cuatro polos principales. Téngase en cuenta que, de las 25 empresas encuestadas, nueve (36%) están situadas en la ZMCM, cinco en Puebla (20%), cinco en Guadalajara (20%), tres en Cuernavaca (12%), y tres (12%) en otros estados (Nuevo León, Morelia y Estado de México). En el contexto del Proyecto INDICO, las 25 empresas de energía sostenible representan el 15.6% del total de 160 empresas de base tecnológica encuestadas al cierre de 1996. El 92% de las empresas visitadas (23 empresas) están orientadas únicamente a la generación de sistemas aislados para el aprovechamiento de las energías altemativas, básicamente la de origen solar (fototermia). Las 20 empresas que producen equipo solar fototérmico, representan el 80% de la muestra total (100% de las empresas encuestadas en Cuernavaca, Puebla y Guadalajara), y se dedican preferentemente a la producción de calentadores solares de agua para usos múltiples en residencias, albercas, industrias y otras instalaciones”. El 88% de las empresas visitadas (22 empresas) fueron fundadas después de 1970 (marco temporal básico de este estudio), y sólo tres de ellas (12%) fueron creadas con anterioridad. Más de la tercera parte del total (nueve empresas) se establecieron en este decenio, y más de las dos terceras partes (17 empresas) comenzaron a operar después de 1985. Dos de las empresas más antiguas, incluida la empresa pionera en el aprovechamiento de la energía solar en México que tiene 54 años, están ubicadas en ? Información preliminar estimada, ofrecida por el Ing. José Armando Saldaña (Secretario de Asuntos Industriales de la Asociación Nacional de Energía Solar, ANES), durante el Foro de evaluación sobre las fuentes no convencionales de energía, auspiciado por la Secretaría de Energía, la Conae y la ANES, México DF, 18 de noviembre de 1996. 1 El resto de las empresas encuestadas se dedican a la producción de tecnologías para el aprovechamiento de la energía eólica, diseños de proyectos minihidroeléctricos, y fabricación de equipos electrónicos para la utilización sistemas solares fotovoltáicos. 191 Guadalajara, que es el polo de energía alternativa más antiguo (21 años). El promedio de edad muestral es de 13 años y el polo más joven es el de Puebla, con un promedio de edad de 5 años; mientras que la ZMCM y Cuernavaca no muestran grandes diferencias entre sí, ni con respecto a la media muestral, al promediar 14 y 12 años, respectivamente. El criterio básico seguido en este estudio para clasificar las empresas en micro, pequeñas y medianas es la cantidad de personal que labora en la entidad: las microempresas son las que tienen hasta 15 empleados, las pequeñas entre 16 y 100 empleados, y las medianas entre 101 y 250. Sobre esta base, la muestra está compuesta de 19 microempresas (76%), cinco pequeñas (20%) y una mediana (4%), como muestra la tabla T6.2. Tabla T6.2 Clasificación de las empresas de energía sostenible encuestadas Tipo/Polo ZMCM Cuernavaca Puebla Guadalajara Otras Total Micro 5 3 4 5 2 19 Pequeñas 3 0 1 0 1 5 Medianas 1 0 0 0 0 1 Total 9 3 5 5 3 25 Fuente: Elaboración propia. En términos agregados, el promedio de trabajadores por empresa en 1996 era de 17. Las microempresas tenían como promedio 8 empleados; las pequeñas empresas contaban con 32 trabajadores; y la empresa mediana empleaba a 110 personas (ver Anexo VI.2). De las 21 empresas que ofrecieron información comparable para 1994-96 sobre su fuerza de trabajo, las microempresas registraron una caída promedio en el nivel de empleo de sólo 2.4%, mientras que en las pequeñas y medianas empresas (Pymes) este indicador disminuyó en 44.1%; la que evidencia que las microempresas recurrieron en mucho menor grado que las Pymes al expediente de recortar las plantillas laborales, para hacer frente a la crisis. 192 Las doce instituciones de 1-D encuestadas están ubicadas en los principales polos de actividad en materia de energía sostenible; seis de ellas (50%) radican en la ZMCM, tres en Cuernavaca (25%), una en Guadalajara (8%) y las dos restantes (17%) en otros estados (Guanajuato y Estado de México). Obsérvese que el 75% de las instituciones de la muestra se ubican en la ZMCM y Cuernavaca, lo que guarda correspondencia con la distribución espacial de las instituciones de i-D en la República Mexicana; aunque debe destacarse el trabajo sostenido, de grupos de investigadores radicados en otros estados, entre los que cuentan (además de Guadalajara, Guanajuato y el Estado de México) Nuevo León, Baja California Sur, Colima, Zacatecas y Sonora. La tercera parte de las instituciones de |-D seleccionadas para este estudio (cuatro instituciones) se dedican a investigaciones sobre fuentes alternas de energía, en sentido general, y las restantes están más especializadas en cuestiones de ahorro energético y aprovechamiento de la energía solar. La edad promedio de las instituciones es de 18 años y más de las cuatro quintas partes de ellas fueron creadas después de 1970, Entre los objetivos básicos de las instituciones de 1-D, los que alcanzaron como promedio mayores calificaciones en las encuestas fueron la realización de investigaciones aplicadas (4.92 puntos, en escala de O a 5), la formación y capacitación de recursos humanos (4.75 puntos); y ta realización de investigaciones básicas (3.50 puntos). Con menor peso relativo se ubicaron otros objetivos, como la generación de tecnologías (3.42 puntos), el apoyo al desarrollo económico regional (3.17 puntos), y la transferencia de tecnologías al sector productivo (2.75 puntos). La inclusión en este estudio de instituciones académicas o de I-D se debe a la importancia que tienen los vínculos academia-industria para el fomento de las fuentes alternativas de energía, tanto a nivel internacional, como en el plano nacional. b) Capacidad técnica, humana y financiera En cuanto a la infraestructura de |-D interna de las empresas, en materia de instalaciones y equipos, todas las Pymes y una de las microempresas cuentan con 193 unidad de 1-D; mientras que las 18 microempresas restantes realizan actividades de !- D, sin disponer de un área especifica para tales fines. Una peculiaridad de la |-D en la casi totalidad de las microempresas es que s» lleva a cabo simultáneamente con la actividad productiva, por lo que resulta muy clifícil delimitar los recursos y esfuerzos dedicados a cada actividad. En relación con el personal clave para la 1-D, las microempresas cuentan, como promedio con 2 personas (un profesionista y un técnico) involucradas en la |-D, que como se señaló antes no se dedican únicamer te a estas actividades; mientras que las Pymes disponen, :como promedio, de siete personas especializadas (seis profesionistas y un técnico). La media muestral es de 3 personas en labores de |-D (dos profesionistas y un técnico); con una mejor dotación en las empresas ubicadas en la ZMCM, que tienen como promedio 4 personas (profesionistas) involucradas, y mayor déficit en Cuernavaca, con apenas una persona (profesionista) vinculada. En general, en las empresas predomina una baja presencia de personal de alta calificación entre los dedicados a actividades clave de |-D. En efecto, el 72% de la muestra (18 empresas) carece de doctores o maestros como parte del personal de l- D. Los principales incentivos para el personal de |-D en las empresas son los incentivos económicos, con una calificación de 3.61 puntos (en escala de O a 5); la capacitación (3.30 puntos), y la participación n eventos académicos y exposiciones (2.35 puntos). En lo tocante a los recursos financieros y apoyos a la |-D, debe destacarse que las limitaciones financieras constituyen uno de los principales obstáculos para la ampliación de la capacidad productiva y para la innovación en las empresas de energía sostenible. De la muestra total, 15 empresas (60%) han financiado sus operaciones básicamente con recursos propios en los últimos cinco años, y las 10 entidades restantes (40%) han recibido créditos de instituciones financieras u otras organizaciones, principalmente para cubrir necasidades de la producción. Sólo la empresa mediana reportó préstamos recibidos en ese periodo para financiar actividades de !-D y de innovación; y únicamente cuatro empresas (16%) 194 informaron haber recibido apoyos de instituciones gubernamentales para promover la actividad innovadora. Las razones básicas que explican la no obtención o la no solicitud de créditos a instituciones de financiamiento por parte de la mayoría de las empresas encuestadas fueron las altas tasas de interés, con una valoración de 4.41 puntos (en escala de O a 5); la aversión al riesgo (3.24 puntos), y la persistencia de muchos trámites y reglas (3.12 puntos). De acuerdo con la opinión media de empresarios e investigadores del giro, los tres principales problemas que enfrenta la i-D en las empresas de energía sostenible son el déficit de financiamiento, con una calificación promedio de 3.72 puntos (en escala de 0 a 5); la discontinuidad en las actividades de |-D (2.89 puntos); y la falta de personal calificado (2.69 puntos) (ver Anexo VI.3). Los problemas de retardo e incertidumbre en los resultados recibieron bajas calificaciones como obstáculos a la actividad de |-D en las empresas, según la opinión de empresarios e investigadores (2.42 y 1.71 puntos, respectivamente); lo que pudiera estar asociado al elevado grado de madurez de la tecnología solar basada en el principio de la fototermia, que es la predominante en esta muestra empresarial. La infraestructura de I-D de las instituciones, en lo referido a equipos, laboratorios, redes de comunicación, bibliotecas y plantas pilotos, recibió una calificación promedio de 3.81 puntos (en escala de O a 5), según la opinión de los investigadores encuestados. A los efectos de evaluar la cantidad y calificación del personal clave en las instituciones de |-D, los centros encuestados fueron divididos en dos grupos; en el primer grupo (1) se ubican 8 instituciones que tienen hasta 10 investigadores cada una, y en el segundo grupo (11) están cuatro centros con una plantilla de entre 11 y 20 investigadores cada uno. El grupo | cuenta con un promedio de 5 investigadores, de los cuales 3 son maestros, uno es doctor y uno sólo ha alcanzado nivel de licenciatura; mientras que el grupo ll tiene un promedio de 17 investigadores, de los cuales 9 son doctores, 4 195 maestros y 4 licenciados. En términos agregados, el promedio de investigadores de la muestra es de nueve: 44% doctores, 33% maestros y 23% licenciados. El presupuesto agregado promedio de las instituciones de |-D en 1996, fue cubierto en un 47% por universidades nacionales, en 29% por organismos públicos nacionales, en 21% por recursos propios (ventas de proyectos y otros ingresos) y en 3% por organismos públicos internacionales. No se reporta ningún aporte financiero de empresas a estos presupuestos. Al evaluar los principales problemas que enfrenta la actividad propia de I-D, las instituciones consideran como principales obstáculos el déficit de financiamiento (3.58 puntos) y la falta de personal calificado (2.08 puntos). c) Esfuerzo innovador y alianzas La información relacionada con el esfuerzo innovador se refiere fundamentalmente a los gastos de I-D, así como a los vínculos, alianzas y convenios de colaboración. En promedio, las empresas visitadas dedican a la 1-D entre 5% y 10% del total de sus ventas; en las microempresas la media de este indicador varía entre 3% y 5%; en tanto que para las Pymes se sitúa entre 5% y 10%. En la mayoría de los casos (84% de las empresas) se reportan vínculos con centros de |-D, instituciones de educación suxerior, u otras empresas, para llevar a cabo la actividad productiva y realizar las innovaciones. El polo en que se registra el menor grado vinculación academia-industria e interempresarial es Guadalajara, donde el 60% de las empresas no reportó vínculos o alianzas con otras instituciones afines. Del conjunto de empresas encuestadas, en el 60% de los casos se mantuvo el nivel de los vínculos en los últimos cinco años; en el 16% se registró un incremento de dichos vínculos; en el 8% se reportó una disminución; y en el 16% restante (4 microempresas) no se reportaron alianzas. A pesar de existir cierto grado de vinculación entre la mayoría de las empresas encuestadas y otras instituciones de |-D o empresas afines, prevale el criterio de que el nivel de tales vínculos es sumamente bajo. Como promedio, en las encuestas realizadas a empresarios e instituciones de I-D, los vínculos academia-industria sólo 196 obtuvieron 1.88 puntos (en escala de O a 5). Por su parte, los empresarios asignaron a los vínculos interindustriales una calificación de 1.64 puntos; y las instituciones otorgaron a los vínculos entre instituciones de I-D afines 3.50 puntos (ver Anexo VI.4). Las empresas ubicadas en Puebla son las que reportaron el nivel más alto de vínculos interindustriales (3.00 puntos) y de relaciones academia-industria (2.60 puntos); mientras que las de Guadalajara reportaron los niveles más bajos en ambos indicadores, con calificaciones de 0.20 puntos y 0.80 puntos, respectivamente. En sentido general, las relaciones interindustriales se han visto frenadas por razones de competencia, que en ocasiones han sido sobredimensionadas; lo que ha impedido un mayor aprovechamiento de los espacios de colaboración existentes entre productores. A partir del reconocimiento de estas realidades, la mayor parte de estas empresas se ha pronunciado por el establecimiento de una asociación nacional de productores, que permita el reforzamiento de los vínculos entre empresas afines. En cuanto a las relaciones academia-industria, que constituyen un aspecto medular de este estudio, cabe apuntar que las estadísticas de las 12 instituciones de |- D encuestadas muestran la existencia de 7 investigadores empresarios, procedentes de cuatro centros de |-D; y además, se reportaron cuatro empresas derivadas de las investigaciones'' de tres de los cuatro centros antes mencionados. Tanto los empresarios como las instituciones de !-D coincidieron en señalar que los principales factores que inhiben los vínculos academia-industria en el área de la energía sostenible en México son el desconocimiento por parte de las empresas del potencial existente para tales relaciones (calificación promedio de 3.79 puntos, en escala de O a 5), las limitaciones financieras de las empresas (3.67 puntos) y el interés excesivo de las empresas en los beneficios inmediatos (3.54 puntos) (ver Anexo VI.5). De acuerdo con la opinión media de empresarios e investigadores, los principales factores con potencial para estimular los vínculos academia-industria en un futuro próximo son la posibilidad de que mediante esas relaciones mejore la capacidad de respuesta de las empresas ante los cambios en el mercado (4.05 puntos), la posibilidad de que por esa vía mejore el ingreso de los investigadores involucrados 1% Dos de estas empresas fueron encuestadas. 197 (3.85 puntos), la confianza que se logre entre las partes (3.84 puntos), y el déficit de infraestructura adecuada para la |-D en las empresas (3.72 puntos) (ver Anexo VI.6). En una primera aproximación a la evaluación de las redes de contactos para las empresas de energía sostenible, se identificaron las relaciones básicas de dichas empresas -tanto dentro como fuera del polo correspondiente-, con seis grupos de agentes: 1) universidades y centros de |-D; 2) unidades de información; 3) otras empresas; 4) incubadoras y parques cientficos; 5) instituciones financieras; 6) instituciones que brindan apoyos. Partiendo de ese esquema de trabajo yy considerando los vínculos reportados por los empresarios visitados, puede decirse que el grado de vinculación"? para la muestra total es de 48% dentro de los polos. y 31% fuera de los polos, lo que se traduce en una tasa agregada del 39% de aprovechamiento del potencial de vínculos externos a la empresa (ver Anexo VI.7). De los cuatro polos principales que se analizan, el de Cuernavaca es el que revela un mayor grado de vinculación (56%), sobre todo dentro del polo (78%); mientras que Guadalajara es el que muestra un menor desarrollo de tales redes, con un grado de vinculación de apenas 13%. En promedio, las microempresas muestran un grado de vinculación (44%) significativamente más bajo que las Pymes (61%). En un intento por evaluar los principales motivos de las empresas para instalarse en los respectivos polos, se comprebó que en ninguno de los cuatro polos considerados, las posibilidades de inserción en redes de vínculos con instituciones de apoyo, |-D, u otras empresas son razones de peso que explican la ubicación de las empresas en esas regiones (ver Anexo VI.8). En Cuernavaca y Puebla la instalación se explica básicamente por razones familiares, personales y de calidad del entorno; en Guadalajara por motivos familiares y personales; y en la ZMCM por las dimensiones del mercado y la infraestructura de comunicaciones. 12 Se trata de un indicador simple, que sólo contabiliza ta existencia o no de vínculos, según la información procesada. 198 d) Resultados de la innovación en las empresas Las 25 empresas, consideradas en su conjunto, brindaron información sobre 54 innovaciones, de las cuales 50 son de producto (92.6%) y sólo cuatro son de proceso (7.4%). De acuerdo con la información disponible, la atracción de mercado explica, como promedio, el 61% del resultado innovador, y el empuje tecnológico el 39%. Todas las innovaciones son consideradas como permanentes; y en el 48.1% de los casos se ha solicitado algún tipo registro de propiedad intelectual, nacional o internacional. Esa proporción incluye un 9.3% se solicitudes nacionales concedidas; un 29.6% de solicitudes nacionales aún no concedidas; un 3.7% de solicitudes internacionales (en EE.UU) otorgadas; y un 5.5% de solicitudes internacionales (en EE.UU.) aún no otorgadas. Muchos de los encuestados se refirieron a los altos costos, trámites excesivos y significativos retrasos, como factores que erosionan el interés de los empresarios en relación con los registros de propiedad intelectual, sobre todo en el plano nacional. Por su grado de impacto, las innovaciones reportadas por las empresas son en un 90.7% innovaciones incrementales (básicamente mejoras), y sólo un 9.3% de las innovaciones registradas representan novedades en el plano nacional. Como se explicó en la sección referida al giro de actividad de las empresas, la inmensa mayoría de las empresas encuestadas se dedican al aprovechamiento de la energía solar, basado en sistemas fototérmicos; o sea se trata tecnologías maduras que son objeto de innovaciones incrementales, preferentemente mejoras, que no implican cambios radicales en el producto o proceso productivo. En cuanto a la procedencia de las innovaciones, como promedio, el 69% del proceso innovador ha sido de origen interno, y el 31% es el resultado de los vínculos o alianzas de las empresas con otras instituciones (ver Anexo VI.9). En términos de comercialización y penetración de mercados, cabe señalar que el 26% de los productos innovadores se comercializan en los tres mercados (local, nacional e internacional); el 68% en los mercados local y nacional; y el 6% únicamente zn mercados locales. 199 Las microempresas ubican preferentemente sus productos en los mercados local y nacional (84%) o únicamente local (8%), con una limitada presencia (8%) en los mercados externos; en tanto que los productos de las Pymes cubren en la mayor parte de los casos (73%) los tres mercados, con un 27% que sólo se vende local y nacionalmente. Como promedio muestral, el 89% de las ventas se dirige a clientes privados, 10% a instituciones públicas y 1% a instituciones de investigación autónomas. Las Pymes orientan 55% de su producción hacia la esfera privada y 43% hacia la pública, con un remanente del 2% hacia el área de investigaciones autónomas; mientras que las microempresas exhiben una cartera comercial mucho menos diversificada, con una dependencia casi absoluta (97%) de clientes privedos, sólo un 2% dirigido al sector público y 1% a las instituciones de investigación. Los principales obstáculos que han encontrado las empresas para ampliar sus mercados nacionales han sido la falta de cultura energética de los clientes (con una calificación media de 4.46 puntos, en escala de O a 5); la falta de incentivos fiscales a clientes (4.20 puntos) y la falta de normas reguladoras de la actividad (3.61 puntos). También se destacan como limitaciones para las ernpresas el déficit de financiamiento (3.59 puntos) y las tarifas subsidiadas a los combustibles fósiles (3.54 puntos) (ver Anexo VI.10). En términos generales, las principales acciones llevadas a cabo por las empresas para hacer frente a las dificultades procluctivas y de comercialización han sido el reforzamiento de las operaciones de marketing (92% de las empresas); la especialización productiva (64%); y búsqueda de nuevas alianzas, tales como la asociación con otras empresas, con capitales de riesgo o subcontratación de servicios (44%). Otras medidas tomadas se refieren a reestructuraciones empresariales dirigidas a reducir costos fijos y variables (28% de las empresas), o a establecer nuevas líneas productivas (24%). Con los resultados del proceso innovador de las 25 empresas encuestadas se realizó el cálculo del Indice indico (índice de innovación) promedio de las empresas de energía sostenible de México, que puede observarse en el Anexo VI.11, donde se 200 presenta una sintesis de los datos relativos al dominio tecnológico ("capacidad/ esfuerzo") y “resultados” del proceso innovador. El indicador agregado de dominio tecnológico considera tres variables básicas: la existencia de alianzas para la innovación, la infraestructura para |-D, y el porcentaje de ingresos por ventas dedicadas a la I-D; en tanto que el indicador agregado de resultados considera las innovaciones reportadas, los registros de propiedad intelectual y los mercados de los productos innovadores. En general, se obtuvo un Indice Indico de 4.61 puntos (en escala de O a 10), como indicador de la actividad innovadora de las empresas, a partir de promediar los dos índices parciales: el Indice de Dominio Tecnológico (5.20 puntos) y el Indice de Resultados (4.02 puntos); donde el primero de los índices parciales supera al segundo en un 29,4%. En las microempresas el Indice Indico promedió 3.96 puntos (4.53 puntos en dominio tecnológico y 3.39 puntos en resultados); lo que expresa un desempeño innovador inferior al de las Pymes que alcanzaron un Indice Indico de 6.67 puntos (7.33 en dominio tecnológico y 6.00 en resultados). De los cuatro polos estudiados, el de la ZMCM se destaca por tener mayor actividad innovadora, con un Indice Indico de 5.44 puntos; seguido por Puebla (4.90 puntos); Cuernavaca (3.33 puntos) y Guadalajara (3.10 puntos). Si bien el 96% de las empresas encuestadas clasificaron como innovadoras, debe apuntarse que el 48% del total obtuvo un Indice Indico inferior a la media de 4.61 puntos.(ver Anexo VI.12). En resumen, la información referida a las pequeñas empresas del sector de la energía sostenible en México revela, que si bien existe un proceso emergente de innovaciones energéticas en el país, en línea con las principales tendencias internacionales dirigidas a reducir el impacto ambiental adverso del sector energético; tolavía este proceso enfrenta serias limitaciones en los niveles macro y m'croeconómico. A escala nacional (nivel macroeconómico), aún se aprecia un escaso interés real en cuanto al fomento de las energías alternativas, lo que resulta evidente al 201 examinar el Programa de Desarrollo y Reestructuración del Sector de la Energía 1995- 2000. A nivel microeconómico, las principales limiteciones que enfrenta el proceso de innovaciones en materia de energía sostenible en México, según la opinión generalizada de los encuestados, son las restricciones financieras, la falta de apoyo del gobierno y el marco legal existente, entre otras. Estas situaciones adversas suelen traducirse, generalmente, en una insuficiente «lotación de personal calificado, infraestructura de I-D insuficiente y desestímulc al proceso inversionista. Estas realidades serían elementos claves a considerar a la hora de pensar en reformulaciones de la política energética a tono con los intereses de la nación en materia de desarrollo sostenible. Tanto los empresarios como los investigadores encuestados coincidieron en señalar que la variable ambienta! aún no constituye: un factor que facilite la obtención de créditos y apoyos gubernamentales por parte de las empresas del giro; aunque consideran que esta situación podría cambiar en un futuro próximo, es decir en la próxima década (ver Anexo VI.13). Si bien las pequeñas empresas de energía sostenible de México constituyen un segmento de dimensiones económicas sumamente modestas en la actualidad, no deben pasarse por alto las enormes potencialidades económicas, sociales, tecnológicas y ambientales, asociadas al desenvolvimiento de este subsector en un futuro próximo. La realización o materialización de estas ootencialidades depende en gran medida del fortalecimiento de las capacidades técnicas, humanas y financieras del subsector, del fomento de las actividades de |-D, tanto en las empresas como en las instituciones científicas; y de la ampliación de los vinculos interindustriales, academia- industria, y entre instituciones de |-D afines. 6.2. Intensidad energética y potencial de ahorro ¡Je energía Como se explicó en el Capítulo | (epígrafe 1.3), la intensidad energética es la relación entre la cantidad de energía suministrada «al mercado nacional en un año y el 202 vel del PIB correspondiente a ese mismo año, y en su magnitud influyen dos tipos de “actores: estructurales y tecnológicos. Los factores estructurales se refieren a la naturaleza de las actividades que generan el PIB y, en este sentido, cabe destacar la significativa presencia que tienen en la producción mexicana industrias pesadas, que requieren un alto consumo de energía, como las de acero, cemento, papel, minería, química, petroquímica, entre otras. La distribución sectorial del consumo final de energía en México (1995) es como sigue: transporte, 38.9%; industria y minería, 36.2%; sector residencial, comercial y público, 22.3% y agropecuario, 2.6% (SE, 1996a: 54). Por su parte, los factores tecnológicos están determinados por la forma en que se utilizan los recursos energéticos en los distintos sectores económicos. Como la elección de las tecnologías suele explicarse, en gran medida, por la relación de costos entre los factores productivos, en un país como México, donde la energía ha sido tradicionalmente barata y el capital escaso y caro, se ha tendido a adquirir tecnologías raenos costosas aunque sean poco eficientes desde el punto de vista energético (ver Viqueira, 1987). €.2.1. Evolución tendencial de la intensidad energética Entre 1973 y 1985 la intensidad energética en México aumentó en casi 20%, en momentos en que los países más desarrollados registraban una caída en ese indicador, aproximadamente del mismo orden. Según las estadísticas de la Agencia Intemacional de Energía, en 1993 la intensidad energética de México superaba al promedio de la OCDE en más de dos veces (IEA, 1995: 148; 1996a: 303). Además, de acuerdo con reportes de la OLADE, en 1994 el consumo final per cápita de energía de México superaba a la media latinoamericana en un 29% y la intensidad energética era mayor al promedio regional en más de un 10%. A partir de" 1989, la intensidad energética de la economía mexicana ha registrado cierta tendencia decreciente; llegando a acumular una caída del 8.2% hasta 1994; pero el nivel correspondiente a este último año es aproximadamente ¡igual al de 1380; lo que revela el limitado progreso alcanzado en la comportamiento de este 203 indicador. En 1995 se registró un incremento anual de este indicador en alrededor de un 5.2%. El análisis de la evolución del consumo energético y del PIB'? entre 1980 y 1995, según cifras oficiales mexicanas, revela que la intensidad energética del país en ese período creció en un 5.4%, como resultado combinado de los cambios estructurales y tecnológicos ocurridos en la economía de México (ver Anexo VI.14). Retomando la fórmula (1.6) para el cálculo de la intensidad energética, expuesta en el Capítulo ! (epígrafe 1.3), se tiene que: ET = (fa x la +fi x li +fs x Is + ft x 1t) x PIB. ET/PIB =1ET IET 1905 = faroos X la1905 + firoos X liroos + fS1905 X IS1o9s + ftroos X toos IET 5995 = 0.0762 x 0.0567 + 0.3261 x 0.4432 + 0.5136 x 0.0766 + 0.0792 x 0.8195, JET 1995 = 0.2534. Gcal/ peso producido (a precios de 1980). donde: f se refiere a la participación de cada sec:or económico en el PIB, e l es la intensidad energética de cada sector; ET es la dernanda energética total, e IET es la intensidad energética total de la economía. Los sectores económicos son: agropecuario (a), industrial (i), residencial, comercial y público (s)'* y transporte (t). Utilizando la misma metodología de cálculc, se obtiene que lETyesgy = 0.2404 Gcal/peso, y con esta información se calcula la variación de la IET en el período 1980- 1995: JET 199s/IET 1980 = 1.054. Durante este período, en la estructura del PIB el sector agropecuario disminuyó su aporte de 8.2% a 7.6% y el sector de servicios (residencial, comercial y público) de 52.6% a 51.9%; mientras que la industria redujo discretamente su participación, de 32.8% a 32.6%, y el sector del transporte la incrementó del 6.4% al 7.9%. Obsérvese 13 Las cifras del PIB se ofrecen anualizadas a precios constantes de 1980. 14 La información agregada de los subsectores residencial, comercial y público se toma en este trabajo como aproximación al sector de servicios; es decir se sigue la misma metodología utilizada por otros autores como Rangel (1995: 39). 