UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Maestría y Doctorado en Ciencias Bioquímicas ESTUDIO DE LA INTERACCIÓN DE LA REGIÓN C-TERMINAL DE LA PROTOXINA Cry1Ab de Bacillus thuringiensis CON LAS PROTEÍNAS DE LA MICROVELLOSIDAD INTESTINAL DE Manduca sexta TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: Doctora en Ciencias PRESENTA: M. en C. Arlen Idalia Peña Cardeña TUTOR PRINCIPAL Dra. Isabel Gómez Gómez (Instituto de Biotecnología, UNAM) MIEMBROS DEL COMITÉ TUTOR Dra. Alejandra Hernández Santoyo (Instituto de Química, UNAM) Dr. Pavel Isa Haspra (Instituto de Biotecnología, UNAM) Cuernavaca, Morelos. Octubre, 2024 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A papá, que estaría feliz y orgulloso. A mamá, por no dejar de confiar en mí. A mis hermanas, por su apoyo incondicional. AGRADECIMIENTOS A mi familia por su cariño y apoyo siempre. A la Dra. Isabel Gómez, por su valiosa asesoría y confianza para realizar este proyecto. Gracias por motivarme a buscar siempre la excelencia y transmitirme esa gran pasión por la ciencia y el conocimiento. Al Dr. Sabino Pacheco, Dr. Mario Soberón y a la Dra. Alejandra Bravo, por darme la oportunidad de formar parte de su equipo de trabajo. Por todo el apoyo y aportes al proyecto. A los miembros del comité tutoral, Dra. Alejandra Hernández Santoyo y Dr. Pavel Isa Haspra, por sus valiosas contribuciones y mejoras al proyecto. A los integrantes del jurado de candidatura y sinodales, Dra. Leticia Moreno Fierros, Dra. Bertha González Pedrajo, Dr. Ricardo Oropeza Navarro, Dr. Guadalupe Peña Chora y Dr. Ernesto Ortiz Suri por sus acertados comentarios. Al Dr. Fernando Zúñiga Navarrete, por todas las enseñanzas académicas y por siempre animarme a seguir y mejorar a pesar de los obstáculos de la ciencia, por el tiempo juntos haciendo más ligero y divertido el trabajo en el laboratorio. Al apoyo técnico y administrativo del laboratorio, Biol. Lizbeth Cabrera, Biol. Jorge Sánchez, Sra. Graciela Domínguez, Sr. Sergio Blancas y Sr. Alejandro Uribe. A mis amigos y compañeros de laboratorio: Biviana, Carlos, Emiliano, Janette, Josué, Leivi, Mary Carmen, Natalia, Vianca y Zeyu. Con su compañía y amistad hicieron esta experiencia mejor. A la Sra. Aurelia Ocampo y Don Mario Reyes por sus cuidados con tanto cariño. A la Universidad Nacional Autónoma de México y al Instituto de Biotecnología, por la gran formación que obtuve en estas instituciones. Al CONACYT por la beca de doctorado. El presente trabajo se realizó en el laboratorio del grupo de investigación Bravo-Soberón del departamento de Microbiología Molecular en el Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México, bajo la dirección de la Dra. Isabel Gómez Gómez. Este proyecto contó con el financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología Fronteras 008 y PAPIIT-UNAM (Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica-Universidad Nacional Autónoma de México) IN202718 e IN213514. ÍNDICE Índice de Tablas………………………………………………………………………….. 4 Índice de Figuras………………………………………………………………………… 5 Abreviaturas………………………………………………………………………………. 7 Resumen…………………………………………………………………………………... 8 Abstract……………………………………………………………………………………. 9 Introducción………………………………………………………………………………. 10 Características generales de B. thuringiensis ………………………………… 11 Toxinas Cry de tres dominios (Cry-3D)………………………………………… 12 Mecanismo de acción de las toxinas Cry: modelo de formación de poro….. 16 Proteínas intestinales de unión de las toxinas Cry-3D……………………….. Cadherina…………………………………………………………………….. Transportador ABCC2……….……………………………………………… Aminopeptidasa N (APN)…………………………………………………… Fosfatasa alcalina (ALP)……………………………………………………. 18 19 20 21 23 Resistencia en insectos lepidópteros a las toxinas Cry………………………. 25 Antecedentes……………………………………………………………………………... 27 Hipótesis…………………………………………………………………………………... 33 Objetivos…………………………………………………………………………….…….. 33 Materiales y Métodos……………………………………………….…………………… 34 Cepas, plásmidos y medios de cultivo…………………………………………. 34 Crecimiento de Bt y obtención de cristales de Cry1Ab………………………. 35 Purificación de cristales de Cry1Ab…………………………………………….. 36 Solubilización de cristales de Cry1Ab………………………………………….. 36 Activación de protoxina Cry1Ab………………………………………………… 37 1 Clonación, expresión y purificación de la región C-terminal de Cry1Ab……. 37 Cuantificación de proteínas……………………………………………………… 37 Obtención de anticuerpo policlonal anti-C-terminal de Cry1Ab……………… 38 Western-blot para detectar Cry1Ab como protoxina, toxina activada y C-terminal………………………………………………………………………….. 38 Bioensayos en M. sexta………………………………………………………….. 39 Extracción de intestino medio de M. sexta…………………………………….. 39 Purificación de VMMA de M. sexta……………………………………………... 39 Determinación de actividad enzimática de APN y ALP en las VMMA……… 40 Western-blot para detectar los receptores cadherina, APN y ALP en las VMMA……………………………………………………………………………… 41 Unión de protoxina, toxina activada y C-terminal de Cry1Ab a VMMA mediante ELISA…………………………………………………………………... 41 Ensayos de unión a ligando de Cry1Ab a VMMA…………………………….. 42 Ensayos de unión mediante pull-down…………………………………………. 43 Expresión heteróloga y purificación de receptores de M. sexta en E. coli…. 44 Unión de protoxina, toxina activada y C-terminal de Cry1Ab a receptores heterólogos de M. sexta mediante ELISA……………………………………… 44 Ensayo de unión a ligando de protoxina, toxina activada y C-terminal de Cry1Ab con fragmento de cadherina CR7-12, APN y ALP heterólogos de M. sexta……………………………………………………………………………. 45 Purificación de mutantes de Cry1Ab…………………………………………… 45 Unión de mutantes de Cry1Ab a receptores heterólogos de M. sexta mediante ELISA…………………………………………………………………... 46 Resultados………………………………………………………………………………… 47 Purificación de protoxina, toxina activada y C-terminal de Cry1Ab…………. 47 2 Toxicidad de protoxina, toxina activada y región C-terminal de Cry1Ab hacia larvas de M. sexta…………………………………………………………. 49 Purificación de VMMA de M. sexta y detección de receptores……………… 50 La protoxina Cry1Ab se une a las VMMA de M. sexta con la misma afinidad que la toxina activada Cry1Ab………………………………………… 51 La región C-terminal de Cry1Ab se une con afinidad similar que la protoxina y la toxina activada Cry1Ab a las VMMA de M. sexta…………….. 52 Diferentes proteínas de las VMMA de M. sexta están involucradas en la unión con protoxina Cry1Ab que las reconocidas por la toxina activada Cry1Ab……………………………………………………………………………... 52 La región C-terminal se une a APN y ALP presentes en las VMMA de M. sexta……………………………………………………………………………….. 53 Purificación de receptores de M. sexta expresados heterólogamente en E. coli………………………………………………………………………………….. 54 La protoxina Cry1Ab tiene mayor afinidad a los receptores recombinantes APN y ALP que la toxina activada Cry1Ab…………………………………….. 56 La región C-terminal de Cry1Ab se une a los receptores heterólogos APN y ALP, pero no al fragmento de cadherina CR7-12…………………………… 60 Purificación de mutantes del dominio II de Cry1Ab como protoxinas y toxinas activadas …...……………………………………………………………. 62 La interacción de la protoxina Cry1Ab con APN y ALP está mediada por sitios de unión de la región C-terminal de Cry1Ab……………………………. 63 Discusión………………………………………………………………………………….. 66 Conclusiones……………………………………………………………………………... 74 Perspectivas………………………………………………………………………………. 74 Bibliografía………………………………………………………………………………... 75 Anexo I. Publicación derivada directamente del presente proyecto…………… 90 Anexo II. Colaboración de la estudiante en otro proyecto del grupo de investigación……………………………………………………………..……….……… 91 3 ÍNDICE DE TABLAS Tabla 1. Cepas utilizadas………………………………………………………………… 34 Tabla 2. Plásmidos utilizados……………………………………………………………. 34 Tabla 3. Medios de cultivo utilizados……………………………………………………. 35 Tabla 4. Toxicidad de protoxina y toxina activada Cry1Ab hacia larvas neonatas de M. sexta…………………………………………………………………………………. 50 Tabla 5. Kd en nM para las interacciones entre las protoxinas y toxinas activadas Cry1Ab silvestres y mutantes con el fragmento de cadherina CR12, APN y ALP…. 63 4 ÍNDICE DE FIGURAS Figura 1. Esporas y cristales producidos por B. thuringiensis……………………….. 11 Figura 2. Estructura de la toxina Cry1Aa (PDB: 1CIY)……………………………….. 14 Figura 3. Mecanismo de acción secuencial de las proteínas Cry de B. thuringiensis….…………………………………………………………………………….. 17 Figura 4. Visión general de los posibles mecanismos de resistencia relacionados a cada paso del modo de acción de las toxinas Cry1A……………………………….. 26 Figura 5. Estructura cristalográfica de la protoxina Cry1Ac (PDB: 4W8J)................ 30 Figura 6. Purificación de Cry1Ab como espora cristal, protoxina soluble y toxina activada…………………………………………………………………………………….. 47 Figura 7. Expresión y purificación de la región C-terminal de Cry1Ab……………… 48 Figura 8. Detección mediante western-blot de Cry1Ab como protoxina, toxina activada y región C-terminal usando anticuerpos anti-toxina o anti-C-terminal de Cry1Ab……………………………………………………………………………………… 49 Figura 9. Detección mediante western-blot de cadherina, APN y ALP en las VMMA de M. sexta, 3er instar……………………………………………………………. 50 Figura 10. Interacción de protoxina y toxina activada Cry1Ab con VMMA de M. sexta, 3er instar……………………………………………………………………………. 51 Figura 11. Interacción de protoxina, toxina activada y C-terminal de Cry1Ab con VMMA de M. sexta, 3er instar……………………………………………………………. 52 Figura 12. Ensayo de unión a ligando de la protoxina y toxina activada Cry1Ab a las VMMA de M. sexta, 3er instar………………………...……………………………... 53 Figura 13. Identificación de proteínas de unión en las VMMA de M. sexta de Cry1Ab como protoxina, toxina activada y C-terminal mediante pull-down………… 54 Figura 14. Purificación de las proteínas de unión de M. sexta expresadas en E. coli…………………………………………………………………………………………... 55 Figura 15. Detección mediante western-blot de proteínas recombinantes purificadas: fragmento de cadherina CR7-12, APN y ALP…………………………… 56 5 Figura 16. Interacción de protoxina y toxina activada Cry1Ab con fragmento de cadherina CR7-12 recombinante………………………………………………………… 57 Figura 17. Interacción de protoxina y toxina activada Cry1Ab con APN recombinante………………………………………………………………………………. 58 Figura 18. Interacción de protoxina y toxina activada Cry1Ab con ALP recombinante. ……………………………………………………………………………... 59 Figura 19. Interacción de la región C-terminal de Cry1Ab al fragmento de cadherina CR7-12, APN y ALP recombinantes de M. sexta…………………………. 60 Figura 20. Ensayo de unión a ligando de protoxina, toxina activada y C-terminal de Cry1Ab a receptores recombinantes de M. sexta………………………………….. 61 Figura 21. Purificación de mutantes de Cry1Ab del dominio II como protoxinas y toxinas activadas...…………………………………………...…………………………… 62 Figura 22. Interacción de Cry1Ab silvestre y mutantes como protoxinas y toxinas a los receptores recombinantes de M. sexta ………………………………………..… 65 Figura 23. Mecanismo de acción propuesto para las protoxinas Cry de Bt ……..... 73 6 ABREVIATURAS ALP: fosfatasa alcalina APN: aminopeptidasa N C-terminal: carboxilo terminal CBM: módulos de unión a carbohidratos (carbohydrates binding modules) CR: repetidos de cadherina (cadherin repeat) ELISA: ensayo por inmunoabsorción acoplado a enzimas (Enzyme-Linked ImmunoSorbent Assay) GPI: glicosilfosfatidilinositol GalNAc: N-acetilgalactosamina kDa: kilodalton N-terminal: amino terminal PFT: toxinas formadoras de poro (pore forming toxins) RR: relación de resistencia VMMA: vesículas de la microvellosidad media apical 7 RESUMEN Bacillus thuringiensis (Bt) es una bacteria que produce inclusiones cristalinas de naturaleza proteica denominadas toxinas Cry y Cyt las cuales tienen actividad insecticida. Gracias a su especificidad, biodegradabilidad e inocuidad hacia organismos no blanco se utilizan exitosamente como bioinsecticidas, siendo una alternativa importante al uso de insecticidas químicos. La propuesta vigente del mecanismo de acción sugiere que las toxinas de la familia Cry1A son producidas como protoxinas de 130 kDa que requieren un procesamiento proteolítico de las regiones amino (N-terminal) y carboxilo terminal (C-terminal) para convertirse en una toxina activada de 65 kDa. Para ejercer su efecto, esta toxina activada establece interacciones secuenciales con diferentes proteínas de la membrana de los insectos blanco consideradas como “receptores”, siendo las más caracterizadas la fosfatasa alcalina (ALP), aminopeptidasa N (APN) y una proteína tipo cadherina. De manera general, se ha asumido que la región C-terminal de las protoxinas Cry-3D tiene un papel importante en la formación y estabilidad del cristal. No obstante, con base en evidencia in vivo, un “modelo dual” de las toxinas Cry ha planteado que tanto la protoxina como la toxina activada pueden causar mortalidad mediante diferentes vías de interacción. En el presente trabajo se analizó la interacción de la región C-terminal de la protoxina Cry1Ab con las vesículas de la microvellosidad media apical (VMMA) de Manduca sexta así como los receptores expresados heterólogamente en E. coli. Mediante ensayos de unión por ELISA, unión a ligando y “pull-down” se determinó que la región C-terminal de la protoxina Cry1Ab tiene sitios de unión extra que interactúan con las proteínas de unión ancladas por glicosilfosfatidilinositol (GPI) de M. sexta, como APN y ALP, pero no se observó interacción con la cadherina. Además, con ensayos de unión tipo ELISA con mutantes del dominio II de Cry1Ab se observó que la interacción con cadherina se reduce significativamente con las protoxinas y toxinas mutantes activadas. Por el contrario, la unión de la protoxina a APN y ALP no se afectó, por lo que la protoxina Cry1Ab tiene sitios de unión adicionales con estos receptores, incluidos en la región C-terminal. Se concluye que tanto el dominio II de la toxina activada como la región C-terminal de la protoxina Cry1Ab están involucrados en la interacción con los receptores de membrana. Nuestros resultados sustentan el modelo dual y sugieren la ingeniería genética de la región C-terminal como una posible estrategia para modificar la especificidad e incrementar la toxicidad de las proteínas Cry de Bt. 8 ABSTRACT Bacillus thuringiensis is a bacterium that produces crystal inclusions known as Cry and Cyt toxins which have insecticidal activity. Due to their specificity, biodegradability and harmlessness to non-target organisms, they are successfully used as biopesticides, being an important alternative to chemical insecticides. The currently accepted mechanism of action proposes that Cry1A toxins are produced as 130 kDa protoxins that require a proteolytic processing of the amino and carboxyl terminal regions to become an activated toxin of 65 kDa. To exert the effect, the activated toxin undergoes sequential interactions with different membrane proteins called "receptors", being ALP, APN and cadherin the most studied. Recently, in agreement with in vivo results, a "dual model" of Cry toxins proposed that both protoxin and activated toxin can cause mortality via different pathways. It has been proposed that the C-terminal region is only involved in toxin crystallization, but its role in receptor binding is undefined. In this work, we analyzed the interaction of the C-terminal region of Cry1Ab protoxin with BBMV from M. sexta as well as the recombinant receptors. ELISA, SPR, ligand-blot and pull-down assays determined that the C-terminal region of the Cry1Ab protoxin has extra binding sites wich interact with M. sexta midgut binding proteins, such as ALP and APN, but not with cadherin. Furthermore, ELISA binding assays with Cry1Ab mutants in loops 2 and 3 of domain II showed that the interaction with cadherin is significantly reduced with mutant protoxins and activated toxins. In contrast, the binding of protoxin to ALP and APN was not affected, supporting that the Cry1Ab protoxin has additional binding sites for these GPI-anchored receptors. It is concluded that domain II and the C-terminal region of the Cry1Ab protoxin mediate the binding to membrane receptors. Our results support the dual model and suggest the manipulation of the C-terminal region as a possible strategy to modify the specificity and increase toxicity of Bt proteins. Key words: Bacillus thuringiensis, C-terminal region, Cry protoxin, alkaline phosphatase, aminopeptidase, cadherin, glycosylphosphatidylinositol (GPI anchor). 9 INTRODUCCIÓN La demanda de alimentos para la población humana en constante crecimiento es un tema de interés a nivel mundial debido a que, de los 150 millones de km2 de la superficie terrestre, únicamente el 10% se utiliza para la producción agrícola . Por tanto, la protección de los cultivos de diversas plagas que provocan pérdidas de hasta el 20%, tanto en producción como en almacenamiento, es sumamente importante para mejorar los rendimientos y calidad de los productos agrícolas (Devine y Furlong, 2007). En este sentido, el uso de insecticidas químicos ha sido una estrategia muy importante para el control de insectos plaga que afectan la agricultura o aquellos que son vectores de enfermedades (Lamberth y col., 2013). El empleo de estos productos se popularizó después de la segunda guerra mundial con la introducción del diclorodifeniltricloroetano (DDT) como una opción eficaz por su amplio espectro de acción, larga duración en el campo y fácil aplicación. Sin embargo, con el paso del tiempo se cuestionó acerca de la seguridad de tales productos ya que se han observado diversos efectos perjudiciales a la salud humana, como intoxicaciones, cáncer, afectaciones en el sistema nervioso y reproductivo, además de contaminación ambiental, destrucción indiscriminada de insectos benéficos y de diversas especies no blanco (Devine y Furlong, 2007). Por tanto, la industria alimentaria y agrícola se vio obligada a buscar otras opciones de control biológico. En relación a esto, el uso de bioinsecticidas, que incluyen principalmente bacterias como alternativa importante para el control de plagas, ha sido bien aceptado ya que son altamente específicos, efectivos y se descomponen rápidamente en comparación con los insecticidas provenientes de síntesis química (Bravo y col., 2011). Si bien existe una amplia diversidad de entomopatógenos, sólo algunos se han desarrollado exitosamente como bioinsecticidas comerciales, destacando las bacterias entomopatógenas Gram positivas, y dentro de éstas las de la familia Bacillaceae. Específicamente, las toxinas producidas por B. thuringiensis son las más utilizadas a nivel mundial representando más del 90% del mercado de insecticidas microbianos siendo utilizado desde 1961 (Ruiu, 2015). 10 Características generales de B. thuringiensis En 1901, el biólogo japonés Shigetane Ishiwatari aisló una bacteria que causaba la muerte de las larvas de Bombyx mori (comúnmente llamado gusano de seda), a la cual se le denominó Bacillus sotto (de “sotto”, colapso repentino). Diez años después, en 1911, Ernst Berliner identificó la misma bacteria a partir de polillas de la harina (Ephestia kuehniella) en la ciudad de Thuringia, Alemania por lo que se le renombró como B. thuringiensis (Siegel, 2000). B. thuringiensis es miembro de la familia Bacillaceae, perteneciente al grupo de B. cereus, que incluye a B. cereus, B. anthracis y B. mycoides, las cuales se distinguen de otras especies del grupo por sus propiedades entomopatógenas (Rasko y col., 2005). Bt es una bacteria Gram positiva, aerobia estricta y ubicua, que ha sido aislada en diversas partes del mundo en una gran diversidad de nichos ecológicos tales como tierra, agua, cadáveres de insectos, polvo, hojas, etc. (de Maagd y col., 2003). Durante su ciclo de vida Bt presenta dos etapas: la fase de crecimiento vegetativo, en la cual se reproduce por bipartición, y la fase de esporulación, cuando la bacteria se encuentra en condiciones desfavorables para su crecimiento. En esta última etapa, Bt sintetiza un cuerpo paraesporal de naturaleza proteica conocido como cristal que tiene propiedades insecticidas (Figura 1). Figura 1. Esporas y cristales producidos por B. thuringiensis. A. Célula de Bt en etapa de esporulación. B. Vista al microscopio de cristales producidos por Bt. (Tomada de: BT and GMOs, s.f.) 11 El cristal está constituido por δ-endotoxinas, que incluyen principalmente a las proteínas Cry (del inglés “crystal”) y Cyt (del inglés “cytolytic”), que son activas contra diversos órdenes de insectos como lepidópteros (mariposas y polillas), dípteros (mosquitos), coleópteros (escarabajos), ortópteros (grillos), himenópteros (hormigas), hemípteros (chinches y pulgas) y malófagos (piojos) (Bravo y col., 2019). Además, existen algunas cepas de Bt activas contra ácaros, protozoarios e incluso contra invertebrados como nemátodos (Schnepf y col., 1998, de Maagd y col., 2001) Bt produce además otras proteínas tales como β-exotoxinas (ej. thuringiensina, Thu), proteínas insecticidas vegetativas (VIP) (Estruch y col., 1996), toxinas tipo binarias (Cry-Bin) (Wirth y col., 2010), toxinas tipo mosquitocidales (Cry-Mtx) (Crickmore y col., 1998) y proteínas insecticidas secretadas (Sip) (Donovan y col., 2006). Sin embargo, el grupo más grande y mejor caracterizado es el de las toxinas Cry. Por lo regular las distintas cepas de Bt producen mezclas de toxinas y la forma de los cristales depende del tipo de proteínas que lo conforman. Así, podemos encontrar cristales de forma bipiramidal, cuboidal, rectangular plana o sin forma definida. Actualmente el uso más importante de Bt para el control de plagas es a través de plantas transgénicas que producen proteínas insecticidas, particularmente maíz y algodón (James, 2010). Toxinas Cry de tres dominios (Cry-3D) Una toxina Cry se define oficialmente como cualquier proteína paraesporal de Bt que muestre actividad insecticida, o cualquier efecto tóxico verificable experimentalmente hacia algún organismo blanco, o bien, que muestre similitud con la secuencia de las proteínas Cry existentes (Crickmore y col., 1998). La primera nomenclatura propuesta para estas proteínas se basó en el porcentaje de identidad de aminoácidos para nombrar 4 niveles (Crickmore y col., 1998). El primer número arábigo indica al menos 45% de identidad (Cry1, Cry2, etc.). 