Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Filosofía y Letras Colegio de Estudios Latinoamericanos MERCADO COMÚN CENTROAMERICANO. INTEGRACIÓN Y DESARROLLO EN AMÉRICA CENTRAL, 1960-1980. Tesis profesional para obtener el título de licenciado en Estudios Latinoamericanos que presenta EVERARDO PÉREZ MANJARREZ No. de cuenta: 097151773 Asesor: Dr. GUILLERMO GUAJARDO SOTO México D.F., Ciudad Universitaria, 2006 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 A Fernanda. Luz, noche, día y horizonte de todos nosotros. A la Concepción de mi mundo, mi madre, el tierno y fuerte corazón de mi vida. A América y Vicky, pilares y modelos de lo que soy y el hacia dónde. A mi padre, que desde sus formas cobija el camino. Y un especial agradecimiento al Doctor Guillerno Guajardo Soto por su asesoría, apoyo y paciencia, consejos y espíritu crítico para con mi trabajo. La presente tesis forma parte del proyecto de investigación “Tecnología, innovación y política en América Latina” que lleva a su cargo el Doctor Guillermo Guajardo Soto en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), UNAM. 3 Tabla de contenidos Agradecimientos .................................................................................................................2 Siglas...................................................................................................................................5 INTRODUCCIÓN: CUESTIONAMIENTOS E INTENCIONES...................................6 I. Planteamiento general.....................................................................................................6 II. La integración en América Latina ..................................................................................8 III.La excepción del caso centroamericano.......................................................................11 CAPÍTULO 1. INTEGRACIÓN EN AMÉRICA LATINA............................................15 1.1. Contexto y conformación de la Integración en Latinoamérica..................................16 1.2. El debate en los modelos de desarrollo en América Latina. ......................................19 1.3. La integración como nueva etapa hacia el desarrollo. Concepto y expectativas en América Latina.....................................................................................................................22 1.4. Experiencias de integración en América Latina ........................................................26 1.4.1. Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) ..................................27 1.4.2. El grupo Andino (GRAN).......................................................................................30 1.4.3 El problema de la integración en el Caribe ..............................................................31 CAPÍTULO 2. CENTROAMÉRICA Y EL DECENIO DE 1950. LOS CIMIENTOS DE LA INTEGRACIÓN ....................................................................................................40 2.1. La necesidad histórica de la integración cetroamericana. Una realidad en el siglo XX con precendentes ........................................................................................................41 2.1.1 Dos proyectos hacia América Central. CEPAL y Estados Unidos, visiones divergentes ........................................................................................................................46 2.2. Del modelo tradicional agroexportador a la modernización económica centroamericana ................................................................................................................49 2.3. El proceso político- institucional de la integración en los años cincuenta .................56 2.3.1. El Salvador ..............................................................................................................56 2.3.2. Guatemala ...............................................................................................................57 2.3.3. Nicaragua ................................................................................................................59 2.3.4. Costa Rica ...............................................................................................................60 2.3.5. Honduras .................................................................................................................60 2.3.6.Nuevos grupos y nuevas clases sociales ..................................................................62 2.4. Cuadros ......................................................................................................................64 4 CAPÍTULO 3. MERCADO COMÚN CENTROAMERICANO. UNA REALIDAD EN LA DÉCADA DE 1960. "EL DECENIO DEL PROMETEDOR ÉXITO INTEGRADOR".................................................................................................................69 3.1. Los avances en el proceso integrativo. La institucionalización progresiva del MCCA...............................................................................................................................72 3.2. La presencia de Estados Unidos en el MCCA...........................................................81 3.3. Los logros económicos, las diferentes realidades económicas ..................................85 3.4. La fractura política de 1969. La Guerra del fútbol y el inicio de la crisis del MCCA91 3.5. Cuadros ......................................................................................................................95 CAPÍTULO 4. EL MERCADO COMÚN CENTROAMERICANO EN LOS AÑOS SETENTA. CRISIS Y DEBACLE ..................................................................................100 4.1. Breve caracterización de la crisis a partir de los aspectos institucionales. ..............101 4.2.Crecimiento económico y crisis en las economías centroamericanas en la década de 1970. Prosperidad y desigualdad ....................................................................................106 4.3. Los efectos políticos y sociales................................................................................115 4.4. Cuadros ....................................................................................................................121 CAPÍTULO 5. BALANCE DEL MERCADO COMÚN CENTROAMERICANO. LOGROS, CRISIS Y CONTRADICCIONES ...............................................................126 5.1. Integración y desarrollo. El problema del desarrollo equilibrado en la integración. 128 5.2. Las viejas y nuevas contradicciones ........................................................................131 5.3. Autonomía o independencia de la integración.........................................................135 5.4. Integración, dependencia y los agentes externos .....................................................137 CONCLUSIONES .............................................................................................................140 BIBLIOGRAFÍA...............................................................................................................146 5 SIGLAS AID. Agencia para el Desarrollo Internacional. ALPRO. Alianza para el Progreso. ALADI. Asociación Latinoamericana de Integración. ALALC. Asociación Latinoamericana de Libre Comercio. BCIE. Banco Centroamericano para la Integración Económica. BID. Banco Interamericano de Desarrollo. BIRF. Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento. CAME. Consejo de Asistencia Económica Mutua CARICOM. Caribbean Community. CARIFTA. Caribbean Free Trade Association. CEPAL. Comisión Económica para América Latina y el caribe. CIAC. Convención Interamericana del Café. CCE. Comité de Cooperación Económica del istmo centroamericano. COCESNA. Corporación Centroamericana de Servicios de Navegación Aérea. CORFO. Corporación del Fomento y la producción. FECAICA. Federación de Cámaras y Asociaciones Industriales Centroamericanas. FOCEM. Fondo Centroamericano de Estabilización Monetaria. FMI. Fondo Monetario Internacional. FMLN. Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional. GATT. General Agreement of Trade and Taxes. GRAN. Grupo Andino. ISI. Industrialización por Sustitución de Importaciones. ICAP. Instituto Centroamericano de Administración Pública. ICAITI. Instituto Centroamericano de Investigación y Tecnología Industrial. IE. Inversión Extranjera. MCCA. Mercado Común Centroamericano. NAUCA. Nomenclatura Arancelaria Uniforme Centroamericana. ODECA. Organización de Estados Americanos. ONU. Organización de las Naciones Unidas. ORIT. Organización Regional Interamericana de Trabajadores. SIECA. Secretaría de Integración Económica de Centroamérica. 6 INTRODUCCIÓN. CUESTIONAMIENTOS E INTENCIONES “…porque saben que aún pequeños, juntos somos un volcán” (Fragmento de Yo soy de un pueblo sencillo. Luis Enrique Mejía Godoy. Cantautor Nicaragüense.) I. Planteamiento general Entre las décadas de 1940 y 1980, los países latinoamericanos buscaron resolver el subdesarrollo y la dependencia mediante estrategias que podían caracterizarse como el desarrollo “hacia fuera” 1 , la vía “hacia adentro” 2, o bien el desarrollo regional basado en la integración de mercados y producciones. A este respecto la atención del presente trabajo está enfocada en la integración regional, particularmente en la experiencia centroamericana del período 1960-1980, el Mercado Común Centroamericano (MCCA), uno de los procesos de integración latinoamericana que ha sido de los más analizados por su complejidad, logros, así como por sus problemas y crisis. El enfoque para analizarlo enfatiza en el contexto político-económico, las instituciones y algunas de las más relevantes iniciativas del mismo proceso. El marco temporal del trabajo es delimitado en términos del propio MCCA, 1960 a 1980, no 1La “intensificación del intercambio basado en el desarrollo de actividades exportadoras y en la reorientación de los destinos geográficos de sus exportaciones a favor de los centros hegemónicos mundiales, venía a dar respuesta a los intereses de los países centrales que necesitaban un suministro creciente de materias primas y productos alimenticios” dejando de lado el interés por el desarrollo del mercado interno. Cf. Gabriel Guzmán, El desarrollo latinoamericano y la CEPAL, Barcelona: Editorial Planeta, 1976, p.266. 2 Se enfoca en el crecimiento y desarrollo del mercado nacional, con un Estado-Nación fortalecido y proveedor de garantías y recursos para el mismo. “Se trata de un proceso de industrialización forzado por circunstancias desfavorables de la balanza de pagos que toma la forma de un crecimiento de la producción de manufacturas, anteriormente importadas, dirigidas al abastecimiento del mercado interno [...] el polo dinámico se traslada desde las actividades exportadoras que han perdido fuerza (y presencia en el mercado mundial), hacia las actividades de producción manufacturera, es decir de afuera hacia adentro. Parte de una industrialización sustitutiva que favorecería una cierta diversificación productiva interna”. Cf. Gabriel Guzmán, idem, pp. 282 -291. 7 obstante se hará el estudio del contexto de la integración en América Latina desde los años treinta en el capítulo uno, y en el capítulo dos se revisará n los años cincuenta para analizar las características y necesidades de Centroamérica que dieron lugar a los primeros planteamientos hacia la integración, ya que fue en ese decenio cuando se estructuró la base teórica, el aparato institucional, político y económico de la misma. Después con el capítulo tres se considerará la década de 1960 donde aparece un mercado común en apogeo como parte de la actividad productiva de la región, pero que a finales del decenio encuentra su primer quiebre político importante con la guerra entre Honduras y El Salvador en 1969. La investigación concluye con el capítulo cuatro enfocándose en los años setenta cuando el MCCA atraviesa su proceso de debacle que se acentuará con las crisis energéticas internacionales de principios y finales de esa década, y por la creciente inestabilidad política causada por las tensiones sociales y guerras civiles de 1978. Con ello se tendrá todo el panorama del mercado común para principios de los ochenta cuando la región en su conjunto atraviesa por problemas que le dieron punto final al proceso integrativo3. El objetivo principal del trabajo es analizar y hacer un balance del papel que tuvo el MCCA dentro del total de la economía, la política y la sociedad en la región, es decir, examinar los logros y problemas que tuvo la integración con respecto al desarrollo centroamericano en la segunda mitad del siglo XX. 3Los años ochenta son en general la década pérdida para América Latina, y en el caso centroamericano significa además la desactivación del MCCA. Aunque para los años noventa se piensa en reactivarlo, esto se da pero con otros planteamientos muy diferentes a los iniciales. Cf. Berenice Ramírez, “Los esfuerzos de integración en Centroamérica”, en Jaime Estay, La nueva integración económica de América Latina. Balance y perspectivas en el cambio de siglo, México: Universidad de Michoacán, BUAP y Asociación por la Unidad de Nuestra América (Cuba), 2000, pp.87-121. 8 El planteamiento medular del MCCA afirmaba que éste serviría como mecanismo para resolver los problemas del desarrollo de la región, sin embargo, ¿fue esto posible? como hipótesis central de la tesis se maneja que los problemas del desarrollo centroamericano no se resuelven totalmente con la integración sino que en todo caso cambian o se transforman en nuevas complicaciones. Ello porque, como se argumentará en el trabajo, las condiciones que generó dicho proceso provocó escenarios más complejos en lo político y en lo económico principalmente, creando nuevos actores urbanos, nuevos sectores económicos y nuevas relaciones de poder que en un pr imer momento resuelven ciertos problemas del desarrollo centroamericano (como la diversificación productiva, la ampliación de los mercados internos nacionales, la modernización del Estado, la inserción de la población al mercado de trabajo) pero que también crea nuevas contradicciones que determinan en gran medida el apogeo y la debacle del MCCA, así como los conflictos que sucederán en la década de los años setenta y ochenta en América Central, todo lo cual se expondrá en el presente análisis. II. La integración en América Latina Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el proyecto de desarrollo hacia adentro en las naciones latinoamericanas más desarrolladas comenzó a experimentar sus límites principalmente por el tamaño y funcionamiento de sus mercados internos y su aparato industrial. Por otro lado, en regiones de menor desarrollo como la centroamericana ni siquiera se había podido poner en marcha una estrategia de dicho perfil pues, como se examinará posteriormente en el capítulo dos, con todo y sus expectativas, el desarrollo 9 hacia adentro no era aún pauta en todas las naciones latinoamericanas ya que el modelo primario exportador hacia afuera continuó después de la posguerra. Al iniciar la década de 1950, Latinoamérica en su conjunto tenía un alto déficit comercial, la demanda mundial de sus productos primarios había caído, su deuda externa crecía y padecía una falta de base industrial y tecnológica necesaria para cubrir las necesidades de una industrialización más especializada, lo que dio lugar a “un lento incremento en el volumen de las exportaciones y del deterioro de las relaciones de intercambio, un bajo poder adquisitivo externo que no permitía las importaciones necesarias para la industrialización”4 ni para el desarrollo agroexportador; de fondo habían mercados internos incipientes, estrechos que no habían generado una división social del trabajo óptima para desarrollarlo, ni el aumento de la oferta de bienes materiales para una economía de autoconsumo. En síntesis, eran mercados insuficientes para satisfacer las necesidades del crecimiento industrial y del mercado mismo en su conjunto. Asimismo, países como los centroamericanos que seguían el modelo primario exportador, tenían graves problemas pues si bien recibían considerables ingresos de la exportación, los insumos importados necesarios para ésta reducían la ganancia. En ese sentido, estos países contaban con estructuras económicas muy estrechas de lenta expansión y escasa diversificación que no permitían lograr un desarrollo desde las fronteras nacionales. 4Ver Sidney Dell, Experiencias de la integración económica en América Latina, México: CEMLA 1971, pp. 22-24. Es decir, el crecimiento económico de los países latinoamericanos de la ISI dependía de la adquisición de tecnología de los países industriales, así como de los recursos financieros del exterior: América Latina iba perdiendo control en sus relaciones de intercambio con el exterior así como de su interior. 10 Es entonces que, como menciona Rosemary Thorp, en el contexto de posguerra se presentó una de las innovaciones de la política económica latinoamericana, la integración5, cuya idea principal era que el desarrollo se lograría mediante la industrialización, las mejoras en el campo y una reestructuración empresarial - rebasando las fronteras nacionales- ante los problemas de los mercados nacionales y la necesidad de exportación que no permitían además una relación favorable con el comercio exterior. Los gobiernos centroamericanos por un lado y los de las naciones más desarrolladas en América Latina por el otro, conjuntamente con los grupos ligados al sector financiero y comercial y apoyados con la base teórica de la CEPAL, consideraron a la integración como la nueva vía de desarrollo para resolver los problemas nacionales dotándoles de un mercado regional, un autoabastecimiento regional, la solución de la insuficiencia de acumulación interna de capitales, la reducción de disparidades intrarregionales, así como el fortalecimiento del poder de negociación del conjunto centroamericano con el nuevo mundo de la segunda mitad del siglo XX. El proyecto de integración, definido con más detalle en el capítulo uno, buscaba el desarrollo equilibrado e integrado de las economías en cuestión, así como reducir la dependencia centroamericana de los centros económicos mundiales a través de la expansión industrial bajo una idea de complementariedad de mercados con base a mecanismos de liberación y expansión del comercio, armonización de las importaciones 5Aunque la autora usa el termino “innovador”, a través de la obra matiza el concepto pues como mencionará en otro momento, “si bien no es un nuevo tema, sí fue renovado a razón de crecimiento del comercio intrarregional durante la segunda guerra mundial” y de ahí su importancia. Cf. Rosemary Thorp, Progreso, Pobreza y exclusión, Washington: BID, 1998, p. 149. Además, como ya se ha comentado en la introducción del presente trabajo, dicha iniciativa nació como segunda respuesta al ver que la primera –la industrialización nacional- se presentaba insuficiente ante las dificultades del ámbito interior y exterior. La integración nació como respuesta a la coyuntura de posguerra y estaba basada en una experiencia de integración ajena a su realidad, la reconstrucción europea de posguerra. 11 y exportaciones, reciprocidad comercial basada en el equilibrio del intercambio regional aumentado o disminuyendo las importaciones, reciprocidad de concesiones, mejoramiento de la productividad agrícola y disposiciones a los menos desarrollados 6. III. La excepción del caso centroamericano. La razón principal para escoger el proceso centroamericano es la particularidad de éste al presentarse como el más “exitoso”7 en cuanto a los procesos de integración latinoamericanos se refiere, lo cual resulta paradójico e interesante siendo ésta una de las regiones más pobres y complejas en América Latina. Contrariamente a la teoría de la integración en América Latina que postulaba que ésta funcionaría mejor entre los países más desarrollados8, su implementación en regiones menos desarrolladas alcanzó más logros. Por ejemplo, como se expondrá en el capítulo uno, la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), creada en febrero de 1960 teniendo en su seno a los países más industrializados de América Latina – Argentina, Brasil y México, no tuvo los resultados esperados: la integración gradual de los mercados y el desarrollo institucional, industrial y social equilibrado de las partes. En cambio, como se analiza rá en los capítulos tres y cuatro, la región centroamericana llegó 6Con esta idea, iniciativas de integración entraron en marcha siendo primero la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio y el Mercado Común Centroamericano, para después dar lugar al proceso andino. Estas experiencias serán referidas en el siguiente capítulo. Ver CEPAL, América Latina: integración económica y sustitución de importaciones , México: FCE, 1978, p. 98. 7 La mayoría de los autores que han analizado el proceso coinciden en que, dentro del marco de experiencias de integración en América Latina, la centroamericana fue la que brindó mejores resultados, considerándola así como “un éxito”. Cf. Alfredo Guerra-Borges, La integración de América Latina y el Caribe, México: UNAM/IIEc, 1999. Otros autores citados para el presente trabajo como Víctor Bulmer Thomas, Edelberto Torres Rivas y Susanne Bodenheimer, matizan dicha afirmación. Tal debate del éxito del MCCA será analizado en el presente trabajo. 8 Cf. CEPAL, Hacia una trayectoria de la integración hemisférica para Centroamérica, México: CEPAL/ subsede México: 1995, p. 3. 12 a instancias de integración como la unión monetaria, arancelaria, y desarrolló una institucionalidad muy avanzada en comparación con los demás procesos de integración en América Latina. El MCCA no partió de cero. Como se expondrá en el capítulo tres, América Central poseía ya una larga historia de esfuerzos por encontrar su integración regional, pero que sólo habían sido mayoritariamente de carácter político hasta antes del siglo XX. Ya para 1916 comienzan los tratados comerciales y para 1950 surge una iniciativa que comienza a definirse con tratados comerciales bilaterales y multilaterales entre Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Costa Rica que se definen en el Tratado de Managua en 1959 que da vida al MCCA. Centroamérica era de los espacios más homogéneos en América latina en términos de estructura económica: existían débiles diferencias estructurales como el desarrollo industrial escaso, lo que permitió que el MCCA se desplegara rápidamente por la región, consolidándose con instituciones y grupos político-económicos que le crearon y respaldaron, logrando resultados positivos apenas en sus primeros diez años de existencia. Sin embargo, el proceso se fue complejizando por lo cual se han detectado ciertos cuestionamientos que permitirán un análisis más concreto de la situación del MMCA. El balance de dichos cuestionamientos se presentarán en el capítulo cinco y en las conclusiones. 1) La cuestión de la integración y el desarrollo. El objetivo del MCCA era que con la integración gradual de las economías y los aparatos políticos de los países se lograría resolver los problemas del desarrollo de la región como la poca diversificación productiva, el fortalecimiento de los Estados, la asimetría económica entre los países, la 13 creación de infraestructura social, la justa distribución del ingreso, entre otros. En síntesis, el objetivo de la integración era el desarrollo equilibrado entre y dentro de los países centroamericanos. La pregunta sería si esto fue posible. Como hipótesis del trabajo se maneja que si bien la homogeneidad en la estructura industrial ayudó la gestación y el desarrollo del proceso, ésta no impediría que siguieran las desigualdades entre los países pues de fondo había diferencias significativas económicas, políticas e institucionales en la región, remarcando la situación de Honduras como el país menos desarrollado en América Central. De igual forma, en el ámbito nacional, el desarrollo económico equilibrado centroamericano no implica una traducción instantánea en la estructura político-social local, es decir, las modificaciones en la política económica no significan un cambio inhenrente en las relaciones político-sociales así como un desarrollo integral y equilibrado entre las naciones del mercado común. 2) Las viejas y nuevas contradicciones. Centroamérica se encontraba con diferentes regímenes políticos al iniciar la integración, lo cual no impidió que ésta se desarrollara. Empero, la hipótesis a este respecto es que si bien el MCCA propició cambios durante su primera década de existencia, éstos podían ser más en materia de economía que en política por el enfoque mismo de la integración, sin considerar que había varios conflictos políticos entre los países –como el que se expondrá en el capítulo cuatro entre El Salvador y Honduras, “la guerra del futbol” de 1969. Asimismo, la integración crearían nuevos sectores con poder político y económico, pero el problema a analízar es si éstos lograron tener la suficiente capacidad de negociación con los viejos grupos de poder para promover y llevar más allá la integración. Como hipótesis, el trabajo postula que el 14 MCCA crearía un escenario más complicado en cuanto al equilibrio de fuerzas9, con un complejo amalgama entre las viejas y las nuevas contradicciones puesto que las elites político-económicas en Centroamérica difícilmente cederían espacios a los nuevos grupos emergentes de la integración.Si bien las diversas contradicciones entre, dentro y fuera de los países (económicas, po líticas, sociales) no impedirían que la integración se desarrollara y modificara significativamente a la región en su conjunto, es muy probable que sí hayan determinado el nivel de desarrollo y la orientación del esquema de integración. 3) Autonomía o dependencia. El MCCA fue una estrategia importante para el desarrollo regional, pero ¿Fue una estrategia autónoma? Como hipótesis, se esgrime que ésta dependía de los demás actores económicos y políticos para su realización. Si bien estaba respalda por sectores con poder económico y político, éstos difícilmente contendrían las contradicciones antes mencionadas. 4) La influencia externa. Dentro del marco teórico del MCCA se pensaba que la integración apoyada por la inversión extranjera resolvería el asunto del desarrollo pero ¿Cuál fue el resultado y las condiciones en que se dio dicha situación? La hipótesis es que si bien favorecieron primeramente la expansión productiva en las naciones, la inversión extranjera provocaría una dependencia al capital externo y un fuerte endeudamiento externo. También cabe resaltar que dentro de este punto, la influencia externa, los Estados Unidos principalmente, lograría orientar el rumbo de la integración a medida que era el principal inversionista en la región, el motor financiero, desplazando asimismo a la CEPAL como motor teórico e ideológico del MCCA. 9 Cf. Alain Rouquié, Guerras y paz en América Central, México: Siglo XXI editores. 1981, Capítulos III, IV y V. 15 CAPÍTULO 1. INTEGRACIÓN EN AMÉRICA LATINA Para América Latina, los años de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fueron la antesala de la integración ya que significaron crecimiento económico, fortalecimiento del comercio intra- latinoamericano, y la conformación de diferentes acuerdos comerciales1 entre los países de la región. La región en su conjunto se vio en un contexto favorable en la economía de guerra gracias al acceso a los mercados europeos, asiático y estadounidense que estaban en busca de abas tecimiento de materias primas y estratégicas para la guerra. Latinoamérica vivió un crecimiento económico significativo que propició en las naciones más grandes una ampliación de su base industrial, y en las medianas y pequeñas una modernización en sus estructuras de exportación. A su vez, los años de guerra significaron para América Latina el fortalecimiento de los aparatos estatales y los gobiernos nacionalistas en las repúblicas más grandes como México, Brasil, Uruguay, Argentina, Chile a razón de las nuevas necesidades de una economía pujante. No obstante, al llegar la posguerra ocurrieron cambios dentro y fuera de la región que crearon la necesidad de nuevas vías al desarrollo, y fue ahí cuando comenzó la tentativa hacia los proyectos de integración regional. Los años posteriores a la guerra no beneficiaron al conjunto de naciones latinoamericanas pues, entre otras cosas, la reestructuración mundial dio prioridad a la reconstrucción europea y América Latina perdió importancia en los intereses de Estados Unidos. Aunado a esto las contradicciones estructurales del crecimiento económico en las 1 Tales fueron el Sistema de Cooperación Económico Interamericano en 1939, y la Convención Interamericana del Café en 1941, así como uniones aduaneras para las repúblicas del sur en 1940. 16 repúblicas latinoamericanas comenzaron a agudizarse; tanto los países que se basadan en el fortalecimiento del mercado interno y la industrialización nacional, como los que se guiaban por la agroexportación orientada por los intereses de los países centrales, ya no obtenían los beneficios que esperaban. Los modelos comenzaron a desgastarse. Así, brevemente esbozado el contexto de la integración en América Latina, el interés de este capítulo es rastrear desde inicios del siglo XX hasta la posguerra, las causas del por qué las naciones latinoamericanas dirigieron su atención hacia la propuesta de integración regional. 1.1 Contexto y conformación de la integración en Latinoamérica A mediados de la década de 1930, bajo la administración de F.D. Roosevelt, Estados Unidos se acercó a las economías latinoamericanas en busca de abastecimiento de materias primas y bienes estratégicos para su participación en la Segunda Guerra Mundial. Así en esos años nacieron las instituciones de cooperación regional desde Estados Unidos y América Latina como el Sistema de Cooperación Económica Interamericano en 1939 que brindaba asesoría financiera y económica a los países de la región, y para 1940 se formó la Comisión Interamericana de Desarrollo para estimular el comercio de productos no competitivos entre Latinoamérica y Estados Unidos, iniciativas destinadas a promover el comercio interlationamericano y favorecer la industrialización. También los países pequeños se vieron favorecidos con la creación de la Convención Interamericana del Café (CIAC) en 19412. Con todo lo cual el comercio 2 Este tipo de iniciativas promovidas desde Estados Unidos no llegaron al cono sur pues seguía siendo ésta un área de influencia británica. 17 intralatinoamericano experimentó un importante crecimiento en 1945 de 16.6% de las exportaciones entre países y un 25.6 % de las importaciones totales3. Además, los años de guerra aceleraron el proceso de la intervención estatal en las repúblicas más grandes, dándose inversiones en bienes básicos y en la infraestructura necesaria para mantener un sistema industrial más complejo 4. Contexto en el cual hubo un importante crecimiento industrial generado por tres causas principales: 1) la contracción del volumen de la importación permitió a los fabricantes nacionales ampliar su producción a partir de 1939, 2) el alza del comercio intralatinoamericano favoreció a los fabricantes vender sus productos en países vecinos, 3) la creación de empresas que no dependían de la demanda del consumidor nacional5. A partir de 1939 se vivió en América Latina una modificación de la estructura industrial con la consecuente creación de nuevas industrias vinculadas con el surgimiento de Estados más intervencionistas. Así, los años años de guerra (como en su momento lo fue el período de 1929-33) significaron para varias repúblicas latinoamericanas como Argentina, México, Chile, Uruguay, Brasil y Colombia, el alejamiento del tradicional modelo de crecimiento hacia fuera guiado por las exportaciones, transitando hacia un modelo de crecimiento hacia adentro 6 . Empero, al termino de la Segunda Guerra Mundial, América latina se encontró con una situación complicada. La posguerra no le fue beneficiosa pues trajo consigo el 3 Véase Víctor Bulmer Thomas, La historia económica... , op. cit. pp. 280-285. 4 Asimismo, los nacionalismos llevaron a la práctica la expropiación de intereses extranjeros como el caso del petróleo en Bolivia (1937) y México (1938) a la vez que crearon instituciones de promoción industrial como la Corporación del Fomento de la producción (CORFO) en Chile. 