1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO POSGRADO EN CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN CUBA Y ESTADOS UNIDOS: EL DESHIELO Y LAS NUEVAS TENSIONES VISTOS POR DOS DIARIOS ESTADOUNIDENSES DEL MAINSTREAM TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE MAESTRA EN COMUNICACIÓN PRESENTA: LIC. MARÍA CARLA GÁRCIGA RODRÍGUEZ TUTORA: DRA. EVA SALGADO ANDRADE (CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SUPERIORES EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL/UNAM) CIUDAD UNIVERSITARIA, CD.MX., ABRIL, 2019 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 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EL ITINERARIO METODOLÓGICO ............................................................ 12 1.1- Planteamiento del problema: ............................................................................................ 12 1.2- Preguntas de investigación: .............................................................................................. 12 1.3- Objetivos de investigación:............................................................................................... 13 1.4- Hipótesis: .......................................................................................................................... 13 1.5- Justificación académica y político-social de la investigación: ......................................... 14 1.6- Estrategia metodológica: .................................................................................................. 20 CAPÍTULO 2: CUBA Y ESTADOS UNIDOS: EL DECURSO DE UNA BATALLA ENTRE EL DESHIELO Y LA AGRESIÓN ............................................................................ 23 2.1- PRIMERA PARTE: NACIMIENTO Y DESARROLLO DEL CONFLICTO HISTÓRICO ............................................................................................................................ 23 2.1.1- Ruptura, escalada de tensiones y nacientes intentos de conciliación (1959-1963) ....... 23 2.1.2- Continúa la hostilidad, pero el contexto mundial anuncia un cambio (1963-1974) ...... 31 2.1.3- Primeros diálogos con rumbo a la normalización (1974-1981)..................................... 34 2.1.4- Retroceso de los logros alcanzados. Aumentan ataques y sanciones (1982-2008) ....... 43 2.2- SEGUNDA PARTE: OBAMA Y TRUMP: DEL RESTABLECIMIENTO A LA INMOVILIZACIÓN ................................................................................................................ 51 2.2.1- Cuba, Estados Unidos y el mundo: antecedentes del deshielo ...................................... 51 2.2.2- El 17D: tiempo de diálogos, tratados, flexibilizaciones y aperturas.............................. 55 2.2.3- Trump y los inicios del nuevo congelamiento ............................................................... 65 2.2.4- Los ataques sónicos: regreso a la retórica de la Guerra Fría ......................................... 70 CAPÍTULO 3: THE NEW YORK TIMES Y THE WASHINGTON POST: PORTAVOCES DE LA PRENSA MAINSTREAM ESTADOUNIDENSE .............................................................. 77 3.1- The New York Times: “All The News That's Fit To Print” ............................................... 77 3.2- The Washington Post: “Democracy Dies In Darkness” ................................................... 86 CAPÍTULO 4: DISCURSO PERIODÍSTICO: TEXTO, CONTEXTO, IDEOLOGÍA Y PODER ..................................................................................................................................... 97 4.1- La Economía Política de la Comunicación: un punto de partida...................................... 97 4.2- El discurso periodístico: prensa escrita y contexto histórico-social ............................... 101 4.3- La ideología política y los entramados del poder en el discurso periodístico ................ 106 4.4- Géneros periodísticos de opinión. El Editorial ............................................................... 112 CAPÍTULO 5: THE NEW YORK TIMES Y THE WASHINGTON POST: CUBA Y ESTADOS UNIDOS EN LAS ERAS DE OBAMA Y TRUMP .............................................................. 117 3 5.1- PRIMERA PARTE: UNA MIRADA A LOS RASGOS QUE TIPIFICAN EL DISCURSO EDITORIAL DEL TIMES Y DEL POST ......................................................... 118 5.1.1- ¿Qué nos dice el titulado?: a buen entendedor, con pocas palabras bastan ................. 118 5.1.2- Obama, Trump y Cuba: primeros indicios de un conflicto ......................................... 124 5.1.3- El Times y el Post: la tematización de dos adversos y sus aristas ............................... 130 5.1.4- Semblanza de los protagonistas: dos versiones, un mismo personaje ......................... 140 5.1.5- Los soportes discursivos de un tercero: quién dice qué, cómo y por qué .................... 148 5.2- SEGUNDA PARTE: ESTRUCTURAS DENOTATIVAS DE LA IDEOLOGIZACIÓN POLARIZADA EN EL LENGUAJE PERIODÍSTICO ........................................................ 158 5.2.1- Ellos vs. Nosotros: la estrategia de polarización en el Times y el Post ....................... 158 5.2.2- La terminología y su impacto en el tratamiento del adversario ................................... 169 5.2.3- La presencia de los móviles en los textos periodísticos como recurso de persuasión . 175 5.2.4- Otras estrategias en el discurso periodístico como medio ideologizante .................... 180 5.3- Las posturas del Times y del Post en las relaciones cubano-estadounidenses: apreciaciones finales .............................................................................................................. 185 CONCLUSIONES .................................................................................................................. 194 BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................................... 199 ANEXO……………………………………………………………………………………...215 4 PALABRAS INTRODUCTORIAS Luego de más de medio siglo de hostilidad y ausencia de relaciones diplomáticas, el 17 de diciembre de 2014 los presidentes de Cuba y Estados Unidos, Raúl Castro y Barack Obama, proclamaron de forma simultánea el anuncio del restablecimiento de los vínculos entre ambos países. El suceso, sorpresivo e impactante –no solo para los cubanos y estadounidenses, sino para el mundo entero–, se convirtió al instante en noticia de relevancia en los grandes consorcios mediáticos a nivel internacional. Visto así, cabría preguntarse el porqué de tanta conmoción detrás de una noticia que dio la vuelta al mundo en segundos. Y el porqué de esta respuesta lo hallamos en la Historia, que −como afirmara Galeano− es ese “profeta con la mirada hacia atrás, que por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será”. Por ello nos parece imprescindible recurrir a este sabio “profeta” si queremos entender el presente y construir un mejor futuro. El triunfo de la Revolución Cubana el 1ro de enero de 1959 constituyó en su momento un suceso igual de relevante, y marcó un antes y un después en la historia de Cuba y en las relaciones de la Isla, no solo con los Estados Unidos, sino también con el resto del mundo. Desde ese entonces y hasta hoy, muchos han sido los sucesos vinculados a las tensiones de ambos países que han repercutido en la sociedad cubana, teniendo en cuenta que alrededor del 70% de la población actual nació después de 1959. La eliminación de la propiedad privada que incluía no pocos propietarios norteamericanos; el establecimiento del Bloqueo Económico, Financiero y Comercial contra la Isla por parte del gobierno estadounidense; la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones; la invasión de Playa Girón; la proclamación del carácter socialista de la Revolución por Fidel Castro en 1961; la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA); la crisis de los misiles que colocó al mundo al borde de una catástrofe nuclear; la Ley de Ajuste Cubano; los éxodos de Mariel y Camarioca; la caída del Campo Socialista y el inicio del llamado Periodo Especial en Cuba; la crisis de los balseros en 1994; las leyes Helms-Burton y Torricelli proclamadas por el gobierno estadounidense en los años noventa para arreciar el cerco económico contra Cuba; el caso del niño Elián González; y los casos del contratista Alan Gross y los cinco agentes cubanos prisioneros en Estados Unidos son solo algunos de los sucesos que han marcado este decurso de tensiones durante más de medio siglo. Cada uno de ellos por sí mismo podría conformar las páginas de una extensa obra. En un contexto sociohistórico tan complejo como del cual partimos para analizar un discurso sobre los eventos más cercanos en el tiempo, se hace imprescindible “aprender 5 acerca del presente a la luz del pasado”, lo cual “quiere también decir aprender del pasado a la luz del presente” (Carr, 1992: 91). De ahí que sea inevitable mirar atrás para poder aprehender –en la medida de nuestras limitaciones y alcances– el presente. Tampoco es posible esa distancia utópica entre el sujeto y el objeto de estudio. A la hora de analizar un fenómeno, incluso antes de implicarnos con este, decidimos estudiarlo, abordarlo y adentrarnos en sus rasgos, porque nos sentimos vinculados con él de alguna manera, existe una identificación, una atracción que puede explicarse tanto por experiencias de vida personales, como por intereses cognoscitivos que, a su vez, siempre van a estar influenciados por nuestra situación e historia de vida. ¿Por qué quise estudiar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en la coyuntura actual a través del discurso de The New York Times y The Washington Post? Quizás sea esta la primera pregunta que, como aspirante a investigadora, necesitaría hacerme y responderme, inclusive antes de trazar una hipótesis acerca del tratamiento que le han dado al tema estos dos poderosos diarios del mainstream estadounidense. Siendo cubana y habiendo nacido en un contexto adverso de tensiones entre Cuba y Estados Unidos que han repercutido en la situación económica, política y social de mi país, la problemática ha marcado, sin dudas, mi vida personal, como la del resto de los cubanos. El anuncio del restablecimiento de las relaciones entre ambos países despertó expectativas e incertidumbres en su momento ante el derrotero que tomaría el destino de Cuba con los cambios que se avecinaban. Ahora, la política de retroceso iniciada por el presidente Donald Trump introduce nuevas incertidumbres y mayores preocupaciones sobre el futuro de la sociedad cubana. Ante estos vaivenes, cabría preguntarse: ¿Hubiera sido mi posicionamiento personal y académico diferente de haber nacido en un entorno de relaciones diplomáticas estables entre mi país y la mayor potencia del orbe? ¿Sería distinta mi percepción de la realidad y mi visión del mundo? Sin duda alguna. Al pensarme como cubana cuya historia de vida ha sido moldeada por las tensiones entre mi país y la potencia más poderosa del mundo contemporáneo, debo también repensarme a mí misma como estudiosa de este fenómeno desde un tercer país -México- que está mediando en el presente mi percepción del mundo inmediato en el que estoy inmersa actualmente, así como mis actitudes. No puede negarse la subjetividad de quien interpreta los sucesos objeto de estudio, porque dichas interpretaciones presuponen, como defiende el historiador Edward Carr, determinados juicios de valor inherentes al sujeto estudioso. Esto implica uno de los tantos 6 retos que enfrentamos, junto a otro no menos importante, y es la también utópica sacralización de los hechos cuando un mismo suceso es contado desde diferentes perspectivas y visiones, lo cual hace que ya no sea un mismo hecho. No se trata solo de interpretación, sino de exposición. ¿Cuán diferente es la Historia de Cuba y Estados Unidos contada desde un lado y desde el otro? ¿Cuán diferente puede ser también una misma noticia reportada por un medio u otro, según la ideología a la que responde, la política editorial, la agenda, el espacio geográfico, los intereses particulares? ¿Son, entonces, los hechos sagrados? ¿Y no funcionan los medios, a fin de cuentas, como opera el ser humano en la vida cotidiana? ¿No sucede que cada uno tiene su verdad y que la mía puede diferir enteramente de la tuya? Existen juicios internalizados en el caso que nos ocupa, del reflejo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, de un lado y de otro, de acuerdo a conveniencias ideológicas destinadas a construir una imagen estereotipada y pre-juiciada de una Historia y de otra, de un país y del otro, de un gobierno y del otro, con el objetivo de crear un estado de opinión en la sociedad a favor o en contra de determinados valores. Desde Cuba, es fácil distinguir la construcción mediada de “patriotismo”, “libertad”, “socialismo”, “independencia”, “soberanía”, “igualdad”, “dignidad”, “solidaridad”, como conceptos asociados a la Isla. Para Estados Unidos prevalecen calificativos como “imperialismo”, “opresión”, “colonización”, “consumismo”, “brutalidad”, “frivolidad”, etc. Desde Estados Unidos, conceptos autorreferenciales se han inculcado en su población, igualmente, de modo más o menos sutil, como “superioridad”, “poderío”, “riqueza”, “éxito”, “individualismo”, “dominio mundial”, etc. Y con respecto a Cuba predominan las definiciones de “dictadura”, “opresión”, “tortura”, “ausencia de derechos humanos”, “terrorismo”, etc. Pero ello no constituye una exclusividad de estos dos contextos; es inherente a las sociedades y grupos que van construyendo ideales arraigados a su historia. Carr lo refiere en su obra, al reconocer que “cada grupo se protege a sí mismo contra la irrupción de valores extraños e inoportunos, que moteja con epítetos envilecedores, como los de burgués y capitalista, o antidemocrático y totalitario…” (1992: 113). También al investigador, cuando se acerca a su objeto de estudio, le resulta imposible librarse de sus presupuestos ideológicos, sus percepciones del mundo y su contexto inmediato tanto geográfico como cultural. Lo mismo sucede con el discurso que estudiamos, mediado por una multiplicidad de factores histórico-sociales, económicos, políticos, culturales, geográficos e internacionales al sol de hoy, dado el mundo globalizado en el que vivimos. 7 Todas estas dimensiones deben tenerse en cuenta por parte del investigador. He ahí el reto eterno que tiene quien se adentra en la(s) realidad(es) del mundo, de las cuales, inevitablemente, forma parte. En otras palabras, el observador es también el observable; como insiste Edgar Morin en su reflexión epistemológica sobre el conocimiento complejo: “lo que nos circunda está inscripto en nosotros”. ¿Es más acertado el investigador que intenta dejar a un lado su historial de vida y sus concepciones para adentrarse en los hechos, que el que se ve permeado de ellas? En lo absoluto; es más acertado quien, asumiéndose parte de ese todo que analiza, y tomando conciencia de su rol dentro de esas realidades, es capaz de estudiarlas desde una visión crítica y –sobre todo– autocrítica. En palabras de Bohr (en Morin, 1994: 432), “lo que conocemos no es el mundo en sí, es el mundo con nuestro conocimiento. No podemos separar el mundo que conocemos de las estructuras de nuestro conocimiento. Hay una adherencia inseparable entre nuestro espíritu y el mundo”. Otro aspecto interesante es el observar un determinado fenómeno teniendo en cuenta que los actos de los sujetos estudiados están estrechamente relacionados con el contexto y las circunstancias que atravesaron. Todo tiene una causalidad, y ciertos hechos y situaciones llevan, a su vez, al acontecer de otros hechos y situaciones, influenciados –y a veces determinados– por los primeros. Así, las represiones, asesinatos y torturas de la dictadura de Batista contribuyeron a que se produjera con éxito un proceso revolucionario en Cuba; la nacionalización de propiedades norteamericanas por el gobierno cubano luego del triunfo de la Revolución y la expulsión de sus dueños –entre otros factores- propició que Estados Unidos rompiera relaciones con Cuba; la ruptura de las relaciones con Cuba y los bombardeos y ataques a distintos puntos de la Isla por parte de mercenarios pagados por el gobierno de Estados Unidos, radicalizaron el proceso revolucionario que alcanzó su punto álgido justo en el contexto previo de la invasión a Playa Girón, cuando Fidel Castro proclamó el Carácter Socialista de la Revolución Cubana. El resto de sucesos, de ataques y contraataques, con acciones explícitas y medidas coercitivas de una parte; y con acusaciones y declaraciones defensivas por la otra, junto a radicalizaciones y extremismos ideológicos a lo interno, han marcado el decurso histórico de este fenómeno. La importancia de lo contextual, de las condiciones a nivel interno, regional y mundial, que facilitan o permiten, en determinadas coyunturas, mover las fichas del tablero hacia un lado u otro, no deben perderse de vista en el análisis de los hechos. Desde las conversaciones en 1963 entre Fidel Castro y J. F. Kennedy en un intento por establecer un acercamiento −que fue truncado debido al asesinato de este último−, y las tentativas fracasadas durante las 8 administraciones de Ford y Carter, no se había producido un deshielo entre ambos gobiernos, hasta que el 17 de diciembre de 2014 Barack Obama y Raúl Castro anunciaron el restablecimiento de las relaciones luego de un año y medio de conversaciones secretas. Hubo de transcurrir más de medio siglo para que se produjera un acercamiento directo que desembocara en una apertura sin precedentes. La flexibilización y cambios en la economía y otros sectores de la vida político-social en Cuba, el aislamiento internacional de Estados Unidos en su hostilidad hacia la Isla y la llegada a la Casa Blanca de una administración que apostaba por una estrategia diferente, fueron algunos de los factores y condicionantes que permitieron el llamado deshielo. Sin embargo, la fugaz luna de miel llegaría a su fin luego que ascendiera a la presidencia un nuevo gobierno que retomaría los radicalismos y posiciones de línea dura tradicionales. Y ya el giro que aparentemente era irreversible se ha tornado cada vez más lejano y utópico dentro de la actual administración de Donald Trump. De manera que, en la coyuntura que vivimos, los cubanos que quieran viajar a Estados Unidos, sin ninguna excepción, deben dirigirse a un tercer país para solicitar la visa, debido al cese total de este servicio en la Embajada en La Habana. Y acá, curiosamente, México entra a jugar un rol importante, puesto que ha sido la Embajada situada en la capital azteca la designada para llevar a cabo este proceso. Con ello existe en estos momentos una migración temporal de cubanos hacia la Ciudad de México, que pasa a ser una especie de “intermediario” en la nueva etapa de tensiones bilaterales. Por otra parte, la relación del investigador con su objeto de estudio nunca es estática, sino que se construye en un proceso en permanente movimiento; de ahí la flexibilidad de las Ciencias Sociales y de la Metodología Cualitativa. Debemos pensarnos y re-pensarnos continuamente junto con el fenómeno que estamos analizando porque formamos parte intrínseca del mismo, surgen otros descubrimientos y enfoques que pueden hacernos cuestionar nuestras propias indagaciones e hipótesis, una y otra vez. ¿Cómo repensarme a mí misma en un nuevo contexto sociocultural desde el cual observo a un tercer país con la visión y valores del mío propio? ¿Cómo repensar mi propio país y su situación actual desde la distancia? ¿Cómo apreciar el nuevo giro en las relaciones con Estados Unidos y sus afectaciones para Cuba? ¿Cómo mirar hacia Norteamérica en un retorno a las tensiones, no solo con Cuba, sino con el mundo entero? ¿Cómo aprehender las distintas realidades que median en todo este entramado en un momento de crisis mundial? Y en este punto también recurrimos a Morin en su reflexión epistemológica cuando analiza que, lógicamente, estamos en la era planetaria y todo lo que ocurre en un punto del 9 globo puede repercutir en todos los otros puntos del globo (1994: 422). Y que dada esta complejidad que encierra también el ámbito político contemporáneo, debemos, pues, “acostumbrarnos a trabajar con el desorden y con la incertidumbre, y nos damos cuenta de que trabajar con el desorden y la incertidumbre no significa dejarse sumergir por ellos; es, en fin, poner a prueba un pensamiento enérgico que los mire de frente” (Ídem: 427). Así, se pregunta este teórico: “¿Cómo hacer hoy una política exclusivamente nacional sin pensar en el entorno continental? Y sin pensar que el continente mismo no es más que una provincia en la era planetaria. La política debe hoy enfrentar esta complejidad planetaria” (Morin, 1994: 441). Los sucesos que nos ocupan en la presente investigación dan cuenta de la validez de lo planteado por Morin, si asumimos que se trata de un punto de partida: el restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, que implicó cambios y expectativas en el contexto mundial, más allá de los entornos de las dos principales naciones implicadas en el hecho. También significó el impulso primigenio que nos motivó a efectuar la presente investigación, en vista de la significativa cobertura y atención que generó el tema Cuba en los medios de comunicación a nivel internacional. Tomamos como referentes los periódicos The New York Times y The Washington Post, al ser entidades mediáticas fundamentales en el escenario estadounidense, con una larga historia y trascendencia dentro del quehacer periodístico global. En un primer acercamiento, valoramos estudiar tanto los artículos de opinión firmados por periodistas y expertos, como los editoriales representativos de la voz de los diarios. Sin embargo, al percatarnos de la significativa producción de los segundos durante el periodo, y teniendo en cuenta que nuestro interés principal se dirigía a conocer los posicionamientos de ambos medios como instituciones comunicaciones, mediáticas, políticas y económicas en el ámbito estadounidense, nos decantamos por centrarnos en el estudio exclusivo de los editoriales. Tomamos así como unidades de análisis los textos de este corte sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos publicados por los diarios desde el anuncio simultáneo del restablecimiento de los vínculos por los presidentes de ambos países, hasta la declaración del actual inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, el 16 de octubre de 2017, acusando al gobierno de Cuba de ser responsable por los misteriosos ataques sónicos al personal estadounidense en la Embajada de La Habana. Así, estructuramos la presente tesis en un primer capítulo donde presentamos la estrategia metodológica: el planteamiento del problema como punto de partida, las preguntas y objetivos que guían nuestra investigación, la hipótesis previa en la cual nos apoyamos, así 10 como las justificaciones académica y político-social que dan cuenta de la utilidad y relevancia del estudio. A su vez, defendemos la perspectiva cualitativa y el enfoque de Análisis Crítico del Discurso (ACD) del teórico holandés Teun Van Dijk como directriz principal de la investigación. Luego, el segundo capítulo, dividido en dos partes, da cuenta de la trayectoria de los complejos encuentros y desencuentros que se han producido entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba desde el triunfo de la Revolución Cubana el 1ro de enero de 1959 hasta el presente. La primera parte se enmarca en el contexto socio-histórico previo al deshielo, hasta la administración de Bush hijo, y la segunda comienza con los antecedentes del anuncio del restablecimiento de las relaciones, durante la administración Obama, hasta la actual etapa de la administración Trump. Este segundo periodo de la historia reciente es, pues, el que nos ocupa en el análisis de los textos objeto de estudio. Un tercer capítulo nos acerca a los diarios The New York Times y The Washington Post, sus inicios, trayectoria y desarrollo, así como su rol en calidad de portavoces de la prensa mainstream en Estados Unidos. En el cuarto capítulo presentamos los postulados teóricos que nos permitieron comprender y aprehender con mayor claridad y profundidad nuestro objeto de estudio. Así, partimos de la Economía Política de la Comunicación y su atención a los medios hegemónicos en sus vínculos con la política, la economía, la vida social y las estructuras de poder en el sistema capitalista. Luego, dirigimos una mirada más micro hacia las características del discurso periodístico propiamente, el contexto histórico-social que lo circunda y las marcas del poder y la ideología en los mensajes mediáticos. Finalmente, cerramos con un acercamiento hacia los géneros de opinión en general y hacemos énfasis en el que nos ocupa, el editorial, al exponer los rasgos fundamentales que lo definen. El quinto y último capítulo expone los resultados obtenidos en el análisis de los editoriales del Times y del Post. Así, se presenta el comportamiento de los titulares, el encabezamiento, la tematización, el tratamiento de los actores implicados y las fuentes. Luego, en un segundo momento, nos adentramos en las manifestaciones que dan cuenta del matiz ideológico dentro del discurso, siguiendo fundamentalmente los principios desarrollados por el teórico Teun Van Dijk. De esta manera, se da cuenta de la polarización intra y extra grupal en el discurso (ellos vs nosotros), las lexicalizaciones y su impacto en el tratamiento del tema, los móviles como recursos de persuasión, además de otras estrategias y estructuras discursivas como la generalización, la advertencia y la despersonalización. Concluimos el presente capítulo con una reflexión general sobre el posicionamiento de 11 ambos diarios en torno a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos durante el periodo analizado de las administraciones Obama y Trump. Los últimos acápites contienen las conclusiones generales del estudio y las referencias bibliográficas. Con la presente tesis pretendemos contribuir de alguna manera al fortalecimiento de los estudios del discurso periodístico sobre temas de relevancia en el mundo contemporáneo. Asimismo, esperamos que resulte un material útil para aquellos que precisen de adentrarse en los intríngulis de las complejas relaciones entre Cuba y Estados Unidos, así como para los interesados en conocer las estrategias discursivas de las grandes instituciones mediáticas norteamericanas en su rol como legitimadoras del status quo dentro del sistema capitalista. 12 CAPÍTULO 1. EL ITINERARIO METODOLÓGICO 1.1- Planteamiento del problema:  Problema práctico: Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos han permanecido en tensión constante desde 1959, con momentos más o menos álgidos a lo largo del periodo. A pesar de varios intentos durante los periodos de Kennedy, Ford y Carter, desde el triunfo de la Revolución Cubana no se había producido un deshielo entre ambos gobiernos, hasta que el 17 de diciembre de 2014 Barack Obama y Raúl Castro anunciaron el restablecimiento de las relaciones luego de un año y medio de conversaciones secretas. Ello significó una apertura sin precedentes que luego fue detenida y puesta en retroceso por el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. La prensa norteamericana ha reflejado esta tensión histórica desde una visión estereotipada y prejuiciada de la situación en Cuba, algunas veces a favor del restablecimiento, otras en contra, aunque con una tendencia a la injerencia y a la demanda de concesiones y cambios en el gobierno cubano, como condición para el establecimiento pleno de las relaciones diplomáticas y comerciales entre ambas naciones.  Problema de investigación: Caracterizar el discurso periodístico de opinión sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos de los diarios estadounidenses The New York Times y The Washington Post desde el anuncio simultáneo de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro el 17 de diciembre de 2014 hasta las declaraciones del actual presidente Donald Trump el 16 de octubre de 2017. 1.2- Pregunta eje de investigación: ¿Cuáles son las características del discurso periodístico de opinión sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en los diarios norteamericanos The New York Times y The Washington Post desde el anuncio simultáneo de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro el 17 de diciembre de 2014 hasta las declaraciones del actual presidente Donald Trump el 16 de octubre de 2017? Preguntas de investigación: 1. ¿Qué estereotipos y significados legitiman The New York Times y The Washington Post, por medio de sus editoriales, sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos? 2. ¿Cuáles son las estrategias y estructuras discursivas más utilizadas en los editoriales seleccionados? 13 3. ¿Cuáles son las temáticas más abordadas por los editoriales de ambos diarios en el contexto de la normalización y el retroceso de las relaciones cubano-estadounidenses? 4. ¿Cómo son representados los actores protagonistas de la apertura y el congelamiento de los vínculos entre Cuba y Estados Unidos en los editoriales objeto de estudio? 5. ¿Cuáles son las construcciones de Cuba y Estados Unidos que se aprecian en los editoriales objeto de análisis en ambos diarios? 6. ¿Cuáles son las principales fuentes a las que acuden The New York Times y The Washington Post en la construcción del discurso de opinión en los textos objeto de estudio? 1.3- Objetivos de investigación: 1. Identificar los estereotipos y significados que legitiman The New York Times y The Washington Post sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en los textos de opinión objeto de estudio 2. Determinar las estrategias y estructuras discursivas más utilizadas en los editoriales seleccionados 3. Distinguir las temáticas más abordadas por los editoriales de ambos diarios en el contexto de la normalización y el retroceso de las relaciones cubano-estadounidenses 4. Explicar cómo se representa a los personajes protagonistas de la apertura y el congelamiento de los vínculos entre Cuba y Estados Unidos en los editoriales objeto de estudio 5. Identificar las construcciones de Cuba y Estados Unidos que se aprecian en los editoriales objeto de análisis en ambos diarios 6. Señalar las principales fuentes utilizadas por The New York Times y The Washington Post en la construcción del discurso de opinión en los textos objeto de estudio 1.4- Hipótesis: En consonancia con sus posturas ideológicas y el contexto económico, político y social que les rodea, los diarios The New York Times y The Washington Post estructuraron, en los editoriales seleccionados, una estrategia discursiva en la que legitiman estereotipos y significados acordes a sus intereses y los vínculos con los poderes político y económico norteamericano. Las posiciones del discurso periodístico de opinión analizado se encuentran mediadas, asimismo, por la intencionalidad editorial de estos diarios y las ideas preconcebidas sobre este 14 tópico en el imaginario estadounidense. Ello se evidencia en los elementos de orden léxico y semántico presentes, de forma implícita o explícita, en los materiales objeto de estudio. En este sentido, las construcciones discursivas de los textos de opinión analizados en ambos periódicos pueden presentar puntos divergentes y coincidentes con respecto a los enfoques sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, condicionados por los supuestos ideológicos particulares, la política editorial, los estados a los que pertenecen, y los intereses económicos y políticos a los que responden. Así, The New York Times, desde su inclinación hacia posturas demócratas, puede presentar una predisposición hacia la normalización de las relaciones con Cuba, enfatizando, sobre todo, en las ventajas económicas que podría traer la apertura. Por su parte, The Washington Post, en correspondencia con la política conservadora asumida en las últimas décadas, puede reafirmar un discurso abiertamente anticubano y de extrema derecha que apuesta por el mantenimiento de las hostilidades, condicionando el restablecimiento de los vínculos con la Isla a cambios internos en su estructura política, económica y social. 1.5- Justificación académica y político-social de la investigación: Los estudios sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos han sido de amplio interés en el mundo académico de ambas naciones. En el caso particular de Cuba, los resultados más visibles provienen del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) y la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, con tesis, libros y artículos en revistas científicas acerca del tema. Con respecto a Estados Unidos, resultan relevantes los catedráticos de la Universidad de Harvard William Robinson y Jorge I. Dominguez, el historiador Philip Foner, y los investigadores William LeoGrande y Peter Kornbluh, quienes cuentan con una extensa obra dedicada al tema, publicada en libros y artículos en revistas académicas. La Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, por su parte, ha efectuado diversos estudios de seguimiento de la prensa norteamericana, sobre sucesos de interés en el contexto de las tensiones entre Cuba y Estados Unidos. Destacan, entre ellos, la Tesis de Maestría de Miguel Ernesto Gómez Masjuan Cuba en el Washington Post: ¿Tiempo de cambio? (2009); y las tesis de Licenciatura Obama y Cuba, la fruta que no maduró (2011), de Cristina Escobar; Odres viejos para vinos nuevos. Un análisis del discurso periodístico del diario El Nuevo Herald sobre la dirección política de Cuba (2011); de Jesús Cruz Pérez, y The Miami Herald y la nueva política migratoria cubana (2015), de Cynthia Hernández Mayol. 15 Asimismo, investigadores del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) han desarrollado una importante labor en este sentido. Entre ellos, sobresale la Dra. Olga Rosa González Martín, con sus estudios sobre la opinión pública de Estados Unidos acerca de Cuba, la visión de la gran prensa norteamericana en el caso de Elián González, y el sistema de transmisiones de los Estados Unidos hacia el exterior; así como los estudiosos Elier Ramírez Cañedo y Esteban Morales, con sus libros De la confrontación a los intentos de “normalización”. La política de los Estados Unidos hacia Cuba, Editorial Ciencias Sociales, 2014; y Aproximaciones al conflicto Cuba-Estados Unidos, Editora Política, 2015. Otros analistas de la Isla han abordado ampliamente el tema en publicaciones periódicas y científicas, entre ellos el exdiplomático Ramón Sánchez-Parodi, quien fue parte de la delegación cubana en las conversaciones secretas durante los periodos de Ford y Carter; el investigador Rafael Hernández, director de la revista Temas; el profesor Néstor García Iturbe, y el diplomático y académico Carlos Alzugaray. Con respecto a la representación de Cuba en los medios estadounidenses, la investigadora del CEHSEU, Olga Rosa González Martín (2015), identifica tres etapas en la manera en que la prensa de Estados Unidos ha presentado a Cuba hasta el 17 de diciembre de 2014: 1.- La primera corresponde al siglo XIX y muestra a Cuba como un apéndice natural de los Estados Unidos, un vecino al que hay que ayudar, una mujer a rescatar, una fruta madura a recoger, un niño o bebé al que hay que enseñar, guiar. Es la etapa en la que Cuba, como colonia de España, adquiere importancia mediante una fuerte campaña propagandística en la que se representa a una pequeña Isla colonizada por una potencia europea que había cometido atrocidades y de la cual no se podía liberar por su debilidad e incapacidad, con lo cual necesitaba que los Estados Unidos intervinieran para liberar y salvar a los cubanos del yugo español. 