12 El segundo nivel incluye a las proteínas con una letra mayúscula correspondiente a una identidad del 45 al 76% (Cry1A, Cry1B, etc.). El tercer nivel se representa con una letra minúscula que significa un porcentaje de identidad del 95 al 76% (Cry1Aa, Cry1Ab, Cry1Ac, etc.). Finalmente, se incluye un número arábigo al final de la nomenclatura que denota al menos 95% de identidad (Cry1Aa1, Cry1Aa2, etc.). Sin embargo, a lo largo del tiempo se identificó que diversas proteínas con muy baja similitud de secuencia estaban nombradas como Cry, y que existe una gran variedad de proteínas insecticidas bacterianas. Por lo tanto, recientemente se propuso un sistema nuevo de clasificación basado en la estructura tridimensional de las proteínas insecticidas agrupándolas en 16 familias altamente diversas que no están relacionadas por su secuencia primaria (Crickmore y col., 2021). No obstante, la mnemotecnia Cry se ha conservado para aquellas proteínas previamente identificadas por tener una estructura de tres dominios. Asimismo, incluye aquellas que tienen o no un extremo C-terminal largo. Las toxinas Cry pertenecen a la clase de toxinas formadoras de poro (PFT) tipo alfa las cuales son secretadas como proteínas solubles y que experimentan cambios conformacionales para insertar las hélices α en la membrana plasmática de sus hospederos provocando así un poro. La formación del poro desencadena un desequilibrio osmótico en las células del epitelio intestinal de las larvas susceptibles y su muerte consecuente (Parker y Feil, 2005). En la década de 1980 se descubrió que los genes que codifican para los componentes de los cristales proteicos se localizan en plásmidos (González y col., 1981). El análisis exhaustivo de las cepas de Bt y la secuencia de los genes cry ha permitido la identificación de casi 800 secuencias clasificadas en más de 70 grupos (Crickmore y col., 2024). Actualmente se han determinado las estructuras cristalográficas de diversas toxinas Cry: Cry1Aa, Cry1Ac y Cry1Da con especificidad hacia lepidópteros (Grochulski y col., 1995; Evdokimov y col., 2014; Wang y col., 2019; Tanaka y col., 2023); Cry3Aa, Cry3Bb1 y Cry8Ea1 activas hacia coleópteros (Li y col., 1991; 13 Galitsky y col., 2001; Guo y col., 2009); Cry4Aa y Cry4Ba específicas hacia dípteros (Boonserm y col., 2005; Boonserm y col., 2006); Cry2Aa con especificidad dual hacia lepidópteros y dípteros (Morse y col., 2001); Cry5B con actividad hacia nemátodos (Hui y col., 2012; Li y col., 2022) y Cry7Ca activa hacia ortópteros (Jing y col., 2019). Todas estas estructuras están organizadas en tres dominios por lo que a este grupo se le denomina toxinas Cry-3D (Figura 2). Figura 2. Estructura de la toxina Cry1Aa (PDB: 1CIY). Se muestran los dominios con diferentes colores. El dominio I en rojo, el dominio II en violeta y el dominio III en verde. Diversos estudios de estructura-función han permitido identificar la función de cada uno de los dominios en el modo de acción contra los insectos blanco. El dominio I que corresponde a la región N-terminal de la proteína, está constituido por seis hélices α (α-1, α-2, α-3, α-4, α-6 y α-7) de naturaleza anfipática con aminoácidos cargados o polares que rodean a una hélice α central altamente hidrofóbica (α-5). Este dominio es el más conservado comparado con los dominios II y III, y está implicado en la oligomerización de la toxina y en la formación del poro (Jiménez-Juárez y col., 2007) mediante un rearreglo conformacional de la estructura terciaria (Zavala y col., 2011; Pacheco y col., 2023). El dominio I muestra alta similitud estructural con otras proteínas formadoras de poro como la colicina producida por enterobacterias, la toxina diftérica de Corynebacterium diphtheriae y la hemolisina E de Escherichia coli (Parker y Pattus, 1993). 14 El dominio II está formado por tres hojas β-antiparalelas en forma de un prisma β empacadas alrededor de un centro hidrofóbico. Este dominio es el menos conservado en secuencia y estructura terciaria debido a que las asas que unen las láminas β (asa 1, 2, 3 y α-8) son muy heterogéneas en longitud, conformación y secuencia entre las toxinas Cry (Boonserm y col., 2005). Mediante estudios de mutagénesis sitio-dirigida de algunos de los aminoácidos que conforman las asas se ha identificado que estas tienen un papel crucial en la especificidad e interacción con los receptores (Dean y col., 1996; Bravo y col., 2007; Pacheco y col., 2009a; Arenas y col., 2010). Este dominio II tiene similitud estructural con los dominios tipo lectina, por lo que se ha especulado que puede unirse a carbohidratos pero esto no ha sido demostrado (Pigott y Ellar, 2007). El dominio III se compone de dos hojas β-antiparalelas cada una compuesta por 5 hebras-β formando un plegamiento tipo β-sándwich. Inicialmente se propuso que su función sería proteger a las toxinas de la acción de las proteasas; no obstante, mutaciones de este dominio en la toxina Cry1Ac resultaron afectadas en toxicidad y unión a vesículas de intestinos de M. sexta y Heliothis virescens, pero sin afectar la estabilidad de la toxina (Aronson y col., 1995; Arenas y col., 2010). Lo anterior demostró que este dominio está involucrado en la interacción con los receptores (Bravo, 1997). Además, se ha determinado que el dominio III tiene una importante similitud con módulos de unión a carbohidratos (carbohydrates binding modules, CBM) por lo que se sugiere que algunas toxinas Cry pueden unir azúcares en esta región. Esto se ha demostrado para la toxina Cry1Ac que tiene una región tipo bolsillo que participa en la unión con N-acetilgalactosamina (GalNAc) de los receptores intestinales (Burton y col., 1999; Pardo-López y col., 2006), así como para la toxina Cry5Ba que interacciona con diversos glicolípidos encontrados en nemátodos (Hui y col., 2012). 15 Mecanismo de acción de las toxinas Cry: modelo de formación de poro El modo de acción de las toxinas Cry1A se ha estudiado principalmente en insectos lepidópteros. En términos generales, el mecanismo inicia cuando el insecto susceptible ingiere los cristales que al llegar al intestino son solubilizados debido al pH alcalino y a la presencia de agentes reductores. Una vez que se libera la protoxina de aproximadamente 130 kDa, pierde alrededor de 25-30 aminoácidos de la región N-terminal y más de 500 aminoácidos de la región C-terminal mediante la acción de proteasas intestinales, convirtiéndose en lo que se denomina toxina activada de 60 kDa (Pardo-López y col., 2013; Adang y col., 2014; Bravo y col., 2019). La toxina activada se une a diversas proteínas presentes en la membrana del intestino que actúan como proteínas de unión o receptores. Esta unión aumenta la concentración de la toxina en la membrana lo que permite la formación de un oligómero o preporo que se inserta irreversiblemente en la membrana provocando un desbalance osmótico y la consecuente muerte del insecto (Schnepf y col., 1998; Bravo y col., 2007). La interacción de las toxinas Cry con los receptores del intestino del insecto se ha caracterizado más a detalle para la toxina Cry1Ab en el lepidóptero M. sexta y se le ha denominado “modelo secuencial de ping-pong” (Figura 3) (Pacheco y col., 2009a). 16 Figura 3. Mecanismo de acción secuencial de las proteínas Cry de B. thuringiensis. Se muestran los diferentes pasos del proceso. APN: aminopeptidasa N, ALP: fosfatasa alcalina, ABCC2: ATP Binding Cassette Subfamilia C Miembro 2. (Modificado de: Bravo y col., 2023). Luego de la solubilización y activación de la protoxina de 130 kDa, se ha propuesto que la primera interacción de la toxina Cry1Ab es a través del asa 3 del dominio II y la lámina β16 del dominio III con los receptores APN y ALP de M. sexta, respectivamente. Aunque estas moléculas receptoras tienen baja afinidad por la toxina activada Cry1Ab (Kd=100 nM para APN y Kd=267 nM para ALP), son abundantes en las balsas lipídicas de las membranas de las microvellosidades del intestino. Por ello se propone que esta interacción favorece el acercamiento y concentración de las moléculas de Cry1Ab en la membrana del intestino del insecto (Pacheco y col., 2009a; Arenas y col., 2010). Posteriormente se lleva a cabo la interacción de la toxina con el receptor tipo cadherina que involucra la participación de tres sitios de unión que se localizan en la región extracelular llamados “repetidos de cadherina” (CR). En M. sexta, la toxina activada se une a CR7, CR11 y CR12 del receptor tipo cadherina a través del asa 2, el asa α-8, y el asa 3 del dominio II, respectivamente (Gómez y col., 2001; Gómez y col., 2002a; Gómez y col., 2003; Gómez y col., 2006) con una afinidad global de 1 nM. Una vez que la toxina activada monomérica se une a la 17 cadherina, la toxina sufre un corte proteolítico de la hélice α-1 del dominio I, lo que provoca la exposición de ciertas regiones hidrofóbicas del dominio I que derivan en la formación del oligómero (Gómez y col., 2002b). Recientemente se determinó que la unión de la toxina Cry a transportadores tipo ABC (ATP-binding cassette) promueve también la oligomerización (Sato y col., 2019). Una vez que la estructura oligomérica se ha formado, se lleva a cabo una segunda interacción de alta afinidad con APN y ALP (Kd=0.6 nM y Kd=0.5 nM, respectivamente) mediante el asa 2 del dominio II de Cry1Ab (Pacheco y col., 2009a; Arenas y col., 2010). Esta unión resulta en la inserción del oligómero en la membrana y la formación del poro, ocasionando la muerte del insecto (Pardo-López y col., 2013). La oligomerización es un paso esencial para la toxicidad de las toxinas Cry-3D, ya que se ha reportado que mutantes de Cry1Ab incapaces de oligomerizar in vitro pierden su actividad insecticida hacia larvas de M. sexta (Jiménez-Juárez y col., 2007). Cabe mencionar que existe un modelo alterno que propone que la muerte del insecto está mediada por la unión a receptores, lo que activaría una ruta de transducción de señales (Zhang y col., 2006). Sin embargo, este modelo está basado en estudios con la línea celular Hi5 de Trichoplusia ni transformada con el gen de cadherina de M. sexta sin evidencia experimental in vivo que sustente la propuesta. Proteínas intestinales de unión de las toxinas Cry-3D La unión específica de las toxinas Cry a los receptores del epitelio intestinal de los insectos blanco es un paso determinante para la toxicidad. Las proteínas mejor estudiadas que se han identificado como receptores de las toxinas Cry incluyen a proteínas transmembranales tipo cadherina y transportadores ABC; así como a proteínas ancladas a la membrana mediante GPI como la aminopeptidasa N (APN) y la fosfatasa alcalina (ALP) (Pigott y Ellar, 2007; Tanaka y col., 2013; Zhou y col., 2016; Sato y col., 2019). También se han identificado glicolípidos, 18 glicoconjugados de 270 kDa y una proteína de 252 kDa como otros posibles receptores; sin embargo, su función en el mecanismo de toxicidad no ha sido caracterizada (Pigott y Ellar, 2007). ● Cadherina Las proteínas tipo cadherina tienen un peso molecular de 200-250 kDa y son parte de una gran familia de glicoproteínas dependientes de calcio que participan en funciones tales como adhesión celular, organización del citoesqueleto, morfogénesis, uniones celulares, etc. Estas proteínas regularmente se ubican a nivel intercelular; sin embargo, aquellas que se unen a las toxinas Cry se localizan principalmente en la membrana apical del epitelio del intestino medio (Chen y col., 2005). Están compuestas de un ectodominio formado de numerosos módulos repetidos de cadherina (CR) en el extremo N-terminal, un dominio transmembranal y un dominio intracelular en el extremo C-terminal. Este receptor tiene un papel indispensable en el mecanismo de acción de las toxinas Cry, debido a que es el responsable de la formación del oligómero (Gómez y col., 2002b; Pigott y Ellar, 2007). Las proteínas tipo cadherina han sido ampliamente estudiadas como receptores de las toxinas Cry en diversos lepidópteros como M. sexta, H. virescens, Ostrinia nubilalis, Helicoverpa armigera, B. mori, Pectinophora gossypiella, Lymantria dispar (Pigott y Ellar, 2007); en dípteros como Aedes aegypti (Chen y col., 2009) y Anopheles gambiae (Hua y col., 2008), y en el coleóptero Tenebrio molitor (Fabrick y col., 2009). El receptor tipo cadherina BtR1 (de Bt receptor 1) de M. sexta fue la primera proteína de unión a Cry identificada, con un peso molecular de 210 kDa (Vadlamudi y col., 1993; Vadlamudi y col., 1995). Desde entonces se ha comprobado que es un genuino receptor mediante su expresión en líneas celulares como COS-7, HEK-93, Sf21 (Keeton y Bulla, 1997), S2 (Hua y col., 2004) y H5 (Zhang y col., 2005) confiriendo susceptibilidad a las toxinas Cry1A. Asimismo, el papel funcional de la cadherina ha sido comprobado mediante la 19 caracterización de algunas poblaciones de insectos resistentes como H. virescens, H. armigera, O. nubilalis, Ostrinia furnacalis y Plutella xylostella que contienen mutaciones en alelos de cadherina (Peterson y col., 2017). Por otro lado, existen reportes de que el fragmento de cadherina CR12 de M. sexta sinergiza la toxicidad de la toxina Cry1Ab mediante el aumento de la formación de oligómeros in vitro (Chen y col., 2007; Pacheco y col., 2009b). En M. sexta, la expresión de cadherina incrementa conforme avanza el desarrollo larvario y está correlacionada con la susceptibilidad a la toxina Cry1Ab (Griko y col., 2008). A la fecha no se ha descrito la función exacta de las proteínas tipo cadherina en el intestino del insecto; no obstante, se propone que participan en mantener la organización e integridad del epitelio intestinal durante la proliferación celular, diferenciación y desarrollo larvario (Midboe y col., 2003; Pigott y Ellar, 2007). ● Transportador ABCC2 La familia de las proteínas ABC toman su nombre de ATP-binding cassette, que es un dominio intracelular que une e hidroliza ATP para el transporte de moléculas (como xenobióticos) a través de la membrana lipídica en contra de su gradiente de concentración. Las proteínas ABC se encuentran en todos los organismos vivos y se clasifican con las letras A-H de acuerdo a la similitud de secuencia de los dominios conservados de unión a ATP. En animales, las proteínas ABC están relacionadas a proteínas de resistencia a multifármacos (MRP) (Heckel, 2012). Las proteínas de la subfamilia C (ABCC) consisten en un solo polipéptido que comprende 12 hélices transmembranales (Slot y col., 2011). Específicamente en insectos, se han identificado a las proteínas ortólogas ABCC2 y ABCC3 como receptores funcionales de las toxinas Cry1 participando tanto en la unión de las toxinas como en la oligomerización de éstas, facilitando la subsecuente inserción en la membrana (Heckel, 2012; Ocelotl y col., 2017; Sato y col., 2019). En el caso del transportador ABCC2, las asas extracelulares 1, 2 y 4 han mostrado estar involucradas en la unión a Cry1Ac y Cry1Fa en diferentes insectos lepidópteros 20 (Liu y col., 2018; Liu y col., 2020; Liu y col., 2021). Recientemente se demostró que el transportador ABCC2 de Spodoptera exigua se une principalmente a oligómeros de Cry1A, mas que a las toxinas monoméricas, por lo que se propone que ABCC2 está involucrado en la inserción del oligómero en la membrana intestinal (Pinos y col., 2021). Diversos estudios han demostrado que una mutación en el gen que codifica para el transportador ABCC2 está ligada a resistencia a las toxinas Cry-3D en diversos insectos como B. mori (Atsumi y col., 2012; Tanaka y col., 2013), H. armigera (Xiao y col., 2014), H. virescens (Gahan y col., 2010), P. xylostella, T. ni (Baxter y col., 2011) y S. exigua (Park y col., 2014). Por otro lado, la expresión heteróloga del transportador ABCC2 de B. mori en la línea celular Sf9 ocasionó su susceptibilidad a las toxinas Cry1A (Tanaka y col., 2013). Del mismo modo, la expresión de ABCC2 de P. xylostella en células de Drosophila confirió alta susceptibilidad a Cry1Ac (Stevens y col., 2017). Se ha reportado que cuando diversas líneas celulares co-expresan tanto cadherina como ABCC2 se sinergiza la toxicidad de diversas toxinas Cry-3D, sin embargo, el mecanismo aún es desconocido (Tanaka y col., 2013; Soberón y col., 2018). ● Aminopeptidasa N (APN) Las APNs son una clase de enzimas que catalizan la ruptura de aminoácidos neutros del N-terminal de las proteínas, que es un paso determinante para el transporte de los aminoácidos a las células epiteliales. Estas proteínas se encuentran ancladas a la membrana a través de un grupo GPI, están glicosiladas con GalNAc (Lu y Adang, 1996) y tienen un tamaño de aproximadamente 90-170 kDa. En el caso de insectos lepidópteros, las APNs funcionan en cooperación con endopeptidasas y carboxipeptidasas para digerir las proteínas de la dieta y se encuentran abundantemente en la membrana apical de las células intestinales (Wang y col., 2005). Análisis filogenéticos de las APNs de lepidópteros agrupan a estas proteínas en 21 siete clases (Hughes, 2014), cinco de las cuales muestran unión a las toxinas Cry1 identificadas en diferentes especies de lepidópteros como M. sexta, H. virescens, Spodoptera litura, H. armigera, B. mori, L. dispar, P. xylostella, y en dípteros como Anopheles quadrimaculatus, A. gambiae y A. aegypti (Pigott y Ellar, 2007). El papel de la APN como receptor de las toxinas Cry se ha validado en múltiples reportes. Por mencionar algunos, mediante análisis de unión a ligando se mostró que la toxina Cry1Ac puede unir a APN1 de M. sexta expresada en una línea transgénica de Drosophila melanogaster lo que le confiere susceptibilidad (Gill y Ellar, 2002). Otro caso fue la expresión de APN de H. armigera en células de T. ni que fue capaz de unirse a las toxinas Cry1Aa, Cry1Ab y Cry1Ac (Rajagopal y col., 2003). En cuanto a insectos dípteros, se demostró que fragmentos de APN de A. gambiae pueden potenciar la actividad de la toxina Cry11Ba (Zhang y col., 2008). También se ha demostrado la participación de APN como receptor de las toxinas Cry en ensayos in vivo. Mediante el silenciamiento por ARN de interferencia (RNAi) de APNs en los lepidópteros S. litura y S. exigua, Diatraea saccharalis y H. armigera, se observó la resistencia a Cry1Ca (Rajagopal y col., 2002; Ren y col., 2014), Cry1Ab (Yang y col., 2010) y Cry1Ac (Sivakumar y col., 2007) respectivamente. En relación a lo anterior, mutaciones o expresión reducida de APNs están implicadas en la aparición de resistencia a diversas toxinas Cry. Tal es el caso de una colonia de S. exigua que no expresa APN1 y es resistente a la toxina Cry1C (Herrero y col., 2005). Para H. armigera, se demostró la resistencia a Cry1Ac debido a una mutación en el gen apn1 (Zhang y col., 2009). De manera similar existen reportes en otros insectos como O. nubilalis, T. ni, Helicoverpa zea y P. xylostella (Peterson y col., 2017) con alteraciones en las proteínas APNs y la consecuente aparición de resistencia. En M. sexta se han reportado cuatro isoformas de APN: APN1, APN2, APN3 y APN4; siendo la APN1 de 120 kDa es la más estudiada y caracterizada, ya que fue la primera proteína identificada como receptor de la toxina Cry1Ac (Knight y col., 1994). Posteriormente, mediante estudios de unión llevados a cabo mediante 22 análisis de resonancia de plasmones superficiales (SPR), se demostró que también Cry1Aa y Cry1Ab pueden interactuar con APN1 (Masson y col., 1995). En membranas de M. sexta tratadas con fosfolipasa C, específica para el corte del grupo GPI, se disminuyó la incorporación de la toxina Cry1Ab a la membrana intestinal por lo que se comprobó que la APN está implicada en la inserción de la toxina en la membrana (Bravo y col., 2004). Este mismo tratamiento en las VMMA de T. ni resultó en una actividad de formación de poro de Cry1Ac reducida (Lorence y col., 1997). Mediante el silenciamiento por dsRNA de APN1 de M. sexta se ha comprobado in vivo el papel de esta proteína como receptor de las toxinas Cry, ya que al retar larvas silenciadas de 3er instar con Cry1Aa, Cry1Ab y Cry1Ac disminuyó la mortalidad en un 50, 40 y 70%, respectivamente (Flores-Escobar y col., 2013). Cabe mencionar que específicamente la interacción de Cry1Ac y APN es dependiente del monosacárido GalNAc que ha sido identificado en M. sexta (Masson y col., 1995), H. virescens (Gill y col., 1995; Luo y col., 1997), L. dispar (Jenkins y col., 2000) y H. armigera (Sarkar y col., 2009). ● Fosfatasa alcalina (ALP) La ALP es una enzima hidrolasa que cataliza el corte de grupos fosfato de varios sustratos como son nucleótidos, proteínas y alcaloides. Su actividad depende de la presencia de Zn+2 o Mg+2. Las ALPs de insectos se dividen en solubles (s-ALP) y unidas a la membrana (m-ALP) que se encuentran ancladas en las células epiteliales del intestino mediante GPI. Se ha descrito que en los insectos, la ALP tiene función en la absorción de metabolitos provenientes de la dieta y en procesos de transporte (Eguchi, 1995). Su papel como receptor de las toxinas Cry ha sido menos estudiado en comparación con APN y cadherina (Pigott y Ellar, 2007). Sin embargo, se ha identificado como proteína de unión en lepidópteros como M. sexta (McNall y Adang, 2003; Arenas y col., 2010), H. armigera (Upadhyay y Singh, 2011) y H. 23 virescens (Jurat-Fuentes y Adang, 2004); y en los dípteros A. aegypti (Fernandez y col., 2006) y A. gambiae (Hua y col., 2009). Asimismo, se han reportado niveles reducidos de ALP en poblaciones resistentes de H. virescens, H. armigera y Spodoptera frugiperda (Jurat-Fuentes y col., 2011) a diversas toxinas Cry. En el caso de M. sexta, se identificó a la ALP de 65 kDa como receptor mediante la separación en dos dimensiones de VMMA y el análisis de unión a ligando con Cry1Ac (McNall y Adang, 2003). Posteriormente, se reportó que una mutante del dominio III de la toxina Cry1Ab pierde unión con la ALP de M. sexta disminuyendo la toxicidad (Arenas y col., 2010). Con el silenciamiento de ALP de M. sexta por dsRNA se demostró que este receptor juega un papel importante para la actividad tóxica de Cry1Ab, al disminuir un 80% la mortalidad de las larvas silenciadas en ALP (Flores-Escobar y col., 2013). Al igual que APN, se ha demostrado que la unión de Cry1Ac a ALP de H. virescens y H. armigera implica interacciones con GalNAc (Jurat-Fuentes y Adang, 2004; Ning y col., 2010; Sengupta y col., 2013). Cabe mencionar que, además de las proteínas anteriormente mencionadas como receptores principales de las toxinas Cry, también se han considerado otras moléculas como posibles receptores. Entre ellas se encuentran glicolípidos en M. sexta y Caenorhabditis elegans (Griffitts y col., 2005), un glicoconjugado de 270 kDa en L. dispar (Valaitis y col., 2001), una proteína de 252 kDa en B. mori (Hossain y col., 2004), proteínas tipo lipocalina en H. armigera (Wang y col., 2020), entre otras. 24 Resistencia en insectos lepidópteros a las toxinas Cry Aunque las proteínas Bt han proporcionado beneficios importantes tanto económicos como ambientales (James, 2010; Sanahuja y col., 2011), la aparición de resistencia en los insectos plaga está reduciendo las ventajas de su empleo en el campo (Tabashnik y Carrière, 2017). Las primeras resistencias reportadas a productos comerciales en spray de Bt fueron las de Plodia interpunctella en 1985 (McGaughey, 1985) y P. xylostella en 1986 (Tabashnik y col., 1990) bajo condiciones de laboratorio y campo, respectivamente. Posteriormente, en el año 2002 se reportó a H. zea como la primera especie que desarrolló resistencia al algodón Bt, apenas 6 años después de la introducción de los cultivos transgénicos Bt (Tabashnik y col., 2013). Desde entonces han sido publicados numerosos reportes sobre la aparición de resistencia a cultivos Bt en diferentes insectos y en diversas regiones geográficas, por lo que es evidente que la evolución de resistencia es una amenaza importante para el uso sostenible de esta tecnología. Entre estos insectos resistentes se encuentran P. xylostella resistente a aplicaciones en spray (Ferré y Van Rie, 2002) y al menos 6 diferentes especies resistentes a diversos cultivos-Bt. Como ejemplo, se han reportado colonias de S. frugiperda resistentes a maíz-Cry1Fa en Puerto Rico y Brasil (Storer y col., 2010; Farias y col., 2014), Busseola fusca resistente a maíz-Cry1Ab en Sudáfrica (Van Rensburg, 2007), Pectinophora gossypiella resistente a algodón-Cry1Ac en India (Dhurua y Gujar, 2011), H. zea resistente a algodón-Cry1Ac (Tabashnik y col., 2008) y Diabrotica virgifera virgifera resistente a maíz-Cry3Bb en USA (Gassmann y col., 2011). La resistencia a las toxinas Cry puede ocurrir por el bloqueo de algún paso de la vía de acción. En la Figura 4 se muestra una visión general de los mecanismos posibles de resistencia relacionados a cada paso del modo de acción de las toxinas Cry1A. 25 Modo de acción de toxinas Cry1A Posibles mecanismos de resistencia involucrados Solubilización de proteína Cry para liberación de protoxina Solubilización incompleta por condiciones no óptimas del sistema digestivo del insecto Activación proteolítica de protoxina Degradación de protoxina por proteasas, expresión alterada/disminuida de proteasas Unión primaria toxina-receptor Inmovilización de la toxina, procesamiento postraduccional de toxinas alterado, disminución de afinidad, receptores mutantes o expresión génica modulada, síntesis de oligosacáridos/alteración en glicosilación de proteínas intestinales Corte de α-hélice por proteasas del insecto Ausencia de corte de α-hélice* Oligomerización Inmovilización y/o secuestro de toxina activada Unión secundaria toxina-receptor Secuestro de la toxina, procesamiento postraduccional de toxinas alterado, disminución de afinidad, receptores modificados (mutaciones o expresión génica modulada), pérdida de receptores, síntesis de oligosacáridos/alteración en glicosilación de proteínas intestinales Unión del oligómero a receptores Ausencia de unión debido a proteínas modificadas Inserción de oligómero en la membrana Propiedades/componentes de membrana alterados Formación de poro Reparación del epitelio, respuestas de defensa a intoxicación * Sin reportes a la fecha para este mecanismo. Figura 4. Visión general de los posibles mecanismos de resistencia relacionados a cada paso del modo de acción de las toxinas Cry1A. (Modificado de Peterson y col., 2017). Cabe mencionar que el mecanismo de resistencia más común es la alteración en la unión de las toxinas Cry a los receptores (Ferré y Van Rie, 2002). No obstante, se ha reportado que una sola especie puede desarrollar un repertorio de mecanismos de resistencia a la misma o diferentes toxinas Cry. Debido a lo anterior, nuevas proteínas insecticidas con alta toxicidad y/o mecanismos de acción alternativos son necesarias para contrarrestar la resistencia. Por ende, una mejor comprensión del modo de acción de las proteínas insecticidas de Bt, así como la identificación de nuevos receptores, son necesarios para determinar las bases moleculares de la acción de las toxinas Cry-3D, en aras de mejorar su eficacia. 