UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS COLEGIO DE FILOSOFÍA EL CONCEPTO DE CULTURA NACIONAL EN EL PENSAMIENTO DE SAMUEL RAMOS T E S I S QUE PARA OBTENER EL GRADO DE LICENCIADO EN FILOSOFÍA P R E S E N TA JULIO CÉSAR MEDINA HERNÁNDEZ ASESOR: MTRO. GUSTAVO ESCOBAR VALENZUELA MÉXICO D. F. 2006 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. 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Índice Introducción I.Fundamentación de una cultura y filosofía mexicanas a partir de la historia de las ideas II.Fundamentación antropológica de la cultura nacional La concepción del hombre en el pensamiento de Samuel Ramos Configuración histórica del sentimiento de inferioridad en la personalidad del mexicano Caracterología del hombre mexicano El problema del sentimiento de inferioridad y la nacionalidad en el mexicano III.La problemática y el desarrollo histórico de la cultura nacional La problemática de la cultura mexicana Configuración histórica de la cultura mexicana La cultura mexicana por transplantación La cultura por imitación La cultura por asimilación o la cultura criolla La problemática cultural mexicana en el periodo posrevolucionario IV.Fundamentación de la cultura nacional La Problemática del nacionalismo cultural Crítica al nacionalismo Hacia una fundamentación de la cultura nacional Contexto cultural en la que se desarrollan la ideas de Samuel Ramos sobre la cultura nacional V.Antecedentes antropológicos sobre personalidad del hombre en México Conclusiones Bibliografía INTRODUCCIÓN. La filosofía de Samuel Ramos, ha estado siempre presente en la problemática cultural de nuestro país, desde el momento de su planteamiento en el año de 1934 hasta los momentos actuales en los que se encuentra nuestra cultura nacional. Sin embargo, aún cuando su influencia perduró durante las siguientes dos décadas, consideramos que en los momentos actuales se encuentra en un significativo abandono, tal vez porque a nuestros intelectuales no les ha interesado seguir reflexionando sobre problemas filosóficos con tintes nacionalistas - como en su momento los desarrollaron grandes personalidades pertenecientes al grupo Hiperión - o porque siguen sintiendo una mayor atracción por estudiar los grandes sistemas filosóficos desarrollados sobre todo en los países europeos. De ese abandono, nace en primera instancia nuestro interés por analizar el pensamiento expuesto por Samuel Ramos con la finalidad de revalorar sus planteamientos filosóficos y de resolver algunas interrogantes, que de manera particular, nos han venido a plantear los acontecimientos que en la actualidad pretenden establecer una globalización mundial a niveles económicos, políticos y culturales. Por ello, creemos conveniente llevar a cabo una reflexión del fenómeno cultural en México, mediante el análisis de una Historia de las ideas, de la filosofía y de la cultura, establecida en el proceso de consolidación histórica de nuestro país con la finalidad de comprender cual ha sido el camino que ésta ha recorrido, enmarcando al mismo tiempo los planteamientos de Ramos, para tratar de explicar en qué consiste precisamente la cultura nacional, y así poder enfrentar las influencias extranjeras, sin que por ello se genere un estancamiento en el carácter del espíritu mexicano, antes bien, que éste asimile en forma consciente los valores positivos con miras a integrarse al desarrollo mismo de la humanidad. Entenderemos como Historia de las ideas al planteamiento expuesto por José Gaos,1 el cual establece que para poder comprender el desarrollo de la cultura en nuestro país, es necesario analizar la manera cómo las ideas, valores y corrientes de pensamiento se fueron asimilando y consolidando en los diferentes momentos de nuestra historia. De esta manera, en el primer capítulo se desarrollan los lineamientos presentados por el análisis de una Historia de las ideas, de la filosofía y de la cultura en México, a cuya luz podemos observar que en nuestro país existe una cultura auténticamente nacional, en la medida en que ésta se ha manifestado como una forma renovada de la cultura europea de la cual forman parte sus valores directivos, tales como su concepto de familia, de religión, de lengua etc, pero que al asimilarse y replantearse de acuerdo a su propia circunstancia tiene como resultado la creación de valores propios, los cuales han cambiado su función original para dar soluciones a problemas específicos. Desde el punto de vista de la Historia de las ideas expuesta por Gaos, surge la posibilidad de dejar a un lado la creencia generalizada de los mexicanos, de que en nuestro país no puede existir una cultura auténtica, ya que ésta se considera como una simple extensión de la cultura europea. Sin embargo, a la luz de la Historia de las ideas en México, se establece que en ella han existido ciertas ideas y valores que han tenido una gran trascendencia en la realización de nuestra cultura, en tanto que, a lo largo de su evolución histórica, se presentan elementos que han permitido el nacimiento de una nueva expresión del espíritu humano. Ahora bien, es preciso señalar en qué consiste esta autenticidad de la cultura mexicana, pues ésta no se refiere a la realización o creación espontánea de valores, puesto que esto sería imposible, sino por el contrario, debe entenderse como una nueva expresión del espíritu universal, en la 1 Cf r . José Gaos , En torno a la f i loso f ía mex icana , en Obras Comple tas Vol , VI I I , México , Ed . medida de que en el proceso mismo de la historia humana todos y cada uno de los pueblos han desarrollado su propia visión del mundo tomando en cuenta la de otros pueblos más antiguos, pero transformándolos de acuerdo a su peculiar circunstancia. En este sentido, como afirma el maestro José Gaos2, no existe una cultura original, puesto que todas se han nutrido de las anteriores a partir de un proceso evolutivo y dinámico del propio pensamiento humano. Este es el caso de México, el cual ha asimilado y transformado los valores que en un principio formaron parte de una transplantación e imitación de la cultura europea, pero que al hacerlos suyos, al introducirlos hasta lo más hondo de su alma, se transformaron, incorporándose a una nueva experiencia del pensamiento y de la cultura humana. Por ello, creemos que mediante la reflexión y el análisis de la Historia de las ideas, de la filosofía y de la cultura en México podremos comprender las contribuciones que el espíritu mexicano ha llevado a cabo en la realización de la cultura universal. Ahora bien, para desarrollar este análisis es necesario emprender la reflexión sobre el hombre en México, pues como dice Ramos, el conocimiento de la cultura se inicia mediante la reflexión del hombre que la hace posible3. Por ello, para Ramos no existe una cultura objetivamente auténtica, es decir, una cultura en la que se manifiesten las características esenciales del espíritu mexicano en una forma concreta, pero sí es posible que ésta se lleve a cabo en una forma subjetiva, manifestada en la propia personalidad de los individuos. Samuel Ramos formula la tesis de que el hombre en México manifiesta un trastorno psicológico que le hace sentirse inferior en relación a los demás UNAM, 1996 , p . 273 . 2 Cfr . José Gaos , Op. c i t . , p . 303 individuos4, al mismo tiempo que le ha impedido desarrollar en forma sincera una proyección de su propia capacidad intelectual para crear valores intrínsecos a su propia naturaleza. Ramos atribuye este complejo al conjunto de accidentes que han sufrido los mexicanos en el transcurso de su evolución histórica, pues considera que éstos han influido considerablemente en la imposibilidad de desarrollar una cultura propia. Según Ramos, el sentimiento de inferioridad del mexicano tiene su origen en el periodo de Independencia, cuando los criollos en la Nueva España quisieron, de un salto, ponerse a la altura de la civilización europea, sin darse cuenta que cometían un grave error, al darle la espalda a su propia realidad, negando su pasado e imitando en forma irreflexiva valores e ideas que no correspondían a su circunstancia inmediata. De esta manera, el origen del sentimiento de inferioridad atribuido por Ramos al mexicano, se presenta como una inadaptación de los propios individuos a la realidad en la que se desarrolla su existencia, manifestándose con ello una escisión en la personalidad del individuo entre lo que quiere ser y lo que puede ser. De esta manera, el sentimiento de inferioridad se presenta como un mecanismo de aparente seguridad que les permite a los criollos autoafirmarse sobre todos los demás individuos que le rodean sin darse cuenta que se trata solamente de una ilusión. Sin embargo, Ramos lleva más allá sus investigaciones, pues no solamente considera que este fenómeno se da en el periodo de la Colonia, sino también se hace extensivo en las primeras décadas del siglo XX. 3 Samue l Ramos , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , en Obras Comple tas Vol . , I , México , Ed . UNAM,1990 , Vol . I , p . 86 4 Ib id . P . 92 Ramos lleva a cabo la reflexión de este comportamiento en el mexicano de acuerdo a tres sectores de la población que conviven socialmente en el año de 19345, y descubre que entre ellos existen algunas diferencias en la forma como se manifiesta el sentimiento de inferioridad. El primer tipo es un hombre peculiar conocido como el “pelado” cuya personalidad representa al conjunto de los individuos en México, y está caracterizado por una afirmación desmedida de su individualidad mediante la agresión extrema, “es - dice Ramos - un ser primitivo”6, que presenta en su comportamiento un gran resentimiento ante la vida que le ha sido hostil , y la cual trata de disimular mediante la falsa idea de su autoafirmación. El segundo tipo de hombre sobre el que reflexiona Ramos, es el que vive en la ciudad, y cuya característica primordial es la desconfianza, desconfía - dice Ramos - de todo y de todos, al grado que no hay cosa alguna que no la observe mediante una acendrada desconfianza. El tercer tipo de ser humano que analiza, es el denominado burgués mexicano, en donde también se encuentra presente el sentimiento de inferioridad, aunque encubierto por un refinado y sutil mecanismo. Para Ramos el sentimiento de inferioridad se inicia en el “pelado”, de tal manera que esta caracterología tiende a desarrollarse en forma ascendente hasta llegar a plasmarse en el hombre burgués. Sin embargo, a nuestro parecer, es totalmente lo contrario, es decir, que este se presenta en forma descendente, por el hecho de que el hombre burgués es el que tiene mayor 5 Cabe ac la ra r como an teceden te a l a pub l icac ión de l Per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , que en e l mes de Agos to de 1932 Ramos publ ica en l a rev i s ta Examen , d i r ig ida por Jo rge Cues ta e l a r t í cu lo t i tu lado Psicoanál i s i s de l mex icano y en e l mes de Sep t iembre de l mismo año , e l a r t í cu lo t i tu lado Mot ivos para una inves t igac ión de l mex icano . Ambos a r t í cu los fo rmaban par te de l ensay o El sueño de Méx ico , que próx imamente aparecer ía en fo rma de l ib ro . Cf r . Juan Hernández Luna , B iogra f ía de Samuel Ramos , en Obras Comple tas Vol . I I , México , Ed . UNAM, 1990 ,p . XV 6 Samue l Ramos , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , p . 119 posibilidad de relacionarse con otras culturas y valores, debido a su posición social y económica. De esta manera, el sentimiento de inferioridad se expresa mediante el hecho de que el “pelado” se siente inferior respecto al hombre de la ciudad y éste, a su vez, del burgués mexicano. Otro de los problemas que nos interesa analizar es la afirmación del propio Ramos acerca de la falsa creencia que se presenta en los individuos en México de relacionar la nacionalidad con la proyección de este sentimiento de inferioridad, pues- afirma el propio maestro Ramos que- Hacemos notar aquí que éste (el pelado) asocia su concepto de hombría con el de nacionalidad, creando el error de que la valentía es la nota peculiar del mexicano. Para corroborar que la nacionalidad crea también por sí un sentimiento de menor valía se puede anotar la susceptibilidad de sus sentimientos patrióticos y su expresión inflada de palabras y gritos. La frecuencia de las manifestaciones patrióticas individuales o colectivas es un símbolo de que el mexicano está inseguro del valor de su nacionalidad7. Sin embargo, es preciso aclarar que esta situación es el producto de una falta de conciencia de solidaridad entre los propios mexicanos, que ha sido configurada por los fracasos históricos en conjunto, a lo largo de su propio proceso evolutivo, en el cual, los hombres en México no han sabido valorar las experiencias que pudiesen ser positivas para su posterior desarrollo. El tercer capítulo expone brevemente el desarrollo evolutivo que ha tenido la cultura en México, vislumbrándose en ella la existencia de una cultura auténticamente mexicana a la luz de la Historia de las ideas. Dentro del desarrollo que ha tenido la cultura en México distinguiremos tres momentos capitales, en los que se manifiesta de diferente manera. 7Ib id . , p . 121-122 En primer lugar, Ramos establece la existencia de una cultura por transplantación, que se refiere al primer momento del pensamiento mexicano enmarcado en la visión occidental, la cual está representada principalmente por la influencia de las órdenes religiosas y por la implantación, en nuestro país, de los modelos educativos y políticos existentes en España. En segundo lugar, existe una cultura por imitación que se desarrolla sobre todo a partir del periodo de Independencia en la que los intelectuales mexicanos encargados de la dirección del país se dedican a imitar las ideas y valores europeos, y cuya intención primordial consistía en ponerse a la altura de la civilización occidental, sin tomar en cuenta su propia realidad. En tercer lugar, Ramos expresa la existencia de una cultura derivada por asimilación, denominada como cultura criolla8, a la que caracteriza como una expresión valorativa nacida del propio suelo americano, y en la cual ya se puede observar la realización de valores pertenecientes al espíritu novohispano, en la medida de que en el periodo de la Colonia se han mezclado las ideas directrices de la vida cultural de los dos pueblos, y es en este momento cuando ya se han asimilado y transformado las ideas y valores de origen extranjero, pero que al formar parte íntegra de la personalidad de los criollos americanos se presentan como un nueva modalidad del espíritu humano. De esta forma surge la cultura denominada por Ramos como “cultura criolla”, en la cual se reformulan los valores europeos incorporándolos a la propia realidad del hombre que los lleva a cabo, adquiriendo con ello un nuevo matiz relativamente original en comparación con la cultura de la cual procede. 8 Ib id . , p . 128 En ello consiste primordialmente la fundamentación de la existencia de una cultura auténticamente nacional, de acuerdo a los planteamientos de la Historia de las ideas, de la filosofía y la cultura en México, en tanto que se lleva a cabo un proyección de valores relativamente nuevos, que nacen de las condiciones y circunstancias específicas en las que se aplican, y de las respuestas que de ellos se tienen al formar parte esencial de la vida de los individuos en México. En este sentido, la realización de una cultura auténtica en México se lleva a cabo desde el momento mismo de la evangelización en la que los indígenas asimilaron la doctrina cristiana, interpretándola desde su particular punto de vista, si bien ésta situación la expresa el propio Ramos9, no la concibe como una forma aportativa del espíritu mexicano a la cultura universal, cuando habla de la construcción de las iglesias en los primeros años de la Colonia en la Nueva España. De esta manera, la cultura nacional puede considerarse como la representación genuina del espíritu mexicano que de acuerdo a su propia circunstancia (y en forma consciente y sincera) l leva a cabo la proyección de sus aspiraciones intelectuales, sociales, morales, etc. , mediante la asimilación electiva de valores directivos de los pueblos con los cuales tiene contacto, tal es el caso en primera instancia de España durante la Colonia y en un segundo momento de Francia durante el periodo de la Independencia . Sin embargo, Samuel Ramos10 plantea la existencia de un problema fundamental que hace imposible la realización efectiva de estas aspiraciones culturales en nuestro país, tal acontecimiento se caracteriza por la aparición, en las primeras décadas del siglo XX, de dos tendencias antagónicas que impiden la realización de esta cultura auténticamente mexicana. Por un lado, 9 Cfr .Samuel Ramos , Op. c i t . , p . 131 10 Cf r . Samuel Ramos , El per f i l de la cu l tura mex icana , en El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico . , pp . 143 - 147 están los círculos intelectuales que pugnan por seguir imitando valores extranjeros como el único medio de estar al mismo nivel de los países europeos. Por el otro, están los llamados nacionalistas que consideran que el único camino posible para la realización de una cultura originalmente mexicana sería el cerrar las puertas a toda influencia extranjera. Ramos critica a estas dos posturas, pues considera que ambos extremos no nos permiten la realización de una cultura auténtica. A propósito de la crítica que desarrolla Ramos en contra de los intelectuales nacionalistas, no encontramos en El perfil del hombre y la cultura en México, alguna pista de los nombres de intelectuales mexicanos a los que se está refiriendo específicamente, sin embargo, consideramos que su planteamiento esta dirigido a las posturas de algunos grupos políticos que se sucedieron después de la Revolución de 191011. De esta manera los gobiernos posrevolucionarios como los de Obregón y Calles utilizan a los grupos intelectuales y culturales para legitimar el poder político, así: En la década de los veinte comienza lentamente la reorganización del país según los cr i ter ios e in tereses de las facciones tr iunfantes , que en ocasiones son sensibles a los in tereses sociales y de c lase y a veces sólo ut i l i zan es tos in tereses para e l manejo pol í t ico . Se plantean problemas de toda índole , educat ivos , económicos , re l ig iosos , pero sobre todo se subordinan a la solución del problema pol í t ico 12 Esta problemática política y de reorganización del país después de la lucha fratricida tiene como vía de concordia la idea de un nacionalismo, en la que pueda reconstruirse al país después de la lucha armada, pero sobre todo, el de definir la vida de los mexicanos en su conjunto, sin embargo, la idea de este nacionalismo, no cumple una función propiamente cultural, sino más bien la legitimación de un nacionalismo político con preocupaciones sociales, pero 11 Cf r . Vi l l egas , Abe la rdo , El pensamien to mex icano de l s ig lo XX , México , Ed . , F . C . E . , 1993 . , Pp . , 60-86 12 Ib id , p . , 60 que al fin y al cabo, tenían como meta la reorganización del país tomando como base los principios que dieron origen al movimiento armado. Sin embargo, Ramos, por su parte, considera que este tipo de nacionalismo cuya pretensión fundamental radica en la legitimación de los grupos en el poder, que exportan la imagen del charro y la china poblana como imagen frente al extranjero, no es en ninguna forma el sentido de la cultura nacional, sino que por el contrario afirma que el verdadero camino que tiene la cultura mexicana es desarrollar los valores propiamente humanos y culturales que ha heredado de Europa, y que tiene que seguir aprendiendo de ella, mediante la asimilación electiva de valores que permita el florecimiento de las ideas de los mexicanos de acuerdo a su propia realidad nacional, y no mediante la implementación de una visión política que busca legitimar su permanencia en el poder. Así lo dice cuando expresa, Nuestra capi ta l debe huir igualmente de la cul tura universal s in raíces en México, como también de un “mexicanismo” pintoresco y s in universal idad. El ideal que es tá aún por real izarse es , por decir lo as í , la personalidad de acuerdo con una fórmula matemát ica que reúna lo especí f ico del carácter nacional y la universal idad de sus valores…. La norma del “nacional ismo” debía ser és ta: acendrar nuestra v ida propia , s in menoscabo de acercarla al p lano de las formas universales . 13 La construcción de una cultura auténticamente mexicana - considera Samuel Ramos - sólo será posible mediante un examen profundo y sincero del alma nacional, actitud que permitirá al mismo tiempo la superación de los fantasmas psicológico que impiden el desarrollo de la capacidad de creación cultural. La tesis de Samuel Ramos sobre la cultura en México es precisa y contundente, sólo conociéndonos a nosotros mismos y nuestra historia podemos expresar una idea clara de nuestro futuro cultural. 13 Ramos Samuel , El per f i l de l hombre , p . , 149 En este sentido, Ramos formula su planteamiento como un ideal que esta por venir, es decir, que no existe todavía en el año de 1934. Sin embargo, mediante el análisis de los acontecimientos y circunstancias históricas de su momento y bajo la visión crítica de una Historia de las ideas, de la filosofía y de la cultura en México, observamos que este ideal ya existe en aquel entonces, pues a su alrededor se desarrollan diferentes manifestaciones intelectuales y artísticas que pueden considerarse como la realización misma de una cultura auténticamente nacional, la cual la encontramos expresada en la labor educativa de José Vasconcelos y su gran impulso para la creación de una cultura nacional, así como también, en el ámbito estético desarrollado por Diego Rivera en la pintura muralista y; en el ambiente li terario y musical en figuras como Manuel. M. Ponce y el grupo denominado Contemporáneos, los cuales expresan la firme convicción de elevar hasta los niveles de cultura universal las características inherentes al espíritu de los mexicanos. Cabe señalar que en la realización de estas expresiones culturales como la pintura de Diego Rivera, o en el grupo Contemporáneos se encuentran elementos estéticos que influirán de manera significativa en los planteamientos filosóficos emitidos por el propio Ramos, pues en ellos encontramos el origen de la idea de que la cultura nacional será aquella que logre unificar la sensibilidad del espíritu mexicano con el universal, pues como afirma Guillermo Sheridan en su obra Los contemporáneos, ayer : Para la revis ta (Contemporáneos) es taba c laro que un pueblo no l lega a ser nación es forzándose en su caracter ís t ica nacional , s ino entregándose con propio olv ido de s í mismo a tareas universales . La ant í tes is a la proposic ión de que sólo s iguiendo la nacional puede l legarse a in tegrar lo nacional a lo universal fue rebat ida en la revis ta….”la nación, como la personal idad, les parecen categorías his tór icas que la his tor ia luego apl ica sobre s í misma, pero no aceptan que la nacional idad sea e l ideal del quehacer cul tural 14 En este sentido, queremos expresar que Samuel Ramos logra concentrar en su pensamiento los elementos dispersos de su momento histórico, tales como la creación de una cultura propia y acorde con la sensibilidad nacional, en la que se exprese la visión peculiar de los mexicanos, sin que por ello pierda su posibilidad de acceder a los niveles de creación universal, esta idea se encuentra contenida en el afán educativo de José Vasconcelos15, cuya intención primordial consiste en la creación de un proyecto cultural que rescate las tradiciones y costumbres del país sin alejarse de la influencia positiva del pensamiento universal; por otro lado, encontramos también que la solución al problema presentado en la pugna cultural entre nacionalistas y europeístas, que le permite a Ramos expresar su tesis de la verdadera realización de una cultura nacional, la retoma del planteamiento de Diego Rivera, y de la influencia estética del pueblo ruso16, la cual consiste en util izar al arte como vía de expresión de las características propias del pueblo de México mediante la asimilación de las técnicas clásicas del arte renacentista, es decir, que la solución de lo que llama “la fórmula matemática” en la que se logre captar las características del pueblo de México elevándolas a niveles de la cultura universal t iene su antecedente en el movimiento estético propuesto por Rivera desde 1917. Por último, queremos expresar que mucho se ha hablado acerca de la influencia que Samuel Ramos tuvo de José Ortega y Gasset, sobre todo en cuanto a sus planteamientos del perspectivismo y circunstancialismo, sin embargo, los autores que han formulado tal afirmación, por ejemplo la opinión que tiene el maestro José Gaos de la similitud del estudio de Ramos con José Ortega y Gasset acerca del problema de la cultura en México y 14 Sher idan , Gui l l e rmo, Los Contemporáneos: ayer ; México , Ed . , F .C .E . ,p . , 353 15 Cf r . C laude , Fe l l , Vasconce los : los años de l águ i la , México , Ed . UNAM., 1989 . p . ,94 España17 y de la opinión que tiene el maestro Abelardo Villegas18 en torno a la influencia del perspectivismo del filósofo español sobre Samuel Ramos, tan sólo se han quedado en un nivel de corriente de pensamiento, sin profundizar más en detalle sobre las semejanzas que ambos pensadores pudieron haber desarrollado. Por nuestra parte, queremos señalar que esta influencia fue más allá de las simples posturas filosóficas, ya que encontramos un modelo de análisis de la caracterología cultural en el propio Ortega, la cual se dedica a señalar los aspectos psicológicos que presenta el t ipo de hombre en la Argentina, hacia el año de 1929, razón por la cual afirmamos que Ramos no sólo adopta los planteamientos filosóficos, sino que se inspira en el modelo del filósofo español para llevar a cabo el análisis del hombre y la cultura en México. Aún más, es pertinente señalar que el estudio caracterológico del mexicano por parte de Samuel Ramos no sólo sigue el pensamiento de Ortega, sino que existe un autor mexicano, que pensamos que Ramos sigue prácticamente para desarrollar su análisis antropológico del hombre en México, sin llegar nunca a mencionarlo, y es el pensamiento del maestro Ezequiel A. Chávez, el cual en su escrito de 1900 llamado Ensayo sobre los rasgos distintivos de la sensibilidad como factor del carácter mexicano19 expone los rasgos característicos de la sensibilidad nacional que más tarde el filósofo mexicano retomará hasta en su misma estratificación social y caracterológica. 16 Ib id . p , 409 17 Cf r .Leopoldo Zea , “Pró logo” , José Gaos , en Obras Comple tas , México Ed . UNAM, 1996 , Vol . VI I I .p . 6 18 Cf r . Abe la rdo Vi l l egas , La f i loso f ía de lo mex icano , México , Ed . UNAM,1979 , p . 114 19 Rovi ra , Mar ia de l Carmen , (Compi ladora ) , Ensayo sobre los rasgos d is t in t i vos de la sens ib i l idad como fac tor de l carác ter mex icano , en Pensamien to f i losó f ico mex icano de l s ig lo XIX y pr imeros años de l XX , Tomo I I , México , Ed . , U .N.A.M.2001 , pp . , 571-590 CAPITULO I FUNDAMENTACIÓN DE UNA FILOSOFÍA Y CULTURA MEXICANA A PARTIR DE LA HISTORIA DE LAS IDEAS. En el desarrollo de la actividad reflexiva y filosófica de nuestro país nos encontramos con un sin número de altibajos que nos impiden observar con claridad el alcance que ésta ha tenido a través de su propio desenvolvimiento histórico, en tanto que no se ha reconocido su trascendencia más allá de los propios intereses de las personalidades que la han cultivado, y más aún, de que a ésta se le ha considerado como una simple extensión de la cultura y filosofía creada en los países de origen europeo, negando con ello toda posibilidad de creación auténtica. Esta situación, sin duda, fue la principal preocupación de los eminentes pensadores de nuestro país durante las primeras décadas del siglo XX, tales como José Vasconcelos, Antonio Caso y, en especial, Samuel Ramos, los cuales en su afán por desarrollar una cultura propiamente nacional concibieron la posibilidad de llevar a cabo una reflexión profunda de la situación accidentada en la que se encontraba el país después de haber imitado durante mucho tiempo la mentalidad emanada de otras latitudes. Sin embargo, debemos advertir junto con la afirmación del maestro Abelardo Villegas que, las primeras manifestaciones de esta toma de conciencia se encuentran expresadas en el pensamiento del maestro Justo Sierra. Por que don Justo expresó tres ideas que luego habrían de repet irse s is temát icamente en e l desarrol lo de la f i losof ía del mexicano, a saber: la necesidad de invest igar nuestra real idad mexicana, la de inventar las soluciones de nuestros propios problemas y la de no desconectarnos de lo universal . 1 1 V i l l egas , Abe la rdo , La f i loso f ía de lo mex icano , Ed , U .N.A.M. , México , 1979 , P , 13 Aunque debemos considerar que estos planteamientos por sí mismos y en forma aislada no se consolidan como una propuesta metódica y sistemática que pretendan el surgimiento de un pensamiento propiamente mexicano, sino que por el contrario son tan solo esbozos de lo que posteriormente y en forma madura se desarrollaría como una necesidad por expresar la preocupación de definir en términos propios lo que significa el espíritu de la cultura mexicana, en este sentido, esta actitud permitió que nuestros intelectuales se avocaran con gran empeño en descifrar hasta qué punto la imitación de valores e ideologías habían afectado la mentalidad de los individuos mexicanos para desarrollar por sí mismos una cultura que fuese la proyección objetiva de su propio espíritu y de sus propios anhelos. Sin embargo, a pesar de que los resultados fueron de una extraordinaria significación no se les concedió la importancia que merecían, ya que a éstos se les negó en un principio que tuvieran una fundamentación teórica los suficientemente seria y adecuada bajo los cánones que establecen los estudios pertenecientes al ámbito de la reflexión filosófica occidental. Bástenos recordar que el propio Ramos tiene que aclarar en el prologo a la tercera edición de El perfil del hombre y la cultura en México, que su estudio versa sobre uno de los ámbitos de la reflexión filosófica, la cual se refiere explícitamente al campo de la antropología filosófica2. Pero ¿qué es lo que queremos significar cuando expresamos que no se les dio la importancia necesaria a estos planteamientos? Debieron de pasar algunos años para que se comprendiera la verdad alcanzada en los primeros decenios del siglo XX, la cual consiste precisamente en afirmar que en México existe una peculiar forma de concebir a la cultura aún cuando ésta se manifieste en forma subjetiva, es decir, como una manera de ser del hombre mexicano, de ahí que Ramos exprese que sí existe una cultura propiamente mexicana aunque ésta no se pueda apreciar en forma objetiva y concreta. Sin embargo, aún a pesar de que el propio Ramos emita este tipo de juicios en su obra, debemos decir que su obra esta llena de pruebas que demuestran lo contrario; ya que en ella encontramos un sin número de ejemplos que él mismo utiliza - aunque el mismo no los desarrolle - para dejar constancia de cómo se fue estableciendo en forma gradual la consolidación de un pensamiento que para bien o para mal caracteriza a los mexicanos. Esta idea precisamente se legitima bajo el peculiar punto de vista del maestro José Gaos en el que a través de una reflexión objetiva establece que para poder tener una visión más justa de los esfuerzos realizados por los filósofos mexicanos es necesario que se realice una interpretación de las circunstancias desde una reformulación de la historia misma en la que se sucedieron los hechos, los cuales marcan decisivamente la formación de la cultura y la mentalidad de los mexicanos, con ello se postula, además, una revisión crítica de la historia de las ideas en México, entendiendo a ésta precisamente, como el posible objeto de estudio de una Historia de las ideas en México, es decir, bajo la mirada de la Historia encargada específicamente de analizar el proceso evolutivo de la adopción y la asimilación de los diferentes sistemas filosóficos y de pensamientos que influyeron decisivamente en el devenir histórico de México. Esta peculiar concepción del maestro José Gaos, es formulada en el año de 1952 bajo el t i tulo En torno a la fi losofía mexicana3, la cual permite establecer una nueva alternativa en el esclarecimiento de la problemática de la cultura nacional, ya que a partir de esta perspectiva, consideramos que se puede explicar en qué consiste la autenticidad y la originalidad de la cultura y la filosofía que ha cobrado expresión en nuestro país. 2 Cf r . Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , p . , 89 3 Cf r . Gaos , José , En torno a la f i loso f ía Mex icana , en Obras Comple tas . , Vol . , VI I I , México , Ed . , UNAM, 1996 , pp . , 273-392 En este sentido explica el maestro Gaos que: La revis ión de las ideas acerca de la Historia de la f i losof ía en general se amplió inmediatamente en una revis ión del concepto y los métodos de la His tor ia de la ideas , también en general , aunque con la v is ta f i ja en la His tor ia de las ideas en México y dentro de los l ími tes perf i lados por es ta f i jación de la v is ta . Esta revis ión acabó oponiendo a la idea de la fa l ta de or ig inal idad de la his tor ia de la f i losof ía , del pensamiento, de las ideas en México un par de e jemplos demostrat ivos de la re lat iva or iginal idad de la misma. Pues bien, es ta úl t ima idea, de la re lat iva original idad de la his tor ia de la f i losof ía , del pensamiento de las ideas en México, t rae de suyo a la revis ión cr i t ica de la manera de pensar acerca de la his tor ia de la f i losof ía en México que niega la exis tencia de una f i losof ía mexicana por fa l ta de or iginal idad de la f i losof ía habida en México 4 Con estas palabras Gaos nos proporciona un camino con cuestionamientos bastante interesantes, tales como, el hecho de adoptar una actitud de reserva en cuanto a la manera en que se estableció la visión de aceptar el proceso histórico, esto es, como una manera de imponer la forma en que se ha de caracterizar la relación de los acontecimientos dentro de la historia, concebida a ésta casi siempre dentro de los parámetros de la visión europea. Ahora bien, ¿qué es lo que entiende propiamente Gaos como Historia de la ideas en general e Historia de la ideas en México? En primera instancia la Historia de las ideas, en general, se caracteriza por establecer una reflexión crítica sobre el origen de las ideas que participan activamente en la formación de actitudes y formas de pensar en los diversos ámbitos culturales, es decir, dentro de la propia actividad de los individuos, en tanto que se refiere la historia de las ideas dentro de su proceso evolutivo del pensamiento humano, así como también de la manera en que estos pensamientos han contribuido a la formación de nuevas ideas; en segundo lugar, y refiriéndose explícitamente a la reflexión sobre la Historia de las ideas en México, podemos decir que, se explica mediante la reflexión sobre la manera en que estas ideas han contribuido al desarrollo del pensamiento del pueblo que las asimila, en este último caso es pertinente señalar que se presenta una característica específica que denota la singular manera de ser o de pensar de los individuos, ya que se expresa como una serie de acontecimientos sucedidos “en “ algún lugar, por ello, la palabra “en” representa la visión impuesta por un agente externo a la propia realización de ideas. De esta manera, con la reflexión acerca de la historia de las ideas se postula una revisión crítica sobre la manera en que la asimilación de ellas ha permitido consolidar una forma peculiar de proyectar las aspiraciones del espíritu de los individuos en nuestro país, al mismo tiempo que con ella se legitima la firme convicción de llevar a cabo la fundamentación de una cultura propiamente nacional. En este sentido, la obra misma de Samuel Ramos de 1934 se puede entender como una de las primeras y más originales obras que pugnan por determinar las pautas en las que debe encaminarse la legitimación de tales propósitos, al mismo tiempo que ésta se presenta como la obra más significativa que influye directamente sobre otros intelectuales que se afanan por fundar una filosofía del mexicano y de lo mexicano, tales como los intelectuales pertenecientes al grupo Hiperión, entre ellos, Leopoldo Zea o, Emilio Uranga.5 Por otra parte, esta manera de comprender la situación de la cultura mexicana que se alimenta de ciertas concepciones filosóficas como la del historicismo y perspectivismo planteado por el filósofo español José Ortega y Gasset, en sus obras Meditaciones del Quijote y España invertebrada en las 4 Gaos , José , Op. Ci t . , P, 303 . cuales formula planteamientos que le permiten una reafirmación del espíritu español de acuerdo a las circunstancias en la que se encontraba a principios del siglo XX, influye de manera decisiva en la afanosa búsqueda por la legitimación de la personalidad cultural y filosófica del pueblo mexicano. En tanto que se expresa como una posibilidad de llevar a cabo una fundamentación teórica bajo las circunstancias peculiares del propio país en las que se desarrolla la cultura y el pensamiento con características únicas. Acorde con esto, la concepción de Ortega y Gasset respecto a la manera de entender la filosofía, se fundamenta como una ruptura con la filosofía del siglo XVII, cuya principal preocupación se centra en que toda cultura y filosofía debe partir de la razón pura que logra establecer una verdad universalmente válida, de tal suerte que los planteamientos del filósofo español representan una nueva actitud frente a la búsqueda de la verdad, proponiendo ahora el sentido de la existencia humana. Así, Ortega nos dice: Mi sal ida natural hacía e l universo se abre por los puertos del Guadarrama o e l campo de ant ígola . Este sector de real idad c ircunstante forma la otra mitad de mi persona: solo al través de é l puedo in tegrarme y ser plenamente yo mismo… Yo soy yo y mi c ircunstancia, y s i no la salvo a e l la no me salvo yo. Benefac loco i l l i quo natus es , leemos en la Bibl ia . Y en la escuela platónica se nos da como empresa de toda cul tura, es ta <>, los fenómenos. Es decir , buscar e l sent ido de lo que nos rodea. Preparados los o jos en e l mapa-mundi , conviene que los volvamos al Guadarrama. Tal vez nada profundo encontremos. Pero es tamos seguros de que e l defecto y la es ter i l idad provienen de nuestra mirada. Hay también un logos del Manzanares: es ta 5 Cf r . Zea , Leopoldo , e t a l , El mex icano en busca de l mex icano , en Revis ta Cuadernos Amer icanos , may o- jun io , México , 1951 ,pp . , 87-103 humildís ima r ibera, es ta l íquida ironía que lame lo c imientos de nuestra urbe l leva s in duda, entre sus pocas gotas de agua, a lguna gota de espir i tual idad .6 Estas palabras, sin duda, plantean un viraje a la concepción filosófica de la circunstancia en la que se desenvuelve la existencia del individuo, en tanto que éste postula la necesidad de establecer la legitimación de la misma a partir de la “realidad” concreta, postulándose la concepción de una Razón vital, en contraposición con la concepción de la razón pura kantiana que se asume como el principio de universalización de las verdades en el ámbito filosófico. Reafirmando lo anterior, -dice- la maestra Margarita Vera, en su ensayo titulado Samuel Ramos: El Filósofo y la Cultura que: En las Meditaciones del Quijote (1914) Ortega había expresado e l perspect iv ismo que caracter iza al pr imer período de su obra: e l conocimiento , la verdad son frutos de la reunión de las dis t in tas perspect ivas que de una cosa t ienen los diversos indiv iduos . La verdad absoluta , en caso de poder alcanzarla , ser ia e l resul tado de la yuxtaposición de las v is iones parciales de todos . Cada persona, pueblo o época contr ibuyen a la formación de la verdad. S i es as í , la f i losof ía , desde e l punto de v is ta de España o México, se hal la plenamente jus t i f icada. La perspect iva natural del f i lósofo hispano era la de “los puertos del Guadarrama o e l campo Ont ígola”. Ramos, podía, a su vez , hacer f i losof ía desde su propia perspect iva, desde la c ircunstancia part icular que era e l México posrevolucionario . Las bases teóricas para su propia construcción f i losóf ica las habían puesto sus antecesores europeos y mexicanos; la legi t imación de la empresa la proporcionaba Ortega 7 6 Or tega y Gasse t , José , Medi tac iones de l Qui jo te , Ed , Cá tedra , México , 1 ª ed ic ión , México , 1987 , Pró logo de Ju l ián Mar ías , P , 76-78 . 7 Vera Cusp inera , Margar i t a , Samuel Ramos: E l f i lóso fo y la cu l tura , en Fi loso f ía de la cu l tura en Méx ico , Ed . , P laza y Va ldés , México , 1997 , P , 259 . Gracias a este perspectivismo se da la posibilidad de una fundamentación de la vida concreta de los individuos, la cual se establece en virtud de que las condiciones y circunstancias en las que se desarrolla su existencia determinan en gran medida los cambios necesarios para darle una nueva visión de su propia realidad; con ello, Ortega comprende que la concepción del perspectivismo permite a cada uno de los pueblos poseer una pequeña parte de verdad histórica, es decir, que cada comunidad participa en forma singular de la realización del proceso histórico, en tanto que, es actor esencial del proceso evolutivo de los acontecimientos universales, pero que al mismo tiempo, éstos lo manifiestan en formas particulares y en consonancia con sus propias circunstancias. Esta es, sin duda, una de las tesis fundamentales que les permite a los intelectuales americanos y en especial a los mexicanos expresar un incipiente interés por el conocimiento de sus propias condiciones y, aún más, por encontrar el sentido y significación de su propia realización como países en medio de todos los demás pueblos y culturas. Sin embargo, debemos decir que a esta concepción, el maestro Abelardo Villegas8 encuentra una objeción, pues observa que esta manera de concebir la realización de verdades particulares es sumamente cuestionable, en tanto que, en estos mismos planteamientos se estaría desarrollando una contradicción que mina los propios fundamentos de la concepción historicista, en el sentido de que es imposible que se plantee la existencia de valores culturales parciales de acuerdo a las peculiaridades y circunstancias de un individuo o pueblo, y que al mismo tiempo, ésta se pretenda establecer como una verdad que valga para el resto de los individuos. Sin embargo, creemos que es pertinente y válido preguntarse también ¿cómo es posible que las filosofías desarrolladas por los pensadores griegos, franceses y alemanes sean consideradas como las expresiones del pensamiento filosófico universal por excelencia, considerando que los filósofos son individuos que conciben sus verdades a partir de una circunstancia concreta, y que ésta pueda ser aplicada a todos los pueblos? Así pues, estamos convencidos de que así como estos pensadores obtienen verdades particulares que después se elevan a verdades universales, también los pensadores hispanoamericanos pueden buscar una fundamentación que legitime sus pretensiones, y esto es precisamente lo que les permite la concepción orteguiana del perspectivismo. Ahora bien, por otro lado, se plantea una problemática interesante en la cual se contempla la relación entre la creación de un pensamiento propio y la idea de nacionalidad como bien lo establece el maestro Gaos, en la cual existe una vinculación entre las peculiaridades del espíritu del pueblo creador y su desarrollo histórico político. De este modo, el maestro Gaos9 considera que la creación de una filosofía y cultura mexicana se lleva a cabo mediante la realización de las propias características que forman parte de las peculiaridades de su propio espíritu, es decir, que es necesario el desarrollo de las habilidades e inclinaciones que caracterizan al espíritu del pueblo en las que plasma su visión del mundo y el universo, así por ejemplo, el espíritu del pueblo griego se caracteriza por tener una concepción eidética del mundo, el pueblo francés por tener un espíritu racionalista, el inglés por ser empirista y el pueblo alemán por poseer un espíritu analítico. 8 Cf r . Vi l l egas , Abe la rdo , Samuel Ramos , en La f i loso f ía de lo mex icano , México , Ed . , UNAM, 1979 , pp . , 103-130 9 Cf r . Gaos , José , En torno a la f i loso f ía mex icana , en Obras Comple tas . , Vol . , VI I I , México , Ed . , UNAM., pp . , 316-318 Sí pues, se hace patente que las características más importantes que tiene un pueblo para desarrollar sus propias facultades filosóficas dependen de las inclinaciones inherentes a su propia naturaleza. La realización, por tanto, de una cultura y filosofía propiamente nacional está determinada por las inclinaciones de su espíritu que le imprimen su propia naturaleza. Con ello, dice Gaos, se puede comprender que la universalidad de una filosofía, l lámese francesa, alemana, inglesa, o griega parte originariamente de su propia condición peculiar que le distingue de cualquier otra visión, pero que a la postre se concibe como el producto generalizado del espíritu humano en cuanto tal, sin llegar a distinguir el origen y las peculiaridades del pueblo que lo engendró. En este caso es pertinente preguntarnos: ¿Así como los pueblos que se consideran creadores del espíritu filosófico se distinguen por una manera peculiar de concebir el mundo, de alguna manera será permitido que el espíritu mexicano alcance su propia formulación filosófica que le distinga de los demás pueblos y que a la vez éste tenga un alcance universal? Nuestra respuesta es afirmativa, en tanto que la cultura mexicana exprese las peculiaridades que le son propias. Y es en este aspecto en la cual consideramos que se inserta el pensamiento del maestro Samuel Ramos, en tanto que la conceptualización de lo que ha sido y puede seguir siendo la realización del pensamiento mexicano es expresado en términos de reapropiación del pensamiento universal, en tanto que éste es precisamente el camino que ha tenido el proceso evolutivo de la cultura y filosofía en cuanto creación humana. Podemos decir que el desarrollo específico del pensamiento en México que se ha llevado a cabo en cada una de las etapas de su historia en relación con la cultura y filosofía universal, ha retomado los elementos que permiten postular nuevos ideas o por lo menos los diferentes problemas y cuestionamientos que no han tenido un respuesta satisfactoria. De esta manera, no se puede decir que la visión o conceptualización de verdades universales dentro de la filosofía pertenezcan única y exclusivamente a un pueblo en particular, o a cierto filósofo perteneciente a una nacionalidad, sino por el contrario, que la posibilidad misma del desarrollo del pensamiento filosófico se debe en gran medida a la multitud de perspectivas que le dan un nuevo enfoque a los problemas y soluciones planteados por otros pensadores, ya que con ello adquiere una revitalización, y por ende, una nueva significación en el desarrollo del pensamiento humano. En relación con lo anterior, podemos decir que los planteamientos desarrollados por los filósofos mexicanos e hispanoamericanos tiene una razón de ser, la cual consiste en fundamentar sus propias afirmaciones a partir de la reapropiación de verdades establecidas por otros pueblos que las han convertido en objeto de reflexión. Con ello, debemos comprender, entonces, que el problema de la originalidad o autenticidad de las filosofías entendidas como las poseedoras de las verdades universales no son originales en sí mismas, ni contienen verdades de aplicación universal, sino que poseen tan solo verdades relativas, en la medida de que son el resultado de la reformulación de los planteamientos y problemas no resueltos satisfactoriamente, por las escuelas o filósofos anteriores. Por ello, el maestro Gaos expresa que la originalidad de las filosofías es relativa, en tanto que éstas no crean por sí mismas nuevas verdades en forma espontánea, sino que requieren del cúmulo de experiencias del pensamiento humano en general para poder desarrollarse así mismas, de tal manera que, la posibilidad de la realización de una filosofía propiamente mexicana adquiere una legitimación a la luz del análisis de la Historia de las ideas y, con ello también, el hecho de que los planteamientos expuestos por Samuel Ramos sean considerados como la justificación de la existencia de una filosofía propiamente mexicana, en tanto que presenta el desarrollo evolutivo que ha tenido el pensamiento filosófico en nuestro país desde el momento de su inserción en el ámbito cultural con Occidente. En este sentido el maestro Gaos expresa que El conf l ic to planteado entre la His tor ia de la f i losof ía en México y la his tor ia de la f i losof ía en general impuso una revis ión cr í t ica de las ideas acerca de la his tor ia de las f i losof ía en México que niega la exis tencia de una f i losof ía mexicana por fa l ta de or iginal idad de la f i losof ía habida en México . .