2.- Un paraíso a disfrutar luego de que, con la ayuda estadounidense, los cubanos dejaran de ser ignorantes, bárbaros, brutos, supersticiosos, oprimidos, viciosos y, finalmente, abrazaran la civilización. Esta corresponde al periodo en el que Cuba funcionó como una neocolonia estadounidense (1901-1958), donde este país llevaba el control de su política y economía. 3.- Luego del triunfo de la Revolución Cubana, la Isla pasa a ser, en el sistema mediático estadounidense, una dictadura en la que se violan todos los derechos y que debe eliminarse para implantar una democracia al estilo estadounidense. A partir de esta etapa la autora identifica cuatro macrotemas en la construcción de la realidad cubana: la expropiación de propiedades a compañías estadounidenses; Cuba como 16 país comunista; Cuba como país que apoya el terrorismo internacional (desde 1982 y hasta 2015) y, por último, la violación de derechos y la necesidad de la llamada transición hacia la democracia. El gobierno de Cuba pasa entonces a ser satanizado por los medios y el pueblo cubano es presentado como víctima de una represión y una dictadura. Es un país donde no se respetan los derechos humanos; “los «exiliados» en Miami son las víctimas que han logrado escapar de la «tiranía» y los contrarrevolucionarios que viven en la isla son los «disidentes» que abogan pacíficamente por una Cuba libre y democrática” (González Martín, 2015). Varios académicos norteamericanos también se han dedicado a estudiar el tema. En este sentido, es representativo el estudio realizado por Flora Biancalana, June Kress, Janis Lewin, Ed McCaughan y Cecilia Platt en 1986, Tropical Gulag. The Construction of Cold War Images of Cuba in the United States, donde analizan la construcción de Cuba en medios como Christian Science Monitor, Journal of Commerce, Los Angeles Times, The Miami Herald, The New York Times, San Francisco Chronicle Examiner, The Washington Post, The Wall Street Journal, Business Week, Forbes, Fortune, Harpers, Newsweek, New York Review of Books, Time y U.S. News and World Report. Luego de estudiar una muestra de 396 artículos los asuntos mayormente tratados fueron: derechos humanos (19.4%), cubano-americanos (11.6%), política exterior de Cuba (11.1%), política de los Estados Unidos hacia Cuba (10.9%), Fidel Castro y el sistema de partido único (9.6%) y la economía cubana (8.1%). Las conclusiones del estudio plantearon que estos fueron abordados de una manera selectiva, generalmente negativa y occidentalizada; reflejaron típicamente los intereses de la política exterior oficial de los Estados Unidos, ignoraron los intereses de Cuba y desatendieron temas de posible atractivo para el público estadounidense como la asistencia médica, seguridad laboral, educación y calidad de vida. También Walter C. Soderlund, Ronald H. Wagenberg y Stuart H. Surlin (1998) analizaron la cobertura del tema Cuba entre 1988 y 1992 en las cadenas ABC, CBS y NBC. Los principales temas fueron: (1) tráfico de drogas y la relación de Castro con Manuel Noriega de Panamá; (2) retirada de Cuba de Angola; (3) visita de Mijail Gorvachov a Cuba y relaciones Cuba-URSS/Rusia; (4) juicio y ejecución del General Arnaldo Ochoa; (5) crisis de la economía cubana; (6) abusos de derechos humanos en Cuba; (7) Juegos Panamericanos; (8) Fidel Castro como gobernante y personalidad, y (9) nuevos elementos en torno a la Crisis de los Misiles a partir de una serie de encuentros entre participantes cubanos, soviéticos y estadounidenses. Los investigadores concluyeron que Fidel Castro y los sistemas económico y 17 político cubanos fueron presentados de manera muy negativa, viéndolos todavía dentro de los marcos de la Guerra Fría. Según afirma la Dra. Olga Rosa González (2015), luego del fin de la Guerra Fría la representación de Cuba comienza a centrarse más en la dinámica interna del país y se deja a un lado su activismo internacional. Se aborda la crisis económica cubana y en menor medida la relación entre Cuba y Canadá y el turismo hacia la Isla. Para finales de los 90 la crisis de Elián González adquiere gran preponderancia y, aunque la imagen de Cuba continuó siendo mayormente negativa, The Washington Post y The New York Times asumieron una postura “más objetiva” sobre el tema. Asimismo, en la cobertura sobre la visita de Carter a Cuba en 2003, se comprobó que la imagen de Fidel Castro presentada por los medios estadounidenses era menos negativa que la publicitada hasta 1996. En esta última década también se han hecho investigaciones en torno a la cobertura que sobre Cuba ha realizado la gran prensa estadounidense y se obtuvieron los siguientes resultados: tanto The Washington Post como The New York Times y The Wall Street Journal continúan enfocando la realidad cubana a partir de la llamada tríada mercado- pluripartidismo-elecciones libres, donde los ‘disidentes’ son ‘reprimidos’, pues viven bajo la ‘represión absoluta de un tirano que no permite a los cubanos hablar libremente y mucho menos pensar’, porque siempre están bajo la mirada vigilante del ‘régimen opresor’ (González Martín, 2015). Cuando enferma Fidel en julio de 2006 y hasta el momento en que se hace la elección del Consejo de Estado en febrero de 2008, The Washington Post –si bien mantuvo los temas mencionados anteriormente- presentó …puntos de ruptura con posiciones anteriores y que reflejaron el disenso entre las élites de poder, a partir de la enfermedad de Fidel Castro. La principal ruptura identificable fue la que invocó al pragmatismo para pedir un cambio de táctica en la política que produjera resultados más efectivos al lidiar con el problema cubano. El alejamiento de la línea dura, puesta en práctica no solo por la Administración de George W. Bush, pasaba por levantar las prohibiciones de viajes de los cubano- americanos y, más adelante, de los ciudadanos estadounidenses; una segunda idea implicaba la concesión de mayores facilidades en el comercio, aunque esto no significaba el levantamiento absoluto del embargo (bloqueo), pero sí, al menos, un paso hacia una posible normalización (Masjuan, 2009: 172). Sin embargo, poco se ha estudiado sobre esta nueva era en las relaciones bilaterales que comienza con el deshielo iniciado por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, y 18 continúa con el giro abrupto y las nuevas tensiones promovidas por el nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump. La importancia de este periodo seleccionado para la presente investigación radica en que abarca una serie de sucesos decisivos no solo en los entornos cubano y estadounidense, sino para la geopolítica regional y también mundial. Luego de más de medio siglo de hostilidad y ausencia de relaciones diplomáticas, el 17 de diciembre de 2014 los presidentes de Cuba y Estados Unidos, Raúl Castro y Barack Obama, proclamaron de forma simultánea el anuncio del restablecimiento de los vínculos entre ambos países. Este fue un suceso inédito en más de 50 años, sorpresivo e impactante – no solo para los cubanos y norteamericanos, sino para el mundo entero–, que se convirtió al instante en noticia de relevancia en los grandes consorcios mediáticos a nivel internacional. El impacto y los cambios que trajo consigo en la esfera mundial se evidencian en diversos hechos acontecidos desde el anuncio simultáneo hasta el fin del mandato de Barack Obama. En el plano político, durante los años 2015 y 2016, más de una veintena de jefes de estado visitaron Cuba y establecieron acuerdos de cooperación; en el ámbito económico, empresas de múltiples naciones, incluido Estados Unidos, mostraron interés e iniciaron inversiones en varias ramas de la economía; en el aspecto cultural se incrementaron los intercambios, con visitas de importantes exponentes del arte a nivel global, sobre todo procedentes de Norteamérica. Asimismo, el turismo aumentó considerablemente, al punto de establecer record en el primer semestre de 2015. Dentro del proceso de restablecimiento de relaciones, se desarrollaron las rondas de conversaciones entre ambas delegaciones en Washington y La Habana, la celebración de la Cumbre de Panamá donde se efectuó el encuentro entre los presidentes Raúl Castro y Barack Obama, la apertura de las Embajadas cubana y estadounidense, la firma de 22 acuerdos bilaterales en las más diversas esferas entre ambos países, y la exclusión de Cuba de la Lista de países promotores del terrorismo. Sin embargo, con la llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca, se produjo en el primer momento una paralización en las conversaciones bilaterales con rumbo a la normalización, y más adelante un retroceso con la prohibición a los estadounidenses de visitar la Isla, la expulsión de diplomáticos cubanos de la Embajada de Cuba en Estados Unidos, el retiro de casi la totalidad del personal diplomático de la Embajada en Cuba, la paralización del otorgamiento de visas en la Isla a los cubanos para visitar Estados Unidos, y las acusaciones a Cuba de ser responsable de los extraños ataques acústicos a un grupo de diplomáticos estadounidenses en la Embajada norteamericana en Cuba. 19 Estas premisas dan cuenta de la repercusión e interés social de un suceso como el que se estudia, además de su indudable actualidad, que garantiza la novedad y utilidad de la investigación. Por otra parte, se examinan dos diarios claves del mainstream norteamericano, actores y voceros políticos, influyentes en la opinión pública, no solo en Estados Unidos, sino más allá de sus fronteras. The New York Times es un referente mediático mundial y adquiere relevancia especial, al constituirse como el diario que durante el año previo al anuncio de la normalización de las relaciones, estuvo preparando a la opinión pública estadounidense para el giro posterior, a través de una serie de editoriales a favor de la apertura con Cuba. Por su parte, The Washington Post es el periódico por antonomasia dedicado a los temas del gobierno estadounidense y al que Washington otorga prioridad en la cobertura y primicia de los sucesos vinculados a la Casa Blanca, el Presidente, el Congreso y los Partidos Demócrata y Republicano. Estamos hablando pues, de dos voceros de máxima importancia, cuyas visiones constituyen un referente importante para dilucidar por qué derroteros se mueven las ideas y opiniones de los círculos de poder de los Estados Unidos y cuáles son las contradicciones que subyacen entre los juicios de un medio representativo de las tendencias del Partido Demócrata, con una actitud abierta de pragmatismo económico, y otro inclinado hacia los posicionamientos del Partido Republicano y exponente en los últimos años de un discurso conservador tradicional. Asimismo, seleccionamos como muestra 26 editoriales producidos durante el periodo, desde el 17 de diciembre de 2014 hasta el 16 de octubre de 2017; y es válido mencionar que cada uno de los diarios produjo 13 editoriales sobre el tema en esta etapa, con lo cual la muestra cuantitativa se presenta totalmente igualada. Esto contribuyó a que nos decantemos por el editorial como género periodístico a analizar, si bien nuestra apuesta fundamental va guiada, más que todo, por el objetivo de conocer las visiones de ambos diarios como instituciones mediáticas. Por ello consideramos que el editorial resulta la tipología periodística más indicada para cumplimentar nuestro propósito, dado que refleja de manera abierta y explícita los criterios y valoraciones de los periódicos sobre la temática, y expresa el posicionamiento institucional y colectivo del medio sobre un hecho de especial relevancia como el que nos ocupa. La importancia otorgada a este proceso por ambos diarios se evidencia en la publicación de una cantidad significativa de editoriales sobre el tema en un periodo de dos años y diez meses. Los resultados de este estudio contribuirán a develar las estructuras y estrategias discursivas empleadas por ambos medios en el tratamiento periodístico del tema y revelar los estereotipos y significados que legitiman en su discurso sobre las relaciones entre Cuba y 20 Estados Unidos. Asimismo, servirá como referente para futuras investigaciones de este tipo, posibilitará establecer comparaciones y dar seguimiento a su evolución. 1.6- Estrategia metodológica: Se ha seleccionado la perspectiva cualitativa que permite un enfoque interpretativo, flexible y abierto, en consonancia con nuestros objetivos. Se hace uso de esta metodología para describir de forma detallada las situaciones, eventos, interacciones y comportamientos que puedan ser observables en el objeto de estudio. La investigación es, además, de tipo descriptivo, ya que se pretende caracterizar los rasgos del discurso periodístico sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en dos influyentes diarios estadounidenses, y establecer, de esta forma, sus propiedades, rasgos o tendencias, a través del análisis de la muestra seleccionada. Desde el punto de vista de la investigación en comunicación, asumimos la modalidad comunicológica, aquella que estudia los procesos comunicacionales desde una perspectiva teórica o teórica-aplicada, a través del diagnóstico y evaluación de estrategias, acciones y mensajes comunicativos (Alonso y Saladrigas, 2008: 76). Para determinar los rasgos del discurso de los textos de opinión seleccionados en The New York Times y The Washington Post, resulta imprescindible efectuar un análisis crítico del mismo, con el objetivo de atender no solo a las estrategias de cada uno, sino a los supuestos ideológicos que subyacen en los textos periodísticos objeto de estudio. Por ello el análisis del discurso se erige como la herramienta fundamental que aplicaremos para la obtención de información textual que no ha sido referida de forma explícita. Basado en la perspectiva de Análisis Crítico del Discurso (ACD) del teórico holandés Teun Van Dijk, este estudio se propone desarrollar un análisis que pueda ser aplicado en su sentido textual, en su especificidad periodística y en las interrelaciones entre texto periodístico y contexto socio-histórico y político. Van Dijk (2016: 204) concibe el ACD como un enfoque investigativo que se centra en el análisis discursivo y estudia, principalmente, la forma en la que el abuso de poder, la dominación y la desigualdad social se representan, reproducen, legitiman y resisten en el texto y el habla en contextos sociales y políticos. Se trata de una perspectiva que va en contra de los métodos, teorías y análisis de la ciencia descontextualizada de sus condiciones y consecuencias sociales y políticas. “Con esta investigación disidente, los analistas críticos del discurso toman una posición explícita y, de esa manera, buscan entender, exponer y, fundamentalmente, desafiar el abuso de poder y la desigualdad social. El análisis crítico de 21 esos discursos facilita la comprensión, y a veces la transformación de esas relaciones de poder”. El análisis es «crítico» en tanto establece prioridades, se concentra en problemas sociales reales (y no en «problemas» científicos solamente), denuncia las estrategias, a veces ocultas, de las élites poderosas, y proporcionan instrumentos para la resistencia. En este sentido, el ACD es una estrategia de solidaridad activa con los sectores más desvalidos de la sociedad (Van Dijk, 2005: 10). Por ello la propuesta de Van Dijk es esencial para estudiar el discurso de manera crítica, como espacio donde se construyen y transforman las prácticas sociales. De esta forma pueden dilucidarse los recursos de manipulación y legitimación presentes en la construcción del discurso periodístico, los vínculos entre el texto y el contexto, y la relación directa de estos con las ideologías como sistema cohesionador de los grupos sociales y regulador de los actos de los individuos. A su vez, asumimos conjuntamente los postulados de Eva Salgado Andrade para el análisis de la prensa escrita, tomando en cuenta sus fundamentos sobre la construcción del discurso periodístico –autoconstrucción del hablante y construcción de interlocutores, adversarios y del referente-; la interpretación a partir del género periodístico y de las fuentes; y los aspectos a tener en cuenta para el microanálisis: los actores, las acciones, las valoraciones y las figuras retóricas. Las unidades de análisis son los editoriales publicados en The New York Times y The Washington Post sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos entre el 17 de diciembre de 2014 y el 16 de octubre de 2017. Categoría analítica: Características del discurso periodístico. La concebimos comprendida en tres niveles de profundidad: el lingüístico (estructuras y estrategias discursivas), el opinativo (posicionamientos y argumentos de los mismos) y el contextual (situación comunicativa y entorno político y socio-histórico). Indicadores: 1. Esquema del discurso 1.1 - Titular y encabezamiento 1.2 - Selección de sucesos o tópicos principales 1.3 - Tratamiento de los actores implicados 1.4 - Uso selectivo de fuentes 1.4.1- Gobierno cubano 1.4.2 - Gobierno estadounidense 22 1.4.3 - Expertos, autoridades u organizaciones internacionales 1.4.4 - Medios de comunicación estadounidenses 1.4.5 - Medios de comunicación cubanos 1.4.6 - Otros 2. Estrategias discursivas 2.1 - Estrategia global de polarización intragrupal/extragrupal (Autopresentación positiva de nosotros y presentación negativa de los otros) 2.1.1- Resaltar nuestras buenas propiedades y acciones 2.1.2 - Resaltar sus malas propiedades y acciones 2.1.3 - Mitigar nuestras malas propiedades y acciones 2.1.4 - Mitigar sus buenas propiedades y acciones 2.2 - Lexicalización 2.3 - Móvil de compasión 2.4 - Móvil de altruismo aparente 2.5 - Móvil de honestidad aparente 2.6 - Generalización 2.7 - Advertencia 2.8- Despersonalización 2.9 - Juicios interpretativos y categóricos 3. Recursos expresivos 3.1 - Adjetivación 3.2 - Hipérboles 3.3 - Eufemismos 3.4 - Metáfora 3.5 - Símil 3.6 - Ironía 4. Posición con respecto a las relaciones 4.1 - Positiva 4.2 - Negativa 4.3 - Neutral 4.4 - Mixta 23 CAPÍTULO 2: CUBA Y ESTADOS UNIDOS: EL DECURSO DE UNA BATALLA ENTRE EL DESHIELO Y LA AGRESIÓN 2.1- PRIMERA PARTE: NACIMIENTO Y DESARROLLO DEL CONFLICTO HISTÓRICO 2.1.1- Ruptura, escalada de tensiones y nacientes intentos de conciliación (1959-1963) Históricamente, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos han estado permeadas por tensiones y distensiones, donde han predominado, de manera abrumadora, las primeras. La intervención estadounidense en Cuba en las postrimerías de la guerra hispano-cubana en 1898 daría inicio a la escalada de hostilidades, cuando Estados Unidos impuso al país la Enmienda Platt1 en 1901 como condición sine qua non para retirar sus tropas de la Isla. Hasta 1959 las instituciones jurídicas y las prácticas político-administrativas estuvieron determinadas por el gobierno estadounidense. El Estado cubano se veía imposibilitado de tomar decisiones propias debido al control económico, político y sociocultural ejercido por el vecino del Norte. Las luchas insurreccionales en Cuba y las manifestaciones de inconformidad contra el status quo se sucederían a lo largo del siglo XX, alcanzando sus puntos más álgidos en la fracasada revolución de los años 30, y más adelante en los 50 con la lucha del Ejército Rebelde liderado por Fidel Castro y el Movimiento 26 de Julio. El 1ro de enero de 1959 se declaró la victoria y el triunfo de la Revolución Cubana. El presidente Fulgencio Batista constituía uno de los más fieles aliados de Estados Unidos; de ahí que el gobierno de Eisenhower estuviera al tanto de los acontecimientos. No sorprendió a Washington la huida del dictador y sus más cercanos colaboradores, y contribuyó a la salida de Batista hacia República Dominicana, así como a la posterior acogida en Estados Unidos de familiares, miembros del gobierno, colaboradores, y varios de los malversadores y asesinos al servicio de la dictadura. Estados Unidos reconoció oficialmente al nuevo gobierno cubano después del derrocamiento de la dictadura batistiana. Sin embargo, las relaciones entre ambos países se irían tornando cada vez más tensas, en la medida en que el naciente Estado cubano diera inicio a la ruptura del control estadounidense y la instauración de una soberanía nacional que 1 Entre los artículos más polémicos sobre la independencia de Cuba se encuentran el Artículo III, que concedía a Estados Unidos el derecho de intervenir militarmente en la Isla cuando su gobierno considerara que peligraba la vida, la propiedad o las libertades individuales; el Artículo VII, que planteaba la cesión de porciones de suelo cubano para ubicar estaciones navales norteamericanas, y es el único vigente hasta hoy (Base Naval de Guantánamo); y el Artículo VIII, que disponía que el Gobierno de Cuba insertara las anteriores disposiciones en un Tratado Permanente con los Estados Unidos. 24 abogaba por la autodeterminación en la política, la economía, la sociedad, la cultura y las relaciones exteriores. La política exterior se proyectaría desde entonces en tres líneas fundamentales: el desarrollo de las relaciones con los países socialistas, en especial con la Unión Soviética; el apoyo al movimiento revolucionario de América Latina, y el fortalecimiento de los vínculos con los países afroasiáticos. El 19 de abril de 1959 Fidel Castro visitó los Estados Unidos y se entrevistó con el vicepresidente Richard Nixon. Este resumió sus impresiones en un memorándum que envió a Eisenhower, al director de la CIA, al secretario de Defensa, al jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y a otras personalidades del poder estadounidense: …se mostró increíblemente ingenuo con relación a la amenaza comunista y pareció no tener miedo alguno de que los comunistas pudieran eventualmente llegar al poder en Cuba. Mi impresión personal de él como individuo es compleja. De algo sí podemos estar seguros, y es que tiene esas cualidades indefinibles que lo convierten en líder. Pensemos lo que pensemos de él, va a ser un factor de mucha consideración en el desarrollo de la situación en Cuba y muy posiblemente en América Latina en sentido general (Ramírez y Morales, 2014: 31). Como apuntan estos autores (2014: 26), es un hecho que …el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 resquebrajó el diseño y el funcionamiento de la política hemisférica norteamericana, la cual venía aplicándose con bastante éxito durante más de medio siglo. También debilitó el sistema de hegemonía internacional capitalista, al seguir la Isla a partir de entonces derroteros independientes y, por si fuera poco, socialistas, tan solo a noventa millas de distancia de la potencia del Norte. No fue casual que el caso cubano pasara a ser un problema de “seguridad nacional” y un desafío ideológico inadmisible frente a las posiciones hegemónicas de Washington en la región, con posibilidades de convertirse en un ejemplo a imitar por sus vecinos. La esencia del conflicto cubano- estadounidense: soberanía versus dominación, ha sido la misma desde finales del siglo XVIII hasta la actualidad, pero fue a partir del triunfo de la Revolución Cubana en 1959 que alcanzó su mayor expresión. En este contexto, las hostilidades entre ambos gobiernos llegaron a uno de sus puntos más álgidos con la Ley de Reforma Agraria2 en mayo de 1959 y la nacionalización de empresas de 2 La Ley de Reforma Agraria, que establecía entregar la tierra a quienes la trabajaban, afectó los intereses de estadounidenses debido a que eran los mayores propietarios de latifundios. La ley expropió a los terratenientes con más de 30 caballerías, aunque excepcionalmente se respetaron las fincas con hasta 100 caballerías cuando 25 propiedad estadounidense3 en julio de 1960, esta última como respuesta a la decisión del presidente Eisenhower de suspender la cuota azucarera cubana en el mercado estadounidense, que alcanzaba 700 000 toneladas, lo cual implicaba importantes pérdidas económicas para Cuba. Cuando en octubre de 1960 el Gobierno de Estados Unidos prohibió toda exportación a Cuba, la Isla intensificó aun más los vínculos con la Unión Soviética y esto aumentó la confrontación. Posteriormente, los diplomáticos estadounidenses Edwin L. Sweet y William G. Friedmande fueron arrestados y expulsados de Cuba con cargos de apoyar actos de terrorismo, conceder asilo ilícitamente, financiar publicaciones subversivas y comerciar con armas de contrabando. A su vez, al orientar los Estados Unidos a las empresas dueñas de las refinerías en Cuba que no procesaran el petróleo proveniente de la Unión Soviética, el gobierno cubano respondió con la intervención estatal de la Texas Oil Company, la Shell Oil Company y la Standard Oil Company. Sin embargo, desde antes, en marzo de 1960, había sido aprobado por el gobierno estadounidense el llamado “Programa de acción encubierta contra el régimen de Castro”4. Dos sus rendimientos productivos superaran el promedio nacional. La expropiación fue compensada por Bonos Soberanos de la República sobre el valor de la tierra en los libros de contabilidad, devengando un 4,5% de interés anual, pagadero durante 20 años. Varios propietarios -como la United Fruit Company- negociaron durante casi un año esa compensación, pero el gobierno norteamericano exigió el pago sobre el valor declarado - no el registrado en los libros de contabilidad-, de forma inmediata y en efectivo, lo que resultaba ilegal e imposible de cumplimentar. 3 La expropiación forzosa de propiedades estadounidenses se dictó mediante la Ley 851 del 6 de julio de 1960. Así, se nacionalizaron las compañías de teléfonos y electricidad, las refinerías de petróleo y 36 centrales azucareros. Luego se nacionalizaron los bancos The First National City Bank, The First National Bank of Boston y The Chase Manhattan Bank. Finalmente, la Resolución Nº 3 de la Ley fechada el 24 de octubre de 1960 estipuló la nacionalización de otras 164 empresas norteamericanas en todos los sectores de la economía. El valor total estimado -a partir de fuentes cubanas- de las propiedades norteamericanas nacionalizadas, se ubicó en unos 1000 millones de dólares -según datos de 1958- y en 1500 millones, de acuerdo con fuentes norteamericanas. La Ley estableció la posibilidad de compensar las propiedades estadounidenses mediante Bonos de la República, que devengarían un interés no menor al 2% anual durante 30 años. El fondo para el pago se obtendría de una parte de las ventas de azúcar en el mercado norteamericano, pero su gobierno no aprobó la restitución de las ventas. El valor de las reclamaciones del gobierno estadounidense por concepto de las nacionalizaciones y expropiaciones llevadas a cabo en Cuba -según cifras de la OFAC (Office of Foreign Assets Control) de la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos– se eleva a unos 7000 millones de dólares y cubre unas 5900 demandas. La Ley Nº 80 de la Reafirmación de la Dignidad y la Soberanía Cubanas de 1996 fijó que esas indemnizaciones tendrían que negociarse considerando las reclamaciones por daños del gobierno cubano, las que se establecieron en 121 000 millones de dólares mediante la Demanda del Pueblo Cubano contra el gobierno de Estados Unidos por los Daños Económicos Ocasionados a Cuba, aprobada por los tribunales cubanos en enero de 2000, y la Demanda del Pueblo de Cuba al Gobierno de Estados Unidos por Daños Humanos de mayo de 1999, mediante la cual se reclamaron 181 100 millones de dólares. Asimismo, hasta 2015, el impacto del bloqueo de Estados Unidos a Cuba registra una cifra superior a los 116 880 millones de dólares (Rodríguez, 2015). 4 El programa de cambio de régimen incluía la suspensión de la asignación de créditos, campañas difamatorias, violaciones al espacio aéreo y marítimo de Cuba, sabotajes a los objetivos económicos en la Isla, ataques piratas, 26 altos funcionarios del Departamento de Estado de los Estados Unidos, el subsecretario para Asuntos Políticos, Livingston T. Merchant, y el secretario adjunto para Asuntos Interamericanos, Roy Rubbottom, reconocerían luego que desde junio de 1959 se “había llegado a la decisión de que no era posible lograr nuestros objetivos con Castro en el poder”, poniéndose en marcha un programa que “el Departamento de Estado había elaborado con la CIA”, cuyo propósito era el de “ajustar todas nuestras acciones de tal manera que se acelerara el desarrollo de una oposición en Cuba que produjera un cambio en el Gobierno cubano resultante en un nuevo Gobierno favorable a los intereses de Estados Unidos” (Ramírez y Morales, 2014: 30). Como parte de dicho programa se produjeron varios actos terroristas dirigidos por la CIA, como el sabotaje en el puerto de La Habana al barco francés la Coubre; las bombas en la tienda Flogar y el Cine Cándido, y el incendio en la afamada tienda La Época. Por otra parte, en las zonas montañosas del país se desataron alzamientos y asesinatos de campesinos y maestros rurales. Ante el incremento de ataques, Fidel Castro dio a conocer la decisión tomada por el Gobierno Revolucionario de que “la embajada de Estados Unidos no tenga aquí ni un funcionario más de los que nosotros tenemos en Estados Unidos, que son 11. Y estos señores tienen aquí más de 300 funcionarios, de los cuales el 80% son espías” (Suárez y Caner, 2016). Al día siguiente, 3 de enero de 1961, cuando apenas faltaban dos semanas para que se produjera el cambio presidencial, el gobierno de Eisenhower rompió las relaciones diplomáticas con Cuba; y el 16 de enero el Departamento de Estado anunció las disposiciones que impedían el normal acceso a Cuba de ciudadanos estadounidenses y extranjeros con residencia permanente en los Estados Unidos. De esta manera, el demócrata John F. Kennedy asumía la presidencia el 20 de enero de 1961 con la presión de una política exterior violenta hacia Cuba que lo llevaría a asumir la responsabilidad de dos de los hechos más peligrosos en la historia de las relaciones cubano- estadounidenses: la invasión a Playa Girón y la Crisis de Octubre. Previamente, en declaraciones de campaña, el senador había asumido posiciones críticas sobre su país con respecto a la política exterior hacia Cuba durante la dictadura de Fulgencio Batista, al afirmar: apoyo de la CIA a la oposición interna en sus actos de sabotajes, sostén e incitación al bandidismo, intentos de asesinato contra los líderes cubanos, utilización de la Organización de Estados Americanos (OEA) para condenar y aislar diplomáticamente a Cuba, apoyo encubierto a una invasión por elementos batistianos acantonados en Santo Domingo bajo el patrocinio del dictador Trujillo, entre otros actos de agresión. 27 En 1953, del 15 al 20% de la fuerza de trabajo estaba crónicamente desempleada. Solo un tercio de las casas de la Isla tenía agua corriente y en los últimos años que precedieron a la Revolución de Castro este abismal nivel de vida bajó aún más al crecer la población, que no participaba del crecimiento económico. Solo a 90 millas estaban los Estados Unidos —su buen vecino— la nación más rica de la Tierra, con sus radios, sus periódicos y películas divulgando la historia de la riqueza material de los Estados Unidos y sus excedentes agrícolas. Pero en vez de extenderle una mano amiga al desesperado pueblo de Cuba, casi toda nuestra ayuda fue en forma de asistencia en armamentos, asistencia que no contribuyó al crecimiento económico para el bienestar del pueblo cubano; asistencia que permitió a Castro y a los comunistas estimular la creciente creencia que Estados Unidos era indiferente a las aspiraciones del pueblo de Cuba de tener una vida decente (…) De una manera que antagonizaba al pueblo de Cuba usamos la influencia con el Gobierno para beneficiar los intereses y aumentar las utilidades de las compañías privadas norteamericanas que dominaban la economía de la Isla. Al principio de 1959 las empresas norteamericanas poseían cerca del 40% de las tierras azucareras, casi todas las fincas de ganado, el 90% de las minas y concesiones minerales, el 80% de los servicios y prácticamente toda la industria del petróleo, y suministraba dos tercios de las importaciones de Cuba. Quizás el más desastroso de nuestros errores fue la decisión de encumbrar y darle respaldo a una de las dictaduras más sangrientas y represivas de la larga historia de la represión latinoamericana. Fulgencio Batista asesinó a 20 000 cubanos en siete años, una proporción de la población de Cuba mayor que la de los norteamericanos que murieron en las dos grandes guerras mundiales (…) Voceros de la Administración elogiaban a Batista, lo exaltaban como un aliado confiable y un buen amigo, en momentos en que Batista asesinaba a miles de ciudadanos, destruía los últimos vestigios de libertad y robaba cientos de millones de dólares al pueblo cubano (Lechuga, 1991: 127). No obstante, al estar ya aprobada la invasión a Cuba por la administración anterior, el nuevo presidente se vio obligado a dar la orden en abril de 1961, al asegurarle sus asesores y el director de la CIA, Allen Dulles, que el éxito de la operación estaba garantizado. Sin embargo, el Ejército y las Milicias, dirigidos por Fidel Castro, contraatacaron de inmediato y en 60 horas de combate fueron derrotados los mercenarios, que se rindieron en Playa Girón el 19 de abril. El gobierno cubano declaró este hecho como la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América Latina y el asesor de Kennedy, Arthur Schlesinger, 28 reconoció: “la realidad fue que Fidel Castro resultó ser un enemigo mucho más formidable y estar al mando de un régimen mucho mejor organizado de lo que nadie había supuesto (…) Sus soldados permanecieron leales y combatieron bravamente. Él mismo nunca fue presa del pánico. La forma en que se desenvolvió fue impresionante” (en Ramírez y Morales, 2014: 40). Para Kennedy este fiasco resultó un duro golpe en apenas los inicios de su administración. De ahí que luego de la derrota asumiera una actitud vengativa y hostil que resultó en la llamada Operación Mangosta, el plan subversivo más grande orquestado contra Cuba, aprobado en noviembre de 1961, que debía culminar con la intervención en la Isla de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos en octubre de 1962. Su plan de acción se dividió de la siguiente forma: Guerra económica; Políticas; Militares; Inteligencia, y Subversión política ideológica. Con posterioridad se agregaría una tarea de guerra biológica: utilizar un medio químico para afectar la vista a los macheteros y sabotear la zafra azucarera. También se incluyeron planes de atentado contra Fidel Castro y otros dirigentes. En menos de 10 meses se cometieron más de 5000 acciones de sabotaje y actos terroristas contra Cuba; pero una vez más la Operación fue derrotada. Sin embargo, en el plano regional, los intentos de aislamiento de Cuba que se habían propuesto los Estados Unidos se concretaron en la convocatoria del Consejo Permanente de la OEA a la VIII Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores del 22 al 31 de enero de 1962, en Punta del Este (Uruguay), donde se adoptaron cuatro resoluciones contra Cuba. La IV, titulada Exclusión del actual Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano, fue aprobada con 14 votos afirmativos, uno en contra –Cuba- y seis abstenciones: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador y México. Las dos últimas naciones expresaron que la expulsión de un estado miembro no procedía, pues no existía una reforma previa de la Carta de la organización. Luego, el 3 de febrero de 1962, el presidente Kennedy aprobó lo que el gobierno estadounidense denomina hasta hoy embargo –y que el gobierno cubano, por su parte, llama bloqueo5-, el cual suspendía el comercio total con la Isla y que, a partir del 23 de marzo, se extendió también a todas las mercancías de origen cubano. 