5 Esto para los países grandes los cuales tendrían entonces una base industrial fuerte para pensar en una segunda etapa de la sustitución de importaciones enfocada a los bienes de consumo duraderos, artículos intermedios y hasta bienes de capital. 6 Cf. Rosemary Thorp, Progreso, pobreza y…, op. cit. pp. 125-136. 18 proteccionismo económico en los países del primer mundo, así como la entrada de bienes asiáticos agrícolas al mercado internacional, dando lugar a que Estados Unidos redujera sus compras de materias primas en América Latina, la asistencia técnica y los mecanismos para canalizar bienes y capital7. El comercio intralatinoamericano cayó y las importaciones manufacturadas de Estados Unidos y Europa desplazaron los productos latinoamericanos. Los acuerdos comerciales acordados y promovidos desde Estados Unidos en la década de los treinta se desplomaron8 y ahora su prioridad era la reconstrucción europea, más desde 1947 cuando comienza la guerra fría, así como la guerra de Corea que comenzó en 1950. Debido a esto, América Latina tuvo que buscar nuevos financiamientos además del estadounidense9. De igual forma, la posguerra trajo consigo la conformación de un nuevo orden internacio nal a partir de la conferencia de Bretton Woods10. En ella se crearon instituciones de administración mundial como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial -en 1944, así como comisiones económicas desde la Organización de Naciones Unidas (ONU) -1945- que vigilarían y apoyarían los procesos por áreas geográficas. América Latina, con su necesidad de nuevas fuentes de financiamiento, recibió con buen agrado la creación de éstas, a pesar de que en la conferencia de Bretton Woods no se recibieron con mucho agrado pues, entre otras cosas, respondían a los intereses estadounidenses. No obstante, aunque algunas de las naciones latinoamericanas 7 Cf. Víctor Bulmer Thomas, La historia económica... , op. cit. p. 315. 8 En la conferencia de 1945 en Chapultepec, México, Estados Unidos reafirmó su confianza en el libre comercio mundial, demeritando y echando abajo los acuerdos comerciales anteriormente convenidos con Latinoamérica. Cf. Rosemary Thorp apud Víctor Bulmer Thomas, idem, p. 300. 9 Cf. Rosemary Thorp, Progreso, pobreza y…, op. cit. p. 138. 10Celebrada en 1944 en New Hampshire, Estados Unidos, para crear un nuevo sistema monetario y financiero internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial, basado en un sistema de tipos de cambio fijo-ajustable teniendo como patrón al dólar estadounidense. 19 fueron las primeras en recibir los préstamos, éstas no tuvieron la prioridad requerida pues este tipo de organizaciones estaban al momento más enfocadas en la reconstrucción de Europa. Esta primera decepción en las instituciones internacionales reafirmaría la idea de crecimiento hacia adentro. 1.2 El debate en los modelos de desarrollo en América Latina La posguerra trajo consigo además el nacimiento de nuevos conceptos y hechos económicos, tales como el concepto de desarrollo económico que se convirtió en el nuevo referente de los países y se entendía como “el objetivo final de la instrumentación de los recursos de cada país”11; junto a este surgió el concepto de subdesarrollo12. El desarrollo era entendido como un proceso de crecimiento definido en niveles o ritmos a partir del ingreso por habitante, y el proceso de desarrollo mismo en términos de tasas de crecimiento. Del mismo modo se consideraron normas que definirían qué países eran desarrollados y cuales no. Por otra parte, el problema del subdesarrollo se determinó como “un proceso de perfeccionamiento desde formas primitivas de actividad del sistema económico hacia formas más modernas y perfectas”13 que eran determinadas por los países desarrollados. Así, en la época se pensaba que el objetivo del desarrollo para las naciones latinoamericanas era llegar a tener el mismo tipo de sistema económico, social y 11 En la carta de las Naciones Unidas de 1945, los propósitos de desarrollo económico y social quedaron explícitos cuando se afirmó que los pueblos de las Naciones Unidas estaban “decididos a promover el progreso y mejorar sus niveles de vida dentro de una libertad mayor, empleando instituciones internacionales que promovieran el avance económico y social de todos los pueblos. Cf, ONU apud Osvaldo Sunkel, El subdesarrollo latinoamericano y la teoría del desarrollo, México: Siglo XXI editores. 1984, pp. 17-29. 12 Cf. Raúl Grien, La integración económica como alternativa inédita para América Latina, México: FCE, 1994, pp. 21-22. 13 Osvaldo Sunkel, El subdesarrollo..., op. cit. p. 32. 20 político de los países desarrollados, es decir, “consiste en concebir el desarrollo como un proceso de avance hacia el capitalismo maduro”14. Paralelo a esto, los primeros años de la posguerra dieron lugar a un cambio en el debate político latinoamericano, el decidir entre el modelo basado en el desarrollo del mercado interno y la industrialización (hacia adentro), o el primario exportador guíado por los intereses de los países centrales (hacia fuera). El pesimismo relacionado con la caída de los precios de las exportaciones y con el modelo primario exportador de desarrollo, el reforzamiento de los nacionalismos, y la fundamentación teórica de una nueva institución promotora del desarrollo en la región, CEPAL, provocaron que varios países dieran el giro al mode lo hacia adentro. Empero, el modelo hacia fuera sobrevivió 15, el traslado al nuevo modelo no fue homogéneo. El modelo hacia adentro se basó en la protección y fomento a la industria y fue adoptado en casi todas las naciones en las que ya se habían comple tado las primeras etapas de industrialización de bienes consumo ligero e intermedios. Sin embargo, las siguientes etapas de la industrialización requerían de mayor capital y resultó complicado llevarlas a cabo. A finales de los cincuenta, la industria en los países que tomaron dicho modelo era en general ineficiente y de alto costo, esto porque las series de producción eran pequeñas, el tamaño de las plantas era reducido, y los costos unitarios en las nuevas industrias eran altos para los niveles internacionales16. El comercio intrarregional generado en los años 14 Osvaldo Sunkel, ibidem. 15 El viraje hacia adentro se dio más en países grandes, los países de economías pequeñas no resultaron afectados por el pesimismo respecto de las exportaciones, y al principio no vieron ningún estimulo para apartarse del modelo tradicional. 16 Cf. Eduardo Lizano F. Compilador, La integración económica centroamericana, México: FCE, 1975, pp. 69-72. 21 treinta casi había desaparecido, y la producción se limitaba mayoritariamente al mercado interno. Aún en los países más grandes la industria fue intensiva en importaciones, por lo que el rápido desarrollo económico se asoció con frecuencia con dificultades de la balanza de pagos. De igual forma los países que había optado por permanecer con el modelo primario exportador tenían problemas pues la ganancia que obtenían de las exportaciones era utilizada para importar nueva maquinaria. Así, para finales de la década de 1950, las importaciones indispensables a la industria exigían capitales cada vez más importantes, la estructura de producción perdía competitividad, así como el abandono del campo por la industrialización y la ausencia de grandes mercados llevaron a replantear el modelo de desarrollo en la región17. Para ese momento, dentro de los gobiernos de las naciones más grandes y en las naciones centroamericanas, cobró fuerza la idea de que se tenía que complementar el desarrollo nacional con la integración progresiva de las economías nacionales en un solo mercado regional. Esta idea, como se expondrá a continuación, fue apoyada por la CEPAL y fue sustentada en la práctica con referentes reales que se vivían en el mundo: la federación Malaya y los proyectos del río Mekong y el del valle del Indo en Asia (1945- 50); el consejo económico de la liga Árabe y la promoción de una unión aduanera desde Egipto hasta Yemen (1945); la creación de la comunidad económica europea con el tratado de Roma (1949) y el Consejo de Asistencia Económica Mutua –CAME- de la Unión Soviética (1949)18. 17 Rosemary Thorp, Progreso, pobreza y…, op. cit. pp. 139.141. 18 Véase con detalle en Raúl Grien, La integración..., op. cit. p.43-44. 22 1.3 La integración como nueva etapa hacia el desarrollo. Concepto y expectativas en América Latina Entre los autores19 que trabajan la teoría de la integración económica está el acuerdo de que el término comenzó a usarse a partir de la posguerra, específicamente a partir de 1948 en los discursos de los líderes estadounidenses y europeos. Dicho concepto se refiere a la unificació n de las políticas monetarias, fiscales y sociales entre los países signatarios, conjuntamente al establecimiento de una autoridad supranacional que funcionaría como entidad única en sus relaciones, siendo primordial la necesidad de la unión política, es decir, la creación de una institucionalidad capaz de llevar a cabo el proceso de alianza. De igual forma, existe el consenso en los aspectos generales de la integración en referencia a tres cuestiones fundamentales: la división del trabajo, la libre movilidad de mercancías o de factores o de ambos, y que la integración discrimina per se a algunos países, al mismo tiempo que elimina las discriminaciones entre otros 20. Asimismo, dentro de la literatura económica occidental es frecuente diferenciar cinco etapas de la integración: 1) la zona preferencial de comerio , que significa la liberalización de restricciones en el movimiento de mercancías; 2) la zona de libre comercio, como el Pacto Andino, en donde los países firmantes se comprometen a anular entre sí las tarifas en frontera (los precios de todos los productos comerciales serán los mismos para todos los integrantes de la zona) de forma que un país no puede aumentar, mediante aranceles a la importación, el precio de los bienes producidos en otro país que 19 Por citar dos de los más importantes, Bela Balassa, El desarrollo económico y la integración, México: CEMLA, 1965; Fritz Machlup, A history of thought on economic integration, London: MacMillan, 1977. 20 Cf. Fritz Machlup, A history of thought on…, idem, p. 3. 23 forma parte de la misma; 3) la unión aduanera, que supone la supresión gradual o inmediata de las barreras arancelarias y comerciales, la circulación de mercancías entre los Estados que la constituyen y la adopción de un arancel externo común integrando una política comercial externa para el comercio extrarregional; 4) la unión económica y monetaria, con la cual los países actúan como bloque, definiendo los mismos aranceles al comerciar hacia afuera para evitar competencias internas, anulando entre ellos los aranceles en frontera y permitiendo el libre tránsito de personas; y 5) el mercado común, que sintetiza todas las normas de lo anteriores estadios de integración, pero que principalmente concierne a la libre movilidad de factores de la producción y la armonización de políticas económicas21. En América Latina, Isaac Cohen y Gert Rosenthal, por citar sólo dos de las personas más involucradas en la problematización de la Integración en América Latina, definen a la integración económica como el proceso: “mediante el cual dos o más gobiernos adoptan, con el apoyo de instituciones comunes, medidas conjuntas para intensificar su interdependencia y obtener así beneficios comunes[...]asimismo que es un proceso de transferencia de soberanía de los Estados contratantes a un ente supranacional que regulará la aplicación de los compromisos económicos adquiridos” 22. Por otro lado, la CEPAL llevó gran parte de la iniciativa pues impulsó e indujo el proceso a partir de 1950, además de ser de los principales promotores de las reuniones y debates que llevarían a las iniciativas de integración en Centroamérica, área andina y Cono Sur con México. Según su resolución del 28 de febrero de 1948, la CEPAL nació: 21 Bela Balassa apud Alfredo Guerra-Borges, La integración de América Latina y el Caribe, México: UNAM/IIEc, 1997, pp.87-89. 22 Cf. Isaac Cohen Orantes “El concepto de integración” en Revista de la CEPAL, número 15, abril 1981, p. 154. 24 “...para conseguir un mayor desarrollo de los países latinoamericanos, para lo cual adoptaría medidas que facilitasen la acción concertada entre ellos con el fin de encarar cualesquiera problemas económicos, orientando teóricamente a los gobiernos para reforzar las relaciones económicas intralatinoamericanas y con el resto del mundo”23. Y en síntesis, la argumentación teórica de CEPAL planteaba a la integración como una estrategia orientada a superar los obstáculos estructurales del desarrollo latinoamericano presentes en la posguerra, la cual: “llevaría a una mejor utilización de los recursos disponibles con respecto a los bienes de cada país, así como la promoción de la investigación y desarrollo autóctonos. Mayor y mejor competitividad de las actividades productivas conectadas, además de una especialización coordinada hacia lo internacional mejor estructurada (regionalismo abierto). Por otro lado prolongaría la ISI en los países más industrializados, la promovería en los menos desarrollados lo cual permitiría a su vez la ampliación de los mercados y el [gradual] abastecimiento regional así como en la producción de bienes de capital. De igual forma, permitiría el ensanchamiento de los mercados vía la inversión coordinada que llegara del exterior; todo esto a su vez fortalecería la capacidad negociadora regional hacia el exterior“ 24 Así, frente a la necesidad de unión entre los países más industrializados para preservar y profundizar el proceso de cambio industrial que requería de nuevos requerimientos de tecnología y capital; y en Centroamérica, ante los problemas del tamaño insuficiente de mercados, de administración de recursos nacionales y falta de inversión extranjera, el planteamiento de la integración cobró fuerza. 23 Raúl Grien, La integración... , op. cit. p. 213. Para más información sobre la historia de CEPAL, su pensamiento y evolución, ver Gabriel Guzmán, El desarrollo ..., op. cit. pp. 210-222, y José Antonio Ocampo et.al. “50 años del pensamiento de la CEPAL” en Revista de la CEPAL, número extraordinario, 1999. 24 Cf. Gabriel Guzmán, El desarrollo latinoamericano…, op. cit. 185-188 y Daniel Kerner, “La CEPAL, las empresas transnacionales y la búsqueda de una estrategia de desarrollo latinoamericana”, en Revista de la CEPAL, número 79, abril 2003, pp. 85-92. 25 La idea central del proyecto promovido por los gobiernos de dichas naciones y la CEPAL era que el desarrollo se lograría vía la industrialización, las mejoras en el campo y una reestructuración empresarial -ahora rebasando las fronteras nacionales- Por lo que tanto, se consideró a la integración como la nueva fase de desarrollo y, dentro de los resultados que esperaban sus promotores, se pensaba que resolvería los problemas estructurales nacionales dotándoles de un mercado regional, un autoabastecimiento regional frente a la dependencia extranjera, la solución de la insuficiencia de la acumulación interna de capital, la reducción de disparidades intrarregionales, así como un nuevo vigor al poder de negociación del conjunto en el comercio exterior. Se esperaba también que la integración redujera la dependencia que tenía la región hacia los centros económicos mundiales mediante la expansión industrial bajo una idea de complementariedad de mercados (a pesar de que las economías latinoamericanas eran más competitivas que complementarias entre sí) con base a mecanismos de liberación y expansión del comercio, armonización de los regímenes de importación y exportación, reciprocidad comercial basada en el equilibrio del intercambio regional aumentado o disminuyendo las importaciones, reciprocidad de concesiones, mejoramiento de la productividad agrícola a partir de la inversión y la modernización tecnológica, y el trato preferencial a los menos desarrollados25. Sin embargo, el proceso de integración trajo consigo modificaciones radicales que se contraponían a los intereses de las elites locales y a las estructuras mismas de los países –p.ej. la reforma agraria, la industrialización forzada-, así como en un primer momento se contrapuso a la política exterior tradicional estadounidense y al General 25 Cf. Daniel Kerner, “La CEPAL, las empresas transnacionales y…”, op. cit. pp. 85-92. 26 Agreement of Trade and Taxes (GATT)26. De igual manera, el hecho de que no se haya evaluado por parte de los promotores las capacidades –o siquiera la existencia- del empresariado local, así como los resultados de la ISI en los diferentes países27, imposibilitaría que se previeran respuestas a dichas problemáticas. Todo esto lleva entonces a analizar las experiencias de integración en la región para constatar los aciertos y errores de las aproximaciones teóricas reseñadas en este apartado. 1.4 Experiencias de integración en América Latina En cuanto a las experiencias de integración que acompañaron el proceso centroamericano después de la posguerra se encuentran la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) de 1960, el Grupo Andino (GRAN) de 1969 y el proceso caribeño de integración conocido primeramente como Caribbean Free Trade Association (CARIFTA) de 1968 que después, en los años setenta, pasa a ser la Caribbean Community (CARICOM)28. 26 Cf. Sydney Dell, Experiencias de la integración..., op. cit. pp.50-58. 27 El proceso de la ISI resultó mejor en unos países que en otros, haciendo que frente a la idea de integración, ciertas naciones priorizaran el desarrollo local ante el regional, o ni siquiera atendieran la continuidad y avances en dichas iniciativas, así como el hecho de que el diferente resultado de la ISI en los países planteó el problema de la complementariedad entre los países participantes. 28 “En la integración económica regional del caribe, se dieron dos etapas: la primera de 1968 a 1973, de estructuración de la Asociación de Libre Comercio, la CARIFTA; la segunda, que se inicia en 1973, de transformación en la Comunidad Económica del Caribe, el CARICOM.” Gerard Pierre-Charles, El Caribe contemporáneo, México: Siglo XXI editores, 1983, p. 316. 27 1.4.1 Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) Los países más industrializados de América Latina se integraron entorno a la ALALC. Los acercamientos comenzaron desde 1956 cuando se fundó un comité de comercio para ejercer el establecimiento de una zona de libre comercio, y para el 18 de febrero de 1960 se creó la ALALC con el tratado de Montevideo firmado primeramente por Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay. Hacia 1967 ya habían ingresado México, Bolivia, Colombia, Venezuela y Ecuador siendo entonces la ALALC casi toda Sudamérica -excepto las Guyanas- más México, dando lugar así a la mayor zona de integración en el mundo subdesarrollado. El objetivo de ALALC fue la constitución de una zona de libre comercio dentro de un plazo de doce años que luego fue ampliado a veinte años. Durante este período debían eliminarse gradualmente todos los gravámenes y restricciones que obstaculizaran el intercambio comercial entre las partes contratantes. Este proceso se llevaría a cabo mediante negociaciones periódicas a través del mecanismo de listas: las listas nacionales y la lista común. En las listas nacionales se incluirían todas las concesiones que cada parte contratante otorgaba al resto de la zona, es decir, contenía ventajas concedidas, en virtud del principio de la nación más favorecida, por cada país miembro de la ALALC a los restantes pudiendo retirar productos de esas listas cuando el país que otorgó la concesión enfrentara dificultades económicas. La lista común se negociaba multilateralmente cada tres años. Los productos incluidos en la lista común no podían ser objeto de restricciones no arancelarias. 28 La idea central del tratado era usar mejor las capacidades de producción existentes en la zona para así elevar el nivel de vida de la población, y de desarrollos nacionales. Para esto, se planteó toda una estructura institucional la cual tenía como tareas el negociar las reducciones arancelarias, la liberalización y expansión del comercio, ampliación de los mercados nacionales, prestar atención preferente al desarrollo agropecuario y al comercio liberalizado de los productos de este sector, armonizar los regímenes de importación y exportación, y había varias disposiciones para los países más desarrollados pensando en el desarrollo conjunto, todo esto con el ánimo de la “reciprocidad”, donde ningún país debía esperar recibir de la zona más de lo que éste daba a ella29. Sin embargo, desde el principio la ALALC fue ambigüa en la búsqueda de los objetivos integradores. Se limitó a liberalizar el comercio dentro del área sin pretender una auténtica unión aduanera y la existencia de países con distinto grado de diversificación industrial planteó gran disparidad de intereses30. Sucedió que los países más grandes no veían como prioridad a la integración como vía para el desarrollo y por otro lado, los menos desarrollados veían con malos ojos la posible concentración de beneficios por parte de los países grandes. La propuesta de integración acelerada, un proyecto integracionista supranacional patrocinado por Chile, Venezuela y Colombia, fue derrotada por el bloque de Argentina, Brasil y México, el cual hizo prevalecer su concepción de un proceso de integración gradual y dependiente de los desarrollos nacionales. Este bloque recibió el decisivo respaldo de los representantes de Bolivia, Paraguay y Uruguay. 29 Cf. Gonzalo Cevallos, La integración Económica en América Latina, México: FCE, 1971, p. 24. 30 Gabriel Guzmán, El desarrollo latinoamericano..., op. cit. p. 191. 29 Aunque en América Latina la mayor parte del intercambio comercial intrazonal de 1968 a 1972 se daba en este bloque de la ALALC, suponiendo un 73.2% en total de las importaciones y exportaciones del comercio regional31, esto no se reflejó en una distribución equitativa pues la repartición del comercio intrazonal era acaparada por Argentina, Brasil y México con el 69.6% del total de las exportaciones intra-ALALC, y aunque la evolución en el tipo de mercancías exportadas es significativa –cada vez fueron más los bienes manufacturados- los países grandes fueron los primeros beneficiarios32. De esta forma, para 1969 la ALALC se encontraba dividida dando motivos para que los países de menor desarrollo plantearan la formación de un subgrupo, el Grupo Andino, entendido como una consecuencia de los fracasos de la ALALC. Así, para principios de la década de los ochenta la ALALC prácticamente se encontraba sin vitalidad, dando lugar entonces al replanteamiento de la asociación hacia un segundo tratado de Montevideo que daría vida a la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) pautada en 1978 y vigente desde el 18 de marzo de 1981. 31 Gabriel Guzmán, idem, p. 189 y cuadro IX.1, p. 190. 32 Gabriel Guzmán, idem, p. 195, cuadro IX.4. 30 1.4.2 El Grupo Andino (GRAN) Este proyecto era definido como una integración de países con intereses de mayor similitud que en el caso de la ALALC. Éste abarcaba seis países que definieron el Pacto Andino en Cartagena en mayo de 1969: Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Perú y para 1973 se incorporó Venezuela. Su programa se insertaba dentro del marco de la ALALC pero acentuando sus dos objetivos principales, 1) la cooperación económica entre los países y 2) acelerar el proceso de integración. Dentro del GRAN se ubicaban dos grupos de países, los de tamaño mediano – Colombia, Chile, Perú y Venezuela- que se encontraban en una fase intermedia de su Industrialización por Sustitución de Importaciones, y Bolivia y Ecuador, los cuales se encontraban en desventaja por su poca diversificación industrial y menor nivel de desarrollo, por lo que se instrumentó un trato preferencial para ellos. Aunque experimentaron un crecimiento comercial intrarregional, éste fue reducido pues sólo representa un 5% de sus exportaciones totales33. No obstante, una particularidad importante de esta zona fueron los programas de industrialización conjunta del sector petroquímico, automotriz y fertilizantes34 que, acompañados de un programa de liberalización y arancel externo común, llevaron a un régimen unitario para el tratamiento de los capit ales extranjeros que se complementaba con patentes, marcas y regalías sobre transmisión de tecnología, es decir, a un mayor 33 Cf. Adolfo Figueroa, “Estructura social, distribución de ingresos e integración económica en el grupo andino”, en Ernesto Tironi compilador, Pacto Andino, carácter y perspectivas , Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1978, pp. 293-328. 34 Cf. Marcelo Ávila Orejuela, “El programa de la industria Metalmecánica”, en Ernesto Tironi compilador, idem, pp 184-235. 31 poder de negociación frente a los países centrales: aunque el área andina vivía un contexto de convulsiones de autoritarismo, guerra y violencia extrema, llegó a plantear un régimen común para el tratamiento de la inversión extranjera y las empresas extranjeras que enfrentó y “dañó más a Estados Unidos”35. Sin embargo, la programación industrial y agropecuaria no avanzó como se esperaba, de hecho fue rechazada paulatinamente por los empresarios bolivianos y ecuatorianos al considerar mayores los costos de acondicionamiento que los beneficios36. Después en 1976 Chile abandonó el proyecto y para la década de 1980 se pensaba dejar de lado la integración que había “sido un error”, siendo evaluada como innecesaria y con la necesidad de cambiar de propuesta37. 1.4.3 Las particularidades de la integración en el Caribe La región caribeña presenta circunstancias exclusivas que le hacen diferente a la mayoría de los procesos de integración en América latina. De igual forma esta región, como la centroamericana, vivió un proceso de integración previo al impulsado por CEPAL y para entenderla, debemos considerar primero ciertos factores propios de la zona: 35 Cf. Ernesto Tironi, “Políticas frente al Capital extranjero: la decisión 24”, en Ernesto Tironi compilador, idem, pp.71-111. 36 Raúl Grien, La integración económica... , op. cit. pp. 344 -346. 37 Cf. Ernesto Tironi, “Estrategias de desarrollo e integración: divergencias andinas” en Ernesto Tironi, Pacto Andino…, op. cit. pp. 242-293. 32 - La situación física de las islas que provoca su necesaria apertura a la esfera internacional, pero que a la vez provoca aislamiento al ser absorbida por alguna metrópoli. - Los países resultan muy diferenciados en cuanto a su historia, dimensiones y particularidades de sus luchas sociales, desarrollo económico y político. - Cada entidad sufre a lo interno para su conformación y esto reproduce y amplía la fragmentación y las diferencias de las naciones de la región. - Diferenciación y distanciamiento a lo interno y externo: tradicional falta de comunicación e intercambio de cualquier tipo – cultural, económico e incluso de información mutua; muchos se refieren al caribe como países que han evolucionado como satélites unidos al centro por nexos verticales38. - La contrariedad de cómo responder a las necesidades del desarrollo capitalista y a un ejercicio efectivo de la soberanía nacional. En el Caribe se encuentran varios intentos de integración pensados y/o promovidos tanto desde lo interno como de lo externo: en el rastreo de esfuerzos ideados desde la región se encuentra primeramente en 1867 al doctor puertorriqueño Ramón Emeterio Betances que ya para esos momentos formulaba su idea de “antilla para los antillanos”, concibiendo una federación que uniría a Cuba, Haití, República dominicana y Puerto Rico principalmente. En su accionar mismo se reflejó su afán integracionista- independentista al tomar parte en las luchas de independencia de Cuba y Puerto Rico39. 38 Feliciano J. García Aguirre, compilador, Antología, integración latinoamericana y caribeña, Veracruz, México: Universidad Veracruzana, 2003. pp. 145-167 39 Feliciano J. García Aguirre, compilador, ibidem. 33 Asimismo, toda la literatura de avanzada antillana del último tercio del siglo XIX reflejó la idea de la federación como un posible instrumento de defensa de las soberanías frente a Estados Unidos que programaba la toma de la bahía de San Nicolás y de Samana en Haití, y en República Dominicana la construcción de bases navales; por esos mismos momentos, cubanos y puertorriqueños, luchando contra el colonialismo español, ya advertían en su literatura el interés estadounidense por ellos. No obstante, por su contexto histórico el proyecto federacionista no pasó de formulación intelectual, empero, señaló un camino de conocimiento mutuo tendiente a quebrar el aislamiento colonial al que se veían sujetas las naciones caribeñas, y a definir el carácter común de liberación. Ya en el siglo XX, si bien los proyectos de integración económica surgen después de la guerra mundial, el Caribe anglófono fue la primera región donde se presentó un primer intento de colaboración e integración económica regional en 1942, promovido y programado desde Inglaterra. La metrópoli creó los órganos que planteaban la reformulación del papel de los países caribeños dentro del sistema capitalista en función de la relación de fuerzas entre las potencias imperiales. Surgieron dos primeras comisiones metropolitanas: - Comisión Angloamericana del Caribe (1942-46). “Caribe como zona geoestratégica”: Diversas posesiones coloniales de Francia y Holanda, ocupadas por Alemania, abrían la posibilidad de una penetración nazi a través de Guyana y Aruba. 34 - Comisión de los Cuatro Poderes (1946-61). Caribe como proveedor de materias primas estratégicas por los nuevos recursos –bauxita- y servicios –turismo- para fortalecer a la metrópoli40. Inglaterra flexibilizó de esta manera su política con sus colonias: permitió la entrada de capital estadounidense y canadiense y le dio a las islas la posibilidad de tomar decisiones sobre su futuro económico; empero, incrementó los lazos comerciales y financieros de la región con Estados Unidos todo resultado de su lógica de independencia gradual. Los gobiernos locales pronto recibieron los capitales metropolitanos para lograr un buen funcionamiento de sus economías dentro del nuevo rol asignado. Esto permitió el predominio hegemónico de Estados Unidos, el desplazamiento de las potencias europeas del Caribe y la sacudida política partícipe de una conciencia popular y nacional41. No obstante, las comisiones ocuparon un lugar marginal en las políticas de los gobiernos de Granada y Jamaica que, preocupados por las posibilidades de un mayor desarrollo con base en la atracción de capital foráneo, dieron énfasis en la construcción de su proyecto industrial nacional de bienes de consumo no duraderos e intermedios, y sólo hasta que éste mostró sus debilidades, las propuestas de integración tendrían fuerza. Por otro lado, las investigaciones de la Comisión de los Cuatro Poderes en la posguerra sólo proporcionaban estudios necesarios para la inversión extranjera y para contener los movimientos revolucionarios, además de contribuir a la difusión de que las inversiones extranjeras eran la base para la industrialización. 40 Gerard Pierre-Charles, “La integración de los países del caribe: experiencias y expectativas”, en Nuestra América, El Caribe, sociedad y cultura, nación e imperialismo , número 4, enero-Abril, 1982. CCYDEL. pp. 87-90. 41 Cf. la obra de Gerard Pierre-Charles, Capital transnacional y trabajo en el Caribe, México: Plaza y Valdéz/ UNAM, 1988. 35 En el contexto de los años cincuenta, la región vivió un proceso de industrialización que tuvo mucho que ver después en el proceso de integración. El Caribe, siendo estructuralmente dependiente, se vio privado de sus principales mercados y afectado por la escasez de los productos alimenticios básicos además del aumento de precios y el desempleo creciente. Este aislamiento temporal provocó que se volcase a sus propios recursos buscando nuevas estrategias de desarrollo: la vía más buscada fue la industrialización con fácil afluencia del capital extranjero y una mayor injerencia gubernamental en la economía. William Arthur Lewis –principal promotor de ésta idea.