… Esta manera de pensar impl ica la idea de que a la f i losof ía habida en México le fa l ta incluso e l mínimo de original idad reconocido en las menos originales de las f i losof ías tratadas o mentadas por la His tor ia de la f i losof ía en general . Porque la or iginal idad de las f i losof ías objeto de es ta His tor ia es una original idad relat iva. No sólo en e l sent ido de que e l concepto mismo de or iginal idad comprende una esencial nota de ser or iginal una cosa sólo re lat ivamente a otra: en e l caso, cada f i losof ía relat ivamente a las anter iores y coetáneas; s ino además en otro sent ido, fundado, s in duda, en e l anter ior , pero dis t in to de é l , y que es e l que in teresa especialmente aquí: la or ig inal idad de las dis t in tas f i losof ías rela t ivamente a las anteriores y coetáneas no es absoluta , s ino s implemente mayor o menor. La grandeza de los f i lósofos se es t ima, entre otros cr i ter ios , por e l del grado de su or iginal idad. Pues bien, n i s iquiera la or iginal idad de los más grandes f i lósofos es más que relat iva. Basta recordar las secuencias culminantes a lo largo de la h is tor ia entera de la f i losof ía: Sócrates- Platón- Aris tó te les; Descartes- Spinoza- Malebrache …hasta Hegel , s in solución de cont inuidad; Husserl- Scheler- Heidegger- Sartre . Fi losof ías absolutamente or ig inales en re lación a las anter iores no exis ten .10 Quizá se trate de una cita demasiada extensa, sin embargo, a nuestro modo de ver en ella se encuentran contenidas una gran variedad de elementos significativos que nos permitirán seguir adelante con el análisis sobre el problema de la cultura en México, en tanto que postula una posible solución al conflicto de la falta de autenticidad y originalidad del pensamiento filosófico de los intelectuales mexicanos, ya que en ella se encuentra al 10 Gaos , José , Op. Ci t , P, 303-304 . mismo tiempo, la formulación de un análisis en la que se puede observar la manera en que la reflexión crítica basada en un interpretación de la Historia de las ideas, de la cultura y de la filosofía en México dan pauta para comprender que los planteamientos formulados por Ramos en su análisis sobre la cultura mexicana, establecen la existencia de una cultura nacional, en la cual se enmarcan diferentes categorías autóctonas que a pesar de tener su origen en el propio espíritu del pueblo mexicano, también son partícipes del gran caudal de experiencias culturales del pensamiento humano, en tanto que éstas han sido asimiladas y reformuladas para dar soluciones a problemas específicos que han surgido en los diferentes momentos del proceso histórico de nuestro país. De esta manera, el conflicto central en la que se enmarca la falta de autenticidad de la cultura mexicana tiene que ver más con un factor de características políticas que de aspectos de creación intelectual. Creemos conveniente señalar que nuestro planteamiento puede dividirse en dos niveles: el primero enmarcado en el análisis del planteamiento político, en tanto que éste ha sido el principal factor que ha negado a toda cultura que no se desarrolla de acuerdo a los parámetros del mundo occidental toda realización de su propia personalidad; y el segundo, consiste precisamente en que al ser negada toda posibilidad de valoración de los pueblos, éstos se han conformado con ser espectadores e imitadores del desarrollo intelectual humano, y más aún, han dejado a los pueblos occidentales ser los que marquen la pauta para determinar que es lo que debe entenderse por cultura y filosofía. Antes esta situación es menester preguntarnos: ¿De dónde viene esa manera de pensar, o en otro sentido, por qué se asume que los países, sobre todo europeos, son los únicos que pueden hacer filosofía y no los pueblos que están fuera de sus círculos intelectuales?. Quizá pueda considerarse que éste es un cuestionamiento bastante ocioso, si se quiere, por que se nos respondería que este hecho se debe a que son ellos precisamente los que han heredado el conocimiento obtenido por el pueblo griego y no los pueblos americanos, o por que ellos son los cultivadores por excelencia del legado intelectual griego, pero resulta que de fondo existen factores de gran importancia que es necesario exponer, ya que ellos nos permitirán comprender la manera en que se fue formulando la falsa creencia de que sólo los pueblos europeos poseen el temperamento y la capacidad intelectual para formular verdades con alcance universal. En primera instancia consideramos que la filosofía en cuanto creación intelectual humana y elaboradas por diferentes pueblos o individuos particulares llámense éstos griegos, franceses, alemanes, o ingleses, están caracterizados por un gentilicio en la que se encuentra contenida de manera implícita una connotación de nacionalidad, en tanto que la realización de la filosofía en cada uno de estos países esta caracterizada por la manera peculiar de concebir su relación con el universo, de esta forma los conocimientos obtenidos tienen impresos características propias al pueblo que las desarrolla. Ahora bien, el planteamiento del circunstancialismo orteguiano considera que las verdades obtenidas por los individuos y los pueblos que las conciben valen únicamente para ellas, en tanto que son el producto de sus propias condiciones y circunstancias concretas, sin embargo, ¿cómo es posible que aún cuando éstas surjan bajo condiciones propias a un pueblo tengan un alcance que trasciendan sus propias realidades?, la respuesta sin duda será que esto se lleva a cabo porque en ellos existen condiciones que permiten el desarrollo de : Caracterís t icas t íp icas de los pueblos f i lósofos . E inmediatamente sal ta a la v is ta que Grecia , I ta l ia , Francia , Inglaterra, y Alemania han s ido pueblos hegemónicos cul turalmente; que Francia e Inglaterra s iguen s iéndolo; que Alemania no haya dejado de ser lo; y que Grecia , Francia e Inglaterra han s ido pueblos hegemónicos pol í t icamente y Alemania ha es tado a punto de ser lo . (…) La coincidencia en suma, de las hegemonías f i losóf ica y c ient í f ica, cul tural y pol í t ica en los mentados pueblos puede expl icarse o comprenderse por las re laciones entre “los sectores de la cul tura” ( . . . ) s in c ier to grado, re lat ivamente e levado, de cul tura no ser ía posible obtener ni mantener una verdadera, una e fect iva hegemonía pol í t ica, y , a la inversa, un ins trumento muy ef icaz de hegemonía pol í t ica y un motor que impulsaría a e l la ser ía un grado e levado de cul tura, sobre todo de una cul tura abarcante de creación f i losóf ica y c ient í f ica .11 De tal suerte, que estas consideraciones, junto con otras, tales como las inclinaciones del espíritu de cada uno de estos pueblos y el idioma y la existencia de grandes centros de desarrollo y difusión intelectual permitieron en conjunto que las aportaciones intelectuales traspasaran sus propias fronteras influyendo decisivamente en la cultura y el conocimiento de otros pueblos. Sin embargo, debe considerarse que estas son expresiones de una peculiar manera de pensar que se encuentra contenido en el desarrollo de filosofías nacionales y que se hallan aceptadas por los propios individuos connacionales, pero que en algunas ocasiones esas verdades obtenidas no se consideran válidas para los individuos de otros pueblos. Con ello queremos señalar que la falta de una cultura intelectual y filosófica no se desarrolla propiamente en América por el hecho de que ésta posee una configuración mucho más reciente en comparación con todo el proceso histórico que ha tenido Europa, por lo cual la falta de una filosofía propia se debe en gran medida a condiciones históricas, como lo hace manifiesto el propio Ramos. De esta manera, la falta de hegemonía cultural y política en México tiene que ver en forma decisiva con la ausencia de una cultura auténtica, y no en cuanto creación original. Por otro, lado sí se puede decir algo de una manera más apegada a la realización de las inclinaciones del espíritu de los mexicanos, por el hecho de 11 Ib id , P , 248-249 . que no han existido condiciones adecuadas para que esto se lleve a cabo, ya que los innumerables acontecimiento que se han suscitado a lo largo de la evolución histórica en nuestro país habían impedido que se consolidara siquiera un proyecto de desarrollo político y cultural hasta antes del movimiento revolucionario de 1910. Esta falta de hegemonía, considerada por José Gaos, nos ayuda a explicar la concepción del maestro Ramos acerca de que la inexistencia de una cultura y un pensamiento propiamente filosófico, se debe a la falta de continuidad histórica de los proyectos de desarrollo del país después de consumada su independencia de la Corona española, y aún antes, a la implantación del pensamiento y la cultura en México por el dominio colonial. Así mismo, se debe a la manera en como se han establecido las categorías de valoración de la historia y en las cuales se consideran a los pueblos europeos como los únicos poseedores del “valor de lo humano” como lo llama el maestro Leopoldo Zea12, ahora bien, si se desarrolla un análisis de la Historia de las ideas sobre esta manera peculiar de entender la historia, es decir, si reflexionamos sobre la manera en que estas categorías son establecidas, nos encontraremos con que se debe a la gran influencia de la hegemonía política y de dominio que han ejercido estos pueblos a lo largo del desarrollo de la historia humana en general, en este sentido se puede observar que se trata de una mera implantación de ideales ejercida mediante un dominio cultural de unos pueblos sobre otros Y es que todas es tas hegemonías parecen deberse , como condición necesaria s i no suf ic iente , a una voluntad de superación de s í mismos y de los demás, de superior idad a los demás y de supremacía sobre e l los , que ha animado e impulsado, y s igue animando e 12 Cf r . Zea , Leopoldo , Dialéc t i ca de la conc ienc ia en Méx ico , en Revis ta Cuadernos Amer icanos mayo- jun io , México , 1951 , . Pp . , 87-103 impulsando, a c ier tos pueblos durante sendos per íodos de sus respect ivas his tor ias dentro de la his tor ia universal 13 En nuestra opinión, consideramos que si observamos con detenimiento estos planteamientos nos daremos cuenta que a la luz de una Historia de las ideas en general, estas concepciones no tiene un fundamento que las legitime, ni mucho menos que le den una validez, ya que al reflexionar en una reformulación de categorías más amplias las cuales no solo sean aplicables a los países europeos sino en general a todos los países que de alguna manera forman parte sustancial del proceso evolutivo de la historia humana, se verá entonces que su validez, autenticidad y originalidad son solo relativas, en tanto que, las articulaciones de los sucesos históricos se llevan a cabo mediante la visión y categorías aportadas por los pueblos dominantes, sin embargo, si por el contrario se lleva a cabo una rearticulación de las categorías valorativas de acuerdo a las condiciones de cada una de los países y en las que se establezca una división cronológica de los acontecimientos que en ella se desarrollan como una forma paralela a la historia universal, entonces se podrá comprender que todos y cada uno de los pueblos forman pequeñas porciones individuales que al conjuntarse forman un todo unitario de la historia humana, en este sentido, ya se estaría hablando de una incorporación o integración de los países que forman parte activa del desarrollo de la civilización humana, sin que por ello se llegue a una exclusión de las aportaciones de los acontecimientos de un país por mínimos que estas sean, en este sentido podemos decir que: Resul ta una div is ión por incorporación de la his tor ia del país a la l lamada universal o por inserción de aquél la en és ta . Implica concebir la his tor ia del país como parale la de la l lamada universal o como la pr imera como fa l ta de sus tant iv idad, de or iginal idad. . . El mismo caso según la más jus ta in tegración: div is ión autóctona de la 13 Gaos , José , En torno a la f i loso f ía mex icana , P , 250 . his tor ia del país e incorporación o in tegración de la autént icamente universal con la del país y las de los demás. Implica concebir desniveles - término entendido aquí como puramente descr ipt ivo y no es t imativo - Entre la his tor ia de los dis t in tos países , debidos a grados de sus tant iv idad, de or ig inal idad de todas .14 Bajo este punto de vista, el de una revisión crítica de la forma en que está concebida la articulación de las categorías históricas, mediante el análisis de una Historia de las ideas, de la cultura y de la filosofía en general, podemos decir que existe una originalidad y una autenticidad de creación en el pensamiento del pueblo mexicano y en general de los países hispanoamericanos, en tanto que, el grado de originalidad de sus pensamientos y las filosofías desarrolladas en éstos son determinados por las ideas que las constituyen, ya sean las adoptadas y reformuladas por la asimilación o aquéllas que se desarrollan a partir de éstas, tal como aparecen en el desarrollo histórico de las consideradas filosofías europeas, las que como mencionábamos, retoman de las corrientes o filósofos anteriores las ideas para elaborar un pensamiento propio y original; por eso, la existencia de una cultura y una filosofía mexicana es innegable, en la medida en hay una evolución de la cultura y del pensamiento al l levarse a cabo la reapropiación y reformulación de nuevas interpretaciones que nacen a partir de la inserción de las ideas adoptadas en el país, que en el caso específico de México, va desde la implantación de la escolástica por los primeros filósofos que llegaron al inicio de la Colonia hasta el momento actual en la que se desarrolla el análisis sobre la filosofía habida en México. Sin embargo, esta reflexión quedaría sin un fundamento preciso si no se aclara la manera en que estas ideas se consolidan como parte esencial del pensamiento en los países en los que se implantan como ideas directrices, a lo cual podemos decir que, esta consolidación se lleva a cabo cuando las ideas imitadas adquieren una existencia propia, en la medida en que se integran 14 Ib id . , P , 294 . plenamente a la realidad y circunstancia, es decir, cuando las ideas adoptadas se transforman en la realización misma de una acción concreta, cuando tienen una aplicación práctica y vital, de ahí la manera en que estas se han arraigado en México, por ello podemos convenir en que : La real idad, quiero decir , la in tegridad de una idea, la idea precisa y completa aparece sólo cuando es ta funcionando , cuando e jecuta su mis ión en la exis tencia de un hombre, que a su vez , consis te en una ser ie de s i tuaciones o c ircunstancias . 15 En relación con lo anterior, debemos comprender que la realización de una filosofía propiamente mexicana se lleva a cabo en la medida en que éstas ideas asimiladas o importadas se involucran directamente con la circunstancias en las que fueron adoptadas, de la misma manera en que a partir de ellas se consolidan como elementos dinámicos que permiten llevar cabo una transformación de la realidad, al mismo tiempo que proporcionan respuestas a las necesidades de la existencia humana en cada uno de los momentos históricos en que se implantan, recordemos para ello, los casos con los cuales Samuel Ramos ilustra esta idea, el l iberalismo, el positivismo, el eclecticismo, el intuicionismo, el existencialismo, el historicismo, etc; que son las principales corrientes filosóficas que han influido considerablemente en el desarrollo evolutivo de la cultura en nuestro país. Por ello la legitimación de una existencia de la filosofía en México se manifiesta de acuerdo a categorías con fundamento historicista concebidas en primera instancia por Ramos, como una asimilación de valores y conceptos que permiten a los individuos llevar a cabo la creación de un pensamiento propio y una cultura peculiar denominada por el filósofo michoacano como “cultura criolla”, en la que se realiza, precisamente, una reformulación del pensamiento europeo, pero adecuada a las circunstancias, creándose con ello una nueva modalidad de la cultura humana. El maestro Gaos se refiere a esta 15 Gaos , José , Op. Ci t . P , 278 . cultura con dos categorías también de raigambre historicista, las cuales denomina como la importación desde fuera y desde dentro ; categorías que permiten comprender el desarrollo de la cultura y la filosofía en México, ya que, en primera instancia -dice Gaos16- la adopción del pensamiento cultural y filosófico de Europa en México, y en general en Hispanoamérica, se han desarrollado principalmente en base a dos etapas o momentos importantes en la vida del país: 1º Las importaciones realizadas por los intelectuales llegados a México que introducen la filosofía perteneciente a su lugar de origen. 2º El segundo momento de realización de la filosofía en México es cuando los propios individuos pertenecientes al país se dedican a importar corrientes de pensamiento en forma electiva, es decir que, existe una toma de conciencia de las diferentes corrientes ideológicas que al elegirse se adoptan en forma consciente, tomando en cuenta su utilidad para el desarrollo de las circunstancias en las que se encuentran los individuos en el país. A la primera forma de concebir la realización de la cultura y la filosofía en México, es caracterizada como el t ipo de pensamiento perteneciente a los individuos que poseen un “espíritu de metropolitano”, o “espíritu de colonial”, en tanto que en ellos se encuentran contenidas las ideas aprendidas en sus lugares de origen, y más aún, considera que este tipo de mentalidad no era exclusivo de individuos que llegaban a tierras americanas, sino que también se encontraban en los hombres nacidos en estas tierras, los cuales a su regreso de un viaje por el extranjero o inclusive sin haber realizado ningún viaje, concebían que la única cultura verdadera era la desarrollada en Europa. Por otro lado, la segunda caracterización, desarrollada sobre todo a partir del siglo XVIII, es aquélla en la que se manifiesta una cultura con 16 Cf r . Gaos , José , Op.Ci t . , pp . , 303-332 “espíritu mexicano”, surgiendo un tipo de pensamiento más espontáneo, que busca mediante la actividad consciente y electiva encontrar un tipo de pensamiento filosófico que le ayude a resolver los problemas a los que se enfrenta el país en esos precisos momentos, lo cual quiere decir, que ya existe una conciencia propiamente mexicana por desarrollar una personalidad nacional. Sin embargo, esta manera de determinar las etapas del desarrollo de la cultura y el pensamiento filosófico en nuestro país no se refiere única y exclusivamente a una división geográfica, en la que podamos comprender la diferencia del origen del pensamiento en cuanto a su creación y existencia mediante límites territoriales, sino que; por el contrario, hay una división más profunda, la cual es menester considerar, pues ella consiste precisamente en que es una evolución positiva en el pensamiento mismo de los individuos, en nuestro país, en la medida en que, al tomar conciencia de su propia personalidad como país libre e independiente, los individuos asumen la responsabilidad de asimilar e insertar los valores culturales a sus propia problemática nacional. Los diferentes momentos históricos por los cuales ha transcurrido el pensamiento filosófico en México marcan una realización del propio espíritu reflexivo, en el sentido en que en éste se ha llevado a cabo una asimilación de los principales problemas filosóficos, obteniendo con ello, una marcada tendencia aportativa al pensamiento universal, en la medida de que los intelectuales mexicanos al l levar a cabo la asimilación de los ideales y preceptos contenidos en las posturas culturales y filosóficas de otros países, las han adoptado con la firme convicción de que éstas representan soluciones a sus problemas más urgentes e inmediatos. Es preciso señalar que los planteamientos de la asimilación consciente de las ideas filosóficas representan una nueva reformulación de las ideas originales que al ser adoptadas en una nueva circunstancia se presentan como una nueva modalidad al pensamiento que las engendró, de este modo existe una asimilación de ideas culturales y filosóficas que poseen un carácter aportativo al pensamiento filosófico universal, en la medida de que ha logrado plantear nuevas respuestas a problemas tratados por otros individuos. En este sentido podemos pensar que: Las importaciones de f i losof ía en México hechas desde dentro o con espír i tu de espontaneidad, independencia y personal idad nacional y patr iót ica creciente , han s ido tan act ivamente e lect ivas y adaptat ivas que, l legando a la inserción de lo nacional en lo innovador importado como protagonis ta de un agón decis ivo del curso de la his tor ia universal , pudieran es t imarse importaciones aportat ivas por e l lo - sólo , s i no hubiera lo que hay aún…Es que f i losof ías como la f i losof ía de la exis tencia de Caso y la f i losof ía es té t ica de Vasconcelos t ienen un grado de consis tencia y de or iginal idad plenamente igual a l de muchos pensadores que f iguran en las His tor ias de la f i losof ía - a pesar de lo cual no f iguran en és tas ta les maestros mexicano(…) concluyamos que las importaciones de f i losof ía en México han s ido aportat ivas a la f i losof ía en grado no infer ior al de otras muchas f i losof ías que f iguran en las Historias de la f i losof ía por sus relat ivas aportaciones a la f i losof ía universal 17 En todo lo expuesto con anterioridad creemos que se podrá hacer más comprensible, y sobre todo, mejor apreciada la obra del maestro Samuel Ramos, en tanto que este filósofo mexicano fue el iniciador de una importante reflexión sobre la problemática cultural en nuestro país y que durante mucho tiempo después ha venido ha plantear problemas tan actuales como los que estamos viviendo, como la enorme influencia que ejercen las grandes potencias culturales, políticas y económicas, las cuales pretenden llevar a cabo una globalización no solo a niveles económicos, sino también políticos y culturales; es por eso que consideramos que el análisis de estas reflexiones que versan sobre la formulación de un pensamiento cultural propio, nos proporcionarán luces para resolver la intrincada lucha por mantener las bases 17 Gaos , José , Op. Ci t . , P , 258 . y fundamentos de una identidad nacional frente a las expansivas ideologías dominantes de nuestro tiempo. Por ello, es pertinente señalar que las reflexiones desarrolladas por el maestro Ramos vistas desde una perspectiva de la Historia de las ideas, poseen una actualidad innegable, en el sentido de que en ellas podemos encontrar una explicación de cómo se ha desarrollado en el país la cultura y el pensamiento filosófico, como elementos importantes del quehacer humano, en tanto que en ellos se expresa el sentir y el pensamiento del pueblo mexicano. De tal suerte que, lo único que resta es señalar que dentro del trabajo que a continuación presentamos, existe la formulación de algunas tesis interesantes con las que el filósofo mexicano manifiesta en un primer momento los errores que existen en el pensamiento y la cultura nacional, las cuales han imposibilitado la existencia de una cultura propiamente mexicana. Sin embargo, en un segundo momento, trataremos de demostrar que en los propios escritos del maestro Ramos, se encuentra contenida la aceptación de una cultura mexicana; no como forma subjetiva, es decir, manifiesta en la pura y simple asimilación de ideas, sino en forma objetiva y concreta, concebida como una creación auténtica, todo ello, a la luz del planteamiento de una reflexión de la Historia de las ideas en general y en particular de la Historia de las ideas, de la cultura y la filosofía desarrollada en México. Por otra parte, a través de estas reflexiones estamos convencidos de que podemos acercarnos cada vez más a la posible determinación de lo que es, ha sido y será nuestra cultura patria, así como también, a aquello que nos permitirá tener un mayor conocimiento de nosotros mismos como individuos pertenecientes a una comunidad humana en particular, con características propias, con diferencias intrínsecas que nos identifican y definen como un pueblo único que es capaz de expresar nuevos valores y aportaciones a la cultura llamada universal. CAPITULO II FUNDAMENTACION ANTROPOLÓGICA DE LA CULTURA NACIONAL El estudio de la cultura en México, desde el punto de vista del pensamiento de Samuel Ramos se sustenta en el conocimiento del hombre que la hace posible, en tanto que es en el hombre mismo: donde radica e l pr incipio y f in de la cul tura. No podemos ni s iquiera concebir una cul tura cuyos valores fueran indi ferentes a los f ines humanos1. De esta manera nuestro autor, inicia su cuestionamiento para explicar la falta de una manifestación clara de los valores que deben ser inherentes al espíritu de los mexicanos. Ramos considera que esta ausencia se debe a un trastorno psíquico padecido por el mexicano (que denota un falso conocimiento que tiene sobre sí mismo). El mexicano, de hecho, no es responsable de su forma de pensar y de su comportamiento, ya que se trata de una herencia que se ha gestado en su mentalidad y forma de ser a través de su propia historia. Así, la forma de pensar, actuar, y - en general- toda la personalidad que configura el carácter del mexicano, se ha derivado de un problema histórico. El estudio que emprende Samuel Ramos se manifiesta como una preocupación por conocer y comprender cuál es el motivo por el que el mexicano se comporte de una manera tan peculiar, manifestando ciertas actitudes de agresión, susceptibilidad y desconfianza que lo hacen aparecer como un ser l leno de resentimiento hacia los demás individuos que conviven con él. 1 Ramos , Samuel , E l per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , En Obras Comple tas Vol . I , Ed . U .N.A.M. , México , 1990 , p , 148 . El análisis que realiza Ramos para desentrañar el problema de la personalidad del mexicano lo hace a través de algunos conceptos acuñados por el psicoanálisis en la explicación emitida por Alfred Adler, un discípulo de Freud, el cual afirma que algunas manifestaciones de la personalidad de los individuos, tales como el sentimiento de inferioridad, se debe a una defectuosa adaptación del individuo frente a su propia realidad. Sin embargo, aunque Ramos adopta varias categorías del psicoanálisis, debemos aclarar que no pretende hacer una investigación psicológica, sino más bien un ensayo sobre la caracterología que determina el comportamiento psíquico del individuo mexicano; es decir, que se trata de un estudio de antropología filosófica, en tanto que el propio Ramos aclara al inicio del prólogo a la tercera edición de la obra que: Como la índole nueva de los temas tratados en e l l ibro, as í como su desarrol lo , or iginaron c ier to descontento cuando se trataba de catalogarlos en algunas de las discipl inas c ient í f icas es tablecidas , no se sabía bien s i considerarlos como una cr í t ica más o menos apasionada de la v ida mexicana, o como un verdadero ensayo de ps icología social . Fue preciso que pasaran algunos años para que una cr í t ica más o menos bien in formada def in iera lo que e l l ibro es en verdad: Un ensayo de caracterología y de f i losof ía de la cul tura . 2 Debemos comprender entonces que la tarea principal del estudio de Ramos es el conocimiento de la cultura mexicana, sin embargo, la posibilidad de establecer en qué consiste esta manifestación espiritual de los mexicanos es en gran medida problemática, por el hecho de que en ella se encuentra fundida una gran variedad de valores que a lo largo del proceso histórico se han ido mezclando, por lo que se hace casi imposible percibir aquellos aspectos espirituales que les son propios a los hombres de la cual emana. 2 Ib id . , p . , 89 Por este motivo, la investigación de Ramos se realiza con la finalidad de encontrar una explicación que determine el por qué de la ausencia de una cultura auténtica, a partir de un conocimiento del hombre mismo, que nos permita observar su concepción y la manera de comprender el universo y el mundo que le rodea, para así poder realizar un análisis sobre qué es la cultura en México, y la manera cómo ésta se ha desarrollado en los diferentes periodos de su proceso histórico. Debemos explicar, sin embargo, que a nuestro parecer el problema se centra en que Samuel Ramos establece en primera instancia que la cultura se manifiesta en forma subjetiva, es decir, en la personalidad misma de los individuos. El problema más bien se debe al cuestionamiento de que si es posible la existencia de una cultura auténtica, entendiendo a ésta como la capacidad misma de los individuos para producir valores inherentes a su propia naturaleza espiritual. Esta situación se presenta porque, según el filósofo mexicano, en nuestro país siempre se ha tendido a imitar valores ajenos que han sido tan solo reflejo o copia de ideas producidas en otros pueblos. Este cuestionamiento implica dos aspectos que parecerían ser contradictorios entre sí . 1º.- Existe una cultura subjetiva (en la personalidad del individuo mexicano). 2º.- No existe una cultura objetiva auténticamente mexicana. Al marcar esta diferenciación queremos expresar que Ramos no niega la existencia de una cultura en México, por el contrario, la afirma; su principal preocupación radica más bien en llegar a determinar si en ese tipo de manifestación espiritual existen algunos elementos que le pertenezcan en forma auténtica y sean expresión genuina de la personalidad del hombre mexicano. Por esta razón, la investigación primeramente tiende a formular una introspección sobre la personalidad del hombre concreto y real que la hace posible, de ahí que el propio filósofo mexicano formule que: Quien pretenda hacer una ser ia invest igación sobre la “cul tura mexicana”, se encontrará ante un mundo l leno de vaguedades . A su mirada se ofrecerá un acervo de obras hechas por mexicanos en las cuales no podrá discr iminar cual idades or iginales que autoricen a proclamar la exis tencia de un es t i lo vernáculo. Y s in embargo, cuando exis ten obras , su fa l ta de or ig inal idad no quiere decir que e l pueblo donde han aparecido carezca de una cul tura propia. Consideramos que lo esencial de la cul tura es tá en e l modo de ser del hombre, aun cuando en és te no exis ta un impulso creador. De suerte , que en ausencia de una cul tura obje t iva, puede exis t ir esa cul tura en otra forma, es decir , subje t ivamente3 Estas afirmaciones nos plantean tres aspectos fundamentales que permiten establecer las preocupaciones filosóficas del maestro Ramos: primero, la intención de elevar a tema de reflexión filosófica el problema de la cultura nacional, con miras a enlazarla con la cultura universal; en segundo lugar, la fundamentación de que ésta se debe establecer a partir de la mentalidad del hombre que participa en ella y, en tercer lugar, el planteamiento que nos permite comprender el verdadero sentido de la cultura como expresión propia del individuo en México y su existencia en forma auténtica y concreta. Creemos que se trata de una manifestación inherente a la forma de pensar del hombre, es decir, que ésta se encuentra en la personalidad misma del mexicano. Por ello, la principal tarea al iniciar la investigación radica en el descubrir cómo es esta personalidad. Como podemos observar, aunque la investigación se inicia con el análisis psicológico del mexicano, la intención de ésta recae más bien en la búsqueda profunda de los elementos que permiten fundamentar, desde el punto de vista filosófico, el planteamiento de la cultura nacional, ya que - como se verá más adelante - el maestro Ramos está convencido de que la filosofía es una herramienta intelectual que permite conocer en sus propias raíces la relación de la cultura con el hombre, en tanto que: La responsabi l idad de def inir cada vez con mayor precis ión nuestro modo de ser nacional toca a los h is tor iadores , sociólogos , e tnólogos , ps icológos y sobre todo, a los f i lósofos quienes deban recoger todo e l mater ial aportado por la c iencia y trazar en conjunto la caracterología nacional , que nunca puede ser def ini t iva porque es tá s iempre haciéndose 4 La forma en que Ramos inicia su investigación permite en primera instancia aceptar la existencia de una cultura en México, una cultura que se manifiesta en una manera de ser del hombre concreto y real. Por ello, el estudio pretende llegar hasta el fondo del alma del mexicano, mediante la util ización de algunos conceptos derivados de la psicología, que posibiliten descubrir los factores que han condicionado al individuo mexicano a comportarse de tal o cual manera; en este sentido dice el maestro Ramos: . . . sabemos que una cul tura es tá condicionada por c ier ta es tructura mental del hombre y los accidentes de su his tor ia . Averigüemos es tos datos , y entonces la cuest ión puede plantearse de la s iguiente manera: dada la especí f ica mental idad humana y determinados accidentes en su his tor ia , ¿qué t ipo de cul tura puede tener? 5. Se comprenderá pues, que la preocupación se torna en el fondo en un planteamiento filosófico, en la medida en que se busca fundamentar las causas que originan la falta de una cultura auténtica. El valor del estudio sobre el hombre mexicano recae en el hecho de que éste, permite descubrir los factores que han moldeado su carácter y no pretende en ningún momento formular una idea de lo que es el mexicano como esencia, por el contrario, Ramos parte de 3 Ib id . , P .96 4 Ramos , Samuel , La cu l tura y e l hombre de Méx ico , Rev is ta . F i losof ía y Le t ras , oc tubre - d ic iembre , 1949 ,N`36 ,Tomo XVII I .p ,182 . 5 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P, 97 . la realidad en la que se encuentra el hombre concreto, con la intención de comprenderlo, de asimilarlo, porque en el hombre mismo están los elementos que son la parte fundamental de la preocupación filosófica, como son sus valores y su actitud frente a la existencia y hacia el mundo que le rodea. Busca desenmascarar la falsa idea que tiene el propio individuo de sí mismo. Así pues, podemos afirmar junto con el maestro Rafael Moreno que: …Ramos escribe que la f i losof ía en general no es una especulación abstracta , des l igada de la real idad his tór ica, s ino al contrario , un pensamiento re fer ido a una c ircunstancia concreta”.Ve or teguianamente la cul tura desde 1934. Cada pueblo y época, cada indiv iduo y persona, son órganos insust i tu ibles en la conquis ta de la verdad, en la real ización de valores… De es ta manera, es fundada la f i losof ía de lo mexicano. Con el mismo hecho adquiere legi t imidad teórica e l tema y e l contenido de la cul tura mexicana 6. 6Moreno , Rafae l , Las lecc iones de Samuel Ramos sobre la cu l tura mex icana , Anuar io 1982-1983 , Publ icac iones de l seminar io de cu l tura mexicana , México , 1985 , p , 141 . 2.1 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN EL PENSAMIENTO DE SAMUEL RAMOS Después de observar y analizar ciertas características pertenecientes a un numeroso grupo de mexicanos, Samuel Ramos llegó a determinar que existen algunos aspectos peculiares en su comportamiento que mostraban una serie de complejos que les han impedido desarrollarse en forma eficiente ante su propia realidad y circunstancia. Estos complejos se manifiestan en una actitud de rebeldía y agresividad que nos remiten a un problema mucho más delicado, como es el “sentimiento de inferioridad“, que impide llevar a cabo la creación de obras culturales de manera auténtica en México. Debe entenderse que esta patología configurada por ese sentimiento de inferioridad se encuentra en la estructura mental de todos los individuos y no sólo de los mexicanos, ya que se trata de una estructura psicológica propia del ser humano y no es exclusivo de una raza o condición social. En este sentido el maestro Ramos considera que: En verdad, ese sent imiento no puede considerarse como una anormalidad ps íquica pecul iar y exclusiva de los mexicanos. S iendo los mot ivos que lo producen conf l ic tos ps icológico de índole muy humano, e l sent imiento de in fer ior idad aparece en hombres pertenecientes a todas las razas y nacional idades . 7. Cabe precisar que si tal actitud está presente en la mayor parte de todas las comunidades humanas, ¿por qué en el mexicano adquiere una mayor incidencia? Sin duda, este aspecto se debe al hecho de que existe una mayor concentración en los individuos de nuestro país, ya que, sí existe en los demás países su manifestación se expresa en casos aislados, pero en México adquiere una dimensión muy generalizada, de tal manera que el problema se presenta como una “deficiencia colectiva” que marca significativamente el carácter del 7 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 158 . hombre en México. Ahora bien, se podría formular la pregunta: ¿cómo se caracteriza en la estructura psicológica del mexicano este sentimiento? y más aún, ¿le pertenece como una deficiencia psíquica o fisiológica? A la segunda interrogante se podría contestar que de ninguna manera ese carácter se debe a una deficiencia de la raza, sino que se trata de un tipo de comportamiento en donde se manifiesta un trastorno emocional que es producto de un cúmulo de experiencias dolorosas que han motivado al individuo a adoptar ciertas actitudes que se manifiestan en su carácter; por ello, la posición que asume Ramos en relación con esta tesis la manifiesta cuando dice: … sostengo que algunas expresiones del carácter del mexicano son maneras de compensar un sent imiento inconsciente de in fer ior idad. . . . Lo que af irmo es que cada mexicano se ha desvalorizado a s í mismo, cometiendo, de es te modo, una in jus t ic ia a su persona. . . Me parece que e l sent imiento de infer ior idad en nuestra raza t iene un origen his tór ico que debe buscarse en la conquis ta y en la colonización. Pero no se mani f ies ta os tensiblemente s ino a part ir de la independencia , cuando e l país t iene que buscar por s í solo una f isonomía nacional propia . S iendo todavía un país muy joven, quiso , de un sal to , ponerse a la al tura de la v ie ja c iv i l i zación europea, y entonces es ta l ló e l conf l ic to entre lo que se quiere y lo que se puede 8. Ahora bien, ¿de qué manera puede establecerse el origen de tal rasgo psicológico, y cómo se manifiesta en el comportamiento del individuo? Siguiendo los planteamientos de Alfred Adler, Ramos considera que uno de los sentimientos más importantes para el desarrollo emocional del ser humano es el de la seguridad, que le permite adquirir confianza en sí mismo para realizar cualquier trabajo o acción que emprenda en su quehacer cotidiano, y al mismo tiempo le permita desarrollar sus capacidades tanto físicas como espirituales. Esta seguridad en sí mismo favorece la realización de la voluntad para alcanzar cierto dominio sobre las cosas y el mundo que nos rodea; sin 8 Ib id . P , 92-93 . embargo, cuando nuestras tentativas de dominio se ven impedidas por un grado de frustración, entonces se manifiestan problemas de inseguridad sobre las propias capacidades, surgiendo así, un sentimiento de inferioridad. El problema en sí surge en el momento mismo en la que el individuo aspira a adquirir mayor dominio sobre las cosas y los seres que le rodean, y es precisamente aquí donde radica el origen de la aparición del sentimiento de inferioridad, ya que al desarrollarse en la voluntad del individuo un excesivo deseo de poder y de dominio, se pierde la verdadera dimensión de la realidad, y, sobre todo, de la capacidad racional de los individuos para realizar las tareas propias a sus aptitudes, ya que: … s i la desproporción entre lo que quiere hacer y lo que puede hacer es muy grande, desembocará s in duda en e l fracaso, y a l ins tante su espír i tu de verá asal tado por e l pes imismo. Ref lexionando en su s i tuación, s in darse cuenta de su verdadero error , se imaginará que es un hombre incapaz; desde ese momento desconf iará de s í mismo; en suma: germinará en su ánimo el sent imiento de in fer ior idad 9 Este error, dice Ramos, se ha manifestado tanto en el pensamiento como en la personalidad del hombre en México, pero sólo es una actitud imaginaria en la cual los individuos muestran una falta de conciencia sobre su propia realidad psíquica, por tal motivo, el sentimiento de inferioridad no le pertenece, es un elemento que ha sido desarrollado por cuestiones ajenas a él mismo, en la medida de que la consolidación de su espíritu está condicionado por los acontecimientos que marcan significativamente los momentos de su propio desarrollo histórico, tanto individual como social. Por ello, el filósofo michoacano señala que el carácter del mexicano es el resultado de su historia particular, sin embargo, ya es tiempo que comience a darse cuenta de este error con la finalidad de eliminar los fantasma psicológicos que le impide realizar una existencia más acorde con sus propias posibilidades, puesto que es un individuo apto para realizar obras de gran trascendencia una vez que haya podido desechar la falsa idea que tiene de sí mismo, por eso dice Ramos que, aun cuando se considere que en el hombre mexicano existe un sentimiento de inferioridad, su planteamiento no expresa propiamente una existencia real, ya que: Ser ía abusar de nuestra tes is deducir de e l la un ju ic io deprimente para e l mexicano, pues no lo hacemos responsable de su carácter actual , que es e l e fecto de un s ino his tór ico superior a su voluntad 10. Con ello aclara que dicho sentimiento no es producto de una deficiencia fisiológica o somática, sino un elemento adquirido. Ahora bien, ¿en qué momento surge este sentimiento en la personalidad de los mexicanos? Su origen se establece a partir de un acontecimiento histórico, es decir, desde el momento mismo en que: Al nacer México se encontró en e l mundo civ i l i zado en la misma relación del n iño frente a sus mayores . Se presentaba en la his tor ia cuando ya imperaba una c iv i l i zación madura, que sólo a medias puede comprender un espír i tu in fant i l . De es ta s i tuación desventajosa nace e l sent imiento de in fer ior idad que se agravó con la conquis ta , e l mest izaje y hasta por la magnitud desproporcionada de la naturaleza 11. La apropiación de tal sentimiento en el espíritu del mexicano sólo puede establecerse mediante el hecho de que el individuo mismo se piensa como tal, ¿pero, a qué se debe tal rasgo característico? Por nuestra parte y siguiendo con el planteamiento de Ramos, consideramos que si a partir de la conquista, la imposición y la dominación son los elementos principales del 9 Ib id , , P , 91 . 10 Ib id . , P , 117 . 11 Ib id . , P , 118 . sometimiento de los individuos que habitan las tierras recién descubiertas, entonces podremos observar que la forma de concebir la vida en comparación con el pensamiento europeo, el indígena se encuentra en una situación desventajosa, pues éste tiene que adquirir los elementos valorativos para tratar de entender la mentalidad del individuo que venía a dominarlo, de esta forma el enfrentamiento entre dos concepciones de vida se realiza en forma desventajosa. Así pues, la conquista ejerció un dominio de gran alcance que reprimió y afectó en gran medida la personalidad de los seres nativos del continente. Así, los indígenas se enfrentan a una cultura diferente a ellos, en cuanto que ésta poseía un mayor desarrollo y una visión totalmente distinta al de los individuos del continente recién descubierto. En tal forma podemos decir que, el problema acerca del origen del sentimiento de menor valía surgen en un primer momento como el encuentro de dos culturas con perspectivas diferentes, en tanto que cada una poseía su propia concepción del mundo y del universo. Así, al ponerse en contacto las dos culturas se inicia una relación de elementos diversos que darán como resultado a una nueva visión cultural. Sin embargo, la raza indígena ajena a la tradición occidental no alcanza a entender el comportamiento de los conquistadores, así como su afán excesivo de dominio, pues son ellos los que vinieron a habitar sus tierras y a insertarse en su mundo; los españoles son los extraños, los otros, pero su visión occidental les hace creer que ellos son la encarnación de la civilización, y los indígenas son los salvajes a los que hay que culturizar y dominar, pues son éstos, a los ojos de los europeos, los que no poseen una humanidad, de tal suerte que, para la visión de los españoles, los indígenas tienen que transformarse en hombres y someterse a la nueva cultura. Así pues, la conquista trajo como consecuencia el cuestionamiento de la humanidad del indígena, a quién toma como un ser insignificante al que hay que enseñarle el camino de la civilización y la salvación a través del Evangelio. Es importante considerar que el maestro Ramos no hace una alusión clara en El perfil del hombre y la cultura en México sobre el sentimiento de inferioridad en el indígena. Lo que manifiesta es que la raza indígena está configurada bajo una visión rígida de la existencia pues son reacios al cambio, representando precisamente esta actitud un enfrentamiento cultural, pues el espíritu pasivo del indígena está caracterizado por una visión cosmogónica de la vida y del universo antes de la conquista. Para Ramos el indio Se dejó conquis tar ta l vez porque ya su espír i tu es taba dispuesto a la pasividad 12, lo cual, a nuestro parecer se trata de una autonegación del propio filósofo mexicano, ya que consideramos que tiene como consecuencias el aceptar que los indígenas eran inferiores, actitud que nos parece equivocada, pues la visión del maestro Ramos tiene como punto de partida la visión occidental. Lo que sí creemos es que la realidad del indígena es totalmente ajena a la visión civilizadora del europeo, de esta manera la vida monótona y pasiva, como la llama Ramos, está determinada bajo sus propias reglas de cosmovisión totalizante, y esto es precisamente lo que no comprendieron los españoles, pues éstos estaban habituados a otro orden, un orden concebido por una larga tradición histórica diferente al mundo que venían a dominar, motivo por el cual consideran que estas “extrañas” costumbres y concepciones del universo están fuera de la civilización y de la tradición política, cultural y religiosa; de tal suerte que, lo que no pertenece a su esfera racional está fuera de la civilización “universal”. 12 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 107 . Nos encontramos, pues, ante dos aspectos de suma importancia, a partir de los cuales podemos vislumbrar la problemática que surge como consecuencia de su aparición: nos referimos precisamente a la pretensión de unir dos tendencias espirituales totalmente diferentes. Por un lado, la vitalidad del espíritu español que está fundamentada en la aspiración “fáustica” (como la llama el maestro Ramos) en la que se busca un dominio y un poderío, que tiende al devenir, en donde la transformación permite orientarse hacia nuevas experiencias tanto culturales como científicas y, por otro lado, nos topamos con la pasividad del espíritu indígena cuya forma de vida le impide abrirse al cambio para continuar en una visión inmutable. Consideramos que el error precisamente radica en la incapacidad del español para comprender la espiritualidad engendrada en la visión del pueblo indígena. Así mismo, los planteamientos del propio maestro Ramos están concebidas desde una limitada lógica occidental, pues, considera que: El es t i lo monumental de la época precortes iana revela una escasa fantasía , dominada s iempre por un formalismo r i tual . En la escul tura abundan las masas pesadas , que dan la sensación de lo inconmovible y es tát ico ( . . . ) .La expresión del ar te de la meseta mexicana es la r ig idez de la muerte , como s i la dureza de la piedra hubiera vencido la f lu idez de la v ida 13. Como podemos observar, estos juicios de Ramos parten de una visión occidental en donde las formas y expresiones del espíritu tienen que estar de acuerdo con la visión del hombre que se considera como el depositario de los valores humanos por antonomasia. En tal caso, los españoles no comprenden que las expresiones de la cosmovisión indígena son originadas por una actitud inmutable del todo, expresándose en función de una mentalidad cosmogónica propia de esta raza. 13 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 108 . Podemos considerar entonces que Ramos asume una posición negativa frente al indígena, pues lo establece como un ser sin ninguna fisonomía, exceptuando tan sólo el hecho de que está presente, sin tomar por ello, ninguna participación activa, considerándolo como parte de su naturaleza, como a un ser pasivo, pues piensa que no puede tomar parte en la realización de valores. Consideramos que existe un error por parte de Ramos al pretender afirmar la pasividad como elemento constitutivo de la raza mexicana, puesto que si se llegara aceptar entonces se negaría la mínima posibilidad intelectual para adquirir nuevas expresiones del espíritu; por el contrario consideramos que la gran capacidad intelectual que poseen los indígenas les permite entender, en un momento dado, los mensajes que la iglesia da a través del evangelio. La pasividad de la que habla el maestro Ramos se debe más bien a la fuerte presión ejercida por los conquistadores hacia los indígenas en la Colonia, en donde se les niega a éstos sus capacidades humanas, considerándolos como bestias, en tanto que no se encuentran bajo los mismos marcos culturales que sus conquistadores. Son éstos últimos los que se sienten depositarios del ámbito humano o de lo que se debe entender como la civilización humana, negando con ello, el valor de todo aquel ser que existe fuera de la cultura occidental. El problema entonces se plantea como la imposición de una visión cultural sobre otra; en este sentido, el hombre occidental impuso su visión como la única fuente de posibilidad de lo humano, así como también, todo el conjunto de normas políticas, sociales y culturales, por ello, el indígena al ser conquistado se resiste a ser parte de un mundo que poco a poco va haciéndose ajeno, en donde para adaptarse tendrá que ir asimilando el conjunto de los valores implantados por el nuevo orden. Ahora bien, veamos con más detenimiento en qué modo - según Ramos - se desarrolló el sentimiento de inferioridad en el mexicano. 