5 El gobierno cubano alega que la Orden Ejecutiva Presidencial 3447, implantada formalmente como “embargo” total del comercio entre Estados Unidos y Cuba, no se corresponde con dicho término, referido a la forma judicial de retener bienes para asegurar el cumplimiento de una obligación contraída legítimamente, o una medida precautoria de carácter patrimonial autorizada por juez, tribunal o autoridad competente, con igual propósito de cumplir por el deudor sus compromisos con sus acreedores. De ahí que se defienda el término bloqueo considerando que el gobierno estadounidense impone un “bloqueo” al perseguir el aislamiento, la 29 Las hostilidades escalarían al punto de poner al mundo al borde de un holocausto nuclear cuando en octubre de 1962 se produjo la Crisis de los Misiles. Los antecedentes datan de marzo cuando la oficina del Secretario de Defensa de Estados Unidos sometió a la consideración de la Junta de Jefes de Estado Mayor un paquete de medidas que podían servir de pretexto para justificar la intervención militar en Cuba. Conjuntamente, las fuerzas armadas norteamericanas efectuaron una invasión falsa a una isla del Caribe llamada Operación Ortsac, cuyo propósito era derrocar al líder Ortsac (Castro al revés). Ese objetivo fue conocido por los gobiernos soviético y cubano, y el primero, al considerar que Cuba no sería capaz de resistir la agresión militar directa de Estados Unidos, sugirió emplazar en la Isla un contingente de tropas soviéticas con cohetes nucleares de alcance medio capaces de alcanzar el territorio de Estados Unidos, considerando que esa sería la única forma de impedir la agresión. Ello fue conocido de inmediato por los servicios de inteligencia estadounidenses; de ahí que el 22 de octubre se declarara el bloqueo naval contra Cuba y se prepararan todas las condiciones para bombardear e invadir la Isla. A ello las Fuerzas Armadas Revolucionarias respondieron con la Alarma de Combate para todas sus unidades. Sin embargo, cuando las tensiones llegaron a su punto máximo y ya parecía inminente un enfrentamiento nuclear, Jrushchov envió una carta a Kennedy en la que planteaba que si el Gobierno de Estados Unidos aseguraba no invadir a Cuba e impedir a otros que realizasen actos similares, cesaría la cuestión sobre el armamento. Estados Unidos respondió que aceptaría la propuesta con la condición de que la Unión Soviética retirara sus sistemas de armamentos de Cuba y se comprometiera, en lo sucesivo, a no introducirlo nuevamente. A su vez, el gobierno estadounidense se comprometía a levantar el bloqueo a la Isla y dar garantías de que no sería invadida. Robert Kennedy informó al Embajador de la Unión Soviética que le transmitiera a Jrushchov que si los cohetes no eran retirados inmediatamente, los Estados Unidos iniciarían las acciones combativas el 29 o 30 de octubre. También se planteó que estaban dispuestos a retirar los cohetes norteamericanos de Turquía e Italia, lo que se haría de cuatro a seis meses después de la salida de los proyectiles soviéticos de Cuba. El gobierno soviético dio su aprobación y, de esta manera, la Crisis concluyó en un acuerdo bipartito entre Estados Unidos y la Unión Soviética, dejando a Cuba al margen de estas negociaciones6. asfixia y la inmovilidad de Cuba, con el avieso propósito de ahogar a su pueblo. Todo ello constituye elemento cardinal en el concepto de “bloqueo”, que significa cortar, cerrar, incomunicar con el exterior para lograr la rendición del sitiado por la fuerza o por el hambre. 6 Cuando el gobierno cubano supo por la radio del acuerdo, manifestó su inconformidad. Fidel Castro dijo que no existirían las garantías que expresaba Kennedy si, además de la eliminación del bloqueo naval que prometía, no cesaban: el bloqueo económico y las medidas de presión comercial y económicas de Estados Unidos contra 30 Pasada la Crisis, se intensificó el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, pues el 9 de julio de 1963 el gobierno estadounidense prohibió todas las transacciones comerciales con la Isla, congeló 33 millones de dólares depositados por bancos cubanos en Estados Unidos, cortó las transacciones cubanas en dólares en el extranjero e impidió a Cuba el uso de los canales bancarios norteamericanos. A su vez, continuaron las presiones sobre otros países para que eliminasen sus relaciones económicas y comerciales con Cuba, y conseguir el aislamiento político y diplomático internacional de la Isla. Otra de las consecuencias de la Crisis de Octubre fue el cese de los vuelos comerciales entre ambos países, única forma disponible para que pudiesen emigrar directamente hacia allá aquellos cubanos que deseaban abandonar el país e ir a Estados Unidos. Desde entonces se incrementaron las salidas por vía marítima, sin cumplir ninguna de las formalidades legales. No obstante, también después del peligro extremo de la Crisis de los Misiles, Kennedy comenzó a valorar un posible modus vivendi con la Isla. El primer canal de comunicación luego de la ruptura de las relaciones se abrió con la negociación para el retorno a los Estados Unidos de 1200 mercenarios detenidos en Cuba luego de la invasión a Girón. Sin embargo, un mensaje enviado a Robert Kennedy por el director de la CIA el 2 de mayo de 1963 advertía de las preocupaciones de la agencia ante una iniciativa de acercamiento al régimen cubano. El periodista francés Jean Daniel fungió como intermediario informal de los intentos de normalización en el periodo. En noviembre visitó La Habana luego de tener una reunión con Kennedy en Washington, para sostener un encuentro con Fidel Castro. El día 22, mientras conversaba con Fidel en Varadero transmitiéndole el parecer de Kennedy, se produjo el asesinato del presidente norteamericano. Una de las hipótesis de la conspiración para asesinar al mandatario está asociada a las exploraciones secretas de este para lograr un entendimiento con Cuba. Al respecto, refiere el historiador y exasesor de Kennedy, Arthur Schlesinger: “Aunque el plan de Attwood7 se mantuvo en conocimiento de muy pocas personas, parece inconcebible que la CIA no conociera nada de ello. La inteligencia americana tenía a los diplomáticos cubanos de la ONU bajo una incesante vigilancia. Seguía sus movimientos, leía sus cartas, interceptaba sus cables, Cuba; las actividades subversivas, lanzamientos y desembarcos de armas y explosivos por aire y mar, organización de invasiones mercenarias, infiltración de espías y sabotajes; los ataques piratas; las violaciones del espacio aéreo y naval por aviones y navíos de guerra norteamericanos; y la retirada de la Base Naval de Guantánamo y devolución del territorio cubano ocupado por Estados Unidos. El gobierno estadounidense ignoró estos cinco puntos, al considerarlos un programa inalcanzable entonces. 7 William Attwood: funcionario de la Administración Kennedy adscrito a la misión de los Estados Unidos en las Naciones Unidas. En 1963 sostuvo varios contactos secretos autorizados por la Casa Blanca con el embajador cubano en Naciones Unidas, Carlos Lechuga. 31 grababa sus llamadas telefónicas. Se sospechaba que Attwood y Lechuga8 estaban haciendo algo más que cambiándose recetas de ‘daiquirí’” (en Ramírez y Morales, 2014: 77). La muerte de Kennedy frenó de manera inesperada los intentos de acercamiento entre ambos gobiernos, cuyo alcance, de no haberse producido el asesinato del presidente, se desconoce. No obstante, Peter Kornbluh, estudioso de las relaciones entre los dos países, reflexiona al respecto: Kennedy iba a llegar al mismo punto que Kissinger y Carter. La Unión Soviética estaba apoyando la idea de un acercamiento entre Estados Unidos y Cuba. Los Estados Unidos estaban más abiertos a esto también. Kennedy había dicho que quería una flexibilidad, que no debía fijarse para conversar la precondición de echar a un lado a los soviéticos de Cuba. Él había tomado el asunto en sus propias manos. Fidel mismo estaba muy interesado y aun después de la muerte de Kennedy él estaba aún más interesado en seguir este proceso (en Ramírez y Morales, 2014: 84). 2.1.2- Continúa la hostilidad, pero el contexto mundial anuncia un cambio (1963-1974) Luego del asesinato de Kennedy asumió la presidencia el vicepresidente Lyndon Jonhson (1963-1969), al que Fidel, con la intención de continuar el acercamiento iniciado por Kennedy, envió un mensaje a través de la periodista norteamericana Lisa Howard que planteaba: Dígale al Presidente que espero seriamente que Cuba y los Estados Unidos puedan sentarse en su momento en una atmósfera de buena voluntad y de mutuo respeto a negociar nuestras diferencias. Creo que no existen áreas polémicas entre nosotros que no puedan discutirse y solucionarse en un ambiente de comprensión mutua. Pero primero, por supuesto, es necesario analizar nuestras diferencias. Ahora, considero que esta hostilidad entre Cuba y los Estados Unidos es tanto innatural como innecesaria y puede ser eliminada (Ramírez y Morales, 2014b). Pero Johnson no dio continuidad a los intentos de Kennedy dirigidos a explorar un posible modus vivendi con Cuba. Durante su mandato se intensificaron los ataques piratas, los secuestros de aviones y embarcaciones, y se iniciaron las acciones terroristas contra el personal e instalaciones cubanas en el exterior. También, el 14 de marzo de 1964, el 8 Carlos Lechuga: Embajador de Cuba en las Naciones Unidas durante la Administración Kennedy. Participó en conversaciones secretas entre septiembre y noviembre de 1963 con William Attwood, quien había sido designado por el Gobierno estadounidense para sostener estos contactos. 32 Departamento del Tesoro extendió el bloqueo, al prohibir las ventas de alimentos y medicinas a Cuba, únicos dos artículos que excepcionalmente habían sido permitidos exportar a la Isla9. Al año siguiente, sin embargo, se produjo la primera crisis migratoria, que obligó a la administración Johnson a iniciar un canal de diálogo. Ante la prohibición que estableció Estados Unidos luego de la Crisis de Octubre de una migración cubana regular y ordenada hacia su territorio, y la incitación constante a la emigración ilegal, Fidel anunció el 28 de septiembre que se habilitaría el puerto de Camarioca en la provincia de Matanzas, para que los cubanos que desearan abandonar el país pudieran ser recogidos por sus familiares en embarcaciones provenientes de Estados Unidos. Las situaciones que provocaba esta oleada de migrantes al Servicio de Guardacostas y los peligros que representaba para la seguridad de los Estados Unidos, obligaron al Gobierno norteamericano a dirigirse al de Cuba a través de la Embajada de Suiza, con la propuesta de negociar un marco legal para la emigración hacia su país. Así, se acordó establecer un puente aéreo en Varadero para asegurar la salida legal de los que desearan emigrar10. Con todo, el 2 de noviembre de 1966, el presidente Johnson firmó la Ley de Ajuste Cubano que se superponía al anterior acuerdo y daba tratamiento preferencial a los emigrados cubanos, al permitirles legalizar su residencia en los Estados Unidos al cabo de un año de permanencia, independientemente de que hubieran arribado de manera legal o ilegal. Dicha ley se convirtió en uno de los más grandes estímulos a la emigración ilegal de Cuba hacia los Estados Unidos. En noviembre de 1968 se iniciaría el predominio del conservadurismo en Estados Unidos, al ser elegido como presidente el republicano Richard Nixon (1969-1974). Pero debido a la coyuntura internacional, en la que se evidenciaba el alcance del poderío estratégico de la Unión Soviética y nuevas realidades globales que atentaban contra los intereses hegemónicos de Washington, la administración inició un replanteo de la política internacional bajo el 9 Paralelamente, el 12 de diciembre de 1963, la CIA actualizaba en un Memorándum la estrategia hacia Cuba: “La actual política de los Estados Unidos tiene por objetivo aislar a Cuba del hemisferio occidental y del resto del Mundo Libre y ejercer la mayor presión posible, sin llegar a una intervención militar directa de los Estados Unidos, para evitar la consolidación y estabilización del régimen Castro-Comunista. El programa de acciones encubiertas de la CIA ha sido diseñado para apoyar otras medidas gubernamentales con el fin de incrementar e intensificar las presiones contra Castro y estimular a los elementos disidentes, especialmente en el ejército, para llevar a cabo un golpe de Estado y eliminar a Castro y la presencia soviética en Cuba. Nuestro objetivo final en Cuba es sustituir el régimen de Castro por otro que sea plenamente compatible con los objetivos de los Estados Unidos y que coopere con los esfuerzos de los Estados Unidos para establecer regímenes amistosos y estables en toda América Latina” (Memorándum Cuba-Informe de situación, CIA, 12 de diciembre de 1963, http://www.jfklibrary.org/). 10 A través de esta vía emigraron más de 200 000 cubanos hasta abril de 1973, cuando la Administración Nixon lo suspendió. 33 principio del realismo político, que daría continuidad luego con el gobierno de Gerard Ford y cuyo principal artífice sería el Secretario de Estado Henry Kissinger. En noviembre de 1969 comenzaron las negociaciones con la Unión Soviética para la limitación de armamentos estratégicos; luego ambas potencias firmaron una Declaración sobre principios básicos en la que se comprometían a prevenir situaciones que causaran tensión en sus relaciones, promover la cooperación, no sacar ventajas unilaterales, reconocer los intereses de seguridad de las partes y contribuir a que todos los países pudieran desarrollarse pacíficamente. El proceso de distención avanzó por el resto de la Europa Socialista y culminó en la Conferencia de Helsinki en 1975 y las negociaciones para la reducción de armamentos entre los bloques OTAN-Pacto de Varsovia. Por otra parte, en las regiones del llamado Tercer Mundo comenzaron a producirse oleadas de movimientos revolucionarios, reclamos nacionalistas y de un orden económico más equitativo, así como una inclinación hacia tendencias socialistas11. Todo ello atentaba contra los intereses norteamericanos y el predominio capitalista en dichas zonas geográficas. El caso de América Latina en particular tuvo un impacto importante en la conformación de la política estadounidense hacia Cuba en el periodo, pues si bien los movimientos revolucionarios en el continente habían sufrido fuertes derrotas a inicios de los 70, a partir de 1974 se produjo cierta revitalización: de 1974 a 1975 la causa sobre la soberanía del Canal de Panamá se concretó como una demanda continental; Venezuela nacionalizó el petróleo y el hierro, mantuvo posiciones influyentes en la OPEP y restableció relaciones con Cuba; el gobierno ecuatoriano opuso resistencia a los monopolios estadounidenses; México intensificó y radicalizó las posiciones que favorecieron a las fuerzas progresistas del continente, y en el Caribe se fortaleció el ejemplo cubano y los Gobiernos de Guyana y Jamaica adoptaron políticas avanzadas: el cooperativismo y el socialismo democrático respectivamente. La OEA se vio obligada a acceder a que los países miembros decidieran restablecer relaciones con Cuba si así lo querían, luego de que más de ocho gobiernos de la región habían reiniciado relaciones con la Isla. Y en materia de integración fueron creadas diversas organizaciones que excluían o limitaban la presencia de Estados Unidos, como el Pacto Andino, la Comunidad 11 Las caídas de los regímenes de Vietnam del Sur y Camboya, ocurridas en marzo-abril de 1975 contribuyeron al fortalecimiento del socialismo en el área. En África, el sistema colonial portugués fue derrotado en 1975, con el triunfo de los movimientos de liberación nacional de Angola, Mozambique, en las islas de Cabo Verde y Sao Tomé y Príncipe. Los logros alcanzados por las fuerzas progresistas en Benin y Madagascar, más los triunfos obtenidos por los movimientos populares tras la derrota de Haile Selassie en Etiopía en 1974, reforzaron un contexto internacional favorable al campo socialista. 34 Económica del Caribe (CARICOM), la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) y el Sistema Económico Latinoamericano (SELA). A su vez, Europa Occidental y Japón crecían en fuerza e influencia, llegando a convertirse en rivales de los Estados Unidos en el liderazgo por el mercado internacional y las esferas de dominio. Luego, la crisis económica de 1974-1975 sumió en una difícil situación económica y financiera a gran parte de los países capitalistas y ello provocó que muchos de sus pueblos valoraran también la alternativa socialista. En dicho periodo se produjo un ascenso del movimiento obrero internacional y cambios hacia perspectivas más progresistas en varios países de Europa12. La situación a lo interno de Estados Unidos tampoco era la mejor, pues durante el primer lustro de los años 70 se extendió una crisis moral fomentada por la intervención estadounidense iniciada en Vietnam en 1964 y la escalada de agresiones indiscriminadas contra la nación que generó un rechazo de la población norteamericana hacia sus dirigentes. Finalmente, la derrota de Estados Unidos constituyó un duro golpe al prestigio que se proponía construir como nación poderosa e invencible en la arena internacional. A ello se sumó el caso de Watergate13 que afectó al gobierno republicano y la esfera política general del país, y que concluyó con la renuncia del presidente Nixon el 8 de agosto de 1974. 2.1.3- Primeros diálogos con rumbo a la normalización (1974-1981) Con la asunción de Gerard Ford (1974-1977) a la presidencia en agosto de ese año continuaría la línea de revisión de la política exterior, en especial hacia Cuba, bajo la iniciativa de Kissinger, quien envió un mensaje a Fidel Castro con el periodista estadounidense Frank Mankiewicz, donde expresaba que le parecía absurda la política de los Estados Unidos hacia la Isla y que estaba dispuesto a flexibilizarla. En el propio año, el Departamento de Estado otorgó licencias de exportación a Cuba de la Ford, Chrysler y General Motors en Argentina, bajo la presión del gobierno de este país; y ante los reclamos 12 Desaparecieron los regímenes militares de Grecia y Portugal, se avanzó en la democratización de España, se produjeron los avances electorales del Partido Comunista italiano, se demostró la fuerza de la coalición entre el Partido Comunista y Socialista en las elecciones francesas de 1974, y se produjo el crecimiento de la izquierda dentro del Partido Laborista inglés. 13 A este clima de tensión se agregaron múltiples denuncias y revelaciones, como los planes de la CIA para derrocar gobiernos y atentar contra líderes políticos, así como escándalos de corrupción y soborno en los que se vieron involucrados legisladores, figuras públicas e instituciones. En particular, causó conmoción el descubrimiento de la actividad del cuerpo de espionaje en el golpe de Estado que derrocó al gobierno de la Unidad Popular de Chile, y en el que pereció el presidente Salvador Allende. También salieron a la luz los bombardeos secretos y masivos de Estados Unidos a Camboya de 1960 a 1970, que se habían ocultado al público estadounidense. 35 del gobierno de Canadá, otorgó licencias a las filiales allí de la Studebarker-Worthington Inc. También, coincidiendo con los días finales de Nixon, se emitieron regulaciones para permitir viajes de académicos y periodistas norteamericanos a Cuba, y se iniciaron visitas de senadores y representantes del gobierno estadounidense a la Isla que instaron al levantamiento de las sanciones económicas y las restricciones a los ciudadanos estadounidenses para viajar a Cuba, así como al inicio de un proceso para normalizar las relaciones. A dichas iniciativas contribuyó sobremanera el contexto externo e interno señalado anteriormente, así como el fracaso de la política agresiva de Estados Unidos hacia Cuba, que se veía más fortalecida y segura económica y militarmente con el respaldo de la Unión Soviética; las presiones de los gobiernos latinoamericanos, sobre todo Argentina y México, junto a Canadá; el incremento de las relaciones comerciales de Europa Occidental y Japón con Cuba, mientras las empresas estadounidenses se veían imposibilitadas de acceder al mercado cubano en un momento de crisis en su economía; el proceso de distensión con la Unión Soviética y el acercamiento a China del gobierno estadounidense que posibilitaba un entendimiento con la Isla, y las presiones a lo interno de miembros del Congreso, tanto republicanos como demócratas, que exigían un cambio hacia la Isla. Además del crecimiento económico de Cuba durante el periodo alentado por el apoyo soviético, se produjo la extensión del comercio con países no socialistas como Canadá, Argentina, España y Francia. El desarrollo social alcanzado por la Isla en el periodo la colocó en el primer lugar entre las naciones de América Latina, con importantes avances en educación, salud, atención a la infancia, deporte, seguridad social y lucha contra el desempleo. El propio director ejecutivo del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, Pat M. Holt, luego de visitar la Isla en junio de 1974, reconoció: “Los cubanos están a punto de hacer que su sistema funcione, es decir, de construir una vitrina socialista en el hemisferio occidental” (Gleijeses, 2004: 349). En este escenario de debilitamiento del liderazgo y la hegemonía de los Estados Unidos, y de fortalecimiento de la Revolución Cubana, lo más inteligente era una revisión del diseño y la ejecución de la política norteamericana hacia Cuba, que hasta el momento no había arrojado resultado positivo alguno para los Estados Unidos. Por tanto, Kissinger continuó con su plan de acercamiento y envió un mensaje a Fidel Castro proponiéndole el inicio de conversaciones confidenciales entre ambos países. Cuba aceptó y el 7 de enero de 1975 el presidente Ford dio su aprobación a los contactos con los cubanos. Los principales puntos llevados a discusión por el gobierno norteamericano fueron: compensación por las propiedades de firmas estadounidenses intervenidas en Cuba; el pago 36 por la mina de níquel de Nicaro, propiedad estadounidense también nacionalizada; devolución del dinero de rescates por los secuestros de aviones; el pago de bonos atrasados; el pago de la deuda postal cubana; la necesidad de hacer algo respecto al edificio que había sido Embajada de los Estados Unidos en Cuba y que estaba muy deteriorado; excarcelación de ciudadanos estadounidenses recluidos en cárceles cubanas; mejoría respecto a los derechos humanos; permiso a los cubanos residentes en los Estados Unidos de visitar a sus familiares en la Isla; fin de su participación en la causa de independencia de Puerto Rico; limitación del apoyo a los “insurgentes terroristas” en América Latina, y cumplimiento del principio de que la Isla no constituiría una base de armas ofensivas (García Iturbe, 2007). Los representantes del gobierno cubano, por su parte, centraron la agenda en los siguientes temas: cese del bloqueo como condición previa para establecer las discusiones; señalar que Cuba no ha realizado acciones contra Estados Unidos y sí ha sido víctima de las agresiones norteamericanas; que Cuba puede adelantar gestos de buena voluntad como vender azúcar, si los Estados Unidos tienen dificultad con el suministro; que la economía de Cuba marcha muy bien y puede seguir avanzando sin contemplar las relaciones con los Estados Unidos, mientras que los Estados Unidos se podrían beneficiar con la relación, pues su economía afronta problemas; sobre las acusaciones de intervención por parte de Cuba, señalar que la Isla siempre ha respetado a los países que han mantenido una buena actitud hacia la Revolución Cubana; sobre el convenio de secuestros aéreos y de otros tipos, plantear que Estados Unidos es el que más se beneficia con este, pero Cuba está resentida, porque no ha existido reciprocidad, por lo que no se inclina a aplicar con rigurosidad las leyes a quienes secuestren naves y las traigan a Cuba; respecto a los emigrados, que no hay condiciones materiales para su regreso y en largo tiempo esa situación se mantendrá, y que nunca se van a discutir cuestiones referentes a la jurisdicción interna de Cuba; sobre las indemnizaciones por las expropiaciones, que esto será discutido después del Congreso del PCC, sin entrar en una situación polémica de posiciones rígidas, recordando que Cuba ha sido doblemente afectada por las medidas económicas tomadas por los Estados Unidos (Ídem). Entre los temas discutidos en la conversación del 9 de julio, considerada la más importante y amplia del periodo, se hallaban por la parte cubana: el cese del bloqueo, las consideraciones sobre las indemnizaciones, las intervenciones en asuntos de otros países, cuestiones de inmigración, retirada norteamericana de la Base Naval de Guantánamo, y la reafirmación de la posición hacia Puerto Rico en su carácter innegable de nación. Los puntos que le interesaban al gobierno de Washington eran: las reclamaciones por las propiedades nacionalizadas; los fondos cubanos congelados en los bancos estadounidenses; las 37 subsidiarias estadounidenses en terceros países; el transporte marítimo desde terceros países; los prisioneros estadounidenses; los ciudadanos cubano-estadounidenses y las visitas familiares; el respeto mutuo y el intercambio de prensa. En agosto el Gobierno cubano devolvió a la Sourthern Airways dos millones de dólares que habían traído a Cuba los asaltantes de un avión de esa línea aérea. Días después el Departamento de Estado anunció el levantamiento de algunos aspectos del bloqueo contra Cuba, al otorgar licencias a subsidiarias estadounidenses en terceros países para que efectuaran ventas a la Isla; eliminar la negativa de ayuda a naciones que permitían transportar mercancías en sus embarcaciones hacia o desde Cuba; modificar las regulaciones que negaban atracar y suministrar combustible a barcos comprometidos en el comercio con Cuba y solicitar al Congreso cambiar la legislación que prohibía dar asistencia en alimentos a las naciones que comerciaban con Cuba. Sin embargo, con la llegada de las tropas cubanas a África en noviembre de 1975, respondiendo a la solicitud del Movimiento para la Liberación de Angola (MPLA) de enfrentar a la escalada militar de Sudáfrica, Zaire y los movimientos oposicionistas internos apoyados de forma encubierta por los Estados Unidos, el Gobierno estadounidense desarrolló una intensa campaña propagandística contra la presencia cubana en el continente africano que incluyó también ataques hacia su apoyo al movimiento independentista de Puerto Rico14. A su vez, en 1976 se producirían elecciones en Estados Unidos que impulsaron a Ford a asumir una posición dura hacia a Cuba, con el objetivo de mantenerse al frente de la Casa Blanca en su lucha contra Ronald Reagan, rival que tenía que vencer dentro del propio Partido Republicano. El 20 de diciembre de 1975 el presidente Ford sentenció: “La acción del Gobierno cubano al enviar fuerzas de combate a Angola, destruye cualquier oportunidad de mejoramiento de relaciones con Estados Unidos” (García Iturbe, 2008: 18). A estos factores se agregó el atentado conocido como el Crimen de Barbados, el 6 de octubre de 1976, cuando los terroristas cubanoamericanos al servicio de la CIA, Luis Posada Carriles y Orlando Bosh, hicieron estallar un avión de Cubana de Aviación en pleno vuelo, 14 Sin embargo, Ramón Sánchez-Parodi, representante de la delegación cubana en las conversaciones secretas, señala: “En mi opinión las conversaciones no se rompieron por el tema de la entrada de tropas cubanas a Angola, ni por el tema de Puerto Rico, sino por una razón de campaña electoral. Ellos consideraron que el tema Cuba no era recomendable en la campaña y entonces utilizaron el pretexto de lo de Angola y Puerto Rico para romper las conversaciones. ¿Por qué digo esto?, porque ninguno de esos dos temas cambió, al contrario, se hizo más fuerte y durante la campaña tanto la gente de Carter como la de Ford nos hicieron llegar mensajes de que una vez terminada la fase electoral comenzarían de nuevo las conversaciones, las negociaciones” (Ramírez y Morales, 2014: 142). 38 que costó la vida a 73 personas. Desde entonces, el gobierno de Estados Unidos les otorgó su protección para evitar ser juzgados y sancionados por el crimen. A pesar de todas estas situaciones adversas, ya una vez derrotado, Ford tuvo dos últimos gestos positivos hacia Cuba en las postrimerías de su administración: permitir el sobrevuelo de los Estados Unidos por aviones de Cubana de Aviación y prohibir la continuación de los vuelos espías sobre territorio cubano. La administración del demócrata James Carter (1977-1981) reanudó los diálogos y fue este el periodo donde más avances se concretaron en el proceso de entendimiento entre ambos gobiernos. El 21 de diciembre de 1976 Estados Unidos publicó el Informe Linowitz II, que planteaba una flexibilización de la política hacia Cuba y, aunque abogó por la normalización de las relaciones, Carter dejó claro en una intervención en enero de 1977 que Cuba debía retirar sus tropas de Angola, no intervenir en los asuntos del hemisferio y respetar los derechos humanos. Sin embargo, a diferencia de Ford, expresó que dichas exigencias no condicionaban previamente el establecimiento de diálogos y acuerdos sobre derechos pesqueros, antipiratería aérea y permisos para viajes en ambas direcciones. El congresista estadounidense Jonathan Bingham visitó la Isla y, luego de entrevistarse con Fidel Castro, informó que la precondición de Cuba para el establecimiento de relaciones diplomáticas era el levantamiento del bloqueo. Así, Carter se convirtió en el primer presidente de los Estados Unidos en ordenar el inicio del proceso de normalización de las relaciones con Cuba, y partió de la siguiente agenda temática: fronteras marítimas y pesqueras; acuerdo contra secuestros; situación de los derechos humanos en Cuba (incluida la excarcelación de ciudadanos estadounidenses, derechos de visita y derechos de emigración); actividades externas de Cuba en Angola y otras partes; actividades de Cuba respecto a Puerto Rico; intercambios deportivos, culturales y científico-técnicos; compensación por las propiedades estadounidenses expropiadas por el Gobierno de Cuba; posibilidad de establecer relaciones comerciales; y apertura de una Sección de Intereses de los Estados Unidos en la Embajada de Suiza en La Habana. A su vez, orientó al Fiscal General que tomara todas las medidas necesarias para impedir actividades terroristas e ilegales desde Estados Unidos contra Cuba, así como encarcelar y enjuiciar a sus autores. También eliminó las restricciones de viajes a Cuba a los ciudadanos norteamericanos y levantó la prohibición que impedía que estos pudieran gastar dólares en la Isla. Del 24 al 29 de marzo de 1977 se efectuó en Nueva York el primer encuentro formal público entre delegados de ambos países desde la ruptura de relaciones en enero de 1961, con 39 el objetivo de establecer los acuerdos pesqueros y de límites marítimos. La segunda ronda se realizó en La Habana entre el 25 y 27 de abril, donde se concluyó la firma de los acuerdos. El 12 de mayo el Departamento de Estado permitió a agencias de viajes norteamericanas organizar visitas de turismo a Cuba y más tarde eliminó la lista negra para barcos que entraran a puertos cubanos. En un gesto recíproco, el Gobierno cubano liberó a veinte presos estadounidenses. Asimismo, el 1ro de septiembre de 1977 se abrió las Secciones de Intereses en ambos países. La representación norteamericana en La Habana estaría encabezada por Lyle Lane, y la cubana en Washington, por Ramón Sánchez-Parodi. Ambas oficinas debían llevar al restablecimiento de las relaciones entre ambos países a corto plazo y funcionarían como embajadas, pero sin tener su rango diplomático ni poder izar las banderas nacionales de los respectivos países. Puede afirmarse que el año 1977 constituyó el más positivo y de mayores avances, ya que a partir de 1978 el proceso de normalización empezó a congelarse y luego a retroceder, en la medida en que la Administración norteamericana comenzó a condicionar los avances a la limitación del activismo internacional de Cuba en aquellas zonas donde se afectaran los intereses de Estados Unidos en la confrontación Este-Oeste. A ello se sumó la discrepancia interna entre el ejecutivo y el legislativo estadounidense sobre la política hacia Cuba15. Aún así, hasta fines de 1980 continuó el diálogo y la cooperación en determinadas esferas: en enero de 1978 Cuba puso en libertad a otros prisioneros estadounidenses y a más de 3000 cubanos acusados de atentar contra el gobierno; el Departamento del Tesoro autorizó a los residentes en Estados Unidos a enviar dinero directamente a sus parientes inmediatos en Cuba a razón de hasta 500 dólares trimestralmente; se celebró el encuentro en La Habana entre oficiales de la guardia costera norteamericana y sus homólogos cubanos, con el objetivo de lograr la cooperación en la búsqueda y rescate en aguas internacionales, así como en el enfrentamiento al narcotráfico y el terrorismo; y se efectuaron varios intercambios culturales, académicos, científicos y deportivos que continuarían hasta los últimos tiempos de la Administración Carter. También durante el periodo se estableció por primera vez, desde el triunfo de la Revolución, un diálogo entre el gobierno de la Isla y la comunidad cubana en Estados Unidos. 15 En la rama legislativa se vislumbraron dos tendencias fundamentales en relación con Cuba: una que veía el proceso de normalización como instrumento para obtener ventajas en el terreno político y económico, y otra que concebía el acercamiento como un error y una traición al interés nacional de los Estados Unidos, debido al carácter socialista de Cuba. Esta última tendencia terminaría imponiéndose en el legislativo en los dos últimos años del mandato de Carter (Ramírez y Morales, 2014:190). 