UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO POSGRADO EN GEOGRAFÍA CENTRO DE INVESTIGACIONES EN GEOGRAFIA AMBIENTAL CAMPO DE CONOCIMIENTO - MANEJO INTEGRADO DEL PAISAJE LA CONTRIBUCIÓN DE LA EVALUACIÓN AMBIENTAL Y DEL MANEJO FORESTAL COMUNITARIO A LA CONSERVACIÓN DEL CAPITAL NATURAL TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: DOCTOR EN GEOGRAFÍA PRESENTA: FAUSTINO LÓPEZ BARRERA DIRECTOR DE TESIS DR. JOSÉ ALEJANDRO VELÁZQUEZ MONTES CENTRO DE INVESTIGACIONES EN GEOGRAFÍA AMBIENTAL CIUDAD DE MÉXICO, AGOSTO DE 2023 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. i Agradecimientos A la Universidad Nacional Autónoma de México, particularmente a la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, por brindarme la oportunidad de formarme como Biólogo y Doctor en Geografía y apoyarme en la Maestría en Ciencias en el Colegio de Posgraduados. También con toda mi gratitud por permitirme tener una formación y desempeño como profesor a lo largo de 37 años, desde ayudante de profesor hasta profesor de carrera de tiempo completo titular A. Con gran orgullo y convicción, asumo todo mi compromiso y responsabilidad de retribuir a esta noble institución con mi mayor esfuerzo, trabajo y calidad en la enseñanza, en la investigación y en el apoyo institucional, lo más posible de lo mucho que he recibido. Al Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental por ofrecerme las mejores condiciones de armonía y cordialidad científica y académica durante la realización de esta investigación y por permitirme convivir y hacer amistad con excelentes compañeros que además me regalaron muchos elementos de realimentación que fortalecen mi formación, entre ellos Alejandra Larrazábal de la Vía, Luis Fernando Gopar Merino y Consuelo Medina García, mi reconocimiento a su amistad, calidad humana y capacidad científica y académica. A la Dirección General de Asuntos del Personal Académico, por el apoyo en el Programa PASPA, para llevar a cabo estos Estudios de Doctorado en Geografía en la propia UNAM, y por el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT), en el que a través del proyecto con clave IN226307, Estrategias complementarias para la conservación del capital natural: integración de la forestería comunitaria a los esquemas tradicionales de conservación, se tuvieron los recursos entre 2007 y 2009 para la realización de las actividades de campo de esta investigación. Al CONACYT por la beca recibida de agosto de 2004 a julio de 2008 para realizar estudios de Doctorado en Geografía en la UNAM con el registro número 160145, y porque a través del proyecto, Condiciones de las comunidades forestales con bosques templados en cinco estados ii de México, del FONDO SECTORIAL CONACYT-CONAFOR, se obtuvieron recursos para las actividades de esta investigación. Al Dr. José Alejandro Velázquez Montes, director de Tesis, por su apoyo incondicional a lo largo de la investigación, mi reconocimiento a su labor y trayectoria y mi gratitud por todo lo que aprendí, sobre todo a lo que me enseño sin darse cuenta y sobre todo por su amistad, confianza y paciencia. A los miembros del Comité tutor Dr. Jean Francois Mas Caussel y Dr. Gerardo Bocco Verdinelli, por sus aportaciones a mi formación académica y científica en los ámbitos del análisis geográfico del manejo y conservación de los recursos naturales y la aplicación de los sistemas de información geográfica y la percepción remota en estos temas. A la M en G Zenia María Saavedra Díaz y a la Dra. Lina Ojeda Revah por el excelente equipo que hicimos en la realización del primer estudio de esta investigación. A los Doctores David Bray y Leticia Merino, incansables promotores del reconocimiento al trabajo comunitario en los bosques de México, mi reconocimiento a su guía y motivación para la realización de esta investigación. A los sinodales que conformaron el jurado, Dr. Jean Francois Mas, Dr. Miguel Ángel Macías Rodríguez, Dr. Luis Fernando Gopar Merino, Dr. Arcadio Monroy Ata y Dr. Gerardo Cruz Flores, que con sus conocimientos y amplia experiencia, hicieron valiosas aportaciones al contenido de esta disertación y por los aprendizajes que las mismas significaron en mi formación como doctor en Geografía. iii Dedicatoria Con todo mi amor y reconocimiento a lo que cada uno de mis seres queridos cercanos y familiares aporta a mi existencia, muchas gracias por confiar en mí y enriquecer con su presencia, acciones y palabras cada momento de mi vida: Carmen, Adolfo, Erick, Oyuki, Miguel Ángel, Javier; Lilia, Alejandro, Guadalupe, Martín, Martha, Norah, Miguel, Carlos Javier, Melita, César Alejandro, Lilia Verónica, Héctor, Luis, Arely, Iván, Alejandra, Adriana y Daniel. A la memoria de mis madre Ángela y mi padre Miguel con quienes siempre comparto cada logro por la inmensa gratitud que siento por el legado que dejaron en mí. Con todo mi cariño, reconocimiento y respeto a mis seres queridos con quienes comparto una gran amistad y les agradezco de corazón su presencia, acciones y palabras en cada momento de mi vida: Salvador, Héctor, Aída, Alma, Eliseo, Ramiro, María de la Luz, Balbina, Socorro, Eloísa, Gerardo, Magdalena, Cristina Silvia, Araceli, Leonor y Margarita. Especialmente a la memoria de mi amigo Eloy, por su enorme calidad humana y la gran amistad que nos unió en muchos proyectos y actividades que me dejaron excelentes aprendizajes y contribuyeron enormemente a mi formación personal, académica, científica y profesional, descanse en paz. A la Unidad de investigación en sistemática vegetal y suelo, un gran legado del Dr. Eloy Solano, y a todos sus integrantes con todo mi respeto y reconocimiento a su entrega, trabajo y amistad: Mtro. Ramiro Ríos, Mtro. Eliseo Cantellano, Mtra. Magdalena Ayala, Dra. Ana María Soriano, Mtro. Héctor Serrano, Dra. María Elena Monroy, Mtra. Balbina Vázquez, Mtro. Miguel Rivera, Dr. Jorge Gutiérrez, Dr. Jorge Reyes, Dr. Ezequiel Hernández, Dr. Gilberto Alemán y Mtra. Itzel Guzmán. iv Índice de contenido Capítulo Nombre Página Resumen 1 Abstract 3 Introducción 5 I MARCO REFERENCIAL 6 Conservación, áreas naturales protegidas y manejo forestal comunitario 7 El contexto mexicano 12 Objetivo general 14 Referencias 15 II IDENTIFICACIÓN DE ÁREAS DE VALOR AMBIENTAL AMENAZADAS Y SU PRIORIDAD DE ATENCIÓN, EN EL SUELO DE CONSERVACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL 19 Resumen 20 Introducción 20 Área de Estudio 24 Métodos y Técnicas 26 Mapas base 28 Productos cartográficos 34 Producto final 36 Resultados 37 Mapas Base 37 Productos cartográficos 41 Discusión y Conclusiones 43 Referencias 46 III EXPLORANDO LOS DETERMINANTES DEL BUEN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO 49 Resumen 50 Introducción 50 Método 53 a. Definición de las zonas de trabajo 53 b. Variables sociales detonadoras 56 c. Insumos de las variables de respuesta 57 v Capítulo Nombre Página d. Dinámica del capital natural y variables de respuesta 59 e. Análisis de correlación e identificación de los efectos de las variables detonadoras en las variables de respuesta 61 Resultados 62 Discusión y Conclusiones 68 Procesos de cambio 68 Calidad de los cambios 71 Variables detonadoras del buen manejo del capital natural 71 Variables detonadoras del decremento del capital natural 73 Referencias 77 IV LA CONTRIBUCIÓN DEL MANEJO FORESTAL COMUNITARIO EN LAS TENDENCIAS REGIONALES DE LA CONSERVACIÓN 82 Resumen 83 Introducción 83 Hipótesis 86 Objetivos 87 Métodos 87 Resultados 91 Discusión y Conclusiones 94 Referencias 99 V APORTACIONES Y CONCLUSIONES GENERALES 101 Referencias 107 vi Índice de Figuras Capítulo Nombre Página II IDENTIFICACIÓN DE ÁREAS DE VALOR AMBIENTAL AMENAZADAS Y SU PRIORIDAD DE ATENCIÓN, EN EL SUELO DE CONSERVACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL 19 Figura 2.1. Ubicación del Suelo de Conservación del Distrito Federal y su distribución por Delegaciones políticas 24 Figura 2.2. Esquema metodológico, integración de Mapas base para la generación de Productos cartográficos 33 Figura 2.3. Productos cartográficos (1-3) y Mapa de integración (4) que señala prioridades de atención en el SC del D.F. 38 III EXPLORANDO LOS DETERMINANTES DEL BUEN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO 49 Figura 3.1. Ubicación de la muestra de Núcleos Agrarios forestales en Durango y Michoacán 55 Figura 3.2. Porcentaje de permanencia de coberturas 1986-2000 en NA de Michoacán y Durango 64 Figura 3.3. Porcentaje de área deforestada en NA de Durango y Michoacán (1986-2000) 64 Figura 3.4. Índice de la dinámica del capital natural (IDCN) en NA de Michoacán (M) y Durango (D) 1986-2000 65 Figura 3.5. Análisis de agrupamiento de variables detonadoras por sus efectos. A) Agrupamiento por efectos en todas las variables de respuesta. B) Agrupamiento por efectos en variables de respuesta negativas (Deforestación y Alteración). C) Agrupamiento por efectos en variables de respuesta positivas (Recuperación y Re-vegetación) 67 Figura 3.6. Tendencias de variables detonadoras promotoras del buen manejo forestal: A) Índice de dinámica del capital natural contra Manejo y organización forestal; B) Deforestación contra Índice de diversificación productiva forestal (variable Desarrollo económico); C) Alteración contra Desarrollo económico y D) Alteración contra Gobernabilidad 73 Figura 3.7. Tendencias de variables detonadoras que fomentan el decremento del capital natural: A) Índice de dinámica del capital natural contra Índice de desaparición comunal; B) Alteración contra Antigüedad del NA, C) Deforestación contra Índice de emigración temporal nacional y D) Alteración contra Promoción de la desaparición de la propiedad comunal 75 vii Capítulo Nombre Página Figura 3.8. Tendencias de la variable Antigüedad y existencia de programa de manejo forestal (PMF) en el Núcleo agrario, como promotora del decremento del capital natural: A) Índice de dinámica del capital natural contra PMF y B) Índice de alteración contra PMF 76 IV LA CONTRIBUCIÓN DEL MANEJO FORESTAL COMUNITARIO EN LAS TENDENCIAS REGIONALES DE LA CONSERVACIÓN 82 Figura 4.1. Regiones y Núcleos agrarios estudiados 88 Figura 4.2. Modelo de Procesos de cambio de coberturas y usos del suelo (Velázquez et al, 2003) 90 Figura 4.3. Dinámica del capital natural vs Índice de nivel técnico (PROCYMAF): Comparación de comportamiento de NA de Durango y Michoacán con la Región a la que pertenecen 96 Figura 4.4. Índice de cambio R-D vs Índice de nivel técnico (PROCYMAF): Comparación de comportamiento de NA de Durango y Michoacán con la Región a la que pertenecen 96 Figura 4.5. Tasa de cambio de bosques densos vs Índice de nivel técnico (PROCYMAF): Comparación de comportamiento de NA de Durango y Michoacán con la Región a la que pertenecen 97 Figura 4.6. Tendencia de las tasas de cambio de los bosques oriundos en NA y regiones en Durango y Michoacán 98 viii Índice de Tablas Capítulo Nombre Página II IDENTIFICACIÓN DE ÁREAS DE VALOR AMBIENTAL AMENAZADAS Y SU PRIORIDAD DE ATENCIÓN, EN EL SUELO DE CONSERVACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL 19 Tabla 2.1. Metadata originales de los mapas base empleados y productos cartográficos generados. Todos los mapas están en proyección UTM Zona 14 28 Tabla 2.2. Matriz de valores de recarga de acuífero y captura de carbono 35 Tabla 2.3. Prioridades de atención para las áreas de valor ambiental del SC del D.F. 37 III EXPLORANDO LOS DETERMINANTES DEL BUEN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO 49 Tabla 3.1. Núcleos Agrarios considerados en la muestra y porcentajes de coberturas para 1986 y 2000 56 Tabla 3.2. Variables sociales detonadoras del buen manejo forestal y definición de sus índices 59 Tabla 3.3. Coberturas en la muestra total de NA y por Estados para 1986 y 2000 63 Tabla 3.4. Modelos matemáticos y coeficientes de determinación (r2), para las correlaciones entre variables detonadoras y de respuesta en NA de Durango y Michoacán 66 Tabla 3.5. Porcentajes de superficie de permanencia y cambio en diversos estudios de análisis de cambio de cobertura y uso del suelo 69 Tabla 3.6. Áreas y tasas de deforestación en diversos estudios de análisis de cambio de cobertura y uso del suelo 70 IV LA CONTRIBUCIÓN DEL MANEJO FORESTAL COMUNITARIO EN LAS TENDENCIAS REGIONALES DE LA CONSERVACIÓN 82 Tabla 4.1. Superficies de cambio de coberturas y de procesos de cambio en NA (1986-2000) y sus regiones (1976-2000) en Durango y Michoacán 92 Tabla 4.2. Indicadores de conservación de NA y sus regiones en Durango y Michoacán 93 Tabla 4.3. Datos y rangos para la aplicación de la prueba de Mann-Whitney a los valores de IDCN de grupos de NA y regiones en Durango y Michoacán 95 1 Resumen Esta investigación se realizó bajo tres directrices teórico metodológicas; en primer lugar, la conservación, el manejo y la recuperación del capital natural, en segundo, las políticas públicas para su manejo y conservación, la generación de propuestas aplicables a los objetivos de gobierno, gobernabilidad y gobernanza. El tercero, el conocimiento y uso de la información geográfica disponible aplicable a estos temas. Estos elementos se abordan en tres estudios en los que se evalúan procesos naturales para la definición de la existencia del capital natural y el impacto que su uso comunitario tiene en la conservación del mismo en este nivel así como en el supracomunitario. Así mismo, se hace uso de las bases de datos geográficas e imágenes del territorio disponibles como una muestra del potencial y valía de los registros realizados por instituciones de investigación y del sector público. Se resalta como una aportación de la presente investigación, el índice de dinámica del capital natural (IDCN), un valor que varía de -1 a 1 y señala el balance entre la permanencia y la recuperación de la vegetación primaria de una zona con base en las evaluaciones de su cobertura en dos fechas. En el primer caso se privilegia la aplicación de estas bases para conocer y evaluar la presencia y distribución espacial del capital natural en el suelo de conservación del entonces Distrito Federal, en donde se identificaron como zonas de valor ambiental con mayor prioridad de atención para su conservación los relictos de encinar y de matorral al oriente de la actual alcaldía Milpa Alta, los bosques del poniente en Cuajimalpa, Álvaro Obregón y La Magdalena Contreras; los bosques de los volcanes Pelado y Malacatepec en la alcaldía Tlalpan y los de los volcanes Tláloc y Chichinautzin en Milpa Alta. En el segundo caso se exploró el impacto que tienen los factores socio-culturales e institucionales que determinan el éxito de las empresas forestales comunitarias de México sobre la conservación del capital natural en 16 Núcleos Agrarios (NA) forestales de los estados de 2 Durango y Michoacán. Se evaluaron seis variables detonadoras (indicadoras de los aspectos socio-culturales) y cinco variables derivadas de la dinámica de las coberturas y usos del suelo de 1986 a 2000 (variables de respuesta). Con base en el valor del índice de la dinámica del capital natural se evidenció una tendencia hacia el incremento en los recursos forestales en ambos estados. Las correlaciones entre las variables de respuesta y las detonadoras, así como el análisis de agrupamiento permitieron identificar que el “manejo y organización forestal”, el “grado de gobernabilidad” y el “desarrollo económico”, tipifican a los Núcleos Agrarios como de buen manejo forestal. Por el contario, la “antigüedad del NA”, la “emigración”, el “parcelamiento”, la “pérdida del uso comunal del capital natural” y la “antigüedad con plan de manejo forestal” se correlacionaron con procesos de decremento del capital natural. En el tercer caso se analizó la dinámica que tienen las coberturas de vegetación primaria (IDCN) al interior de los NA, comparada con la que ocurre en la región en la que se encuentran, y no se observaron evidencias de un impacto positivo, al comprobarse que los grupos de ejidos y sus regiones no pertenecen a la misma población estadística, se diferencía claramente a los grupos de NA con un comportamiento de conservación y recuperación del capital natural independiente de lo que ocurre a su alrededor, de tal manera que al interior de los grupos de NA puede existir un excelente manejo forestal sustentable, mientras que a su alrededor la pérdida y degradación de los bosques oriundos puede ser alta, o viceversa. Las evaluaciones arrojan resultados para determinar las directrices en la toma de decisiones en las políticas públicas del manejo y conservación tanto a nivel de la identificación de áreas prioritarias de conservación como de la promoción y apoyo a los NA que favorecen la conservación a partir de su organización y capacidad productiva. 3 Abstract This research was carried out under three theoretical-methodological guidelines; firstly, the conservation, management and recovery of natural capital, secondly, public policies for its management and conservation, the generation of proposals applicable to the objectives of government, governability and governance. And finally, the knowledge and use of available geographic information applicable to these issues. These elements are addressed in three studies in which natural processes are evaluated to define the existence of natural capital and the impact that its community use has on its conservation at this level as well as in the supra-community level. Likewise, it make use of the available geographic databases and images of the territory as a sample of the potential and worth of the records made by research institutions and the public sector. It is highlighted as a contribution of this research the natural capital dynamics index (NCDI), a value that varies from -1 to 1 and points out the balance between permanence and recovery of the primary vegetation of an area based on the assessments of its coverage in two dates. In the first case, the application of these bases is privileged to know and evaluate the presence and spatial distribution of natural capital in the conservation soil of Mexico City (formerly known as the Federal District). The remnants of oak forest and scrub to the east Milpa Alta area, the forests of the west in Cuajimalpa, Álvaro Obregón and La Magdalena Contreras; the forests of the Pelado and Malacatepec volcanoes in the Tlalpan area and those of the Tláloc and Chichinautzin volcanoes in Milpa Alta, were identified as areas of environmental value with a higher priority for their conservation. In the second case, the impact of the socio-cultural and institutional factors that determine the success of community forestry companies in Mexico on the conservation of natural capital in 16 forest Agrarian Nuclei (AN) of the states of Durango and Michoacán was explored. Six triggering variables (indicators of socio-cultural aspects) and five variables derived from the dynamics of 4 land cover and land use from 1986 to 2000 (response variables) were evaluated. Based on the value of the natural capital dynamics index, a trend towards an increase in forest resources was evident in both states. The correlations between the response variables and triggers, as well as the clustering analysis, allowed to identify that "forest management and organization", the " degree of governance " and the "economic development" typify the AN as having good community forest management. On the other hand, the "antiquity of the AN", the "emigration", the "parceling", the "loss of the communal use of the natural capital" and the "antiquity with a forest management plan" were correlated with processes of decrease of the natural capital. In the third case, the dynamics of the primary vegetation coverages (NCDI) inside the AN was analyzed, compared with the one that occurs in the region where, they are located, and no evidence of a positive impact was observed, when it was found that the groups of ejidos and their regions do not belong to the same statistical population, the AN groups were clearly differentiated with a conservation and recovery behavior of natural capital independent of what happens around, in such a way that excellent sustainable forestry management may exist within the AN groups, while around the loss and degradation of native forests may be high, or vice versa. The evaluations yield results to determine the guidelines for decision-making in public management and conservation policies, both at the level of the identifying of priority conservation areas and promoting and supporting AN strengthening conservation based on their organization and productive capacity. 5 Introducción La presente disertación se fundamenta en el interés académico por contribuir a la sistematización de alternativas sustentables para el manejo y conservación de los recursos naturales. La primera confrontación con el tema inició desde una perspectiva estrictamente biológica, durante la formación como biólogo, en donde “la conservación de la diversidad biológica”, representaba una preocupación de alta prioridad, al nivel de que el propósito del plan de estudios cursado, era precisamente formar biólogos conservacionistas. El ejercicio de la profesión permitió conocer las excepcionales herramientas para explorar el planeta y sus ecosistemas, y experimentar profesionalmente la riqueza de los recursos naturales de México, a través de la interpretación de fotografías aéreas estereoscópicas, y al mismo tiempo descubrir la relevancia de la cartografía de la vegetación, del suelo y su uso, en el país. Por años se buscó conciliar el interés original en la conservación, ahora enriquecido desde una perspectiva geográfica. Por eso los estudios de Maestría estuvieron enfocados hacia el análisis del cambio temporal de los recursos forestales, a través de la percepción remota y la cartografía. En este documento se plasma el resultado de algunos años de reflexión y trabajo hacia una mejor aproximación de las aplicaciones de la percepción remota y sobre todo del análisis cartográfico y su aportación al conocimiento de áreas de conservación, y de una de las opciones que en México es factible de potencializarse, conjuntamente con la población nativa, como lo es el manejo comunitario sustentable de los recursos naturales. 