2.2 CONFIGURACIÓN HISTÓRICA DEL SENTIMIENTO DE INFERIORIDAD EN LA PERSONALIDAD DEL MEXICANO. La configuración del sentimiento de inferioridad surge durante el periodo de la Colonia, pues es el momento, cuando en la vida social, política y económica de la Nueva España existe una marcada diferencia entre los grupos sociales que la componen, y cuando se ha llevado a cabo un proceso biológico de mezcla racial y cultural, debido a la fusión de las dos razas, la indígena y la española, surgiendo además, nuevos sectores que intentan integrarse a la actividad social, cultural y política de la Colonia. Así, Ramos considera que es en el sedimiento criollo y mestizo donde comienzan a establecerse las tendencias comparativas entre los hombres nacidos en tierras americanas y los nacidos en España. Los criollos pertenecen a una clase social que vive una situación a medias, es decir, que son individuos que están unidos a la cultura española por lazos de sangre, por ello buscan la adquisición de la cultura occidental como una exigencia vital, pero que por vivir en la Nueva España no logran adquirirla en su forma original; de esta manera se encuentran entre dos mundos que no son plenamente suyos, es una clase intermedia que no encuentra acomodo en ningún sitio, ya que es desdeñada por los españoles ibéricos y al mismo tiempo sus integrantes se sienten fuera de su propio mundo americano. Esta situación permite el surgimiento de un afán inmoderado por adquirir la cultura con una intención de igualarse a los españoles peninsulares. El problema consiste en que, a pesar de poseer la misma sangre éstos no tienen los mismos derechos. Este factor es determinado por un simple acontecimiento, del cual no son responsables, (pero que para el criollo representa su ruina), y es precisamente el hecho de haber nacido en América. Esta situación histórica es el germen del sentimiento de inferioridad en el mexicano, en tanto que ya en los individuos de la Colonia hay una tendencia a negar la realidad en la que viven. Esta actitud es un factor negativo que trae serias consecuencias, pues si en un principio es adoptada por los criollos para pretender igualarse a los peninsulares con la intención de evitar el desdén, a la larga se generaliza en toda la población perdiendo su sentido original; de igual manera, la interiorización de esta actitud en la mentalidad de los individuos nos permitirá observar que este sentimiento sólo se desarrolla en primer instancia en las clases privilegiadas, por lo que la aceptación al generalizarse en todos los sectores sociales influye para que cada uno de sus individuos, acepte de manera inconsciente esta actitud sin saber cuál es la causa original del sentimiento de rechazo. El sentimiento de menor valía se da entonces en el criollo como una marcada tendencia a igualarse a los europeos; son ellos los que buscan estar a la altura de la situación política y cultural de los españoles que viven en América y Europa. Así dice el maestro Ramos, que en la Colonia: No desconozco e l hecho de que es tos rasgos de carácter t ienen su antecedente en los mexicanos de la Época Colonial , que adquir ieron, por otros motivos un modo de ser semejante . La v ida social se encontraba entonces l lena de desigualdades e in jus t ic ias que colocaban al cr io l lo en una s i tuación de infer ior idad respecto al peninsular recién l legado. El mest izo aún en una más baja condic ión, era in fer ior a todos los demás, en su impotencia para obtener lo que quería , se h izo cal lado para dis imular su pensamiento , y su expres ión propendía a la ment ira y a l eufemismo 14. 14 Ramos , Samuel , En torno a las ideas sobre e l mex icano , Revis ta Cuadernos Amer icanos , may o- jun io , 1951 , P , 109 . De esta manera los factores que originan el estado de malestar en los criollos y mestizos son los acontecimientos suscitados en la Colonia, que provocan que los individuos tiendan a compararse social, económica y culturalmente con las clases más privilegiadas. El criollo en este sentido se siente inferior respecto al español, y el mestizo respecto al criollo y al español. (Esta misma situación se presenta en la relación de los individuos denominados como “el pelado”, el hombre de la ciudad y el burgués mexicano que conviven socialmente en el año de 1934). A este momento le sigue otro de mayor trascendencia, ya que esta actitud se manifiesta en forma inconsciente en la personalidad de los individuos sin que ellos se den cuenta de su significado, pues lo han interiorizado en lo más profundo de su alma, nos referimos al momento en la cual se han mezclado casi en su totalidad la fusión de dos culturas: la española y la indígena. Momento en la que se conjuga la civilización europea con la visión espiritual del nuevo mundo, formando parte íntegra de la vida cotidiana de la Colonia en la Nueva España. Es importante considerar que este acontecimiento marca el destino espiritual del hombre que se desarrolla en ella, pues: No nos tocó venir al mundo ais lados de la c iv i l i zación que, s in ser obra nuestra , se nos impuso no por azar , s ino por tener con e l la una f i l iación espir i tual15. La evidencia que presenta el texto de Ramos sobre el sentimiento de inferioridad se encuentra en el momento en el que se afirma que existe una degradación y sometimiento de los criollos y los indígenas por medio de la explotación, y, por el otro, en el momento en el cual una vez “asimilada” la cultura española se adoptan los elementos de civilización europea, mediante las instituciones políticas, económicas, religiosas y educativas. Sin embargo, la influencia ejercida por la transculturización, y el mestizaje de las dos razas provocarán un cambio en la concepción inicial acerca de la visión del universo y del mundo valorativo que les rodea. De tal manera que, durante la Colonia como etapa histórica, no podemos hablar de una raza totalmente aborigen ni tampoco de los peninsulares como individuos que pertenecen a un sector social puro, dado que la fuerte influencia de las circunstancias se encuentran como un punto intermedio entre la civilización europea y la vida cotidiana de la Nueva España. Este hecho hace surgir en los individuos una falsa pretensión por adoptar una actitud que va más allá de su realidad, pues éstos consideraron como una necesidad, el formar parte de la civilización profesada en el viejo Continente, lo mismo sucede con los españoles que viven en la Nueva España, pues la influencia que reciben del ambiente transforma sus propios valores, lo cual implica que su visión es transformada de acuerdo a las circunstancias en las que viven en América, de tal manera que, la cultura europea en la vida de los individuos españoles se presenta como: La c iv i l ización (que) va apareciendo en is las rodeadas por e l desier to . En esos puntos ais lados de v ida c iv i l i zada la raza, p ierde su dinamismo aventurero al pasar de la acción a la v ida conventual de la colonia…. ya e l hombre no era e l mismo, pues e l hombre había al terado su f isonomía blanca con un matiz de color . Viv ía en otra t ierra , respiraba otra atmósfera, mirando otro paisaje; en suma, habi taba un mundo nuevo. Aquí la cul tura or ig inal se encontraba como desmembrada, descorporeizada. El des t ino his tór ico colocó a aquel los hombres en medio de dos mundos que no son plenamente suyos . Ya no es europeo por que v ive en América, n i es americano porque e l a tavismo conserva su sent ido europeo de la v ida. De este conf l ic to psicológico in icia l derivan los accidentes pecul iares de nuestra his tor ia 16. 15 Ramos , Samuel , E l per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 97 . 16 Ib id . , P , 106 . La fundamentación del sentimiento de inferioridad, según Ramos, se da en el hombre de la Colonia como resultado de la inadaptación espiritual e intelectual entre lo que pretende llegar a convertirse y lo que realmente le permite ser su medio social y geográfico. Es preciso advertir que en esta situación antagónica se manifiesta el conflicto psicológico del individuo criollo durante la Colonia, pues éste quiere ponerse a la altura de la civilización europea sin poseer los elementos suficientes para realizar tal empresa, en tanto que su situación es: El e fecto de una inadaptación de sus verdaderos recursos a los f ines que se propone real izar . El ins t in to de poder le empuja demasiado le jos , y le impide medir con exact i tud sus fuerzas , provocando un desequi l ibr io entre lo que quiere y lo que puede. Comparando los resul tados que obt iene con los que desea obtener , se considera as í mismo como un débi l o un incapaz , es decir como un hombre in fer ior 17. Esta explicación sobre el sentimiento de menor valía expresada en el texto, permite analizar la manera en que se va forjando en la personalidad de los criollos durante la Colonia, puesto que en ésta adquiere una significación de gran relevancia, por el hecho de que se intenta poner a la altura de la civilización europea, cometiendo inconscientemente el error de “imitar” irreflexivamente las expresiones culturales acuñadas en Europa, sin tomar en cuenta sus propias limitaciones que impiden la realización de sus aspiraciones. Para comprenderlo mejor, pensemos que en esta etapa de la historia de México se busca alcanzar un desarrollo intelectual al mismo nivel que tenía España, tanto en el aspecto cultural como social; sin embargo, debido a su condición, la Nueva España estaba destinada a ser tan sólo una simple extensión cultural, por ende, no existían las condiciones necesarias que mostraran la existencia de un espíritu con una trayectoria bien fundamentada de su actividad cultural que le permitiera sostener tales aspiraciones. Se considera entonces que el conflicto se desarrolla por el hecho de que al querer igualarse a los niveles de cultura europea se falsea la realidad. Esta actividad - dice Ramos - se agudiza en el momento, en el cual la vida social de la Colonia se encuentra al inicio de su vida independiente; es el momento en la que deja de ser una extensión política y económica de la corona española para dar paso a la conformación de un país libre. Sin embargo, esta ruptura con el viejo continente tiene consecuencias catastróficas para el espíritu de la joven nación que busca insertarse al círculo de los países con una larga tradición de cultura nacida de su propia madurez histórica. De tal manera que para cumplir este destino era necesario que los individuos hubiesen alcanzado una visión mucho mayor acerca de su condición, y de la imposibilidad para realizar una nueva estructuración de todo un pueblo con el nivel cultural, político y económico de las otras naciones más viejas. Si pensamos que este acontecimiento representa un obstáculo insalvable para la realización de las aspiraciones de la nación mexicana, entonces, también debemos considerar el hecho de que debido al t ipo de visión intelectual obtenida por los individuos durante toda la Colonia, su capacidad para llevarla a cabo es insuficiente; es decir, que existe un problema de inmadurez espiritual, no entendida como una incapacidad intelectual para realizarla, sino más bien, como aquella falta de experiencia práctica. Sobre esta situación, Ramos plantea que: Seguramente los mexicanos no carecían de in te l igencia , n i de la capacidad para mejorar su v ida, pero su voluntad se había entumecido en la inercia colonial18. Encontramos aquí otro elemento en el cual, muestra Ramos un factor que permite la acentuación psicológica de una “desestimación” de sí mismos en la personalidad de los individuos de la Colonia; Sin embargo, no se trata 17 Ib id . , P , 91 . de una inmadurez inherente al espíritu sino que su origen radica en un factor ajeno moldeado por su propia circunstancia, porque: Hasta entonces e l los no lo sabían, porque no habían tenido l iber tad para e jerci tar la . Más ahora, ante la urgencia inmediata de organizar e l país , se dan cuenta de tal defecto . S ienten que su voluntad f laquea, pero su debi l idad no es real; en parte , se debe a la fa l ta de e jercic io , en parte es re lat iva a la magni tud de los proyectos19. Estas últimas observaciones nos permiten comprender que el espíritu de los mexicanos no estaba preparado para realizar la tarea de desarrollar todo un proyecto de nación, con sus propias instituciones, tanto en el ámbito económico, como en el político y en el cultural. Esta problemática permite comprender la actitud de la impotencia del espíritu del hombre colonial frente a los logros alcanzados por los países europeos. La fundamentación acerca de la existencia del sentimiento de inferioridad de Ramos se centra en lo que se llamaría un “estado espiritual inmaduro”. Esta inmadurez consiste en la ineptitud para enfrentarse al nuevo reto que plantea la necesidad de guiar al país, configurándose como el resultado de la dependencia espiritual que se forjó en su pensamiento durante el periodo de la dominación; en el sentido de que logró hacer suyas todas las instituciones implantadas por el régimen español, las cuales eran las únicas que podían haber conocido, ya que: Nos tocó e l des t ino de ser conquis tados por una teocracia catól ica que luchaba por sustraer a su pueblo de las corr ientes de ideas modernas que venían del Renacimiento . Apenas organizadas las colonias de América, se les impuso una reclus ión para preservarlas de la herej ía , cerrando las puertas y condenando el comercio con los países no españoles . De manera que e l único agente c iv i l i zador en e l Nuevo Mundo fue la Igles ia 18 Ib id . , P , 109 . 19 Ib id . , P , 109 . Catól ica que, en v ir tud de su monopolio pedagógico modeló las sociedades americanas dentro de un sent ido medieval de la v ida 20 Al principio de la etapa independiente las deficiencias de formación salen a flote, pues con las nuevas circunstancias, los individuos toman conciencia de la falta de preparación para llevar a cabo el proceso de unificación de las grandes masas que participaron en el movimiento de Independencia. Al mismo tiempo es de preveer que al asumir la dirección del país sin experiencia de la acción libre, a las primeras dificultades que encuentra se manifiesta en ellos un sentimiento de inferioridad21; como consecuencia de estas peculiaridades insalvables los mexicanos encargados de la dirección del país, emprenden de manera irreflexiva la imitación de valores pertenecientes a otras culturas. Así, quieren estar a la altura del viejo continente, sin embargo, no se percatan del error que cometen, pues olvidaron que la única manera de salir adelante sería a través de la afirmación de su incipiente personalidad. El problema consistió entonces en que: Los mexicanos querían hacer tabla rasa del pasado y comenzar una nueva v ida como s i antes nada hubiera exis t ido. Sólo que hay una ley biológica superior a la voluntad e l hombre, que impide suprimir radicalmente e l pasado como inf luencia e fect iva en la conducta actual 22 Se configura pues, como un elemento que predispone al espíritu del hombre colonial a sentirse frustrado ante sus propias aspiraciones, sin embargo, es importante señalar que los criollos sí poseían las capacidades para llevar a cabo la empresa de dirigir a la incipiente nación, solo que se encontraban ante una situación adversa a sus propias capacidades pues: 20 Ramos , Samuel , Op. c i t , P , 103 . 21 Ib id . , P , 109 . 22 Ib id . , P, 109 . S in darse cuenta , los hombres que in iciaban nuestra nacional idad l ibre se echaban a cuestas una empresa sobrehumana, y hasta la raza más fuer te se hubiera sent ido empequeñecida ante una obra de ta l magnitud 23 Esta desmesurada intención por igualarse a los países europeos - considera Ramos - pone a los americanos en el mismo plano de los niños frente a sus mayores, pues pretenden igualarse en un solo salto lo que a ellos les ha costado todo un proceso dentro de su propia evolución histórica, aunque debido a su condición no podía haber sido de otra manera por el hecho de que: Al nacer México, se encontró en e l mundo civ i l i zado en la misma relación del n iño frente a sus mayores . Se presentaba en la his tor ia cuando ya imperaba una c iv i l i zación madura, que sólo a medias puede comprender un espír i tu in fant i l 24 De esta manera, la actitud expresada por el espíritu de los criollos da pauta para que germine en su interior una tendencia a imitar valores pertenecientes a la cultura europea, demostrando al mismo tiempo que no se habían liberado de la influencia que ésta ejercía sobre ellos. Los hombres americanos querían olvidar su propia situación y con este fin comenzaron por exportar valores que le pertenecían a medias, pues no querían seguir siendo una colonia, pero al mismo tiempo tampoco querían quedarse al margen de la civilización. Toda esta problemática tiene como consecuencia que los criollos americanos se llegaran a negar a sí mismos; es decir, que éstos se “autodenigraron”, al no percatarse de sus propias limitaciones para enfrentarse a su reto histórico. Ya no es una negación que provenga de los conquistadores sino que ahora es una autonegación, una “desestimación de sí mismos por sí mismos”, causado por un sentirse en desventaja ante los demás individuos, en cuanto a esta afirmación, el propio Ramos manifiesta que: 23 Ib id . , P , 109 . 24 Ib id . , P, 118 . México se ha al imentado, durante toda su exis tencia , de cul tura europea, y ha sent ido ta l in terés y aprecio por su valor , que al hacerse independiente en e l s ig lo XIX la minoría más i lus trada, en su empeño de hacerse cul ta a la europea, se aproxima al descastamiento . No se puede negar que e l in terés por la cul tura extranjera ha tenido para muchos mexicanos e l sent ido de una fuga espir i tual de su propia t ierra. De es ta act i tud mental equivocada se or iginó ya hace más de un s ig lo la “autodenigración” mexicana 25 Con la tendencia imitativa de valores los criollos pretenden resolver los problemas a los que se enfrentan; sin embargo, lo único que logran es trastocar su realidad que les causa una gran depresión; es decir, cambian su idea de lo que es la realidad por lo que quisieran que fuera; niegan, por tanto, la circunstancia en la que se encuentran, con el objetivo de eludir una responsabilidad: la de encontrar su propio camino hacia la cultura universal. La tendencia a la imitación provoca una aparente estabilidad en la conformación del espíritu del criollo, pues al parecer le permite ponerse al mismo nivel del espíritu europeo; sin embargo, se trata de una estabilidad aparente pues solo se adopta como una imagen, como un careta con la cual se proponen encubrir las debilidades que los criollos padecen en el fondo de su alma. Esta situación muestra que: El mimetismo ha s ido un fenómeno inconsciente , que descubre un carácter pecul iar a la ps icología mest iza . No es la vanidad de aparentar una cul tura lo que ha determinado la imitación. A lo que se ha tendido inconscientemente es a ocul tar no sólo de la mirada ajena, s ino aún de la propia , la incul tura 26 La superposición de estos dos planos nos muestra que existe una tendencia inconsciente de no querer aceptar la realidad en la que transcurre su existencia, por eso la niega, y en su lugar se hace aparecer una imagen en la que al contemplarla se reafirma lo que quisiera ser. Sin duda esta situación 25 Ib id . , p . , 97 26 Ib id . , P , 98 presenta dos momentos en la psicología de los criollos (que posteriormente afectará a los individuos de las generaciones futuras). En la primera existe una negación de lo que le representa su realidad, que lo hiere y le hace sufrir un sentimiento de vacío interior, y, en segundo lugar, la afanosa idea de construirse una imagen placentera que le haga olvidar su condición miserable. En este sentido: … la imi tación aparece como un mecanismo s icológico de defensa, que, a l crear una apariencia de cul tura, nos l ibera de aquel sent imiento deprimente27 El sentimiento de inferioridad que surge en el espíritu del mexicano, tanto mestizo como criollo se fundamenta en esta transmutación de su circunstancia, en la cual va más allá de lo que sus propias capacidades tanto físicas como intelectuales le permiten. Existe pues, una continuidad de factores externos que poco a poco se acumulan en el alma del criollo americano, aunado a la formación de su espíritu, los cuales permiten la aparición del sentimiento de inferioridad de la que nos habla Ramos. 27 Ib id . , P , 98 2.3 CARACTEROLOGIA DEL HOMBRE MEXICANO La configuración psicológica del carácter del hombre en México hasta el año de 1934, (momento en el cual Ramos inicia las investigaciones) es producto de una tendencia a imitar valores ajenos con el fin de alcanzar supuestamente un mayor grado de nivel cultural. Para saber cuál es la causa de la imitación cultural y la incapacidad para desarrollar una cultura en forma auténtica por parte de los individuos mexicanos, el maestro Ramos analiza el carácter del hombre de su momento histórico fundamentándolo en una visión antropológica con la finalidad de encontrar cuál es la causa que ha impedido la manifestación de una cultura auténticamente nacional. El autor del Perfil de hombre , observa que existen ciertas características en el comportamiento del individuo mexicano que demuestran un grado de frustración en su personalidad, destacando ciertas actitudes, tales como la desconfianza, la agresividad, la susceptibilidad, las cuales se originan debido a un grado de frustración adquiridas a lo largo de su existencia en la cual el mundo le ha sido adverso, minando así su confianza hacia los demás individuos y hacía sí mismo. La desconfianza es el factor principal que muestra el sentimiento de menor valía, ya que al evitar el trato con los demás individuos se pretende proteger de la mirada indiscreta que pueda revelar su verdadero estado emocional, las actitudes que asumen los mexicanos en general: son manifes taciones” o “transposiciones” que delatan un “males tar in ter ior”, una “fal ta de armonía consigo mismo”, un “desequi l ibr io ps íquico”; son “ardides ins t in t ivos”, ”dis fraces” o “ máscaras” para dis imular su ser autént ico”, para proteger su “yo verdadero”.28, y como tal, se trata de una simple aparición que se ha gestado en la personalidad del mexicano a través de los diferentes momentos de su 28 Hernández Luna , Juan , El f i loso far de Samuel Ramos sobre lo mex icano , Ed , U .N .A .M. Méx ico , 1956 , P , 198 . evolución histórica, y que provoca en el individuo un sentimiento de menor valía y menosprecio a su propia cultura. 2.3.1 EL PELADOMEXICANO El estudio del hombre en México que Ramos emprende en 1934 parte de tres tipos de individuos que de manera general representan; en su opinión, a la mayoría de los mexicanos, los cuales muestran claramente una tendencia por exaltar en forma desmedida un sentimiento de individualidad, cuyo origen se remonta a la herencia adoptada del espíritu español. Los ejemplos de esta representativa manifestación se encuentran contenidos en las diferentes etapas de nuestra historia nacional, y expresada en una excesiva confrontación interna de grupos en el poder, que combaten entre sí con ideales comunes. De acuerdo con ello, Ramos manifiesta que la afirmación de la propia individualidad en el mexicano, tanto como su excesiva tendencia a imaginar un predominio sobre los demás individuos, le conduce a creer que es un ser de gran poder y de mayor valía; sin embargo, estos sentimientos solamente proyectan una falta de seguridad. La problemática radica precisamente en que estos dos aspectos ilusorios son reacciones involuntarias que impiden la verdadera valoración de su propia circunstancia. Ramos llega a establecer que en la sociedad mexicana, ciertos sectores sociales manifiestan en forma generalizada estas actitudes señaladas anteriormente, manifestándose en mayor o menor grado en diferentes sectores de la vida nacional. Es en el l lamado “Pelado mexicano” en donde se agudiza el sentimiento de inferioridad. Es un tipo de individuo que manifiesta su carácter en forma abierta, sin ocultar ni un momento el fondo de su alma llena de extravíos ilusorios, así como su gran resentimiento hacia la sociedad y al mundo en general que le ha sido totalmente adverso y hostil . El pelado: const i tuye la expresión más e lemental y bien dibujada del carácter nacional . . . su nombre lo def ine con mucha exact i tud. Es un indiv iduo que l leva su alma al descubier to s in que nada esconda en sus más ín t imos resortes . . .El “pelado” pertenece a una fauna social de categoría ín f ima y representa e l desecho humano de la gran c iudad. En la jerarquía económica es menos que un prole tar io y en la inte lectual un primit ivo 29 . Esta descripción que Ramos hace del pelado mexicano, muestra la opinión que tiene y el grado de sometimiento en la que él mismo lo considera, no obstante que su intención al explicar la realidad presente en 1934 no es criticar a los mexicanos con una intención maligna30 la manera como lo enfoca, y debido a su crudo realismo, parecería que él mismo lo considera como tal, es decir, como un ser ínfimo, sin valor, o como un ser elemental que tiene que desarrollar ciertas funciones específicas por ser tan sólo un desecho humano. En tal forma, es conveniente advertir que en este momento se está analizando tan sólo su constitución psicológica, la cual es la que determina las características de su comportamiento, y no el modo en cómo lo dirige, hacia la negación de su humanidad misma. Aún así, el análisis acerca del comportamiento del hombre en México denominado “el pelado” no sólo se contempla mediante la aplicación de la terminología y puntos de vista del psicoanálisis, sino también como un estudio de carácter sociológico, antropológico, y filosófico. Así la antropología filosófica nos permite señalar que el hombre es un ser axiológico que produce valores, los cuales son capaces de crearle una conciencia de su propia situación, así como también, le permite darle una imagen- aunque desvirtuada- de su individualidad, prueba de ello es la excesiva tendencia a autodeterminarse por encima de todos los demás individuos que le rodean. Ahora bien, desde el punto de vista sociológico el maestro Ramos considera que existen tres tipos de hombres en México, los cuales se hallan caracterizados por “el pelado”, “el hombre de la ciudad” y “el burgués 29 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P, 119 . 30 Ib id . , P , 117 . mexicano” quienes son analizados a partir de su forma de pensar. Esta tipología le permite vislumbrar una estratificación jerarquizada de la sociedad mexicana propia de los años 30. Sin embargo, estamos en desacuerdo con el maestro Ramos, en la medida en que consideramos necesario preguntarnos ¿realmente existen tres sectores sociales en México? o mejor aún ¿sólo existen tres tipos de ciudadanos u hombres en México? A la primer interrogante podemos contestar que no, por el hecho de que el estudio sobre la psicología del hombre sólo lo establece desde una punto de vista urbano, es decir, que la fundamentación del estudio se realiza solamente sobre el comportamiento de los hombres que habitan en la ciudad de México; en este sentido, el análisis se reduce a contemplar tres sectores que interactúan en un tipo de situación específica y que, por lo tanto, los diferencian de las demás regiones geográficas y sociales del país. La investigación entonces deja fuera a los individuos socialmente activos de otros sectores, tales como a los indígenas que viven por lo regular en zonas agrícolas o rurales de las diferentes partes del territorio nacional. El estudio es incompleto ya que no hace alusión a ciertos sectores que no habitan en la ciudad; de hecho la única referencia que hace a la participación de este tipo de mexicanos – los indígenas- lo reduce a afirmar que: Aún cuando e l indio es una parte considerable de la población mexicana, desempeña en la v ida actual del país un papel pasivo. El grupo act ivo es e l o tro , e l de los mest izos y b lancos que v iven en la c iudad. Es de suponer que e l indio ha in f lu ido en e l a lma del o tro grupo mexicano, desde luego, porque ha mezclado su sangre con és te . Pero su in f luencia social y espir i tual se reduce hoy al mero hecho de su presencia 31. De la misma manera diferimos de este planteamiento, pues consideramos que Ramos, asume que el indio es un ser sin importancia; es decir, lo toma como un objeto que esta ahí, como un objeto pasivo sin que su presencia sea de interés para los otros individuos ni para la nación, lo mismo 31 Ib id . , P , 122 . da que exista o no. En suma éste ser social no importa, porque no son individuos que prometan una superación del mexicano hacia la vida moderna. Tal parece entonces, que el propio Ramos, quiere negar su existencia, pues en el texto encontramos algunas aseveraciones que pretender ocultarla, tal vez sea por que son individuos que culturalmente no sean semejantes a los mestizos o por que con estas palabras les esté negando su capacidad para adquirir la cultura, causándole a él mismo un malestar interior, por lo que no le parece importante llevar a cabo un estudio sobre éstos. La fundamentación pues, del estudio del hombre en México deja de lado a uno de los estratos más significativos, pues ellos representan a una gran parte de la población del país. Ahora bien, si su existencia es pasiva, es porque aun entre los mismos sectores sociales existen tendencias de marginación, factor cuya existencia procede de manera histórica, pues se da en las relaciones sociales de la Colonia entre criollos, mestizos e indígenas. Así, la única importancia que le atribuye al indígena es su participación como elemento de mestizaje; y si no fuera así, entonces tal vez ni siquiera existirían. La importancia, pues, de los indígenas consiste en que su presencia es considerada como de un “efecto catalizador”, porque son ellos los que nos muestran en cada etapa histórica que su presencia es como una forma de justificación que tiende a legitimar las pretensiones de las clases en el poder, (pensemos en la Revolución de Independencia y en la Revolución de 1910) en donde la aceleración del proceso de la lucha armada se da gracias a la existencia de la masa indígena, la cual, aún cuando ésta no tiene una presencia considerable en la vida social y política del país, sí influye de manera decisiva en su realización. Sin embargo, creemos que también es justo señalar que el propio Ramos, cambia su posición acerca de la importancia del indígena, en tanto que, si en El perfil del hombre y la cultura en México, obra de 1934, lo concibe como un ser pasivo y sin ninguna participación en la vida social del país, por otro lado, en su ensayo En torno a las ideas sobre el mexicano32 de 1951, cambia su perspectiva acerca del mismo indígena mexicano, ya que lo considera como un individuo activo, pues tiene una participación real en el desarrollo social y cultural de la vida mexicana, pero que lo único que le ha impedido tener una presencia más significativa es su condición social, pues es un ser cuyas condiciones económicas y culturales son más bajas que la de los demás individuos. Sin embargo, el factor económico no es decisivo para que el indígena no pueda involucrarse en la vida cultural del país. Es un hombre como todos los demás y su influencia es determinante en tanto que participa lo mismo como agricultor, obrero o profesional e intelectual. Así encontramos que Ramos afirma que: … En nuestros días s igue e l indio mezclado en la v ida económica, pol í t ica y cul tural del país . Part ic ipa en e l la ya sea como agricul tor o como obrero ya sea espir i tualmente , por la penetración de su folk lore en e l ar te; y cuando se separa de su comunidad para as imi larse a la v ida de la c iudad, demuestra sus apt i tudes compit iendo, en igualdad de c ircunstancias , en e l comercio, la pol í t ica y las profes iones inte lectuales . Sus di ferencias respecto a los blancos y mest izos son en general de condición social y económica que ocasiona una des igualdad en e l n ivel cul tural , pero que no implica una infer ior idad mental . Considerado en conjunto , e l ambiente indígena const i tuye e l tras fondo, e l “hinter land” de la v ida mexicana. 33 32 Cf r . Ramos , Samuel , En torno a las ideas sobre e l mex icano , en Revis ta Cuadernos Amer icanos , may o- jun io , 1951 , PP , 103-114 . 33 Ib id . , P . , 105 Ahora bien, como hemos visto la investigación de Ramos no contempla a todos los sectores de la sociedad mexicana, pues el punto de vista del filósofo mexicano establece una generalización ilegítima para determinar el carácter del hombre en nuestro país, dado que lo fundamenta a partir de tres tipos específicos, etiquetando al resto de los mexicanos, por ello, creemos que se puede establecer una objeción, pues existen otros tipos de individuos que no contempla en su estudio; en los cuales se manifiestan marcadas diferencias respecto a su configuración psicológica, pues es falso afirmar que todos los mexicanos aún cuando se reduzcan a cuatro tipos de clases sociales compartan la misma caracterología. Pese a estas objeciones, Ramos considera que sí es posible hablar de una expresión genérica acerca de los caracteres del hombre en nuestro país, por el hecho de que debido a la gran movilización realizada por los individuos de distintas partes del país durante la Revolución armada, se pusieron en contacto con otros individuos de distintas regiones, lo cual le permite considerar que en el centro de la capital confluyen individuos que se integran a algunos de los estratos sociales en los que divide su estudio, por ello, no considera que las diferencias regionales sean un impedimento para realizar un generalización. Sin embargo, por nuestra parte consideramos que aun a pesar de esta justificación realizada en el año de 1951, no implica que el t ipo de comportamiento del hombre de la ciudad sea el mismo de los de las diferentes partes y regiones geográficas del país; lo que tal vez, sí podríamos afirmar es que todos aquellos individuos que durante el periodo revolucionario de 1910 llegaron a la ciudad y adoptaron de ésta su forma de vida y su manera de comportarse. A es te respecto - d ice Ramos - hay que decir que ta les variedades no afectan la unidad nacional . Aunque es tos grupos es tén separados por grandes dis tancias , los sacudimientos revolucionarios han tenido e l e fecto de movi l izarlos y hacerlos que se pongan en contacto 34. Ahora bien, de acuerdo a esta aseveración de Ramos, creemos conveniente preguntar qué es lo que entiende por “unidad nacional”, ya que si bien es cierto que existe en México una conciencia del país como extensión territorial, ésta al mismo tiempo no está fundamentada como una identidad cultural. Es evidente pues, que tenemos que comprender cuál ha sido el desarrollo de esta falta de unidad nacional durante el proceso histórico en el que se ha gestado y la manera en cómo está ha influido en la formación del carácter de los mexicanos. Esta unidad nacional está fundamentada en el hecho de que la vida en México se encuentra plagada de elementos que se comparten en común, tales como el idioma, la religión, de tal forma que el aspecto regionalista no es un factor que impida la generalización, ya que en su mayoría poseen los mismos elementos en común; aunque en nuestra opinión, estos elementos no bastan para fundar una caracterización rígida de la idea de unidad nacional, por el hecho de que son elementos constitutivos que se han desarrollado independientemente de la voluntad de los individuos, lo que representa más bien, es una problemática, pues si entendemos que el idioma, la religión y las costumbres son elementos que caracterizan a los mexicanos. Entonces los sectores indígenas que no están inmersos en esas características, que no hablan el español por tener su lengua nativa, entonces no pertenecerían a la unidad nacional. El estudio del individuo denominado “el pelado”, por otro lado se constituye en una forma generalizada, como la representación del carácter del hombre en México, en tanto que se muestran como la gran mayoría de individuos que conforman una gran masa social, por tal motivo ,-afirma 34 Ib id . , P , 105-106 . Ramos- que: Const i tuye la expresión más e lemental y bien dibujada del carácter nacional 35. . Sin embargo, debemos cuestionar, por qué lo concibe como la expresión del carácter nacional, es decir, por qué se puede representar al mexicano con la figura del “pelado”. Por nuestra parte no concordamos con esta aseveración por el hecho de que consideramos que se trata de una generalización imprecisa y vaga, pues esta no puede ser tomada como un elemento que se presenta en todo el territorio nacional, ya que en cada una de la regiones geográficas del interior de país se presentan elementos que los diferencian entre sí; por tal motivo, esta afirmación resulta como el presuponer que si de una cesta de fresas algunas de ellas están echadas a perder todas las demás se encontraran en la misma situación. Así, la expresión asumida por Ramos es una manera de denigrar a los mexicanos pues hace una comparación que supedita la personalidad del mexicano pobre y analfabeta a la de aquel que está en un nivel económico y cultural elevado. Con estas palabras se nos viene a la mente la posición de las clases cultas de los criollos que asumían que ellos eran los únicos capaces de poseer la cultura y, por ende, ser los únicos que poseían cierto reconocimiento social, sintiéndose superiores a todo aquel que no estuviera dentro de un grupo privilegiado o no compartiera sus propios valores. Veamos cómo analiza Ramos al pelado. Los aspectos más representativos del comportamiento de este tipo de hombre en nuestro país, se manifiestan en forma directa, franca, en los que muestran una agresividad extrema, con expresiones soeces hacia los demás individuos, denotando con ello una perceptible anormalidad de su constitución psicológica. El nacimiento de tales actitudes se origina a partir del hecho de que: 35 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 119 . la v ida le ha s ido host i l por todos lados , y su act i tud frente a e l la es de un negro resent imiento . . . es un ser de naturaleza explosiva cuyo trato es pel igroso, por que es tal la al roce más leve 36 Este aspecto caracterizado como un resentimiento hacia todo lo que le rodea, permite reconocer que el malestar de menor valía sale a flote cuando el individuo se siente en peligro al ser descubierto su vacío emocional, encubriéndose tras la apariencia de una ferocidad aterradora; sin embargo, la verdad es que en su ser interior se halla indefenso ante la mirada de la crítica y al reconocimiento de sí mismo de valer menos que los demás, por ello, “El pelado” busca la r iña como un exci tante para e levar su “yo” deprimido. Necesi ta un punto de apoyo para recobrar la fe en s í mismo, pero como es tá desprovis to de todo valor real , t iene que supl ir lo con uno f ic t ic io 37 El comportamiento del pelado - dice Ramos - consiste en tratar de disimular ese resentimiento hacia la vida misma, pues al asumir tales actitudes lo único que logra demostrar es que él mismo falsea su realidad y circunstancia; lo más grave es que con ello crea una fantasía para sí mismo, sin darse cuenta de la verdad, aunque para los demás sólo se trate de una simple manera de reconfortar el dolor que le causan las condiciones de su vida miserable, de esta manera, las circunstancias económicas, culturales y sociales le obligan a buscar una salida totalmente errónea, ya que sin darse cuenta procura imaginarse que su valor es muy superior al de los demás individuos que le rodean. De igual manera, en sus actitudes hace alarde de un falso sentimiento de superioridad agrediendo verbalmente a los demás individuos con el objeto de hacerlos blanco de sus mofas, por lo que se le considera como un fanfarrón, pues es muy hablador y presume de una forma de ser que no le corresponde. Sin embargo, todas estas actitudes que se dan en el pelado mexicano constituyen manifestaciones inconscientes de la falta de seguridad en sí 36 Ib id . , P, 119 . mismo, pues posee un profundo temor de ser descubierto como un ser indefenso y débil que se aferra a un mundo ilusorio, el cual, -sin darse cuenta de ello- lo acepta con tal convencimiento que quisiera que los demás lo aceptaran tanto como él. En este sentido: El pelado t iene dos personal idades: una real y o tra f ic t ic ia . I I La personal idad real queda ocul ta por es ta úl t ima, que es la que aparece ante e l suje to mismo y ante los demás. I I I . La personal idad f ic t ic ia es diametralmente opuesta a la real , porque e l obje to de la pr imera es e levar e l tono ps íquico de la segunda 38 De tal suerte que el funcionamiento psicológico del pelado muestra una falta de aceptación de su realidad ya que ésta lo hace sentir denigrado, por lo que su actitud se vuelve agresiva para así ponerse a salvo de esta situación. Sobre este aspecto podemos considerar junto con Ramos, que la marcada tendencia a la riña demuestra que muy en el fondo de su alma existe una constante preocupación por encubrir de manera inconsciente una deficiencia de seguridad en sí mismo, la cual se revela con alardes de valentía, disimulando así su delicado estado emocional; por ello el “pelado mexicano” se comporta siempre con una marcada tendencia a la autodeterminación, creyéndose siempre estar por encima de todos, por lo cual; mediante la util ización del lenguaje, (en la que expresa toda clase de palabras soeces) somete hasta el aniquilamiento a los otros individuos. De esta manera: La terminología del “pelado” abunda en alusiones sexuales que revelan una obsesión fá l ica , nacida para considerar e l órgano sexual como s ímbolo de fuerza mascul ina. En sus combates verbales atr ibuye al adversario una feminidad imaginaria , reservando para s í e l papel mascul ino. Con es te ardid pretende af irmar su personal idad sobre e l contr incante 39 37 Ib id . , P, 120 . 38 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre , P . 121 . 39 Ib id . , P , 120 . Se trata, pues, de un ser que al util izar expresiones altisonantes busca eliminar en forma inconsciente toda aquella frustración emocional que le causa la condición miserable de su vida; por eso, cuando se enfrenta ante una situación que hiere su orgullo se consuela con gr i tar a todo e l mundo que t iene “muchos huevos” (as í l lama a los tes t ículos). Lo importante es advert ir que en es te órgano sexual no hace res idir solamente una especie de potencia sexual , s ino toda c lase de potencia humana 40 Hay aquí algo interesante, su actitud denota una falsa caracterización del verdadero sentido de su capacidad o potencialidad como ser humano, pues al adoptar una posición equivocada de las funciones propiamente biológicas las transvaloriza en funciones psicológicas ilusorias que le permiten creer que logra sus objetivos. Es precisamente en este momento cuando se manifiesta la imperiosa necesidad por parte del individuo para satisfacer su autoestima, logrando así, adquirir la confianza en sí mismo, pues, No hay mejor manera de adquir ir la conciencia de la seguridad que ser poderoso 41. Por ello, al mostrar un léxico tan lleno de términos que implican un sometimiento verbal eleva su tono de autoafirmación; sin embargo, la falsa imagen de su personalidad indica que es un ser vacío, en el sentido de que: “El pelado” no es n i un hombre fuer te n i un hombre val iente . La f isonomía que nos muestra es fa lsa . Se trata de un camuflage para despis tar a é l y a todos los que le tratan. Puede es tablecerse que, mientras las manifes taciones de valent ía y fuerza son mayores , mayor es la debi l idad que se quiere cubrir 42 La debilidad, entonces, como factor emocional es expresada en forma opuesta, en tanto que es proyectada como imagen de fanfarronería y valentonería, que hacen del individuo un ser vacío sin ningún elemento real que le dé seguridad. 40 Ib id . , P ,120 Esta preocupación por el afán de dominio que se manifiesta en el pelado resulta de una superposición de planos existenciales que desvirtúan la vida misma de los individuos, en tanto que en él se desarrollan dos niveles diferentes de vida, una real y otra ficticia, en las que, si en un primer momento le permiten superar su estado de depresión con miras de salvarlo de su aniquilamiento; en el otro, éste se vuelve cada vez más peligroso porque no busca hacerse daño él mismo, sino a los demás, en actitudes violentas que pueden llegar a desencadenar verdaderas tragedias Al construirse este mundo ficticio, el pelado, explica Ramos, recurre a todo tipo de pantomimas que le hacen aparecer como un ser que infunde miedo, y lo hace con el firme propósito de demostrarle a los demás que él es muy hombre o mejor dicho, que es muy “macho”. Esta actitud expresa la intención de sobresalir bajo cualquier circunstancia, no acepta el sentirse menos, toma como un ofensa el hecho de que se piense que es un cobarde; por tanto, su comportamiento es la manifestación abierta y franca de una compensación de inseguridad por una de seguridad, pero estas manifestaciones no tendrían sentido si no se mostrara frente a los demás; es decir, que para demostrarse así mismo y a los otros que vale, necesita de un público que lo avale, como una forma de aliviar su estado de ánimo deprimido. Por otra parte, los rasgos que presenta el pelado mexicano se vinculan de manera falsa con la idea de nacionalidad, pues el filósofo mexicano considera que: Hacemos notar aquí que és te asocia su concepto de hombría con e l de nacional idad, creando e l error de que la valent ía es la nota pecul iar del mexicano. Para 41 Ib id . , P , 90 . 42 Ib id . , P , 121 . comprobar de que la nacional idad crea también por s í un sent imiento de menor val ía , se puede anotar la suscept ibi l idad de sus sent imientos patr iót icos y su expresión inf lada de palabras y gr i tos . La frecuencia de las manifes taciones patr iót icas indiv iduales o colect ivas es un s ímbolo de que e l mexicano es tá inseguro del valor de su nacional idad 43 Esta situación le permite observar al autor del Perfil que aún en las clases más cultivadas de los mexicanos se encuentra en el fondo de su alma un sentimiento de menor valía relacionado con el puro hecho de ser mexicano. 43 Ib id . , P, 121-122 . 