26 ANTECEDENTES El empaquetamiento de las proteínas insecticidas Cry en un cristal paraesporal incrementa la estabilidad de éstas en el ambiente; además, con ello se asegura la ingestión de una alta dosis debido a la concentración de las toxinas en estas inclusiones cristalinas (Raymond y col., 2010). Para iniciar el proceso de intoxicación, se ha demostrado que se debe llevar a cabo la solubilización y la liberación de la protoxina a partir del cristal. La solubilización del cristal paraesporal se favorece por las condiciones fisiológicas del intestino del insecto bajo un pH alcalino y un ambiente reductor (Angus, 1954). Las diferencias en la solubilidad de los cristales de Bt se ha atribuido a la cantidad de puentes disulfuro y la presencia de bloques de aminoácidos altamente conservados en las protoxinas Cry (Du y col., 1994). El “modelo clásico” de formación de poro de las toxinas Cry-3D propone que la protoxina liberada a partir del cristal, es proteolizada en las regiones N-terminal y C-terminal mediante la acción de enzimas digestivas presentes en el jugo gástrico de los insectos. Luego, la toxina activada se une a los receptores intestinales ya descritos, continuando con la oligomerización y la consecuente muerte del insecto. Por tanto, este modelo no considera la unión de la región C-terminal de la protoxina con las proteínas intestinales de los insectos blanco, ni participación alguna de esta región en el mecanismo de acción de las toxinas Cry de Bt. Contrario a este paradigma, en experimentos in vivo se observó que dos cepas resistentes a la toxina activada Cry1Ab del lepidóptero O. nubilalis continúan siendo susceptibles a la protoxina Cry1Ab (en promedio 9 veces más susceptibles a protoxina que a la toxina activada). En este reporte no se detectaron diferencias en la activación de la protoxina en las colonias resistentes comparado con la colonia susceptible, por lo que los autores sugieren que la resistencia observada podría estar relacionada a cambios en la unión a los receptores intestinales (Siqueira y col., 2004). En relación a lo anterior, Anilkumar y col. (2008) observaron que en una colonia de H. zea es mayor la relación de resistencia (RR) en larvas tratadas con toxina 27 activada Cry1Ac (RR de 36 veces) que con una formulación comercial que contiene cuerpos de inclusión de la protoxina Cry1Ac (RR de 5). Los autores no observaron diferencias significativas en la unión de la toxina activada con las VMMA de la colonia susceptible y resistente, por lo que sugieren una probable activación diferencial de la protoxina en el intestino del insecto y que específicamente, la región C-terminal puede proteger los dominios de la toxina activada de la degradación prematura por las proteasas intestinales. En experimentos de unión in vitro tipo dot-blot se observó que la protoxina Cry1Ac es capaz de interaccionar con VMMA del lepidóptero P. gossypiella así como con diversos fragmentos recombinantes del receptor cadherina del insecto mencionado (Fabrick y Tabashnik, 2007). El análisis de interacción con los fragmentos de cadherina mostró que, para algunos de estos, la unión de la protoxina es mayor que la correspondiente a la toxina activada Cry1Ac. En este reporte no se profundiza sobre la relevancia de este resultado in vivo; sin embargo, se sugiere que la activación de la protoxina Cry1Ac podría ocurrir antes o después de la unión al receptor y que la condición de activación podría influir en el mecanismo y eficiencia de citotoxicidad. En 2014, mediante ensayos de unión tipo ELISA, se demostró que la protoxina Cry1Ab puede unir a un fragmento del receptor cadherina (CR7-12) de M. sexta con una afinidad similar a la unión de la toxina activada Cry1Ab (Gómez y col., 2014). En este mismo trabajo se analizó la formación del oligómero de Cry1Ab a partir de toxina y protoxina (en presencia del fragmento de cadherina CR7-12) y se observó que se forman dos estructuras oligoméricas diferentes siendo el formado de protoxina Cry1Ab más termoestable en comparación con el oligómero formado a partir de la toxina activada Cry1Ab. Aunado a lo anterior, al comparar la actividad de formación de poro se observó que el oligómero formado a partir de la protoxina Cry1Ab, en presencia de cadherina y tripsina, induce la formación de poros iónicos altamente estables. En cuanto a la toxicidad hacia larvas de lepidópteros, esta fue analizada mediante bioensayos con larvas de primer instar de M. sexta mostrando valores similares de LC50 de 1 y 2 ng/cm2 para protoxina Cry1Ab y toxina activada 28 Cry1Ab, respectivamente (Gómez y col., 2014). Derivado de estas diferencias observadas, los autores sugieren que la región C-terminal de la protoxina podría tener un papel importante en el mecanismo de acción. Posteriormente, Tabashnik y col. (2015) demostraron que en diversas colonias resistentes de tres diferentes especies de lepidópteros (H. armigera, H. zea y D. saccharalis), las protoxinas Cry1Ab y Cry1Ac fueron en promedio 10 veces más tóxicas que las correspondientes toxinas activadas. Con base en estos resultados, los autores proponen un mecanismo de acción dual para las toxinas Cry-3D, en el cual la protoxina o porciones de la protoxina (diferentes a los dominios de la toxina activada, es decir la región C-terminal) pueden causar mortalidad en insectos resistentes mediante su interacción con receptores intestinales, ocasionando la formación de un oligómero de distintas características observado por Gómez y col., (2014). En ensayos in vivo se comprobó que la protoxina Cry1Ac es igual de tóxica que la toxina activada Cry1Ac hacia la línea celular CF-203 derivada de Choristoneura fumiferana. Además, se observaron ciertas diferencias en cuanto a morfología nuclear y de microtúbulos luego de ser tratadas con protoxina vs. toxina (Li y col., 2018). A la fecha se han determinado mediante cristalografía de rayos X tres estructuras de protoxinas: la protoxina corta Cry2Aa (1I5P) y dos protoxinas largas Cry1Ac (4W8J) y Cry1Aa (8W7N) (Morse y col., 2001; Evdokimov y col., 2014; Tanaka y col., 2023). En el caso de Cry2Ab, la región N-terminal corresponde a dos pequeñas hélices-α que esconden fragmentos del dominio II de la toxina activada involucrados en la interacción con los receptores (Morse y col., 2001). En este sentido, diversos reportes muestran que la región N-terminal de las protoxinas Cry puede prevenir la unión inespecífica a las membranas intestinales y la inserción temprana de la toxina activada (Bravo y col., 2002). Respecto a la estructura de la protoxina Cry1Ac, se observó que la región C-terminal tiene un plegamiento definido que consiste en cuatro dominios 29 (Dominios IV-VII) (Figura 5) (Evdokimov y col., 2014). Los autores identificaron que los dominios V y VII se asemejan a CBM y son estructuralmente similares a los dominios II y III de la toxina activada, los cuales determinan la unión a los receptores intestinales. Figura 5. Estructura cristalográfica de la protoxina Cry1Ac (PDB: 4W8J). En gris se muestran los dominios de la toxina activada (I-III) y en color los dominios correspondientes a la región C-terminal de la protoxina (IV-VII). (Tomada de Evdokimov y col., 2014) En relación a lo anterior, mediante el análisis bioinformático de una quimera de la toxina Cry4Ba con la región C-terminal de Cry1Ac, se predijeron cuatro posibles carbohidratos que podrían ser ligandos de esta región: galactosa, N- acetilglucosamina, manosa y xilosa. En este mismo reporte se observó que la quimera Cry(4Ba-1Ac) sinergiza la mortalidad de las toxinas activadas Cry2Aa y Cry4Ba contra Culex pipiens; los autores proponen que podrían existir más regiones de interacción en la quimera que en la toxinas activadas (Zghal y col., 2017). Se ha demostrado que la región C-terminal de las protoxinas Cry-3D tiene un papel importante en la formación y estabilidad del cristal debido a que esta región es rica en residuos de cisteína, los cuales estabilizan los cristales (Bietlot y col., 30 1990). No obstante, hasta ahora no se ha descrito cuál es el papel de la región C-terminal en la interacción con receptores y por ende en la actividad insecticida. De manera interesante, en otras toxinas de la familia de PFT, tanto α como β, se ha identificado que la forma de protoxina es capaz de unirse a los receptores específicos. Un ejemplo es el caso de la citotoxina A (α-PFT) de Pseudomonas aeruginosa. Esta protoxina (proCTX) es producida como un dímero que puede unirse a la membrana de los eritrocitos, pero es citolíticamente inactiva, pues no oligomeriza. Cuando el dímero de protoxina se encuentra concentrado en la membrana, la región C-terminal es escindida por proteasas de la bacteria o del hospedero. Gracias a este corte se obtienen los monómeros de toxina activada que posteriormente forman un pentámero provocando la inserción en la membrana y la formación de poro, efectos propios de esta PFT (Hayashi y col., 1989; Ohnishi y col., 1998). Otro caso ampliamente estudiado es el de la aerolisina de Aeromonas hydrophila. La aerolisina es una β-PFT que es secretada al medio extracelular como proaerolisina, un precursor soluble. Ésta se une con alta afinidad a proteínas ancladas por GPI presentes en la célula blanco. Una vez concentrada en la superficie celular, la proaerolisina es convertida a aerolisina por la proteasa furina, propia de la célula eucariótica, asociada a esta región celular. Posteriormente, la aerolisina activada puede oligomerizar en un anillo heptamérico, formar el poro e iniciar los efectos intracelulares que conllevan a la muerte celular (Abrami y col., 2000; Geny y Popoff, 2006). De manera similar, entre otras β-PFT que se unen como protoxina a sus distintos receptores encontramos a la α-toxina de Clostridium septicum (Gordon y col., 1999), la α-toxina de Staphylococcus aureus (Bhakdi y Tranum-Jensen, 1991), la citolisina de Vibrio cholerae (VCC) (Olson y Gouaux, 2005) y el antígeno protector de ántrax (PA) (Collier y Young, 2003). Una mejor comprensión del modo de acción de las proteínas Bt es necesaria para mantener y mejorar su eficacia. De acuerdo a los antecedentes mencionados, se 31 requiere más información sobre el papel de la región C-terminal de las protoxinas Cry en el mecanismo de acción y determinar si existe alguna interacción con las diferentes proteínas hasta ahora descritas que funcionan como receptores. Incluso, es posible que existan receptores hasta ahora no descritos para la toxina activada. Por ello, en este proyecto propusimos analizar la unión de la protoxina Cry1Ab con los tres receptores más estudiados a la fecha: cadherina, APN y ALP. Además, se planteó realizar el análisis de unión de la región C-terminal de Cry1Ab con las VMMA de M. sexta y los receptores recombinantes anteriormente mencionados. Asimismo, con el objetivo de conocer si la protoxina Cry1Ab interacciona con los receptores intestinales de M. sexta utilizando los mismos sitios de unión que la toxina activada, se realizó un análisis de unión de diversas mutantes de Cry1Ab del dominio II con el fragmento de cadherina CR12, y con los receptores recombinantes APN y ALP. Se seleccionaron dos mutantes del asa 2, RR368-369AA y F371A, y una mutante del asa 3, G439D (Rajamohan y col., 1995; Rajamohan y col., 1996; Smedley y Ellar, 1996; Jenkins y Dean, 2000; Lee y col., 2000; Pacheco y col., 2009b; Rodríguez-Almazán y col, 2009). 32 HIPÓTESIS La protoxina Cry1Ab ejerce su efecto tóxico hacia M. sexta a través de interacciones adicionales de la región C-terminal con las proteínas de unión presentes en la microvellosidad intestinal del insecto. OBJETIVOS Objetivo General • Caracterizar el papel de la protoxina Cry1Ab en el mecanismo de acción hacia M. sexta. Objetivos Particulares • Caracterizar las interacciones de la protoxina Cry1Ab con las vesículas de la microvellosidad media apical (VMMA) de M. sexta. • Caracterizar la unión de la protoxina Cry1Ab con receptores de M. sexta expresados heterólogamente en E. coli. • Clonar la región C-terminal de la protoxina Cry1Ab y caracterizar la unión de éste con las VMMA y receptores recombinantes de M. sexta. • Describir la participación de la región C-terminal de la protoxina Cry1Ab en el mecanismo de acción de las toxinas Cry-3D. 33 MATERIALES Y MÉTODOS Cepas, plásmidos y medios de cultivo En las siguientes tablas se muestran las cepas, plásmidos y medios de cultivo que se utilizaron en este proyecto. Tabla 1. Cepas utilizadas Cepa Descripción B. thuringiensis 407- Cepa acristalífera que no produce cristales de proteína. B. thuringiensis 407 Cry1Ab Cepa portadora del plásmido pHT315-cry1Ab, pHT315-cry1AbRR368-369AA, pHT315-cry1AbF371A o pHT315-cry1AbG439D que expresa los cristales de Cry1Ab. E. coli BL21 (DE3) Cepa utilizada para la expresión de la región C-terminal de Cry1Ab; y APN y ALP de M. sexta. E. coli ER2566 Cepa utilizada para la expresión de los fragmentos de cadherina CR12 (G1370-A1485) y CR7-12 (M810-A1485). Tabla 2. Plásmidos utilizados Plásmidos Descripción pET22b Vector de expresión (Novagene) con resistencia a ampicilina que contiene la secuencia de CR12, CR7-12, ALP y APN de M. sexta; y la región C-terminal de Cry1Ab. pHT315 Vector de expresión para E. coli y Bacillus que contiene el gen de la toxina Cry1Ab silvestre y mutantes. Resistente a eritromicina y ampicilina. 34 Tabla 3. Medios de cultivo utilizados Medios de cultivo Composición por litro Especificaciones Medio HCT Bactotriptona 5.0 g, casaminoácidos 2.0 g, 50 mL solución I (KH2PO4 0.5 M), 1 mL solución II (MgSO4.7H2O 0.05 M, MnSO4.H2O 0.001 M, ZnSO4.7H2O 0.005 M), 10 mL solución III (FeSO4.7H2O 0.007 M, H2SO4 1 N), 10 mL solución IV (CaCl2.2H2O 0.5 M), 30 mL glucosa 10%. Disolver la bactotriptona y los casaminoácidos. Ajustar pH a 7.25 con KOH y esterilizar. Antes de usar se adicionan las soluciones I a IV y la glucosa. Medio 2xTY Triptona 16.0 g, extracto de levadura 10.0 g, NaCl 5.0 g. -- Medio Luria Bertani (LB) Triptona 10 g/L, extracto de levadura 5 g/L, NaCl 10 g/L. Ajustar pH a 7.0 con NaOH. Crecimiento de Bt y obtención de cristales de Cry1Ab Para la obtención de Cry1Ab se utilizó la cepa acristalífera de B. thuringiensis 407 transformada con el plásmido pHT315 que contiene al gen cry1Ab. Las células se crecieron en cajas petri con agar LB suplementado con eritromicina a una concentración final de 10 µg/mL durante 12 h a 30°C. Transcurrido este tiempo, se inocularon 200 mL de medio HCT líquido suplementado con eritromicina (10 µg/mL) raspando toda la caja crecida y se incubó a 30°C y 200 rpm durante 3 días aproximadamente o hasta observar la formación de cristales al microscopio. Una vez observada la esporulación, la biomasa se recuperó centrifugando el cultivo a 5,031 x g durante 15 min. Se realizaron tres lavados con solución NE (NaCl 300 mM, EDTA 10 mM pH 8.0) y tres lavados con PMSF 1 mM centrifugando a 12,857 x g durante 10 min. Se resuspendió la pastilla en un volumen pequeño de PMSF 1 mM (~2 mL) y se guardó a 4°C. Para la producción de espora cristal de las mutantes de Cry1Ab utilizadas en este proyecto (RR368-369AA, F371A y G439D) se siguió el protocolo anterior. 35 Purificación de cristales de Cry1Ab Los cristales mantenidos en PMSF 1 mM se centrifugaron a 12,857 x g durante 10 min. y se descartó el sobrenadante. La pastilla se resuspendió en 5 mL de amortiguador TTN (Tritón X-100 1%, Tris-HCl 20 mM, NaCl 300 mM, pH 7.2) y se sonicó con 3 pulsos de 50 seg a una amplitud de 80%. Esta muestra se utilizó para el proceso de purificación siguiente. Para el gradiente de sacarosa, se prepararon concentraciones de sacarosa a 84, 79, 72 y 67% (w/v) adicionados con Tritón X-100 0.01%, Tris-HCl 50 mM pH 8.0 y NaCl 10 mM. Se agregaron 6 mL por tubo de cada solución de mayor a menor concentración y al final se colocó la muestra de espora-cristal, es decir, sobre el gradiente de sacarosa formado. Se ultracentrifugó a 95,219 x g durante 20 min. a 15ºC. Las fracciones se colectaron por separado y se observaron al microscopio para verificar la presencia de cristales. Para eliminar la sacarosa de las fracciones colectadas que contienen los cristales, se realizaron tres lavados con PMSF 1 mM. La pastilla se resuspendió en un volumen pequeño de la misma solución (~1 mL) y se conservó a 4°C. Solubilización de cristales de Cry1Ab Se tomaron los cristales purificados de Cry1Ab y se centrifugaron a 6,708 x g durante 10 min. para eliminar el PMSF 1 mM. Posteriormente, la pastilla se resuspendió en aprox. 500 μL de amortiguador de carbonatos (Na2CO3 50 mM pH 10.5) adicionado con β-mercaptoetanol 0.02% y se incubó en agitación durante 1 h a 37°C. La protoxina soluble se recuperó por centrifugación a 13,147 x g durante 10 min. La concentración de la protoxina soluble Cry1Ab se cuantificó mediante el método de Bradford (1976) utilizando albúmina sérica bovina (BSA) como estándar y se verificó en SDS-PAGE al 10%. 36 Activación de protoxina Cry1Ab Se tomó un volumen pequeño de la solución de protoxina soluble Cry1Ab y se ajustó el pH a 8.0 con Tris-HCl 1 M pH 8.0 en relación 1:4 Tris:protoxina (v/v). Se agregó tripsina 1 mg/mL en una relación 1:20 tripsina:protoxina (p/p) y se incubó durante 2 h a 37°C en agitación. Transcurrido este tiempo, se inactivó la enzima con PMSF a una concentración final de 1 mM, se centrifugó a 13,147 x g durante 10 min. y se recuperó el sobrenadante. La concentración de la toxina activada Cry1Ab se cuantificó mediante el método de Bradford utilizando BSA como estándar y se verificó en SDS-PAGE al 10%. Clonación, expresión y purificación de la región C-terminal de Cry1Ab La región C-terminal de Cry1Ab se amplificó con los primers específicos: ForC-ter, 5’-TAT CTG GGA TCC TCG AAT TGA ATT TGT TCC GGC AG-3’; RevC-ter, 5’-GAG CTC GAA TTC AAT TCC TCC ATA AGA AGT AAT TCC-3’. El producto de PCR se digirió con BamHI y EcoRI, y se clonó en el vector pET22b (Novagen, Madison, WI). Los plásmidos fueron secuenciados en el Instituto de Biotecnología, Universidad Nacional Autónoma de México. La construcción se expresó en E. coli BL21 mediante la inducción con IPTG 1 mM durante 4 h. La región C-terminal se purificó por cromatografía de afinidad a níquel (Qiagen) que une proteínas recombinantes a través de una etiqueta de His incluida en el vector de expresión pET22b. La concentración de la región C-terminal de Cry1Ab se cuantificó mediante el método de Bradford utilizando BSA como estándar y se verificó en SDS-PAGE al 10%. Cuantificación de proteínas Método de Bradford: Se realizó una dilución de la muestra problema y se tomaron 800 μL. A este volumen se agregaron 200 μL de reactivo de Bradford 5X (BioRad), se vortexeó la mezcla y se incubó durante 5 min. a temperatura ambiente. La absorbancia se midió a una longitud de onda de 595 nm y se interpoló con una curva estándar de BSA. 37 Método de Lowry: Se tomaron 5 μL de la muestra y se adicionaron 125 μL de una mezcla de solución A y solución S (50:1) del sistema DC Protein-dye (BioRad). La mezcla se vortexeó y se incubó por 15 min. a temperatura ambiente. Transcurrido este tiempo se adicionó 1 mL de solución B, se mezcló mediante vórtex y se incubó durante 15 min. más. La absorbancia fue medida a 750 nm y los valores obtenidos se referenciaron con una curva estándar de BSA para Lowry. Obtención de anticuerpo policlonal anti-C-terminal de Cry1Ab Conejos blancos de Nueva Zelanda se inmunizaron 3 veces en intervalos de 15 días con una mezcla de 1 mg de la región C-terminal de Cry1Ab purificada y adyuvante incompleto de Freund. Después de este tiempo se obtuvo el suero. La especificidad y sensibilidad se determinó en ensayos de unión a ligando de la región C-terminal a diferentes concentraciones en tiras de nitrocelulosa y analizada con diferentes concentraciones del anticuerpo anti-C-terminal (diluciones desde 1:10,000 a 1:50,000) y anticuerpo secundario anti-conejo acoplado a peroxidasa de rábano (HRP) en dilución 1:30,000 (Santa Cruz Biotechnology). Todos los procedimientos que involucraron animales se realizaron de acuerdo a las guías éticas del Instituto de Biotecnología, Universidad Nacional Autónoma de México. Western-blot para detectar Cry1Ab como protoxina, toxina activada y C-terminal Se separaron 0.5 µg de cada proteína en un SDS-PAGE al 10% y se transfirieron a una membrana de PVDF (Millipore). La membrana se lavó con PBS-1x pH 7.4 (NH2PO4.H2O 0.386 g/L, Na2HPO4.7H2O 1.022 g/L, NaCl 8.5 g/L) y se bloqueó con leche descremada 5% preparada en PBS-1x y Tween 20 0.1% (PBS-T) durante 1 h a temperatura ambiente en agitación. Posteriormente, la membrana se lavó 3 veces con PBS-T durante 15 min. Para la detección de Cry1Ab se agregó anticuerpo anti-Cry1Ab y anti-C-terminal en dilución 1:20,000 durante 1 h con agitación suave. Luego de este tiempo se lavó la membrana 3 veces con PBS-T 38 durante 15 min. y se agregó un anticuerpo secundario anti-conejo acoplado a peroxidasa de rábano (HRP) en dilución 1:20,000 (Santa Cruz Biotechnology) durante 1 h en agitación. Las bandas se revelaron con un sustrato quimioluminiscente (Pierce) de acuerdo a las instrucciones del fabricante. Bioensayos en M. sexta Los bioensayos se realizaron con larvas neonatas de M. sexta por el método de contaminación de superficie. En placas de 24 pozos que contienen dieta artificial, se añadió sobre la superficie la proteína Cry1Ab como protoxina, toxina activada y región C-terminal a diferentes concentraciones y se dejó secar a temperatura ambiente. Se colocó una larva neonata por cada pozo y después de 7 días se realizó el conteo del número de larvas muertas. La concentración letal 50 (LC50), que se define como la concentración promedio de la toxina a la cual mueren la mitad de los individuos evaluados, se estimó con un análisis PROBIT utilizando el software PoloPlus. Como controles negativos se incluyeron placas sin proteína Cry1Ab. Extracción de intestino medio de M. sexta Las larvas de M. sexta de 3er instar se mantuvieron en frío para su disección. Se fijó cada uno de los extremos de la larva sobre un trozo de unicel utilizando alfileres y se realizó un corte transversal con las tijeras descartando el primer segmento de cada extremo de la larva. El tejido extraído se lavó con amortiguador MET pH 7.4 (Manitol 300 