6 CAPÍTULO I MARCO REFERENCIAL 7 Conservación, Áreas Naturales Protegidas y Manejo Forestal Comunitario El binomio “conservación de la diversidad biológica” alude a diversas ideas, retos y aproximaciones disciplinarias. Semánticamente, una de las ideas centrales de su significado es la referencia a una acción humana “la conservación” para un fin sobre un objeto “la diversidad biológica”. Magurran (2004), ubica la primera referencia al concepto de “diversidad biológica” en un artículo de Gerbilskii y Petrunkevich (1955), y coincide con varios autores en que el término “biodiversidad” es simplemente su contracción y ambos pueden ser usados indistintamente. El origen de la palabra biodiversidad puede ubicarse como propuesta en 1985 por Walter G Rosen, durante la planeación del Foro Nacional sobre Biodiversidad de 1986 en Washington D. C., y la publicación subsecuente de los trabajos en el libro Biodiversity bajo la edición de E O Wilson en 1988, en donde se introdujo el término a una audiencia más amplia, que superó pronto en popularidad el uso de “diversidad biológica” (Magurran, 2004). La definición de diversidad biológica expresada por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente en el Convenio sobre esta materia es: “significa la variabilidad de organismos vivos de todas las fuentes incluyendo, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte, comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas” (Benítez y Bellot, 2003; Magurran, 2004). Independientemente que se utilice biodiversidad o diversidad biológica, lo importante es reconocer que este concepto abarca un rango de niveles de organización, a los que se propone denominar con los adjetivos genético, organismal y ecológico, en correspondencia a los tres niveles incorporados en la definición desde que Norse et al. (1986) lo plantearon: genes (alelos), especies y ecosistemas respectivamente (Magurran, 2004). Aunque el concepto de biodiversidad parece estar bien acotado, las posibilidades de manifestación de la vida son extremadamente amplias, parcialmente desconocidas y 8 probablemente inconmensurables. La definición tácita entre cada uno de los niveles de organización biológica demuestra que cada individuo que forma parte de una población, incluso de la misma subespecie, difieren en su perfil genético, y virtualmente no hay dos comunidades idénticas y así sucesivamente. La diversidad biológica derivada del proceso evolutivo es resultado de millones de años y el objeto a “conservar” se hace abstracto a medida que incluimos todos los niveles estructurales, taxonómicos y funcionales de la biota (Margules y Sarkar, 2009). De hecho, como lo plantea Halffter y Moreno (2005), la Ciencia de la Biodiversidad no tendría razón de ser si el número de especies de un paisaje, por ejemplo, correspondiese al de papeles o nichos ecológicos en el conjunto de sus comunidades. Sin la definición clara del objeto, resulta ambiguo llevar a cabo una acción como la de “conservar”. En un intento de hacer práctico y aplicable el tema de la “conservación de la diversidad biológica”, Margules y Sarkar (2009) sugieren que se generen enfoques científicos que permitan conservar las especies, genotipos o comunidades más importantes, más vulnerables o las que se encuentran en mayor riesgo. En la práctica la definición del nivel de organización biológica a conservar tiene implicaciones sustantivas. Por ejemplo, si se conserva la diversidad alélica se salvaguarda buena parte de la diversidad interespecífica; si el objeto de conservación son las especies, atendemos a la diversidad intraespecífica y pasaremos por alto híbridos interespecíficos; y si nos concentramos en niveles ecosistémicos, protegemos la diversidad intercomunitaria. A nivel ecosistémico la biodiversidad tiene dos componentes, el número de especies presentes (riqueza específica) y las abundancias relativas de aquellas con mayor presencia en relación con las más raras (equidad de especies): aunque esta conceptualización también es controversial según Halffter y Moreno (2005). Aún sin tener absoluta certidumbre de la definición del objeto a “conservar”, desde la década de 1970, el tema ha sido de los más sobresalientes en las diversas agendas tanto 9 académicas como gubernamentales. Trabajos de alto impacto como el publicado por Robert M. May (1988), donde se preguntó ¿Cuántas especias hay en la Tierra?, dejó ver claramente que la necesidad de conservar lo aún desconocido era una tarea inaplazable. A este trabajo le siguieron una gran cantidad de investigaciones y propuestas, publicadas en las mejores revistas científicas, que durante la década de 1990 iniciaron la tendencia a integrar la “conservación de la diversidad biológica” como parte definitiva de la “sustentabilidad”, entendida como "la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades", de acuerdo al Informe de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de las Naciones Unidas (WCED, 1987), y por ende apartándola de la concepción únicamente biológica e insertándola en un tema categóricamente social (Berkes y Folke 1998). La lista de propuestas y enfoques es larga, compleja y de amplios contrastes, desde aquellas aproximaciones en donde los actores sociales son percibidos como la fuerza amenazadora inconsciente e indiferente que inexorablemente provocará el desastre en la naturaleza (Myers et al., 2000); hasta los que, desde las humanidades conciben al actor social como la única fuerza capaz de reorientar los usos desmedidos por acciones de largo plazo (Ostrom et al.,1999). El Estado en general mide el éxito de las acciones de conservación con base en la superficie decretada como Áreas Naturales Protegidas (ANP). Hasta muy recientemente, el Estado y las diversas instituciones que durante décadas se han fijado como meta la “conservación de la diversidad biológica”, como World Wildlife Fund, el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, Pronatura, entre decenas de otras Organizaciones No Gubernamentales, con una visión exógena, solían concebir a los actores locales como los enemigos paupérrimos de las ANP. En esencia, el enfoque noroccidental de conservación enfocada a proteger escenarios o especies icónicas y majestuosas fue reacuñado al establecerse 10 el Parque Nacional Yellowstone en 1872, bajo los argumentos ante el Congreso de los Estados Unidos de América, que incluyeron la consideración de que la región postulada representaba el último relicto casi intacto de bosques templados del mundo. La disputa sobre la extensión universal de este modelo resultó ser una más de las acciones imperialistas de las culturas occidentales desarrolladas (en especial Norteamérica y Europa) y la discusión ha sido nutrida y sin una salida única. Esto se ilustra de manera contundente en la publicación de dos libros, el de John Terborgh y colaboradores (2002), intitulado “Making Parks Work: Strategies for Preserving Tropical Nature”, en donde defiende esta visión de la conservación de la biodiversidad a ultranza y a costa de los derechos de los actores locales, en aras de salvaguardar la eficiencia de las ANP; y en contraste, el publicado por Steven R. Brechin y colaboradores (2003), intitulado “Contested Nature: Promoting International Biodiversity with Social Justice in the Twenty-first Century”, donde los autores demuestran la complejidad operativa detrás del modelo Yellowstone y la enorme pérdida de oportunidades de conservación, producto de la confrontación entre actores locales contra el Estado e instituciones con visiones exógenas que incluyen el desalojo de pueblos indígenas con derecho sobre sus recursos y que dependen del medio ambiente para su sustento (Dowie, 2009). La suma de la dimensión natural (enfoque biológico), con la social (enfoque humanístico), en el tema de la “conservación de la diversidad biológica”, generó una interesante y compleja integración multivariante metodológica que prevaleció durante la década de 1990 y hasta los inicios del siglo XXI. Frente a esta complejidad, con base en la experiencia generada en el desarrollo de la cartografía nacional de uso del suelo y vegetación, el planteamiento inicial de mi contribución a dicho tema, se definió en la dimensión estrictamente geográfica, en el mismo sentido que lo hace Velázquez (1992), en donde propone cartografía dinámica de Ecología del Paisaje. 11 La amplitud de la disciplina geográfica resulta compleja en sí misma, y el tema de la conservación participativa en la conservación biológica, documentado en detalle por Velázquez y colaboradores (2003a), permitió identificar una ruta pragmática que desde la perspectiva geográfica hace conciliable los conceptos de conservación, biodiversidad, sustentabilidad y territorio. La aproximación de la “ecología del paisaje” de acuerdo con Velázquez y Bocco (2003), aplicada a condiciones de alta complejidad de niveles de organización biológica, múltiples actores sociales y distribuidos sobre contextos complejos del territorio, probó ser una plataforma aplicable para las condiciones concretas de lo que sería el primer caso de estudio: el suelo de conservación del Distrito Federal. Este enfoque permitió a autores previos (Velázquez et al., 2002), fijar las bases para llevar a cabo las tareas de ordenamiento territorial que hoy en día sustentan las acciones de gestión ambiental de este territorio. Otra aproximación complementaria desde la geografía, es el análisis de la dinámica de la cubierta vegetal con el enfoque metodológico de Velázquez y colaboradores (2003b). Estos estudios conforman una larga tradición en la disciplina geográfica, su uso actual y potencial se ha incrementado a raíz de la disponibilidad de bases de datos de cartografía digital de dominio público, y el acceso a los sistemas de información geográfica. Su aplicación en México es diversa, aunque prevalece en temas de evaluación de la dinámica del capital natural expresado en sus cubiertas forestales ricas, diversas y en su mayoría de múltiples especies endémicas (Velázquez et al., 2010). El análisis detallado de los cambios en la cubierta forestal de ejidos y comunidades, correlacionado con variables socioeconómicas (dimensión social), que describen el contexto cultural del manejo forestal comunitario, es la esencia de la segunda contribución de esta disertación. Asimismo, el análisis de la dinámica de la cubierta vegetal permite conocer el impacto del manejo forestal comunitario en la conservación del capital natural a nivel regional, ya que a través de los procesos de cambio de coberturas identificados en áreas ocupadas por Uniones de Ejidos 12 Forestales, es posible conocer las tendencias de la conservación que estas organizaciones interejidales aportan, y permite sentar las bases de políticas forestales de mayor impacto en la conservación. La tercera contribución de esta disertación tiene el propósito de contribuir a este objetivo. El contexto mexicano De acuerdo con la categorización de países megadiversos, enfoque propuesto por Mittermeier (1988), México ocupa uno de los cinco primeros lugares con mayor biodiversidad en el mundo, por su gran riqueza y su alto índice de endemismos (Benítez y Bellot, 2003). Datos de Conservation International y World Wildlife Foundation, indican que México posee el número más alto de especies de reptiles en el mundo (717), el segundo lugar en mamíferos (449 especies), y el cuarto en anfibios (282 especies), además, tiene 1,010 especies de aves (30 % más que EUA y Canadá juntos). Con respecto a las especies de plantas, Villaseñor (2016) reporta que México posee 23,314 especies y ocupa el segundo lugar entre los países continentales por el número de especies endémicas (alrededor del 50%), solo por debajo de Sudáfrica. Un indicador de esta riqueza se expresa en dos de los siguientes géneros de árboles, de las aproximadamente 120 especies de pinos que existen en el mundo, México tiene 49, de las cuales 22 son endémicas (Gernandt y Pérez de la Rosa, 2014); asimismo, para las 500 especies de árboles y arbustos del género Quercus (encinos), que existen en el hemisferio norte del planeta, datos filogenéticos y paleobotánicos indican que México es uno de los centros de diversificación del subgénero Quercus (Manos et al., 1999); esto hace que los bosques de encinos mexicanos sean los segundos más diversos del mundo con un total de 138 especies, 70% de las cuales son endémicas (Benítez y Bellot, 2003). México también califica entre los cinco primeros países de mayor diversidad cultural, pues en su territorio existen más de 60 grupos indígenas, muchos de ellos localizados en zonas con alta biodiversidad. Este espacio geopolítico es una de las cunas de domesticación que en 13 conjunto contribuyó con más del 35% de las 100 especies más consumidas hoy en día por toda la humanidad (Benítez y Bellot, 2003). Esta diversidad biológica y cultural preserva un potencial de utilización inmenso en el que se encuentra y conserva una cantidad enorme de plantas de uso alimenticio y medicinal. La conciliación entre conservación y uso es la esencia de la sustentabilidad. En esta disertación se argumenta que las coberturas de bosques autóctonos son indicadores directos de las diversidades biológica y cultural. El análisis de la dinámica de la cubierta forestal, por ende, es una excelente aproximación geográfica que permite contribuir a la identificación de factores detonantes responsables de un manejo sustentable de los recursos naturales oriundos, aquí descritos como su patrimonio o capital natural, sin poner en riesgo la pérdida de su capital social. La experiencia contemporánea de la gestión de la diversidad biológica muestra que cuando el Estado pretende sustituir la acción de los actores sociales, inhibe el desarrollo de acuerdos y la capacidad de auto regulación comunitaria para el manejo sustentable de los recursos (Merino, 2004; Merino y Hernández, 2004). En este contexto, esta disertación originalmente concebía a las Áreas Naturales Protegidas como el núcleo geográfico a partir del cual las tareas de “conservación de la diversidad biológica” deberían de replicarse. Bray y Merino (2004), demostraron que la implementación exitosa de las acciones de conservación del capital natural en un país como México, no debería tener como ruta única el modelo “Yellowstone” (Mallarach, 1996), basado en la protección gubernamental de los ecosistemas naturales, ante esto, Bray y Velázquez (2009), discuten la enorme oportunidad de sumar como aliadas, las iniciativas de manejadores de bosques mexicanos, representados en muchos ejidos y comunidades forestales del país por verdaderos especialistas que no solo les interesa obtener recursos para su manutención, sino también conservar su capital natural. Elinor Ostrom (2000), ha planteado que la naturaleza humana es más creativa y existen muchos ejemplos de organización, participación y sobre todo de ingenio, que han generado instituciones sólidas basadas en reglas de interacción 14 funcionales, no solo para mantener a largo plazo los recursos, sino para convertir su usufructo en un aprovechamiento equitativo y sustentable. El manejo forestal comunitario se enmarca en este esquema y uno de los paradigmas que es necesario conocer a fondo es: ¿cuáles son aquellos elementos de organización comunal que detonan una respuesta favorable para la conservación del capital natural bajo estas condiciones? La respuesta a esta pregunta estableció una de las líneas de esta investigación la cual se instrumentó estudiando un grupo de núcleos agrarios forestales de Michoacán y Durango. La otra gran línea de investigación consistió en indagar los métodos de identificación de prioridades de conservación a partir de bases de datos disponibles como elementos de evaluación ambiental, aplicados a la Ciudad de México. Objetivo general En este contexto, la integración de ambas líneas de trabajo tuvo como objetivo enriquecer el análisis de información geográfica que permite conocer y describir los ecosistemas naturales para identificar prioridades de conservación, así como el de la dinámica de la cubierta forestal, como una excelente aproximación geográfica para contribuir a la identificación de factores detonantes responsables de un manejo sustentable de los recursos naturales oriundos en propiedad común y que puedan sustentar y enriquecer las políticas públicas de conservación. 15 Referencias Benítez, H. y Bellot, M. (2003). Biodiversidad: Uso, amenazas y conservación. En: Conservación de ecosistemas templados de montaña en México. 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Oxford: Oxford University Press. 19 CAPÍTULO II IDENTIFICACIÓN DE ÁREAS DE VALOR AMBIENTAL AMENAZADAS Y SU PRIORIDAD DE ATENCIÓN, EN EL SUELO DE CONSERVACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL Este capítulo está publicado como: Saavedra, Z., Ojeda, L. y López, F. (2011). Identification of threatened areas of environmental value in the Conservation Area of Mexico City, and setting priorities for their protection. Investigaciones Geográficas, 74: 19-34. 20 Resumen Dentro de la cuenca de México, principalmente hacia el sur se extiende una extensa área de bosques, matorrales, humedales, pastizales y zonas agrícolas que conforman casi 60 por ciento del Distrito Federal (D.F.) denominada Suelo de Conservación (SC). El SC, de gran importancia para la sustentabilidad de la ciudad de México por los servicios ambientales que proporciona (recarga del acuífero, captura de carbono, gran diversidad biológica, entre otros), está siendo amenazado por actividades humanas, a pesar de que existe un Programa de Ordenamiento Ecológico. Esto, en parte, porque el gobierno y la población no visualizan espacialmente los problemas ambientales para diseñar estrategias puntuales. Por esta razón, aquí se identifican los sitios de valor ambiental que se encuentran amenazados y se prioriza su atención, a partir de la recopilación y homologación de la información existente. Se identificaron como zonas de valor ambiental amenazadas, con mayor prioridad de atención: los relictos de encinar y de matorral al oriente de la Delegación Milpa Alta, los bosques del poniente en las Delegaciones Cuajimalpa, Álvaro Obregón y La Magdalena Contreras; los bosques de los volcanes Pelado y Malacatepec en la Delegación Tlalpan y los de los volcanes Tláloc y Chichinautzin en Milpa Alta. Introducción La ciencia puede ofrecer una base teórica y de aplicación científica para construir políticas y soluciones con métodos o escenarios de implicaciones pertinentes, para revisar la efectividad en el cumplimiento de los objetivos de conservación establecidos en las políticas públicas. Sin embargo, la experiencia demuestra que esto ocurre de mejor manera, cuando se integra al proceso no sólo cuando se define por la generación de publicaciones dictaminadas o cuando hay problemas técnicos específicos por resolver. Las decisiones sobre la conservación deben tener metas explícitas y establecer prioridades y elecciones claras entre áreas con potencial de conservación y formas alternativas de manejo (Margules y Pressey, 2000). La planeación del uso del suelo debe estar guiada por la 21 mejor información disponible sobre áreas de gran importancia biológica (Theobald, 2003), por ello es necesario considerar la información disponible y validarla para que aunque esté incompleta, su conocimiento permita definir la mejor estrategia de uso que facilite el trabajo y se acorten los tiempos para la generación de propuestas, así como adoptar métodos para hacer lo mejor con lo que sí se sabe (Margules y Pressey, 2000). Evaluar y priorizar las amenazas a la biodiversidad son pasos reconocidos como importantes para planear su conservación, por lo tanto, se requiere elaborar mapas que identifiquen con precisión las áreas naturales y las amenazas que las ponen en riesgo y, con ello, monitorear su distribución y expansión (Margules y Pressey, 2000). Rouget et al (2003), definen la amenaza como la probabilidad de perder una proporción de la biodiversidad, y Margules y Pressey (2000) como el riesgo de un área de conservación a ser transformada a otro uso del suelo. Independientemente del enfoque, la mayoría de los autores la definen ya sea como un evento (Araújo et al., 2002) o como una actividad o proceso que ha causado, causa o puede causar la destrucción, degradación o daño a la biodiversidad (Salafsky et al., 2003). En muchos estudios las amenazas contra la biodiversidad se han usado para priorizar las acciones de conservación. Salafsky et al (2003), proponen una taxonomía de amenazas muy detallada; Cassidy et al (2001), lo hacen en el estado de Washington usando mapas de vegetación y uso de suelo para identificar las áreas con actividad humana; y Reyers (2004) en Sudáfrica, incorpora amenazas asociadas con vialidades. Theobald (2003), desarrolló una metodología en la que combina estados de conservación y niveles de protección con patrones de amenazas, para identificar el área geográfica que requiere atención y con ello adecuar las estrategias a seguir. Varios estudios (Rouget et al., 2003; Theobald, 2003; Reyers, 2004) han priorizado geográficamente las amenazas y las han medido hacia el futuro en términos de vulnerabilidad al 22 asignar valores de conservación en función de la rareza, los endemismos, la riqueza de especies o el estado de protección y la integridad ecológica del área (Stoms, 2000; Groves, 2003). Maddock y Benn (2000) combinan