- pensaba que exportar materias primas no generaba el empleo e ingreso necesarios, declaraba lo poco viable que resultaría una política de sustitución de importaciones dado el carácter limitado del mercado interno de la región y del fracaso del crecimiento hacia afuera (agroexportación), por lo cual propuso un modelo de desarrollo que se concentrara en la exportación de bienes industriales y en la importación de alimentos y materias primas. Esto es lo que se conoce como “industrialización por importación”42. Su argumentación versaba en que la gran cantidad de tierras ocupadas por las plantaciones de azúcar y banano imposibilitaban la producción de alimentos y materias primas, además de no absorber la ya excesiva mano de obra disponible en la región. Pensaba que era mejor importar comida, materias primas y crear bienes manufacturados con demanda mundial que absorbiera la mano de obra barata excedente, al tiempo que fortaleciera la diversificación y reactivación de la economía. El problema fue que esto no difería del desarrollismo metropolitano pues siguió siendo un desarrollo hacia fuera y no 42 Cf. Gerard Pierre-Charles, El Caribe contemporáneo, op. cit. pp. 316-320. 36 contempló una objeción a los viejos postulados sobre la confianza al comercio internacional. Posteriormente se prensentó un nuevo intento neocolonial de construir una federación del Caribe anglófono, la cual vivió el proceso descolonizador que sacudió al mundo de la posguerra y la creciente toma de conciencia de los pueblos antillanos. En 1958, Inglaterra intentó constituir la federación de las Indias Occidentales como marco institucional de una integración política pensada para aliviar y controlar las reivindicaciones en pro de una mayor autonomía. Esta federación la integró: Jamaica, Trinidad y Tobago, Barbados, Antigua, Dominica, Granada, San Cristóbal, Nieves, Santa Lucía, San Vicente y Montserrat. En lo político aseguró un dominio renovado y la limitación de Estados Unidos a la región: sentó las bases del autogobierno para la elite autóctona, dejando intacta la estratificación social y racial, tal como ocurrió en la India y en zonas de descolonización43. En la práctica, dicha federación buscó transferir a las islas de mayores recursos el peso económico que significaba mantener a las islas de menor tamaño, pero las disimilitudes en riqueza, superficie y población influyeron para socabar dicho cometido, y en general el funcionamiento de la federación. Jamaica y Trinidad, pensando en la posibilidad de desarrollo interno que les permitiría la bauxita y el petróleo respectivamente, restaron importancia a la misma. Paralelo a esto, las rencillas sobre la preeminencia de los partidos se presentaron a nivel federal y finalmente la federación se enfrentó a los obstáculos que creó el mismo orden colonial del que provenía. 43 Luis Beltrán, El Caribe entre Europa y América: evolución y perspectivas , Venezuela: Instituto venezolano de estudios sociales y políticos, 1992, pp. 47-63. 37 Aun cuando el gobierno federal luchó por llegar a acuerdos sobre racionalización de la industrialización regional, la competencia por la atracción de capital extranjero para las nuevas industria era aguda: impulsó hacia la independencia a Jamaica que ya veía como amenaza la unión arancelaria, lo cual la llevó a retirarse en 1961. Ya para 1962 la federación estaba en declive: la existencia de una unión aduanera común en la creación de economías a escala y especializadas no era el único ni el más importante aspecto de la integración44. En la década de los años sesenta se vivió un nuevo cúmulo de situaciones que radicalizaron el proceso: - Hay un cambio de rumbo en las políticas gubernamentales como el socialismo democrático de Manley, las medidas de Alcan con el gobierno de Burham en Guyana y con el establecimiento de organismos de cooperación regional como el Caribbean Free Trade Association (CARIFTA, 1968-74). - Formación de la escuela de dependencia caribeña. - Actitud más radical gracias al proceso descolonizador en el caribe y el mundo, las luchas armadas en Vietnam y África, los movimientos civiles por la paz, los Derechos Humanos y el movimiento afroamericano, el black power, en Estados Unidos, así como la consolidación del sistema socialista mundial y el triunfo de la revolución cubana. - Cuba significó que los países pequeños no eran ajenos a una alternativa de cambio. 44 Cf. Alfredo Guerra-Borges, La integración..., op. cit. pp. 146-148. 38 - La experiencia chilena, del socialismo al golpe, y la conformación de los países no alineados. - Tres cambios significativos en la Indias occidentales: autogobierno interno o independencia constitucional en Jamaica (1961), Trinidad y Tobago (1966), Barbados (1968) y posteriormente Bahamas (1973), Granada (1974) y Santa Lucía en 1979. - Fracaso de las propuestas de desarrollo así como una radicalización de los actores sociales. - La independencia dio lugar al nacionalismo y antiimperialismo: urgencia de nuevas estrategias de desarrollo. - “Entendimiento” de la dependencia: la dependencia se da en función de los elementos y factores envueltos en el proceso de producción y una falta de capacidad para manejar en forma autónoma el funcionamiento de dicho proceso. Esto permitió que se pensara en una primera etapa del proceso de integración desde dentro, dando lugar al CARIFTA el 1º de mayo de 1968 con la firma del acuerdo tendiente a suprimir los derechos aduanales para el tránsito de mercancías entre las entidades integrantes, y a la racionalización funcional de las economías locales para su mayor desarrollo –doce territorios tanto independientes (Jamaica, Trinidad y Barbados) como otros aún unidos a gran Bretaña. Sin embargo los núcleos manufactureros instalados en los países de mayor desarrollo relativo se enfrentaron al tamaño limitado de los mercados locales con poca o nula posibilidad de acceso a los territorios vecinos. Para esto, la CARIFTA eliminó las 39 barreras al comercio intrazonal y coadyuvó en la creación de una base de conocimientos técnicos y científicos para el manejo de los problemas de desarrollo, comercio y finanzas a nivel regional. Sin embargo, poco permitió el robustecimiento de las economías nacionales sino que permitió a las empresas multinacionales elevar la cuota de exportación mediante manipulaciones y una competencia deshonesta, eliminar a sus competidores y sacar enormes ganancias de sus posiciones monopólicas45. La segunda etapa de integración caribeña empezaría el 4 de julio de 1973 con el tratado de Chaguaramas, trinidad, con la creación de la comunidad y el mercado común del caribe , la Caribbean Community (CARICOM). 45 Cheddi Jaggan apud Gerard Pierre-Charles, El Caribe contemporáneo, op. cit. p. 320. 40 CAPÍTULO 2. CENTROAMÉRICA EN EL DECENIO DE 1950. LOS CIMIENTOS DE LA INTEGRACIÓN Durante la década de los años cincuenta ocurrieron los primeros acercamientos institucionales para la integración político-económica de los países, el tránsito de la económica primario exportadora a la diversificación productiva, las transformaciones políticas importantes y la aparición de nuevos actores económicos, políticos y sociales. Todo esto sucedió en un escenario de diversidades políticas, económicas e institucionales en donde las diferentes realidades nacionales divergentes lograron converger para la creación del mercado común centroamericano. En el decenio de 1950 Centroamérica se encontraba en un ambiente político muy complejo: regímenes que iban desde el tipo dinástico-dictatorial en Nicaragua, militar en El Salvador, gobierno revolucionario en Guatemala y democrático en Costa Rica, hasta el reformista en Honduras. Dicha configuración política cambió rápidamente al transcurrir la década: el golpe de Estado y el proceso de contrarrevolución en Guatemala a partir de 1954 contra Arbenz -con la participación de Estados Unidos a través de la CIA, el ingreso de Luis Somoza al gobierno y la aparición de nuevos grupos de poder en Nicaragua, y el interregno militar de 1956-57 en Honduras son algunos de los momentos importantes que dan nuevos cursos a la región. En lo económico la posguerra significó una expansión económica dinámica, con ciertas diferencias en magnitud según el país, que permitió cierta diversificación productiva del modelo tradicional económico basado en las exportaciones de café y banano, pero que aún así padecía de vulnerabilidad ante los precios internacionales. 41 En el terreno institucional de la integración, en 1951 se dio el primer planteamiento hacia la integración de los sistemas productivos centroamericanos con la primera etapa de tratados de libre comercio bilaterales entre las repúblicas centroamericanas, que tendría su momento cúspide en 1958 cuando se firmó el primer tratado multilateral centroamericano. Asimismo, dos proyectos divergentes entre sí acompañaron a Centroamérica a lo largo de esta década en su cimentación integrativa: aparece el conflicto entre dos visiones de la misma, la cepalina y la estadounidense. Es así que el objetivo de este capítulo será analizar todas las variables políticas, económicas e institucionales de la década que actúan en la conformación de los cimientos del MCCA concretado en la década de 1960. Referidos brevemente algunos de los momentos más importantes del decenio, se da lugar al análisis de los diferentes procesos que determinaron la construcción del mercado común en la región centroamericana. 2.1 La necesidad histórica de integración centroamericana. Una realidad en el siglo XX con precedentes Además de las nuevas realidades económicas, políticas y sociales de la región en la posguerra y de las nacientes presiones que conllevó, en la zona se encontraban significativos antecedentes de integración que dan idea de por qué lo sucedido. Este breve recuento permite entender cómo la integración en Centroamérica ha sido una necesidad a través de su historia, presente en importantes esfuerzos por lograrla desde el siglo XIX, lo cual demuestra que la iniciativa del MCCA no partió de cero ni respondía simplemente al proyecto cepalino o estadounidense; la integración centroamericana fue un proyecto 42 que surgió y se sustentó en los orígenes mismos de la región y se logró concretar más sólidamente después de la posguerra. Los proyectos de integración se remontan a 1821 cuando la Capitanía General de Guatemala se independizó de España y se creó la federación dando lugar a una unión de tipo político que sobrevivió hasta 1838 cuando Guatemala se declaró república independiente. Posteriormente en 1895 se formó la República Mayor de Centroamérica con el Pacto de Amapala entre El Salvador, Honduras y Nicaragua que llegó a la cúspide política con la conformación de una asamblea constituyente capaz de elegir un presidente único. Empero, turbulencias políticas en El Salvador ocasionaro n el ocaso de la república en 18981. El siglo XX nació con una nueva búsqueda de integración enfocada en lo político la cual vuelve a presentarse con los Pactos de Paz y Amistad de Washington de 1907, pera desarrollarse en 1921 con la Asamblea Nacional Constituyente en Tegucigalpa que contó con representaciones de El Salvador, Guatemala y Honduras, con el fin de proclamar de nuevo la República Federal –en este caso tripartita, que alcanzó a dictar una constitución y aprobar una simbología de la patria regional, pero que no logró consolidarse y terminó unos años después2. Aunque en 1939 ocurrió la conferencia centroamericana en Guatemala, perfilada a la creación de un nuevo proceso de acercamiento político-económico, todos los intentos de reunificación anteriores a la Segunda Guerra Mundial fueron débiles3, los países centroamericanos estaban sumidos 1 Edelberto Torres Rivas, Interpretación del desarrollo social centroamericano, Costa Rica: EDUCA, 1971, p. 232. 2 Cf. Edelberto Torres Rivas, ibidem. 3 Hay una amplia literatura sobre el tema del siglo XIX al XX. Por citar algunos están Alberto Fuentes Mohr, La creación de un mercado común, apuntes históricos sobre la experiencia centroamericana, Buenos Aires: BID-INTAL, 1973; Karnes Thomas, The failure of union: Central America, 1824-1920, North 43 en la dependencia de la exportación de sus productos agropecuarios que les hacía de facto competir entre ellos, dejando de lado la visión unionista durante ese período. No obstante, paralelo al proceso político-unionista de 1907-1939, se fueron realizando convenios comerciales que figuraron una incipiente integración y lograron trascender. Los más importantes se dieron en 1916 con el tratado de libre comercio entre Honduras y El Salvador, en 1941 con el tratado de libre comercio entre El Salvador y Guatemala y, en 1951, los tratados de libre comercio e integración económica entre El Salvador y Guatemala por un lado, y El Salvador y Nicaragua por el otro. Conjuntamente en los años cincuenta sucedieron cambios económicos, políticos y sociales que crearon una nueva realidad en Centroamérica favorable para la integración: “el cierre de las fuentes abastecedoras de productos manufacturados y la acumulación de reservas monetarias por la baja de las importaciones estimuló el surgimiento de las primeras industrias y con ellas, del grupo empresarial moderno, del sector obrero urbano y los técnicos [...] llega al poder la burguesía urbana, media y pequeña y el nacionalis mo adquiere sentido económico y los gobiernos afines tratan de acercarse y apoyarse mutuamente”4 Para octubre de 1951 sucedió una reunión en El Salvador que culminó con la “Carta de San Salvador” la cual creó la Organización de Estados Centroamericanos 5, instancia que agrupó una amplia diversidad de instituciones de cooperación regional, y en el mismo año se da otra gran iniciativa hacia la integración de los sistemas productivos Carolina: Chapel hill, University of North Carolina Press, 1961; Alberto Herrarte, La unión de Centroamérica: tragedia y esperanza, Guatemala: Ministerio de Educación Pública, 1963, entre otros. 4 Mario Monteforte Toledo, Centroamérica: subdesarrollo y dependencia , México: UNAM/Instituto de Investigaciones Sociales, 1972, p. 314. 5 ODECA. Ésta tuvo dos momentos claves en su nacimiento. el primero en 1953 cuando por presión de Estados Unidos, Guatemala es condenada y se retira. En 1955, ya con un nuevo gobierno en Guatemala y el abandono del reformismo nacionalista en los demás gobiernos centroamericanos, la ODECA resurge con una uniformidad ideológica más fuerte. 44 centroamericanos a través de los tratados bilaterales de libre comercio (más dinámicos que los anteriores) entre Guatemala, El Salvador y Nicaragua. De igual forma, en 1951 se dio la resolución 9-VI de la CEPAL que estableció el Comité de Cooperación Económica del Istmo Centroamericano (CEE) integrado por los ministros de economía de las cinco naciones; este comité entró en acción formalmente en 1952 cuando ocurre su primera junta en Honduras. A inicios de 1951 en Centroamérica sólo existía con poca operatividad el tratado bilateral Honduras-El Salvador de 1916, pero para 1951 y 1956 se celebraron cinco tratados bilaterales más que establecían concesiones recíprocas entre los Estados para el libre comercio de algunos productos originarios de los mismos, constituyendo así seis zonas de libre comercio parcial en Centroamérica, base para los tratados multilaterales subsiguientes. Los tratados fueron: El Salvador-Nicaragua y El Salvador-Guatemala en 1951, El Salvador-Costa Rica, Guatemala-Costa Rica en 1955, y finalmente Guatemala- Honduras en 19566. La política integracionista respond ía principalmente a la visión e intereses de los nuevos grupos sociales nacidos en la posguerra, es decir, los vinculados a los sectores financieros y comerciales que en la mayoría de los países ya compartían el poder político con la oligarquía agroexportadora tradicional. Conforme transcurrió la década de 1950, la integración económica fue dejando atrás a la política puesto que aún había mucha renuencia por el proyecto y era difícil empatar perspectivas; en Guatemala y El Salvador 6 Román Mayorga Quiróz, El crecimiento desigual en Centroamérica, 1950-1990, México: COLMEX, 1983, p. 75. 45 las visitas políticas fue ron más propicias para CEPAL en su trabajo de apoyo a la integración, no así como en Nicaragua, Honduras y Costa Rica7. En 1958 se crearon los principales instrumentos jurídicos del programa de integración: el Tratado Multilateral de Libre Comercio e Integración Económica Centroamericana firmado en Tegucigalpa, el Convenio sobre el Régimen de Industrias Centroamericanas de Integración y el Convenio Centroamericano de Equiparación de Gravámenes a la importación en 1959. El decenio de 1950 concluía así con el reforzamiento institucional de la integración. Basándonos en el esquema de Monteforte la integración iba cumpliendo dos de sus tres etapas iniciales: “1a primer etapa formativa (1951-58) Caracterizada por estudios preliminares, cooperación y coordinación. Meta, el libre comercio. Organización legal, un centro multinacional de decisiones y un conjunto de tratado bilaterales. 2ª etapa de preintegración económica (1958-60) caracterizada por una integración progresiva, ampliación de mercados, fomento a la producción, intercambio de bienes de capitales. Meta, profundización y extensión de la Zona de Libre Comercio. Organización legal, centro de decisiones con funciones diversificadas, y tratados multilaterales.” 8 La década de 1960 iniciaría así con la formalización de la integración Centroamericana en el MCCA: el tratado tripartito de Asociación Económica entre Guatemala, El Salvador y Honduras promovido desde Estados Unidos, la respuesta ante esto desde CEPAL con el 7 En el relato de Víctor Urquidi se nos comenta como en Guatemala hubo mucha voluntad política, en El Salvador esta Jorge Sol, “ el alma de la idea de la integración”, mientras que en Honduras, a pesar de ya contar con comercio bilateral con El Salvador, los ministros de economía y su asesoría internacional aún no encontraba provecho en la propuesta. En Nicaragua no encontraba mucho apoyo del lado del Somocismo y en Costa Rica nos comentan que “partimos con la impresión de que los industriales no tenían interés en la integración [...] ahí y en Honduras pesaban también mucho los intereses de las empresas bananeras extranjeras” Cf. Víctor Urquidi, “Incidentes de integración en Centroamérica y Panamá, 1952-1958”, en Revista de la CEPAL, S/N número extraordinario, octubre 1998, pp. 259-267. 8 Mario Monteforte Toledo, Centroamérica..., op. cit. p. 325. La tercera etapa es la que se analizará en el capítulo cuatro la cual corresponde al desarrollo del mercado común. 46 Tratado General de Integración Económica Centroamericano, el Convenio Constitutivo de Banco Centroamericano de Integración Económica en 1960, el Acuerdo de la Cámara de Compensación Centroamericana y el convenio Centroamericano de Incentivos Fiscales al Desarrollo Industrial en 1962 y varios acuerdos monetarios en 1964 fortalecerían el MCCA. 2.1.1. Dos proyectos hacia América Central. CEPAL y Estados Unidos, visiones divergentes Conjunto al esfuerzo, tradición y necesidad de la región centroamericana de hacer realidad su sueño histórico de integración, aparecieron dos actores que influirían de gran manera en el curso del MCCA. Por un lado nos encontramos con la CEPAL que apoyaba la idea de una integración centroamericana desde adentro. Dicho organismo fue fundado por el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas en 1948 con el objeto de promover el desarrollo de los países latinoamericanos. En general, lo que CEPAL consideraba era que la unión económica complementaría el desarrollo de cada país dentro de un desarrollo equilibrado regional mediante la especialización de la producción por zonas y aún por países, y al intercambio recíproco. Asimismo, el mercado común debía también estar abierto al comercio internacional ofreciendo gran incentivo a la inversión extranjera para fortalecer así la iniciativa privada de las naciones. También, en el fondo la integración era pensada como un asunto de mayor índole económica para revertir en la 47 región la política tradicional inestable, la cual se daría posteriormente pero ya con las bases económicas sólidas dadas por la integración9. Además, en vez de la creación inmediata de una unión económica, lo que propuso a los gobiernos centroamericanos fue “la adopción gradual de un proceso de integración limitada acompañada de una política de reciprocidad comercial e industrial que [...] tienda a la localización óptima de algunas actividades económicas importantes”10. La integración no la planteaba como un fin en sí mismo sino como un instrumento para la industrialización de estas pequeñas economías, y Centroamérica se prestaba a esta posibilidad porque el sector industrial era el menos desarrollado en la región. Esto agregaría algo nuevo a la estructura productiva centroamericana sin sacrificios ni ajustes, lo cual no hubiera sido posible con el sector agrícola o el comercio intrarregional pues ambos hubieran provocado un choque muy pronto con los intereses más poderosos y tradicionales de la región: era t ransformar la estructura sin enfrentarse a los obstáculos del status quo, a lo cual Hirschman llamaba “reformismo a ultranza”11. Esto de cierta forma explicaría en parte el relativo éxito de las primeras medidas de integración: la red regional carretera y la expansión intra-regional del comercio y la ISI12. Por otro lado, desde la Segunda Guerra Mundial los países centroamericanos habían incrementado su dependencia con respecto a Estados Unidos, y las empresas de dicho país iban controlando cada vez más las economías centroamericanas. Como ejemplo 9 CEPAL, “Evaluación de la integración económica de Centroamérica”, en Noticias de la CEPAL, número 3, 1967. 10 Isaac Cohen, “Sustitución de Importaciones y integración económica en el desarrollo de Centroamérica, 1950-1980”, en Enrique Cárdenas et. al., Industrialización y Estado en la América Latina. La leyenda negra de la posguerra, México: FCE, 2003, pp 432-433. 11 Albert O. Hirschman, Journeys toward progress, Nueva York: Twentieth Century Fund, 1963, pp. 227- 297. 12 Cf. Isaac Cohen, Ensayos sobre la integración centroamericana, Tegucigalpa: BCIE, 1998, pp. 19-31. 48 están los casos de Honduras y Costa Rica donde la United Fruti Company, para 1955, controlaba el 85% de las exportaciones totales del primer país y el 41% del segundo13. Asimismo, la conformación del MCCA coincidió con las nuevas necesidades de expansión financiera de Estados Unidos. Por tales motivos, Estados Unidos tenía razones para considerar lo que sucedía con la integración centroamericana. Estados Unidos tenía otra óptica del asunto. Nunca estuvo de acuerdo con la creación de CEPAL y en un primer momento optó por una actitud de indeferencia a la integración aunque para 1955, cuando ya había pasado un año de que apoyó la contrarrevolución en Guatemala -dentro de la lógica de su lucha contra el comunismo en América, prefirió incrementar la ayuda y la inversión en la región así como arreglar, financiar y decidir en acuerdos bilaterales o multinacionales con alguno o varios de los cinco Estados, es decir, el “apoyo condicionado a la integración”14. Esto se expresó más en la reunión de 1959 de la ODECA cuando Estados Unidos habló de que el objetivo en la integración debería ser la creación de un comercio competitivo entre los participantes y no las zonas preferenciales de comercio en fomento de la industrialización centroamericana que venía manejando CEPAL y los gobiernos. Además, no reconoció ni prestó apoyo a los tratados ya en marcha que, entre otras cosas, eran mal vistos por Estados Unidos pues discriminaban a los no miembros de las garantías comerciales que dotaban. Para este país era inaceptable la fórmula de CEPAL que planteaba el 13 Galo Plaza apud Rafael Menjívar, La inversión extranjera en Centroamérica, San José: EDUCA, p. 11. 14 Ver lo ocurrido en ODECA en la nota 57. Además, señalar que en 1959 promovió un Tratado Tripartido del Norte entre El Salvador, Guatemala Y honduras para integrar un Mercado Común con desarrollo acelerado, opuesto a la visión que CEPAL y los gobiernos venían construyendo de 1951. Este acuerdo tripartito es descrito en Mario Monteforte Toledo, Centroamérica... , op. cit. pp. 321-323. 49 proteccionismo como sustituto de las normas de libre comercio establecidas en el Acuerdo General sobre Tarifas e Intercambio comercial (GATT)15. Así el MCCA nacía con un conflicto que estaría presente por las dos siguientes décadas, el choque entre Estados Unidos y CEPAL por la instrumentación y orientación de la integración. 2.2 Del modelo tradicional agroexportador a la modernización económica centroamericana Al comenzar la Segunda Guerra Mundial, las economías centroamericanas tenían ya un estancamiento de casi una década. Los precios de los principales rubros de exportación - café, minerales, banano- habían bajado sustancialmente, lo cual dificultaba la producción para el mercado externo y con esto, se limitaba también la capacidad de importar. Además, los países centroamericanos se enfrentaban a una gran desocupación e insuficiencia de inversiones, todo lo cual llevó a que los gobiernos no pudieran satisfacer las demandas de consumo y bienestar de la sociedad16. Esta situación se mantuvo durante los años de guerra, sin embargo, al final de ésta se empezaron a manifestar nuevos impulsos en la actividad productiva: la relativa escasez de importaciones y el aislamiento de la producción nacional respecto de la producción extranjera permitieron establecer diversas industrias ligeras, de textil, alimentos elaborados, por ejemplo, lo cual estuvo apoyado con programas bilaterales con Estados 15 Rafael Menjívar, La inversión extranjera en…, op. cit. p. 13. 16Gerth Rosenthal, “Principales rasgos de la evolución de las economías centroamericanas desde la posguerra”, en CECADE/CIDE Centroamérica: crisis y política internacional, México: siglo XXI editores, 1985, p. 27. 50 Unidos para fomentar la producción de materias primas como la verbigracias, el hule y abacá, materias del mercado sudasiático que permanecía cerrado a Estados Unidos por el conflicto en Corea. De igual forma, se hizo uso de las comunicaciones ya existentes como la temporal expansión de operaciones del canal de Panamá, lo que estimuló a su vez las exportaciones 17. Así, al término de la segunda guerra mundial, Centroamérica entró en un breve período de prosperidad: “Con la eliminación de los controles externos sobre los abastecimientos, la demanda diferida de exportaciones, se tradujo en un alza rápida de los precios del café, en tanto que la producción bananera, que había reducido por la escasez los medios de transporte, se incrementó en modo sustancial. (Por otro lado), las reservas de divisas extranjeras acumuladas durante el conflicto, permitieron satisfacer la demanda directa de Centroamérica con un acelerado incremento de las importaciones”18 A partir de la década de los cincuenta se desarrolló una rápida diversificación de la estructura productiva y exportadora de la región basada en el algodón, la ganadería, la caña, el azúcar y el tabaco. Esta diversificación productiva contó con el apoyo de los capitales domésticos y se dio en el contexto de auge en la economía mundial que le favoreció. Hubo evolución favorable de los precios internacionales del algodón, surgieron las cadenas de comida rápida en Estados Unidos que potenciaron la ganadería centroamericana, y la cláusula de la cuota de importación de azúcar cubana a los Estados Unidos después del 1959, permitió la difusión del cultivo del tabaco tipo habano por la 17 Cf. CEPAL, Evaluación de la integración económica en Centroamérica, Nueva York: ONU, 1966, pp.5- 8. 18 CEPAL, “la integración como pauta de crecimiento”, en Eduardo Lizano F., La integración económica centroamericana, México: FCE, el trimestre económico, 1975. p. 70. 51 emigración de empresarios cubanos. Los capitales extranjeros que participaron lo hicieron fuera de la esfera de producción primaria, es decir, en bancos, abastecimiento de insumos, comercialización19. Así, la industrialización en el decenio de 1950-60 elevó su Producto Interno Bruto (PIB) a una tasa promedio anual de 6.1%, la cual creció a 8.4 entre 1960 y 1970 (Cuadro 8, página 67). Costa Rica sería hacia la década de los setenta el más industrializado – 22.4%- y Honduras el de menor grado –15.7%-. Pero en relación a la participación de cada país en el PIB industrial regional, Guatemala tenía el sector industrial mayor de la región, con una producción equivalente a poco más de un tercio del total (Cuadro 8, página 67). No obstante la velocidad de la industrialización centroamericana, cabe aclarar que ésta inició a partir de niveles muy bajos y fue incipiente en comparación con la de otros países latinoamericanos, así como su diversificación del aparato industrial; este crecimiento se basaba en la producción de bienes de consumo no duraderos, los índices de bienes de capital eran muy bajos aún (Cuadro 9, página 67). La posguerra significó también para Centroamérica un desarrollo de importantes procesos institucionales en materia de política económica. Se fortaleció el Estado teniendo para sí un instrumental más eficaz para el desempeño de sus responsabilidades de promoción económica. De igual forma, el sistema bancario se consolidó en los cinco países lo que contribuyó a lograr un conjunto de realizaciones que permitieron un rápido y sostenido aumento de las inversiones y de la producción manufacturera, la modernización de la agricultura tradicional de exportación, la apertura de nuevas y productivas zonas agrícolas, el desarrollo de la producción algodonera, pesquera y ganadería de exportación (Cuadro 10, página 68). También algunos organismos 19 Gerth Rosenthal, Principales rasgos…, op. cit. p. 29 52 internacionales colaboraron: el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID) de los Estados Unidos. En su conjunto, Centroamérica tuvo un crecimiento promedio superior al 5.3% anual del PIB en precios constantes desde 1950 que se extendería hasta 1978, lo cual significó un crecimiento del casi 80% del producto por habitante (Cuadro 1, página 64). El crecimiento fue satisfactorio comparado con el previo a 1950, esto lo podemos constatar por la continua evolución ya referida del PIB como en las estadísticas demográficas: la población total de la región tuvo un crecimiento acelerado, pasó de cerca de 8 millones en 1950, a más de 20 millones en 1980, lo cual impulsó ”[...]por una parte, la escala de actividades económicas de la región, y ejerciendo presiones sobre el suministro de servicios, la explotación de la tierra y la capacidad del aparato productivo para ofrecer empleo”20 (Cuadro 2, página 64). La urbanización fue otro cambio cualitativo del crecimiento económico pues pasó de 16% a 43% en la región, lo cual era un reflejo de la modificación gradual en la composición del producto siendo cada vez más industrial (Cuadro 2, página 64). De igual forma, la urbanización estuvo acompañada de un notable desarrollo de la infraestructura física, particularmente en la energía, transportes y comunicaciones (Cuadro 4, página 65). La misma expansión y diversificación del aparato productivo favorecieron la mutación de la estructura productiva: la participación de las actividades primarias (agricultura, ganadería, pesca, etcétera) cayó a un 38% del PIB en 1950 y para 1980 a menos de 27%, mientras que para el mismo período las secundarias y terciarias (servicios, gobierno, etc.) ascendieron de menos de 14% a más de 21% (Cuadro 3, página 20 Cf. Gerth Rosenthal, idem, p. 29. 53 65); este singular proceso traería además un importante desarrollo en la infraestructura física de la región, así como el incremento de la cobertura de servicios básicos como educación y salud. (Cuadros 4 y 5, página 65). De igual forma hubo un importante cambio en la composición sectorial de la fuerza de trabajo siendo que en la década de 1950 la población económicamente activa en la industria pasó de 10 a 20%, y la de los servicios, de 20 a 30%, haciendo cada vez menor la dependencia a la agricultura. Uno de los cambios más importantes sucedió en el sector externo: el valor de las exportaciones totales se multiplicó por 16 intrarregionalmente (Cuadro 7, página 66), y por 13 al resto del mundo (Cuadro 6, página 66). Para alcanzar estos números, al café y al banano se le sumaron el algodón, el azúcar, la carne y otros productos, todo esto con una mayor movilización de recursos financieros, oficiales y privados. La participación de Centroamérica en las exportaciones totales latinoamericanas de esos productos creció de cero en 1950 a 41%, 3% y 30% respectivamente hacia la década del 1970; todo ese aumento y diversificación de las exportaciones tuvo el efecto de disminuir las características monocultivadoras tradicionales de Centroamérica 21. No obstante, cabe aclarar que el proceso dinámico de expansión económica avanzó con ciertas diferencias en magnitud según el país, siendo más favorable para Nicaragua, Costa Rica, y mucho menos para Honduras (Cuadro 1, página 64). A principios de 1950, la superficie dedicada a la exportación creció más en Nicaragua, Guatemala Y Costa Rica que en Honduras y el Salvador: 21 Román Mayorga Quiróz, El crecimiento desigual en…, op. cit. p. 32. 