mM, EGTA 5 mM, Tris-HCl 17 mM pH 8.0) complementado con DTT 2 mM y PMSF 0.5 mM. Las muestras de intestino se almacenaron a -70°C. Purificación de VMMA de M. sexta Se descongelaron los intestinos de M. sexta (3er instar) y se colocaron en un homogeneizador de vidrio estéril inmerso en hielo y se agregó la solución I pH 7.4 fría (Manitol 300 mM, EGTA 5 mM, EDTA 1 mM, HEPES 10 mM, Tris-HCl 17 mM 39 pH 8.0, DTT 2 mM, PMSF 0.5 mM, leupeptina 100 μg/mL, pepstatina 150 μg/mL y neomicina 2.4 μg/mL) en una relación 1:10 intestino:solución I (w/v). Se colocó el émbolo estéril en un homogeneizador WiseStir® HS-30E de Wisd Laboratory Instruments y se aplicaron 9 pulsos a 2,250 rpm para homogeneizar la muestra. Posteriormente, se agregó un volumen equivalente de solución II (MgCl2 24 mM), se mezcló suavemente por inversión y se incubó el homogeneizador de vidrio durante 15 min. en hielo. Transcurrido este tiempo se centrifugó la solución a 2,445 x g durante 15 min. a 4°C. El sobrenadante se recuperó en tubos para centrífuga fríos y estériles, y se centrifugó a 30,910 x g durante 30 min. a 4°C. Posteriormente, se descartó el sobrenadante y se resuspendió la pastilla en medio volumen de la solución I y medio volumen de la solución II. Nuevamente se realizaron los dos pasos de centrifugación anteriormente mencionados y la pastilla se resuspendió finalmente, según su tamaño, en solución I. Las VMMA se mezclaron finalmente con un rotor portátil y se almacenaron a -70°C. La cuantificación de proteína se realizó mediante el método de Lowry (DC Protein Assay, Bio-Rad). Determinación de actividad enzimática de APN y ALP en las VMMA Para la determinación de actividad enzimática de APN en las VMMA de M. sexta se preparó el sustrato L-leucina-p-nitroanilida (LpNA) (Sigma Aldrich) a una concentración de 10 mM. En una celda para espectrofotómetro se mezclaron 400 µL agua bidestilada, 250 µL NaCl 5 M, 200 µL de Tris-HCl 1 M pH 8.0 y 3-5 µg/µL de las VMMA. A esta mezcla se agregaron 100 µL del sustrato previamente preparado y se mezcló mediante vórtex. La absorbancia se leyó a 405 nm a los 3.5, 7 y 10 min. Para calcular la actividad se consideró que 0.1 unidades de absorbancia equivalen a 1 µmol/min. de producto. Para la determinación de actividad enzimática de ALP en las VMMA de M. sexta se preparó el sustrato p-nitrofenil fosfato (Sigma Aldrich) a una concentración de 1 mg/mL en MgCl2 0.5 mM y Tris-HCl 100 mM pH 9.5. En una celda para espectrofotómetro se mezclaron 250 µL del sustrato previamente preparado y 3-5 40 µg/µL de las VMMA. La mezcla se incubó durante 15 min. y la reacción se detuvo adicionando 250 µL de EDTA 250 mM pH 8.0. La absorbancia se leyó a 405 nm y la actividad específica de la muestra se determinó mediante una curva estándar considerándose que una unidad enzimática es la cantidad en mg de proteína necesaria para transformar 1 nmol de p-nitrofenil en fosfato en 1 minuto. Western-blot para detectar los receptores cadherina, APN y ALP en las VMMA Se separaron 5 µg de VMMA de M. sexta en un SDS-PAGE al 10% y se transfirieron a una membrana de PVDF (Millipore). La membrana se lavó con PBS-1x pH 7.4 y se bloqueó con leche descremada 5% preparada en PBS-T durante 1 h a temperatura ambiente en agitación. Posteriormente, la membrana se lavó 3 veces con PBS-T durante 15 min. Para la detección de los receptores se agregaron anticuerpos específicos durante 1 h con agitación suave en las siguientes diluciones: anti-cadherina 1:20,000, anti-APN y anti-ALP 1:10,000. Luego de este tiempo se lavó la membrana 3 veces con PBS-T durante 15 min. y se agregó un anticuerpo secundario anti-conejo acoplado a peroxidasa de rábano (HRP) en dilución 1:20,000 (Santa Cruz Biotechnology) durante 1 h en agitación. Las bandas se revelaron con un sustrato quimioluminiscente (Pierce) de acuerdo a las instrucciones del fabricante. Unión de protoxina, toxina activada y C-terminal de Cry1Ab a VMMA mediante ELISA En placas de ELISA de 96 pozos (Thermo Scientific) se fijó 1 µg por pozo de las VMMA de M. sexta de 3er instar en PBS-1x y se incubaron durante 12 h a 4°C. Transcurrido este tiempo, la placa se bloqueó con 200 µL por pozo de leche descremada 5% preparada en PBS-1x y se incubó durante 2 h a 37°C. Posteriormente se lavó 3 veces la placa con PBS-1x y se agregaron 100 µL por pozo de las diluciones de la protoxina, toxina y C-terminal de Cry1Ab (de 0-250 nM) preparadas en PBS-T 0.1% y se incubó durante 2 h a temperatura ambiente. 41 Luego, el exceso de Cry1Ab se descartó y las proteínas no unidas se eliminaron mediante 3 lavados con PBS-T y 3 lavados con PBS-1x. Se agregaron 100 µL por pozo del anticuerpo primario anti-Cry1Ab en dilución 1:20,000 o anti-C-terminal en dilución 1:30,000 durante 1 h a 37°C. El exceso de anticuerpo primario se eliminó lavando 3 veces con PBS-T y 3 veces con PBS-1x y se agregó el anticuerpo secundario anti-conejo acoplado a peroxidasa de rábano (HRP) en dilución 1:20,000 (Santa Cruz Biotechnology) y se incubó durante 1 h a 37°C. Finalmente se lavaron los pozos 3 veces con PBS-T y 3 veces con PBS-1x. Para detectar la unión se agregaron 100 µL por pozo de sustrato orto-fenilendiamina 2 mM (Sigma) y H2O2 0.05% disuelto en NaH2PO4 100 mM pH 5.0. Una vez observada la formación de color, se detuvo la reacción con 30 µL de HCl 5 M y se leyó la absorbancia a 490 nm en un lector de placas de ELISA. Para calcular las afinidades, los datos se analizaron en el programa SigmaPlot (versión 12.0) y se ajustaron mediante la ecuación de Scatchard. Cada experimento se realizó por triplicado con tres repeticiones. Ensayos de unión a ligando de Cry1Ab a VMMA Se separaron 2.5 µg de VMMA de M. sexta en un SDS-PAGE al 10% y se transfirieron a una membrana de PVDF (Millipore). La membrana se lavó con PBS-1x pH 7.4 y se bloqueó con leche descremada 5% preparada en PBS-T durante 1 h a temperatura ambiente en agitación. Posteriormente, la membrana se lavó 3 veces en PBS-T durante 10 min. Se incubó la membrana con 1 nM de la protoxina o la toxina activada Cry1Ab, y 2.5 nM de la región C-terminal durante 1 h a temperatura ambiente con agitación suave. El exceso de protoxina, toxina o C-terminal de Cry1Ab se eliminó mediante 3 lavados con PBS-T durante 15 min. Para la detección de la unión se agregó el anticuerpo primario anti-Cry1Ab o anti-C-terminal en dilución 1:20,000 durante 1 h con agitación suave. Luego de este tiempo se lavó la membrana 3 veces con PBS-T durante 15 min. y se agregó un anticuerpo secundario anti-conejo acoplado a peroxidasa de rábano (HRP) en dilución 1:20,000 (Santa Cruz Biotechnology) durante 1 h en agitación. Las bandas 42 se revelaron con un sustrato quimioluminiscente (Pierce) de acuerdo a las instrucciones del fabricante. Ensayos de unión mediante pull-down Las VMMA de M. sexta se solubilizaron durante 2 h a 4ºC en amortiguador CHAPS (Tris-HCl 20 mM pH 7.4, NaCl 150 mM, EDTA 5 mM, PMSF 1 mM, CHAPS 1% (v/v)). El material insoluble se descartó mediante centrifugación a 100,000 x g durante 1 h a 4ºC. Se incubaron 100 µg de protoxina, toxina activada o de la región C-terminal de Cry1Ab con 200 µL de CNBr-agarosa (GE Healthcare) en amortiguador de fosfato de sodio 0.1 M (pH 7.5) durante 12 h a 4ºC. Las proteínas no acopladas se descartaron mediante centrifugación. Los grupos CNBr que no reaccionaron se bloquearon incubando con Tris-HCl 0.1 M pH 8.0 durante 2 h a temperatura ambiente. Luego la resina se lavó 5 veces con 500 µL de PBS. Las perlas de CNBr-agarosa acopladas a la protoxina, toxina activada o C-terminal se incubaron con 200 µg de las VMMA solubilizadas en 500 µL durante 1 h a 4ºC; las proteínas de las VMMA no unidas se eliminaron mediante centrifugación a 18,400 x g durante 10 min. a 4ºC. Las perlas de CNBr-agarosa que contienen las proteínas unidas de las VMMA se lavaron 5 veces con 500 µL de PBS suplementado con NaCl 1 M, seguido de 5 lavados con 500 µL de PBS para eliminar las proteínas no unidas. Las proteínas que permanecieron unidas a las perlas de agarosa-Cry1Ab se disociaron mediante la incubación durante 5 min. a 100°C en 50 µL de amortiguador de carga para SDS-PAGE (Tris-HCl 100 mM, DTT 200 mM, SDS 4%, azul de bromofenol 0.2% (w/v), glicerol 20% (v/v), pH 6.8). Las proteínas unidas de cada reacción se separaron en un SDS-PAGE al 10% y se transfirieron a membranas de PVDF para el análisis mediante western-blot de acuerdo al protocolo mencionado. Como control negativo, la CNBr-agarosa activada se incubó sin proteína Cry1Ab, se bloqueó y se realizó todo el procedimiento descrito. 43 Expresión heteróloga y purificación de receptores de M. sexta en E. coli Se preparó un preinóculo de 5 mL de medio 2xTY con ampicilina 100 μg/mL y glucosa al 2% con una colonia transformada con cada plásmido que contiene el gen de la proteína a expresar (fragmentos de cadherina CR7-12 y CR12; ALP, APN de M. sexta). Cada precultivo se incubó durante 12 h a 37°C en agitación. Luego de este tiempo, se inoculó un volumen de 50 mL de medio 2xTY con ampicilina 100 μg/mL y glucosa al 0.1 % con 500 μL del precultivo. El cultivo se incubó a 37 °C en agitación hasta que alcanzó una OD600nm de 0.6-0.7. Una vez alcanzada esta OD, la expresión se indujo con IPTG a una concentración final de 1 mM durante 5 h a 30°C en agitación. Se recuperó la biomasa centrifugando a 3,214 x g durante 15 min. a 4°C. Para la purificación, se resuspendió la pastilla anterior en solución de urea pH 8.0 (Urea 8 M, NaH2PO4 100 mM y Tris base 10 mM), se sonicó y ultracentrifugó a 249,135 x g durante 25 min. para recuperar el sobrenadante. Se empaquetó una columna con 2 mL de resina de níquel-agarosa (Qiagen) y se equilibró con imidazol 20 mM. Se cargaron 5 mL de cada lisado celular y se pasaron a través de la resina por gravedad. Se agregaron 20 mL de imidazol 10 mM y 5 mL de imidazol 35 mM para lavar la resina. Cada proteína se eluyó en fracciones de 1 mL cada una con 5 mL de imidazol 250 mM y 5 mL de imidazol 500 mM. La cuantificación de proteína se realizó por el método de Bradford utilizando BSA como estándar y se verificó en SDS-PAGE al 10%. La detección de los receptores heterólogos de M. sexta mediante western-blot se realizó de acuerdo al protocolo mencionado con 5 µg de cada proteína. Unión de protoxina, toxina activada y C-terminal de Cry1Ab a receptores heterólogos de M. sexta mediante ELISA Para los ensayos de unión por ELISA con los fragmentos de cadherina CR7-12, APN y ALP recombinantes, se sigue el protocolo mencionado fijando 0.5 µg de cada receptor por pozo. 44 Se agregaron diluciones de la protoxina, toxina y C-terminal de Cry1Ab (de 0-60 nM para el CR7-12 y de 0-300 para APN y ALP). Cada experimento se realizó por triplicado con tres repeticiones. Ensayo de unión a ligando de protoxina, toxina activada y C-terminal de Cry1Ab con fragmento de cadherina CR7-12, APN y ALP heterólogos de M. sexta Se separaron concentraciones seriadas de los receptores heterólogos de M. sexta CR7-12 (0.625-5 µg), APN (2.5-10 µg) y ALP (0.625-5 µg) en un SDS-PAGE al 10% y se transfirieron a una membrana de PVDF (Millipore). La membrana se lavó con PBS-1x pH 7.4 y se bloqueó con leche descremada 5% preparada en PBS-T durante 1 h a temperatura ambiente en agitación. Posteriormente, la membrana se lavó 3 veces con PBS-T durante 10 min. Se incubó la membrana con 5 nM de la protoxina, toxina activada o C-terminal de Cry1Ab para el ensayo de unión a ligando con el CR7-12, y 200 nM para el ensayo con APN y ALP durante 1 h a temperatura ambiente con agitación suave. El exceso de protoxina, toxina o C-terminal de Cry1Ab se eliminó mediante 3 lavados durante 15 min. con PBS-T. Para la detección de la unión se agregó el anticuerpo primario anti-Cry1Ab o anti C-terminal, ambos en una dilución 1:20,000, durante 1 h con agitación suave. Luego de este tiempo se lavó la membrana 3 veces con PBS-T durante 15 min.y se agregó un anticuerpo secundario anti-conejo acoplado a peroxidasa de rábano (HRP) en dilución 1:20,000 (Santa Cruz Biotechnology) durante 1 h en agitación. Las bandas se revelaron con un sustrato quimioluminiscente (Pierce) de acuerdo a las instrucciones del fabricante. Purificación de mutantes de Cry1Ab Para la obtención de las protoxinas y toxinas mutantes activadas de Cry1Ab RR368-369AA, F371A y G439D, se sigue el protocolo antes mencionado para la Cry1Ab silvestre. 45 Unión de mutantes de Cry1Ab a receptores heterólogos de M. sexta mediante ELISA Para los ensayos de unión por ELISA con los fragmentos de cadherina CR12, APN y ALP recombinantes, se sigue el protocolo mencionado, fijando 0.5 µg de cada receptor por pozo. Se agregaron diluciones de las protoxinas y toxinas mutantes de Cry1Ab (de 0-800 nM para el CR12, de 0-250 nM para APN y de 0-500 nM ALP). Cada experimento se realizó por triplicado con tres repeticiones. 46 RESULTADOS Purificación de protoxina, toxina activada y C-terminal de Cry1Ab Para poder comparar la toxicidad y la unión, se purificaron tanto la protoxina como la toxina activada Cry1Ab a partir de espora cristal. En la Figura 6 se observan las muestras de espora cristal, protoxina soluble y toxina activada de Cry1Ab. La espora-cristal se obtuvo a partir del cultivo de Bt. Puede notarse que la fracción mayoritaria corresponde al tamaño esperado de 130 kDa. Posteriormente, los cristales se purificaron por un gradiente de sacarosa y las fracciones con mayor concentración de proteína se solubilizaron en condiciones que simulan a las del intestino de M. sexta (ambiente alcalino y reductor). A partir de la protoxina soluble se realizó la activación a toxina mediante el tratamiento con tripsina, que imita el corte proteolítico realizado por las proteasas intestinales del insecto obteniéndose la proteína con un tamaño de aprox. 65 kDa. La obtención de una protoxina soluble sin trazas de toxina activada es importante para no tener falsos resultados en los experimentos de unión. Figura 6. Purificación de Cry1Ab como espora cristal, protoxina soluble y toxina activada. Las proteínas se resolvieron en un gel de acrilamida al 10%. A la izquierda se muestra el marcador de peso molecular en kDa. 47 Para poder estudiar y caracterizar la región C-terminal de la protoxina Cry1Ab, su secuencia codificante se clonó en el vector de expresión pET22b. Después de comprobar la secuencia correcta, se realizaron pruebas de expresión para verificar que no existiera degradación de la proteína y luego se purificó mediante cromatografía de afinidad (columna de níquel-agarosa). En la Figura 7, se muestra un gel de acrilamida con la proteína expresada a las 4 horas de inducción y purificada a partir de un cultivo de E. coli (BL21). Se observa que la región C-terminal se expresó y purificó correctamente con un tamaño estimado de 76 kDa. Figura 7. Expresión y purificación de la región C-terminal de Cry1Ab. La expresión de la proteína se realizó mediante la inducción con IPTG 1 mM durante 4 h. La purificación se realizó mediante cromatografía de afinidad a níquel. Las proteínas se resolvieron en un gel de acrilamida al 10%. A la izquierda se muestra el marcador de peso molecular en kDa. Con la proteína purificada, se inmunizó un conejo para la recuperación de anticuerpos policlonales para los siguientes experimentos. En la Figura 8 se presenta el western-blot para evaluar la especificidad del anticuerpo anti-Cry1Ab (anti-toxina activada) y el anti-C-terminal. Se observó que el anti-Cry1Ab reconoce a la toxina activada y la protoxina, pero no a la región C-terminal. En el caso del 48 anti-C-terminal reconoce tanto la protoxina Cry1Ab como la región C-terminal, pero no la toxina activada. Figura 8. Detección mediante western-blot de Cry1Ab como protoxina, toxina activada y región C-terminal usando anticuerpos anti-toxina o anti-C-terminal de Cry1Ab. Las proteínas se resolvieron en un gel de acrilamida al 10%, se transfirieron a PVDF y se detectaron con los anticuerpos específicos. A la izquierda se muestra el marcador de peso molecular en kDa. Toxicidad de protoxina, toxina activada y región C-terminal de Cry1Ab hacia larvas de M. sexta Mediante bioensayos se evaluó la actividad biológica de la protoxina, la toxina activada y de la región C-terminal de Cry1Ab en larvas neonatas de M. sexta. Se probaron diferentes dosis para determinar los valores de la dosis letal media (LC50). En la Tabla 4 se aprecia que la protoxina Cry1Ab es tres veces más tóxica que la toxina activada. 49 Tabla 4. Toxicidad de protoxina y toxina activada Cry1Ab hacia larvas neonatas de M. sexta Tratamiento LC50 (ng/cm2)* Protoxina Cry1Ab 3.4 (2.5-4.3) Toxina activada Cry1Ab 10.3 (7.8-13.0) * Valores de LC50. Los números entre paréntesis muestran el 95% del límite de confianza. Para el caso de la región C-terminal de Cry1Ab no observamos toxicidad, incluso a una concentración de 5 μg/cm2, por lo que la LC50no pudo determinarse. Purificación de VMMA de M. sexta y detección de receptores Las VMMA de M. sexta (3er instar) se purificaron de acuerdo al protocolo indicado en la sección de Materiales y métodos. Se realizaron ensayos de western-blot para verificar la presencia de los receptores cadherina, APN y ALP. Para ello, las proteínas de las VMMA se separaron mediante electroforesis en geles de poliacrilamida al 10%; luego, se transfirieron a una membrana de PVDF y se detectaron con anticuerpos específicos anti-cadherina, anti-APN y anti-ALP. En la Figura 9 se observa la presencia de cadherina de 210 kDa, APN de 120 kDa y ALP de 65 kDa en las VMMA purificadas. Figura 9. Detección mediante western-blot de cadherina, APN y ALP en las VMMA de M. sexta, 3er instar. Se resolvieron 5 μg de VMMA en un gel de acrilamida al 10%, se transfirieron a PVDF y se detectaron con anticuerpos específicos. A la izquierda se muestra el marcador de peso molecular en kDa. 50 Una vez confirmada la presencia de los tres receptores mencionados, se continuó con los ensayos de unión a la protoxina, toxina activada y C-terminal de Cry1Ab. La protoxina Cry1Ab se une a las VMMA de M. sexta con la misma afinidad que la toxina activada Cry1Ab Para analizar la interacción global, se realizaron ensayos de unión por ELISA con las VMMA purificadas a partir de intestinos de M. sexta con Cry1Ab como protoxina y toxina activada. En la Figura 10 se muestran resultados de afinidad similares con valores de Kd = 23.7 ± 1.9 nM para la interacción con la protoxina Cry1Ab y una Kd = 23.9 ± 5.3 nM con la toxina activada Cry1Ab. Figura 10. Interacción de protoxina y toxina activada Cry1Ab con VMMA de M. sexta, 3er instar. Análisis de unión mediante ELISA, se fijó 1 μg de VMMA y se incubaron con concentraciones crecientes de protoxina o toxina activada Cry1Ab. Las Kd se calcularon a partir del análisis de Scatchard. Los resultados muestran que la afinidad hacia las VMMA, tanto de la protoxina como de la toxina activada Cry1Ab, es similar (Kd = 24 nM en promedio). 51 La región C-terminal de Cry1Ab se une con afinidad similar que la protoxina y la toxina activada Cry1Ab a las VMMA de M. sexta Para evaluar la interacción de la región C-terminal de Cry1Ab con las VMMA se realizaron ensayos de unión por ELISA. En la Figura 11B observamos que el C-terminal de Cry1Ab interactúa con las VMMA de M. sexta con una afinidad aparente (Kd = 25 nM) similar a la afinidad de la protoxina (Kd = 16 nM) y la toxina activada (Kd = 18 nM) (Figura 11A). Figura 11. Interacción de protoxina, toxina activada y C-terminal de Cry1Ab con VMMA de M. sexta, 3er instar. Análisis de unión mediante ELISA, se fijó en la placa 1 μg de VMMA y se incubaron con concentraciones crecientes de protoxina, toxina activada o C-terminal de Cry1Ab. Las Kd se calcularon a partir del análisis de Scatchard. Unión revelada con anticuerpo anti-Cry1Ab (A) y con anticuerpo anti-C-terminal (B). Diferentes proteínas de las VMMA de M. sexta están involucradas en la unión con protoxina Cry1Ab que las reconocidas por la toxina activada Cry1Ab En los resultados mostrados en la Figura 10 se detectó la unión total a las VMMA, por lo que para identificar si los mismos receptores están involucrados en la unión con la protoxina vs toxina Cry1Ab procedimos a realizar ensayos de unión a ligando. Para estos experimentos se usaron VMMA obtenidas de larvas de 3er instar. Primeramente realizamos una separación en SDS-PAGE al 10% de las VMMA 52 (2.5 μg de proteína total); luego, las proteínas se transfirieron a una membrana de PVDF y se incubaron con 1 nM de cada protoxina o toxina. Finalmente detectamos la unión con anticuerpos específicos. En la Figura 12 se muestra la unión con la protoxina Cry1Ab y la toxina activada Cry1Ab. Podemos observar un patrón diferencial de unión, ya que para el caso de la protoxina Cry1Ab detectamos mayor número de proteínas de las VMMA con las que interactúa. Asimismo, conforme al tamaño aproximado de las principales proteínas de unión cadherina, APN y ALP. Figura 12. Ensayo de unión a ligando de la protoxina y toxina activada Cry1Ab a las VMMA de M. sexta, 3er instar. Se resolvieron 5 μg de VMMA en un gel de acrilamida al 10%, se transfirieron a PVDF y se incubaron con 10 nM de protoxina o toxina activada Cry1Ab. A la izquierda se muestra el marcador de peso molecular en kDa. La región C-terminal se une a APN y ALP presentes en las VMMA de M. sexta Para comprobar si la cadherina, APN y ALP son capaces de interactuar con la región C-terminal de la protoxina Cry1Ab realizamos un experimento de tipo pull-down. En la Figura 13 podemos apreciar que la región C-terminal interacciona principalmente con ALP, y en menor grado con APN. Se muestra también que la región C-terminal de la protoxina no es capaz de interaccionar con la cadherina. 53 Este resultado indica que únicamente las proteínas ancladas por GPI son importantes en la interacción con la región C-terminal de Cry1Ab. Respecto a la protoxina y toxina activada Cry1Ab se observó interacción con cadherina y APN pero no con ALP. Figura 13. Identificación de proteínas de unión en las VMMA de M. sexta de Cry1Ab como protoxina, toxina activada y C-terminal mediante pull-down. 200 μg de VMMA de M. sexta se incubaron con Cry1Ab acoplada a agarosa-CNBr, las proteínas unidas se resolvieron en un gel de acrilamida al 10%, se transfirieron a PVDF y se detectó la presencia de APN, ALP y cadherina mediante anticuerpos específicos. A la izquierda se muestra el marcador de peso molecular en kDa. Purificación de receptores de M. sexta expresados heterólogamente en E. coli Con base en los resultados de los ensayos de unión a ligando y pull-down, nos interesó comparar la unión a los receptores cadherina, APN y ALP de M. sexta. Estas proteínas han sido clonadas y expresadas heterólogamente en células de E. coli. Para el caso de cadherina en este proyecto trabajamos con los fragmentos CR7-12 y CR12. El fragmento CR7-12 (residuos M810-A1485 de cadherina de M. sexta) contiene los tres epítopes del receptor cadherina implicados en la unión a Cry1Ab (Chen y col., 2007; Gómez y col., 2003; Xie y col., 2005). 54 Luego de la expresión con IPTG 1 mM durante 5 h, se realizó la purificación de las tres proteínas mediante cromatografía de afinidad a níquel. En la Figura 14 observamos las proteínas puras del tamaño esperado para cada una. Figura 14. Purificación de las proteínas de unión de M. sexta expresadas en E. coli. La purificación se realizó mediante cromatografía de afinidad a níquel. Las proteínas se resolvieron en geles de acrilamida al 10% para CR7-12, APN y ALP y al 12% para CR12. A la izquierda se muestra el marcador de peso molecular en kDa. Se realizaron ensayos de western-blot para confirmar la pureza de los receptores CR7-12, APN y ALP. Las proteínas se separaron mediante electroforesis en geles de poliacrilamida al 10%; luego, se transfirieron a una membrana de PVDF y se detectaron con anticuerpos específicos anti-cadherina, anti-APN y anti-ALP. En la Figura 15 podemos identificar que los receptores se encuentran purificados. 