especies, tipos de vegetación, procesos ecológicos, protección legal y amenazas por transformación de la tierra, para identificar áreas de conservación en Sudáfrica. En México, Cotler et al (2004), ubican áreas con mayores problemas ambientales en la Cuenca Lerma-Chapala. Al crear mapas de distribución de amenazas, como proponen Kramer y Richards (2002), se puede identificar su sobreposición espacial, y al combinarlos con mapas de distribución de biodiversidad, se pueden establecer efectos de amenazas múltiples (Ervin y Parrish, 2006). Si se identifican patrones temporales (Salafsky et al., 2003), los mapas de amenazas pueden permitir preverlas y mitigarlas, por ejemplo, Travis (2003) argumenta que la distribución de la fragmentación es tan importante como el grado de fragmentación mismo; y Stoms (2000), que los índices de densidad de vialidades dan por sentado que todos los segmentos tienen el mismo efecto en la biodiversidad. Ervin y Parrish (2006), describen cinco pasos para evaluar las amenazas: 1) identificarlas en una región; 2) evaluar su impacto en la biodiversidad; 3) evaluar las futuras amenazas; 4) analizar la raíz de las causas de las amenazas; y 5) integrar la información a la planeación de la conservación. Al ser integradas a la planeación, las evaluaciones de amenazas pueden ser usadas para: 1) desarrollar estrategias; 2) establecer prioridades geográficas; 3) secuenciar y priorizar áreas y estrategias de conservación; y 4) medir los cambios de las amenazas en el tiempo (Groves, 2003, Poiani et al., 1998). Para los gobiernos y las organizaciones sociales es útil medir las amenazas como indicadoras de la efectividad de sus acciones y con base en ello reconsiderar sus prioridades 23 programáticas y geográficas conforme emergen nuevas amenazas y para comunicar información compleja sobre la biodiversidad de forma clara (Ervin y Parrish, 2006). Aunque existen muchos estudios relacionados con el SC del D.F., que pueden servir para apoyar la creación y mejora de políticas ambientales, éstos se encuentran dispersos en instituciones gubernamentales y de investigación. Las instituciones de gobierno encargadas de la gestión ambiental requieren diagnósticos rápidos, que respalden las decisiones estratégicas de manera pronta y efectiva, sobre todo en los aspectos de restauración y conservación. En torno a esto, destaca la ausencia de información certera, de una cultura de sistematización de la misma y de monitoreo de acciones realizadas; así como la carencia de especialistas preparados para construirlas y darles seguimiento, además de la falta de presupuesto para desarrollar los estudios requeridos. Por esto, este trabajo sintetiza un esfuerzo para contribuir a la solución de estos problemas ya que el diagnóstico que presenta, es el resultado de la aplicación de un modelo de análisis e integración de información cartográfica, fácil de reproducir e interpretar, que se conjuntó de diferentes fuentes y con la que se construyó un Sistema de Información Geográfica (SIG) para manejar y analizar los datos, permitiendo obtener resultados generales de manera rápida, para apoyar la toma de decisiones con respecto a la identificación de amenazas en áreas de valor ambiental del SC del D.F., hasta la definición de una propuesta para priorizar su atención. El modelo propuesto tiene como antecedente el proyecto Servicios Ambientales en las Políticas Rurales Territoriales (TCP/MEX/29), desarrollado por la Secretaría del Medio Ambiente del D.F., con apoyo de la FAO entre 2003 y 2005, en las zonas piloto de los ejidos de Parres el Guarda y San Miguel Topilejo, en Tlalpan y en la comunidad Magdalena Atlitic, en La Magdalena Contreras. Los productos cartográficos generados fueron entregados a los ejidos, y considerados de gran utilidad para el manejo de sus tierras. 24 Área de Estudio Hacia el sur y el poniente de la cuenca de México y dentro de los límites del D.F. se localiza el Suelo de Conservación (SC), que fue decretado en 1987 (DDF, 1987) y puesto bajo la administración de la Secretaría del Medio Ambiente del D.F., a través de la Dirección General de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (DGCORENADER), para ser diferenciado del Suelo Urbano (SU) ante el acelerado crecimiento de la ciudad de México. Abarca cerca de 87,000 ha, esto es, casi 60% de la superficie del D.F., distribuido en nueve delegaciones (SMADF y SAGARPA, 2006) (Figura 2.1). La superficie del SC está cubierta por bosques (de coníferas, de encinos y mixtos) en aproximadamente 45%; matorral xerófilo, 4.62%; pastizal o zacatonal, 7.57%; vegetación acuática y subacuática (zona lacustre de Xochimilco y Tláhuac) y zonas agrícolas, 35.26% (SMADF y SAGARPA, 2006). Figura 2.1 Ubicación del Suelo de Conservación del Distrito Federal y su distribución por Delegaciones políticas 25 A pesar de colindar con una de las ciudades más grandes del mundo, según Velázquez y Romero (1999), esta zona aún alberga dos por ciento de la biodiversidad mundial y 12% de las especies de flora y fauna de México, con casi 3,000 especies de plantas vasculares y 350 de vertebrados terrestres. Los mismos autores reportan la presencia de 59 especies de mamíferos que constituyen 30% de los del país y de los cuales 14 son endémicos; 211 especies de aves, esto es, 10% de las existentes en el país y 25% de las endémicas mexicanas. Asimismo, en el área habitan 24 especies de anfibios y 56 de reptiles que representan 8% del total de la herpetofauna nacional. Además de la gran diversidad biológica, los ecosistemas del SC generan otros beneficios intangibles que ponen a disposición de la sociedad, Herman et al. (2003), los denominan servicios ambientales, y son vitales y de gran valor económico para la ciudad de México. El servicio ambiental más reconocido en el valle de México es la recarga del acuífero de la que se obtiene 71% del agua potable para la ciudad (Centro GEO, SMADF y PNUMA, 2004). Según Torres y Rodríguez (2006) las zonas más importantes de recarga son las Sierras del Chichinautzin y Las Cruces (al sur-poniente del D.F.), cuya capacidad de infiltración promedio anual es de 2.5 y 2.0 millones de litros de agua de lluvia, con un valor neto en el precio del agua de USD $0.19/m2 y de USD $0.15/m2, respectivamente. Asimismo, la vegetación del SC también captura carbono en un promedio de 90 ton/ha; lo que representa su aportación para mitigar el impacto del cambio climático (Centro GEO, 2002). Otros servicios ambientales que proporciona el SC incluyen la estabilización relativa del microclima, la contención de las emisiones de contaminantes y de partículas suspendidas, la protección de suelos, dada por la cubierta vegetal que se traduce en la reducción de la erosión y de azolves en presas, redes de desagüe, entre muchos otros. Por último, debe considerarse como servicio ambiental su valor recreativo y escénico, poco reconocido y muy aprovechado (Centro GEO, SMADF y PNUMA, 2004). 26 El SC es habitado por alrededor de 850,000 personas repartidas en 35 núcleos agrarios (28 ejidos y siete comunidades) y propietarios de parcelas privadas; en asentamientos humanos regulares e irregulares (Centro GEO, SMADF y PNUMA, 2004). Parte de estos habitantes viven de la agricultura (nopal, maíz, hortalizas, plantas ornamentales y forrajes, entre otros) y de actividades pecuarias (GDF, 2000). La zona agrícola, casi toda de temporal, se distribuye en una franja de oeste a este en altitudes medias y bajas entre el SU y los bosques a lo largo de casi todas las delegaciones, excepto Cuajimalpa, Álvaro Obregón y La Magdalena Contreras. Al igual que la mayoría de las urbes en el mundo, la Ciudad de México ha avanzado sobre los ecosistemas naturales y áreas agrícolas que las rodean (Lu, 1999). Aunque existen diferencias en las cifras reportadas sobre la pérdida del SC por el avance de la mancha urbana (en parte por diferencias metodológicas), lo cierto es que esta zona se está transformando rápidamente. Las cifras reportadas oscilan de 279 ha/año (GDF, 2000), 300 ha/año (GDF, 2003) y hasta 495 ha/año. A pesar de la existencia del Programa General de Ordenamiento Ecológico del D.F. (PGOEDF; 2003), muchas amenazas siguen afectando paulatinamente al SC, como son: cambio de uso del suelo, debido principalmente al crecimiento urbano, incendios forestales, malas prácticas agrícolas, erosión provocada por la pérdida de cobertura vegetal, tala y caza clandestinas. El mapa del PGOEDF fue concebido como una imagen objetivo, al que le hacen falta mecanismos para hacerlo cumplir. Métodos y Técnicas De acuerdo con el modelo de análisis e integración cartográfica, se identificaron y recopilaron los mapas existentes y disponibles, en las universidades, centros de investigación y dependencias gubernamentales, con información de usos de suelo, vegetación, biodiversidad, amenazas y variables relacionadas con la conservación y los servicios ambientales. Se revisó 27 que los metadata (datos de origen de los archivos cartográficos) de los mapas obtenidos, tuvieran la información mínima necesaria para su uso e interpretación y que abarcaran todo el SC. La fracción del SC en la parte norte del D.F. que corresponde a la Sierra de Guadalupe, no se incluyó debido a que no se encontró cartografía suficiente de esa zona. Una vez reunida la cartografía, fue homogeneizada y procesada con el software Arc View 3.3 y el Arc GIS 9.0, quedando con las siguientes características: archivos tipo shape, proyección UTM Zona 14, Datum WGS84 y Elipsoide Clarke 1866. Todos los mapas utilizados corresponden al periodo 2000-2005; en cuanto a la escala, la mayoría de ellos son 1:50,000, sólo el de riqueza de especies es 1:250,000 y el de uso del suelo y vegetación es 1:10,000. Los mapas de poblados rurales, asentamientos irregulares y vialidades también son 1:10,000 y sólo fueron combinados entre sí. Cuando fue necesario combinar mapas, al resultante se le asignó la escala menor y en su interpretación se consideró la pérdida de detalle generada por el proceso de combinación (Mas y Fernández, 2003). Se revisaron cerca de 60 mapas, de los cuales se seleccionaron 27; en estos se analizaron las tablas de atributos para clasificar o reclasificar los datos y generar 11 Mapas base, mismos que fueron analizados de forma independiente y combinados bajo dos enfoques: de conservación (detectando áreas de importancia ecológica), y de amenazas a las que los ecosistemas naturales se enfrentan (Tabla 2.1). Todos los mapas y bases de datos originales y resultantes se pueden encontrar en el área de Ordenamiento Ecológico de la SMA del D.F., ya que la mayoría forman parte de los estudios realizados por diferentes instituciones para la elaboración del PGOEDF, o de otros estudios realizados internamente para la gestión de la Secretaría. 28 Las verificaciones de los mapas se realizaron sobre una imagen en alta resolución Quick Bird, 2005, aprovechando la experiencia adquirida durante cuatro años en el área y consultando a expertos. Asimismo, con la finalidad de combinar varios mapas base y obtener así mapas producto fáciles de entender, las clasificaciones se determinaron con base en el máximo número de clases diferenciables a la escala de trabajo (1:50,000). Los resultados se cotejaron en campo con 8 recorridos de 4 días en promedio cada uno por todo el SC durante los años 2005 al 2007. Tabla 2.1 Metadata originales de los mapas base empleados y productos cartográficos generados. Todos los mapas están en proyección UTM Zona 14 Mapa base Fuente Escala Fecha Datum Producto cartográfico Incidencia de incendios DGCORENADER 1:50,000 2000-2005 NAD27 Amenazas reversibles Riesgo de erosión UAM 1:50,000 2000 NAD27 Deforestación DGCORENADER 1:50,000 1997-2000 NAD27 Poblados rurales, programas parciales y equipamiento urbano DGCORENADER 1:10,000 1998 actualizado a 2005 WGS84 Amenazas irreversibles Asentamientos humanos irregulares DGCORENADER, SEDUVI y Delegaciones 1:10,000 2005 WGS84 Vialidades Catastro del D.F. 1:10,000 2000 NAD27 Recarga del acuífero CentroGeo 1:50,000 2005 WGS84 Servicios ambientales Riqueza de especies CONABIO 1:250,000 2000 NAD27 Captura de carbono CentroGeo 1:10,000 2005 WGS84 Uso de suelo y vegetación SMADF SAGARPA 1:10,000 2005 WGS84 Zonas de valor ambiental por importancia ecológica PGOEDF SMADF 1:50,000 2000 actualizado a 2005 WGS84 Amenazas y conflictos por cumplimiento normativo Mapas base Incidencia de incendios (Figura 2.2.1): Este mapa se construyó incorporando la información de los registros de incendios de la Dirección General de la Comisión de Recursos 29 Naturales y Desarrollo Rural (DGCORENADER), de 2000 a 2005, sobre cuadrantes de 100 ha. La información fue clasificada de acuerdo al número de incendios registrados en: Incidencia Baja (1 a 5 incendios), Moderada (6 a 10), Alta (11 a 30), Muy Alta (31 a 50) y Extrema (más de 50). El mapa base se generó considerando sólo las categorías Alta y Muy Alta en una suma de mapas de 2000 a 2005. Riesgo de erosión (Figura 2.2.2): Mapa de polígonos elaborado con datos de textura del suelo y pendientes, obtenidos a partir de las cartas edafológica y topográfica 1:50,000 del INEGI (1970), complementando con datos de cobertura vegetal obtenidos del mapa elaborado por la UNAM como insumo del PGOEDF decretado en el 2000. El mapa fue validado con un modelo tridimensional en el SIG y con el mapa de uso de suelo y vegetación 2005. Las áreas con pendiente pronunciada desprovistas de vegetación o cerca de vías de comunicación corresponden a las áreas de mayor riesgo de erosión. El mapa original tenía una clasificación cuantitativa y se reclasificó a cualitativa (Muy bajo, Bajo, Moderado, Alto y Muy Alto). Deforestación (Figura 2.2.3): Archivo de polígonos elaborado en la DGCORENADER para las zonas forestales a partir del mapa de uso del suelo y vegetación del INEGI de 1970 y del mapa elaborado por la UNAM como insumo del PGOEDF decretado en el 2000. Este mapa muestra las áreas donde se han perdido bosques originales entre ambas fechas. A este mapa base se le corrigieron inconsistencias por criterios de clasificación respecto a la densidad arbórea en las cimas de conos volcánicos clasificados como pastizal, pastizal-pino, pino-pastizal o bosque de pino “abierto”, con base en la interpretación de la imagen Quick Bird 2005 y trabajo de campo. Poblados Rurales (PR), Programas Parciales (PP) y Equipamientos Urbanos (EU) (Figura 2.2.4): Se usó como mapa base, la información de los polígonos de los PR, PP y EU registrados en el PGOEDF. En el caso de los PP, aunque cerca de 25 por ciento de su superficie 30 no está construida, se incluyeron los polígonos completos porque en ellos está permitida la urbanización. Asentamientos humanos irregulares (AHI) (Figura 2.2.4): Mapa de polígonos construido por la DGCORENADER que muestra la ubicación de los AHI. Elaborado con base en una versión cartográfica digital de 1998, actualizada con una imagen Quick Bird, 2005; donde se delimitaron los polígonos de predios construidos en áreas no permitidas. Se utilizó como mapa base sin modificaciones, únicamente verificando el contenido con la misma imagen 2005. Vialidades (Figura 2.2.5): Construido por la DGCORENADER, este mapa es un archivo de líneas que muestra la distribución de vialidades en el SC. Para reflejar el impacto que éstas ocasionan, en el mapa base se editan en diferentes grosores simulando un área de influencia a ambos lados. El área de influencia se determinó en campo, midiendo en ambos lados de la vía, la distancia que había desde la orilla de la vialidad hasta donde terminaban las construcciones presentes al lado de la vía. Las medidas identificadas se incluyeron en la tabla de atributos del shape y son: autopistas, 200 m; carreteras, 500 m; ejes viales y calles, 50 m; terracerías, 100 m; y veredas, cero. Recarga de acuífero (RA) (Figura 2.2.6): Mapa elaborado por el Centro GEO para la SMA. El mapa es de polígonos y se obtuvo a partir de datos de geología, textura de suelos, hidrología, relieve y precipitación y a esta capa se le combinó con una actualización al 2002 del mapa de uso del suelo, elaborada también por el mismo Centro, para eliminar las nuevas zonas urbanas que se consideran impermeables. El mapa base contenía una clasificación cualitativa de seis clases (mínima, baja, media, alta, muy alta y mayor) y se usó sin modificaciones. Riqueza de especies (Figura 2.2.7): Archivo elaborado para CONABIO con información reportada en cuadrantes de 100 ha. Para el mapa base se hizo una clasificación cualitativa de cuatro rangos (baja, moderada, alta y muy alta) ya que el shape sólo contenía datos con el número de especies registradas por cuadrante. 31 Captura de Carbono (CC) (Figura 2.2.8): Archivo de polígonos generado en 2005 por el Centro GEO con una categorización cualitativa de siete clases asociada básicamente a los tipos de vegetación y uso de suelo: baja (matorrales y bosques abiertos, encinares), moderada (bosques pino-pastizal y pino-oyamel), alta (bosques de pino), muy alta (bosque de oyamel), urbano, cuerpos de agua y sin evaluar (pastizales, agrícola, minas). El mapa base fue modificado reclasificando en seis categorías y considerando a los pastizales y a la zona agrícola con un valor mínimo de CC, estos sitios fueron identificados a partir del mapa de uso de suelo y vegetación, 2005 (SMA/GDF y SAGARPA, 2006). La nueva clasificación quedó como: nula (urbano, cuerpos de agua, minas), muy baja (pastizales y zona agrícola), baja (matorrales y bosques abiertos, encinares), moderada (bosques pino-pastizal y pino-oyamel), alta (bosques de pino), muy alta (bosque de oyamel). Uso de suelo y vegetación (2005) (Figura 2.2.9): Realizado por la DGCORENADER, este mapa es de polígonos creados a partir de clasificación automatizada supervisada de imágenes de satélite Quick Bird, 2005 y Spot, 2004 e interpretación visual de fotografías aéreas, 2005 y verificación intensa en campo (SMA/GDF y SAGARPA, 2006). El original tenía 19 categorías y se redujo el detalle agrupando a los cultivos bajo el genérico de agricultura (principalmente avena, nopal, maíz, hortalizas y flores), a los tipos de bosques en uno solo (de coníferas, de encinos, mixtos), a los invernaderos y actividades agroforestales, reforestación y otros usos se le asignó categoría “otros usos”; las demás categorías se dejaron como tales: matorral, pastizal, vegetación acuática, otras comunidades vegetales, minas, cuerpos de agua y urbano. El mapa quedó con diez categorías con la finalidad de hacer más fácil su combinación con otros mapas. Programa General de Ordenamiento Ecológico del D.F. (2000) (Figura 2.2.10): El mapa refleja la normatividad vigente para el SC. La zonificación propuesta determina las actividades más apropiadas para el uso adecuado del suelo con un enfoque de conservación. 