54 “[…] en Costa Rica el área de caña de azúcar se duplicó entre 1950 y 1973 y la producción se triplicó [...] el área ganadera se duplicó entre 1950 y 1963 –de 630 mil a 1.2 millón de hectáreas-; para la década de 1960 la exportación de carne representó entre 25 y 30% del total regional. En Guatemala, la superficie dedicada al cultivo de algodón creció 10 veces entre 1950 y 1963, y la producción aumentó de menos de 10 mil pacas anuales a principios de los años 50, a más de 250 mil a principios de los 70[...]. En Nicaragua, la superficie ocupada por el algodón aumentó más de 10 veces: de 24 mil manzanas en 1950, se catapultó a 123.5 mil 3 años más tarde y [...] hacia fines de la década de los 60, daba cuenta de casi el 40% de todas las exportaciones regionales de carne- El Salvador tuvo un crecimiento parecido y Honduras tuvo una notoria retracción en comparación con los otros países”22 Sin embargo, el mejoramiento integral de la economía no cambió de fondo la estructura del sistema pues seguían en pie varias dificultades: seguía pendiente la modernización de la agricultura para el mercado interno; el reducido tamaño del mercado en los países centroamericanos, así como la incapacidad de alcanzar la plena ocupación de la fuerza de trabajo en lo nacional limitó el desarrollo del sector manufacturero. El desarrollo agroexportador y la dive rsificación de la estructura productiva y exportadora de la década de los años cincuenta tuvo costos sociales fuertes como el empobrecimiento y la degradación de la vida campesina, los altos índices de concentración de los ingresos provocaron una caída en los niveles de vida urbanos y campesinos23. A pesar de los nuevos ingresos de exportación, éstos necesitaban muchos insumos de importación y los costos subieron considerablemente al punto que para 1970 casi se triplicaron para todos los países en general (Cuadro 11, página 68). De igual forma, el mercado interno sufrió una desaceleración marcada pues la modernización agroexportadora se dio drásticamente con la sustitución extensiva de cultivos y el desplazamiento de los rubros de subsistencia hacia zonas marginales, lo que ocasionó una 22 Cf. Carlos Vilas, Mercados, Estados y revoluciones en América central. 1950-1990, México: UNAM/Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Humanidades, 1994, p. 40. 23 Cf. Román Mayorga Quiróz, El crecimiento desigual..., op. cit. p. 35. 55 menor oferta doméstica de alimentos y la consecuente importación forzada de granos básicos para el consumo interno. En toda la región los pequeños productores fueron desplazados pues esta nueva estrategia de producción necesitaba tecnología, y no todos los suelos resultaban aptos para los nuevos cultivos, Así, a principios de los años cincuenta, América Central pasó de ser exportadora neta de granos básicos , a ser importadora neta de 1955 a 196824. Finalmente, y como se analizará en los siguientes capítulos, lo que dejó al final la modernización agroexportadora en la región fue una fuerte diferenciación entre la especialización de la agroexportación por sobre la agricultura doméstica, tanto en espacios geográficos como de unidades de producción, mercados de trabajo y acceso a recursos, lo que llevó a problemas más duros para Centroamérica; la ganancia de esta modernización se destinaba a un juego vicioso de “importación para la exportación” y viceversa, lo que debilitó totalmente la economía doméstica, así como la importación suntuaria que se daba con base al consumo de las clases altas, provocando que los abismos sociales se exacerbaran25. Además, dejó una fuerte concentración del ingreso, un impacto ecológico negativo, sobreexplotación forzada, desposesión y transformación del campesinado y los sectores urbanos en ascenso. 24 Cf. Carlos Vilas, Mercados, Estados y..., op. cit. p. 44. 25 Cf. Carlos Vilas, idem, p. 45. 56 2.3 El proceso político regional de la integración en los años cincuenta Así como la modernización económica estuvo diferenciada por los grados de desarrollo que alcanzó en cada país, la cuestión política fue igualmente heterogénea. En la región se encontraban cuatro formas de gobierno –militar, dictatorial, democrático y reformista militar26, las cuales convivieron y se determinaron entre sí con el paso del proceso de integración. Para la década de 1950 encontramos un panorama político muy diferenciado: un gobierno con una “revolución desde el Estado” en Guatemala con Arévalo y Arbenz, el gobierno militar reformista en El Salvador del coronel Osorio, un gobierno reformista sucesor del dictador Carías en Honduras, la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua y un gobierno democrático en Costa Rica, todos los cuales tenías inicialmente ópticas y perspectivas diferentes del proyecto de integración. 2.3.1. El Salvador El Salvador se sostenía con gobiernos militares que permanecían desde la caída de la insurrección campesina del Partido Comunista en 1932, celebrándose convocatorias electorales invariablemente ganadas por altos oficiales del ejército que hacía la rotación del poder conjuntamente con los grupos terratenientes. El juego político estaba cerrado 26 El esquema varía según el autor. Por tomar sólo tres casos, Carlos Vilas, Mercados, Estados y..., op. cit. da dos situaciones políticas, la de estados fuertemente represivos (Guatemala, Nicaragua y El Salvador) y la de sistemas políticos más abiertos a las presiones populares y a la reforma social (Costa Rica y Honduras). Otros autores como Jeffrey M. Page, Coffee and Power. Revolution and the Rise of Democracy in Central America. London: Harvard University Press, 1997, hablan de cinco situaciones diferenciadas. Asimismo, Alain Rouquié, Guerras y Paz..., op .cit. habla de regímenes autoritarios para hablar de los casos de Guatemala, Nicaragua y El Salvador, pero no pone en la misma categoría a Honduras y Costa Rica. Aquí manejo cuatro categorías respetando las singularidades de cada país y guardando distancia de las generalizaciones que no pretende el trabajo: la militar para los casos de Guatemala y El Salvador, la dictatorial para Nicaragua, democrática para Costa Rica, y militar-reformista para Honduras. 57 para los sectores medios y la naciente elite de la modernización económica aún no tenía un gran involucramiento en la vida política. Es hasta 1944 que comenzaron a surgir fuerzas políticas organizadas en El Salvador, cuando es derrocado el dictador Hernández Martínez a consecuencia de la división en la clase dominante que originó su gestión, siendo así que comerciantes e industriales se revelan contra la dictadura tradicionalista del café que él significaba. Entonces varias fuerzas aparecieron para tomar lugar en el vacío de poder: surgió una burguesía modernizadora contra al régimen, los estudiantes y los profesores liberales se agruparon en Acción Democrática Salvadoreña, el líder de la huelga general de 1944, Arturo Romero, creó el Partido Unión Democrática para después en 1945 conformar un frente único con todos los partidos opuestos al régimen para ir a elecciones. En éstas, con base a su poder, los grandes intereses agrarios llevaron a la presidencia al general Salvador Castañeda pero tres años después un grupo de oficiales lo derrocaron y entró en acción un consejo revolucionario civil y militar. En las siguientes elecciones de 1950 ganó el mayor Óscar Osorio y El Salvador entró en una nueva etapa de gobiernos militares bajo el control de coroneles reformistas con una base popular27. 2.3.2. Guatemala Guatemala vivía los últimos años de su revolución iniciada en 1944 con los coroneles Jacobo Arbenz y Juan José Arévalo, pues para 1954 sucedió la contrarrevolución. Ya desde 1953 Arbenz se había retirado de la ODECA al denunciar que dicho organismo de 27 Cf. Alain Rouquié, “El Salvador”. en Alain Rouquié coordinador, Las fuerzas políticas en América Central, México: FCE, 1994, pp. 59-108. 58 la integración centroamericana estaba siendo utilizado para planear la acción contra su gobierno y alentar la intervención de otras naciones centroamericanas contra Guatemala 28. Es así que el proceso de modernización económica guatemalteco cambió rápidamente de mando, virando hacia un régimen militar autoritario: en 1954 fue impuesto el coronel Castillo Armas en la presidencia pero es asesinado tres años después, consecuentemente viene un interinato militar hasta que se convoca a elecciones, las cuales son anuladas siendo nuevamente impuesto un militar en la presidencia, el general Miguel Ydígoras Fuentes, quien gobernó de 1958 a 1963 cuando sucedió otro derrocamiento por un golpe militar. Desde el derrocamiento de 1954 se dio marcha atrás con todas las reformas sociales y políticas efectuadas desde 194429, y los grupos políticos que se habían visto beneficiados por este proceso fueron despojados de sus prerrogativas. Por otro lado, Estados Unidos siguió de cerca el proceso guatemalteco pues además de ser objetivo clave en su lucha contra el comunismo en América Latina - apoyando el golpe de Estado en 1954, encajaba perfectamente en su proyecto geopolítico hacia la integración centroamericana ya que dicho país representaba una importante puerta de entrada al MCCA por su infraestructura de comunicaciones y transportes y su posición geográfica 30. 28Cf. Hispanic Américan Report (HAR) apud Susanne Jonas Bodenheimer “El Mercomún y la ayuda norteamericana” en Rafael Menjívar, La inversión extranjera en…, op. cit. p. 40. 29 Sobre las reformas en este período, Marco Antonio Villamar Contreras, Significado de la década 1944- 1954 conocida como la revolución guatemalteca de octubre, Guatemala: EDUCA, 1993. 30 Cf. Alfonso Bauer Paiz “El proceso de integración económica centroamericana y el papel del capital norteamericano” en Rafael Menjívar La inversión extranjera en…, op. cit. pp. 167-175. 59 2.3.3. Nicaragua En Nicaragua, el régimen dictatorial de Anastasio Somoza García de comienzos de 1936 vivía su plenitud en una conjugación de elecciones arregladas, reformas constitucionales, acaparamiento económico y represión, todo lo cual le permitiría mantener el poder en su familiar hasta 1979. Muere en el año de 1956 y su poder se divide para sus dos hijos, Luis Somoza Debayle asume la presidencia, y Anastasio Somoza Debayle toma el poder de la Guardia Nacional. Este tránsito permitió cierta flexibilidad en la vida política en comparación con las dos décadas anteriores de poder absoluto del padre. La modernización económica se dio entonces con Luis Somoza y éste intentó llevar la misma al terreno de la política: “trató de mantener a su familia al margen de los asuntos públicos y de transformar el oficialista Partido Liberal Nacional [...] en una especie de maquinaria política inspirada en el PRI mexicano. Promovió una reforma institucional que, entre otras cosas, prohibía la reelección presidencial y la elección de cualquier candidato que tuviera parentesco dentro del cuarto grado de consanguinidad con el presidente[...] al final de su mandato, lo cumpliría”31 Uno de los aspectos en los que coinciden los anteriores regímenes, es que los tres intentaron una especie reformismo con el apoyo de instancias internacionales. En 1952 llegaría el BIRF a Nicaragua y son los tres países los que más apoyo recibirían de la Alianza para el Progreso a partir de la década de los años sesenta32. 31 Carlos Vilas, Mercados, Estados y..., op. cit. p. 109. 32 Cf. Mario Monteforte Toledo, Centroamérica..., op. cit. pp. 378-383. 60 2.3.4 Costa Rica Por otro lado, el caso costarricense contrasta con los anteriores de manera importante, determinando que este país se mantuviera reacio a la integración económica y fuera hasta 1963 que se incorporara al MCCA. A finales de la década de 1940 el Estado costarricense adquirió una importante autonomía con respecto de la oligarquía cafetalera y del Partido Vanguardia Popular (PVP) de línea comunista: controló los sindicatos, disolvió al ejército y proscribió al PVP dejándolo sin representación política. El movimiento armado dirigido por José Figueres y el Partido Social Demócrata reconfiguró la escena política a partir de 1948. La junta de gobierno establecida en ese mismo año decretó la nacionalización de la banca y la comercialización de la energía eléctrica, así como reformas sociales significativas como la legislación sobre la mujer y la reforma laboral. Así, la nacionalización de la banca y la transformación agraria permitieron los recursos para la modernización económica fuera del sector agroexportador tradicional33, haciendo que Costa Rica tuviera un importante desarrollo local en la posguerra que no le hiciera pensar en coordinarse con los demás países. 2.3.5. Honduras En Honduras se vivió un proceso de reformismo pero más moderado que el costarricense y con un intervencionismo militar con menos capacidades, además de que se le consideraba la “arquetípica república bananera” donde se vivía un amplio monopolio 33 Cf. Jean Paul Billault, “Costa Rica” en Alain Rouquié compilador, Las Fuerza políticas..., op. cit. pp. 31- 58 y Óscar Bulgarelli Aguilar, Costa Rica y los hechos políticos de 1948, San José: Editorial Costa Rica, 1969, pp. 145-156. 61 estadounidense (88 % de las exportaciones)34. A principios del decenio de 1950 la variante democratizadora del Partido Liberal chocaba con un rígido sistema político tradicional y con las empresas transnacionales del banano representadas por el Partido Nacional de tendencia conservadora y por las Fuerzas Armadas. El Estado era muy débil como para llevar la modernización política y fue sólo con ayuda de organismos multilaterales y agencias gubernamentales de Estados Unidos que llevó a cabo la económica que contagiaría moderadamente la política. La modernización económica se basó en el crédito agropecuario e industrial, en el desarrollo de la estructura vial y energética, conformándose así nuevos grupos empresariales en la ganadería y el algodón con intereses opuestos a los de los grupos del enclave bananero35.Además, la reforma constitucional de 1957, auspiciada por el interregno militar de 1956-57, sancionaría la intervención estatal amplia en la economía36. Para la década de 1960 inició un proceso democrático importante pero rápidamente, en 1963 el escenario político cambió de sobremanera con el golpe militar que frenó la experiencia democrática y modernizadora de Ramón Villeda Morales. Parecería entonces que la inestabilidad política de cada nación impediría el acercamiento entre ellas para llegar a un acuerdo de mercado común, pero la realidad fue otra37: el nacimiento de nuevos grupos de poder y la presión de la clase media hacia sus gobiernos autoritarios estimuló el proceso. 34 Alain Rouquié, Las fuerzas políticas..., op. cit. p. 145. 35 Guillermo Molina Chocano, “Honduras: de la guerra Civil al reformismo militar (1925-1973)”, en Pablo González Casanova Coordinador, América Latina: historia de medio siglo , México: Siglo XXI editores, 1990, tomo II, pp. 223-258. 36 Carlos Vilas, Mercados, Estados y…, op. cit. p. 129. 37 Parte del proceso de negociación lo podemos apreciar en Victor Urquidi, “Incidentes de integración…” op.cit. pp. 261-267, donde el autor nos narra ampliamente los problemas que tuvo como comisionado de 62 2.3.6. Nuevos grupos y nuevas clase sociales Antes de 1954 las condiciones de los Estados ante la integración eran disímiles: en Guatemala carecía del respaldo de la burguesía emergente, en El Salvador y Honduras carecían de legitimidad democrática y de autonomía económica para afrontar el proceso; en Costa Rica, el Estado dependía demasiado del sector de capital que se definía aislacionista, es decir, que no pretendía la integración regional sino el desarrollo local. En Nicaragua la situación era más particular pues como la familia gobernante era propietaria y/o administradora de los negocios del país en su mayor parte, lo que le permitía decidir en lo económico, aunque carecía de representatividad política ante los demás grupos emergentes. Empero, a medida que estos grupos emergentes fueron fortaleciéndose con respeto al debilitamiento de las oligarquías latifundistas, la integración fue avanzando. Este núcleo –los grupos emergentes, motor principal de la integración y del desarrollo, estaba compuesto por comerciantes medianos y pequeños, industriales, transportistas, técnicos profesionales y gerentes. Los grandes comerciantes, en especial los importadores, se oponían a la integración. En cuánto a los banqueros y las cámaras de comercio e industria, éstas apoyaban o rechazaban la integración, siendo en El Salvador, Guatemala, y en menor grado en Honduras, donde más se apoyaba el proceso desde esos sectores38. CEPAL para la integración centroamericana, detallándonos sus platicas y reuniones en cada país para llegar a dicho acuerdo. 38 Cf. Francisco Villagrán Kramer, La integración económica centroamericana, México: FCE, 1980, p. 293. 63 En el terreno político se encuentra el mismo escenario. A pesar de la desarticulada vida democrática de la región, los partidos comienzan a tomar postura ante la integración. Los partidos de derecha se escudaban en el anticomunismo para criticar el proceso; los de centro y de izquierda nacionalista en todos los países estaban a favor de la integración, siendo que algunos de sus líderes tenían compromisos con los empresarios que manejaban el sistema de integración. El partido Liberación Naciona l de Costa Rica es el primer partido que enfoca a la integración dentro un de programa electoral y los demócratas cristianos son el único grupo político que piensa la integración centroamericana como “una etapa hacia la unidad total de la América Latina”39 . En cambio, los partidos comunistas se oponían a la integración argumentando que ésta estaba dentro del marco capitalista y del imperialismo norteamericano. En cuanto a los sindicatos, la mayoría estaban afiliados a la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT) o al movimiento Demócrata Cristiano, lo cual hacía que compartieran su visto bueno a la integración. Otro pequeño sector estaba relacionado con grupos de extrema izquierda y se manifestaban en contra; este es el caso de la Confederación General de Trabajadores de Costa Rica y varios sindicatos guatemaltecos. De la misma forma, los intelectuales también entraron en su mayoría al proceso integrativo pues, como proyecto cultural, la integración abarcaba la educación a todos los niveles, desde la técnica, la artística, hasta el sentimiento de unidad, comunitario del centroamericanismo 40. 39 Mario Monteforte Toledo, Centroamérica..., op. cit. p. 331. 40 Para más detalles, Cf. Mario Monteforte Toledo, “los intelectuales y la integración centroamericana”, en Revista Mexicana de Sociología , México: volumen XXIX, número 4, diciembre 1967. pp. 831-852. 64 2.4 Cuadros Cuadro 1. Centroamérica: Tasas reales de crecimiento del PIB total y por habitante por región y país, 1950-1978. Porcentajes de Crecimiento del PIB total PIB por habitante* País 1950-1955 1955-1960 1960-1965 1965-1970 1970-1978 1950 1978 Centroamérica 4.7 4.6 6 5.1 5.4 242 428 Costa Rica 8.3 6 6.5 7 6.1 322 758 El Salvador 4.6 4.7 6.8 4.5 5.2 203 347 Guatemala 2.2 5.3 5.2 5.8 5.6 255 450 Honduras 2.5 4.6 5.2 4.1 4.4 234 297 Nicaragua 83 2.3 10.2 4.2 4 223 409 * en dólares Fuente: Elaborado con cifras oficiales de CEPAL de 1978 en ECLAC, Statistical Yearbook for Latin America and the Caribbean, Washington, D.C.: BID/ECLAC, 1979 Cuadro 2. Centroamérica: población total y urbana. 1950-1980. (en miles) Población País 1950 1980 1950 1980 1950 1980 Total Total Urbana Urbana Porcentaje Porcentaje Centroamérica 8082 20696 1300 8904 16 43 Costa Rica 861 2213 208 1015 26 46 El Salvador 1856 4797 334 2130 18 44 Guatemala 3006 7276 421 2791 14 38 Honduras 1369 3691 137 1484 10 40 Nicaragua 1050 2733 200 1484 19 54 Fuente: Elaborado con material de CELADE y Gerth Rosenthal. Gerth Rosenthal, "Principales rasgos de la evolución de las economías centroamericanas desde la posguerra", en CECADE/CIDE, Centroamérica: crisis y política internacional, 3ª edición, México: siglo XXI editores, 1985. 65 Cuadro 3. Centroamérica: composición del PIB por sector, 1960-1980. País Primario Secundario Terciario 1950 1960 1980 1950 1960 1980 1950 1960 1980 Centroamérica 37.9 31.9 26.6 14.6 16.3 21.3 47.5 51.8 52.1 Costa Rica 31.5 25.8 18.4 15.6 17.6 25.4 52.8 56.6 56.2 El Salvador 41.9 35.9 27.7 15.8 18.1 21 42.3 46 51.3 Guatemala 35.5 32.8 28.4 15 14.8 19.6 49.5 52.4 52.5 Honduras 46.2 33.5 28.8 12.6 16.9 21.3 41.1 49.6 49.9 Nicaragua 37.4 29.6 27 12.1 15.8 22.7 50.5 54.6 50.3 Fuente: Elaborado con cifras oficiales de CEPAL de 1980 en ECLAC,Statistical Yearbook for Latin America and the Caribbean, Washington, D.C.: BID/ECLAC, 1981. Cuadro 4. Centroamérica: dotación de infraestructura básica. 1950- 1970. País Carreteras pavimentadas Teléfonos / mil hab. Generación eléctrica Capacidad portuaria 1950 1970 1950 1970 1950 1970 1950 1970 (kms) (kms) (gwh) (gwh) (toneladas) (toneladas) Centroamérica 3391 10064 4.6 11.6 390.2 6390.8 3754 10856 Costa Rica 855 2398 10.8 37 157.8 1886 625 2895 El Salvador 916 1586 4.6 10.5 65.7 1496.1 542 1581 Guatemala 970 2859 3.2 7.2 91 1372.2 1246 2307 Honduras 109 1609 3.3 5.1 50.4 804.2 867 3172 Nicaragua 541 1612 4.4 12.1 23.3 832.3 474 901 Fuente: Elaborado con cifras oficiales de CEPAL de 1970 en ECLAC, Statistical Yearbook for Latin America and the Caribbean, Washington, D.C.: BID/ECLAC, 1971. Cuadro 5. Centroamérica: indicadores sociales 1950-1970. Alfabetismo Expectativa de vida al nacer Población con acceso al agua potable País % % (años) (años) % % 1950 1970 1950 1970 1950 1970 Centroamérica 38.7 57.1 49 59 21.9 46.4 Costa Rica 79.4 89.8 62 70 58.2 78.0. El Salvador 38.8 59.7 50 63 20.1 55 Guatemala 29.4 48.2 47 57 19.1 32 Honduras 35.2 52.5 46 57 15.8 38 Nicaragua 38.4 53.1 47 55 12.6 52 Fuente: Elaborado con cifras oficiales de CEPAL de 1971 en ECLAC, Statistical Yearbook for Latin America and the Caribbean, Washington, D.C.: BID/ECLAC, 1972. 66 Cuadro 6. Centroamérica: exportaciones de bienes, total y al resto del mundo. 1950-1970. (millones de dólares a precios constantes) 1950 1950 1960 1960 1970 1970 País Total Resto del mundo Total Resto del mundo Total Resto del mundo Centroamérica 257.1 249.3 440 409.8 1098 811.7 Costa Rica 53.7 53.3 85.8 83.4 231.2 195.1 EL Salvador 68.4 65.8 117 104.5 228.3 154.5 Guatemala 78.9 87.6 113 107.7 290.2 187.9 Honduras 21.7 18.2 61.9 53.8 109.7 151.7 Nicaragua 34.4 33.4 52.9 60.4 178.6 132.5 Fuente: Elaborado con cifras oficiales de CEPAL de 1971 en ECLAC, Statistical Yearbook for Latin America and the Caribbean, Washington, D.C.: BID/ECLAC, 1972. Cuadro 7. Centroamérica: exportación intrarregional y participación relativa en las exportaciones totales 1950 1960 1970 País Valor de la exportación intrarregional en el país Participación en el comercio intrarregional Valor de la exportación intrarregional en el país Participación en el comercio intrarregional Valor de la exportación intrarregional en el país Participación en el comercio intrarregional Costa Rica 0.4 0.7 2.4 2.8 49 17.6 El Salvador 2.6 3.8 12.3 10.5 75 29.3 Guatemala 0.3 0.4 5 4.4 106 30 Honduras 3.5 16.1 8.1 13.1 19 9.8 Nicaragua 1 2.9 2.5 4 50 24 Fuente: Elaborado con cifras oficiales de CEPAL de 1971 en ECLAC, Statistical Yearbook for Latin America and the Caribbean, Washington, D.C.: BID/ECLAC, 1972. 67 Cuadro 8. Centroamérica: ritmos de crecimiento industrial, por períodos, 1950-1970 Tasas anuales de crecimiento del PIB total Tasas anuales de crecimiento del PIB industrial Grado de industrialización Participación de cada país en el PIB industrial regional País 1950-1960 1960-1970 1950-1960 1960-1970 1950-1960 1960-1970 1950-1960 1960-1970 Centroamérica 4.6 5.9 6.1 8.4 13.9 17.6 100 100 Costa Rica 7.2 6.7 8 8.8 16.2 19.6 19.2 19.9 El Salvador 4.6 5.7 5.5 8.2 14.6 18.4 21.6 21 Guatemala 3.8 5.6 4.6 7.7 12.8 15.5 34.8 32.2 Honduras 3.3 4.8 7 6.8 11.2 13.6 10.4 9 Nicaragua 5.2 7.2 7.3 11.1 16 16 14 17.9 Fuente: Elaborado con cifras oficiales de CEPAL de 1971 en ECLAC, Statistical Yearbook for Latin America and the Caribbean, Washington, D.C.: BID/ECLAC, 1972. Cuadro 9. Centroamérica: estructuras industriales nacionales y de la región. Industrias de bienes de consumo no duraderos Industrias de bienes de consumo intermedios Industria de bienes de consumo duraderos y de capital País 1960 1970 1960 1970 1960 1970 Centroamérica 86.3 74.5 9 16.2 4.7 9.3 Guatemala 88.8 74.1 8.3 12.9 2.9 13 El Salvador 82.1 74.8 10.4 18.4 7.5 6.8 Honduras 84.8 77.1 8.6 16.3 6.6 6.6 Nicaragua 90 77.3 7.2 16.8 1.9 5.9 Costa Rica 84 71 10.4 19.1 5.6 9.9 Fuente: Elaborado con cifras oficiales de CEPAL de 1971 en ECLAC, Statistical Yearbook for Latin America and the Caribbean, Washington, D.C.: BID/ECLAC, 1972. 68 Cuadro 10. Centroamérica: tasas de crecimiento del PIB de la agricultura. País 1950-1960 1950-1960 Centroamérica 1.3 5.8 Costa Rica 2.2 5.2 El Salvador 4.2 4.7 Guatemala 2.4 2.8 Honduras 1.7 1.6 Nicaragua 4.1 4.2 Fuente: Elaborado con cifras de Román Mayorga Quiróz, en Román Mayorga Quiróz, El crecimiento desigual en Centroamérica, 1950-2000, México: COLMEX, 1983. Cuadro 11. Centroamérica: estructura de las importaciones extrarregionales de bienes. (millones de dólares) Bienes 1950 1960 1970 De consume no duraderos 107.3 151.2 387 Intermedios 57.1 185.2 454 De capital 40.8 106.2 262 Fuente: Elaborado con cifras de Román Mayorga Quiróz, en Román Mayorga Quiróz, El crecimiento desigual en Centroamérica, 1950-2000, 1a edición, México: COLMEX, 1983. 69 CAPÍTULO 3. MERCADO COMÚN CENTROAMERICANO, UNA REALIDAD EN LA DÉCADA DE 1960. “EL DECENIO DEL PROMETEDOR ÉXITO INTEGRADOR”1 Resulta pertinente aclarar primero la definición temporal en la cual se basa el presente capítulo. Cuando se habla de la primera década del MCCA se hace referencia a la cronología que propone Bulmer Thomas2, en la cual la década económica del MCCA se prolonga de 1959 a 1969 y se caracteriza por un rápido crecimiento del PIB industrial en todas las repúblicas integradas, con sus matices pertinentes. De igual forma esta periodización empata con la década política del MCCA siendo que ambas comienzan con el tratado multilateral de libre comercio en 1959 y concluye con el primer quiebre político importante en 1969 con la guerra del fútbol. El proyecto de integración centroamericano inició en la década de los años cincuenta con la implementación de tratados bilaterales y multilaterales de libre comercio, modernización económica e integración política. Este tipo de mecanismos institucionales, políticos y económicos llevaron a la creación del MCCA en 1960 con el Tratado de Managua apoyado por CEPAL, dando lugar a una serie de principios generales para la integración: el establecimiento de un arancel común para los productos ajenos a los países signatarios para proteger la incipiente industrialización regional, el 1 Es necesario matizar el concepto. Si bien la mayoría de los autores consultados comparten la idea de que la experiencia integradora centroamericana es la más exitosa y más con los datos de su desempeño económico en la década de 1960 resulta que, como se expondrá durante el capítulo, a mediados de ésta ya hay atisbos de inconformidad y problemas institucionales que confrontan esta idea de éxito. La idea es poner en sus justas proporciones los avances del MCCA sin caer en determinismos. 2 Víctor Bulmer Thomas, “Economic Development over the long Run –Central America since 1920”, en Journal of Latin American Studies, volumen 15, part 2, november 1983, pp. 269-294. En este artículo el autor propone una periodización muy interesante a partir de sus propios datos, confrontándolos con otras fuentes, comenzando en 1929 con el modelo tradicional de desarrollo basado en la exportación, concluyendo en 1982 con la crisis económica del MCCA. 70 desmantelamiento de los obstáculos al comercio intrarregional, el trato preferencial dentro de la región a los países menos desarrollados, y la promoción de la exportación extrarregio nal para fortalecer la economía regional en el concierto mundial y robustecer su capacidad de negociación3. El MCCA fue el proceso de desarrollo regional con más logros que se haya tenido dentro del contexto de naciones latinoamericanas en desarrollo en la posguerra, por el impacto en el crecimiento comercial intrarregional y haber incidido de manera directa en el crecimiento de las actividades manufactureras, incentivando el desarrollo industrial en la región ya que, la política proteccionista implementada con el arancel común exterior y la eliminación de las restricciones al comercio intrarregional en manufacturas, permitió un crecimiento constante del comercio de un 7.5% del total de las exportaciones en 1960 a un promedio de 23% de 1970 a 19804. Impulsó el proceso de una institucionalidad regional hacia la integración y su desarrollo en muchas áreas con la creación del Comité de Cooperación Económica del Istmo Centroamericano (CCE), el Instituto Centroamericano de Administración Pública (ICAP), una banca regional en la figura del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), un instituto centroamericano de investigación, asesoría tecnológica y Tecnológica Industrial (ICAITI), así como de una organización puramente dedicada al desarrollo regional, la ODECA. 3 Cf. tratado original en Alberto Fuentes Mohr, La creación de un mercado común. Apuntes históricos sobre la experiencia centroamericana, Buenos Aires: BID/INTAL, 1973, y Escuela Superior de Administración Pública de América Central (ESAPAC), Los instrumentos del mercado común centroamericano, San José: ESAPAC, 1985. En estos dos libros se encuentran íntegros los tratados que se estarán señalando posteriormente. Para tal motivo se usará la nota Fuentes/ESAPAC. 4 Cf. Banco Interamericano de Desarrollo (BID/IADB), The Central American integration process and the regional economy , Washington: BID, 1993, p. 5. 71 El caso es que la región centroamericana era de los espacios más homogéneos en América latina en términos de estructura económica: existían débiles diferencias estructurales en donde el desarrollo industrial era escaso, lo cual ayudó a que el proceso se desarrollara de mejor manera. La integración fue sinónimo de industrialización para estas naciones. Empero, a pesar de que al principio ofreció nuevas expectativas bajo el proyecto de un mercado más grande, una economía a escala en dónde colaborar mutuamente, los problemas internos y externos de la región que iniciaron en la década de 1960, y continuaron en los años setenta, impidieron la continuidad del incipiente progreso registrado en el decenio de los sesenta. Los conflictos surgieron en todos los ámbitos. Problemas fronterizos y de migración llevaron al conflicto entre El Salvador y Honduras en 1969 conocido como “la guerra del fútbol” lo cual provocó que el segundo saliera del MCCA en 1970. Disparidades en los niveles de desarrollo econó mico y de ganancias con respecto al proceso de integración llevaron a disputas entre los países, particularmente los casos de Honduras y Nicaragua que se presentaron como los más desfavorecidos tuvieron varias quejas hacia sus vecinos. Así como con el MCCA se fortalecieron las economías y se permitió escapar de problemas a algunos países, también se agudizó la problemática de los mercados internos, la estructura social, la situación ante la dictadura o régimen local y vecino, de la misma forma que provocó un escenario más complejo en cuanto al equilibrio de fuerzas políticas y económicas5. 