204 que únicamente en el caso del sector de transporte el cambio del aporte sectorial al PIB fue superior a un punto porcentual. Del lado de ta intensidad energética sectorial, durante 1980-95 se registraron caídas en el sector agropecuario (-12.8%), en el de transporte (-5.2%) y en el industrial (1.3%), mientras que el sector residencial, comercial y público mostró un incremento del 23.3%. En una evaluación de los componentes básicos de la evolución de la IET entre 1980 y 1995, se calcularon los efectos “intensidad” y “estructural”, siguiendo la idea general de las fórmulas (1.12) y (1.13), presentadas en el Capítulo I (epígrafe 1.3) *5. Efecto intensidad: Supone la ausencia de cambios en la estructura del PIB entre 1980 y 1995 (5. (IET 1995 / IET 1950)" = [SUM (firo80 X lj1995)] / IET1980, dondej= a, í, s, t. (IET 1095 / IET 1980)* = (0.0046 + 0.1451 + 0.0403 + 0.0523) / 0.2404 = 1.0079 De acuerdo con este resultado, sí no se hubiesen producido cambios en la estructura sectorial del PIB en 1980-95, la IET hubiese aumentado en un 0.8%, atribuible únicamente a las variaciones ya mencionadas en las intensidades energéticas sectoriales, donde tuvo particular incidencia el incremento de este indicador en el sector de servicios. Efecto estructural: Supone la ausencia de cambios en las intensidades energéticas sectoriales entre 1980 y 1995 (**). (IET 1005 / ¡ET 1080 )** = [SUM (fjsoas X lj1980] / IET 1980, donde j= a, i, s, t. (IET 1995 / ET 1980)** = (0.0049 + 0.1464 + 0.0322 + 0.0684) / 0.2404 = 1.0478 Según el resultado de este cálculo, si no se hubiesen producido cambios en las intensidades energéticas sectoriales en 1980-95, la IET hubiese aumentado en un 4.8%, atribuible únicamente a las variaciones en la participación de cada uno de los sectores antes referidos en el PIB. En este sentido se destaca el incremento reportado por el sector de tránsporte dentro del PIB en esos años. 15 Debe recordarse que las fórmulas (1.12) y (1.13) se refieren a usos finales específicos; no obstante la idea propuesta para calcular los efectos “intensidad” y estructural” es válida para un análisis agregado, como el que se presenta en esta sección. 205 Como puede observarse, la evolución real de la IET en el período que se evalúa es la resultante de dos tendencias básicas; en primer lugar, los cambios estructurales en el PIB, particularmente el incremento de la parte correspondiente al sector de transporte; y en segundo lugar, la evolución de las intensidades energéticas sectoriales, especialmente el aumento registrado en la intensidad energética del sector de servicios. 6.2.2. Intensidad energética y potencial de ahorro por sectores El estudio del comportamiento por sectores de la intensidad energética de la economía mexicana ha permitido identificar importantes reservas de conservación y uso eficiente de la energía en el país, cuyo aprovechamiento, en muchas ocasiones, sólo requiere inversiones modestas. a) Sector industrial Desde una perspectiva sectorial, cabe destacar que el sector de la industria y la minería absorbió en 1995 el 36.2% del consumo energético final'* (39.5% en 1984) y aportó el 32.6% del PIB, frente a 31.1% en 1984; es decir que en esos años el aporte de este sector al producto nacional aumenté en unos 1.5 puntos porcentuales, al tiempo que la parte en el consumo final cayó en más de tres puntos. En la composición del consumo energético final del sector industrial, en 1995 el 48.2% del monto total correspondía al gas natural, 16.8% al combustóleo, 16.3% a la electricidad, 6.2% al bagazo de caña, 6.1% al coque, 5% al diesel, 1.3% al gas licuado y 0.1% a las kerosinas. Uno de los cambios más importantes en esta dirección, en los diez años transcurridos entre 1984 y 1994, fue un incremento de la parte correspondiente a la electricidad en más de cuatro puntos porcentuales, que tuvo 16 El consumo energético final = consumo nacional total de energía - (consumo del sector energético + consumo no energético). Para los cálculos de las intensidades energéticas sectoriales y total, el consumo energético de la industria y la minería incluye, además del consumo energético final de este sector, al consumo del sector energético y al consurno no energético. Sobre esta base, el sector industrial absorbió el 58.2% del consumo nacional total de energía en 1995. Esta agregación asegura la consistencia del modelo utilizado para calcular la inte sidad energética total. 206 como contrapartida, en lo fundamental, una reducción en el aporte del gas natural, bagazo de caña, coque y combustóleo. Sólo siete ramas industriales (siderurgia, petroquímica de Pemex, química, cemento, azúcar, minería, y celulosa-papel), utilizan el 66.8% de la energía final que consume este sector; y en el caso de las ramas siderúrgicas, que son las mayores consumidoras, esta proporción es de 17.2%. De los cuatro grandes sectores económicos analizados en este trabajo (agropecuario, industria, servicios y transporte), el sector industrial se presenta como el segundo más intensivo en el uso de energía (0.4432 Gcal/peso de producción en 1995, a precios de 1980), sólo superado por el sector de transporte (0.8195 Gcal/peso producido en el mismo año). La industria mexicana registra, en general, elevados consumos de energía, que representan entre 10% y 30% de los costos de producción. Diversos estudios realizados por especialistas energéticos mexicanos dan cuenta de las amplias potencialidades existentes para promover el ahorro y el uso eficiente de la energía en las ramas industriales (ver Souza, 1994 y SE-Conae, 1995a): + en la siderurgia, por ejemplo, según datos de comienzos de este decenio, el consumo específico (intensidad energética) para producir acero mexicano se ubicaba en alrededor de 6 120 000 Kcal/ton. de acero, mientras que el consumo internacional era de 3 800 000 Kcal/ton. de acero. El potencial de ahorro energético estimado para esta rama industrial en 1995 era de un 15% en el corto plazo””; y de un 36% a mediano plazo"? Además, se estima que la tercera parte de las necesidades energéticas de la planta siderúrgica podría ser cubierta a partir de la cogeneración; e en la rama petroquímica, pudiera ahorrarse hasta un 20% de la energía requerida a corto plazo, y un 32% a mediano plazo (2000); Y Considera sólo inversiones mínimas o nulas. 1 Considera inversiones para cambios tecnológicos de productos y procesos hasta el año 2000. 207 e en la industria química, se estima un potencial de ahorro del orden del 15% en el corto plazo y de 25% a mediano plazo (2000). También se considera que la cogeneración podría aportar hasta un 40% de las necesidades energéticas propias; «e en la industria cementera, si bien se ha registrado una constante reducción de los consumos específicos debido a la introducción sostenida de equipos y tecnologías relativamente modernos, aún existe un potencial de ahorro de alrededor de 15% a corto plazo y de un 22% a mediano plazo (2000); e en la industria azucarera, donde el cons.mo específico ascendía a 9 500 000 Kcal/ton en los últimos años, frente a un nivel promedio internacional de 5 000 000 Kcal/fton, también se cuenta con un enorme potencial de ahorro y amplias posibilidades de cogeneración. El ahorro potencial estimado para el corto plazo es del 38%, y de 40% para el año 2000; + enla industria de celulosa y papel, donde operan unas 65 empresas, el potencial de ahorro se ha calculado en alrededor de un 20% a corto plazo y 30% a mediano plazo (año 2000). Por su parte, la industria energética «ontinúa siendo el principal consumidor de energía en México. En 1995 el sector energético utilizaba alrededor del 29% del consumo nacional total de energía (34% en 1980), distribuido de la siguiente forma: pérdidas por transformación, 17.1%; autoconsumo, 10.5%, y pérdidas por distribución 1.8%. De esta manera, en 1995 el consumo de la industria energética superó en un 23.2% al consumo final total correspondiente z. las otras ramas industriales. La industria energética está conformada, en lo fundamental, por las instalaciones o centros de transformación de Flemex, CFE y Luz y Fuerza del Centro”, entre los cuales se encuentran las refinerías de petróleo, las plantas de gas y fraccionadoras, las centrales eléctricas y las plantas coquizadoras. En 1995 las seis refinerías de petróleo existentes tenían una capacidad primaria de 1520 miles de barriles diarios y procesaror el 56.9% de la energía primaria que se envió a los centros transformadores; las plantas procesadoras de gas natural y 1 Luz y Fuerza del Centro tiene la función de prestar el servicio público de energía eléctrica en la zona central del país; atiende a casi 5 millones de usuarios y sirve, entre otras, a la Ciudad de México y su zona conurbada, así como a las ciudades de Cuernavaca, Toluca, Pachuca, Tula y Tulancingo. 208 condensados transformaron el 30.9%, las centrales eléctricas el 10.9% y las plantas coquizadoras el 1.3% de la energía enviada a procesamiento. Teniendo en cuenta las pérdidas por transformación en las principales instalaciones en 1995, el coeficiente de conversión de las refinerías, plantas de gas y fraccionadoras fue de 99.2%; la eficiencia de las centrales eléctricas fue del 35.1% y el coeficiente de conversión de las coquizadoras fue del 90% (ver SE, 1996a). Resulta particularmente relevante, el peso que conserva el sector industrial entre los grandes consumidores de electricidad en México. Durante las últimas dos décadas, el consumo final de electricidad de la industria mexicana creció a un ritmo promedio anual del 7%; y la parte de la energía eléctrica captada por este sector en 1995 todavía representaba más de la mitad del consumo final de electricidad (55%). Entre las ramas industriales con mayor demanda eléctrica se encuentran la siderurgia (11.1% del consumo sectorial de electricidad en 1995), la química (7.8%), la minería (8.1%), el cemento (5.8%) y la de celulosa-papel (4%). De acuerdo con estimados recientes, este sector cuenta con un potencial de ahorro de electricidad del 10%, únicamente considerando operaciones de mantenimiento y aumento en la eficiencia de motores, más un mejor aprovechamiento del potencial de cogeneración (ver Sheinbaum y Rodríguez, 1996a: 29-41). b) Sector transporte Otro gran consumidor de energía en México es el sector de transporte, que con un aporte de 7.9% al PIB absorbía, en 1995, el 38,9% del consumo energético final (27.3% en 1965) y 25.5% del consumo nacional total de energía. Consecuentemente, este sector económico es el que muestra una mayor intensidad en el uso de energéticos: 0.8195 Gcal/peso de producción en 1995, a precios de 1980. En 1995 el consumo de energía de este sector era cubierto, casi en su totalidad (99.7%) por los derivados del petróleo como gasolinas y naftas (66.3%), diesel (25.5%), kerosinas (6.5%), gas licuado (1.3%) y combustóleo (0.1%); correspondiendo el 0.3% restante a la electricidad. Con relación a 1984, el principal cambio operado en la composición del consumo de este sector hasta 1994 fue el incremento del peso de 209 las gasolinas en casi 8 puntos porcentuales; mientras que el diesel, el combustóleo y el gas licuado disminuyeron su aporte (ver SE, 1996a). Por tipo de transporte, la estructura del consumo en 1995 era dominada por el autotransporte que absorbía el 89.6% del tctal; mientras que el transporte aéreo utilizaba el 6.8%; el marítimo, 1.8%; el ferrovario, 1.6% y el eléctrico, 0.2%. Como puede apreciarse, persiste el uso intensivo de los automóviles y predomina la transportación de cargas por carretera (60% del total) frente a la carga por ferrocarriles. En el caso de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM), donde los autos privados representan el 71% del parque vehicular, a comienzos de este decenio circulaban unos 3 millones de automóviles, que consumían el 80% de la gasolina comercializada en la ciudad y sólo transportaban al 18% de las personas (Gligo, 1995: 113). De acuerdo con cifras oficiales correspondientes a 1994, por cada viaje/persona/día los vehículos privados consumían alrededor de 19 veces más energía que la Ruta-100, 62 veces más que el metro y 94 veces más que los trolebuses (PEF, 1996: 44); lo que revela patrones de movilidad urbana sumamente irracionales, costosos y ambientalmente adversos. Para el año 2003, el potencial de ahorro energético del sector asciende a 18.3% (18.5% en autotransporte; 15% en transporte aéreo; 21% en ferrocarriles; y 22% en transporte marítimo), lo que equivale a unos 82.7 millones de barriles de petróleo crudo equivalente (Arenas, 1994: 24€;). c) Sector residencial, comercial y público El sector comercial, residencial y público ocupa el tercer lugar entre los consumidores más importantes de energía de! país; en 1995 este sector empleaba el 22.3% del consumo final de energía (35% en 1965) y el 14.5% del consumo energético nacional total. Del consumo energético sectorial, al subsector residencial le correspondió en ese año un 83.3%, al comercial un 14.5%, y al público un 2.2%. 210 Para el cálculo de la intensidad energética sectorial se utilizó como indicador productivo el monto agregado de producción correspondiente a sectores de servicios dentro del PIB, tales como: comercio, restaurantes y hoteles; servicios financieros, seguros y bienes inmuebles; y servicios comerciales, sociales y personales; que representó en 1995 el 51.9% del PIB”. En la actualidad, este sector es uno de los menos intensivos en el uso de energía (0.0766 Gcalípeso de producción), pero la dinámica de la intensidad energética sectorial ha mostrado un ritmo ascendente en los últimos quince años; entre 1980 y 1995 este indicador creció en mas de un 23%. De acuerdo con las cifras oficiales correspondientes a 1995, el consumo energético sectorial es cubierto preferentemente por el gas licuado (43.8%), la leña (29.2%), la electricidad (18.4%); y otros -gas, combustóleo, kerosinas y diesel- (8.6%). Una de las tendencias más notables en la evolución de la estructura del consumo sectorial en 1984-94 fue la drástica reducción de la participación de la leña, en casi 14 puntos porcentuales, y en menor grado de las kerosinas, que perdieron más de cuatro puntos. Como contrapartida, el gas licuado ganó casi 12 puntos y la electricidad 6.4 puntos, lo que revela una mayor penetración de los combustibles comerciales en el sector residencial (ver SE, 1996a). Con relación a los combustibles tradicionales de la biomasa, cabe destacar que si bien la leña sólo representó en 1995 el 4,4% de la oferta interna bruta primaria; su aporte a los requerimientos energéticos del subsector residencial en ese año superó el 35%. De acuerdo con datos de finales de la pasada década, que no deben diferir mucho de la situación actual, la leña representaba el 69% del consumo energético del sector rural; a lo que se añadía un 10% aportado por el gas licuado; 10% por la yasolina; 6% por el diesel; 3% por la electricidad y 2% por las kerosinas (Bauer y Quintanilla, 1995a: 74). *9 El cálculo de la intensidad energética agregada de estos tres subsectores (residencial, comercial y público) se perfeccionaría en la medida en que los datos del PIB incorporen el aporte productivo de los hogares, como sugieren las versiones más recientes del Sistema de Cuentas Nacionales de Naciones Unidas. 211 En efecto, para muchas familias de comunidades rurales la leña constituye la única fuente energética disponible, y ésta es utilizada de forma sumamente ineficiente con fines diversos (preparación de alimentos, calentamiento de agua y del hogar, etc.); de modo que también en estas actividades existe un enorme potencial para mejorar la eficiencia energética. En lo referido al consumo de electricidad, estos tres subsectores (residencial, comercial y público) utilizaban el 38.3% del consumo eléctrico total en 1995; sólo el subsector residencial absorbía el 25.1% de ese total. En efecto, el sector residencial es un componente básico de la demanda elécrica, debido a su dinámica creciente y a su importancia en el período de demanda pico (entre las 17:00 y las 22:00 horas). La demanda adicional de electricidad estimada por CFE para el periodo 1993-2003 es de entre 10 y 20 TWh, pero este monto podría reducirse sustancialmente si se aprovechan en mayor grado las potencialidades de conservación y uso eficiente de esta forma de energía. En los veinte años transcurridos entre “970 y 1990, el consumo eléctrico de los hogares mexicanos se incrementó a un ritmo promedio anual de 9%, es decir dos puntos porcentuales por encima de la demanda eléctrica nacional, debido fundamentalmente al avance registrado en la electrificación del país y a la mayor introducción de equipos electrodomésticos en los hogares. Entre 1970 y 1990 la cobertura de los servicios eléctricos pasó del 59% al 89% de la población. También se ha registrado un desplazamiento creciente de usuarios de los bloques de menos consumo eléctrico (menos de 50 KWh/mes) a los bloques de consumo medio (entre 50 y 150 KWh/mes;. En sólo 8 años a partir de 1983, la proporción de usuarios ubicados en los segmentos de consumo medio pasó del 31% a 56%; mientras que la proporción de usuarios de bajo consumo cayó de un 35% a un 20% (ver Sheinbaum y Rodríguez, 1996a: 37). Una de las aplicaciones más importantes de la electricidad de uso doméstico es la iluminación, que suele absorber entre 30% y el 40% del total. En la iluminación basada en el uso de la electricidad, se pueden obtener ahorros del orden de 50% a 75% a partir de la sustitución de focos incandescentes por compactos fluorescentes. 212 Con relación a las posibilidades y perspectivas de ahorro en otros usos eléctricos domésticos, se estima que las normas de consumo máximo para nuevos refrigeradores y aires acondicionados, vigentes desde comienzos de 1995, podrían traducirse en ahorros de unos 1.4 TWh y 5.6 TWh, respectivamente para el año 2000; al tiempo que podrían obtenerse ahorros de hasta 50% en el consumo de electricidad de los televisores. En general, para el período 1993-2003 se estima que el potencial de ahorro de electricidad es de un 10% para el subsector residencial y de un 3% para el subsector comercial, considerando en este segundo subsector únicamente las aplicaciones relativas a la iluminación (ver Sheinbaum y Rodríguez, 1996a: 38). d) Sector agropecuario De los cuatro sectores económicos que se analizan en esta sección, el sector agropecuario, es el que muestra dimensiones más modestas, sobre todo en lo referido a su participación en el consumo energético. En 1995, este sector sólo absorbía el 2.3% del consumo final (4% en 1965) y 0.2% del consumo nacional total de energía; al tiempo que su aporte al PIB era del 7.6%?! (14% en 1965). De acuerdo con la información disponible, este es el sector menos intensivo en cuanto a consumo de energía (0.0567 Gcal/peso producido en 1995, a precios de 1980), y el que muestra mayor caída de la intensidad energética desde 1980, con una tasa de -12.8%. La estructura por productos del consumo energético del sector agropecuario está dominada por el diesel (70.8%), seguido de la electricidad (24.4%); con un aporte menor de las kerosinas (3.6%) y del gas licuado (1.2%). El principal cambio registrado en los diez años transcurridos entre 1984 y 1994 fue el aumento de la participación de la electricidad (en casi 9 puntos) y del diesel (en más de siete puntos porcentuales); que tuvo como contrapartida la caída del aporte de las kerosinas en más de 15 puntos (ver SE, 1996a). * 21 La información disponible en relación con la composición sectorial del PIB ofrece de forma agregada el aporte de los subsectores agropecuario, pesca y silvicultura. 213 En el caso del consumo de electricidad del sector agropecuario, la aplicación fundamental está relacionada con el bombeo de agua, que cuenta con un potencial estimado de ahorro de un 2.5% aproximadarnente, según cálculos para el período 1993-2003. Para el conjunto de los cuatro sectores antes mencionados (industria, transporte, servicios y agropecuario) el potencial de ahorro estimado de electricidad para el período 1993-2003 es de un 25%, lo que equivale a unos 40 TWh, es decir un 60% del crecimiento programado de las ventas totales de fluido eléctrico. (Sheinbaum y Rodríguez, 1996a: 40). 6.2.3. Esfuerzos institucionales para fomentar el ahorro energético En relación con los esfuerzos institucionales en materia de ahorro y uso eficiente de la energía, pudiera afirmarse que hasta finales de la década de los años 80 el énfasis fundamental en la evolución del sector energético mexicano se puso en la expansión de la oferta de energía; de modo que sólo desde comienzos de los años 90 se ha apreciado mayor preocupación por el aprovechamiento del potencial de ahorro y uso eficiente de estos recursos Esta preocupación en relación con la conservación energética se ha reforzado en los últimos años, sobre todo a partir de ciertos pronósticos que contemplan la posibilidad de que México se convierta en importador neto de energía en un futuro próximo, a menos que se lleven a cabo inversiones sustanciales en el sector energético nacional y se aplique una política asercada y efectiva de uso eficiente de la energía. Como parte de los esfuerzos nacionales de ahorro y conservación energética, en septiembre de 1989 se crea la Comisión Nacional para el Ahorro de Energía (Conae), con el objetivo fundamental de funcjir como órgano técnico de consulta en este tema, a disposición de las dependencias y entidades de la administración pública federal, de los gobiernos estatales y municipales y de los sectores privado y social. 214 a) La actividad de la Comisión Nacional para el Ahorro de Energía Entre las funciones básicas de la Conae se encuentran la de promover estrategias y acciones, estimular la realización de estudios, y fomentar el desarrollo tecnológico para el ahorro y uso eficiente de los recursos energéticos; la coordinación y evaluación de programas nacionales; la concertación de acciones para la participación conjunta del sector público y privado; el mantenimiento de un banco de datos sobre el uso de la energía; y la evaluación y retroalimentación al sistema. En su informe de Labores 1995, esta institución da cuenta de que en sus seis primeros años de vida ha creado las bases para lograr efectos de mayor alcance en esta esfera. Las principales líneas de acción de la Conae en materia de ahorro y USO eficiente de la energía incluyen la consideración explicita de la conservación energética en la política de precios y tarifas; la evaluación de la conveniencia de establecer esquemas de apoyo fiscal y financiero para ahorros energéticos; la realización de diagnósticos energéticos? en los sectores de mayor consumo: industria y transporte; el fomento de la cogeneración; la promoción del establecimiento de normas de eficiencia para equipos y sistemas; la conducción de campañas de concientización, educación e información al público; entre otras. En los últimos años, la Conae ha basado su actividad en la realización de proyectos integrados en cinco categorías básicas: definición de potenciales, demostrativos, pilotos, de gran escala y de enlace y promoción. Con relación a esta última categoría de proyectos, cabe destacar que a través de las Unidades de Enlace sara la Eficiencia Energética (U3E), la Conae apoya a la industria con asesoría especializada para que las empresas logren aplicar Programas Integrales de “Conservación y Ahorro de Energía (PICAE), basados en una nueva cultura en el uso eficiente de los recursos energéticos. Partiendo de la realización de 117 diagnósticos energéticos de primer nivel, que fueron seguidos por otros 17 de mayor alcance, la Conae identificó oportunidades de 2E diagnóstico energético es la herramienta fundamental para saber cuánto, cómo, dónde y por qué se consume la energía dentro de una empresa, y establecer el grado de eficiencia de su utilización, para lo cual se requiere una inspección y un análisis energético detallado de los consumos y de las pérdidas de energía (SE-Conae, 1995a: 32). 215 conservación de energía para la pequeña y mediana industria; y de esta forma propició el logro de ahorros energéticos anuales del orden de los 500 mil barriles de petróleo crudo equivalente hasta 1994, lo que equivale a unos 30 millones de nuevos pesos al año, con un tiempo promedio de recuperación de la inversión de 1.8 años (ver Sedesol-INE, 1994: 159-160) Como se mencionó antes, una de las lineas de acción más importantes de la Conae ha sido el fomento de la cogeneración”, básicamente mediante la identificación de oportunidades y el desarrollo de proyectos demostrativos, por tratarse de sistemas con gran potencial de ahorro energético, México, cuenta con un potencial nacional de cogeneración que oscila entre 7586 y 14229 MWe; y en el período 1996-2006, la Conae, a través de su Dirección de Cogeneración y Fuentes No Convencionales, prevé promover la instalación de entre 3507 y 6578 MWe de ese potencial, en los sectores industrial (68.5%), Pemex petroquímica (21 .3%), y comercial (10.2%). El monto de inversiones requerido parz materializar este objetivo es del orden de 2805 a 7894 millones de dólares; lo que permitiría obtener ahorros anuales en el consumo de combustibles de unos 25 a 54 millones de barriles de petróleo aproximadamente, y reducir las emisiones de CO, entre 4 y 11 millones de toneladas al año (ver SE-Conae, 1995b: xii). La realización de estas potencialidades depende de varios factores, tales como el marco regulatorio”, la disponibilidad de capital, los costos de inversión, los precios de la electricidad y de los combustibles, entre otros. En el plano regulatorio se demanda, entre otras cosas, la adopción de políticas de fomento, que incluyan tanto 23 La cogeneración se refiere a la producción conjunta de energía térmica y eléctrica a partir de la misma fuente de energía primaria; y puede aplicars» en la mayoría de los procesos industriales, comerciales y de servicios que requieren para su funcionamiento tanto vapor y gases calientes como electricidad. Un sistema de cogeneración aprovecha alrededor del 70% de la energía contenida en el combustible; mientras que si se obtiene la electrcidad a partir de una planta termoeléctrica convencional y la energía térmica por medio de una caldera o calentador, el aprovechamiento sólo llega a un 48% (Conae, 1996: 22). 24 Estas acciones se apoyan en la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, reformada en diciembre de 1992 y su reglamento de 1993, instrumentos legales que facilitan y regulan la participación de los particulares en la generación de energía eléctrica, incluyendo la cogeneración. 216 incentivos especiales como simplificaciones administrativas, lo que ha estado ausente en gran medida en el caso mexicano. Entre los beneficios directos del fomento de la cogeneración en el país se encuentran, además del ahorro de combustible y la reducción de emisiones contaminantes; la disminución de las pérdidas por concepto de transformación, transmisión y distribución de la red; la sustitución de energía eléctrica de la red; y la entrega de excedentes eléctricos al sistema. Entre los beneficios indirectos cuentan la creación de nuevos empleos; el incremento de la inversión fija privada; apertura de un nuevo mercado de servicios de ingeniería; la contribución al desarrollo tecnológico nacional; y el aumento de la productividad y competitividad industrial, derivado de la reducción entre 20% y 65% de los costos agregados por energía en el producto terminado de las empresas (ver Noriega, 1994). Como parte de los esfuerzos nacionales para promover el ahorro de energía eléctrica, la CFE estableció el Programa de Ahorro de Energía del Sector Eléctrico (PAESE), que tiene a su cargo las acciones para generar, transmitir y distribuir la electricidad con un mínimo de costos y de consumo de energía. Paralelamente, y para asegurar el cumplimiento de los objetivos del PAESE en lo relativo a los usuarios de energía eléctrica, se constituyó el Fideicomiso de Apoyo al PAESE (FIDE), como un mecanismo con capacidad de administrar recursos, que cuenta con la participación activa de un grupo de actores, entre los que se encuentran representados el sector energético, el subsector eléctrico, el sector productivo (consumidores de electricidad), firmas de consultoría, instituciones generadoras de conocimientos y de formación de recursos humanos, y sociedad en general. b) La actividad del FIDE El FIDE es Un organismo privado, sin fines de lucro, que se crea a iniciativa de la CFE. Este mecanismo cuenta con la participación de Luz y Fuerza del Centro y con el apoyo de proveedores y contratistas del sector eléctrico, de las principales cámaras ampresariales y del Sindicato Unico de Trabajadores Electricistas de la República 217 Mexicana (SUTERM). El FIDE ha llevado a cabo todos sus proyectos mediante contratos con más de 70 firmas consultoras. Los ahorros de electricidad que se obtienen en las empresas, como consecuencia de la aplicación de los proyectos demostrativos, generan un flujo de capital que asegura el pago del financiamiento otorgado por el FIDE. Los proyectos demostrativos conciben tanto la realización de diagnósticos energéticos como la aplicación de las medidas correctivas propuestas; y se aplican no sólo en empresas sino también en ciertas áreas de servicios municipales, como la sustitución de luminarias y lámparas de alumbrado público, sistemas de agua potable y residuales. El objetivo básico de los proyectos es demostrar la factibilidad técnica y económica de la aplicación de medidas de ahorro de energía eléctrica, y de esta forma mostrar la rentabilidad de esas inversiones, para asegurar el efecto multiplicador de dichas inversiones y la aplicación generalizada de medidas y acciones de uso eficiente de electricidad. La actividad del FIDE se basa en el concepto de “administración de la demanda”, “gestión de la demanda” o "planeación integral de los recursos”, A diferencia de la opción de suministro de energía, que comúnmente supone la realización de pocos proyectos de gran magnitud; el ahorro energético, a partir de los programas de administración de la demanda, supone el aprovechamiento de una amplia gama de oportunidades económicamente muy atractivas pero muy difíciles de administrar. En su sentido más amplio, la administración de la demanda se basa en la concesión de apoyos financieros mediante bonificaciones, descuentos o préstamos preferenciales, con el objetivo de promover el uso eficiente de la energía; y su función básica es propiciar la creación de un mercado de ahorro energético, donde los apoyos iniciales de que disponen los usuarios no deben ser considerados como distorsionantes siempre que tengan un propósito claramente predeterminado y un potencial significativo en cuanto a su efecto multiplicador. 