55 Figura 15. Detección mediante western-blot de proteínas recombinantes purificadas: fragmento de cadherina CR7-12, APN y ALP. Se resolvieron 5 μg de cada proteína en un gel de acrilamida al 10%, se transfirieron a PVDF y se detectaron con anticuerpos específicos. A la izquierda se muestra el marcador de peso molecular en kDa. La protoxina Cry1Ab tiene mayor afinidad a los receptores recombinantes APN y ALP que la toxina activada Cry1Ab Para comparar las afinidades de Cry1Ab en forma de protoxina y toxina activada con los receptores recombinantes realizamos ensayos de unión por ELISA. En la Figura 16 se observa la unión de la protoxina y la toxina activada Cry1Ab con el fragmento CR7-12. La interacción es muy similar mostrando valores de Kd= 4.3±1.3 nM para protoxina y Kd= 1.0±0.1 nM para toxina activada. 56 Figura 16. Interacción de protoxina y toxina activada Cry1Ab con fragmento de cadherina CR7-12 recombinante. Análisis de unión mediante ELISA, se fijaron 0.5 μg de CR7-12 y se incubaron con concentraciones crecientes de protoxina o toxina activada Cry1Ab. Las Kd se calcularon a partir del análisis de Scatchard. Para el caso de APN, en la Figura 17 se muestran los resultados de la unión con Cry1Ab en forma de protoxina y toxina. Nuestros resultados muestran que la interacción de APN con la protoxina Cry1Ab muestra 3.5 veces más afinidad en comparación con la toxina activada Cry1Ab. 57 Figura 17. Interacción de protoxina y toxina activada Cry1Ab con APN recombinante. Análisis de unión mediante ELISA, se fijaron 0.5 μg de APN y se incubaron con concentraciones crecientes de protoxina o toxina activada Cry1Ab. Las Kd se calcularon a partir del análisis de Scatchard. En la Figura 18 se muestra la unión de Cry1Ab como protoxina y toxina activada con la proteína ALP recombinante. La afinidad de la interacción de la protoxina Cry1Ab es 10 veces mayor que la afinidad de la toxina activada Cry1Ab hacia este receptor. 58 Figura 18. Interacción de protoxina y toxina activada Cry1Ab con ALP recombinante. Análisis de unión mediante ELISA, se fijaron 0.5 μg de ALP y se incubaron con concentraciones crecientes de protoxina o toxina activada Cry1Ab. Las Kd se calcularon a partir del análisis de Scatchard. Estos resultados muestran que la protoxina Cry1Ab tiene una mayor afinidad de interacción con los receptores APN y ALP en comparación con la toxina activada Cry1Ab. Con base en esto, realizamos los análisis de unión a estos mismos receptores con la región C-terminal de Cry1Ab. 59 La región C-terminal de Cry1Ab se une a los receptores heterólogos APN y ALP, pero no al fragmento de cadherina CR7-12 Para conocer si específicamente la región C-terminal de Cry1Ab es capaz de unirse a los principales receptores de M. sexta, realizamos diversos ensayos de unión con el fragmento de cadherina CR7-12, APN y ALP recombinantes. Los resultados mostraron que el C-terminal no se une al fragmento CR7-12, pero sí a ALP (Kd = 55±9 nM) y a APN (Kd = 24±3 nM) (Figura 19). Figura 19. Interacción de la región C-terminal de Cry1Ab al fragmento de cadherina CR7-12, APN y ALP recombinantes de M. sexta. Análisis de unión mediante ELISA, se fijaron 0.5 μg de cada receptor y se incubaron con concentraciones crecientes de la región C-terminal de Cry1Ab. Las Kd se calcularon a partir del análisis de Scatchard. Para confirmar los resultados de interacción obtenidos, se realizaron ensayos de unión a ligando de Cry1Ab como protoxina, toxina activada y región C-terminal al fragmento de cadherina CR7-12, APN y ALP recombinantes de M. sexta. En la Figura 20 se muestran los resultados, donde confirmamos que la región C-terminal de Cry1Ab no tiene interacción con cadherina, en este caso específicamente con el fragmento CR7-12. Así mismo, únicamente las proteínas ancladas por GPI APN y ALP están involucradas en la interacción de la región C-terminal de la protoxina Cry1Ab. 60 Figura 20. Ensayo de unión a ligando de protoxina, toxina activada y C-terminal de Cry1Ab a receptores recombinantes de M. sexta. Se resolvieron diferentes concentraciones de los receptores en un gel de acrilamida al 10%, se transfirieron a PVDF y se incubaron con 5 nM o 200 nM de protoxina, toxina activada y región C-terminal de Cry1Ab para CR7-12 o APN y ALP, respectivamente. A la izquierda se muestra el marcador de peso molecular en kDa. 61 Purificación de mutantes del dominio II de Cry1Ab como protoxinas y toxinas activadas Con el objetivo de conocer si la protoxina Cry1Ab interacciona con los receptores intestinales de M. sexta utilizando los mismos sitios de unión conocidos para la toxina activada, se realizó un análisis de unión de diversas mutantes de Cry1Ab del dominio II con el fragmento de cadherina CR12, APN y ALP. Se seleccionaron dos mutantes del asa 2 RR368-369AA y F371A; y una mutante del asa 3 G439D. Las tres mutantes del dominio II de Cry1Ab estudiadas en este proyecto se obtuvieron de manera similar a la Cry1Ab silvestre. En la Figura 21 se pueden apreciar las protoxinas solubles de las mutantes que tienen un tamaño 130 kDa, así como las toxinas mutantes activadas de 65 kDa. Figura 21. Purificación de mutantes de Cry1Ab del dominio II como protoxinas y toxinas activadas. Las proteínas se resolvieron en un gel de acrilamida al 10%. En la parte superior se nombra cada mutante analizada. En el centro se indica el marcador de peso molecular en kDa para ambos geles. 62 La interacción de la protoxina Cry1Ab con APN y ALP está mediada por sitios de unión de la región C-terminal de Cry1Ab Para los experimentos de unión de las mutantes del dominio II de Cry1Ab, utilizamos el fragmento CR12 (residuos G1370-A1485 de cadherina de M. sexta) ya que ésta es una región clave para la unión a Cry1Ab (de Maagd y col., 2003; Gómez y col., 2003; Xie y col., 2005; Pacheco y col., 2009b) y se ha identificado que una sola mutación en este fragmento compromete la unión de la toxina de manera importante (Pacheco y col., 2009b). En la Tabla 5 y Figura 22 se muestran los resultados de Kd en nM para las interacciones de CR12, APN y ALP, tanto con las protoxinas y toxinas silvestres como las mutantes mencionadas. Tabla 5. Kd en nM para las interacciones entre las protoxinas y toxinas activadas Cry1Ab silvestres y mutantes con el fragmento de cadherina CR12, APN y ALP Fragmento CR12 APN ALP Cry1Ab Protoxina Toxina Protoxina Toxina Protoxina Toxina Silvestre 85±14 35±4 79±8 296±5 28±2 296±3 RR368-369AA No unión No unión 55±6 572±53 22±3 381±36 F371A No unión No unión 40±5 214±8 16±2 242±48 G439D No unión No unión 30±4 870±32 14±2 806±88 Respecto a la unión con el fragmento de cadherina CR12, se observó que únicamente la protoxina silvestre Cry1Ab es capaz de unirse al fragmento de cadherina con una Kd= 85±14 nM, mientras que las protoxinas mutantes están afectadas en unión y, principalmente la mutante G439D, muestra una mayor pérdida en interacción al fragmento CR12 (Figura 22A). La unión del CR12 con la toxina activada Cry1Ab silvestre tiene una Kd= 35±4 nM y las mutantes de la toxina activada se encuentran afectadas en unión al CR12. Respecto a la interacción con APN (Figura 22B), las protoxinas mutantes no están afectadas en unión con APN siendo la Kd muy similar. En el caso de las toxinas activadas, con la mutante F371A no se reduce la interacción, con la mutante RR368-369AA se reduce 2 veces y con la mutante G439D se reduce casi 3 veces en comparación con la toxina activada silvestre. 63 Finalmente, para el caso de la unión de las mutantes con ALP (Figura 22C), las protoxinas mutantes no están afectadas en unión con ALP siendo la Kd muy similar a la protoxina Cry1Ab silvestre. Respecto a la unión de las toxinas mutantes activadas a ALP, se observó que en la mutante F371A no se reduce la afinidad de la interacción, con la mutante RR368-369AA se reduce 1.3 veces y con la mutante G439D se reduce casi 3 veces en comparación con la toxina activada silvestre. Los resultados anteriores indican que la protoxina y la toxina activada Cry1Ab interaccionan con cadherina mediante los mismos sitios, es decir, utilizando las asas 2 y 3 del dominio II. Conforme a lo anterior, la región C-terminal no está involucrada en la interacción con cadherina como se observó en nuestros experimentos de ELISA, pull-down y unión a ligando. Particularmente el asa 3 del dominio II participa en la unión de la toxina activada Cry1Ab a APN y ALP. Las mutantes analizadas en el contexto de protoxina no estuvieron severamente afectadas en unión a APN y ALP, sustentando que las regiones adicionales presentes en la protoxina, es decir la región C-terminal, están involucradas en la unión a los receptores anclados por GPI. 64 Figura 22. Interacción de Cry1Ab silvestre y mutantes como protoxinas y toxinas a los receptores recombinantes de M. sexta. A. Unión a CR12, B. unión a APN, C. unión a ALP. Análisis de unión mediante ELISA, se fijaron 0.5 μg de receptor y se incubaron con concentraciones crecientes de protoxinas o toxinas. Las Kd se calcularon a partir del análisis de Scatchard. 65 DISCUSIÓN Los insecticidas formulados a partir de B. thuringiensis han sido extensamente utilizados para el control de diversas plagas, por lo que conocer el modo de acción de las toxinas Cry de Bt es crítico para poder plantear futuras estrategias que puedan mejorar su actividad insecticida. Gracias a la investigación de diversos grupos se han logrado avances significativos en la comprensión del mecanismo de acción de las toxinas Cry-3D; no obstante, a la fecha todavía existen muchas preguntas que resolver sobre ciertos pasos específicos. Se ha propuesto que la región C-terminal de las protoxinas Cry-3D participa en la formación y estabilización del cristal específicamente por la presencia de residuos de cisteína, los cuales estabilizan los cristales mediante puentes disulfuro intermoleculares. De acuerdo a la estructura de la protoxina Cry1Ac, los residuos de cisteína están localizados en asas flexibles cercanas por lo que puede existir más de una versión de la red de puentes dentro del cristal (Evdokimov y col., 2014). Asimismo, se ha propuesto que esta región C-terminal tiene un papel importante en la solubilización selectiva en el intestino del insecto (Dastidar y Nickerson, 1979; Whiteley y Schnepf, 1986). Sin embargo, dentro de la familia de las protoxinas Cry-3D existen algunas proteínas que carecen de la región C-terminal, como las protoxinas Cry3A o Cry11A que son capaces de formar inclusiones cristalinas paraesporales, por lo que, entonces, la región C-terminal no es estrictamente necesaria para la formación del cristal (Agaisse y Lereclus, 1995; Adalat y col., 2017; Tetreau y col., 2021). En este sentido, las estructuras cristalográficas de las protoxinas Cry1Ac (Evdokimov y col., 2014) y Cry1Aa (Tanaka y col., 2023) revelaron que los residuos de cisteína y la formación de puentes disulfuro no es necesaria para la cristalización en las células de Bt. En relación a la participación directa de la región C-terminal de Cry1Ab en la toxicidad hacia los insectos, no está completamente claro el rol de esta región. No obstante, Tabashnik y col. (2015) propusieron que las toxinas Cry-3D pueden tener 66 un mecanismo dual, ya que se demostró que la protoxina Cry1Ac es capaz de matar a insectos resistentes a la toxina activada Cry1Ac, sugiriendo que la protoxina puede tener pasos o efectos adicionales a la toxina activada, y por tanto, puede inducir una respuesta de muerte en diversos insectos resistentes. En este proyecto planteamos como objetivo principal analizar si la región C-terminal de la protoxina Cry1Ab tiene interacciones adicionales con las principales proteínas intestinales de M. sexta consideradas como receptores. Para ello la secuencia codificante de la región C-terminal de Cry1Ab se clonó y expresó heterólogamente en E. coli. Los resultados de toxicidad en larvas neonatas de M. sexta mostraron que la región C-terminal de Cry1Ab no fue tóxica incluso a concentraciones de 5 μg/cm2. Este resultado indica que la región C-terminal per se no es capaz de provocar la mortalidad en las larvas, y que los dominios I-III de la toxina activada son necesarios para ejercer el efecto tóxico. Sin embargo, ya que observamos distinta mortalidad entre la protoxina y toxina activada Cry1Ab (Tabla 4), sugerimos que estas diferencias podrían estar mediadas a nivel de interacción específicamente de la región C-terminal de la protoxina Cry1Ab con los receptores intestinales de M. sexta. Respecto a esto, se observó que la protoxina Cry8Ha tuvo mayor toxicidad que la correspondiente toxina activada en los coleópteros Holotrichia oblita y H. parallela (Shu y col., 2020). En el análisis de unión de la proteína Cry1Ab con las VMMA de M. sexta observamos que la protoxina se une a las VMMA con la misma afinidad que la toxina activada en ensayos de ELISA (en promedio Kd= 23 nM) (Figura 10). La interacción de la región C-terminal de Cry1Ab con las VMMA de M. sexta se confirmó mediante ensayos de unión por ELISA (Figura 11) donde observamos que la región C-terminal se une a las VMMA de M. sexta con similar afinidad que la protoxina y la toxina activada Cry1Ab. Esto demuestra que, a pesar de que el C-terminal no tiene un efecto tóxico como tal, podría participar en el anclaje de la protoxina Cry1Ab a la microvellosidad intestinal de M. sexta. La unión de la toxina activada Cry1Ab a las proteínas de las VMMA de M. sexta a 67 lo largo del desarrollo larvario fue analizada por Arenas y col. (2010) y Flores-Escobar y col. (2013). En relación a lo anterior, nuestros resultados de los ensayos de unión a ligando de Cry1Ab a las VMMA de M. sexta demostraron que diferentes proteínas de las VMMA están involucradas en la unión con protoxina Cry1Ab que las reconocidas por la toxina activada Cry1Ab (Figura 12). Podemos observar que la toxina Cry1Ab se une a APN (~120 kDa) y a ALP (~ 65 kDa) tal como ya se había reportado previamente por los autores mencionados. Así mismo, identificamos la unión con una proteína de alto peso molecular (~250 kDa) por lo cual podríamos sugerir que se trata de la cadherina por el tamaño, la cual no había sido observada por Arenas y col. (2010) o por Flores-Escobar y col. (2013) en las uniones con VMMA de M. sexta de 3er instar. Para el caso de la protoxina Cry1Ab, nuestro trabajo es el primer reporte en donde se identifican las proteínas de unión en las VMMA. En relación a estas diferencias, en otro reporte se observó que la toxina activada Cry1Ac no compite la unión de la protoxina Cry1Ac a las VMMA del lepidóptero P. xylostella, por lo que ambas formas de la toxina pueden unir a diferentes receptores (Qi y col., 2020). Dado que en nuestro laboratorio tenemos clonadas las proteínas principales consideradas como receptores, decidimos comparar la interacción de estos con la protoxina, toxina activada y región C-terminal de Cry1Ab. En el análisis del fragmento de cadherina CR7-12 de M. sexta se obtuvieron valores de Kd=4.3 nM y Kd=1.0 nM para la protoxina y toxina Cry1Ab, respectivamente (Figura 16), los cuales son comparables a los reportados por Gómez y col. (2014). Estos autores sugirieron que in vivo, tanto protoxina como toxina activada podrían ser capaces de unirse al receptor cadherina de M. sexta. En cuanto a la unión con los receptores anclados por GPI, la afinidad de la protoxina Cry1Ab fue 3.5 y 10 veces mayor con APN y ALP, respectivamente, en comparación con la unión con la toxina activada Cry1Ab (Figura 17 y Figura 18). La alta afinidad de unión de la protoxina Cry1Ab a los receptores anclados por GPI podría sugerir interacciones in vivo de la región C-terminal de Cry1Ab con APN y ALP de las VMMA antes de la activación de proteasas, tal como se comprobó en 68 el ensayo de pull-down (Figura 13). La unión de la región C-terminal de Cry1Ab con los receptores recombinantes se comprobó mediante el análisis de unión por ELISA de la región C-terminal con CR7-12, APN y ALP (Figura 19) en donde observamos unión con los receptores anclados por GPI, pero no con el fragmento de cadherina CR7-12. Por tanto, nuestros resultados evidencian que la interacción de la protoxina Cry1Ab y el fragmento de cadherina CR7-12 anteriormente mencionada observada por Gómez y col., (2014) no está mediada por la región C-terminal, sino por la toxina activada Cry1Ab. Por otro lado, la interacción de la región C-terminal de Cry1Ab con los receptores anclados por GPI podría jugar un papel importante para la recuperación de toxicidad en los casos donde la unión de la toxina activada (DI-DIII) se encuentra afectada provocando resistencia (Siqueira y col., 2004; Tabashnik y col., 2015). En relación a lo anterior, mediante silenciamiento con CRISPR/Cas9 de los receptores de Cry ya conocidos, se observaron diferencias en la toxicidad de la protoxina y la toxina activada en diversos insectos. Como ejemplo, al silenciar el receptor cadherina en H. armigera se observaron RR>10 veces con toxina activada Cry1Ac en comparación con la protoxina Cry1Ac (Liao y col., 2022). En contraste, en larvas de P. xylostella silenciadas en APN1 y APN3, se observó mayor resistencia a la protoxina Cry1Ac RR=~400 veces en comparación con la toxina activada, indicando que en este insecto las proteínas ancladas por GPI son receptores funcionales para la protoxina Cry1Ac (Sun y col., 2022). En los ensayos de unión a ligando de Cry1Ab con los receptores recombinantes (Figura 20) confirmamos que no existe interacción de la región C-terminal con el fragmento de cadherina CR7-12. Este comportamiento es contrario al caso de la protoxina Cry1Ac, donde se ha observado que existe unión con algunos fragmentos de cadherina del lepidóptero P. gossypiella (Fabrick y Tabashnik, 2007). Por el contrario, se observó que la interacción de la región C-terminal de Cry1Ab es específicamente con APN y ALP. Los resultados de unión con las tres mutantes de Cry1Ab del dominio II no tóxicas y afectadas en la unión a receptores, mostraron que las toxinas mutantes 69 activadas evaluadas reducen significativamente su unión a APN y ALP en comparación con las protoxinas mutantes (Tabla 5, Figura 22). Esto indica la presencia de sitios de unión adicionales en la región C-terminal de Cry1Ab para los receptores anclados por GPI mencionados. Respecto a lo anterior, la estructura de la región C-terminal de la protoxina Cry1Ac, específicamente de los dominios V y VII, sugiere similitudes con CBM por lo que la interacción con azúcares que “decoran” a ciertas proteínas como APN y ALP podrían ser clave en la interacción con el C-terminal (Evdokimov y col., 2014). Este posible anclaje a carbohidratos se ha sugerido además para una quimera de toxina activada Cry4Ba con el C-terminal de Cry1Ac, en donde mediante una predicción bioinformática se identificaron cuatro posibles azúcares que podrían ser ligandos de la protoxina Cry1Ac: galactosa, N- acetilglucosamina, manosa y xilosa (Zghal y col., 2017). En este mismo reporte se observó que la quimera Cry(4Ba-1Ac) sinergiza la mortalidad de las toxinas Cry2Aa y Cry4Ba contra C. pipiens y los autores proponen que podrían existir más regiones de interacción en la quimera que en la toxina activada Cry4Ba. Por lo anterior sería importante identificar en el futuro si la región C-terminal de Cry1Ab puede interactuar con ciertos carbohidratos presentes en los receptores intestinales mencionados. La unión de las tres mutantes del dominio II con CR12 (Tabla 5, Figura 22A) estuvo afectada tanto en forma de protoxina como toxina activada. Estos resultados demuestran que la interacción está mediada por los mismos sitios, es decir, utilizando las asas 2 y 3 del dominio II; por tanto, no existen sitios adicionales de unión en la región C-terminal de Cry1Ab para el receptor cadherina de M. sexta. Si bien para que la toxina Cry1Ab ejerza su efecto insecticida se requiere la interacción con el receptor cadherina que facilita la escisión adicional de la hélice α-1 del dominio I y la formación del oligómero (Gómez y col., 2002b), la unión de la región C-terminal de la protoxina Cry1Ab a las abundantes proteínas ancladas por GPI (Chen y col., 2005) podría proporcionar los medios para la unión y concentración de la protoxina a la membrana intestinal antes de su activación. 70 Adicionalmente, la interacción de la protoxina Cry1Ab con el receptor cadherina mediante el dominio II, en presencia de proteasas, induciría la formación de un oligómero con características diferentes (Gómez y col., 2014). García-Gómez y col. (2019) determinaron que la chaperona Hsp90 del lepidóptero P. xylostella incrementó la toxicidad tanto de las protoxinas Cry1Ab y Cry1Ac en P. xylostella y S. frugiperda mediante la protección rápida de la degradación por las proteasas intestinales lo que determinó la unión de las protoxinas a los receptores y la toxicidad hacia el insecto. Los mecanismos empleados por las PFT para ejercer su efecto tóxico incluyen interacciones muy complejas con una o varias moléculas localizadas en la superficie de la membrana celular de los organismos blanco. Diversas PFT se sintetizan como “pro-péptidos” considerados precursores “inactivos” que requieren ser proteolizados para iniciar su mecanismo de acción. En algunos casos se ha demostrado que los pro-péptidos, una vez que son proteolizados pueden tener funciones adicionales como chaperonas que ayudan a mantener soluble a la proteína bajo condiciones determinadas, o incluso participar en la oligomerización (Eder, 1995). Como ejemplo, la aerolisina es producida como un precursor inactivo llamado proaerolisina que es capaz de unirse a receptores específicos de las células blanco (Abrami y col., 1998). La activación a aerolisina involucra el corte proteolítico del pro-péptido de 43 residuos que se encuentra en la región C-terminal, que es necesario para la correcta oligomerización y la formación del poro (Iacovache y col., 2011). También, la alfa-toxina de C. septicum también es secretada como protoxina y se ha demostrado que este propéptido funciona como una chaperona intramolecular (Sellman y Tweten, 1997). Al igual que en la aerolisina, la activación de la alfa-toxina es primordial para la formación de complejos oligoméricos altamente estables que se insertan en las células blanco (Gordon y col., 1999). Las toxinas Cry forman parte de la familia de PFTs y en este proyecto se demostró que la región C-terminal de la protoxina Cry1Ab está directamente involucrada en 71 la interacción con proteínas de las VMMA, principalmente a APN y ALP. Lo anterior implica que la región C-terminal de diferentes protoxinas Cry contribuye a la toxicidad hacia los insectos mediante la unión de sitios de adicionales a APN y ALP, mientras que el dominio II de la toxina activada participa en la unión a cadherina. Cabe mencionar que los transportadores ABC también participan en la vía de la protoxina Cry1Ac ya que en larvas de P. xylostella silenciadas en ABCC2 y ABCC3 se observó mayor RR para la protoxina Cry1Ac en comparación con la toxina activada (Sun y col., 2022). Por tanto, también sería relevante analizar el papel de las proteínas ABC en la unión con la región C-terminal de Cry1Ab. Se ha demostrado que el intercambio de dominios y la mutagénesis sitio dirigida de las toxinas han dado como resultado una mejora en toxicidad (Bravo y col., 2013); por tanto, la ingeniería de la región C-terminal podría favorecer la obtención de proteínas Cry más eficaces contra insectos específicos o ayudar a contrarrestar la resistencia ocasionada por la pérdida de unión de la toxina activada. Como ejemplo, recientemente se observó que la toxicidad en H. armigera de una proteína quimera de Cry2Aa con el C-terminal de Cry1Ac incrementó significativamente, comparado con la toxina Cry2Aa (Qiu y col., 2019). Los resultados de este proyecto refutan el precedente de que la región C-terminal de las protoxinas Cry-3D únicamente está involucrada en la formación del cristal y no tiene un papel en la toxicidad de las proteínas Cry (Schnepf y col., 1998). Recientemente, Li y col. (2019) reemplazaron los 14 residuos de Cys por serina (Ser) ubicados en la región C-terminal de la protoxina Cry1Ac comprobando que estos residuos no son esenciales para la formación de un cristal bipiramidal al observarlos mediante microscopio electrónico de barrido. Por tanto, nuestros resultados apoyan la propuesta de que la región C-terminal contribuye a la unión a la microvellosidad intestinal y toxicidad de las proteínas Cry. En la Figura 23 se muestra el modelo del mecanismo de acción de la protoxina Cry1Ab con base en los resultados de este proyecto, mostrando que la interacción con APN y ALP ayuda a que la protoxina alcance al receptor cadherina antes de la 72 activación por las proteasas intestinales. La interacción de la protoxina con cadherina está mediada por las asas del dominio II, en presencia de proteasas intestinales, lo que induce la formación de un oligómero estable que muestra actividad de formación de poro con una conductancia simple y una probabilidad de abierto alta tal como previamente se demostró (Gómez y col., 2014). Figura 23. Mecanismo de acción propuesto para las protoxinas Cry de Bt. 1, los cristales parasporales son solubilizados; 2, la región C-terminal de la protoxina se une a APN y ALP mediante los dominios V y VII; 3, la protoxina se une al receptor cadherina mediante las asas del dominio II; 4, las proteasas activan la protoxina, induciendo la formación de oligómero a partir de la toxina activada; 5, el oligómero se inserta en la membrana formando un poro que provoca la muerte de la célula. 