5 Cf. Alain. Rouquié, Guerras y paz..., op. cit. capítulos III, IV y V. 72 En el terreno institucional, muchas fallas comenzaban a aparecer a mediados de la década, problemas que impidieron el óptimo desarrollo de la integración, el desarrollo equilibrado de las diferentes economías y además los intereses locales hacían que la integración política se rezagara tempranamente ante la económica. Para finales de la década de los años sesenta, todo apuntaba para que los principios generales del MCCA no se completaran y los avances en el desarrollo económico difícilmente veían resultados en el terreno social. Así, el motivo de este capítulo es rastrear, analizar y entender todos estos procesos que ocurrieron en el decenio referido en torno al MCCA que fueron evolucionando y determinando su curso hasta la década siguiente. 3.1 Los avances en el proceso de integración. La institucionalización progresiva del MCCA La historia de integración centroamericana a partir de la posguerra dio saltos cualitativos importantes. En 1958 se suscribe el Tratado Multilateral de Libre Comercio e Integración Económica Centroamericana con lo cual se define como principal objetivo “constituir , tan pronto como las condiciones sean propicias, una unión aduanera entre sus territorios[...] (acordando) establecer un régimen de libre intercambio a perfeccionar en diez años”6. Después, en 1960 con el Tratado General de Integración Económica Centroamericana, se acuerda entre los participantes “establecer entre ellos un mercado común que deberá quedar perfeccionado en un plazo máximo de cinco años. Se 6 Cf. Fuentes/ESAPAC. 73 comprometen además a constituir una unión aduanera entre sus territorios”7. Algunos autores8 conciben estos postulados como dos metas diferentes e independientes, pero el caso es que ambos tratados se comprometieron a establecer entre sus territorios una zona de libre comercio y a adoptar un arancel externo uniforme aplicable a terceros países, una unión aduanera9. De igual manera, el siguiente Tratado de Asociación Económica de febrero de 1960 también se refería a la unión aduanera contemplando aún más el establecimiento de una “administración aduanera común, cuyas recaudaciones serán equitativamente distribuidas entre los Estados signatarios”10. Paralelo a esto el MCCA definió sus organismos institucionales, el Consejo Económico Centroamericano, compuesto por los ministros de economía de cada país, como máximo coordinador de la integración centroamericana funcionando de manera que conocería y evaluaría los trabajos del Consejo Ejecutivo, tomando las resoluciones que juzgue pertinentes. Después, para aplicar el tratado y gestionar su cumplimiento se instituyó en Consejo Ejecutivo con amplias atribuciones como el proponer a los gobiernos la implementación de nuevos compromisos. Finalmente estaba la Secretaría Permanente del Consejo Económico Centroamericano y del ejecutivo, la SIECA, a cargo de los asuntos técnico-administrativos; el MCCA iniciaba entonces con una base amplia 7 Cf. .Fuentes/ESAPAC . 8 Alfredo Guerra -Borges quien además plantea que las imprecisiones tienen que ver con lo precipitado del acuerdo debido a la intervención de Estados Unidos en el proceso de integración, forzando la respuesta apresurada de CEPAL y los promotores centroamericanos de la integración en un nuevo convenio que intentara negociar más que seguir la integración. Cf. Alfredo Guerra-Borges. La integración de..., op. cit. pp. 165-167. 9 Para más detalles, véase Raúl Grien, La integración económica como..., op. cit. pp. 283 -288. 10 Cf. fuentes/ESAPAC. 74 de convenios, acuerdos institucionales y tratados de integración apoyados de entidades auxiliares y asesoras. En cuanto a la unión aduanera, el MCCA aplicó casi la totalidad de lo que se proponía: “el arancel uniforme se elaboró mediante la suscripción sucesiva de siete protocolos y el Acuerdo Especial sobre Tejidos de Rayón y otras fibras artificiales o sintéticas, [...] para los países, excepto Honduras, la equiparación alcanzó un 98% del universo arancelario centroamericano.” 11 Se creó también el 28 de julio de 1961 la Cámara de Compensación Centroamericana la cual tenía el precedente de ocho años de reuniones (1952-1960) entre los bancos centrales de las naciones participantes entreviendo cómo podrían resolver el asunto de la cooperación monetaria. Finalmente para 1961 acordaron facilitar los pagos y fomentar el uso de las monedas de la región en las transacciones intercentroamericanas12. Dicha cámara desempeñó un papel muy importante al facilitar las transacciones para financiar el comercio intrarregional que, como veremos posteriormente, tuvo un despegue destacado en la década. Empero las críticas que pueda recibir la redacción de los tratados y a pesar de que el Mercado Común fue inicialmente concebido como una unión aduanera tendiente a eliminar las barreras que se oponían al comercio recíproco, éste fue ampliando progresivamente su accionar hacia casi todos los campos de la vida política y económica de los países miembros. Los promotores de la integración se fueron dando cuenta que 11 Cf. Fuentes/ESAPAC. 12 Cf. Fuentes/ESAPAC. 75 para reagrupar las economías nacionales era necesario no sólo eliminar los obstáculos al comercio sino resolver los problemas ligados directa o indirectamente a ésta. A la liberalización del comercio se le sumaron problemas como las medidas de orden monetario y financiero, el problema de la infraestructura, de la integración industrial y el crecimiento equilibrado en la región. Podemos entonces hacer un breve recuento de cada uno de ellos: En cuanto a la liberalización del comercio, después de seis años de comienzo efectivo (4 de junio de 1961), ésta ya había llegado a índices importantes alcanzando la casi totalidad de las posiciones arancelarias de la nomenclatura común con la Nomenclatura Arancelaria Uniforme Centroamericana (NAUCA), 13 y aumentando el comercio intrarregional de manera favorable. La reducción de los derechos de aduana se había extendido no sólo a productos agrícolas tradicionales sino a industriales los cuales habían incrementado su participación en el comercio regional a un 66% en 1964 siendo de 41% en 1960, el nivel y la participación del comercio recíproco de los cinco países miembros pasó de 32.7millones de dólares en 1960, a 142 millones en 1965, y de 6.3% en 1960 a 14.7% en 1965 respectivamente14. Con respecto a la participación de cada uno de los países en el comercio intrarregional, El Salvador seguía siendo el primer importador con 42.4 millones de dólares en 1965 y para 1970 tenía el 28.4% regional en ese rubro, seguido por Nicaragua con el 25.2% y finalmente Costa Rica con el 21.7%. En cuanto a las exportaciones, 13 Quedaba todavía por eliminar cerca del 15% del conjunto de las posiciones arancelarias, entre las cuales se encuentran productos que representaban aproximadamente la quinta parte del comercio recíproco: café, algodón, productos derivados del petróleo, textiles, papel y vidrio. Véase Visión, México, 11 de noviembre de 1996, p. 30. 14 Cf Gonzalo Cevallos, La integración Económica..., op. cit. p. 313. 76 Guatemala y El Salvador en el mismo año eran los principales proveedores de productos manufacturados, mientras que Honduras exportaba exclusivamente productos agrícolas y materias primas (Cuadro 12, página 96).En referencia a la política comercial regional, para 1963 se adopta el Código Aduanero Uniforme Centroamericano el cual contenía las definiciones de las principales operaciones comerciales a realizar en la zona. No obstante el prometedor comienzo, los problemas de desajuste presupuestario y de balanza de pagos comenzaron, para lo cual los miembros del MCCA lograron convenir en 1968 la aprobación del Protocolo de San José por el cual se permitía gravar el consumo de productos de la zona o de fuera de ella, con un impuesto de entre 10 y 20 %, pero para 1969 nuevos problemas comenzaban pues este nuevo convenio contradecía las disposiciones del artículo seis del Tratado General referente a los impuestos internos15, haciendo que Nicaragua rompiera por su cuenta la norma integracionista y aplicara impuestos que considerara justos a sus socios centroamericano s para su compensación como miembro de menor desarrollo económico en el mercado común. Haciendo referencia a los aspectos monetarios y financieros, se puede apuntar que los países miembros no hubieran tenido aumentos considerables en el comercio si no hubieran contado con una convertibilidad y una estabilidad monetaria satisfactorias. En julio de 1961 se instituía la ya mencionada Cámara de Compensación Centroamericana con el fin de facilitar el aumento del comercio reduciendo los pagos recíprocos por medio de la compensación multilateral de saldos entre los países signatarios; el capital para la cámara era obtenido a través de la aportación de cada país de 300,000 dólares, 25% en 15 Cf. Fuentes/ESAPAC. 77 dólares y 75% en moneda nacional. El proceso funcionó y para febrero de 196416 evolucionó a la Unión Monetaria Centroamericana la cual perseguía: “la uniformidad de los sistemas de divisas, así como la estabilidad y convertibilidad de las monedas centroamericanas; la ampliación del sistema centroamericano de compensación multilateral y el fomento del empleo de las monedas nacionales en las transacciones intrarregionales, así como favorecer la asistencia financiera con el fin de corregir desequilibrios temporales de la balanza de pagos y prevenir las tendencias nefastas en los sistemas de divisas de los países centroamericanos”17 Junto a esta Unión se creó también el Consejo Monetario Centroamericano, compuesto por los gobernadores de los Bancos Centrales de los países miembros, para recomendar medidas pertinentes hacia la coordinación y armonización financiera. Para 1965 se veían los resultados de su implementación pues aumentaba el uso de monedas locales para el comercio intrarregional, en vez de usar intermediaciones bancarias fuera de la zona, al canalizar cerca de las cuatro quintas partes de los pagos recíprocos, 112 millones de dólares en 1965 contra 50.7 millones en 196318. Empero, para 1969 los problemas de necesidad de divisas y compensación en monedas nacionales se agudizó y se tuvo que pensar en un nuevo mecanismo, el cual fue el Fondo Centroamericano de Estabilización Monetaria (FOCEM) pero éste no puedo 16 Cabe aclarar que un año antes, agosto de 1963, los acercamientos ya habían rendido frutos: los Bancos Centrales centroamericanos y de México habían ya llegado a un acuerdo de compensación y de créditos recíprocos por el cual México se comprometía a conceder a sus contrapartes un crédito sin intereses. Cf. Félix Fernández Shaw, La Integración de Centroamérica, Madrid: Ediciones de Cultura Hispánica, 1966, pp. 846-869. 17 Cf. Gonzalo Cevallos, Integración económica..., op. cit. p. 316. 18 Cf. Comercio exterior, “Progreso del Mercado Común Centroamericano” en Comercio exterior, tomo XVI, número 4, México: abril de 1966, p. 229. 78 resolver las alteraciones cambiarias de la época las cuales siguieron hasta la década de 1970. La coordinación del desarrollo industrial era una preocupación anterior al MCCA y ésta siguió presente durante el proceso. El Régimen de Industrias Centroamericanas de Integración firmado en 1958 fue incorporado al Tratado General de 1960 conservando su objetivo inicial, el fomentar y estimular el establecimiento de nuevas industrias, la especialización y expansión de las ya existentes sobre una base recíproca y equitativa19. Estas nuevas industrias de integración centroamericana, promovidas en general por empresarios privados, tenían que ser hechas de una o más plantas cuya capacidad mínima requiriera el acceso al mercado centroamericano para operar en condiciones razonablemente económicas y competitivas20; además sus productos tendrían circulación libre, no así los de las demás empresas. Para 1963 se reconoció a la planta fabricante de llantas GINSA como la primer industria de integración, la cual ya funcionaba en Guatemala y que producía para el mercado de la zona, la misma que recibió posteriormente capitales de los países miembros y de Estados Unidos. Empero, como se mencionará en el punto 3.2, las críticas y problemas para la implementación de estas industrias de integración no permitieron avances sustanciales21. De igual forma, otro de los temas principales dentro del MCCA para su funcionamiento fue el caso de la creación de una infraestructura regional, entendiendo ésta como todo el conjunto de transportes, comunicaciones, energía y programación del 19 Cf. Fuentes/ESAPAC. 20 Cf. Miguel Wionczek, “Integración económica, distribución regional de las actividades industriales” en El trimestre económico, México, julio-septiembre, 1966, pp. 469-502. 21 Cf. Gonzalo Cevallos, Integración económica..., op. cit. pp. 322-326. 79 territorio con lo cual no se generaría el intercambio de productos, de informaciones y decisiones indispensables para la implementación de diversas actividades económicas, ni se permitiría la organización de la producción, la facilitación de la transportación de productos así como la instalación de industrias. Para 1966 se da un primer esfuerzo con el plan carretero centroamericano que consideraba la construcción de 1,600 kms. de caminos, uniendo puntos estratégicos de los cinco países. Además, se creó la Corporación Centroamericana de Servicios de Navegación aérea (COCESNA) fusionando los servicios aéreos nacionales en una sola compañía. Asimismo en el terreno de las telecomunicaciones se firmó un convenio para establecer una red regional acompañada de coordinaciones bilaterales de energía eléctrica entre Honduras y El Salvador por un lado, Costa Rica y Nicaragua por el otro. Otro gran problema para la integración, el cual permea el desarrollo de los distintos aspectos antes mencionados, es el crecimiento equilibrado regional. No se podría considerar el acercamiento regional sin una política de crecimiento equilibrado que elimine las disparidades entre los países. Ante esto, dentro del MCCA se fueron considerando diferentes problemas técnico-económicos como la localización de las industrias, las ventajas comparativas, a la vez que prácticos como el equilibrio de fuerzas internas pro-integración y opuestas a ésta, los intereses locales frente a la integración. Empero, los problemas comenzaron desde 1964 cuando surgieron las quejas de Honduras y Nicaragua por un trato especial en el MCCA, hasta llegar a conflictos más serio como el de Honduras con el Salvador. 80 El problema básico para el MCCA era entonces “cómo conciliar los objetivos integradores frente a una correlación de fuerzas políticas en las que los intereses nacionales se sobreponen a los de carácter más amplio”22. Conjunto a esto está el problema de la agricultura. La agricultura seguía siendo la principal fuente de ingresos de los cinco países pues se considera que absorbía más del 60% de la mano de obra entre los tres tipos de actividades, la campesina o de básico autoconsumo, la producción comercial en haciendas pequeñas y grandes, y las plantaciones tropicales del Litoral en Guatemala, Honduras y Costa Rica23. En la década de 1960 se dio así el auge agroexportador que constituyó una de las transformaciones económicas más importantes de la época. El auge del azúcar fue impresionante, desplazando al algodón para ocupar el segundo puesto entre los productos de exportación, a pesar de que éste también había tenido un apogeo importante los años de 1964 y 196524. Sin embargo, los inconvenientes de la agricultura no se habían planteado con la importancia que se merece dentro de la integración y la existencia misma del mercado común cambia los términos en que se plantea. En primer lugar, se pensó en zonificar la producción en el ámb ito regional, al establecerse una relación más estrecha entre la estructura productiva y las características y potencialidades de los recursos, lo cual podría llevar a una especialización regional, con la consecuente modernización de los sistemas de comercialización de los productos. 22 Véase Berenice Ramírez “Los esfuerzos de Integración...”, op. cit. pp. 86-96. Empero, Eduardo Lizano opina que esta contraposición carece de validez y matiza el asunto: “ lo que sí puede ocurrir en determinadas ocasiones es una contradicción entre los intereses de un país dentro de su pauta nacional tradicional de desarrollo y el interés – que también es suyo- dentro de la nueva pauta que se trata de implementar. Pero esos casos no son conflictos entre países [...] sino como las naturales contradicciones entre distintos módulos de crecimiento” Cf. Eduardo Lizano F. compilador, La integración económica..., op. cit. pp. 80-81. 23Cf. SIECA, Centroamérica y su Mercado Común, Guatemala: SIECA, 1964, p. 14. 24 Cf. Alaín Rouquié, Guerras y paz... , op. cit. pp. 98-106. 81 3.2 La presencia de Estados Unidos en el MCCA En el capítulo anterior ya se ha mencionado la búsqueda de unidad centroamericana desde inicios del siglo XIX hasta la segunda mitad del siglo XX, no obstante existe un debate sobre la fortaleza o ausencia de ésta. Dentro de éste se ha argumentado que si bien es legítimo el punto de vista que dice que la unidad centroamericana ha sido saboteada por naciones externas a la región, también hay opiniones que sostienen que hay causas internas que no facilitaron el proceso sino al contrario, lo obstaculizaron25. Esto último se ha esbozado con anterioridad en el trabajo, y lo cierto es que ambas situaciones sucedieron y el motivo de este subapartado es indicar las características y la manera en que los intereses externos a la región se acercaron al proceso de integración. La incidencia de programas de asistencia desde el exterior en el mercado común fue importante y fue configurando el avance de éste; estos programas de hecho fueron promoviendo desde la cooperación técnica entre las naciones partícipes hasta las reformas en lo político, económico y social. Además, se ha comentado que el mercado común promovió mucha actividad económica nueva que, combinada con la inversión extranjera, trajo consigo el mejoramiento de algunos niveles de calidad de vida centroamericanos, fortaleció a la clase media y promovió una mayor participación política26. De igual forma, ya se mencionó la respuesta de Estados Unidos y organismos multilaterales hacia la inicia tiva de integración iniciada en el decenio de 1950. Las 25Cf. Capítulo cuatro de Ralph Lee Jr. Woodward, Central America, a nation divided, Nueva York: Oxford University Press, 1976. 26 Cf. Ralph Lee Jr. Woodward, ibidem. 82 misiones del Banco Mundial en esa década fueron complementadas en los sesenta por la AID del gobierno estadounidense para incorporar a las economías centroamericanas a la dinámica de la economía mundial, la estabilidad política y la seguridad hemisférica, aconsejando sobre algunas reformas en las políticas sociales y en materia agraria. En lo económico, las agencias estadounidenses y organismos multilaterales pusieron peso en el desarrollo de infraestructura centroamericana en transportes y comunicaciones, en la promoción de la agroexportación y en la atracción de inversión extranjera. Asimismo, recomendaron el desarrollo en educación básica y técnica, particularmente enfocado en lo agrícola; de igual manera, las recomendaciones de reforma llegaron al terreno del aparato estatal27. Otro mecanismo que usó Estados Unidos fue la empresa multinacional. En el mercado centroamericano poseían más del 30% de los activos fijos industriales y realizaban un alto porcentaje de las exportaciones, en algunos casos superior al 50%28. No obstante, desde el MCCA había interés por su regulación, así lo muestra el ya mencionado proyecto sobre el Régimen de Industrias Centroamericanas de Integración, en el cual se consideraba conveniente que cuando menos el 50% del capital social de las industrias tuviera su origen en el Mercado Común. La historia de la composición accionaría de la industria de llantas es muy importante en el proceso: la idea de establecer una planta fue impulsada desde Guatemala en 1954, nueve años más tarde recibió incentivos y entonces la empresa guatemalteca buscó coparticipación de una firma estadounidense (con Firestone y después con General Tire). Empero, esta coparticipación no funcionó y para 1968 la General Tire tenía el 72% del capital para posteriormente ser 27 Cf. Susanne Bodenheimer, “El Mercomún y la ayuda norteamericana” op. cit. pp. 38-41. 28 Cf. Alfredo Guerra-Borges, La integración de América Latina..., op. cit. p. 222. 83 cedida a Good Year dejando a la firma guatemalteca con un 5% de acciones.29 Los cinco gobiernos trataron de contrarrestar este proceso con acuerdos de tratamiento común a la empresa transnacional, pero la iniciativa no fue muy lejos y por problemas estructurales ya antes mencionados, el proyecto perdió importancia. Otra de las estrategias estadounidenses para la incidencia en el proceso fue la ALPRO la cual tenía grandes objetivos en la región. Ésta nació en 1961 durante la administración de Kennedy como respuesta de contención al proceso revolucionario en América Latina, en especial a la revolución cubana de 1959, y determinada por el contexto mundial de la guerra fría. Ésta era entendida como un cúmulo de medidas reformistas que, bajo la idea de quitar las reivindicaciones a las organizaciones revolucionarias y deslegitimarlas, invitaba a un esfuerzo de cooperación destinado a satisfacer las necesidades básicas de los pueblos como vivienda, trabajo, tierra, salud y educación, argumentando que la libertad política tenía que estar acompañada del progreso material. Su base teórica era una amalgama no sólo de ideas postuladas por la izquierda latinoamericana sino de conceptos cepalinos, estructuralistas, keynesianos y algunos métodos de dirección económica ensayados en el mercado común europeo 30; “la ALPRO era la mejor manera de atacar las raíces duraderas de la atracción comunista, que son la pobreza, el hambre y la ignorancia”31 Centroamérica fue uno de los blancos específicos de la ALPRO por su contexto integracionista y sus focos incipientes de insurgencia, por lo cual consideraba medidas específicas para manejar la situación: 29 Cf. Alfredo Guerra-Borges, idem, p. 230. 30 Cf. Felipe Herrera Lane, América Latina: desarrollo e Integración, Chile: Emisión Itda, 1986. 31 Vivian Trias, El Plan Kennedy para América Latina, Montevideo: Editorial Sol, 1961, p. 216. 84 “Reforma agraria destinada, en lo social y lo público, a eliminar el campo de cultivo más propicio para que surgieran movimientos insurgentes; en lo económico, a ampliar el mercado de consumo por medio de la habilitación de nuevas fuentes de trabajo y del alza de ingresos como premisas para la expansión industrial; en lo político, arrebatar a la izquierda la consigna de la mejor distribución de la tierra hacia la justicia social. Además, planteaba una reforma fiscal para modernizar el aparato productivo, ampliar la capacidad presupuestal del Estado y sus recursos públicos hacia la infraestructura así como estimular el flujo de capitales extranjeros públicos y privados. Planes carreteros, energía, educación y salud, así como la promoción del ahorro interno privado y de la inversión extranjera directa hacia la industria, la asistencia técnica y económica”32 Una Comisión Conjunta de Programación para Centroamérica comenzó a funcionar en octubre de 1962 preparando los planes de cinco años “1965-69” los cuales tenían objetivos claros por país, previendo tasas de crecimiento económico constantes33, así como planes de asistencia técnica para la industria, el campo y la colonización de tierras por país34 promoviendo la modernización en la producción agropecuaria, impulsando la industria y desarrollando la construcción de viviendas, escuelas y demás servicios contando con el apoyo financiero del BID, AID y BIRF. Sin embargo, las oligarquías locales se opusieron a este programa por su carácter reformador y modernizador que pudiera afectar sus intereses, esto por los planes de reforma agraria, las reformas fiscales y la creación de industrias para la sustitución de importaciones. En lo político, al ofrecer la democracia representativa como marco desarrollista, las oligarquías se mantenían reacias a aceptar pues no les ofrecía ninguna garantía de mantener el poder o contener el descontento social. Además de este rechazo, los fondos 32 Mario Monteforte Toledo, Centroamérica, subdesarrollo y…, op. cit. pp. 379-380. 33 Cf. BID, Informe de actividades 1961-1966, Washington, D.C.: Editorial del gobierno de Estados Unidos, 1967, p. 34. 34 Cf. Unión Panamericana, Proyecto, programa y presupuesto del Fondo Especial de Asistencia para el Desarrollo, Washington D.C.: editorial del gobierno de Estados Unidos, 1967. 85 reales distribuidos por la ALPRO no llegaban ni siquiera a lo programado lo cual anticipó su fracaso al no contar con los recursos suficientes para llevar a cabo las reformas. Tendría que ser entonces por otro medio la respuesta de Estados Unidos hacia el proceso centroamericano. 3.3 Los logros económicos, las diferentes realidades económicas Los logros económicos alcanzados por los países centroamericanos en 1950 permitieron restablecer un equilibrio dinámico en el sector externo, utilizar en mayor proporción los recursos disponibles y ampliar la base nacional de capacidad productiva en cada país. Todo esto permitió un mejoramiento funcional de la economía, pero no un cambio de fondo en la estructura del sistema. Siguieron en pie las asimetrías de desarrollo económico entre los países de la región, las dificultades para proporcionar ocupación productiva a la población económicamente activa y aumentar la remuneración del trabajo 35. Antes estas y otras insuficiencias, el objetivo del MCCA era la creación de un mayor mercado que hiciera posible la expansión industrial y, a partir de la interdependencia económica de los países, brindar estabilidad a las economías y mercados de los integrantes. Así, la década comenzaba con la expansión de la producción industrial (Cuadro 8, capítulo dos, página 67) asentada sobre una estructura agraria fuertemente monopolizada por las oligarquías locales. Las ramas que más dieron cuenta del producto industrial 35 Cf. Eduardo Lizano F. compilador, La integración económica..., op. cit. p. 72. 86 fueron los alimentos, las bebidas, textiles y el tabaco, pero fue la rama química la que tuvo mayor dinamismo; su participación en el valor total del producto industrial se triplicó entre inicios de la década de los sesenta y fines de los setenta36. El desempeño del MCCA en su primer decenio fue importante: el comercio intrarregional aumentó en 32.7millones de dólares en 1960 a 135.5millones en 1965 y 270.4 en 1971, y el valor industrial agregado de la región aumentó la tasa anual promedio de 12%, pasando de 379 millones de dólares en 1960 a 883 millones en 1971. Además las tasas anuales de crecimiento del PIB de los países fueron más altas durante en período de integración que en la década de los cincuenta37 (Cuadro 13, página 95). Para llegar a esto tuvieron que suceder varias situaciones, una de las cuales es la interdependencia económica entre los cinco países. Hasta los inicios de 1950 estuvieron desintegradas, orientadas hacia fuera y lo local pero para el período 1955-1960 la integración regional comenzó a ser una orientación importante para los cinco. Asimismo, está el hecho de que en el contexto de la “convivencia de dos modelos de desarrollo”38, el MCCA pudo desarrollarse a partir de las exportaciones tradicionales ampliando su nivel de demanda global y permitiendo el ahorro que consecuentemente financió las nuevas actividades directamente productivas que participarían en el intercambio regional, y el comercio intrarregional dio un nuevo impulso a la actividad 36 Cf. Carlos Vilas, Mercados, Estados..., op. cit. p. 70. 37 Cf. Luis René Cáceres, Integración económica y subdesarrollo en Centroamérica, México: FCE, 1980, p. 11. 38 Hay un debate interesante sobre la convivencia de estos dos modelos de desarrollo. SIECA, en Eduardo Lizano F. compilador, La integración económica…, op. cit. comenta que si bien se ha insistido en las exigencias divergentes del modelo hacia fuera y hacia adentro que se inició en 1960 al amparo de la integración, no es menos cierto que ambos se apoyaron mutuamente. En cambio Bulmer Thomas, Víctor Bulmer Thomas, “Economic development…”, op. cit. aclara que tan optimismo no puede verse prematuro pues los intereses agrarios ejercieron una preponderante influencia sorbe los asuntos y decisiones político- económicas que neutralizaron los esfuerzos de los nuevos tecnócratas del MCCA. 87 económica de los cinco países reduciendo la vulnerabilidad del sector externo centroamericano. Esto se aprecia cuando se revisa el crecimiento del PIB real de la región por país el cual fue de 5.6% (Cuadro 13, página 95). El mayor dinamismo relativo en la expansión del PIB fue para Honduras y Nicaragua comparándolo con el anterior de 1950. Ello sugiere que durante los años de integración se dio una modesta convergencia de las tasas decrecimiento de los países. De igual manera, el crecimiento de las exportaciones a terceros países apoyó el impulso de expansión en la actividad económica. (Cuadro 14, página 95). Esta se debió también a la recuperación de los precios de los productos de exportación tradicional más importantes de la región y al aumento en las exportaciones y a una diversificación de las mismas. El porcentaje de las exportaciones extrarregionales (café, algodón y banano) en 1960 representaban el 81.4%, para 1970 cayó a 71.3%39. Además, con la eliminación o atenuación de las limitaciones propias del tamaño de los mercados y la política proteccionista de desarrollo industrial, se inició un pujante proceso sustitutito de las importaciones haciendo que para 1970 la actividad industrial manufacturera contribuyera con el 17.5% del PIB total de la región, 4.3% más que diez años atrás (Cuadro 15, página 96). Este impulso se refleja en valor del comercio intrarregional integrado principalmente por productos manufacturados (Cuadro 16, página 96), además de que las exportaciones intrarregionales aumentaron su participación porcentual en las exportaciones totales de los países de manera significativa (cuadro 17, página 96), hecho que responde al dinamismo integrador del MCCA. 39 Cf. SIECA, “el desarrollo integrado en la década de 1960”, en Eduardo Lizano F. compilador, La Integración económica..., op. cit. p. 99. 88 Asimismo, el MCCA provocó el desarrollo en la infraestructura física de la región, lo cual facilitó la producción e intercambio de bienes, así como se lograron importantes avances en la movilización de recursos externos, público y privados con la ayuda del BCIE, así como fortaleció su capacidad de negociación comercial con el resto del mundo. En general, la región creció en su conjunto a una tasa mayor de aproximadamente 1.5% anual de lo que hubiera crecido sin existir la integración (Cuadro 18, página 97). Con esto, el MCCA produjo un cambio fundamental en la dinámica de crecimiento económico centroamericano al reducir la importancia del sector externo y aumentar la del sector público. Sin embargo los efectos favorables de la integración en el campo económico comercial, a mediados de la década se presentaron varios factores que atenuaron el desarrollo del proceso como los desequilibrios externos, las restricciones del ahorro, la inversión y las finanzas públicas, así como la participación desigual de los países en los beneficios de la integración, y la poca participación e injerencia de la población en el proceso y los conflictos políticos. Exceptuando Costa Rica, el ritmo de expansión de las exportaciones a terceros países fue mucho mayor durante los primeros cinco años de la década que durante los segundos; de hecho, para Guatemala, El Salvador y Nicaragua hubo un estancamiento de 1966 a 196940. Además el crecimiento de las exportaciones perdió dinamismo frente al de las importaciones principalmente a razón de los insumos y bienes de capital requeridos para la industrialización. Para cubrir este saldo, lo s países acudieron a la movilización de recursos externos ya sea préstamos o inversión extranjera directa provocando un alza en 40 Cf. SIECA, idem, p. 107. 89 los índices de endeudamiento externo (Cuadro 19, página 97). En resumen, lo que ocurrió fue: “Por un lado se logró mejor la capacidad del aparato productivo centroamericano para responder a aumentos en la demanda interna, reduciendo la necesidad de atender dichos aumentos sobre la base de importaciones de bienes de consumo. Sin embargo, por otro lado, la industria regional siguió exigiendo una proporción elevada de insumos importados, con lo cual se introduce cierta rigidez a cualquier política de contención de importaciones.” 