25 En la literatura especializada en Inglés los términos comúnmente empleados son “Demand Side Management” o “Integrated Resource Planning”. 218 Con relación a los resultados derivados de la acción del FIDE, en el sector industrial los proyectos demostrativos han abarcado a pequeñas, medianas y grandes empresas, que se caracterizan por el uso intensivo de energía eléctrica. Entre 1990 y 1995 se llevaron a cabo proyectos en 350 empresas representativas de las entidades del país con mayor actividad industrial, y pertenecientes a las ramas industriales con mayor consumo eléctrico. Los ahorros alcanzados por los proyectos puestos en práctica en este sector oscilan entre 5% y 40% con inversiones que se recuperan en plazos de 6 a 24 meses; y en 1994 dichos ahorros ascendieron a 350 GWh en consumo y más de 80 MW de demanda. En el sector de comercio y servicios, el FIDE apoyó, hasta mediados de 1995, la realización de 85 proyectos de ahorro de electricidad. De este total, 74 fueron proyectos demostrativos en edificios, instituciones diversas, cadenas comerciales y servicios representativos; y 11 proyectos correspondieron a la formación de comités de ahorro de energía en cámaras y asociaciones hoteleras y comerciales. Los ahorros reportados hasta 1994 oscilaron entre un 20% y un 37%, y totalizaron 18 GWh en consumo y casi 4 MW en demanda, distribuidos entre 14 entidades federativas que se caracterizan por su intensa vocación turística, fuerte actividad comercial o climas extremosos. En el sector doméstico, el FIDE ha conducido programas para el aislamiento térmico de viviendas en varias ciudades, así como programas piloto para la sustitución de focos incandescentes por lámparas compactas fluorescentes. En este contexto, el proyecto ILUMEX*, que cuenta con recursos ascendentes a 23 millones de dólares (10 millones aportados por el Banco Mundial, 10 millones por la CFE y 3 millones por el gobierno de Noruega) tiene como propósito sustituir 1.7 millones de lámparas en las ciudades de Guadalajara y Monterrey, lo que significaría un ahorro de 80 MW. Adicionalmente, se han instalado oficinas del FIDE en 12 ciudades del país“con el propósito de realizar diagnósticos energéticos en el sector residencial y en pequeños establecimientos comerciales e industriales. 26 ILUMEX es uno de los 27 proyectos pilotos de “aplicación conjunta", vigentes en países subdesarrollados a mediados de 1997. Sobre la “aplicación conjunta”, ver epígrafe 2.3. 219 En el área de los servicios municipales se llevaron a cabo, con apoyo del FIDE, 87 proyectos para la optimización energética del alumbrado público hasta mediados de 1995, que involucran a diversos municipios de la República. Este sector ha sido identificado como uno de los que muestra mayor efecto multiplicador de los proyectos. En efecto, se calcula que con una inversión de sólo 9.4 millones de nuevos pesos del FIDE hasta 1994, se promovió la inversión de otros 129 millones de nuevos pesos financiados por la banca, para fines de alumbrado público más eficiente. También en el campo de los servicios municipales, se han llevado a cabo 16 proyectos relacionados con el bombeo de agua potable y residual, que han reportado ahorros de energía eléctrica superiores al 35%. En sentido general, los proyectos del FIDE se tradujeron en un ahorro directo de unos 1030 GWh en consumo y más de 173 MW en demanda en 1994. Adicionalmente, si se considera el efecto multipliciidor de la actividad del FIDE, se estima que el ahorro logrado en México en 1990-1993 fue de unos 3345 GWh/año, que significan el 3.5% del consumo registrado en 1991. A pesar de logros derivados de la actividad del FIDE, cabe apuntar que para potenciar estos resultados aún falta una mayor participación de fabricantes y proveedores de equipos, materiales y servicios eléctricos, una mayor presencia de las firmas consultoras y una injerencia más activa del sector financiero en esta actividad. (Treviño, 1994; Treviño y Urteaga, 1995). Con relación a la meta nacional de ahorro de energía eléctrica para el año 2000, cabe destacar que se espera un ahorro total ascendente a 7951 GWh/año en consumo, que equivale al 7.3% de las ventas de energía eléctrica en 1994 y al consumo de los estados de Veracruz y Yucatán juntos; mientras que en términos de demanda la meta de ahorro sería de unos 1510 MW, lo que equivale al 4.8% de la capacidad instalada en 1994 y sería igual a la potencia de una planta termoeléctrica como la de Tula, en Hidalgo. La cifra del ahorro total esperado puede desagregarse en dos grandes partidas: la correspondiente a proyectos del sector eléctrico (sistema de incentivos de CFE, proyectos demostrativos de FIDE, y reducción de pérdidas de transmisión y 220 distribución en las instalaciones de CFE), que asciende a 6157 GWh/año en consumo (1258 MW en demanda); y la correspondiente a otros proyectos (bombeo agricola, instalaciones del gobierno federal y horario de verano), que se estima en unos 1794 GWh/año en consumo (252 MW en demanda). c) instrumentos de política para promover el ahorro de energía Con relación a los instrumentos de política para promover el ahorro de energía, cabe destacar el desarrollo de las Normas Oficiales Mexicanas (NOMS), que son de carácter obligatorio y cobertura nacional”. En este proceso, la Secretaría de Energía, la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (Secofi) y la Conae han trabajado de forma conjunta por medio del Comité Consultivo Nacional de Normalización de Preservación y Uso Racional de Recursos Energéticos; y las primeras normas emitidas fueron las relativas a refrigeradores, acondicionadores de aire y motores de inducción de corriente alterna, que entraron en vigor el 1? de enero de 1995, Un componente vital del proceso de normalización es el adecuado monitoreo Jel cumplimiento de las normas aprobadas nacionalmente y la vigilancia de las mportaciones, para evitar que en el país existan equipos que no cumplan con las reglamentaciones acordadas. De acuerdo con cálculos realizados por la Conae en 1995, con la aplicación de las normas referidas a 11 categorías de equipos o sistemas*, en un año hipotético se alcanzaría un ahorro total de energía eléctrica de 1722 GWh, que equivaldría a 1.5% del consumo nacional y superaría el monto de los ahorros que se derivan del programa de cambio de horario de verano (Acosta, 1995: 238). 2 E procedimiento legal está contemplado en la Ley Federal sobre Metrología y Normalización de 992, adoptada en el contexto de la adecuación a los retos derivados de la firma del Tratado de Libre Comercio para América del Norte. 2 Categorías de productos/equipos: acondicionadores de aire tipo cuarto, refrigeradores electrodomésticos, motores eléctricos trifásicos, bombas domésticas, calentadores de agua clomésticos, calderas tipo paquete, y bombas verticales. Categorías de sistemas: sistemas de bombeo, alumbrado en edificios no residenciales, eficiencia energética integral en edificios no rasidenciales, y aislamientos térmicos industriales. 221 En diversos estudios nacionales especializaclos se menciona con frecuencia la necesidad de contar con una política racional de precios que refleje las cotizaciones internacionales de los energéticos, cuando estos se comercializan internacionalmente, o sus costos de oportunidad, en caso contrario; para de esta forma estimular el uso eficiente de la energía. Sin embargo, debe tenerse: en cuenta que tal política si bien resulta necesaria no es suficiente ya que en muchos casos los proyectos de eficiencia energética requieren tratamiento y apoyos preferenciales, al menos inicialmente y sobre todo cuando no son elegibles para el sistema bancario. En el Programa de desarrollo y reestructuración del sector de la energía 1995-2000, se reconoce como uno de los objetivos específicos: "promover el ahorro y uso eficiente de energía, tanto en las entidades del sector como en el conjunto de la planta productiva y de la sociedad". Además, en lo referido al propósito de contribuir a la competitividad global de la planta productiva se propone mejorar la prevención, control y reducción de emisiones contaminantes (SIZ, 1996b: 22-24). A la hora de evaluar el impacto probable ce la transferencia internacional de tecnologías en el logro de los objetivos antes expresados, resulta particularmente preocupante el hecho de que los dos socios da México en el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, con los cuales se tiende a concentrar cada vez más el comercio exterior mexicano, se ubican entre los países de la OCDE con más altos niveles de intensidad energética. De 22 países desarrollados que ofrecen infomación comparable acerca de este indicador para 1993, EE.UU. se ubica en el 19” puesto, con un nivel de intensidad energética superior al de Suiza en 3.2 veces y mayor que el de Japón en 2.7 veces, mientras que Canadá ocupa el último lugar, con un nivel 4.2 veces mayor al de Suiza y 3.5 veces superior al de Japón (ver WRI, 1996: 285-287). En sentido general, a pesar de los esfuerzos institucionales emprendidos durante la presente década, en materia de conservación y uso eficiente de la energía, los resultados concretos obtenidos hasta el momento han sido muy limitados, sobre todo si se comparan con las enormes potenciales dle ahorro energético con que cuenta el país. 222 Un avance ulterior en esta dirección implica, ante todo, un mayor progreso en la identificación de las potencialidades de ahorro por sectores y regiones del país. Asimismo, se requiere acelerar el paso de la fase de identificación de potencialidades y de proyectos piloto, a una fase de generalización de experiencias con un enfoque más integral. No debe pasarse por alto que este proceso tendrá que enfrentar, necesariamente, importantes barreras financieras, tecnológicas, institucionales, e incluso culturales, por lo que se requiere de un enfoque de largo plazo y un alto grado de comprometimiento de todos los sectores de la sociedad. 6.3 Dimensión ambiental del perfil energético mexicano en relación al calentamiento global El tema de las emisiones de gases de efecto invernadero, derivadas del sector energético, resulta doblemente importante para México, tanto desde el punto de vista de la repercusión local de las emisiones mundiales, como en lo referente a los impactos adversos de las emisiones propias. Por un lado, si bien se espera que los aumentos de temperatura derivados del efecto invemadero global serían mayores en las latitudes medias y altas; también se pronostican aumentos significativos en las regiones tropicales. Consecuentemente, el territorio mexicano clasifica como un área de alta vulnerabilidad ante el cambio climático, debido, entre otras razones a la elevada dependencia de amplias áreas de cultivo con relación a las variaciones en los regímenes de precipitaciones. Además, como resultado del aumento gradual del calentamiento global, México probablemente será más caliente y seco que en la actualidad; y podría sufrir serias afectaciones en zonas costeras bajas, como consecuencia de la elevación del nivel del mar. Por otro lado, tanto el predominio de los combustibles fósiles (principalmente hidrocarburos) en el balance energético nacional, como la utilización ineficiente de la leña en la mayoría de las comunidades rurales mexicanas se traducen en un elevado costo ambiental para el país. 223 6.3.1. Contribución de México a las emisiones de gases de efecto invernadero En 1992 México ocupaba el 13”. lugar entre los mayores emisores de carbono”, al tiempo que sus principales ciudades experimentan serios problemas de contaminación. La utilización de los combustibles tradicionales de la biomasa, como la leña, es uno de los factores que contribuyen a la deforestación, junto a la explotación de la madera con fines comerciales y a la ampliación de la frontera agropecuaria. Del total de madera registrada con fines comerciales er, 1991-93, el 67% se dedicó a fines energéticos y el restante 33% a propósitos industriales (WRI, 1996: 221). Adicionalmente, se estima que el 40% de: los problemas de contaminación del aire del país se genera en las tres principales ciudades: la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. La Ciudad de México, escenario de uno de los problemas ecológicos más graves a nivel internacional, concentra alrededor del 25% de la industria nacional y 19% de la población, además de contar con un sistema de transporte que es responsable del 85% de la contaminación del aire. En Monterrey la contribución del sector transporte al deterioro atmosférico es del 65%, y en Guadalajara del 49% (Corbus, et. al., 1994: 19). Según estadísticas correspondientes a 1990, el sector energético mexicano (producción y consumo de energía comercia) generó cerca de 80 millones de toneladas de carbono; y se estima que, de mantenerse las tendencias actuales, la contribución del país a la emisión del principal gas de efecto invernadero (CO,) se incrementarían en cerca de un 40% hacia el año 2005, con relación al nivel correspondiente a 1990. Entre 1987 y 1993 las emisiones de CO; asociadas al uso de energía en México se incrementaron en un 16.3%; mientras que las de NOx, CO y CH, aumentaron en 17.1%, 21.2% y 13.8%, respectivamente; y las de N20 disminuyeron en 11.8% debido a la contracción del consumo de fuel-oí!l en los sectores industrial y de transporte (Sheinbaum y Rodríguez, 1996b: 1-3). 2 Se refiere a las emisiones de CO, derivadas de actividades industriales, que en el caso de México ascendían a 332.9 millones de toneladas métricas en ese año; es decir, 1.5% del total mundial emitido de este gas de efecto invernadero (WRI, 1996: 318). 224 En to referente a la contribución de los distintos sectores económicos a las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero (GE!) asociadas al sector energético, cabe señalar que, según datos de 1993, el sector de transporte aporta el 34% del CO, emitido; 46% del NOx; 95% del CO; 83% del CH4 y 50% del N20; lo que revela la significativa contribución de este sector al calentamiento de la atmósfera; como muestra la tabla T6.3. Tabla T6.3 Contribución sectorial a las emisiones de GEl en México, 1993 (en %) Sectores CO, NOx co CHa N20 Agricultura 1.9 15 0.3 0.5 7.5 Ind. no energética 21.2 14.2 0.4 6.9 - Ind. Energética 34.2 35.5 4.0 8.6 - Resid.-Comercial 9.0 2.9 0.1 14 42.9 Transporte 33.7 45.8 95.3 82.5 49.5 TOTAL 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 Nota: CO): dióxido de carbono; NOx: óxido de nitrógeno; CO: monóxido de carbono; CH¿: metano; y N20: óxido nitroso. Fuente: Elaborado a partir de: Sheinbaum y Rodríguez (1996b). Debe tenerse en cuenta que el 65% de las emisiones de CO, del sector de transporte están asociadas al consumo de gasolina, que entre 1989 y 1994 aumentó de 16 millones de litros diarios a casi 20 millones de litrosídia. También debe recordarse, para el caso de la ZMCM, que la principal contribución a las emisiones del sector de transporte proviene de los automóviles (47.7%), cuya carga contaminante representa cincuenta veces la del metro y 74 veces la de los trolebuses (PEF, 1996: 44-45). Por su parte, la industria energética se destaca por su importante contribución a las emisiones de CO» (34%) y NOx (36%); aunque debe aclararse que la mayor parte de este aporte corresponde a la producción de electricidad, que genera el 23% del CO, y 28% del NOx emitido. El sector industrial (no energético) también muestra un significativo grado de responsabilidad con las emisiones de CO; (21%) y NOx (14%); mientras que los subsectores residencial y comercial resaltan especialmente 225 por sus emisiones de N20 (43%), imputables. sobre todo (42%) a las actividades comerciales. 6.3.2. Medidas de mitigación En estas condiciones, ha sido necesario aplicar, entre otras medidas, un Programa Integral Contra la Contaminación Atmosférica (PICCA) para reducir y controlar los contaminantes atmosféricos, sobre todo en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM). Como resultado de las medidas adoptadas, se ha logrado controlar la tendencia alcista de ciertos contaminantes atmosféricos primarios como el plomo, el dióxido de azufre y partículas suspendidas totales; pero , en otros casos, como el del ozono troposférico, los controles no han sido efectivos y los niveles de concentración muestran con gran frecuencia valores superiores a la norma establecida (PEF, 1996: 43). Como parte de las medidas ambientales aplicadas en el sector energético, Pemex puso en práctica en 1991 un "Paquete Ecológico", que ha sido ampliado en años más recientes y que ha estado dirigido a controlar las emisiones de gases contaminantes y a mejorar la calidad de los combustibles que se ofrecen”. Las inversiones consideradas en este "Paquete Ecológico” han sido valoradas en unos 3440 millones de dólares. Hasta 1994, las acciones del “Paquete Ecológico” de Pemex habían permitido sustituir 50% de la gasolina Nova Plus por gasolina sin plomo “Magna Sin”; disponer de diesel con un contenido de azufre de 0.05% en peso para vehículos automotrices en la ZMCM, y de 0.5% para la planta indusirial a nivel nacional, así como alcanzar niveles mínimos históricos en el contenido de plomo de las gasolinas reformuladas. Se considera que, como resultado de tas medidas antes expuestas, la calidad de las gasolinas que se consumen en la ZMCM resulta superior al promedio de las de EE.UU. y de la mayoría de los países de Asia y Europa. 30 Debe tenerse en cuenta que una parte importante del petróleo que consume el mercado interno es un crudo pesado con 3.3% de contenido de azufre. 226 También cabe destacar las acciones llevadas a cabo por Pemex para promover el ahorro energético en sus propias instalaciones, lo que ha permitido obtener resultados significativos como el logrado por Pemex-Refinación, que ahorró unos 4400 barriles de petróleo crudo equivalente por día (BPCED) en 1993, a lo que se sumaron los esfuerzos de Pemex-Gas y Pemex-Petroquímica básica, que ahorraron conjuntamente cerca de 900 BPCED en ese año. No obstante, aún persiste un enorme potencial para el ahorro y el uso eficiente de la energía en la industria petrolera mexicana. (Sedesol-INE, 1994: 179). Adicionalmente cabe destacar que desde 1992 se ha promovido una mayor sustitución de petróleo por gas natural, particularmente en la generación de electricidad. La Política Integral de Combustibles para el año 2005 tiene como uno de sus objetivos básicos reducir el consumo de combustóleo e incrementar el uso de gas natural tanto en refinerías como en las plantas de generación de electricidad. En este sentido se destacan los proyectos para construir nuevas centrales eléctricas con tecnologías de ciclo combinado a base de gas natural; y las propuestas para modernizar y ampliar la infraestructura de abastecimiento de gas natural con participación privada. Asimismo, se espera un incremento significativo de la extracción”. y procesamiento de este recurso y la ampliación de su uso en los sectores industrial, transporte, residencial y comercial (ver SE, 1997b). En el plano de la normatividad ambiental nacional, desde 1993 han sido aprobadas diversas Normas Oficiales Mexicanas referidas tanto al monitoreo de gases contaminantes, como a la regulación de las emisiones atmosféricas procedentes de fuentes fijas (ej. empresas) y móviles (ej. vehículos)? Además, en marzo de 1996 fue presentado el Programa para mejorar la Calidad del Aire en el Valle de México 1995- 2000, que considera una inversión total de 13.1 mil millones de dólares, donde el 80.9% corresponde a fuentes públicas y el resto a la inversión privada. 31 En 1996 México contaba con reservas de gas natural ascendentes a 1.9 billones de metros cúbicos y una relación reservas producción de 44 años. 32 En este sentido cabe mencionar la NOM-085-ECOL-1994, que define los niveles máximos permisibles de emisión a la atmósfera de ciertos contaminantes; y la NOM-086-ECOL-94, que define las especificaciones que deben tener los combustibles que se utilizan en el territorio nacional. 227 A los efectos de hacer cumplir las regulaciones ambientales vigentes para el sector de transporte, en 1990 se inició el Programa Nacional de Verificación Obligatoria de Emisiones Contaminantes de los Vehículos de Autotransporte de Pasaje y Carga que circulan por caminos de jurisdicción federal; y hacia mediados de 1994 la Secretaría de Comunicaciones y Transportes había autorizado el funcionamiento de 372 Centros de Verificación de Emisiones Contaminantes a lo largo del país; de los cuales 95 operaban en el Distrito Federal y 52 en los municipios conurbados al DF. También se ha dado continuidad a otros programas como el de Renovación del Parque Vehicular de Autotransporte de Pasajeros, Turismo y Carga (Sedesol-INE, 1994: 196-198). En adición a las normas oficiales (NOMS) y a otros instrumentos administrativos como la restricción forzada de la circulación vehicular mediante el Programa "Hoy No Circula”; algunos especialistas han sugerido, por ejemplo, la adopción de políticas de impuestos sobre los energéticos, que afectarían particularmente a los combustibles fósiles, como parte de las propuestas de instrumentos de mercado para reducir los impactos ambientales adversos. De acuerdo con algunos estimados, la ¡aplicación de un impuesto en México de alrededor de 10%-20% sobre el petróleo y del 20%-40% sobre el carbón mineral generarían ahorros energéticos y beneficios ambientales que compensarían en forma más que suficiente las pérdidas de bienestar cue pudieran generarse inicialmente (ver Krutilla y Moncayo, 1996). Otra propuesta, asociada a la aplicación de instrumentos económicos como mecanismos para internalizar los costos ambientales, es la referida a la adopción de sistemas de permisos de emisión negociables en el país, bajo ciertas condiciones. Así, por ejemplo el Programa de Medio Ambiente 1995-2000, en lo tocante a la modernización tecnológica para el control de: la contaminación atmosférica, sugiere, _ para el caso de zonas prioritarias, la fijación de un límite de emisiones a nivel regional, y la distribución de certificados comercializables que pueden ser transferidos por las empresas, sin afectar el nivel regional de emisiones previamente establecido (PEF, 1996: 137). 228 En el plano de 1-D, las principales instituciones de investigación de la rama energética en México, es decir, el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) y el Instituto de investigaciones Eléctricas (IE), han dedicado especial atención en los últimos años al desarrollo científico y tecnológico con impactos ambientales favorables. El IMP tiene un importante rol en el suministro de tecnologias y equipos a las diferentes etapas del proceso productivo de la industria petrolera: exploración, explotación, refinación, transporte, distribución y almacenamiento; el ININ ha concentrado sus investigaciones en el desarrollo integral de los combustibles nucleares; y el ¡IE colabora con el sector eléctrico en la solución de problemas científicos y tecnológicos, mediante la generación de nuevas tecnologías y la adaptación de tecnologías importadas. Con relación a la actividad del IMP en la esfera ambiental, cabe resaltar los esfuerzos en el desarrollo de mejores combustibles; estudios teóricos y prácticos sobre la calidad del aire; remediación de suelos; y la prueba y certificación de vehículos, dispositivos, y aditivos anticontaminantes. Esta institución contaba en 1994 con 389 patentes nacionales y 64 extranjeras, además de 234 solicitudes pendientes en el país y cuatro en el extranjero, lo que refleja una de las tasas más altas de patentamiento en México" (Sedesol-INE, 1994: 158). El 50% de las patentes solicitadas y otorgadas a mexicanos en México entre 1970 y 1996 pertenecen al IMP, que en este último año acaparó las únicas 5 patentes concedidas a mexicanos en el país (El Financiero, 28 enero 1997: 11) Algunos estudios sobre las perspectivas de la demanda energética de México hasta el año 2010 muestran una tendencia creciente de este indicador, debido en gran medida a la dinámica de los procesos de urbanización e industrialización en el país (ver Bauer y Quintanilla; 1995b). Para el período 1993-2000 se espera una tasa de crecimiento anual de la población urbana mexicana de 1.9%, lo que supera ampliamente al ritmo previsto en países desarrollados (0,4%) e incluso a la media de 3 Alrededor del 30% del total de patentes pendientes y otorgadas al IMP corresponden a actividades de refinación y procesos químicos. 229 los países subdesarrollados (1.8%) (UNDP, 1996: 196-197). Ante estas perspectivas y en ausencia de inversiones sustanciales en fuentes alternativas el crecimiento de la demanda energética nacional sería cubierta por los hidrocarburos. Otros estudios recientes se refieren al potencial de algunas tecnologías energéticas renovables o menos contaminantes para reducir las emisiones futuras de gases de efecto invernadero en México; partiendo de considerar que en ausencia de programas efectivos de mitigación, las emisiones de carbono de este país aumentarían en cuatro veces entre comienzos de los 90 y el año 2025. En este contexto, Corbus, et. al (1934), sobre la base de varios criterios específicos (costos, aceptación social, requerimientos de infraestructura, disponibilidad de recursos, estado de desarrollo de la tecnología, y aspectos ambientales), destacan las potencialidades de cuatro tecnologías energéticas renovables**: geotermia, biomasa con fines de cogeneración, energía eólica y micro (mini) hidroenergía; a las que se adiciona el gas natural comprimido como una alternativa prometedora en el sector de transporte, particularmente en grancles centros urbanos como la Ciudad de México. En opinión de estos autores, las cinco tecnologías antes mencionadas permitirían reducir las emisiones carbono entre 5.3% y 7.6% para el año 2025. Según previsiones oficiales, el mercado ambiental de México hacia el año 2000 supondría inversiones en infraestructura y servicios ambientales ascendentes a unos 4500 millones de dólares, frente a 1829 millones de dólares en 1994, como muestra la tabla T6.4. Como puede apreciarse, las tecnologías destinadas al control de la contaminación y a actividades de remediación (“tecnologias al final del tubo”), prácticamente cubren todo el mercado. En primer orden se ubican las tecnologías dedicadas al tratamiento de aguas residuales (alrededor del 60% del mercado); seguidas por la inversión en equipos para el control de la contaminación atmosférica de origen industrial (22%), y en tercer lugar se ubica la recolección y tratamiento de residuos sólidos (17%). 34 Este estudio sólo considera las tecnologías energéticas renovables conectadas a la red de electrificación. 230 Tabla T6.4 Inversión en infraestructura y servicios ambientales, 1994-2000 (millones de USD de 1994) Tipo de inversión 1994 2000 Aguas residuales 1091 2700 Residuos sólidos 311 770 Contaminación atmosférica 401 1000 Remediación 24 40 Ahorro y generación alterna de energía 2 5 Total 1829 4515 Fuente: PEF (1996: 132). La porción correspondiente a las inversiones en ahorro, uso eficiente de la energía y fomento de fuentes energéticas alternativas, que estarían asociadas en gran medida al desarrollo de “tecnologías limpias”** y que constituyen el centro de principal atención de esta investigación, apenas representan el 0.1% del mercado. Por tanto, si bien las previsiones antes presentadas reflejan un salto cuantitativo notable, en tanto suponen un ritmo de crecimiento promedio anual de las inversiones ambientales del orden del 20% hasta el año 2000; cualitativamente, faltaría mucho por avanzar para promover una infraestructura ambiental basada en patrones tecnológicos realmente sustentables. En términos perspectivos, no deben perderse de vista los efectos de la reforma o reestructuración del sector energético mexicano, que ha sido puesta en marcha durante los años 90 y sobre todo luego de la firma del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, con el propósito declarado de propiciar una expansión rápida y eficiente del sector y de atraer capitales para tales fines*". Estas reformas apuntan hacia una mayor presencia de inversionistas privados, tanto nacionales como extranjeros en distintos segmentos como la petroquímica “no básica"; distribución, transporte y almacenamiento de gas y generación eléctrica. 35 A diferencia de las regulaciones y tecnologías “al final del tubo”, que buscan preferentemente sontrolar la contaminación o remediar el deterioro ecológico una vez que éste se ha producido; las tecnologías limpias” están orientadas a corregir el problema en su origen, y por tanto su adopción -mplica cambios significativos en los patrones de producción y consumo, con el propósito de minimizar la contaminación. *8 Para más detalles acerca de la actual reforma en el sector energético mexicano ver Rojas (1990); De la Vega (1995); Viqueira (1995); Rodríguez y Vargas (1996). 