73 CONCLUSIONES • La protoxina Cry1Ab es capaz de unirse a los receptores APN y ALP a través de la interacción mediada por la región C-terminal. • La protoxina Cry1Ab se une al receptor tipo cadherina de M. sexta mediante el dominio II de la toxina activada, sin la participación de la región C-terminal. • El papel de la región C-terminal en la toxicidad hacia M. sexta está relacionado con el anclaje de la protoxina en la microvellosidad intestinal mediante la interacción con APN y ALP. PERSPECTIVAS ● Identificar los aminoácidos de la región C-terminal de Cry1Ab involucrados en la interacción con APN y ALP. ● Realizar ensayos de unión a ligando en 2D de la región C-terminal de Cry1Ab con las VMMA de M. sexta para identificar y caracterizar otras proteínas de unión. 74 BIBLIOGRAFÍA ● Abrami L, Fivaz M, Decroly E, Seidah NG, Jean F, Thomas G, Leppla SH, Buckley JT, van der Goot FG. 1998. The pore-forming toxin proaerolysin is activated by furin. J Biol Chem. 273:32656-61. ● Abrami L, Fivaz M, van der Goot FG. 2000. Adventures of a pore-forming toxin at the target cell surface. Trends Microbiol. 8:168-72. ● Adalat R, Saleem F, Crickmore N, Naz S, Shakoori AR. 2017. In vivo crystallization of three-domain cry toxins. Toxins (Basel). 9:80. ● Adang MJ, Crickmore N, Jurat-Fuentes JL. 2014. Diversity of Bacillus thuringiensis crystal toxins and mechanism of action. En: Advances in Insect Physiology (Dhadialla TS, y Gill SS, eds.), pp. 39 – 87. 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Identification of ABCC2 as a binding protein of Cry1Ac on brush border membrane vesicles from Helicoverpa armigera by an improved pull-down assay. Microbiologyopen. 5:659-69. 89 Anexo I Publicación derivada directamente del presente proyecto The C-terminal protoxin region of Bacillus thuringiensis Cry1Ab toxin has a functional role in binding to GPI-anchored receptors in the insect midgut Arlen Peña-Cardeña, Ricardo Grande, Jorge Sánchez, Bruce E Tabashnik, Alejandra Bravo, Mario Soberón, Isabel Gómez J Biol Chem (2018) Dec 28;293(52):20263-20272. 90 The C-terminal protoxin region of Bacillus thuringiensis Cry1Ab toxin has a functional role in binding to GPI-anchored receptors in the insect midgut Received for publication, August 1, 2018, and in revised form, October 15, 2018 Published, Papers in Press, November 1, 2018, DOI 10.1074/jbc.RA118.005101 Arlen Peña-Cardeña‡, Ricardo Grande§, Jorge Sánchez‡, Bruce E. Tabashnik¶, Alejandra Bravo‡, Mario Soberón‡, and X Isabel Gómez‡1 From the ‡Departamento de Microbiología Molecular and §Unidad de Secuenciación Masiva y Bioinformática, Instituto de Biotecnología, Universidad Nacional Autónoma de México, Avenida Universidad 2001, Colonia Chamilpa, Cuernavaca, Morelos 62210, México and the ¶Department of Entomology, University of Arizona, Tucson, Arizona 85721 Edited by Chris Whitfield Bacillus thuringiensis Cry toxins are used worldwide for con- trolling insects. Cry1Ab is produced as a 130-kDa protoxin that is activated by proteolytic removal of an inert 500 amino-acid- long C-terminal region, enabling the activated toxin to bind to insect midgut receptor proteins, leading to its membrane inser- tion and pore formation. It has been proposed that the C-termi- nal region is only involved in toxin crystallization, but its role in receptor binding is undefined. Here we show that the C-termi- nal region of Cry1Ab protoxin provides additional binding sites for alkaline phosphatase (ALP) and aminopeptidase N (APN) insect receptors. ELISA, ligandblot, surface plasmon resonance, and pulldown assays revealed that the Cry1Ab C-terminal region binds to both ALP and APN but not to cadherin. Thus, the C-terminal region provided a higher binding affinity of the protoxin to the gut membrane that correlated with higher toxicity of protoxin than activated toxin. Moreover, Cry1Ab domain II loop 2 or 3mutations reduced binding of the protoxin to cadherin but not to ALP or APN, supporting the idea that protoxins have additional binding sites. These results imply that twodifferent regionsmediate the binding ofCry1Abprotoxin to membrane receptors, one located in domain II–III of the toxin and another in its C-terminal region, suggesting an active role of the C-terminal protoxin fragment in the mode of action of Cry toxins. These results suggest that future manipulations of the C-terminal protoxin region could alter the specificity and increase the toxicity of B. thuringiensis proteins. Insecticidal proteins from the soil bacterium Bacillus thur- ingiensis (Bt)2 are used extensively in transgenic plants and sprays to control insect pests (1, 2). These Bt proteins are espe- cially valuable because they kill some of the world’s most harm- ful pests but are not toxic to people and most other organisms (3–5). Cultivation of crops genetically engineered to produce Bt proteins increased to over 100 million hectares in 2017 (1). Although Bt proteins have provided substantial economic and environmentalbenefits (1,2,6–11), rapidevolutionofpestresis- tance is reducing these advantages (12, 13). A better understanding of themode of action of Bt proteins is needed to improve and sustain their efficacy.Many studies have investigated the mode of action of the crystalline (Cry) Bt pro- teins in the Cry1A family, which kill caterpillar pests and are produced by widely adopted transgenic Bt corn, cotton, and soybeans (1, 2, 14, 15). To exert toxicity, Cry1A proteins bind to insect midgut receptors, such as glycosylphosphatidylinositol- anchored proteins like aminopeptidaseN (APN), alkaline phos- phatase (ALP) or to a transmembrane cadherin (CAD) to exert toxicity (14, 16). In particular, loops 2 and 3 of domain II of Cry1A toxins are important for binding to midgut receptors (14, 16). The different models of the Bt mode of action described so far include conversion of the full-length Cry1A protoxins by insect midgut proteases to yield activated toxins that bind to insect midgut receptors (14–17). This activation entails removal of 40 amino acids from the N terminus and more than 500 amino acids from theC terminus, converting the protoxins (130 kDa) into activated toxins (65 kDa) (14, 15). The “classical model” of the Bt mode of action asserts that protoxinsmust be converted to activated toxins before receptor binding, toxin oligomerization, and pore formation. Thus, this model does not include any role the C-terminal fragment of the protoxin may have in the mode of action of Cry toxins (14, 15). Contrary to this paradigm, bioassays performed against at least 10 resistant strains selected with activated Cry1Ac toxin of four major lepidopteran pests showed that the Cry1Ac protoxin was still able to kill populations resistant to activated toxin, showing 5- to 50-fold higher potency than the activated toxin (18–20). These results with whole insects imply that the intact protoxin or some part of the protoxin other than the activated toxin contributes to toxicity. In vitro experiments with different fragments of CAD recep- tor from Pectinophora gossypiella andManduca sexta demon- strated that both the protoxin and activated toxin forms of Cry1Ac or Cry1Ab bind to the CAD receptor, specifically to This work was supported in part by Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología Fronteras 008 and PAPIIT-UNAM (Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica-Universidad Nacional Autónoma de México) IN202718 and IN213514. The authors declare that they have no conflicts of interest with the contents of this article. This article contains Figs. S1–S3. 1 To whom correspondence should be addressed: Tel./Fax: 52-777-329-1624; E-mail: isabelg@ibt.unam.mx. 2 The abbreviations used are: Bt, Bacillus thuringiensis; Cry, crystalline; APN, aminopeptidase N; ALP, alkaline phosphatase; CAD, cadherin; LC50, 50% lethal concentration; BBMV, brush border membrane vesicle; SPR, surface plasmon resonance; PMSF, phenylmethylsulfonyl fluoride; HRP, horserad- ish peroxidase; PVDF, polyvinylidene difluoride; CNBr, cyanogen bromide. cro ARTICLE J. Biol. Chem. (2018) 293(52) 20263–20272 20263 © 2018 Peña-Cardeña et al. Published under exclusive license by The American Society for Biochemistry and Molecular Biology, Inc. CAD repeats 8–11 (CR8–11) from P. gossypiella CAD and to CR7–12 from M. sexta (21, 22). Furthermore, both forms pro- moted different post-binding events in the toxic pathway; two different pathways of oligomerization and pore formation have been described that are based on the interaction of protoxin or the activated toxin with the CAD receptor (18, 21). One oli- gomer is formed by protease activation of the protoxin after binding to CAD, and a different oligomer is formed by the acti- vated toxin after binding to CAD (21). These oligomers have dif- ferent sensitivities to temperature and differ in their open proba- bility and conductance (21). In bioassays performed in the cell line CF203 from Choristoneura fumiferana showed that both the intact Cry1Ac protoxin without activation and the activated Cry1Ac toxin were toxic to these cells, but the cytological damage to treatedcells differedbetween them(23).Theaforementioned in vitro experiments performed in the cell line directly tested the effects of intact protoxins because they excluded the proteolytic activation that occurs in insect midguts. The C-terminal protoxin region of Cry1A toxins has been pro- posed to be an inert region of the protein that is only involved in crystallization of Cry proteins during the sporulation phase of Bt, and no other role in the mechanism of action of Cry proteins has been attributed to this region (15, 24). However, this C-terminal protoxin region, which is removed during activation, is organized into distinct structural domains (24), where domains V and VII resemble carbohydrate-bindingmodules and are structurally sim- ilar to domains II and III of the activated toxin (24), whichmediate binding tomidgut receptors (15). The objective of this work was to determine whether the C-terminal region of the protein has a role in Cry toxicity. Our hypothesis was that the C-terminal portion of the protoxin has an active role in Cry toxicity by binding to insect midgut recep- tors. Herewe report the first tests of that hypothesis, performed with different binding assays. Also, we analyzed different sin- gle-point Cry1Ab mutants with alterations in domain II that were previously reported to be affected in binding interaction with Cry receptors but were analyzed only as activated toxins (25–31). Overall, our results indicate that the C-terminal frag- ment of Cry1Ab protoxin is directly involved in the protoxin mode of action by binding toCry toxin receptors. This region of protoxin contributes to toxicity with additional binding sites to ALP and APN, whereas domain II contributes to CAD binding. Results Binding of the C-terminal fragment of Cry1Ab-protoxin to M. sexta brush border membrane vesicles and to Cry1Ab receptors To determine whether the C-terminal portion of Cry1Ab protoxin binds to insect midgut receptors, the C-terminal region ofCry1Abprotoxinwas cloned, expressed inEscherichia coli cells, and purified by affinity chromatography (Fig. 1). The Cry1Ab protoxinwas obtained from solubilized purified crystal inclusions, and the Cry1Ab activated toxin was purified by anion exchange chromatography after protoxin activation with trypsin (Fig. S1). Fig. S2 shows the Western blot analysis of these samples using anti-Cry1Ab toxin or anti-C-terminal anti- bodies, showing that anti-Cry1Ab toxin antibody cross-reacts with activated toxin and protoxin, but not with the C-terminal fragment and the anti-C-terminal antibody recognized both protoxin and the C-terminal fragment, and did not recognize the activated toxin. The toxicity of these samples was tested against M. sexta neonate larvae. The C-terminal fragment was not toxic to the larvae; no toxicity was observed with 5 g/cm2 of this protein. However, the protoxin showed an LC50 value of 3.4 ng/cm2 (95% fiducial limits, 2.5–4.3), in contrast to the activated toxin, which showed an LC50 value of 10.3 ng/cm2 (By 95% fiducial limits, 7.8–13), showing that the protoxin was 3-fold more toxic than the activated toxin. The binding analysis of purified protoxin, activated toxin, or C-terminal fragment to BBMVs fromM. sexta showed that the C-terminal fragment also interacts with BBMVs with a high apparent binding affinity (Kd  25 nM), similar to the apparent binding affinity of the protoxin (Kd  16 nM) and the activated toxin (Kd  18 nM) (Fig. 2). To determine whether the C-termi- nal fragment was able to bind to Cry protein receptors such as CAD, APN, or ALP, we performed ELISA binding assays using purified ALP, APN, and CAD (CR7–12 fragment) expressed in E. coli cells (Fig. S3). We used the CAD fragment CR7–12 (res- idues M810-A1485 of M. sexta CAD) because this fragment contains all three epitopes of CAD protein involved in Cry1Ab binding (32–34). Our data show that the C-terminal fragment bound to ALP and APN with high affinity (Kd values of 55  9 nM and 24 3 nM, respectively) (Fig. 3A) but showed extremely low absorbance values at 490 nm in the ELISA binding assay in the interaction with CAD (CR7–12). These data were con- firmed by kinetic binding studies performed with the immobi- lized C-terminal fragment in surface plasmon resonance (SPR) assays, which showed that the C-terminal region was able to bind to APN and ALP with high affinity (Kd values of 185  3 nM and 88  5 nM, respectively) but not to CAD (CR7–12) (Fig. 3B). We also performed ligand blot assays of the protoxin, acti- vated toxin, and C-terminal fragment to different concentra- tions of each receptor molecule (CR7–12, ALP, and APN). Figure 1. Expression and purification of the recombinant C-terminal region of the Cry1Ab protoxin in E. coli cells. The C-terminal (C-term) frag- ment was purified by affinity chromatography through a nickel affinity col- umn by using the His tag provided in the pET22b cloning vector and eluted with 250 mM imidazole. The samples were analyzed by SDS-PAGE (10% acryl- amide) stained with Coomassie Blue. M, molecular size marker; molecular masses are shown in kDa. C-terminal region of Cry1Ab protoxin binds to APN and ALP 20264 J. Biol. Chem. (2018) 293(52) 20263–20272 These data confirmed that the C-terminal fragment did not bind to CAD (CR7–12) but was able to bind to ALP and APN (Fig. 4). Finally, to demonstrate that the C-terminal fragment of Cry1Abwas able to interactwithAPNandALPbut notwith the complete CAD receptor that is present in the insect BBMVs, pulldown assays with BBMV proteins fromM. sexta were per- formed. Fig. 5 shows that CADwas pulled down by the Cry1Ab protoxin and by the activated toxin but not by the C-terminal fragment, supporting that theC-terminal region of Cry1Abwas unable to bind to theCAD receptor. As expected, we found that APNwas pulled down by the Cry1Ab protoxin, activated toxin, and C-terminal fragment (Fig. 5). However, ALP was pulled down strongly by the C-terminal fragment but not by protoxin and only weakly by activated toxin (Fig. 5). Binding of WT and mutant Cry1Ab protoxins and activated toxins to recombinant CAD, ALP, and APN receptors We compared the binding interaction of Cry1Ab protoxin and activated toxin with the recombinant purified receptors. Fig. 6A shows the results of ELISA binding assays of WT Cry1Abprotoxin and activated toxin toCAD (CR12), where the apparent binding affinity was 2.4-fold higher for the activated toxin than the protoxin (Fig. 6A and Table 1). Conversely, for APN and ALP receptors, the apparent binding affinity was higher for protoxin than for activated toxin (11- and 3.7-fold higher for protoxin binding to ALP andAPN, respectively, than the activated toxin) (Fig. 6, B and C, and Table 1). We worked with some Cry1Ab mutant proteins (Cry1Ab- RR368–369AA, Cry1Ab-F371A, and Cry1Ab-G439D) that are located in domain II of Cry1Ab toxin and were characterized previously, showing reduced binding to BBMVs and lower tox- icity to M. sexta (25–31). It is important to mention that the binding data of these mutants to BBMVs or to purified recep- tors that were reported before were performed only with acti- vated toxin. Here we compared the binding of the protoxin and the activated toxin from these mutants to purified APN, ALP, and CAD (CR12) receptors. Cry1Ab-RR368–369AA and Cry1Ab-F371Ahavemutations in domain II loop 2 (16, 25–28). Previous work showed that the activated Cry1Ab-RR368– 369AA mutant toxin had reduced binding to APN in SPR Figure 2. ELISA binding analysis of Cry1Ab protoxin, Cry1Ab activated toxin, and the C-terminal fragment from Cry1Ab to BBMVs purified from M. sexta midgut tissue. A, the binding of these proteins revealed with anti-Cry1Ab antibody that was raised against the activated Cry1Ab toxin. This antibody does not cross-react with the C-terminal fragment (Fig. S1). B, the binding of these proteins revealed with anti-C-terminal antibody that was raised against the purified C-terminal fragment. This antibody does not cross-react with Cry1Ab activated toxin (Fig. S1). A total of 1 g of protein of BBMVs was bound to each of the wells of the ELISA plate. Each experiment was performed in duplicate with a total of three repetitions. Standard deviations are shown. Figure 3. Binding analysis of the C-terminal fragment to CAD, APN, and ALP. A, ELISA binding assays of the C-terminal fragment of Cry1Ab to the purified recombinant CR7–12 fragment, ALP, or APN expressed in E. coli cells. Each experiment was performed in duplicate with a total of three repetitions. Standard deviations are shown. B, SPR binding analyses of the C-terminal fragment to Cry1Ab receptors, performed by immobilizing the C-terminal fragment by conventional amine coupling. Sensorgrams of serial doubling dilutions of each purified receptor (CAD (CR7–12), APN, and ALP) are shown. RU, response units. C-terminal region of Cry1Ab protoxin binds to APN and ALP J. Biol. Chem. (2018) 293(52) 20263–20272 20265 assays, and the activated form of Cry1Ab-F371A mutant toxin showed reduced binding to M. sexta BBMVs (16, 25–28). Pre- vious work showed that the activated form of Cry1Ab-G439D mutant toxin with a mutation in domain II loop 3 showed reduced binding with the CAD (CR12) fragment (29–31). Fig. S1 shows the purified protoxin and the activated toxin mole- cules from the different mutant proteins. We used the CAD fragment CR12 (residues G1370-A1485 of M. sexta CAD) because it is an important Cry1Ab-binding region of CAD (33– 35), and the binding phenotype of the Cry1Ab mutants has been reported previously with the CAD binding site CR12 (30). For the three Cry1Ab mutants, the apparent binding affinity of protoxins and activated toxins to CAD was reduced more than 11-fold relative to the WT Cry1Ab, and a final Kd value could not be determined (Table 1 and Fig. 6A). These results imply that both of these domain II exposed loops participate in the binding of protoxin and activated toxin to CAD. In contrast, the apparent binding affinity to ALP and APN was similar for the protoxins of these threemutants relative to theWTCry1Ab protoxin (Table 1 and Fig. 6, B and C). The binding analysis of the activated toxin form of thesemutants showed that Cry1Ab- F371A did not reduce binding to ALP or APN; Cry1Ab- RR368–369AA reduced binding 1.3-fold toALP and 1.9-fold to APN, andCry1Ab-G439D reduced binding 2.7-fold toALP and 2.9-fold to APN (Table 1, Fig. 6, B andC). These results suggest that loops 2 and 3 of domain II, particularly loop 3, contribute to binding of Cry1Ab activated toxin to ALP and APN. The new data showed that thesemutationswere not affected in the bind- ing interaction of their protoxin molecules to ALP and APN, supporting that additional regions present in the protoxin are involved in ALP and APN binding. Discussion We discovered that ALP and APN from M. sexta interact with high affinity with the C-terminal region of Cry1Ab pro- toxin (Figs. 3–5). The C-terminal fragment was produced in Figure 4. Ligand blot assays of Cry1Ab protoxin, Cry1Ab activated toxin, and the C-terminal fragment from Cry1Ab to the purified recombinant CAD (CR7–12) fragment, ALP, or APN proteins expressed in E. coli cells. Shown are serial dilutions of the recombinant receptor proteins that were loaded in SDS-PAGE and transferred to PVDF membranes. These blots were used for ligand blot binding assays. The numbers under the bands represent the percentage of each band on the blot, calculated after densitometry analysis of the bands using ImageJ software and selecting one band of the protoxin bound to the lower concentration of receptor as 100% reference. Molecular masses are indicated. A, ligand blot assays of 5 nM Cry1Ab protoxin, Cry1Ab activated toxin, and the C-terminal fragment from Cry1Ab to CAD (CR7–12). B, ligand blot assays of 200 nM Cry1Ab protoxin, Cry1Ab activated toxin, and the C-terminal fragment from Cry1Ab to ALP. C, ligand blot assays of 200 nM Cry1Ab protoxin, Cry1Ab activated toxin, and the C-terminal fragment from Cry1Ab to APN. M, molecular size marker; molecular masses are shown in kDa. C-terminal region of Cry1Ab protoxin binds to APN and ALP 20266 J. Biol. Chem. (2018) 293(52) 20263–20272 E. coli because, after treatment of protoxins with trypsin, the C-terminal fragment is cleaved further, making it impossible to purify the C-terminal fragment after protoxin activation with trypsin (36). The binding affinity of Cry1Ab protoxin to both receptors was higher than activated toxin (Table 1), indicating that C-ter- minal fragment has additional binding sites for these receptors. These results do not support the notion that the C-terminal region of protoxins is solely involved in crystal formation and has no role in the toxicity of Cry proteins (14, 15, 35, 37). Con- versely, they are consistent with the proposition that