40 Por otro lado, la apertura de la Sección de Intereses en La Habana daría inicio a una sostenida acción subversiva y de reclutamiento y fomento de la oposición interna en la Isla por parte de funcionarios de la oficina. Cuba denunció a oficiales de la CIA que fungían como diplomáticos, los cuales efectuaron diversas actividades de espionaje en la Isla, violando la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas. En julio de 1978 se celebró la siguiente reunión, en Atlanta, Georgia. La agenda estadounidense estuvo centrada en África, Puerto Rico y los presos políticos; mientras que la cubana se enfocaba en Guantánamo y el bloqueo. En octubre se reanudaron las conversaciones en Cuernavaca, México, donde se volvieron a discutir los mismos temas por ambas partes, con lo cual se vislumbraba la inmovilización en el entendimiento mutuo. Los Estados Unidos continuaron exigiendo la retirada de las tropas cubanas de Angola y Etiopía como precondición para poder seguir avanzando en el proceso, al tiempo que la delegación cubana reiteró que las relaciones de Cuba con los países africanos no podían ser objeto de negociación. Aunque se avanzó muy poco en ambas conversaciones, según reflexionó un representante cubano, la mayor relevancia estuvo en que “fue la única vez que se abordó una agenda en la cual estaban los intereses básicos de ambas partes, a pesar de que la balanza se inclinó más hacia los temas que le interesaban a la parte norteamericana” (Arbezú en Ramírez y Morales, 2014: 284). Si bien el contexto global había favorecido el deshielo hasta 1977, a partir de 1978 las relaciones entre los Estados Unidos y la Unión Soviética retrocedieron nuevamente hacia una confrontación matizada con un militarismo ascendente que aumentó las tensiones a nivel internacional. A ello contribuyeron factores como: las revoluciones tercermundistas acontecidas entre 1974 y 1980 en áreas consideradas vitales para los intereses estratégicos estadounidenses, sobre todo el Golfo Pérsico, y que fueron vistas por miembros de la Administración como expresión del expansionismo soviético; el auge en Estados Unidos de la extrema derecha, con importante presencia en el Congreso; la difícil situación económica por la que atravesó el país a partir de 1979 con altos índices de inflación y desempleo, que aumentó los intereses militares y la carrera armamentista; y el rechazo de la dirigencia soviética de la propuesta norteamericana de efectuar cumbres anuales para el diálogo y la comprensión mutuas. En tanto en América Latina, la Revolución Sandinista en 1979 y la de Granada el propio año pusieron en crisis el diseño de la política elaborada por Carter para la región, que fue cuestionada por importantes sectores del poder político en Estados Unidos. El triunfo revolucionario nicaragüense implicó por primera vez en la historia de la OEA, el fracaso de la 41 posición intervencionista estadounidense y una derrota para su política hemisférica, ya que, a diferencia de lo que aconteció en 1965, cuando los Estados Unidos invadieron a la República Dominicana, la mayoría de los Gobiernos latinoamericanos y caribeños se opusieron a una iniciativa de Washington que proponía la formación de una Fuerza Interamericana de Paz para intervenir en Nicaragua. Otra variable que influyó en el cambio de la política estadounidense hacia Cuba entre 1979 y 1981 fue la preponderancia adquirida por el conservadurismo en los círculos de poder norteamericano que estaban en contra de la normalización de las relaciones. Esta corriente de extrema derecha planteaba que la distensión con Cuba había mermado el liderazgo y hegemonía estadounidense, y fundamentaba dicho criterio con el auge de los cambios revolucionarios ocurridos en el entorno internacional. Estos sectores iniciaron una intensa campaña mediática que mostraba a Cuba como peón de la Unión Soviética en África; de ahí que esta cuestión se convirtiera en la gran dificultad para continuar avanzando en el acercamiento. El 7 de febrero de 1979 la Administración Carter rindió un informe al Congreso sobre la política estadounidense hacia Cuba donde no recomendaba retroceder a la posición anterior a 1977, en vista de que hacerlo representaba obviar los logros alcanzados hasta el momento, como la disminución del descontento de terceros países por la antigua política que se aplicaba a Cuba, el visto bueno dado a esta política por los amigos y principales aliados de los Estados Unidos, la repatriación de ciudadanos estadounidenses con una o dos ciudadanías, la liberación de prisioneros norteamericanos en cárceles cubanas, el establecimiento de una Sección de Intereses y el tratado de límites marítimos. También el informe abordó los puntos espinosos: la presencia de tropas cubanas en África, la posible intromisión futura de Cuba en Nicaragua y el desacuerdo diplomático en torno a Puerto Rico. Del 8 al 10 de mayo se desarrollaron conversaciones entre representantes de las tropas Guardafronteras de Cuba y del servicio de Guardacostas de los Estados Unidos, en las que se trataron la colaboración contra el tráfico ilícito de drogas y, por la parte cubana, además, las actividades terroristas de los grupos de origen cubano asentados en los Estados Unidos. La siguiente jornada de encuentros se efectuó en La Habana entre el 16 y el 17 de enero de 1980, en la que se trataron la invasión soviética a Afganistán, los sucesos de la Embajada estadounidense en Irán, la situación en América Central y el Caribe, África, Puerto Rico y la Cumbre de los No Alineados. Ambas partes también expusieron los obstáculos fundamentales para la normalización. Del lado estadounidense estos fueron: la percepción de una sistemática relación íntima de Cuba con la Unión Soviética, la hostilidad de la Isla hacia los Estados 42 Unidos y el activismo cubano en África, América Central y el Caribe. Por su parte, Fidel Castro hizo referencia a los acontecimientos derivados de la actitud hostil de los Estados Unidos hacia Cuba que habían afectado las relaciones: el intento de sabotear la Cumbre de los No Alineados celebrada en La Habana16, la crisis artificial de la “Brigada soviética” y la campaña diplomática desarrollada para evitar que Cuba lograra un escaño en el Consejo de Seguridad de la ONU. Durante esta etapa se produjo, además, la segunda gran ola migratoria, conocida como Crisis del Mariel. Los antecedentes pueden ubicarse en el compromiso del gobierno norteamericano de trasladar mensualmente a su país 400 de los reclusos puestos en libertad en Cuba; sin embargo, en la práctica, de enero a julio el tope había sido de 60. En octubre de 1979, la situación comenzó a empeorar cuando se iniciaron los secuestros de embarcaciones que las autoridades estadounidenses permitieron entrar al país sin arrestar a los secuestradores. Cuba envió sucesivas notas de protesta por medio de la Sección de Intereses en Washington solicitándole a la administración estadounidense que hiciera cumplir la ley respecto a los secuestros, pero no recibió respuesta. Ante el peligro para la seguridad nacional de la Isla y para la política migratoria legal y regulada, el Gobierno cubano decidió abrir el puerto del Mariel para que todos los que quisieran emigrar hacia Estados Unidos lo pudieran hacer con libertad, siendo recogidos por parientes o amigos y trasladados a territorio norteamericano. En respuesta, el Departamento de Estado amenazó con arrestar, confiscar e imponer multas a embarcaciones y patrones que participaran en la flotilla; y varios funcionarios de la administración Carter instaron a representantes de la comunidad cubana en el país a que suspendieran los viajes y respetaran las leyes. La apertura del Mariel representó un escoyo importante para Washington, pues se produjo un flujo descontrolado de inmigrantes en un momento difícil de la economía estadounidense. En solo cinco meses arribaron al territorio 125 000 cubanos. Carter se vio obligado a decretar el estado de emergencia en varias zonas de la Florida y autorizar un presupuesto de 10 millones de dólares para la atención de los recién llegados. Junto a eso, presentó un programa que pretendía solucionar la problemática, donde planteaba establecer un 16 En la VI Cumbre del Movimiento de Países No Alineados celebrada en La Habana estaba previsto que Cuba ocupara la presidencia del movimiento. Washington y sus aliados, en una primera etapa, realizaron presiones para que la Isla no fuera la sede y posteriormente trataron de impedir la aprobación del documento final propuesto por Cuba. La campaña se propuso dar la imagen de que los procesos revolucionarios en América Central y el Caribe estaban azuzados por las acciones subversivas de Cuba que hacía el trabajo sucio de la Unión Soviética en la región. 43 puente aéreo o marítimo tan pronto el Gobierno cubano lo aceptara; para la entrada, tendrían preferencia los prisioneros políticos, los que tuvieran familiares en los Estados Unidos, los que estaban en la embajada peruana y los que habían entrado en la Sección de Intereses de los Estados Unidos el 2 de mayo; los servicios de guardacostas se encargarían de comunicar a las embarcaciones que viajaban ilegalmente en dirección a Cuba o desde Cuba hacia los Estados Unidos, y los que estaban ya en el Mariel, para informarles que debían regresar sin cubanos a los Estados Unidos; de no cumplirse la disposición, las embarcaciones se confiscarían y los tripulantes recibirían altas multas; finalmente, se harían gestiones para devolver a todos los llamados “excluibles” que llegaran a los Estados Unidos ilegalmente. En las conversaciones efectuadas entre ambas delegaciones el 17 y el 18 de junio tampoco se logró consenso alguno, pues el ambiente estaba signado por la confrontación. La crisis del Mariel afectó profundamente la campaña electoral de Carter, por lo que el presidente decidió enviar un mensaje a Fidel Castro donde expresaba su deseo de reunirse directamente con el líder cubano para discutir todos los problemas que estaban afectando las relaciones entre ambos países. La decisión era muy osada, pues ningún presidente previo había asumido la valentía de plantear un encuentro directo, y menos dentro de un clima de altas tensiones y en un año electoral. Fidel Castro expresó al enviado de Carter que estaba consciente del peligro que representaba para el mundo el programa electoral del Partido Republicano y que por ello iba a evitar incidentes que pudieran crear problemas a Carter. No obstante, la Crisis del Mariel, junto a otras problemáticas, impidió su reelección. 2.1.4- Retroceso de los logros alcanzados. Aumentan ataques y sanciones (1982-2008) A inicios de la década de los 80 comenzó una etapa de derecha neoconservadora bajo el mandato de Ronald Reagan (1981-1989). Durante esta administración aumentaron las hostilidades y los pocos contactos que se produjeron estaban encaminados a resolver asuntos muy puntuales del interés de Estados Unidos. Estos fueron las rondas de conversaciones sobre el tema migratorio en 198417 y 1986, y el encuentro junto a Angola y Sudáfrica para solucionar los conflictos en el continente africano; las conversaciones finalizaron en diciembre de 1988, con la firma del acuerdo que proporcionó la retirada de las tropas sudafricanas de Angola, la independencia de Namibia, la salida de las tropas cubanas de Angola y el fin del apartheid en Sudáfrica. 17 Los acuerdos migratorios establecieron mecanismos legales para 20 000 salidas anuales. Sin embargo, hasta 1990 solo 7000 cubanos arribaron a Estados Unidos a través de esta vía (Guadarrama, 2015). 44 Por otro lado, durante este periodo se intensificaron las acciones militares contra Cuba, las presiones y amenazas políticas, y se recrudeció el bloqueo. Se dio marcha atrás a algunos de los avances de la administración de Carter, pues el 24 febrero de 1982 el Secretario de Estado agregó a Cuba a la Lista de países que apoyan el terrorismo alegando vínculos con el M19 en Colombia; y el 19 abril de 1982 el Departamento del Tesoro restableció las restricciones de viajes a la Isla, limitándolos solo a funcionarios del gobierno, investigadores, periodistas y cubanos en visita familiar. Junto a ello, en septiembre de 1981 Reagan firmó la orden Ejecutiva 12323 que fundó la Comisión Presidencial para la Radiodifusión a Cuba, encargada de establecer la llamada Radio Martí que violaba los compromisos contraídos por Estados Unidos ante la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Debido al carácter agresivo y subversivo de la emisora, el proyecto encontró fuerte oposición en el Congreso y no fue aprobado hasta 1983 por el poder legislativo; aún así, su entrada en funcionamiento demoró hasta el 20 de mayo de 1985, ya durante el segundo mandato de Reagan. Los Estados Unidos realizaron, además, varios ensayos de ataques militares a Cuba desde 1981 hasta 1983, con amplios ejercicios en el Caribe; se reanudaron los vuelos espía y se exigió a Cuba que rompiera vínculos con la Unión Soviética y descontinuara el apoyo al gobierno nicaragüense y al FMLN en El Salvador (Sánchez-Parodi, 2010: 209). En la etapa presidencial de George H. Bush (1989-1993) apenas hubo conversaciones entre ambos países, salvo los contactos indirectos vinculados a la aplicación del acuerdo sobre Angola, diálogos técnicos en materia migratoria y una reunión entre el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Isidoro Malmierca, y el secretario de Estado de los Estados Unidos, James Baker, sobre los planes estadounidenses de invasión contra Iraq, dada la condición de Cuba como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, proyecto que Cuba rechazó de forma rotunda (Ramírez y Morales, 2014: 202). Como afirma el investigador y exdiplomático cubano Ramón Sánchez-Parodi (2010: 215), durante la presidencia de Bush padre cualquier perspectiva de normalización de relaciones con Cuba estaba muerta. “Si Reagan mató la normalización, Bush y sus aliados fueron los sepultureros”. A ello se sumó que su mandato coincidió con la desintegración del campo socialista, coyuntura que el gobierno estadounidense aprovechó para imponer su poder hegemónico unipolar en el mundo. La desaparición de la Unión Soviética y el bloque socialista europeo marcó el fin del bipolarismo en las relaciones internacionales, y estos cambios derivaron en un recrudecimiento del bloqueo y de la política agresiva hacia Cuba. Así, en 1992, la administración Bush promulgó la Ley Torricelli que prohibió el comercio de 45 filiales de Estados Unidos con Cuba en terceros países, impidió que buques que tocasen puerto cubano entraran en puertos norteamericanos en 180 días, y autorizó al presidente a negar ayuda económica, militar o negociación de deuda con cualquier estado que otorgara ayuda a Cuba. Se pretendía imposibilitar el comercio exterior cubano para acelerar el derrumbe de la Revolución, inminente al criterio del gobierno estadounidense, debido a la caída de la Unión Soviética. En efecto, podría pensarse que era el momento ideal para hacer quebrar el sistema sociopolítico cubano, debido a la fragilidad y vulnerabilidad que atravesó la Isla durante esta etapa en sus más altos niveles. La aguda crisis económica sin precedentes derivada de la pérdida de su mercado principal, ubicado hasta inicios de los 90 en el campo socialista del Este Europeo, trajo consigo una crisis política y social. Se evidenció la disfuncionalidad del modelo existente y su fuerte dependencia del bloque socialista. Según refiere Prevost (2011: 143): …la posición privilegiada de Cuba en el CAME18 llegó a un súbito y dramático fin entre 1989 y 1991. En el otoño de 1989 las revoluciones de Europa del Este destruyeron de forma efectiva el CAME a medida que los países recién capitalistas abandonaron el mercado común socialista y rompieron sus acuerdos comerciales con Cuba. Esto le asestó un golpe a la economía cubana, que no fue nada en comparación con el colapso de la URSS en el otoño de 1991. De la noche a la mañana Cuba perdió el 75% de su comercio internacional y su PIB se contrajo en más del 50% en un lapso de tres años. Fuera del contexto de la guerra, este fue el golpe más duro que sufriera la economía de cualquier país en el siglo XX. Comenzó así el llamado “Periodo Especial en tiempos de paz”19. Algunos de los lastres que dificultaban la salida de la debacle estaban dados por: la improductividad de la empresa socialista, la ineficiencia de los sistemas de producción y distribución de productos agropecuarios, la corrupción en diversos niveles, la política de pleno empleo, la fuga de 18 Consejo de Ayuda Mutua Económica. Fue la principal organización económica del Campo Socialista. Conocida también como CAME, en occidente era denominada Comecon. Surge en la Conferencia de representantes celebrada en Moscú, Unión Soviética, en enero de 1949 con la participación de Bulgaria, Hungría, Polonia, Rumania, la Unión Soviética y Checoslovaquia. 19 Se denominó así al extenso periodo de crisis económica que comenzó en 1991 con el colapso del campo socialista y del CAME, y se intensificó a partir de 1992 con el recrudecimiento del bloqueo estadounidense. Se produjo una severa restricción en hidrocarburos en forma de gasolina, diesel y otros combustibles derivados que Cuba obtenía de la Unión Soviética. Cuba perdió entre 1991 y 1994 el 85% de su comercio internacional y el 35% de su Producto Interno Bruto. El gasto social se redujo en 75%. Este período transformó la sociedad cubana y su economía, lo que llevó a que la Isla hiciera urgentes reformas en la agricultura y reacondicionara la industria, el comercio y el racionamiento. 46 profesionales hacia otras actividades más rentables como el turismo y, en suma, “el resquebrajamiento de los órdenes económicos, sociales y hasta morales”. Este cuadro de situación y su progresiva profundización, necesariamente requería de una serie de “cambios estructurales y conceptuales” (Padura en Serbin, 2017: 8). La siguiente Administración, encabezada por el demócrata William Clinton (1993-2001), encontraría pues, una Cuba frágil y aislada. Si bien el nuevo presidente flexibilizó un tanto la política hostil de los dos gobiernos anteriores, no se propuso nunca iniciar un proceso de normalización como los acontecidos durante las etapas de Ford y Carter. La crisis migratoria de 1994, también conocida como Crisis de los balseros, fue lo que produjo nuevamente un intercambio directo entre ambos países. Clinton y Fidel Castro se comunicaron a través del escritor colombiano Gabriel García Márquez y el presidente de México, Carlos Salinas de Gortari. Fidel accedió a resolver el tema migratorio, pero dijo que debía establecerse un nexo para otros asuntos de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, que constituían las causas verdaderas de las crisis migratorias entre ambos países. Clinton, por su parte, prometió conversar posteriormente sobre el bloqueo y otros temas. El 9 de septiembre de 1994 se firmó un memorando de compromisos de ambas partes para normalizar el flujo migratorio, y el 2 de mayo de 1995 se alcanzó un nuevo entendimiento sobre la entrada a los Estados Unidos de los “balseros” detenidos en la Base Naval de Guantánamo y el compromiso norteamericano de no permitir la inmigración ilegal de cubanos a su territorio. No obstante, los Estados Unidos continuaron aplicando la Ley de Ajuste Cubano, ahora bajo la concepción denominada “Pies secos, pies mojados”, la cual planteaba que los cubanos que fueran detectados en alta mar, se devolverían a territorio cubano; pero los que lograran pisar suelo estadounidense tenían el derecho inmediato de asentarse en los Estados Unidos. El compromiso de Clinton de debatir sobre otros temas no se materializó y luego, cuando en febrero de 1996 Cuba derribó dos de las avionetas de la organización Hermanos al Rescate que habían violado el espacio aéreo cubano y lanzado a la Isla propagandas contra el gobierno, el entendimiento ya resultó imposible. En respuesta, Clinton accedió a firmar la Ley Helms-Burton en marzo de 1996, impulsada por sectores del Congreso vinculados con la mafia cubanoamericana de la Florida. La Ley codificó todas las normas, regulaciones, leyes y órdenes presidenciales adoptadas desde 1962 con relación al bloqueo económico, financiero y comercial impuesto a Cuba, sin importar su jerarquía normativa. De esta forma, toda la legislación en materia de bloqueo fue elevada al rango de ley y las facultades que le habían sido encomendadas al Presidente 47 norteamericano en la Ley de Ayuda Exterior para enmendar o dejar sin efecto todas las disposiciones legislativas referidas al bloqueo, pasaban ahora al Congreso. La Ley establecía que cualquier compañía que comerciase con propiedades cubanas confiscadas sin compensación de un ciudadano de Estados Unidos podía ser demandada y prohibida la entrada de sus ejecutivos a los Estados Unidos. En la práctica, esto afectaba a cualquier transacción con Cuba, puesto que todo de cierta manera estaba vinculado a algo que fue confiscado a finales de los 50. Por ello, las compañías multinacionales debían elegir entre Cuba y los Estados Unidos, con un mercado mucho más amplio. Esta restricción también se aplicaba al tráfico marítimo: las naves que atracaran en los puertos cubanos no podían atracar en los puertos de los Estados Unidos durante seis meses. La situación siguió en máxima tirantez cuando entre abril y septiembre de 1997 se produjeron una serie de atentados terroristas a la Isla, organizados por la mafia cubanoamericana de la Florida vinculada con la Fundación Nacional Cubano Americana, contra instalaciones turísticas en Varadero y La Habana que buscaban fomentar el pánico y sabotear el turismo en Cuba, en vista de que este sector constituía una de las principales fuentes de ingresos para el país. A pesar de que las autoridades cubanas lograron detener a un ciudadano salvadoreño ejecutor de los atentados contra los hoteles Copacabana, Chateau Miramar y Tritón, y la Bodeguita del Medio, el joven turista italiano Fabio Di Celmo perdió la vida al explotar una bomba que ordenó poner Luis Posada Carriles en el Hotel Copacabana en La Habana. El 15 de junio arribó a Cuba una delegación del FBI para sostener contactos con las autoridades cubanas sobre los atentados terroristas. Cuba entregó a los representantes estadounidenses la información documental y testimonial que poseía sobre acciones y planes terroristas contra la Isla, en muchos de los cuales estaba implicada la Fundación Nacional Cubano Americana y el terrorista Luis Posada Carriles. La parte norteamericana reconoció el valor de la información recibida y se comprometió a dar alguna respuesta. Pero una vez más las iniciativas se verían frustradas cuando las autoridades de Estados Unidos no detuvieron a los implicados y sí a la mayoría de los integrantes de la llamada “Red Avispa”, entre ellos a Gerardo Hernández, Fernando González, Antonio Guerrero, René González y Ramón Labañino –declarados posteriormente Héroes de la República de Cuba-, quienes estaban infiltrados en los grupos de la mafia cubanoamericana de Miami y constituían la principal fuente de información al gobierno de la Isla sobre las acciones terroristas contra Cuba. Sin embargo, el suceso más transcendental durante el periodo de Clinton fue la batalla por el regreso a Cuba del niño Elián González, librada desde fines de noviembre de 1998. El 48 niño fue sacado ilegalmente de Cuba por su madre con el objetivo de emigrar a Estados Unidos. Durante la travesía marítima, la madre de Elián y otras diez personas murieron, pero el niño y otros tres sobrevivientes alcanzaron las costas de Florida en una cámara de neumático. Elián fue entregado al servicio de guardacostas de los Estados Unidos y luego quedó bajo la custodia de su tío abuelo, residente en Miami. Sin embargo, dado que la madre se había llevado al niño sin autorización de su padre, Juan Miguel González, este reclamó desde Cuba el regreso y custodia de su hijo. El caso se convirtió en un suceso mediático internacional que finalizó con el retorno del niño de 6 años a la Isla junto a su padre el 28 de junio de 2000. El gobierno y pueblo de Cuba apoyó el reclamo de Juan Miguel, y lo mismo sucedió por parte del pueblo norteamericano. La batalla llegó al Congreso estadounidense y los tribunales federales permitieron el 28 de junio de 2000 el regreso de Elián, aun cuando para ello tuvieron que enfrentarse a la mafia cubanoamericana de Miami. Se fijó el 13 de abril de 2000 como último plazo para la devolución, pero los parientes de Elián rehusaron cumplir el ultimátum. El 22 de abril el Departamento de Justicia ordenó que el niño fuera sacado por la fuerza de la casa donde se hallaba y entregado a su padre, que ya había viajado a los Estados Unidos para reunirse con él. Con la llegada del nuevo milenio se aflojaron las tensiones y desde noviembre de 2001 ambos países reiniciaron su comercio, al aprobar Clinton en 2000 la Ley de Reforma a las Sanciones Comerciales y Ampliación de las Exportaciones para permitir excepcionalmente la venta de alimentos y medicinas a Cuba. Esta decisión se adoptó ante los daños causados a la Isla por huracanes que la azotaron, pero la misma contenía una serie de condiciones, entre ellas, “que la compra de productos por Cuba requería una autorización específica del Tesoro norteamericano; las operaciones tenían que pagarse por adelantado y en efectivo; y la transportación de los productos debía efectuarse en barcos contratados por los vendedores en Estados Unidos. A esta ley se le adicionó como enmienda la prohibición expresa de viajes turísticos a Cuba, como parte de las negociaciones con los sectores más derechistas del Congreso para lograr su aprobación” (Rodríguez, 2015). Si bien ambos periodos del gobierno de Clinton atravesaron por altas y bajas en cuanto a los vínculos con Cuba, puede afirmarse que la siguiente administración, liderada por George W. Bush hijo (2001-2008), retornó nuevamente a la política más agresiva contra la Isla. Así, el 13 de julio de 2001 anunció un conjunto de lineamientos para recrudecer el bloqueo económico, financiero y comercial; restringir las remesas y la comunicación, así como los 49 viajes entre ambos países y los intercambios académicos20. Se mantenía el criterio de que el sistema cubano estaba debilitado y que dichas iniciativas acelerarían la transición hacia un régimen democrático y de libre empresa. Según afirma Pertierra (en Sánchez, 2011: 60), “el presupuesto para crear en Cuba una oposición social, aliada a los intereses de Miami y de la Casa Blanca, subió astronómicamente: de 3,5 millones de dólares en 2000, a 45 millones bajo el Presidente Bush”. A ello se añadieron “los acontecimientos terroristas del 11 de septiembre de ese año, que contribuyeron indirectamente a imprimir a la política de Estados Unidos hacia Cuba mayor hostilidad debido a la influencia alcanzada por la corriente neoconservadora. Las nuevas definiciones de seguridad nacional en el marco de la “guerra contra el terrorismo” y la presencia directa en el gobierno de un número sin precedentes de cubanoamericanos auspiciaban el reforzamiento del apoyo a esfuerzos de subversión y el incremento a niveles sin precedentes del bloqueo” (Fernández Tabío, 2008). Sin embargo, también en el propio año, la Isla fue azotada por el huracán Michelle que causó severos estragos, al afectar al 53% de la población y el 45% del territorio nacional. Los daños materiales representaron pérdidas de millones de dólares que afectaron el PIB de ese año (Prevost, 2011: 148). Washington ofreció ayuda humanitaria y aunque Cuba inicialmente rechazó la oferta, luego la aceptó. Poco después, partieron hacia La Habana los primeros embarques de alimentos desde puertos de los Estados Unidos en más de 40 años. No obstante, tres años más tarde, en 2004, el gobierno estadounidense proclamó el llamado Plan Bush I que se propuso actuar en seis áreas: promover la disidencia; intensificar las transmisiones radiales y televisivas ilegales a Cuba21; estrangular la economía cubana; 20 Como parte de esta política, las autoridades de Estados Unidos tomaron medidas punitivas contra empresarios que viajaran o tuvieran relaciones con Cuba. Se negaron las visas a un grupo de científicos cubanos invitados a una reunión de lucha contra el cáncer en New York en 2002, y también a un centenar de profesores y académicos que asistirían a la reunión de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA) de los Estados Unidos, que se celebraría en Dallas, Texas, en mayo de 2003. En respuesta y como protesta, LASA acordó celebrar sus siguientes reuniones fuera del territorio norteamericano. 21 Al respecto, el 8 de septiembre de 2006 fue revelado que diez periodistas del sur de Florida recibieron pagos regulares de millares de dólares por parte del gobierno para los programas sobre Radio y TV Martí, con el objetivo de minar la imagen del gobierno cubano. Interventores del Congreso acusaron a la agencia USAID de no administrar correctamente para la argumentada promoción de los derechos humanos. Afirmaron que USAID había canalizado 10 millones de dólares a través de los grupos del exilio en Miami, que eran cuentas a veces derrochadoras o cuestionables. El informe concluía que había un 30% de grupos del exilio que recibían concesiones de USAID con cuentas de gastos cuestionables. Fabio Leite, director de la Oficina de Radiocomunicaciones de la Unión de Telecomunicaciones Internacional (UTI), condenó las transmisiones a Cuba por parte de los Estados Unidos como ilegales e inadmisibles, y más considerando que se diseñan para fomentar la subversión interna en la isla. El director acentuó que este ataque constante estaba violando las regulaciones de la UTI, que estipulan que las transmisiones de radio dentro de la difusión comercial en onda 50 hacer propaganda sobre la supuesta amenaza militar de Cuba; incrementar las campañas internacionales contra el gobierno de la Isla y, eventualmente, la ocupación del país. Estos planes se complementaban con la limitación de visitas a Cuba solo de familiares en primer grado una vez cada tres años; la restricción de viajes de estudiantes universitarios estadounidenses y de investigadores a aquellos programas directamente vinculados a los objetivos de la política del gobierno norteamericano; disminución de la cantidad de dinero que los cubano-estadounidenses podían gastar en comida y alojamiento en Cuba, de 164 dólares diarios a 50; preparar las condiciones para la viabilidad del eventual gobierno que surja después del fin del actual régimen político; y asesorar y formar liderazgos capaces de lidiar con el proceso de creación de una economía de mercado (Ayerbe, 2011: 112). Posteriormente, el 10 de octubre de 2006 los Estados Unidos anunciaron la creación de una sección compuesta de funcionarios de varias agencias que perseguirían con mayor intensidad a los violadores del bloqueo, con penas de diez años de prisión y centenares de dólares en multas. Además, el Subsecretario Adjunto al Departamento de Estado, John Bolton, acusó a Cuba de mantener un programa de armas biológicas -declaración que fue cuestionada por sus propios subordinados y por el expresidente Carter- y prosiguió calificando al gobierno cubano como parte del "Eje del Mal" en América, destacando el hecho de que el líder cubano visitó a varios enemigos de los Estados Unidos, como Libia, Irán y Siria. A lo interno de Cuba, el año 2006 marcó un cambio cuando Fidel Castro enfermó y transfirió el 31 de julio el ejercicio de sus funciones como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros a su hermano Raúl Castro, primer vicepresidente, quien por precepto constitucional debía reemplazarlo. El 24 de febrero de 2008 la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba ratificó a Raúl Castro como nuevo Presidente del Consejo de Estado y de Ministros. Desde entonces, se desataron múltiples rumores y análisis sobre las diferencias y similitudes entre ambos líderes. Lo más destacado en el caso de Raúl Castro fueron las intensas reformas económicas a lo interno con el objetivo de solucionar los problemas en este sector que ha acarreado la Isla por décadas, actitud calificada por muchos como de mayor pragmatismo que la política dirigida por Fidel Castro, que privilegiaba más lo social (educación, salud, cultura y deporte) y las relaciones internacionales. media, frecuencia modulada o televisión deben ser concebidas para un servicio nacional de buena calidad dentro de los límites jurisdiccionales del país. 51 2.2- SEGUNDA PARTE: OBAMA Y TRUMP: DEL RESTABLECIMIENTO A LA INMOVILIZACIÓN 2.2.1- Cuba, Estados Unidos y el mundo: antecedentes del deshielo Poco tiempo después de ser electo Raúl Castro como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros en Cuba, fue elegido el demócrata Barack Obama (2009-2017) a la presidencia de Estados Unidos, en noviembre de 2008. Varios especialistas señalaron las similitudes entre ambos mandatarios, que asumieron la máxima del cambio en sus programas de gobierno, y se valieron de consignas similares: “Sí se puede”, repitió el mandatario cubano varias; “Yes, we can”, fue un lema clave de la campaña electoral de Obama. De ahí que muchos auguraron la llegada de una posible normalización en las conflictivas relaciones entre estos dos vecinos asimétricos: Cuba y Estados Unidos (Alzugaray, 2012). Durante su campaña presidencial, Obama había prometido eliminar las restricciones impuestas por Bush en las remesas, los paquetes y los viajes a Cuba. También dio a conocer su intención de dialogar con la dirección cubana para satisfacer las demandas de buena parte de la comunidad cubanoamericana, aunque igualmente declaró el mantenimiento del embargo, con el objetivo de respaldar, al mismo tiempo, los intereses de los sectores más reaccionarios de dicha comunidad. Cuatro días antes del inicio de la V Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, en abril de 2009, Obama mostró una actitud inteligente que le permitió llegar a esta cita en un ambiente de menores críticas a la política estadounidense hacia Cuba por parte de los países del hemisferio22: cumplió su promesa de levantar las restricciones a las remesas y los viajes a la Isla; no planteó límite alguno ni para las unas ni para los otros; autorizó una negociación entre las empresas de telecomunicaciones estadounidenses y la de Cuba (ETECSA), que 22 Anteriormente, el 13 de noviembre de 2008, se efectuó una acción colectiva latinoamericana que representaba una quiebra de la mentalidad “de guerra fría”: en la XXVII Reunión del Mecanismo Permanente de Consulta y Concertación del Grupo de Río se acordó la incorporación de Cuba como miembro pleno, decisión que fue formalizada el 16 de diciembre con la presencia del presidente Raúl Castro, en la Primera Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo. En la VI Cumbre de las Américas en Cartagena, Cuba fue el único país ausente debido a la negativa del gobierno de Obama a la petición de Colombia de invitar a la Isla al evento, y a pesar del pedido de la totalidad de sus aliados hemisféricos, con excepción de Canadá. Existía una fuerte presión sobre Obama por parte de los gobernantes latinoamericanos y caribeños para que los Estados Unidos normalizaran las relaciones con Cuba y fue criticado por la ausencia de la Isla en esos foros; varios mandatarios latinoamericanos declararon que, de no estar Cuba en la próxima cumbre, dejarían de asistir. Del 2 al 3 de junio de 2009 se efectuó la XXXIX Asamblea General de la OEA en San Pedro Sula, donde los Estados miembros derogaron la resolución que excluyó en 1962 la participación de Cuba en el Sistema Interamericano, a pesar de los intentos de la representación norteamericana por impedir la aprobación de la medida. 