41 Por otro lado, los bajos coeficientes de ahorro interno y externo del conjunto centroamericano impidieron desarrollar más infraestructura y demás programas. Durante esa década, sólo Guatemala y Costa Rica tuvieron alza en el ahorro (Cuadro 20, página 98), Asimismo, los reducidos niveles de ahorro interno son el resultado del bajo nivel de ingreso y de su desigual distribución, de lo incipiente de los mercados capitales y de la limitación de los sistemas y mecanismos para la tributación, la cual apenas superó las tasas de crecimiento del PIB, con un crecimiento pobre desde 1955 a 1975. (Cuadro 21, página 98). Además, el concepto de desarrollo equilibrado tenía serias dificultades para ponerse en práctica. Si bien los cinco países de la región tuvieron beneficios netos del proceso, también ocurrió que las actividades estimuladas por la creación del MCCA tendieron a concentrarse más en los países que contaban con un mercado nacional de dimensiones más amplias. Así, las exportaciones intracentroamericanas tendieron a concentrarse en Guatemala y El Salvador, mientras que la participación de Honduras tendió a caer en la década (Cuadro 22, página 98). 41 SIECA, idem, p. 109. 90 A principios de 1964, cuando se eliminaron los aranceles sobre el 91% de los bienes intercambiados regionalmente, Guatemala y El Salvador tenían la mayor participación no sólo en las exportaciones sino en las importaciones del MCCA, al mismo tiempo que disfrutaban de superávit en el comercio intrarregional (Cuadro 23, página 99). En ese mismo año, Honduras argumentó que la situación de su comercio intrarregional requería un trato especial, más favorable con incentivos fiscales para atraer la inversión extranjera. Nicaragua, al enfrentarse con fuertes déficit en su comercio intra y extrarregional en 1966 y 1967 mostró su inconformidad al afirmar que no era injusto el trato de los otros miembros, amenazando con cerrar sus fronteras a las importaciones regionales. La preocupación hondureña estaba justificada sólo en parte pues su participación en el PIB y el valor industrial agregado totales de Centroamérica tenía una tendencia decreciente a partir de 1960, pero algo igual ocurría con Guatemala y el Salvador (Cuadro 24, página 99). Es en el campo de las exportaciones intrarregionales donde la posición de Honduras se deterioró con rapidez (Cuadro 25, página 99). Dichos desequilibrios respondían mayormente a las distintas condiciones en que se encontraban los países antes del MCCA, pero también influía las diferentes capacidades de cada país para aprovechar los estímulos derivados de la integración, a la importancia que se le dio a partir de la asignación de recursos y planes de trabajo a ésta, y a la falta de coordinación de políticas integracionistas entre los países. A este respecto, cabe aclarar la lentitud y poca congruencia de los organismos regionales para resolver los problemas del proceso. Además, en la mayoría de los países los promotores de la integración carecían de autonomía para resolverlos. 91 Por otro lado, cabe señalar que el MCCA no terminó de conformar un importante grupo de presión que defendiera su conformación. Durante todo el período la idea quedó cerrada en un círculo reducido de técnicos, funcionarios públicos, académicos y empresarios vinculados directamente con el proceso. Los estratos obreros y populares se mantuvieron al margen de las decisiones y no tuvieron participación alguna en el marco institucio nal. Al contrario, como veremos en capítulos posteriores, los desequilibrios en el desarrollo relativo entre países profundizaron y agregaron una nueva dimensión a la distribución desigual del ingreso a nivel nacional. 3.4 La fractura política de 1969. La Guerra del fútbol y el inicio de la crisis del MCCA Desde 1951 con la ODECA se realizaron los primeros intentos de integración política en la región, sucedieron diferentes reuniones ministeriales y ya instaurado el MCCA tenía dentro de sus principales objetivos la armonización de las diferentes materias relativas a la políticas social (legislación laboral, seguridad social, prestaciones, formación profesional, etc). Empero, la realidad de los intereses nacionales y poderes locales dificultó el asunto. Costa Rica, una de las naciones más prosperas de la región, negaba aún una cooperación completa con las demás naciones y Honduras seguía sufriendo de su menor desarrollo y exigía al MCCA por mayores resultados en su economía. No obstante, uno de los conflictos políticos que marcó el proceso fue el ocurrido durante dos semanas en el verano 1969 entre El Salvador y Honduras conocido como “la guerra del fútbol”. Éste vino a demostrar las debilidades políticas de una integración 92 mayormente avanzada en lo económico y acumuló más presiones a los demás países signatarios de MCCA, así como hizo manifiesta la necesidad de reestructuración del mismo. El centro del conflicto era el cúmulo de conflictos demográficos y fronterizos. El Salvador, el único Estado centroamericano sin largas extensiones de tierra pública, tenía una densidad poblacional que excedía su territorio. Cerca de catorce familias eran propietarias del 95% de la tierra la cual en general no era cultivada intensivamente. Ante esto, la población salvadoreña tuvo que buscar vías de escape y una forma fue la emigración a tierras hondureñas donde se asentaron en el comercio y la industria. A partir de 1958, el tratado de integración permitió el libre tránsito de habitantes lo cual aceleró el flujo natural de migración. En 1960, alrededor de veinte mil Ciudadanos Salvadoreños ya vivían en Honduras, representando el 62 % de la población foránea en ese país42. Para 1961 el número de Salvadoreños creció a 38,002, 72% de la población foránea en Honduras y, aunque Los Salvadoreños representaban sólo el 2% de la población total hondureña en ese mismo año, durante toda la década creció de manera considerable. Esto comenzó a provocar celos e inseguridad dentro de los campesinos, obreros y tenderos locales pues esta presencia salvadoreña comenzaba a representar una amenaza económica para ellos, les podían desplazar de sus trabajos. Para 1963 se aprobó una ley por la cual se limitaba el número de trabajadores foráneos en cualquier empresa a 10% del padrón, y para 1968 se aceptó una ley hondureña que acrecentó el conflicto al prohibir títulos de propiedad a los migrantes Salvadoreños. Los terratenientes 42 Cf. Ralph Lee Jr. Woodward, Central America, a nation…, op. cit. p. 254, y Eddy Jiménez, La Guerra no fue de fútbol, Cuba: Casa de las Américas, 1974. 93 hondureños temían que la apertura del derecho a la propiedad de la tierra para los migrantes traería consigo la demanda de una reforma a la propiedad de la tierra, por lo cual promovieron y apoyaron esta ley. Al problema demográfico se le sumó el problema de las disparidades económicas entre los países. Como ya se ha mencionado en el capítulo anterior, Honduras fue de los menos beneficiados con el repunte económico de posguerra, y durante el MCCA la situación no cambió 43. El Salvador había avanzado económicamente mucho más que Honduras y para 1964 este último ya exigía un trato especial para su economía44. Asimismo, las disputas fronterizas se acrecentaron: en 1967 las autoridades salvadoreñas arrestaron a un hondureño en la frontera, y como respuesta el gobierno hondureño capturó cuarenta tropas en la misma área. Los dos países rompieron relaciones diplomáticas y no se retomaron hasta 196845. Mientras tanto, hondureños atacaban residentes salvadoreños en Honduras obligándolos a escapar. La población salvadoreña respondió haciendo lo mismo en su territorio y para junio de ese año se volvían a romper las relaciones diplomáticas y el conflicto llegó hasta lo militar siendo que fuerzas salvadoreñas se disponían a ocupar Tegucigalpa. Afortunadamente el 18 de julio ambas partes acordaron el cese al fuego aunque la clase terrateniente salvadoreña, temiendo el regreso de los migrantes, presionó al gobierno para no dejar las tierras hondureñas ocupadas. Para el mes de agosto las fuerzas regresaron a El Salvador y se restablecía la paz. Empero, el daño físico y 43 Cf. Miguel Ángel Funes, Modelos económicos de Honduras, Tegucigalpa: Universidad Nacional Autónoma de Honduras, 1998, pp. 103-110. 44 Véase supra en el subapartado económico de este capítulo. 45 la tensión permaneció y la disputa revivió durante las eliminatorias para copa mundial de fútbol entre los dos equipos en el verano de 1969. La violencia irrumpió alrededor de los partidos en ambas capitales de los países, lo cual obligó a continuar la eliminatoria en territorio mexicano donde el equipo salvadoreño ganó. 94 diplomático era irreversible, y más para el MCCA siendo que Honduras definiría su salida un año después. Así, el MCCA entraba a la década de los setenta con problemas de toda índole, dispuesto a intentar recuperarse. 95 3.5 Cuadros Cuadro 12. Centroamérica: participación en el comercio interregional. 1960-1970. País Exportaciones Importaciones Costa Rica 20 21.7 El Salvador 31.2 28.4 Guatemala 34.4 22 Honduras 10.1 24.9 Nicaragua 25.8 25.2 Fuente: Elaborado con cifras oficiales de CEPAL de 1970 en ECLAC, Statistical Yearbook for Latin America and the Caribbean, Washington, D.C.: BID/ECLAC, 1971. Cuadro 13. Centroamérica: tasas anuales promedio de crecimiento del PIB en porcentajes. Período Guatemala El Salvador Honduras Nicaragua Costa Rica 1950-1960 3.8 4.6 3.4 5.4 5.9 1960-1970 5.4 5.6 5 7.3 7.2 Fuente: Elaborado con cifras del BID, en BID/INTAL. El desarrollo integrado de Centroamérica en la presente década Guatemala: BID/INTAL, 1973, volumen 1. Cuadro 14. Centroamérica: tasas acumulativas de crecimiento anual del valor de las exportaciones a terceros países, a precios corrientes, 1955-1970. Período Guatemala El Salvador Honduras Nicaragua Costa Rica Centroamérica 1955-1960 1.7 0.3 4.8 5.5 1 0.3 1960-1965 6.9 6.5 13.8 18.6 2 9 1965-1970 4.5 1.6 7.7 -1.6 14.2 5 Fuente: Elaborado con cifras oficiales de CEPAL de 1970, en ECLAC, Statis tical Yearbook for Latin America and the Caribbean, Washington, D.C. : BID/ ECLAC, 1971 y SIECA Centroamérica y su Mercado Común, Guatemala: SIECA, 1964. 96 Cuadro 15. Centroamérica: participación del PIB industrial en el PIB total. (porcentajes) Período Guatemala El Salvador Honduras Nicaragua Costa Rica Centroamérica 1960 12.8 14.6 12.4 12.1 14 13.2 1970 16.4 18.7 13.8 19.7 19 17.5 Fuente: Elaborado con cifras de SIECA, en SIECA Centroamérica y su Mercado Común, Guatemala: SIECA, 1974. Cuadro 16. Centroamérica: valor del comercio intrarregional. (en miles de pesos centroamericanos –dólar estadounidense-) 1960-1970. País que Importa Guatemala El Salvador Honduras Nicaragua Costa Rica Exporta Guatemala 40637 28528 15729 21547 El Salvador 39474 12415* 15426 20072 Honduras 19075 7339* 4926 7091 Nicaragua 7224 8761 13992 19948 Costa Rica 11226 11204 12351 13933 *hasta 1969, cuando comienza la guerra El Salvador-Honduras. Fuente: Elaborado con estadísticas del Banco Centroamericano de Integración Económica de 1973, en http://www.bcie.org/spanish/infomacro/index.php Cuadro 17.Centroamérica: participación de las exportaciones intrarregionales en las exportaciones totales, 1960-1970. (porcentajes) Período Guatemala El Salvador Honduras Nicaragua Costa Rica Centroamérica 1960 5.5 10.9 10.2 4.3 1.8 6.5 1970 29.7 29.3 9.8 22.9 17.8 23 Fuente: Elaborado con estadísticas del Banco Centroamericano de Integración Económica de 1973, en http://www.bcie.org/spanish/infomacro/index.php 97 Cuadro 18. Centroamérica: tasa de crecimiento real e hipotético del PIB con y sin MCCA, 1962-1968. (porcentajes) País Crecimiento real con MCCA Crecimiento hipotético sin MCCA Diferencia Guatemala 6.1 4.3 1.8 El Salvador 5.8 4.6 1.2 Honduras 6.6 6 0.6 Nicaragua 7.2 4.5 2.7 Costa Rica 7.3 6.6 0.6 Centroamérica 6.5 4.9 1.6 Fuente: Elaborado con cifras de Eduardo Lizano, en Eduardo F. Lizano, Compilador, La integración económica centroamericana, México: FCE, 1975. Cuadro 19.Centroamérica: índices de endeudamiento externo. Servicio y amortización de deuda externa total como porcentaje de las exportaciones y servicios Servicio y amortización de deuda externa total como porcentaje del PIB País 1961-1965 1966-1970 1961-1965 1966-1970 Guatemala 13.1 23 2 4.4 El Salvador 5.8 6.2 1.5 1.6 Honduras 9.7 14.3 2.3 4.3 Nicaragua 8 16.5 2.6 4.6 Costa Rica 13.6 19.1 3.4 5.4 Fuente: Elaborado con cifras de Eduardo Lizano, en Eduardo F. Lizano, Compilador, La integración económica centroamericana, México: FCE, 1975. 98 Cuadro 20. Centroamérica: relación del ahorro interno, externo y total al PIB, 1960-1970. 1960-1962 1968-1970 País Ahorro interno Ahorro externo Ahorro e inversión total Ahorro interno Ahorro externo Ahorro e inversión total Guatemala 7.3 2 9.3 12.9 1.4 14.3 El Salvador 12.2 1.4 13.6 10.7 1.2 11.9 Honduras 13.3 0.6 13.9 12.7 6.9 19.6 Nicaragua 13.6 1.6 15.2 12.8 4.7 17.5 Costa Rica 16.1 4.2 20.3 19.5 6.5 26 Centroamérica 11.3 2 13.3 13.6 3.5 17.1 Fuente: Elaborado con cifras de Eduardo lizano, en Eduardo F. Lizano, Compilador, La integración económica centroamericana, México: FCE, 1975. Cuadro 21.Centroamérica: coeficiente de tributación, (porcentaje del PIB) País 1955 1965 1975 Costa Rica 10.1 11.8 12.7 El Salvador 10.8 9.9 12 Guatemala 8.5 7.6 9.5 Honduras 7.3 9.7 12.1 Nicaragua 10.8 10.2 10.6 Fuente: Elaborado con cifras de Carlos Vilas, en Carlos Vilas, Mercados, Estados y revoluciones en América Central, 1950-1990, México: UNAM/CIIECH, 1994. Cuadro 22. Centroamérica: participación relativa de los países en el PIB de Centroamérica. (porcentajes) Año Guatemala El Salvador Honduras Nicaragua Costa Rica 1960 37.3 20.3 12.4 12.8 17.2 1970 36.2 20.2 11.4 14.8 17.4 99 Fuente: Elaborado con estadísticas del Banco Centroamericano de Integración Económica de 1973, en http://www.bcie.org/spanish/infomacro/index.php Cuadro 23.Centroamérica: participación porcentual en las exportaciones e importaciones del MCCA. 1965-1970. (porcentajes) Año Guatemala El Salvador Honduras Nicaragua Costa Rica 1965 24.82 36.95 16.95 13.47 7.8 1970 21.72 20.26 18.34 16.72 22.95 Fuente: Elaborado con cifras de SIECA, en SIECA, Compendio estadístico centroamericano, Guatemala: SIECA, 1975. Cuadro 24.Centroamérica: participación en el PIB centroamericano y valor industrial agregado por países. (porcentajes) País 1960 1970 Participación en el PIB V. Industrial Agregado Participación en el PIB V. Industrial Agregado Guatemala 37.3 36 36.2 33.8 El Salvador 20.3 22.4 20.2 21.6 Honduras 12.4 11.6 11.4 9 Nicaragua 12.8 11.7 14.8 16.7 Costa Rica 17.2 18 17.4 18.9 Fuente: Elaborado con cifras del BID, en BID/INTAL. El desarrollo integrado de Centroamérica en la presente década, Guatemala: BID/INTAL, 1973, volumen 1. Cuadro 25.Centroamérica: participación porcentual en las exportaciones intrarregionales.1962-1968. Año Guatemala El Salvador Honduras Nicaragua Costa Rica 1962 26.32 36.39 27.13 0.65 3.79 1968 30.01 32.86 12.1 10.43 14.59 Fuente: Elaborado con cifras del BID, en BID/INTAL, El desarrollo integrado de Centroamérica en la presente década Guatemala: BID/INTAL, 1973, volumen 1. 100 CAPÍTULO 4. El MERCADO COMÚN CENTROAMERICANO EN LOS AÑOS SETENTA. CRISIS Y DEBACLE El decenio de 1970 comenzaba con un largo recuento de problemas para el MCCA. A pesar de que algunos autores ponen como principal referencia de la crisis a la “guerra de desintegración”1 de 1969, lo cierto es que ésta era sólo parte del problema. Aunque los años cincuenta, sesenta y setenta fueron favorables para la región centroamericana, siendo que de 1950 a 1978 el crecimiento anual del PIB regional fue de 5.3% y para finales de la década de los sesenta supera el 6% anual2, paradójicamente los índices económicos más espectaculares corresponden a los países más críticos y más afectados por los conflictos armados, como El Salvador. Asimismo, las dificultades para llegar al desarrollo equilibrado, las disparidades en los beneficios económicos entre países y la falta de ampliación de los compromisos originales seguían presentes, socavando aún más el avance de la integración. No obstante que el auge económico centroamericano de las tres décadas tuvo una participación en el PIB regional que se duplicó en menos de treinta años (en 1950 la industria representaba el 10.7%, el 13.8% en 1960, el 19.8% en 1970 y el 22.3% en 19793) , las fuerzas integradoras fueron perdiendo terreno frente a los intereses locales tradicionales, la inversión extranjera directa fue ampliando su poder sobre la economía de 1 Cf. Alain Rouquié, “Honduras -El Salvador. La guerre des cent heures: un cas de’ désintégration régionale ́» en Revue francaise des sciences politiques, diciembre, 1971, pp. 1290-1395. Otros autores – Eduardo Lizano F. compilador, La integración económica…, op. cit. p. 216; Stuart I. Fagan, Central American economic integration, the politics of unequal benefits , apud Eduardo Lizano F. compilador, La integración económica…” , op. cit. p. 217 y Víctor Bulmer Thomas, Economic development…, op. cit. y Susanne Bodenheimer, “El mercado común y la ayuda…”, op. cit.- sustentan la idea de que no fue la Guerra del fútbol sino los problemas estructurales institucionales, económicos y sociales, además de factores externos, de la región y de los países centroamericanos que llevaron al quiebre del MCCA. 2 Cf. Alain Rouquié, Guerras y paz…, op. cit. p. 86. 3 Cf. Alain Rouquié, “Honduras-El Salvador...”, op. cit. p. 90. 101 los países, el endeudamiento externo creció y la crisis petrolera mundial de inicios de la década agravó la propia del proceso. Finalmente los contados logros económicos integradores no llegaban aún plenamente a los niveles sociales más bajos de los países, sumando a esto las catástrofes naturales que se vivieron en la época que empeoraron aún más las condiciones de vida de Los Centroamericanos, y que ocasionaron como en el caso de Nicaragua un clima político más tenso por la respuesta gubernamental ante la catástrofe. A razón de esto, en la década de los setenta se presentan nuevas situaciones en esta compleja estructura centroamericana, los brotes de violencia y las organizaciones revolucionarias principalmente en Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Así, el presente capítulo recuperará los diferentes aspectos que dieron lugar a la crisis del MCCA en el decenio referido, encontrando los vínculos de los problemas anteriores con las nuevas complicaciones de la época que dieron rumbo al declive integrador. 4.1 Breve caracterización de la crisis a partir de los aspectos institucionales Ante la salida de Honduras del proceso integrador, se inició en el segundo semestre de 1970 los intentos institucionales por solucionar el conflicto bilateral Honduras-El Salvador dentro del MCCA, además de los propios del mercado común desarrollados durante los diez años de su existencia. Entre los acuerdos más importantes conseguidos se encuentran el protocolo de San José mediante el cual las industrias estarían exentas del sobrecargo del 30% sobre las importaciones. El referido al origen de los productos en respuesta a las quejas de los países menos industrializados, especialmente Honduras, 102 quieres argumentaban que estaban siendo forzados a subsidiar la industrialización de Guatemala y El Salvador. Ante esta situación, se acordó que un producto, para ser calificado como “centroamericano” y así gozar de los privilegios del mercado libre, debía contribuir a un cierto mínimo del valor incorporado regional y responder a ciertos estándares de procesamiento mínimo en Centroamérica4. Además, en cuanto al problema de la industrialización y los desequilibrios del desarrollo regional, se hizo el esfuerzo de revisar la política industrial regional, promoviendo ciertas industrias básicas y simultáneamente fomentando el desarrollo equilibrado, permitiendo la instalación de sólo una planta de estas industrias determinada por el consejo económico del MCCA. Conjuntamente, se resolvió crear un fondo que proveyera de préstamos en términos sencillos, dando preferencia a la industria de los menos desarrollados y promoviendo que las contribuciones fueran proporcionales al nivel de desarrollo. Sin embargo, a pesar de las buenas intenciones, estas negociaciones carecieron de operatividad y en el mayor de los casos sólo respondían a la emergencia del momento. Finalmente se dio la ruptura en las negociaciones por parte del sector pr ivado salvadoreño y del gobierno de ese país al determinar que no querían hacer ninguna concesión a Honduras. Este rechazo fue apoyado también por la comunidad comercial centroamericana y la organización de los industriales, la FECAICA, quienes no aceptaron los objetivos de un desarrollo equilibrado mediante la imposición de restricciones a las inversiones privadas como reestructuración del MCCA a partir de las demandas hondureñas; el sector 4 Cf. CEPAL, Evaluación de la…, op. cit. p. 53. 103 privado centroamericano consideraba que debía ser consultado en todas las decisiones del MCCA y que toda decisión tomada sin su aprobación sería ilegal. Los industriales, de menos en Guatemala y El Salvador, presionaron a sus gobiernos para que no firmaran las negociaciones aún a costa de perder el mercado hondureño. Susanne Bodenheimer es una de las críticas de CEPAL al afirmar que a finales de los sesenta CEPAL había dejado de contraponerse a Estados Unidos en cuanto al MCCA se refiere; la misma autora divide al MCCA en dos bloques: el bloque estadounidense con las intereses más privilegiados de Centroamérica y, el que finalmente perdió, la oposición pro- integración centroamericanista que incluía a muchos tecnócratas de SIECA y otras instituciones de la integración, al gobierno de Nicaragua, al gobierno y sector privado de Honduras y a nacionalistas de otros gobiernos.5. Cabe aclarar también que el papel de CEPAL en estas negociaciones fue cayendo, siendo criticada por la pérdida de su potencial función de crítico externo y por dejar de lado los objetivos iniciales para adaptarse al bloque hegemónico estadounidense dentro de Centroamérica6. De igual forma, de 1971 a 1972 se da un esfuerzo importante por parte de SIECA para solucionar los conflictos del MCCA, sin embargo no se le dio seguimiento 7. 5 Todo este proceso de negociaciones fue conocido como el modus operanti y la turbulencia con que se llevó se puede encontrar en las minutas de las reuniones de ministros de economía del segundo semestre de 1970 en www.sieca.org. Además, para más información sobre el estado de las negociaciones, ver SIECA, “acta final de la tercera reunión de ministros de economía de Centroamérica”, diciembre 8-11, 1970, Guatemala: SIECA. 6 Ver Susanne Bodenheimer Jonas, “La ayuda externa no favorece la integración centroamericana” en Revista de Estudios Sociales Centroamericanos, número. 7, enero-abril 1974, pp. 35-74. 7 La propuesta de SIECA es un informe titulado El desarrollo integrado de Centroamérica en la presente década el cual fue entregado en noviembre de 1972 a los cinco presidentes de las naciones integradas. Ver documentos SIECA/BID/INTAL en www.sieca.org. 104 El MCCA tenía graves problemas institucionales de fondo. Uno de esos problemas es lo que se refiere a la rigidez de los mecanismos de integración así como a la falta de complementariedad entre procesos institucionales, como por ejemplo el caso de la vinculación entre el libre comercio y la política industrial, con la transformación de la estructura tributaria de los países miembros. Las políticas comercial e industrial contribuyeron a limitar la capacidad de los gobiernos de captar recursos. El cuadro 21 del capítulo anterior (página 98) permite observar la fragilidad de la base tributaria de los estados tributarios desde inicios de la integración hasta mediados de la década de los setenta (1955-1975). Lo que nos revela es una escasa capacidad de los Estados para movilizar recursos financieros internos que los llevaría, ante los fuertes compromisos de gastos, a apoyarse más en el endeudamiento externo. El problema fue tal que: “Las restricciones fiscales obedecieron a diversos factores. El crecimiento del comercio regional en los sesenta, libre de derechos de aduana, desplazó progresivamente al comercio de Centroamérica con el mundo, que sí se encontraba agravado. La adopción del arancel común externo, que discriminaba contra las importaciones extrarregionales de bienes de consumo y en cambio reducía los impuestos de importación de bienes intermedios y de capital, tuvo como efecto reducir los ingresos fiscales de las importaciones. La caída de los derechos de importación significó un severo golpe a las rentas fiscales.”8 Ante esto, las instituciones regionales no pudieron plantear una alternativa regional viable para solucionar los déficits fiscales que el mismo proceso de integración contribuyó a generar. De igual forma, los incentivos a las nuevas actividades productivas contemplaron exenciones de los impuestos a las importaciones y a las ganancias. Además, las políticas impositivas estuvieron sesgadas hacia los tributos al consumo y la producción. A 8 Carlos Vilas, Mercado, Estados..., op. cit. p. 135. 105 mediados de la década de los setenta los impuestos directos representaban en toda Centroamérica sólo el 21% de los ingresos totales de los gobiernos, mientras que en América Latina llegaban al 32%9. En esta misma década, el gasto público creció rápidamente, generando una brecha creciente entre ingresos y egresos, creciendo éstos a una tasa anual promedio de 6%, mientras que el gasto a 9% ocasionando que el coeficiente del gasto público casi se duplicara en este lapso10. Asimismo este crecimiento del gasto público se orientó hacia las demandas de acumulación y consumo de los grupos medios y altos sin incorporar al resto de la población. Por otro lado, la falta de ampliación de los compromisos originales se reflejó en que las instituciones no ampliaron su espectro de acción, lo cual iba aparejado a que dichas instituciones no gozaban de autonomía financiera y/o política pues dependían de las contribuciones gubernamentales. Esto provocó la aparición de algunas contradicciones que perjudicaron su funcionamiento: por una parte, los gobiernos hacían frecuentes solicitudes para que ejecutaran actividades regionales pero sin dotarlas de recursos necesarios para llevarlas a cabo. Por otro lado, los mismos promotores de la integración carecían de instrumentos de comunicación con las instituciones lo que ocasionaba un yermo de sustento para la aplicación de actividades11. Otra de las dificultades institucionales fue la referente a los aspectos distributivos. Los planteamientos de Honduras desde mitades de la década son precedente de los problemas en la distribución de costos y beneficios en el MCCA, ocasionando que éste 9 CEPAL, Evaluación de la integración.. ., op. cit. pp. 44-50. 10CEPAL, idem, p. 49. 11 Cf. Isaac Cohen, Ensayos sobre la integración centroamericana, Tegucigalpa: BCIE, 1998, pp. 244-245. 106 llegara pedir un trato preferencial lo cual no ocurrió y, junto a otros aspectos, llevó al desenlace que ya se conoce. De la misma manera, habría que reconocer que la idea de integración no fue efectivamente asumida por las elites gobernantes centroamericanas. Muchas de las reformas estructurales a las que se vinculaba el proyecto integracionista suponían modificaciones importantes en las bases económicas y sociales del sostenimiento y reproducción del poder político. Tal es el caso de la reforma agraria 12: puesto que la agricultura aún era un sector dominante de las economías, dicha reforma debía remover el obstáculo impuesto por el carácter tradicional de las estructuras agrarias. 4.2 Crecimiento económico y crisis en las economías centroamericanas en la década de 1970. Prosperidad y desigualdad13 El crecimiento y estabilidad económicos de la región en las tres décadas14 de integración centroamericana es evidente si se considera el crecimiento del PIB por país, el cual sólo tiene una ligera caída de 1970 a 1979 (Cuadros 26 y 27, página 121). Asimismo, el alza de los porcentajes de las exportaciones e importaciones en el PIB regional es un importante indicador inicial de los índices centroamericanos de crecimiento económico 12 Cf. Maria da Conceiao Tavares, “La CEPAL y la integración económica de América Latina”, en Revista de la CEPAL, S/N número extraordinario, octubre 1998. pp.213-228. 13 Héctor Pérez Brignoli define al lapso 1950-1980 con estos dos conceptos. Confronta la prosperidad característica de la posguerra de la modernización tecnológica y la diversificación agroexportadora, favorecida con la economía mundial, complementada con el cambio estructural de los sesenta y el MCCA, con el quiebre en los setenta de la crisis y la inestabilidad. Los logros económicos de casi dos décadas contrastan con los índices de desarrollo social. Ver Héctor Pérez Brignoli, “Growth and crisis in the Central American Economies, 1950-1980”, en Journal of Latin American Studies, volumen 15, part 2, November 1983, pp. 365-398. 14Considerando la década de 1950 como el inicio de los acercamientos comerciales e institucionales. 107 (Cuadro 28, página 122). Sin embargo, el comportamiento estable de los cincuenta y sesenta se pierde en el decenio de 1970: hay muchas fluctuaciones fuertes en la balanza comercial y paralelo a esto la deuda externa crece considerablemente; aún así los índices centroamericanos están lejos de los límites de otros países latinoamericanos15. Igualmente, dentro de la región hay importantes diferencias: Nicaragua, Guatemala y Costa Rica muestran un gran monto de fluctuaciones, mientras que Costa Rica mantiene un persistente y creciente déficit en sus balanzas comerciales. De igual forma, por su situación de economías abiertas, se tiene que mencionar la situación económica mundial. Como ya se ha dicho en capítulos anteriores, los precios del café eran particularmente altos en los cincuenta y para los sesenta se mantuvo la misma situación gracias a la modernización y diversificación haciendo crecer la importancia del banano, el azúcar y el algodón. Empero para 1970 se presentan grandes dificultades pues declinan los precios de exportación16 y se incrementan los precios de importación, especialmente el petróleo desde 1973. A esto debe agregársele los efectos de los desastres naturales que tuvieron repercusiones extremadamente negativas en Nicaragua y Guatemala con los terremotos de 1972 y 1976 respectivamente, además del Huracán Fifí que devastó a Honduras en 1974. Así, la crisis y reajuste del MCCA en los setenta puede deberse a dos factores. Uno, mencionado arriba, la falta de mecanismos institucionales apropiados para garantizar las decisiones necesarias para afrontar las crisis que pudieran suceder. Ninguno de los países había concedido lo suficiente de su soberanía a la soberanía regional y, debido a que el libre comercio fue la pauta, fuerzas económicas dentro de éste 15 Cf. Héctor Pérez Brignoli, “Growth and crisis...”, op. cit. p. 368. 16 Excepto por un alza temporal de los precios del café entre 1976 y 1977. 108 tomaron el control y la dirección del cambio estructural17. También, debido a los intereses locales, ninguna modificación radical en los status económico o social podía ser aplicada. De hecho, los mismos grupos promotores de la integración aprovechaban las ventajas de ésta para presionar a sus gobernantes para obtener ventajas que en varios casos estaban en contradicción con el MCCA18, como la exención de tarifas para las materias primas y productos intermedios que no promovían la sustitución de importaciones. Esto trajo consigo el segundo factor de crisis, que las industrias no tuvieran condiciones estructurales para autosustentarse y además, provocó que Centroamérica siguiera los pasos del “típico proceso de sustitución de importaciones”19 aplicado en la industrialización tardía latinoamericana: “15 o 20 años después de la implementación del proceso, 40% de los incrementos en el valor agregado industrial son por los alimentos, bebidas y el tabaco. Químicos, industria metalmecánica y los textiles (típico sector de la industria ligera), que estaban muy por debajo, eran los únicos logros importantes en Guatemala y El Salvador. Esto significa que la industria centroamericana manifiesta una estructura típicamente embrionaria de sustitución de importaciones20” Esto también está reflejado en la composición de las importaciones (Cuadro 29, página 122) donde hubo un leve declive en los bienes de consumo no duraderos, ante un importante crecimiento en lo referente en bienes de capital, materias primas y bienes intermedios. Así, es cierto que el MCCA provocó un rápido crecimiento industrial y un 17 Cf. Samuel Stone, “Production and Politics in Central America” en Journal of Latin American Studies, volumen 10, part 2, November 1983. pp. 453-469. 