32 Para su elaboración se analizó la geología, edafología, topografía y vegetación, sobre cartografía digital y con verificaciones en campo. Fue aprobado el 28 de abril del 2000 por la Asamblea Legislativa del D.F. como PGOEDF (GDF, 2000). El mapa utilizado fue la versión actualizada por la DGCORENADER en 2005, no publicada oficialmente, pero que registra las modificaciones realizadas a los polígonos decretados de Áreas Naturales Protegidas (ANP) y PP que se encuentran inmersos en el SC. 33 Figura 2.2 Esquema metodológico, integración de Mapas base para la generación de Productos cartográficos 34 Productos cartográficos Los mapas base se combinaron, sobrepusieron o unieron en el SIG con las herramientas básicas de análisis espacial y estadístico que ofrece el software utilizado, para obtener mapas integrales y reclasificados a los que se denominó productos cartográficos, en donde se resaltan las amenazas diferenciadas como reversibles o irreversibles sobre las zonas de mayor valor ambiental y se definen estas últimas por su grado de conservación y por la cantidad de servicios ambientales que prestan (Tabla 2.1). Mapa de amenazas reversibles: (Figuras 2.2.A y 2.3.1). Se elaboró combinando los mapas de incidencia de incendios, riesgo de erosión y deforestación; variables identificadas como afectaciones al ambiente, factibles de revertirse a través de estrategias de prevención, recuperación y restauración. La clasificación señala sólo el número de amenazas presentes (una, dos o tres), sin especificar el tipo. Mapa de amenazas irreversibles (Figuras 2.2.B y 2.3.2). Se creó con la sobreposición de los mapas base de variables de tipo urbano (AHI, PR, PP, EU y vialidades) que, por su grado de consolidación o fundamento legal de existencia, se consideran afectaciones irreversibles al ambiente. Muestra sitios transformados a uso urbano y vialidades, ponderando su grado de influencia. Mapa de Servicios Ambientales (Figuras 2.2.C y 2.3.3). Es producto de la combinación de los mapas base de RA, CC y riqueza de especies (RE); muestra los sitios en función de su valor ambiental de acuerdo al aporte de estos tres SA. Debido a que los mapas base tenían categorías cualitativas no comparables su combinación requirió de varias etapas. Se elaboró una matriz ponderada (con los datos de su tabla de atributos) donde en las columnas se colocaron las categorías del mapa de RA y en los renglones las de CC (Tabla 2.2) y se les asignaron valores cuantitativos 2:1; la doble proporción fue para el mapa de RA por ser más confiable y preciso, por la importancia que este servicio tiene en la sustentabilidad de la Ciudad de México y porque el mapa de CC y RE están asociados 35 directamente a los tipos de vegetación, por lo que esa variable se estaría ponderando otra vez al hacer la siguiente unión de mapas. Las cifras resultantes en la matriz se dividieron en cuatro rangos para que cada una fuera una categoría cualitativa del mapa resultante. Este nuevo mapa se combinó con el de RE que también tiene cuatro categorías (cualitativas), elaborando una segunda matriz ponderada. El mapa resultante se clasificó de diferentes formas, con tres, cuatro, cinco, etc., y el mapa final quedó con diez categorías con valor ascendente de SA, ya que con esta clasificación se diferenciaron claramente los sitios de mayor valor ambiental de acuerdo a estas tres variables. Tabla 2.2 Matriz de valores de recarga de acuífero y captura de carbono Recarga del acuífero Mayor (10) Muy alta (8) Alta (6) Media (4) Baja (2) Mínima (2) C ap tu ra d e C ar b o n o Muy alta (5) 15 Muy Alto 13 Muy Alto 11 Alto 9 Moderado 7 Moderado 7 Moderado Alta (4) 14 Muy Alto 12 Alto 10 Alto 8 Moderado 6 Moderado 6 Moderado Moderada (3) 13 Muy Alto 11 Alto 9 Moderado 7 Moderado 5 Bajo 5 Bajo Baja (2) 12 Alto 10 Alto 8 Moderado 6 Moderado 4 Bajo 4 Bajo Muy baja (1) 11 Alto 9 Moderado 7 Moderado 5 Bajo 3 Bajo 3 Bajo Urbano (0) 10 Alto 8 Moderado 6 Moderado 4 Bajo 2 Bajo 2 Bajo Sin evaluar (0) 10 Alto 8 Moderado 6 Moderado 4 Bajo 2 Bajo 2 Bajo Entre paréntesis se presenta la ponderación asignada a cada categoría de los mapas originales en la proporción 2:1, tal y como se describe en el método. Los valores en la tabla resultan de la sumatoria de la ponderación asignada a las categorías correspondientes. Mapa de zonas de valor ambiental por importancia ecológica (Figura 2.2.D). A partir de un análisis del mapa base de uso de suelo y vegetación (2005), se identificaron y digitalizaron siete zonas importantes por su grado de conservación, tipo de vegetación y extensión, de acuerdo a los indicadores usados por la CONABIO (2007) y el INE (2007) para ponderar su valor ambiental relativo 36 los cuales son: 1) Extensión de vegetación conservada; 2) aportación a la continuidad entre comunidades vegetales; 3) presencia de vegetación nativa o relictos de la misma; 4) presencia de especies endémicas y 5) superficie libre de infraestructura urbana. A cada uno de los siete polígonos se les asignó un punto por cada característica presentada y la suma total representó su valor ambiental. Mapa de amenazas y conflictos por cumplimiento normativo (Figura 2.2.E). Producto de la combinación de los mapas base del PGOEDF y el de uso de suelo y vegetación (2005). Esta combinación permitió identificar: a) zonas donde el uso de suelo corresponde a lo que indica el PGOEDF; b) zonas donde el uso de suelo contraviene las actividades permitidas por el PGOEDF y c) zonas donde el PGOEDF no protege áreas con vegetación natural. Para tratar de subsanar las diferencias de escala entre los mapas, al mapa resultante de la combinación se le eliminaron los polígonos menores de 50 ha por lo que los analizados son los de mayor superficie y, por ende, mayor conflicto; resaltando que el objetivo de este producto es identificar los “focos rojos”, no analizar todos los polígonos a detalle. Producto Final Los productos cartográficos se sobrepusieron y analizaron, evaluando y ponderando la información de afectaciones o amenazas y las zonas importantes ambientalmente, obteniendo como producto final el siguiente mapa: Mapa de zonas de valor ambiental, sus amenazas y prioridad de atención. (Figuras 2.2.F y 2.3.4). A partir del análisis, comparación y sobreposición de los mapas de zonas de valor ambiental por su grado de importancia ecológica y de servicios ambientales, con los de amenazas reversibles e irreversibles y conflictos por incumplimiento normativo, se identificaron las zonas de valor ambiental con respecto a sus amenazas y se priorizó su atención. Cabe mencionar que el mapa mostrado no presenta los SA, ya que la clasificación obtenida es muy compleja y no se alcanzarían a diferenciar en una imagen estática. El orden de atención de las áreas se definió considerando para cada una, la suma de los valores (de uno a cuatro) de las variables de importancia ecológica y SA, y las de las 37 amenazas reversibles e irreversibles (Tabla 2.3). Tabla 2.3 Prioridades de atención para las áreas de valor ambiental del SC del D.F. Resultados Este estudio aporta el establecimiento de un orden de prioridad de atención para zonas del SC, basado en la identificación de áreas de valor ambiental y las amenazas que enfrentan. Los mapas base y los productos cartográficos son la representación gráfica de las aproximaciones analíticas que permitieron alcanzar el resultado final, pero en sí mismos aportan información específica factible de incorporar en programas de atención y decisiones de política pública para la protección del SC del D.F. Mapas Base Incidencia de incendios (Figura 2.2.1). Se identificaron cuatro zonas con alta incidencia de incendios: 1) la Sierra de Santa Catarina entre Tláhuac e Iztapalapa, 2) el volcán Ajusco, 3) las laderas del Volcán Pelado en Tlalpan y 4) una franja discontinua que se extiende de este a oeste al centro de Milpa Alta. Áreas de valor ambiental y nivel de servicios que aportan Amenazas va lo r am b ie n ta l A m en az a O rd en d e p ri o ri d ad Áreas de valor por su grado de conservación SA que aportan Incendios, deforestación, erosión Crecimiento urbano Uso de suelo inadecuado (excepto urbano) Bosque Volcán Malacatepec (4) Muy Altos (4) Alto (3) Bajo (1) Alto (3) 8 7 1° Encinar en Milpa Alta (3) Medio (2) Alto (3) Muy Alto (4) Muy Alto (4) 5 11 2° Matorral en Milpa Alta (3) Medio (2) Alto (3) Muy Alto (4) Muy Alto (4) 5 11 2° Bosque Volcán Tláloc (4) Altos (3) Medio (2) Alto (3) Bajo (1) 7 6 3° Bosque del poniente (4) Altos (3) Alto (3) Bajo (1) Medio (2) 7 6 3° Bosque Volcán Pelado (3) Altos (3) Alto (3) Medio (2) Medio (2) 6 7 4° Bosque Volcán Chichinautzin (4) Altos (3) Bajo (1) Bajo (1) Alto (3) 7 5 5° 38 Figura 2.3 Productos cartográficos (1-3) y Mapa de integración (4) que señala prioridades de atención en el SC del D.F. 39 Riesgo de erosión (Figura 2.2.2). Muestra que todo el SC presenta riesgo de erosión, pero las zonas detectadas con mayores valores fueron 1) el sur-poniente del D.F., especialmente la ladera sur del volcán Ajusco en Tlalpan; 2) la zona de montaña al sur de Xochimilco, 3) la Sierra de Santa Catarina al norte de Tláhuac; 4) la zona de la autopista y de la carretera federal a Cuernavaca al centro oriente de Tlalpan, que resultó con los valores más altos, por malas prácticas agrícolas verificadas en campo (cultivos con surcos en la dirección de la pendiente y sin técnicas de conservación de suelos); 5) las barrancas aledañas a la ciudad con AHI en Cuajimalpa, Álvaro Obregón y La Magdalena Contreras; y 6) la zona donde nacen los Ríos Magdalena y Agua de Leones en el sur de estas mismas Delegaciones. Deforestación (Figura 2.2.3). Esta amenaza se observa en todo el SC, especialmente en la zona de transición urbano-agrícola y de forma más continua en la zona de transición agrícola- forestal. Poblados rurales, programas parciales, equipamiento urbano y AHI (Figura 2.2.4). Muestra como los AHI crecen alrededor de las áreas urbanizadas a lo largo del límite del SC, de las vialidades y de los poblados rurales y cómo los más consolidados se regularizan a través de PP, dando como resultado la generación de “islas” o fragmentos de vegetación natural dentro del SC. Vialidades (Figura 2.2.5). Además de la fragmentación de los ecosistemas, muestra el incremento de vialidades ligado a AHI y a zonas agrícolas que han invadido los bosques. Las más impactantes son: 1) la carretera México-Toluca, que fragmenta los bosques de Cuajimalpa; 2) la autopista y la carretera México-Cuernavaca que cortan en dos puntos los bosques de Tlalpan; y 3) la carretera México- Oaxtepec, en Milpa Alta, que afecta el relicto más grande de bosque de encino del SC. No obstante, habrá que reconocer el doble significado de las vialidades en general, pues aunque afectan los ecosistemas, además de facilitar la comunicación, también son los accesos para reforestar, combatir incendios y vigilar. 40 Recarga del Acuífero (Figura 2.2.6). El área con mayor recarga de acuífero se extiende desde el Volcán Pelado hacia el norponiente, hasta la cima del Volcán Ajusco (Tlalpan) y hacia el suroriente, hasta la mitad del territorio de Milpa Alta (Volcán Chichinautzin). Dentro de esta área sobresalen, por su aportación de recarga del acuífero, los núcleos agrarios de Parres y Topilejo (Tlalpan); que además son zonas con alto riesgo de erosión y gran impacto por crecimiento de AHI. Riqueza de especies (Figura 2.2.7). Se ubicaron cuatro zonas con alta riqueza de especies: 1) la Sierra de las Cruces al poniente en Cuajimalpa, Álvaro Obregón, La Magdalena Contreras y Tlalpan; 2) el Volcán Tláloc en Milpa Alta; 3) los Volcanes Pelado y Malacatepec, en Tlalpan; y 4) una franja en el límite SC-SU en la parte central de Xochimilco; cabe aclarar que al sobreponer el mapa de uso del suelo y vegetación de 2005 al de riqueza de especies de 2000, los asentamientos humanos cubren casi la totalidad de esta última zona. Captura de carbono (Figura 2.2.8). Las zonas con más captura de carbono están asociadas directamente con las áreas de bosques. Sobresalen los de oyamel y pino del surponiente del D.F. en Cuajimalpa, Álvaro Obregón, La Magdalena Contreras y el poniente de Tlalpan, los bosques del Volcán Pelado al centro de Tlalpan, unidos a los del Volcán Malacatepec y los del Chichinautzin (Tlalpan y Milpa Alta), así como, los del Volcán Tláloc en Milpa Alta. Mapa de uso de suelo y vegetación, 2005 (Figura 2.2.9). Se analizó fundamentalmente para identificar zonas de valor ambiental por su importancia ecológica y generar el producto cartográfico correspondiente. Debido a su calidad y precisión, este mapa se usó para analizar y actualizar todos los mapas base y los productos cartográficos. Las principales zonas de importancia ecológica que se identificaron corresponden a cuatro grandes áreas de bosques, (al poniente, y en los Volcanes Pelado, Chichinautzín y Tláloc); los bosques del Pelado y Chichinautzin que están conectados por los del Volcán Malacatepec y al oriente de Milpa Alta, los relictos tanto de bosque de encino como de matorral natural más importantes por su extensión en el SC. Otros resultados del análisis de este mapa muestran que la mayoría de las zonas urbanas (PR, 41 PP, EU) y pequeñas áreas agrícolas se presentan en la zona de transición entre SU y SC; la parte central del SC tiene una franja de zona agrícola, y el sur y surponiente presentan superficies boscosas que se están fragmentando por la agricultura. Los pastizales se ubican en las zonas de mayor altitud, principalmente al poniente, sur y oriente y los matorrales humedales y cuerpos de agua al oriente. Productos cartográficos Amenazas reversibles (Figuras 2.2.A y 2.3.1). Las zonas que presentaron las tres amenazas (erosión, deforestación y crecimiento urbano y vialidades) consideradas como de atención prioritaria se distribuyen en todo el SC. Las superficies aproximadas de las zonas más extensas identificadas son: a) al sur del “Parque Ecológico de la Ciudad de México” en Tlalpan, 200 ha; b) al norte del Volcán Pelado en Tlalpan, 200 ha; c) de la ladera oriente hasta la cima del mismo volcán, 700 ha; los bosques al norte del Volcán Chichinautzin en Milpa Alta, 300 ha; e) la ladera poniente del Volcán Tláloc en Milpa Alta, 300 ha; f) ladera nororiente del Volcán Tláloc, 400 ha; y g) una franja de 300 ha que atraviesa el oriente de los bosques de Milpa Alta hacia un relicto importante de bosque de encino. Amenazas irreversibles (Figuras 2.2.B y 2.3.2). Los resultados muestran la fuerte y extensa presión de estas amenazas principalmente en la franja de transición de los límites SC-SU así como, en los alrededores de la Sierra de Santa Catarina y a lo largo de las carreteras y autopistas a Toluca, Cuernavaca y Oaxtepec. Servicios Ambientales (Figuras 2.2.C y 2.3.3). Se identificaron cuatro zonas con valor 10: a) al surponiente de Cuajimalpa 100 ha, justo donde terminan los AHI, al lado de la Autopista México- Toluca; su importancia aumenta pues se extiende hacia el sur abarcando 500 ha con valor de 9; b) al sur-poniente de Tlalpan 30 ha, en la ladera inferior surponiente del Ajusco, que aunque pequeña y presionada por el cambio a uso agrícola, incrementa su importancia por estar muy cerca de 300 ha con categoría 9; c) La cima del Volcán Malacatepec en Tlalpan con 200 ha, rodeada por 400 ha de categoría 8; d) al surponiente del Volcán Tláloc en Milpa Alta, 30 ha que se extienden hacia el sur hasta llegar a otra zona de 150 ha de categoría 9, ambas rodeadas por 3,500 ha de categoría 8. 42 Dentro de la categoría con valor nueve sobresalen en la delegación Tlalpan: el Volcán Pelado con 700 ha, rodeado de 1,600 ha de valor 8 y el sur-oriente del Ajusco con poco más de 100 ha rodeadas de 600 ha de valor 8. Zonas de valor ambiental por su grado de importancia ecológica (Figura 2.2.D). Las siete zonas identificadas de acuerdo a los indicadores usados por la CONABIO (2007) y el INE (2007) son: 1) La zona boscosa más grande del SC tiene 11,600 ha de bosques de pino, encino y oyamel; se ponderó con valor 4 y se distribuye al surponiente de las delegaciones de Cuajimalpa, Álvaro Obregón y La Magdalena Contreras. 2) La zona boscosa del Volcán Pelado tiene 3,850 ha de bosques mixtos y de pino, su ponderación es de 3 y está al centrosur de la delegación Tlalpan. 3) La zona boscosa del Chichinautzin, tiene 3,460 ha de bosques de pino y oyamel y un valor de 4; se localiza en el límite sur de Tlalpan y Milpa Alta. 4) La zona boscosa del Volcán Tláloc cubre 7,255 ha con bosques mixtos y de pino, resultó con valor 4 y se ubica al suroriente de Milpa Alta. 5) La zona boscosa del Volcán Malacatepec presenta bosques de pino, oyamel y encino. Su puntaje es de 4 y se ubica al surponiente de Tlalpan y funciona como conector de las zonas 1 y 2. 6) Un relicto de encinar con una superficie de 500 ha al oriente de Milpa Alta cuyo puntaje es de 3 y que colinda con la zona 4. 7) La zona de matorrales al oriente de Milpa Alta tiene 3 puntos y cubre 900 ha. Mapa de amenazas y conflictos por cumplimiento normativo (Figura 2.2.E). A través del análisis visual del mapa se identificaron las zonas que contravienen lo permitido por el PGOEDF y se encuentran principalmente en la franja de transición SU-SC. Sin embargo, debe considerarse que algunas de estas actividades tienen derecho de antigüedad, ya que se realizaban antes del decreto del PGOEDF. La vegetación natural identificada sin protección es un fragmento de matorral en 43 Tláhuac, tal vez producto del abandono de tierras agrícolas. Mapa de áreas de valor ambiental, sus amenazas y prioridad de atención (Figuras 2.2F y 2.3.4). Con base en el análisis de las áreas de valor ambiental por su importancia ecológica y las de amenazas reversibles e irreversibles (Tabla 2.2) se estableció el siguiente orden de prioridad para su atención. 1. La zona de bosques del Volcán Malacatepec porque es la de mayor superficie con valor 10 en SA y es conector entre dos importantes áreas de bosque además de presentar un alto nivel de amenazas. 2. Los relictos de encinar y de matorral al oriente de Milpa Alta, porque a pesar de ser las de menor valor ambiental (entre las siete áreas más importantes), son las más amenazadas y son pequeñas por lo que se pueden perder fácilmente. 3. En esta categoría se encuentran dos zonas: los bosques del poniente y los del Volcán Tláloc en Milpa Alta; el primero corresponde a la zona conservada de mayor extensión, ambos poseen un alto valor ambiental y casi el equivalente en variables que las amenazan. 4. Los bosques del Volcán Pelado que tiene el menor puntaje de valor ambiental de las áreas identificadas, pero presenta el mayor número de amenazas. 5. Los bosques del Volcán Chichinautzin en Milpa Alta, porque tienen alto valor ambiental, pero es la de menor prioridad de atención por ser la menos amenazada. Discusión y Conclusiones Esta metodología demostró ser una herramienta eficiente para identificar en el corto plazo sitios de alto valor ambiental amenazados, lo que permite la planeación de acciones de conservación y prevención. La verificación de campo permitió corroborar el buen estado de conservación de las áreas boscosas identificadas con alto valor ambiental y el nivel de amenazas que presentan, sobre todo en materia de incendios, deforestación y crecimiento urbano como es el caso de quemas observadas en las colindancias de los bosques que limitan con los pastizales y zonas agrícolas 44 principalmente en Tlalpan y Milpa Alta. Se confirmó la prioridad de atención propuesta inclusive al nivel de comprobar cómo los relictos de encinar y matorral de la delegación Milpa Alta (prioridad 2), presentan mayor perturbación de la catalogada en el modelo, lo que indica la velocidad con que se están deteriorando los ecosistemas y por tanto la necesidad de tomar acciones de inmediato para la atención a estos, de acuerdo a la definición de prioridad para mantener la oferta de los servicios ambientales evaluados. Este hecho también muestra la actualización frecuente que el modelo requiere, para mantenerlo vigente no solo en términos de información y su calidad, sino por el potencial que representa como base para el monitoreo y la construcción de la trayectoria histórica ambiental del SC del D.F. Los resultados obtenidos pueden contribuir de la misma manera al desarrollo de políticas diferenciadas territorialmente, de acuerdo a las problemáticas locales encontradas. Cabe mencionar, sin embargo, que al no tener incluidas variables que definan la importancia cultural o por estar completamente contenidas dentro del área urbana, zonas como las chinampas de Xochimilco y Tláhuac y el Cerro de la Estrella, no resultaron importantes ecológicamente al usar esta metodología, pero su atención debe priorizarse. La metodología también permite identificar espacialmente información para instrumentar acciones específicas tales como ubicar mejor a las brigadas de control y combate de incendios, los campamentos y las brechas cortafuego para las zonas más afectadas; aprovechar mejor los recursos dirigiéndolos a las zonas más valiosas por los SA que aportan o a las que son relictos de vegetación natural, o a los que fungen como corredores o conectores entre bosques; o por el contrario, las zonas más deterioradas que requieren atención: reforestación, obras de conservación de suelo y agua, protección de especies, e incluso para la actualización de Programas como el PGOEDF. A pesar de las diferencias de fechas y escalas, el modelo propuesto demostró que es útil para 45 encontrar tendencias generales de lo que ocurre en el SC del D.F. La aplicación del modelo puso de manifiesto la necesidad de que las instituciones que producen los insumos cartográficos, siempre incluyan la descripción de los métodos empleados y que las instituciones de gobierno sigan generando bases de datos geográficas con datos de las acciones que realizan, a través de la digitalización y georeferenciación, para hacerlas compatibles y mejorar la disponibilidad de información para la planeación y la toma de decisiones. La calidad de los resultados obtenidos por la metodología desarrollada, fundamenta la posibilidad de que sea tomada como un modelo de evaluación ambiental; se recomienda seguir aplicándola y validar su uso como proceso de monitoreo del SC del D.F. 46 Referencias Araújo, M. B., Williams, P. H. y Turner, A. (2002). “A Sequential Approach to Minimize Threats Within Selected Conservation Areas”, Biodiversity and Conservation, vol. 11, núm. 6, pp. 1011-1024. Cassidy, K. M., Grue, C. E., Smith, M. R. et al. 