52 facilitaría que los familiares residentes en Estados Unidos pagaran Internet y teléfono celular a sus familiares en Cuba; aumentó la lista de productos que podían contener los paquetes que se enviaran a la Isla y prometió ampliar la transportación al uso de vuelos comerciales. Tampoco nombró a nadie en el cargo de Coordinador para la Transición en Cuba dentro del Departamento del Estado y el puesto desapareció, ni renovó la Comisión para la Ayuda a una Cuba Libre. Posteriormente, su Administración aceptó la reclamación de herencias, que podían ser enviadas a Cuba por el mecanismo de las remesas, en giros postales no superiores a los 50 000 dólares. El 14 de julio de 2009 Cuba presentó al gobierno estadounidense una propuesta de agenda con los temas claves para la Isla, si se concretase un diálogo: Liberación de los antiterroristas cubanos presos en cárceles estadounidenses; Levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero; Exclusión de Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo; Abrogación de la Ley de Ajuste Cubano y la política de “pies secos-pies mojados”; Devolución del territorio ocupado por la Base Naval de Guantánamo; Fin de la agresión radial y televisiva contra Cuba; Cese del financiamiento a la contrarrevolución y a la subversión interna; Compensación a Cuba por los daños del bloqueo y las agresiones, y Restitución de los fondos congelados robados. En este mes se reanudaron las conversaciones sobre migración, suspendidas cinco años antes, y se retomaron los encuentros para restablecer el servicio de correos. No obstante, la Administración estadounidense seguía instando al gobierno cubano a responder con la liberación de disidentes y permitiendo mayor libertad política. La situación entre ambas naciones volvió a tensionarse a finales de 2009, cuando fue detenido en Cuba el ciudadano estadounidense Alan Gross, enjuiciado luego por actividades ilegales y subversivas al servicio de la USAID, y condenado a 15 años de prisión por violaciones a las leyes cubanas, al planificar la creación de redes clandestinas de Internet en la Isla como parte de la estrategia de “cambio de régimen”. No obstante, “a Obama se le fue generando el mejor contexto interno y externo que jamás tuvo presidente alguno para realizar un cambio profundo en el enfoque de la política hacia Cuba. Tenía incluso un significativo respaldo dentro de la clase dominante de los Estados Unidos, la cual reclamaba una política más pragmática hacia la Isla” (Ramírez, 2015). Se estaban produciendo cambios en la visión sobre Cuba por parte de los medios de comunicación y un interés creciente hacia la Isla de la opinión pública norteamericana no apreciado en el pasado (Bolaños, 2015). El bloqueo crecía en impopularidad en muchos sectores de la sociedad estadounidense, incluidos los cubanoamericanos; se incrementaba el 53 interés del mundo académico y científico de ese país por establecer vínculos con Cuba, y habían ido in crescendo los contactos entre los cubanos de ambos lados del estrecho de La Florida. También fueron acrecentándose los pronunciamientos de tanques pensantes, del gremio agrícola, agroindustrial y petrolero, del sector de los viajes, la Cámara de Comercio, líderes religiosos, miembros del Congreso y de la sociedad civil en general a favor de la flexibilización de las regulaciones al comercio y la eliminación de las prohibiciones a los viajes. Dentro de este grupo, la gran clase empresarial estadounidense fue significativa en el empuje hacia un enfoque pragmático en la política hacia Cuba. A ello se agregan los cambios en la comunidad cubana en Estados Unidos, donde los nuevos emigrados y las nuevas generaciones muestran posiciones con respecto a Cuba cada vez más alejadas de las del llamado exilio histórico (Ramírez, 2015; Guadarrama, 2015). El escenario de inestabilidad política que pudo imaginarse Washington tras la salida de Fidel del gobierno de Cuba, no se presentó. El nuevo gobierno salió adelante a través del proceso de actualización del modelo económico-social. La coyuntura cubana, por tanto, se preveía favorable a una flexibilización producto de la apertura económica impulsada por el Presidente Raúl Castro, que había abierto nuevos mercados a la inversión internacional y la iniciativa privada23. Los planes económicos contaban con el apoyo de aliados fuertes, dispuestos a colaborar para hacer avanzar la economía de la Isla, como China, Brasil, Rusia, Vietnam y Venezuela24; también, en este contexto, se fortalecían los vínculos con la Unión Europea. A ello no podían acceder los empresarios estadounidenses producto de las restricciones impuestas por el bloqueo, de ahí que durante el periodo aumentó la presión de este importante sector en los Estados Unidos que estaba perdiendo un mercado virgen y lucrativo a solo unas pocas millas 23 Los llamados Lineamientos de la Política Económica y Social constituyen la transformación más compleja de la historia reciente en Cuba en estas esferas. Implicaban transformaciones en la estructura y en la gestión de la propiedad que tendían a disminuir la presencia del estado en la economía; la reestructuración y modernización del aparato estatal, y la erradicación de restricciones y prohibiciones que limitaban las oportunidades de la población. En el ámbito económico, la “actualización del modelo” promovió cambios importantes: el usufructo de tierra estatal baldía por parte de cooperativas y de agricultores con el propósito de incrementar la producción agrícola y alimentaria; el despido de empleados estatales y la ampliación de las actividades económicas no estatales, promoviendo el llamado “cuentapropismo” y la absorción de la fuerza laboral cesante; el recorte de algunos servicios sociales con el fin de disminuir el gasto público; la atracción de inversiones extranjeras, y la unificación de la doble moneda (Serbin, 2017: 12-13). 24 Se establecieron acuerdos con Venezuela y China como socios principales. Se estrechó la relación con Venezuela tanto bilateralmente como en el marco del acuerdo ALBA-TCP establecido en 2002: mientras que este país proveía de una asistencia petrolera sustancial a Cuba, el gobierno cubano otorgaba servicios profesionales al gobierno bolivariano en diferentes campos (medicina, educación, deporte, cultura, etc.). 54 de su territorio. “Estas ideas habían alcanzado gran difusión e impacto mediático al ser presentadas con bastante detalle por uno de los diarios de mayor influencia en el país: The New York Times, en una serie de editoriales que profundizaban en las razones de la necesaria actualización de la política de Obama” (Hernández Martínez, 2015: 648). A su vez, se producían vínculos cada vez más fuertes de Cuba con América Latina y el Caribe. La administración Bush resultó ser un fracaso en cuanto a su política hemisférica y en este contexto surgieron gobiernos progresistas en la región que ganaron terreno debido a los efectos de las políticas de ajuste neoliberal en América Latina, y representaron cambios significativos en la correlación de fuerzas. Se consolidaron posiciones de defensa de la soberanía y rechazo a la injerencia extranjera, y se edificó una intensa arquitectura de unidad y concertación política regional materializada en alianzas como Unasur, el Alba, Caricom y Celac25. En marzo y junio de 2009, Costa Rica y El Salvador, respectivamente, restablecieron relaciones diplomáticas con la Isla, por lo que toda la región tenía vínculos con los cubanos menos Estados Unidos. “En el terreno comercial, América Latina y el Caribe se convirtieron, a partir de 2008, en el primer socio comercial de la Isla. En ese año representaron 52.5% del comercio total cubano, y para el 2010 se incrementó a 58.9%” (Domínguez Guadarrama, 2015: 64). De ahí que Estados Unidos necesitara una recomposición más efectiva en lo que considera su área natural de influencia, para recuperar el liderazgo perdido. Cuba se erigía como estrategia fundamental, dada la creciente impopularidad de su política hacia la Isla en el continente que se había convertido en un muro de contención para el avance de los intereses norteamericanos en la región. En 2010 Raúl Castro liberó a más de 300 prisioneros políticos después de una negociación con la Iglesia católica. Por su parte, Obama anunció en enero de 2011 nuevas medidas para la apertura a intercambios culturales, educativos, académicos y religiosos, y 25 La participación de Cuba en el Grupo de Río a partir de 2008, le permitió tener una activa colaboración en las Cumbres de Unidad, Integración y Desarrollo de América Latina y el Caribe, que dieron como resultado la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), establecida en Caracas, Venezuela. Por primera vez desde los intentos de Simón Bolívar en 1826, los países de América Latina y el Caribe se unieron en un esquema que dejó fuera a Estados Unidos y Canadá. Cuba fue presidente Pro Témpore durante 2013 y la II Cumbre se celebró en La Habana el 28 y 29 de enero de 2014. Allí el presidente cubano Raúl Castro declaró a América Latina y el Caribe como “Zona de Paz” -luego de los acuerdos de paz efectuados en La Habana entre las FARC y el gobierno de Colombia, de los que Cuba fue garante- y se reafirmó el Principio de Derecho Internacional de todo Estado a elegir su sistema económico, político y social sin injerencia en ninguna forma por parte de otro Estado. 55 permitió el envío de hasta 2000 dólares al año a cubanos no familiares y que podrían ser invertidos en actividades mercantiles privadas. En noviembre de 2012 Obama ganó las elecciones para un segundo periodo de mandato. A mediados de 2013 la Administración reanudó las conversaciones oficiales con Cuba sobre temas de interés común que se habían suspendido luego del arresto y enjuiciamiento de Alan Gross en la Isla. En noviembre, tanto Obama como el secretario de Estado John Kerry, pronunciaron discursos en los que expresaron la necesidad de actualizar su política hacia La Habana a través de nuevos mecanismos y herramientas. Ya para ese entonces habían iniciado las conversaciones secretas entre Barack Obama y Raúl Castro con vistas al restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Según asevera Domínguez Guadarrama (2015: 86) al efectuar un análisis del contexto previo a la normalización de los vínculos Cuba-Estados Unidos: La coyuntura del 2001-2014 muestra una seria crisis política, económica, financiera y comercial que afecta particularmente a los países desarrollados. Las guerras de Estados Unidos contra Irak, Afganistán, Siria, así como las amenazas contra Irán, Corea del Norte y Rusia, entre otros, han profundizado su aislamiento. Al mismo tiempo, su participación en los golpes de Estado contra el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, en junio de 2009; contra el de Paraguay, Fernando Lugo, en 2012, y los intentos de golpe de Estado contra Hugo Chávez y Nicolás Maduro de Venezuela; Rafael Correa de Ecuador, y Evo Morales de Bolivia, así como los intentos desestabilizadores en Argentina y Brasil, han distanciado a Washington de las iniciativas regionales. Hoy la región está en disputa entre los mercados emergentes como China, Rusia, India, Brasil y Sudáfrica. La misma América Latina y el Caribe en conjunto se ha visto fortalecida en la medida que Estados Unidos se mantiene en crisis. 2.2.2- El 17D: tiempo de diálogos, tratados, flexibilizaciones y aperturas En este panorama se llega, pues, al 17 de diciembre de 2014, quizás la fecha más trascendental en la historia de los vínculos entre Cuba y Estados Unidos: en alocuciones simultáneas transmitidas por los medios de ambos países, los presidentes Barack Obama y Raúl Castro anunciaron la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas, luego de 18 meses de diálogos privados. En 53 años de tirantez constante entre ambos gobiernos, nunca se había avanzado tanto como hasta ese entonces. Las decisiones presidenciales de ambas partes constituían un hecho insólito, de marcada relevancia histórica, política y simbólica. Por otra 56 parte, el suceso causó gran sorpresa y expectativa a nivel internacional, al haberse desarrollado los diálogos y negociaciones para llegar a este punto con una absoluta discreción durante 18 meses y sin dar pistas al mundo de lo que estaba aconteciendo -salvo el Vaticano y el gobierno canadiense que habían brindado su apoyo en el transcurso del proceso-26. Tal vez el único indicio al respecto sea la serie de editoriales que había estado publicando The New York Times meses antes a favor del levantamiento del embargo y una apertura con Cuba, probablemente como estrategia para preparar e inclinar a la opinión pública estadounidense a favor de los anuncios posteriores de la Administración Obama de dar inicio públicamente al proceso de normalización de vínculos con la Isla. El suceso marcó un antes y un después, dado que jamás un presidente estadounidense había realizado una llamada telefónica a su par cubano para hablar de manera cordial y respetuosa. Tampoco ningún presidente estadounidense en funciones se había declarado contrario al bloqueo contra Cuba, considerándolo una política fallida. Este paso representaba, pues, el reconocimiento y la legitimidad del gobierno cubano por parte de Estados Unidos; la Administración Obama aceptó sentarse a negociar con Cuba en calidad de iguales. Como señala Mariño et al. (2015: 98): “A pesar del conflicto histórico, la asimetría y la desconfianza, características que dominaron por 54 años las relaciones entre las dos naciones, la apuesta, ahora, es a favor del diálogo, la negociación y la cooperación. Esto convierte el momento histórico en trascendental y señala una etapa cualitativamente diferente. Al mismo tiempo, las peculiaridades enunciadas atemperan y matizan el arduo trayecto a decursar, en el cual hay que construir todo, o casi todo, desde el principio”. Ahora bien, las intenciones del gobierno estadounidense a lo largo de más de cinco décadas de derrocar el sistema cubano no habían cambiado y mantenía, igualmente, la política de doble vía27. Se planteaba, no obstante, una modificación en la estrategia, dado el fracaso de la agresión sostenida desde el triunfo de la Revolución Cubana que, lejos de alcanzar los 26 Tanto Barack Obama como Raúl Castro agradecieron al Papa Francisco por haber intermediado: el pontífice les escribió a ambos para que terminaran con las hostilidades y fomentaran el diálogo. Las negociaciones secretas iniciaron en Canadá y el Estado del Vaticano fue el único mediador interviniente; en octubre se suscribió un acuerdo en la Ciudad del Vaticano, luego de reuniones en las que intervino el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, y el propio Papa que recibió en privado a ambas delegaciones. 27 La política de doble vía continuó aplicándose luego de comenzadas las negociaciones con el gobierno cubano, pues la entonces vicesecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Wendy Sherman, se reunió con Berta Soler, líder de las Damas de Blanco; mientras Obama se vio con Soler y Guillermo Fariñas en Miami, reiterando su preocupación por los derechos humanos y la libertad de expresión en Cuba. Además, antes del anuncio de Obama el 17 de diciembre, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció nuevas medidas contra bancos internacionales con negocios con La Habana. Por otro lado, el Congreso seguirá financiando los programas para la promoción de la democracia en Cuba de la USAID: en julio se aprobaron los presupuestos para 2015 (García Encina, 2015: 6). 57 resultados esperados, había contribuido a aislar a Estados Unidos en el escenario internacional. A ello se sumaba también la resistencia sostenida de la Isla por más de medio siglo a los más disimiles ataques y la firmeza de su liderazgo. Dos días después del anuncio del 17 de diciembre, en una conferencia de prensa, Obama dejó claras sus intenciones al respecto: Comparto las preocupaciones de los disidentes allá y de los activistas de derechos humanos de que este continúa siendo un régimen que oprime a su pueblo. Y como dije cuando hice el anuncio, no espero cambios de la noche a la mañana. Pero lo que sí sé irrevocablemente es que si usted ha estado haciendo lo mismo durante 50 años y nada ha cambiado, usted tiene que intentar algo diferente si quiere un resultado diferente. Y esto nos brinda una oportunidad para lograr un resultado diferente porque de repente Cuba se abre al mundo de una forma que no había sucedido antes. Se abre a los norteamericanos que viajan allá de una forma que no había sucedido antes. Se abre a grupos religiosos que visitan a sus compañeros de fe dentro de Cuba de una forma que no había sucedido antes. Ofrece la posibilidad de ampliar la disponibilidad de las telecomunicaciones y la Internet en Cuba de una forma que no había sucedido antes. Y con el tiempo, eso corroe esta sociedad tan cerrada y pienso que entonces ofrece las mejores posibilidades de conducir hacia más libertad y mayor autodeterminación para el pueblo cubano. Creo que comenzará dando tropezones, pero a través del compromiso tenemos más oportunidad de generar el cambio que si lo hubiésemos hecho de otra forma. (…) Y el sentido que tiene normalizar las relaciones es que nos brinda más oportunidad de ejercer influencia sobre ese gobierno que si no lo hiciéramos. (…) Pero lo cierto es que vamos a estar en mejores condiciones, creo, de realmente ejercer alguna influencia, y quizá entonces utilizar tanto zanahorias como palos (Ramírez, 2015). Cuba, a pesar de conocer este doble juego que ha caracterizado a la diplomacia estadounidense, decidió volver a sentarse a negociar. Para aflojar las tensiones, el presidente Obama dio solución a una problemática que impedía el avance, al liberar a los tres cubanos que aún permanecían en cárceles estadounidenses desde 1998, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Ramón Labañino, al propio tiempo que el gobierno cubano excarcelaba al 58 estadounidense Alan Gross. Así se le dio una salida humanitaria a los casos y arribaron a la Isla los tres cubanos y Gross a los Estados Unidos28. No obstante, el proceso no sería fácil ni de un lado ni del otro, pues durante cinco generaciones, los cubanos se habían entrenado para enfrentar el golpe aéreo, masivo y sorpresivo, proveniente de Estados Unidos, y nunca para el diálogo y la convivencia pacífica con el vecino del Norte. “Ninguna de las dos partes está adiestrada para lidiar con un adversario, sino con un enemigo. El éxito de cada cual, en un escenario de acercamiento, dependerá de su capacidad para adquirir ese conocimiento y transformarlo en política real. En el escenario del reencuentro, ambos enfrentan el reto de superar viejos esquemas. La mayor debilidad para Cuba no es su menor poder militar o económico, sino su mentalidad de fortaleza sitiada; la de Estados Unidos no es su ineptitud para lidiar con “regímenes comunistas” (China, Vietnam), sino su omnipotencia de superpower”, afirmó el intelectual cubano Rafael Hernández (2015) poco después de la proclama simultánea. El propio presidente Raúl Castro, en su alocución del 14 de diciembre, expresó: “Al reconocer que tenemos profundas diferencias, fundamentalmente en materia de soberanía nacional, democracia, derechos humanos y política exterior, reafirmo nuestra voluntad de dialogar sobre todos estos temas [...] como hemos repetido, debemos aprender el arte de convivir, de forma civilizada con nuestras diferencias”. Días después dio a conocer su propuesta para los encuentros bilaterales: dialogar en un marco de respeto mutuo bajo la observancia de los principios del Derecho Internacional y de la Carta de las Naciones Unidas; discutir de todo lo que se quiera sobre Cuba pero también sobre Estados Unidos; no pretender la mejora de relaciones con Estados Unidos a cambio de que Cuba renuncie a sus ideas y principios, y adoptar medidas mutuas para prevenir y evitar afectaciones al progreso de la relación bilateral, en apego al orden constitucional de las partes. Por su lado, la Casa Blanca, en una nota informativa publicada el propio 17 de diciembre, afirmó: Está claro que las décadas de aislamiento de Cuba por parte de Estados Unidos no han conseguido nuestro perdurable objetivo de promover el surgimiento de una Cuba estable, próspera y democrática. En determinados momentos, esta política de larga data de Estados Unidos en relación con Cuba provocó un aislamiento regional e internacional de nuestro país, restringió nuestra capacidad para influenciar el curso de los acontecimientos en el hemisferio occidental e imposibilitó el uso de 28 Si bien el verdadero intercambio se produjo por un ciudadano cubano que había servido a la CIA como espía de alto valor, cuyo nombre se mantuvo en reserva (Alzugaray, 2015). 59 toda una gama de medidas que Estados Unidos puede utilizar para promover un cambio positivo en Cuba. A pesar de que esta política se basó en la mejor de las intenciones, su efecto ha sido prácticamente nulo: en la actualidad Cuba está gobernada por los hermanos Castro y el partido comunista, igual que en 1961. No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar obtener un resultado diferente [...] Hoy vamos a renovar nuestro liderazgo en el continente americano. Vamos a elevar las anclas del pasado porque es necesario alcanzar un futuro mejor: para nuestros intereses nacionales, para las personas que viven en Estados Unidos y para el pueblo cubano (en Domínguez Guadarrama, 2015: 57). A pesar de que se avizoraba un largo camino por recorrer -no exento de múltiples diferencias, reclamos y asuntos pendientes por solucionar de un lado y del otro-, luego de dichos anuncios, se sucedieron dos años de múltiples acontecimientos y avances en el acercamiento. En enero de 2015 los Departamentos del Tesoro y de Comercio de los Estados Unidos anunciaron el primer paquete de medidas para flexibilizar las restricciones de viajes y comercio con Cuba. Y del 20 al 22 de ese mes se desarrolló en La Habana la primera ronda de negociaciones para poner en práctica los acuerdos alcanzados. La delegación estadounidense estuvo encabezada por Roberta Jacobson, secretaria asistente del Departamento de Estado, y por la parte cubana, Josefina Vidal, Directora General de Estados Unidos de la cancillería. Un día después, se inició la ronda de conversaciones migratorias en la que, además de dialogar sobre la aplicación bilateral de los Acuerdos Migratorios, se intercambió sobre otros aspectos como el regreso de los llamados excluibles, el programa de Parole a profesionales médicos cubanos, la Ley de Ajuste Cubano y la política de “pies secos-pies mojados”. El 18 de febrero la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, Nancy Pelosi, visitó La Habana junto a otros ocho congresistas y, dos días después, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba ETECSA y la compañía estadounidense IDT Domestic Telecom, Inc. firmaron un acuerdo de servicios para la operación de telecomunicaciones internacionales que estableció una interconexión directa entre Estados Unidos y Cuba. Meses después ETECSA suscribió un acuerdo con la empresa estadounidense Sprint para servicios de roaming. La segunda ronda de conversaciones se efectuó el 27 de febrero para debatir los temas pendientes en el restablecimiento de los nexos bilaterales y los detalles de la apertura de las embajadas. Este mes cerró con la primera reunión para discutir el tema de los Derechos Humanos. 60 El primer encuentro oficial entre ambos presidentes luego del anuncio del restablecimiento tuvo lugar el 11 de abril en la VII Cumbre de las Américas, en Panamá. Poco después visitó La Habana el Gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, junto a ejecutivos de Jetblue, Chobani Greek Yogurt, Pfizer y otras compañías con sede en su Estado. El 5 de mayo la Administración demócrata concedió licencias específicas a cuatro compañías del Estado de la Florida, para el servicio de ferry de pasajeros entre Estados Unidos y Cuba. La medida permitió el establecimiento de las primeras rutas marítimas comerciales de pasajeros entre ambos países en más de 50 años, imposibilitadas hasta el momento por el bloqueo. Del 21 al 22 de este mes se reanudaron los diálogos bilaterales en la capital estadounidense y una semana después el gobierno estadounidense retiró oficialmente a Cuba de la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo. El 20 de julio se inauguró la Embajada de Cuba en Estados Unidos y ambos países restablecieron oficialmente las relaciones diplomáticas luego de 54 años, seis meses y 17 días. A fines del propio mes la embajadora estadounidense ante la ONU, Samantha Power, realizó lo que constituyó la primera visita de un embajador de ese país a la Misión de Cuba ante las Naciones Unidas en más de medio siglo. Todas las encuestas nacionales (ocho después del 17 de diciembre de 2014 hasta el 2 de abril de 2015) mostraron que alrededor del 60% de los estadounidenses apoyaba la «normalización» de las relaciones e incluso el levantamiento del «embargo comercial»: Si se analizan los partidos, de acuerdo con un sondeo de la firma Pew, realizado del 7 al 11 de enero de 2015, aproximadamente 74% de los demócratas y 67% de los independientes secunda la decisión, mientras que los republicanos están más divididos con solo 40% a favor. No obstante, según encuesta de la firma Benenson Strategy Group & SKD Knickerbocker, realizada entre el 26-27 de febrero de 2015, y aplicada entre 1032 votantes registrados, 64% respalda la eliminación del «embargo», cifra que coincide con la posición de los independientes, mientras que 74% de demócratas lo favorece y los republicanos lo aprueba en 51% (Mariño et al., 2015: 101). Siete meses después de los anuncios del 17 de diciembre, las industrias más activas eran la agroindustrial —que estableció la Coalición de Agricultores de los Estados Unidos por Cuba—; telecomunicaciones; viajes (turismo, cruceros, líneas aéreas, vuelos privados, etc.); medio ambiente y energías renovables; construcción y materiales de la construcción; portuaria; entretenimiento; arte; deportiva y farmacéutica. También, la entrada en acción del nuevo grupo de presión bipartidista Engage Cuba, que representaba a colosales sectores de 61 negocios y organizaciones no gubernamentales, constituyó un importante impulso en la concertación de esfuerzos para ampliar las relaciones con la Isla (Ídem: 107). El 14 de agosto el secretario de Estado John Kerry viajó a La Habana para la reapertura de la Embajada de Estados Unidos. Esta fue la primera visita en siete décadas de un funcionario de su rango a Cuba. El académico norteamericano William LeoGrande (2015), estudioso de las relaciones Cuba-Estados Unidos, analizó el significado de la apertura de embajadas luego de más de 50 años de ausencia de dichas instancias: Más allá del simbolismo, la reapertura de las embajadas tiene importantes beneficios prácticos. Cuba y Estados Unidos han tenido representación diplomática en sus respectivas capitales desde 1977, pero esas “Secciones de Intereses” estaban restringidas en sus operaciones. Tener embajadas completas creará mejores canales de comunicación entre los dos gobiernos, facilitando así las negociaciones acerca de otros asuntos que deben ser resueltos para que las relaciones bilaterales sean totalmente normales. Los diplomáticos tendrán mayor libertad para viajar y hablar con los ciudadanos del país de acogida. Los viajes de los diplomáticos han estado restringidos al área de las respectivas capitales de ambos países desde 2003, cuando el gobierno de George W. Bush impuso controles a los diplomáticos cubanos, y Cuba reciprocó. Las negociaciones para la apertura de las embajadas se retrasaron por las preocupaciones de Cuba de que los diplomáticos norteamericanos viajaran por toda la isla promoviendo la oposición al gobierno, práctica común durante el gobierno de Bush. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas restituye el statu quo anterior a 2003, cuando los diplomáticos podían viajar con una simple notificación al gobierno anfitrión. La apertura de Estados Unidos hacia la Isla significó también la eliminación del obstáculo impuesto por dicha potencia para mayores vínculos con Cuba por parte de países aliados o cercanos a Washington, que siempre tuvieron intenciones de reforzar las relaciones con la Isla, pero se veían limitados por las represalias del gobierno estadounidense. De esta manera, el primer semestre de 2015 también fue pródigo en sucesos vinculados a las relaciones de Cuba con importantes actores internacionales que mostraron un renovado interés en acercarse a la Isla. Raúl Castro sostuvo conversaciones, formales e informales, con prácticamente todos los presidentes del área. En cuanto a los BRICS, el Presidente cubano visitó Moscú, y estuvieron en La Habana el Viceprimer Ministro de China y el Canciller ruso. Miguel Díaz Canel, primer vicepresidente cubano, fue recibido por las máximas autoridades de la India y de Sudáfrica. En el semestre hubo importantes encuentros con representantes de 62 los países capitalistas desarrollados, miembros de la OECD y del G-7. En Panamá se sostuvo una entrevista con el Primer Ministro de Canadá. Pasaron por Cuba el presidente francés, la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, así como los Cancilleres de Alemania, Francia, Holanda y Japón. El Presidente cubano realizó una visita de tránsito a Roma y se entrevistó con el Primer Ministro de Italia y con el Papa Francisco, quien llegó a Cuba en septiembre del propio año. También estuvo en La Habana en el semestre el Presidente de Turquía, de Serbia, el Vicepresidente de Angola, entre otras delegaciones (Pérez Benítez, 2015). El 11 de septiembre tuvo lugar en La Habana la primera reunión de la Comisión Bilateral Cuba-Estados Unidos, mecanismo que fue acordado entre ambos países para definir la agenda de temas que se abordarían como parte del proceso hacia la normalización de las relaciones. Una semana después los Departamentos del Tesoro y Comercio de Estados Unidos anunciaron el segundo paquete de medidas que modificaron la aplicación de algunos aspectos del bloqueo a Cuba, sobre todo en los sectores de viajes, remesas, telecomunicaciones y comercio29. A su vez, el segundo encuentro entre Raúl Castro y Barack Obama ocurrió el 29 de septiembre, cuando se reunieron en la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, en el contexto del 70 Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General. La secretaria de Comercio de los Estados Unidos, Penny Pritzker, arribó a la Isla el 6 de octubre e inauguró, junto al ministro de Comercio e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, la primera reunión del Diálogo Regulatorio para el intercambio de información entre ambos gobiernos sobre sus respectivos sistemas regulatorios. En noviembre se efectuó en Washington la primera reunión entre agencias de aplicación y cumplimiento de la ley de Cuba y los Estados Unidos para incrementar la cooperación bilateral asociada a la seguridad de las dos naciones. El 18 del propio mes ambos países firmaron un memorando de entendimiento sobre la cooperación para la conservación y manejo de Áreas Marinas Protegidas, que comprende cinco zonas en Cuba y Estados Unidos, y el 24 una declaración conjunta sobre cooperación ambiental. 29 La esencia del bloqueo económico, comercial y financiero se mantiene debido a la madeja de leyes que lo establecen, entre otras, la Ley de Comercio con el Enemigo de 1917, la Ley de Asistencia al Exterior de 1961, la Ley Torricelli y la Ley Helms-Burton. En el discurso del Estado de la Unión de enero de 2015, el presidente Obama instó al Congreso a poner fin al «embargo». Esto fue apoyado por legisladores de ambos partidos, que presentaron varios proyectos de ley para la eliminación total o parcial del bloqueo, en particular, la anulación de barreras para el comercio agrícola y la aprobación de créditos privados y las restricciones de viajes a Cuba. Además, la representante Betty McCollum propuso un proyecto de ley para eliminar las trasmisiones de Radio y TV Martí. 63 El año 2015 cerró con la celebración en La Habana –por primera vez- de un encuentro informativo entre representantes de ambos gobiernos sobre el tema de las compensaciones mutuas, y con el acuerdo el 10 de diciembre de restablecer el servicio postal directo durante una nueva ronda de conversaciones que tuvo lugar en Miami. El 26 de enero los Departamentos de Comercio y Tesoro de los Estados Unidos anunciaron el tercer paquete de medidas de flexibilización de las regulaciones del bloqueo contra Cuba. Y al mes siguiente el Ministro cubano de Transporte, Adel Yzquierdo, y el Secretario norteamericano de Transporte, Anthony R. Foxx, firmaron en La Habana un memorando de entendimiento para restablecer los vuelos regulares directos entre ambos países. Del 15 al 18 de febrero visitó Estados Unidos el Ministro del Comercio exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, para el segundo diálogo regulatorio, con las expectativas de despejar el camino hacia los vínculos comerciales posibles en el contexto del bloqueo vigente contra la Isla. En marzo los departamentos de Comercio y Tesoro de los Estados Unidos anunciaron el cuarto paquete de medidas de flexibilización de las regulaciones del bloqueo contra Cuba, como la posibilidad de los viajes educacionales “pueblo a pueblo” de manera individual y el fin de las restricciones a algunas transacciones cubanas que utilizan el dólar; además, se firmaron acuerdos bilaterales sobre seguridad marítima y colaboración agrícola. También este mes fue de singular relevancia, dado que el 21 de marzo el presidente Barack Obama visitó la Isla junto a su familia para convertirse así, en el primer presidente en viajar a Cuba desde 1928, cuando lo hizo Calvin Coolidge. Obama cumplió una intensa agenda que incluyó conversaciones con el presidente cubano Raúl Castro y un discurso a la sociedad civil cubana en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, además de la asistencia junto a Raúl al juego amistoso del beisbol entre el equipo Cuba y el Tampa Bay Rays de Estados Unidos. Del 18 al 21 de abril una delegación del Comité Presidencial para las Artes y las Humanidades de Estados Unidos, integrada por 72 directivos del Fondo Nacional para las Humanidades, y el de las Artes, el Instituto Smithsonian, además de productores de cine y televisión, y músicos como Usher y Dave Matthews, realizaron una visita de trabajo a la Isla para potenciar los intercambios culturales. Al mes siguiente llegó al puerto de La Habana, procedente de los Estados Unidos, el crucero Adonia de la empresa Carnival Corp, el primero en hacer esta ruta en más de 50 años. El 13 de mayo el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos y el Ministerio del Interior de Cuba firmaron un Memorándum de Entendimiento para mejorar la seguridad en cuestiones de viajes y comercio. 