231 La promulgación de la Ley de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), en octubre de 1995 tuvo como propósito fortalecer el marco institucional y regulatorio para promover un cambio estructural en los mercados del gas natural, la electricidad y el gas LP. Mediante esta Ley se amplían las facultades de CRE, que fue creada en 1993 como órgano consultivo de la Secretaria de Energía (SE) y en las nuevas condiciones ha pasado a ser un órgano descentralizado de la SE, con autonomía técnica y operativa. De esta forma, se pretende brindar seguridad jurídica a los particulares que inviertan en las esferas de energía eléctrica y gas natural, según los términos de la Ley (ver CRE, 1997). Estos cambios, en la medida en que implican una reducción de la participación del Estado en las actividades del sector, suponen nuevos retos, no sólo en lo relacionado con el control soberano de los recursos naturales estratégicos, sino además en lo referente a la integración vertical de la industria energética, la calidad de los servicios que se ofrezcan en el futuro, el uso eficiente de la energía, las implicaciones ambientales, el impacto socioeconómico de las nuevas tarifas sobre sectores mayoritarios de la población, entre otros. Ante tales retos, el debate acerca de la necesidad de potenciar y difundir las tecnologías ambientalmente idóneas resulta vtal para encausar el desarrollo futuro del sector energético mexicano sobre bases sostenibles. Capítulo VII Medición del grado de avance de la reestructuración energética sostenible a nivel internacional. Posición relativa de países y regiones Tomando como punto de partida las consideraciones anteriores, en relación con las dimensiones de la reestructuración energética sostenible: problemas a resolver, principales patrones o tendencias, potencialidades/limitaciones para su avance a nivel internacional y alcance de este proceso en grupos de países seleccionados; esta sección del trabajo presenta una evaluación del grado de ajuste Je 65 países a los patrones del nuevo paradigma energético entre 1973 y 1993. La evaluación se basa en una metodología propia y en el empleo de fórmulas de cálculo ampliamente utilizadas en comparaciones internacionales, como las realizadas por el PNUD desde 1990 en su Informe sobre Desarrollo Humano. De esta forma, se ofrece una idea aproximada de la ubicación relativa de los 65 países seleccionados, con relación al grado de avance logrado por cada uno de ellos en las cirecciones de la reestructuración energética sostenible. En la presentación de los resultados se destaca la posición relativa de México, en comparación con los principales grupos de países analizados. Cabe apuntar que las direcciones o tendencias de la reestructuración energética sostenible, que constituyen el objeto de medición en estos cálculos, fueron definidas en el Capítulo | (epígrafe 1 .3), retomadas para su exposición en el Capítulo lll (epígrafe 3.1) y utilizadas como referencia para el análisis -sobre todo las dos tendencias principales- en los Capítulos IV al VI. Se trata de tres tendencias básicas: e incremento de la eficiencia energética (elemento fundamental); + fomento de fuentes de energía no fósiles, particularmente las no renovables; e sustitución de combustibles fósiles más contaminantes (carbón y petróleo) por gas natural (menos contaminante), como elemento de transición entre los actuales sistemas energéticos, altamente dependientes de los combustibles fósiles, y posibles sistemas futuros con una mayor presencia de las fuentes renovables. 233 En esencia, el procedimiento de cálculo seguido en esta parte de la investigación consta de dos pasos generales: -- 1. Asociar a cada tendencia de la reestructuración energética sostenible un índice parcial, que evalúa el grado de avance o rezago relativo de cada país en esa dirección, entre 1973 y 1993. En la construcción de los tres índices parciales se utilizan tanto variables de resultado (situación al final del periodo evaluado) como variables que miden la dinámica (evolución) de la tendencia que se trate, durante el período de estudio; 2. Incorporar los tres índices parciales en un índice agregado (Indice de Ajuste al Nuevo Paradigma Energético, IANPE), utilizando para ello ponderaciones obtenidas a partir de criterios de sustentabilidad energética, previamente establecidos en la investigación. El único criterio observado en la selección de los 65 países incluidos en la muestra fue la disponibilidad de información comparable internacionalmente. Consecuentemente, las regiones mejor representadas son las desarrolladas, ya que, por lo general, estos países ofrecen periódicamente informaciones energéticas comparables a nivel internacional. Así, más de la tercera parte de los países; de la muestra son industrializados; es decir, 24 países: 19 europeos (incluyendo a Hungría), 2 de Norteamérica y 3 de la región Asia-Pacífico. De los 41 países subdesarrollados considerados en la muestra, 15 son africanos, 13 asiáticos y 13 latinoamericanos o caribeños. 7.1. Composición del lANPE y ponderaciones; utilizadas en su elaboración Como se mencionó antes, con el propósito de evaluar la posición relativa de cada uno de los países considerados, en cuanto al grado de avance o retroceso en las direcciones de la reestructuración energética sostenible, se ha elaborado un Indice de Ajuste al Nuevo Paradigma Energético (IANPE). El ¡ANPE integra la información de tres índices parciales: * indice de Consumo de Gas en la estructura. de los combustibles fósiles (ICG), con una ponderación del 10%. Este índice mide la sustitución energética entre 234 combustibles fósiles, buscando aumentar la proporción de aquellos que generan menos emisiones contaminantes (gas natural). ' + Indice de utilización de Energía Comercial No Fósil (IECNF), con 30% de ponderación. Este índice mide la sustitución energética que favorece a combustibles no fósiles (sobre todo la energía comercial renovable). * indice de Eficiencia y Cobertura Energética Sostenible (IECES), con una ponderación de 60%. Este índice mide el progreso o retroceso registrado en materia de eficiencia energética. a fórmula general aplicada es: ¡ANPE = 0.1(1CG) + 0.3(IECNF) + O.6(IECES) — (7.1), (ver Anexo VIl.1). Las ponderaciones asignadas a cada uno de los índices parciales en la construcción del lANPE se explican a partir del análisis de cuatro factores fundamentales: 1. grado de avance relativo a nivel global de la tendencia correspondiente a cada índice; 2. contribución relativa de cada tendencia en el sentido de reducir emisiones contaminantes; 3. contribución relativa de cada tendencia al ahorro de energía, y por tanto a la calidad ambiental, en sentido general; 4. potencialidades de cada tendencia, en cuanto a su contribución a la disponibilidad futura de recursos energéticos, con una perspectiva de largo plazo: ej. carácter renovable o no del recurso energético en cuestión; disminución (ahorro) o incremento de las presiones sobre los recursos energéticos, etc.; como puede observarse en la tabla T7.1. Tabla 17.1 Factores que explican las ponderaciones básicas utilizadas en la construcción del lANPE Tendencias Factor 1 Factor 2 Factor 3 ¡ Factor 4 Media Media (A) (8) (Cc) (D) (E) (F) ajustada (G) | 0.21 0.16 0.00 0.00 0.09 0.1 tl 0.21 0.42 0.00 0.50 0.28 0.3 ml 0.58 0.42 1.00 0.50 0.63 0.6 Total 1.00 1.00 1.00 1.00 1.00 1.0 235 Notas: >. Tendencias: l: sustitución energética entre combustibles fósiles, buscando aumentar la proporción de aquellos que generan menos emisiones contaminan:es (gas natural). il: sustitución energética que favorece a combustibles no fósiles (sobre todo la energía comercial renovable). lil: incremento de la eficiencia energética. Factores: 1: grado de avance relativo a nivel global de la tendencia correspondiente a cada índice. 2: contribución relativa de cada tendencia en «| sentido de reducir las emisiones de contaminantes (CO,). 3: contribución relativa de cada tendencia al ahorro de energía y por tanto a la calidad ambiental, en sentido general. 4: potencialidades de cada tendencia, en cuanto a su contribución a la disponibilidad futura de recursos energéticos, con una perspectiva de largo plazo. (A), (B);..., (G): Orden de las columnas Fuente: Elaboración propia. En la evaluación del factor 1, para cada tendencia (tabla 17.1, columna B), los cálculos se basaron, como indicador, en el siguiente cociente: Avance relativo de cada tendencia = valor promedio del índice parcial que mide esa tendencia, para el conjunto de la muestra / suma de los valores promedio de los tres índices parciales, para el conjunto.de la muestra. Debe tenerse en cuenta que para el conjunto de la muestra, |CG=0.2581; ¡ECNF=0.2532; e lECES=0.6967 (ver Ánexo VII.1). A partir de estos cálculos, se puede tener una idea aproximada del grado de avance relativo a nivel global de cada una de las tendencias que se estudian. La tendencia lll (incremento de la eficiencia energética) fue la que registró mayor avance relativo a nivel global, durante 1973-93, con una contribución relativa del 58%; seguida por la sustitución de carbón y petróleo por gas natural (tendencia |) y la sustitución de combustibles fósiles (tendericia 11), cada una con un aporte relativo del 21%. El menor avance relativo de las tendencias | y ll en el análisis del factor 1 está 236 relacionado, al menos parcialmente, con los límites que impone la estructura de las reservas energéticas de cada país al avance en cada una de estas dos tendencias. El análisis del factor 2 (tabla 17.1, columna C) revela la menor contribución relativa del gas (tendencia 1) a la reducción de emisiones contaminantes, con un 16%, en comparación con las otras dos tendencias, donde el aporte relativo fue del 42% en cada caso". Sólo se contabilizan las emisiones de carbono o CO, -principal gas de efecto invernadero-, como indicador de emisiones contaminantes, lo que resulta suficiente, como una primera aproximación, a los efectos de este análisis que está sesgado a favor de las fuentes energéticas que contribuyen a reducir emisiones de gases de efecto invernadero. Según los cálculos efectuados hasta ahora, se considera como positiva la sustitución de combustibles fósiles por otras fuentes que contribuyen a reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero, tales como la hidroenergía, geotermia, nuclear y otras; aunque la variante óptima estaría dada por el ahorro de energía. Un estudio más integral debe considerar, como se expuso en capítulos anteriores, que existen otras emisiones contaminantes e implicaciones ecológicas adversas derivadas del consumo de energía en general. Algunas fuentes de energía comercial mo fósiles también registran impactos adversos significativos sobre el medio ambiente; sobre todo en los casos de la energía nuclear y el aprovechamiento de hidroenergía en gran escala. Teniendo en cuenta las consideraciones anteriores, se introduce el análisis * Se considera, como base referencial para el cálculo, que con el consumo de un GJ de energía proveniente del carbón se emiten 25 kg de carbono (C) a la atmósfera; 20 kg de C si la fuente es petróleo y 15 kg de C si el combustible empleado es gas (ver IPCC, 1996: 39). Por tanto, la sustitución ce un GJ combinado de carbón y petróleo por un GJ de gas natural (tendencia 1), reduciría las emisiones de carbono en | = 7.5 kg; la sustitución de un GJ combinado de combustibles fósiles por un GJ generado con fuentes renovables o energía nuclear (tendencia Il), reduciría las emisiones de carbono en il = 20 kg, aproximadamente; y el ahorro de un GJ combinado de combustibles fósiles (iendencia lII), también reduciría las emisiones de carbono en Ill = 20 kg. La contribución relativa de cada tendencia a la reducción de emisiones de carbono o de CO, (CREI) sería igual a: CREI si/ (ui); donde is, 1, 1. 237 del factor 3 (tabla 17.1, columna Dy?, donde queda evidenciado que únicamente la tendencia Ill hace una contribución real al-ahorro energético, lo que elimina los distintos riesgos ambientales asociados tanto a combustibles fósiles como a fuentes renovables y a la energía nuclear. La idea que subyace en el análisis de este factor es que la energía más barata y más limpia es la que se logra ahorrar. Por último, la información referida al factor 4 (tabla T7.1, columna E) muestra, con relación a la tendencia |1!, las enormes potencialidades existentes para incrementar la eficiencia energética a nivel internacional por la vía del ahorro, lo que disminuye las presiones de consumo sobre la disponibilidad futura de recursos energéticos. En lo referido a la tendencia ll se evidencia el carácter renovable de la mayor parte de los combustibles no fósiles, a diferencia del gas natural (tendencia 1) que es una fuente de energía no renovable. Consecuentemente, al evaluar las potencialidades de cada tendencia, en términos de su contribución a la disponibilidad de recursos con una perspectiva de largo plazo, no se considera como significativa la contribución relativa de la tendencia |, y a las tendencias ll y |Il se les asigna 50% en cada caso. Las ponderaciones que se presentan en la tabla T7.1, columna F resultan del promedio simple de los valores correspondientes a las columnas B a la E; y en la columna G se muestran las ponderaciones ajustadas por redondeo, que son las realmente utilizadas en la elaboración del índice, con el propósito de simplificar las operaciones. Los cálculos anteriores, al igual que muchos otros de esta naturaleza, no están exentos de las lógicas limitaciones derivadas de la imposibilidad de cuantificar en toda su dimensión los criterios básicos considerados, máxime si se tiene en cuenta el importante componente cualitativo que tienen las tendencias y factores que ? Se considera como base referencial para el cálculo, por ejemplo, la sustitución de un GJ de energía basada en carbón y petróleo por un GJ de energía basido en gas natural (tendencia 1); la sustitución de un GJ de energía basado en combustibles fósiles por un GJ de energía basado en fuentes renovables o nuclear (tendencia !1); y el ahorro de un GJ de energía (tendencia H)). 3 Este criterio no debe ser interpretado como una sukestimación de las potencialidades futuras del gas natural, sobre todo si se analiza en comparación con otros combustibles fósiles; pero en este caso se le compara con recursos que son renovables Y gr la opción de ahorrar energía. se miden. En todo caso, debe tomarse en consideración que las ponderaciones utilizadas para integrar los tres índices parciales (ICG, lECNF e IECES) al lANPE, a pesar de sus limitaciones; permiten mejorar significativamente los resultados obtenidos, a diferencia de un procedimiento no discriminatorio que consistiría en calcular el lANPE como promedio simple de los tres índices parciales antes mencionados. : 7.2. Indices parciales utilizados en la elaboración del lANPE Como se expuso antes, el ANPE se obtiene a partir de la agregación de tres indices parciales: Indice de Consumo de Gas (ICG), Indice de Consumo de Energía Comercial No Fósil (IECNF) e Indice de Eficiencia y Cobertura Energética Sostenible (IECES). 7.2.1. Indice de Consumo de Gas (ICG) La sustitución energética entre combustibles fósiles, que tiende a favorecer al gas natural con respecto al petróleo y, sobre todo, con relación al carbón, se evalúa con el ICG, que participa en el índice agregado (IANPE) con una ponderación del 13%. Como se analizó anteriormente, esta ponderación relativamente baja se explica por el hecho de que el ICG sólo se refiere a cambios de proporciones entre combustibles fósiles, que no contribuyen a incrementar la parte correspondiente a las energías renovables o no fósiles dentro del balance energético total. Esta tendencia se basa en las potencialidades del gas natural como ccmbustible fósil más limpio y como posible puente entre los actuales sistemas erergéticos, basados preferentemente en los combustibles fósiles, y los posibles sistemas energéticos futuros, con mayor presencia de fuentes renovables. En la elaboración del ICG se consideran dos variables básicas: X1 = Parte correspondiente al gas natural dentro de los combustibles fósiles, al final del pe-iodo (1993); 239 X2 = Variación de la proporción gas natural/combustibles fósiles en 1973-93 (en puntos porcentuales). . Estas variables fueron homogeneizadas para su utilización en los cálculos ulteriores, mediante la construcción de dos índices primarios, según la fórmula siguiente (7.2): hu = (valor real de Xi - valor mínimo de Xi)(vialor máximo de Xi - valor mínimo de xi); donde lx es el índice primario de la variable Xi, con ¡ =1;2. Los valores reales de las variables son los datos correspondientes a cada país (ver Anexo VII.2). La fórmula antes presentada (7.2), permite calcular la ubicación relativa de cada país en la variable que se evalúa, con relación a los valores extremos de dicha variable en el conjunto de países. a) Indice lx1: Indicador relativo de la participación del gas natural dentro de los combustibles fósiles en 1993 Valor máximo de X; = 0.8241 (82.41%, en Trinidad-Tobago). Valor mínimo de X, = O (Benin, Camerún, Ecuador, Ghana, Guatemala, Costa de Marfil, Jamaica, Kenya, Nepal, Paraguay, Filipinas, Senegal, Sri Lanka, Tanzania, Zambia, Uruguay, Zimbabwe, Islandia y Portugal). Un dato significativo que se deriva de este análisis preliminar de los valores extremos de X, y Xz es el elevado número de países (29.2% de la muestra) que no utilizan gas natural como fuente de energía comercial. En la elaboración del ICG, el índice primario lx se incorpora con una ponderación del 60%, por tratarse de un indicador de resultado al final de! período que se considera”. í Esta fórmula fue tomada de los cálculos del Indice «de Desarrollo Humano (IDH) del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP, 1996). 5 A los efectos de este trabajo, en la elaboración del ICC y del IECNF, a los indicadores de resultado al final del periodo (Ixy e lxs) se les asigna una ponderación del 60%, que resulta mayor que la ponderación de 40% asignada a los indicadores de cambio tendencial o dinámica (Lo e lxs). La asignación de estas ponderaciones diferenciadas, en lugar de calcular un promedio simple, sólo pretende reflejar un sesgo a favor de los indicadores de resultado al final del periodo, que reflejan la situación real de las variables de referencia en cada país, en un momento dado. 240 Los cinco países que encabezan el listado de lx son Trinidad-Tobago, Bangladesh, Argelia, Myanmar y Venezuela, donde el gas natural representaba entre 50% y 83% en la composición de los combustibles fósiles en 1993. Si bien las primeras posiciones están dominadas por países subdesarrollados; como promedio el ha de los países desarrollados (0.2533) supera a la media de las naciones subdesarrolladas (0.1947). Como revela el gráfico G7.1, la región que como promedio muestra un mayor lx1 es Norteamérica (0.4015), pero incluso en esa región el índice primario muestra un nivel que apenas supera el 40%, África, con un registro de sólo 0.1068 se ubica al final de las seis áreas consideradas. Gráfico G7.1 Índice primario de X1 : ! ! 0.45 : 0.40 0.35 : 0.30 : 8 0.25 020 0.15 0.10 0.05 . o.00 LA o > ! : . a a o 2 : $ £ $ £ 3 g 8 8 e É o 5 a = O 5 2 uu 4 “3 3 y e 3 a < E E | : ¡ Paises Fuente: Elaboración propia. En este índice primario México ocupó la posición 23”, con un registro de 0.2619, que supera a la media total, e incluso al promedio correspondiente a los países industrializados. En 1993 el gas natura! representaba alrededor del 22% de los combustibles fósiles que consumió el país en ese año, lo que explica su ubicación relativamente positiva en ese indicador. En el contexto latinoamericano y caribeño, de 241 los 13 países considerados, México fue superado por Trinidad-Tobago, Venezuela, Argentina y Bolivia. - b) Indice Ix2: Indicador relativo de la dinámica de sustitución de carbón y petróleo por gas en 1973-93 Valor máximo de Xz = 0.4928 (49.28 puntos porcentuales, en Myanmar). Valor mínimo de Xz = -0.1680 (-16.80 puntos , en Gabón) El índice primario lx» se incorpora al ICG con una ponderación del 40%, por tratarse de un indicador de cambio tendencial (ver nota al pie No. 5 de este capítulo). Los países que ocupan las primeras posiciones son Myanmar, Nueva Zelanda, Bangladesh, Indonesia y Egipto. En estos cinco países el incremento “del aporte del gas natural en la composición de los combustibles fósiles en 1973-93 osciló entre 30 y 50 puntos porcentuales. Para los psíses desarrollados, el lxz promedio es de 0.4096 y para los subdesarrollados de 0.2708 (ver gráfico G7.2). Gráfico G7.2 Indice primario de X2 0.60 0.50 0.40 8 3 0.30 £ 0.20 0.10 l 0.00 O ! : y a] o u G s 505 5 $ 1 2 5 ¿ 3 E 5 ¿ ds 2 “o $3 Bo BP z a < E E Países Fuente: Elaboración propia. De las seis áreas geográficas estudiadas, los países desarrollados de la zona 242 del Pacífico se ubican al frente con registro de 0.5626 y Africa se sitúa a la zaga con 0.1486. Obsérvese que, entre las regiones subdesarrolladas, Asia mostró el mayor registro (40.7%), con un índice que incluso supera el nivel de áreas desarrolladas como Europa (39.6%) y Norteamérica (31.1%), de donde se infiere que la sustitución Je carbón y petróleo por gas ha sido un fenómeno eminentemente asiático, en el período que se evalúa. Debe tenerse en cuenta que los países que registraron incrementos en la participación del gas natural en la composición de los combustibles fósiles, entre 1973 y 1993, se ubican en las primeras 40 posiciones, correspondiendo a Grecia el puesto 410%, con un registro de 0.2605. En este índice primario México se ubica en el 39% lugar, con un registro de (.2798; es decir, un nivel ligeramente superior a la media de los países subdesarrollados, pero inferior al promedio total y muy por debajo de la media de los países industrializados. Debe tenerse en cuenta que entre 1973 y 1993 la participación del gas natural en el consumo de combustibles fósiles de México se incrementó en menos de 2 puntos porcentuales. Si se cumplen los programas actuales, dirigidos a fomentar la uilización de esta fuente energética en el país, esta situación pudiera cambiar en la próxima década. c] Indice de Consumo de Gas: agregación parcial ICG = 0.6(lx1) + 0.4(lx2), para cada país. (7.3): En los cálculos agregados del ICG el número de países subdesarrollados ubicados en las veinte primeras posiciones asciende a 12, destacándose los casos de Bangladesh (1? lugar), Trinidad-Tobago (2%), Myanmar (3%), Argelia (4% y Argentina (6”). En estos países la participación del gas natural en la composición de los combustibles fósiles empleados oscilaba entre 45% y 83% en 1993, como resultado de los incrementos de dicho aporte, entre 20 y 50 puntos porcentuales, en los veinte años analizados. 243 Gráfico G7.3 ' - | , Indice parcial ICG 0.45 0.40 0.35 ! 0.30 3 0.25 2 0.20 : 0.15 | [ : 0.10 | E A : 0.00 114 _ r] a al 3 A y Xx 3 $ E e Zz A É e ! Países Fuente: Elaboración propia Los tres países desarrollados con mejor calificación en este índice parcial son Nueva Zelanda (5? lugar), Hungría (7%) y Holarda (12%); y como promedio, el ¡CG de los países industrializados (0.3162) supera al de las naciones subdesarrolladas (0.2263). Los resultados parciales aportados por el ICG (gráfico G7.3), revelan de un lado que los mayores registros corresponden a las áreas desarrolladas y a Asia, dentro del mundo subdesarrollado, con un evidente retraso en el continente africano. México ocupó el lugar 32% a nivel internacional, y la 5% mejor ubicación entre los países latinoamericanos y caribeños, con un recistro de 0.2691, que supera a la media de los países subdesarrollados y al promedio total, pero queda a la zaga de los países industrializados. 7.2.2. Indice de Consumo de Energía Comercial No Fósil (IECNF) El IlECNF mide la sustitución energética orientada a disminuir la proporción total de los combustibles fósiles y aumentar la parte cle aquellos portadores energéticos que contribuyen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (hidroenergía, 244 geotermía, nuclear, solar y eólica), por lo que se le asigna una ponderación del 30%, mayor a la del ICG, en el índice agregado (IANPE). No se le asigna una ponderación más elevada al IECNF, en la composición del JANPE, debido a varias limitaciones, mencionadas en el epígrafe 7.1: + incluye fuentes energéticas que, si bien contribuyen a reducir significativamente las emisiones gases de efecto invernadero, registran impactos adversos significativos sobre el medio ambiente, como son los casos de la energía nuclear y el aprovechamiento de la hidroenergía a gran escala; e el progreso registrado en la tendencia que mide el ¡ECNF fue sumamente modesto a nivel global en 1973-93; » sólo considera a las fuentes de energía comercial diferentes a los combustibles fósiles; es decir, no incluye a ciertos recursos energéticos no comerciales que se utilizan de manera sostenible, debido a imperfecciones de las estadísticas internacionales. En efecto, las estadísticas disponibles sobre las fuentes tradicionales, como leña, carbón vegetal, bagazo y otros residuos, no ofrecen desagregación alguna entre aquellos recursos que son utilizados bajo condiciones de sustentabilidad y aquellos que no. El ¡ECNF considera dos variables básicas: 2% = Parte correspondiente a los portadores energéticos no fósiles dentro de la energía comercial demandada al final del período (1993); 24 = Variación de la proporción de las energías no fósiles en el balance energético comercial entre 1973 y 1993, en puntos porcentuales. Las variables Xz y X4 también fueron homogeneizadas para su utilización en cálculos posteriores, mediante la construcción de índices primarios, según la fórmula (.2); donde ly es el índice primario de la variable Xi, con i=3;4 (ver Anexo VII.3). a) Indice lxs: Indicador relativo de la participación de las energías no fósiles en el balance energético de 1993 Valor máximo de X; = 0.7444 (74.44%, en Paraguay). Valor mínimo de X; = 0 (Benin, Senegal y Trinidad-Tobago). 245 En la elaboración del IECNF, el índice primario lxs se incorpora con una ponderación del 60% por tratarse de un indicador parcial de resultado (ver nota al pie No. 5 de este capítulo). Los países que se sitúan en las cinco primeras posiciones son Paraguay, Islandia, Suecia, Zambia y Noruega, donde las fuentes de energía diferentes a los combustibles fósiles representaban entre 45% y 75% del balance energético comercial en 1993. Para el conjunto de países desarrol ados, el lxa (0.2680) supera al nivel medio de las naciones subdesarrolladas (0.1466). Como se observa en el gráfico G7.4, en ninguna de las áreas geográficas estudiadas el valor de este índice primario supera el 30%, lo que corrobora la idea acerca de la limitada participación actual de las fuentes energéticas no fósiles en el balance de energía comercial. En el área desarrollada se destaca Europa con el mejor marcador (28.1%); mientras que en el mundo subdesarrollado, los índices correspondientes a América Latina (20.3%) y Africa (14.4%) se explican a partir de unos pocos proyectos de gran envergadura en el campo de las energías alternativas, particularmente hidroelectricidad, emprendidos en la década de los 70. Gráfico G7.4 indice primario de X3 0.30 0.25 0.20 8 3 0.15 £ 0.10 0.05 0.00 o : 5 o o Y a $05 5 5 do2 5 £ 3 E BO " ¿ ECO E B BP Países Fuente: Elaboración propia. 246 A México se ubicó en el lugar 37” (10% posición en el contexto latinoamericano, de 13 países considerados), con registro de 2.2%, muy inferior a la media total y al promedio de los países subdesarrollados, lo que revela el predominio de los combustibles fósiles en el balance de energía comercial de este país (93.1% en 1993). b) Indice lxs: Indicador relativo de la dinámica de sustitución de combustibles fósiles en 1973-93 Valor máximo de Xy= 0.5461 (54.61 puntos porcentuales, en Paraguay). Valor mínimo de X4 = -0.2503 (-25.03 puntos, en Camerún). El índice primario lxa se introduce al cálculo del IECNF con una ponderación del 40%, por tratarse de un indicador de cambio tendencial (ver nota al pie No. 5 de este capítulo); y los países que se ubican en los cinco primeros lugares son Paraguay, Suecia, Islandia, Francia y Finlandia. En estos países, el aumento de la participación de las fuentes de energía no fósiles en el balance de energía comercial entre 1973 y 1993 osciló entre 20 y 55 puntos porcentuales. El lxa promedio de los países cesarrollados es de 0.4596, muy superior al de las naciones en desarrollo (0.2974). Gráfico G7.5 Indice primario de X4 ! / 0.50 | ¡ 0.45 l ! 0.40 | 0.35 0.30 0.25 . 0.20 . | 0.15 0.10 0.05 0.00 Ín di ce 2 No rt ea m Pa cí fi co Eu ro pa A. La ti na Af ri ca M E X I C O To t. De s. To t. Su b. TO TA L Países ¡a Fuente: Elaboración propia. 247 El gráfico G7.5 muestra que en ninguna de las regiones geográficas comparadas el xa registró un nivel promedio superior al 50%. Europa despunta como la región con mayor grado de avance promedio en esta tendencia y Africa, como la más rezagada. En el análisis de lx4 debe tenerse en cuenta que los países que registraron incrementos en la participación de las fuentes no fósiles en el balance de energía comercial se ubican en las primeras 34 posiciones, correspondiendo a indonesia el 34" lugar, con un registro de 0.3144. En este índice primario, México ocupó la 42* posición (8% puesto en la región latinoamericana y caribeña), con un registro diz 0.3040; es decir, se ubica entre los países que registraron caidas en la participación de las fuentes no fósiles en el balance de energía comercial entre 1973 y 1993, aunque hay alrededor de una veintena de países que experimentaron reducc ones superiores a la de México. En el caso mexicano, la caída reportada fue de casi 1%. c) indice de Consumo de Energía Comercial No Fósil: agregación parcial IECNF = 0.6(lx3) + 0.4(lxa); para cada país (7.4): El IECNF es encabezado por Paraguay e incluye, entre los veinte primeros lugares, a otros siete países subdesarrollados cue tienen una alta dependencia de las energías renovables en el balance energético comercial, como Zambia (47%) Uruguay y Ghana (33%); Filipinas (25%); y Kenya, Tanzania y Sri Lanka (17%). Los tres países desarrollados mejor ubicados en esta tendencia son Islandia, , Suecia y Francia. El segundo lugar de Islaxdia se explica, básicamente, por el incremento de las energías comerciales reriovables en 40 puntos porcentuales; mientras que Suecia (3" lugar) y Francia (4* lugar) deben sus ubicaciones a la energía nuclear, con aumentos de casi 40 puntos porcentuales en la composición del balance energético, en ambos casos. Como prornedio, el lIECNF de las naciones industrializadas (0.3447) se mantuvo por encima del nivel correspondiente a los países subdesarrollados (0.2032). 