the C-ter- minal regions of protoxins contribute to the binding and toxic- ity of Cry proteins (18, 21). The idea that protoxins participate in toxicity by binding toCry toxin receptors is also supported by the in vitro binding experiments of Cry1Ab and Cry1Ac pro- toxin, performed with CAD protein from P. gossypiella and M. sexta larvae (21, 22), with bioassays performed in the cell line CF203 and 10 resistant strains of Diatraea saccharalis, Helicoverpa armigera, Helicoverpa zea, and Ostrinia nubilalis, against which protoxin was more potent than activated toxin (18–20). The new results revealing binding of theC-terminal region of Cry1Ab protoxin to ALP and APN provide evidence of the mechanism by which protoxin could exert toxicity by binding to receptors, leading to toxin oligomerization and pore forma- tion. For protoxins to exert toxicity, it is required that the full protoxin reaches the CAD receptor located in brush border membranes before activation by midgut proteases. Thus, high- affinity binding sites of protoxins to the abundant glycosylphos- phatidylinositol-anchored proteins could provide means for the binding of protoxin to brush border membranes before its acti- vation. Fig. 7 shows a model of the mechanism of action of Cry1A protoxin, showing that interaction with APN and ALP helps the protoxin to reach the CAD receptor before activation by midgut proteases. Interaction of protoxin with CAD by means of domain II exposed loops, in the presence of midgut proteases, would induce the formation of a robust oligomer that displays pore formation activity with a single conductance and high open probability, as demonstrated previously (21). The new results presented here show that mutations Cry1Ab-RR368-369AA in loop 2 and Cry1Ab-G439D in loop 3 of domain II reduced binding to ALP and APN of the activated toxin but not of the protoxin, indicating differences in binding sites to ALP and APN between Cry1Ab protoxin and activated toxin. The specific sites of protoxin involved in interactionwith ALP and APN remain to be elucidated. In particular, it will be useful to test the hypothesis that binding occurs via domains V and VII, which resemble carbohydrate-binding modules and are structurally similar to domains II and III of the activated toxin (24). It also remains to be analyzed whether the C-termi- nal region binds to the ABC transporter proteins that are important proteins implicated in the toxicity of Cry1A toxins (38–40). Recent data have shown that domain II loops are the regions of Cry1A activated toxins involved in the interaction with the ABCC2 transporter (41). In contrast to the results withALP andAPN, binding toCAD (CR12) by protoxin and activated toxin was greatly reduced for all three of the Cry1Ab mutants tested (Cry1Ab-RR368– 369AA and Cry1Ab-F371A in loop 2 and Cry1Ab-G439D in loop 3). These findings suggest that loops 2 and 3 of domain II are important for binding of both Cry1Ab protoxin and acti- vated toxin to CAD inM. sexta. Thus, similar sites of domain II of both molecules participate in CAD interaction. In other pore-forming toxins, it has been reported that they bind to their receptors as protoxins and that the propeptides, when they are proteolyzed, may display additional functions, such as chaperones that help to keep the protein in question soluble under certain conditions and assist with its secretion or its oligomerization (42). For example, the C-terminal propep- tide of aerolysin from Aeromonas hydrophila assists in oligo- merization and pore formation (43). Also, the Clostridium sep- ticum pore-forming -toxin is secreted as a protoxin, and its propeptide function as a chaperone (44). Here we found that the C-terminal region of Cry1Ab protoxin binds ALP andAPN. An additional important implication of this finding is that this regionmay influence specificity and toxicity. If so, then, similar to achievements observed previously with activated toxins, where it has been shown that domain swapping and site-di- rected mutagenesis as well as evolution of toxins resulted in improved toxins (45–47), the engineering of the C-terminal region could potentially generate novel Cry proteins that could be more potent against specific target insects or may help to counter insect resistance. Materials and methods Purification of Cry1Ab WT and mutant proteins The Bt 407 strain (48) transformed with pHT315-cry1Ab (49), pHT315-cry1AbRR368–369AA, pHT315-cry1AbF371A, or pHT315-cry1AbG439D (16, 30) plasmids was grown for 3 days at 30 °C until complete sporulation in SP medium (0.8% nutrient broth, 1 mM MgSO47H2O, 13 mM KCl, and 10 mM MnCl24H2O (pH 7.0) supplemented with 2 ml/liter of sterile solution of 131 mM FeSO47H2O in 1NH2SO4 and 1 ml/liter of Figure 5. Pulldown assays of BBMV proteins using Cry1Ab protoxin, Cry1Ab activated toxin, and the C-terminal fragment from Cry1Ab bound to CNBr-agarose. The precipitated BBMV proteins with Cry1Ab pro- toxin, Cry1Ab activated toxin, and the C-terminal (C-term) fragment from Cry1Ab were reveled with specific antibodies that recognize CAD, APN, or ALP proteins. Molecular masses are indicated. C-terminal region of Cry1Ab protoxin binds to APN and ALP J. Biol. Chem. (2018) 293(52) 20263–20272 20267 Binding to CAD receptor 1.0 A b s o r b a n c e 49 0 nm 10 7 037 08 E Cry1Ab E 50 > 30 F371A E S o RR368-369AAo E 04) E 04 a Z RR368-369AAr Z G4391F < < 02, 02 G439D» 0.0 $ : : " 0.0 $ . " - 0 200 400 600 800 0 200 400 600 800 Cry1Ab Protoxin (nM) Cry1Ab Toxin (nM) Binding to ALP receptor 12 CryjAb ETA 12 y RR368-369 AA so] d sd G439D* E : 30 Ss 087 3 0.6 3 0: - 4 0.4 2 0.4 + 0.2 0.2 y 0.04 - - - - . 0.0 , . . , , 100 200 300 400 500 0 100 200 300 400 500 Cry1Ab Protoxin (nM) Cry1Ab Toxin (nM) Binding to APN receptor si Cry1Ab A b s o r b a n c e 49 0 nm 20 80 100 0 50 40 60 Cry1Ab Protoxin (nM) 100 150 200 250 Cry1Ab Toxin (nM) ¿ASBMB Figure 6. ELISA binding assays of Cry1Ab and Cry1Ab-mutant proteins to the purified recombinant CAD (CR12), ALP, or APN expressed in E. coli cells. The three Cry1Ab mutants (Cry1Ab-RR368 –369AA, Cry1Ab-F371A, and Cry1Ab-G439D) were affected in toxicity against M. sexta larvae. A, binding of protoxin or activated toxin molecules to the purified CAD (CR12) receptor fragment. B, binding of protoxin or activated toxin molecules to purified ALP. C, binding of protoxin or activated toxin molecules to purified APN. Each experiment was performed in duplicate with a total of three repetitions. Standard deviations are shown. C-terminal region of Cry1Ab protoxin binds to APN and ALP 20268 J. Biol. Chem. (2018) 293(52) 20263–20272 sterile 0.5 M CaCl2) supplemented with erythromycin at 10 g/ml. Spores/crystals were washed three times in 300 mM NaCl and 10 mM EDTA and then three times with 1 mM phen- ylmethylsulfonyl fluoride (PMSF) and stored at 4 °C. The crys- tal inclusions were purified by discontinuous sucrose gradients as described previously (50). Protoxins were solubilized in alka- line buffer (50 mM Na2CO3, 0.02% -mercaptoethanol (pH 10.5)) for 1 h at 37 °C and centrifuged for 20 min at 12,857  g. For activation, the pH level of the protoxin solution was lowered to 8.5 by adding 1:4 (w/w) of 1MTris buffer (pH 8), and 1:50 trypsin (trypsin:toxin) (L-1-tosylamido-2-phenylethyl chloromethyl ketone–treated trypsin from bovine pancreas, Sigma-Aldrich) was added for 1 h at 37 °C; after this incubation, PMSF (1 mM final concentration) was added. The trypsin-acti- vated toxins were loaded into a HiTrap Q HP column con- nected to an FPLC system (ÄKTA, GE Healthcare Life Sci- ences), washed with buffer A (50 mM NaCl and 50 mM Tris buffer (pH 8)), and eluted with a 0–100% gradient of buffer B (1 M NaCl and 50 mM Tris buffer (pH 8.5)). The protein concen- tration was determined by using the Bradford assay (Bio-Rad) with BSA as the standard. The quality of the samples was ana- lyzed by SDS-PAGE (10% acrylamide) stained with Coomassie Blue and byWestern blotting using a specific anti-Cry1Ab anti- body (Fig. S1). Cloning of the C-terminal fragment The C-terminal fragment was amplified with specific prim- ers: ForC-ter, 5-TAT CTG GGA TCC TCG AAT TGA ATT TGT TCC GGC AG-3; RevC-ter, 5-GAG CTC GAA TTC AATTCCTCCATAAGAAGTAATTCC-3. The PCR prod- uct was digested with BamHI and EcoRI and cloned into pET- 22b (Novagen, Madison, WI). Plasmids were DNA-sequenced in the facilities of the Instituto de Biotecnología, Universidad Nacional Autónoma de México. Toxicity assays against M. sexta larvae Bioassays were performed with neonate larvae using five concentrations of Cry1Ab protoxin, activated toxin, or C-ter- minal fragment solutions that were poured onto the surface of the diet. We used 24-well polystyrene plates and one plate per dose in triplicate. Mortality was analyzed after 7 days, and the 50% lethal concentration (LC50) was calculated with Probit LeOra software. Negative controls without protein addition were included. Preparation of BBMVs from M. sexta larvae The M. sexta colony was maintained on an artificial diet under laboratory conditions at 28 2 °C and 65% 5% relative humidity under a 12:12 (light-dark) photoperiod. The midgut tissue was dissected from third-instar larvae. The BBMVs were prepared as described previously (51) and stored at70 °C. The BBMV protein concentrations were determined with the Lowry DC protein assay (Bio-Rad) using BSA as the standard. The enrichment of APN (5-fold) and ALP (4-fold) activities in the BBMVs in relation to the homogenate was analyzed as reported previously (16). Expression and purification of recombinant Cry receptors and the C-terminal fragment CAD (CR12 and CR7–12), ALP, and APN fromM. sexta lar- vae were cloned in pET-22b and expressed in E. coli cells (52– 54). The CAD fragments CR12 (G1370-A1485) and CR7–12 (M810-A1485) were expressed in E. coli ER2566. APN, ALP, and the C-terminal fragment were expressed in E. coli BL21 (DE3) (Invitrogen). Expression was induced with 1 mM isopro- pyl 1-thio--D-galactopyranoside, and inclusion bodies were solubilized with 8 M urea as reported previously (52–54). The recombinant proteins were purified through a nickel affinity column that bound the recombinant proteins through the His tag peptide added in the pET-22b cloning vector. Proteins were eluted with 250 mM imidazole in PBS as described previously (29, 52–54). The quality of the samples was analyzed by SDS- PAGE (10% acrylamide) stained with Coomassie Blue and by Western blotting using a specific anti-C terminus antibody (Figs. S1 and S2). ELISA binding assays ELISAplates were coatedwith 0.5g ofM. sextaCAD (CR12 or CR7–12), APN, or ALP in 100 l of PBS/well overnight at 4 °C or with 1 g of BBMVs. Plates were washed three times with PBS, blockedwith 200l/well of PBS-M (PBS and 2% skim milk) for 2 h at 37 °C and washed three times with PBS. Differ- ent concentrations of protoxin or activated toxins of WT or mutants or the C-terminal fragment from Cry1Ab were added to a total 100-l volume of PBST (PBS and 0.1% Tween 20) for 1 h at 37 °C. The unbound proteins were removed by three washes with PBST and three washes with PBS. The bound pro- teins were detected using 100 l of PBST buffer containing anti-Cry1Ab (1:20,000) polyclonal antibody for 1 h at 37 °C or anti-C-terminus (1:30,000) polyclonal antibody. After three washes with PBST and three washes with PBS, we added 100 l of PBST containing anti-rabbit HRP-conjugated antibody (1:20,000) (Santa Cruz Biotechnology) for 1 h at 37 °C. Finally, three washes with PBST were done, and proteins were incu- bated with 100 l/well of substrate mixture (2 mM O-phe- nylenediamine (Sigma) and 0.05% H2O2 in 0.1 M phosphate buffer (pH5.0)). The reactionwas stoppedwith 60l of 5MHCl and measured at A490 nm using an ELISA plate reader. Each experiment was performed in duplicate with three repetitions. Data were analyzed with the SigmaPlot program (version 12.0) and adjusted with Scatchard plot analysis. The anti-C-terminus polyclonal antibody was raised in a New Zealand White rabbits after subcutaneous immunization with purified C-terminal fragment. The rabbit was boosted three times with 1 mg of the C-terminal fragment mixed with incomplete Freund’s adjuvant at 15-day intervals. Blood serum Table 1 Equilibrium dissociation constants (nanomolar) for interactions between wildtype and mutant Cry1Ab protoxins and activated toxins with recombinant CR12, ALP, and APN NB, no binding. Type of Cry1Ab CR12 ALP APN Protoxin Toxin Protoxin Toxin Protoxin Toxin WT 85  14 35  4 28  2 296  3 79  8 296  5 RR368–9AA NB NB 22  3 381  36 55  6 572  53 F371A NB NB 16  2 242  48 40  5 214  8 G439D NB NB 14  2 806  88 30  4 870  32 C-terminal region of Cry1Ab protoxin binds to APN and ALP J. Biol. Chem. (2018) 293(52) 20263–20272 20269 was obtained. Specificity and sensitivity were determined in a ligand blot assays of the C-terminal fragment spotted on nitro- cellulose strips and analyzed with different concentrations of the polyclonal anti-C-terminus antibody (from 1:10,000 to 1:50,000 dilutions) and the secondary goat anti-rabbit HRP antibody (1:30,000 dilution). All procedures involving animals were conducted according to the ethical guidelines of the Insti- tuto de Biotecnología, Universidad Nacional Autónoma de México. Biosensor (SPR) analysis of C-terminal binding to Cry1Ab-receptors The SENSI-Q instrumentwas used to performSPRmeasure- ments. Running buffer (HBS buffer (pH 7.4) containing 0.1 M HEPES, 1.5 M NaCl, and 0.005% (v/v) Tween 20) was freshly prepared, filtered (pore size of 0.22 m), and degassed. The C-terminal fragment of Cry1Ab was immobilized onto a COOH functionalized sensor chip (ICXNomadics) by conven- tional amine coupling at densities of less than 1500 response units (RU). Then 1 M ethanolamine at a flow rate of 10 l/min for 5 min was injected to block flow cells. The analytes (CAD (CR7–12), APN, or ALP) were injected at a flow rate of 25 l/min. Serial doubling dilutions of Cry1Ab receptors were analyzed, and the surface was regenerated with a 1-min injec- tion of 20mMNaOH. Injectionswere performed three times for each receptor protein concentration. The data were analyzed using SensiQ Software Qdat version B.02. This software employs nonlinear regression and the Levenberg–Marquardt algorithm to fit experimental data to a binding interaction model that defines the interaction. Ligand blot assays Serial dilutions of the recombinant CAD (CR7–12), ALP (5, 2.5, 1.25, and 0.625 g), and APN (10, 5, and 2.5 g) proteins were separated by 10% SDS-PAGE and transferred to a PVDF membrane. The PVDF membrane was blocked with PBS sup- plementedwith 5% skimmedmilk, and blots were incubated for 1 h at room temperaturewithCry1Abprotoxin, activated toxin, or the C-terminal fragment. We used 5 nM protein in washing buffer (0.1% Tween 20 in PBS) for the ligand blot analysis with CR7–12 and 200 nM protein for the ligand blot analysis with ALP and APN. Unbound proteins were removed by washing three times in washing buffer for 15 min. Bound toxin and pro- toxin were identified with anti-Cry1Ab polyclonal antibody (1:20,000 dilution) and bound C-terminal fragment with anti- C-terminus polyclonal antibody (1:20,000 dilution) for 1 h at room temperature. After washing, the membrane was incu- bated with the secondary goat anti-rabbit HRP antibody (1:20,000 dilution) for 1 h at room temperature. After washing the excess of unbound secondary antibody, proteins were visu- alized with Super Signal chemiluminescence substrate (Pierce). Pulldown assays BBMVs from M. sexta were solubilized for 2 h at 4 °C in 20 mM Tris-HCl (pH 7.4), 150 mM NaCl, 5 mM EDTA, and 1 mM PMSF containing 1% CHAPS (v/v). Undissolved material was removed by centrifugation at 100,000  g for 1 h at 4 °C. We used 100 g of purified Cry1Ab activated toxin, protoxin, or C-terminus that was incubated with 200 l of CNBr-agarose (GE Healthcare) in 0.1 M sodium phosphate buffer (pH 7.5) at 4 °C overnight. The noncoupled proteins were removed by cen- trifugation. The unreacted CNBr groups were blocked with 0.1 M Tris-HCl (pH 8) at room temperature for 2 h. The resin was washed five times with 500 l of PBS. The CNBr beads coupled to protoxin, activated toxin, or the C-terminal fragment were incubated with 200 g of solubilized BBMV proteins in 500 l for 1 h at 4 °C; the unbound BBMV proteins were removed by centrifugation at 18,400  g for 10 min at 4 °C. The coupled CNBr-agarose beads containing the bound proteins from BBMV werewashed five timeswith 500l of PBS supplementedwith 1M NaCl, followed by five washes with 500 l of PBS to remove unboundproteins.Theproteins that remainedboundto theCNBr protoxin–, activated toxin–, or C-terminal–agarose beads were dissociated after 5min at 100 °C in 50l of loading buffer (100mM Figure 7. Proposed mechanism of action of Cry protoxins from Bt. 1, the parasporal crystals are solubilized into protoxin. 2, the C-terminal region of protoxin binds with highly abundant APN and ALP receptors. 3, the protoxin binds to the CAD receptor by the loops of domain II. 4, proteases activate the protoxin, inducing oligomer formation. 5, the oligomer inserts into the membrane, forming a pore that kills the cell. The interaction with APN and ALP with the C-terminal region helps the protoxin to reach the CAD receptor before proteolytic activation, and the interaction of protoxin with CAD in the presence of midgut proteases induces the formation of a robust oligomer that displays high pore formation activity with single conductance and a high open probability, as demonstrated previously (18). C-terminal region of Cry1Ab protoxin binds to APN and ALP 20270 J. Biol. Chem. (2018) 293(52) 20263–20272 TrisCl, 200mMDTT, 4% SDS (w/v), 0.2% bromphenol blue (w/v), and 20% glycerol (v/v) (pH 6.8)). As a negative control, the acti- vated CNBr-agarose was incubated without Cry1Ab protein, blocked as described above, and incubated with solubilized BBMV. The pulled down proteins were separated in 10% SDS- PAGE and transferred to PVDF membranes that were used in Western blotting assays using anti-CAD, anti-ALP, and anti-APN polyclonal antibodies as described below. Western blotting assays The anti-Cry1Ab, anti-CAD, anti-ALP, and anti-APN poly- clonal antibodies were raised previously in our laboratory. The anti-C-terminal antibody was raised for this work as reported above. For Western blot assays, the PVDF membranes were blockedwith 5% skimmedmilk in PBS buffer (pH 7.4) plus 0.1% Tween 20 for 1 h at room temperature. The membranes were rinsed once with the same buffer. The different proteins were detected after 1-h incubation with the corresponding poly- clonal antibody (anti-CAD 1:20,000, anti-ALP and anti-APN 1:10,000, anti-Cry1Ab 1:20,000, and anti-C-terminus 1:20,000 dilutions) and for 1 hwith goat anti-rabbit HPR secondary anti- body (Santa Cruz Biotechnology) (1:20,000 dilution) and finally visualized by incubation with Super Signal chemiluminescence substrate (Pierce) according to themanufacturer’s instructions. Author contributions—A. P.-C., B. E. T., A. B.,M. S., and I. G. formal analysis; A. P.-C., R. G., A. B., M. S., and I. G. investigation; A. P.-C., R. G., J. S., M. S., and I. G. methodology; J. S. supervision; B. E. T., A. B.,M. S., and I. G. writing-review and editing; A. B. and I. G. fund- ing acquisition; I. G. conceptualization; I. G. writing-original draft. Acknowledgments—We thank Lizbeth Cabrera for technical assistance. References 1. James, C. 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Protoxin Toxin k D a 2 5 0 1 3 0 1 0 0 7 0 5 5 k D a 2 5 0 1 3 0 1 0 0 7 0 5 5 M M C ry 1 A b RR368-369AA F371A G439D P ro to x in k D a 2 5 0 1 3 0 9 5 7 2 5 5 RR368-369AA F371A G439D T o x in k D a 2 5 0 1 3 0 9 5 7 2 5 5 F ig u re S 2 . W es te rn b lo t an al y si s o f C ry 1 A b p ro to x in , C ry 1 A b a ct iv at ed t o x in a n d C -t er m in al r eg io n u si n g a n ti -C ry 1 A b -t o x in o r an ti - C -t er m in al a n ti b o d ie s A n ti -C ry 1 A b Protoxin Toxin C-terminal k D a 2 5 0 1 3 0 9 5 7 2 5 5 3 6 a n ti -C -t er m in a l Protoxin Toxin C-terminal 2 5 0 1 3 0 9 5 7 2 5 5 3 6 k D a A A n ti -C A D B k D a 2 5 0 1 3 0 9 5 7 2 5 5 A n ti -A P N k D a 2 5 0 1 3 0 9 5 7 2 5 5 A n ti -A L P k D a 2 5 0 1 3 0 9 5 7 2 5 5 F ig u re S 3 . P u ri fi ca ti o n o f re co m b in an t C A D ( C R 7 -1 2 a n d C R 1 2 ), A L P a n d A P N e x p re ss ed i n E . c o li c el ls . M o le cu la r m as se s ar e in d ic at ed i n k D a. P an el A , S D S -P A G E s ta in ed w it h C o o m as si e b lu e. P an el B , w es te rn b lo t an al y si s u si n g a n ti -C A D , an ti -A P N a n d a n ti -A L P a n ti b o d ie s. D a 2 50 0 10 0 75 50 35 15 2 5 0 1 3 0 7 2 9 5 5 5 k D a 3 6 2 9 1 7 C R 1 2 3 5 2 5 0 1 3 0 7 2 9 5 5 5 k D a 3 6 2 9 A L P 2 5 0 0 10 0 A P N 6 6 9 8 4 5 2 0 0 11 6 k D a C R 7 -1 2 6 6 9 8 4 5 2 0 0 11 6 k D a 3 1 Anexo II Colaboración de la estudiante en otro proyecto del grupo de investigación Identification of Aminopeptidase-N2 as a Cry2Ab binding protein in Manduca sexta Janette Onofre, Meztlli O Gaytán, Arlen Peña-Cardeña, Blanca I García-Gomez, Sabino Pacheco, Isabel Gómez, Alejandra Bravo, Mario Soberón Peptides (2017) Dec;98:93-98. 91 Peptides 98 (2017) 93–98 Contents lists available at ScienceDirect Peptides j ourna l h o mepa ge: www.elsev ier .com/ locate /pept ides Identification of Aminopeptidase-N2 as a Cry2Ab binding protein in Manduca sexta Janette Onofre, Meztlli O. Gaytán, Arlen Peña-Cardeña, Blanca I. García-Gomez, Sabino Pacheco, Isabel Gómez, Alejandra Bravo, Mario Soberón ∗ Instituto de Biotecnología, Universidad Nacional Autónoma de México, Apdo, Postal 510-3, Cuernavaca 62250, Morelos, Mexico a r t i c l e i n f o Article history: Received 27 October 2016 Received in revised form 6 January 2017 Accepted 9 January 2017 Available online 17 January 2017 Keywords: Bacillus thuringiensis Transgenic crops Gene stacking Cry toxins Cry-receptors GPI-anchored proteins a b s t r a c t Bacillus thuringiensis Cry2Ab toxin has been used in combination with Cry1Ac for resistance management on the Bt-cotton that is widely planted worldwide. However, little is known regarding Cry2Ab mode of action. Particularly, there is a gap of knowledge on the identification of insect midgut proteins that bind Cry2Ab and mediate toxicity. In the case of Cry1Ab toxin, a transmembrane cadherin protein and glycosyl- phosphatidylinositol (GPI) anchored proteins like aminopeptidase-N1 (APN1) or alkaline-phosphatase (ALP) from Manduca sexta, have been shown to be important for oligomer formation and insertion into the membrane. Binding competition experiments showed that Cry2Ab toxin does not share binding sites with Cry1Ab toxin in M. sexta brush border membrane vesicles (BBMV). Also, that Cry2Ab shows reduced binding to the Cry1Ab binding molecules cadherin, APN1 or ALP. Finally, ligand blot experiments and protein sequence by LC–MS/MS identified APN2 isoform as a Cry2Ab binding protein. Cloning and expression of APN2 confirmed that APN2 is a Cry2Ab binding protein. © 2017 Elsevier Inc. All rights reserved. 