64 Los intercambios se sucedieron en junio cuando se realizó en La Habana un encuentro técnico entre autoridades de Cuba y los Estados Unidos encargadas de la prevención y el enfrentamiento al terrorismo, con el propósito de dialogar sobre las posibilidades de cooperación en esta área; el 13 de junio se firmó un acuerdo de colaboración entre el Ministerio de Salud Pública cubano y el departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos; y el día 28 el Hotel “Four Points by Sheraton” se convirtió oficialmente en la primera instalación turística administrada por una compañía estadounidense en Cuba en más de 50 años. Después de más de medio siglo llegó a Santa Clara, Cuba, el 31 de agosto, el primer vuelo comercial proveniente de los Estados Unidos: el vuelo 387 de la aerolínea estadounidense JetBlue. Anthony Foxx, Secretario de Transporte, fue el primer pasajero en descender del avión. Ese mismo día el Departamento de Transporte de los Estados Unidos autorizó a ocho aerolíneas para volar a La Habana desde diez ciudades norteamericanas. Los vuelos regulares directos iniciaron el 28 de noviembre. Asimismo, en septiembre se realizó el primer encuentro entre ambos países acerca de la propiedad intelectual. Al propio tiempo, tuvo lugar en Nueva York un taller técnico- informativo sobre asuntos financieros, organizado por la Cámara de Comercio de los Estados Unidos y su Consejo de Negocios Estados Unidos-Cuba, en el que participaron representantes de bancos cubanos, estadounidenses y de terceros países. A este le siguió la primera reunión del Diálogo Económico Bilateral en Washington donde se abordaron temas de carácter económico, comercial y financiero de interés mutuo, incluyendo aquellos que pudieran presentarse en un escenario posterior al levantamiento del bloqueo. A pesar de estos encuentros, el 13 de septiembre el presidente Obama renovó por un año más la aplicación a Cuba de la Ley de Comercio con el Enemigo. A finales de este mes ambos países dialogaron por primera vez en Washington sobre seguridad de los flujos de personas y ciberseguridad. En octubre el presidente Barack Obama anunció el quinto paquete de medidas de flexibilización de las regulaciones del bloqueo contra Cuba. El día 21 concluyó en Nueva York el primer diálogo entre ambas delegaciones sobre desarme y no proliferación, y el 26 del propio mes tuvo lugar la votación en la ONU contra el bloqueo donde, por primera vez luego de 25 años de debate en la Asamblea General de ese organismo, Estados Unidos se abstuvo. El 25 de noviembre falleció el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, y un día después Obama envió las condolencias a sus familiares. El cuarto encuentro de trabajo sobre hidrografía y geodesia entre delegaciones de la Oficina Nacional de Hidrografía y Geodesia de Cuba y de la Administración Nacional 65 Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos se celebró en Washington del 29 de noviembre al 1ro de diciembre. En ese mes también se ratificó entre la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) y la compañía estadounidense Google, la firma de un acuerdo para ofrecer el servicio de Google Global Cache en la Isla; y se efectuó la primera reunión del Grupo de Trabajo Cuba-Estados Unidos sobre energía renovable y eficiencia energética. En síntesis, durante estos dos años se llevaron a cabo las negociaciones al más alto nivel, enfocadas, en un primer momento, en el restablecimiento de relaciones diplomáticas y en los temas más importantes y estratégicos para ambos países, además de los encuentros para concretar acuerdos suscritos, y cuya implementación establece reuniones sistemáticas, como es el caso migratorio. Paralelamente, se efectuaron diálogos técnicos sobre aspectos en los cuales hay consenso para acciones de interés mutuo, como las pláticas sobre el correo postal directo, fraude de documentos migratorios, actualización de asuntos migratorios, tráfico ilícito de migrantes, trata de personas, telecomunicaciones, aeronáutica civil, seguridad aérea y marítima, intercambios científicos y educacionales, colaboración en salud, mapeo de navegación marítima, áreas de marinas protegidas, entre otros. La agenda de conversaciones no contempló la exclusión de tema alguno, por espinoso que pudiera resultar, como el diálogo sobre los derechos humanos. 2.2.3- Trump y los inicios del nuevo congelamiento Luego de dos años de importantes avances y de haberse restablecido formalmente las relaciones diplomáticas entre ambos países, se daba por hecho que ganase quien ganase las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, el proceso iniciado con Cuba ya se tornaba irreversible. Se habían firmado 22 acuerdos bilaterales en las más diversas esferas, se había eliminado la política de “pies secos, pies mojados” y Cuba había sido excluida de la controversial Lista de países patrocinadores del terrorismo. Aun así, quedaron asuntos pendientes y complejos, como la devolución de la Base Naval de Guantánamo, una de las demandas fundamentales de la Isla en cada diálogo establecido para la normalización luego de 1959, y el nudo gordiano de las relaciones: el bloqueo, que ha sido condenado sistemáticamente por la comunidad internacional en las votaciones anuales de la ONU. La victoria del candidato republicano Donald Trump en noviembre de 2016 sorprendió a la opinión pública y a los medios de comunicación que, basados en varios escrutinios, daban por ganadora a la representante del Partido Demócrata, Hillary Clinton. El analista Carlos Alzugaray (2017: 205-206), luego del triunfo del magnate estadounidense, reflexionaba sobre su estrategia política y los cambios en relación con su antecesor Barack Obama: 66 Cualquiera que sea el espacio temporal que ocupará la era Trump, no cabe duda de que ha introducido cambios importantes en la política exterior norteamericana que, por su naturaleza misma, impactarán en todo el entorno internacional. El estilo temperamental y aparentemente improvisado del Presidente no puede ocultar que estamos ante un accionar que responde más a lo que Walter Russell Mead ha llamado la tradición “jacksoniana” de la proyección global de Estados Unidos. Nada ilustra mejor esta proyección que el conocido lema de su campaña electoral: “Let’s make America great again”. Como se ha señalado en un texto de obligada consulta para entender este tema: “La esencia de la visión de Trump sobre el mundo es la revitalización de la grandeza nacional estadounidense. Quiere que Estados Unidos vuelva a ser trascendental. ‘Norteamericanismo, no globalismo, será nuestro credo’” (Laderman & Simms, 2017: 170-172). Ello significa que bajo Trump, Washington actuará hacia el mundo con un unilateralismo rampante que ya ha tomado la forma del uso desembozado de la fuerza militar, como lo hizo en Siria; de la amenaza del uso de la misma, como lo ha hecho en Corea del Norte; y del abandono del llamado orden mundial liberal que tuvo en Barack Obama su máximo exponente. En ese camino Trump ha abandonado la política de promover la firma de tratados de libre comercio. Desde esta postura, varios estudiosos de las relaciones Cuba-Estados Unidos avizoraban, sino un retroceso, al menos un estancamiento en lo logrado hasta el momento: Hay consenso de que la reversión total no es viable, pero hay una lucha entre dos tendencias, una (probablemente minoritaria) que quiere algunas medidas punitivas y otra (probablemente mayoritaria) que plantea que se mantenga todo, restándole la importancia y visibilidad que le dio el presidente Obama con su visita a La Habana. En este escenario se aumentaría la retórica sobre derechos humanos y democracia, pero se mantendría todo sustancialmente como está ahora. En todo caso, parece ser muy probable que bajo Trump el proceso de normalización se detenga o se ralentice (Alzugaray y Alfonso, 2017). El 16 de junio el Presidente anunció su política hacia Cuba en un discurso pronunciado en Miami ante una audiencia predominantemente cubanoamericana. “Estoy cancelando todo el acuerdo bilateral del último gobierno. Estoy anunciando una nueva política, como prometí durante la campaña, y firmaré ese contrato en esa mesa en solo un momento. Fuertemente restringiremos los dólares estadounidenses que vayan a los militares y a los servicios de 67 inteligencia… Aplicaremos la prohibición sobre el turismo. Aplicaremos el embargo”30, afirmó Trump en su alocución. Sin revertir enteramente las medidas tomadas por Obama, Trump impuso una política de mayor endurecimiento: eliminó el comercio con empresas cubanas propiedad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior; restringió los viajes individuales de estadounidenses en la categoría “pueblo a pueblo”31 y para fines educativos no académicos, amplió la lista de funcionarios del Gobierno y de ciudadanos cubanos que no podrán recibir visas, remesas o involucrarse en transacciones con entidades estadounidenses, y responsabilizó al gobierno cubano por las restricciones a los derechos políticos y por las violaciones a los derechos humanos. Bajo estas medidas, los estadounidenses tendrán que viajar en grupos organizados bajo las 12 categorías y no podrán establecer relaciones con empresas, en este caso hoteles y restaurantes, operadas por GAESA (el Grupo de Administración Empresarial S.A.), un conglomerado de negocios que incluye cerca de 60 compañías que proveen servicios de todo tipo (desde gasolineras y bares, a los mejores hoteles y restaurantes en la Isla). GAESA fue establecida por las Fuerzas Armadas Revolucionarias para organizar sus negocios con empresas extranjeras y controla un 60% de la economía cubana. En este marco, Trump firmó el National Security Presidential Memorandum on Cuba (NSPC), que suprime de forma unilateral los avances realizados durante el mandato de Obama y deroga la directiva presidencial del gobierno anterior para la normalización de las relaciones (LeoGrande, 2017; Grenier et al., 2017). Aunque se anunció que los cambios de política no tendrían efecto hasta que los Departamentos hubieran finalizado sus nuevas regulaciones, un proceso que tardaría varios meses. El 19 de junio, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, rechazó la política del presidente estadounidense y advirtió que Cuba no negociaría bajo presión. Un mes después, el presidente Raúl Castro denunció ante la Asamblea Nacional la nueva política estadounidense y el “recrudecimiento del cerco unilateral”. Sin embargo, no fueron canceladas la mayor parte de las medidas de Obama: no se cerró la embajada de los Estados Unidos en La Habana, los vuelos comerciales y los cruceros no fueron suspendidos, se mantuvo el permiso para viajes 30 Donald Trump cancela “el acuerdo bilateral de Obama con Cuba”. http://www.cubadebate.cu/noticias/2017/06/16/donald-trump-inicia-discurso-sobre-relaciones-cuba-estados- unidos/#.W7_NR2O229w 31 De las 12 categorías de viajes a Cuba, la más popular para los estadounidenses no cubanos es la "de pueblo a pueblo", ofrecida por cruceros y proveedores de viajes como National Geographic y Classic Journeys. El presidente Obama legalizó los viajes individuales, con lo cual los viajeros podían ir por su cuenta y seguir un itinerario personalizado. El presidente Trump canceló eso y ahora se deberá ingresar en un grupo organizado dirigido por un proveedor de viajes con licencia y seguir un itinerario establecido. 68 familiares de los cubanoamericanos con su incidencia directa sobre las remesas y el desarrollo de los negocios particulares en la Isla, no se incluyó nuevamente a Cuba en la lista de países terroristas, y siguen vigentes los acuerdos de cooperación militar para combatir el narcotráfico y la seguridad en torno a Guantánamo32. A pesar de ello, “el endurecimiento de la política de Trump hacia Cuba puede afectar las posibilidades de atraer inversiones hacia la Isla, en una coyuntura donde la economía cubana enfrentó un año difícil en 2016 (Rodríguez, 2017a; Triana, 2017) bajo el impacto, entre otros factores decisivos, de la crisis venezolana y la consecuente reducción de los envíos petroleros de este país. En el plano geopolítico regional, la política de Trump y el creciente aislamiento de Venezuela no dejan de incidir sobre un potencial aislamiento de la isla en la región, en un contexto en donde el espectro de aliados regionales se ha reducido y la percepción de la importancia simbólica de la isla ha comenzado a desvanecerse” (Serbin, 2017: 21). Por otra parte, el académico Carlos Alzugaray (2017: 206) alega que el enfrentamiento de Trump tanto con países considerados aliados como con enemigos tradicionales podría beneficiar a la Isla. “Ya ello pudo verse con el escaso apoyo, incluso entre gobiernos latinoamericanos y caribeños de tendencia pro norteamericana, que tuvo el anuncio retórico del Presidente Trump sobre la llamada “cancelación” de la política de Obama hacia Cuba el 16 de junio del 2017”. Asimismo, la Isla ha seguido fortaleciendo los vínculos con China y Rusia y, en cuanto a las relaciones con la Unión Europea, la elección del Presidente Trump y su toma de posesión coincidieron con la firma del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre ambas partes. Actualmente, la UE es el segundo socio comercial, el primer suministrador de inversión extranjera directa y de cooperación para el desarrollo, así como el tercer cliente turístico de Cuba. 32 Volver a las políticas del pasado hacia Cuba va en contra los intereses económicos, diplomáticos, políticos y de seguridad de los Estados Unidos. Un estudio de la organización Engage Cuba concluye que dar marcha atrás a lo logrado en tiempos de Obama impediría a mediano y corto plazo la creación de 12 295 puestos de trabajo en los Estados Unidos y la pérdida para ese país de más de 6 600 millones de dólares. Los congresistas Marco Rubio y Mario Díaz Balart pactaron con Trump una reversión total de las políticas de Obama hacia Cuba adoptadas a partir del 17 de diciembre de 2014, que incluía el cierre de las embajadas, el retorno de Cuba a la lista de países terroristas, y la suspensión de todos los acuerdos de cooperación firmados. Sin embargo, cuando el borrador del memorándum circuló por las estructuras burocráticas hubo un rechazo casi unánime, por lo que finalmente Trump tuvo que firmar un documento diluido en comparación con la propuesta original, que dejaba en pie los 22 acuerdos firmados por ambos países durante el mandato de Obama, así como las embajadas en ambas capitales. Asimismo, se hizo la aclaración, de que mientras el Departamento del Tesoro no publicara las nuevas regulaciones –algo que podía tardar varios meses-, se mantenía el estatus quo e incluso, que cuando estas fueran publicadas serían prospectivas, por lo que no se afectarían los contratos y las licencias ya existentes (Ramírez, 2017). 69 Varios estudiosos del tema opinan que las medidas anunciadas por Trump afectan sobre todo al sector privado emergente cubano, paradójicamente, el que el Presidente alega que pretende ayudar: En su esencia, los cambios de política, aunque de alcance limitado, tendrán un impacto contradictorio en la práctica y sumamente negativo para el sector privado. La insistencia de que los estadounidenses viajen en grupo, en lugar de individualmente, tendrá un impacto significativo, dado que los viajes individuales benefician fundamentalmente al sector privado (casas particulares, paladares, taxistas independientes, etc.). Es difícil, si no imposible, separar el sector “privado” del sector estatal, ya que este último abastece al primero de alguna manera. Es una relación simbiótica, como debería ser en un sistema socioeconómico en transición (Grenier et al., 2017). El experto norteamericano William LeoGrande (2017: 228) considera que las medidas de Trump no implican un gran cambio ni una reversión de lo planteado por Obama: ¿Por qué un conjunto tan blando de sanciones de un presidente que se erigió en el escenario de la Pequeña Habana y demonizó al régimen cubano como brutal, criminal, depravado, opresivo, asesino y culpable de "apoyar la trata de personas, el trabajo forzoso y la explotación en todo el mundo?". Porque la estrategia de Obama de crear distritos electorales a favor del acercamiento funcionó. En las semanas previas al anuncio de Trump, el Presidente fue inundado con peticiones de no retirarse del compromiso. La Cámara de Comercio de Estados Unidos argumentó a favor de expandir las oportunidades de negocios, no restringirlas. Los agricultores se pronunciaron a favor de aumentar las ventas agrícolas. Los proveedores de viajes presionaron para incrementar los viajes. Cincuenta y cinco senadores estadounidenses copatrocinaron un proyecto de ley para levantar todas las restricciones de viajes. Siete miembros republicanos del Congreso y 16 altos oficiales militares retirados argumentaron que el alejamiento dañaría la seguridad nacional, al impulsar la influencia de Rusia y China en la Isla. Los datos de varios sondeos mostraron que grandes mayorías de la opinión pública, de los republicanos, e incluso de los cubanoamericanos, apoyaban el deshielo. Luego del teatro que significó este discurso y de la firma del memorando que supuestamente cancelaba el proceso iniciado por Obama, la administración Trump continuó cumpliendo la mayoría de los acuerdos bilaterales firmados en época de Obama, incluyendo los nuevos acuerdos migratorios, lo que implicó la devolución a la Isla de los cubanos que 70 habían entrado ilegalmente al territorio estadounidense. También las brechas abiertas en el bloqueo continuaron y varios sectores de negocios estadounidenses que habían apostado por el mercado cubano –en especial la industria de los viajes, tanto compañías aéreas como de cruceros-, lejos de retroceder, ampliaron las relaciones con la Isla, incluso con viajes de delegaciones empresariales. Hubo también avances en el área marítimo-portuaria, con la firma de convenios con autoridades locales de importantes ciudades de los Estados Unidos. A su vez, el 19 de septiembre, mientras el presidente Trump realizaba declaraciones ofensivas sobre Cuba en su discurso en la ONU, tenía lugar en Washington la sexta reunión de la Comisión Bilateral Cuba-Estados, lo que evidenciaba las profundas contradicciones de la política de esta administración hacia la Isla. “Con toda probabilidad, las presiones políticas de sectores favorables a la política creada por Obama seguirá restringiendo el impulso de Trump para atacar a Cuba, pero su lealtad al exilio de extrema derecha y su inclinación por la intimidación harán que sea imposible realizar progresos adicionales hacia la normalización de relaciones. Eso tendrá que esperar hasta que la Casa Blanca tenga un nuevo ocupante motivado por el interés nacional en lugar de por una deuda política hacia la minoría cubanoamericana más recalcitrante de Miami” (LeoGrande, 2017: 229). Sin embargo, en este contexto, se produjo un misterioso suceso que congelaría nuevamente las relaciones bilaterales, digno de una novela de ciencia ficción, que aún permanece sin esclarecimiento y cuyas pruebas no han podido ser halladas: se trata del enigmático caso de los ataques acústicos o el arma sónica. 2.2.4- Los ataques sónicos: regreso a la retórica de la Guerra Fría Todo comenzó el 17 de febrero de 2017, cuando el Departamento de Estado y la Embajada de Estados Unidos en La Habana informaron al Ministerio de Relaciones Exteriores y a la sede diplomática de Cuba en Washington, la ocurrencia de presuntos ataques acústicos entre noviembre de 2016 y febrero de ese año. Las autoridades estadounidenses anunciaron que los incidentes se habían producido con dispositivos sónicos de largo alcance y ocasionaron afectaciones a la salud de funcionarios de su sede diplomática en La Habana y sus familiares. Entre los síntomas declarados por el secretario de Estado Rex Tillerson se encontraban: pérdida de la audición, mareos, dolor de cabeza, fatiga, problemas cognitivos, dificultad para dormir e incluso un traumatismo cerebral leve. Fue este el inicio de una larga saga, plagada de situaciones inexplicables. De inmediato comenzó una investigación indicada por el gobierno cubano efectuada por un equipo 71 multidisciplinar para esclarecer los hechos que resultan insólitos, pues no hay precedentes de agresiones similares ni en Cuba ni en otras partes del mundo. Asimismo, a pesar de los presuntos daños de salud, ningún funcionario de la Embajada había acudido a las instituciones hospitalarias donde habitualmente reciben atención médica y ninguna unidad del sistema de salud cubano reportó pacientes con sintomatologías asociadas a una agresión con un arma sónica, según confirmó la Dra. Martha Beatriz Martínez Torres, especialista en Otorrinolaringología e integrante del comité de expertos creado para la investigación. Para los expertos fue llamativo que los vecinos del lugar no fueran afectados o al menos percibieran los alegados ruidos. La Dra. Martínez Torres afirmó que si en el interior de una vivienda o un local hay más de 90 decibeles, el exterior tiene que tener un número mayor en la frecuencia auditiva, con lo cual no solo sería afectada la persona que esté en el local, sino todas las que están en el medio exterior33. La parte estadounidense entregó algunas muestras sonoras que dijeron estaban vinculadas con los hechos, pero tampoco se hallaron señales de presión acústica elevada. “Los niveles están en el orden de los 74 decibeles aproximadamente, y ese nivel no toma la zona de los daños auditivos traumáticos, porque para que haya un daño traumático permanente, hacen falta niveles sobre los 120, 130 decibeles”34, informó el Dr. en Ciencias Físicas Carlos Barceló Pérez. Luego, el 25 de abril, los funcionarios estadounidenses reportaron a la Cancillería cubana sobre otros dos presumibles ataques, esta vez en habitaciones del Hotel Capri, donde se hospedaba un diplomático de la embajada y uno de los médicos que arribó a la Isla para examinar a las hipotéticas víctimas de los incidentes. Se inspeccionaron locales y áreas aledañas, pero no se encontraron huellas físicas o evidencias materiales de interés para la investigación. El personal del hotel y varios huéspedes declararon no haber escuchado sonidos extraños o presentar alguna sintomatología por exposición a ruidos. Se tomaron muestras de sonido que registraron un ambiente predominantemente silencioso y se comprobó la hermeticidad de los ventanales de las habitaciones. Además, se desarrolló un experimento mediante el cual se emitieron sonidos de mayor potencia que los registrados en las muestras de audio estadounidenses, y se corroboró que no podrían ser audibles en el interior de ninguno de los dos locales. 33 Expertos cubanos refutan posibilidad de ataque acústico contra personal diplomático estadounidense. En http://www.cubadebate.cu/especiales/2017/10/26/expertos-cubanos-refutan-posibilidad-de-ataque-acustico- contra-personal-diplomatico-estadounidense-video/#.W8Af32O229w 34 Ídem 72 El Teniente Coronel Estrada Portales reveló que: Al momento de denunciarse estos hechos por la embajada de Estados Unidos, el Jefe del Departamento de Seguridad Diplomática del Ministerio del Interior llamó a una entrevista al Jefe del Área de Seguridad de la embajada estadounidense, y al indagar con él sobre la ocurrencia de los hechos, en función de precisar datos para desarrollar nuestra investigación, resultó que este funcionario desconocía la ocurrencia de esos hechos. Es muy significativo por dos razones fundamentales: una, resultó posteriormente que ese funcionario Jefe del Área de Seguridad fue reportado como uno de los atacados; y la segunda es que desconocía la ocurrencia de los ataques contra sus funcionarios y familiares, cuando su función en Cuba es, precisamente, preservar a estos funcionarios y familiares35. El equipo de investigación cubano denunció también que las autoridades estadounidenses no le dieron acceso a las víctimas ni a los testigos; tampoco les facilitaron las declaraciones que se pidieron tomaran de ellos, imprescindibles para la investigación médica y policiaca. La Dra. Álida Suárez Landrián, aseveró: “Lo único que hemos recibido de la contraparte han sido dictámenes nada específicos. Se realizaron estudios vestibulares y audiométricos, pero ¿dónde están los resultados de esos estudios? Si nosotros no los vemos, ¿cómo podemos hablar que existió tal daño o que no existió? No tenemos una base científica para poder dar un diagnóstico”36. Las indagaciones estadounidenses tampoco arrojaron claridad. Miembros del FBI fueron invitados por Cuba para adelantar investigaciones en el terreno y no hallaron rastros de dispositivos sónicos ni pista que pudiera asociarse con algún artefacto parecido. La portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, reconoció que no sabían qué o quién había causado los ataques. La agencia AP afirmó luego que los afectados eran en su mayoría agentes de inteligencia y no propiamente funcionarios de relaciones exteriores, y entrevistó a varios especialistas, como el experto en psicoacústica Joseph Pompei, y Juergen Altmann, experto en armas acústicas y físico de la Universidad Técnica Dortmund, de Alemania, los cuales afirmaron que no era posible un daño cerebral y conmociones, puesto que para ello alguien habría tenido que sumergir la cabeza en una piscina llena de poderosos transductores 35 Expertos cubanos refutan posibilidad de ataque acústico contra personal diplomático estadounidense. En http://www.cubadebate.cu/especiales/2017/10/26/expertos-cubanos-refutan-posibilidad-de-ataque-acustico- contra-personal-diplomatico-estadounidense-video/#.W8Af32O229w 36 Ídem 73 ultrasónicos; y declararon no conocer ningún efecto o dispositivo acústico que pudiera producir una lesión cerebral traumática o síntomas similares a una conmoción. The New York Times también realizó un reportaje acerca del suceso, donde indagó igualmente con diferentes expertos en acústica que consideraron la teoría como sacada de una película de James Bond. El Dr. Altman confirmó: “Yo diría que es bastante improbable. El sonido que viaja por el aire no puede sacudir tu cabeza”. “Los ultrasonidos no pueden viajar una larga distancia”, alegó Jun Qin, ingeniero acústico de la Southern Illinois University. “A mayor distancia, más débil es el sonido”. El Dr. Steven L. Garrett, quien enseñó acústica en la Penn State University hasta su retiro, añadió que la alta humedad en lugares como La Habana puede debilitar los ultrasonidos aún más. Los científicos consultados descartaron el uso de un arma sónica porque sería demasiado visible, ni un rifle de rayos ultrasónicos o artefactos ultrasónicos plantados en edificaciones, ni siquiera un pequeño emisor colocado en las almohadas, pues sería muy difícil que escapara de la atención de los afectados. Por otra parte, un reporte del National Institute of Environmental Health Sciences aseveró que las armas basadas en los infrasonidos -frecuencia de sonidos que no pueden ser escuchadas por los humanos- no han podido ser desarrolladas hasta ahora. Los expertos consultados hicieron hincapié en que tendrían que ver los resultados de laboratorio, neuropsiquiátricos, neuroimagen e historia del medio ambiente que el Departamento de Estado no ha hecho públicos, si es que estos existen (Zimmer, 2017). En mayo el Departamento de Estado solicitó que dos funcionarios cubanos abandonaran el territorio de Estados Unidos como consecuencia de los hechos que supuestamente dañaron la salud de su personal diplomático en La Habana, medida que fue considerada por Cuba como “injustificada e irreflexiva”. La declaración oficial emitida por el Ministerio de Relaciones Exteriores señaló que Cuba cumple y ha cumplido siempre con “todo rigor y seriedad” sus obligaciones emanadas de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, en lo referido a la protección de la integridad de los agentes diplomáticos y los locales de la misión. “La impecable ejecutoria de nuestro país en este ámbito es internacionalmente reconocida, y Cuba es considerada universalmente como un destino seguro para visitantes y diplomáticos extranjeros, incluidos los estadounidenses”37 (Gómez, 2017). 37 Además de ser reconocida universalmente como un destino seguro, un análisis de la empresa Data World, publicado en abril de 2017 y basado en las advertencias de viajes emitidas por el Departamento de Estado durante los últimos siete años, reveló a Cuba como uno de los países de mayor seguridad para el turismo estadounidense. En ese período, el Departamento de Estado no dirigió ninguna de sus advertencias de seguridad para Cuba ni contempló a la Isla en la lista de las 25 naciones más peligrosas para la integridad física de sus 74 El senador republicano de origen cubano Marco Rubio, reconocido por su tradicional política contra la Isla, ante los supuestos incidentes en La Habana, envió una carta al secretario de Estado, Rex Tillerson, solicitándole la expulsión de todos los diplomáticos cubanos de Washington y el cierre de la embajada cubana en ese país. Rubio logró, además, la firma de senadores republicanos como Tom Cotton, Richard Burr, John Cornyn y James Lankford. A propuesta de la parte cubana, el canciller Bruno Rodríguez sostuvo una reunión con Rex Tillerson en Nueva York el 26 de septiembre, donde trasmitió la seriedad y profesionalidad de la investigación realizada por las autoridades cubanas, en la que hasta ese entonces no se habían hallado evidencias de las causas y el origen de las alegadas afecciones a la salud de los diplomáticos de los Estados Unidos; pero que no obstante, se habían adoptado medidas adicionales de protección para los diplomáticos estadounidenses y sus familiares. El Ministro cubano también solicitó al gobierno de los Estados Unidos mayor cooperación en la investigación y enfatizó que la Isla no ha perpetrado nunca ni perpetrará ataques contra diplomáticos, como tampoco ha permitido ni permitirá que su territorio sea utilizado por terceros para este propósito. El gobierno cubano instó a Washington a no politizar el asunto y a que no se tomaran decisiones apresuradas y sin sustento en evidencias y resultados investigativos concluyentes. A pesar de ello, el 29 de septiembre se conoció la decisión del gobierno estadounidense de reducir más de la mitad de su personal diplomático en Cuba y cancelar por “tiempo indefinido” la tramitación de visas. En la mayor de las Antillas permanece el cuerpo mínimo para servicios de emergencia y asistir a los ciudadanos norteamericanos. Además, se lanzó la advertencia a los ciudadanos estadounidenses de los peligros que podían correr en caso de visitar la Isla. El senador Marco Rubio escribió en su cuenta de Twitter: “Es vergonzoso que el Departamento de Estado retire a la mayoría de su personal de la embajada de Estados Unidos en Cuba pero Castro puede quedarse con los que quiera en Estados Unidos”. Poco después, el 3 de octubre, la administración Trump siguió esta directriz y ordenó la reducción del personal diplomático cubano en Washington al mismo nivel del existente en La Habana. ciudadanos. En los últimos dos años, a partir del inicio del proceso de normalización de relaciones, se ha incrementado el número de visitantes norteamericanos a Cuba, y solo en este año se registran más de medio millón, sin contar los viajes de los cubanos residentes en ese país que ascienden a más de 320 mil (Expertos cubanos refutan posibilidad de ataque acústico contra personal diplomático estadounidense: http://www.cubadebate.cu/especiales/2017/10/26/expertos-cubanos-refutan-posibilidad-de-ataque-acustico- contra-personal-diplomatico-estadounidense-video/#.W8Af32O229w) 75 Desde Estados Unidos, diversas voces se pronunciaron en contra de la decisión tomada por el gobierno. El presidente de Engage Cuba, James William, rechazó la medida e instó a continuar con el fortalecimiento de los vínculos. La Asociación Estadounidense del Servicio Exterior, que representa a los diplomáticos norteamericanos y agrupa a 16 mil afiliados, se pronunció en contra de la reducción de diplomáticos en La Habana a través de su presidenta Barbara Stephenson. Por su parte, la ex jefa de la Sección de Intereses norteamericana en la capital cubana, Vicki Huddleston, escribió en su cuenta de Twitter que las buenas relaciones entre los dos países van en interés nacional de Estados Unidos, mientras que las malas responden a la obsesión del senador Marco Rubio con Cuba. También representantes de agencias de viajes, turoperadoras y organizaciones sin fines de lucro estadounidenses rechazaron las decisiones del gobierno norteamericano de reducir drásticamente la presencia diplomática en Cuba (Figueredo, 2017). Estas decisiones implicaron que la Oficina Económica Comercial de la Embajada de Cuba en Washington fuese desmantelada, con la evidente intención de afectar las relaciones con el sector empresarial estadounidense, una de las fuerzas motrices de los vínculos con Cuba; también a los ciudadanos cubanos y estadounidenses se les limitan sus posibilidades de viajar en ambas direcciones y se ven afectados los intercambios académicos, culturales, científicos y deportivos, donde se había avanzado considerablemente. Asimismo, se perjudicaron los acuerdos de cooperación firmados durante la administración Obama, pues fue suspendido el encuentro técnico sobre agricultura, se dilataron las acciones de cooperación en salud y se cancelaron eventos culturales, deportivos, estudiantiles y los viajes de decenas de grupos de visitantes estadounidenses. Luego se orientó la suspensión por tiempo indefinido de las reuniones bilaterales en la Isla y la visita a Cuba de delegaciones oficiales. Los aludidos ataques sónicos sirvieron así, como un catalizador para acelerar el retroceso en las relaciones bilaterales, con lo cual solo se veían beneficiados los sectores de la extrema derecha anticubana. Acerca de esto, reflexionó el periodista cubano Jorge Legañoa (2017): Cuba apostó por un nuevo tipo de relación con Estados Unidos: dialogó sobre la base del respeto y la igualdad, buscó temas comunes en los que trabajar y avanzar rápidamente con resultados tangibles, y se ha conversado hasta de los asuntos en los que las diferencias son sustanciales. ¿Qué sentido tendría retroceder y agredir a esos funcionarios? Encuestas aplicadas a cubanos residentes en Estados Unidos y a norteamericanos —desde 2014— hablan de un apoyo mayoritario al proceso hacia la normalización de los vínculos, qué decir del creciente apoyo bipartidista en el 76 Congreso a favor del comercio y los viajes a Cuba; por lo que todo pareciera indicar que los más interesados en una ruptura son los de siempre, el pequeño grupo de la ultraderecha anticubana y sus voceros, encabezados por el senador Marco Rubio y los congresistas Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart. El 16 de octubre de 2017 el presidente Donald Trump pasó a una fase mayor de agresión verbal, al acusar por primera vez directamente a Cuba de los “ataques acústicos”. “Creo que Cuba sabía, Cuba es responsable”, aseguró el mandatario cuando la prensa lo consultó sobre el tema38. El presidente responsabilizó al gobierno cubano por los presuntos daños a la salud del personal diplomático estadounidense en la Isla, con lo cual las relaciones entre ambos países llegaron al nivel más bajo desde los anuncios del 17 de diciembre de 2014. Luego de estas afirmaciones, se ha pasado a una nueva fase de congelamiento donde se han sucedido los ataques verbales de la Administración republicana hacia el gobierno de la mayor de las Antillas, y aún se encuentran estancadas las conversaciones bilaterales entre ambas partes y la emisión de visas a cubanos en la Isla. 38 https://www.infobae.com/america/eeuu/2017/10/16/donald-trump-creo-que-cuba-es-responsable-por-los- ataques-acusticos-en-la-embajada-de-eeuu-en-la-habana/ 77 CAPÍTULO 3: THE NEW YORK TIMES Y THE WASHINGTON POST: PORTAVOCES DE LA PRENSA MAINSTREAM ESTADOUNIDENSE 3.1- The New York Times: “All The News That's Fit To Print” Más de un siglo de actividad periodística, el haber sido acreedor del Premio Pulitzer en 122 ocasiones39, su apuesta por la calidad y profundidad analítica en detrimento de la idolatrada inmediatez del periodismo, la permanencia de su alta confiabilidad en un entorno comunicacional donde los medios tradicionales pierden cada vez más credibilidad ante las fuentes alternativas de información (weblogs, redes sociales, etc.), constituyen solo algunas de las razones por las que The New York Times sigue siendo considerado hoy el diario por excelencia de los Estados Unidos y un paradigma del periodismo a nivel mundial. Publicado en la ciudad de Nueva York40, perteneciente al estado del mismo nombre41, el también llamado la Dama Gris -en alusión a la gran cantidad de palabras y las pocas imágenes que presentaba en sus inicios- tiene como idioma oficial el inglés, aunque también se publica en español y chino. Es propiedad del consorcio mediático The New York Times Company42 y su actual director es Arthur Gregg Sulzberger. 