18 En la práctica, cada gobierno trató de proteger su industria de la competencia centroamericana, para lo cual instrumentaban concesiones. Esto se verá más adelante. 19 Ver Albert Hirschman, “La economía política de la industrialización a través de la sustitución de importaciones en América Latina” apud Héctor Pérez Brignoli, “Growth and crisis…”, op. cit. p. 378. 20 Cf. Héctor Pérez Brignoli, ibidem. 109 fuerte proceso de exportación de manufacturas al mercado regional en los sesenta, pero para la siguiente década estos logros se vieron insostenibles. La industrializació n del MCCA tenía otras limitantes. Uno es la correlación entre el crecimiento de las exportaciones y el crecimiento del PIB, y más en específico, el papel que las exportaciones tradicionales tuvieron un papel importante en este proceso. La industrialización y el mismo proceso de integración requerían cambios cualitativos en cuanto al modelo de exportación de materias primas en el que estaba Centroamérica, pobremente diversificado; además, hay autores que piensan que la industrialización dentro del MCCA, la cual era un instrumento dentro de una modelo de desarrollo, se volvió más importante que el proceso mismo, y que el mercado común sólo se volvió un incentivo para ésta extendiendo el mercado y promoviendo la exportación de bienes manufacturados21. Por otro lado, este proceso de industrialización erosionó la importancia de la agricultura campesina. La proporción creciente de la producción agrícola provenía de pocas unidades que incorporaron tecnología, mientras que la productividad en las numerosas unidades agrícolas campesinas tendió a declinar. Así, mientras en 1950 alrededor de 25% del valor bruto de la producción agrícola se originaba en unidades familiares, para 1980 cayó a 14%22. Por ejemplo, el monocultivo de algodón agotaba rápidamente el suelo y favorecía la erosión, mientras que el uso de productos tóxicos destruía parte de la fauna. Esos peligros, en un país sobre poblado como El Salvador significaban consecuencias 21 Cf. W. R. Cline and Rapoport, “A survey of literature on Economic Development in the Central Amerca Common Market” en W. R.Cline and E. Delgado Economic integration in Central America, Washington: SIECA/INTAL, 1978, pp. 453-482. 22 Gerth Rosenthal, “Principales rasgos de...”, op. cit. p. 29. 110 trágicas23. De igual forma, el carácter extensivo de los nuevos cultivos, sobre todo el algodón y la caña de azúcar y de la ganadería de exportación, la consiguiente competencia de tierras y el sesgo de los estímulos y las políticas gubernamentales, desplazaron a la agricultura para consumo nacional hacia las tierras de peor calidad o marginales; la desposesión de los pequeños agricultores, sumado al crecimiento demográfico, modificó negativamente la relación tierra/hombre del campesinado: la insuficiente dotación de tierra obligó al campesino minifundista a intensificar la explotación de l suelo por encima de los niveles de sostenimiento de su potencialidad productiva, situación que además se ve agravada por el hecho de que una proporción alta de los pequeños agricultores no es propietaria de la tierra en que produce y se encuentra vinculada a ella de manera inestable. Por el contrario, el gran propietario llevaba a cabo una explotación extensiva con bajos rendimientos por unidad de superficie ya que la mayor dotación de tierra le permite obtener un rendimiento global24. Consecuentemente, la modernización del agro y el acaparamiento de las mejores tierras para los productos de exportación modificaron las relaciones de producción y el panorama social. Los campesinos dependían cada vez más de un salario, temporal y bajo. La generalización del trabajo asalariado, característica de este nuevo sistema basado en la frágil articulación del microfundio de subsistencia con el salario, lejos de contribuir a estabilizar la nueva sociedad rural, agudizaba las tensiones y radicalizaría las conductas25. 23 Cf. Héctor Dada Hirezi, La economía del El Salvador y la integración centroamericana, San José: EDUCA, 1971, pp. 10-48. 24 Véase con más detalle ambas circunstancias por país en Carlos Vilas, Mercado, estados y…, op. cit. pp. 55-67. 25 Ver infra efectos políticos y sociales. 111 Otra limitante fue la capacidad de manejo de la inversión extranjera y la transferencia tecnológica. Hay un debate de si fue más una estrategia estadounidense de promoción de industrialización dependiente, o si fue mayor el peso de los errores internos institucionales 26, pero lo cierto es que ambas partes pueden responder al porqué de la situación. La postura que argumenta la tesis de la industrialización dependiente señala que todo comienza con la influencia financiera de Estados Unidos en el BCIE, marcando su evolución y fracaso posterior, desde donde defendía el acceso de sus corporaciones al mercado centroamericano y la libertad de inversión para sus accionistas en cualquier país, cualquier sector, y la libertad de utilizar las fuentes de crédito locales para la importación de tecnología. Además, y siendo uno de los puntos en que las partes del debate concuerdan, a fin de atraer a los inversionistas extranjeros, los gobiernos centroamericanos desarrollaron un sistema de leyes incentivas que otorgaban estímulos fiscales mediante excepciones impositivas y de derechos de aduana sobre la importación de maquinarias y materias primas; aunque también fueron aprovechadas por inversionistas locales, en la práctica estas leyes fueron concebidas en gran medida para atraer a las corporaciones extranjeras27. Así, contando con mínimo control gubernamental y protegida por subsidios fiscales y arancelarios, la inversión extranjera entró a Centroamérica con la apariencia de capital, tecnología y con el conocimiento de la administración industrial. Esto ocasionó, 26 La parte interna de problemas institucionales se ha mencionado ya supra. El debate referido es entre lo que maneja el informe Rosenthal y la postura de Susanne Bodenheimer Jonas, siendo esta última la que defiende la postura de la intervención de Estados Unidos en el proceso como principal causa. En el informe Rosenthal lo que más se analiza son los problemas internos que llevaron al debacle del MCCA. Cf Susanne Bodenheimer Jonas, “La ayuda externa no...”, op. cit. y SIECA, “Integración Económica. El informe Rosenthal”, en Trimestre económico, número 165, enero-marzo 1975. 27 Cf. Susanne Bodenheimer Jonas, “La ayuda externa no...”, op. cit. p. 50. 112 entre otras cosas, la repatriación de los beneficios, presionando la balanza de pagos de los países del área; el declive de productores nacionales en los sectores más dinámicos de la industria (si existían en el país) y el tipo de tecnología usado para resolver las dificultades estructurales de las mismas industrias centroamericanas requirió más dinero, lo cual provocó dependencia tecnológica y además, un lento incremento en el empleo28. Asimismo, consta que hubo un claro predominio de firmas estadounidenses las cuales representaban entre dos tercios y cuatro quintas partes de todas las firmas extranjeras, con la excepción de El Salvador donde era menos de la tercera parte (Cuadro 30, página 123). El ingreso de inversiones extranjeras reforzó los altos niveles de concentración de la producción manufacturera, provocando además que un número importante de firmas centroamericanas fueran absorbidas por empresas externas, o peor aún, quebraron. Con esto vino también el aumento del endeudamiento externo. La brecha creciente entre ingresos ordinarios y gastos fue cubierta por el endeudamiento externo. El saldo total de la deuda pública externa en Centroamérica se multiplicó por cuatro entre 1960 y 1970, y volvió a multiplicarse por cuatro entre 1970 y 1976 y creció dos y media veces entre 1976 y 1980 (Cuadro 31, página 123). Asimismo, la deuda pública por habitante subió de un promedio de 58 pesos centroamericanos en 1970 a 425 en 1980. Todo esto acompañado además del choque petrolero de 1973 y, en los casos de Nicaragua y El Salvador, por el ascenso de la violencia política que incrementó los gastos militares subsidiados en dinero externo. Con la excepción de Costa Rica, en el resto de la región el endeudamiento público funcionó para alimentar los subsidios estatales a la empresa privada local y extranjera y a los grupos preceptores de ingresos medios y altos. 28 Véase Daniel Camacho et. al., El fracaso social de la integración centroamericana: Capital, tecnología, empleo, San José: Educa, 1979. 113 Los precios internos crecieron rápidamente ante el alza de los externos, principalmente en los rubros alimenticios, afectando a los sectores de menores ingresos29. Considerando esto último, podemos ver los efectos de la industrialización en el empleo. En el Cuadro 32 (página 123) se puede apreciar los índices de la población económicamente activa (PEA) total, en la agricultura y en la industria, siendo en ésta última donde se muestra que sólo en Honduras y Guatemala hubo un crecimiento importante; hay un alto declive en la proporción de la PEA en la agricultura, exceptuando Honduras pero sin un cambio significativo en la proporción de la industria. Incluso en El Salvador la proporción industrial de trabajos en el total del PEA decrece 3% entre 1961 y 1971. El crecimiento en la población urbana y en los empleos en los servicios industriales es considerable con el MCCA, el problema es la limitada capacidad del sector industrial de absorber el crecimiento del PEA, causando desempleo e implicaciones sociales importantes, dependiendo el país 30. Esta industrialización dependiente de insumos importados, intensiva en capital y tecnología y orientada hacia mercados estrechos, tuvo poca capacidad de generar empleos. La fuerza de trabajo industrial centroamericano creció pero lo hizo a un ritmo apenas superior al del aumento del conjunto de la población activa31. Además, para los años 1978 y 1979 se vive una nueva crisis económica para Centroamérica, a razón de la caída de los precios de las exportaciones tradicionales, especialmente el café, y por deficitis en la balanza de pagos. La crisis afectaría el comercio intrarregional y la producción industrial, prolongándose hasta la siguiente 29 Cf. Carlos Vilas, Mercado, estados y…, op. cit. pp. 138-140. 30 Cf. Héctor Pérez Brignoli, “Growth and crisis...”, op. cit. pp. 386- 389. 31 Véase los casos del PEA por país en Carlos Vilas, Mercados, Estados y.... , op. cit. pp. 74-77. 114 década (Cuadro 33, página 124), además de que revelaría grandes problemas en el crecimiento centroamericano32. Se ha considerado hasta el momento factores de la economía regional y nacional en su conjunto. Lo que además se tendría que atender son los beneficios sociales que trajo consigo el MCCA. Para ello se tiene el Cuadro 34 (página 124) que refiere la calidad de vida (salud, educación y comunicaciones) y a los ingresos por habitante de 1950 a 1970. En ella encontramos un contraste regional importante entre Costa Rica y el resto de Centroamérica, pareciendo que hay dos modelos de crecimiento económico. Esto se debe más que nada a la estructura económica de exportación agrícola histórica desde el siglo XIX, y al éxito reformista aplicado en Costa Rica después de la Segunda Guerra Mundial33. Además encontramos que si bien sube el ingreso por habitante, lo cual no significa que su capacidad de consumo mejore proporcionalmente, la calidad de vida para los centroamericanos no mejora sino al contrario. En educación, cuatro de los cinco países de la región tienen tasas de analfabetismo que exceden el 40% para 1978, Guatemala sobrepasaba el 50% y Costa Rica se ubicaba en 11%. De igual forma: “En cuatro países las matrículas de niños en edad legal para asistir a la enseñanza primaria, como tanto por ciento del total de niños de la misma edad, alcanzaba alrededor del 60%, mientras que en Costa Rica superaba el 90%. En tres países 50% de la PEA no tenía ningún grado de estudios aprobados y cerca de las dos terceras partes no llegaron al tercer grado. Entre 1950 y 1975 la proporción de personas analfabetas se había reducido de 62.3% a 42.9% pero nuevamente había aumentado el número absoluto de analfabetos de 2.6 millones en 1950 a 4.5 millones en 1978 [...] asimismo, aumentó el número absoluto de personas que habitan viviendas miserables de 6.5 millones a 12millones, es decir, un incremento superior al 80%”34 32 Cf. Héctor Pérez Brignoli, “Growth and crisis...”, op. cit. pp.394-398. 33 Cf. José Luis Vega Carballo, Poder, política y democracia en Costa Rica, San José: Editorial Porvenir, 1982. 34 Román Mayorga Quiróz, El crecimiento en…, op. cit. p. 16. 115 Empero, ciertos autores interpretan de otra forma estos y otros indicadores argumentando que es innegable el progreso social en el período del MCCA: “Entre 1950 y 1977, la producción de electricidad se multiplica por 26 para todo el istmo, por 20 en El Salvador y por 50 en Nicaragua. El número de teléfonos por mil habitantes se duplica en El Salvador y Guatemala y se triplica en Nicaragua[...] entre 1950 y 1975 la alfabetización se extiende aceleradamente pasando del 38.7% al 57.1% de la población mayor de 15 años[...] aumenta la esperanza de vida al nacer que llega a 59 años en todo el istmo, de 63 en El Salvador y 70 en Costa Rica.” 35 No obstante otros manejan que sí bien la jerarquización social se volvió más compleja y diversificada, ésta no necesariamente contribuyó a mejorar el grado de participación social y política36. Es más, la concentración en la propiedad de los medios de producción han contribuido a que persista la desigualdad en la distribución del ingreso (Cuadro35, página 125). 4.3 Los efectos políticos y sociales Al transcurrir más de una década del MCCA se pensaba que los fenómenos económicos e institucionales que venían aparejados a éste vendrían a transformar la fisonomía centroamericana afectando directamente a los sistemas políticos de la región ya sea que fueren militares, oligárquicos o dictatoriales. Por un lado el MCCA fortaleció ciertos grupos de la elite, promovió la aparición de nuevas clases como la obrera y el surgimiento de capas medias. No obstante la modernización relativa del Estado no se 35 Alain Rouquié, Guerras y paz... , op. cit. p. 89. 36 Cf. Gerth Rosenthal, “Principales rasgos de...”, op. cit. pp. 29-38. 116 acompañó con nuevas formas de ejercicio del poder, es decir, la renovaciones de sus instituciones, la amplitud de sus nuevas tareas económicas y sociales, la incorporación del nuevo instrumental, no buscaba ampliar las bases sociales. Lejos de trasladar el desarrollo equilibrado -programado sólo en lo económico- a lo social y político, reforzó a las burguesías locales económica y políticamente, principalmente a las organizaciones del sector privado. Uno de los objetivos de la integración era que las mismas reformas estructurales que se neces itaban en el proceso económico requerían ser trasladadas a lo social y político, sin embargo estas transformaciones encontraron trabas similares que llevarían a grandes tensiones sociales y políticas en los países. El problema del poder en el mercado común y su monopolización en lo político y económico, lo cual conllevaría a la agudización de las tensiones sociales y políticas, se encuentra en la particularidad de la burguesía que se proyectó en este proceso. Torres- Rivas señala la peculiaridad de ésta en el múltiple carácter agrario e industrial, comercial y financiero que se podría explicar por la interacción de elementos como la extrema concentración del ingreso, derivado de la desigual distribución y monopolización de la tierra, el agudo control de la riqueza social por parte de una minoría, por la limitación productiva y regional del mercado centroamericano y por la industrialización periférica importadora de bienes de capital37. De ahí que la imagen de fracciones terratenientes versus grupos industriales no corresponde totalmente a la realidad centroamericana de ese momento puesto que el 37 Cf. Edelberto Torres Rivas, “Naturaleza y crisis del poder en Centroamérica” en Revista Estudios Sociales Centroamericanos, número 3, septiembre-diciembre 1981, pp.37-81. 117 Estado, al modernizarse, también modernizó38 a la oligarquía exportadora, transformándola para sustentar la industrialización del MCCA. No sólo la industria dependía y se beneficiaba de los ingresos de la agricultura de exportación sino que los plantadores, enmarcados en la transformación agroindustrial y poseedores de las instituciones financieras, también se benefician del auge manufacturero. Por ejemplo, en El Salvador en 1979, la producción del café, algodón, azúcar y comercio de exportación recibían el 79.3% de los créditos del Estado, y la industria manufacturera el 8.75%39. También cabe matizar que dentro de este proceso no todos los sectores agroindustriales volvían compatible la renta de la tierra con la plusvalía industrial, como los cafetaleros salvadoreños o el grupo somocista en Nicaragua, pues había fracciones terratenientes tradicionales que se rezagaron y continuaban con el cultivo extensivo tradicional. Sin embargo sí surgieron contradicciones dentro de la burguesía centroamericana. El poder de la burguesía industrial gerencial40 fue aumentando gracias a su alianza política con otros grupos de poder -como el ejército modernizado de la década de los sesenta y el poder financiero internacional, más que al peso de su contribución al desarrollo económico. Empero esta burguesía carecía de un poder de decisión amplio pues sí se ubicó en las ramas productivas más dinámicas y con mayor capacidad de rendimiento, pero a expensas del capital extranjero. Este hecho hizo que su participación 38 No es propiamente el Estado quien transforma a este sector sino que la misma relación cercana con la inversión extranjera, al ser articulador de las necesidades externas con las posibilidades locales, crea las condiciones favorables para su modernización. Cf. Edelberto Torres Rivas, idem, p. 49. 39 Luis Sebastián, “Consideraciones político-económicas sobre la oligarquía en el Salvador” en Cuadernos de trabajo, número 6, 1986, p. 39. 40 Es definida así por su carácter funcional más administrativo y técnico que de propiedad y decisión. Cf. Edelberto Torres Rivas, “naturaleza y crisis...”, op. cit. p.49. 118 se fuera degradando, provocando además que los capitalistas centroamericanos concretaran sus inversiones en industrias tradicionales, competitivas entre ellos, en vez de complementarias como buscaba el MCCA. Esto mismo provocó que no se diversificara ni modificara sustancialmente la estructura productiva interna, ni que se crearan nuevas fuentes de inversión o trabajo 41. Se desvirtúa así el objetivo básico del MCCA, el desarrollo integral centroamericano. La contradicción interburguesa y sus efectos sociales en Nicaragua son un buen ejemplo de este conflicto dentro del MCCA. Ante las oportunidades industriales y comerciales ofrecidas por el MCCA, las relaciones del sector empresarial con el grupo Somocista se fueron degradando. Para 1972, cuando sucede el temblor en Managua, el Consejo Superior de la Empresa Privada se convierte en uno de los principales críticos de la dictadura la cual se queda con una buena parte de los fondos de ayuda internacional además de los negocios para la reconstrucción de Managua 42. Por otro lado, el proceso de ISI aumentó el tamaño de las empresas las cuales, muchas de ellas de capital extranjero, necesitaban poca mano de obra y empleaban pocas materias primas locales; la nueva industria utilizaba insumos o productos semielaborados importados que más que acrecentar el empleo lo disminuía, extendiendo además las tensiones sociales pues “al sustituir la materia prima local, la producción manufacturera arruina el artesanado y reduce los puestos de trabajo manual”43 además de que no podía captar el crecimiento de la clase obrera. Ante esto, para 1975 la sindicalización aumenta 41 Cf. Miguel A. Murillo, “El núcleo de contradicciones del proceso integracionista centroamericano”, en Revista Estudios Sociales Centroamericanos, número 1, abril de 1972, pp. 73-84. 42 Cf. René Herrera Zúñiga, “Nicaragua: el desarrollo capitalista dependiente y la crisis de la dominación burguesa 1950-1980”, en Centro de Estudios Internacionales, Centroamérica en crisis , México: COLMEX. 1980, pp. 75-106. 43 Cf. Alain Rouquié, Guerras y paz..., op. cit. p. 95. 119 rápidamente, débiles numérica y orgánicamente al inicio, pero que se fueron fortaleciendo en la lucha social al transcurrir la década 44. El mismo progreso económico del MCCA generó capas medias que aspiraban a la promoción social y prosperidad económica, lo cual a su vez volvía más insoportable el régimen en el que se vivía. Exceptuando Costa Rica, las capas medias en el resto de la región, deseosas de cumplir un papel político cada vez más importante, tienen dificultades para hallar esta apertura política. El bloqueo político y la persecución de fuerzas democráticas también impulsó a un sector de estas capas medias a abandonar la perspectiva de un cambio ordenado y constitucional cuyas vías se vean cerradas, agotadas para ellos. La presencia guerrillera presente desde inicios de los sesenta en Guatemala, Nicaragua y El Salvador se fortalece directa o indirectamente de esta polarización provocada por la modernización del MCCA45. Así, para finales de década de 1970, Centroamérica se encuentra con conflictos militares, avances revolucionarios y guerras civiles que ponen en crisis total el proceso integracionista: en 1978 con el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, dirigente de la oposición conservadora y propietarios del periódico La prensa –principal diario independiente, se acentúa el aislamiento del régimen y precipita la explosión revolucio naria y para 1979 Los Sandinistas triunfan en Nicaragua; el 15 de octubre de 1979, el golpe de estado militar y las intensas movilizaciones y acciones militares del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional en El Salvador paralizan la producción y 44 Cf. CITGUA, El movimiento sindical en Centroamérica, 1986-1988 , Guatemala: CITGUA, 1990, p. 59, y Roger Isaula, Centroamérica: Diagnóstico y perspectiva de la Integración, Honduras: Universidad Nacional Autónoma de Honduras, 1993, pp. 29-33. 45 Cf. Pierre Gilhodes, “Características y razones de los conflictos en América Central”, en Problemas de América Latina, 2° trimestre de 1965, pp. 25-38. 120 el comercio nacional. Centroamérica entra nuevamente en una crisis severa. Conjuntamente a los problemas económicos y sus consecuencias político-sociales negativas, además de que los acuerdos e instrumentos adoptados para fortalecer la integración no se ejecutaron, la problemática se agudiza con los procesos de guerra civil que no sólo desincentivaron sino que provocaron el retroceso del intercambio comercial intrarregional; el MCCA aspiraba llegar a la década de 1980 pero los problemas referidos ya eran un peso demasiado fuerte para que pudiera continuar. Ante un escenario cada vez más caótico resultado de la exacerbación de los conflictos civiles, el MCCA tuvo que pasar a segundos términos en la agenda regional. 121 4.4 Cuadros Cuadro 26.Centroamérica: tasas anuales promedio de crecimiento del PIB 1950- 1979. (porcentajes) País 1950-1959 1960-1969 1970-1979 Guatemala 4 5.4 5.8 El Salvador 4.8 6.1 4.7 Honduras 3.3 5.3 3.6 Nicaragua 5.6 7.5 2.5 Costa Rica 6.8 6.8 5.8 Fuente: Elaborado con cifras de Héctor Pérez Brignoli, en Hector Pérez Brignoli y Yolanda Baires Martinez, “Growth and crisis in the Central American Economies, 1950-1980”, en Journal of Latin American Studies volumen 15, part 2, November 1983, pp. 365-398. Cambridge University Press. Cuadro 27. Centroamérica: variaciones en el cambio porcentual anual del PIB, 1950-1979. (porcentajes) País 1950-1959 1960-1969 1970-1979 Guatemala 67 41 27 El Salvador 51 47 63 Honduras 102 41 74 Nicaragua 85 53 61 Costa Rica 83 23 43 Fuente: Elaborado con cifras de Héctor Pérez Brignoli, en Hector Pérez Brignoli y Yolanda Baires Martinez, “Growth and crisis in the Central American Economies, 1950-1980”, en Journal of Latin American Studies volumen 15, part 2, November 1983, pp. 365-398. Cambridge University Press. 122 Cuadro 28. Centroamérica: porcentajes de las exportaciones e importaciones de bienes y servicios en el PIB regional. País * ** *** **** 1960 1970 1980 1960 1970 1980 1960 1970 1980 1960 1970 1980 Guatemala 1 6 7 1 3 3 13 19 22 15 18 26 El Salvador 2 7 6 2 6 8 20 25 29 25 25 34 Honduras 2 3 3 2 8 4 22 26 37 23 34 51 Nicaragua 1 6 4 1 6 14 23 27 25 25 29 48 Costa Rica 0.4 5 6 1 7 4 21 28 25 26 35 40 *exportaciones al MCCA **importaciones al MCCA ***exportaciones totales ****importaciones totales Fuente: Elaborado con cifras de la ONU, en United Nations, Yearbook of National Accounts Statistics 1980, New York: United Nations 1981. Cuadro 29.Centroamérica: composición de las importaciones. (porcentajes) * ** *** País 1960 1970 1978 1960 1970 1978 1960 1970 1978 Guatemala 26 16 18 47 55 54 27 29 28 El Salvador 21 21 20 55 54 54 24 25 26 Honduras 43 35 33 36 43 48 21 22 19 Nicaragua 36 20 19 45 56 56 19 24 25 Costa Rica 37 28 26 37 48 47 26 24 27 Fuente: Elaborado con cifras de la ONU, en United Nations, Yearbook of National Accounts Statistics 1979, New York: United Nations 1980. *bienes de consumo no duraderos **materias primas y bienes intermedios *** bienes de capital 123 Cuadro 30. Centroamérica: empresas de capital estadounidense. 1969-1974. Fuente: Elaborado con estadísticas del Banco Centroamericano de Integración Económica de 1975, en http://www.bcie.org/spanish/infomacro/index.php Cuadro 31.Centroamérica: saldo total de la deuda pública externa. 1960-1979. (millones de pesos centroamericanos) País 1960 1970 1979 Costa Rica 55 227 2,233 El Salvador 33 126 939 Guatemala 51 176 934 Honduras 23 144 1,180 Nicaragua 41 206 1,136 Centroamérica 203 879 6.422 Fuente: Elaborado con cifras de SIECA, en SIECA, Compendio estadístico centroamericano, Guatemala: SIECA, 1980. Cuadro 32.Centroamérica: Población Económicamente Activa (PEA). Totales en agricultura, manufactura. (po rcentajes) País PEA total PEA Agricultura PEA Manufactura 1961-64 1971-74 1961-64 1971-74 1961-64 1971-74 Guatemala 1,363,669 1.545,658 65.6 57.2 10.8 13.7 EL Salvador 807,092 1,166,479 60.3 54.2 12.8 9.8 Honduras 567,988 762,795 66.7 60.4 7.7 11 Nicaragua 474,960 505,445 59.6 46.9 11.7 12.3 Costa Rica 395,273 585,313 49.1 36.4 11 12 Fuente: Elaborado con cifras de la ONU, en United Nations, Yearbook of National Accounts Statistics 1974, New York: United Nations 1975. País Número de empresas extranjeras en general Porcentaje de empresas de Estados Unidos. Costa Rica 113 85.7 El Salvador 149 31.5 Guatemala 208 63.4 Honduras 76 86.2 Nicaragua 87 87.9 124 Cuadro 33.Centroamérica: cambios porcentuales en el comercio intrarregional, 1979-1982. País 1979 1980 1981 1982 Guatemala 4.3 3.4 1 1 El Salvador -1.6 -9 -9.5 -10 Honduras 6.8 1.3 1.7 1.5 Nicaragua -21.5 10.7 8.9 2.5 Costa Rica 3.3 -1.7 -3.6 -2.4 Fuente: Elaborado con cifras oficiales de CEPAL de 1985 en ECLAC,Statistical Yearbook for Latin America and the Caribbean, Washington, D.C.: BID/ECLAC, 1986. Cuadro 34. Centroamérica: calidad de vida e ingreso por habitante, 1950-1970. (porcentajes) Calidad de vida* Ingreso por habitante País 1950 1960 1970 1950 1960 1970 Costa Rica 65.8 60.9 57.2 347 474 656 El Salvador 78.8 74.1 69.7 265 319 397 Guatemala 81.2 79.1 77 293 322 417 Honduras 81 77.2 71.7 232 250 289 Nicaragua 76.9 73.3 68.9 215 271 354 *educación, salud, comunicaciones. Fuente: Elaborado con cifras oficiales de CEPAL de 1970 en ECLAC,Statistical Yearbook for Latin America and the Caribbean, Washington, D.C.: BID/ECLAC, 1971. 125 Cuadro 35. Centroamérica: estimaciones sobre la distribución de ingreso por estratos familiares. 1971-1979 ª. (Porcentajes del ingreso) Estrato Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua* 20% más pobre 5.4 2.8 3.6 4.8 3.8 30% bajo la mediana 15.4 9.6 13.5 18.7 14.2 30% sobre la mediana 28.5 22.8 27.8 25.2 27.4 20% más rico 50.6 66.4 55.1 53.3 54.5 5% más rico 22.8 15.4 21.8 24.3 10% más rico 38.7 38 *corresponde a 1980 a. El período es una estimación. Dado que no se tienen datos precisos por año de cada país, realicé una estimación para este período a partir de las cifras oficiales de CEPAL de 1968 y 1979, en Fuente: ECLAC, Statistical Yearbook for Latin América and the Caribbean, Wahington, D.C.: BID/INTAL, 1980, y en Gerth Rosenthal “Principales rasgos de la evolución de las economías centroamericanas desde la posguerra” en CECADE/CIDE Centroamérica: crisis y política internacional. México: Siglo XXI editores. 1985. 126 CAPÍTULO 5. BALANCE DEL MERCADO COMÚN CENTROAMERICANO. LOGROS, CRISIS Y CONTRADICCIONES Después del análisis realizado en los capítulos previos sobre el Mercado Común Centroamericano es pertinente llegar al momento del balance. En este espacio se pretende rescatar las ideas centrales que dieron vida al proceso, así como confrontar las expectativas con los logros y los errores, las hipótesis con los hechos. Primeramente cabe resaltar en líneas generales el papel de la integración centroamericana en el contexto latinoamericano, lo cual es el sentido prístimo de la investigación. Como se expuso en el presente trabajo, dentro del entramado de experiencias de integración en América Latina, la centroamericana dejó un importante precedente en lo que se refiere a la integración entre países subdesarrollados, llegando a instancias de integración que en otras iniciativas latinoamericanas no se pudo llegar (como la unión monetaria), considerando además las adversas características de la región como el bajo nivel de desarrollo económico y las desigualdades sociales. El MCCA tuvo un interesante proceso de gestación que le consolidó como fuerza promotora del desarrollo en los años sesenta. Esta gestación, cuyos antecedendes se encontraban en 1930, comenzó con los acerca mientos económicos y políticos en la década de 1950 que le brindaron un fuerte cimiento de tratados comerciales y de libre comercio. Así, para el decenio de 1960 Centroamérica ya contaba con una amplia base para la integración que empezaba a cosechar logros, principalmente el impacto que produjo en el crecimiento constante del comercio intrarregional, por haber incidido de manera directa en el crecimiento de las actividades manufactureras de la región, 127 colocándose como el incentivo más importante del desarrollo industrial, y por la infraestructura social que produjo así como una importante generación de empleos. No obstante, al transcurrir los años sesenta se fueron presentando diferentes problemas político-económicos que fueron complicando la integración que para finales de la década de 1970 la hacían insostenible. A lo largo de los años sesenta y setenta no se pudo configurar como un mecanismo integrativo político-institucional lo suficientemente sólido, lo cual consta en la falta de coordinación entre los compromisos acordados y las acciones tomadas y la sobredeterminación del interés nacional y del poder local frente al desarrollo regional integrado. Además de esto cabe mencionar el deterioro que sufrió a consecuencia de las crisis económicas mundiales, la falta de efectividad del desarrollo equilibrado regional y la consecuente disparidad en la repartición de los beneficios del crecimento económico, (lo cual llevó a la ruptura entre países y la renuncia de Honduras al MCCA), y los conflictos político-sociales nacionales entre los nuevos grupos de poder y los tradicionales, y ambos grupos con la sociedad. El Mercado Común Centroamericano llegaba así al final de la década de los setenta con duras posiblidades de sobrevivir, con la balanza equilibrándose más hacia la debacle que hacia los logros conseguidos. Ante este panorama general, se puede profundizar en el balance considerando las perspectivas iniciales que dieron sentido a la investigación. Al comienzo del trabajo se formularon interrogantes tomando en cuenta posibles ejes para analizar el desenvolvimiento del MCCA. Dichas preguntas arrojaron sus hipótesis las cuales versan en el orden del desarrollo de las contradicciones económico-políticas del proceso, la cuestión de los nuevos escenarios económico-políticos y la nueva lucha por el poder entre 128 la elite tradicional y la emergente, el problema del desarrollo equilibrado, el grado de autonomía o dependencia que tendría la integración en su desempeño, y finalmente el papel que jugaron los agentes internacionales -entiéndase la inversión y la empresa extranjeras y la particular participación de Estados Unidos en el MCCA, todos los cuales permiten realizar un balance integral de la integración. 