2.3.2 EL HOMBRE DE LA CIUDAD La personalidad del hombre de la ciudad (perteneciente a la clase media)- como lo llama el maestro Ramos - es manifestada de diferente manera que la del pelado, ya que aun cuando ambos vivan en la urbe, existen características peculiares que los distinguen; este hecho hace que en el primero, su condición de vida le permita elevarse por encima de la situación existencial del pelado, pues pertenece a la clase media: es un individuo que posee algún tipo de educación y nivel económico que le permite vivir si no cómodamente, por lo menos satisfaciendo sus necesidades materiales. Sin embargo, también en este tipo de hombre se presentan ciertos factores que moldean de manera peculiar su forma de pensar y de comportarse, es un ser que está predispuesto a desconfiar de todo cuanto le rodea; por ello, siempre se encuentra a la defensiva en contra de aquello que pueda causarle algún daño, ya sea emocional o físico. Esta actitud de desconfianza se encuentra también en el pelado, en forma franca pues éste evita en forma agresiva el contacto con los demás individuos. Sin embargo, en el hombre de la clase media adquiere un matiz peculiar, pues ésta se convierte en: su sent ido primordial de la v ida. Aun cuando los hechos no lo jus t i f iquen, no hay nada en e l universo que e l mexicano no vea y juzgue a través de su desconf ianza. Es como una forma a pr ior i de su sensibi l idad44 El problema aquí puede considerarse como el resultado de una constante falta de actitudes que le permitan adquirir la seguridad en sí mismo y en las actividades que realiza, ya que debido a las circunstancias sociales en las cuales se ha moldeado su existencia éstas le han obligado a refugiarse en su 44 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre , P , 122 . interior negando toda posibilidad de convivencia franca con los demás individuos. El fenómeno psicológico que presenta este tipo de hombres muestra la falta de seguridad en sí mismos, pues ésta es manifestada hacia el exterior en forma de desconfianza. Lo grave de esta actitud radica en el hecho de que impide su realización plena como ser humano, ya que: El mexicano no desconf ía de ta l o cual hombre o de ta l o cual mujer , desconf ía de todos los hombres y todas las mujeres . Su desconf ianza no se c ircunscribe al género humano, se ext iende a cuanto exis te y sucede. S i es comerciante no cree en los negocios , s i es profes ional no cree en su profesión, s i es pol í t ico no cree en la pol í t ica45 Esta falta de credibilidad en su proceder provoca que no exista una conciencia reflexiva acerca de su comportamiento; es decir, que la ausencia de un conocimiento pleno de sus posibilidades como ser social que tiende a relacionarse con otros seres, le impide la planificación acertada de su vida, siempre actúa en forma inmediata guiado por sus pasiones, por ello, su comportamiento lo realiza a través de impulsos y reacciones irreflexivas o violentas. Y como no actuar de esa manera, si las circunstancia en la que se había desarrollado su existencia eran cruciales, sobre todo durante el periodo revolucionario de 1910, en el cual la muerte y las traiciones estaban a la orden del día. Por ello, adoptaron tales actitudes de desconfianza, en la que la única manera de salvaguardar la vida era desconfiar de todo, aún de los propios gobernantes, pues los políticos mediante engaños asumieron el poder, en la cual desatendían los intereses de la nación, para satisfacer sus intereses particulares, lo cual no los hacía presentables como individuos de confianza para el pueblo. 45 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 122 A este respecto Abelardo Villegas en su libro La filosofía de lo mexicano expresa que: Al pueblo no lo engañaban, sabia que todo lo que se decía era mentira , que no era c ier ta la redención, que no era c ier to e l mejoramiento de las c lases prole tar ias , que, en cambio, era c ier to todo lo contrario de lo que los pol í t icos pregonaban.… Las acostumbradas traic iones , las acostumbradas codic ias envuel tas en ropajes demagógicos habían formado en la conciencia popular una especie de forma a pr ior i , según la cual , todo gobierno era malo .… Este sent imiento no conducía a la anarquía s ino a la indi ferencia . 46 Ahora bien, la forma como el individuo de la ciudad guía su existencia está determinada por un sentido práctico: es un hombre de acción, pero debido a la falta de visión y perspectivas a largo plazo se mantiene aislado; siempre busca satisfacer sus necesidades primarias, no piensa en el mañana ni en el después; lo que es peor, trata de pensar lo menos posible. En este sentido, su comportamiento de desconfianza es originado por la continua negación de una posibilidad reflexiva hacia el futuro que le permita planear toda su existencia. En este punto radica precisamente el origen de la desconfianza inherente a la conducta del hombre de la ciudad, pues - dice el maestro Ramos - que: No t iene ninguna rel ig ión ni profesa ningún credo social o pol í t ico. Es lo menos ideal is ta posible . Niega todo s in razón ninguna, por que é l es la negación personi f icada 47 El problema del sentimiento de menor valía se establece en el hombre de la ciudad en el momento en el que se enfrenta a la realidad y se da cuenta de la forma caótica en la que se presentan los acontecimientos; es decir, que la falta de una planificación en su vida cotidiana lo obliga a actuar por 46 V i l l egas , Abe la rdo , La f i loso f ía de lo mex icano , Ed , U .N.A.M. , México , 1979 , P , 104 47 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 123 . necesidad o por instinto; por tal razón, al preocuparse por su condición inmediata le es imposible pensar en un proyecto de vida bien configurado. El conflicto psicológico que genera la desconfianza es el resultado de la negación e imposibilidad del futuro, por lo cual el individuo se aísla e interioriza en sí mismo, con la finalidad de creer que su vida está segura, aun a pesar de que las circunstancias le sean adversas; de aquí que, el comportamiento que presenta el hombre de la ciudad es el producto de: Este mundo caót ico, e fecto directo de la desconf ianza. . . dándole una especie de jus t i f icación objet iva. Cuando el individuo se s iente f lo tar en un mundo ines table , en que no es tá seguro ni de la t ierra que pisa , su desconf ianza aumenta y lo hace apresurarse por arrebatar al momento presente un rendimiento e fect ivo 48 Nada está seguro para el hombre mexicano, su vida, sus bienes, su futuro, todo pertenece al momento, al día; así se gesta en su interior el miedo y la angustia de pensar en el porvenir, por ello desconfía de todo y vive a la defensiva protegiéndose mediante la ilusión y la fantasía. La evolución que ha tenido su espíritu en tales circunstancias lo mueven a adoptar una actitud de angustia, pues al sentir que le es arrebatado su momento, éste actúa en forma violenta ya que: El desconf iado es ta s iempre temeroso de todo y v ive aler ta , pres to a la defensiva o recela de cualquier gesto , de cualquier movimiento, de cualquier palabra. Todo lo in terpreta como una ofensa. . . . A causa de la suscept ibi l idad hipersensible , e l mexicano r iñe constantemente . Ya no espera que lo ataquen, s ino que é l se adelanta a ofender49 48 Ib id . , P , 123 . 49 Ib id . , P , 123 . Sin embargo, esta actitud de agresión no presenta una marcada tendencia de resentimiento como en el caso del pelado, sino que es más sutil , por el hecho de que ésta es una desconfianza; de ahí que Ramos mencione que esta actitud provenga de una falta de seguridad en sí mismo, razón por la cual el individuo busca protegerse ante la mirada de los demás hombres, evitando así aceptarse como un ser inferior, por ello es agresivo, porque a través de esta actitud se protege, desviando la atención sobre su personalidad más íntima. Es agresivo porque se siente débil, y es precisamente esta característica lo que le obliga a fingir su verdadero estado emocional - dice Ramos-: El mexicano t iene habi tualmente un es tado de ánimo que revela un males tar in ter ior , una fa l ta de armonía consigo mismo. Es suscept ib le y nervioso casi s iempre es tá de mal humor y es a menudo iracundo y v iolento , (de igual manera) es pasional , agres ivo y guerrero por debi l idad; es decir , porque carece de una voluntad que controle sus movimientos 50 Cuando reflexionamos sobre estas palabras, pensamos en la importancia que adquiere el equilibrio emocional y la capacidad del individuo para evitar el sentimiento de menor valía, a través de lo que Ramos llama “una voluntad” que controle sus intereses llámense emocionales o económicos que le permitan alcanzar la felicidad. La fuerza del mexicano radica por lo tanto, en lograr asimilar que el poder y el predominio se demuestran en la medida de que él es un ser capaz de adecuarse a las condiciones y circunstancias que la vida le presenta. 50 Ib id . , P . , 124 . 2.3.3 EL BURGUÉS El análisis sobre la personalidad del mexicano se centra también en el comportamiento del burgués, el cual pertenece a la clase social de mayor rango, tanto en el ámbito: económico, social y cultural, pero que al igual que los individuos de las clases más bajas presenta una marcada tendencia a la transposición de valores en su existencia, y sufre un sentimiento de menor valía El cuál - d ice Ramos - no der ivándose ni de la in fer ior idad económica, n i in te lectual n i social , proviene s in duda, del mero hecho de ser mexicano 51 Estas palabras implican un grave problema, pues más que mostrar una falta de seguridad en sí mismo, presenta una problemática mucho más profunda, por el hecho de que implica una falta de seguridad sobre su propia nacionalidad . El sentimiento de menor valía en el hombre burgués adquiere el matiz más acabado, pues éste se sublima en una forma tan perfecta que es casi imposible detectarla debido a que en la caracterología de este tipo de individuo existen factores intelectuales que le permiten encubrir su estado de ánimo interior, ya que: El mexicano burgués posee más dotes y recursos in te lectuales que e l prole tar iado para consumir de un modo perfecto la obra de s imulación que debe ocul tar le su sent imiento de in fer ior idad 52 Sin embargo, la forma en como es manifestado el malestar interior se refleja en un comportamiento excesivamente refinado y exagerado, util iza siempre las palabras más rebuscadas con la finalidad de que los demás individuos lo vean como una persona culta, sofisticada y elegante, lo que queda sólo en la intención de quien actúa como tal, ya que en la mayoría de 51 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 124 . los casos la relación es contraproducente porque en tal actitud éste acaba por convertirse en un ser pedante y antipático. Y de la misma manera, considera Ramos, en él se llegan a manifestar las características que ya hemos visto en el pelado, en tanto que, al enfrentarse a una situación extrema que lo irrite se convierte en un ser: Suscept ib le de adquir ir cuando un momento de ira le hace perder e l dominio de s í mismo, e l tono y e l lenguaje del pueblo bajo “!Pareces un pelado!” es e l reproche que se hace a es te hombre iracundo 53 En suma - dice Ramos - el problema sobre el sentimiento de inferioridad que manifiesta el mexicano no es sino un mecanismo de autodefensa inconsciente con la cual se protege de su estado emocional más íntimo, ya que con ello logra eliminar la carga tan pesada de una existencia llena de dificultades, que más que ser aceptada con agrado, provoca una situación de angustia, por ello, la transposición de la realidad por la i lusión conlleva a una vida más placentera. Todas y cada una de las actitudes que asume el mexicano en los tres niveles sociales tienen como objetivo: Superponer a lo que se es la imagen de lo que se quis iera ser , y dar es to por hecho. Unas veces , su deseo se l imi ta a evi tar e l desprecio o la humil lación, y después , en escala ascendente , encontraríamos e l deseo de valer tanto como los demás, e l de predominar entre e l los , y , por úl t imo, la voluntad de poderío 54 La relación de los hombres o individuos que intervienen en la vida social de México se establece en forma espiral, en la cual cada uno de ellos se manifiesta en relación al otro en una escala ascendente; con ello pensamos que la manifestación del sentimiento de inferioridad no se funda solamente en 52 Ib id . , P , 125 . 53 Ib id . , P , 125 . 54 Ib id . , P , 125 . los individuos de la escala social más baja como el caso del pelado. Por el contrario, observamos que se trata de una relación descendente, en la cual el individuo que posee una marcada tendencia a sentirse inferior es precisamente el hombre burgués, pues éste tiene un mayor acceso a la cultura europea, por ello creemos, a diferencia de Ramos, que el sentimiento de inferioridad se funda en las clases más elevadas por que son ellas las que están en un contacto más directo con otros valores que por lo regular son aspectos provenientes de culturas extranjeras. En este sentido, es en las clases más cultas y de mayor nivel económico las que aspiran mucho más allá de sus propias capacidades, es en el hombre burgués donde de una u otra forma se configura el arraigo del sentimiento de menor valía, pues es un ser que soslaya su propio entorno con miras de formar parte íntegra de un grupo privilegiado a quienes les es indiferente la realidad Ahora bien, la forma como se plantea el sentimiento de inferioridad en el hombre de 1934 consiste en una relación eminentemente comparativa entre los individuos de los diferentes sectores sociales, así, el burgués en México representa el sector que posee una marcada tendencia a la comparación con sistemas de valoración ajenos a su circunstancia misma, ya que en este t ipo de individuos existe una mayor facilidad para relacionarse con otras culturas, lo cual no sucede con las clases más bajas. Así, la manera como se va desarrollando el sentimiento de menor valía es en forma descendente, por el hecho de que al establecerse una comparación en las relaciones sociales se puede observar que las aspiraciones de cada uno de ellos se da en relación con los otros individuos de una clase social más elevada; de esta forma, el pelado mexicano se siente inferior en relación con el hombre de la ciudad y el burgués. Por su parte el hombre de la ciudad se siente inferior en relación al burgués mexicano, y por último el burgués se siente inferior al compararse con los hombres de otras culturas y al simple hecho de ser mexicano. Sin embargo, esto último, se manifiesta como una cuestión de herencia histórica que trasciende los aspectos espacio-temporales y le l lega en una forma tal que ni siquiera él mismo sabe el por qué de esa desestimación de su nacionalidad. Pero ésta no es una cuestión nueva en la psicología del mexicano contemporáneo, ya que como observamos con anterioridad es un fenómeno que aparece en la relación social de los individuos de la Colonia, cuando los individuos de los sectores sociales que la componen se comparan entre sí y adoptan valores ajenos a su realidad. 2.4 EL PROBLEMA DEL SENTIMIENTIMIENTO DE INFERIORIDAD Y LA NACIONALIDAD EN EL MEXICANO. Uno de los elementos que intervienen en la consolidación del sentimiento de menor valía es la falta de una sólida idea del valor de la nacionalidad. Este factor implica que el individuo se siente menos por el sólo hecho de ser mexicano, como lo señalábamos en el análisis del hombre burgués y del pelado mexicano. Sin embargo, esta situación no sólo existe en este tipo de individuos pues se presenta de igual manera en el hombre de la ciudad. A nuestro parecer el origen de este sentimiento surge en el periodo de la Colonia, cuando los individuos buscan alimentarse espiritualmente de valores ajenos a su realidad misma, es en este momento cuando se inicia la desestimación de sus propias circunstancias y de sus condiciones, al mismo tiempo se debe a la falta de conciencia sobre una unidad nacional, pues debido a la incipiente búsqueda por el establecimiento de valores e instauración de instituciones en la reciente independencia, los mexicanos de entonces se encontraron con modelos extraños que les hacen olvidar su capacidad intelectual, primero para dirigir al país y segundo para unir en forma coherente toda esa dispersión de criterios que fueron producto del marcado individualismo que trajo consigo la herencia española. De esta manera, la falta de conciencia y de unidad acerca de la nación está predeterminada por una separación interna de los grupos que pretendían dirigir al país. No existe una unificación de criterios, no hay unidad en ningún sector social, es por ello que este factor se consolida como el principal elemento que influye de manera decisiva en la formación espiritual de sus individuos, creándoles en su inconsciente una idea deprimente del valor de su tierra y su nación. Ramos señala que esta forma de asumir la nacionalidad permite explicar el comportamiento del hombre analizado en el año de 1934; sin embargo, no aclara de qué manera se funda la falsa idea de nacionalidad como expresión del sentimiento de inferioridad; no obstante, podemos, aclarar que el problema de la nacionalidad tal como lo menciona Ramos en su ensayo titulado En torno a las ideas sobre el mexicano (1951), no es una cuestión política o jurídica, sino de vivencias, o sea, que la nacionalidad se establece como toda una configuración social, cultural y educativa que influye sustancialmente en la personalidad del individuo que participa de ella. Al respecto Ramos considera: Es preciso aclarar (que) lo que in f luye en e l carácter indiv idual no es la nacional idad en e l sent ido de una abstracción jur ídica o pol í t ica . Nosotros entendemos en es te caso, la nacional idad en un sent ido más v iv iente y más concreto , como un conjunto de experiencias colect ivas del presente y del pasado que regis tran los resul tados de todas las empresas desarrol ladas en común, con la memoria de los tr iunfos o los fracasos , de las desgracias o las alegrías de los indiv iduos cuando actúan socialmente 55 Consideramos, pues, que el problema del sentimiento de inferioridad que se sustenta en una idea de nacionalidad rebajada, es producto de una mala aceptación acerca de los errores y fracasos a los que se ha enfrentado el hombre en México, y no al simple hecho de ser mexicanos, es decir que la conciencia de nacionalidad en el mexicano está desvirtuada porque no ha asimilado toda la carga histórica de fracasos y de experiencias dolorosas que recaen en la mentalidad del conjunto de la sociedad y de cada uno de los individuos, construyéndose así, una denostación sobre la unida nacional y de su propia seguridad individual. Podemos considerar, entonces, que el hombre mexicano siente que su nacionalidad es inferior por su pasado histórico, porque se le presenta como 55 Ramos , Samuel , En torno a las ideas sobre e l mex icano , Rev is ta Cuadernos Amer icanos , may o- jun io , 1951 , P , 106-107 . una constante inseguridad, l lena de accidentes que le suscitan una idea de incapacidad para llevar a cabo sus aspiraciones. Esta desvaloración de la nacionalidad aparece en el siglo XIX como el resultado de un cúmulo de experiencias colectivas desfavorables que se transmiten de generación en generación hasta hacerse imperceptibles las causas que la originaron; así, podemos pensar en algunos acontecimientos tales como, la falta de madurez de las clases dirigentes para gobernar al país, los desórdenes políticos, la lucha interna entre los grupos políticos que buscan consolidarse en el poder. Así mismo, el empobrecimiento extremo de las clases más desprotegidas y una educación desastrosa, son los factores que influyen para que se genere en la mentalidad de los individuos una falta de creencia y una inseguridad en las acciones colectivas, y por ende, una devaluación de su sentimiento de nacionalidad. De aquí se deduce que los acontecimientos adversos crean una idea de incapacidad e incompetencia en la conciencia colectiva, que posteriormente se introduce en cada una de las conciencias individuales, interiorizándose hasta quedar hundido en el inconsciente, tanto individual como colectivo; en tanto que, al perderse la objetividad sobre la causa que provoca tal estado de ánimo, se pasa a una introyección que se transmite a las siguientes generaciones sin que éstas tengan una idea clara acerca del por qué presentan tales características. Así podemos observar que estos elementos surgidos durante el periodo de la Colonia se presentan en forma inconsciente en los hombres del México contemporáneo, periodo sobre el cual Ramos realiza su investigación, y en donde observamos también que esta situación histórica subyace en la conciencia de cada uno de los individuos que conforman los estratos sociales, ya sea el pelado, el hombre de la ciudad, o el burgués mexicano, pues en cada uno de ellos se encuentra integrada, en el fondo de su alma, la desvaloración de la nacionalidad que los hace sentir menos por el hecho de ser mexicanos. Ahora bien - como pudimos observar - los factores psicológicos que intervienen en el comportamiento y la forma de pensar del mexicano tienen su origen en las etapas históricas anteriores, en el sentido de que existen infinidad de factores depresivos que se van individualizando de generación en generación; por lo que, en forma paradójica, se va generalizando una falsa creencia de su inferioridad hasta formar parte de una realidad colectiva. De esta manera, el planteamiento del maestro Ramos acerca de que el hombre en nuestro país se siente inferior por el simple hecho de ser mexicano se funda en una falta de conciencia de espíritu nacional, así como en la ausencia de un sentimiento de solidaridad entre los mismos mexicanos, por ello, las marcadas tendencias a autodeterminarse se presentan como una forma de compensar sus carencias e inseguridades, por lo que al plantear esta situación, el propio Ramos considera que: Cuando he af irmado que e l mexicano padece un sent imiento de in fer ior idad, he querido decir que es te complejo afecta su conciencia colect iva , s i la conciencia de nacional idad se encuentra debi l i tada por un sent imiento de nacional idad, es natural que por una reacción compensatoria se e leven o exageren los impulsos individuales 56 56 Ib id . , P , 109 . CAPITULO III LA PROBLEMÁTICA Y EL DESARROLLO HISTÓRICO DE LA CULTURA NACIONAL. 3.1 LA PROBLEMATICA DE LA CULTURA MEXICANA Una vez comprendida la principal problemática que se da en torno a la falsa personalidad del mexicano, es pertinente continuar con la reflexión acerca del problema que encierra el fenómeno cultural en nuestro país; con ello nos situamos en la preocupación cardinal de Ramos, que consiste en investigar qué es lo que podemos entender como cultura mexicana y cómo seria ésta en caso de existir . Las interrogantes, parecen indescifrables, ya que, al tratar de definir lo que es la cultura propiamente mexicana se observa que es casi imposible distinguir los elementos propios a la personalidad espiritual de los mexicanos y de los valores pertenecientes a otros pueblos. De esta situación parte Ramos, para ahondar en la investigación sobre la cultura en México. Su planteamiento inicial no afirma ni niega su existencia en forma precisa, porque para él, ésta no tiene una representación auténtica en comparación con la tradición cultural europea. Lo cual quiere decir que la cultura sí existe, pero que su manifestación o la manera en como se expresa ésta, no muestra la verdadera realidad en la que viven los mexicanos De estas consideraciones se desprenden dos planteamientos que le permitirán resolver esta situación. El primero, pensar en la existencia de una cultura en forma subjetiva que será expresada mediante la propia mentalidad y personalidad del individuo, y de aquí se desprende el segundo planteamiento: si existe una cultura subjetiva cómo sería esta cultura en forma concreta; con ello permite vislumbrar que ésta aunque no tenga una representación concreta, se encuentra entremezclada con los valores realizados en la vida cotidiana de los hombres que participan en ella. Ahora bien, ¿cuál es el camino que establece Ramos para mostrar esta realidad? El filósofo mexicano plantea la tesis de que es necesario el análisis a través del propio proceso evolutivo que se ha suscitado en los diversos momentos históricos, por ende, el estudio debe fundarse en la introspección de la propia historia nacional. Este criterio le permite detectar que en la vida misma de la nación existen momentos en los que claramente puede observarse la forma de cómo se implementan valores que le dan una significación específica, los cuales poco a poco, con el transcurrir del t iempo se van interiorizando hasta hacer imperceptible su procedencia original. Con esta actitud Ramos determina que estos periodos están representados en forma sistemática, pero que al mismo tiempo, uno a uno se van sucediendo en forma gradual, lo que hace imposible que sean observados por los hombres que se encuentran inmersos en su realización. Estos momentos Ramos los caracteriza mediante conceptos tales como: cultura por transplantación, cultura por imitación, cultura asimilada, cultura criolla, cultura europeizante y nacionalismo cultural. Ya que, según Hernández Luna: Tales conceptos no const i tuyen un s is tema de categorías lógicas s ino más bien de categorías his tór icas . . . que Ramos es t ima como los más adecuados e idóneos para la aprehensión de lo caracter ís t ico o def in i tor io de la cul tura mexicana 1 Así, cada uno de los momentos en los que se manifiesta la cultura tiene una forma específica de matizar los valores que en ella se confrontan debido al peculiar origen que caracteriza a México. 1 Hernández Luna , Juan , El f i loso far de Samuel Ramos sobre lo mex icano , Rev is ta F i losof ía y Le t ras , enero- jun io , tomo XXII I , Nº 45-46 , Ed, Impren ta un ivers i t a r i a , México , 1952 , P , 183 . Según Ramos, estos momentos se inician en el periodo mismo de la conquista, en la que el espíritu español se apropia del sistema valorativo en las tierras recién descubiertas. Esta situación provocará una mala concepción acerca de lo que significa propiamente la cultura, pues, más que concebirla: …Como un desarrol lo y crecimiento natural de la v ida humana para ennoblecerla , servir a l cumplimiento de sus posibi l idades inagotables; la cul tura es un órgano v i ta l que impulse y armonice las aspiraciones humanas, s in excluir las demandas jus tas de bienestar y fe l ic idad 2 Ramos establece que la transposición de valores a un ambiente que no es el suyo representa una cultura por transplantación, la cual sólo corresponde en forma superficial a la realidad en la que se ve inmersa, en tanto que, ésta sólo es desarrollada por los individuos que tienen conocimiento de sus fundamentos significativos por pertenecer de nacimiento a esta cultura. Bajo esta perspectiva podemos empezar a comprender el por qué de la ausencia de un sistema valorativo propio y auténtico en la personalidad del hombre mexicano. Sobre el problema que acabamos de apuntar, señalaremos que la ausencia de una cultura auténtica no se debe, propiamente, a la incapacidad del individuo indígena, criollo o mestizo para llevarla a cabo, sino más bien, a que se ha formulado fuera de la propia realidad en la que se desenvuelve el sujeto; es decir que, al encontrarse los dos pueblos: el indígena y el europeo, se produce un choque de mentalidades que no son el resultado de una misma historia homogénea, que al confrontarse, una queda sometida a la otra, teniendo como resultado el que esta última no exprese en forma auténtica la realidad en la que se circunscribe y desarrolla la vida misma. Desde este punto de vista parte Ramos para explicar que la manifestación del espíritu mexicano se haya a merced de una mala comprensión de su verdadera tarea: representar su circunstancia misma. Esta falta de actitud crítica y consciente es el principal factor de todos los males que a la postre serán desastrosos en la propia configuración de la mentalidad nacional, pues la consolidación de grandes vicios se irán acumulando en forma gradual hasta convertirse en la causa principal que impida la realización de valores inherentes a la perspectiva y sensibilidad de la raza mexicana. Para resolver esta situación Ramos establece que, una vez que se hayan detectado los elementos en que se funda esta carencia de nuestra cultura, sería posible superarlos, pues ello no implica que éstos sean defectos psicobiológicos pertenecientes a la raza, sino factores externos que son producidos por diversos accidentes históricos que pueden corregirse mediante un análisis introspectivo serio, que permita alcanzar un verdadero conocimiento de lo que es y será la cultura en México. Esta empresa - señala Ramos - sólo será posible cuando nos alejemos de una falsa concepción de la cultura y en forma sincera se busque la verdad del carácter del hombre en México, lo cual permitirá construir de manera auténtica el porvenir y el destino de la cultura nacional. 2 Ramos , Samuel , La cu l tura y e l hombre de Méx ico , Rev is ta F i losof ía y Le t ras , oc tubre - d ic iembre , Tomo XVII I , Nº 36 , Ed , Imprenta Univers i t a r i a , México , 1949 , P , 176 . 3.2 CONFIGURACIÓN HISTÓRICA DE LA CULTURA MEXICANA El horizonte valorativo sobre el cual se ha iniciado nuestra tradición cultural, se encuentra caracterizado por acontecimientos que han moldeado de manera significativa su propio desarrollo, de tal forma que es necesario hacer una pequeña reflexión acerca de cuales han sido las diferentes etapas de nuestro proceso cultural que nos permiten comprender la vida intelectual propia del espíritu mexicano. En este sentido creemos conveniente analizar el papel que cada una de estas etapas ha significado en su momento histórico y de la formulación de valores considerados como los más acordes a los intereses de los individuos que los promovieron; así como también su posterior repercusión en los factores que han impedido, desde el punto de vista de Ramos, la realización de una obra intelectual más espontánea e inherente a la mentalidad del hombre y la cultura en México. Por nuestra parte, consideramos que es indudable la existencia de una cultura propiamente mexicana la cual se hallaba plenamente desarrollada antes de la llegada de los conquistadores españoles, pues existían innumerables pueblos indígenas que se constituían en una forma muy específica de organización, tanto en el ámbito político, social y religioso como cultural, l legando incluso a consolidarse como grandes imperios, que ejercían una poderosa influencia sobre otras comunidades que eran mucho más débiles. No obstante, es muy difícil l legar a determinar a ciencia cierta de qué manera estaban establecidas las estructuras valorativas sobre las cuales se fundaba la vida mágico-religiosa de los pueblos prehispánicos, lo que si podemos llegar a concebir, es una forma de organización y pensamiento que sólo sería una mera hipótesis, desde nuestra interpretación. Por lo cual, podemos pensar que éstos concebían de una manera muy peculiar la existencia del universo que los rodeaba, así como también el t ipo de vida a la cual estaban acostumbrados, es decir, que en base a los estudios antropológicos sólo podremos suponer que los antiguos mexicano consideraban al universo de tal o cual manera, sin poder llegar a establecer una verdad precisa. Ahora bien, si estos supuestos fuesen verdaderos comprenderíamos también que, todo pueblo, y toda civilización humana indudablemente se funda siempre sobre elementos espirituales que le permiten comprender e interpretar su relación con el universo. De tal forma que, con sólo observar las grandes construcciones arquitectónicas del mundo prehispánico comprenderemos el grado de desarrollo al que llegaron las antiguas culturas americanas. Los ejemplos más significativos los encontramos en los vestigios de la cultura teotihuacana y en los mayas de Chichen Itzá, en los cuales se refleja el ambiente de armonía espiritual que reinaba entre ellos, como una manifestación del equilibrio frente al mundo y al universo. Mas aún la tolteca, porque representa el punto de partida para uno de los pueblos de mayor trascendencia e influencia en el desarrollo posterior del pensamiento mexicano, como es la cultura azteca; la cual a la l legada de la civilización europea, enfrenta una visión totalmente distinta y desconcertante para los individuos occidentales Sin embargo, existe en estas antiguas culturas una marcada tendencia inherente por ordenar las manifestaciones de la naturaleza desde un punto de vista espiritual y religioso, ya que la forma en que se lleva a cabo la estructuración socio-política del pueblo azteca, se basa en la fundamentación de una concepción plenamente religiosa, en la cual rinden culto a cada uno de los dioses que representan los diversos fenómenos y fuerzas de la naturaleza. Por otro lado, aquellos pueblos prehispánicos también poseían un conocimiento astronómico de la rotación de los astros con que daban un ordenamiento cronológico a su existencia. Estos puntos nos muestran el conocimiento que poseían los hombres en América antes de la llegada de la cultura occidental. Ramos en su obra La historia de la fi losofía en México , establece una analogía sobre el grado de desarrollo que presentan las culturas prehispánicas como los mayas y los aztecas en comparación con el pueblo griego y el pueblo romano. En este análisis comparativo, Ramos encuentra una enorme similitud entre ambas culturas en cuanto al nivel alcanzado en el conocimiento y en el poderío de la dominación y sojuzgamiento de otros pueblos menores, demostrando con ello que, en América se puede hablar de una concepción genuina de valores que están a la altura de los pueblos más antiguos de Occidente. Algunos de los juicios más importantes emitidos en el texto señalan que la similitud entre las diferentes culturas tanto americanas como occidentales se fundamentan porque: Los Mayas aparecen como los gr iegos de América. Esta analogía se jus t i f ica por varias razones . El pueblo maya creó un ar te monumental comparable en su sent ido de la proporción con la arqui tectura helénica. . . s i además del ar te de la construcción tomamos en cuenta la capacidad sobresal iente de los mayas para la as tronomía y e l cálculo , podemos decir que, en cuanto al desarrol lo in te lectual , admite también e l parangón con los gr iegos 3 De igual manera se puede considerar una semejanza entre ambas culturas en tanto que lograron desarrollar una clara concepción política de unificación entre cada uno de los pueblos que estaban bajo su influencia cultural, logrando con ello una conciencia de “unidad cultural”, en conjunto con pueblos que compartían su mismo sistema valorativo. Estas manifestaciones nos permiten comprender la existencia de una cultura sumamente desarrollada en la que la aparición de ciudades como centros políticos y religiosos son el reflejo de su condición valorativa. Otro de los hallazgos del pueblo azteca, según Ramos, consiste en su tendencia místico-religiosa que heredó de los toltecas, y la cual le l leva a su máxima expresión proyectada en una concepción política-militar que le facili ta la consolidación de su imperio en menos de los cien años posteriores a su llegada al valle del Anáhuac. Esta capacidad del espíritu guerrero inherente a la tribu en conjunción con su concepción místico-guerrero le permite extender su dominio territorial y al mismo tiempo influir de manera decisiva sobre los valores que deben adoptar los individuos que están fuera de su concepción cultural. Este aspecto -observa Ramos- (al igual que antes lo había observado Francisco Javier Clavijero en su Historia Antigua de México) es la misma configuración que tiene el pueblo romano, en tanto que éste al igual que la cultura azteca se nutre de los valores y el conocimiento alcanzado por otros pueblos a los cuales llega a dominar, así, encontramos que: Las re laciones que se entablan entre la cul tura to l teca y la azteca son exactamente las mismas que exis t ieron entre los e truscos y los romanos. Se puede imaginar lo que fue del buen gusto de los e truscos en las manos toscas de aquel la raza en la que los hombres pensaban sobre todo en cuest iones práct icas , como pol í t icos y conquis tadores 4 3 Ramos , Samuel , His tor ia de la f i loso f ía en Méx ico , En Obras comple tas Vol . I I , Ed , U.N.A.M. , México , 1990 , P , 108-109 . 4 Ib id . , P , 110 . Las similitudes presentadas entre los aztecas y las culturas clásicas tienden a fortalecer en nuestro pensamiento como mexicanos la imagen de nuestras raíces al igual que las de los pueblos con mayor influencia sobre la cultura occidental, ya que en ellos se encuentra contenida una gran cimentación valorativa que permite a los pobladores tener una conciencia clara sobre su existencia y la relación íntima que guarda con todo el cosmos. Ya hemos hablado de que existe una concepción político-religiosa en el pensamiento del pueblo azteca, sin embargo, aunque el presente trabajo no se desarrolla con base en el conocimiento pleno acerca de la cultura prehispánica en México, sí creemos conveniente considerar - aunque en forma breve - algunas de las características más sobresalientes del pensamiento religioso de los pobladores americanos, pues ello nos permitirá comprender más adelante cuáles fueron las condiciones psicológicas de los nativos que propiciaron que la cultura europea fuese asimilada, una vez que ésta se arraigó en el espíritu de los indígenas. El enfrentarse a la naturaleza y al universo entero genera en el individuo una impotencia, lo que necesariamente le l leva a buscar una fundamentación segura de su existencia sobre una serie de creencias que con el transcurso del t iempo se establecen como una forma totalizadora en la que descansa todo un sistema valorativo, al mismo tiempo que le permiten desarrollar un ordenamiento racionalmente estructurado de los fenómenos y acontecimientos que le rodean. Esto es sin duda, el modo como los indígenas americanos organizaron el conocimiento del mundo que les rodeaba antes de la llegada de los colonizadores, el cual se encuentra proyectado en algunas de sus manifestaciones culturales como la arquitectura y sus innumerables esculturas, que hasta el momento nos siguen mostrando en todo su esplendor la fuerza creadora y valorativa del espíritu prehispánico. 3.3 LA CULTURA MEXICANA POR TRANSPLANTACIÓN A la llegada de los españoles, la cultura azteca se encontraba en pleno florecimiento, y mantenía un dominio, ejerciendo con ello una gran influencia sobre los ámbitos más esenciales en la vida de los demás pueblos, tales como lo político y lo cultural, se advertirá pues, que al l legar los españoles a t ierras americanas éstos no alcanzan a comprender en toda su magnitud el significado de cada uno de los ritos y ceremonias que se presentan ante ellos. Los españoles se topan con una realidad diferente que escapa a toda explicación a la que estaban acostumbrados. Sus dioses, su organización social, todo les parece manifestaciones de salvajes, de seres extraños a los que es menester civilizar, dotarlos de una fe y de una espiritualidad verdadera a través del Evangelio. Se crea entonces un conflicto que más que de incompatibilidad racional es de origen, en el sentido de que cada una de estas dos culturas se ha configurado de acuerdo con una tradición heredada de otras culturas, lo mismo que su concepción del universo se funda en diferentes visiones alcanzadas mediante un largo proceso de racionalización. La cultura occidental poseía una ventaja, pues había superado por mucho los primeros estadios del pensamiento humano caracterizado por la magia y las representaciones animistas, consolidándose como el producto de un conocimiento sistemático y metódico, de la cual provenían verdades absolutas. Esta situación provoca que los conquistadores españoles asuman una actitud de rechazo hacia las manifestaciones espirituales de los indígenas, los cuales además de no comprenderlos por estar fuera del ámbito místico- religioso que los fundamenta, las consideraban como manifestaciones de seres inferiores. La situación que se establece permite observar que los conquistadores se asumen a sí mismos como los portadores de los valores universales que deben regir la vida de los individuos, es decir, que éstos se representan como los únicos seres poseedores de la verdad, en tanto que son ellos los que tienen una superioridad sobre los seres recién sometidos al régimen valorativo de occidente. En su afán por sustraer a los indígenas de sus prácticas salvajes los españoles destruyen todo vestigio de civilización nativa y construyen sobre sus ruinas su propia perspectiva del universo y sistema valorativo al que debe quedar sujeto el pueblo dominado. A este respecto el maestro Leopoldo Zea en su ensayo Dialéctica de la conciencia en México considera que: El mexicano primit ivo ha s ido rescatado de las manos del demonio, su cul tura ha s ido destruida y en su lugar se alza otra cuyo sent ido es e l que le ha dado e l mundo cr is t iano. La evangel ización del indígena ha cambiado una naturaleza que le hacía semejarse con las bes t ias por la de hombre 5 Como podemos observar, existe una degradación del indígena por parte de los conquistadores, en tanto que son considerados como seres sin calidad humana; sin embargo, esta visión es equivocada, pues está fundamentada desde la perspectiva occidental, en la que se anula toda posibilidad de creación valorativa y se asume que la verdadera visión del hombre y del mundo es la que implantan los conquistadores europeos. La instauración propiamente dicha de la cultura europea en tierras americanas, se establece con la llegada de los primeros misioneros que pretendían evangelizar a los indígenas por medio de la prédica cristiana. En este sentido, el primer momento de la cultura en México se funda sobre elementos espirituales que permiten el acceso del indígena al universo valorativo de Europa, este hecho -dice Ramos- es representado por una tendencia natural de los individuos, ya que: 5 Zea , Leopoldo , Dialéc t i ca de la conc ienc ia en Méx ico , Rev is ta Cuadernos Amer icanos , may o- jun io , 1951 , P , 94 . Esta obra fue faci l i tada por c ier ta recept iv idad de la raza aborigen, que era tan re l ig iosa como la del hombre blanco que venía a dominarla . Era un terreno muy bien preparado para que la semil la cr is t iana prendiera en e l Nuevo Mundo6 La obra civilizadora de los misioneros españoles se encuentra ante un clima propicio para llevar a cabo la evangelización, en la que los grandes templos o teocallis quedaron sepultados con el objeto de que sobre los mismos se levantaran las edificaciones eclesiásticas. Así, la cultura en México se conforma mediante dos vías que serán los medios más idóneos para llevar a cabo la transplantación de valores propios de la cultura española, éstos son: el idioma y la religión. En este sentido la vida espiritual del pueblo indígena queda sujeta al dominio religioso, y con ello, la visión del mundo cambia, pues a través de este elemento de civilización se erige el nuevo orden en las actividades sociales, políticas y culturales, introyectándose con ello, tanto las virtudes como los vicios del conquistador europeo al carácter de los habitantes del Nuevo Continente. Ramos señala que una de las características de mayor relevancia del carácter novohispano consiste en una tendencia a asumir sus actividades con una pasión desorbitada, sobre todo en el plano religioso, el cual se convierte en el centro rector de su vitalidad misma. Esta actitud heredada de la personalidad española se manifiesta en cada una de las etapas en las que se desenvuelve la vida social, política y cultural en la Nueva España. La conquista manifestó pues, dos grandes momentos en su ejecución: la primera fue la dominación desde el punto de vista físico y; la segunda, se realiza en forma tan sutil que permitió el manejo y dominio del pensamiento de los nativos, mediante la manipulación que ejercían las órdenes religiosas sobre sus conciencias. Así, el fundamento de toda tradición cultural en 6 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 103 . América está representada por el surgimiento e instauración de ordenanzas religiosas que eran las encargadas de la educación colonial, por ello, dice Ramos que: No sólo la escuela , s ino la dirección de la v ida social quedó somet ida a la ig les ia , cuyo poder era semejante al de un Estado dentro de otro 7 La iglesia representa -como hemos podido observar- el centro gravitacional sobre el cual gira la vida espiritual de los individuos en la Colonia. Estos primeros momentos de la cultura por transplantación están representados por las principales misiones religiosas, como la orden franciscana que se orientaba por las doctrinas filosóficas profesadas por el Filósofo Duns Scoto, los dominicos con influencia del pensamiento tomista, así como también las órdenes de los agustinos y los jesuitas, siendo estos últimos la orden con mayor dominio y trascendencia en el pensamiento americano sobre todo durante el siglo XVIII. Otro de los acontecimientos que favorecen la transplantación, de la cultura en América es la fundación de escuelas para jóvenes indígenas, presididas por las diferentes órdenes religiosas donde se enseñaba entre otras cosas el evangelio, el latín y el griego; todo ello, propició el advenimiento de la enseñanza de la filosofía escolástica al crearse la Universidad Real y Pontificia en 1553 por decreto del Rey de España Carlos V. Sin embargo, el estudio de la filosofía también se imparte en los diferentes colegios de las órdenes religiosas como el de Santa Cruz de Tlatelolco, El Colegio Mayor de Santa María de todos los santos, San Ildelfonso y San Nicolás, en donde se recibían las enseñanzas en diversas ciencias tales como la teología, la filosofía y el derecho durante la etapa colonial en la Nueva España. 7 Ib id . , P, 103 . Esta situación aclara profundamente la consistencia de la reproducción del sistema cultural que poseía la Corona española en la península ibérica. En e l t iempo de la conquis ta la Univers idad de Salamanca junto con la de Alcalá fundada en e l “s iglo de oro” se encontraba en plena glor ia y era natural que se tomaran como modelos para las ins t i tuciones s imi lares que se proyectaba fundar en América. En efecto , las const i tuciones de la Univers idad de México fueron idént icas a las de Salamanca 8 Por tal motivo, las diferentes órdenes religiosas representan el medio más eficaz para modelar el pensamiento novohispano mediante la adopción de las corrientes filosóficas impartidas en las Universidades del viejo continente. Así, desde este preciso momento existe en el pensamiento americano la tendencia a imitar los modelos pedagógicos y educativos con la finalidad de instaurarlos como fundamentos intelectuales en el nuevo continente. Esta situación que originalmente se tuvo a bien transplantar durante la Colonia, con el firme propósito de que esto permitiese una mayor participación en el mundo de la cultura, se convirtió en un vicio inconsciente en el pensamiento del individuo durante los siglos XVII y XVIII, trayendo con ello graves males que hasta la fecha han desvirtuado la capacidad intelectual del mexicano para desarrollar por sí mismo una producción de valores propios a su espíritu. Las corrientes filosóficas propias de la Colonia, como podemos observar, generaron la implantación de ciertos valores en los individuos novohispanos que pondrán las bases para el desarrollo posterior del pensamiento criollo, al mismo tiempo que la labor emprendida por los misioneros religiosos se establece como un fermento intelectual en el cual, si en un primer momento monopolizan el conocimiento con la intención de dominar espiritualmente, en un segundo momento, preparan para asimilar el 8 Ramos , Samuel , His tor ia de la f i loso f ía en Méx ico , P , 127 . pensamiento reformista el cual a pesar de estar vedado en la Nueva España, éste se fil tra a través de los mismos seminarios a cargo de la orden de los jesuitas, haciendo partícipes a los educandos del espíritu revolucionario francés, con lo cual rompen todo vínculo de dominación de la Corona española. Este nuevo conocimiento les permite a los novohispanos vislumbrar la separación del régimen monárquico, para enfrentar los hombres americanos por sí mismos a la gran responsabilidad de echar a andar a la nación entera en forma libre y soberana, mediante la configuración de un nuevo régimen social y político en el que los propios hombres, oriundos de estas tierras, mantuvieron el control mismo de la nación. Sin embargo, a la postre, este ideal se verá marcado por una serie de acontecimientos adversos que le impedirán su plena realización, así como también, serán catastróficas para los individuos que se propusieron llevar a cabo esta magna tarea, pues en realidad no estaban preparados en forma emocional e intelectual, pues se manifiesta en ellos una marcada tendencia a seguir dependiendo de los valores provenientes de otras culturas, albergando en lo más hondo de su ser un vicio que al transcurrir el t iempo se convertiría en el principal factor que impida el surgimiento de una cultura auténticamente mexicana. 