248 Gráfico G7.6 | , Indice parcial IECNF 0.40 0.35 0.30 0.25 $ 3 0.20 £ 2 0.15 0.10 0.05 0.00 O E 8 8 g o o e sá 3 58 8 $ 2 ¿E 8 ¿ 3 E $5 3 g 3 Z E g € z 2 « = e P | Países Fuente: Elaboración propia. Como se observa en el gráfico G7.6, en ninguna de las regiones consideradas el nivel del IECNF superó el 40%, destacándose Europa en la primera posición con un ragistro del 36%. México, con índice del 17.7% se ubicó en el puesto 37" (10% posición en el contexto latinoamericano y caribeño). 7.2.3. Indice de Eficiencia y Cobertura Energética Sostenible (IECES) El Indice de Eficiencia y Cobertura Energética Sostenible (IECES) se refiere básicamente al comportamiento de la intensidad energética? y al grado de cobertura energética sostenible en el período que se analiza. A este índice parcial se le asignó la mayor ponderación (60%), a la hora de elaborar el índice agregado (IANPE), ya que, como se expuso anteriormente, la eficiencia energética es el aspecto clave del nuevo paradigma energético, y el área en que se registraron mayores progresos en los veinte € ¡Zomo se señala en el Capítulo 1, la evolución de la intensidad energética de un país no sólo refleja veriaciones en la eficiencia energética, sino también cambios en la estructura de la economía. En este caso, el IECES se refiere, básicamente, al comportamiento de la intensidad energética en 1973-93, asumiendo que tanto los incrementos de la eficiencia como los cambios estructurales que se traduzcan en una reducción de la intensidad energética favorecen el ajuste a los patrones del nuevo paradigma energético. 249 años transcurridos entre 1973 y 1993. Los cálculos del IECES se refieren en todos los casos a la energía total (energía comercial más fúentes tradicionales de energía). En la elaboración del lECES se consideran tres variables básicas: Xs = Intensidad energética al final del período, expresado en MJ/dólar de PIB (dólares de 1987); Xs = Indice de cambio de la intensidad energética entre 1973 y 1993; Xz = Nivel del consumo de energía per cápita ajustado en 1993 (kg de petróleo equivalente). Los valores de X, se obtuvieron a partir Jel ajuste de los datos del consumo de energía total (comercial + tradicional) per cápita, aplicando la fórmula de utilidad marginal para descontar aquellos datos que superan un límite (y*) predeterminado. Se utiliza como límite (y*) el nivel de 1000 kg de petróleo equivalente, por considerarse como suficiente para asegurar un grado razonable de desarrollo, asumiendo su utilización eficiente tanto en países desarrollados como subdesarrollados” (Suárez, 1995: 20). Fórmula de utilidad marginal (7.5), empleada para obtener los valores de X;: X7= y para 0 < y < y*; donde y es el consumo energético per cápita sin ajustar. X7 = y" + 2((y-y")""); para y" < y < 2y"; l X7 = y" + 2y""") + 3((y-2y*)""); para 2y* < y < 3y*; y así, sucesivamente (UNDP, 1996: 123). La utilización de datos referidos a! consumo energético total (comercial + tradicional) y la introducción de la variable X, en el cálculo del IECES buscan atenuar las limitaciones que presenta la variable intensidad energética para hacer comparaciones entre países con niveles muy diferentes de desarrollo socioeconómico y de consumo energético per cápita. Las variables Xs, Xs y X7 fueron homogeneizadas para su utilización en los cálculos posteriores, mediante la elaboración de índices primarios (lx) para cada una de ellas. Considerando una relación inversa entre intensidad y eficiencia energética, 7A partir de ese valor se asume una utilidad marginal decreciente, para cada unidad adicional de energía consumida. 250 los índices primarios lxs e lxg se obtuvieron mediante la siguiente fórmula (7.6): Lx = 1- ((valor real de Xi - valor mínimo de Xi) / (valor máximo de Xi - valor mínimo de Xi)); i=5;6. El índice primario lxz se obtuvo según la fórmula (7.2) (ver Anexo VII.4). a) Indice lxs: Indicador relativo del nivel de eficiencia energética en 1993 Valor máximo de Xs = 78.08 MJ/dólar de PIB (Zambia); Valor mínimo de X;= 5.07 MJ/dólar de PIB (Suiza); Los países que ocupan las primeras posiciones en el lxs son Suiza, Japón, Dinamarca, Austria e Italia. Para el conjunto de los países desarrollados este índice primario promedia 0.8907; mientras que para las naciones subdesarrolladas el nivel correspondiente es de 0.6501. Como muestra el gráfico G7.7, las regiones con más bajos niveles de intensidad energética son las desarrolladas, con niveles de lxs que superan el 80% en los tres casos considerados. Los países industrializados de la zona Pacífico se ubican en la primera posición (90.3%), y Africa en el último puesto (61.1%). Gráfico G7.7 = o Indice primario de X5 I 1.00 0.90 , 0.80 0.70 |] | g 060 . "3 050 | £ 040 : 1 0.30 p É | | 0.20 ' E 0.10 E 1 E : 0.00 LL o = , - o 3 a a a 2 ; | $ 5 $ £ 3 3 2 3 £ E E 8 = < tl = o O l S > ul = 5 3 e z < É E Países Fuente: Elaboración propia. 251 México ocupó el lugar 51? (11% posición entre los países latinoamericanos y caribeños), con un índice del 63.8%, que resulte: inferior a la media total y al promedio de los países subdesarrollados. Debe recordarse que el elevado grado de intensidad energética es uno de los principales problemas estructurales del sector energético mexicano. b) Indice Ixe: Indicador relativo de la dinámica de la eficiencia energética en 1973- 93 Valor máximo de X¿ = 2.4938 (249.38% del nivel de 1973, en Argelia); Valor mínimo de X;s = 0.5420 (54.20% del nivel de 1973, en China); En los cálculos del lxs, los países que se sitúan en los primeros lugares son China, Alemania, Sri Lanka, Benin y Gabón. En estas economías, la intensidad energética total se redujo entre 30% y 50% entre 1973 y 1993. El lxs promedio es de 0.8047 para los países desarrollados, y de 0.7296 para los subdesarrollados. Gráfico G7.8 Indice primario de X6 0.90 0.80 0.70 0.60 38 0.50 E 0.40 0.30 0.20 0.10 0.00 : > . o : > 5 2 ú 3 < Ss 3 3 E z e e Países Fuente: Elaboración propia. El gráfico G7.8 revela que Norteamérica es la región que muestra una mejor 252 UU A O A A U M MU U E 2 U A M N E 0 m a 0 0 2 2 0 ubicación en cuanto a reducción de la intensidad energética entre 1973 y 1993, con un índice del 87.4%, en tanto Africa (66%) exhibió-el menor registro promedio. Debe tenerse en cuenta que los países que reportaron caídas en la intensidad energética entre 1973 y 1993 se ubican en las primeras 37 posiciones, correspondiendo a Zimbabwe el 37* lugar, con un registro de 0.7684. México se ubicó en la posición 53* (92 puesto en la región latinoamericana), con un registro de 0.6339; es decir, por debajo de todos los promedios regionales y de la media total. La intensidad energética de la economía mexicana aumentó en un 25.7% entre 1973 y 1993, lo que constituye un retroceso en el ajuste a los patrones de Una reestructuración energética sostenible. c) Indice lx7: Indicador relativo del grado de cobertura energética en 1993 Valor máximo de X, = 1184.07 kg/habitante (Canadá); 'alor mínimo de X, = 109.21 kg/habitante (Bangladesh). Gráfico G7.9 : Indice primario de X7 1.00 0.90 0.80 0.70 0.60 0.50 0.40 : 0.30 ) 0.20 0.10 0.00 Ín di ce 5 9 XL Eu ro pa [i A. La ti na Pa cí fi co No rt ea m. [ Af ri ca M E X I C O To t. De s. [ To t. Su b. T O T A L Países Fuente: Elaboración propia. En cuanto al Ix7, que mide el grado de satisfacción de las necesidades 253 energéticas básicas, las cinco primeras posiciones son ocupadas por Canadá, EE.UU., Australia, Holanda y Noruega. El lyy promedio de las naciones industrializadas (0.9338) supera ampliamente el nivel correspondiente a los países subdesarrollados (0.4282). El gráfico G7.9 evidencia la enorme brecha existente entre las regiones desarrolladas y subdesarrolladas en cuanto a cobertura de las necesidades energéticas básicas. En efecto, mientras todas las áreas industrializadas registran un índice superior al 90%, con Norteamérica como líder (99.5%); ninguna de las áreas subdesarrolladas alcanzó un nivel superior al 35%, con el punto extremo más bajo ubicado en la región africana (sólo 28.9%). México, como país de desarrollo medio exportador de energía, ocupó la posición 29” (4? lugar en América Latina y el Caribe), con un índice de 85.7%, lo que supera ampliamente a la media de los países subdesarrollados y al promedio total. d) Indice de Eficiencia y Cobertura Energética Sostenible: agregación parcial IECES = 0.35(lx6) + 0.3(lxs) + 0.35(lx7); para cada país. (7.7): lxs € lx tienen una ponderación del 35% cada uno, superior a la de Ixe, que es del 30%. Esto se debe a que tanto lxs como lx? son indicadores parciales de resultado, en tanto que lxs es un indicador de cambio tendencial. Debe recordarse que, a los efectos de este trabajo a los indicadores de resultados al final del periodo se les asigna mayor ponderación que a los indicadores de cambio tendencial ya que los primeros muestran la situación real de una variable, en un país dado, al final del período que se evalúa; mientras que los segundos sólo muestran el avance o retroceso de una determinada tendencia, en ur) país dado, durante el período que se analiza. En cuanto a los resultados agregados del indice de Eficiencia y Cobertura Energética Sostenible (IECES), las 20 primeras posiciones corresponden, en la mayoría de los casos, a países de alto desarrcllo, con la única excepción de Gabón, que redujo en una tercera parte su intensidad energética en el período considerado y ocupó el 16" lugar. 254 Los cinco primeros escaños corresponden a Alemania (0.9480), Japón (0.9460), Dinamarca (0.9414), Austria (0.9268) y Noruega (0.9199); que mostraron caídas en la intensidad energética entre 20% y 40%, y bajos niveles absolutos de consumo energético por unidad de producción en los 20 años analizados. El IlECES promedio de los paises desarrollados (0.8800) resulta muy superior al de las naciones subdesarrolladas (0.5963). Gráfico G7.10 Indice parcial IECES 0.90 0.80 0.70 0.60 38 0.50 E 0.40 0.30 0.20 0.10 Ñ o.00o LME la a o > Bog u 2 “E 3 g É ; z « É É Países * ! L Fuente: Elaboración propia, El gráfico G7.10 confirma la existencia de una brecha significativa entre países desarrollados y subdesarrollados, en lo relativo a la reducción de la intensidad energética y a la cobertura de las necesidades básicas de energía. Todas las regiones . clesarrolladas muestran índices superiores al 85%, mientras que en las subdesarrolladas este indicador oscila entre 51.2% (Africa) y 68.6% (América Latina). México, con un grado de avance relativo del 71.4%, ocupó la posición 35” (6% lugar en el contexto latinoamericano). En el caso mexicano debe recordarse que su ubicación parcial en el lECES mejoró notoriamente con la incorporación del lx ya que en los índices primarios lxs e lxs los resultados para México fueron decepcionantes. 255 7.3. Agregación de los índices parciales. Cálculo del JANPE 1 y el ¡ANPE il 7.3.1. Indice de Ajuste al Nuevo Paradigma Energético 1 (IlANPE |) IANPE | = 0.1(1CG) + O.3(IECNF) + 0.6 (IECE'S), para cada país (7.1) (ver Anexo VII.1). Por tanto: IANPE 1 = 0.1(0.6(1x,)+0.4(lx2)) + 0.3L0.6(lx:)+0.4(lx.)) + 0.6(0.35(lx5)+0.3(lx0)+0.35(lx7)) =0.06(lx1)+0.04(lx2)+0.18(lx3)+0.12(lx4)+0.21(Ix5)+0.18(lx6)+0.21(lx7) (7.8) La ecuación 7.8 muestra las ponderaciones correspondientes a cada uno de los índices primarios utilizados en los cálculos del lANPE 1. Los resultados obtenidos, a partir de la agregación del lANPE | para 65 países que ofrecen información comparable y actualizada sobre los indicadores considerados, muestran que los veinte primeros lugares corresponden preferentemente a países desarrollados, que son los que, como promedio, han registrado un mayor grado de avance en las direcciones evaluadas. Tabla T7.2 Primeras veinte posiciones en los cálculos del ¡ANPE | Orden [Países lANPE 1/93 1DH/93 Orden Países lANPE 193 1DH/93 4 [ISLANDIA 0.7936 0.9340 11. [CANADA 0.6830 0.9510 2 [SUECIA 0.7881 0.9330 12 ¡AUSTRIA 0.6748 0.9280 3 ¡[FRANCIA 0.7756 0.9350 143 [|N.ZELANDIA 0.6612 0.9270 4 |NORUEGA 0.7518 0.9370 44 |R. UNIDO 0.6597 0.9240 58 [SUIZA 0.7173 0.9260 15 |JUSA 0.6541 0.9400 6 [BELGICA 0.7040 0.9290 46 |ITALIA 0.6333 0.9140 7 ¡JAPON 0.6918 0.9380 417 [DINAMARCA 0.6322 0.9240 8 [FINLANDIA 0.6899 0.9350 18 [ESPANA 0.6302 0.9330 9 [ALEMANIA 0.6841 0.9200 19 IRLANDA 0.6263 0.9190 140 [PARAGUAY 0.6830 0.7040 20 [HOLANDA 0.6224 0.9380 Nota: 1DH: Indice de Desarrollo Humano, calculado por el PNUD. Fuente: Tomado del Anexo VII.1 Encabezando el listado se ubican cinco países europeos (tres nórdicos), lidereados por Islandia (0.7936); donde las fuentes renovables aumentaron su participación en el balance de energía comercial, de 23% a 63% (la parte del petróleo 256 cayó de 77% a 35%); y la intensidad energética disminuyó en un 10%, EE.UU. (0.6541) se ubica en el 15% lugar, exhibiendo-su mejor registro parcial en el Indice de Eficiencia y Cobertura Energética Sostenible (IECES), donde ocupó el 7” puesto (0.9150); mientras que Japón (0.6918) se situó en el 7 lugar agregado y en el 22 puesto en cuanto al IECES (0.9460). El único país subdesarrollado que se ubica entre las veinte primeras posiciones es Paraguay, cuyo índice agregado refleja un cambio significativo en sus patrones energéticos, derivado de la puesta en marcha de la central hidroeléctrica de Itaipú (1986), que comparte con Brasil. En efecto, la proporción correspondiente a las energías renovables (básicamente hidroelectricidad) pasó de 20% a 74% entre 1973 y 1993; al tiempo que la participación del petróleo cayó de 80% a 26% y la intensidad energética se redujo en un 168% en esos años. En los lugares 21" al 40” se ubican países de desarrollo alto y mediano; y en las posiciones 41* al 65 se sitúan países de desarrollo medio y bajo. La regresión simple aplicada al lANPE | (variable dependiente) y al Indice de Desarrollo Humano de 1993 (variable independiente), arrojó un coeficiente de correlación (R3) de 0.745; es decir un nivel medio de explicación del lANPE | a partir del 1DH/93 calculado por el PNUD (ver Anexo VII.S y gráfico G7.11). Gráfico G7.11 ¡ANPE e IDH 1993 1.00 0.80 0.60 OS $ A -1DH : E 0.40 (q | £ 0.20 lANPE- Y ! 0.00 - ee 3 17 21 25 29 33 37 41 53 57 61 6 1 5 9 13 17 21 29 33 37 41 45 49 53 57 61 65 R2=0,7462 Países ; Fuente: Elaboración propia 257 Este nivel de correlación entre el lANP= | y el IDH confirma que, si bien las primeras posiciones del lANPE | son ocupadas; preferentemente por países con altos índices de desarrollo humano y los últimos puestos por países pobres, no podría hablarse de un condicionamiento mecánico o determinista entre ambos índices. Nótese, por un lado que, excepto Canadá, todos los países que ocupan las primeras 14 posiciones superan a EE.UU. en cuanto al lANPE |, pero no en el IDH. Por otro lado, las cuatro desviaciones ir. ás marcadas que muestra la curva del IDH en el gráfico G7.11 corresponden (de izquierda a derecha) a Paraguay, Gabón, Myanmar y Bangladesh; es decir, países con IDH relativamente bajos, pero lANPE | relativamente altos. Asimismo, cuando se pasa revista a los resultados del lANPE | pudiera pensarse, en un inicio, que se confirma la idea acerca de la relación automática en forma de “U” invertida entre crecimiento económico (eje X) y degradación ambiental (eje Y) , sintetizada en la Curva de Kuznets. Para disipar esta duda, cabe apuntar, por un lado, que el progreso logrado por los países desarrollados, sobre todo en lo referido al mejoramiento de la eficiencia energética, refleja en alto grado la adopción de importantes programas de sustitución y conservación de energía, particularmente en el periodo de altas cotizaciones del crudo (1973-85); de manera que al erosionarse las cotizaciones de los hidrocarburos (a partir de 1986) el ímpetu de estos esfuerzos se ha reducido considerablemente. Consecuentemente, no podría hablarse de uria relación automática entre niveles de ingreso per cápita y calidad ambiental en este caso. Por otro lado, los resultados agregaclos del lANPE | revelan que no son precisamente los países más ricos, en términos de ingresos per cápita, los que ocupan las primeras posiciones. Así, por ejemplo, Islandia, con un ingreso per cápita real inferior al del EE.UU. en un 32.4%, ocupa el primer puesto, mientras que EE.UU. se ubica en el 15* lugar. Adicionalmente, cabe recordar que si bien las naciones industrializadas son las que muestran, en sentido general, un mayor grado de ajuste a los patrones del nuevo 258 paradigma energético en 1973-93; estos países siguen siendo los principales responsables de los graves problemas ambientales globales, sobre todo desde una perspectiva histórica. El gráfico G7.12 muestra los resultados agregados del lANPE 1 por regiones, y pone de manifiesto las notables diferencias existentes entre áreas desarrolladas y subdesarrolladas, en cuanto al grado de ajuste a los patrones de una reestructuración energética sostenible o un nuevo paradigma energético. Mientras las regiones industrializadas muestran un lANPE | promedio de 66.3%, Africa, por ejemplo, apenas alcanza un 37.3%. México con un lANPE | de 50.8%, superior al promedio de los baíses subdesarrollados se ubicó en la posición 35". Gráfico G7.12 Indice agregado lANPE 1 : 0.70 ] 0.60 0.50 , | g 040 : E 0.30 0.20 ! 0.10 0.00 , O - $ )$£€ 3 E 3 8 8 £ 3 E o 5 E * X E < a mn i $ P ú 7 < > 5 3 2 ¡ z a « e E | Países L 1 Fuente: Elaboración propia. Una segunda variante en la elaboración de JANPE se obtendría a partir de la e»clusión de la energía nuclear de los cálculos del IECNF; es decir sólo se censiderarían las fuentes renovables como alternativas energéticas a los combustibles fósiles en el proceso de ajuste a un nuevo paradigma energético. 259 7.3.2. Indice de Ajuste al Nuevo Paradigma Energético II (IANPE 1) En el lANPE ll se modifica el IECNF mediante la exclusión de la energía nuclear de los cálculos, para obtener el Indice de Energía Comercial Renovable (IECR). En este caso las variables básicas serían Xza y Xan: XA: Parte correspondiente a la energía renovable dentro del balance energético comercial, en 1993. Xua: Variación de la proporción de las energias renovables en el balance energético comercial entre 1973 y 1993. Las variables Xaa y Xsa fueron homogeneizadas para su utilización en cálculos posteriores, mediante la elaboración de índices primarios, según la fórmula 7.2; donde ly es el índice primario de la variable Xi, coni= GA; 4A (ver Anexo VII.6). a) Indice lx3a: Indicador relativo de la participación de la energía renovable en el balance energético en 1993 Valor máximo de Xza = 0.7444 (74.44% en Paraguay) Valor mínimo de Xza = 0 (Benin, Senegal y Trinidad-Tobago). En la elaboración del IECR, el índice. primario lxa se introduce con una ponderación del 60% por tratarse de un indicadcr parcial de resultado (ver nota al pie No. 5 de este capítulo); y los países que se ubican en las primeras posiciones son Paraguay, Islandia, Zambia, Noruega y Ghana, que son naciones donde las fuentes de energía renovables representaban entre 30% y 75% de la energía comercial disponible en 1993. Obsérvese que, al excluir de los cálculos el aporte de la energía nuclear, el Ixa promedio de los países subdesarrollados (0.1408) supera al de los países desarrollados (0.1285). Si se compara el Ixa (Anexo VIH.3) con el Ixaa (Anexo VII.6), puede apreciarse la pérdida de posiciones de aquellos países más dependientes de la energía nuclear, como Suecia, que pasó de un 3” lugar (0.7413) en el lxs al 14% puesto (0.2123) en el ixsa y Francia, que cayó del 6” puesto (0.5805) a la 42% posición (0.0318). En el balance energético de estos dos países la energía nuclear participa con un 40%, 260 u n aproximadamente. Otros países que también perdieron posicibhes con la sustitución del lxa por el Ika son Bélgica, Canadá, Finlandia, Alemania, Japón, EE.UU., España, Suiza, Reino Unido, Hungría y Corea del Sur. El componente nuclear en los balances energéticos de estos países oscila entre 10% y 25%. Para México, aunque su lxza (0.0782) resultó inferior a su lxa (0.0921), se registró una mejoría en la posición relativa a! pasar de su posición 37” en el lx3 al lugar 29” en el Ixza. b) Indice haa: Indicador relativo de la dinámica de sustitución de combustibles fósiles por energía renovable en 1973-93 Valor máximo de X4a = 0.5461 (54.61 puntos porcentuales, en Paraguay) Valor mínimo de Xxa = -0.2503 (-25.03 puntos en Camerún) El índice primario Ixga se incorpora al IlECR con una ponderación del 40%, por lratarse de un indicador de cambio tendencial (ver nota al pie No. 5 de este capítulo); y los países que ocupan los primeros lugares son Paraguay, Islandia, Filipinas, Zambia y Uruguay. El Ixaa promedio es de 0.3430 para países desarrollados y 0.2924 para países subdesarrollados. México pasó de la posición 42" en el lxs, con tin marcador de 0.3040, a la posición 43", con un registro de 0.2911. c) Indice de Energía Comercial Renovable: agregación parcial IECR = 0.6(lx3a) + 0.4(lxaa), para cada país. (7.9) El IECR es encabezado por Paraguay e incluye, entre los veinte primeros lugares, a otros 12 países subdesarrollados. Los tres países desarrollados mejor ubicados en este índice son Islandia, Noruega y Nueva Zelanda. El IECR promedio es de 0.2143 para países desarrollados y de 0.2014 para los subdesarrollados. En el IECR, México pasó a ocupar la posición 30*, con un nivel de avance relativo de 16.3%, que resulta inferior a todos los promedios regionales y a la media total. En el IECNF, este país ocupaba el lugar 37" con un registro del 17.7%. 261 d) Indice de Ajuste al Nuevo Paradigma Energético il: agregación IANPE ll = 0.1(1CG) + 0.3(I1ECR) +0.6(IECES), para cada país. (7.10) (ver Anexo VIL7) : Como puede apreciarse en la elaboración del lANPE ll, los cálculos referidos al ICG y al IECES no sufren variaciones, con relación a los utilizados para el lANPE 1. Como resultado de la sustitución del JECNF por el IECR, el lANPE ll de los países desarrollados sufrió una caída de 3.91 puntos porcentuales con respecto al lANPE 1, en tanto que la pérdida correspondiente para los países subdesarrollados fue de apenas 0.17 puntos. El gráfico G7.13 muestra que, aún considerando la pérdida relativa de posición de los países industrializados en el ¡ANPE ll, continúa existiendo una importante brecha entre las regiones desarrolladas, de ur lado, y las subdesarrolladas, de otro lado, en cuanto al ajuste a los patrones de una reestructuración energética o un nuevo paradigma energético. Gráfico G7.13 Indice agregado ¡ANPE 1 0.70 0.60 0.50 3 0.40 . 2 0.30 : 0.20 0.10 ! o.00 LM O $ 8 E 2 L 35 8 3 É | £ g 5 = S e a mv , $ 5 ú 2 t Z ó 3 2 ! z 2 SS = e E : Países Fuente: Elaboración propia. Con la exclusión de la energía nuclear, en los cálculos del lANPE ll, México 262 pasó a ocupar el lugar 37", con nivel de avance relativo de 50.4%, que supera la media de los países subdesarrollados, aunque” resulta inferior al promedio total. Recuérdese, que los cálculos del ¡ANPE 1 México ocupó la posición 35%, con un registro del 50.8%. 7.4. Debilidades y fortalezas del procedimiento de medición propuesto El ejercicio de medición presentado en este capítulo refleja una primera aproximación en la evaluación del grado de avance o retroceso de los 65 países, que ofrecen cifras comparables, en las tres direcciones principales de la reestructuración energética sostenible o un nuevo paradigma energético. Como se expresó antes, dado el carácter gradual del avance en el sentido de una reestructuración energética sostenible o un nuevo paradigma energético, este tipo cle mediciones periódicas reviste particular importancia, tanto en el plano académico como en el proceso de toma de decisiones en la esfera energética. A partir de índices primarios, construidos con un procedimiento estadístico homogéneo (fórmula 7.2), se elaboraron tres índices parciales, que luego se agregaron, mediante ponderaciones preestablecidas, para obtener finalmente el lANPE. Las ponderaciones asignadas a cada Índice parcial reflejan la contribución de las respectivas direcciones o tendencias consideradas a la reestructuración energética sostenible, según criterios de sustentabilidad fijados previamente (ver tabla 717.1). Como todo esfuerzo de esta naturaleza, este ejercicio, que revela aportaciones en la medición del grado de sustentabilidad energética de diversas regiones y países en un período dado, no está exento de limitaciones y debilidades. 7.4.1. Limitaciones y debilidades del procedimiento de medición Entre las limitaciones principales del procedimiento de medición propuesto, cabe señalar, en primer término, las derivadas de la falta de información estadística comparable internacionalmente. Esta dificultad limitó el número de la muestra a sólo 65 países (24 desarrollados y 41 subdesarrollados); y afectó sobre todo los cálculos 263 relativos a los indices parciales lECNF e IECFR, donde quedó excluida la utilización de la biomasa con fines energéticos, por no-contarse con registros confiables para todos los países considerados. Aún en los casos en que las estadísticas de la biomasa están disponibles, no se establece una distinción entre aquella parte del consumo de esta fuente que es utilizada de forma sostenible, como pudiera ser el caso del programa brasileño basado en el alcoho! de caña como carburante; y la otra parte -mayoritaria, por cierto- que es utilizada con elevados niveles de: ineficiencia e insustentabilidad, como ocurre con un alto porcentaje de la leña y otros residuos de plantas y animales consumidos en los países subdesarrollados. También cabe destacar que, si bien el lANPE constituye una aproximación a la medición del grado de ajuste de cada país c región considerado a los patrones de la reestructuración energética sostenible, el procedimiento seguido muestra un sesgo a favor de las fuentes energéticas que contribuyen a mitigar el efecto invernadero o calentamiento global, que sin dudas es una de las mayores preocupaciones ambientes globales del presente, pero no es el único impacto ecológico negativo derivado de ta producción y consumo de energía. Para tratar de reducir este sesgo, se ntrodujo el factor No. 3 (contribución relativa de cada tendencia al ahorro de energí:a y por tanto a la calidad ambiental, en sentido general, ver tabla T7.1) en el cálculo de las ponderaciones básicas del lANPE; y se incorporó el lANPE !l, donde la energía nuclear, que contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero pero que tiene otras desventajas ecológicas de envergadura, se excluye de las alternativas energéticas a los combustibles fósiles. Debido a las caracteristicas de la fórmula básica empleada en la elaboración del ¡ANPE (ecuación 7.2), en cada uno de los cálculos primarios, parciales y agregados, la posición relativa de cada país se mide en función de los valores extremos (máximo y mínimo) que alcanza lia variable en cuestión, en el período estudiado; es decir, no se mide la posición de cada país a partir de un “modelo ideal de sustentabilidad energética preestablecido”, que se traduzca en ciertos valores 264 dados para cada una de las variables analizadas. Sin embargo, debe apuntarse que en cada una de las variables se contó con” Valores extremos que resultaban representativos de progreso o rezago en cada tendencia estudiada. Las ponderaciones utilizadas para incorporar cada uno de los índices parciales en la integración del lANPE son susceptibles a un perfeccionamiento ulterior, con la incorporación de nuevos criterios de sustentabilidad energética y el mejoramiento de los cálculos referidos a los “criterios ya considerados en esta investigación. En este punto debe recordarse que muchos de los criterios de sustentabilidad incluidos tienen un importante componente cualitativo, que resulta nuy difícil de cuantificar con toda la precisión deseada. Finalmente, cabe señalar que el lANPE esta lejos de ser un indicador de sustentabilidad energética acabado ya que, además de las limitaciones antes mencionadas, la perspectiva histórica se limita a los veinte años transcurridos entre 1973 y 1993, que es el marco tempora! de esta investigación. No obstante, hay que cestacar que no fue objetivo de este trabajo construir un indicador acabado de sustentabilidad energética, sino más bien aportar una evaluación aproximada del ajuste internacional a los patrones energéticos del nuevo paradigma tecno- económico, lo que explica el marco temporal de este estudio. 