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Para tal fin se analizaron 16 Núcleos Agrarios forestales, de los cuales se localizan ocho en el estado de Durango y ocho en el de Michoacán. En cada uno se midieron seis variables detonadoras (indicadoras de los aspectos socio-culturales) y cinco variables derivadas de la dinámica de las coberturas y usos del suelo de 1986 a 2000 (variables de respuesta). La contribución propone un índice que mide la dinámica de la cubierta vegetal como un sustituto del desempeño del capital natural. Con base en el índice de la dinámica del capital natural se evidenció una tendencia hacia el incremento en sus recursos forestales en ambos estados. Las correlaciones entre las variables de respuesta y las detonadoras, así como el análisis de agrupamiento permitieron identificar que el “manejo y organización forestal”, el “grado de gobernabilidad” y el “desarrollo económico”, tipifican a los Núcleos Agrarios como de buen manejo forestal. Por el contario, la “antigüedad del NA”, la “emigración”, el “parcelamiento”, la “pérdida del uso comunal del capital natural” y la “antigüedad con plan de manejo forestal” se correlacionaron con procesos de decremento del capital natural. Introducción Es irrefutable que las tendencias actuales sobre la condición y permanencia del capital natural, entendido aquí como el segmento de bienes y servicios ofrecido por los ecosistemas destinado a fortalecer las capacidades productivas de sus poseedores, marcan un proceso de pérdida asociado al empobrecimiento de los actores sociales que dependen directamente de éste (Purvis et al., 2000). Entre las consecuencias inmediatas se enlistan afectaciones de carácter social, económico y político, todas enmarcadas en tópicos como el cambio global, la migración y el debilitamiento de las instancias de gobierno, entre otras. Ante esta situación, una de las alternativas más frecuentes para frenar la pérdida del capital natural es el establecimiento de Áreas Naturales Protegidas (ANP), mismas que, sin duda, han logrado multiplicarse de manera 51 significativa (Naughton-Treves et al., 2005). Independientemente del impacto neto de las ANP y del debate sobre la eficiencia de éstas (Vanclay et al., 2001), los países que concentran la mayor proporción del germoplasma global (Myers et al., 2000) confrontan la necesidad urgente de coadyuvar a que los sistemas productivos tradicionales se incorporen a los esquemas de conservación vigentes (Bray et al., 2007a; Bray y Velázquez, 2009). Estudios recientes han mostrado que las actividades productivas y de aprovechamiento son cada vez más intensas, tanto dentro como en los alrededores de las áreas protegidas. Así, diversas experiencias sugieren que la eficacia para atender las metas de conservación de una ANP se incrementan cuando se involucra a los habitantes usufructuarios de las zonas vecinas (Davies y Johnson, 1995; Durán-Medina et al., 2007; Bray et al., 2007b). Bajo este postulado se enfatiza en la urgencia por encontrar esquemas de manejo compatibles con los objetivos de las ANP (Velázquez et al., 2001), en aras de armonizar el usufructo del capital natural con esquemas que permitan incrementar el potencial de conservación y contribuyan a abatir la pobreza. Este postulado es de orden mundial y publicaciones recientes documentan la misma necesidad en países como Ecuador (Messina et al., 2006), la India (Nagendra et al., 2006) y Filipinas (Verburg et al., 2006) entre muchos otros (Chapin, 2004; Adams et al., 2004; Wittemyer et al., 2009), así como en México (Durán-Medina et al., 2007; Bray y Velázquez, 2009). México, uno de los cinco países que mayor biodiversidad alberga, cuenta con 171 ANP con decreto federal (CONANP, 2009), cubriendo una superficie por arriba de 10% del territorio nacional. La magnitud de los cambios hacia el deterioro, no obstante, parece rebasar el efecto de las ANP en pro de la conservación, pues estos procesos en general, persisten dentro de ellas (Mas et al., 2002; Figueroa y Sánchez-Cordero, 2008). Al mismo tiempo, la mayor proporción del capital natural de México (alrededor del 80%) se encuentra en tierras comunales y ejidales (Thoms y Betters, 1998). De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI, 2007) existen 31,480 Núcleos Agrarios (NA), aproximadamente 92% son ejidos y 8% son comunidades, que ocupan más de la mitad del territorio mexicano, de los cuales, entre 7,000 y 52 9,000 cuentan con recursos forestales (Bray y Merino, 2004). Ante este panorama, resulta un reto la búsqueda de mecanismos que permitan la inserción de los poseedores legítimos del capital natural, en las tareas de conservación bajo el esquema de un buen manejo. Experiencias exitosas que concilian un manejo ambientalmente sustentable para México aún son pocas, pero de gran relevancia. Los datos más recientes incluyen a un total de 2,300 empresas forestales comunitarias con permiso de aprovechamiento; mismas que fueron responsables del 75% del volumen total de madera extraído de manera legal durante el año 2002 (Bray et al., 2007b). Ejemplos bien documentados de NA con un manejo de su capital natural exitosos son pocos, a saber: San Juan Nuevo Parangaricutiro en Michoacán (Velázquez et al., 2001), El Balcón y la Región de la Unión de Ejidos Forestales y Agropecuarios “Hermenegildo Galeana” en Guerrero (Durán et al., 2004), la zona chiclera de la Península de Yucatán (Larson y Sarukhán, 2003), San Pedro el Alto y Capulalpam de Méndez en Oaxaca (Garibay, 2005), El ejido Laguna Kaná en Quintana Roo, los ejidos de Sebastopol y Atzintlimaya y la Unión de Ejidos Forestales de Chignahuapan en Puebla (Bray y Merino, 2004). Con estos antecedentes, el reto ineludible consiste en multiplicar estas experiencias retomando los factores que desencadenaron su éxito y vincularlas como esquemas complementarios a las tareas de conservación. Al menos dos programas gubernamentales tienen como meta dicho reto, a saber: el PROCYMAF, en sus dos fases, como Proyecto de Conservación y Manejo Sustentable de Recursos Forestales (1997-2003) y como Programa de Desarrollo Forestal Comunitario (PROCYMAF II, 2004-2007), un programa conjunto del Gobierno Mexicano y el Banco Mundial, creado para impulsar proyectos de manejo forestal comunitario (Bray y Merino, 2004), y el de Conservación de la Biodiversidad por Comunidades Indígenas (COINBIO). Los logros de ambos programas, después de ya más de una década de su existencia, sin embargo, es limitada. Los ejemplos citados sugieren que los agentes que desencadenan un buen manejo del capital natural son multifactoriales y en general, cada caso responde a situaciones específicas, razón por la cual las experiencias exitosas no son tan fácilmente reproducibles y se sugiere, de manera empírica, que 53 cada núcleo agrario debe construir su propia plataforma para convertir los procesos colectivos en acciones de buen manejo del capital natural. Autores como Bray et al., (2007a) han hecho énfasis en avanzar en el conocimiento del papel que juegan factores como la gobernabilidad, la organización social y la integración vertical (capital social y relaciones externas) de los núcleos agrarios, en torno a la armonización del uso y la conservación del capital natural (Durán-Medina et al., 2007). Esto resulta complejo y se requiere del uso de indicadores del desempeño del buen manejo. Así, el análisis de la dinámica de la cubierta vegetal ofrece elementos para proveer, por un lado, evidencias cuantitativas del desempeño de las acciones de manejo (Palacio-Prieto et al., 2000; Velázquez et al., 2003; Velázquez et al., 2002) y por otro, permite proyectar las tendencias generadas por las dinámicas de uso (Lambin et al., 2001). Con estos antecedentes, este estudio documenta, por primera vez, la búsqueda sistemática de los factores sociales, culturales e institucionales (consideradas aquí variables detonadoras), que mejor se correlacionan con el éxito de las empresas forestales comunitarias de México, medido a partir de indicadores de la dinámica del capital natural (definidas como variables de respuesta). Método a. Definición de las zonas de trabajo Dada la gran complejidad de condiciones que albergan a los Núcleos Agrarios (NA) en el país, la selección de una muestra resulta, a priori, una tarea que cubriría sólo una porción de las realidades existentes. Se han elaborado esquemas bien documentados en ecosistemas tropicales húmedos de la zona sureste del país (ver Ellis y Porter-Bolland, 2008; Bray et al., 2008; Díaz et al., 2008, entre otros). En contraste, NA situados en el centro-norte y que incluyan condiciones transicionales entre bosques templados y bosques tropicales secos son prácticamente inexistentes. Así, a partir de los registros de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) para permisos de aprovechamiento forestal, se integró una muestra aleatoria de 16 NA en dos de los Estados del centro-norte de México con mayor 54 superficie forestal, poco estudiados tanto a nivel general, como particularmente en lo que se refiere a bosques comunitarios y con abundantes transiciones entre bosques templados y tropicales secos, como lo son Durango y Michoacán, la muestra se conformó con ocho NA de cada Estado (Figura 3.1 y Tabla 3.1). La selección de la muestra también obedeció al nivel de capacidad de transformación y comercialización de productos de la madera, de acuerdo a la tipología del Programa de Desarrollo Forestal Comunitario (PROCYMAF), que propone un esquema de clasificación de las empresas forestales comunitarias de México (Bray y Merino, 2004) descritos como tipos I, II, III y IV, siendo I el tipo sin aprovechamiento (no explotan sus bosques) y IV el de máximo grado, con capacidad de transformación y comercialización, productores de materias primas forestales que disponen de infraestructura para transformación primaria y realizan la comercialización de productos (Tabla 3.1). Cabe aclarar que para el caso del estado de Durango no hay NA forestales identificados como Tipo I, porque todos los NA poseedores de bosques tienen aprovechamientos maderables, mientras que en Michoacán existen NA considerados Tipo I, que no cuentan con permiso de aprovechamiento aun siendo propietarios de bosques, pero que se incluyeron en el análisis con la intención de conocer, también en este tipo de NA, la influencia de los factores sociales, culturales e institucionales en la dinámica de su capital natural. 55 Figura 3.1 Ubicación de la muestra de Núcleos Agrarios forestales en Durango y Michoacán Michoacán Durango 56 Tabla 3.1 Núcleos Agrarios considerados en la muestra y porcentajes de coberturas para 1986 y 2000 ESTADO No MUNICIPIO TIPO PROCYMAF NÚCLEO AGRARIO ACRÓNIMO ÁREA COBERTURAS ha Agricultura- Pastizales- Poblaciones Bosque primario Bosque secundario 1986 % 2000 % 1986 % 2000 % 1986 % 2000 % MICHOACÁN 1 Salvador Escalante II Ejido Casas blancas CASAS 1707 46.2 39.9 33.0 34.4 20.8 25.7 2 Ocampo I Ejido El Asoleadero ASOLEA 1438 46.0 46.0 43.7 44.9 10.3 9.1 3 Ziracuaretiro IV Comunidad de San Ángel Zurumucapio ANGEL 1903 25.2 23.9 65.3 51.2 9.5 24.8 4 Periban II Comunidad indígena de San Francisco Periban PERIB 1883 16.3 18.2 82.1 81.1 1.6 0.7 5 Tingambato II Comunidad de San Francisco Pichataro PICHA 8457 48.3 46.7 46.4 49.5 5.3 3.8 6 Zinapecuaro II Ejido San Miguel Taimeo TAIMEO 1407 3.6 2.8 95.8 79.3 0.7 17.9 7 Hidalgo IV Ejido San Pedro Jacuaro JACUA 1353 1.3 1.3 97.4 98.7 1.3 0.0 8 Uruapan I Ejido Toreo el bajo y su anexo el alto TOREO 1077 36.9 42.2 63.0 57.0 0.2 0.8 DURANGO 1 Durango II Ejido colectivo, ganadero y forestal Agustín Melgar MELGAR 6915 2.5 2.7 88.4 83.9 9.1 13.4 2 III Ejido El Encinal ENCIN 7075 11.3 11.8 76.4 73.7 12.4 14.5 3 Guanacevi IV Ejido Cañada verde CAÑADA 11809 8.8 14.0 67.6 60.7 23.6 25.3 4 II Ejido Joya de casas y anexos JOYA 25075 10.9 11.4 64.6 60.2 24.5 28.4 5 Pueblo nuevo III Ejido El Brillante BRILLA 9516 6.8 9.0 88.0 86.6 5.2 4.5 6 III Ejido El Salto y anexos SALTO 1664 22.6 30.9 58.6 52.0 18.8 17.1 7 Otaez III Ejido Hacienditas y anexos HACIEN 5261 3.9 4.8 91.6 87.9 4.5 7.3 8 Santiago Papasquiaro II Comunidad San Jorge JORGE 9975 7.6 11.1 69.4 63.6 23.0 25.3 AREA TOTAL 96513 b. Variables sociales detonadoras Durante 2005 y 2006 se realizaron entrevistas colectivas semi-estructuradas en cada uno de los 16 NA. Los cuestionarios fueron aplicados únicamente a un conjunto de las autoridades agrarias vigentes y en todos los casos, además del presidente del comisariado ejidal o de bienes comunales, participaron otros miembros del comisariado y del comité de vigilancia. Las respuestas fueron validadas con recorridos de campo que permitieron contrastar la información proporcionada con indicadores in situ. Cabe aclarar que la estructura de la entrevista se basó en el conocimiento del sector, en consultas con expertos y en pruebas piloto aplicadas a 12 NA en los estados de Guerrero, Michoacán, Jalisco y Durango, de tal forma que los datos a colectar ya 57 estaban probados tanto en su significancia como en su operación (Merino et al., 2007). Las preguntas generales del cuestionario tendieron a conocer la participación y organización de los NA con respecto al manejo de bosques, las prácticas silvícolas, la productividad de la industria forestal, el desarrollo económico, las actividades forestales comerciales y no-comerciales, la organización forestal comunitaria, los recursos maderables y no maderables; así como características generales de la comunidad, tales como gobernabilidad, organización y fenómenos sociales. La información de las entrevistas se capturó en una base de datos Statistical Package for Social Sciences (SPSS). Se utilizó el método de suma de rangos de “Rensis Likert” quien la describió como una técnica que puede utilizarse no sólo para valorar actitudes, sino también para medir opiniones, personalidades y descripciones de los entornos de vida de la gente. De esta base de datos se seleccionaron aquellas preguntas que mejor relación guardan con el fenómeno a estudiar, en este caso el manejo del capital natural y de ahí derivar índices de acumulación (Merino et al., 2007). Este método es una nueva alternativa para la construcción de índices que son más comparables cuando se tienen variables de tipo categórico. La base de datos se organizó en seis temas generales definidos como variables sociales detonadoras del buen manejo forestal; agrupados en ellas, se calcularon 16 índices. Estas variables son: Antigüedad del Núcleo Agrario (dos índices); Manejo y organización forestal (dos índices); Gobernabilidad (un índice); Desarrollo económico (cuatro índices); Emigración (tres índices); Parcelamiento y pérdida del uso comunal del capital natural (cuatro índices). Las variables, la definición de los índices y su agrupamiento se describen en la Tabla 3.2. Con la finalidad de hacer más comparables los valores de los índices, dado que la naturaleza de datos de cada uno es diferente, se generaron categorías de acuerdo a los rangos de variabilidad de cada índice en el conjunto de NA, de tal manera que los valores asignados para los análisis de tendencia y correlación no son los valores calculados, sino los de la categoría correspondiente. c. Insumos de las variables de respuesta Se elaboraron para cada uno de los 16 NA mapas de coberturas y usos del suelo, de 58 1986 (tiempo 1) y de 1999-2000 (tiempo 2), con base en la interpretación visual de imágenes de satélite Landsat y con apoyo de ortofotografías de 1997 (resolución 2 metros). Se aplicó el método de interpretación interdependiente de la FAO (1996), que consiste en utilizar los polígonos generados en la elaboración de uno de los mapas durante la interpretación de la imagen del primer tiempo para hacer el segundo mapa; esto reduce errores de clasificación e incrementa la consistencia en las estimaciones de los cambios al momento de sobreponer o técnicamente “cruzar” los mapas elaborados. Todo el procesamiento se realizó en el programa Arc View 3.2A. La interpretación de imágenes y la edición de los mapas correspondientes se realizaron con base en las siguientes clases categóricas de las coberturas: 1) Agricultura-Pastizales-Poblaciones (A-P-U): Generalización de usos antrópicos sin cubierta vegetal natural cartografiable. 2) Bosque (B): Vegetación arbórea alta y densa con especies propias de ecosistemas templados de zonas transicionales hacia tropicales secos. Se corresponde principalmente con los bosques autóctonos. 3) Matorral secundario del bosque (BS): Vegetación arbustiva de crecimiento secundario. Se incluye en esta categoría la vegetación arbórea de baja altura o de muy baja densidad. A partir de este proceso se elaboró un primer mapa de la dinámica del capital natural para cada NA. Este insumo, la interpretación de las coberturas identificadas y el estado o condición real, se verificaron con al menos un recorrido por cada NA en los que se realizaron 40 levantamientos y 53 puntos de verificación de campo en el conjunto de la muestra. En cada punto se realizó una observación del tipo de cobertura, el Taxón dominante (géneros o especies) y se tomaron datos de geo-referenciación. Lo mismo para cada levantamiento, donde además se realizó un inventario botánico y se colectaron ejemplares de las especies dominantes para su posterior determinación y que actualmente están depositados en los herbarios IEB del Instituto de Ecología, A.C. – Bajío en Pátzcuaro, Michoacán; FEZA de la Facultad de Estudios Superiores 59 Zaragoza de la UNAM en el Distrito Federal e IBUG del Instituto de Botánica, CUCBA; Universidad de Guadalajara en Zapopan, Jalisco. Tabla 3.2 Variables sociales detonadoras del buen manejo forestal y definición de sus índices Variable detonadora Índice I. Antigüedad del Núcleo Agrario (NA): 1. Índice de antigüedad del NA: indica los años transcurridos desde que el NA recibió la dotación presidencial hasta 2007. 2. Índice de disponibilidad de capital natural y recursos: pondera la dotación por ejidatario, como el cociente dotación total (superficie en ha), entre ejidatarios o comuneros reconocidos por la asamblea. II. Manejo y organización de la producción forestal: 3. Índice de Desarrollo y Organización Forestal: valora datos de 14 aspectos, como las fracciones de superficie declaradas para los diferentes usos, las actividades silvícolas de monitoreo, supervisión, protección y vigilancia, la capacidad para cubrir necesidades de asesoría técnica, la participación en la toma de decisiones, la capacidad de oferta de empleo temporal y permanente, la existencia de empleados externos al NA, la edad y la fracción de miembros que se dedican a la forestería. 4. Índice de antigüedad del Programa de Manejo Forestal: pondera el tiempo que el NA ha organizado su aprovechamiento forestal con plan aprobado hasta 2007. III. Gobernabilidad: 5. Índice de Gobernabilidad: pondera aspectos reglamentarios de participación en la elaboración de instrumentos, en la administración, monitoreo y supervisión forestal y en los cargos agrarios, de cumplimiento y sanción, de difusión de la información y de forma y frecuencia en la rendición de cuentas. IV. Desarrollo económico: 6. Índice de Desarrollo Económico: mide la independencia del NA para financiar sus actividades forestales, la capacidad para generar utilidades y pagarlas a los ejidatarios o comuneros, cubrir costos y sueldos y generar empleos, así como la inversión social (ganancias invertidas en servicios e infraestructura para la comunidad). 7. Índice de Diversificación Productiva Forestal: pondera el nivel de desarrollo del ecoturismo, de la producción no maderable y de la independencia técnica aplicada en esta. 8. Índice de reinversión productiva forestal: con base en lo declarado por los miembros del NA, valora las ganancias del aprovechamiento forestal que se reinvierten. 9. Índice de autoempleo: indica la fracción de ejidatarios o comuneros que no han requerido de empleo externo, como medida del éxito auto empleador del NA. V. Emigración: 10. Índice de Emigración temporal nacional: es la fracción de ejidatarios o comuneros, declarada por los miembros del NA, como establecidos temporalmente en otros municipios o estados del país. 11. Índice de Emigración temporal internacional: indica la fracción de ejidatarios o comuneros, declarada por los miembros del NA, como establecidos temporalmente fuera del país. 12. Índice de Emigración permanente total: es la fracción de ejidatarios o comuneros, declarada por los miembros del NA, como establecidos definitivamente fuera de éste. VI. Parcelamiento y pérdida del uso comunal del capital natural: 13. Índice de desaparición comunal: mide la tendencia a la desaparición del manejo comunitario de los recursos en el NA, con base en las fracciones de manejo comunal y parcelado declaradas y en el interés de privatización de los miembros del NA. 14. Índice de promoción de la desaparición comunal: pondera el interés de los miembros del NA por la desaparición de éste, a través de su privatización y de la venta de tierras ejidales o comunales a personas externas. 