3.4 LA CULTURA POR IMITACION La cultura en México denominada por Ramos como cultura por imitación consiste en la manifestación del espíritu universal en el propio pensamiento criollo, de tal manera que ésta se funda sobre los cimientos del pensamiento occidental, ejerciendo una influencia decisiva sobre la conciencia americana. Así, cuando Ramos se cuestiona sobre la posibilidad de la existencia de una cultura propiamente mexicana se está preguntando si existe alguna manifestación inherente al espíritu del hombre mexicano y que sea, por lo tanto, auténtica. Sin embargo, debemos entender que es imposible pensar en la existencia de una cultura original. La cultura en México, por lo tanto, no es una manifestación de valores originales, pues con el encuentro cultural se realiza un sincretismo valorativo. Ya hemos visto en el capítulo anterior que la cultura en una de sus primeras facetas es una manifestación de valores transplantados; sin embargo, a partir del momento histórico que marca la guerra de Independencia, se genera una nueva etapa, en donde se trata de ocultar las deficiencias culturales del hombre americano. Esta nueva situación se formula tras la ruptura con la corona española, viéndose las clases más privilegiadas en la necesidad de organizar al país, pues éste se halla a la deriva, ya que fue anulada toda influencia, sobre la dirección política y legislativa, proveniente de España. Ante esta situación las clases dirigentes que llevaron a cabo la consumación de la Independencia se encuentran desprovistas de una visión clara, de cómo sería posible que se organizara esta joven nación, pues estaban tan acostumbrados a la dependencia extranjera que nunca se habían puesto a pensar en ello. Esta nueva experiencia se torna tan conflictiva que las clases dirigentes, en su empeño por realizar su trascendental tarea, cometen un error sin estar conscientes de ello, pues éstas acaban por adoptar los sistemas valorativos, organizaciones políticas y sociales, pertenecientes a otras latitudes. Como consecuencia de esto, las clases en el poder dan la espalda a su propia realidad, es decir, cometen un crimen en contra de su propia circunstancia porque en lugar de preocuparse por sí mismos para llevar a cabo un proyecto de nación de acuerdo con su realidad, lo que hacen es adoptar sistemas valorativos ajenos a su propia condición. De esta forma considera Ramos que, la imitación realizada por los grupos intelectuales del siglo XIX se debe en primera instancia a la existencia de razones internas del pensamiento de los grupos criollos y que se manifiesta como un sentimiento de menor valía por parte de éstos en relación al hombre europeo, esta situación les hace sentir la imperiosa necesidad de equipararse a los individuos extranjeros. En este sentido, los criollos; al darse cuenta de su propia realidad y condición acuden a la imitación como una manera de aliviar su malestar interior, olvidando con ello realizar su responsabilidad inmediata, de proyectar sus propios valores de acuerdo a su realidad. Por otra parte, también se encuentran diversos factores externos que propician la existencia de graves problemas sociales y políticos, que impiden la realización de los valores propios, como son las incesantes luchas internas entre los diversos sectores sociales que entran en pugna; estos acontecimientos no permitieron llevar a cabo los planes y proyectos ideológicos de una personalidad auténticamente nacional. De este modo, las luchas entre las facciones políticas que se sucedieron siempre terminaron en guerras civiles, que impidieron dar una continuidad a los proyectos políticos, sociales y culturales que son la base y fundamento de un espíritu con carácter auténtico. La cultura como manifestación del espíritu en México se presenta, entonces, como una proyección de valores derivados que se han arraigado en el pensamiento de aquellos individuos con mayor participación activa en la vida política y cultural del país, individuos que en su afán por adquirir la cultura europea olvidaron su verdadera condición, y propiciaron un descastamiento de tipo intelectual; al separar sus intereses privados de la cultura, olvidaron que ésta es un medio primordial para la realización de la existencia real. En este sentido, podemos decir que los mexicanos no lograron vislumbrar que la realidad y la circunstancia que se les presentaba no podía compararse con alguna otra, aunque en ella se presentaban ciertos rasgos que pudiesen tomarse como similares. Esta actitud se dio de manera inconsciente, ello significa, que la imitación extralógica se presenta como una expresión del espíritu del mexicano, en tanto que, la practica con la simple intención de llenar un vacío que ha dejado en su vida la independencia de la corona española. Sin embargo, esta ingenuidad repercute gravemente en la consolidación de su propia mentalidad, pues, en ella se gesta de manera íntima y silenciosa una forma peculiar de explicar la realidad; nos referimos precisamente al hecho en la cual el individuo transgrede su propia forma de vida, al disimular y falsear la realidad mediante el artificio de la imitación. Esta actitud se manifiesta en la medida en que se adoptan indiscriminadamente ideologías con la firme intención de que sobre ellas se funde y legitime la realidad histórica del ahora pueblo independiente. Seguramente que esta situación hubiese llegado a buen término si no existiera una contradicción en su propia realización, ya que es imposible que se puedan someter a la realidad ciertos conjuros teóricos, sin que ellos sean precisamente el resultado inmediato de un desarrollo propio. Con ello queremos decir que los modelos extranjeros adoptados, se presentaban como estructuras prefábricadas, las cuales, si bien contenían grandes aciertos en sus propios contextos, no eran los más adecuados para solucionar las necesidades urgentes que se presentaban en México como realidad concreta. Por lo tanto, estos modelos se conciben como fórmulas mágicas que pretenden solucionar las diferentes y específicas problemáticas nacionales. Ramos señala que esta actitud que se da en los mexicanos es la proyección de un pensamiento utópico, en tanto que busca idealmente la realización de sus intereses mediante la aplicación de modelos artificiales, sustituyendo, de esta manera, sus experiencias inmediatas por nociones teóricas forjadas en circunstancias diferentes. Sin embargo, desde nuestro punto de vista, consideramos que no podría ser de otra manera, ya que el problema que presenta esta tendencia a copiar, no consiste en un error de la imitación misma, sino en el abuso arbitrario que de ella hicieron los mexicanos del siglo XIX, ya que lo realizaron sin otro parámetro que el capricho individual o de fracción política. Esta situación provocó, que las clases en el poder cometieran inconscientemente el peor de sus errores: darle la espalda a su realidad, provocando con esto que los intelectuales mexicanos se refugiaran en su interior ignorando las posibilidades de su propia capacidad frente a una realidad que era menester transformar. Es de suponer que este descastamiento sea la causa de que en la mentalidad del mexicano se arraigue inconscientemente lo que Ramos llama una fuga espiritual de su propia tierra . Sin embargo aún cuando La convicción de aquél los hombres era la del u topis ta , que cree en e l poder de la razón para imponerse , y en la doci l idad de los hechos para plegarse a sus dic tados . De cualquier modo la in tención de esos in te lectuales era in tachable . Su pensamiento traducía la voluntad de un país para crearse a s í mismo, haciendo todos los es fuerzos que le eran asequibles para descubrir su perf i l nacional 9 Por ello es que con la aplicación de los modelos importados se funda en el interior del alma criolla, la negación del pasado inmediato que le representa un malestar interior en su calidad de hombre americano. Para dejar a un lado su pasado inmediato el mexicano busca, mediante la artificiosa imitación, encontrar el camino más fácil para insertarse en la ruta de la cultura universal; considera que la única forma para realizar sus más caros anhelos es copiar los logros de los pueblos que puedan brindarle esa oportunidad. Una nación hegemónica, Francia se presenta ante sus ojos como un pueblo que ha dejado recientemente su pasado monárquico, para ensayar formas modernas de política así, su emancipación y los nuevos planteamientos teóricos son el resultado de una reflexión filosófica de los pensadores ilustrados que se formulan como los fundamentos de una nación con una personalidad auténtica, la cual se fortalece, mediante la realización plena de ese pensamiento teórico en sus necesidades prácticas. En los logros y avances del pueblo francés los mexicanos que pertenecen a las clases dirigentes y más cultas de la nación creyeron haber encontrado la respuesta a su afanosa intención de proveer a la joven patria de una estructura jurídico-política a la altura de los tiempos. Sin embargo, la realidad plena de la cultura francesa no es asimilada por la mentalidad de los mexicanos, es decir, no alcanzan a vislumbrar la situación real que se presenta en el suelo francés, en el sentido de que sus apreciaciones son el producto mismo de una idealización que ordena el mundo 9 Ramos , Samuel , His tor ia de la f i loso f ía en Méx ico , P , 190 . de acuerdo con sus propias vivencias proyectadas en una peculiar forma de pensar. La imitación, por tanto, al l levarse a cabo de manera inconsciente no se realiza en forma planeada; puesto que, al decir de Ramos, no se seleccionan los elementos propicios o de mayor relevancia que puedan tener una influencia positiva y que puedan ser adoptados como ideas directrices, sin que por ello, se conviertan en la dirección misma. En este sentido, el error en que incurre el mexicano- manifiesta nuestro filósofo - consistió en que los modelos a imitar se convirtieron en un elixir mágico que permitía ordenar coherentemente la realidad, mediante una ilusoria manifestación teórica. Ahora bien, creemos que es pertinente preguntarnos: ¿cuáles fueron los factores psicológicos o espirituales que propiciaron la realización de la actitud mimética en los mexicanos?, puesto que es evidente que independientemente de que ciertos valores sean trasladados a una nueva circunstancia, éstos, si no tienen una favorable aceptación no llegan nunca a su florecimiento, pues las condiciones existentes, deben presentarse como elementos que coadyuven a su penetración, así, podemos decir que, el carácter espiritual que poseían los hombre en México en este periodo histórico, estaba sin duda repleto de elementos valorativos heredados de la formación espiritual obtenida durante la Colonia: las lecciones religiosas, el carácter individualista y pasional heredado de la personalidad de la raza española; existen también, en esta mentalidad de los individuos criollos, de manera casi imperceptible, influencias del espíritu latino y de la legislación romana que es introducida por el régimen jurídico-político Colonial. Encontramos así, que la gran influencia que ejerce el pensamiento francés en la mentalidad de la clase dirigente se debe a que éste representa para ellos el ideal a seguir y que le permitirá renacer en un nuevo ambiente fuera del mundo de valores viciados en el que había desembocado su existencia, siendo ese ideal una promesa renovadora ante su decadente situación accidental. Dice Ramos que: El espír i tu revolucionario de Francia ofrece a la juventud avanzada de México los pr incipios necesarios para combat ir e l pasado. Contra la opresión pol í t ica , e l l iberal ismo; contra e l Estado Monárquico, la República Democrát ica; contra e l c ler ical ismo, e l jacobinismo y e l la ic ismo. El grupo más in te l igente y act ivo de la sociedad mexicana se propone ut i l i zar la ideología francesa como arma para destruir las v ie jas inst i tuciones10 La aceptación de los nuevos valores se facilita por una condición inherente al espíritu de los mexicanos consistente en una excesiva pasión para vivir todos los acontecimiento como una proyección de la pasión religiosa, que en este nuevo momento es volcada hacia la actividad política; con ello, los hombres han dejado a un lado una concepción de la vida, cuya finalidad primordial era la salvación del alma. Así, en esta nueva etapa histórica se observa una desmedida pasión por la actividad política y el esfuerzo por ser hombres prácticos. Esta actitud es sumamente equivocada, pues le l leva –al hombre mexicano- a idealizar demasiado, es decir, cree con gran convicción que la actividad política es la forma perfecta para salir adelante en la vida accidentada de la sociedad nacional. Sin darse cuenta, esta pretensión terminará por convertirse en un fetiche, pues pretende desmedidamente dar cuenta de la realidad a través de una configuración teórica que nada tiene que ver con ella. El caso más típico de esta idealización e imitación señalado por Ramos lo constituye la elaboración de la Constitución en México, en donde se puede contemplar la falta de una conciencia clara sobre la trascendencia que implica la consumación de una línea ideológica que explique concretamente las normas jurídicas y de convivencia social que estén de acuerdo con la realidad. Por el contrario, en dicha Constitución se plasma la incapacidad intelectual para vislumbrar los peligros eminentes que conlleva la aplicación de una Carta Magna que no sea el resultado de la proyección misma de la realidad y la circunstancia en la que se desenvuelve la vida nacional. Es decir, que al redactar los estatutos constitucionales se lleva a cabo una simple copia de los contenidos expresados en las constituciones políticas proclamadas por el pueblo francés y el pueblo estadounidense, cometiendo un error que -si bien no fue considerado en su momentos como de gran relevancia- repercutió considerablemente, en la dirección política del país. Ramos- dice Abelardo Vi l legas- anal iza varios e jemplos his tór icos de es ta as imilación, recuerda las famosas advertencias de Fray Servando Teresa de Mier en 1824, que dudaba de que la real idad pol í t ica mexicana res is t iera la adopción de la democracia federat iva. La adopción de una Const i tución Federal encubrió una real idad que sol ic i taba otro t ipo de organización pol í t ica, y e l f racaso de esa Const i tución sólo or iginó la aparic ión de un complejo de infer ior idad pol í t ica.11 El proceso mimético que se dio en la vida de la cultura mexicana significa una falta de conciencia de los propios individuos involucrados, es decir, los criollos y mestizos, al realizar la imitación, olvidaron que es importante la revitalización de las enseñanzas adquiridas mediante la savia rejuvenecedora del pensamiento, pues es evidente, que si se adquieren ciertos elementos intelectuales, éstos se tendrán que transformar con una nueva perspectiva en relación al conocimiento asimilado. Sin embargo, las utopías forjadas por los mexicanos, los condujo a exagerar sus intenciones, pues a pesar de que tomaron conciencia del valor de 10 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 111 . 11 Vi l l egas , Abe la rdo , E l pensamien to mex icano en e l s ig lo XX , México , Ed . , F . C . E . , 1993 . , P . , 105 la cultura no lograron realizarla de una manera espontánea; ya que al digerirla intelectualmente no fueron capaces de transformarla desde su propia realidad. Por lo tanto, podemos considerar, de acuerdo con los planteamientos de Ramos, que la imitación fue una actitud que causó graves males en la mentalidad de los mexicanos; sin embargo, y considerándolo desde nuestra perspectiva, pensamos que a la luz de una revisión crítica de la Historia de las ideas en México, la imitación trajo consigo una revaloración de la realidad, es decir, que los intelectuales criollos y mestizos, al imitar estaban adoptando ideas con la firme intención de resolver las problemáticas que su circunstancia específica le presentaba, en este sentido, consideramos que al l levar a cabo la inserción de lo importado a los problemas nacionales, la imitación misma se torna como una actitud consciente de los valores positivos que pudiesen resolver estos problemas al mismo tiempo que estas ideas adoptadas le permiten formular las soluciones al ser reinterpretadas y aplicadas a su circunstancia inmediata, a este respecto, dice José Gaos, que en esta actitud se inserta lo nacional en lo importado, pues se expresa como una nueva forma de ver a la realidad, que difiere de los otros pueblos con características especificas, ya que: las importaciones hechas con e l espír i tu de espontaneidad, independencia y personal idad nacional y patr iót ica han ido más al lá . La importación de f i losof ías no podía menos de plantear e l problema de su inserción en lo nacional , const i tu ido como es taba en cada momento de la tradic ión correspondiente a és te: la solución fue la de la adaptación de lo importado a las pecul iar idades cul turales del país en cada momento.… De la inserción de lo importado en lo nacional se pasó a la inserción de lo nacional en lo importado 12 En este sentido consideramos que, sí existió una asimilación en forma positiva, en el sentido de que se presenta como un germen invisible en la conciencia de los mexicanos con la posibilidad de generar una cultura por sí 12 José Gaos , En torno a la f i loso f ía mex icana , en Obras comple tas Vol , VIII , México , Ed . UNAM, 1996 , p . 307-308 . mismos, en tanto que los valores espirituales representan una manifestación propia de la preocupación humana, a pesar de que no había logrado crear una sociedad homogénea en la que la cultura como representación espiritual formase un ambiente en la que los individuos formaran parte sustancial de la misma. 3.5.- LA CULTURA POR ASIMILACION O CULTURA CRIOLLA La cultura en México ha propendido a lo largo de su existencia histórica a realizarse como un simple reflejo de la vida europea. Sin embargo, aun cuando el propio Ramos considera que se desarrolla como una tendencia a la imitación, nosotros creemos que existen en ella algunos elementos que nos hacen pensar que en este proceso histórico hay un desenvolvimiento espiritual que puede considerarse como una cultura propiamente americana, en la medida en que se ha llevado a cabo una asimilación de valores que en el pensamiento del hombre mexicano adquiere una nueva dimensión. La existencia de una cultura nacional se puede fundamentar en la medida en que comprendamos que su desarrollo y surgimiento se establece con base en el hecho de que tiene que ser derivada, pero no como una simple copia de la cultura europea, sino como una extensión de ésta, como una cultura que sea transformada por la propia mentalidad y capacidad intelectual del individuo que la hace suya. En este sentido, para Ramos la diferencia radical de lo que sería una cultura derivada por simple imitación y de la otra que sería derivada por asimilación se explica mediante la íntima adaptación de los valores a una visión totalmente renovada, en la que los individuos una vez que se han alimentado de ella la digieren y la transforman de acuerdo con su propia perspectiva y manera de ser, ya que: Entre e l proceso de la imi tación y e l de la as imilación exis te la misma di ferencia que hay entre lo mecánico y lo orgánico 13 Esta diferenciación permite vislumbrar que en el transcurso de la existencia del fenómeno cultural en nuestro país, se ha llevado a cabo una interiorización de los valores por parte de los individuos que los adoptan originalmente de una forma superficial para satisfacer ciertas exigencias vitales, pero que al mismo tiempo van penetrando en lo más íntimo de su 13 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 102 . espíritu hasta formar parte íntegra de su pensamiento y de su ser, comenzado a formar parte de su configuración intelectual. Acorde con esto, pensamos que la realización de la cultura mexicana en forma auténtica se produce en la medida de que los individuos mismos van transformando su propia personalidad, pues es evidente que la influencia que ejerce una nueva visión del mundo les obliga a transformar su propia mentalidad y pensamiento, ajustándola a nuevas perspectivas. En ese sentido creemos que la cultura como proceso creador influye de manera decisiva en el pensamiento del criollo y el mestizo en México, al t iempo que los nuevos valores se convierten en elementos vivientes en la medida en que al ser asimilados, los transforman, reelaborándolos de acuerdo con sus necesidades. La implantación de una cultura derivada por asimilación en el pensamiento del hombre mexicano se inicia, a nuestro parecer, desde el momento mismo en que éste se introduce al mundo de los valores europeos; es decir, desde el momento en que los indígenas son virtualmente evangelizados por la gran empresa de los primeros misioneros religiosos en la Nueva España. Este acontecimiento marca los inicios de la cultura mexicana por asimilación. Parecería problemático y paradójico explicar en este momento que siempre ha existido una cultura propia, cuando con anterioridad nos hemos empeñado en decir que el desenvolvimiento de la cultura en nuestro país es una simple manifestación imitada de lo que es la historia de la cultura europea. Sin embargo, no existe tal problematicidad. En virtud de una cultura por asimilación se plantan las primeras semillas del pensamiento y arte nacional que al incorporar los lineamientos valorativos de occidente se introducen en lo más íntimo del alma mexicana, los cuales al ser reinterpretados se convierten en esencia de su propia personalidad, por el hecho de que, la asimilación como proceso biológico en la adquisición de valores durante el periodo de la transplantación, en un primer momento, y de imitación, en un segundo plano, dan como resultado que la cultura asimilada sea desarrollada de manera silenciosa, pues ésta no se presenta como una actividad que pueda observarse de manera concreta, sino como un elemento intelectual, la cual después de haber sido digerida tiende a volcarse de manera inconsciente, sobre ese proceso formativo de la propia personalidad de los mexicanos. En este sentido Ramos considera que el surgimiento de la cultura derivada por asimilación constituye lo que el denomina “cultura criolla”, la cual entiende como”: El conjunto de las obras producidas por es tos hombres const i tuyen lo que he l lamado “cul tura cr iol la”, no porque fueran cr iol los sus autores , s ino porque e l contenido de es ta cul tura es tá const i tu ida por e lementos europeos, pero nacidos y cr iados en nuestra t ierra y adoptados y acl imatados a e l la . Cier tamente nuestra cul tura no es vernácula, no es or iunda de nuestro suelo , s ino der ivada del tronco europeo como una rama de és te . Es en c ier to modo una cul tura transplantada y acl imatada en e l Nuevo Mundo, en donde t iene que sufr ir las modi f icaciones o al teraciones que impone un ambiente dis t in to del europeo. 14 El primer acervo cultural de esta cultura criolla lo constituye la religiosidad como elemento orgánico y vital del espíritu mexicano en tanto que la pasión exaltada de esta religiosidad se plasma en lo más profundo de carácter de los individuos. Podemos comprender, entonces, que durante el proceso de configuración cultural en sus dos momentos iniciales existe una reapropiación, o mejor dicho, una toma de conciencia sobre el valor y la 14 Ramos , Samuel , La cu l tura y e l hombre de Méx ico , Rev is ta F i losof ía y Le t ras , oc tubre - d ic iembre , Tomo XVII I , Nº 36 , 1949 , P , 180 . importancia de ésta, como elemento directriz de la vida humana. Los criollos digirieron los elementos sustanciales que se expresan de manera invisible en el interior de su pensamiento transformándolos en forma gradual, por ello, a simple vista no se puede discernir la existencia de obras propias con un sello de autenticidad; sin embargo, estamos convencidos de que sobre este planteamiento existe un problema de perspectiva, el cual no sólo debe entenderse como la manifestación concreta en la realización de obras intelectuales o artísticas, sino como el propio enriquecimiento espiritual del hombre. Es decir, la concepción misma de la cultura mexicana debe concebirse como la transformación intelectual del propio mexicano a través de la reflexión y la creatividad que se manifiestan como un “modo de ser” que le permita adquirir la capacidad para comprender y valorar la transcendencia y sentido de su propia existencia. Estas últimas observaciones esclarecen la opinión del maestro Ramos cuando afirma que existe una “cultura en forma subjetiva”, es decir que ésta tiene una realidad en la personalidad misma de los hombres en México, la cual t iene como fin último el desarrollo de la propia manifestación nacional. El problema fundamental que se ha presentado en el transcurso histórico de esta cultura, es una imperiosa necesidad de recubrir las simples apariencias espirituales de la vida social, ya que no ha sido posible desarrollar una consolidación profunda y arraigada en la conciencia colectiva del pueblo mexicano, aunada a las diversas problemáticas que en ella se gesta. Así, las grandes obras que pueden considerarse como verdaderas expresiones de la cultura criolla recaen más bien en la calidad espiritual e intelectual de los hombres que la constituyen, no así en la proyección material de ellas. Es importante establecer las diferencias que existen entre las diversas manifestaciones que puede tener el fenómeno cultural, ya que ello nos permitirá esclarecer la idea de lo que podemos entender como cultura auténtica en México. No siempre podemos considerar que la cultura consiste en la realización de grandes obras que muestran en forma concreta la capacidad inventiva y renovadora de los pueblos, pues esto, sólo es un aspecto que se considera como la manifestación más representativa para la mayoría de los individuos. Se piensa comúnmente que una nación posee cultura porque muestra materialmente su capacidad de creación e innovación. Sin embargo, esta expresión no es lo único, existen otros tipos de actividades que de igual manera pueden ser considerados como expresiones espirituales del ser humano de mayor trascendencia, por su grado de sublimación, en donde el aspecto intelectual realza la calidad de la personalidad humana de los pueblos o de los mismos individuos. De esta manera, la cultura como elemento espiritual se manifiesta en el carácter y en la personalidad del hombre en México, en tanto que en este país han existido individuos que se preocuparon por fundar las bases intelectuales para consolidar una fisonomía propia, si no en forma original -debido a la peculiar situación de nuestro país- sí en la búsqueda de una autenticidad que exprese sus aspiraciones; así por ejemplo, podemos observar la existencia de grandes pensadores en México durante el siglo XVIII como Carlos de Sigüenza y Góngora, Benito Díaz de Gamarra, Antonio Alzate, entre otros. Pues: Sobre es te humus - d ice Ramos - de cul tura genérica ha crecido una forma de selección, cr iol la también, que se ha real izado en una minoría de indiv iduales . Por modesta que resul tara dentro de la escala universal de valores , debemos reconocer que aquél las representan nuestra única tradic ión de al ta cul tura. El méri to de alguno de es tos hombres recae más bien en la persona misma que en su obra. Por su cal idad de hombres se han encumbrado al n ivel más al to que e l ser h ispanoamericano puede alcanzar . No hubiera s ido posible su engrandecimiento espir i tual s in la al imentación de la cul tura europea, que al darle una conciencia más honda de la v ida, ha l igado más es trechamente sus in tereses ideales al suelo nat ivo 15 En estos hombres ilustres se manifiesta una encarnación de valores que se arraigan a la cultura mexicana, que se asimilan en forma tal que éstos se convierten en una segunda naturaleza capaz de expresar el sentimiento más íntimo de la propia existencia. Tales características se encuentran contenidas en diversas categorías vitales que conforman la propia cultura: como la familia, la religión, la moral y todas aquellas costumbres que han sido transmitidas de generación en generación hasta convertirse en elementos primordiales de la existencia misma. En cuanto a la proyección propia de la cultura criolla, como una expresión que va más allá de la simple conformación del carácter, se pueden observar la existencia de ciertos elementos significativos en el pensamiento americano, tales como la toma de conciencia que permite fundar una justificación teórica intelectual del derecho a la libertad de la Nueva España con respecto a la península ibérica. En este sentido los intelectuales criollos asumen una actitud auténtica, al transformar el pensamiento europeo de acuerdo con sus propias circunstancias, una vez que han adquirido las herramientas intelectuales adecuadas, dejando a sí a un lado la simple preocupación teórica para dar paso a un interés más inmediato: la realización práctica de su pensamiento en la acción política y sus anhelos de emancipación. Bajo estas características podemos comprender la transformación de las ideas asimiladas en ideas propias, con las cuales el espíritu del mexicano participa en el desarrollo de la cultura universal en la que, aún cuando no exista en ellos un impulso creador e innovador, si existe el afán de aprovechar 15 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 129 . las ideas heredadas para el establecimiento de una nueva perspectiva emanada de sus propias necesidades. Dentro de las personalidades más sobresalientes que pugnan por el establecimiento de una identidad cultural destaca Don Carlos de Sigüenza y Góngora ilustre criollo nacido en la ciudad de México hacia el año de 1645, quien manifiesta un gran nivel intelectual para mostrar a los pensadores europeos que en América existe una capacidad racional igual o superior para desarrollar las diferentes ciencias existentes en Europa. Aunque la educación de Don Carlos de Sigüenza fue consolidada bajo la dirección del pensamiento escolástico imperante en el colegio de los jesuitas en Tepozotlán, su espíritu renovador le l levó a cultivar las ciencias modernas acuñadas por la filosofía moderna cartesiana. De esta manera expresa Ramos: Los ta lentos de Sigüenza se manifes taron en di ferentes campos del saber y de las le tras , fue poeta, f i lósofo , matemático, as trónomo, ant icuario e his tor iador . Era también hombre de act iv idades práct icas apl icando sus amplios conocimientos , como cartógrafo , ingeniero, explorador, e tcétera 16 De esta manera, la existencia de una cultura auténticamente nacional se manifiesta en la personalidad misma de Sigüenza ya que su actitud permite vislumbrar la manera en que se lleva a cabo la asimilación de la cultura occidental en el pensamiento del hombre americano, de igual forma podemos reafirmar esta idea, si hacemos referencia al hecho de que este sabio mexicano trasciende su mundo indómito al iniciar una polémica científica con los pensadores europeos al realizar una explicación sobre la aparición de los cometas como fenómenos de la naturaleza, rompiendo con ello, las falsas creencias aceptadas hasta entonces por la iglesia católica y que eran utilizadas como pensamientos supersticiosos para infundir miedo a los indígenas. 16 Ramos , Samuel , His tor ia de la f i loso f ía en Méx ico , P , 141 . Lo que más llama la atención es la actitud misma de este pensador novohispano, al entablar una discusión con el padre jesuita Eusebio Francisco Kino, el cual al enterarse a su llegada a la Nueva España del pensamiento de Sigüenza publica un texto llamado Exposición Astronómica para criticar su pensamiento científico, sin embargo, el propio Sigüenza al tomar conciencia de ello, publica un texto contestatario denominado la Libra Astronómica con la cual muestra un dominio más profundo sobre el conocimiento de la naturaleza mediante la aplicación de las nuevas ciencias. El caso de Sigüenza y Góngora ejemplifica notablemente una producción intelectual totalmente criolla que manifiesta la mentalidad que poseían los mexicanos, y por que, Sigüenza cree ver en la act i tud del padre Kino e l desprecio del europeo por los nat ivos de América y su c iencia 17 Por otro lado, el aspecto de mayor significación en la actividad intelectual de esta personalidad es su afán renovador de la cultura nativa, en tanto que ahonda profundamente en el conocimiento de la civilización prehispánica, sobre todo, en lo relativo a la cultura azteca. Así -dice Ramos- ayudado por los escritos conservados por la familia Alva Ixtlixochitl , Don Carlos de Sigüenza realiza una reflexión sobre los pensamientos autóctonos con la intención de implantarlos en un ambiente de renacimiento moral y cultural indígena Otra de las grandes personalidades que establece con gran entusiasmo los fundamentos de una cultura autóctona, es Juan Benito Díaz de Gamarra, cuya influencia intelectual abre el camino hacia el desarrollo de la ciencia en México, pues es uno de los más grandes críticos de la enseñanza escolástica imperante en las instituciones educativas de la época; introduciendo, además, con gran interés la enseñanza del racionalismo como un verdadero fundamento para el conocimiento de la realidad. 17 Ramos , Samuel , His tor ia de la f i loso f ía en Méx ico , P , 142 . En su posición intelectual -declara el maestro Ramos- se manifiesta una clara influencia del pensamiento cartesiano, de la cual extrae sin duda, la premisa radical de su pensamiento, que consiste en El conocimiento de lo verdadero, lo bueno y lo honesto , obtenido por la sola luz de la razón y e jercic io del razonamiento . En es ta def in ic ión de sabor cartes iano queda es tampada la declaración de pr incipios del racional ismo en México 18 Consideramos que la importancia de este pensador radica en el efecto que causa este tipo de concepción científica ejercido sobre la mentalidad del hombre criollo, pues con él se manifiestan los primeros elementos intelectuales que entran en oposición al pensamiento medieval anulando con ello la convicción de la supremacía del conocimiento teológico mantenido por el clero para dar paso a la filosofía moderna. Sin embargo, es pertinente señalar, que aún cuando Samuel Ramos afirme en su libro de la Historia de la fi losofía en México , que Juan Benito Díaz de Gamarra tiene una influencia de la filosofía cartesiana, su aseveración es errónea, en tanto que el propio Gamarra refuta en su libro Elementos de la fi losofía moderna19 los planteamientos cartesianos en relación a la concepción de la materia, pues considera que la afirmación de Descartes de que Dios creo a la materia en forma simple, homogénea, mesurable y extensa, con la finalidad de constituir partículas iguales de forma cúbica que se tocaran por todas partes, excluyendo con ello todo vacío, para constituir con ello un doble movimiento uno, en e l cuál cada una de las partes se moviera en torno al centro propio , e l o tro , en la que la mayor parte se moviera en torno a un centro común. A las partes de la mater ia actuando de ta l forma en giro , Descartes le da e l nombre de vórt ices 20 18 Ib id . , P , 165-166 . 19 Cf r . , Díaz de Gamarra y Dáva los , F ray Juan Beni to , Elementos de la f i loso f ía moderna , Vol . I I , Anto log ía , (Rovi ra Gaspar , Mar ia de l Carmen , Ponce Caro l ina compi ladoras ) México , Ed . , UNAM., 1998 , pp . , 253 20 Ib id . , p . , 91 Estos vórtices permiten la existencia de tres elementos específicos que originan la materia que constituye a la naturaleza; el primero -afirma Descartes- está compuesto de partes diminutas que forman al sol y a las estrellas fijas, el segundo, contiene glóbulos, que a su vez forman a los cuerpos diáfanos y a todos los fluidos y; el tercero, esta constituido por partes anchas e irregulares, l lamada también materia estriada que conforman a los cuerpos opacos como la tierra, el aire y, en general a los cuerpos mixtos. Esta concepción cartesiana de la materia constituida por vórtices como aspectos que conforman a los cuerpos de la naturaleza, le parecen a Díaz de Gammarra impertinentes y desproporcionados para expresar la formación del mundo, por lo cual, no puede aceptarse como una explicación válida dentro del conocimiento que nos proporciona la ciencia física. Pues considera que: …este s is tema decae en ese pr imer surgimiento de tres e lementos . Pues s i n ingún vacío exis te , como desea Descartes , o sólo es posible otro div ino, aún cuando la mater ia es tuviese div idida en partes cúbicas , y cada una de es tas partes , se moviera en torno a un e je propio , y a l centro del universo, no pude ser concebido, c ier tamente , de qué modo un c ier to espacio vacío entre las partes o no fuera in terceptado o no fuera, s in duda, re l lenado con alguna mater ia sut i l , aún cuando todavía se hubiese presentado por e l desgaste de los ángulos 21 Este planteamiento cartesiano, a los ojos de Gamarra, representa una incoherencia, en tanto que, considera que el movimiento efectuado por los elementos que constituyen a la materia tendrían un desgaste; y con ello, perderían su propia naturaleza, ya que tenderían a cambiar su propia constitución, es decir que, los elementos denominados como glóbulos podrían cambiar su naturaleza misma y, devenir en materia sutil , o por su parte, las denominadas partes heterogéneas que conforman a la tierra, o el aire puedan transformarse en cuerpos diáfanos o fluidos, por lo que- señala Gamarra- el 21 Ib id . , p . , 95 pensamiento cartesiano, no da una explicación satisfactoria de los cambios que presentan los fenómenos de la naturaleza. Por otro lado, aún cuando la concepción filosófica de Gamarra niegue la influencia del pensamiento cartesiano en relación a la materia, si podemos afirmar que existe una gran influencia del pensamiento newtoniano en relación a la explicación de los cuerpos y, la manera en que éstos son afectados por la fuerza de atracción, pues encontramos en la obra de Elementos de la Filosofía Moderna la manera en que Gamarra reconoce la importancia de la explicación física de los cuerpos, pues a diferencia de Descartes que los consideraba como desmenuzables, Newton afirma que las part ículas pr imigenias de los cuerpos son duras y sól idas , tanto que no pueden ser tr i turadas por ninguna fuerza de la naturaleza22, pero además, que éstas están sujetas a la fuerza de atracción, la cual ejerce su influencia en todos los cuerpos, en forma universal y necesaria. Otra de las grandes influencias filosóficas que recibe Gamarra del viejo Continente es el pensamiento del filósofo ecléctico portugués Luís Antonio Verney, l lamado el Barbadiño, de quien en su obra De Re Logica , Gamarra toma conciencia de la existencia de la filosofía moderna y experimental, de esta manera Gamarra al viajar a Italia en el año de 1767 conoce dicha obra inspirándose para escribir su libro Elementa Logices en donde se observa la influencia de Verney.23 La influencia de Verney en Gamarra consiste en observar la importancia de la nueva lógica racional para crear una metodología que asegurara el verdadero conocimiento de la naturaleza mediante la investigación experimental, en este sentido el filósofo mexicano comprendió y asimiló el 22 Ib id . , p . , 97 sentido de la metodología empiristas de la filosofía inglesa, sobre todo en Locke, Newton, Arnoldo, Hobbes, Malebranche, y otros filósofos modernos, con la firme intención de eliminar del pensamiento mexicano del siglo XVIII, la enseñanza escolática que sólo pretendía obtener el conocimiento mediante razonamientos silogísticos. Otro de los aspecto importantes a señalar en la influencia que tiene Verney en el pensamiento de Gamarra es aquella en la que critica al pensamiento cartesiano en cuanto a la descripción del sentido de la visión, es decir, en relación a la función de la imagen retiniana, indicando que ésta fue descubierta por los filósofos recientes, por lo que se inclina más por la concepción newtoniana en el tema de la luz y los colores. En suma, el pensamiento de Gamarra no fue un pensamiento original pero su importancia como filósofo mexicano del siglo XVIII, al que se refiere Samuel Ramos, como uno de los criollos más ilustrados es que asimiló y dio a conocer en México el pensamiento de la filosofía moderna con la firme intención de renovar la enseñanza y el método de las nuevas ciencia experimentales. En este sentido el pensamiento de Gamarra suena en los oídos de los criollos como una voz melodiosa que los pone en contacto con las ideas libertarias. Por ello, comenta Ramos que: El racional ismo enseñado por pr imera vez de Gamarra al fundar f i losóf icamente la soberanía de la razón, despier ta a los mexicanos de su sueño dogmático, l ibera su pensamiento , que ahora se puede apl icar al conocimiento de su país , y esclarecer la conciencia de su personal idad nacional24 23 Cf r . Rovi ra , Maria de l Carmen , Ec léc t i cos por tugueses de l s ig lo XVII I , México , Ed . , UNAM, . 1979 , . Pp . , 183-195 24 Ramos , Samuel , His tor ia de la f i loso f ía en Méx ico , P , 171 . La realización de la personalidad nacional, es sin duda, la idea directriz que rige al pensamiento criollo, bajo esta convicción surgen algunos grandes pensadores que acogen bajo su propia visión los conocimientos emanados de la cultura europea. El movimiento cientificistas se inicia en México a lo largo del siglo XVIII bajo la influencia ejercida por la enseñanza de la nueva ciencia experimental, infiltrada entre las aulas de los seminarios religiosos que acogen con gran vehemencia el pensamiento de Descartes, Newton Locke, Bacon, etc. Dándole un viraje excepcional a la investigación misma. En este sentido el filósofo mexicano considera que a Antonio Alzate, en tanto pensador criollo, se le debe el honor de desarrollar un pensamiento cientificista autóctono, quien junto con un pequeño grupo de individuos se dan a la tarea de poner en práctica todos aquellos conocimientos asimilados con la firme intención de resolver las dificultades que se le presentan en su circunstancias histórica. Por ello, dice Ramos acerca de la personalidad de Antonio Alzate que: No es sólo la de un sabio de gabinete, s ino la de un hombre de grandes v ir tudes c ív icas que se in teresa por servir a su país , denunciando los v ic ios de su cul tura y señalando la dirección, que debe seguir para renovarse y mejorar . Su espír i tu y su obra es tán hondamente arraigados en la v ida del país y son a todas luces uno de los pr imeros productos de la cul tura cr io l la 25 Lo que nos parece de suma importancia subrayar con mayor énfasis, es la manera en cómo este grupo de sabios mexicanos adoptan una postura propia, frente a las dificultades para desarrollar sus investigaciones. Este movimiento se manifiesta bajo la visión bienhechora de Alzate, en su periódico titulado Gaceta de li teratura que publica de 1788 a 1795, en la cual 25 Ramos , Samuel , His tor ia de la f i loso f ía en Méx ico , P , 176 . se advierte una actitud crítica frente a los acontecimientos políticos, culturales y sociales de su época.26 Otro elemento que debemos destacar en la obra de Alzate, es su mentalidad crítica frente a las enseñanzas que existía en las escuelas religiosas que siguen todavía la tradición de enseñanza del peripatetismo aristotélico, frente al conocimiento y la explicación de las nuevas ciencias experimentales. Esta actitud permite ubicar a este pensador como integrante de un grupo con una conciencia intelectual que abre nuevos senderos al conocimiento del individuo criollo. Por otra parte, la gran tarea de los intelectuales mexicanos consistió principalmente en la elaboración de sus propios instrumentos científicos, mostrando con ello su gran capacidad para conocer y explicar su entorno. En este sentido el movimiento cultural de la Nueva España en el siglo XVIII no se realiza en el simple plano del conocimiento o la divulgación, sino que va más allá, incidiendo en la práctica y la experimentación. Otro de los puntos que consideramos de suma importancia para reafirmar la idea de la existencia de una cultura propiamente mexicana es el hecho de que este movimiento se gesta en forma natural, es decir, que surge como una necesidad misma del espíritu mexicano, en el sentido de que el gran interés por el conocimiento científico les lleva a obtenerlo mediante una actitud autodidacta, aún en contra de la voluntad del clero, que la consideraba como algo peligroso, por supuesto para el propio orden español. En tanto que: Los e fectos de es te movimiento c ient í f ico , no consis t ieron s implemente en renovar y enriquecer e l acervo de los conocimientos, s ino en algo mucho más importante aún, en dar a los mexicanos conciencia de s í mismos. La his tor ia , la f i losof ía , la erudición, la biología, las c iencias f ís icas iban revelando los rasgos pecul iares de México. . . . por que e l los se dedicaron ser iamente con rel ig ioso fervor , a los trabajos de las c iencias , que no fue en sus manos un pasat iempo l ibresco o una imitación vana de Europa, s ino un 26 Cf r . Ramos , Samuel .Op. Ci t , p . 148- 182 ins trumento precioso que e l los apl icaron al conocimiento y exal tación de la real idad mexicana 27 En este sentido, consideramos que la cultura criolla, se manifiesta como un tendencia sui generis que permite al individuo liberarse de su pasado inmediato para encauzarlo hacia un pensamiento con características propias, en tanto que al asimilarlas y ponerlas en práctica la proyectan en una forma auténtica escapando a la simple imitación para convertirse en una verdadera cultura nacional. 27 Ib id . , P , 178-179 . 3.6 LA PROBLEMÁTICA CULTURAL MEXICANA EN EL PERIODO POSREVOLUCIONARIO Iniciado el movimiento revolucionario de 1910, las condiciones de la cultura en México se encuentran ante una nueva perspectiva de valoración. Surge en la mentalidad de los mexicanos la conciencia de sus propios sentimientos, es decir, descubren valores que antes no habían concebido, que tienen en el fondo una personalidad única que ha sido ocultada y negada por diversos acontecimientos externos. A la revolución- Dice Leopoldo Zea- se lanzaron hombres de las más diversas s i tuaciones sociales , pol í t icas e ideológicas . Hombres que se hal laban desesperados en sus no menos diversas esperanzas . Hombres a los cuales fa l taba algo tan concreto como un trozo de pan, la oportunidad para dar cauce a discretas aspiraciones , un pedazo de t ierra para trabajar…..No se habló del Hombre, e l humanismo, la Humanidad, pero se re f ir ió al hombre concreto , a lo que cada mexicano quería en part icular……La revolución le descubrió al hombre de México una ser ie de facetas que con anter ior idad los grupos dominantes se habían empeñado en ocul tar . Un mundo casi ancestral brotó como por encanto desgarrando ese mundo acartonado y r id ículo que e l porf ir ia to había levantado28 Esta actividad introspectiva les permite a los mexicanos la posibilidad de construirse así mismos, fuera de ideologías ajenas e importadas. El inicio de la actividad revolucionaria se acompaña de un repudio a las clases en el poder representadas por el régimen dictatorial de Porfirio Díaz, quien junto a las clases privilegiadas de la burguesía y los grupos intelectuales cientificistas legitiman una determinada circunstancia social y política que oprime a las clases más desprotegidas. La cultura en este momento se encuentra en manos de los grupos positivistas en México quienes manteniendo los preceptos del comtismo 28 Zea , Leopoldo , Dialéc t i ca de la conc ienc ia en Méx ico , Rev is ta Cuadernos Amer icanos , may o- jun io , 1951 , P , 101 manifiestan su adhesión a una forma de renovar el aire viciado del pensamiento escolástico. Sin embargo, se puede observar que el propósito por el que se adopta el positivismo como corriente intelectual es para superar las deficiencias del sistema político, social y cultural del país. Pero ¿cuál es el origen de este interés por adoptar al positivismo como corriente ideológica de la clase en el poder y que alcanza su máxima expresión en el gobierno porfirista?29 Su origen se encuentra en los grupos liberales de la Reforma que combatieron contra el poder establecido por la Colonia en México que mantenía un orden estático que privilegiaba solamente al clero como única forma de control social, político y cultural del país, pero que después de la guerra de Reforma, este sector social de la burguesía adquiere una posición favorable en el nuevo orden político. Sin embargo, para poder mantenerse en el poder la clase de la burguesía necesitaba de una concepción ideológica que le permitiera legitimar su derecho a gozar de las ventajas de su predominio. Para ello encuentran en la filosofía positivista de Augusto Comte, la justificación perfecta a sus intereses de clase. La concepción filosófica del positivismo en México consideraba necesaria la renovación del orden social y político con miras a implementar el progreso de los mexicanos; dejando atrás las formas coloniales, pero manteniendo los privilegios que esta clase tenía, por ello, las causas que motivaron su implantación en México fue que permitía a la clase burguesa dominante justificar su predominio sobre el resto de la población. A este respecto afirma el maestro Leopoldo Zea que: 29 Cf r . Zea ; Leopoldo , El pos i t i v i smos en Méx ico , México , Ed . , F . C . E . 1943 , . pp . 