7.4.2. Retos enfrentados y fortalezas del procedimiento de medición Uno de los retos más importantes en el proceso de medición estuvo asociado a la determinación de las ponderaciones a utilizar para obtener el lANPE a partir de los tres índices parciales. A pesar de las imperfecciones que puedan atribuirse al procedimiento de cálculo seguido en este caso, la utilización de diferentes penderaciones para cada índice parcial mejora considerablemente los resultados de las operaciones, sobre todo si se Compara con un procedimiento alternativo de tratamiento indiferenciado de los índices parciales (promedio simple) para llegar al ínclice agregado. Otro importante desafío estuvo relacionado con los cálculos referidos al Indice de Eficiencia y Cobertura Energética Sostenible (IECES), que es el que más peso 265 específico tiene en la elaboración del lANPE: y el que muestra mayor grado de complejidad. SN En los cálculos de este índice parcial se destaca, por una parte, el problema asociado al manejo de la información relacionada con la intensidad energética en países con diferentes niveles de desarrollo y distintas estructuras socioeconómicas. Ante todo, en el trabajo se recuerda que la evolución de la intensidad energética de un país no sólo refleja variaciones en la eficiencia energética (con una relación inversa), sino también cambios en la estructura de la economía; no obstante, se asume que tanto ¡os incrementos de la eficiencia como los cambios estructurales que se traduzcan en una reducción de la intensidad energética favorecen el ajuste a los patrones de un nuevo paradigma energético. Además, se trabajó con un estimado de la intensidad energética total (energía comercial + tradicional) que mejoró considerablemente los cálculos internacionales. Debe tenerse en cuenta que para los países industrializados la intensidad de energía comercial (IEC) no se diferencia sustancialmente de la intensidad energética total (IET), debido a la composición del balance de energía de estos países, donde las fuentes no comerciales suelen tener muy bajo peso (ver Anexo V.1). Sin embargo, en el caso de los países más pobres las fuentes tradicionales no comerciales tienen, por lo general, un peso muy elevado, lo que se traduce en una brecha considerable entre IEC e IET en este segundo grupo de países. Así, por ejemplo; mientras en Islandia y Alemania IEC:-IET en 1993, en Tanzania y Nepal la IET superaba a la IEC en 12 veces en ese misino año. A la hora de introducir, en los cálculos del IECES, el indicador del grado de cobertura energética de los distintos países considerados, se trató de evitar establecer una relación mecánica y determinista entre crecimiento del consumo de energía per cápita y satisfacción de los requerimientos energéticos básicos. Para lograr esto, se tomó un umbral de consumo energético, con el que pueden cubrirse las necesidades básicas, y a las cifras de consumo de energía per cápita superiores a ese umbral se les aplicó una fórmula de descuento, basada en criterios de utilidad marginal, según la cual la utilidad de cada unidad de energía 266 consumida por encima del umbral tiene un aporte decreciente en la cobertura de necesidades esenciales, e incluso puede llegar a despilfarrarse. Finalmente, el cálculo de dos variantes del ¡ANPE (IANPE | y IlANPE 1), permite comprobar que, con la introducción o no de la energía nuclear entre las alternativas energéticas a los combustibles fósiles, existe una brecha significativa entre el grado de ajuste de las economías industrializadas y subdesarrolladas a los patrones de una reestructuración energética sostenible. No obstante, se demuestra que no se debe establecer una relación automática entre los niveles de ingreso per cápita de un país y su grado de ajuste a los patrones antes mencionados ya que, en el análisis por países, no son siempre los países con mayores niveles de ingreso por habitante los que se ubican en las primeras posiciones del lANPE. En sentido general, el cálculo de lANPE le confiere mayor solidez y coherencia a los argumentos presentados previamente en esta investigación, con ralación al grado de ajuste de distintas regiones y países a los patrones de una reestructuración energética sostenible; y ofrece um modelo general, que resulta susceptible a ulteriores ampliaciones con la incorporación de nuevos países a la muestra. . El procedimiento de medición empleado se basa, en gran medida, en fórmulas ampliamente utilizadas y probadas en comparaciones internacionales, referidas a la posición relativa de diferentes países con relación a otros indicadores de desarrollo socioeconómico, como los incluidos en los cálculos del Indice de Desarrollo Humano (IDH), del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, a partir de 1990. Este elemento de compatibilidad estadística abre una ventana de oportunidad para una eventual ampliación del IDH, con la incorporación de indicadores de sustentabilidad*, lo que constituye un reclamo bastante generalizado, en medio del debate académico internacional! acerca de la cobertura y calidad de los inclicadores que se utilizan en el presente para calcular el IDH. *Debe tenerse en cuenta que el lANPE constituye un indicador de sustentabilidad, pero limitado a la esfura energética y restringido en cuanto al marco temporal considerado. 267 Capítulo VIII Conclusiones 7” Visto desde una perspectiva histórica, existe un vínculo estrech. y permanente entre las variables tecnología, energía y medio ambiente. De un lado, la capacidad y dominio tecnológico de las sociedades influyen, en alto grado, en las formas de producir y utilizar la energía requerida para el funcionamiento socioeconómico; lo que a su vez repercute, en mayor o menor medida, sobre la calidad dei medio ambiente, en dependencia de las fuentes energéticas que se fomenten. De otro lado, la variable energética (escasez o abundancia de energía) y los mpactos ambientales adversos derivados del sector energético pueden tener un papel clave como punto de partida para explicar grandes transformaciones tecnológicas. En cada momento histórico, el vínculo entre las variables tecnológicas, energéticas y ambientales ha estado condicionado, en gran medida, por el contexto económico, político y social prevaleciente. Con relación al vinculo entre tecnología y energía, y al componente energético cle las grandes transformaciones tecnológicas ocurridas durante el período industrial (a partir de 1780), cabe recordar que la crisis energética asociada al severo déficit de madera en Europa es considerada como uno de los factores que aceleraron el advenimiento de la Revolución Industrial. A partir de ese momento, las tres grandes “Revoluciones Industriales”, ocurridas a escala planetaria, han descansado sobre una determinada base energética; es decir a cada uno de esos tres períodos h.stóricos le son inherentes patrones energéticos específicos. La “Primera Revolución Industrial” (1780-1910s) se basó fundamentalmente en el desplazamiento de la madera por el carbón mineral como principal fuente energética; primero en Europa y luego en otras áreas geográficas como Norteamérica. La "Segunda Revolución Industrial” (1910s-1970s) descansó principalmente en la sustitución del carbón mineral por el petróleo y la electricidad; iniciada en Norteamérica y expandida, posteriormente, hacia otras latitudes. 268 posición en el contexto latinoamericano y caribeño, de 13 países considerados), con un registro (0.5081) que resulta superior a la-media de los países subdesarrollados (0.4425), pero inferior a la de los desarrollados (0.6630). De los tres índices parciales que integran el lANPE 1, México se situó por debajo del promedio de los países subdesarrollados en uno de ellos (IECNF, que mide la sustitución de combustibles fósiles); y superó dicho promedio en los dos Índices parciales restantes (ICG e lECES). Con relación al IECES, que mide la eficiencia y cobertura energética sostenible del país, la mejor ubicación relativa de México, en comparación a la media de los países subdesarrollados, se debió al comportamiento relativamente favorable de uno de los tres índices primarios incluidos en este índice parcial (lxz, ue evalúa el grado de cobertura energética a partir del nivel de consumo de energía por habitante). En los otros dos índices primarios (lxs, que mide el grado de eficiencia energética de la economía en 1993; e lxs, que mide la evolución de la eficiencia energética entre 1973 y 1993) los registros del país fueron «dlecepcionantes. En sentido general, el cálculo de lANPE le confiere mayor solidez y coherencia a los argumentos presentados previamente en esta investigación, con relación al grado de ajuste de distintas regiones y países a los patrones de una reestructuración energética sostenible; y ofrece un modelo general, que resulta susceptible a ulteriores ampliaciones con la incorporación de nuevos países a la muestra. Aunque el lANPE esta lejos de ser un indicador de sustentabilidad energética acabado, el procedimiento de medición empleado se basa en fórmulas ampliamente ulililzadas en comparaciones internacionales. Este elemento de compatibilidad estadística abre una ventana de oportunidad para un eventual perfeccionamiento de los actuales indices de desarrollo humano, con la incorporación de indicadores de sustentabilidad (energética, en este caso), lo que constituye un reclamo bastante generalizado, en medio del debate académico internacional actual. 282 correlación entre ambos indicadores confirma que, si bien las primeras posiciones del lANPE | son ocupadas preferentemente por-paises con altos indices de desarrollo humano y los últimos puestos por países pobres, no podría hablarse de un condicionamiento mecánico o determinista entre ambos índices. Así, por ejemplo, excepto Canadá, todos los países que ocupan las primeras 14 posiciones en el (ANPE | superan a EE.UU. en cuanto a este índice, pero no en el IDH. Asimismo, cuando se revisan a los resultados del lANPE 1, pudiera pensarse en un inicio que se confirma la idea acerca de la relación automática en forma de “U” invertida entre crecimiento económico (eje X) y degradación ambiental (eje Y), sintetizada en la curva de Kuznets. Sin embargo, cabe recordar, por un lado, que el progreso logrado por los paises desarrollados, sobre todo en lo referido al mejoramiento de la eficiencia energética, refleja en alto grado la adopción de importantes programas de sustitución y conservación de energía, particularmente en el período de altas cotizaciones del crudo (1973-85); de manera que al erosionarse los precios de los hidrocarburos (a partir de 1986) el ímpetu de estos esfuerzos se ha reducido considerablemente. Consecuentemente, no podría hablarse de una relación automática entre niveles de ingreso per cápita y calidad ambiental en este caso. Por otro lado, los resultados agregados del lANPE | muestran que no son precisamente los países más ricos en térmnos de ingresos per cápita, los que ocupan las primeras posiciones. Así, por ejemplo, Islandia, con un ingreso per cápita real inferior al de EE.UU. en un 32.4%, ocupa el primer puesto, mientras que EE.UU. se ubica en el lugar 15%. Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que si bien las naciones industrializadas son las que muestran, en senrido general, un mayor grado de ajuste a los patrones del nuevo paradigma energético en 1973-93; estos países siguen siendo los principales responsables de los graves problemas ambientales globales, sobre todo desde una perspectiva histórica. En los cálculos del lANPE 1, que como se mencionó no difieren sustancialmente de los del lANPE ll, México quedó ubicado en el lugar 35" (7 281 ambientalmente idóneas resulta vital para encausar el desarrollo futuro del sector energético mexicano sobre bases sostenibles:- El Indice de Ajuste al Nuevo Paradigma Energético (IANPE), ir Jucido en esta investigación para evaluar el grado de avance o retroceso rela... agistrado durante 1973-93 en el sentido de una reestructuración energética sostk .:e, integra la información de tres índices parciales: Indice de Consumo de Gas e a estructura de los combustibles fósiles (ICG), con una ponderación del 10% el Indice de utilización de Energía Comercial No Fósil (IECNF), con un 30% de per 1eración; y el indice de Eficiencia y Cobertura Energética Sostenible (IECES), con una participación del 60%. Estos índices parciales están referidos a las tres direcciones básicas de una reestructuración energética sostenible. Los resultados obtenidos con la agregación del lANPE l revelan que las veinte primeras posiciones (de 65 paises comparados) corresponden principalmente a paises desarrollados, que son los que han registrado un mayor grado de avance en las direcciones consideradas. El único país subdesarrollado que se ubica entre las primeras veinte posiciones es Paraguay, cuyo Índice agregado refleja un cambio significativo en sus patrones energéticos, derivado de la puesta en marcha de la central hidroeléctrica de Itaipú (1986), que comparte con Brasil. La segunda versión del lANPE (IANPE ll), que excluye a la energía nuclear de las alternativas energéticas a los combustibles fósiles y sólo se concentra en las fuentes de energía comercial renovables (hidroenergía, geotermia y otras), afectó en cierta medida la posición relativa de los países desarrollados, sobre todo en los casos de Suecia y Francia, debido a la mayor participación de la energía nuclear en el balance de energía comercial. No obstante, aún considerando esta pérdida relativa de posición de los países industrializados en el JANPE ll, continúa existiendo una importante brecha entre las regiones desarrolladas, de un lado, y las subdesarrolladas, de otro lado, en cuanto al ajuste a los patrones de un nuevo paradigma energético. El coeficiente de correlación entre el lANPE-I y el Indice de Desarrollo Humano (IDH/93, calculado por el PNUD) fue del 0.74. Este nivel medio de 280 medida al desarrollo de “tecnologías limpias”, apenas representan el 0.1%. Por tanto, aunque las previsiones de este mercado reflejan un salto cuantitativo notable, en tanto suponen un ritmo de crecimiento promedio anual de las inversiones ambientales del orden del 20% anual hasta el año 2000; cualitativamente faltaría mucho por avanzar para desarrollar una capacidad tecnológica endógena, basada en patrones realmente sostenibles. Uno de los retos principales que tendría que enfrentar el sector energético mexicano en las próximas décadas es la tendencia creciente del consumo de energía comercial, como resultado del crecimiento poblacional esperado y de los procesos de urbanización e industrialización en marcha. De mantenerse los patrones actuales, y en ausencia de inversiones sustanciales en fuentes alternativas, el incremento esperado de la demanda de energía comercial sería cubierto casi exclusivamente por hidrocarburos, lo que reforzaría los problemas asociados a la elevada dependencia de estos combustibles. En términos perspectivos, tampoco deben perderse de vista los efectos de la reforma.o reestructuración del sector energético mexicano, que ha sido puesta en marcha durante los años 90 y sobre todo luego de la firma del TLC, con el propósito declarado de propiciar una expansión rápida y eficiente del sector y de atraer capitales para tales fines. Estas reformas apuntan hacia una mayor presencia de inversionistas privados, tanto nacionales com» extranjeros, en distintos segmentos como la "petroquímica no básica”; distribución, transporte y almacenamiento de gas y generación eléctrica. Estos cambios, en la medida en que implican una reducción de la participación del Estado en las actividades del sector, suponen nuevos retos, no sólo en lo relacionado con el control soberano de: los recursos naturales estratégicos, sino además en lo referente a la integración vertical de la industria energética, la calidad de los servicios que se ofrezcan en el futuro, el uso eficiente de la energía, las implicaciones ambientales, y el impacto socioeconómico de las nuevas tarifas sobre los sectores mayoritarios de la población; entre otros. Ante tales retos, el debate acerca de la necesidad de potenciar y difundir las tecnologías 279 En esta dirección, se requiere un mayor avance a escala nacional en la identificación de las potencialidades de ahorro energético en las distintas regiones y sectores del país; y el paso a una fase de generalización de los programas piloto existentes bajo un enfoque más integral y una perspectiva de largo plazo. A la hora de evaluar el impacto probable de la transferencia internacional de tecnologías en el logro de los objetivos nacionales de ahorro energético, resulta particularmente preocupante el hecho de que los dos socios de México en el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLC), con los cuales se tiende a concentrar cada vez más el comercio exterior mexicano, se ubican entre los países de la OCDE con más altos niveles de intensidad energética. Ante estas realidades, el tema de las emisiones de gases de efecto nvernadero, derivadas del sector energético resulta doblemente importante para México, tanto desde el punto de vista de la repercusión local de las emisiones mundiales, como en lo referente a los impactos adversos de las emisiones propias. Por un lado, el territorio mexicano clasifica como un área de alta vulnerabilidad ante el cambio climático, debido, entre otras razones a la elevada dependencia de las áreas de cultivo con relación a las variaciones en los regímenes dle precipitaciones. Además, como resultado del aumento gradual del calentamiento gllobal, México probablemente será más caliente y seco que en la actualidad; y podría sufrir serias afectaciones en zonas costeras bajas, como consecuencia de la elevación previsible del nivel del mar. Por otro lado, tanto el predominio de los combustibles fósiles (principalmente hidrocarburos) en el balance energético nacional, como la utilización ineficiente de la leña en la mayoría de las comunidades rurales mexicanas se traducen en un elevado costo ambiental para el país. En 1992 México ocupaba el 13% lugar entre los mayores emisores de carbono a nivel mundial, al tiempo que sus principales ciudades experimentan serios problemas de contaminación. En la estructura del mercado ambiental de México para el período 1994-2000, la parte correspondiente a las inversiones en ahorro, uso eficiente de la energía y fomento de las fuentes energéticas alternativas, que estarian asociadas en gran 278 dimensiones económicas sumamente modestas en la actualidad, no deben pasarse por alto las enormes potencialidades económicas, sociales, tecnológicas y ambientales, asociadas al desenvolvimiento de dicho subsector en un futuro próximo. La realización o materialización de estas potencialidades dependería, entre otros factores, de la canalización hacia estas empresas de apoyos gubernamentales que sean sustanciales y efectivos; del fortalecimiento de las capacidades técnicas, humanas y financieras del subsector; del fomento de las actividades de I-D, tanto en las empresas como en las instituciones científicas; y de la ampliación de los vínculos academia-industria e interindustriales. Estos objetivos serían elementos clave a considerar a la hora de pensar en el diseño de una política energética sostenible. En materia de conservación energética, cabe apuntar que en el presente existe un significativo potencial de ahorro energético en los distintos sectores de la economía mexicana (industria, transporte, residencial-comercial-público, y agropecuario), pero el aprovechamiento de estas potencialidades dependería del grado en que se avance en el cambio de orientación de los esfuerzos básicos en el sector energético mexicano, que hasta finales de los años 80 estuvieron concentrados en la expansión de la oferta energética. Durante los años 90 se ha apreciado una mayor preocupación por el uso eficiente de los recursos energéticos, sobre todo si se consideran los esfuerzos llevados a cabo en este sentido por la Comisión Nacional para el Ahorro de Energía (Conae). Además, en el subsector eléctrico se destaca la actividad del Fideicomiso de Apoyo al Programa de Ahorro de Energía clel Sector Eléctrico (FIDE), basado en el concepto de “administración de la demanda”, “gestión de la demanda” o “planeación integral de los recursos”. A diferencia del enfoque ofertista, que privilegia la realización de pocos proyectos de generación a gran escala; el ahorro energético, a partir de los programas de “administración de la demanda”, supone el aprovechamiento de una amplia gama de oportunidades económicamente muy atractivas, pero muy difíciles de administrar. 277 En México el ajuste a los patrones del nuevo paradigma energético ha sido muy limitado. A las restricciones financieras y tecnológicas comunes a otros países subdesarrollados, en el caso mexicano se suma la condición de país productor y exportador de petróleo, lo que explica en gran medida la elevada participación de los hidrocarburos en la composición del balance energético y el alto grado de intensidad en la utilización de la energía. En la actualidad los hidrocarburos aportari más del 90% de la producción total de energía y más del 60% de la generación bruta de electricidad. En este sentido, llama particularmente la atención la subutilización de importantes fuentes renovables como la hidroenergía, geotermia, energía eólica, biomasa y energía solar. Las modificaciones del marco regulatorio para el sector energético en México, a partir de 1992, podrían abrir ciertos espacios que favorecerían a las pequeñas empresas energéticas independientes, basadas en la utilización de fuentes alternativas de energía; no obstante, aún se aprecia un escaso interés real a escala nacional en cuanto al fomento de las energías alternativas, lo que resulta evidente al examinar el Programa de Desarrollo y Reestructuración del Sector de la Energía 1995-2000. Cabe recordar que la creación y difusión de pequeñas empresas de energía sostenible, basadas en su potencial innovador, es un fenómeno asociado al nuevo paradigma energético. El estudio de campo que se incluye en esta investigación, referido a una muestra de pequeñas empresas productoras de tecnologías para el aorovechamiento de las energías renovables, revela que si bien existe en el país un proceso emergente de innovaciones tecnológicas en el campo de la energía sostenible, aún este proceso enfrenta serias limitaciones. Los principales problemas que afectan a las pequeñas empresas de energía sostenible en México son las restricciones financieras, la falta de apoyo del gobierno y el marco legal existente; lo que suele traducirse, generalmente, en una insuficiente dotación de personal calificado, infraestructura de |-D deficiente y desestímuto al proceso inversionista. Aunque el subsector de las pequeñas empresas productoras de tecnologías para el aprovechamiento de la energía renovable en México es un segmento de 276 deterioro ambiental. Entre los factores externos que condicionan este entorno de crisis, se encuentran las restricciones financieras, asociadas directa o indirectamente al problema del endeudamiento externo, y los obstáculos a la transferencia de tecnologías avanzadas. Con relación a los factores internos que: agravan el entorno de vulnerabilidad tecnológica, crisis energética y deterioro ambiental, cabe mencionar las limitaciones institucionales en el diseño de políticas energéticas, tecnológicas y ambientales (predominio de políticas energéticas con sesgo ofertista); la distorsión de los precios de la energía (subsidios a los combustibles tradicionales); los irracionales patrones de distribución del ingreso y el consumo dilapidador de las élites de poder en los países subdesarrollados; y la falta de información con relación a las oportunidades inversión en tecnologías energéticas sostenibles; entre otros. Durante el período de altos precios del petróleo (1973-85) en el área subdesarrollada se apreciaron ciertos esfuerzos por desarrollar las reservas petroleras propias, fomentar las fuentes energáticas alternativas y, en menor grado, por aumentar la eficiencia energética. Sin embargo, los programas diseñados con tales fines sólo se materializaron en un reducido número de países, particularmente aquellos de mayor desarrollo económico relativo o que resultaron atractivos para las estrategias de las empresas energéticas extranjeras. En casi todos los casos en que dichos esfuerzos se tradujeron en resultados significativos, las acciones emprendidas tuvieron como contrapartida crecientes niveles de endeudamiento externo. Desde mediados de los 80, la erosión de los precios del petróleo en los mercados internacionales y la adopción de programas de desregulación y privatización de los sectores energéticos nacionales han devenido factores de desestimulo para el ulterior avance en el ajuste a los patrones del nuevo paradigma energético en el área subdesarrollada; e incluso han puesto en peligro la rentabilidad de algunos de los proyectos de ahorro energético y sustitución petrolera, emprendidos en períodos anteriores. 275 sustitución energética dirigida a promover las fuentes nuevas, renovables o no fósiles en la OCDE en 1973-93. Dentro de-este panorama general, los mayores esfuerzos de sustitución energética sostenible se han registrado en Japón y Europa Occidental, y el menor progreso corresponde a EE.UU. A partir de 1986, la erosión de los precios petroleros y el enfoque de “libre mercado”, adoptado por algunos países de la OCDE, han desestimulado los programas de ahorro y sustitución energética. A diferencia de las estrategias diseñadas en los años 70, en que se abogaba por la independencia energética, debido a razones de seguridad (de hecho este fue el criterio que dio vida a la AlE en 1974); desde mediados de los 80 y sobre todo en los años 90 se aboga por capitalizar los beneficios de la interdependencia energética en los mercados globales, en clara referencia a lo que en esta investigación se define como un “nuevo orden energético (petrolero) mundial”. No obstante los elementos antes mencionados, que tienden a frenar un mayor avance en las direcciones del nuevo paradigma energético; debe apuntarse que gran parte de los programas de conservación energética y sustitución petrolera, emprendidos en períodos de elevadas cotizaciones de los hidrocarburos, tiende a ser irreversible y se justifica en alto grado por sus implicaciones favorables desde el punto de vista ambiental. La capacidad de ajuste de los países subdesarrollados a los patrones del nuevo paradigma energético ha sido sumamente restringida debido, principalmente, ¿ las limitaciones financieras y tecnológicas que enfrentan en el proceso de industrialización. El sector energético de estos países atraviesa una severa crisis, que impide satisfacer los requerimientos más elementales de sectores mayoritarios de la población y que tiene serias implicaciones ambientales. En este contexto, los sectores más pobres de las naciones subdesarrolladas, al no tener acceso a tecnologías energéticas eficientes, son forzados a depender de si propio trabajo, de la fuerza de los animales y de los combustibles tradicionales de la biomasa para satisfacer sus necesidades de energía. El costo de esta situación se mide en términos de tiempo y trabajo humano invertidos, problemas de salud y 274 a ! a ser un objetivo de política tecnológica y energética, sobre todo en los países industrializados. - La incorporación al análisis de la dimensión ambiental, implicaría internalizar las externalidades (daños o beneficios) ambientales en el costo de las diferentes tecnologías energéticas. De esta forma, el indicador básico para evaluar las potencialidades y limitaciones de cada tecnolcgía dejaría de ser la relación de costo- eficiencia, en un sentido económico estrecho, y pasaria a ser una relación de costo- beneficio, basada en consideraciones de sustentabilidad, lo que mejoraría notablemente la competitividad de las tecnologías energéticas sostenibles frente a los combustibles fósiles. Desafortunadamente, la valoración económica de los costos y beneficios ambientales derivados de cada tecnología es un proceso sumamente complejo y controversial, lo que explica el limitado avance registrado en esta dirección a nivel internacional, y por tanto la limitada incorporación de estos elementos teóricos en el proceso de toma de decisiones. En sentido general, el análisis de las potencialidades y limitaciones internacionales para una reestructuración energética sostenible revela, como aspectos centrales el carácter necesario pero. limitado de este proceso; así como el requerimiento de un avance gradual y una perspectiva de largo plazo a la hora de pensar en fórmulas, mecanismos o programas para avanzar en las direcciones básicas que considera dicha reestructuración. El análisis por regiones y grupos cle paises muestra que una de las tendencias más significativas en el escenario energético mundial en las últimas dos décadas ha sido el grado de ajuste experimentado por las economías desarrolladas a los patrones de nuevo paradigma energético, sobre todo en lo relacionado con la puesta en práctica de programas de conservación energética basados en la introducción de equipos y tecnologías más eficientes. Este proceso fue bastante uniforme en el área de la OCDE, aunque el progreso en cada país fue diferente, en dependencia básicamente de su dotación de recursos energéticos. Cabe señalar, sin embargo, el alcance extremadamente limitado de la 273 sectores de los países desarrollados, como la pequeña empresa y el sector residencial. - En el contexto actual, la persistencia de precios relativamente bajos para los hidrocarburos a nivel internacional contribuye a reforzar las limitaciones para |:.a reestructuración energética sostenible, en los dos niveles antes mencionados; lo que se agrava aún más con la adopción de enfoques de corto plazo, en el diseño y aplicación de las políticas energéticas nacionales. En algunos círculos económicos y políticos internacionales se ha postulado que el sector energético debe regirse fundamentalmente por las condiciones del mercado, lo que equivale a decir que los cambios estructurales en este sector -o sea, el ajuste a los patrones del nuevo paradigma energético- sólo retomarían su sitmo y vitalidad como consecuencia