15. Índice comunal: indica la proporción de tierras de manejo común declaradas por el NA 16. Índice de parcelamiento: corresponde a la fracción de superficie con manejo parcelado en el NA. d. Dinámica del capital natural y variables de respuesta Se elaboraron mapas de procesos de cambio para cada NA con base en el modelo propuesto por Velázquez et al., (2003). El modelo identifica, además de los registros de permanencia de usos del suelo, cuatro procesos de cambio principales que tipifican la interacción de los propietarios con sus recursos para el periodo del estudio: 60 a) Deforestación: Cuando las coberturas del bosque autóctono o de los matorrales secundarios (en este caso B o BS) cambian a coberturas de uso agrícola, pecuarios o habitacionales. b) Alteración: Cuando las coberturas de vegetación autóctona (en este caso B) se transforman en coberturas de vegetación secundaria (en este caso BS), se mantiene una cobertura natural, con modificaciones en la composición y estructura sin perder la aptitud forestal. c) Re-vegetación: Cuando las coberturas de uso agrícola o pecuario cambian a coberturas de vegetación natural y se desencadena un proceso de sucesión secundaria con instalación de plantas herbáceas y arbustivas. d) Recuperación: Cuando la cobertura de vegetación secundaria (BS) o las de usos agrícolas o pecuarios (A-P-U), se convierten en B, de bosques autóctonos. Para la generación de estadísticos confiables derivados del cruce de mapas, se procedió a revisar la comparabilidad (con la misma escala) y compatibilidad (con las mismas clases) de los insumos (sensu Velázquez et al., 2003). Los datos se procesaron en hojas de cálculo del programa “Excel” en donde también se obtuvieron para cada NA las áreas y porcentajes de extensión de las diferentes categorías de cobertura para cada año (1986 y 2000). Con los datos de cambio de coberturas y de procesos de cambio se establecieron cinco indicadores que caracterizan la dinámica de los NA bajo estudio y que definen las variables de respuesta. El primero es el índice de la dinámica del capital natural (IDCN) que se propone como una medida de la cantidad y calidad de los cambios ocurridos. La definición y uso de este índice como variable de respuesta, se debe a que las tradicionales tasas de cambio reflejan un dato de tendencia neto entre un periodo dado, pero encubren el tipo de proceso que dominó durante el periodo. El IDCN se calcula así: 61 ; Donde: Bp Es la superficie de Bosque que permaneció al finalizar el periodo de análisis (t2) Bt1 Es la superficie total de Bosque existente al inicio del periodo de análisis (t1) Sr Es la superficie en la que se registró proceso de “Recuperación” de t1 a t2 Sc Es la superficie total en la que se que registraron procesos de cambio de t1 a t2 El IDCN pondera el comportamiento de los NA en un periodo determinado; varía entre -1 y 1 de tal forma que cualquier valor positivo implica un desempeño en donde, tanto la permanencia de la superficie forestal, como los procesos de recuperación del bosque son predominantes. Valores, en contraste, por debajo de cero indicarán tanto una pérdida del capital natural como dominancia de procesos negativos. Los cuatro indicadores que completan las variables de respuesta corresponden a las fracciones de superficie que cada NA presentó en sus tierras, con respecto a los procesos de cambio de cobertura y uso del suelo descritos como: Deforestación, Alteración, Re-vegetación y Recuperación. e. Análisis de correlación e identificación de los efectos de las variables detonadoras en las variables de respuesta Para explorar el comportamiento de cada una de las variables de respuesta en función de cada una de las variables detonadoras, se realizaron análisis de correlación de “Pearson” por medio del programa “Excel”; se obtuvieron los diagramas de dispersión, las líneas de tendencia lineal, logarítmica o exponencial, según el caso que mejor se ajustó a cada par de variables (valores mayores en los coeficientes de determinación r 2 ), las ecuaciones de los modelos correspondientes y los valores de r 2 . La diferenciación de las variables detonadoras en promotoras del buen manejo forestal o del decremento del capital natural, se definió por medio de un análisis de agrupamiento en el programa PcOrd 3.17, utilizando el índice de disimilitud de Sorensen como medida de distancia y el centroide como método de enlace de grupos; este análisis se realizó utilizando los valores de 62 r 2 , encontrados en cada correlación entre cada par de variables, ponderados como positivos o negativos de acuerdo a la tendencia mostrada. Resultados La muestra en conjunto registró sólo un 7.6% de superficie sujeta a algún proceso de cambio en los 14 años del periodo estudiado (Tabla 3.3). De manera específica, la comunidad Michoacana de San Ángel Zurumucapio fue el único Núcleo Agrario (NA) que presentó cambios en más del 30% de su territorio; mientras que en el resto no se experimentaron cambios superiores al 20% (Figura 3.2). La estabilidad en torno a la permanencia de las coberturas, especialmente las de uso forestal maderable, demuestra un resultado positivo, aunque con algunos impactos. Entre éstos destaca que de un total de 68,040 ha de bosque en 1986 (tiempo 1), 4,318 (6.4%) se transformaron a una condición secundaria (Alteración). Asimismo, la Deforestación se destacó como el segundo proceso de cambio en importancia, al afectar 2,800 ha totales; sin embargo, ninguno de los NA de la muestra presentó una superficie bajo este proceso superior al 10% (Figura 3.3). La tendencia de la vegetación arbórea hacia etapas secundarias no varía sustancialmente entre los Estados considerados; sin embargo, en Michoacán, debido a la actividad de cuatro NA que incrementaron la cobertura de bosques autóctonos (Tabla 3.1), prácticamente se iguala el porcentaje de pérdida del capital natural con el de recuperación de coberturas antrópicas a bosques (Tabla 3.3). La tendencia de los procesos de Re-vegetación resultó menor (1,085 ha) que la de Recuperación (1,462 ha, de la cuales 358 proceden de tierras agropecuarias y 1,104 de coberturas de vegetación secundaria). Los valores obtenidos para el Índice de Dinámica del Capital Natural (IDCN) indican que la mitad de los NA obtuvieron una calificación positiva (Figura 3.4). Para efectos de una comparación del desempeño de estos dos grupos, cabe señalar que la media de IDCN del grupo de NA con valor positivo (𝑋=0.315, DV 0.35), es sustancialmente superior a la media del grupo de NA con un IDCN negativo (𝑋=-0.071, DV 0.06). De manera adicional, únicamente dos de los 63 NA con un IDCN negativo sobrepasaron un valor de 10% de pérdida de su capital natural, mientras que prácticamente seis de los ocho NA con un IDCN positivo han incrementado su capital natural por arriba del 10%. Los modelos y coeficientes de determinación (r 2 ) de las correlaciones entre las variables de respuesta y las detonadoras se presentan en la Tabla 3.4. Al complementar este análisis con el agrupamiento de variables detonadoras con respecto a sus efectos en las variables de respuesta (Figura 3.5), se desprende que tres de las seis variables, califican a los NA como de buen manejo forestal, a saber: Manejo y organización forestal, Gobernabilidad y Desarrollo económico (Figura 3.6). En contraste, las tres variables detonadoras restantes, se correlacionan con procesos de decremento del capital natural: Antigüedad del Núcleo Agrario, Emigración y Parcelamiento y pérdida del uso comunal del capital natural (Figura 3.7). La Antigüedad con plan de manejo forestal, que originalmente se contempló como parte de la variable Manejo y organización forestal, también contribuyó al decremento del capital natural (Figura 3.8). Tabla 3.3 Coberturas en la muestra total de NA y por Estados para 1986 y 2000 Zona Cobertura Superficie Total 1986 Superficie Total 2000 Diferencia de % ha % ha % Muestra total Bosque 68040 70.5 64326 66.6 -3.8 Bosque secundario o abierto 14962 15.5 17320 17.9 2.4 Agricultura-Pastizales-Poblaciones 13511 14.0 14868 15.4 1.4 AREA TOTAL 96513 96513 Durango Bosque 56795 73.5 53342 69.0 -4.5 Bosque secundario o abierto 13766 17.8 15682 20.3 2.5 Agricultura-Pastizales-Poblaciones 6728 8.7 8265 10.7 2.0 AREA TOTAL 77289 77289 Michoacán Bosque 11244 58.5 10984 57.1 -1.4 Bosque secundario 1196 6.2 1638 8.5 2.3 Agricultura-Pastizales-Poblaciones 6784 35.3 6603 34.3 -1.0 AREA TOTAL 19224 19224 64 Figura 3.2 Porcentaje de permanencia de coberturas 1986-2000 en NA de Michoacán y Durango. El identificador (acrónimo) de cada NA está en la Tabla 3.1 Figura 3.3 Porcentaje de área deforestada en NA de Durango y Michoacán (1986-2000) 98.796.995.995.494.994.993.993.5 89.988.887.7 85.184.0 82.2 80.2 65.5 0 50 100 A N G E L C A Ñ A D A T A IM E O A S O L E A S A L T O JO R G E C A S A S JO Y A T O R E O P IC H A H A C IE N M E L G A R E N C IN B R IL L A P E R IB JA C U A Núcleo agrario P o rc en ta je 9.2 8.96.9 5.64.6 2.52.42.3 1.60.80.80.60.4 0.30.30.0 0.0 2.0 4.0 6.0 8.0 10.0 JA C U A M E L G A R T A IM E O C A S A S P IC H A E N C IN A S O L E A H A C IE N P E R IB B R IL L A JO Y A JO R G E T O R E O C A Ñ A D A S A L T O A N G E L Núcleo agrario P o rc en ta je 65 Figura 3.4 Índice de la dinámica del capital natural (IDCN) en NA de Michoacán (M) y Durango (D) 1986- 2000. 66 Tabla 3.4 Modelos matemáticos y coeficientes de determinación (r2), para las correlaciones entre variables detonadoras y de respuesta en NA de Durango y Michoacán Variable Detonadora Modelo Índice de dinámica del capital natural Deforestación Alteración Recuperación Re vegetación Ecuación r2 Ecuación r2 Ecuación r2 Ecuación r2 Ecuación r2 Antigüedad del Núcleo Agrario (NA) 1. Antigüedad del NA Lineal y = 0.0674x - 0.0298 0.0465 y = -0.0021x + 0.0342 0.0045 y = 0.0196x + 0.0033 0.1775 y = 0.012x - 0.0087 0.2741 y = 0.0055x + 0.0002 0.0778 Otro y = 0.1653Ln(x) + 0.0049 0.0659 y = 0.0123Ln(x) + 0.004 0.0903 2. Disponibilidad del capital natural y recursos Lineal y = 0.0036x + 0.1129 0.0002 y = -0.0041x + 0.0398 0.0228 y = -0.0023x + 0.0529 0.0031 y = -0.0072x + 0.0364 0.1339 y = -0.0048x + 0.0247 0.0778 Otro y = 0.0458Ln(x) + 0.0855 0.0062 y = -0.0124Ln(x) + 0.0394 0.0455 y = -0.0066Ln(x) + 0.0526 0.0059 y = -0.0167Ln(x) + 0.0315 0.154 y = -0.0111Ln(x) + 0.0215 0.09 Manejo y organización de la producción forestal 3. Manejo y organización forestal Lineal y = 0.0885x - 0.1105 0.0735 y = -0.003x + 0.0374 0.0084 y = -0.0302x + 0.1266 0.388 y = -0.0101x + 0.0447 0.1776 y = -0.012x + 0.0441 0.3315 Otro y = -0.0077Ln(x) + 0.0363 0.0111 y = -0.0769Ln(x) + 0.1157 0.5078 y = -0.0287Ln(x) + 0.0382 0.3847 4. Antigüedad del programa de manejo forestal Lineal y = -0.0541x + 0.3145 0.0437 y = 0.0042x + 0.0145 0.0268 y = 0.0069x + 0.0227 0.0324 y = -0.0085x + 0.0485 0.2015 y = 0.0025x + 0.0036 0.024 Otro y = 0.0071Ln(x) + 0.0043 0.0324 Gobernabilidad 5. Gobernabilidad Lineal y = 0.1031x - 0.1166 0.0395 y = 0.0091x + 0.0086 0.0306 y = -0.0334x + 0.1245 0.1872 y = -0.0067x + 0.0337 0.0311 y = -0.0084x + 0.032 0.064 Otro y = 0.2418Ln(x) - 0.072 0.051 y = 0.0216Ln(x) + 0.0122 0.0408 y = -0.0839Ln(x) + 0.1145 0.2776 Desarrollo económico 6. Desarrollo económico Lineal y = 0.0575x - 0.0327 0.0303 y = 0.0024x + 0.023 0.0054 y = -0.03x + 0.1279 0.3731 y = -0.0115x + 0.0492 0.2279 y = -0.0045x + 0.0249 0.0467 Otro y = 0.0118Ln(x) + 0.0188 0.0264 y = -0.0684Ln(x) + 0.1098 0.401 y = -0.0258Ln(x) + 0.0418 0.2355 7. Diversificación productiva forestal Lineal y = 0.1291x - 0.1443 0.1698 y = -0.0151x + 0.0607 0.2339 y = -0.0037x + 0.0549 0.0063 y = 0.0006x + 0.0171 0.0006 y = -0.0043x + 0.0215 0.0464 Otro y = 0.0024Ln(x) + 0.0168 0.0027 8. Reinversión productiva forestal Lineal y = 0.0621x - 0.0373 0.0578 y = 0.0072x + 0.011 0.0789 y = -0.0117x + 0.0773 0.0929 y = -0.0026x + 0.0248 0.0183 y = 0.001x + 0.01 0.0041 Otro y = 0.0168Ln(x) + 0.0159 0.0884 y = -0.0292Ln(x) + 0.071 0.1205 y = -0.009Ln(x) + 0.0256 0.0473 9. Autoempleo Lineal y = -0.0515x + 0.2216 0.0306 y = -0.0096x + 0.0481 0.106 y = 0.0098x + 0.0283 0.0505 y = -0.008x + 0.0337 0.1373 y = -0.0065x + 0.0252 0.1198 Otro y = -0.014Ln(x) + 0.0201 0.1395 Emigración 10. Emigración temporal nacional Lineal y = -0.077x + 0.2758 0.0566 y = 0.0128x + 0.0038 0.1583 y = 0.0051x + 0.0372 0.0111 y = 0.0018x + 0.0146 0.0061 y = -0.0002x + 0.0132 0.0001 Otro y = 0.0268Ln(x) + 0.0138 0.1654 y = 0.0059Ln(x) + 0.0148 0.0148 11. Emigración temporal internacional Lineal y = 0.0407x + 0.0583 0.0045 y = -0.002x + 0.0327 0.0011 y = 0.0248x + 0.0086 0.0747 y = -0.0041x + 0.0247 0.0086 y = 0.002x + 0.0096 0.0025 12. Emigración permanente total Lineal y = -0.0543x + 0.2305 0.0442 y = 0.0032x + 0.0232 0.0151 y = 0.0051x + 0.0371 0.0176 y = -0.0016x + 0.0215 0.0076 y = -0.0006x + 0.014 0.0015 Otro y = 0.0069Ln(x) + 0.0259 0.0167 Parcelamiento y pérdida del uso comunal del capital natural 13. Desaparición comunal Lineal y = -0.1089x + 0.3398 0.1295 y = 0.011x + 0.0075 0.1331 y = 0.0214x + 0.0045 0.2267 y = 0.0087x + 0.0008 0.1549 y = 0.012x - 0.0112 0.3858 Otro y = -0.217Ln(x) + 0.2434 0.1408 y = 0.0215Ln(x) + 0.0175 0.1384 14. Promoción de la desaparición comunal Lineal y = -0.0772x + 0.2666 0.0802 y = 0.0056x + 0.0191 0.0418 y = 0.0143x + 0.0204 0.1252 y = 0.0065x + 0.0061 0.1068 y = 0.0027x + 0.0077 0.0235 Otro y = -0.177Ln(x) + 0.2044 0.1059 y = 0.0129Ln(x) + 0.0235 0.0569 y = 0.0336Ln(x) + 0.0316 0.1727 y = 0.0069Ln(x) + 0.0095 0.0401 15. Comunal Lineal y = 0.0525x - 0.0684 0.0183 y = -0.0064x + 0.0527 0.0273 y = -0.0029x + 0.0578 0.0025 y = -0.0065x + 0.042 0.0533 y = -0.0178x + 0.0772 0.5201 16. Parcelamiento Lineal y = -0.0678x + 0.2617 0.0719 y = 0.0083x + 0.0123 0.1094 y = 0.0054x + 0.0361 0.0209 y = 0.0056x + 0.0068 0.0909 y = 0.0093x - 0.0065 0.3331 Otro y = -0.1546Ln(x) + 0.2074 0.0891 y = 0.015Ln(x) + 0.039 0.0377 Variable respuesta Índice 67 Figura 3.5 Análisis de agrupamiento de variables detonadoras por sus efectos. A) Agrupamiento por efectos en todas las variables de respuesta. B) Agrupamiento por efectos en variables de respuesta negativas (Deforestación y Alteración). C) Agrupamiento por efectos en variables de respuesta positivas (Recuperación y Re-vegetación). C) ANTIG (Índice de antigüedad del Núcleo agrario) MAORGFOR (Índice de manejo y organización de la producción forestal) DESAPCOM (Índice de desaparición comunal) DESECONO (Índice de desarrollo económico) EMIGPT (Índice de emigración permanente total) EMIGTI (Índice de emigración temporal internacional) EMIGTN (Índice de emigración temporal nacional) FRACPARC (Índice de parcelamiento) GOBER (Índice de gobernabilidad) PMF (Índice de antigüedad con plan de manejo) PRODESCOMUN (Índice de promoción de la desaparición comunal) P R O D ES C O D ES A PC O M E M IG TI P M F E M IG P T EM IG TN FR A C PA R C M A O R G FO R D E SE C O N O G O BE R 0.013 0.910 1.806 2.713 3.599 100.000 75.000 50.000 25.000 .000 DetoResp F un ci ón d e D is ta nc ia ANÁLISIS DE AGRUPAMIENTO Medida de distancia: Índice de Sorensen Método de enlace: Centroide R em an en te d e In fo rm ac ió n (% ) AN TI G A) F un ci ón d e D is ta nc ia D E S AP C O M E M IG TI P M F EM IG PT E M IG TN FR AC PA R C M A O R G FO R D E SE C O N O G O B ER 0.013 0.910 1.806 2.713 3.599 100.000 75.000 50.000 25.000 .000 ANÁLISIS DE AGRUPAMIENTO Medida de distancia: Índice de Sorensen Método de enlace: Centroide DetoNega R em an en te d e In fo rm ac ió n (% ) P R O D E SC O AN TI G B) 0.013 0.910 1.806 2.713 3.599 100.000 75.000 50.000 25.000 .000 P R O D E S C O D E SA P C O M E M IG TI PM F E M IG TN E M IG P T FR AC PA R C M A O R G FO R D ES EC O N O G O BE R DetPosit F un ci ón d e D is ta nc ia ANÁLISIS DE AGRUPAMIENTO Medida de distancia: Índice de Sorensen Método de enlace: Centroide R em an en te d e In fo rm ac ió n (% ) AN TI G C) ) 68 Discusión y Conclusiones Procesos de cambio Los valores de permanencia de la superficie forestal en los Núcleos Agrarios (NA) de la muestra, encontrados para los 14 años del estudio, sugieren una alta estabilidad si los comparamos con resultados de investigaciones previas que documentan tasas de deforestación. Las diferencias pueden ser atribuibles a contrastes entre escalas y periodos diferentes y por tanto con diferente resolución espacial y temporal. No obstante, las causas subyacentes sugieren que el buen manejo del capital natural depende de tres atributos, descritos como Manejo y organización forestal, Gobernabilidad y Desarrollo económico. Esta permanencia general encontrada en la superficie forestal de los NA estudiados es la manifestación fehaciente de una percepción del bosque como capital natural por parte de los dueños y usufructuarios de estos recursos, de tal manera que en términos generales y sobre todo en algunos NA de Michoacán, su incremento representa no solo el manejo de su capital para la satisfacción de sus necesidades, sino la conservación e inversión para asegurar su futuro. Es muy probable que estos resultados sean también reflejo parcial, de los efectos de programas de gobierno como PROCYMAF y en todo caso resulta conveniente dar seguimiento y fortalecer sus elementos operativos positivos (Merino et al., 2007). El esquema comparativo (Tabla 3.5) permite respaldar este tipo de hallazgo, el cual puede ser extrapolable a una gran mayoría de los NA forestales del país (Anta et al., 2008). Berkes (2004) y Folke et al., (2005), han hecho énfasis en llevar a cabo investigaciones rigurosas sobre la identificación de atributos socio-económicos que desencadenan experiencias de manejo de recursos naturales exitosas. Si bien el concepto de éxito es cuestionable, este estudio provee de datos que permiten identificar dichos atributos y que no parecen limitarse a la muestra elegida. 69 Tabla 3.5 Porcentajes de superficie de permanencia y cambio en diversos estudios de análisis de cambio de cobertura y uso del suelo Los principales procesos de cambio encontrados, Alteración y Deforestación, se corresponden con la trayectoria señalada para México (Mas et al., 2004) y el estado de Oaxaca (Velázquez et al., 2003) de reducción en las coberturas de vegetación autóctona y un incremento en la degradación de los ecosistemas, seguido por cambios de uso del suelo de forestal a agropecuario, en donde además, los procesos de cambio positivos (Recuperación y Re- vegetación), también se presentan en menor porcentaje. La tendencia general indica que los NA de la muestra resultan poco deforestados al compararlos con los de otros territorios (Tabla 3.6), pues ninguno de ellos está por arriba del porcentaje nacional, y la mayoría presenta porcentajes de deforestación por debajo de la Organización de Ejidos Productores Forestales de la Zona Maya, que es el dato más bajo reportado hasta el momento para una Unión de Ejidos (Bray et al., 2008). Cabe aclarar que al menos siete NA de la muestra presentan menos deforestación que el promedio del conjunto de las ANP de México, lo que fortalece la teoría de que algunos esquemas de aplicación del manejo forestal comunitario ofrecen elementos para complementar las políticas tradicionales de conservación (Bray y Velázquez, 2009). Región Permanencia % Cambio % Periodo Autores México 75 25 1976-2000 Mas, et al, 2004 Oaxaca 76 24 1980-2001 Velázquez, et al, 2003a Cuenca Rio Tepalcatepec 62 38 1976-2003 Mendoza, et al, 2003 70 Tabla 3.6 Áreas y tasas de deforestación en diversos estudios de análisis de cambio de cobertura y uso del suelo Región Área deforestada (%) Tasa de deforestación (%) Periodo Autores México 10.4 -0.25* 1976-2000 Mas, et al, 2004 Oaxaca 8.1 -0.35 1980-2001 Velázquez, et al, 2003a Cuenca Rio Tepalcatepec 14.0 -0.57 1976-2003 Mendoza, et al, 2003 Organización de ejidos forestales Hermenegildo Galeana (10 ejidos) 7.8 -0.4 1979-2000 Durán-Medina, et al, 2007 Organización de ejidos productores forestales de la Zona Maya (12 ejidos) 4.9 0.63 1980-2000 Durán-Medina, et al, 2007 Áreas naturales protegidas terrestres de México (67 áreas) 1.24 -0.2 1993-2000 Durán-Medina, et al, 2007 * Este dato corresponde a los bosques templados, para los tropicales es -0.76%, para los matorrales es -0.33% y el global es -0.51% El aumento de las coberturas de vegetación secundaria en el periodo estudiado (aquí expresado por el proceso de Alteración), representa el deterioro de los bosques autóctonos, pues es bien conocido que el manejo forestal en general tiende a simplificar la composición florística y estructural del bosque privilegiando las especies de valor comercial, principalmente árboles. Contrariamente, la Re-vegetación como proceso positivo significa la reconversión de tierras agrícolas o pecuarias a forestales, para favorecer el aumento del capital natural, a través del establecimiento de plantaciones o del favorecimiento de la dinámica progresiva de la vegetación hacia estadios forestales. No obstante, es necesario señalar la posibilidad de interpretar este establecimiento de las etapas forestales como resultado del abandono de las actividades agrícolas o pecuarias, lo que en este caso refleja deficiencias en el desarrollo agropecuario de los NA y el rescate de ecosistemas naturales disminuidos en su calidad y funcionalidad, más que un buen manejo forestal. Por lo anterior, los procesos de Alteración y Re-Vegetación merecen ser estudiados en detalle y para cada caso específico, pues su origen depende de las condiciones del sitio en el 71 que se presentan; además, su significado con respecto al manejo del capital natural y su contribución a la integridad funcional de los ecosistemas, no está suficientemente documentada. De manera contrastante, en Michoacán se encontraron los NA con las tasas de recuperación de bosques autóctonos más significativas y los dos NA con los patrones de mayor degradación de su capital natural; de forma diferente los NA de Durango aportan resultados modestos en la recuperación de bosques autóctonos, pero mantienen bajos niveles de Alteración y de Deforestación. Es posible que esta situación esté relacionada con el desempeño de organizaciones de segundo grado (Uniones de ejidos), mismas que se están replicando en otras entidades del país como Quintana Roo, Guerrero y Oaxaca (Anta et al., 2008). Calidad de los cambios El Índice de Dinámica del Capital Natural (IDCN) resultó una excelente medida de la calidad de los cambios de cobertura y uso del suelo, pues permite ponderar establemente el resultado final con respecto a la presencia de bosques autóctonos, ya que los valores para su cálculo se basan en la delimitación de los bosques densos altos, una cobertura de alta precisión de identificación al interpretar visualmente imágenes de satélite y fotografías aéreas. En general, los NA estudiados están manteniendo la cobertura primaria y por ende conservando su capital natural, independientemente del nivel y tipo de cambios de cobertura registrados en sus tierras de 1986 a 2000. La visión de conjunto, por lo tanto, sugiere que el manejo forestal comunitario, representado por la muestra de NA, se aplica bajo un esquema calificado aquí como de “buen manejo del capital natural”. Las tareas pendientes para multiplicar estos ejemplos, dependerán de la atención y fomento a las variables sociales que subyacen en los resultados encontrados en los NA estudiados. Variables detonadoras del buen manejo del capital natural El Manejo y organización de la producción forestal, la Gobernabilidad y el Desarrollo económico, resultaron las tres variables detonadoras que promueven un buen manejo del capital natural en NA forestales (Figura 3.6). Esto confirma, cuantitativamente, que el éxito en el 72 aprovechamiento forestal, compatible con el mantenimiento e incremento del capital natural, requiere de una amplia conjunción de aspectos en diferentes ámbitos de la expresión conceptual y organizativa de los NA forestales. Entre estos destacan: la aplicación de actividades silvícolas, de monitoreo, supervisión, protección y vigilancia de la producción forestal, el desarrollo de capacidades para cubrir necesidades de asesoría técnica, financiamiento, generación de empleos, sueldos y utilidades, la participación en la toma de decisiones en la administración, en los cargos agrarios y en la elaboración de instrumentos, la reglamentación de las actividades internas, el cumplimiento de la normatividad y la aplicación de sanciones, la difusión de la información, la rendición de cuentas, la inversión social, el pago de utilidades a los miembros del NA y la diversificación y reinversión productiva forestal. Asimismo, aunque estas características tienden a contrarrestar la deforestación y la degradación como parte del buen manejo del capital natural, también se confirma cuantitativamente la tendencia de que los NA que tienden a conservar más y deforestar y alterar menos, contrarrestan los procesos positivos de cambio Recuperación y Re-vegetación, lo que parece congruente con la combinación de poco cambio y buen manejo del capital natural existente. 