1. Introduction Bacillus thuringiensis produces Cry proteins that have insectici- dal activity [15]. Cry proteins are highly specific, only kill a small number of insect species and have been shown to be harmless to other organisms including humans [11,15]. Some cry genes have been introduced into the genome of important crop plants result- ing in an efficient control of different crop pests [11,16]. The first generation of Bt-crops expressed a single cry gene from the Cry1 gene family active against the most important lepidopteran pests [16]. However, evolution of resistance to Bt-crops expressing a sin- gle cry1 gene has been responsible for diminishing the efficacy of Bt-crops in pest control [18]. Different strategies have been shown to be successful for delay- ing resistance to Cry toxins [19]. The stacking of more than one toxin gene that kills the same pest in the plant genome has ren- der the second generation of Bt-crops that have demonstrated to be effective in delaying resistance evolution [18,19]. In the case of Abbreviations: APN, aminopetidase-N; ALP, alkaline phosphatase; LC–MS/MS, Liquid chromatography-tandem mass spectrometry; GPI, glycosyl- phosphatidylinositol; kDa, Kilodalton; Bt, Bacillus thuringiensis; BBMV, brush border membrane vesicles. ∗ Corresponding author. E-mail address: mario@ibt.unam.mx (M. Soberón). Bt-cotton, Cry2Ab, that is also toxic to lepidopteran pests, has been used in combination with Cry1Ac for resistance management and Bt-cotton expressing both toxins is widely planted worldwide [11]. Resistance to Cry1Ac toxin shows no cross-resistance to Cry2Ab in different lepidopteran insects [2,5,23]. One of the most important mechanisms of resistance to Cry toxins are mutations in insect genes that affect the expression or that code for midgut proteins that are involved in binding to Cry toxins [5,12,22,26,28]. In the case of resistance to Cry1A tox- ins, mutations affecting cadherin, aminopetidase-N (APN), alkaline phosphatase (ALP) or ABCC2 transporter have been shown to be linked to resistance [5,6,12,22,26,28]. Most of these proteins have been proposed to participate in the sequential binding of Cry1A toxins leading to Cry1A toxin oligomerization, membrane inser- tion and pore formation, killing insect-midgut cells by osmotic shock [15]. Cry1A protoxins of 130 kDa, are proteolytically pro- cessed by insect gut proteases to yield a 60 kDa toxin that binds to glycosyl-phosphatidylinositol (GPI) anchored proteins as APN or ALP approaching the toxin to the brush border membrane of midgut cells. Activated toxins bind then to cadherin that facilitates further proteolytic cleavage of the amino-terminal end including helix -1 resulting in oligomerization of the toxin [7,8,14,15]. Finally, Cry1A oligomers bind again with high affinity to APN or ALP resulting in oligomer membrane insertion and pore formation [1,14]. The ABCC2 has been identified as a Cry1A-binding protein [20,21] and http://dx.doi.org/10.1016/j.peptides.2017.01.006 0196-9781/© 2017 Elsevier Inc. All rights reserved. 94 J. Onofre et al. / Peptides 98 (2017) 93–98 Table 1 Oligonucleotides used for PCR amplification. Primer Sequence (5′-3′) Cry2Ab d CAATCCATGGCAAATAGTGTATTG Cry2Ab utr3 GCCCGGGGAATTCCTAAGAATAAAAATA APN2For ATTCCGTCTCGAGATGATTGAAAATAG CCACAAAGAGAG APN2Rev CGTACAGAG CTCCATGTATTCACTAATATT CTTGGCTC it has been suggested that binding to ABCC2 facilitates oligomer membrane insertion [9]. Despite the wide us of Cry2Ab in Bt-cotton, little is known regarding its mode of action. In contrast to Cry1A protoxins, Cry2Ab is a short protoxin of 70 kDa that is only processed in the N-terminal end to yield the activated toxin [15]. Activated Cry2Ab and Cry1A toxins share limited amino acid sequence similarity but they share similar three-dimensional fold suggesting that their mode of action is conserved. Tricoplusia ni and Helicoverpa armigera resistant popu- lations to Cry2Ab have been selected in laboratory conditions by F2 screening from field collected individuals, suggesting the involve- ment of novel midgut Cry binding molecules [17,23]. In the case of H. armigera, resistance to Cry2Ab was linked to at least three different mutant alleles of an ABCA2 transporter gene suggesting that ABCA2 is a functional receptor of Cry2Ab toxin [23]. It was proposed that binding to ABCA2 could trigger Cry2Ab oligomeriza- tion and also oligomer membrane insertion, but this remains to be analyzed experimentally [23]. Since GPI-anchored proteins are also playing an important role in Cry1A toxins mode of action, we ana- lyzed here if Cry2Ab binds specifically to a GPI-anchored protein from M. sexta. Binding analysis of Cry2Ab to GPI-anchored proteins fraction identified the APN2 as a putative Cry2Ab receptor. Fur- ther analysis of Cry2Ab and Cry1Ab binding to different M. sexta recombinant proteins expressed in E. coli, confirmed that APN2 is a Cry2Ab binding molecule. Our results suggest that in the case of Cry2Ab, GPI-anchored APN2 could be involved in toxicity. 2. Materials and methods 2.1. Cloning of Cry2Ab gene Escherichia coli strain MC1061 (A = trpF F = lacI Smr Tcr) was used as the host for construction of plasmids. A plasmid vector containing the cry2Ab gene sequence was kindly provided by Dr. Luke Masson. Cry2Ab gene sequence was amplified with forward (Cry2Abd) and reverse (Cry2Ab utr3) oligonucleotides (Table 1) that amplify a PCR product of 1.8 kb using an AccuPrime Pfx Taq DNA polymerase (Invitrogen). The PCR product fragment was digested with NcoI and SmaI restriction enzymes and cloned into plasmid pHT315 under the regulation of the cry3Aa promoter, pre- viously digested with NcoI and SmaI restriction enzymes, using a T4 DNA ligase from New England BioLabs. A positive clone was selected, purified, and verified by DNA sequencing in the Instituto de Biotecnología-UNAMı́s facility. This clone was named pHT315- Cry2AbWt and transformed in Bt acrystalliferous strain 407cry−. 2.2. Expression and activation of Cry1Ab and Cry2Ab proteins For Cry1Ab production, pHT315–1Ab harboring the cry1Ab gene in strain 407 cry− was used. Crystals of proteins were produced and solubilized as previously described [4]. The Cry1Ab crystals were solubilized in 50 mM Na2CO3/NaHCO3 buffer containing 0.02% mercaptoethanol, pH 10.5, at 37 ◦C for 2 h. For proteolytic acti- vation, the solubilized protoxins were digested with 1:50 trypsin (Sigma) (trypsin/protoxin) at 37 ◦C for 2 h. In the case of Cry2Ab, crystals inclusions were purified using a hexane and centrifugation method as described [13]. Briefly, the spore/crystal pellet was suspended in 300 mM NaCl, 10 mM EDTA, 1 mM PMSF, 10% hexane solution and sonicated 1 min three times with 5 min repose in ice between each pulse of sonication. The sample was centrifuged at 16000 rpm for 15 min at 4 ◦C and the pellet obtained after centrifugation was subject to another round of sonication-centrifugation and finally suspended in water with 1 mM PMSF. The Cry2Ab crystals were solubilized in 50 mM NaOH at 4 ◦C for 1 h. For proteolytic activation, the solubilized protox- ins were digested with 1:1 trypsin (Sigma) at 4 ◦C for 1 h. Protein concentration of toxins was determined by Bradford procedure (BioRad) using BSA as a standard. 2.3. Brush border membrane vesicles (BBMV) preparation, solubilization and Western blot BBMV were prepared from dissected midgut tissue of third instar M. sexta larvae following the protocol described by Wolfers- berger et al. [25]. For analysis of BBMV quality and the enrichment during purification, the aminopetidase N and alkaline phosphatase enzymatic activities were determined in the initial gut homogenate and in the final BBMV preparation. Typically, an enrichment of 5-fold and 10-fold for ALP and APN enzymatic activities, respec- tively, were obtained. For BBMV solubilization, 5 mg/ml protein of BBMV were suspended in 20 mM Tris-HCl pH 8.5 buffer contain- ing 100 mM NaCl, 5 mM EDTA, 1 mM PMSF and 1% CHAPS. After 2 h at 4 ◦C, the solution was centrifuged at 70,000 rpm for 40 min and the membrane pellet and supernatant samples were recovered for western blot analysis. Protein content was measured by the DC protein-dye method (Bio-Rad) using bovine serum albumin as stan- dard (Pierce). Five g protein of BBMV or supernatant recovered after membrane solubilization were boiled, separated by 9% SDS- PAGE and electro transferred to polyvinylidene fluoride membrane (PVDF) from Millipore. Blots were blocked with 5% non-fat dry milk in PBS- 0.1% Tween 20 (PBST), incubated with 1:30,000 anti-Cad, 1:25,000 anti-APN1 or 1:5000 anti-ALP antibodies in PBST, revealed with HRP-conjugated goat anti-rabbit IgG (1:30,000) in PBST from Santa Cruz and developed with luminol (Pierce). These experiments were done in triplicate. 2.4. Competition binding analysis Activated Cry1Ab was biotinylated using biotinyl-N –hydroxysuccinimide ester (Amersham) according to the man- ufacturer’s instructions. Binding of biotinylated Cry1Ab, was performed as previously described [14]. Ten g of BBMV protein were incubated with 10 nM biotinylated toxin. The unbound toxin was removed by centrifugation for 10 min at 14000 × g. The membrane pellet was suspended in 100 l binding buffer and washed twice. The samples were loaded in 9% SDS-PAGE gels and electrotransferred to nitrocellulose membranes. The biotinylated protein was visualized by incubating with streptavidin-peroxidase conjugate (1:4000 dilution) for 1 h, followed by luminol (Pierce). For competition experiments biotinylated Cry1Ab was incubated with different concentrations of unlabeled Cry1Ab or unlabeled Cry2Ab 1 h at room temperature before incubating with BBMV and reveled as described above. These experiments were done in triplicate. 2.5. Ligand blot Ligand blots were performed as previously described [15]. Ten g of supernatant after BBMV solubilization, were separated on 9% SDS-PAGE and transferred to PVDF membranes. After block- ing the membrane, 10 nM of Cry1Ab or 20 nM of Cry2Ab were added and incubated for 1 h at room temperature. The blots were then washed twice and overlaid with 1:30,000 anti-Cry1Ab or J. Onofre et al. / Peptides 98 (2017) 93–98 95 1:30,000 anti-Cry2Ab for 1 h. Then, blots were incubated with HRP- conjugated goat anti-rabbit IgG (1:30,000) in PBST from Santa Cruz and developed with luminol (Pierce). These experiments were done in triplicate. 2.6. Protein identification The 110 kDa protein band observed in ligand blot assays with Cry2Aa protein was excised from the SDS-PAGE for subsequent identification by the liquid chromatography-tandem mass spec- trometry (LC–MS/MS) in the Instituto de Biotecnología-UNAMı́s facility. The gel band was subjected to proteolytic digestion on a ProGest (Genomic Solutions) workstation using bovine trypsin. Formic acid was added to stop the reaction, and the supernatant was analyzed directly using nano liquid chromatography followed by tandem mass spectrometry (LC–MS/MS) with a 30 min gradient on a LTQ Orbitrap XL mass spectrometer (ThermoFisher). Product ion data were searched against the Uniprot database using the Mas- cot search engine (Matrix Science, London, UK). Mascot output files were parsed into the Scaffold 3 (version Scaffold 3 00 07, Proteome Software Inc., Portland, OR). 2.7. Cloning of amino-peptidase N2 and heterologous expression of APN2, APN1, ALP and CR7-12 recombinant proteins Total RNA from three 3rd instar M. sexta midguts was extracted using RNeasy Mini kit (Qiagen). APN2 sequence was obtained from GenBank accession number: P91885. Primers for amplifica- tion were designed and shown in Table 1. A PCR product of 3 kb for APN2 gene was obtained and digested with SacI and XhoI restriction enzymes, cloned into pET32b cloning vector and transformed into E. coli BL21 (D3) cells (Invitrogen). Plasmid from transformants was purified and sequenced in the DNA-sequence facility of Instituto de Biotecnología-UNAM. APN2, APN1, ALP and CR7-12 recombinant proteins were purified as previously described [4]. Transformants were grown until OD600 0.7 and protein expression was induced with 1 mM IPTG (Sigma) for six hours. For protein purification, cultures were sonicated and cell-debris were eliminated by centrifugation (70,000 rpm for 30 min at 15 ◦C). The supernatant was subjected to affinity purification using Ni-Agarose beads (Qiagen). After wash- ing with 35 mM imidazole in PBS buffer (pH 7.5), the recombinant protein was eluted with 250 mM imidazole and gradually dialyzed against PBS buffer. 2.8. ELISA binding assays ELISA binding assays were performed as previously reported [8,14]. ELISA plates were coated with 1 g of recombinant cad- herin protein fragment (CR7-12), or with 250 ng of recombinant APN1, ALP or APN2 from M. sexta. Different non-saturated concen- trations of activated Cry1Ab or Cry2Ab were used in the different binding assays as indicated in the text or in the figure legends. The bound toxins were detected using rabbit anti-Cry1Ab (1:20,000) or anti-Cry2Ab (1:2000) antibodies and then with the anti-rabbit anti- body conjugated with horseradish peroxidase enzyme as described above. Finally o-phenylenediamine (Sigma) and H2O2 were used as substrates for peroxidase activity detection. Reaction was stopped adding 50 l of 1 M H2SO4 and measured at 490 nm using an ELISA microplate reader. All experiments were done in tripli- cate. Comparison of binding data of Cry2Ab and Cry1Ab toxins to different recombinant proteins were analyzed by t-test using GraphPad Prism 7 (GraphPad Software, Inc version 5.0b), data curves of Scatchard plots for obtaining relative binding affinities Fig. 1. Cry1Ab and Cry2Ab toxins do not share binding sites. Homologous and het- erologous binding competition of biotin-labeled Cry1Ab to M. sexta BBMV with unlabeled Cry1Ab or Cry2Ab activated toxins. Binding of biotinylated-Cry1Ab to BBMV was analyzed in the absence or in the presence of different concentrations of competitor from 50 up to 500-fold molar excess of activated Cry1Ab (A) or 500- fold molar excess of activated Cry2Ab. Fig. 1 shows a representative result of three replicas. (Kd) were obtained by Scatchard equation using Scatchard analysis with SigmaPlot (Systat Software). 2.9. Bioassays Different doses of Cry2Ab spore/crystals (from 10 to 50 ng/cm2) were applied onto the artificial diet surface of 24-well polystyrene plates (Cell Wells, Corning). To determine insect mortality, 24 first instar M. sexta larvae, one per well, were used per toxin con- centration in three biological repetitions performed in triplicate. Mortality was recorded after 7 days, and the 50% lethal concentra- tion (LC50) was estimated by using Probit analysis (Polo-PC LeOra Software). 3. Results 3.1. Cry2Ab binds to M. sexta APN2 GPI-anchored protein The toxicity of Cry2Ab toxin to M. sexta was analyzed as described in Materials and methods showing an LC50 value of 21.9 ng/cm2 (fiducial limits 17.5–25.6). To determine if Cry1Ab and Cry2Ab share binding sites in M. sexta brush border membranes, we performed heterologous binding competition of biotynilated- Cry1Ab toxin to BBMV. Fig. 1 shows that binding of biotin-labeled Cry1Ab to BBMV was not competed by unlabeled Cry2Ab and that the binding of Cry1Ab was specific since it was competed by unla- beled Cry1Ab toxin. These results show that Cry1Ab and Cry2Ab do not share binding sites in M. sexta. To determine if GPI-anchored proteins bind Cry2Ab toxin, we performed a partial solubilization of M. sexta BBMV with CHAPS and analyze by western blot if ALP or APN1, that are GPI-anchored proteins, and cadherin, a transmembrane protein, were extracted from BBMV. Fig. 2 shows that ALP and APN1 were released into supernatant after partial solubilization with CHAPS in contrast to cadherin that was retained in the membrane pellet. This data shows that GPI-anchored proteins are specifically extracted from BBMV by this solubilization procedure. To analyze the GPI-anchored proteins that specifically bind Cry2Ab we performed a ligand blot of Cry2Ab against proteins extracted from BBMV by the CHAPS procedure described above and compare to the Cry1Ab binding proteins. We focus on proteins with molecular weights of 100–150 kDa since APNı́s are within this range of molecular sizes. Fig. 3 shows that Cry2Ab bound to dif- ferent BBMV proteins than Cy1Ab. Cry2Ab bound to smear from 96 J. Onofre et al. / Peptides 98 (2017) 93–98 Fig. 2. GPI-anchored proteins are preferentially extracted from BBMV by partial membrane solubilization. Western blot detection of ALP, APN or cadherin in BBMV (lanes 2) or in a protein extract obtained after solubilization of BBMV with 1% CHAPS (lanes 3). Lanes 1 corresponded to MW marker. Fig. 2 shows a representative result of three replicas. 100 to 120 kDa where a 110 kDa was predominant, and also to a smear from 75 to 85 kDa proteins while Cry1Ab bound to dif- Fig. 3. Cry2Ab binds to a 110 kDa GPI-anchored protein. Figure shows the detection of Cry2Ab or Cry1Ab binding proteins in a protein extract obtained after solubi- lization of BBMV with 1% CHAPS. The arrow indicates the 110 kDa Cry2Ab binding protein that was identified as APN2 by MS/MS. Fig. 3 shows a representative result of three replicas. ferent proteins of 120 kDa, and a 68 kDa, although the latter was also recognized by Cry2Ab (Fig. 3). Previously the 120 kDa protein that binds Cry1Ab was identified as APN1 [4]. The identity of the 110 kDa protein that bound Cry2Ab, was analyzed by LC–MS/MS. M. sexta APN2 was the protein with the highest score (6718.45) obtained with 31 peptides matching sequences with a coverage of 40%. Besides APN2, the next protein with high score (2268.29) was M. sexta alanyl aminopeptidase with coverage of 30%. Also, we iden- tified the 75–85 kDa Cry2Ab-binding protein showing again APN2 and alanyl aminopeptidase with similar coverage for both proteins suggesting that this protein smear corresponded to degradation products of the 110 kDa protein. 3.2. Binding of Cry2Ab and Cry1Ab toxins to different recombinant M. sexta proteins To determine which APN binds Cry2Ab, we analyze the bind- ing of Cry2Ab to APN2. We cloned the APN2 gene from M. sexta RNA samples as reported in Materials and methods. The APN2 gene was cloned into E. coli cells, expressed, and purified and the binding to Cry2Ab was analyzed by ELISA binding assays as reported in Materials and methods. Also, we compared the binding of Cry2Ab and Cry1Ab to recombinant M. sexta APN1, ALP proteins and to a recombinant cadherin fragment containing Cry1Ab binding sites (CR7-12), that were previously reported to bind Cry1Ab toxin [4]. Fig. 4 shows that Cry2Ab bound APN2 while Cry1Ab showed reduced binding to this protein. Finally, Cry1Ab bound the three recombinant proteins APN1, ALP and cadherin fragment, in con- trast Cry2Ab showed less binding to APN1 than Cry1Ab and did not bind ALP or cadherin proteins (Fig. 4). J. Onofre et al. / Peptides 98 (2017) 93–98 97 Fig. 4. Cry2Ab binds specifically to M. sexta APN2. ELISA binding assays of Cry2Ab or Cry1Ab to recombinant APN1, APN2, ALP or CR7-12 proteins. Black boxes represent Cry2Ab and white boxes Cry1Ab binding to each receptor. Data shows means of three replicas with standard deviations. The groups of data for each receptor were analyzed by t-test using GraphPad Prism 7 (GraphPad Software, Inc). APN1 data showed that P value equals 0.0006; APN2 data showed that P value equals 0.0004; ALP and CR7-12 data showed a P value that is less than 0.0001. All these P values indicate that the differences in binding of Cry2Ab and Cry1Ab to the recombinant receptors are extremely statistically significant. Fig. 5. Cry2Ab binds to APN2 in a saturable way. Figure shows the ELISA bind- ing saturation assays of Cry2Ab toxin to APN2. Data show means of three replicas with standard deviations. Insert shows the Scatchard plot for Kd calculation using Scatchard analysis with SigmaPlot (Systat Software). To determine the apparent binding affinity of Cry2Ab to APN2 we performed a binding saturation assay. Fig. 5 shows that Cry2Ab bound to APN2 in a concentration dependent manner. Calculation of apparent binding affinities by Scatchard plot revealed an appar- ent binding affinity (Kd) of Cry2Ab to APN2 of 123.8 nM. 4. Discussion Cry2Ab is widely used in transgenic crops in combination with Cry1A proteins since it has been shown that there is no cross resis- tance between these proteins and that Cry2Ab and Cry1Ac do not share binding sites in different lepidopteran insects [2,3,10]. Here we show that in M. sexta Cry2Ab and Cry1Ab do not share the same binding sites since binding of Cry1Ab to BBMV was not competed by Cry2Ab toxin (Fig. 1). Also, Cry2A showed reduced binding to the previously characterized Cry1Ab binding molecules, APN1, ALP and cadherin (Fig. 4). In the case of Helicoverpa zea, APN1 was shown to be a functional receptor of Cry1Ac but not of Cry2Ab [24]. GPI-anchored proteins have been shown to be involved in toxi- city of different Cry toxins that have different insect specificities to lepidopteran, coleopteran or dipteran insects [15,27]. It has been suggested that binding to GPI-anchored proteins concentrate acti- vated toxins in the brush border membranes and also facilitate oligomer membrane insertion [1,14]. We identify GPI-anchored APN2 as a Cry2Ab binding protein by ligand blot and LC–MS/MS sequencing. Analysis of binding to recombinant APN2 produced in E. coli confirmed that Cry2Ab binds specifically to APN2 since Cry1Ab showed reduced binding to APN2 (Fig. 4). Saturation bind- ing analysis showed that Cry2Ab bound APN2 with high affinity. The apparent binding affinity of Cry2Ab to APN2 (Kd = 123.8 nM) is in the same order of magnitude as that of Cry1Ab to M. sexta APN1 or ALP [4]. Peptide sequence of the 75–85 kDa protein band showed that this was a degradation product of APN2 and alanyl- peptidase. It was shown that Cry1Ab also binds to ALP [1]. We show here that Cry2Ab does not bind to the recombinant ALP that binds Cry1Ab toxin. However, we cannot rule out that Cry2Ab binds to another ALP isoform different from the one recognized by Cry1Ab since a 68 kDa protein was recognized by both Cry2Ab and Cry1Ab. In addition both toxins bound to a high molecular weight protein with MW higher than 250 kDa. Since both protein bound to this high molecular weight protein we did not characterize further this band. Finally, the identity of the additional low molecular weight proteins recognized by Cry2Ab remains to be determined. ABCA2 transporter has been identified as key molecule involved in Cry2Ab toxicity since resistance to Cry2Ab is linked to ABCA2 mutations in H. armigera [23]. The role of ABCA2 in the mode of action of Cry2Ab remains to be determined. The identification of 98 J. Onofre et al. / Peptides 98 (2017) 93–98 APN2 as a Cry2Ab binding-protein suggest that different midgut membrane proteins could be involved in Cry2Ab toxicity as is the case of Cry1A toxins that participate in different steps of the mechanism of action such as inducing Cry1A oligomerization and oligomer membrane insertion [1,14]. Understanding the role of the different Cry2Ab binding molecules in its mode of action could pro- vide methods for resistant gene monitoring in field conditions and to evolve Cry2Ab toxicity to counter resistance. Conflict of interests The authors declare no conflict of interests. Author’s contribution JO, performed binding analysis to recombinant proteins; MG set up experimental conditions for Cry2Ab production and bind- ing analysis; AIP Performed partial solubilization of BBMV and location of APN, ALP and cadherin; BIG cloning and expression of Cry2Ab gene; IG performed ligand blots and cloning of APN2; SP performed binding and Scatchard analysis; AB designed experi- ments and wrote the manuscript; MS designed experiments and wrote manuscript. Acknowledgments We thank Jorge Sánchez for technical assistance and Lizbeth Cabrera for insect maintenance. Also, to Dr. Cesar Ferreira and the technical staff of the proteomics unit at Instituto de Biotecnología, UNAM. To Pioneer Hi Bred for funding. References [1] I. Arenas, A. Bravo, M. Soberón, I. Gómez, Role of alkaline phosphatase from Manduca sexta in the mechanism of action of Bacillus thuringiensis Cry1Ab toxin, J. Biol. Chem. 285 (2010) 12497–12503. [2] S. Caccia, C.S. Hernández-Rodríguez, R.J. Mahon, S. 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