39 A lo largo de la historia de los Premios Pulitzer, considerados los más prestigiosos del periodismo, The New York Times es el periódico que más galardones posee, seguido por The Washington Post. 40 La ciudad de Nueva York es la más poblada de los Estados Unidos, posee una marcada diversidad cultural y en ella se hablan cerca de 170 idiomas diferentes. Se considera uno de los principales centros demócratas (más del 80% de su población es demócrata), con una política liberal. Desde finales del siglo XIX constituye uno de los epicentros de comercio y finanzas del mundo. Por su influencia mundial en la política, los medios de comunicación, las artes y la cultura, la educación, el entretenimiento y la moda, está considerada como ciudad global y una de las más destacadas del planeta. 41 El Estado de Nueva York fue admitido en la Unión en 1788 como el número 11. Su capital es Albany. Tiene como apodo Empire State (Estado Imperial) y como lema Excelsior, término de origen latín que significa «siempre arriba», «siempre en la cumbre» o «más alto aún». El Estado de Nueva York se caracteriza por respaldar fuertemente a los candidatos demócratas en las elecciones presidenciales y tiene una importancia vital en estas, pues cuenta con 33 votos electorales, más que cualquier otro estado, a excepción de California. Actualmente, Nueva York es el líder nacional de la industria periodística. En el estado se publican más de 830 periódicos, de los cuales cerca de 75 son diarios. Varios de los periódicos más conocidos del país, e incluso del mundo, se imprimen en la ciudad de Nueva York. Entre ellos se encuentran The New York Times, The New York Post y The Wall Street Journal, que posee la mayor tirada diaria del país. En el estado se publican también cerca de 2300 revistas. Entre ellas están las mundialmente famosas Newsweek, Time Magazine y Reader's Digest. La agencia Associated Press (AP) también tiene su sede en la ciudad de Nueva York. 42 La compañía alega que su objetivo central es mejorar la sociedad mediante la creación, recopilación y distribución de noticias, información y entretenimiento de alta calidad. Se reconoce a nivel internacional por su periodismo de excelencia y por la innovación en su modelo de negocio y en la manera de contar historias impresas y digitales. En 2006 y 2009 se produjeron cambios importantes en la configuración de las propiedades y los intereses del grupo: la construcción de una nueva sede que suponía un gasto financiero importante, y la voluntad de reducir las deudas, hizo que la compañía vendiera sus propiedades de televisión y radio. En 2013 el grupo se desprendió también de los diarios que formaban parte del New England Media Group, entre ellos The Boston Globe, con el objetivo de establecer todas las prioridades en la marca principal: The New York Times. En 78 Su primera edición data del 18 de septiembre de 1851 y sus fundadores fueron el periodista y político Henry Jarvis Raymond (1820-1869), junto a su colega y también banquero George Jones (1811-1891). Si bien en los primeros tiempos el entonces denominado New-York Daily Times publicaba todos los días a excepción de los domingos, a partir del 21 de abril de 1861, con motivo de la necesidad de noticias sobre la Guerra Civil, el diario comenzó a lanzar su edición dominical. Al fallecer Raymond repentinamente en 1869, Jones le sustituyó como director. Bajo su dirección empezaron a publicarse suplementos en alemán, destinados al 25% de la población de Nueva York, originaria de Alemania, y se aplicaron numerosos avances tecnológicos, como la instalación de electricidad (1882) y la del primer teléfono (1886). Con respecto a su postura política, ya en la temprana fecha de octubre de 1884, el Times decidió descartar ante la opinión pública su reputación como un periódico de tendencia republicana, al otorgar su respaldo, en las elecciones presidenciales, al demócrata Grover Cleveland. Casi 20 años después, en 1912, el ganador de la nominación presidencial demócrata, Charles Ransom Miller, declararía que su victoria se la debía a un editorial del diario escrito por Charles Ransom Miller. En 1891 falleció Jones y cinco años después el diario fue adquirido por Adolph S. Ochs (1858-1935), quien le otorgó reconocimiento internacional y creó el famoso axioma del periódico: “All The News That's Fit To Print” («Todas las noticias aptas para ser publicadas»). Así, el 10 de febrero de 1897, en la esquina superior izquierda de la portada, apareció por primera vez el eslogan más famoso del periodismo norteamericano43. Adolph S. Ochs explicó en el Times cuáles iban a ser sus señas de identidad. Prometió un diario “de alta calidad, limpio, digno y en el que se pudiera confiar” (Nafría, 2017: 234). Para ese entonces la publicación contaba con una tirada de 9000 ejemplares y bajo la dirección de Ochs se incorporaron sucesivas innovaciones destinadas a diferenciarse de la competencia y aumentar la tirada. Entre ellas, vale destacar la edición de una revista dominical ilustrada, la creación de un archivo biográfico y la reducción del precio a un centavo. Con ello, en solo un año se triplicó la cantidad de ejemplares y aumentaron 2015 el empresario mexicano Carlos Slim se convirtió en el principal accionista individual del diario, con el 17% de las acciones, aunque el control permanece en manos de la familia Sulzberger, que posee el 90% de un tipo de acciones que no cotiza públicamente. En 2017 el conglomerado reportó ingresos totales de 1.675,6 millones de dólares, un 7,7% más que en 2016. 43 Casi 120 años después, esa máxima se sigue publicando diariamente en la primera página del Times, exactamente en la misma posición. 79 considerablemente los ingresos por publicidad, lo cual propició el traslado de la sede a una nueva en Times Tower, que nueve años después fue ampliada. Según refiere el investigador español Ismael Nafría en su obra La reinvención de The New York Times (2017: 237), entre los elementos que el diario consideraba distintivos de su propuesta periodística en el año 1896 se encontraba el rechazo del sensacionalismo; la apelación a un público inteligente y reflexivo; la ausencia de “detalles repugnantes de escándalos, capítulos nauseabundos de crímenes, ataques infundados de personajes públicos y ataques imprudentes a intereses privados”; su distinción como “un periódico progresista y emprendedor, sin ser indecente ni poco cuidadoso de los derechos de los demás”; sus cualidades “novedosas y de entretenimiento”; ser un diario “limpio e instructivo”; su esfuerzo por ser el “diario familiar” del área de Nueva York; y su posición como “el periódico que defiende la moralidad, inspira patriotismo y alienta la buena ciudadanía”44. Ochs expandió también la distribución del periódico en 1910 a otras ciudades como Filadelfia, Chicago y Londres. Ya para inicios del siglo XX, The New York Times contaba con una tirada de 76 000 ejemplares y un reconocimiento internacional gracias a diversas acciones como el cuidado en la divulgación de la información, el patrocinio de varias hazañas y el apoyo a causas benéficas45 que lo distinguieron de otros diarios. El año 1918 no solo marcó el fin de la Primera Guerra Mundial, sino el inicio de una serie de reconocimientos para el periódico que se sucederían a lo largo de los años. Sus reportajes y relatos sobre este acontecimiento bélico le valieron el primer Premio Pulitzer; pero no solo en el ámbito de lo periodístico continuó a la vanguardia, sino, además, con la adopción de los más recientes avances tecnológicos, pues en 1919 se realizaron las primeras entregas transatlánticas por avión y en 1920 el Times instaló su propia estación de radio. Al fallecer Adolph S. Ochs en 1935, fue sustituido en la edición del periódico por su yerno, Arthur Hays Sulzberger, quien introdujo nuevas secciones que hicieron pionero al diario, como los crucigramas (1942), el suplemento de moda Fashions of The Times (1946) y la información meteorológica diaria (1949). En 1967, al asociarse con los propietarios de The 44 En palabras de Nafrías, hoy la dirección del Times continúa suscribiendo dichos principios. 45 Entre estas, vale señalar el patrocinio a Robert E. Peary en su carrera al Polo Norte en 1909, lo cual le permitió al Times relatar este hito con todo lujo de detalles en sus páginas y diferenciarse, así, de la competencia; y el relato sobre la vida de neoyorkinos necesitados, con el que se recaudó más de 3,5 millones de dólares en 1912. 80 Herald Tribune y The Washington Post, inició la publicación del nuevo International Herald Tribune en París, que sustituyó a la edición internacional del Times46. El diario continuó la escalada hacia los primeros puestos de los consorcios de la comunicación con el relevo generacional de los Sulzberger. Con Artur Ochs Sulzberger, hijo de Arthur Hays Sulzberger, como editor, nuevas secciones se fueron incorporando, entre ellas Sports Monday, Home, Business, Science Times, Op-Ed, y muchas otras. El año 1971 marcaría uno de los diversos hitos periodísticos de su trayectoria, al publicar los llamados Pentagon Papers (Papeles del Pentágono), que revelaban la implicación del gobierno estadounidense en Vietnam desde 1945 hasta 1967. Los documentos ponían al descubierto que el gobierno había mentido a los ciudadanos y hasta al Congreso acerca de su injerencia en Vietnam y la posterior conflagración, lo que trajo como consecuencia una gran controversia que llevó al gobierno a demandar al periódico y conseguir, de manera temporal, que se dejaran de publicar los documentos, si bien estos fueron desbloqueados más tarde47. El fallo del tribunal a favor del Times y de The Washington Post -que también había iniciado la publicación de los documentos- se consideró como una sentencia decisiva para la libertad de prensa en Estados Unidos. Solo un año después The New York Times protagonizó otro hecho relevante en su historia periodística, al sacar a la luz pública la realidad de que a miles de afroamericanos que sufrían de sífilis se les había negado el tratamiento durante décadas. Ya para 1980 circulaba la edición nacional del diario, que era enviada a Chicago vía satélite para ser impresa y distribuida por todo el país. En 1993 se incorporaron las primeras páginas a color y tres años después The New York Times creó su sitio web (www.nytimes.com), con lo cual se magnificó el acceso a sus páginas por parte de lectores del mundo entero. En su noveno año de funcionamiento seguía siendo la web de periódico más visitada del mundo, con 17 millones de usuarios únicos al mes (Nafría, 2017: 120). La primera década del presente siglo marcó, igualmente, modificaciones en el diseño del diario, en busca de una interfaz moderna, acorde con los nuevos tiempos; la estructura de navegación del sitio web fue optimizada, con una apuesta más pensada en función del video, y se incorporaron nuevas opciones de personalización. En 2002 el diario mantuvo su tendencia a la expansión con una edición nacional significativamente ampliada y mejorada que incluyó 46 La edición internacional ha sido renombrada varias veces a lo largo de los años. En 2002 cambió su nombre a The Global Edition of the New York Times; luego en 2013, a The International New York Times, y más adelante, en octubre de 2016, adoptó el nombre actual: The New York Times International Edition. 47 Para más información: The New York Times (Apple, R.W) (1996): “The Pentagon Papers”. 81 secciones como Dining In / Dining Out, House & Home y una nueva titulada Escapes. También lanzó al mercado nuevas publicaciones, como las revistas T: The New York Times Style Magazine (2004) y The New York Times Sports Magazine (2006), además de TimesSelect (2005), una oferta Premium en línea del propio diario, y la versión móvil del Times (mobile.nytimes.com.) en 2006. Tres años después presentó la sección Metropolitan, dedicada a narraciones innovadoras y ensayos sobre Nueva York y sus suburbios. No obstante la imagen de rigurosidad y honestidad en la información que se ha labrado el diario a lo largo de su más de medio siglo de historia48, el Times, como la mayor parte de los medios de comunicación, no ha escapado de polémicas y controversias debido a “errores”, manipulaciones, ocultamientos y falsas noticias. Quizás una de las más significativas por lo reciente, delicado y escandaloso del suceso, haya sido la del caso de la reportera Judith Miller, quien respaldó la afirmación del gobierno estadounidense sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Iraq, razón principal que arguyó este para la invasión a ese país en 2003. Al descubrirse la falsedad de tal hecho, el Times reconoció que muchos de sus artículos sobre el tema no habían sido rigurosos y no estaban suficientemente calificados. La periodista Judith Miller se retiró después de las críticas de que su informe sobre el período previo a la guerra de Irak fue incorrecto y muy favorable a la posición de la administración Bush, por lo que The New York Times se disculpó más tarde. Sin embargo, no hay que olvidar que el diario apoyó la invasión a Iraq y trazó toda una estrategia comunicativa para inclinar a la opinión pública norteamericana a favor de la guerra49. También en mayo de 2003 se produjo el escándalo sobre el reportero Jayson Blair, quien se vio obligado a renunciar después de ser descubierto plagiando y fabricando elementos de sus historias50. 48 The New York Times ha desarrollado una reputación de minuciosidad nacional e internacional a lo largo del tiempo. Una encuesta de 1999 de editores de periódicos realizada por Columbia Journalism Review encontró que el Times era el "mejor" periódico estadounidense. También ocupó el primer puesto en una clasificación de "calidad" de 2011 de los periódicos estadounidenses por Daniel de Vise de The Washington Post; la clasificación tuvo en cuenta la cantidad de premios Pulitzer ganados recientemente, la circulación y la calidad percibida del sitio web. Un informe de 2012 en WNYC llamó al Times "el periódico más respetado del mundo". Más información: Reputation, disponible en https://en.wikipedia.org/wiki/The_New_York_Times 49 Más información: "The New York Times' role in promoting war on Iraq", Antony Loewenstein, The Sydney Morning Herald, March 23, 2004. Disponible en: http://www.smh.com.au/articles/2004/03/23/1079939624187.html 50 Otros casos significativos en los que se ha visto cuestionada la autoatribuida neutralidad del diario se han dado en la cobertura del conflicto israelo-palestino, donde el Times fue acusado por un estudio publicado en la revista Journalism de un marcado sesgo pro-israelí reflejado en su uso de titulares, fotografías, gráficos y párrafos principales; y la crisis nuclear iraní, en la que se evidenció la minimización explícita del periódico hacia los procesos negativos de los Estados Unidos y el realce y énfasis excesivo de procesos similares de Irán, entre otros. El editor ejecutivo del Times, Dean Baquet, declaró posteriormente: “Quiero que seamos percibidos como imparciales y honestos para el mundo, no solo un segmento de él. Es un objetivo realmente difícil. ¿Lo llevamos 82 Poco después, en 2005, el diario dio a conocer el documento “Asegurando nuestra credibilidad” (Assuring our Credibility), en el que el Director ejecutivo Bill Keller explicó la relación con los públicos, con las fuentes, y con otros medios. Además, estableció medidas encaminadas a la reducción de los errores de información y de redacción, así como una definición más amplia de diversidad en la que aseguraba: “El compromiso de nuestro periódico con una diversidad de género, raza y etnia no es negociable. Deberíamos buscar la misma diversidad en otras dimensiones de la vida y, por la misma razón, garantizar que una amplia gama de puntos de vista esté sobre la mesa cuando decidamos sobre qué escribir y cómo presentarlo” (Keller, 2005: 9). Por otra parte, durante esta etapa el diario protagonizó nuevos develamientos en el ámbito periodístico, como la denuncia de la inseguridad laboral en muchos entornos de trabajo en Estados Unidos (2004) y, más adelante, durante el periodo de 2013-2014, se erigió como uno de los primeros diarios estadounidenses en publicar las revelaciones de los documentos extraídos de la Agencia de Seguridad Nacional por el joven exanalista de la CIA Edward Snowden, acerca del espionaje y vigilancia masiva que ejercía Estados Unidos sobre sus propios ciudadanos y el resto del mundo. Hoy día, The New York Times continúa siendo un diario líder de opinión, y uno de los actores más importantes de la comunicación a nivel económico, social y político, de marcada influencia no solo en Estados Unidos, sino en el mundo todo. Se considera el periódico hemeroteca por excelencia y mantiene su tradición de publicar importantes discursos y debates de forma íntegra. Además, mientras otras familias como Bancroft y los Graham se vieron obligados a vender The Wall Street Journal y The Washington Post, respectivamente, los Sulzberger han logrado enfrentar la crisis en la que se ha visto imbuida la prensa tradicional en los últimos años, no solo manteniendo a flote el diario, sino, además, ostentando la significativa cifra de 130 millones de lectores por todo el mundo, 3,5 millones de suscriptores y 2,5 millones abonados a la edición en Internet (Pozzi, 2018). Ello es debido a la estrategia de reinvención que se ha trazado desde mediados de los 90, de cara a afrontar los cambios y avances de la era digital, bajo dos preceptos fundamentales: poner al lector/usuario en el centro de su negocio y apostar, aún más, por la calidad. Con el objetivo de conocer mejor a sus usuarios, el medio fomenta el contacto con ellos y busca indagar qué esperan del Times, a través de encuestas, grupos focales y otras técnicas a cabo todo el tiempo? No”. Más información: Acussation of bias, disponible en https://en.wikipedia.org/wiki/The_New_York_Times 83 sociológicas. Los resultados son clave esencial para la concepción de productos pensados para aumentar el compromiso y fidelidad de sus seguidores, así como el sentimiento de formar parte una comunidad: la comunidad de The New York Times. El año 2014 fue clave en el impulso del negocio digital, pues se lanzó la app NYT Now, con el objetivo de captar las audiencias de jóvenes; se impulsó la sección The Upshot, dedicada al periodismo de análisis y datos; y se creó la oferta Times Premier, exclusiva de contenidos y servicios para los suscriptores impresos y digitales del Times, por solo mencionar algunas iniciativas. También, “en noviembre de 2015 el Times materializó su apuesta por la realidad virtual con el lanzamiento de su app NYT Virtual Reality y la distribución de centenares de miles de visores Google Cardboard entre sus suscriptores. El primer trabajo periodístico fue un documental sobre tres niños refugiados titulado The Displaced” (Nafría, 2017: 175). Luego, en 2016, el diario inició el periodismo inmersivo y nuevas alternativas narrativas con la publicación diaria de videos en formato 360º, a través de los cuales el usuario podía situarse en el centro de la acción y moverse hacia todos lados para contemplar las escenas en movimiento51. “El futuro está en el móvil”, plantean sus directivos; y es por ello que las estrategias en función de los dispositivos móviles y ofrecer la mejor experiencia a los usuarios de este entorno han marcado también el quehacer del diario en los últimos años; la prueba del protagonismo de los móviles está dada porque en 2017 estos aportaron el mayor volumen de tráfico a la web. De esta manera, el diario que históricamente ha sido una referencia a nivel global, se erige hoy como líder del sector comunicacional en Internet. Según apunta Nafría (2017: 17), la transformación del Times constituye “uno de los procesos de reinvención más remarcables ocurridos en la historia de la industria periodística. Ha cambiado el producto periodístico, el modelo de negocio, la relación con los lectores y anunciantes, la manera de trabajar, la configuración del equipo… Solo una cosa se ha mantenido invariable durante todo este tiempo: la inequívoca voluntad de la empresa editora de apostar en todo momento por el periodismo y la información de la más alta calidad posible como base principal de su negocio”. En este sentido, la propuesta va encaminada a ofrecer un producto informativo y de servicios que resulte imprescindible en la vida de sus usuarios. 51 Los videos son producidos por la redacción desde distintos lugares del mundo y permiten la traslación virtual hacia una multitud de escenarios, como la selva del Amazonas, el puerto de Nueva York, Haití luego del huracán Matthew, Nairobi en compañía de pastores urbanos; a París para visitar un café reabierto tras los atentados terroristas de 2015 o revivir el ataque a la sala Bataclan; al Gran Cañón del Colorado; a Nueva York para seguir a los partidarios de Donald Trump celebrando su victoria, o a la propia redacción del Times, entre otros sitios. 84 Su redacción es la mayor entre los diarios estadounidenses, con 1300 profesionales, un número similar al de diez años atrás, pero con la introducción de nuevos perfiles adaptados a las necesidades digitales. Sin embargo, a pesar de esta cifra, el medio publica menos que otros periódicos de la competencia, entre 200 y 250 materiales propios al día, subidos siempre primero a la web; y luego alrededor de un 60% se publica posteriormente en la edición impresa. La cantidad de piezas publicadas reafirma la máxima tradicional del diario de sacrificar cantidad e inmediatez por calidad y profundidad analítica e interpretativa. Al respecto de su relación con la política estadounidense, si bien la dirección se ha pronunciado en diversas ocasiones en defensa de su ejercicio periodístico “imparcial” y “neutral” –posiciones que resultan utópicas e imposibles en el ejercicio de la comunicación–, su periodismo hecho en y desde el Estado de Nueva York –abiertamente demócrata- y sus posicionamientos e inclinaciones tradicionales hacia el liberalismo y los candidatos de este partido, demuestran las tendencias del diario52. La era Obama estuvo signada por un tratamiento amigable del Times hacia su gestión presidencial, en el que elogió su programa de cobertura médica, su extenso acuerdo comercial con Asia, el pacto climático global, y apoyó de manera abierta y firme sus iniciativas de descongelamiento de las relaciones con Cuba53. De hecho, durante todo un año, el diario se dedicó a “preparar” a la opinión pública estadounidense a través de la publicación de no pocos editoriales exhortando al restablecimiento de los vínculos con la Isla. Sin embargo, en el año 2016, las relaciones con la Casa Blanca adquirieron nuevos matices, mediante el enfrentamiento directo con el nuevo presidente: el magnate de tendencia republicana Donald Trump. Durante la campaña presidencial, The New York Times había declarado públicamente su apoyo a la candidata demócrata Hillary Clinton y mantuvo en su portada durante los días previos a las elecciones un gráfico que la mostraba como la previsible ganadora. Por otro lado, en las últimas semanas de la campaña presidencial, el Times se 52 The New York Times no ha respaldado a un miembro del Partido Republicano para presidente desde Dwight D. Eisenhower en 1956. A partir de 1960 hasta la actualidad, ha dado apoyo al candidato del Partido Demócrata en todas las elecciones presidenciales. Más información: Editorial Stance, en https://en.wikipedia.org/wiki/The_New_York_Times 53 En un extenso material del Times dedicado al legado de Obama, firmado por Peter Baker, encargado de la cobertura de la Casa Blanca por el diario, se expresa que: “Es difícil pensar que los historiadores vayan a condenar a Barack Obama por romper con el ostracismo al que su país había condenado a Cuba, por combatir el cambio climático junto con todo el mundo civilizado o por buscar un enfoque más humano y accesible al seguro médico”. En otro fragmento, se elogia la popularidad alcanzada y sostenida por el exmandatario y se cita la frase apuntada por Thomas Jefferson en la Declaración de Independencia de Estados Unidos: “En efecto, construimos monumentos a presidentes que nos impulsan a alcanzar la visión igualitaria”. Más información: https://www.nytimes.com/es/2017/06/27/trump-obama-legado/ 85 dedicó a publicar materiales sobre los impuestos no declarados por Trump y los relatos de dos mujeres que lo acusaban de acoso sexual. Una vez electo, el presidente comenzó a postear en Twitter contra el periódico afirmando que “failing” Times estaba perdiendo rápidamente suscriptores y llamándolo “FAKE NEWS @nytimes”; sin embargo, el diario aceleró el ritmo de crecimiento de sus suscripciones, llegando a aumentarlas en 132.000, lo cual suponía una multiplicación por diez respecto al ritmo de crecimiento del año anterior (Nafría, 2017: 197-198). Actualmente el Times está focalizado hacia una mayor expansión internacional: en 2012 lanzó la versión beta de su edición digital en chino (cn.nytimes.com), y aún en 2017 el gigante asiático continúa siendo uno de los mayores nichos del negocio periodístico internacional del diario. Durante 2016, corresponsales, reporteros, fotógrafos y editores del Times publicaron historias desde más de 150 países. En el propio año salió a la luz pública The New York Times en español para llegar a destinatarios de habla hispana, y se creó el grupo interno NYT Global, dedicado a la amplificación de la audiencia mundial, para lo cual tiene en proyecto una inversión de 50 millones de dólares entre 2016 y 2018. Recientemente el diario ha extendido su cobertura informativa en dos mercados en los que quiere crecer de manera especial: Australia y Canadá. A inicios de 2017, la dirección del diario se trazó como estrategias la inserción de cinco millones de dólares adicionales para cubrir la presidencia de Donald Trump, presentar un periodismo más visual, priorizar la diversidad en la redacción (más mujeres, más personas de diferentes etnias, más jóvenes y más extranjeros), rediseñar el diario impreso y ampliar la variedad de formatos periodísticos digitales, entre otras. Al ser nombrado nuevo director Arthur Gregg Sulzberger, el 3 de enero de 2018, publicó un mensaje en el diario donde reafirmaba muchos de los principios clásicos del Times y explicaba su estrategia a seguir como líder del conglomerado periodístico: The New York Times seguirá buscando con curiosidad, valor y empatía las historias más importantes de nuestra era porque creemos que para mejorar el mundo primero debemos entenderlo. El Times continuará resistiéndose a la división y al pensamiento sectario dándole voz a un amplio abanico de ideas y experiencias, porque creemos que el periodismo debe ayudar a la gente a pensar por sí misma. El Times mantendrá sus más altos estándares de independencia, rigor e imparcialidad, porque creemos que la confianza es el bien más valioso que tenemos. El Times hará todo esto sin miedo ni favoritismos, porque creemos que la verdad debe perseguirse hasta donde sea. 86 Lo que no cambiará: seguiremos brindándoles a nuestros periodistas los recursos necesarios para indagar en una sola historia durante meses; continuaremos apoyando a los periodistas en cada rincón del planeta mientras son testigos de sucesos en desarrollo, a veces con un enorme riesgo personal; seguiremos llenando de experiencia y conocimiento nuestro periodismo contando con abogados que cubran la ley, médicos que cubran salud y veteranos que cubran la guerra; mantendremos nuestra búsqueda de las formas más atractivas para contar historias, desde la prosa a la realidad virtual y lo que sea que venga; continuaremos dando prioridad a la justicia y a la veracidad en lo que publicamos por sobre todas las cosas, y en los inevitables momentos en los que no cumplamos con nuestro cometido, seguiremos reconociendo nuestros errores y nos esforzaremos para hacerlo mejor. Creemos que este es el periodismo que nuestro mundo necesita y que nuestros lectores merecen. Esa ha sido la visión que ha guiado a The New York Times a lo largo de cinco generaciones y más de 120 años. Hoy renovamos ese compromiso54. 3.2- The Washington Post: “Democracy Dies In Darkness” Los años 70 no solo marcaron puntos de rupturas y transgresiones en los ámbitos de la cultura, el arte y la sociedad en Estados Unidos, sino que además –y quizás en parte por todo lo anterior- posibilitaron marcar un antes y un después en la historia del diario The Washington Post. Con el antecedente de la publicación de los Papeles del Pentágono en 1971 que había propiciado que el Post dejara de ser considerado un periódico local más entre otros tantos, la investigación del caso Watergate que obligó finalmente a la renuncia del presidente Nixon, le otorgó al diario una relevancia y prestigio que trascendió incluso las fronteras norteamericanas. Libros, documentales y películas han contribuido a que este suceso periodístico de gran relevancia sea considerado hoy uno de los más representativos dentro de la historia del periodismo de investigación. Con una trayectoria forjada en un ejercicio profesional profundo y de gran calibre, The Washington Post constituye uno de los diarios más famosos a nivel mundial. Es el mayor y más antiguo de la capital de los Estados Unidos, Washington D.C.55, y pertenece al consorcio 54 https://www.nytimes.com/es/interactive/un-mensaje-de-nuestro-nuevo-director/ 55 La capital y distrito federal de Estados Unidos también se conoce con otros nombres, como La Ciudad Federal, la Roma Americana, y La Ciudad Capital. Tiene como lema “Justitia Omnibus” (Justicia para todos). Se fundó el 16 de julio de 1790 y es oficialmente denominado Distrito de Columbia. Su administración como distrito federal la convierte en una entidad diferente a los cincuenta estados que componen la nación y depende directamente del 87 Graham Holdings Company56. Está reconocido como uno de los mejores periódicos estadounidenses, junto a The New York Times (venerado por abarcar una multiplicidad de líneas temáticas y por su cobertura internacional), y The Wall Street Journal, famoso en el ámbito financiero. Uno de los rasgos que distingue al Post es su trabajo reporteril dedicado a la Casa Blanca, el Congreso, y otros aspectos sobre el gobierno y la política estadounidense; de ahí que sea un medio de referencia obligada para todos los interesados en la evolución y los intersticios que rodean el ámbito político norteamericano. A diferencia del Times, se ha definido tradicionalmente como un periódico regional y la mayor parte de sus lectores pertenecen al Distrito de Columbia y a los suburbios adinerados de Maryland y Virginia. Su lema –ubicado justo debajo del nombre del diario, con una tipografía cursiva de pequeño puntaje- anuncia: “Democracy Dies In Darkness” (“La democracia muere en la oscuridad”)57; su plantilla cuenta con aproximadamente 740 miembros y ha acumulado en sus 141 años de existencia 63 premios Pulitzer, solo superado en cantidad por The New York Times, con 122. gobierno federal. La ciudad Washington D.C fue nombrada así en honor a George Washington, primer presidente del país. Los centros de las tres ramas del Gobierno de los Estados Unidos se ubican en el Distrito, donde también se encuentran las sedes del Banco Mundial, el FMI, la OEA, el BID, y otras instituciones nacionales e internacionales. Debido a su importancia a nivel político, la ciudad es espacio de frecuentes manifestaciones y protestas. Es un destino popular entre los turistas, debido a los numerosos monumentos y lugares de interés nacional; y como centro de la historia y cultura estadounidense, en ella se encuentra el complejo de museos más grande del mundo, además de galerías de arte, universidades, catedrales, centros e instituciones de arte dramático, y escenarios de música nativa. 56 Fundado como The Washington Post Company en 1947 –denominación que mantuvo hasta 2013, cuando fue vendido a Jeff Bezzos y adoptó el nombre actual-, el conglomerado posee una diversidad de productos como revistas, servicios educativos, de televisión y medios electrónicos. Sus propiedades incluyen tres empresas activas en diversas capacidades en la World Wide Web (The Slate Group, que publica Slate, Slate V y ForeignPolicy.com.), Graham Media Group (anteriormente Post-Newsweek Stations), un grupo de cinco estaciones de televisión; la compañía de educación superior Kaplan; SocialCode, una agencia de publicidad especializada en redes sociales/marketing basado en ID, y Panoply, una red de podcasts. En 2007 The Washington Post Co. comienza a describirse como una empresa de educación y medios. El 5 de agosto de 2013 se anunció que la Washington Post Company vendería el periódico insignia por $ 250 millones a Jeff Bezos, fundador y director ejecutivo de Amazon.com. Graham Holdings compró Forney Corp., compañía que fabrica equipos que monitorean y controlan la combustión de carbón y gas natural, así como una participación mayoritaria en Residential Healthcare Group, que brinda servicios de cuidado de la salud en el hogar, en Michigan e Illinois; además de Joyce/Dayton Corp., un fabricante de tomas de tornillo y otros sistemas de movimiento lineal de Dayton, Ohio. En 2015 adquirió Group Dekko, fabricante eléctrico con sede en Garrett, Indiana; en 2016 lanzó CyberVista, una empresa de educación y capacitación en ciberseguridad, y en 2017 compró Hoover Treated Wood Products, un fabricante de productos de madera con sede en Thompson, Georgia. 57 La máxima fue adoptada en febrero de 2017, en medio de un aluvión de críticas del presidente Donald Trump sobre la cobertura de su campaña y su presidencia anticipada; y a tono con las preocupaciones de la prensa estadounidense sobre las críticas y amenazas de este contra los periodistas cuya cobertura considera desfavorable. 