5.1 Integración y desarrollo. El problema del desarrollo equilibrado en la integración El cuestionamiento principal de la tesis es la posibilidad o vialibilidad del MCCA de llevar a cabo el desarrollo equilibrado entre las naciones centroamericanas. A decir del trabajo, la hipótesis es que si bien la homogeneidad estructural ayudó la gestación del proceso y a alcanzar logros en el terreno económico y comercial principalmente, no hubo una igual distribución de los beneficios siendo que de fondo sí había diferencias significativas, remarcando la situación de Honduras como el país menos desarrollado de la región, además de que lo planteado en el terreno institucional no favorecía la aplicación del desarrollo integrado. Empero, es necesario profundizar más en el análisis del papel de la integración en el desarrollo centroamericano. La creación del mercado común significó un cambio trascendental en las relaciones comerciales de los países centroamericanos involucrados, así como en el crecimiento económico, industrial, en la modernización en la agricultura y en el crec imiento de los indíces de desarrollo en infraestructura social; de hecho, una de las tesis más importantes del Informe Rosenthal dice que los terminos integración y 129 desarrollo se convirtieron en conceptos inseparables en la primera década del MCCA1. Como ya se analizó en capítulos previos, en 1958 las importaciones intrarregionales constituían 4% de la importación total y para 1968 constituyeron el 24% y para Guatemala y El Salvador el comercio con la región llegó a representar aproximandamente el 40% de sus exportaciones totales. La política proteccionista implementada con el arancel común a productos externos y la eliminación de las restricciones en el comercio intrarregional de manufacturas permitió un crecimiento constante del comercio intrazonal, de 7.5% del total de las exportaciones en 1960 a un promedio de 23% de 1970 a 1980. De la misma manera, la integración tuvo efectos positivos en el crecimiento económico de cada uno de los países y provocó en el conjunto regional cerca de un 25% de crecimiento económico en los primeros diez años. Otro resultado significativo fue que al inicio de la integración económica, los países que se encontraban rezagados económica y comercialmente con respeto a Guatemala y El Salvador (los más desarrollados), tuvieron indíces positivos en el crecimiento de su economía. También, recordando lo referido en los capítulos cuatro y cinco, Costa Rica aumentó su participación en el comercio intrarregional de 14% a 21% entre 1965 y 1978 y Nicaragua, segundo país menos desarrollado, elevó su participación de 9% a 17% en el mismo período, inclusive siendo el principal comercializador en algunos prodctos indutriales. No obstante el MCCA probó tener insuficiencias para implementar las líneas generales con que fue concebido, en particular con la promoción de exportaciones competitivas al comercio extrarregional. En general se produjeron productos industriales, 1 Cf. SIECA, “Integración económica. El informe Rosenthal”, en revista Trimestre económico, op. cit. introducción. 130 esencialmente bienes de consumo los cuales no eran muy competitivos en el mercado mundial: desde 1970 sólo un 9% aproximadamente de la producción industrial fue exportada a países fuera de la región centroamericana. Así, el MCCA no cumplió con el propósito de expandir y diversificar la exportación extrarregional. Sólo dos sectores mostraron competencia extrarregional, los productos de madera y los alimentos. El proteccionismo sirvió para el desarrollo de la producción industrial para el comercio intrazonal -acompañado de la emergencia de una nueva clase empresarial capaz de proveer empleo y capacitación para los nuevos trabajadores industriales , no así para el mercado mundial. Además, las disparidades se agravaron porque las actividades estimuladas por la creación del MCCA , especialmente en el sector manufacturero, tendieron a concentrarse más en los países que contaban con un mercado nacional de dimensiones relativamente más amplias, donde la infraestructura física y humana y la capacidad productiva se encontraba relativamente más desarrollada, lo cual no estimuló tampoco una modificación en el patrón de asentamiento regional de los recursos productivos existentes previos a la integración. Al mismo tiempo, el MCCA no estableció procedimientos para determinar la evolución de las disparidades entre los paises, para estimular los costos y beneficios de la integración o para asegurar su distribución equitativa. De igual forma, el MCCA tuvo problemas para llevar a cabo el principio de trato preferencial a países menos desarrollados. Lo expuesto en los capítulos cuatro y cinco muestran especialmente el caso hondureño el cual es síntoma de este problema; la diferencia de expectativas y posibilidades que cada país tenía o podía tener en la red de 131 beneficios de la integración generó tensiones entre ellos, lo cual llevó de hecho a la salida de Honduras del MCCA en 1970. 5.2 Las viejas y nuevas contradicciones Al inicio del trabajo se consideraba que si bien las diversas contradicciones entre y dentro los países (económicas, políticas, sociales,) no impidieron que la integración se desarrollara y así modificara significativamente a la región en su conjunto alcanzando niveles de crecimiento económico no anticipados, sí determinaron el nivel de profundidad y dirección del esquema de integración. Esta idea tiene validez en el sentido de que a pesar del diverso y complejo panorama político en que nació la integración (expuesto en el capítulo tres), ésta pudo desarrollarse y crear fuerzas que le hicieron avanzar, pero lo cierto es que nacieron nuevas contradicciones que determinaron hasta dónde iba a llegar la integración. De ahí el segundo planteamiento en cuanto a la pregunta de cómo se desenvolvería la integración frente a los problemas de la zona de guerra civil, regímenes autoritarios, dictaduras y desigualdades económicas entre las naciones para poder tener los logros que tuvo. La hipótesis que se manejó encuentra sustento en el trabajo al exponerse en el capítulo cuatro que la misma integración trajo consigo nuevas instituciones y grupos con poder económico-políticos, apoyados por el capital extranjero, que fueron ganando terreno en el escenario centroamericano lo cual le permitió negociar su desenvolvimiento que, sin embargo, desató un lucha por el poder muy fuerte contra los intereses locales tradicionales. 132 Por un lado, estas contradicciones se encontraban en el terreno de la política económica. El modelo de desarrollo adoptado en la integración involucraba cambios que hacían insostenible los viejos sistemas políticos, así como el problema de coordinar políticas entre los Estados signatarios. Este nuevo modelo de desarrollo inquietó inicialmente al modelo tradicional exportador a principios de la década de los años sesenta mostrándose como nuevo eje en la modernización económica capitalista, pero para finales de esos mismos años el modelo tradicional y su base política habían restablecido su poder. Lo que ocurrió ciertamente es que las dos décadas referidas se desarrollaron a partir de una convivencia de dos vías de desarrollo, la industrial del MCCA y la agroexportadora tradicional, lo cual estableció un contraste muy claro dentro del sector exportador, el crecimiento de las exportaciones industriales entre los países de la región, junto con un mantenimiento del perfil tradicional de exportación agrarias hacia el resto del mundo. No obstante, en casi todo el itsmo los intereses agrarios, la oligarquía tradicional, finalmente ejercieron una influencia preponderante sobre los asuntos políticos y neutralizaron exitosamente los esfuerzos de los nuevos grupos por radicalizar o prolongar la integración, es decir, como se analizó en los capítulos cuatro y cinco, la oligarquía sobrevivió al cambio económico-político suscitado por la integración, esto además por el carácter dependiente de la misma a la economía de exportación. Esto porque además el crecimiento del sector industrial integrativo se asentaba en una estructura agraria que no permitía las modificaciones necesarias para la industrialización sustitutiva de importaciones en el orden económico tradicional. De igual forma, la continuidad de las estructuras tradicionales de poder se vio sostenida por el beneficio que recibieron de la modernización en la agroexportación, así como por la 133 debilidad de los sectores que impulsaban el desarrollo industrial en el marco del MCCA; los grupos empresariales de la integración no consiguieron que el Estado reorientara parte del excedente financiero generado por crecimiento en el comercio hacia la producción manufacturera, y la tributación y el crédito siguieron favoreciendo a los grupos agroexportadores. Así, al llegar el colapso del MCCA en los setenta se intensificó aún más el modelo tradicional de exportación. Como menciona Bulmer Thomas, el experimento MCCA fue llevado a cabo a partir del mismo modelo tradicional político-económico agroexportador con modificaciones menores. En realidad la amenaza del MCCA al modelo tradicional de desarrollo centroamericano no fue lo profunda que se requería y cuando se tuvieron que tomar decisiones difíciles en el futuro del desarrollo de la región, fue el sector industrial el que tuvo que ceder sus pretensiones2. De la misma manera, otro de las contradicciones del proceso de integración fue la falta de cumplimiento de los compromisos iniciales por parte de su aparato institucional. El MCCA estaba solidamente sustentado en una estructura institucional que le permitió avanzar durante la década de los sesenta, pero esta estructura vino a encontrar sus limitaciones. Por ejemplo, a medida que se comenzaba a sentir el efecto de la liberalización comercial (que en los primeros cinco años de la década de los sesenta ya había llegado casi a su totalidad acompañada de una tarifa externa común que abarcaba el 97.5% de los rubros acordados), los órganos ejecutivos regionales recibían reiteradas quejas sobre otros obstáculos al comercio que no pudieron resolver. 2 Víctor Bulmer-Thomas, “Economic development...”, op. cit. p. 292. 134 Asimismo, como se exp uso en el capítulo cuatro, el manejo de la cláusula del trato preferencial a economías pequeñas estuvo muy cuestionada por Nicaragua y Honduras, lo cual provocó importantes conflictos de éstos con los organismos a mediados de los años sesenta. De igual forma, otro problema que ya se expuso en el capítulo cinco fue que la aplicación y modificación de muchos acuerdos se dejó en manos de cada país, además de que no se crearon instituciones para la solución de conflictos que pudieran surgir ni mucho menos se llegaron a concretar instituciones supranacionales dejando el arbitrio de la integración a las administraciones nacionales, lo cual explica por qué el interés local a corto plazo prevaleció sobre los intereses regionales. Igualmente, el MCCA no promovió procedimientos para armonizar las diversas políticas nacionales o marcar los límites de acción de los países en la integración. Por otro lado, aunque el MCCA propició avances en la infraestructura social, su influencia en la generación de empleo fue más cuestionada. Entre 1964 y 1973 el empleo industrial apenas se elevó de 11.7% a 12.9%, los obreros eran los trabajadores urbanos con menor nivel de ingreso y, no suficiente con esto, las condiciones de trabajo eran cada vez más ineficientes. La baja capacidad de generación de empleos y el predominio de ramas de producción industrial como alimentos, bebidas, calzado e indumentaria crearon las condiciones para que la producción artesanal mantuviera una presencia importante en la mayoría de las economías de la región. Además, uno de los obstáculos más serios que se le presentaron a la integración fue la falta de grupos sociales que apoyaran el proceso. Los grupos industriales, técnicos, de los burócratas nacionales y los intelectuales fueron los grupos que más la respaldaron pero con el tiempo perdieron fé en ella. Mientras recibían beneficios de la integración, 135 grupos como los industriales (los más beneficiados) la respaldaron pero al verse perdidos con la competencia de la inversión extranjera, y la división que ésta generaba entre los gremios industriales de las naciones suscritas, optaron por dejar de lado la iniciativa. Los técnicos se cansaron de pelear una instancia en el poder y los burócratas se dieron cuenta que no tenían la capacidad o la iniciativa para los nuevos problemas administrativos que traía consigo la integración. Asimismo los intelectuales, quienes veían en la integración la posibilidad de afirmar la autonomía centroamericana, cambiaron radicalmente su posición cuando fueron manifiestos los lazos y nexos de un nuevo tipo de dependencia en la industrialización del mercado común. En contraste, sí surgieron grupos importantes de presión pero no para defenderla sino para cuestionar el deterioro de trabajo y de vida de la mayoría de la población dentro de un contexto de rápido crecimiento económico y modernización que hacía más notorias las diferencias sociales. La diferenciación social y sobre todo el empobrecimiento de amplias masas de campesinos y asalariados dieron lugar a la inestabilidad dentro de la mayoría de las sociedas centroamericanas que, junto con otros acontecimientos, provocaron fuertes crisis y respuestas sociales a finales de los años setenta ya referidas en la última parte del capítulo cinco. 5.3 Autonomía o dependencia de la integración El proyecto de integración buscaba originalmente el desarrollo integrado y equilibrado de las economías en cuestión, así como reducir la dependencia centroamericana de los centros económicos mundiales a través de la expansión industrial bajo una idea de complementariedad de mercados con base a mecanismos de liberación y expansión del 136 comercio, armonización de los regímenes de importación y exportación, reciprocidad comercial basada en el equilibrio del intercambio regional aumentado o disminuyendo las importaciones, reciprocidad de concesiones, mejoramiento de la productividad agrícola y ventajas a los menos desarrollados. No obstante más que reducirse, el carácter dependiente de la región cambió y se volvió más complejo. Si bien es cierto que en el primer decenio el MCCA tuvo resultados económicos importantes, principalmente en la expansión de la producción industrial, lo que ocurrió fue que esta industrialización nacía marcada por la dependencia. Esto porque hasta la rama química, la de mayor dinamismo y participación en el valor total del producto industrial y en el intercambio industrial regional, dependió de importaciones extrarregionales. El alto componente importado en las industrias y la incorporación de tecnologías obsoletas determinó que el proceso tuviera poco impacto en una mayor integración de la estructura productiva nacional y regional, así como dificultó la capacidad para exportar bienes manufacturados fuera de la región. De igual manera, la articulación regional no se modificó con ese crecimiento industrial pues Estados Unidos siguió como principal mercado de exportaciones del área. Así, como nos comenta Carlos M. Vilas: “La dependencia de las industrias de integración en relación con los insumos importados determinó un impacto muy débil en materia de procesamiento de bienes primarios regionales y presiones adicionales sobre la balanza comercial extrarregional.” 3 Por otro lado, además de la dependencia de importaciones extrarregionales, el MCCA se encontraba subordinado internamente a l modelo tradicional de desarrollo en la región. La 3 Carlos Vilas, Mercado, estados y..., op. cit. p. 71. 137 relación comercial tradicional ,exportaciones agropecuarias e importaciones industriales, no sólo sobrevivió durante el MCCA sino que financió el nuevo sector industrial orientado hacia la región. Como ya se refirió previamente, el crecimiento industrial se asentó sobre la estructura agraria tradicional la cual no permitía modificaciones trascedentes en su modelo de desarrollo, manteniendo las mismas estructuras tradicionales de poder. Más que crear sectores industrialistas lo suficientemente fuertes para modificar el modelo de desarrollo tradional centroamericano, lo que finalmente hizo de fondo el MCCA fue modernizar las estructuras de poder y el sistema económico político que representaban. Es decir, durante el MCCA el crecimiento económico se determinó por la permanencia del sector exportador como eje dinamizador de la economía y por la dependencia de la diversificación exportadora industrial de la integración a los rubros tradicionales dirigidos fuera de la región. 5.4 Integración, dependencia y agentes internacionales Aunque inicialmente la hipótesis de los promotores de la integración llegó a tener resultados, postulando que los agentes externos regulados -la inversión y la empresa extranjeras - favorecerían el desarrollo integrado centroamericano, para la segunda década del MCCA dichos agentes provocaron una dependencia tecnológica y estancamiento industrial en la región así como un fuerte endeudamiento externo de las naciones integradas. Se suponía que la integración reduciría la dependencia de Centroamérica pero más bien la aumentó por tres causas que competen a este subapartado. Primeramente la flexibilidad de la política económica de la integración. Los inversionistas 138 estadounidenses, a diferencia de los centroamericanos, aprovecharon muchas de las nuevas oportunidades que surgieron inherentes a la creación de un mercado regional ampliado y protegido. Por ejemplo, la existencia de una barrera arancelaria a nivel regional se presentó como ventaja para las nuevas industrias financiadas con capital estadounidense ya que les permitía apararse de la competencia de mercancías procedentes de fuera de Centroamérica, sin que se afectaran las exportaciones metropolitanas a la región las cuales, además, estaban exentas del pago de impuestos. Igualmente, la creación de la política de nueva inversión garantizaba libre movilidad y acción al capital extranjero. Así el capital estadounidense, dejando de lado la ALPRO y aprovechando las políticas de incentivo a la inversión extranjera del MCCA, se ubicó prontamente en las ramas productivas de mayor dinamismo y perspectiva de crecimiento, las cuales no estaban orientadas hacia la modificación de la estructura productiva sino a la creación de nuevas necesidades de consumo en los mercados nacionales, especialmente en los sectores medios de las áreas urbanas. Por lo demás, el inversionista centroamericano, con menos experiencia y determinación en la administración y en los negocios, se obligó a concretar sus inversiones en industrias tradicionales. La segunda variable externa que definió el carácter dependiente de la integración fue que, ante la mala administración y bajo nivel de las contribuciones económicas centroamericanas, las instituciones regionales fueron financiadas por donaciones extranjeras, principalmente por los Estados Unidos, lo cual permitió a los Estados Unidos involucrarse en la designación de recursos y políticas económicas: el capital proveniente estadounidense fue penetrando en los organismos regionales con capacidad de decisión 139 en los asuntos políticos y económicos centroamericanos financiando la cuarta parte del presupuesto de la SIECA, la mitad del presupuesto del banco regional, BCIE, y más de la mitad del presupuesto de la ODECA. Y la tercer causa, como ya se mencionó en el subapartado anterior,fue que la sustitución de importaciones tendió a favorecer la producción de bienes de consumo acrecentando la dependencia centroamericana a la importación de bienes intermedios y materias primas. De la misma forma, el ímpetu con el que inicialmente la CEPAL apoyó la integración se fue perdiendo por las mismas contradicciones internas de dicha institución: su incapacidad teórica, metodológica y técnica le fueron obligando a retirarse del proceso, no le permitieron resolver conjuntamente con las instituciones centroamericanas de integración el gran cúmulo de contradicciones que iba viviendo el MCCA; finalmente, a pesar del gran apoyo que brindó a la integración, la misma realidad centroamericana rebasó sus posibilidades y le obligó a abandonar el proceso. En conclusión, la ausencia de una política industrial y de una estructura empresarial estrictamente regional, que tuviera al capital extranjero como socio secundario y no como núcleo hegemónico, fue lo que levó principalmente a que los actores exógenos tuvieran la influencia que lograron tener. Asimismo, la falta de capacidad de decisión de los gobernantes, los límites en las propuestas y la operatividad de CEPAL (ya volcada a América del Sur para la década de 1970), sumada a los conflictos entre los gobiernos dentro del MCCA, determinó la poca capacidad de la integración frente a las presiones externas. 140 CONCLUSIONES Finalmente se puede decir que el MCCA fue una estrategia trascendental para el desarrollo regional centroamericano de comienzos de la segunda mitad del siglo XX al lograr resultados económicos, comerciales e infraestructurales significativos entre y al interior de los países signatarios, superiores a los alcanzados en esta región en épocas anteriores y por los demás, mejores que los logrados por los procesos latinoamericanos de integración de la época. De igual manera, el MCCA se confirmó como el único (y tal vez el último) proyecto de integración desde Centroamérica que logró acceder a dichos niveles de desarrollo. Asimismo, como se expuso en los capítulos dos y tres, se puede constatar la originalidad del proceso integrativo centroamericano al ser una creación con bases históricas, una construcción que comenzó desde sus posibilidades y que se fue desenvolviendo gracias a su homogeneidad estructural, a los cimientos políticos, económicos e institucionales de la década del 1950 y a los grupos político-económicos que creó a su derredor; a pesar de la frecuente inestabilidad político-económica en su historia, la tecnocracia de la integración fue capaz de desarrollar una gran racionalidad modernizadora, un alto grado de administración a partir de la década de 1950 teniendo la habilidad de manejar los flujos crediticios del exterior, estabilizar las economías programando una diversificación sustancial en las mismas, reduciendo la fuerte dependencia en el comercio exterior así como elevando significativamente los estándares de vida. La región centroamericana fue responsable en gran medida de su propio proceso. Fue su versatilidad, la capacidad de decisión y dirección de sus grupos locales, sus 141 posibilidades y contradicciones lo que principalmente le llevaron a alcanzar los niveles de desarrollo ya mencionados, así como a colapsarse estrepitosamente a finales de la década de 1970. Si bien la CEPAL jugó un papel importante para el MCCA promoviendo y construyendo la base teórica, técnica y metodológica para su consolidación durante la década de 1950, posteriormente su influencia comenzó a decaer a razón de los pocos e insuficientes recursos financieros y metodológicos disponibles, además de su amplia dependencia hacia las elites centroamericanas. Al final la CEPAL por su propia inoperancia, acompañada de la fuerte presencia estadounidense, abandonó el proyecto; así entonces, fueron los organismos y elites locales quienes llevaron a cabo el mercado común. En todo caso, como ya se expuso en los capítulos tres y cuatro, quien logró obtener más peso en las decisiones del MCCA fue Estados Unidos gracias a la misma dependencia estructural que le tenía Centroamérica, y a la fuerte inversión económica que el país del norte proyectaba en la región. Por otro lado, como se argumentó en los capítulos tres y cuatro, cabe resaltar que el MCCA logró resolver varios problemas y necesidades económicas del desarrollo de la región, variando el grado de efectividad, como la desigualdad de las estructuras económicas, disminuyendo lentamente las asimetrías económicas entre los países miembros. Creó una política proteccionista regional que permitió el desarrollo protegido y regulado, cubriendo la necesidad de diversificar el aparato productivo centroamericano estableciendo asimismo una infraestructura económica y social para ello. Cambió trascendentalmente la relación comercial entre los países signatarios contribuyendo a que 142 la mayoría de los países impulsaran proyectos de modernización económica basados en los crecimientos industrial y agrícola, sustentados en el mismo crecimiento del comercio interregional. Sin embargo, como también se mostró en el capítulo cuatro, el desarrollo de sus propias contradicciones político-económicas no le permitieron llevar a cabo una necesaria modificación radical de sus estructuras internas para seguir ganando terreno en el desarrollo integral de la región: el crecimiento de su dependencia a la inversión y tecnología extrajeras por un lado, y al modelo tradicional de desarrollo local por el otro, ligado a la inoperancia de los nuevos sectores de la integración de radicalizar el proceso, determinaron su debacle. Asimismo como se mencionó previamente, a pesar de que la principal referencia de la desintegración fue la guerra entre El Salvador y Honduras en 1969, lo cierto es que ésta era sólo parte del problema. Por lo demás, la diversificación productiva no cubrió los rubros de producción internacional, así como no se llegó a una diversificación de las actividades productivas en la región, siendo centralizadas la mayoría de las industrias en los países más grandes, dotados de una infraestructura previa para soportar la nueva industria. De la misma manera, las mejoras económicas no se expresaron completamente en el todo de la estructural social, es decir, la modernización que se llevó a cabo en la integración involucró más al aparato económico que a las demás esferas de la sociedad, esto pues no se balanceó el número de reformas políticas y sociales con las económicas y, peor aún, al transcurrir la década de 1970 fue perdiendo el poder necesario para incidir en el arbitrio de la estructura político-económica centroamericana siendo que las nuevas 143 instituciones y grupos con poder económico-políticos que trajo consigo la integración, apoyados por el capital extranjero, no consiguieron que el Estado reorientara parte del excedente financiero generado por crecimiento en el comercio hacia la producción manufacturera, y la tributación y el crédito siguieron favoreciendo a los grupos agroexportadores. La ap licación de los objetivos integradores fue obstaculizada, detenida, por una correlación de fuerzas políticas sumida en la protección de los intereses locales frente a lo regional, lo cual determinó finalmente que el rumbo de lo regional se basara en la protección de los privilegios de cada poder local. En consecuencia, los grandes propietarios agrícolas instalados en los sectores tradicionales de exportación sobrevivieron las primeras reformas de la integración, negociaron su permanencia modernizándose con el mismo proceso integrativo para quedar en una misma situación de privilegios que venían detentando. El MCCA más que transformar las estructuras políticas centroamericanas, se incorporó al mismo modelo político que guiaba el desarrollo orientado por las exportaciones, reformándolo en menor medida con las modificaciones que generó en sus primeras dos décadas de vida. De igual forma el aparato institucional de la integración, más que resolver las disparidades entre las naciones y resolver el conflicto de intereses, prolongó el desequilibrio en la balanza de beneficios entre los países miembros. La institucionalidad del MCCA nunca pudo resolver las exigencias de trato preferencial de Honduras y Nicaragua y dejó la aplicación y modificación de muchas medidas al arbitrio de cada país, además de nunca logró integrar verdaderamente en torno al MCCA a los diferentes intereses locales, lo cual a la postre llevó a la desestabilización del mercado común. En consecuencia sus propias contradicciones, viejas y nuevas, acabaron por liquidarlo. 144 Otro problema fundamental del MCCA fue que no gozó de autonomía pues aunque creó sectores económicos, políticos e institucionales modernizadores, dependía de los sectores económicos y políticos tradicionales para su desenvolvimiento. La continuidad de las estructuras tradicionales de poder se vio sostenida por la modernización del MCCA. Finalmente, como se esbozó en el quinto capítulo, los resultados económicos y las alteraciones sociopolíticas y económicas que arrojó la integración determinaron en gran medida los conflictos político-sociales que sucederán en la década de los años ochenta, decenio dominado por la crisis y la inminencia de la guerra en el cual las posibilidades de salvar a la integración se hacían cada vez más remotas. El mismo proceso de industrialización de la integración, más que recortar, amplió la brecha entre las clases sociales: paralelo a las considerables tasas de crecimiento económico, la integración reprodujo desigualdades distributivas del ingreso nacional, contribuyendo a la polarización de la estructura social, fomentando al mismo tiempo la inconformidad social y el despegue del ciclo de conflictos político-militares en la región en la década de 1970. Así, cuando en las décadas de 1980 y 1990 se diseñó la agenda económica y política para Centroamérica, al replanteamiento del desarrollo y la integración regional se le añade un nuevo problema aún más prioritario para la zona, generado desde el mismo proceso de desarrollo de 1950 a 1980: la cuestión de la pacificación en la región. Es decir, en esos momentos el adverso escenario planteaba la urgente necesidad de suprimir los conflictos bélicos, potenciando el desarrollo socioeconómico y político con miras a lograr el bienestar de las mayorías empobrecidas, impulsando un nuevo modelo de 145 desarrollo e integración basado en el análisis de los problemas anteriormente mencionados. El contexto de la integración en las últimas décadas del siglo XX se volvió más complejo y desfavorable en gran medida gracias a sus propios resultados. Además de tener que considerar un nuevo marco institucional que protejiera los diferentes intereses nacionales a la vez que coordine el regional, la programación de un desarrollo equilibrado en todos sectores y en todas las clases sociales, la eliminación gradual de la dependencia al exterior paralelo a la consolidación de la autonomía de la integración regional y sus grupos con respecto a las élites tradicionales, tuvo que tomar en cuenta la resolución del conflicto bélico como variable primordial en la agenda para una nueva Centroamérica. Al final, la región centroamericana se vio en un nuevo escenario de inestabilidad aún más adverso generado desde sí, con el reto de resolverlo, replantearlo, pero con el antecedente de que tenía las habilidades para poder resolverlo, construyendo un nuevo modelo de desarrollo como lo hizo a inicios de la segunda mitad del siglo XX. 146 BIBLIOGRAFÍA Baloyra-herp, Enrique, “Reactionary Despotism in Central America”, en Journal of Latin America Studies, volumen 15, part 2, November 1983. pp 295-319. Cambridge University Press. Bauer Paiz, Alfonso, “El proceso de integración económica centroamericana y el papel del capital norteamericano” en Menjívar, Rafael, coordinador, La inversión extranjera en Centroamérica, 2ª edición, San José: EDUCA, 1975, pp.167-200. Beltrán, Luis, El Caribe entre Europa y América: evolución y perspectivas, 1ª edición, Venezuela: Instituto venezolano de estudios sociales y políticos, 1992. 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