253 El posi t iv ismo no l legó a México como una doctr ina nueva a la que había que es tudiar para es tar al tanto de la cul tura….Se trata de una doctr ina f i losóf ica puesta al servic io de un determinado grupo pol í t ico y social en contra de otros grupos. El posi t iv ismo fue una f i losof ía ut i l i zada como ins trumento por un determinado grupo de mexicanos… Los posi t iv is tas mexicanos eran muy conscientes de es te carácter ins trumental de su f i losof ía . Cuando af irmaban el valor universal de su f i losof ía es taban af irmando en forma bien consciente e l derecho a la preeminencia social de la c lase que representaban .30 Esta clase social, que evidentemente era la de las minorías, solo buscaba asegurar su dominio económico y político, sin preocuparse por las condiciones de existencia reales en las que vivía la mayoría de la población; razón por la cual falsearon la realidad en la medida de que solo visualizaron al positivismo como un instrumento ideológico que permitía el desarrollo del país mediante su industrialización y las redes del ferrocarril , y porque veían también la posibilidad de estar a la altura de los países europeos, sin tomar en cuenta las circunstancias reales de la nación. Pero no solo se limitaron a imitar la filosofía imperante, sino también su moda, sus hábitos y formas culturales de vida. Esta situación se manifiesta en la actitud mimética que muestran los mexicanos a finales del siglo XIX, que buscan afanosamente darle una apariencia de cosmopolitanismo a la vida mexicana, sobre todo entre las clases más privilegiadas. En tanto que: Las c lases cul tas ves t ían a la moda de París , seguían sus buenas y malas costumbres; los “cient í f icos” y los r icos que no lo eran, a l construir sus casas ponían en e l remate una mansarda, aunque en México nunca caiga nieve . El conocimiento de la lengua francesa era condic ión s ine qua non para ser cal i f icado como persona cul ta . La saturación de la atmósfera mexicana de ideas francesas , hasta impedir la v is ión de las real idades vernáculas , provoca una fuer te reacción en la que se expresa la inconformidad mexicana por e l predominio de la cul tura europea 31 30 Ib id . , P . , 26-27 31 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 116 . Ese tipo de forma valorativa que priva en el ámbito cultural y político satura el ambiente a tal grado que diferentes sectores sociales reaccionan inconformes; ante esta situación se gesta en la mentalidad de las jóvenes clases intelectuales un afán por rescatar a la cultura del cientificismo de la época mediante la instauración de una nueva perspectiva intelectual que buscaba un renacimiento espiritual del pueblo mexicano. A esta tarea se avocan los jóvenes del Ateneo de la Juventud, los cuales inspirados por las nuevas corrientes del pensamiento humano, por filosofías que habían sido soslayadas por el positivismo buscan renovar la cultura en México, mediante un renacimiento del espíritu mexicano. Así -dice Ramos-: Había humanis tas , como Pedro Henríquez Ureña; f i lósofos como Antonio Caso y José Vasconcelos , e l pr imero orientado hacia la enseñanza univers i tar ia y e l segundo hacia la acción pol í t ica; había ensayis tas como Al fonso Reyes , Jul io Torri y Jesús Acevedo; cr í t icos como Eduardo Col ín , poetas como González Mart ínez . No era e l Ateneo un cenáculo ais lado del mundo; su programa era renovar y extender la cul tura. . . .Dentro de la variedad de obje tos a que cada uno se dedicaba, había en la act iv idad de todos una in tención común: La moral ización 32 Uno de los principales promotores de esta generación es el filósofo y político José Vasconcelos, quien impregnado de un afán de progreso nacionalista desarrolla en el año de 1919 uno de los proyectos más importantes que haya tenido la educación en nuestro país. Creemos conveniente hacer hincapié en este acontecimiento, pues a nuestro modo de ver, consideramos que por entonces se plantea resolver uno de los principales problemas para la formación de una cultura homogénea, y es precisamente la necesidad de una educación elemental extensiva y humanista que fuera accesible a las clases populares. 32 Ib id . , P , 135 . La novedad que aportan tales determinaciones llevan a los individuos a comprender que es de suma importancia la existencia de un conocimiento intelectual medio para el surgimiento de una cultura nacional; ya que es precisamente, la falta de éste, lo que había obrado en forma inconsciente en la mentalidad de los intelectuales del pasado, quienes no reconocieron este elemento como factor principal para la adquisición de un tipo de mentalidad propia. En realidad la obra de Vasconcelos se legitima ante las circunstancias históricas como el primer intento por implantar una educación intelectual con características netamente nacionales. De esta forma -señala Ramos que-: Cuando en 1919 Vasconcelos in ic ia su obra de educación popular , sobreviene un cambio radical en e l dest ino de nuestra cul tura . En su expresión más senci l la , la idea de Vasconcelos era la de la educación e lemental extensiva, que nadie , hasta entonces , había agi tado con un sent ido de jus t ic ia social…. Aparecen entonces la idea nacional is ta , e l in terés por la enseñanza secundaria y técnica, c ier to desdén por los es tudios univers i tar ios , pr imero, y después la idea de ponerlos al servic io del pueblo . La c ircunstancia de ta les ideas surgieron de di ferentes partes , de educadores , de pol í t icos , de in te lectuales y fueron acogidas favorablemente por la juventud y las masas populares , demuestra que ese movimiento no era art i f ic ia l33 Esta situación nos permite comprender que el espíritu del hombre en México ha llegado a una madurez del pensamiento en la cuál adquiere una conciencia de su propia realidad; al asumir que la cultura debe legitimarse a la luz de su propia circunstancia, está postulando en forma determinante la necesidad de afirmarse y justificar su propia existencia. Tal actitud manifiesta una clara conciencia en el pensamiento de los intelectuales de que es necesaria una disciplina encaminada a desarrollar una 33 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 138 . educación que permita establecer un nivel medio de conocimientos y que en lo sucesivo de paso a la consumación de una personalidad cultural propia. Pero nos podríamos preguntar ¿cómo plantea Vasconcelos la instauración de una cultura extensiva?, y sobre todo ¿de qué forma se fundaría una cultura media de la cual pueda derivarse la cultura nacional? A este respecto Samuel Ramos considera, en su obra Veinte años de educación en México (1941), que el planteamiento de Vasconcelos en el plano educativo tiene como función principal l levar la educación hasta el último rincón de la patria, por ello dice que el plan sustentado por el autor de la Raza Cómica : es seguramente e l más acertado, e l más jus to , e l más mexicano de los planes que puede pensarse . Él creó la escuela de pequeña industr ia , la escuela técnica des t inada a la capaci tación de especial is tas técnicos y obreros cal i f icados, que respondan a las demandas del desarrol lo industr ial de México . Creó también la escuela agrícola para arrancar a l campesino de sus procedimientos pr imit ivos de cul t ivo . La escuela rural corresponde también a sus planes de di fus ión de la enseñanza. Ideó, además inspirándose en e l e jemplo de los grandes mis ioneros españoles que trajeron a América la cul tura europea, lo que l lamó “el maestro mis ionero”, para l levar la enseñanza a aquél las regiones del país más ale jadas de todas c iv i l ización 34 Como podemos observar en Vasconcelos, el planteamiento de la educación experimenta un viraje en forma significativa, en contraposición a la educación implementada por los liberales durante el periodo de Reforma y, más aún, a la concepción que al respecto tenía el positivismo a finales del siglo XIX. El impulso de este movimiento cultural que se da en el periodo posrevolucionario se legitima a través de una profunda transformación social 34 Ramos , Samuel , Vein te años de educac ión en Méx ico , En Obras Comple tas , Vol . I I Ed , U.N.A.M. , México , 1990 , P , 81-82 . en la que los individuos son el factor esencial del proceso educativo y cultural del país. Este punto nos permite destacar de manera pertinente el valor que adquiere el movimiento revolucionario de 1910 en México, pues, en este singular acontecimiento: Mucho in f luye la voluntad de ser é l mismo que expresa e l pueblo mexicano en la Revolución. Desde e l ex ter ior la guerra hizo que los mexicanos se volvieran sobre s í mismos. Vasconcelos a su vez , hablaba y fomentaba en la nueva Secretar ía de Educación Pública la formación de una cul tura propia 35 Esta toma de conciencia sobre la propia realidad que trajo consigo la Revolución permite comprender que es necesario que los individuos aprendan a vivir en su propia circunstancia; es decir, que se dan cuenta que en ellos existen valores que se han consolidado como parte íntegra de su identidad. Así surge pues, un intento por rescatar las peculiaridades menospreciadas con anterioridad bajo un sentimiento nacionalista que sustentaba su legitimación en las tradiciones vernáculas, en sus canciones, en sus refranes, en sus costumbres, en suma, en las manifestaciones de su arte popular. 35 Moreno , Rafae l , Las lecc iones de Samuel Ramos sobre la cu l tura nac ional , Anuar io 1982-1983 , Ed , Pub l icac ión de l Seminar io de Cul tura Mexicana , México , 1985 , P , 142 . CAPITULO IV FUNDAMENTACIÓN DE LA CULTURA NACIONAL 4.1 LA PROBLEMÁTICA DEL NACIONALISMO CULTURAL La revolución de 1910 en México puede concebirse como el punto de partida en la toma de conciencia sobre la propia realidad en la que transcurre la existencia de la sociedad mexicana, en tanto que, es durante los dos primeros decenios del siglo XX, cuando comienza a gestarse un vivo interés por expresar en forma clara, el perfil característico de la cultural nacional. Los intelectuales surgidos de la Revolución observan críticamente que nuestra cultura se ha gestado siempre bajo signos contrarios a los de su entorno; así, las causas y los ideales perseguidos que originan el movimiento armado les presentan una realidad que hasta entonces no habían considerado como parte sustancial de su personalidad. Como mexicanos se dan cuenta, además, que las diversas posturas encaminadas a imitar valores de otras culturas les habían llevado a tergiversar, a traicionar su propia existencia, tanto en el ámbito político como social y cultural. La lucha armada posibilita la búsqueda de la identidad del país, pues se vierten todas las expectativas reales de los individuos que participan en ella, así, las masas más oprimidas por primera vez levantan sus voces, reclamando su reconocimiento en la participación activa de la vida nacional. A la caída del régimen porfirista, surge un hombre real que vive en el pueblo, diferente a aquel que estaba determinado por supuestos ideales, que ocultaban el sentir mismo de la sociedad colectiva. De esta manera, con esta apropiación del espíritu popular da inicio una inversión de valores, donde la verdadera significación del pueblo mexicano se convierte en la preocupación de los intelectuales que, encaminan sus esfuerzos a fundamentar bajo perspectivas propias la ruta a seguir por el conjunto de individuos que poseen los mismos ideales y proyectos. Esta búsqueda de una personalidad propia que se da durante y después del movimiento revolucionario, permite observar que los mexicanos han llegado a adquirir un alto grado de madurez intelectual, en tanto que, se dan cuenta de que ya no se trata de seguir imitando a los países occidentales como se hacía anteriormente, sino que es el momento de asumir la responsabilidad para construir el propio camino, mediante el análisis profundo de nuestro proceso histórico. Esta toma de conciencia muestra también que los mexicanos son capaces de asumir una actitud constructiva en medio del desastre y la desilusión que les ha dejado la guerra, pues ésta ha sido, en cierta forma, más positiva que negativa, en tanto que les ha permitido observar que lo que se ha destruido les abre nuevas alternativas hacia un mejor futuro. En primera instancia, les permite comprender que México tiene una realidad única que había sido negada y olvidada por adoptar criterios políticos y culturales ajenos, cuya única función consistió en mostrar vanamente, al resto del mundo que el país estaba a la altura de occidente. Ante esta situación, a los intelectuales que viven en el fragor revolucionario se les presenta: La preocupación por lo que sea la def in ición de la cul tura nacional (y) surge como respuesta al encuentro o al impacto de otra cul tura, f rente a su expansión. . . . res is tencia s í , a lo que sea sometimiento , subyugación, negación de la personal idad 1 La búsqueda de la identidad que se da en este periodo no implica un olvidarse de lo vivido para iniciar una nueva etapa, sino por el contrario, se trata de una empresa intelectual que busca ahondar en su pasado para retomar mediante la reflexión, un camino que se funde y legitime sobre sus propios 1 Zea , Leopoldo , Carac ter í s t i cas de la cu l tura nac iona l , Ed , U .N.A.M. , México , 1969 , P , 9 -10 . errores y aciertos. Lo que se elimina entonces son las actitudes negativas que hasta ese momento le ha impedido proyectar sus propias características en forma libre e independiente de los modelos extranjeros. Los intelectuales que asumen este reto están conscientes de que el mexicano es el propio precursor de su personalidad, en tanto que éste posee la capacidad racional para transformar ese mundo relegado a niveles de valores inferiores. Esta perspectiva está concebida desde el interior mismo del grupo cultural del Ateneo de la Juventud quien en su máxima preocupación presenta el afán de regeneración espiritual en México, tan rebajado a niveles infrahumanos por la actitud del pensamiento positivista implementado por el gobierno de Porfirio Díaz. Los filósofos ateneístas consideraron que la implantación del positivismo en nuestro país había cumplido con las expectativas liberales de crear las condiciones de un orden y progreso social, razón por la cual, se concibe como un instrumento ideológico que había dejado de tener esa validez cuando se adopta como una ideología de legitimación del régimen porfirista. Por su parte, Gabriel Vargas Lozano en su ensayo Esbozo histórico de la fi losofía en México del siglo XX2, considera que el positivismo no puede considerarse propiamente una filosofía oficial del régimen porfirista, por el hecho de que existieron divergencia aún en los propios intelectuales liberales que lo promovieron, entre ellos, Justo Sierra quien siendo Ministro de instrucción pública del general Díaz propicio y alentó en los jóvenes ateneístas la crítica al positivismo. Por ello, debe tomarse en cuenta -dice Vargas lozano-: 2 Cf r . , Vargas Lozano , Gabr ie l , Esbozo h i s tór ico de la f i loso f ía mex icana de l s ig lo XX , en F i losof ía de l a cu l tu ra en México , Ed. , P laza y Va ldez , México , 1997 , pp . , 81-121 Otra dis t inción que debe hacerse entre e l grupo pol í t ico l lamado “los Cient í f icos” que integraron el gabinete de Díaz y “los f i lósofos”, entre los que se encontraba, e l Ing. Agust ín Aragón, quien edi tó de 1901 a 1914, la revis ta Posi t iva y e l h i jo de Gabino, Horacio Barreda (1863-1914), quien co-dir ig ió esa revis ta de 1911 a 1913. Mientras los pr imeros u t i l izaron al posi t iv ismo como ideología de legi t imación del régimen, los segundos tenían una dis tancia cr í t ica que se hizo mayor a la caída de Díaz y e l in ic io de la Revolución Mexicana. También es importante hacer notar que exis t ió una notable di ferencia entre Justo s ierra , que fue e l pr imero que propició la cr í t ica a l posi t iv ismo y los demás minis tros de Díaz . 3 Así, a partir de 1906 primero agrupados en la revista Savia Moderna y luego en la “Sociedad de conferencias” y finalmente en el Ateneo de la Juventud (1909) se inicia una lucha en contra del cientificismo con la finalidad de promover una actitud de renovación intelectual y moral entre la población mexicana. De esta manera, el imperativo que rige su acción está encaminado a moralizar y sensibilizar a la población de que es necesaria una reforma espiritual del país. La influencia del grupo ateneísta será decisiva y de gran trascendencia, pues de ella surgen diversas tendencias que proclaman el camino de una verdadera personalidad del México posrevolucionario, en la que se pretende crear una cultura nacionalista como la propia expresión del espíritu mexicano. De los intelectuales que recibieron la influencia del Ateneo y que con mayor relevancia se avocan a aclarar esta problemática, es el filósofo Samuel Ramos, quien adopta una actitud crítica en cuanto al análisis de la imposibilidad de la creación y surgimiento de una cultura que emane de la propia capacidad espiritual del hombre en México. 3 Ib id . , P , .86-87 Para el filósofo mexicano, el problema que plantea la definición de nuestra cultura, en relación al verdadero camino que se ha de seguir para concebir en sus justas dimensiones a la cultura nacional, le obliga a plantear una crítica a las dos tendencias intelectuales de su momento, por un lado, a los llamados nacionalistas que expresan la concepción de que México debe cerrar sus fronteras a cualquier t ipo de valores ajenos provenientes de otros países, ya que consideraron que la imitación que habían llevado a cabo los intelectuales del periodo de la Colonia, los criollos y mestizos del siglo XIX fue la principal causa de que en nuestro país se haya rebajado a un descastamiento espiritual, y por el otro lado, los llamados por el propio Ramos como los intelectuales europeizantes que concebían la idea de que México debería seguir imitando a las filosofías y valores extranjeros. Ante esta problemática Samuel Ramos establece una postura intermedia frente a estas dos tendencias, al mismo tiempo que explica que ninguna de ellas son el camino viable para el surgimiento de la verdadera cultura nacional, puesto que: Se equivocan los nacional is tas oponiéndose a la part ic ipación de México en la cul tura universal , y por lo tanto , tratando de ais lar lo del res to del mundo. No cabe duda que un ais lamiento as í , en vez de proteger e l desarrol lo del espír i tu or ig inal , puede ser contraproducente e impedir en absoluto toda forma de v ida espir i tual , ya sea or iginal o no. Se equivocan los europeizantes , por que no ven la cul tura europea desde México s ino que ven a México desde Europa. Son hombres que abandonan idealmente la v ida que les rodea y dejan de ser mexicanos. No exis te en su espír i tu e l e lemento nat ivo que al sufr ir la acción de la cul tura europea in jer te en e l tronco de és ta una rama nueva, que l legue a ser más tarde una unidad independiente de cul tura 4 Ante este tipo de manifestaciones culturales Ramos considera necesaria la fundamentación del camino que debe adoptar la creación de una cultura nacional, la cual exprese de manera propia la realidad valorativa de los 4 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 141 . mexicanos. Para ello, adopta la tesis -que ya hemos examinado- de que es menester en primera instancia analizar la estructura mental de los individuos que la hacen posible, con la finalidad de comprender el origen del defecto psicológico que impide la realización de una obra auténtica en el desarrollo de la cultura en México. El punto de partida, pues, debe ser el examen del carácter del hombre mexicano, así como el de su propio proceso histórico, pues a juicio de Ramos, cuando los individuos o naciones han perdido su camino, es necesario hacer un alto para reencontrarse con el solar nativo. Con ello, el filósofo mexicano considera que el verdadero sentido de la cultura en nuestro país debe fundarse en una introspección o autognosis que nos permita estructurar un sistema valorativo propio, l ibre de prejuicios y que active siempre en forma sincera acorde con las propias capacidades, l imitaciones y sentires del hombre mexicano. Al mismo tiempo que con ello, los mexicanos comprendan que el único camino viable para definir la cultura nacional no es la imitación o el encerrarse en los límites de un provincialismo, sino la asimilación consciente y reflexionada de los valores universales en consonancia con las realidades nacionales, de tal manera que el sentimiento patrio pueda ser elevado a un espíritu universal y plenamente humano. 4.2 CRITICA AL NACIONALISMO Al finalizar la lucha armada de principios del siglo XX se presenta, a la vista de los intelectuales mexicanos, la imperiosa necesidad de reestructurar las instituciones políticas, sociales y culturales del país. En este sentido la presencia del grupo del Ateneo de la Juventud representa el surgimiento de la conciencia nacional, sus miembros expresan la ruptura con una corriente de pensamiento que a su juicio anteponen los elementos instintivos y biológicos que rebajan la condición espiritual del hombre. Los ateneístas buscan, entonces, afanosamente la reafirmación espiritual del pueblo mexicano, mediante la instauración de programas educativos que permitan extender y renovar la cultura en nuestro país. Esta actividad tiene como principal misión la moralización del pueblo mexicano. De esta manera, según Ramos: La obra del Ateneo de la juventud tendió a reavivar en México e l in terés por la al ta cul tura, en todos sus campos, ya a renovar las ideas f i losóf icas con e l f in de encontrar una doctr ina que jus t i f icara los valores del espír i tu…. Yo denominaría a ese fenómeno, la reconquis ta de México, sus causas deben buscarse , en pr imer término, en la evolución natural de un espír i tu colect ivo que entra en la edad de la maduración. Pero ta l vez lo que despertó en México una conciencia de s í mismo fue la dolorosa cr is is revolucionaria de 1910. Todos sabemos por propia experiencia en nuestra v ida indiv idual que, con frecuencia , es preciso e l sufr imiento de una cr is is para l levarnos a esa concentración en que surgen preguntas que antes no nos habíamos hecho: ¿Qué somos? ¿Cuál es nuestro dest ino? ¿De dónde provienen nuestros males y nuestros bienes s i acaso los tenemos?5 La ruptura promovida por los ateneístas, significa también, tomar la responsabilidad de trascender la propia personalidad nacional, entendiendo ésta como la proyección del propio carácter espiritual del hombre en México frente a las innumerables influencias extranjeras. 5 Ramos , Samuel , La cu l tura y e l hombre de Méx ico , P , 181 . Con estas opiniones vertidas por Ramos se puede comprender que a su parecer ha nacido por fin el mexicano con plena madurez espiritual que busca explicar su propia realidad. Como ya vimos esta actitud es expresada en primera instancia por el grupo cultural del Ateneo, y posteriormente por uno de sus máximos representantes José Vasconcelos, el cual inicia en forma significativa la proyección del propio sentimiento espiritual del pueblo mexicano en la etapa posrevolucionaria. José Vasconcelos promueve mediante la educación en todos los niveles sociales del país al ser espiritual del hombre mexicano que asimile los valores de la cultura universal y los proyecte en su propia realidad. Por ello, la concepción filosófica de Vasconcelos y del grupo ateneísta en relación con la problemática cultural del país se centra en una actitud pedagógica, en una incesante preocupación por fomentar el desarrollo educativo del pueblo mexicano, el cual hasta ese momento, había sido olvidado por las clases dirigentes en el poder, no es pues, una preocupación ideológica que busca fomentar el establecimiento de valores acordes con la crisis socio- política, sino una sincera cruzada educativa por fomentar la personalidad de un pueblo que busca su autoafirmación frente a la cultura universal. En este sentido los ateneístas buscan una proyección cultural viviente y no teórica del mexicano concreto, de carne y hueso, por ello: …la preocupación crucial de los f i lósofos ateneís tas tenía que ver con la formulación de un concepto adecuado de cul tura, es to es , de un concepto in tegral , v i ta l y motivador a la acción. No sólo por razones teóricas s ino fundamentalmente práct icas y sociales . ….Los ateneís tas veían en la cr is is cul tural una de las causas fundamentales de la cr is is social del país . Consideraban que un proyecto de transformación y desarrol lo cul tural de la sociedad era condición necesaria para superar males endémicos y def ic iencias emergentes . A f in de cuentas suponían que ningún in terés tenía un planteamiento del problema social y pol í t ico que obviara la d imensión espir i tual , e l problema de los valores , de la voluntad de v ida y del proyecto creador de un pueblo 6 Sin embargo, queremos dejar claro que el planteamiento educativo de Vasconcelos sufre cambios significativos, pues este se desarrolla bajo lineamientos de políticas gubernamentales, de tal manera, que la intención inicial toma dos vertientes que funcionan bajo un mismo ideal, así, el movimiento del perfil nacional como expresión propia del espíritu del país se produce de dos maneras específicas: la primera, se manifiesta como el surgimiento de un nacionalismo revolucionario con tendencias de legitimación política, y el segundo, caracterizado por un nacionalismo cultural cuya fundamentación se realiza a través del espíritu intelectual y artístico del hombre en México, en cuya meta se pretende relacionar la propia vida del país con el proceso evolutivo de la cultura universal. En este sentido, consideramos que el nacionalismo revolucionario, plantea la necesidad de crear una cultura propia, original, en la que se plasmen las raíces autóctonas del pueblo mexicano, como una actitud de repudio hacia los valores extranjeros que durante muchos años llevaron a los mexicanos a abandonar su propia realidad. Este resentimiento y rechazo hacia Europa suscita una crítica por parte de Ramos al pretender negar toda influencia ajena con el fin de crear una cultura original, se desemboca en lineamientos ilusorios, que no se fundamentan en forma sincera. De esta manera el nacionalismo surge como un tendencia ideológica que parte de un rechazo, pretendiendo rescatar los valores mas representativos de la personalidad y la circunstancia mexicana, así como de las tradiciones del pueblo. Como se puede observar, los diversos grupos intelectuales y políticos tergiversan la idea original propuesta por Vasconcelos, por el prurito de encontrar una legitimación de su ascenso a los 6 Teodoro Ramírez , Mar io , e t , a l l , , Fi loso f ía de la cu l tura en Méx ico , Ed . , P laza y Va ldez , niveles burocráticos en la política gubernamental del periodo posrevolucionario, mediante el alarde del color local y de un nacionalismo a ultranza. Por lo tanto, la cultura se promueve como una propaganda ideológica que busca fundamentar los intereses de los diversos grupos políticos que la disfrazan, haciéndola aparecer como un movimiento espiritual emanado de las raíces mismas del movimiento revolucionario. Ramos observa en forma crítica que este planteamiento es tan falso como las anteriores intenciones de promulgar un tipo de cultura por simple imitación, ya que más que expresar en forma sincera la preocupación por una revitalización del pensamiento de los mexicanos, se preocupa por el establecimiento de un sistema gubernamental dominante, en el cual la única idea que los impulsa a realizarla es recibir la aprobación de los gobiernos extranjeros para legitimarse en el poder. Bajo esta perspectiva Claude Fell señala que: En 1917 se creó la Dirección General de Bel las Artes , cuya mis ión era lograr una s íntes is de las aspiraciones es té t icas de los e lementos más cul tos del país (obje t ivo s ingularmente e l i t i s ta para un organismo presentado como “una creación genuina del gobierno emanado de la Revolución”). Con demasiada frecuencia la pol í t ica cul tural de los gobiernos poster iores al de Porf ir io Díaz se l imitaban pues , a declaraciones de in tención y maniobras de propaganda 7 Dentro de los grupos intelectuales herederos del pensamiento y labor educativa de Vasconcelos se encuentran en primera instancia, el grupo de los llamados Siete Sabios, encabezados por Manuel Gómez Morín, Vicente Lombardo Toledano, Alfonso Caso, y Teófilo Olea y Leyva, los cuales pueden México , 1997 , p . , 167 7 Fe l l , C laude , Vasconce los : Los años de l águ i la , Ed , U .N.A.M. , México , 1989 , P , 362 . considerarse como los representantes de una vertiente intelectual al servicio de los ideales de la llamada tecnocrácia revolucionaria . En la década de los veinte y los tre inta ocuparon varios puestos públ icos y pol í t ico. Desde es te punto de v is ta destacaron sobre todo Manuel Gómez Morín, que fue subsecretar io de Hacienda en e l gobierno de Obregón, e l autor in te lectual del Banco de México, por medio del cual e l gobierno de Cal les proponía controlar las f inanzas del país , del Banco Nacional de Crédi to Agrícola , de la Ley de Impuestos sobre la Renta, en suma, junto con Alberto J . Pani f igura principal de la revolución f inanciera cal l is ta . Y Vicente Lombardo Toledano, l íder des tacado de la CROM, fugaz gobernador de Puebla , d iputado y , f inalmente , creador de la Confederación de Trabajadores de México y l iquidador de la era moronis ta 8 Estos aspectos burocráticos de la participación de los integrantes del l lamado grupo de los Siete Sabios no muestran propiamente una preocupación por el desarrollo cultural del país, sino más bien por impulsar ideológicamente el desarrollo económico y político del incipiente Estado mexicano posterior al movimiento armado de 1910. En este sentido, tanto Gómez Morín como los demás miembros del grupo se duelen porque la Revolución no ha tenido frutos y considera que la ideología de la Revolución t iene que llegar a la raíz de un México mexicano9, y el camino es la educación, pero no precisamente en el sentido vasconceliano, es decir, en el sentido moral, sino en el ámbito de la técnica, pues considera que para que el país logre materializar las aspiraciones de libertad e igualdad del movimiento revolucionario que causaron tantas muertes y tanto dolor, ahora, es preciso que éste dolor sea el punto de partida para la consolidación del sistema político y social mexicano, pues -afirma Abelardo Villegas que: A pesar de toda su formación jur ídica y económica dice que para comprender tenemos que part ir de un dato in ic ial , ineludible , la exis tencia del dolor . 8 V i l l egas , Abe la rdo , El pensamien to mex icano en e l s ig lo XX, México , Ed . , F . C . E . , 1993 , p .77 Pero no un dolor mís t ico o exis tencial , s ino del “dolor que unos hombres causamos a otros hombres , e l dolor que or igina nuestra voluntad, nuestra inef icacia para hacer una nueva y mejor organización de las cosas humanas. Todo lo demás es discut ib le e incier to”. No basta vencer con las armas, se requiere técnica, Que no quiere decir c iencia . Que la supone; pero a la vez supera real izándola subordinada a un cr i ter io moral , aun ideal humano… Conocimiento de la real idad. Conocimiento cuant i ta t ivo… Dominio de los medios de acción, peric ia en e l procedimiento que haya de seguirse 10 La crítica al nacionalismo político formulada por Ramos demuestra que el desarrollo de la sociedad y la política gubernamental provienen de un sentimiento exacerbado, el cual es clara expresión de una mentalidad política y tecnocrática, cuya finalidad radica en legitimar las posturas gubernamentales posrevolucionarias, en la que se hace patente el sentimiento de inferioridad, caracterizado en una actitud de ensimasmiento, mediante el cual se encubre la incapacidad para realizar una asimilación de los valores más significativos de los pueblos extranjeros. Este nacionalismo falso se lleva a cabo mediante dos vías: la primera, mediante una actitud interna en la que el objetivo del sistema político consiste en legitimar su permanencia en el poder como una manifestación del nacionalismo revolucionario en la que se util iza como propaganda política; y la segunda, que es externa, y que parte de la influencia de escritores, sociólogos, y periodistas que visitan nuestro territorio con el objeto de realizar un análisis de la situación del país durante el periodo posterior a la Revolución, los cuales la compran y la promueven en sus respectivos países. 9 Cf r . Ib id . , p . , 77 10 Ib id . , p . , 77-78 Como ya hemos mencionado, el movimiento nacionalista desarrollado durante los años veinte, no tiene su origen en el ámbito cultural, sino que es la manifestación de un fenómeno de interés político, cuya principal intensión radican en implantar un dominio ideológico sobre los pueblos en los que pudiesen tener mayor influencia. Así, podemos mencionar, por ejemplo, el caso de España que busca independizarse de la influencia nacionalista ejercida por el pensamiento alemán y a la que José Ortega y Gasset al frente de la Revista de Occidente opone una resistencia. En el caso de México es pertinente expresar, que esta tendencia esta implementada por el pensamiento promulgado por Estados Unidos y Europa, los cuales le marcan los lineamientos de lo que debe ser la idea de “lo mexicano”. En tanto que: Durante la década de los años veintes las pres iones consagratorias provenientes de los Estados Unidos y Europa s irven a un curioso propósi to: que los part idarios de ta les pres t ig ios dentro del país se someten incondicionalmente a lo que aquel los o tros países ident i f icaran como “lo mexicano”( . . . ) es ta suerte de nacional ismo extranjero adquiere una injerencia cada vez más fuerte en e l proceso del ineador del perf i l patr io: para los norteamericanos y europeos la noción de lo mexicano que e l igen es , obviamente arquet íp ico y romo 11 Es precisamente por estos motivos que Ramos, rechaza la idea del nacionalismo cultural desde el punto de vista meramente político, pues se da cuenta de que éste no es producto de la realidad misma, ya que no puede sostenerse por que es falso suponer que puede existir una cultura original o de primera mano, al mismo tiempo que es imposible hacer tabla rasa del pasado histórico para iniciar sobre bases distintas un nuevo proyecto de nación como si antes nada hubiera existido. Siguiendo con nuestro análisis sobre la inconsistencia de los planes culturales del nacionalismo, podemos decir que Ramos considera que este movimiento con tendencias chauvinistas es una expresión ilusoria, tan falsa como la idea de imitar los valores europeos, ya que no toma en cuenta la realidad en la que transcurría la existencia mexicana hasta antes del movimiento revolucionario. Por ello dice que: Como el “europeísmo” se funda en e l ideal de una cul tura que puede subsis t ir separada de la v ida, as í , e l nacional ismo se funda en la creencia de un México que ya exis te con su f isonomía nacional def in ida, y a l que sólo es preciso sacar a la luz del d ía , como se desent ierra un ídolo . Tal creencia se ha sostenido con e l argumento de una real idad “pintoresca” en la que f igura e l paisaje con sus montañas y sus cactus salpicados de puntos blancos: los indios con su traje de manta 12 Junto a estas observaciones Ramos analiza detenidamente el fenómeno, y observa que existen otros tipos de manifestaciones en las que se formula la misma problemática, entre ellas, la ingenua aceptación de que en México puede desarrollarse una ciencia, sin que en ésta exista una influencia proveniente del extranjero. Ramos considera que el nacionalismo político y cultural se engaña al pretender obtener el conocimiento científico cerrando sus puertas a la influencia extranjera, pues debido a su ignorancia cree que el conocimiento científico se puede obtener de manera aislada sin tener previo contacto con la ciencia universal, por ello –dice-: Se trata de un concepto sumamente vulgar , e fecto de la ignorancia o la superf ic ial idad, y en e l cual se advier te e l eco dis tante del posi t iv ismo; consis te en creer que la c iencia se obt iene con sólo abrir los c inco sent idos a la real idad. . . . La invest igación c ient í f ica queda reducida a la recolección de documentos , como s i fuera 11 Sher idan , Gui l l e rmo, Contemporáneos , ayer , Ed , F .C .E . , México , 1985 , P , 261 . 12 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 143 . bastante amontonarlos para que, a l l legar a c ier to volumen, brotara la luz del conocimiento c ient í f ico 13 El mexicano, para Ramos se constituye como un ser ingenuo e idealista que siempre está inventando destinos artificiales, lo cual no significa que sea incapaz de desarrollar sus aspiraciones, lo que sucede es que los eleva tanto que llega al grado de separarlos de su realidad. De esta manera observa Ramos que: Nunca toma el mexicano la real idad de su v ida, es decir , las l imitaciones que la his tor ia , la raza, las condiciones biológicas imponen a su porvenir . . . . . El mexicano es un hombre que durante años se ha empeñado s is temát icamente en contrariar su dest ino. . . . . , por tanto , a l cambiar sus p lanes ha sust i tu ido el objeto externo, pero el mecanismo psicológico s igue idént ico: es e l ar t i f ic io14 Este síntoma de la artificialidad que refleja la vida del mexicano, representa para Ramos, la manifestación más evidente del sentimiento de inferioridad visto como un elemento propiciatorio para el surgimiento de un nacionalismo cerrado, que se da además, bajo una forma agresiva en contra de las relaciones intelectuales con Europa que en esos momentos se encuentra con el problema de la guerra. Sin embargo, estas maneras de actuar expresan en el fondo una actitud de cobardía, porque evitan el enfrentamiento sincero y la competitividad de su espíritu creador frente al universo cultural de los países más desarrollados. 13 Ib id . , P , 145 14 Ib id . , P , 128 . 4.3 HACIA UNA FUNDAMENTACIÓN DE LA CULTURA NACIONAL Ante la problemática del nacionalismo cultural iniciado durante los años veinte y principio de los años treinta del siglo XX, que se caracteriza, - como hemos visto-, por una tendencia al enclaustramiento, Samuel Ramos funda su pensamiento sobre dos momentos de gran relevancia: el primero, se refiere al análisis crítico en donde cuestiona la errónea caracterización que de la cultura habían hecho los intelectuales mexicanos posrevolucionarios, quienes inmersos en un pensamiento de origen europeo, pretendían legitimar la existencia de una cultura original y de primera mano, en la que la imagen del país estaba reducido a la simple caracterización de lo pintoresco o la idea de “lo mexicano”; y la segunda, en la que proyecta su propia concepción en una forma más centrada y ecuánime, libre de toda influencia sectaria, de intereses personales o de facciones políticas. En este segundo momento se plantea la posibilidad, no ya de un nacionalismo cultural en forma original (cultura de primera mano)- ya que esto es imposible- sino de una cultura propiamente nacional, que se legitime precisamente en su autenticidad. De acuerdo con Ramos, la cultura propiamente nacional no se fundamenta en ninguna de las dos tendencias presentes en su momento histórico puesto que ambas no expresan en forma sincera la personalidad propia del país, más aún, existen en ellas tendencias nocivas que impiden el surgimiento de una verdadera proyección del espíritu nacional. El planteamiento de Ramos acepta la existencia de un nacionalismo, que se exprese mediante un conocimiento de lo propio, es decir, que surja del análisis del carácter propio del hombre mexicano, así como de sus peculiaridades históricas, dado que, la afirmación de su espíritu requiere del reconocimiento de su propia condición y de la aceptación consciente de los valores universales que ayuden a elevarlo a los niveles de la cultura universal. Es así como el filósofo mexicano inquiere sobre la forma en que la cultura puede consolidarse como expresión genuina del espíritu mexicano; y así se encuentra con que en México han existido condiciones para forjar una cultura auténtica, sólo que debido a ciertos rasgos negativos de la personalidad de los mexicanos, ésta se ha desvirtuado en tal forma que siempre se han malogrado los objetivos, ya sea por las tendencias imitativas que le llevan a un descastamiento o por un resentimiento sin fundamento. Este planteamiento le permitió a Ramos afirmar que el único camino que el hombre de México debe seguir para afirmar su cultura, es el de aceptar la idea de que es un pueblo con una herencia valorativa de gran importancia y que en él se han desarrollado las influencias más significativas de la civilización humana; así, Ramos determina que nuestro país t iene una cultura que aunque invisible por su transparencia, representa un fermento de vida espiritual de gran magnitud, al igual que los países con el más alto grado de desarrollo cultural, solo que tenemos que tomar conciencia de la realidad, así como del falso carácter, para que así surja una cultura con un sello peculiar acorde a la propia visión valorativa. Para Ramos – Dice Rafael Moreno- , la cul tura mexicana es e l desarrol lo o desenvolvimiento que la cul tura universal ha tenido en México. Es decir , que la cul tura nuestra es def in ida por su s i tuación en e l curso de la his tor ia universal y , en consecuencia, se la cal i f ica como tr ibutaria de las ideas occidentales , como una rama la teral del movimiento europeo 15 De acuerdo con lo anterior podemos afirmar que para Ramos nuestra cultura es derivada por asimilación, en tanto que es el resultado del desarrollo 15 Moreno , Rafae l , Las lecc iones de Samuel Ramos sobre la cu l tura nac ional , P , 143 . mismo que ha tenido el espíritu humano en nuestro proceso histórico. Así mismo, somos una rama derivada de la cultura occidental y nuestra configuración intelectual y mental se ha gestado al amparo de ella, puesto que nuestro sistema valorativo es producto de una herencia transmitida de generación en generación, en la que el espíritu europeo se encuentra presente en nuestra propia lengua, nuestra moral, nuestra religión, etc. , así como los buenos y malos hábitos que nos ha transmitido la herencia española. Por ello, lo que debemos hacer es abandonar la falsa creencia de que la cultura occidental ha extraviado nuestro destino, para darnos cuenta que sólo a partir de ésta será posible la proyección de los elementos valorativos e inherentes del pensamiento nativo a los niveles de cultura universal. La universalización, entonces, se encuentra contenida en nosotros mismos como un germen positivo que es necesario cultivar y asimilar, con la firme intención de que nos permita liberarnos de una vez y para siempre de los fantasmas psicológicos que nos impiden actuar en forma clara y sincera para poder, así, labrar nuestro destino histórico. La introspección del alma mexicana o autognosis -como la denomina el maestro Ramos- es el punto de partida para la configuración de una cultura universal de raigambre nacional; de esta manera, Ramos asegura que las actitudes que se advierten en la personalidad del mexicano como manifestaciones de un sentimiento de inferioridad pueden ser superadas, ya que no forman parte sustancial de su constitución biológica o racial sino que tan solo son falsas caracterizaciones psicológicas que él mismo se ha creado. Ramos considera, que para liberarnos de las apariencias que encubre nuestro verdadero ser, es necesario fomentar, en primera instancia, el cultivo del pensamiento y la reflexión en forma sincera para realizar obras intelectuales que muestren la concepción propia de la realidad mexicana. Esta tarea debe llevarse a cabo mediante la educación del espíritu en cada uno de los individuos que participan activamente en la vida social, política y cultural de nuestra patria. Al mismo tiempo, nuestro autor, considera que debe tomarse en cuenta que la condición propia del hombre en México está subordinada a factores externos e internos que limitan su pensamiento. Por ello, el mexicano –según Ramos- sólo podrá realizar una cultura propiamente nacional cuando asuma con responsabilidad el conocimiento de sus propias limitantes y, la manera en que los mexicanos pueden eliminar el sentimiento de inferioridad tan arraigado en su alma será mediante esta introspección sincera concerniente a sus propias aspiraciones culturales, pero sobre todo, a la proyección de valores que pueda llegar a realizar partiendo de su realidad inmediata. Por ello dice que: La unidad de medida no debe buscarse en hombres de otros países y o tro grado de cul tura. Cada hombre puede prolongar idealmente las l íneas de desarrol lo de sus cual idades y potencial idades hasta e l l ími te máximo de su perfección y obtener as í una pref iguración ideal de lo que es capaz de ser . Este arquet ipo indiv idual representa la unidad de medida que e l mexicano debe apl icarse para fundar su propia es t imación. Entonces los valores que se ponen de mani f ies to son intr ínsecos , y solo dependen de la mayor o menor dis tancia entre lo que se ha hecho y lo que es posible hacer , pero no aumenta ni d isminuye cuando se comparan a los valores ajenos 16 El planteamiento de Ramos es tajante: sólo conociéndonos a nosotros mismos y a nuestra historia podremos desarrollar una mentalidad más clara y sincera como expresión de nuestras propias posibilidades. La consigna de Ramos- como puede observarse- no resulta de la espontaneidad ni de la inconsistencia, es decir, no será una obra vacía o abstracta que se geste fuera de nuestra realidad, sino por el contrario, emergerá de los reclamos que la propia realidad nos marque, ya que el pasado, el presente y el futuro de la cultura están circunscritos a la conocimiento de la historia peculiar que ha tenido México. No hay que buscar, por lo tanto, en otros países sino en nuestra propia circunstancia y en los propios derroteros que habremos de seguir. La introspección sobre la conciencia histórica del mexicano abre paso a la posibilidad de eliminar el falso carácter, sin embargo, esta actitud no se lleva a cabo como una simple intención, sino que es necesario promover en el hombre mexicano el interés de una disciplina intelectual y moral que permita su fundamentación en forma rigurosa, para ello, la educación adquiere una gran importancia en el pensamiento de Ramos, ya que en ella descansan los lineamientos esenciales que permiten el cultivo de la voluntad y la inteligencia. Así, la educación que permitirá a los mexicanos proyectar la expresión de su propia sensibilidad será aquella que se proponga como su mayor aspiración el conocimiento integral de México, pues sólo así, considera Ramos, se podrán establecer las bases para la realización de una obra propiamente nacional, en la cual, el individuo asimile sus propias condiciones y capacidades que le permitan transformar su propia mentalidad y por ende su personalidad. Por ello, lo que más urge en México es que los individuos se den cuenta de la necesidad de abandonar la idea de que la cultura es una simple acumulación de conocimientos, para que se tome en consideración que lo más urgente es que el hombre se transforme a sí mismo, y con ello, su realidad. El fundamento de una cultura por asimilación en la que los intelectuales y hombres en general legitimen la existencia de una cultura propiamente mexicana, descansa pues, en la educación, a través de la cual se defienden y 16 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 150 . asimilan las ideas universales. Ramos retoma esta idea del pensamiento de Justo Sierra, pues encuentra en él, la posibilidad de fundar una cultura propia, una mexicanización del saber La verdadera educación -dice e l maestro Sierra- es aquel la que acudiendo a todas las fuentes de cul tura “se propusiera adquir ir los medios de nacional izar la c iencia , de mexicanizar e l saber .” En casi todas las as ignaturas que forman los programas escolares en todos los grados de la enseñanza, es posible encontrar una referencia a las correspondientes real idades del país . Primero que nada, e l cul t ivo de la lengua y la l i teratura debe ser una de las bases en que se as iente la cul tura nacional; después la geograf ía , la his tor ia , la c iencia de la naturaleza y de la v ida, las c iencias sociales , la economía, las c iencias del espír i tu , la f i losof ía , no hay ninguna discipl ina que con sus pr incipios no tengan una apl icación del conocimiento de México 17 Esta nacionalización del saber expresado por Justo Sierra, le revela a Ramos aspectos de suma importancia en la concepción de la cultura nacional: primero, la autognosis, el autoconocimiento del mexicano mediante un examen de conciencia que permita superar la autodenigración y con ello, buscar en forma conciente aquellas influencias extranjeras que le permitan a su vez formar parte de la cultura universal; y en segundo lugar, mediante la educación se podrá llegar al conocimiento sincero de la realidad y la historia de México. Con estos planteamiento Ramos aclara el problema suscitado hacia el año de 1934 entre las tendencias al parecer opuestas, entre universalismo y nacionalismo cultural, abriendo con ello el verdadero horizonte valorativo del alma mexicana que es capaz de llegar a la creación de obras valiosas y genuinas, avocándose a la realización de una cultura auténtica, entendida 17 Ramos , Samuel , Op.c i t . , P , 161 . como la transformación e integración de los valores inherentes y ajenos en un mismo espíritu que es capaz de unirlos en una nueva síntesis que le permita inventar sus propias modalidades diferenciándose de los demás pueblos. De esta manera Ramos plantea su tesis central en la que define propiamente lo que es o debiera ser la verdadera cultura mexicana: México debe tener en e l fu turo una cul tura “mexicana”, pero no la concebimos como una cul tura or iginal d is t in ta de todos los demás. Entendemos por cul tura mexicana la cul tura universal hecha nuestra , que v iva con nosotros , que sea capaz de expresar nuestra alma y es curioso que, para formar es ta cul tura “mexicana”. El único camino que nos queda es seguir aprendiendo la cul tura europea 18 Ramos señala con claridad que la cultura nacional debe ser derivada pero no en forma imitativa, sino en forma electiva, una cultura en la que se asimilen conscientemente sólo los elementos más significativos que ayuden a la concreción de su propia expresión como pueblo distinto a los demás. De esta manera, la fundamentación de la cultura auténticamente mexicana es aquella en la que se inventa una perspectiva espiritual sirviéndose de las herramientas proporcionadas por la cultura occidental. Para ello, es necesaria una aceptación de valores extranjeros como aspectos inherentes al alma mexicana que se han ido configurando durante las diferentes etapas históricas, dando como resultado el surgimiento de una nueva visión valorativa del espíritu mexicano. Ramos aclara que tal concepción de la cultura no es un simple egocentrismo, ni un frívolo estar a la moda el adoptar elementos provenientes de otras latitudes, sino una necesidad vital en la medida en que sólo a través de la cultura europea podemos incorporar, insertar nuestra propia sensibilidad a la cultura universal, porque es precisamente en ese lugar en donde 18 Ib id . , P , 146-147 . desaparece la especificidad de cada pueblo para integrarse a la plena realización del alma humana. La meta de la cultura por asimilación es la realización de lo que como mexicanos poseemos en común con todos los hombres, la humanización de nuestra circunstancia mediante la expresión de valores compartidos. Al respecto- afirma Rafael Moreno-: La cul tura no vale por s í misma, s ino en cuanto desarrol la la personal idad humana y en cuanto humaniza la real idad. Lo demás v iene por añaduría . La obra cul tural , e l proyecto objet ivo, “es una es tación en e l camino que e l a lma recorre para l legar hasta s í misma 19 El planteamiento cultural de Ramos, entendido como la realización de la cultura nacional en México será pues la manifestación de los elementos constitutivos de la propia alma mexicana que en medio de las expresiones culturales universales se encumbren a lo niveles máximos del espíritu humano que tiendan a su proyección real. Por ello, Ramos formula este pensamiento enfocado a asentar las bases y fundamentos de la superación de los complejos contenidos en el alma del mexicano, pues considera que: Si queremos dar sol idez a nuestra obra espir i tual fu tura, hay que preparar a la juventud en escuelas y univers idades , mediante una severa educación or ientada esencialmente hacia la disc ip l ina de la voluntad y la in te l igencia . El saber concreto es lo que menos debe interesarnos de la cul tura. Lo que para México es de una importancia decis iva es aprender de la cul tura lo que en e l la hay de disc ip l ina in te lectual y moral 20 Sin embargo, es pertinente preguntarnos ¿existen en el año de 1934 las obras espirituales que muestren esta caracterización? Pues, ante estas palabras de Ramos, creemos conveniente expresar que esta cultura venidera anhelada por el filósofo mexicano a realizarse en el futuro, ya esta presente en el momento mismo en la que expresa sus juicios, puesto que en este momento ya 19 Moreno , Rafae l , Las l ecc iones de Samuel Ramos sobre la cu l tura mex icana , P , 157 . existe el movimiento muralista de Diego Rivera, la gran labor educativa de José Vasconcelos, y la manifestación literaria del grupo Contemporáneos, en cuyas expresiones estéticas se plasman las aportaciones culturales de México a la cultura universal. 