73 Figura 3.6 Tendencias de variables detonadoras promotoras del buen manejo forestal: A) Índice de dinámica del capital natural contra Manejo y organización forestal; B) Deforestación contra Índice de diversificación productiva forestal (variable Desarrollo económico); C) Alteración contra Desarrollo económico y D) Alteración contra Gobernabilidad. Variables detonadoras del decremento del capital natural La Antigüedad del Núcleo Agrario, la Emigración, el Parcelamiento y pérdida del uso comunal del capital natural y la Antigüedad con plan de manejo forestal resultaron las cuatro variables detonadoras de procesos que fomentan el decremento del capital natural (Figuras 3.7 y 3.8). El análisis confirma cuantitativamente que los NA que comparten estas características han deforestado y degradado más, pero han favorecido los procesos de cambio positivos. Esto sugiere que los NA más antiguos aprovecharon sus recursos hasta provocar niveles altos de degradación; consecuentemente empezaron a instrumentar acciones de recuperación, mientras A) B) y = -0.03x + 0.1279 R2 = 0.3731 y = -0.0684Ln(x) + 0.1098 R2 = 0.401 0.00 0.02 0.04 0.06 0.08 0.10 0.12 0.14 0.16 0.18 0.20 1 2 3 4 Indice de desarrollo económico F ra cc ió n d e al te ra ci ó n ( 86 -2 00 0) C) y = -0.0334x + 0.1245 R2 = 0.1872 y = -0.0839Ln(x) + 0.1145 R2 = 0.2776 0.00 0.02 0.04 0.06 0.08 0.10 0.12 0.14 0.16 0.18 0.20 1 2 3 Indice de Gobernabilidad F ra cc ió n d e al te ra ci ó n ( 86 -2 00 0) D) 74 los más recientes al parecer están desarrollando aprovechamientos más sustentables. Es decir, el tiempo acumulado para llevar a cabo un buen manejo forestal tiende a ser un factor de detrimento del capital natural. Esto refleja la tendencia de que los planes de manejo hasta ahora se han utilizado solo como requisito en las solicitudes para aprovechamiento forestal, más que como mandato para el buen manejo del capital natural. Por ende, se hace necesario establecer estrategias de aprovechamiento que den descansos suficientes para que las propiedades intrínsecas de los ecosistemas no se agoten. Por ejemplo, suspender un año de aprovechamiento entre dos ciclos de diez años con la finalidad de fortalecer otras actividades productivas indirectas del bosque. Una investigación rigurosa sobre este tema es una prioridad aún por atender. La emigración temporal en los NA afecta negativamente la conservación del capital natural. Las tendencias cuantitativas identificadas aquí, sugieren que los NA que han conservado menos o que han afectado más su capital natural expulsan más gente y que la falta de capital humano dedicada a las actividades forestales es factor de deterioro del capital natural. Desde el punto de vista cuantitativo, el Parcelamiento y pérdida del uso comunal del capital natural, resultó la variable más significativa que promueve el deterioro del capital, favorece la deforestación y la alteración de los ecosistemas. Los NA donde los miembros prefieren privatizar y vender sus tierras, y donde se ha hecho un uso parcelado de los recursos, conservan menos y alteran y deforestan más. Son notorias las acciones para recuperar o reconvertir tierras agrícolas o pecuarias a forestales, pero no significativas como para calificar de buen manejo. Esto es congruente con la hipótesis que sugiere que los NA que promueven el buen manejo del capital natural se apegan al manejo comunitario bajo una perspectiva de estrategia colectiva (Ostrom et al., 2007). Estos basan su buen manejo en prácticas comunitarias arraigadas en el sentido cultural resultando en tasas de deforestación inferiores y con un mayor potencial de contribución a la conservación en general. Esto último es una de las tareas pendientes para fomentar esquemas de desarrollo propios de la realidad nacional (Sarukhán et al., 2009). 75 Figura 3.7 Tendencias de variables detonadoras que fomentan el decremento del capital natural: A) Índice de dinámica del capital natural contra Índice de desaparición comunal; B) Alteración contra Antigüedad del NA, C) Deforestación contra Índice de emigración temporal nacional y D) Alteración contra Promoción de la desaparición de la propiedad comunal. y = -0.1089x + 0.3398 R2 = 0.1295 y = -0.217Ln(x) + 0.2434 R2 = 0.1408 -1.0 -0.8 -0.6 -0.4 -0.2 0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0 1 2 3 4 Indice de desaparición comunal I D C N A) y = 0.0196x + 0.0033 R2 = 0.1775 y = 0.0335Ln(x) + 0.0236 R2 = 0.1223 0.00 0.02 0.04 0.06 0.08 0.10 0.12 0.14 0.16 0.18 0.20 1 2 3 4 Antigüedad del NA F ra c c ió n d e a lt e ra c ió n ( 8 6 -2 0 0 0 ) B) y = 0.0128x + 0.0038 R2 = 0.1583 y = 0.0268Ln(x) + 0.0138 R2 = 0.1654 0.00 0.02 0.04 0.06 0.08 0.10 1 2 3 4 Fracción de ejidatarios emigrados F ra c c ió n d e d e fo re s ta c ió n ( 8 6 -2 0 0 0 ) C) y = 0.0143x + 0.0204 R2 = 0.1252 y = 0.0336Ln(x) + 0.0316 R2 = 0.1727 0.00 0.02 0.04 0.06 0.08 0.10 0.12 0.14 0.16 0.18 0.20 1 2 3 4 Promoción de la desaparición de la propiedad común F ra c c ió n d e a lt e ra c ió n ( 8 6 -2 0 0 0 ) D) 76 Figura 3.8 Tendencias de la variable Antigüedad y existencia de programa de manejo forestal (PMF) en el Núcleo agrario, como promotora del decremento del capital natural: A) Índice de dinámica del capital natural contra PMF y B) Índice de alteración contra PMF. y = -0.0541x + 0.3145 R2 = 0.0437 -1.0 -0.8 -0.6 -0.4 -0.2 0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0 1 2 3 4 5 Antigüedad del PMF I D C N A) y = 0.0069x + 0.0227 R2 = 0.0324 0.00 0.02 0.04 0.06 0.08 0.10 0.12 0.14 0.16 0.18 0.20 1 2 3 4 5 Antigüedad del PMF F ra cc ió n d e al te ra ci ó n ( 86 -2 00 0) B) 77 Referencias Adams, W. 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Accelerated Human Population Growth at Protected Area Edges, Science (321): 123-126. 82 CAPÍTULO IV LA CONTRIBUCIÓN DEL MANEJO FORESTAL COMUNITARIO EN LAS TENDENCIAS REGIONALES DE LA CONSERVACIÓN 83 Resumen En virtud de que en México se han documentado la existencia de empresas forestales comunitarias rentables, armonizadas con la conservación y aumento de la cobertura de sus bosques oriundos, aquí se evalúa si la existencia de grupos de Núcleos Agrarios (NA) en los estados de Michoacán y Durango, y su resultado en la conservación de sus bosques, tiene alguna contribución en las tendencias de conservación de los recursos de la región en la que se encuentran. Dicha evaluación se sustenta en la existencia en el país de organizaciones de comunidades y ejidos que promueven el mejoramiento de las condiciones de vida de los campesinos forestales acoplado al aprovechamiento sustentable y conservación de sus recursos, lo que hace posible una contribución positiva de alcance regional. El análisis se realizó con base en la dinámica que tienen las coberturas de vegetación primaria, a través del índice de Dinámica del Capital Natural (IDCN) al interior de los NA, comparada con la que ocurre en la región en la que se encuentran. No se observaron evidencias de un impacto positivo, al comprobarse que los grupos de ejidos y sus regiones no pertenecen a la misma población estadística, se diferencía claramente a los grupos de NA con un comportamiento de conservación y recuperación del capital natural independiente de lo que ocurre a su alrededor, de tal manera que al interior de los grupos de NA puede existir un excelente manejo forestal sustentable, mientras que a su alrededor la pérdida y degradación de los bosques oriundos puede ser alta, o viceversa. Introducción En México se ha incrementado el registro de ejidos y comunidades indígenas en los que se han establecido empresas forestales comunitarias rentables, armonizadas con la conservación y aumento de la cobertura de sus bosques oriundos (Chapela, 2012). Este éxito en el manejo productivo y sustentable de los recursos es multifactorial y casuístico (Sabogal et al., 2008), y ahora se conocen algunas determinantes de este éxito y de las variables sociales y 84 organizacionales que lo sustentan, las cuales han sido reportadas por López y colaboradores (2010). El conocimiento de la relación existente entre la conservación o recuperación de las coberturas de vegetación oriunda en ejidos y comunidades indígenas, y las características de su organización para el aprovechamiento y manejo de estos recursos, es trascendental, porque muestra los factores detonantes de la condición actual de los mismos, y define la diversidad de modelos de manejo comunitario existentes en México. Identificar esta diversidad permite documentar las formas de organización que resultan en deterioro y pérdida de cobertura vegetal y aquellas que promueven su permanencia y recuperación, información que puede sustentar la aplicación de políticas públicas que fortalezcan el manejo sustentable de los recursos de propiedad común (Bray et al., 2007). Más aún, si las experiencias individuales exitosas de manejo comunitario están incrementándose, es importante revisar si existen casos en el nivel supra ejidal o supra comunitario en donde se esté potenciando la recuperación y permanencia de las coberturas de vegetación oriunda, así como la identificación de variables detonantes de estos resultados en las regiones en las que se encuentran inmersas (Chapela, 2007; López, 2007). La Ley Forestal Mexicana de 1986 en su artículo 54, establece las bases para otorgar a los ejidos y comunidades o a sus organizaciones, permisos intransferibles para el aprovechamiento de sus recursos forestales (Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, 1986). Con base en esta normatividad, el gobierno concedió a las comunidades el derecho a producir y comercializar la madera de sus bosques (Toledo, 2011). Con estos antecedentes, la Ley Agraria de México vigente, en sus artículos 50 y 108, sustenta la capacidad legal de ejidos y comunidades para formar uniones, asociaciones o sociedades mercantiles rurales de interés colectivo, que les permitan mejorar el aprovechamiento de sus tierras, organizar actividades de asistencia mutua o establecer empresas para el aprovechamiento de sus recursos naturales, comercializar y transformar productos o prestar 85 servicios. La constitución de este tipo de Uniones y la obtención de su personalidad jurídica, requiere la resolución de la asamblea de cada uno de los núcleos agrarios participantes, la elección de delegados y la determinación de sus facultades e inscribir en el Registro Agrario Nacional (RAN), el acta constitutiva con sus estatutos (Cámara de Diputados, 2022). Experiencias de éxito en la organización de la producción forestal al nivel nacional las constituyen la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales, A. C. (Red MOCAF) y la Confederación Nacional de Organizaciones de Silvicultores, A. C. (CONOSIL). La Red MOCAF cuenta con 54 organizaciones afiliadas en 19 entidades federativas, integradas por Ejidos, Comunidades Indígenas, Empresas Sociales, Asociaciones Civiles y Grupos de Trabajo relacionados con el manejo forestal o silvícola y el desarrollo rural sustentable. Las organizaciones participantes tienen entre sus recursos, bosques naturales, selvas tropicales, vegetación de zonas áridas, plantaciones forestales y agroforestales, sistemas agroforestales de uso múltiple, en donde se combinan cultivos agrícolas y especies arbóreas que producen, tanto bienes convencionales como una gran diversidad de bienes intangibles que benefician a la sociedad en su conjunto. La Red MOCAF orienta sus acciones con la convicción de que el mejoramiento de las condiciones de vida de los campesinos forestales requiere de un aprovechamiento sustentable de sus recursos, a la vez que la conservación de los mismos sea útil a sus dueños. Sus líneas de trabajo incluyen asistencia técnica, capacitación, formulación y evaluación de proyectos productivos, estudios ambientales, participación en definición de políticas públicas, gestión de recursos, apoyo en realización de trámites y gestiones, entre otras. Se define como una organización que contribuye al desarrollo de las regiones rurales del país, y a la integración y fortalecimiento de las organizaciones campesinas (Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales, A. C., 2022). La CONOSIL es una organización de tercer nivel, integra asociaciones estatales de silvicultores, en la que participan 218 organizaciones de las 32 entidades federativas del país que agrupan asociaciones estatales y regionales, ejidos, comunidades y pequeños propietarios 86 forestales, representa prácticamente 80% de las asociaciones de silvicultores del país y ha realizado, entre otras actividades, Estudios Regionales Forestales (ERF) de las unidades de manejo forestal y capacitación para elaborar programas de aprovechamiento forestal (Confederación Nacional de Organizaciones de Silvicultores, A. C., 2022). El identificar casos de impactos regionales positivos del manejo forestal comunitario, sienta las bases para identificar la contribución que los grupos de ejidos y comunidades o sus organizaciones supra ejidales o supra comunitarias ofrecen a la conservación de los recursos, y documenta sus alcances para contrarrestar los graves problemas ambientales, como el cambio de uso del suelo, la deforestación y el cambio climático global, establecer directrices de las políticas públicas forestales del país y como estrategia complementaria a las políticas de conservación basadas en el establecimiento de áreas naturales protegidas. La dinámica del capital natural es un excelente parámetro para identificar la trayectoria que la superficie de los bosques oriundos está siguiendo en una área y periodo determinados, y el análisis de cambios de coberturas y usos del suelo permite evaluar este indicador, al permitir calcular un valor que hace comparables los balances entre la conservación y la recuperación de las áreas de distribución de la vegetación oriunda (López et al., 2010). En este estudio se evalúa el potencial del manejo forestal comunitario como alternativa regional de conservación del capital natural en Michoacán y Durango, a través de las aportaciones de grupos de ejidos y comunidades en la región en la que se encuentran inmersos, como una aproximación de la contribución de las Uniones forestales que operan en ellas y en el país, y se identifican las posibilidades de contrarrestar la pérdida de bosques oriundos a nivel regional. Hipótesis Es posible evaluar la conservación del capital natural a nivel regional, a partir de la contribución de los grupos de ejidos y comunidades forestales inmersos en ellas. 87 Objetivos Investigar la contribución que el manejo forestal comunitario de grupos de ejidos tiene en la conservación del capital natural de la región en la que se encuentran. Estudiar los procesos de cambio de cobertura y uso del suelo en grupos de ejidos y comunidades forestales inmersos en regiones de los estados de Michoacán y Durango. Métodos Del padrón de ejidos y comunidades con autorización de aprovechamiento forestal de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) 2004, se eligieron al azar 15 Núcleos Agrarios (NA) de Durango y 14 de Michoacán. A partir de la ubicación geográfica de sus polígonos se definieron cinco regiones forestales con las coordenadas extremas de los NA correspondientes, tres en Durango: Guanaceví, Santiago Papasquiaro y Salto-Durango y dos en Michoacán: Meseta purépecha y Ucareo-Hidalgo (Figura 4.1). El análisis de cambios de cobertura y usos del suelo para estas regiones se realizó con los datos de dos bases de información geográfica: I. Serie 1 del mapa de vegetación y uso del suelo del INEGI de fecha promedio 1976 y escala 1:250,000, el cual se tomó como Fecha 1. II. Inventario Forestal Nacional, UNAM-INEGI del año 2000 y escala 1:250,000, considerado Fecha 2. La información de la Serie 1 y del Inventario Forestal se reclasificó para homogeneizar el análisis y calcular el área de cada cobertura en las regiones, las categorías usadas fueron las siguientes: a. Agricultura-Pastizales-Poblaciones (coberturas antrópicas) b. Bosque (cobertura primaria) c. Bosque secundario, abierto o fragmentado (cobertura secundaria) d. Bosque tropical (cobertura primaria) e. Bosque tropical secundario (cobertura secundaria) 88 Figura 4.1 Regiones y Núcleos agrarios estudiados 89 En los 29 NA se registró la categoría del Programa de Desarrollo Forestal Comunitario, PROCYMAF II (indica el nivel de desarrollo de aplicación tecnológica, capacitación e insumos en la producción forestal), y se realizó el análisis de cambios de coberturas y usos del suelo elaborando dos mapas, de 1986 para la Fecha 1 y de 2000 para la Fecha 2, con base en la interpretación visual de imágenes de satélite Landsat. Estos mapas se elaboraron con las cinco categorías de homogeneización aplicadas en el análisis regional y también se calcularon las áreas de cada cobertura. En la elaboración de los mapas de los NA se aplicó el método de interpretación interdependiente de la FAO (1990), que consiste en utilizar los polígonos generados en el primer mapa para hacer el segundo, únicamente cambiando lo necesario de acuerdo a la imagen; esto reduce errores de clasificación e incrementa la consistencia en las estimaciones de los cambios cuando se suman los vectores. Todo el procesamiento se realizó en el programa Arc View 3.2A. Se realizaron 53 puntos de verificación de campo en las coberturas identificadas de los NA de Michoacán y 107 en las de Durango, en ellos se registró su ubicación geográfica. La identificación de polígonos de permanencia y cambio se realizó mediante la suma de vectores de las fechas 1 y 2, 1976 y 2000 para el caso de las regiones, y 1986 y 2000 para los NA. En los vectores resultantes de la suma se clasificaron todos los polígonos de acuerdo al modelo de procesos de cambio de Velázquez et al (2003) y se calcularon las áreas correspondientes a cada proceso (Figura 4.2). 90 Figura 4.2 Modelo de procesos de cambio de coberturas y usos del suelo (Velázquez et al, 2003) Además se calcularon los siguientes índices como indicadores de conservación: Índice de la dinámica del capital natural (IDCN), Índice de cambio Reforestación-Deforestación (I R/D) y Tasa de cambio de bosques oriundos. Donde: 𝐼 𝑅 𝐷⁄ = 𝑅𝐷 Donde R corresponde a la suma de hectáreas registradas con recuperación y revegetación y D a la de alteración y deforestación. Bp Es la superficie de Bosque que permaneció (permanencia primaria) al finalizar el periodo de análisis (t2) Bt1 Es la superficie total de Bosque existente al inicio del periodo de análisis (t1) Sr Es la superficie en la que se registró proceso de “Recuperación” de t1 a t2 Sc Es la superficie total en la que se que registraron procesos de cambio de t1 a t2 Coberturas de vegetación predominantemente primaria Coberturas de vegetación predominantemente secundaria Coberturas predominantemente antrópicas Recuperación Revegetación Alteración Permanencia secundaria Permanencia primaria Permanencia antrópica Deforestación 91 11 1 1 21         n S SS t ; donde t es la tasa de cambio S1 es la superficie en la fecha 1 S2 es la superficie en la fecha 2 n es el número de años entre las dos fechas La relación entre los índices que caracterizan los procesos de cambio ocurridos en los NA y los ocurridos en las regiones, se identificaron por análisis de correlación de “Pearson”: a. Correlación entre el índice de tipo PROCYMAF contra los valores de IDCN de NA y Regiones. b. Correlación entre el índice de tipo PROCYMAF contra el Índice R/D de NA y regiones. c. Correlación entre el índice de tipo PROCYMAF contra las tasas de cambio de bosques oriundos de NA y de regiones. d. Correlación entre las tasas de cambio de los NA contra las regionales La identificación de la semejanza o diferencia entre el comportamiento regional y el de los grupos de NA con respecto a la conservación del capital natural se realizó con la prueba no paramétrica de Mann-Whitney para muestras pareadas aplicada al IDCN. Resultados Las regiones de Durango resultaron más cambiantes que las de Michoacán, mientras que los NA de Michoacán cambiaron más que los de Durango, todas las regiones resultaron con mayores porcentajes de cambio que los NA correspondientes, sin embargo los NA más dinámicos están asociados casi totalmente a las regiones más estables, los casos extremos corresponden a la región Salto-Durango donde el porcentaje de cambio es de 58.4, mientras que de los NA es de 4.6, y en la Meseta purépecha donde el cambio resultó del 31.1%, mientras que de los NA fue de 17.4% (Tabla 4.1). En todos los casos, la alteración resultó el principal proceso de cambio de coberturas, seguido de la deforestación, excepto para los NA de la Meseta Purépecha en Michoacán en donde el orden de los valores son iguales. En las regiones de Michoacán, ambos procesos, 92 aunque manifestaron los porcentajes más bajos, guardan valores iguales o muy cercanos, mientras que en Durango los datos por región muestran a la alteración como un proceso mucho más impactante que la deforestación (Tabla 4.1). Tabla 4.1 Superficies de cambio de coberturas y de procesos de cambio en NA (1986-2000) y sus regiones (1976-2000) en Durango y Michoacán Región Tipo Area Superficie de cambio Perm antro Perm prim Perm sec Alter Defor Recu Reveg ha % Salto-Durango Grupo de NA 75,928 4.6 10 71 15 3 1 0 0 Región 346,793 58.4 6 35 0 36 20 1 1 Santiago Papasquiaro Grupo de NA 37,230 13.3 3 70 13 7 4 2 1 Región 451,288 40.5 4 54 2 32 6 2 0 Guanaceví Grupo de NA 57,742 12.1 6 64 17 6 3 2 2 Región 149,009 42.5 2 47 8 33 6 3 1 Meseta Purépecha Grupo de NA 22,144 17.4 38 40 4 6 6 4 2 Región 444,903 31.1 40 26 3 12 12 4 3 Ucareo- Hidalgo Grupo de NA 7,494 14.5 20 60 5 7 4 2 2 Región 44,772 22.7 29 46 2 7 6 5 5 Perm antro= Permanencia antrópica; Perm prim= Permanencia primaria; Perm sec= Permanencia