de futuras conmociones en el mercado petrolero, provocadas por elevaciones de los precios de los hidrocarburos. Tales políticas de corte neoliberal, que soslayan la contradicción existente entre los intereses comerciales a corto plazo y la necesaria conservación de los recursos naturales, acorde con los intereses de la sociedad a más largo plazo, obstaculizan la adopción de un marco regulatorio, que contribuya a una transición energética ordenada. En este contexto, tienden a contraerse significativamente los ciastos de 1-D para tecnologías energéticas sostenibles. La configuración previsible del mercado petrolero mundial en lo que resta de cécada y los primeros decenios del siglo venidero parece ajustarse más a la lógica globalizadora y transnacional, de reacomodar los distintos segmentos de la economía mundial en función de los intereses de los principales centros de poder económico y político, que a una reestructuración ordenada y favorable a todos los agentes que operan en este importante mercado. Aunque las condiciones del mercado petrolero son, y seguirán siendo por algún tiempo, un factor básico en la determinación de los cambios y en la regulación del ritmo de la transición energética; las crecientes preocupaciones en torno al impacto adverso del sector energético sobre el medio ambiente, en particular los sfuerzos por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, están pasando 272 pasada década. Los altos precios del petróleo vigentes entre 1973 y 1985 (mercado de vendedores) favorecieron cierto avance en el sentido que indican los patrones del nuevo paradigma energético (ahorro energético y fomento de fuentes renovables); sobre todo en los países altamente desarrollados. Sin embargo, en esta primera etapa no cabría asignar el calificativo de sostenible a la reestructuración energética llevada a cabo ya que, si bien algunos de los cambios estructurales ocurridos han resultado en gran medida irreversibles, las consideraciones ambientales no cuentan entre los principales factores que indujeran las transformaciones energéticas emprendidas en esos años. La evolución del mercado petrolero internacional a partir de 1986, caracterizada por la persistencia de precios moderados o relativamente bajos de los hidrocarburos (mercado de compradores), ha tendido a erosionar significativamente las potencialidades de los factores econémicos o de mercado para inducir transformaciones ulteriores en las direcciones de una reestructuración energética sostenible. En la discusión acerca de las potencialidades y limitaciones económicas para una reestructuración energética sostenibla cabe diferenciar dos niveles básicos: + la existencia de un potencia! teórico o tecnológicamente viable para ahorrar energía y/o fomentar fuentes renovables, cuyo aprovechamiento no se justifica económicamente en el presente. Para vencer esta barrera económica se requeriría, entre otras cosas, dedicar un esfuerzo especial a la inversión en 1-D, para reducir tendencialmente los costos de las tecnologías energéticas sostenibles hasta hacerlas competitivas. + la existencia de un potencial para invertir en tecnologías energéticas sostenibles, que se justifica económicamente, pero ro se aprovecha. En este caso, las principales barreras no son estrictamerite económicas, pero suelen estar asociadas a entornos de inversión poco competitivos, donde predominen problemas organizacionales, institucionales, déficit de personal calificado, etc.. Estas barreras afectan sobre todo a las economías subdesarrolladas y a ciertos 271 sustitución de los combustibles fósiles más contaminantes por gas natural, como elemento de transición entre los actuales sistemas energéticos y posibles sistemas futuros con mayor participación de fuentes renovables. Este debate acerca de la necesidad de una reestructuración energetica sostenible a escala global constituye una de las dimensiones más importantes del debate más amplio sobre medio ambiente y desarrollo, donde la tesis acerca del desarrollo sostenible tiene un lugar clave. El término reestructuración energética sostenible, definido en esta investigación, se refiere básicamente a un proceso de cambio significativo en las condiciones de producción y consumo de energía a escala global, que supone una modificación sustancial en la estructura del balance energético mundial, y que incorpora no sólo variables económicas, políticas y sociales, sino también variables y sonsideraciones ambientales. Además de reducir el impacto adverso del sector energético sobre el medio ambiente, una reestructuración energética sostenible estaría llamada a disminuir la vulnerabilidad de las economías nacionales ante la inestabilidad en los precios de los combustibles tradicionales, y a prolongar la vida útil de los recursos energéticos no renovables para su aplicación en procesos industriales de transformación. En lo referido a las potencialidades y limitaciones para una reestructuración energética sostenible, cabe apuntar que las principales transformaciones ocurridas en los sistemas energéticos internacionales desde comienzos de los 70 se han configurado bajo el efecto de dos tipos de factores fundamentales: + consideraciones de mercado, relacionadas con la evolución de los precios internacionales del petróleo; + consideraciones ambientales, asociadas a las implicaciones ecológicas adversas derivadas del sector energético. Las consideraciones de mercado, relacionadas con la evolución de los precios irternacionales de los hidrocarburos, han sido hasta el momento el elemento clave en la determinación del ritmo de la reestructuración energética; en tanto las consideraciones ambientales han ido ganando fuerza, gradualmente, desde la 270 Por su parte, la “Tercera Revolución Industrial" (1970s-???) apunta, como tendencia necesaria y posible, hacia un nueve paradigma energético, que promueve la generación y difusión de tecnologías ensrgéticas sostenibles. Visto desde el prisma de análisis de los estudios más reciertes acerca de las “ondas largas” de la economía capitalista, pudiera decirse que la fase inicial de la “Tercera Revolución Industrial” correspondería al nuevo “paradigma tecno-económico” definido por Freeman y Pérez (1988). El enfoque teórico acerca del “nuevo paradigma tecno-económico” dedica especial atención a las transformaciones tecno-económicas que se desencadenaron a partir del encarecimiento de la energía durante la década de los años 70 y comienzos de los 80; de tal forma que el impacto ambiental favorable resultante de tales transformaciones, sería un efecto colateral, aunque sin dudas de gran trascendencia. Por su parte, autores como Goldemberg, Johansson, Reddy y Williams (1987), que suscriben la concepción acerca del “nuevo paradigma energético” centran su atención en las transformaciones tecnológicas que se requeririan para reducir el impacto negativo del sector energético sobre el medio ambiente, aún en condiciones de bajos precios de la energía. Sobre esta base, se aboga por sistemas energéticos sostenibles donde se conceda prioridad al ahorro y conservación de energía y al incremento del aporte.de las fuentes energéticas nuevas y renovables. Á pesar de las diferencias existentes entre los elementos de partida de la teoría sobre del "nuevo paradigma tecno-económico” y la concepción acerca del “nuevo paradigma energético”, pueden identificarse ciertos puntos de contacto entre ambos enfoques, en lo referido a la base energética de la llamada “Tercera Revolución Industrial”. A partir de este análisis teórico y siguiendo una perspectiva de largo plazo, el estudio del vínculo entre tecnología, energía y medio ambiente en el contexto actual revela la necesidad de avanzar en el sentido de una reestructuración energética sostenible, cuyas direcciones básicas serían el incremento de la eficiencia energética; el fomento de fuentes no fósiles, sobre todo las renovables; y la 269 2165 ANEXOS Anexo 11.1 Principales características de los gases de efecto invernadero indicadores CO, CH, N¿O CFC-11 | CFC-12 -Concentración atmosférica ppmv | ppmv | ppmmv | ppbv ppbv 1750-1800 280 0.80 288 0 0 1990 353 1.72 310 280 484 -Variación anual actual 1.8 0.015 0.8 9.5 17 Cambio en % 0.6 0.9 0.25 4.0 4.0 -Persistencia en la atmósfera (años) | 50-200 10 150 65 130 -Contribución al incremento del efecto invernadero en 1980-90 (%) 55 15 6 Todos los CFC: 24 -Potencial de efecto invernadero en 100 años (C0,=1) 1 21 290 3500 7300 Reducciones necesarias para estabilizar los niveles actuales (%) 60 15-20 | 70-80 70-75 75-85 Nota: 30,: Dióxido de carbono. 'SHa: Metano N20: Oxido nitroso SFC: Clorofluorocarbonos ppmv: partículas por millón en volumen. ppmmv: partículas por mil millones en volumen ppbv: partículas por billón en volumen. Fuente: Tomado de IPCC (1992: 76-81). 285 Anexo 11.2 Emisiones brutas de CO, procedentes del sector energútico (miles de millones de toneladas de carbono/año) % % % Regiones y países 1985 del Total 2001) del Total 2025 del Total Total 5.15 100 7.30 400 12.43 100 P. más desarrollados 2.50 48 3.17 4 4.18 34 Norteamérica 1.34 26 1.71 23 2.37 19 Europa Occidental 0.85 16 0.98 13 1.19 10 OCDE-Pacífico 0.31 6 0.43 7 0.62 5 E. Este y ex-URSS 1.33 26 1.73 24 2.77 22 P. subdesarrollados 1.33 26 2.35 32 5.48 44 Africa 0,17 3 0.23 4 0.80 6 P. socialistas de Asia 0.54 10 0.83 12 1.80 14 Sur y este de Asia 0.27 5 0.55 8 1.55 12 América Latina 0.22 4 0.31 4 0.65 Medio Oriente 0.13 3 0.31 4 0.67 Aporte de dióxido de carbono procedente del sector energético (% del total mundial) 11985 m2000 |) / 02025] % -P.Desarrollados EEste y Ex- P.Subd. URSS Reglones Fuente: Elaboración propia a partir de IPCC (1992: 138). 286 Anexo !ll.1 Precios del petróleo e intensidad energética (le) ; 7374 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 0.41 0.40 0.39 0.38 0.37 0.36 0.35 0.34 0.33 0.32 Años ; MN Precios l ¡ —+— le Mundial Nota: Precios (escala izquierda): dólares/barril (promedio del crudo importado por la OCDE). Intensidad energética mundial (escala derecha): toneladas equivalentes de petróleo/1000 dólares de PIB (dólares de 1990). Fuente: Elaboración propia a partir de IEA (1996). Anexo 111.2 Producción petrolera mundial 1973-96 (miles de barriles diarios) 45000 40000 o torna 35000 T. l 30000 25000 e OPEP 20000 = No OPEP 15000 7 a 10000 5000 A 5 5 5. 5.38838 080268 Fuente: Elaboración propia a partir de Petroleum Economist, enero 1995 y agosto 1997. 287 Anexo 11.3 Producción petrolera mundial, excluyendo a la ex-URSS, 1973-96 (miles de barriles diarios) 35000 m ” 2 30000 PC ...” ..* | | 25000 | l | 20000 q NS + OPEP 15000 = No OPEP 10000 5000 o , a 0 rm o =- a Ln == o = mm um mm mm Ln] PR o o o co e dd o Sn 2.020.033. 2 Fuente: Elaboración propia a partir de Petroleum Economist, enero 1995 y agosto 1997. Anexo 111.4 Producción y consumo petrolero en la OCDE (millones de toneladas) 2500 2000 ... 1500 delo + Producción = Consumo 1000 500 0 z Fuente: Elaboración propia a partir de IEA (1996). 288 Anexo II1.5 Dinámica del consumo petrolero en la OCDE y en los países subdesarrollados no miembros de la OPEP (miles de barriles diarios) 40000 “ . ” 1] : 35000, ú a? 2 a 0] 30000 A 25000 20000 + PSD no OPEP m OCDE 15000 .. >? . + . > 10000 sor .o... o. ? ..? so00p + ? 0 eN x= LD o o o o o o a 5550653838583 Fuente: Elaboración propia a partir de OPEC (1995) Anexo 111.6 Intensidad petrolera en países de la OCDE y subdesarrollados no OPEP, [barriles/1000 dólares (1985) de PIB] 2.50 z + 4 : . e .. 2... trr.nnr.o.?” : o : , . a > 1 z 1-50 7 + b PSDno OPEP = 1" |. poOCDE 1.00 - ae 0.50 0.00 Y E £ 2 8 8 3 8 38 828 3 3 s 2 .2.038o02.2.832882 868€ Fuente: Elaboración propia a partir de OPEC (1995) 289 ANEXO 1V.1: BALANCE ENERGETICO POR REGIONES, 1950-94 (% del total) Regiones Total Petróleo Carbón Gas Nuci-Hidr.] l. ENERG. 1. PETRL. OCDE 19501 100,0 29,2 58,3 19,5 2,0 4,03 1,18 1973] 100,0 55,3 21,5 23,4 2,8 3,70 2,05 1985] 100,0 46,2 27,3 20,4 6,1 2,74 1,26 1994] 100,0 45,6 24,1 23,7 6,7 2,55 1,16 EE.UU. 1950] 100,0 39,6 41,9 17,4 1,1 4,32 1,71 1973| 100,0 47,8 19,2 31,1 1,9 3,98 1,90 1985] 100,0 44,5 27,5 24,2 3,8 2,84 1,26 1994] 100,0 42,1 27,6 26,5 3,8 2,77 1,17 JAPON . 1950] 100,0 4,9 84,8 9,2 10,1 1,88 0,09 1973] 100,0 78,2 18,2 1,5 2,2 2,68 2,09 1985] 100,0 59,6 23,7 10,2 6,5 1,80 1,07 1994] 100,0 60,2 19,4 :2,6 7,9 1,67 1,01 EUROPA OCC. 1950] 100,0 11,8 85,9 0,2 2,1 3,88 0,46 1973| 100,0 60,0 26,4 110,6 3,1 3,66 2,19 1985] 100,0 46,4 29,0 17,1 7,5 2,88 1,34 1994] 100,0 48,3 20,7 22,1 9,0 2,54 1,23 PSD no OPEP 1950 100 45,8 51,4 1,3 1,6 2,40 1,10 1973 100 62,0 28,1 6,2 3,7 3,49 2,17 1985 100 51,9 33,3 9,3 5,6 3,99 2,07 1994] 100 51,4 32,7 10,7 5,2 4,17 2,14 OPEP 1950 100 68,9 15,8 14,8 0,5 0,59 0,41 1973 100 66,6 1,7 30,4 1,3 1,33 0,88 1985 100 66,4 1,1 31,1 1,4 2,71 1,80 1994 100 55,6 1,8 41,0 1,6 3,46 1,92 EE y ex-URSS : 1950 100 14,4 82,4 2,7 0,5 15,12 2,18 1973 100 32,6 49,7 16,5 1,2 13,44 4,38 1985 100 28,4 46,6 22,8 2,2 12,78 3,64 1994| 100 22,5 48,2 26,6 2,7 13,69 3,08 ¡TOT. MUNDIAL 1950 100 27,9 61,8 8,7 1,7 4,31 1,20 1973 100 50,4 28,9 18,2 2,5 4,34 2,19 1985 100 42,0 33,3 20,1 4,6 3,88 1,63 1994] 100 40,8 30,9 23,2 5,1 3,65 1,49 Notas: lL ENERG: Intensidad energética (barriles de petróleo equivalente/1000 dólares de PIB). L. PETRL: Intensidad petrolera (barriles de petróleo equivalente/1000 dólares de PIB) Fuentes: Elaborada a partir de: OPEC (1995: 28-35) 290 Anexo V.1 Intensidad de energía comercial (IEC) e intensidad energética total (IET), 1995, [en BPE/1000 dólares de PIB (en dólares de 1990)] Grupos de paises (39 IET ¡ET de OCDE=100 (%) | Brecha (IET/IEC) OCDE 1.60 1.67 100 1.043 -Norteamérica (NA) 2.32 2.44 146 1.051 -Europa (EURO) 1.17 1.21 72 1.034 -Pacífico (PAC) 1.12 1.13 68 1.008 P. subd. no OPEP 2.93 4,39 263 1.498 Ingresos bajos 3.78 8.53 511 2.256 Ingresos medios 2.84 3.77 226 1.327 -Ingresos altos 2.52 2.66 159 1.055 China 10.01 13.12 786 1.310 OPEP 4.61 5.82 349 1.262 Ex-URSS 8.74 8.82 528 1.009 Europa del Este , 7.87 8.00 479 1.016 Total mundial 2,42 2.78 166 1.148 Intensidad de energía comercial (IEC) e intensidad energética total (IET), 1995 [en BPE/1000 dólares de PIB (dólares de 1990)] miec olEr O 2- 2 N O 24 0 0 6 J ) 0 s 6 0 w Q Q o *I ng . ba jo s. *I ng . al to s O P E P Ex -U RS S E. Es te Mu nd ia l O C D E *I ng . me di os OC DE -P , O o e o wo a O C D E Grupos de paísos Nota: -13PE: Barriles de petróleo equivalente. . -La información de los paises subdesarrollados (PSD) no OPEP aparece agregada, y desagregada en tres grupos de países, según sus niveles de PIB per cápita: bajos ingresos (menos de 2000 dólares); ingresos medios (2000-6000 dólares); e ingresos altos (más de 6000 dólares). Fuente: Elaboración propia a partir de OPEC (1996). 291 Anexo VI.1 Composición de la producción de energía primaria en México 1995 (en %) Renovables E Nuclear C. Fósiles Generación bruta de electricidad por fuentes en México 1995 (en %) E Nuclear Renovables C. Fósiles Fuente: Elaboración propia a partir de SE(1996). 292 Anexo VI.2 Pequeñas empresas de energía sostenible en México Perfil del empleo (% del total) Tipo Profesionistas | Administrat. | Técnicos Obreros Total Micro 22 11 22 45 100 Pequeñas 35 9 9 47 100 Mediana 40 20 20 20 100 Pymes (*) 37 13 13 37 100 Total 29 12 18 41 100 Nota: (*) Se refiere a la información consolidada de las pequeñas y medianas empresas (Pymes). Perfil de empleo (% del total) de las empresas Mi Obreros Mm Profes. Micro Pymes Total O Técnicos | Empresas Im Admin. | Fuente: Elaboración propia. 293 Anexo VI.3 Empresas de energía sostenible en México Principales problemas que enfrenta la l-D en las empresas, según la opinión de empresarios e instituciones (escala de 0 a 5) Problemas Media Empresarios | Instituciones a) Definición de objetivos inadecuada 2.41 1.08 3.75 b) Déficit de personal calificado 2.69 2.12 3.25 c) Falta de financiamiento 3.72 3.52 3.92 d) Discontinuidad en la actividad de |-D 2.89 2.04 3.67 e) Retardo en los resultados 2.42 1.92 2.92 f) Incertidumbre en los resultados 1.71 1.16 2.25 Problemas que enfrenta la |-D en las empresas 4.00 3.50 3.00 2.50 2.00 1.50 1.00 0.50 0.00 Ca li fi ca ci ón (0 -5 ) a) b) c) a) e) 1 Problomas Fuente: Elaboración propia. 294 Anexo VI.4 Empresas de energía sostenible e instituciones de I|-D afines, en México Evaluación de los vínculos entre empresas e instituciones (calificación en escala de 0 a 5) Tipo de vínculos Media Opinión de Opinión de empresarios instituciones -Interempresariales - 1.64 - «Academia-industria 1.88 1.75 2.00 «Entre instituciones de I-D - - 3.50 5.00 entre instituciones de |-D Evaluación de los vínculos interempresariales, academia industria y 4.50 4.00 3.50 3.00 2.50 2.00 1.50 1.00 0.50 Ca li fi ca ci ón (0 -5 ) 0.00 hteremp. Entre inst. Tipos de alianzas Acad.-Ind. Fuente: Elaboración propia 295 Anexo VI. 5 Empresas de energía sostenible e instituciones de I-D afines, en México Factores que inhiben los vínculos academia-industria, según la opinión de empresas e instituciones (calificación en escala de 0 a 5) Factores Media Empr. | Instituc. a) Falta de confianza entre las partes. 2.55 2.05 3.05 b)Enfasis de instituciones en investigaciones básicas. 2.97 3.10 2.83 c)Enfasis de empresas en beneficios inmediatos. 3.54 3.40 3.67 d)Desconoc. por instituciones del potencial para tales vínculos. 3.02 3.11 2.92 e)Desconoc. por empresas del potencial para tales vínculos. 3.79 3.50 4.08 NDéficit de infraest. para ta 1-D en las instituc. de investigación 2.50 1.74 3.25 q)Déficit de personal de alta calificación en las instituc. de -D. 195 1.40 2.50 h)Limitaciones financieras de las instituciones de |-D. 3.00 2.33 3.67 ¡)Limitaciones financieras de las empresas 3.67 3.50 3.83 Factores que inhiben vínculos ¿cademia-industria 4.00 3.50 3.00 2.50 2.00 1.50 Ca li fi ca ci ón (0 -5 ) 1.00 0.50 0.00 a) b) c) d) e 1) 9) h) D Factores Fuente: Elaboración propia. 296 Anexo VI.6 mpresas de energía sostenible e instituciones de |-D afines, en México Zactores que potenciarian los vínculos academia industria, según la opinión de empresas e instituciones (calificación de 0 a 5) Factores Media ¡Empr. |Instit. 12) Confianza entre las partes 3.84 3.10 4.58 lIyPosib. de aumentar por esa vía el prestigio de los investigadores. 3.45 3.40 3.50 «)Posib. de aumentar por esa vía el ingreso de los investigadores. 3.85 3.70 4,00 1)Posib. de aumentar por esa vía la capacitación de investigadores. 3.35 3.20 3.50 e)Posibilidad de compartir gastos y riesgos de la 1-D entre las partes. 3.60 3.45 3.75 t)Posib. de mejorar por esa vía la capac. de respuesta empresarial | 4.05 3.85 4.25 Déficit de personal de alta calificación en las empresas. 3.61 3.30 3.92 InDéficit de infraestructura adecuada para la !-D en las empresas. 3.72 3.45 4.00 Factores que potenciarían los vínculos academia-industria 4.50 4.00 3.50 3.00 2.50 2.00 1.50 1.00 0.50 0.00 Ca li fi ca ci ón (0 -5 ) Factoros b) c) a) e) 1 9) h) l"uente: Elaboración propia. 297 Tabla V1.7 Empresas de energía sostenible en México Aprovechamiento de los vínculos externos a la empresa (en % del potencial existente) Polos y tipos de emp. Dentro del Polo Fuera del Polo Total Cuernavaca (3) 78 33 56 ZMCM (9) 54 33 44 Puebla (5) 47 33 40 Guadalajara (5) 13 10 12 Otras (3) 61 50 56 Total (25) 48 31 39 Microempresas (19) 44 25 34 Pymes (6) 61 50 56 Nota: Los números entre paréntesis indican la cantidad de empresas en cada grupo. Nivel de vinculos extarnos (%) 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 % CUE ZMCM PUEBLA GDJ Total Microemp. — Pymes Polos/Tipos de Empresas Mi Dentro O Fuera EE Total Fuente: Elaboración propia. 298 Anexo VI.8 Empresas de energía sostenible en México Motivos de las empresas para instalarse en las regiones donde radican (escala de 0 a 5) Motivos/Polos CuE ZMCM PUE GDJ TOTAL a) Políticas de apoyo favorables al polo 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 b) Vínculos con instituciones de 1-D locales 1.00 0.67 0.60 0.00 0.68 c) Vínculos con otras empresas locales 1.00 1,44 2.00 0.00 1.04 d) Dimensiones del mercado local 1.67 3.44 1.00 0.80 1.88 8) Infraestructura de comunicaciones 1.33 3.44 2.80 0.80 2.20 Ph Motivos familiares 5.00 1.56 3.60 3.00 2.88 y) Personales (propiedad de la tierra) 3.00 2.22 4.80 4.00 3.00 h) Calidad de la vida 4.00 0.11 3.20 0.00 1.28 5.00 Motivos de ubicación y permanencia de las empresas 4.50 4.00 - 3.50 3.00 2.50 o 2.00 Z 1.50 Ca li fi ca ci ón (0 -5 ) 1.00 om Y E E 0.00 b) 0) a) 1 9) h) a) e) Motivos Fuente: Elaboración propia. 299 Anexo VI.9 Empresas de energía sostenible en México Correspondencia entre el grado de procedencia exierna de las innovaciones y el grado de vinculación de las empresas (en %) Polos y ti de em Procedencia externa Grado de vinculación Cuernavaca 53 56 ZMCM 32 44 Puebla 30 40 5 12 Otras 47 56 Total . 31 39 24 34 48 56 Correspondencia entre origen externo de innovaciones y vínculos de las empresas (%) Microemp. ——— Origen ext. —o— Vínculos Fuente: Elaboración propia. 300 Anexo VI.10 Empresas de energía sostenible en México Principales problemas de las empresas para ampliar sus mercados nacionales, según la opinión de empresarios e instituciones de investigación (escala de 0 a 5) Factores Media Empresarios Instituciones 1) Déficit de financiamiento 3.59 3.08 4.09 2) Falta de normas reguladoras de la actividad 3.61 2.96 4.25 3) Problemas administrativo-legales 1.98 0.96 3.00 4) Desconocimiento de tos mercados 2.23 1.96 2.50 5) Poca capacidad de producción 1.80 0.52 3.08 6) Dificultades para acceder a los insumos 1.13 0.92 1.33 7) Déficit de mano de obra 0.70 0.56 0.83 8) Tarifas subsidiadas a los combustibles fósiles 3.54 2.82 4.25 9) Faita de incentivos fiscales a clientes 4.20 4.30 4.09 10) Falta de cultura energética de los clientes 4.46 4.00 4.92 Problemas de las empresas para ampliar los mercados 5.00 4.50 4.00 3.50 3.00 2.50 2.00 1.50 1.00 0.50 0.00 Ca li fi ca ci ón (0 -5 ) 1 2) 3) 4) 5) 6) Problemas 7) 8) 9) 10) Fuentes: Elaboración propia. 301 Anexo VI.11 Empresas de energía sostenible en México Indice Indico promedio de las empresas (índice de innovación) (totales en escala de 0 a 10) Componentes | Indicadores Capac.Jesfuerzo Resultados básicos l. Capacidad 1.1) Infraestructura de |-D 1.28 (4) li, Esfuerzo 2.1) Existencia o no de vínculos 0.84 (1) 2.2) Gastos en |-D/Ventas (%) 3.08 (5) 1. Resultados | 3.1) Innovaciones y Prop. intelectual 2.62 (7) 3.2) Mercados de prod. innovadores 1.40 (3) Totales Indice Índico =(5.20+4.02/2 = 4,61 5.20 (10) 4.02 (10) Nota: Los números entre paréntesis se refieren a los valores máximos de cada indicador. Indice de innovación (INDICO) de las empresas In di ce (0 -1 0) CUE ZMCM PUEBLA GoJ Total Polos/Tipo de Empresas Microemp. — Pymes 1 Resultado DCap.Jestuerzo M1 NDICO Fuente: Elaboración propia 302 Anexo VI.12 Empresas de energía sostenible en México Desempeño innovador y principales variables explicatorias Polos y tipos de emp. | Desempeño innovador | % Pymes* | Edad media | Vinculación (escala de 0 a 10) (años) (%) Cuernavaca 3.33 0 12 56 ZMCM 5.44 44 14 44 Puebla 4.90 20 5 40 Guadalajara 3.10 0 21 12 Otras 5.42 33 11 56 Total 4.61 24 13 39 Microempresas 3.96 0 14 34 Pymes 6.67 100 10 56 Nota: * Se refiere a.la proporción de Pymes en la estructura empresarial del polo o grupo de empresas. Desempeño innovador de las empresas y variables explicatorias Meroemp. Otras —S— hd. nov. —0-— Juventud relativa —4— Viculos —x-— Tamaño Nota: Los indicadores están expresados como números índice. “uente: Elaboración propia. 303 Anexo VI.13 Empresas de energía sostenible en México Variable ambiental (VA) en las empresas, según la opinión de empresarios e instituciones de I-D (escala de 0 a 5) Indicadores Media |Empr. | Instit. a) Uso de la VA como factor promocional de ventas 3.75 3.75 3.75 b) Reconocimiento del aporte real de la empresa al ambiente 4.03 4.63 3.42 €) Posibilidad de mercado futuro para tecnologías energ. sostenibles 4.04 4.63 3.46 d) VA como factor que facilita la obtención de créditos en al presente __|1.73 0.96 2.50 e) VA como factor que facilitaria la obtención de créditos futuros 3.78 3.38 4.25 f) VA como factor que facilita la obtención de apoyos en el presente 1.83 1.08 2.58 q) VA como factor que facilitaría la obtención de apoyos futuros 3.90 3.46 4.33 Consideraciones sobre la variable ambiental en las empresas Ca li fi ca ci ón (0 -5 ) d) Indicadores e) ñ 9) Fuente: Elaboración propia. 304 [ANEXO VI.14 INTENSIDAD ENERGÉTICA DE MEXICO, 1980-95 AINALISIS CONSIDERANDO EL CONSUMO NACIONAL DE ENERGIA SECT. AGROP. INDUSTRIA RES-COM-PUB TRANSPORTE Años Fa | la Fo 1 li CES Ft |] ht le Total 1980 0,0823 0,0650 | 0,3276 ' 0,4492 0,5262 0,0621 0,0639 0,8640 | 0,2404 — 1981 0,0812 0,0622 0,3279 ' 0,4375 0,5263 0,0587 0,0646 0,8725 0,2358 |_ 1982 0,0801 ' 0,0674 | 0,3232 | 0,4958 0,5366 . 0,0611 0,0601 0,9383 | 0,2549 | 1983 0,0854 0,0570 | 0,3071 0,5203 | 0,5464 | 0,0621 0,0612 0,8651 0,2515 |_ 1984 0,0837 0,0559 0,3107 0,4976 | 0,5435 0,0618 0,0621 0,8686 | 0,2468 | 1985 0,0841 0,0556 0,3177 | 0,4861 0,5360 0,0629 0,0623 0,8542 0,2460 | 1986 0,0861 0,0560 0,3111 0,4990 | 0,5403 0,0649 0,0626 0,8769 | 0,2500 | 1987 0,0854 | 0,0593 | 0,3156 | 0,5063 | 0,5358 | 0,0661 0,0632 ¡ 0,8731 0,2555 |_ 1988 0,0817 0,0640 | 0,3190 | 0,5002 0,5355 0,0668 0,0639 0,8637 | 0,2557 | 1989 0,0768 0,0615 0,3258 0,5013 | 0,5330 0,0662 0,0644 0,9153 [ 0,2623 | 1990 0,0785 | 0,0555 Y 0,3295 | 0,4573 | 0,5264 | 0,0675 | 0,0657 ¡ 0,9247 | 0,2513 | 1991 0,0765 0,0557 0,3286 0,4457 | 0,5278 0,0670 0,0671 0,9319 [ 0,2486 | 1992 0,0734 | 0,0550 j 0,3296 | 0,4380 | 0,5267 | 0,0689 | 0,0703 | 0,8738 | 0,2461 | 1993 0,0748 0,0543 0,3280 | 0,4178 0,5250 0,0709 0,0721 0,8648 0,2407 | 1994 0,0737 0,0495 0,3298 0,4162 0,5214 0,0714 0,0751 0,8349 0,2408 L 1995 0,0762 : 0,0567 | 0,3261 0,4432 | 0,5186 | 0,0766 | 0,0792 | 0,8195 | 0,2534 t: transporte). [de 1980) (Gcal/peso de PIB) Dinámica de la intensidad energética de México, 1980-95 Notas: F: Participación de cada sector en el PIB (a: agropecuario; i: industria; s: servicios; l: Intensidad energética sectorial; le: Intensidad energética total (Gcal/peso de PIB a precios 1 t 1 mm o e o o e 3 o o o o o o o o o» o m o o - - - - - - - Fuente: Elaboración propia, a partir de SE (1996) e INEGI (1994-96). 305 ANEXO VII.1: INDICE DE AJUSTE AL NUEVO PARADIGMA ENERGETICO-l (IANPE 1) 1993 Indice agregado Indice Parcial-1 Inclice Parcial-2 Indice Parcial-3 No. [PAISES IANPE ()[PAISES ICG|PAISES lECNFÍ[PAISES lECES! 1 [ISLANDIA 0,7936|BANGLAD 0,8425[PARAGUAY | 1,0000[ALEMANIA 0,9480 2 SUECIA 0,7881|T.TOBAGO 0,8391[1SLANDIA | 0,8361]JAPON 0,9460 3 [FRANCIA 0,7756[MYANMAR 0,8118|SLECIA 0,7748]DINAMARC. | 0,9414 4 [NORUEGA 0,7518]ARGELIA 0,7354 [FRANCIA 0,6684JAUSTRIA 0,9268 5 SUIZA 0,7173[N.ZELANDA | 0,6571|ZAMBIA 0,5663[|NORUEGA 0,9199 6_ |BELGICA 0,7040[ARGENTINA |_0,5684| NORUEGA 0,5366 |IRLANDA 0,9168 7 ¡JAPON 0,6918JHUNGRIA ¡ 0,5417[SUIZA 0,5179JUSA 0,9150 8 [FINLANDIA 0,6899|INDONESIA | 0,5332[FINLANDIA ; 0,4499[BELGICA 0,9130 9 [ALEMANIA 0,6841[VENEZUELA| 0,5240JURUGUAY 0,4498] ITALIA 0,9060 10 [PARAGUAY | 0,6830|EGIPTO 0,5164]FILIPINAS 0,4195 |ISLANDIA 0,9047 11 [CANADA 0,6830|MALASIA 0,5046[BELGICA | 0,41M1O0JFRANCIA 0,9015 12 [AUSTRIA 0,6748] HOLANDA 0,5046|CANADA ¡ 0,3801|R.UNIDO 0,9008 13 |N.ZELANDA | 0,6612|BOLIVIA 0,4633]N.ZELANDA 0,3472] SUECIA 0,9006 14 [R.UNIDO 0,6597/PAKISTAN 0,4440|ESPANA 0,3282|SUIZA 0,8910 15 JUSA 0,6541 [CANADA 0,4377] JAPON 0,3277|HOLANDA 0,8815 16 JITALIA 0,6333]|R.UNIDO 0,4344] HUNGRIA 0,3233]GABON 0,8776. 17 JDINAMARC. | 0,6322]ITALIA 0,4174JKENYA 0,3208]FINLANDIA | 0,8756 18 [ESPAÑA 0,6302 [NORUEGA 0,3890 GHANA 0,3060JCANADA 0,8753 19 [IRLANDA 0,6263[AUSTRIA 0,3875|TANZANIA 0,3046 ESPAÑA 0,8538 20 HOLANDA 0,6224[NIGERIA 0,3741|[SRILANKA | 0,2895]ISRAEL 0,8528 21 [ARGENTINA| 0,6162|IRLANDA 0,3727(ALEMANIA 0,2799J AUSTRALIA | 0,8403 22 JURUGUAY 0,6032[THAILANDIA| 0,3500[COREA S. 0,2735[CHILE 0,8379 23 [GABON 0,6017[FRANCIA 0,3426|AUJSTRIA 0,2665|COREA S. 0,8325 24 ¡COREA S. 0,6004 [BELGICA 0,3285|BIRASIL 0,2539|N.ZELANDA | 0,8189 25 [CHILE 0,5816]ALEMANIA 0,3129]R. UNIDO 0,2527[ARGENTINA | 0,8091 26 [HUNGRIA 0,5799|FINLANDIA | 0,2955[U5A 0,2525|PORTUGAL | 0,7873 27 JAUSTRALÍIA | 0,5753JAUSTRALIA | 0,2948[ARGENTINA| 0,2463|URUGUAY 0,7805 28 |ISRAEL 0,5713|USA 0,2932|GABON 0,2271 JAMAICA 0,7704 29 [BRASIL 0,5432[ COLOMBIA . 0,2871|N=PAL 0,2232] GRECIA 0,7612! 30 [MALASIA 0,5373[DINAMARC. | 0,2772[VENEZUELA! 0,2223JBRASIL 0,7519 31 [TURQUIA 0,5269| SUIZA 0,2730JECUADOR : 0,2115]MALASIA 0,7510, 32 [|VENEZUELA| 0,5203[MEXICO 0,2694|TIJRQUIA | 0,1981[THAILANDIA| 0,7469 33 ITHAILANDIA| 0,5171[JAPON 0,2590|GUATEM. 0,1977[ TURQUIA 0,7427 34 [PORTUGAL | 0,5144]CHILE 0,2444ICOLOMBIA | 0,1920JHUNGRIA 0,7145 35 |MEXICO 0,5081[ TURQUIA 0,2189|C.MARFIL 0,1854]MEXICO 0,7135 36 [GRECIA 0,5064 ESPANA 0,1942|CHILE 0,1814[COLOMBIA | 0,6970 37 [COLOMBIA 0,5045|COREA S. 0,1887]N EXICO 0,1768] VENEZUELA| 0,6687] 38 JAMAICA 0,4997 |INDIA 0,1867 [ISRAEL 0,1654|PARAGUAY | 0,6383 39 [FILIPINAS 0,4567|BRASIL 0,1594 ITALIA 0,1599CONGO 0,6069 40 IMYANMAR | “0,4548]SUECIA 0,1530JCONGO 0,1551]SRI LANKA | 0,6017 41 |SRI LANKA 0,4479|CHINA 0,1153[ÍNDONESIA | 0,1510JECUADOR 0,5888 42 [ARGELIA 0,4442[GRECIA 0,1072[HOLANDA 0,1437[CAMERUM 0,5852 306 (Continuación) ¡ANEXO VII.1: INDICE DE AJUSTE AL NUEVO PARADIGMA ENERGETICO. (IANPE I) 1993 | 'ANPE | = 0.1(1CG)+0.3(IECNF)+0.6 (IECES) Indice agregado Indice parcial-1 Indice parcial-2 Indice parcial-3 No. [PAISES J¡ANPE I_ [PAISES ICG|PAISES IECNF|PAISES lECES 43 |INDONESIA - 0,4402[ISRAEL ] 0,1005|PORTUGAL ; 0,1400[GUATEM. 0,5852 44 [T.TOBAGO - 0,4308]MARRUECO! 0,0923Í[CHINA |_ 0,1399/T.TOBAGO | 0,5781 45 [BANGLAD. ¡ 0,4172[GABON ¡ _0,O7O5|AUSTRALIA : 0,1387[INDONESIA | 0,5693 46 [CONGO 0,4172|C0NGO ¡ 0,0654JCAMERUM ' 0,1383JARGELIA ¡ 0,5634 47 ¡ECUADOR 0,4167|BENIN O,O000JPAKISTAN_¡ 0,1335[MARRUECO. 