20 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 147 4.4. CONTEXTO CULTURAL EN LA QUE SE DESARROLLAN LAS IDEAS DE RAMOS SOBRE LA CULTURA NACIONAL. La tesis de Samuel Ramos acerca del futuro de la cultura en México, se expresa como un “deber,” en la cual los mexicanos tienen que centrar sus aspiraciones con la firme intención de que en su constitución intelectual se fusionen los valores propios del país con los valores universales que se han asimilado en forma consciente. Este - dice Ramos - sería: El ideal que aún es tá por real izarse es , por decir lo as í; la personal idad como una fórmula matemática que reúna lo especí f ico del carácter nacional y la universal idad de sus valores…. recuerde los casos del ar te ruso, e l ar te español , e tcétera, en los cuales precisamente cuando e l ar t is ta acier ta a captar las notas más indiv iduales de su raza, en ese mismo ins tante su obra adquiere una trascendencia universal21 Queda señalada entonces la manera de crear obra universal a partir de las realidades nacionales, sin embargo, aun cuando Ramos expresa esa opinión como un ideal que está por realizarse, no concordamos con su pensamiento, en la medida en que consideramos que antes de la publicación del ensayo denominado el Psicoanálisis del mexicano en 1932, en las páginas de la revista Examen dirigida por Jorge Cuesta, ya existe una plena realización de obras nacionales en México. Para aclarar esta idea, creemos que es necesario remitirnos a la propia formación intelectual y la relación que guarda este pensador con los intelectuales más sobresalientes de su momento histórico. La génesis de su pensamiento sin duda se encuentra bajo la influencia del pensamiento de José Vasconcelos -con el que colaboró en el proyecto educativo de la Secretaria de Educación Pública- y, de la relación con el grupo Contemporáneos en el ámbito li terario, al que perteneció Ramos a invitación de Jorge Cuesta. Sin embargo, aun cuando la idea expresada por Ramos en su ensayo sea la de una cultura que está por venir, podemos convenir que ésta ya se encuentra desarrollándose en los diversos medios culturales del país, en el de educación promulgado por el propio Vasconcelos, en la pintura mural de Diego Rivera, en la música de Manuel M. Ponce, en la li teratura del grupo de los Contemporáneos; todos ellos muestran la grandeza del pensamiento mexicano en donde no existe ningún tipo de alarde que revele un malestar de transtorno psicológico, por el contrario, son ellos la expresión más genuina de la mentalidad mexicana que es capaz de proyectar su sentimiento a los niveles más altos del pensamiento humano. Al respecto Abelardo Villegas considera que el grupo Contemporáneos entabla una lucha cultural desde su posición li teraria con los li teratos de la revolución que proponían el desarrollo de una literatura nacionalista, por ello- afirma Villegas- que: Vil laurrut ia declaraba además de que a su generación la animaba una in tensa curios idad por todo lo nuevo y lo extraño, y de al l í e l cuidado que ponían por es tar al d ía . Era una defensa de su derecho a la cul tura universal que creían atacado por un nacional ismo es trecho. Hablando también de su act i tud cr í t ica Jorge Cuesta decía , en 1932, que es ta act i tud Hace valer lo mismo la l i teratura y e l ar te francés , que los de cualquier o tro país . Admite cualquier in f luencia . Admite la cul tura y e l conocimiento de las lenguas. Admite v iajar y conocer gentes . Admite encontrarse frente a cualquier real idad, aun la mexicana. Es una act i tud esencialmente social , universal . Cuesta era más radical que Vi l laurrut ia , consideraba que e l nacional ismo era un forma de es trechez mental , de as i lamiento: “revolucionarismo, mexicanismo, exot ismo, nacional ismo, son, en cambio, puras formas de misantropía 22 21 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P . , 149 . 22 V i l l egas , Abe la rdo , El pensamien to mex icano en e l s ig lo XX, , p . , 97 En este sentido podemos decir que la importancia del maestro Ramos, radica en que concentra todos los elementos dispersos de su momento, tanto en el ambiente político, intelectual como artístico que le permiten legitimar filosóficamente la pretensión de una cultura auténticamente nacional. No existe pues un pensamiento original en Ramos, sino - como él mismo lo determina es auténtico , en la medida que analiza su propio contexto histórico y lo transforma, le inventa una perspectiva nueva, canalizándola a los niveles del pensamiento filosófico, mediante el análisis serio y profundo en el que se establece como la jus t i f icación epis temológica de una f i losof ía nacional “como parte de una cul tura propia” 23 De esta manera, la investigación que realiza Samuel Ramos sobre la cultura mexicana, se legitima en la idea de una educación sincera sobre la historia de México que tiene su origen en la empresa educativa de José Vasconcelos. La cual establece la necesidad de que todos los hombres y mujeres tengan acceso a los niveles elementales y superiores de educación, que a la postre serán la piedra de toque para la creación de la cultura nacional, en la que se fusionen las propias costumbres y formas de ser del mexicano con los valores universales de otros pueblos. Así, el gran educador mexicano inicia el camino de la cultura mexicana, dejando huella en el espíritu de Samuel Ramos, quien participa activamente en el proyecto cultural como colaborador directo del propio Vasconcelos, en tanto que -menciona la maestra Margarita Vera- : Vasconcelos también había compart ido con Ramos en la Secretar ia de educación públ ica, su in terés por una educación de corte nacional is ta . Ya desde la rector ía de la Univers idad Nacional había trabajado por darle nuevas bases a la educación de los mexicanos en lugar de asumir ideologías extranjeras y de emplear métodos ajenos a nuestra real idad, era preciso re tomar e l camino emprendido por los mis ioneros españoles , 23 Moreno , Rafae l , Las lecc iones de Samuel Ramos sobre la cu l tura nac ional , P , 141 . volver a nuestras raíces , d i fundir nuestra tradic ión, dar al pueblo los tesoros de la tradic ión universal 24 La influencia de Vasconcelos en Samuel Ramos se manifiesta en la actividad educativa, cuya función primordial será el mecanismo que le permita al propio filósofo michoacano suponer que el conocimiento es la base de la personalidad nacional, sin que por ello se deje a un lado la manera de contemplar en forma sincera el medio en que vive. Existen otras razones de suma importancia que explican la influencia ejercida por Vasconcelos en Samuel Ramos, entre ellas, la aspiración de crear una conciencia nacional a partir del conocimiento profundo de la realidad mexicana como manifestación propia de un espíritu sincero perteneciente a cada entidad, como un elemento constitutivo del pensamiento mexicano que se funda en sus propias tradiciones y costumbres. En este sentido Ramos llega a establecer la misma afirmación realizada por el maestro Vasconcelos al determinar que: Solo l legaremos a tener verdadero arte y verdadera l i teratura cuando se funden en una cul tura nueva y to tal las d is t in tas razas que forman nuestra nacional idad y los e lementos indígenas con los importados 25 Esta búsqueda de la realización del espíritu mexicano la encuentra Ramos, lo mismo que su maestro, en la propia historia a la que se dirige para hacer notar que existen diversos períodos dentro del proceso evolutivo del hombre en México en donde se han fraguado diversos aspectos ideológicos que han configurado su carácter. De la misma manera, Ramos realiza su investigación con la intención de afirmar que la cultura nacional se debe legitimar en la autenticidad, que consiste precisamente en la manera en cómo el individuo ha transformado los 24 Vera Cusp inera , Margar i t a , Samuel Ramos: E l f i lóso fo y la cu l tura , P . 261 - 262 . 25 Fe l l , C laude , Vasconce los : Los años de l águ i la , P , 94 . valores que ha ido asimilando históricamente, bajo la idea de que es necesario descubrir en forma intuitiva una formula que nos muestre la verdadera personalidad del hombre libre de todo fantasma psicológico o -como pretende Vasconcelos- que encuentre una verdad primitiva contenida en la autenticidad del pensamiento nacional. No es gratuito pues, que Ramos conciba la actividad artística como la forma de consolidar una obra cultural nacional. En relación con esto, debemos comprender que su ideal está enfocado a resaltar la gran obra realizada por el movimiento del muralismo mexicano representado por Diego Rivera. Sin embargo, debemos considerar que El Perfil del hombre y la cultura en México no desarrolla completamente esta idea, sino tan solo la sugiere, y aun cuando no lo acepta como una expresión auténtica, considera que existe un movimiento artístico que exalta o sublimiza la imagen del indio con su traje de manta, l legando a pensarse que en 1934 está en contra del planteamiento de Rivera. Cosa muy distinta pensará en su ensayo titulado precisamente Diego Rivera de 1958, en donde postula la tesis de que este muralista es el artista de mayor importancia en nuestra tradición plástica contemporánea. En el sentido de que expresa que: Cuando apareció en México la obra mural de Diego Rivera, era una novedad tan magna, que no cabía en las medidas habi tuales de la es t imación es té t ica … Durante muchos años fue obje to de enconadas discusiones y sólo al cabo de tres décadas ha logrado e l reconocimiento general de su méri to y se ha impuesto def ini t ivamente como una de las expres iones plás t icas más acabada de la v ida mexicana en la pr imera mitad del s iglo . En la perspect iva del t iempo hoy se nos aparece la pintura de Rivera en toda su s igni f icación his tór ica, no sólo dentro de la evolución plást ica de México, s ino en su más amplia re lación con la cul tura nacional .26 Ramos adopta también de Vasconcelos, la idea de que la cultura se mide precisamente por la fuerza del alma, en la que la espiritualidad profesada en forma consciente le dará la realización de su propio humanismo, por ello, el aspecto artístico se expresa como el medio más idóneo para la realización de la cultura mexicana. No es extraño pues, que Ramos en su afán por trazar el camino de la verdadera cultura mexicana enfrentada a las aspiraciones erróneas de los nacionalistas y universalistas, considere que el arte es el camino mejor dotado para lograr la expresión propia de la nación y al mismo tiempo lo considere como el vehículo para elevarla a los niveles más altos de la creación humana. Por otro lado, encontramos que el pensamiento de Samuel Ramos se nutre de igual manera de los planteamientos realizados por la corriente pictórica del muralismo mexicano como una manera de expresar que en ellos se encuentran contenidas las mismas experiencias desarrolladas por el arte español y el arte ruso como formas de expresión del carácter de la raza. En este sentido, el movimiento plástico del muralismo representado sobre todo por Diego Rivera, es otra vertiente cultural que le permite a Ramos enriquecer su propio pensamiento, en tanto que en éste último aspecto logra comprender el camino que debe tomar la realización de la verdadera cultura en México, así como también, de que en esta manifestación artística es posible plasmar las características propias de la raza mexicana, mediante el conocimiento profundo de su pasado histórico y de la asimilación de técnicas artísticas pertenecientes al arte universal que le permiten romper las barreras que impone el regionalismo sin detrimento de los valores nacionales. De esta manera, la tesis de Ramos de que el verdadero camino de la cultura debe ser la asimilación consciente de valores está presente en la propia actitud y en la personalidad de Diego Rivera, quien se ha alimentado de las diversas corrientes artísticas descubiertas durante su estancia en 26 Ramos Samuel , Diego Rivera , en Obras Comple tas . Vol I I I , Ed , U .N.A.M. , México , 1991 . P , 42 Europa, logrando magistralmente una asimilación de técnicas que le permitieron expresar el espíritu humano; plasmados en los personajes cotidianos de la vida en México, como el indígena, el obrero, el campesino, que adquieren una nueva dimensión al ser transformados y proyectados mediante la obra de arte. Lo anterior queda confirmado en la creación del mural realizado en el anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria ejecutado durante los años de 1921-1922, en el que se expresa claramente la gran influencia que ejerció sobre la personalidad del pintor el conocimiento de las obras del Renacimiento, el cual le sirve como modelo, sin llegar a la imitación. Así el artista lleva a cabo su propia creación en la que simboliza la esperanza de la raza mexicana a través de las expresiones de valores universales. Otro de los aspectos de suma importancia que podemos considerar como un elemento significativo en la génesis del pensamiento de Ramos, es el que se refiere al rumbo que ha de seguir la cultura nacional. Es preciso -afirma el propio Ramos- que esta cultura se inspire en los modelos empleados por España y Rusia para desarrollar una personalidad auténtica como expresión de su propio temperamento. Este planteamiento Ramos lo retoma de José Vasconcelos y de Rivera, en la medida de que en ambos existe una marcada influencia del pensamiento ruso, que en esos momentos se encuentra bajo circunstancias similares. Esta situación se les revela a nuestros intelectuales como el camino a seguir. De hecho el propio Vasconcelos durante su exilio en California, asimila la tarea trazada por los educadores rusos, la cual consiste en la idea de instaurar una educación al pueblo en forma extensiva, una educación en la que se promueva el conocimiento de las obras clásicas del genio universal, como una manera de cultivar el espíritu del pueblo ruso. De esta manera. Menciona nuestro filósofo: En conjunto , lo obra de Rivera representa una nueva v is ión de la v ida mexicana. Cuando el p intor regresó a México en 1921, se propagaban por e l mundo las ideas de la Revolución Rusa, de las que é l era part idario . Todavía en México, por su agi tación revolucionaria , e l ambiente era propicio para aceptar las ideas rusas , especialmente en e l orden de la cul tura, donde Vasconcelos , en ese momento, las agi taba. Desde e l punto de v is ta del social ismo, Diego Rivera descubría una región importante de nuestra real idad, no v is ta antes , es taba al l í f rente a todas las miradas. La exis tencia primit iva en México, cuyo protagonis ta pr incipal es e l indio , aparece súbi tamente en los frescos del p intor (1923) como s i emergiera del fondo de la t ierra. El indio ya nos es s implemente una f igura decorat iva, s ino la f igura central de sus pinturas murales .27 Este paralelismo revolucionario entre lo ruso y lo mexicano, expresa Claude Fell en su libro sobre Vasconcelos, será la causa de que a este intelectual mexicano se le considere como un precursor ideológico del movimiento socialista en México. Sin embargo, esta acusación crítica proviene de los diversos grupos políticos que veían en estas actitudes serios problemas a sus perspectivas de poder. Ante estas situaciones el propio Vasconcelos determinaba que su único interés era seguir el ejemplo ruso como una manera de promover una educación popular que de manera extensiva permitiera crear una cultura media sustentada en el conocimiento elemental que a la postre permitiese el surgimiento de una propia personalidad nacional. Sin preocuparse por el credo profesado por los ideales socialistas en su país original, el reformador de la cultura mexicana propone la legislación del Departamento de Publicaciones de la Secretaria de Educación Pública, siendo él mismo, Secretario de Estado, en donde advierte ante los representantes legislativos que esta dependencia de ninguna manera publicará obras que expresen tendencias ideológicas con fines de adoctrinamiento político, sino que por el contrario su función primordial será la de editar obras clásicas 27 Ramos , Samuel . , Diego Rivera , en Es tud ios de es té t i ca , Obras Comple tas . , Vol . , I I I , México , Ed . , U .N.AM. , 1991 , p . , 45-46 propias del espíritu universal. Sobre este planteamiento Claude Fell expresa que: Una misma acusación con frecuencia se hace conjuntamente a Vasconcelos y a Rivera de haber querido imponer a través de las pinturas murales de la Secretar ia de Educación Pública ideas predicadas por los bolcheviques y consideradas “destruct ivas” por parte de la población. Salvador Novo, p lantea dentro de es ta perspect iva la in terrogante sobre la val idez de un arte no s igni f icante y disculpa al minis tro de las acusaciones hechas indis t in tamente contra é l y contra Rivera. . . . S i e l social ismo s igni f icaba la igualdad que e leva, la l iberación total y no e l desprendimiento parcial del oro y de las r iquezas . Vasconcelos ha comprendido la resurrección espir i tual del indio e in tenta in tegrarlo a la c iv i l i zación que, por derecho natural le pertenece. En nombre de es ta idea, ha querido di fundir la bel leza, y ha conf iado la tarea a Rivera.28 Rivera por su parte considera que el muralismo consiste en la expresión plástica de la realidad nacional en la cual se plasman los verdaderos sentimientos del pueblo, y en el cual, se ve reflejada su propia existencia. Bajo esta perspectiva Rivera realiza una obra ti tulada “Paisaje zapatista”, en donde representa la realidad histórica y folklórica del país. En esta obra se nota la influencia de la pintura cubista de la que Rivera es partidario directo ya que trabaja al lado de Pablo Picasso durante su estancia en París en la década de los años veinte. De esta forma- Afirma Samuel Ramos: 28 Fe l l , C laude , Vasconce los : Los años de l águ i la , P , 432-433 . Antes de ser e l fundador de una pintura nacional , Rivera fue un curioso de todas las escuelas pic tór icas y un espír i tu audaz que se arr iesgaba por rutas desconocidas a descubrir nuevos cont inentes ar t ís t icos . El aventajado disc ípulo de la Academia de San Carlos , una vez en París , se acerca al inquieto grupo cosmopol i ta , en Montparnasse . Al l í le tocó mil i tar en e l movimiento revolucionario que capi taneaba Picasso, del cual era Rivera e l brazo derecho. Admit ido al c írculo esotér ico del cubismo, lo conoció ín t imamente como inic iado, y part ic ipo en é l como uno de sus ar t í f ices más inte l igentes 29 Esta actitud también es adoptada por los artistas rusos que en ese momento expresan la intención de implantar un arte propio- tómese en cuenta que Rivera adopta el camino pero no lo imita- pues al plasmar en sus lienzos y murales la realidad del país le impone un sello peculiar que los diferencia de los demás pueblos. En su obra expresa Un paralel ismo revelador (que) puede es tablecerse entre las or ientaciones e legidas por los mural is tas mexicanos y las opciones de la postura sovié t ica de es ta época. Entre 1917 y 1923, los ar t is tas rusos se vuelven con determinación y entusiasmo hacia e l ar te ruso primit ivo y las expresiones plást icas más avanzadas, en part icular e l cubismo 30 De la misma forma que existe una influencia del pensamiento ruso en la obra educativa de Vasconcelos y en la pintura de Rivera, en el ámbito musical también encontramos estas mismas perspectivas, sobre todo en la figura de Manuel. M. Ponce con el que se inicia una búsqueda por establecer el surgimiento de un arte musical acorde con la sensibilidad de los mexicanos. Este autor versado en el conocimiento profundo de las obras clásicas considera necesario que en México exista una educación musical que debe iniciarse desde los niveles primarios hasta los estudios educativos más avanzados, en la que a los individuos se les inspire un amor por la música clásica, que al mismo tiempo sea el camino de la armonía espiritual con la que el individuo pueda expresar la propia sensibilidad del pueblo de México, 29 Ramos , Samuel . , Diego Rivera , en Es tud ios de es té t i ca , Obras Comple tas . , Vol . , I I I , México , Ed . , U .N.AM. , 1991 , p . , 44 30 Fe l l , C laude , Vasconce los : Los años de l águ i la , P , 409 . mediante la creación de obras que emanen de su propio carácter. Así, dice Fell que: Desde e l mes de Diciembre de 1920, uno de los músicos más pres t ig iosos , Manuel .M. Ponce, reclamaba, basado en e l e jemplo de la Rusia Soviét ica , la ins tauración de la enseñanza musical obl igatoria en las escuelas pr imarias y en los es tablecimientos secundarios y superiores . Está convencido al igual que Vasconcelos , de que la in troducción de la música en los programas escolares tendría consecuencias é t icas y sociales indiscut iblemente benéf icas . . . . Manuel .M. Ponce. . . . opina que ha nacido e l verdadero ar te musical nacional…Ponce y sus part idarios sos t ienen la tes is según la cual una música s infónica nacional puede muy bien inspirarse en las melodías populares del país , s in por e l lo renunciar a lo universal 31 Otro de los aspectos que deben tomarse en cuenta para comprender las tesis centrales contenidas en El Perfil del hombre y la cultura en México es la actitud crítica que adoptan los miembros del grupo literario llamado Contemporáneos , del que el propio Ramos forma parte32. Así, ante la problemática suscitada por el movimiento nacionalista, el grupo literario enfoca sus planteamientos hacia el descubrimiento de un México que fuese representativo, sin llegar a formularse como un elemento pintoresco y arquetípico, para ello, consideran que es necesario descubrir el verdadero significado de la influencia europea, con la conciencia de que solamente partiendo del conocimiento de los valores positivos que en ella existe podremos conocernos a nosotros mismos, al igual que Ramos para este grupo la parte de mayor trascendencia es la toma de conciencia de nuestro propio proceso histórico. De tal forma que, el fundamento de su actitud creadora se encuentra en la propia nación mexicana. Con estas actitudes el grupo de los Contemporáneos consolida la tesis que, pocos años más tarde, desarrollará Ramos de que México como pueblo tiene una propia personalidad y una cultura auténtica, en la medida de que se consagre al conocimiento de su vida accidentada y a su diversidad de elementos constitutivos, lo que vendría a ser 31 Fe l l , C laude , Vasconce los : Los Años de l Águi la , P , 414-415 . un elemento propiciatorio en la instauración del camino de la universalización del espíritu nacional. El grupo Contemporáneos considera que lo más importante de la obra cultural que puede aparecer en México es mediante una actitud crítica frente a los valores propios y a los europeos, que permitan el surgimiento de una nueva visión acorde con las realidades nacionales, y estas palabras se ven justificadas por las propias declaraciones de Xavier Villaurrutia quien: dec laraba además que a su generac ión la an imaba una in tensa cur ios idad por todo lo nuevo y lo ex t raño , y de a l l í e l cu idado que pon ían para es tar a l d ía . Era una de fensa de su derecho a la cu l tura un iversa l que cre ían a tacado por un nac ional i smo es t recho . Hablando también de su ac t i tud cr í t i ca Jorge Cuesta dec ía , en 1932 , que es ta ac t i tud Hace va ler lo mismo la l i t e ra tura y e l ar te f ranceses , que los de cua lqu ier o t ro pa í s . Admi te la cu l tura y e l conoc imien to de las l enguas . Admi te v ia jar y conocer gen tes . Admi te encontrarse f ren te a cua lqu ier rea l idad , aun la mex icana . Es una ac t i tud esenc ia lmente soc ia l , un iversa l 33 Así, podemos comprender que la relación existente entre Ramos y Jorge Cuesta dentro del grupo los Contemporáneos marcan la aspiración a una mentalidad universalista, sin olvidar jamás que el lugar de donde se tiene que partir es la propia realidad como una manera de reafirmar la propia identidad ante los peligrosos intentos de dominio cultural de los pueblos más desarrollados, en este sentido dice Sheridan que: La l ínea de universal ismo de Ramos y Cuesta , formalizada en su polémica, marca la l ínea edi toria l de Contemporáneos desde e l pr incipio , del mismo modo en que postula que el meol lo de ta l universal ismo es la cr i t ica34 32 Cf r . Vi l l egas , Abe la rdo . , El pensamien to mex icano en e l s ig lo XX . , p . , 87- 108 33 V i l l egas , Abe la rdo , Op.c i t . , p . , 97 34 Sher idan , Gui l l e rmo, Contemporáneos , ayer , P , 361-362 . Los planteamientos de los Contemporáneos están enfocados a realizar una obra propia sin caer en un nacionalismo cerrado. Lo que debe interesar a los mexicanos pues, no es la búsqueda de las características puramente nacionales como elementos significativos, es decir, como esencias, en donde se contenga la idea de lo que sería la idea de “lo mexicano”, sino que debemos avocarnos a la realización de obras en la que se plasme la propia concepción de la realidad en que nos encontramos inmersos, mediante la síntesis entre los valores europeos y los valores propios de la mentalidad mexicana. De esta forma, afirmamos que aún cuando Ramos publica su obra El Perfil del Hombre y la Cultura en México en el año de 1934, su planteamiento se va configurando desde 1927, momento en el cual los diversos grupos intelectuales buscan en forma crítica la instauración de una creación intelectual que sea propia de la mentalidad del pueblo mexicano. Por ello, la propuesta de Ramos de que la cultura en nuestro país debe ser derivada por asimilación esta contenida en cada una de las posturas intelectuales en las que participa activamente, por ello se puede comprender que su visión es propia de una mentalidad cosmopolita, que priva en otros movimientos culturales en medio de su sensibilidad y tradición mexicana y que se eleva a los niveles del espíritu universal, con una genuina personalidad del hombre moderno que expresa la mentalidad del carácter criollo y la necesidad de insertarlo en el mundo occidental. Por ello expresa Guillermo Sheridan que: Al f in y al cabo herederos del humanismo de Reyes o de Henríquez Ureña- pensaban(los Contemporáneos) que lo determinante era la conciencia de ser occidental , conciencia que no sólo no despreciaba su carácter mest izo s ino que lo consideraban un e lemento in tegrador de su carácter . En e fecto Contemporáneos fue considerado producto de la Revolución por El l io t por lo que la Revolución impl icaba de acceso a una modernidad Occidental , es decir , a una plural idad operante y v iva. 35 Como hemos podido observar, el pensamiento de Ramos se gesta en medio de diversos grupos intelectuales, que a su manera, expresan la imperiosa necesidad de consolidar la proyección de una personalidad en la que se muestre el verdadero perfil del hombre mexicano. Por lo tanto, podemos considerar que existe, no una cultura en México, sino una cultura mexicana, en la medida en que cada una de sus manifestaciones constituyen la expresión propia de una realidad vital que se amalgama con la vida cotidiana, la cual, al trasladarse a los niveles intelectuales adquiere su realización plena a través de manifestaciones superiores del pensamiento humano. México tiene pues, una cultura propia, al margen de que en ella existen elementos externos, que al ser transformados se convierten en parte viviente de la mentalidad de los individuos. Somos en este sentido una nación que posee un espíritu cultural con una gran tradición que se ha gestado desde el momento en que nuestro país se insertó en el desarrollo cultural de occidente y de la cual si queremos seguir expresando nuestra propia perspectiva es necesario seguir adoptando en forma consciente los valores que nos permitan un mayor desarrollo en todos los ámbitos, ya sean sociales, políticos o culturales, pero siempre guardando una reserva cautelosa para que la vía que se adopte no nos haga perder el camino ni el rumbo desvirtuando nuestro verdadero sentido de la existencia. Es necesario pues, que vivamos y asimilemos los aportes universales desde México, con la firme convicción de que a través de ellos lograremos alcanzar mejores metas en la plena realización de nuestra propia existencia como país y como hombres concretos. 35 Sher idan , Gui l l e rmo, Contemporáneos , ayer , P , 348 . CAPITULO V ANTECEDENTES ANTROPOLÓGICOS SOBRE LA PERSONALIDAD DEL HOMBRE EN MÉXICO El filósofo Samuel Ramos desarrolla su concepción de la cultura nacional mexicana en base al estudio caracterológico del hombre que la hace posible, lo que significaría que la cultura se proyecta en forma subjetiva, en tanto que depende de la manera en que este constituido el propio modo de ser del hombre que la realiza. Como lo mencionamos en los capítulos anteriores, Ramos expresa que existen tres tipos específicos del modo de ser de los mexicanos: el pelado, el hombre de la ciudad y el burgués, los cuales conforman la estructura social de México en las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, es necesario comentar que esta concepción y jerarquización de las características del modo de ser del mexicano no son nuevas para su momento histórico en el que publica Ramos su estudio El perfil del hombre y la cultura en México (1934), ya que existen, por lo menos, dos concepciones filosóficas anteriores de las que consideramos el filósofo retoma para llevar a cabo su propia concepción antropológica. La primera de ellas, la constituye el estudio del maestro Ezequiel A. Chávez titulado Ensayo sobre los rasgos distintivos de la sensibilidad como factor del carácter mexicano1, publicada en la Revista Positiva en el año de 1901 y, la segunda, en los escritos del filósofo español José Ortega y Gasset t i tulado Intimidades2 publicada en el año de 1929. 1 Rovi ra , Mar ia de l Carmen , (Compi ladora ) , “Ensayo sobre los rasgos d i s t in t i vos de la sens ib i l idad como fac tor de l carác ter mex icano”, en Pensamien to f i losó f ico mex icano de l s ig lo XIX y pr imeros años de l XX , Tomo I I , México , Ed . , U .N.A.M.2001 , pp . , 571-590 2 Ortega y Gasse t , José , “ In t imidades” , El Espec tador , Vo l . VI I -VI I I , Ed , Rev is ta de Occ iden te , (Colecc ión e l Arquero) , Madr id , 1961 Para llevar a cabo este análisis comparativo entre la concepción de Samuel Ramos y los dos pensadores mencionados, hablaremos de la manera en que éstos desarrollan sus reflexiones, señalando las similitudes que guarda con cada uno de ellos. El ensayo del maestro Ezequiel A. Chávez presentado ante la Sociedad Positiva de México el 13 de diciembre de 1900, señala que, es de suma importancia llevar a cabo estudios que permitan delinear el carácter de cada uno de los pueblos, pues ello permitiría comprender la forma en que deben adoptarse los modelos educativo, políticos o sociales de otros países, sin llegar a crear un conflicto entre las instituciones a imitar, y las condiciones en las que se encuentra la comunidad donde se pretende implantar. Pues- afirma el maestro Chávez-: Por no tener en cuenta la cardinal observación de que e l carácter , o lo que es lo mismo la resul tante de todas las condiciones ps íquicas de los indiv iduos varían con todos los pueblos , se incide a veces en e l absurdo de querer transplantar, l i sa y l lanamente , a un país ins t i tuciones educat ivas , represivas o pol í t icas que han f lorecido en otro , s in re f lexionar en que caso no sean acl imatables en e l in te lecto , en los sent imientos y en la voluntad de los pueblos a quienes se trata de mejorar , o freciéndoles un presente tan precioso ta l vez , pero inadecuado .3 Como podemos observar, esta afirmación guarda una gran paralelismo con las afirmaciones del propio Samuel Ramos en relación al planteamiento de que la problemática cultural del país, se debe al hecho de que en México se ha tendido a la imitación irreflexiva, en las que se ha transplantado instituciones que viven como flor de invernadero. Sin embargo, aún cuando ambos pensadores expresen que el error que se ha cometido en la transplantación de instituciones en nuestro país se debe a que no se ha tomado en cuenta su adaptabilidad a las condiciones intelectuales o psicológicas de los individuos, es mérito del maestro Ezequiel A. Chávez haber sido el primero en manifestarlas como las condiciones que ha motivado el fracaso de tan nobles ideales, pues considera que se han forjado en forma abstracta estas buenas intenciones de darle una estructura social y política al país, por ejemplo -afirma el maestro Chávez- que las aspiraciones de establecer el sistema político republicano en México, como los revolucionarios de 1789 en Francia, fue sin duda una decisión idealizada, que no tomo en cuenta las condiciones y circunstancias en las que se encontraban la población en general, que si bien permitió alcanzar la Independencia de México de la Corona Española en 1810, no propició el establecimiento de una libertad e igualdad plena en la sociedad mexicana. Por ello, el maestro Chávez, considera que es necesario conocer los rasgos de sensibilidad de los individuos que determinan su manera de pensar y actuar, con la intención de comprender de qué forma deben adaptarse las instituciones a su peculiar modo de ser. En México -af irma- casi nada ó á lo menos demasiado poco hay sobre e l part icular; sabemos todos que somos dis t in tos ps íquicamente de un francés o de un anglo- americano, de un chino ó de un alemán; pero ignoramos en que consis te la di ferencia; por lo mismo conservamos en parte la i lus ión de que inst i tuciones buenas en otros países serán buenas también en e l nuestro , s in hacerlas sufr ir modi f icación alguna; y tenemos á veces por fa l ta de es tudio de tales asuntos, e l candor de creer que podrán copiarse organizaciones ajenas y colocarlas sobre e l organismo nacional de un modo perfecto , cuando sabemos que un traje bueno para un sajón no puede avenirse á un mexicano s in hacerle sufr ir modi f icaciones considerables 4 3 Rovi ra , Mar ia de l Carmen , (Compi ladora ) , “Ensayo sobre los rasgos d i s t in t i vos de la sens ib i l idad como fac tor de l carác ter mex icano”, en Pensamien to f i losó f ico mex icano de l s ig lo XIX y pr imeros años de l XX , Tomo I I , México , Ed . , U .N.A.M.2001 , pp . , 571 4 Ib id , p . , 272-273 Por ello, el conocimiento de los rasgos distintivos de la sensibilidad de los mexicanos permitirá fundar las bases que determinen las condiciones en las que se implementen las instituciones que consoliden la vida nacional. En México de finales del siglo XIX y principios del XX, existen cuatro sectores sociales que configuran la vida nacional, los cuales no constituyen una homogeneidad económica, educativa, ni psicológica que formen un solo cuerpo en común como ha sucedido en los países del viejo continente, esta situación tiene como consecuencia que exista una diversidad de formas de pensar y, sobre todo, de maneras de integrarse a la vida socio- política del país Estos sectores de la población son caracterizados como el grupo indígena, los españoles y sus descendientes directos y los grupos de razas mezcladas denominadas como: mestizos superiores y mestizos inferiores que presentan diferentes rasgos de sensibilidad que ha sido determinada por factores históricos que los han moldeado de manera específica y peculiar: por una parte -af irma el autor del ensayo- e l descendiente de las razas mezcladas que secularmente ha tenido antecesores const i tuidos en famil ias es tables; ese es e l res is tente nervio del pueblo mexicano; y por otra parte e l también descendiente de razas mezcladas pero que, en vez de tener un árbol genealógico de famil ias const i tu idas que le hayan dado una educación social y le hayan formado un alma de cooperador orgánico, ha tenido por e l contrario secularmente como antecesores individuos for tui tamente unidos en desamparado tá lamo de incesantes amasiatos , e l que t iene as í la desgracia de ser hi jo , n ie to y b iznieto de e f ímeros azares e l que al nacer encontró rota ó desecha su famil ia , como rota la habían encontrado sus progeni tores y los progeni tores de és tos , forman el bajo fondo de la sociedad, es la hez de la misma, y fuera in jus to apl icar á la parte res tante de e l la los rasgos dis t in t ivos que hubieran podido observarse en e l que no forma el e lemento cooperador s ino e l des tructor , e l d isolvente , e l que f lo ta como escoria en c ier to t iempo en las cal les é h incha luego e l p le tór ico seno de los rebosantes pres id ios 5 5 Ib id . , p . , 574 Estas palabras sin duda nos recuerdan las propias afirmaciones de la concepción de Ramos, es más, nos remiten sin duda alguna, a pensar en la descripción que hace del pelado, sobretodo, en el sentido de que lo considera como la parte más ínfima de la fauna humana, pero aún hay más, Chávez describe puntualmente la personalidad de cada uno de estos tipos de individuos, en donde encontramos un paralelismo sorprendente, el indígena en México, afirma el autor, posee una sensibilidad estoica, pues es taciturno, impasible, y presenta además, un desden por todo, en tanto que desdeña la idea del progreso, la vida, la muerte, el trabajo, el descanso, ya que su existencia no esta determinada por las ideas sino por las emociones. La raza indígena forma una raza inconmovible e indiferente al progreso de la civilización, es una masa inerte; que se resiste al cambio y que prefiere continuar con su vida inmutable, pues no acepta nada que pueda romper la cadena de sus hábitos ancestrales; por ello, el indio presenta una sensibilidad negativa pues es desconfiado, receloso, aislado y huye de la civilización porque se siente impotente ante ella, pero también es capaz de elevarse por encima de sus circunstancias, y cuando esto sucede, la desconfianza e impotencia se transforma en una actitud inquebrantable y firme, cuya entereza extraordinaria ha dado muestras de gran amor a la t ierra y a la patria, pues son firmes en sus decisiones, tenaces, indomables, agradecidos, ejemplos de ello, son las actitudes que han mostrado los indios ilustrados como Cuahutemoc, Vicente Guerrero, Benito Juárez , Ignacio Manuel Altamirano, entre otros. A esta idea expresada por Ezequiel A. Chávez; en relación a la sensibilidad del indio; Ramos dirá, que es un ser impasible que tiende la inercia y al estatismo, pues: Desde antes de la conquis ta los indígenas eran reacios a todo cambio, y a toda renovación. Viv ían apegados a sus tradic iones , eran rut inarios y conservadores . En e l es t i lo de su cul tura quedó es tampada la voluntad de lo inmutable 6 Negando en su escrito de 1934, (a diferencia de Ezequiel A. Chávez) que el indígena participe en la vida social de la ciudad. En lo que respecta a las características de la sensibilidad de los mestizos inferiores que viven en la ciudad, el maestro Chávez afirmar que se trata de una clase sin raíces, cuya sensibilidad es cambiante, ya que son volubles, inconsistentes, viven al día y no se preocupan por el futuro, son seres desheredados que tienen un tipo de existencia inestable, son fanfarrones, valientes, polígamos, infieles, escépticos, desinteresados, su vida es producto de sus propias aptitudes y necesidades, no necesitan de nada ni de nadie, son en suma, seres que: enr iquece su rápida sensibi l idad fundamental con mayor número de ideas , y que, del hecho de v iv ir en las c iudades saca todas las sugest iones del magullamiento social; s iendo como ha s ido s iempre un desheredado y no habiendo tenido ninguna ó casi n inguna famil ia const i tu ida, n i para é l n i para sus abuelos , ha comprendido bien que todos sus tr iunfos y sus logros los debe a su arrojo , á su valor personal y que no debe esperar nada de nadie … Es un espír i tu bárbaramente…. escépt ico des interesado como el indio , con una gran v ir tud, nada, n i nadie le produce envidia . No t iene más aspiración que la de ser muy hombre… ama á su patr ia , y t iene e l sent imiento de lo que es una gran nación; es f ie l como un árabe cuando promete pelear é in formal como un as trólogo cuando promete saldar sus deudas… no res is te n i á la tentación de la burla fáci l , n i á la de la bebida embriagante , como no res is te á la sugest ión de la fa lda que pasa ó a la del motín cal le jero, n i á la pereza del San Lunes; en cambio, incapaz de asociar en sus emociones lo fu turo, n i concibe la economía ni la vejez 7 En estas palabras observamos muchas características expresadas en el planteamiento del filósofo michoacano acerca de la descripción que hace del pelado, el cual,- afirma- Ostenta c ínicamente c ier tos impulsos e lementales que otros hombres procuran dis imi lar . El “pelado” pertenece a una fauna social de categoría 6 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , p . , 107 ín f ima y representa e l desecho humano de la gran c iudad. En la jerarquía económica es menos que un proletario y en la in telectual un primit ivo . La vida le ha s ido host i l por todos lados , y su act i tud ante e l la t iene un negro resent imiento . Es un ser de naturaleza explosiva cuyo trato es pel igroso, porque estal la al roce más leve . Sus explosiones son verbales , y t iene como tema la af irmación de s í mismo en un lenguaje grosero y agresivo 8 Por otro lado, en lo que respecta a la sensibilidad del tercer t ipo de mexicano denominado mestizo superior, Ezequiel A. Chávez los caracteriza como un ser que ha logrado refinar su sensibilidad, en tanto que su historia y circunstancia personal es el producto de una vida más estable, ha recibido una educación superior que le permite tener una conciencia de cooperación en la vida política y social del país. Es un hombre que ha logrado intelectualizar sus afectos y pasiones, transformándolas en sus más caros ideales, esta sensibilidad se constituye como el motor que guía sus más altas aspiraciones, aunque en la mayoría de las ocasiones esta actitud de idealizar tanto sus anhelos le ha llevado al fracaso por consolidar en la vida nacional instituciones sociales o políticas imitadas de otras latitudes, esta actitud de idealizar y poner en practica los valores más elevados de la humanidad, se hacen patentes en su firme intención de organizar al país de acuerdo a las formas de vida que han alcanzado sobre todo los países anglosajones. En el mest izo superior -señala Ezequiel A. Chávez- la sensibi l idad se e leva hasta un grado más al to in te lectual izándose: capaz de experimentar todas las emociones las experimenta en e fecto todas , y las anima con e l soplo fecundo de las ideas que, cuando imponen con e l ímpetu avasal lador de los deseos y se levantan á lo mejor imaginable , se transforman en ideales: e l mest izo superior en México ha sent ido e l ideal de la Independencia , de la Reforma, de la democracia , de la ins trucción obl igatoria , de la 7 Rovi ra , Mar ia de l Carmen , (Compi ladora ) , “Ensayo sobre los rasgos d i s t in t i vos de la sens ib i l idad como fac tor de l carác ter mex icano”, en Pensamien to f i losó f ico mex icano de l s ig lo XIX y pr imeros años de l XX , Tomo I I , México , Ed . , U .N.A.M.2001 , pp . , 579-580 8 Ramos , Samuel , E l per f i l de l hombrey la cu l tura en Méx ico , p . , 119 civ i l ización profusa y gratui ta y los va creando, no solo con la labor paciente y segura del anglo- sajón, paso tras paso, s ino deduct ivamente , y á grandes y a menudo torpes vuelos , lanzando sobre la República la fu lguración de sus pr incipios; des lumbrando con un Sinaí de profecías , con un Tabor de decretos; es tre l lándose hoy en parte con las real idades tardías , corr igiéndose hoy mismo y s in esperar á mañana para provocar nuevas auroras 9 Estas actitudes del mestizo superior también se encuentran desarrolladas en algunos hombres indígenas ilustres, los cuales un vez que superaron su condición de sensibilidad de la raza como la impasibilidad y el estoicismo lo sublimaron de tal manera, que su fuerza y fortaleza se convirtió en tenacidad, y firmeza inquebrantable de sus ideales, como ejemplo de estas cualidades se encuentran militares como Vicente Guerrero José Maria Morelos y Pavón, Políticos y estadistas como Benito Juárez, Porfirio Díaz y, l i teratos como Ignacio Manuel Altamirano, entre otros. La sensibilidad de esta clase ilustrada permite desarrollar grandes cualidades intelectuales y morales en los individuos, ya que al intelectualizar sus emociones les permite vislumbrar la construcción de la unidad nacional, pues en ellos aparece el sentimiento altruista que busca consolidar la felicidad social del país. Por ello, estos grupos de mestizos superiores desarrollan: ….lo que pudiéramos l lamar don de s impatizar colect ivamente por e l progreso y de promoverlo , aunque ha exis t ido en los más i lus trados de los indígenas , sobre todo se advier te en la gran masa de los mest izos superiores que por su considerable es tado de cul tura, han s ido mejor que los res tantes grupos demográf icos del país , los que con hambre y sed de perfeccionamiento han planteado y resuel to , á menudo sat is factor iamente , colosales problemas nacionales 10 9 Rovi ra , Mar ia de l Carmen , (Compi ladora ) , “Ensayo sobre los rasgos d i s t in t i vos de la sens ib i l idad como fac tor de l carác ter mex icano”, en Pensamien to f i losó f ico mex icano de l s ig lo Estas afirmaciones expresadas en el año de 1900, revelan que los grupos mestizos han sido los encargados de llevar a cabo la gran tarea de dirigir al país, en las diversas actividades tanto políticas, como culturales o científicas a lo largo de su consolidación como nación, pero lo que nosotros observamos, también es que a estos grupos a los que Ezequiel A. Chávez denomina como mestizos superiores, aparecen en el pensamiento del maestro Ramos como el grupo denominado de los criollos, los cuales han sido la clase social que se ha encargado de imitar los valores y modelos extranjeros con la finalidad de implantarlos en la vida social, política y cultural del país Dentro de las diferencias que guardan ambos pensadores mexicanos se encuentra el hecho de que el ensayo de Ezequiel A. Chávez explica la forma en que se constituye y se matiza la sensibilidad en el mexicano de finales del siglo XIX y principios del XX, sin llegar a afirmar la existencia de un sentimiento de inferioridad, si acaso menciona la existencia de un sentimiento de impotencia en los indígenas frente a una civilización que no pueden comprender, pero también afirma que éstos individuos una vez superada su condición psicológica, son capaces de elevarse a los más altos niveles intelectuales y de dirección del país. Por lo que respecta a las demás clases sociales como los mestizos superiores e inferiores, solo nos expone el carácter o modo de ser de acuerdo a las características psicológicas que denomina de sensibilidad en estos sectores sociales, en las que afirma por ejemplo que en los mestizos inferiores su sensibilidad ha sido el factor de su comportamiento centrifugo y disolvente en la consolidación socio- política del Estado mexicano. Por último, podemos decir que ambos pensadores proponen que la manera en que se puede modificar este tipo de sensibilidad (Chávez) o XIX y pr imeros años de l XX , Tomo I I , México , Ed . , U .N.A.M.2001 , pp . , 580 10 Ib id . , p . , 587 psicología (Ramos) de los mexicanos es mediante una educación que permita modificar sus actitudes, ya que solo así, podrán involucrarse de manera eficiente en el desarrollo armónico de la unidad nacional. El resultado del análisis sobre la sensibilidad del mexicano del maestro Chávez es positiva a diferencia de Ramos que afirma que el carácter psicológico de los mexicanos han configurado un sentimiento de inferioridad frente a lo extranjero y, que éste es el principal impedimento para desarrollar una cultura propiamente nacional. En lo que respecta a la conclusión del ensayo de Ezequiel A. Chávez se afirma que la convivencia de tan diferentes sensibilidades o modos de ser del hombre en México establecen un equilibrio social, pues la interrelación de todos los sectores de la población ha moldeado la peculiar forma de ser de los mexicanos. Aunque es preciso que todos ellos logren superar sus hábitos y costumbres, cambiando en forma gradual su sensibilidad a través de la educación para entrar en el marco de la civilización. Otro de los pensadores de gran influencia en el planteamiento filosófico de Samuel Ramos; es sin duda; José Ortega y Gasset, quien mediante la publicación de la Revista de Occidente , y de obras como España Invertebrada y Meditaciones del Quijote, lo llevan a preguntarse sobre el ser del mexicano y su cultura, este acercamiento a las obras de Ortega nos permite expresar que el maestro Ramos, posee un pleno conocimiento de los estudios del filósofo español, ya que para el año de 1934 (año en que se publica su obra El perfil del hombre) conocía la existencia de dos ensayos de Ortega, t i tulados “La pampa…. Promesas” y “El hombre a la defensiva” en donde se lleva a cabo el estudio antropológico del ser del hombre en Argentina, y de los cuales, a nuestro parecer, Samuel Ramos retoma la idea de analizar al individuo mexicano siguiendo el modelo caracterológico que utiliza Ortega para el análisis del hombre argentino. En el año de 1929 José Ortega y Gasset escribía una carta a su amigo argentino León Dujuvne en el que aclara en forma significativa los comentarios de sus ensayos publicados en el tomo VII de El espectador t i tulados “La pampa...promesas” y “El hombre a la defensiva”, en las cuales lleva a cabo la reflexión sobre la realidad y la personalidad del pueblo argentino, mediante un punto de vista diferente a como se ven ellos mismos, o -como el mismo lo dice-a través de la visión de un viajero, en tanto que con ello, justifica la reflexión en la que lleva a cabo el análisis de la psicología de los individuos en aquel país sudamericano. Encontramos pues que su intención primordial radica en el hecho de que intenta descifrar los mecanismos ocultos que originan el comportamiento peculiar de los hombres en este país. En este sentido dice que: Por fa l ta de autént icos v iajeros no se ha e jecutado aún e l más mínimo in tento de def in ir e l a lma argent ina 11 Este acontecimiento marca en forma contundente la relación de Ortega con la comunidad intelectual del país, en tanto que formula algunas características que a su parecer constituyen la fisonomía propia del pensamiento argentino, en primera instancia el pensador español caracteriza a la pampa como una maravillosa extensión que se funde con la inmensidad del cielo, sin embargo, esta alusión representa la inmensa posibilidad del pensamiento americano -y no tan solo argentino - con la universalidad del pensamiento humano, en tanto que se presenta como un promesa de realización en medio de las realidades concebidas desde el pensamiento occidental. 