secundaria; Alt= Alteración; Defor= Deforestación; Recu= Recuperación; Reveg= Revegetación El IDCN muestra una tendencia neta de mayor conservación dentro de los NA que en las regiones donde están inmersos, y prácticamente todos los grupos de NA están recuperando coberturas de bosques oriundos, ya que cuatro de ellos muestran valores positivos, o por lo menos las mantienen (el grupo de la región Salto-Durango presenta un valor negativo muy bajo). En contraparte, las regiones muestran valores negativos comparativamente muy altos, lo que indica una fuerte pérdida de bosques oriundos para el periodo evaluado, únicamente la región Ucareo-Hidalgo muestra un valor negativo muy bajo (Tabla 4.2). Los valores obtenidos para el Índice de cambios Reforestación-Deforestación, confirma 93 que los procesos negativos de alteración y deforestación son altamente predominantes sobre los de recuperación de coberturas naturales, aunque la tendencia general es de mayor impacto en las regiones que al interior de los NA, sin embargo vuelve a destacar el caso de la región Ucareo- Hidalgo con un valor comparativamente muy inferior en la región (Tabla 4.2). De igual manera las tasas de cambio de bosques densos muestran una mayor velocidad de pérdida de bosques oriundos en las regiones, comparadas con los valores moderados de los NA. Las diferencias entre regiones y NA son grandes, pero vuelve a destacar el caso de la región Ucareo-Hidalgo donde la tasa de cambio es prácticamente igual a la de NA (Tabla 4.2). Tabla 4.2 Indicadores de conservación de NA y sus regiones en Durango y Michoacán Región Tipo PROCYM AF ponderad o IDCN IDCN ponderad o Indice R/D Tasa de cambio * Salto-Durango Grupo de NA 3.4 -0.006 -0.0007 -0.950 -0.003 Región -0.598 -0.964 -0.038 Santiago Papasquiaro Grupo de NA 2.7 0.043 0.0042 -0.775 -0.006 Región -0.381 -0.952 -0.021 Guanaceví Grupo de NA 3.6 0.068 0.0220 -0.609 -0.005 Región -0.378 -0.909 -0.022 Meseta Purépecha Grupo de NA 2.1 0.023 0.0180 -0.538 -0.010 Región -0.353 -0.715 -0.021 Ucareo-Hidalgo Grupo de NA 2.3 0.027 0.0321 -0.641 -0.006 Región -0.004 -0.282 -0.007 *Se calculó con los datos de superficie de bosque denso de T1 y T2 Los análisis de correlación muestran un comportamiento contrastante entre el IDCN de NA con el de las regiones (Figura 4.3), al igual que las tasas de cambio de bosques oriundos (Figura 4.5), ya estos valores graficados contra el nivel técnico de los NA (categoría PROCYMAF), resultó directamente proporcional para NA e inversamente proporcional para regiones. Aunque la 94 correlación entre Índice de cambio R-D, en función de la categoría PROCYMAF resultó inversamente proporcional para NA y regiones, el ajuste lineal muestra una gran diferencia entre ambos (Figura 4.4). Con respecto a la prueba de Mann-Whitney para muestras pareadas, con base en el índice de dinámica del capital natural (Tabla 4.3), el valor de “T” resultó igual a 1.00 y el valor crítico de Wα con 0.05 de significancia de tablas es 5, de tal manera que como 1<5, el comportamiento de las regiones resulta diferente al de los grupos de ejidos con respecto a este índice. Finalmente, la evaluación de la tendencia de las tasas de cambio de bosques oriundos de las regiones en función de las tasas de los NA (Figura 4.6), mostró un comportamiento inverso, en donde el incremento de tasas en NA se corresponde con decrementos en las tasas de las regiones. Discusión y Conclusiones Los valores de cambios de cobertura de NA no siguen el mismo patrón que los de las regiones, estos valores resultaron prácticamente inversos a los valores regionales, lo que muestra independencia de comportamiento y que no existe relación entre la estabilidad de las coberturas del suelo en los grupos de ejidos con las de sus regiones. Los análisis de correlación con el nivel de desarrollo técnico-productivo indicado por la categoría PORCYMAF de los de NA, muestra que las dinámicas de los grupos de ejidos son independientes de las definidas para las regiones (Figuras 4.3, 4.4 y 4.5), lo que se confirmó con la prueba de Mann- Whitney para muestras pareadas (Tabla 4.3), pues al plantear la hipótesis nula (H0) de que ambas muestras pertenecen a la misma “población” con base en el índice de dinámica del capital natural, el valor de “T” resultó igual a 1.00 y el valor crítico de Wα con 0.05 de significancia de tablas es 5, de tal manera que como 1<5, se rechaza H0 y el comportamiento de las regiones resulta diferente al de los grupos de ejidos con respecto a este índice. 95 Tabla 4.3 Datos y rangos para la aplicación de la prueba de Mann-Whitney a los valores de IDCN de grupos de NA y regiones en Durango y Michoacán IDCN Regional Rango IDCN NA Rango -0.6 1.0 -0.4 3.0 -0.4 3.0 -0.4 3.0 -0.006 5 -0.004 6.0 0.02 7 0.03 8.0 0.04 9 0.07 10 Total 16.0 Al comprobarse que los grupos de ejidos y sus regiones no pertenecen a la misma población, se diferencía claramente a los grupos de NA con un comportamiento de conservación y recuperación del capital natural independiente de lo que ocurre a su alrededor, de tal manera que al interior de los grupos de NA puede existir un excelente manejo forestal sustentable, mientras que a su alrededor la pérdida y degradación de los bosques oriundos puede ser alta, o viceversa. Adicionalmente, los procesos al interior de los grupos de NA no tienen influencia en la tendencia de las regiones, ya que el incremento en las tasas de cambio de los bosques oriundos de los grupos de NA, se corresponden con un decremento en las tasas de cambio de los bosques oriundos a nivel regional (Figura 4.6). 96 Figura 4.3 Dinámica del capital natural vs Índice de nivel técnico (PROCYMAF): Comparación de comportamiento de NA de Durango y Michoacán con la Región a la que pertenecen Figura 4.4 Índice de cambio R-D vs Índice de nivel técnico (PROCYMAF): Comparación de comportamiento de NA de Durango y Michoacán con la Región a la que pertenecen 97 Los resultados de este estudio no son concluyentes de la contribución positiva del manejo forestal que NA con un manejo sustentable pueden hacer a la permanencia y recuperación de las coberturas de bosques oriundos en sus regiones, o de resultados negativos basados en manejos inadecuados al interior de los NA. Existen al menos dos consideraciones importantes del planteamiento presentado en este estudio, las muestras de NA para cada región no se definieron con ejidos y comunidades pertenecientes a alguna y la misma Unión ejidal o comunal, y los análisis regionales no se fundamentaron en información generada con los mismos métodos del análisis aplicado a los NA, es decir que al utilizar las bases de datos de la serie 1 del INEGI (1976) y del Inventario Nacional Forestal (2000), se perdió consistencia con los métodos propios utilizados en la interpretación de las imágenes y la aplicación del método de interpretación interdependiente de la FAO (1990) para la obtención de los datos en los grupos de NA. Figura 4.5 Tasa de cambio de bosques densos vs Índice de nivel técnico (PROCYMAF): Comparación de comportamiento de NA de Durango y Michoacán con la Región a la que pertenecen 98 Figura 4.6 Tendencias de las tasas de cambio de los bosques oriundos en NA y regiones de Durango y Michoacán con la Región a la que pertenecen 99 Referencias Bray, D., Merino-Pérez, L. y Barry, D. (2007). El manejo comunitario en sentido estricto: las empresas forestales comunitarias de México. In: Los bosques comunitarios de México. Manejo sustentable de paisajes forestales. Bray, D., Merino-Pérez, L. y Barry, D. (Editores). Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Instituto Nacional de Ecología. Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible. Instituto de Geografía, UNAM. Florida International Institute. México. 21-49 pp. Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión. (2022). Ley Agraria. Diario Oficial de la Federación. México. Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión. (1986). Ley Forestal. Diario Oficial de la Federación (mayo 30 de 1986). México. Chapela, F. (2007). El manejo forestal comunitario indígena en la Sierra de Juárez, Oaxaca. In: Los bosques comunitarios de México. Manejo sustentable de paisajes forestales. Bray, D., Merino-Pérez, L. y Barry, D. (Editores). Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Instituto Nacional de Ecología. Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible. Instituto de Geografía, UNAM. Florida International Institute. México. 123-145 pp. Chapela, F. (Coord.). (2012). Estado de los bosques de México. Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible A. C. Confederación Nacional de Organizaciones de Silvicultores, A. C., (2022). http://conosil.mx/, consultado el 15 de julio de 2022 López, F., Velázquez, A., Merino, L. (2010). Explorando los determinantes del buen manejo forestal comunitario. Interciencia: 35 (8). 560-567. López, R. (2007). El empoderamiento del manejo forestal comunitario en Oaxaca. La Unión de Comunidades Forestales y Ejidos de Oaxaca 1985-1996. In: Los bosques comunitarios de México. Manejo sustentable de paisajes forestales. Bray, D., Merino-Pérez, L. y Barry, 100 D. (Editores). Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Instituto Nacional de Ecología. Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible. Instituto de Geografía, UNAM. Florida International Institute. México. 147-162 pp. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO]. (1990). Forest resources assessment 1990. Survey of tropical forest cover and study of change processes.FAO Forestry Papers. Roma, Italia: FAO. Documento forestal de la FAO 112. Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales, A. C., (2022). https://redmocaf.org.mx/, consultado el 15 de julio de 2022. Registro Agrario Nacional. https://www.gob.mx/ran/es/articulos/que-son-las-sociedades- rurales?idiom=es, consultado el 15 de julio de 2022. Sabogal, C., de Jong, W., Pokorny, B., Louman, B. (Editores). (2008), Manejo forestal comunitario en Latino America. CIFOR–CATIE. Belém, Brasil. Toledo, C. (2011). Programa estratégico de mediano plazo (PEM). Unión de Ejidos y Comunidades Silvicultoras de Guerrero A. C. México. Velázquez, A., Duran, E., Ramírez, I., Mas, J. F., Bocco, G., Ramírez, G. y Palacio, J. L. (2003). Land use-cover change processes in highly biodiverse areas: the case of Oaxaca, Mexico. Global Environmental Change, 13:175-184. 101 CAPÍTULO V APORTACIONES Y CONCLUSIONES GENERALES 102 Esta contribución se desarrolló bajo el planteamiento de las directrices teórico metodológicas siguientes: a. La conservación, manejo y recuperación del capital natural. b. Las políticas públicas para el manejo y conservación del capital natural y la generación de propuestas aplicables a los objetivos de gobierno, gobernabilidad y gobernanza. c. El conocimiento y uso de la información geográfica disponible aplicable a estos temas. En una sencilla perspectiva geográfica, la conservación es la práctica de proteger los recursos de valor de tal manera que las generaciones futuras puedan disfrutarlos (Convis, 2001). Los tres estudios que se integran en esta contribución aportan elementos aplicables a la conservación, manejo y recuperación del capital natural en diferentes niveles, en una perspectiva metodológica, se presentan elementos para identificar áreas con alto valor socio ecológico, lo que implica establecer puntos precisos de acción para la conservación y hacer geográficamente explícitas las zonas hacia las cuales dirigir los esfuerzos de los actores sociales interesados. En un siguiente nivel, se aportan elementos cuantitativos acerca de los efectos de la actividad de los poseedores comunitarios de tierras forestales, ejidos y comunidades indígenas, sobre los recursos poseídos, en donde desde una perspectiva de exploración de opciones de manejo de recursos, se identifican los esquemas de uso y manejo de bosques a partir de la apreciación y la interacción de los grupos comunitarios y de su siguiente nivel de organización supracomunal. En este último aspecto se ofrecen los datos y ubicación de ejidos, comunidades y organizaciones intercomunales que están conservando y recuperando sus bosques y que concentran estrategias y experiencia de conservación real de recursos, acopladas a actividades productivas, en varios casos exitosas y que permiten enriquecer los métodos tradicionales de conservación basados en el decreto de áreas naturales protegidas. El manejo comunitario de los recursos es un tema central en el conocimiento de las capacidades de la población mexicana para interactuar con la naturaleza, ser productivos y 103 atender sus necesidades. Por esta razón esta área de conocimiento se estudia y discute en esta investigación. La cosmovisión de los diferentes grupos sociales, fundamenta su organización e interacción con sus tierras y ecosistemas, esto genera una gran diversidad de modelos de trabajo y de producción que en conjunto conforman el manejo forestal comunitario de México y aunque en muchos casos ha provocado pérdida de recursos, se han dado a conocer muchos casos de éxito que es necesario documentar para intentar impactar las políticas públicas de atención a la productividad, la organización social, la conservación y la recuperación del capital natural. Es necesario continuar con la generación de información y descripciones de los modelos que las comunidades y ejidos aplican en su día a día para tomar decisiones y manejar sus recursos, en la base de su apreciación por la tierra está la respuesta a su bienestar y su contribución a la conservación. En este contexto, la conservación del capital natural en los ámbitos estudiados en esta contribución, representa el mantenimiento de servicios ecosistémicos con un potencial que no se refleja en el producto interno bruto del país y que si demanda acciones y políticas que no solo aseguren su permanencia sino que además promuevan su manejo hacia el bienestar de la población y la mejora del nivel de vida de sus poseedores (Merino y Ortiz, 2013). Con respecto a políticas públicas para el manejo y conservación del capital natural y la generación de propuestas aplicables a los objetivos de gobierno, gobernabilidad y gobernanza, es claro que la definición de prioridades de conservación como lo muestra el primer estudio, implica el reto para quienes instrumentan públicamente las políticas ambientales de tomar las decisiones que se conviertan en acciones para conciliar intereses y buscar consensos que integren las aportaciones de la sociedad civil y los grupos de interés en bien de la conservación, en este sentido es de gran valor la capacidad de generar estilos de gobernanza en donde la coparticipación en la toma de decisiones sea la base para fundamentar compromisos de acción efectiva. Asimismo, con respecto a la instrumentación de esquemas de conservación basados en la operación exitosa de ejidos y comunidades, entendida como la que genera permanencia y 104 recuperación del capital natural, es claro que la instrumentación de políticas públicas deberá considerar la capacitación, estímulos y apoyos necesarios para fortalecer los estilos de gobernabilidad y capacidad productiva de estos grupos de propiedad comunal. Afortunadamente, su propia capacidad organizativa ha generado niveles superiores de toma de decisiones y acción, con las cuales los gobiernos y los responsables de la política pública ambiental, de conservación y forestal, puedan tomar acuerdos y acciones específicas que logren conciliar productividad y bienestar de la población con conservación. En particular, la contribución de esta investigación para la identificación de áreas de valor ambiental y el establecimiento de prioridades de atención para conservar los ecosistemas, las especies y los servicios ambientales en el Distrito Federal, ofrece una excelente oportunidad para sustentar políticas públicas y de gobierno que de manera eficiente logren resultados de mejora en la relación de la población humana con sus propios recursos, es claro que esto representa trabajo y demanda una amplia organización, sin embargo, representa la oportunidad para que desde el gobierno y las iniciativas de las organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil emanen las iniciativas de acción para hacer realidad la conservación de este capital natural con que cuenta el Distrito Federal (Rojas,2003). Indudablemente, de acuerdo a este estudio, las Delegaciones Milpa Alta, Tlalpan, Magdalena Contreras, Álvaro Obregón y Cuajimalpa al mismo tiempo que cuentan con esta gran riqueza de capital natural, tienen el gran compromiso y responsabilidad de poner en marcha las iniciativas correspondientes para que la conservación del mismo sea una realidad, sin embargo a nivel del gobierno del Distrito Federal y del nacional es necesario impulsar las acciones efectivas y los mejores incentivos hacia la población en general para involucrarla en esta acciones, es la única manera de arraigar acciones y comportamientos de largo plazo para que se conviertan en sustentables y se ensaye una transición de gobierno a gobernanza que instrumente el manejo co-adaptativo de los recursos (Galán et al, 2012). Con respecto al manejo comunitario de los recursos, afortunadamente, las experiencias 105 no se han quedado en lo individual, también la población mexicana ha dado muestras de gran capacidad organizativa para integrar experiencias y conocimientos a nivel de Uniones y Sociedades que buscan un mayor impacto en la defensa de su derechos y propuestas para contribuir al uso sustentable y la conservación del capital natural. Es necesario hacer sinergia entre estas iniciativas y experiencias con los conocimientos y capacidad académica, para impulsar decisiones en los diferentes niveles y poderes de gobierno, hacia políticas públicas que favorezcan la multiplicación de las experiencias de manejo comunitario individual y asociado con un amplio impacto social, productivo y de recuperación y conservación del capital natural del país y del planeta. El conocimiento y uso de la información geográfica disponible forma parte de las aportaciones de esta contribución. La existencia de bases de datos y estudios que enriquecen el conocimiento referenciado geográficamente para todo el país, en diferentes escalas y para diferentes tiempos, es un caudal muy rico de datos que permiten hacer evaluaciones y diagnósticos factibles de generar líneas base de las cuales partir para alcanzar mayores niveles de detalle y precisión (Bocco, 2004). Los estudios que integran esta contribución dan cuenta de la importancia y utilidad de este amplio bagaje de información y muestran su aplicabilidad. La información cartográfica ha venido adquiriendo un valor cada vez mayor por su aplicabilidad en la definición y delimitación espacial de fenómenos, problemáticas y propuestas de solución e interacción de la sociedad con su entorno y recursos, sobre todo en la base del capital natural que sustenta la atención a necesidades sociales en todos los niveles. Por esta razón es posible hacer uso de las bases de datos cartográficas existentes para hacer evaluaciones y propuestas. No obstante es importante considerar sus métodos de elaboración para sustentar la validación y aplicabilidad de la información. Un ámbito de utilidad de las bases de información cartográfica lo constituye la evaluación ambiental, en donde los datos ubicados geográficamente permiten integrar un conocimiento global de las condiciones imperantes en cada región del planeta y del país y sustentar descripciones, 106 valoraciones, cuantificaciones y propuestas de interacción, manejo o solución con resultados de alta confiabilidad. En este sentido es fundamental reconocer la complementariedad que las verificaciones de campo ofrecen a esta aplicación de la información cartográfica, ya que, si bien es cierto que quienes elaboran mapas validan su información en campo, los usuarios de estos productos también lo deben hacer porque generan un nuevo nivel de aplicación de la información, un nivel de integración y globalidad de conocimientos. Los cambios de uso del suelo, la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad, la deforestación, la contaminación, la pérdida de suelos como grandes temas ambientales por atender, requieren de esta capacidad. Cabe resaltar en las aportaciones de esta contribución la generación del Índice de Dinámica del Capital Natural como un indicador básico del comportamiento que muestra la interacción de la población con los recursos que usufructúa. Es un índice que se calcula a partir de la cartografía generada en los análisis de procesos de cambio de cobertura y uso del suelo y arroja un dato comparable acerca de las proporciones de permanencia y recuperación del capital natural en algún periodo de tiempo, a partir de los datos de cobertura de la vegetación primaria o autóctona y de las áreas de cambio. 107 Referencias Bocco, G. (2004). Cartografía y sistemas de información geográfica en el manejo integrado de cuencas. In: Cotler, H (compiladora). El manejo integral de cuencas en México: estudios y reflexiones para orientar la política ambiental. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Instituto Nacional de Ecología. México (41-47). Convis, C. (ed). (2001). Conservation Geography. Case Studies in GIS, Computer Mapping, and Activism. ESRI Press. Redlands, California. USA Galán, C., Balvanera, P. y Castellarini, F. (2012). Políticas públicas hacia la sustentabilidad: Integrando la visión ecosistémica. CONABIO. México. Merino, L y Ortiz, G (Coord). (2013). Encuentros y desencuentros. Las comunidades forestales y las políticas públicas en tiempos de transición. CONACYT, UNAM, Miguel Ángel Porrúa. México Rojas, C. (2003). El desarrollo sustentable: nuevo paradigma para la administración pública. INAP. Senado de la República LIX Legislatura. México.