0,5580 48 [GUATEM. 0,4104] CAMERUM O,OO00JDINAMARCA! 0,1321/|FILIPINAS 0,5515 49 |CAMERUM 0,3926JECUADOR O,OOCOJIRLANDA —_, 0,1301|[BENIN 0,5442 50 [EGIPTO 0,3915]GHANA 0,0000| GRECIA 0,1209/ZIMBABWE | 0,5434 51 [BOLIVIA 0,3802]|GUATEM. O,O000|INDIA 0,1256¡MYANMAR 0,5345 52 JKENYA 0,3794]C.MARFIL 0,0000 | JAMAICA 0,1247[SENEGAL 0,5344 53 |JPAKISTAN 0,3753[ JAMAICA 0,0000 [MALASIA 0,1209/EGIPTO 0,5227 54 [MARRUECO! 0,3726]KENYA 0,0000[BANGLAD. 0,1157[BOLIVIA 0,5019 55 [GHANA 0,3650|NEPAL O,0000[THAILANDIA| 0,1132[BANGLAD. 0,4970 56 [ZAMBIA 0,3556|PARAGUAY | O,ODOOJARGELIA ' Q,1090[PAKISTAN | 0,4848 57 [ZIMBABWE : 0,3507|FILIPINAS , 0,0000[BOLIVIA 0, TOSOJINDIA 0,4744 58 INDIA 0,3410]SENEGAL O0,OOOO[NIGERIA 0,1030[CHINA 0,4738 59 [CHINA 0,3378|SRI LANKA | O/0000[MARRUECO | 0,0951]KENYA 0,4719 60_|BENIN 0,3265] TANZANIA 0,O000JEGIPTO 0,0874|GHANA 0,4554 61 ]C.MARFIL 0,3259 URUGUAY 0,0000[ZIMBABWE | 0,0823[C.MARFIL 0,4506 62 [SENEGAL 0,3207 |ZAMBIA 0,0000 MYANMAR 0,0176 [NIGERIA 0,3764 63 [NIGERIA 0,29042[ZIMBABWE | 0,0000[BENIN 0,O000|NEPAL 0,3187 64 [TANZANIA 0,2667] ISLANDIA 0,0000[SENEGAL O,OO000 [ZAMBIA 0,3096 65 [NEPAL 0,2582|PORTUGAL | 0,D000|T.FOBAGO O,O000JTANZANIA , 0,2922 NORTEAM. 0,6686]PACIF.(DES) 0,4036|EUROPA 0,3601JNORTEAM. — 0,8952 EUROPA 0,66558JNORTEAM. —0,3655¡NORTEAM. — 0,3163|EUROPA 0,8802 PACIF.(DES) 0,6428]ASIA 0,3069]PACIF.(DES) 0,2712[PACIF.(DES) 0,8684 A.LATINA 0,5152|EUROPA 0,2962|A.LATINA 0,2589|A.LATINA 0,6863 ASIA 0,4487]|A.LATINA 0,2581|AFRICA 0,1787|ASIA 0,6023 AFRICA 0,3736|AFRICA 0,1236]ASIA 0,1776 [AFRICA 0,5128 TOTAL DES. 0,6630|TOTAL DES. 0,3162|TOTAL DES. 0,3447[TOTAL DES. 0,8800 TOTALPSD — 0,4425]|TOTALPSD 0,2263[TOTALPSD 0,2032ÍTOTALPSD 0,5963 TOTAL 0,5205[TOTAL 0,2581|TOTAL 0,2532|TOTAL 0,6967 Notas: Fuente: Elaboración propia con información primaria de IEA (1989, 1994, 1996) y WRI (1996) 307 ANEXO VII.2: INDICE DE CONSUMO DE GAS 1993 INDICE DE X1 INDICE DE X2 INDICE PARCIAL-1 No. [PAISES IND («1) [PAISES IND (X2) [PAISES ICG 1 [T.TOBAGO 1,0000 [MYANMAR 1,0000 [BANGLAD. 0,8425 2 [BANGLAD. 0,8531 |N.ZELANDA 0,8444 [T.TOBAGO 0,8391 3 JARGELIA 0,7829 [BANGLAD. 3,8265 [MYANMAR 0,8118 4 |MYANMAR 0,6864 |INDONESIA 3,7289 [ARGELIA 0,7354 5 [VENEZUELA ' 0,6314 [EGIPTO 9,7160 |N.ZELANDA 0,6571 6_ HOLANDA 0,6173 [MALASIA 0,6936 [ARGENTINA 0,5684 7 [ARGENTINA 0,5444 [ARGELIA 0,6618 [HUNGRIA 0,5417 8 |N.ZELANDA 0,5322 [BOLIVIA 0,6123 [INDONESIA 0,5332 9 |PAKISTAN 0,5310 [HUNGRIA 0,6083 [VENEZUELA * 0,5240 10 |HUNGRIA 0,4973 [ARGENTINA 0,6045 [EGIPTO 0,5164 11 [CANADA 0,4594 [T.TOBAGO 0,5978 ¡MALASIA 0,5046 12 [INDONESIA 0,4028 [NORUEGA 0,5803 [HOLANDA 0,5046 13 [EGIPTO 0,3833 [IRLANDA 0,5617 |BOLIVIA 0,4633 14 [MALASIA | 0,3785 [THAILANDIA 0,5361 |PAKISTAN 0,4440 15 |R.UNIDO : 0,3676 |R.UNIDO 0,5345 [CANADA 0,4377 16 [BOLIVIA , 0,3639 [ITALIA 0,5179 ¡R.UNIDO 0,4344 17 [ITALIA 0,3504 [FINLANDIA 0,4742 [ITALIA 0,4174 18 JUSA 0,3436 [NIGERIA 0,4706 [NORUEGA 0,3890 19 [AUSTRIA 0,3428 [FRANCIA 0,4614 [AUSTRIA 0,3875 20 [NIGERIA 0,3097 [AUSTRIA 0,4545 [NIGERIA 0,3741 21 [BELGICA 0,2911 [DINAMARCA 0,4534 JIRLANDA 0,3727 22 [FRANCIA 0,2634 [SUIZA 0,4399 [THAILANDIA 0,3500 23 [MEXICO 0,2619 [AUSTRALIA 0,4241 [FRANCIA 0,3426 24 [NORUEGA 0,2615 |JJAPON 0,4193 [BELGICA 0,3285 25 JALEMANIA ¡ 0,2472 JALEMANIA 0,4115 JALEMANIA 0,3129 26 |IRLANDA 0,2466 [CHILE 0,4077 [FINLANDIA 0,2955 27 |THAILANDIA 0,2260 [CANADA 0,4052 [AUSTRALIA 0,2948 28 [COLOMBIA ' 0,2142 [COLOMBIA 0,3965 JUSA 0,2932 29 [AUSTRALIA : 0,2088 [TURQUIA 0,3873 [COLOMBIA 0,2871 30 |FINLANDIA ; 0,1764 [BELGICA 0,3846 |DINAMARCA 0,2772 31 |SUIZA | 0,1618 [VENEZUELA 0,3628 [SUIZA 0,2730 32 [DINAMARCA 0,1597 [COREA SUR 0,3530 |MEXICO 0,2691 33 [JAPON 0,1521 JESPAÑA 0,3432 |JJAPON 0,2590 34 CHILE 0,1355 _ |INDIA 0,3425 [CHILE 0,2444 35 |GABON 0,1175 [HOLANDA 0,3355 [TURQUIA 0,2189 36 [TURQUIA 0,1067 |BRASIL 0,3174 JESPAÑA 0,1942 37 [ESPAÑA '- 00949 _|PAKISTAN 0,3135 [COREA SUR 0,1887 38 |INDIA 0,0829 [SUECIA 0,3124 INDIA 0,1867 39 [COREA SUR 0,0792 [MEXICO 0,2798 [BRASIL 0,1594 40 [BRASIL | 0,0540 [GRECIA 0,2605 [SUECIA 0,1530 41 [SUECIA 0,0467 [CHINA 0,2535 _|CHINA 0,1153 42 ÍCHINA 0,0231 [ISRAEL 0,2485 [GRECIA 0,1072 308 SA US O A A A A A A A A [ANEXO VIl.2: INDICE DE CONSUMO DE GAS 1993 (CONTINUACION) INDICE DE X1 INDICE DE X2 INDICE PARCIAL No. |PAISES IND (X1) [PAISES IND (X2) [PAISES ICG 43 [CONGO 0,0061 [MARRUECOS 0,2267 [ISRAEL 0,1005 44 [GRECIA 0,0050 |USA 0,2176 [MARRUECOS 0,0923 45 [MARRUECOS 0,0028 [CONGO 0,1543 [GABON 0,0705 46 [ISRAEL 0,0019 — [BENIN 0,0000 [CONGO 0,0654 47 |BENIN | 0,0000 [CAMERUM . 0,0000 [BENIN 0,0000 48 |CAMERUM 0,0000 [ECUADOR ¡ 0,0000 |CAMERUM 0,0000 49 [ECUADOR 0,0000 [NEPAL 0,0000 JECUADOR 0,0000 50 GHANA 0,0000 |SRI LANKA 0,0000 [GHANA 0,0000 51 [GUATEMALA 0,0000 [TANZANIA 0,0000 [GUATEMALA 0,0000 52 |C.MARFIL 0,0000 [URUGUAY 0,0000 [C.MARFIL 0,0000 53 JJAMAICA 0,0000 JISLANDIA 0,0000 |JAMAICA 0,0000 54 |KENYA 0,0000 [PORTUGAL 0,0000 [KENYA 0,0000 55 [NEPAL 0,0000 |[GABON 0,0000 [NEPAL 0,0000 56 [PARAGUAY 0,0000 [GHANA 0,0000 [PARAGUAY 0,0000 57 [FILIPINAS 0,0000 [GUATEMALA 0,0000 |FILIPINAS 0,0000 58 [SENEGAL 0,0000 [C.MARFIL 0,0000 ¡SENEGAL 0,0000 59 [SRI LANKA 0,0000 [JAMAICA 0,0000 [SRI LANKA 0,0000 60 ¡TANZANIA 0,0000 [KENYA 0,0000 [TANZANIA 0,0000 61 [URUGUAY 0,0000 [PARAGUAY 0,0000 [URUGUAY 0,0000 62 [ZAMBIA 0,0000 FILIPINAS 0,0000 [ZAMBIA 0,0000 63 [ZIMBABWE 0,0000 [SENEGAL 0,0000 [ZIMBABWE 0,0000 64 [ISLANDIA , 0,0000 [ZAMBIA 0,0000 [ISLANDIA 0,0000 65 [PORTUGAL 0,0000 [ZIMBABWE 0,0000. [PORTUGAL 0,0000 NORTEAM. 0,4015 |PACIF.(DES) 0,5626 [PACIF.(DES) 0,4036 PACIF.(DES) 0,2976 [ASIA 0,4074 |[NORTEAM. 0,3655 A.LATINA 0,2466 [EUROPA 0,3958 [ASIA 0,3069 ASIA 0,2408 ¡NORTEAM. 0,3114 [EUROPA 0,2962 EUROPA 0,2294 — |A.LATINA 0,2753 — [A.LATINA 0,2581 AFRICA 0,1068 [AFRICA 0,1486 [AFRICA 0,1236 TOTAL DES. 0,2533 [TOTAL DES. 0,4096 ¡TOTAL DES. 0,3162 TOTAL PSD. 0,1947 [TOTAL PSD. 0,2708 [TOTAL PSD. 0,2263 TOTAL 0,2155 [TOTAL 0,3220 [TOTAL 0,2581 Notas: X1: Participación del gas dentro de los comb. fósiles, en 1993. X2: Variación de la proporción gas/combustibles fósiles en 1973-93 Indice de Xi = (valor real de Xi-valor mín.de Xi)/(valor máx. de Xi-valor mín. de Xi); i=1,2. Indice de Coísumo de Gas (10G) = 0.6(Indice de X1)+0.4(Indice de X2) Fuente: Elaboración propia con información primaria de IEA (1989, 1994, 1996) 309 ANEXO VII.3: INDICE DE ENERGIA COMERCIAL NC: FOSIL (IECNF) 1993 ÍNDICE DE X3 ÍNDICE DE X4 ÍNDICE PARCIAL-2 No |PAISES IND (X3) [PAISES IND (X4) [PAISES ¡ECNF 1 [PARAGUAY 1,0000 [PARAGUAY 1,0000 [PARAGUAY : 1,0000 2 ISLANDIA 0,8484 [SUECIA 0,8250 |ISLANDIA 0,8361 3 (SUECIA 0,7413 ISLANDIA 0,8176 [SUECIA 0,7748 4 ZAMBIA 0,6332 [FRANCIA 0,8002 [FRANCIA 0,6684 5 NORUEGA 0,6284 ]JFINLANDIA 0,5922 _|ZAMBIA 0,5663 6_ |JFRANCIA 0,5805 [BELGICA 0,5874 [NORUEGA 0,5366 7_ SUIZA 0,5069 _ [FILIPINAS 0,5559 [SUIZA 0,5179 8 [GHANA 0,4489 [SUIZA i 05345 [FINLANDIA 0,4499 9 JURUGUAY 0,4416 [HUNGRIA 0,5031 JURUGUAY 0,4498 10 |N.ZELANDA 0,3746 [JAPON 0,4877 |FILIPINAS 0,4195 11 [FINLANDIA 0,3550 IZAMBIA 0,4659 [BELGICA 0,4110 12 [CANADA 0,3304 JURUGUAY 0,4622 _|CANADA 0,3801 13 [FILIPINAS * 0,3285 [KENYA 0,4568 _ |N.ZELANDA 0,3472 14 [BELGICA 0,2934 [CANADA 0,4546 [ESPAÑA 0,3282 15 BRASIL 0,2551 JALEMANIA - 014498 ¡JAPON 0,3277 16 JESPAÑA 0,2491 JESPANA 0,4469 [HUNGRIA 0,3233 17 |[CAMERUM 0,2304 [COREA SUR 0,4460 |KENYA 0,3208 18 |KENYA 0,2301 [TANZANIA 0,4267 |GHANA 0,3060 19 |SRI LANKA 0,2261 JUSA 0,4143 [TANZANIA 0,3046 20 [TANZANIA 0,2232 [ARGENTINA 0,4140 |SRI LANKA 0,2895 21 |JAPON 0,2210 [R.UNIDO 0,4094 [ALEMANIA 0,2799 22 |HUNGRIA 0,2034 [NORUEGA 0,3989 [COREA SUR 0,2735 23 [AUSTRIA 0,1830 [AUSTRIA 0,3917 [AUSTRIA 0,2665 24 [NEPAL 0,1673 _|GABON 0,3871 |BRASIL 0,2539 25 [ALEMANIA 0,1667 |SRILANKA i 0,3845 [R.UUNIDO 0,2527 26 [COREA SUR 0,1585 [TURQUIA : 0,3764 [USA 0,2525 27 [COLOMBIA 0,1504 [VENEZUELA 0,3636 [ARGENTINA 0,2463 28 ¡R.UNIDO 0,1482 [ISRAEL 0,3523 [GABON 0,2271 29 JUSA 0,1446 [ECUADOR 0,3470 [NEPAL 0,2232 30 |CHILE 0,1385 [C.MARFIL 0,3427 [VENEZUELA 0,2223 31 |JARGENTINA 0,1345 [GUATEMALA 0,3304 [ECUADOR 0,2115 32 [VENEZUELA 0,1282 JHOLANDA 0,3280 [TURQUIA 0,1981 33 JECUADOR 0,1211 [DINAMARCA 0,3204 [GUATEMALA 0,1977 34 |GABON 0,1204 jINDONESIA 0,3144 [COLOMBIA 0,1920 35 [GUATEMALA 0,1092 [AUSTRALIA 0,3136 |[C.MARFIL 0,1854 36_|MYANMAR 0,1023 |IRLANDA 0,3120 [CHILE 0,1814 37 [MEXICO 0,0921 [ITALIA 0,3105 [MEXICO 0,1768 38 |C.MARFIL 0,0804 [NEPAL 0,3069 JISRAEL 0,1654 39 [TURQUIA 0,0792 [GRECIA 0,3064 [ITALIA 0,1599 40 [PAKISTAN_- 0,0753 [|N.ZELANDA 0,3061 [CONGO 0,1551 41 [BOLIVIA 0,0677 [JAMAICA 0,3044 [INDONESIA 0,1510 42 [ZIMBABWE 0,0599 IMEXICO 0,3040 [HOLANDA 0,1437 310 [ANEXO VN!.3: INDICE DE ENERGIA COMERCIAL NO FOSIL (IECNF) 1993 (CONTINUACION) INDICE DE X3 INDICE DE X4 INDICE PARCIAL No [PAISES IND (X3) [PAISES IND (X4) [PAISES lECNF 43 [PORTUGAL 0,0597 — [CHINA 0,3036 [PORTUGAL 0,1400 44 ITALIA |_ 0,0596 [CONGO 0,2988 [CHINA 0,1399 45 [CONGO 0,0594 |MYANMAR 0,2876 JAUSTRALIA 0,1387 46 ¡INDIA 0,0506 JARGELIA 0,2714 [CAMERUM -: 0,1383 47 |INDONESIA 0,0421 MALASIA 0,2708 JPAKISTAN ' 0,1335 48 |ISRAEL 0,0407 |BANGLAD. 0,2698 JDINAMARCA 0,1321 49 NIGERIA 0,0358 — [THAILANDIA 0,2654 — [IRLANDA 0,1301 50 EGIPTO 0,0339 [PORTUGAL 0,2606 |GRECIA 0,1299 51 [CHINA 0,0307 [COLOMBIA 0,2543 — ]INDIA 0,1256 52 [AUSTRALIA 0,0221 BRASIL 0,2520 [JAMAICA 0,1247 53 [MALASIA 0,0209 [CHILE 0,2458 [MALASIA 0,1209 54 [HOLANDA : 0,0208 [INDIA 0,2381 BANGLAD. 0,1157 55 [BANGLAD. , 00130 |[PAKISTAN 0,2207 |[THAILANDIA | 0,1132 56 [GRECIA 0,0122 [MARRUECOS 0,2206 [ARGELIA ¡ 0,1090 57 [THAILANDIA ¡ 0,0118 [NIGERIA 0,2041 BOLIVIA | 0,1090 58 [MARRUECOS 0,0115 [BOLIVIA 0,1709 — [NIGERIA | 0,1030 59 [IRLANDA 0,0088 [EGIPTO 0,1675 |MARRUECOS| 0,0951 60 |DINAMARCA 0,0066 [ZIMBABWE 0,1158 [EGIPTO | 0,0874 61 |JAMAICA 0,0050 [GHANA 0,0916 |ZIMBABWE 0,0823 62 ARGELIA 0,0008 JBENIN 0,0000 [MYANMAR 0,0176 63 [BENIN 0,0000 [CAMERUM 0,0000 [BENIN 0,0000 64 [SENEGAL 0,0000 [SENEGAL 0,0000 [SENEGAL 0,0000 65 |T.TOBAGO 0,0000 [T.TOBAGO 0,0000 [T.TOBAGO 0,0000 EUROPA 0,2818 ¡EUROPA 0,4775 [EUROPA 0,3601 NORTEAM. 0,2375 [|NORTEAM. 0,4345 ¡NORTEAM. 0,3163 PACIF.(DES) 0,2059 |PACIF.(DES) 0,3691 PACIF.(DES) 0,2712 A.LATINA 0,2033 [A.LATINA 0,3422 [A.LATINA 0,2589 AFRICA 0,1445 [ASIA 0,3280 [AFRICA 0,1787 ASIA 0,0962 [AFRICA 0,2299 [ASIA 0,1776 TOTAL DES. 0,2680 [TOTAL DES. 0,4596 [TOTAL DES. 0,3447 TOTAL PSD 0,1466 [TOTAL PSD 0,2974 [TOTAL PSD 0,2032 TOTAL 0,1898 [TOTAL 0,3548 [TOTAL 0,2532 Notas: X3: Fuentes renovables y nuclear como parte de la demanda de energía comercial, 1993. X4: Variación de la participación de fuentes renovables y nuclear en la energía comercial, 73-93 Indice de Xi = (valor real de Xi-valor mín.de Xi)/(valor máx. de Xi-valor mín. de Xi); i=3,4 Indice de Energía Comercial no Fósil (IECNF) = 0.6(Indice de X3) + 0.4(Indice de X4) Fuente: Elaboración propia con información primaria de IEA (1989, 1994, 1996) 311 ANEXO VII.4: INDICE DE EFICIENCIA Y COBERTURA ENERGÉTICA SOSTENIBLE (IECES) 1993 INDICE DE X5 ÍNDICE DE X6 INDICE DE X7 INDICE PARCIAL-3 No |PAISES IND (X5)|PAISES IND (X6)JPAISES IND(X7) [PAISES lECES 1 ¡SUIZA 1: 1,0000 [CHINA 1,0000 [CANADA 1,0000 [ALEMANIA 0,9480 2 JAPON | 0,9872 [ALEMANIA 0,9652 JUSA 0,9901 [JAPON 0,9460 3 JDINAMARCA¡ 0,9729 [SRILANKA | 0,9644 [AL'STRALIA | 0,9548 [DINAMARC. , 0,9414 4 JAUSTRIA 0,9706 [BENIN 0,9409 [HOLANDA | 0,9539 JAUSTRIA__ 0,9268 5 JITALIA 0,9591 [GABON 0,9358 [NORUEGA | 0,9536 [NORUEGA | 0,9199 6 [ALEMANIA | 0,9462 [CHILE 0,9211 |[T.TOBAGO | 0,9532 [IRLANDA ___0,9168 7 ¡FRANCIA 0,9448 [JAPON 0,9193 [FINLANDIA | 0,9529 JUSA 0,9150 8 JISRAEL 0,9325 [DINAMARCA| 0,9169 [SUECIA 0,9527 [BELGICA 0,9130 9 JISLANDIA 0,9325 JUSA 0,9059 |IS!'_ANDIA 0,9524 [ITALIA 0,9060 10 IRLANDA 0,9325 JIRLANDA 0,9037 [BELGICA 0,9516 |ISLANDIA 0,9047 11 [ESPAÑA 0,9317 [AUSTRIA 0,8916 [ALEMANIA | 0,9350 [FRANCIA 0,9015 12 [NORUEGA | 0,9311 [BELGICA 0,8778 |R.UNIDO 0,9342 [R.UNIDO 0,9008 13 [SUECIA 0,9224 [R.UNIDO 0,8729 [FRANCIA 0,9336 [SUECIA 0,9006 14 [BELGICA | 0,9046 [URUGUAY | 0,8724 [N.ZELANDA | 0,9333 [SUIZA 0,8910 15 (PORTUGAL | 0,9034 [MYANMAR | 0,8718 [DINAMARCA| 0,9310 [HOLANDA 0,8815 16 JFINLANDIA | 0,9002 [NORUEGA | 0,8675 [JAPON 0,9278 [GABON ¡ 0,8776 17 |SABON 0,8957 [INDONESIA | 0,8585 [SIJIZA 0,9270 [FINLANDIA | 0,8756 18 JHOLANDA | 0,8913 [THAILANDIA| 0,8547 JALJSTRIA 0,9133 [CANADA 0,8753 19 [R.UNIDO 0,8913 HUNGRIA 0,8477 JIFLANDA 0,9122 [ESPAÑA 0,8538 20 |MARRUECO| 0,8830 [PARAGUAY | 0,8467 [ITALIA 0,9118 JISRAEL 0,8528 21 URUGUAY | 0,8827 KENYA 0,8427 [COREA S. 0,9050 [AUSTRALIA | 0,8403 22 [N. ZELANDA | 0,8777 (JAMAICA 0,8414 [HUNGRIA 0,9048 [CHILE 0,8379 23 JUSA 0,8478 [CANADA 0,8414 [VENEZUELA! 0,9024 [COREA S. 0,8325 24 JAUSTRALIA | 0,8442 [TURQUIA 0,8375 [GRECIA 0,9020 JIN.ZELANDA | 0,8189 25 [CAMERUM | 0,8412 [ITALIA 0,8373 JISIRAEL 0,8876 JARGENTINA| 0,8091 26 [ARGENTINA] 0,8377 [BANGLAD. | 0,8308 [ESPAÑA 0,8846 |PORTUGAL | 0,7873 27 [ARGELIA 0,8189 [COLOMBIA | 0,8299 [PORTUGAL | 0,8651 JURUGUAY_ | 0,7805 28 [SENEGAL 0,8186 [BRASIL 0,8247 [ARGENTINA | 0,8648 [JAMAICA 0,7704 29 [TURQUIA 0,8109 [NEPAL 0,8201 [MEXICO 0,8573 [GRECIA 0,7612 30 [CONGO 0,8069 [ISLANDIA 0,8166 [MALASIA 0,8552 [BRASIL 0,7519 31 [GRECIA 0,8058 SUECIA 0,8143 JJAMAICA 0,8306 JMALASIA 0,7510 32 [SRILANKA | 0,8055 [CAMERUM | 0,8136 [CGGABON 0,8097 [THAILANDIA| 0,7469 33 |BOLIVIA 0,8019 [FRANCIA 0,8134 [CHILE 0,8043 [TURQUIA 0,7427 34 [GUATEM. 0,8016 [COREA $. 0,8090 ¡ARGELIA 0,7907 [HUNGRIA 0,7145 35 [CHILE 0,8003 JHOLANDA | 0,7855 JTHAILANDIA| 0,6583 [MEXICO 0,7135 36 [BRASIL 0,7967 [CONGO 0,7703 [ERASIL 0,6446 [COLOMBIA | 0,6970 37 [COREA S. 0,7802 [ZIMBABWE | 0,7684 JURUGUAY | 0,5995 [VENEZUELA| 0,6687 38 [CANADA 0,7797 [FILIPINAS 0,7655 [TURQUIA 0,5931 [PARAGUAY | 0,6383 39 [C.MARFIL 0,7764 [FINLANDIA | 0,7567 [COLOMBIA | 0,5271 [CONGO 0,6069 40 | MYANMAR | 0,7639 [PAKISTAN | 0,7440 [ECUADOR | 0,4757 [SRILANKA | 0,6017 41 JPARAGUAY | 0,7563 [GUATEM. 0,7329 [CHINA 0,4366 JECUADOR | 0,5888 42 [COLOMBIA | 0,7530 [ESPAÑA 0,7270 [:IMBABWE | 0,4104 [CAMERUM_ | 0,5852 312 ANEXO VII4: INDICE DE EFICIENCIA Y COBERTURA ENERGETICA SOSTENIBLE (IECES) 1993 (CONTI X5: Intensidad energética total al cierre del periodo (1993) X6: Variación de la intensidad energética en 1973-93. X7: Consumo de energía per cápita ajustado en 1993. Indice de Xi =1-(valor real de Xi-valor mín.de Xi)/(valor máx. de Xi-valor mín. de Xi); i=5,6 Indice de Xi = (valor real de Xi-valor mín.de Xi)M(valor máx. de Xi-valor mín. de Xi); i=7 lECES=0.35(Indice de X5)+0.3(Indice de X6)+0.35(Indice de X7) Fuente: Elaboración propia con información primaria de IEA (1989, 1994, 1996) y WRI (1996) INDICE DE X5 ÍNDICE DE X6 INDICE DE X7 INDICE PARCIAL No.|PAISES IND (X5)[PAISES PAISES IND(X7) [PAISES lECES 43 ECUADOR | 0,7484 [SUIZA PARAGUAY | 0,3416 [GUATEM. —: 0,5852 44 [THAILANDIA| 0,7432 [ISRAEL INDONESIA | 0,3312 [T.TOBAGO . 0,5781 45 [BANGLAD. ¡ 0,7080 [ARGENTINA ¡ EGIPTO 0,3173 [INDONESIA | 0,5693 46 [MALASIA 0,6961 [AUSTRALIA | ZAMBIA 0,2954 JARGELIA 0,5634 47 [FILIPINAS 0,6625 [TANZANIA CONGO 0,2667 [MARRUECO| 0,5580 48 JJAMAICA 0,6493 [INDIA FILIPINAS 0,2571 [FILIPINAS 0,5515 49 JEGIPTO 0,6435 [MALASIA GUATEM. 0,2421 [BENIN 0,5442 50 [BENIN 0,6390 [SENEGAL KENYA 0,2169 [ZIMBABWE , 0,5434 51 [MEXICO 0,6379 [ZAMBIA NIGERIA ¡ 0,2168 [MYANMAR - 0,5345 52 [PAKISTAN | 0,6377 [MARRUECO C.MARFIL 0,2069 [SENEGAL 0,5344 53 [GHANA 0,6217 [MEXICO BOLIVIA 0,1921 JEGIPTO 0,5227 54 JINDIA 0,5878 JEGIPTO INDIA 0,1679 [BOLIVIA 0,5019 55 [VENEZUELA 0,5712 |[N.ZELANDA GHANA 0,1586 [BANGLAD. | 0,4970 56 INDONESIA | 0,5595 [GHANA TANZANIA | 0,1499 [PAKISTAN | 0,4848 57 ZIMBABWE | 0,4836 [PORTUGAL MARRUECO]| 0,1370 JINDIA 0,4744 58 [NIGERIA 0,4364 [GRECIA CAMERUM | 0,1335 [CHINA 0,4738 59 [HUNGRIA 0,4101 JECUADOR SENEGAL 0,1155 [KENYA 0,4719 60 ¡KENYA 0,4090 [BOLIVIA NEPAL 0,1113 [GHANA 0,4554 51 ÍT.TOBAGO | 0,2661 [VENEZUELA PAKISTAN | 0,1096 [C.MARFIL 0,4506 62 [NEPAL 0,0963 [T. TOBAGO BENIN 0,1093 [NIGERIA 0,3764 63 [TANZANIA | 0,0833 [NIGERIA SRILANKA | 0,0871 [NEPAL 0,3187 64 ¡CHINA 0,0601 [C.MARFIL MYANMAR | 0,0161 [ZAMBIA 0,3096 65 [ZAMBIA 0,0000 [ARGELIA BANGLAD. | 0,0000 [TANZANIA | 0,2922 PACIF.(DES) 0,9030 [NORTEAM. NORTEAM. —09951JNORTEAM. 0,8952 EUROPA 0,8973 [ASIA PACIF.(DES) 0,9386JEUROPA 0,8802 NORTEAM. 0,8138 [EUROPA EUROPA 0,9262]PACIF.(DES) 0,8684 A,LATINA 0,7156 |PACIF.(DES) ¡A.LATINA 0,6335|A.LATINA 0,6863 " ASIA 0,6317 JA.LATINA ASIA 0,3869|ASIA 0,6023 AFRICA 0,6105 [AFRICA AFRICA 0,2890 AFRICA 0,5128 TOTAL DES. 0,8907 [TOTAL DES. 'TTOTAL DES. 0,9338[TOTAL DES. 0,8800 TOTAL PSD 0,6501 [TOTAL PSD TOTALPSD 0,4282[TOTALPSD 0,5963 TOTAL 0,7353 [TOTAL TOTAL 0,6071JTOTAL 0,6967 Notas: 'Anexo VIl.5: Correlación entre el lANPE (1), 1993 y el indice de Desarrollo Humano, 1993. Orden|Países T IANPE 1193 ¡ IDH/93 JOrdenj¡Países IANPE 1/93 | IDH/93 1 [ISLANDIA 0,7936 0,9340 34 [PORTUGAL 0,5144 0,8780 2 [SUECIA 0,7881 0,9330 35 |MExICO 0,5081 0,8450 3 |FRANCIA 0,7756 0,9350 36 [GRECIA 0,5064 ' 0,9090 4 [NORUEGA 0,7518 0,9370 37 [COLOMBIA 0,5045 | 0,8400 5 [SUIZA 0,7173 0,9260 38 |JAMAICA 0,4997 0,7020 6 [BELGICA 0,7040 0,9290 39 [FILIPINAS 0,4567 ; 0,6650 7 |VAPON 0,6918 0,9380 40 [MYANMAR 0,4548 : 0,4510 8 [FINLANDIA 0,6899 0,9350 41 [SRI LANKA 0,4479 0,6980 9 [ALEMANIA 0,6841 0,9200 42 [ARGELIA 0,4442 0,7460 10 [PARAGUAY 0,6830 0,7040 43 |INDONESIA” . 0,4402 0,6410 11 [CANADA 0,6830 0,9510 44 [T.TOBAGO 0,4308 0,8720 12 JAUSTRIA 0,6748 0,9280 45 [BANGLAD. 0,4172 0,3650 13 [|N.ZELANDIA 0,6612 0,9270 4€ [CONGO | 0,4172 0,5170 14 |R. UNIDO 0,6597 0,9240 47 [ECUADOR 0,4167 [| 0,7640 15 [USA 0,6541 0,9400 4€ |GUATEMAL. 0,4104 0,5800 16 |ITALIA 0,6333 0,9140 40 [CAMERUM 0,3926 0,4810 17 [DINAMARCA 0,6322 0,9240 50 [EGIPTO 0,3915 0,6110 18 [ESPAÑA 0,6302 0,9330 5" [BOLIVIA 0,3802 0,5840 19 [IRLANDA 0,6263 0,9190 52 [KENYA 0,3794 0,4730 20 [HOLANDA 0,6224 0,9380 53 |PAKISTAN 0,3753 0,4442 21 [ARGENTINA 0,6162 0,8850 54 |MARRUECO | 0,3726 0,5340 22 [URUGUAY 0,6032 0,8830 55 [GHANA 0,365 0,4670 23 |GABON 0,6017 0,5570 56 [ZAMBIA 0.3556 0,4110 24 [COREA SUR 0,6004 0,8860 57 [ZIMBABWE 0,3507 0,5340 25 [CHILE 0,5816 0,8820 53 |INDIA 0,3410 0,4360 26 [HUNGRIA 0,5799 0,8550 53 [CHINA 0,3378 0,6090 27 [AUSTRALIA | 0,5753 0,9290 6) |BENIN 0,3265 0,3270 28 [ISRAEL 0,5713 0,9080 61 [C.MARFIL 0,3259 0,3570 29 |BRASIL 0,5432 0,7960 62 [SENEGAL 0,3207 0,3310 30 [MALASIA 0,5373 0,8260 63 [NIGERIA 0,2942 0,4000 31 [TURQUIA 0,5269 0,7110 64 [TANZANIA 0,2667 + 0,3640 32 [VENEZUELA 0,5203 0,8590 €5 [NEPAL 0,2582 . 0:3320 33 [TAILANDIA | 0,5171 0,8320 | pd : 1,00 0,80 E 0,60 0,40 0,20 In di ce s 0,00 Países 147 10 13 16 19 22 25 28 31 34 37 40 43 46 49 52 55 58 61 64 R2=0,7452 Fuente: Elaboración propia. 314 ¡ANEXO VI!.6: INDICE DE ENERGIA COMERCIAL RENOVABLE (*) ÍNDICE DE X3-A INDICE DE X4-A INDICE PARCIAL-2A No [PAISES IND(X3-A) [PAISES IND(X4-A) [PAISES IECR 1 [PARAGUAY 1,0000 [PARAGUAY 1,0000 [PARAGUAY 1,0000 2 JISLANDIA 0,8484 |ISLANDIA 0,8176 |ISLANDIA 0,8361 3_ [ZAMBIA 0,6332 [FILIPINAS 0,5559 — [ZAMBIA 0,5663 4 ¡NORUEGA 0,6284 ¡[ZAMBIA 0,4659 [NORUEGA 0,5366 5 ¡GHANA 0,4489 JURUGUAY 0,4622 [URUGUAY 0,4498 6 JURUGUAY 0,4416 |KENYA 0,4568 [FILIPINAS 0,4195 7 |N.ZELANDA 0,3746 [TANZANIA 0,4267 |N.ZELANDA 0,3472 8 [FILIPINAS 0,3285 |NORUEGA 0,3989 |KENYA 0,3208 9 [BRASIL 0,2550 [AUSTRIA 0,3917 [GHANA 0,3060 10 [CAMERUM 0,2304 [GABON 0,3871 [TANZANIA 0,3046 11 |KENYA 0,2301 |SRI LANKA 0,3845 |SRILANKA 0,2895 12 |SRI LANKA 0,2261 [TURQUIA 0,3764 [SUECIA 0,2666 13 [TANZANIA 0,2232 [VENEZUELA 0,3636 [AUSTRIA 0,2665 14 [SUECIA 0,2123 ¡ARGENTINA 0,3617 |BRASIL 0,2537 15 ¡AUSTRIA 0,1830 |ISRAEL 0,3523 [CANADA 0,2412 16 [CANADA 0,1745 [SUECIA 0,3481 [SUIZA 0,2311 17 ¡SUIZA 0,1701 [ECUADOR 0,3470 |[GABON 0,2271 18 [NEPAL 0,1673 |C.MARFIL 0,3427 [NEPAL 0,2232 19 [COLOMBIA 0,1504 [CANADA 0,3413 [VENEZUELA 0,2223 20 [CHILE | 0,1385 [GUATEMALA 0,3304 [ECUADOR 0,2115 21 [VENEZUELA 0,1282 [SUIZA 0,3226 [TURQUIA 0,1981 22 JECUADOR 0,1211 JUSA 0,3220 [GUATEMALA 0,1977 23 |GABON j 0,1204 [FINLANDIA 0,3216 [COLOMBIA 0,1920 24 [GUATEMALA 0,1092 [DINAMARCA 0,3204 [ARGENTINA 0,1919 25 IMYANMAR 0,1023 _ [ITALIA 0,3184 _|C.MARFIL 0,1854 26 |C.MARFIL 0,0804 ¡JAPON 0,3184 [CHILE 0,1814 27 [TURQUIA 0,0792 [HOLANDA 0,3148 [MYANMAR 0,1764 28 ARGENTINA 0,0786 |R.UNIDO 0,3146 [FINLANDIA 0,1679 29 [MEXICO 0,0782 [INDONESIA 0,3144 |ISRAEL 0,1654 30 |PAKISTAN 0,0699 [FRANCIA 0,3144 [MEXICO 0,1634 31 BOLIVIA 0,0677 [ALEMANIA 0,3143 — |ITALIA 0,1631 32 [FINLANDIA 0,0654 [BELGICA 0,3142 [CONGO 0,1551 33 [ZIMBABWE 0,0599 ¡HUNGRIA 0,3137 — |INDONESIA 0,1510 34 JPORTUGAL 0,0597 JAUSTRALIA 0,3136 JUSA 0,1454 35 ITALIA | 0,0596 [IRLANDA 0,3120 [JAPON 0,1450 36_JCONGO 0,0594 [NEPAL 0,3069 [FRANCIA 0,1448 37 |INDIA 0,0421 [GRECIA 0,3064 ¡PORTUGAL 0,1400 38 |INDONESIA 0,0421 |N.ZELANDA 0,3061 [AUSTRALIA 0,1387 39 [ISRAEL | 0,0407 [JAMAICA 0,3044 |[CAMERUM 0,1383 40 NIGERIA 0,0356 _ [COREA S. 0,3012 [CHINA 0,1339 41 JEGIPTO 0,0339 [CONGO 0,2986 |PAKISTAN 0,1325 42 [FRANCIA 0,0316 [CHINA 0,2978 [ESPAÑA 0,1324 315 A AA ————2—0 ANEXO VI-6: INDICE DE ENERGIA COMERCIAL RENOVABLE (*) (CONTINUACION) INDICE DE X3-A ÍNDICE DE X4-A INDICE PARCIAL-2A No [PAISES IND(X3-A) [PAISES IND(X4-A) [PAISES 133 43 [ESPANA 0,0313 [MEXICO | 0,2941 [DINAMARCA 0,1321 44 [JAPON 0,0293 [MYANMAR 0,2876 [IRLANDA 0,1301 45 JUSA 0,0276 [ESPANA 0,2841 [GRECIA 0,1299 46 [CHINA 0,0246 [ARGELIA "0,2714 [ALEMANIA | 0,1294 47 [AUSTRALIA 0,0221 [MALASIA 0,2708 |R.UNIDO 0,1273 48 ¡MALASIA 0,0209 |BANGLAD. 0,2698 [HOLANDA 0,1263 49 ¡BANGLAD. 0,0130 [THAILANDIA 0,2654 [BELGICA 0,1260 50 [GRECIA 0,0122 [PORTUGAL 0,2606 [HUNGRIA 0,1259 51 [THAILANDIA 0,0118 [COLOMBIA 0,2543 JJAMAICA 0,1247 52 [MARRUECOS 0,0115 [BRASIL 0,2519 [COREA S. 0,1226 53 JIRLANDA 0,0088 [CHILE 0,2458 JINDIA 0,1211 54 [DINAMARCA 0,0066 INDIA 0,2398 [MALASIA 0,1209 55 JALEMANIA 0,0061 [PAKISTAN 0,2264 |[BANGLAD. 0,1157 56 [JAMAICA 0,0050 [MARRUECOS 0,2206 [THAILANDIA 0,1132 57 [COREA S. 0,0036 [NIGERIA 0,2041 [ARGELIA 0,1090 58 |R.UNIDO 0,0024 ¡BOLIVIA 0,1709 [BOLIVIA 0,1090 59 JARGELIA 0,0008 [EGIPTO 0,1675 [NIGERIA 0,1030 60 [HUNGRIA 0,0008 [ZIMBABWE 0,1158 [MARRUECOS 0,0951 61 JHOLANDA 0,0006 [GHANA 0,0916 [EGIPTO 0,0874 62 [BELGICA 0,0005 [BENIN 0,0000 [ZIMBABWE 0,0823 63 ¡BENIN 0,0000 [CAMERUM 0,0000 [BENIN 0,0000 64 JSENEGAL 0,0000 [SENEGAL 0,0000 [SENEGAL 0,0000 65 [T.TOBAGO 0,0000 [T.TOBAGO 0,0000 |T.TOBAGO 0,0000 A.LATINA 0,1980 [EUROPA 0,3494 _|A.LATINA 0,2536 AFRICA 0,1445 _ [A.LATINA 0,3372 [EUROPA 0,2173 PACIF.(DES) 0,1420 [NORTEAM. 0,3317 |PACIF.(DES) 0,2103 EUROPA 0,1293 [ASIA | 0,3178 |[NORTEAM. 0,1933 NORTEAM. 0,1011 [PACIF.(DES) 0,3127 ¡AFRICA 0,1787 ASIA 0,0837 [AFRICA 0,2299 [ASIA 0,1774 TOTAL DES. 0,1285 [TOTAL DES. 0,3430 [TOTAL DES. 0,2143 TOTAL PSD 0,1408 [TOTAL PSD 0,2924 [TOTAL PSD 0,2014 TOTAL 0,1364 [TOTAL |” 0,3103 [TOTAL 0,2060 Notas: (*) El Indice de Energía Comercial Renovable (IECR), a diferencia del Indice de Energía Comercial No Fósil (IECNF) del AnexoVII.3, no incluye a la energía nuclear. IECR = 0.6(Indice de X3A) + 0.4(Indice de X3A) Fuente: Elaboración propia con información primaria de IEA (1989, 1994, 1996) y WRI (1996) 316 ANEXO VIl.7: INDICE DE AJUSTE AL NUEVO PARADIGMA ENERGETICO-1I (¡ANPE ll) (*) INDICE AGREGADO ]JINDICE PARCIAL-1 JINDICE PARCIAL-2A [INDICE PARCIAL-3 No|PAISES lANPE (IIN[PAISES ICG _ [PAISES lECR [PAISES IECES 1 JISLANDIA —. 0,7936 [BANGLAD 0,8425 [PARAGUAY ' 1,0000 [ALEMANIA | 0,9480 2 [NORUEGA * 0,7518 [T.TOBAGO | 0,8391 [ISLANDIA 0,8361 JAPON 0,9460 3 [PARAGUAY | 0,6830 [MYANMAR ' 0,8118 [ZAMBIA 0,5663 JDINAMARC. | 0,9414 4 AUSTRIA, 0,6748 [ARGELIA 0,7354 [NORUEGA | 0,5366 [AUSTRIA 0,9268 5 ÍINZELANDA | 0,6612 |N.ZELANDA | 0,6571 [URUGUAY ' 0,4498 [NORUEGA | 0,9199 6_ [CANADA 0,6413 [ARGENTINA | 0,5684 [FILIPINAS 0,4195 IRLANDA _: 0,9168 7 JALEMANIA 0,6389 [HUNGRIA 0,5417 [N. ZELANDA : 0,3472 JUSA 0,9150 8 ¡JAPON 0,6370 [INDONESIA | 0,5332 [KENYA 0,3208 [BELGICA 0,9130 9 SUECIA 0,6356 [VENEZUELA] 0,5240 [GHANA 0,3060 |!TALIA 0,9060 10 ITALIA 0,6343 JEGIPTO 0,5164 [TANZANIA | 0,3046 [ISLANDIA 0,9047 11 |DINAMARC. | 0,6322 [MALASIA 0,5046 [SRI LANKA | 0,2895 [FRANCIA 0,9015 12 ¡SUIZA 0,6312 [HOLANDA _| 0,5046 [SUECIA 0,2666 [R.UNIDO 0,9008 13 JIRLANDA 0,6263 [BOLIVIA 0,4633 [AUSTRIA 0,2665 [SUECIA 0,9006 14 |R.UNIDO 0,6221 [PAKISTAN | 0,4440 [BRASIL 1 0,2537 [SUIZA 0,8910 15 USA 0,6220 [CANADA 0,4377 [CANADA _, 0,2412 [HOLANDA | 0,8815 16 [FRANCIA > 0,6186 [R.UNIDO 0,4344 ¡SUIZA | 0,2311 [GABON 0,8776 17 [BELGICA _ | 0,6185 |ITALIA 0,4174 [GABON ( 0,2271 [FINLANDIA | 0,8756 18 [HOLANDA 0,6172 [NORUEGA | 0,3890 [NEPAL 0,2232 [CANADA 0,8753 19 [FINLANDIA | 0,6053 [AUSTRIA 0,3875 [VENEZUELA] 0,2223 [ESPANA 0,8538 20 JURUGUAY 0,6032 [NIGERIA 0,3741 [ECUADOR | 0,2115 JISRAEL 0,8528 21 [SABON 0,6018 JIRLANDA 0,3727 [TURQUIA _' 0,1981 [AUSTRALIA | 0,8403 22 ARGENTINA | 0,5999 [THAILANDIA| 0,3500 [GUATEM. _ | 0,1977 [CHILE 0,8379 23 [CHILE 0,5816 [FRANCIA 0,3426 [COLOMBIA | 0,1920 [COREA S. 0,8325 24 [AUSTRALIA | 0,5753 [BELGICA 0,3285 ARGENTINA: 0,1919 [N.ZELANDA | 0,8189 25 JESPANÑA 0,5714 JALEMANIA | 0,3129 |[C.MARFIL 0,1854 [ARGENTINA | 0,8091 26 ISRAEL 0,5713 [FINLANDIA | 0,2955 [CHILE 0,1814 [PORTUGAL | 0,7873 27 [COREA S. 0,5552 JAUSTRALIA | 0,2948 [MYANMAR | 0,1764 [URUGUAY _| 0,7805 28 ¡BRASIL 0,5432 JUSA 0,2932 [FINLANDIA | 0,1679 [JAMAICA 0,7704 29 JMALASIA 0,5373 [COLOMBIA | 0,2871 [ISRAEL 0,1654 [GRECIA 0,7612 30 [TURQUIA 0,5269 [DINAMARC. | 0,2772 [MEXICO 0,1634 [BRASIL 0,7519 31 HUNGRIA 0,5207 [SUIZA 0,2730 [ITALIA 0,1631 [MALASIA 0,7510 32 ¡VENEZUELA! 0,5203 [MEXICO 0,2691 [CONGO 0,1551 [THAILANDIA| 0,7469 33 [THAILANDIA] 0,5171 _JJAPON 0,2590 [INDONESIA | 0,1510 [TURQUIA 0,7427 34 [PORTUGAL | 0,5144 [CHILE 0,2444 ¡USA 0,1454 [HUNGRIA 0,7145 35 [GRECIA 0,5064 [TURQUIA 0,2189 [JAPON 0,1450 [MEXICO 0,7135 36 [COLOMBIA | 0,5045 [ESPAÑA 0,1942 [FRANCIA 0,1448 [COLOMBIA | 0,6970 37 ¡MEXICO 0,5040 [COREA S. 0,1887 |JPORTUGAL | 0,1400 [VENEZUELA| 0,6687 38 [JAMAICA 0,4996 |INDIA 0,1867 AUSTRALIA | 0,1387 [PARAGUAY | 0,6383 39 [FILIPINAS . 0,4568 [BRASIL 0,1594 [CAMERUM_; 0,1383 [CONGO 0,6069 40 [MYANMAR ¡ 0,4548 [SUECIA 0,1530 [CHINA 0,1339 [SRILANKA | 0,6017 41 |SRILANKA | 0,4479 [CHINA 0,1153 [PAKISTAN | 0,1325 [ECUADOR | 0,5888 42 JARGELIA 0,4442 [GRECIA 0,1072 [ESPANA 0,1324 [CAMERUM_| 0,5852 317 ANEXO VH.7: INDICE DE AJUSTE AL NUEVO PARADIGMA ENERGETICO-II (IANPE ll) (*), Continuación. INDICE AGREGADO ]JINDICE PARCIAL-1 [INDICE PARCIAL-2A [INDICE PARCIAL-3 No |PAISES ¡ANPE 1 [PAISES ICG _ |FAISES IlECR [PAISES lECES 43 [INDONESIA | 0,4402 [ISRAEL 0,1005 JU!INAMARC. , 0,1321 [GUATEM. 0,5852 AAÍÑTTOBAGO | 0,4308 [MARRUECO]| 0,0923 [IRLANDA | 0,1301 [T.TOBAGO - 0,5781 45 [¡BANGLAD 0,4172 [GABON 0,0705 [GRECIA ¡ 0,1299 JINDONESIA . 0,5693 46 [CONGO 0,4172 [CONGO 0,0654 [ALEMANIA | 0,1294 [ARGELIA 0,5634 47 ¡ECUADOR 0,4167 JBENIN 0,0000 |F.UNIDO 0,1273 [MARRUECO| 0,5580 48 [GUATEM. 0,4104 |CAMERUM | 0,0000 [HOLANDA | 0,1263 [FILIPINAS | 0,5515 49 |CAMERUM | 0,3926 JECUADOR | 0,0000 [BELGICA ; 0,1260 [BENIN | 0,5442 50 JEGIPTO 0,3915 [GHANA 0,0000 [HUNGRIA _, 0,1259 [ZIMBABWE : 0,5434 51 [BOLIVIA 0,3802 [GUATEM. 0,0000 |LAMAICA —_¡ 0,1247 IMYANMAR _ 0,5345 52 [KENYA 0,3794 [C.MARFIL 0,0000 [COREA S. 0,1226 [SENEGAL 0,5344 53 [PAKISTAN 0,3750 [JAMAICA 0,0000 JINDIA 0,1211 [EGIPTO 0,5227 54 [MARRUECO | 0,3726 |KENYA 0,0000 JMALASIA 0,1209 [BOLIVIA * 0,5019 55 [GHANA 0,3650 [NEPAL 0,0000 [BANGLAD 0,1157 [¡BANGLAD | 0,4970 56 [ZAMBIA 0,3556 [PARAGUAY | 0,0000 [THAILANDIA| 0,1132 [PAKISTAN _ | 0,4848 57 [ZIMBABWE | 0,3507_[FILIPINAS 0,0000 [ARGELIA 0,1090 JINDIA 0,4744 58 JINDIA 0,3396 ¡SENEGAL 0,0000 JIOLIVIA 0,1090 [CHINA 0,4738 59 [CHINA 0,3360 [SRILANKA | 0,0000 [NIGERIA 0,1030 [KENYA 0,4719 60 [BENIN 0,3265 [TANZANIA | 0,0000 [MARRUECO | 0,0951 [GHANA 0,4554 61 |[C.MARFIL 0,3260 JURUGUAY | 0,0000 [EGIPTO 0,0874 [C.MARFIL 0,4506 62 [SENEGAL 0,3207 [ZAMBIA 0,0000 [ZIMBABWE | 0,0823 [NIGERIA 0,3764 63 [NIGERIA 0,2942 [ZIMBABWE | 0,0000 | 3ENIN 0,0000 [NEPAL 0,3187 64 [TANZANIA 0,2667 |ISLANDIA 0,0000 [SENEGAL 0,0000 [ZAMBIA 0,3096 65 [NEPAL 0,2582 [PORTUGAL | 0,0000 [T.TOBAGO | 0,0000 [TANZANIA | 0,2922 EUROPA 0,6230 [PACIF.(DES) 0,4036 [A.LATINA 0,2536 [NORTEAM. 0,8952 NORTEAM. 0,6317 [JNORTEAM. 0,3655 [EUROPA 0,2173 [EUROPA 0,8802 PACIF.(DES) 0,6245 [ASIA 0,3069 |PACIF.(DES) 0,2103 [PACIF.(DES) 0,8684 A.LATINA 0,5136 [EUROPA 0,2962 INORTEAM. 0,1933 [A.LATINA 0,6863 ASIA 0,4453 JA.LATINA 0,2581 AFRICA 0,1787 [ASIA 0,6023 AFRICA 0,3736 [AFRICA 0,1236 [ASIA 0,1774 [AFRICA 0,5128 TOTAL DES. 0,6239 TOTAL DES. 0,3162 [TOTAL DES. 0,2143 [TOTAL DES. 0,8800 TOTAL PSD 0,4408 |TOTALPSD 0,2263 [TOTALPSD 0,2014 [TOTAL PSD 0,5963 TOTAL 0,5056 [TOTAL 0,2581 ¡TOTAL 0,2060 [TOTAL 0,6967 Notas: (*) ElNANPE li se diferencia del IANPE | (Anexo VII,1) en la elaboración del índice parcial 2A. En el ¡ANPE 1, el índice parcial 2 (IECNF) se refiere a las fuentes renovables y a la energía nuclear; mientras que en el lANPE ll, el indice parcial 2A (lECR) se refiere sólo a fuentes renovables. Fuente: Elaboración propia con información primaria de IEA (1989, 1994, 1996b) y WRI (1996). 318 REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Aburto, J. y R. Hudlet (1989), "Algunas consideraciones sobre la estructura del balance energético..."; en Bauer, M. y L. Garcia-Colín (Coordinadores), Energía en México. El arranque del siglo XXI, México, DF: El Colegio de México. -Accu-Weather (1995), Changing Weather?. Facts and Fallacies About Climate Change and Weather Extremes, Pennsylvania, USA. “Acosta, A. (1995), "Normas de eficiencia energética en equipos de uso industrial”; en SE, et. al., Seminario de Ahorro de Energía, op. cit. «Adame, H. y M. Alcalá (1988), La OPEP y la dinámica del mercado petrolero mundial, IMéxico DF: UNAM. -«Aguilar, A., et. al. 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