11 Or tega y Gasse t , José , “ In t imidades” En El Espec tador , Vol , VI I -VII I , Ed , Rev is ta de Occ iden te , Madr id , 1961 , (Col E l Arquero) , P , 121 . Con estas alusiones Ortega representa en forma metafórica la realización de la propia existencia de los individuos argentinos frente a la inmensidad del horizonte intelectual que se le presenta lleno de ilusiones y promesas para la realización del propio pensamiento americano. Bajo esta caracterización Ortega concibe el ensayo sobre la pampa como una reflexión acerca del paisaje en tanto entorno geográfico, sin embargo, en el fondo advertimos que está hablado de la inmensa posibilidad del pensamiento argentino y, por ende, del americano que ha de desarrollarse en forma propia y de acuerdo a sus singulares circunstancias, por ello expresa que: Esos boscajes de la le janía pueden ser todo: c iudades , cast i l los de placer , sotos , is las a la der iva -son mater ia blanda seducida por toda posible forma, son metáfora universal . Son la constante y omnída promesa. El hombre es tá en su pr imer término - pero v ive con los ojos puestos en e l horizonte . . . .La pampa se mira comenzando por su f in , por su órgano de promesas , vago oleaje de imaginación 12 Como podemos observar, esta caracterización de la pampa argentina se presenta también como una realización de promesas que anclan en la propia vida de los hispanoamericanos, las cuales debido a las circunstancias históricas les son imposibles de llevar a su plena concreción, pues en la mayoría de las veces la existencia de diversos factores impiden la expresión propia del espíritu que les infunde sus máximas aspiraciones, quedando tan sólo como simples ilusiones que se disuelven ante la inmensidad de problemas existentes en las realidades inmediatas, en las cuales al encontrase con condiciones adversas los individuos transforman sus perspectivas de la realidad concreta por aquellas que quisieran que fuesen; es decir, que existe una transfiguración de las circunstancias reales por aquellas que le permiten 12 Or tega y Gasse t , José , “ In t imidades” En El Espec tador , Vol , VI I -VII I , Ed , Rev is ta de Occ iden te , Madr id , 1961 , (Col E l Arquero) , P , 114 . al individuo sostener sus ilusiones, de estar a la altura de los demás países sobre todo los de origen europeo. Así, Ortega inicia el planteamiento de que el hombre en Argentina posee una peculiar manera de tomar conciencia de su realidad, pero sobre todo de concebirse así mismos, sin duda. en esta idea encontramos una gran similitud entre el pensamiento de Ortega y el de Ramos, en tanto que ambos observan la existencia de factores históricos que impiden la plena realización de las aspiraciones de sus pueblos, sin embargo como se señaló al inicio de este apartado, el fi lósofo español realiza su análisis de la personalidad del individuo en Argentina en el año de 1929 en el que destaca la existencia, en la Argentina de esa época, de un sistema político en el cual impera un Estado rígido, sustentado en aspiraciones aristocráticas. Lo que aquí nos interesa señalar es el papel que juega la vida política, social y cultural de la Argentina, ya que ésta- según Ortega- nos permite explicar el desarrollo de un tipo peculiar de mentalidad en el hombre sudamericano, donde se advierte la falsa idea que el argentino tiene de lo que es y de lo que quisiera ser; en este sentido podemos decir que el análisis de Ortega nos revela una marcada diferencia entre la formulación de los preceptos sustentados por el Estado y la realidad social, puesto que no existe un equilibrio entre las condiciones reales o concretas en las que se desarrolla la existencia y los proyectos políticos e intelectuales que en el pueblo argentino se expresan como meras ilusiones de grandeza. Y no le cabían dudas a Ortega de que e l pueblo argent ino no se contentaba con ser una nación entre otras , s ino que aspiraba a un fu turo soberbio . Se trataba, para Ortega, de un pueblo con vocación imperial . . .Pero hay un problema con los proyecto al taneros de es te t ipo, puesto que cuanto más al to sea nuestro ideal mayor será la dis tancia entre lo que queremos ser , entre nuestro proyecto , y entre lo que somos, nuestra s i tuación. Y entonces , s i centramos nuestra atención sólo en e l proyecto y olv idamos nuestra s i tuación, “acabamos por creernos ya en perfección”. Algo de es to , precisamente , según Ortega, sucedía en la nación argent ina 13 Este es el problema que se presenta ante los ojos de Ortega, sin embargo, su reflexión no se queda en el nivel de análisis del Estado y la sociedad, sino que va más allá, para centrarse en la caracterización del pensamiento y el comportamiento de los propios argentinos. De esta manera, en su ensayo sobre El hombre a la defensiva Ortega formula la tesis de que los individuos manifiestan un cierto rechazo a la convivencia con los demás seres que le rodean, asumiendo una postura de desconfianza ante la cercanía de otras personas. Según el filósofo español esta reacción se lleva a cabo como un mecanismo de defensa, pues los argentinos se sienten agredidos en su intimidad cuando se relacionan con otros. Es pertinente citar aquí las palabras con las que Ortega y Gasset caracteriza el comportamiento del hombre argentino, esto nos permitirá observar el paralelismo que se da entre el comportamiento de los individuos que expresan una mentalidad de autosuficiencia, tan lleno de “narcicismo”, como dice Ortega, y la personalidad de los mexicanos, que por el contrario, padecen un arraigado sentimiento de inferioridad de acuerdo a la postura ya conocida de Samuel Ramos. De esta forma, la tesis principal de Ortega -dice Tzivi Medin- : Es la de que e l argent ino actual es un hombre a la defensiva. El argent ino no se abandona en su re lación normal con otras personas s ino que, por e l contrario , frente a la proximidad del prój imo se pone a la defensiva. Al tratar de cualquier tema se nota que resbala sobre e l mismo, puesto que su energía no se centra en e l asunto tratado debido a que se encuentra ocupado en defender su propia persona. Más lo extraño es que e l lo es as í inclusive cuando no se le ataca. Vive en es tado de s i t io s in ninguna razón aparente 14 13 Medin , Tz iv i , Ortega y Gasse t en la cu l tura h i spanoamer icana , Ed , F .C .E . , México , 1994 ,P .103 14 Ib id . , P , 104 Estas observaciones nos recuerdan las palabras de Ramos cuando se refiere al hombre mexicano, y más aún, cuando expresa que sus actitudes constituyen una nota distintiva de su carácter que puede modificarse, sin embargo es pertinente realizar la pregunta: ¿existe una relación entre ambos pensadores que les hace concebir sus análisis de la personalidad ya del argentino o del mexicano bajo la misma óptica? Si esto es así, entonces, debemos preguntarnos ¿existe una influencia directa de Ortega a través de los ensayos publicados en 1929 que permiten a Ramos realizar su investigación sobre la personalidad del mexicano en el año de 1934? Por nuestra parte consideramos que sí, ya que con anterioridad Ramos está en contacto con la producción filosófica de Ortega, de tal forma que es posible que éste haya retomado los criterios que éste adopta para referirse al carácter del hombre en Argentina, en tanto que en ellos se vislumbran algunos planteamientos que más tarde serán desarrollados por el filósofo mexicano, tales como el tomar en cuenta de manera significativa las circunstancias históricas que ayudan a explicar el comportamiento y la psicología de los individuos. Para poder confirmar nuestra tesis es preciso recordar que el filósofo mexicano tiene contacto con las obras de Ortega desde épocas tempranas; ya desde el año de 1925, se manifiesta la influencia orteguiana en Samuel Ramos, en tanto que, la gran obra del filósofo español se lleva a cabo a través de la Revista de Occidente, de la cual, el propio Ramos admite la influencia que esta publicación ejerció en el conocimiento y difusión de los filósofos europeos, sobre todo los alemanes, pues considera que: La Revis ta de Occidente , ha puesto al a lcance de los lec tores americanos, un val ioso ins trumento de es tudio , una ser ie de l ibros indispensables para adquir ir una cul tura f i losóf ica, es ta obra edi tor ial de Ortega ha cambiado la or ientación del pensamiento americano y es una de las in f luencias espir i tuales más importantes de que somos deudores al gran pensador español 15 Estos testimonios atestiguan una clara relación del pensamiento de Ortega y Gasset con Samuel Ramos, sobre todo cuando este último publica en la Revista La Antorcha (1925) su ensayo titulado Ortega y Gasset, Espectador , refiriéndose expresamente al Volumen IV del año de 1925, de la revista El Espectador. Ramos caracteriza al pensador español como un filósofo que es capaz de llevar a cabo una reflexión filosófica inclusive de los acontecimientos más insignificante de la vida humana, pero que al reflexionar sobre ellos, permite dignificar la existencia de los individuos y los pueblos. En este sentido el propio Ramos expresa: Para encontrar que e l enlace natural de una teoría f i losóf ica con la v ida es e l pequeño suceso banal , es ante todo necesario no ser profesor de f i losof ía s ino, como Ortega y Gasset , f i lósofo en todos los ins tantes de la exis tencia. Así se revela e l pensador español en su l ibro; como el hombre que acier ta a inser tar las más puras re f lexiones teóricas en medio de menudos acontecimientos cot idianos. . . . Encuentro, además, en ese ar t ículo una frase que puede def inir toda act i tud mental de El Espectador . Preguntando por una dama de cómo puede v iv ir s in sol , é l responde: - Yo no v ivo, señora. . .as is to a la v ida de los demás. Esta es verdaderamente la función a que es tá dest inado el f i lósofo 16 Y efectivamente podemos convencernos de la certeza que encierran las apreciaciones de Ramos en tanto que observamos que el filosofar, tanto de Ortega y Gasset como del propio Ramos, consiste en analizar el comportamiento cultural de la vida de los individuos y los pueblos sobre los que despliegan sus agudas reflexiones. Así, mediante el análisis profundo de las actitudes que se presentan en el comportamiento del hombre argentino, el pensador español descubre una 15 Ramos , Samuel , Hipótes i s , en Obras Comple tas , Vol . I . , Ed, U .N.A.M. , México , 1990 , P . XI I I . 16 Ib id . , P , 50-51 . tendencia a idealizar su realidad a tal grado que se olvida de su entorno, empeñándose en construirse una falsa imagen de su ser con el propósito de encubrir sus debilidades, las cuales consisten principalmente en demostrarle a todos los que le rodean que tiene un valor mucho mayor de lo que realmente es, la causa de este fenómeno se debe -dice Ortega- a que en el seno de la sociedad argentina existe un desequilibrio entre la consolidación del proceso histórico y la realización de la vida económica, política y cultural. En este sentido la forma de vida del argentino se traduce en una fuga de su propia realidad, en tanto que éste vive apegado a una ilusión o fantasía, soslayando su realidad. Bajo esta caracterización el filósofo español plantea la tesis de que la vida de Argentina se lleva a cabo desde la lejanía, es decir, que se vive en una realidad que no existe, pero que los argentinos mismos construyen de manera artificial, y en el peor de los casos la asumen como algo real; es precisamente en este sentido que el propio Ortega manifiesta que: Todo v ive aquí de le janías -y desde le janías . . . La forma de exis tencia del argent ino es lo que yo l lamaría e l fu tur ismo concreto de cada cual . No es e l fu tur ismo genérico de un ideal común, de una utopía colect iva, s ino que cada cual v ive de sus i lus iones como s i e l las fuesen ya la real idad 17 La causa originaria de esta forma de existencia la encuentra Ortega en el hecho de que la sociedad argentina está conformada por inmigrantes, cuya única preocupación se reduce a la acumulación de bienes, ya sea tanto materiales, económicos o de índole social, bienes que le permiten mantener una posición aristocrática como la que se desarrolla en sus países de origen, esa es, pues, la razón primordial por la que los argentinos se dedican única y exclusivamente a la acumulación de elementos que les permitan obtener una 17 Or tega y Gasse t , José , In t imidades , P , 115 . posición social que les de prestigio o un poder económico que los coloque por encima de las demás personas que conviven con ellos. Profundizando más en el estudio de la forma de vida en Argentina, Ortega vislumbra que existen también otros factores que influyen de manera decisiva en la personalidad de los argentinos, y que son el resultado de las formas de organización social, ya sean estas instituciones gubernamentales o culturales, que representan en forma significativa el t ipo de vida desarrollada por su sociedad, y en las cuales se manifiesta un considerable desequilibrio debido al hecho de que: El acelerado desarrol lo de la Argent ina obl igó también a la creación de numerosas ins t i tuciones en todos los ámbi tos , aún antes de contar con las personas capaci tadas para desempeñarse en las funciones exigidas por las mismas. Por eso se hizo normal que no se exigiera la competencia y de que ocuparan los cargos personas completamente incompetentes . Pero resul ta que es to “lo sabe muy bien cada cual en e l secreto de su conciencia; sabe que no debería ser lo que es”. O sea, a la inquie tud susci tada por la pres ión de los demás se añade una inseguridad ín t ima, que es precisamente lo que Ortega considera que se v iene a compensar con e l ges to convencional , ins incero, que t iene como obje t ivo convencer tanto a los demás como así mismo de que e fect ivamente es lo que representa ser 18 Estas situaciones se presentan debido al hecho de que los individuos adoptan actitudes para defender su estado íntimo de seguridad, ya que poseen una estructura emocional tan débil que al enfrentarse a situaciones que le causan malestar optan por agredir a todo aquel que lo inquiete o ponga en peligro su falso sentimiento de seguridad, mostrando, así, un estado de alerta, en la cual su comportamiento eleva en forma inusual la falsa idea que tiene de sí mismo, es por ello que, la manera de dirigirse a sus interlocutores muestra el grado de fragilidad en que se encuentra su estado psicológico, pues al conversar con otro individuo lo que le preocupa en mayor medida no es 18 Medin , Tz iv i , Ortega y Gasse t en la cu l tura h i spanoamer icana , P , 104 . precisamente el tema de la discusión, sino que, por el contrario, sus comentarios se centran en demostrarle al otro que él posee una mayor valía. Es sobre este contexto precisamente que las reflexiones de Ortega logran explicar la falsa idea que tienen los argentinos de sí mismos, el autor de Las meditaciones del Quijote , considera que es imposible establecer una comunicación con ellos y más aún, en el fondo el desequilibrio que existe entre su ser real y su falsa idea de ser les imposibilita entablar una verdadera comunicación entre ellos: En el siguiente texto Ortega ilustra la manera en que se daría la forma de expresarse entre los argentinos: Aquí lo importante no es eso, s ino que us ted se haga bien cargo de que yo soy nada menos que e l redactor je fe del importante periódico X; o bien: f í jese us ted que yo soy profesor de la Facul tad Z; o bien: ¡ tenga us ted cuidado! Está us ted ignorando que yo soy una de las pr imeras f iguras de la juventud dorada que tr iunfa sobre la sociedad e legante porteña. Tengo fama de ser ingenioso y no es toy dispuesto a que us ted lo desconozca 19 Ahora bien, el análisis acerca de la constitución psicológica de este comportamiento nos revela que existen factores tan determinantes que permiten comprender un estado anímico en el que el individuo se encuentra siempre a la defensiva; las reflexiones de Ortega permiten comprender que el argentino es un ser que no se entrega a nada en concreto, es decir, que no se interesa por la realización plena de algo en particular, sino que éste es un ser ocupado de sí mismo que termina por convertirse en un egoísta, pero cabe preguntarse: ¿el hombre argentino es un ser capaz de enajenarse , es decir, es un hombre que dejar de ser sí mismo para poder proyectarse en otro ser, ya sea en forma individual o en forma colectiva? 19 Or tega y Gasse t , José , In t imidades , P , 136 . La respuesta de Ortega a este respecto en negativa, ya que al considerar que el argentino es un ser demasiado idealista se comprenderá que no se interesa por la realización de su personalidad en cuanto elemento partícipe de una comunidad, sino que por el contrario se avoca al perfeccionamiento de su fantasía, esto es a la realización en falso de lo que éste desea ser. Sin embargo, las actitudes presentadas en el comportamiento de los individuos son caracterizaciones de una falta de sinceridad consigo mismo por el hecho de que no aceptan la realidad y las circunstancias en las que se desenvuelve su existencia, sino solamente la idea que éstos se forman de ella, en este sentido Ortega determina otra caracterización aún de mayor profundidad: los argentinos no puede considerárseles como seres egoístas, puesto que precisamente para éstos los ideales no existen, por tal motivo Ortega adopta otra hipótesis para explicar la causa que origina su comportamiento: El argent ino t íp ico no t iene más vocación que la de ser ya e l que imagina ser . Vive , pues , entregado, pero no a una real idad, s ino contemplándola. Y , en e fecto , se es tá mirando s iempre re f le jado en la propia imaginación. Es sobremanera Narciso. Es Narciso y la fuente de Narciso. Lo l leva todo consigo: la real idad, la imagen y e l espejo . . . . Pero e l argent ino es demasiado Narciso , lo es radicalmente . Vive absorto en la atención a su propia imagen. No se desent iende de e l la casi nunca para absorberse en las ocupaciones que in tegran la v ida plenaria . Se mira, se mira s in descanso. Está de espaldas a la v ida, f i ja la v is ta en su quimera personal20 Es así como Ortega se expresa de la sociedad argentina, en el año de 1929, al mismo tiempo que expresa que las actitudes de superioridad y de egocentrismo que se observan en su comportamiento tiene su origen en un aspecto de mayor profundidad que hasta para ellos mismo es imperceptible, se trata -como ya se mencionó anteriormente- de un complejo narcicista, que 20 Or tega y Gasse t , José , In t imidades , P , 152-153 . hace que el argentino se complazca en satisfacer sus propias fantasías, con el objeto de construirse un mundo ilusorio desentendiéndose de su propia realidad e incluso sus propios ideales. Las reflexiones de Ortega en torno a este tipo de comportamiento le lleva a considerar que la personalidad típica de los argentinos se encuentra representada en un tipo específico de individuo, conocido como El Guarango . Este tipo de hombre lo concibe como la expresión propia de la personalidad del individuo argentino, en tanto que en él se encuentran acentuadas las manifestaciones inconscientes de una falsa realización de su propia condición. El guarango representa una personalidad ilusoria, ya que muestra una falsa imagen de sí mismo, una careta que ostenta lo que quisiera que los demás aceptaran como su verdadero ser. Sin embargo esta personalidad ilusoria no es más que la manifestación de su fragilidad emocional y psicológica, en tanto que es la yuxtaposición de su realidad por una fantasía creada inconscientemente. El objetivo fundamental que tienen este tipo de ser al mostrar tal comportamiento se debe a que necesita de un estímulo que le permita sentirse seguro frente a sí mismo y a los demás seres que le rodean; para ello util iza siempre expresiones agresivas, de impertinencia o de ironía y de burla, pues ellas le permitirán crear un estado de temor o de inseguridad en su interlocutor con lo cual asegura su confianza en sí mismo, sin embargo cuando esto no ocurre el individuo se sentirá un ser insignificante, y he ahí el punto mas susceptible de la psicología argentina, no acepta por ninguna razón que sea inferior a otro individuo. Así podemos comprender que la personalidad narcicista de los argentinos- desde el punto de vista de Ortega- se debe al desequilibrio emocional que existe entre su ser y su querer ser, es decir, entre lo que es realmente y lo que pretende ser. Para ilustrar este punto es conveniente transcribir en extenso el siguiente pasaje de Ortega, donde identificaremos con más detalle todos y cada uno de los elementos que observa el filósofo español en el alma argentina; los cuales, nos permitirán hacer una breve comparación entre las notas distintivas del carácter del hombre en Argentina, con los rasgos caracterológicos de la personalidad de los mexicanos, y más específicamente, del comportamiento expresado en el pelado y el burgués mexicanos que como lo podremos observar son similares: El guarango o la guaranga, s iente un enorme apet i to de ser algo admirable , superlat ivo, único. No sabe bien qué, pero v ive embriagado con esa vaga maravi l la que presiente ser . Para exis t ir necesi ta ser esa vaga imagen de s í mismo y para creer necesi ta al imentarse de tr iunfos . Más como la real idad de su v ida no corresponde a esa imagen y no le sobrevienen autént icos tr iunfos , duda de s í mismo deplorablemente . Para sostenerse sobre la exis tencia necesi ta compensarse , sent ir de alguna manera la presencia de esa fuer te personal idad que quis iera ser . Ya que los demás no parecen espontáneamente es tar dispuestos a reconocerlo , tomará e l hábi to de aventajarse é l en forma violenta . De aquí que e l guarango no se contente con defender su ser imaginario , s ino que para defenderlo comience desde luego por la agres ión. El guarango es agres ivo, no por natural exhuberancia de fuerzas s ino, a l revés , para defenderse y salvarse . Necesi ta hacerse s i t io para respirar , para poder creer en s í , darse codazos al caminar entre la gente para abrirse paso y crearse ámbito . In ic iará la conversación con una impert inencia para romper brecha en e l prój imo y sent irse seguro sobre sus ruinas . . . . e l guarango corrobora su imaginaria superior idad sobre e l prój imo sometiéndolo a burlas del peor gusto , y s i es especialmente t ímido recurr irá al anónimo 21 Este texto nos permite establecer una comparación entre el pensamiento de Ortega y el de Ramos, en tanto que nos pueden recordar las características o rasgos psicológicos que encontramos –como ya vimos- en el pelado mexicano. 21 Or tega y Gasse t , José , In t imidades , P , 158-159 . De acuerdo a las notas enunciadas hasta este momento, podemos señalar que la relación entre el pensamiento de Ortega con Ramos se vincula mediante el método de análisis que realiza el primero, el cual consiste en reflexionar sobre los acontecimientos históricos que de alguna manera u otra determinan el comportamiento y el carácter específico de cada no de los pueblos que han venido desarrollando su propio proceso evolutivo, los cuales además, están constituidos por situaciones adversas que hacen imposible su plena realización, estamos hablando por supuesto del hecho de que son pueblos jóvenes que se han ido consolidando de acuerdo a las experiencias que han tenido otros pueblos con mayor desarrollo, sobre todo de aquellos que pertenecen al viejo continente europeo. De esta manera, el primer punto de referencia entre ambos pensadores se enmarca de acuerdo a la visión historicista, en la cual se comprende que cada pueblo e individuo puede ser parte de una verdad o situación propia, pero que al mismo tiempo pertenece a un proceso evolutivo más amplio, en este sentido, el individuo es histórico en la medida de que lleva a cabo la realización de la existencia de acuerdo a sus propias circunstancias. Por otro lado, como observamos en el análisis que realiza Ortega, la falta de una conciencia plena de las circunstancias hace que los individuos se olviden de su realidad para fabricarse un tipo de vida inexistente, en tanto que éstos representan una actitud diferente a lo que realmente son. Bajo estos aspectos se presentan dos tipos de individuos representativos en América, por un lado, el guarango analizado por Ortega, como elemento esencial de la vida en este país sudamericano, y por el otro, el Pelado fruto de la urbe mexicana. Pero independientemente de los rasgos vistos hasta este momento, debemos reparar en otro elemento de gran interés para nuestro estudio, el cual se refiere al t ipo de comportamiento que se da en el hombre argentino porteño que vive en la ciudad y el burgués mexicano, en los cuales se advierte una marcada tendencia a encubrir su verdadera intimidad mediante el refinamiento de sus actos, manifestados en forma exagerada, proyectando con ello un arraigado sentimiento de inseguridad. Ortega como hemos visto, observa que el argentino refleja toda su seguridad en la apariencia de su ser y cuyo único interés consiste en fabricarse un renombre social, que funge como una autodefensa ante los demás; por su parte Ramos nos explica que el comportamiento refinado del hombre burgués tiene como objeto encubrir su falta de seguridad y que este comportamiento puede ser constituido en forma tan efectiva que le permite diferenciarse de otros hombres de menor posición social. En este sentido dice Ramos: El conjunto de notas que conf iguran su carácter (e l del burgués) son reacciones contra un sent imiento de menor val ía . . . . En e l fondo, e l mexicano burgués no di f iere del mexicano prole tar io . . . . Parece haber un contraste entre e l tono v iolento y grosero que es permanente en e l prole tar io urbano, y c ier ta f inura del burgués , que se expresa con una cortes ía a menudo exagerada 22 En el año de 1929 Ortega dice algo parecido en torno a la diferencia entre el guarango y el individuo porteño en los cuales se expresa este afán de superponer una imagen ficticia entre lo que desean que los demás conozcan de él y su verdadera alma, existe además una diferencia social que enmarcan sus propias actitudes entre sí . Así encontramos por ejemplo que: El argent ino es demasiado Narciso , lo es radicalmente . Vive absorto en la atención a su propia imagen. No se desent iende de e l la casi nunca para absorberse en las ocupaciones que in tegran la v ida plenaria . Se mira, se mira s in descanso. Esta de espaldas a la v ida, f i ja la v ida en su quimera personal . De aquí esa impresión que nos produce y que expresaríamos dic iendo que en e l argent ino todo nos parece subrayado, por lo pronto su f ís ico. El evidente exceso de repul imiento en e l ves t ir es una consecuencia de 22 Ramos , Samuel , El per f i l de l hombre y la cu l tura en Méx ico , P , 124-125 . esta perpetua atención hacia s í . Se es ta s iempre v is i tando a s í mismo y necesi ta encontrarse s iempre pul ido y repul ido 23 La diferencia que podemos destacar entre ambos pensadores –Ortega y Ramos- se encuentra en las formas y categorías que tienen para referirse a los tipos de hombres estudiados, la primera radica en el hecho que Ortega fundamenta sus reflexiones bajo un sentimiento narcisista en la que los argentinos resguardan su verdadero ser interior, mientras que Ramos nos habla de un sentimiento de inferioridad que lleva a los mexicanos a vivir siempre bajo una existencia ilusoria imitando ajenas formas de pensamiento. Por otro lado, los análisis efectuados por uno y otro autor se dan en el marco de criterios psicológicos que dan cuenta de la personalidad de los individuos que se encuentran inmersos en el desarrollo intelectual y cultural de sus respectivos países, sin embargo, sus enfoques no pueden considerarse como explicaciones meramente psicológicas, sino por el contrario, éstas se asumen como medios para llevar a cabo un conocimiento más profundo e integral del hombre que participa activamente en el desarrollo cultural, político y social del continente americano. 23 Or tega y Gasse t , José , In t imidades , P , 153-154 . CONCLUSIONES El pensamiento filosófico de Samuel Ramos marca el inicio de la preocupación por el conocimiento del ser del hombre y la cultura en México en las primeras décadas del siglo XX. Su interés por definir qué es la cultura mexicana le lleva a preguntarse por el hombre y su modo de ser, para ello, recurre a la investigación introspectiva de lo que fue, lo que es y lo que será la verdadera cultura mexicana Samuel Ramos recurre a la concepción filosófica del perspectivismo y circuntancialismo de José Ortega y Gasset, al análisis psicológico del hombre en México, sobre todo desde el punto de vista de Alfred Adler, pero también a la propia historia de nuestro país, para descubrir que nuestra cultura es el resultado mismo de su evolución, en la que en los diferentes momentos de su propia circunstancia se implantaron modelos y formas valorativas ajenas a la propia realidad mexicana, de las cuales no siempre fueron las más acertadas, pues su implementación no correspondió con las condiciones reales en la que se desarrollaba la existencia. Así, Ramos descubre que la causa que impide que en México exista una cultura propia, no tiene su origen en la incapacidad intelectual o racional del hombre, sino que ésta se debe, sobre todo, a la forma indiscriminada en que se importó del extranjero los modelos valorativos para implantarlos en suelo mexicano. Esta valoración que hace Ramos acerca del papel que jugó la transplantación e importación de modelos valorativos en México en la Conquista, la Colonia, la Independencia, la Reforma, hasta el Positivismo en México, se constituye como uno de los aciertos de su pensamiento, con el cual permite comprender la naturaleza de nuestra cultura, l legando con ello a determinar que ésta no debe ser entendida como una cultura original, pues debido a su carácter emanado de la europea es imposible, pero si puede entenderse como una cultura derivada de ella, o mejor aún, como una cultura paralela a la que se desarrolló en el Viejo Continente. Ahora bien, Samuel Ramos sigue el mismo procedimiento en cuanto a su preocupación por descubrir los factores que impiden a los mexicanos tener una cultura auténticamente nacional, y encuentra en forma atinada que para alcanzar a entender el por qué el hombre mexicano no ha tenido la capacidad para crear por sí mismo una cultura propia se encuentra en su carácter o modo de ser, dándose cuenta que éste también posee en su interior colectivo, en cuanto comunidad, una historia compleja que le ha impedido reconocerse como elemento activo en la creación de valores políticos, sociales y culturales. Pero afirma que esa capacidad creativa no le es ajena, lo que sucedió es que se dio como resultado de la desvaloración de sus propias capacidades, y lo peor del caso es que, los individuos en México falsearon su propia personalidad, negando inconscientemente su propio valor creativo. Por ello, afirma nuestro filósofo que es trascendental que el mexicano se de cuenta del error, para que pueda superar sus complejos, pues éstos son producto de un proceso histórico del que no es responsable, sino que se dio como resultado de la negación del valor de sí mismo. Dentro de las aportaciones del pensamiento de Samuel Ramos a la filosofía en México, está sin duda este modo de comprender en su justa medida a la cultura mexicana, en tanto que, como observamos en los capítulos anteriores, el problema que origina el movimiento revolucionario de principios del siglos XX, hace aparecer ante los ojos de los intelectuales mexicanos el cuestionamiento acerca de qué rumbo debe tomar la nación en todos los ámbitos, ya sea desde el punto de vista político, social, educativo o cultural. Se enfrentan, ahora sí , en forma conciente a definir el rumbo del país, sin caer nuevamente en el error de implantar sistemas ajenos a la realidad, como había sucedido en los anteriores momentos de nuestra historia, en los que aún obrando de buena fe, los intelectuales mexicanos de la Independencia y la Reforma, implantaron modelos que no concordaban con las circunstancias reales del país. No, ahora el movimiento armado les muestra que existe un México distinto a otros países, con características propias, las cuales, si bien son derivadas de otras latitudes se presentan como únicas, como emanadas de su propia concepción de la vida y del modo en que éstas son representadas. Sin embargo, aún a pesar de estar concientes de esta situación los grupos políticos nacidos de la Revolución se esmeran en tratar de implementar sistemas de gobierno que les legitime ante los ojos del mundo, por ello, abogan por un nacionalismo cerrado, en el cual se cierren las fronteras a la influencia de valores extranjeros, cometiendo el error –dice Ramos- de suponer que la ciencia se aprende con solo abrir los ojos y, con acumular una gran cantidad de conocimientos. ¡No¡ considera nuestro filósofo, ese no es el camino, ni la salvación de la cultura nacional, como tampoco el seguir copiando e imitando lo que se hace en otras partes del mundo, como pretendían seguir haciendo los universalistas. Es necesario que se comprenda qué es y cómo debe ser la cultura nacional, y la define como aquella cultura que sea como el producto de una formula matemática, en la cual se inserte la cultura universal en medio de las realidades nacionales, y que sea capaz de expresar nuestra alma. Ahora bien, nuestro filósofo considera que esta cultura que el propone esta por venir, sin embargo, consideramos que aún el propio maestro Ramos no contempló el hecho de que esta cultura nacional que el propugnaba, ya se estaba proyectando hacia el año de 1932, fecha en que publica El perfil del hombre , y que se manifestaba en la manera en que él mismo proponía: el arte. Así, se proyecta el espíritu de la cultura nacional, en la obra muralista de Diego Rivera, en la que los motivos o temas representan a la propia realidad mexicana, pues aparecen personificados los obreros, campesinos, e indígenas, mediante la asimilación de las técnicas pictóricas más significativas del arte universal. De igual manera, se proyecta la propia sensibilidad mexicana a través de la poesía del Grupo Contemporáneos, los cuales realizan una creación poética que expresa la sensibilidad propia del mexicano y la eleva a las más altas formas de la poesía universal. Esta limitante, la de no reconocer que su concepción de la cultura nacional se esta llevando acabo en su propio momento histórico, le l leva a Ramos a afirmar que en lo futuro, cuando el hombre en México logre eliminar sus complejos y vicios, es cuando emergerá el verdadero espíritu del pueblo mexicano. Por otro lado, es conveniente señalar que aún cuando Ramos lleva a cabo una introspección de nuestra historia para afirmar la existencia de una cultura criolla, encarnada en algunos de las más grandes personalidades del siglo XVIII de nuestro país, como Carlos de Sigüenza y Góngora, Antonio Alzate y Juan Benito Díaz de Gamarra y Dávalos, consideramos que existen algunas imprecisiones que es pertinente aclarar, pues aún cuando en su obra de la Historia de la fi losofía en México señala que existió una clara influencia del racionalismo cartesiano en Gamarra, la cual permitió la critica a la enseñanza de la escolástica y la introducción del racionalismo y la ciencia moderna experimental en México, no es del todo precisa, pues como demostramos en su momento, Gamarra acepta el cartesianismo, pero -y esto no lo menciona Ramos- también lo critica, y en algunos aspectos lo rechaza por considerarlo impreciso, por ejemplo, en cuanto a la idea de la sustancia, y de la teoría de la luz y los colores, y en cambio acepta la influencia del filósofo ecléctico portugués Luís Antonio Verney, quien mediante su obra llamada De Re Lógica introduce a Gamarra en el conocimiento de la filosofía empirista inglesa, y más específicamente, en la influencia de Locke, y Newton como representantes de la ciencia moderna experimental. Otro de los aspectos que consideramos necesario comentar es que, si bien Samuel Ramos lleva a cabo el análisis psicológico del comportamiento de los mexicanos con la finalidad de encontrar los motivos que impiden la creación de una obra cultural propia, esta posición no es del todo original, ya que –aún cuando el propio filósofo mexicano nunca lo mencione expresamente en ninguna de sus obras- existen ciertas similitudes con las ideas expuestas de dos connotados intelectuales, los cuales son a saber; el maestro Ezequiel A. Chávez y José Ortega y Gasset. Con el primero de ellos, el maestro Chávez, mantiene una similitud excepcional, que nos hace pensar que Ramos no solo se inspira para desarrollar su análisis sobre la psicología mexicana, sino que lo sigue casi textualmente, pues durante la investigación comparativa de las dos obras nos encontramos que el modo en que ambos tratan el tema son del todo parecidas. Así, encontramos por ejemplo que en el Ensayo sobre los rasgos distintivos de la sensibilidad como factor del carácter del mexicano del maestro Ezequiel A. Chávez, publicado en 1901, se menciona la existencia de ciertos aspectos en la sensibilidad de los mexicanos que les determina a actuar de manera peculiar, y en ello encontramos, la influencia directa de Chávez en Ramos, pues lo que el primero de ellos, l lama sensibilidad, Ramos lo determinará como la psicología del mexicano, y más aún, dentro de la estratificación social que impera a finales del siglo XIX y principios del XX, es retomado casi l i teralmente, pues, Ezequiel A. Chávez distingue a los mexicanos en Criollos, mestizos superiores y mestizos inferiores, que en la obra del maestro Ramos serán caracterizados como el hombre burgués, el hombre de la ciudad y el pelado. Esta similitud en cuanto al origen del modo de ser del mexicano es significativa ya que en ambos casos los pensadores se refieren a circunstancias desfavorables que moldean su aspecto caracterológico, el cual le permite a Ramos hablar del sentimiento de inferioridad en el hombre mexicano. Pero lo interesante es que encontramos algunas diferencias significativas en ambos pensadores, pues en el análisis que lleva acabo el maestro Chávez nunca menciona la existencia de algún sentimiento de inferioridad en el mexicano, aunque si menciona la existencia de un sentimiento de impotencia que solo aparece en la sensibilidad indígena, y señala que este rasgo aún cuando sea parte de su modo de ser, no lo concibe como un factor determinante, ya que- a diferencia de Ramos- el maestro Chávez le otorga un posición preponderante a la raza indígena, al considerar que algunos de los hombres más ilustres de este linaje que han superado este sentimiento se han convertido en extraordinarias luces y guías de nuestra patria. Pero no solo encontramos la semejanza con este pensador mexicano de finales del siglo XIX, sino también con uno de los más importantes filósofos españoles del siglo XX, José Ortega y Gasset, del cual también consideramos que no solo Samuel Ramos se inspira, sino que sigue como modelo del análisis caracterológico del hombre mexicano, pues las similitudes con el pensador español son extraordinarias. José Ortega y Gasset publica en el año de 1929 dos ensayos ti tulados La pampa… promesas y el hombre a la defensiva , en donde explica el comportamiento agresivo, desconfiado y con un marcado complejo narcisista de algunos sectores sociales del pueblo argentino, y considera que ese tipo de comportamiento es el resultado de una falsa idea de su personalidad, la cual no hace más que proyectar el temor de reconocerse ante sí mismo y ante las demás personas que le rodean como un ser de menor valía. Pero lo interesante del ensayo es que antes que Ramos, el escrito de Ortega señala que en Argentina existen dos clases o tipos de individuos que presentan un comportamiento inusual que refleja un malestar interno, estos individuos están caracterizados como el guarango y el hombre porteño, los cuales manifiestan un comportamiento de manera muy parecida con el pelado y el burgués mexicano analizado por Ramos. Sin embargo, podemos afirmar que existen algunas diferencias entre estos estudios, y en especial con el análisis de esos sectores sociales, en tanto que; para Ortega el guarango argentino presenta un excesivo sentimiento narcisista y, para Ramos el hecho de que el pelado mexicano desarrolla un sentimiento de inferioridad, y por otro lado, que tanto el hombre porteño en Argentina como el burgués mexicano resaltan de manera casi extravagante su finura con un único fin, encubrir su fragilidad emocional ante la mirada indiscreta de los demás individuos. Como podemos observar, tanto los planteamientos expresados por Ezequiel A. Chávez como los de José Ortega y Gasset pueden considerarse como antecedentes de las ideas de Samuel Ramos en relación con el tema del hombre en México, sin embargo, podemos afirmar que la importancia de su obra radica en haber vislumbrado el modo en que es expresada la cultura mexicana, en comprender que no se trata de una proyección de valores originales, porque eso es imposible para cualquier comunidad humana que ingresó tarde al gran concierto de la historia occidental, pero sí en advertir que la historia humana, es el gran cúmulo de conocimientos y circunstancias particulares, en donde cada hombre, cada pueblo, cada realidad se convierte en un modo propio de explicar y comprender al mundo, y ese es el caso de de nuestra cultura e historia nacional. Por último, quisiéramos señalar que el pensamiento de Samuel Ramos, y sobre todo su preocupación filosófica se encuentra tan vigente hoy en día como en las primeras décadas del siglo XX, debido a la circunstancia histórica en la que se encuentran la gran mayoría de los países, y sobre todo, los países latinoamericanos, pues en estos momento en los que se extiende la amenaza de la globalización económica mundial, que pretende estandarizar la existencia humana en todas sus formas, ya sean económicas, sociales, políticas, educativas o culturales, se hace necesario cuestionarse acerca del derecho de los pueblos a mantener su unidad cultural, con sus propios valores, tradiciones y modos de ser peculiares, pero sin quedar fuera del progreso de la civilización humana. Valga, pues, este pequeño intento de retomar las enseñanzas filosóficas de uno de nuestros más grandes maestros, quien con plena conciencia de su tarea filosófica, buscó siempre inculcar el amor por la verdad, con un único fin: el de comprender el origen y fin de nuestro ser histórico, que sea su ejemplo el camino a seguir, para mantener nuestras preocupaciones y reflexiones filosóficas por el sentido y valor de nuestra cultura ante el inminente peligro de la globalización mundial que amenaza con hacernos perder nuestra propia identidad. BIBLIOGRAFIA. 1.- Cardiel, Reyes, Raúl, “El concepto de la cultura nacional “, Anuario 1982- 1983 , Ed, Publicación del Seminario de Cultura Mexicana, México, 1983. 2.- Fell , Claude, José Vasconcelos: Los Años del águila, Ed, U.N.A.M., México, 1989. 3.- Gaos, José, Obras completas, Vol. VIII, (Col. Nueva biblioteca mexicana. Nº 29),Ed. U.N.A.M, México, 1996. 4.- Hernández Luna, Juan, Samuel Ramos su filosofar sobre lo mexicano, Ed. U. N. A. 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