88 Fue fundado por el periodista y editor demócrata Stilson Hutchins (1838-1912), y su primera edición vio la luz el 6 de diciembre de 1877. El Volumen 1, Número 1, tenía cuatro páginas y costaba tres centavos. Se imprimió en 914 Pennsylvania Ave. NW, con una circulación de 10,000 ejemplares. En 1878 absorbió The National Union y se mudó al edificio de su rival en 330 Pennsylvania Avenue, NW58. Dos años después se convirtió en el primer periódico de publicación diaria en Washington D. C., lo cual implicaba casi una sentencia de muerte para los semanarios del domingo. Para 1888 el Post absorbió otro viejo rival, The National Republican. Al año siguiente Hutchins vendió el diario a Frank Hatton, un miembro del gabinete republicano, y Beriah Wilkins, un ex congresista demócrata. En 1905, Washington McLean y su hijo John Roll McLean, dueños de The Cincinnati Enquirer, adquirieron el control del diario. Este último desconfiaba de su hijo playboy Edward Ned McLean y del manejo que podría hacer de la herencia, por lo que a su muerte en 1916 el Post quedó en un fideicomiso, que fue roto luego de que Ned llevara el caso a la corte. De esta manera, se convirtió en el único propietario/editor del periódico. Entre 1916 y 1933 la circulación disminuyó a 51.534, y la mala administración de Ned junto al influjo de la Gran Depresión, produjeron la ruina del diario que fue comprado a 825,000 dólares por Eugene Meyer, financista miembro de la junta de gobernadores de la Reserva Federal, quien restauró la reputación del Post y fue presidente de la compañía hasta su muerte en 1959. Si bien Meyer no contaba con experticia en el ámbito de la dirección, sí poseía cualidades para los negocios, y en aras de restaurar la credibilidad y el prestigio del diario, publicó en la primera plana de la edición del 5 de marzo de 1935 los principios éticos bajo los que se regiría el Post: La primera misión del periódico es decir la verdad tan cerca como la verdad pueda ser determinada; El periódico deberá decir toda la verdad tan lejos como pueda ser aprendida, involucrando asuntos importantes de América y del mundo; Como un diseminador de noticias, el periódico deberá observar las decencias que son 58 A lo largo de su trayectoria, The Washington Post ha cambiado varias veces su sede. En 1893 se trasladó a una estructura gótica románica en 1339 E Street, NW, frente a la Avenida Pennsylvania. Luego Hatton y Wilkins lo movieron a un nuevo edificio en 1335 E St. NW, al lado del Teatro Nacional. En 1950, la redacción del Post pasó a 1515 L Street, NW. Durante muchas décadas, el Post tuvo su oficina principal en 1150 15th Street NW. Graham Holdings vendió el inmueble en noviembre de 2013, pero el diario continuó alquilando sus espacios hasta que en 2014 alquiló la torre oeste de One Franklin Square, un edificio alto en 1301 K Street NW en Washington, D.C. El periódico se trasladó a sus nuevas oficinas el 14 de diciembre de 2015. El espacio consta de dos pisos de 5,600 m2 capaces de alojar a 700 trabajadores de redacción e ingenieros de software. Se incluyen también cuatro sets para la filmación de televisión en vivo y un auditorio de dos pisos en la cuarta planta. La fachada que da al sur del edificio también se modificó para darles a los trabajadores del Post ventanas de piso a techo. 89 obligatorias en el individuo privado; Lo que se publique debe tener la capacidad de ser entendido por jóvenes y viejos; El deber del periódico es con sus lectores y con todo el público y no con los intereses privados de los dueños; En la búsqueda de la verdad, el periódico debe estar preparado para hacer sacrificios de su fortuna material si esto fuera necesario para el bien del público; El periódico no deberá ser aliado de ningún interés en especial, sino que debe ser justo y libre y sano en su perspectiva de los asuntos públicos y del hombre público” (en Gómez Masjuan, 2009: 180). El Post ganó su primer Premio Pulitzer, de Redacción Editorial, en 1935, concedido a Félix Morley y George B. Parker. En 1943, diez años después de que Eugene Meyer compró el diario, la circulación fue de 165,000, más del triple de su cifra en 1933. El linaje publicitario también se triplicó de 4 millones de líneas a 12 millones. Meyer mantenía fuertes vínculos con las élites de poder económico y político estadounidense y, como agente en su país del banco francés Lazard Frères, estuvo en contacto con las altas finanzas internacionales. Para 1947, el presidente Harry S. Truman lo nombró primer presidente del Banco Mundial. En 1946 Philip L. Graham, esposo de la hija de Eugene Meyer, Katharine, pasó de editor asistente a editor del Post. Un año después se fundó The Washington Post Company con Graham como presidente, cargo que ocuparía hasta su muerte en 1963. El Post adquirió en 1954 a su principal rival, el Washington Times-Herald, para convertirse en el único diario matutino de la capital estadounidense. Tras la muerte de Eugene Meyer, Philip L. Graham se convirtió en presidente y editor del periódico en 1959. Tres años después The Washington Post y Los Angeles Times establecieron su servicio de noticias conjunto, con un 50% cada uno. Después de que Phil Graham se suicidó en 1963, el control de la Washington Post Company pasó a manos de su viuda Katharine Graham, quien fue editora del diario de 1969 a 1979, directora de la junta de 1973 a 1991, y directora del comité ejecutivo desde 1993 hasta su muerte en 2001. Su periodo de mandato está acreditado por el hecho de elevar el periódico a una estatura nacional debido a la efectividad de los informes de investigación en los casos de los documentos del Pentágono y el escándalo de Watergate, donde trabajó para asegurar que su rival The New York Times no superara su informe de Washington sobre ambos acontecimientos. Con la apertura de la década del 70 el Post se convirtió en uno de los primeros diarios del país en designar a la llamada figura del ombudsman para su equipo de noticias. Además de ser 90 el defensor de los lectores, el ombudsman supervisa y comenta los medios de comunicación en general y The Washington Post en particular. Esta etapa fue definitoria para los más grandes hitos periodísticos de la publicación, cuando el 18 de junio comenzaron a publicarse extractos de los Documentos del Pentágono que contenían información supuestamente secreta sobre la guerra en Vietnam. Los informes demostraron que el gobierno norteamericano había estado mintiendo a sus ciudadanos sobre la guerra y las posibilidades de ganarla. El 30 de junio el Tribunal Supremo de Estados Unidos confirmó el derecho del Post y otros periódicos a publicar dicha documentación. Un año después el diario protagonizó otra gran hazaña en el ámbito del periodismo, al publicar las primeras historias sobre un robo en la sede del Comité Nacional Demócrata en el complejo de oficinas Watergate. El editor ejecutivo Ben Bradlee dio todo el apoyo en cuanto a tiempo y recursos a los reporteros Bob Woodward y Carl Bernstein, quienes, en una larga serie de artículos, revelaron la historia detrás del robo en 1972 de las oficinas del Comité Nacional Demócrata en Washington. La cobertura tenaz de la historia por parte del Post, que descubrió actividades ilegales orquestadas por la administración de Richard Nixon, le valió al periódico un Premio Pulitzer en 1973 y desempeñó un rol importante en la renuncia del presidente Nixon en 1974. A raíz de ello y de las posturas en general que asumió el diario en el periodo, a mediados de esta década algunos círculos conservadores comenzaron a acusar al Post de un sesgo izquierdista percibido en sus reportajes y editoriales. Tres secciones temáticas semanales dedicadas a sus zonas de recepción principales fueron lanzadas por el diario en 1975: Maryland, Distrito y Virginia Weeklies. Para esta etapa, ya Donald E. Graham, hijo de Katharine y Philip Graham, se había incorporado al diario ejerciendo varios cargos editoriales, de producción y ejecutivos. En 1976 fue nombrado vicepresidente ejecutivo y gerente general del periódico, y tres años después sucedió a su madre como editor, puesto que ocuparía hasta el año 2000. Como editor, Graham centró sus esfuerzos en priorizar la circulación local del Post. Algunos periodistas, como el reconocido Haynes Johnson, comentó: “Para nuestra frustración, él no creó una edición nacional diaria”. No obstante, dijo sentirse contento de que “el Post esté aún más enraizado en su comunidad local de lo que lo estaba cuando yo llegué allí” en 1969 (en Sherman, 2002: 7). En 1980 el diario se vio envuelto en uno de sus más grandes escándalos, al publicar una historia dramática llamada “El mundo de Jimmy”, que describía la vida de un niño de ocho años adicto a la heroína, por la cual la periodista Janet Cooke ganó la aclamación y un Premio Pulitzer. La investigación posterior, sin embargo, reveló que la historia era una fabricación y 91 el premio fue retirado. También se produjo el Caso Tavoulareas, en el que el Post fue demandado por el presidente de Mobil después de que el periódico informó que él había usado la compañía para establecer a su hijo en el negocio; momento en el que el diario tuvo que disculparse públicamente por el trabajo de un periodista. Estos hechos contribuyeron a que, siendo Donald Graham un hombre ya cauteloso, se volviera aún más cauteloso (Sherman, 2002: 8). La edición nacional semanal del diario se lanzó el 7 de noviembre de 1983, lo cual posibilitó que lectores de todo el país tuvieran acceso a la cobertura diaria sobre el gobierno, la política, la economía y los asuntos diplomáticos. El primer rediseño completo del periódico en 50 años se llevó a cabo en 1984, con el objetivo de priorizar la claridad, la ubicación y la facilidad de lectura. Poco después el Post fue pionero entre los periódicos del país, al publicar la primera sección dedicada por completo a la salud, titulada precisamente Health. Donald Graham fue nombrado director ejecutivo de The Washington Post Company en 1991; y en 1993, presidente de su junta directiva, posiciones que compartió con su función como editor del periódico. En 1992 el destacado director ejecutivo del Post, Benjamin C. Bradlee, quien ejercía el cargo desde 1968, se retiró y fue reemplazado por Leonard Downie Jr. El sitio web de The Washington Post, washingtonpost.com., vio la luz en 1996, y en 1998 le fue otorgado un premio Pulitzer a Katharine Graham. Un año después el Post adquirió una nueva apariencia cuando, a raíz de las muchas mejoras posibles gracias a las nuevas prensas, comenzó a imprimir en color fotos, arte y publicidades. El nuevo siglo inició con una táctica pensada a largo plazo para la atracción de lo que sería el público potencial del diario en unos años: fue lanzada KidsPost, una página de lunes a viernes, dedicada a niños de 9 a 13 años, con resúmenes diarios de noticias, historias, concursos, gráficos, fotos, rompecabezas y similares. El diario continuó sus iniciativas de captar la atención de las jóvenes generaciones con el lanzamiento en 2002 de la sección The Sunday Source, que apuntaba al grupo de edad de 18 a 34 años, como parte de un esfuerzo para aumentar el número de lectores entre el público más joven. En 2000 Boisfeuillet Jones Jr. fue nombrado editor y director ejecutivo del Post, y Donald Graham se convirtió en su presidente. Considerado uno de los paradigmas de la prensa liberal, junto a The New York Times, el Post, bajo la égida de Donald Graham, fue experimentado un cambio paulatino en su política editorial, con una ligera inclinación de centro a centro derecha: “Ha ido evolucionando en esa dirección en la medida en que nuevos editores se han ido sucediendo. Donald Graham está 92 más a la derecha que su madre y es más cercano al tío Ben Graham, conocido senador por la Florida ya retirado, muy reaccionario. Y eso va determinando la evolución del periódico hacia posiciones menos liberales” (de Armas en Barredo y Sánchez, 2009: 77). Por otra parte, las páginas editoriales del Post se convirtieron en fuente de insatisfacción para muchos. Uno de los primeros y más importantes actos de Don Graham como editor jefe fue eliminar al editor de larga data de la página editorial, Philip Geyelin, quien era un sólido liberal, y lo reemplazó con Meg Greenfield, un inconformista con fuertes inclinaciones neoconservadoras. Muchos observadores afirmaron que las páginas se habían ido a la deriva desde entonces. A su vez, el veterano Haynes Johnson expresó: “El Post me parece, en los últimos años, haberse vuelto más y más conservador”. Lo que está claro es que es una página en la que las voces conservadoras son muy fuertes y las liberales muy débiles (Sherman, 2002: 8, 11). Reflexionando al respecto, el periodista Von Hoffman efectuó una comparación entre la era Katharine Graham-Ben Bradley y el periodo de Don: Señala que el Post de su momento fue el producto de un tiempo y lugar específicos, un tiempo en el que un público masivo exigió un periodismo excéntrico y combativo; un tiempo en el que los periódicos de propiedad familiar toleraban las peculiaridades y se inclinaban por lo poco convencional. Y fue un momento en que la sociedad estaba en crisis. Aquellos días se han ido. "Si Ben Bradlee tuviera cuarenta años hoy, no sería contratado como editor principal en cualquier periódico estadounidense" (Sherman, 2002: 12). Sin embargo, bajo la dirección de Don Graham, el diario se volvió más aventurero desde el punto de vista estilístico y elevó su calidad en la escritura y edición, aspectos que Don consideraba de suma importancia. En 2003 el Post se alineó por completo a las políticas gubernamentales y respaldó la invasión a Iraq; más tarde alentó la propuesta del presidente George W. Bush de privatizar la Seguridad Social y se opuso a la adopción de un plazo para el retiro de las tropas estadounidenses en la guerra de Iraq. El corresponsal de seguridad nacional Walter Pincus informó que se le había ordenado que cesaran sus informes criticando a las administraciones republicanas; y según el periodista Greg Mitchell, en los meses previos a la guerra fueron 93 publicadas más de 140 historias en portada promoviendo la invasión, mientras que la información contraria “se perdió”59. El año 2005 estuvo plagado de galardones a la labor periodística del diario, que obtuvo 18 Pulitzers, 18 Nieman Fellowships, y aumentó a 368 los Reconocimientos de la Asociación de la Casa Blanca para Fotógrafos de Noticias. En marzo de 2007 el comentarista político Chris Matthews dijo en su programa de televisión: “Bueno, The Washington Post no es el periódico liberal que era, déjenme decirles. Lo he estado leyendo durante años y es un periódico neoconservador”. Ha publicado regularmente una mezcla ideológica de columnistas de opinión, algunos de izquierda (incluidos EJ Dionne, Dana Milbank, Greg Sargent y Eugene Robinson), y muchos a la derecha (incluidos George Will, Marc Thiessen, Michael Gerson y Charles Krauthammer)60. En noviembre del propio año el periódico fue criticado por el periodista independiente Robert Parry por informar sobre correos electrónicos en cadena anti-Obama sin enfatizar suficientemente la naturaleza falsa de los reclamos anónimos. Y dos años después, el propio Parry criticó al Post por su informe presuntamente injusto sobre políticos liberales, incluido el vicepresidente Al Gore y el presidente Barack Obama61. Respondiendo a las críticas sobre la cobertura del periódico durante el período previo a las elecciones presidenciales de 2008, la ex defensora del Pueblo Post, Deborah Howell, escribió: “Las páginas de opinión tienen fuertes voces conservadoras, el comité editorial incluye centristas y conservadores, y hubo editoriales críticos con Obama. Sin embargo, la opinión todavía estaba cargada de apoyo hacia Obama” (Howell, 2008). En 2008 Leonard Downie Jr. dejó el cargo de editor ejecutivo y Marcus Brauchli fue nombrado su sucesor62. Este año marcó también la entrega al Post de seis premios Pulitzer, solo superado en el número más alto de reconocimientos otorgados a un solo periódico en un año, por The New York Times, que obtuvo siete en 2002. En 2009 se realizó el proceso de integración de las redacciones impresas y en línea del Post. A su vez, debido a la reducción de la circulación, el periódico dejó de publicar su 59 Más información: "Transcript: "Buying the War"". PBS. April 25, 2012. Disponible en: https://www.pbs.org/moyers/journal/btw/transcript1.html; "Eleven Years On: How 'The Washington Post' Helped Give Us the Iraq War". The Nation. March 12, 2014. Disponible en: https://www.thenation.com/article/eleven-years-how-washington-post-helped-give-us-iraq-war/ 60 Más información: Political Stance. Disponible en: https://en.wikipedia.org/wiki/The_Washington_Post 61 Más información: Parry, Robert (2007): "WPost Buys into Anti-Obama Bigotry". Consortium News, November 29, 2007. Disponible en: http://www.consortiumnews.com/2007/112907.html 62 En 2013 Martin Baron se convirtió en el editor ejecutivo, sucediendo a Marcus Brauchli. Katharine Weymouth, sobrina de Donald Graham, se desempeñó como editora y directora ejecutiva hasta 2014. 94 edición nacional semanal, que combinaba historias de las ediciones impresas de la semana. También anunció el cierre de sus oficinas regionales en Chicago, Los Ángeles y Nueva York, con el alegato de establecer un mayor enfoque en “historias políticas y cobertura de noticias locales en Washington”63. El diario no estaba afrontando sus mejores momentos: la compañía acumuló en 2012 unas pérdidas de explotación de 53,7 millones de dólares, duplicando las que generó en 2011, de 21,1 millones de dólares. Para 2013, las cifras de la crisis que estaba atravesando eran escandalosas: una caída de 44% en las ventas publicitarias durante los últimos seis años y una disminución del 7% en la venta semanal en sus publicaciones (Vázquez, 2013). El Post, al igual que la mayoría de los medios tradicionales, se vio imposibilitado de rebasar el agotamiento de un modelo de negocios que no había podido superar a la explosión de los contenidos digitales ni la competencia que ello conllevaba. A diferencia de The New York Times, tampoco tuvo la capacidad para adaptarse con rapidez y eficacia al cambio en los hábitos de los consumidores de medios, particularmente los llamados nativos digitales. El 5 de agosto del propio año el diario anunció su venta a Jeff Bezos —el fundador de Amazon—, por 250 millones de dólares en efectivo64. Así llegó a su fin el periodo en que la familia Graham estuvo, durante 80 años y de la mano de cinco generaciones, al frente del periódico. Bezos asumió formalmente el cargo de propietario del Post el 1 de octubre de 2013. Después de la finalización de la venta, un comunicado de prensa anunció el cambio de nombre de The Washington Post Company a Graham Holdings Company, el cual se hizo efectivo el 29 de noviembre de 2013. Pero el hecho de que Jeff Bezos, siendo propietario del Post y principal ejecutivo y mayor accionista de Amazon, haya asegurado un contrato de 600 millones de dólares con la CIA a través de Amazon, planteó para muchos un problema. Kate Martin, directora del Centro de Estudios de Seguridad Nacional, expresó: “Es un grave conflicto de intereses potencial 63 Más información: "Washington Post to close three regional bureaux". BBC News. November 25, 2009. http://news.bbc.co.uk/2/hi/americas/8377802.stm. 64 La venta incluyó el periódico en español El Tiempo Latino, el Fairfax Times, The Gazette, el diario gratuito Express y Southern Maryland Newspapers. Nash Holdings también tomó posesión de las plantas de impresión en Springfield y el condado de Fairfax, Virginia; y Laurel, Maryland. Otros activos incluidos fueron las publicaciones Apartment Showcase, Capital Business, Fashion Washington, Guide to Retirement Living Sourcebook, New Condominium Guide y New Homes Guide; los sitios de Internet TheCapitolDeal.com y ServiceAlley.com; y Compreint Military Publications (que incluye ocho periódicos semanales que cubren las bases militares locales, diez guías anuales para las bases militares locales y los sitios web DCMilitary.com, DCMilitaryEd.com, DCMilitaryFamLife.com). Algunos bienes inmuebles también se incluyeron en el trato, como un edificio de oficinas de un piso en el condado de St. Mary, Maryland; almacenes en el condado de Fairfax, Virginia; además de dos extensiones de tierra en el condado de Fairfax, Virginia; y 23 acres de tierra no desarrollada en el condado de Charles, Maryland. 95 para un periódico importante como The Washington Post tener una relación contractual con el gobierno y la parte más secreta de este” (Streitfeld y Haughney, 2013). También continuaron las críticas al Post por su conservadurismo y alineamiento a las políticas del gobierno: a mediados de septiembre de 2016, Matthew Ingram, de Forbes, se unió a Glenn Greenwald, del Intercept y Trevor Trimm, de The Guardian, al criticar a The Washington Post por “exigir que [el ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional Edward] Snowden sea juzgado por cargos de espionaje”65. Las controversias siguieron cuando a finales del propio año el Post publicó una historia que afirmaba inexactamente que una operación de piratería rusa se había infiltrado en la red eléctrica de Estados Unidos; la reclamación fue retractada en una versión revisada de la historia, después de que la versión inicial había sido ampliamente difundida. Los apoyos políticos del Post en los distintos procesos eleccionarios han oscilado de un lado a otro. Si bien el diario ha declarado su neutralidad política y su postura de no respaldo a candidatos, desde el año 2000 ha dado su apoyo ocasionalmente a políticos republicanos, aunque a partir de 2008 ha respaldado, no exento de reservas y algunas críticas, a los candidatos del Partido Demócrata Barack Obama (elecciones de 2008 y 2012), y Hillary Clinton (elecciones de 2016). En noviembre de 2016 el Post publicó una historia que se basó en gran medida en un informe de PropOrNot, un grupo anónimo de Internet que busca exponer lo que llama propaganda rusa. PropOrNot publicó una lista de sitios web a los que llamaron “buenos idiotas útiles” del gobierno ruso. Andrew Cockburn, editor de Washington para Harper's, criticó duramente la decisión del diario de colocar la historia en primera plana, y calificó el artículo como una “lamentable basura”. Los escritores de The Intercept, Fortune y Rolling Stone también criticaron al Post por incluir un informe de una organización sin reputación de verificación de hechos en un artículo sobre “noticias falsas”. Este último calificó la historia de “vergonzosa y repugnante”66. A pesar de que las críticas y las polémicas con respecto al contenido de los trabajos del Post han continuado, no hay dudas de que Jeff Bezos, como uno de los empresarios más exitosos del mundo digital, tiene conciencia clara de que el futuro está en la nube. Por ello, para no cometer el mismo error que llevó a la familia Graham a ceder el diario luego de casi 65 Más información: Political Stance. Disponible en: https://en.wikipedia.org/wiki/The_Washington_Post 66 Más información de este caso: Grove, Lloyd (2016): “Washington Post on the ‘Fake News’ Hot Seat”. The Daily Beast. 12.09.16 1:25 PM ET. Disponible en: https://www.thedailybeast.com/washington-post-on-the-fake- news-hot-seat 96 un siglo de administración, Bezos resumió su enfoque para el periódico con una visión dirigida hacia “el 'ritual diario' de leer el Post como un paquete, no simplemente una serie de historias individuales”, e indicó que esta experiencia iba a estar pensada más hacia dispositivos móviles que hacia la versión impresa67. En agosto de 2014 el periódico lanzó Get There, una sección de finanzas personales en línea. En septiembre del propio año, Bezos anunció su decisión de nombrar a Frederick J. Ryan Jr., presidente y CEO fundador de Político, para fungir como editor y CEO de The Washington Post. Esto marcó la intención de Bezos de cambiar el Post hacia un enfoque más digital con una estrategia para expandirse a un público nacional y mundial más amplio. Ryan ha seguido invirtiendo en noticias y tecnología, a la vez que reduce los gastos en áreas de impresión. Además, ha expresado la intención de estar por y más allá de los Estados Unidos: “El objetivo es expandir ampliamente nuestro alcance nacional y mundial, y no a expensas de nuestra cobertura local” (en Achenbach, 2015). La estrategia de integrarse de lleno en el mundo digital y aprovechar al máximo su infinidad de posibilidades no es casual. El contexto imperante obliga a los medios a reinventarse en aras de sobrevivir. Y en ello el Post ha seguido los pasos del Times, llegando incluso a definirse no solo como una compañía de medios, sino también como una compañía de tecnología. Se han incorporado el uso de plataformas, aplicaciones y vectores de noticias como Snapchat, Periscope, Facebook Instant Articles, Apple News y Google AMP. Se han trazado el objetivo de “inventar esa nueva forma de contar historias” y ser dueños de ese espacio. Por ello sus editores exploran cómo aprovechar la realidad virtual y la tecnología de realidad aumentada (Achenbach, 2015). 67 Más información: Farhi, Paul; Timberg, Craig (September 28, 2013). “Jeff Bezos to His Future Washington Post Journalists: Put the Readers First”. The Washington Post. Disponible en: https://articles.washingtonpost.com/2013-09-04/lifestyle/41765347_1_jeff-bezos-tablet-computers-readers 97 CAPÍTULO 4: DISCURSO PERIODÍSTICO: TEXTO, CONTEXTO, IDEOLOGÍA Y PODER 4.1- La Economía Política de la Comunicación: un punto de partida Adentrarnos en el discurso de dos sistemas mediáticos del mainstream estadounidense implica, a su vez, acercarnos a los presupuestos teóricos que han focalizado el funcionamiento de los medios de comunicación en sus vínculos con la economía y la política, y en su rol también como actores económicos y políticos. De manera que consideramos oportuno efectuar una mirada general a algunos de estos postulados, a pesar de que en la presente investigación nos centraremos fundamentalmente en el discurso. Sin embargo, en este también aparecen implícitas las relaciones de los diarios con los sistemas político y económico a los que responden. La Economía Política de la Comunicación (EPC) ha abrazado numerosos focos temáticos desde el punto de vista analítico que abarcan una diversidad de aristas. Acá nos concentraremos en los principios de este sistema teórico que responden y coadyuvan a una comprensión más amplia de las entidades mediáticas que nos ocupan. Algunos autores se centran en las relaciones sociales de poder constitutivas de la producción, la distribución y el consumo de bienes simbólicos (Bolaño y Mastrini en Sánchez Ruiz y Gómez García, 2011) tomando como unidad de análisis fundamental las industrias culturales, consideradas desde un enfoque histórico-estructural y circunscrito a la dinámica del capitalismo. De esta manera se las comprende, por un lado, como un modelo de desarrollo económico, y por otro, como un modo de organización social en el que prima la dominación de un sistema abstracto y complejo de relaciones de cambio (Garnham, N. en Sánchez Ruiz y Gómez García, 2011). “Además, se concentra en la interrelación que existe entre la organización económica y política de las industrias culturales en la vida social y cultural y las estructuras de poder” (Sánchez Ruiz y Gómez García, 2011: 2). Las principales inquietudes de los estudiosos de la EPC se encuentran dirigidas, pues, desde un punto de vista histórico, hacia el desarrollo de las industrias mediáticas y culturales, la extensión de su status de corporación, su mercantilización y el rol cambiante de la intervención del Estado y los gobiernos en la producción cultural y mediática, tal como plantean Golding y Murdock (en Sánchez Ruiz y Gómez García, 2009: 57). La EPC tiene como objetos centrales “la internacionalización del capital, inmerso en el proceso de transnacionalización mediática y de las industrias culturales, o la conformación del sistema mundializado en el que ocurren casi todos los procesos socio-históricos 98 contemporáneos (…). En este entorno globalizado, interesa estudiar los flujos e intercambios desiguales de mensajes y de cultura” (Sánchez Ruiz, en Sánchez Ruiz y Gómez García, 2009: 57). Partimos de las afirmaciones de Sánchez Ruiz y Gómez García (2011), al entender que, teniendo en cuenta lo histórico-estructural, lo económico y lo político constituyen aspectos fundamentales de la sociedad que interactúan complejamente entre sí y con la cultura, para determinar un espacio social que construye una estructura desigual en el capitalismo, aunque cambiante. Para estos teóricos, los medios de comunicación como instituciones sociales complejas y parte de las industrias culturales, son multidimensionales y desde cada una de sus dimensiones constitutivas se articulan dinámicamente con las estructuras más amplias de la sociedad (lo económico, lo político, lo cultural, lo social). A su vez, se erigen como parte intrínseca de las entidades de poder en las sociedades contemporáneas. Teniendo en cuenta lo anterior, no debemos obviar que nos acercamos, precisamente, a dos grandes medios de comunicación hegemónicos que mantienen, en alto nivel, esa relación dinámica y multivariable que plantea la EPC entre estos y el resto de las instituciones sociales, la cual conforma un orden social determinado, diferentes formas de estratificación social y también específicas de poder político. La EPC también rescata la importancia de tener en cuenta la construcción social de los sistemas comunicativos dentro del sistema capitalista, siempre partiendo del análisis crítico desde una visión histórica que ofrece la posibilidad de comprender este complejo entramado como un sistema dinámico y problemático, en constante cambio y sustancialmente imperfecto (Golding y Murdock en Sánchez Ruiz y Gómez García, 2011). A pesar del rol cada vez más protagónico de las redes sociales y sitios alternativos, los medios de comunicación –y particularmente los dos que nos ocupan en el presente estudio- siguen teniendo un papel importante desde el punto de vista socio-político y económico. Como bien plantea Mastrini (2017: 141), “las Industrias Culturales que integran a los medios masivos de comunicación, aunque solo canalizan una parte de la producción cultural de la humanidad, han conseguido satisfacer una porción muy significativa de los consumos culturales, es decir, han conseguido constituirse en punto de articulación clave entre productores y consumidores culturales. Esto significa que las industrias culturales, una de las formas económicas de la producción cultural, contienen al sector de la comunicación masiva de carácter comercial”. En este contexto, si tenemos en cuenta que nuestras unidades de análisis responden y radican en el epicentro del capitalismo mundial, podemos asegurar que estamos tratando con entidades poderosas y altamente influyentes dentro del sistema. 99 Como afirma Torres López (en Valle Rojas et al. 2012): “El desarrollo de los medios de comunicación de masas está unido a la conformación de complejas unidades productivas ajustadas a las leyes de la producción industrial y de la actividad comercial [donde] los medios de comunicación se convierten en empresas”. Mosco (2006) argumenta que el énfasis de la arista de la Economía Política de la Comunicación interesada en los medios como instituciones, y en su contenido visto como mercancía, es comprensible en vista de la importancia de las compañías globales de medios y el crecimiento del valor del contenido mediático. Al respecto, un elemento a tener en cuenta dentro del funcionamiento actual de los medios de comunicación hegemónicos es lo que este autor denomina integración vertical, que remite a la amalgama de empresas dentro de una línea de negocio que extiende el control de la compañía sobre el proceso de producción; o integración descendente, que expande la presencia de la firma a lo largo de los procesos de producción y distribución. Como ejemplo de esta tendencia Mosco muestra el del propio Times, cuando compró papeleras en Québec, lo cual propició la expansión de la presencia de la compañía a lo largo del proceso de producción. Un ejemplo a la inversa lo fue, a su vez, el otro medio que nos ocupa, adquirido por el magnate Jeff Bezos, luego de décadas de pertenecer a la familia Graham. De manera que estamos ante dos megaempresas mediáticas que van fungiendo también como conglomerados trasnacionales. Y como apuntan los teóricos de la EPC, dichos conglomerados en la actualidad rivalizan, en tamaño y poder, con empresas de cualquier industria, al insertarse en “las dinámicas de desarrollo de formas flexibles de poder corporativo, evidenciadas en los joint ventures, las alianzas estratégicas, y otros acuerdos a corto plazo y en proyectos específicos, que reúnen a compañías o secciones de compañías, inclusive competidoras” (Mosco, 2006: 70). La comprensión de los diarios que nos ocupan en el presente estudio como monopolios mediáticos de la información mainstream no puede dejarse de lado en vista de lo que ello implica, y es algo que resalta Mosco entre los aportes de la EPC: el carácter empresarial y hegemónico de un sistema de medios es importante, por cuanto constituye una de las formas mediante la cual el sector empresarial ha conseguido vencer a los que reclamaban una comunicación y una prensa más democrática en lugar de una solamente comercial. Se trata de la compra de muchos medios localizados en una única comunidad o región; modus operandi aplicado en más de una ocasión a lo largo de su historia por los diarios estadounidenses que analizamos en el presente estudio. 100 Es lo que el teórico denomina la espacialización, que reubica el proceso de producción, distribución y consumo de las mercancías. Este proceso forma parte de la globalización, vinculada a la privatización y liberalización de los mercados, lo cual posibilita que las empresas operen a lo largo de todo el planeta. “La economía política de la comunicación ha tratado tradicionalmente la espacialización como la extensión institucional del poder corporativo de las industrias de la comunicación” (Mosco, 2011: 63). Este carácter de megaempresa implica, así, que el alcance y poder de estos periódicos vaya en aumento, a pesar de las variantes alternativas que puedan surgir en otros espacios, las cuales no detentan el capital de dichas entidades ni la capacidad de llegar más allá de un nicho limitado –aunque la existencia de Internet y otras plataformas lo permita potencialmente-. En el acápite dedicado a la trayectoria y estado actual de estos diarios pudimos comprobar el hecho de que, en efecto, las mayores inversiones se estaban destinando a una extensión de su influencia y trascendencia hacia diversas regiones del mundo, algunas de ellas bastante apartadas geográficamente de Estados Unidos, como China y Australia, donde se valoraba la creación de nuevas sucursales. A tono con los intereses de la EPC, hemos querido acercarnos en nuestra investigación a la relación que existe entre los medios objeto de estudio y su sistema de comunicación, la estructura social y el gobierno, así como la influencia mutua entre dichas entidades; aspectos todos que resultan latentes en el discurso de ambos diarios como instituciones mediáticas. Como apunta McChesney (en Valle Rojas et al. 2012), la EPC considera de vital importancia “cómo los medios y el contenido y el sistema de comunicación refuerzan el desafío de influir en las relaciones sociales y de clase existentes. Segundo, la economía política de la comunicación analiza específicamente cómo el mecanismo de apoyo a la propiedad y las políticas gubernamentales influyen en el comportamiento y contenido de los medios”. De manera que a la hora de analizar la praxis discursiva de dos medios como The New York Times y The Washington Post, no podemos olvidar estos cruces, enlaces e influencias que tan acertadamente destacan los teóricos de la EPC. El análisis económico, político, social que nos plantea la EPC nos remite a un razonamiento complejo de las realidades actuales de los mass media. No se dedica, solamente, a la descripción de los fenómenos e integraciones que se producen en el campo de la comunicación, sino que estudia el poder y la necesidad de encontrar los medios para revertir la dominación. Los estudiosos Rodrigo Gómez García y Enrique E. Sánchez Ruiz (2011) la vinculan a la escuela de los annales, en el sentido de las palabras de Braudel al expresar que el historiador siempre aspira a aprehender el conjunto y la 101 totalidad de lo social, por lo cual interconecta niveles, duraciones, tiempos diversos, estructuras, coyunturas y acontecimientos. No obstante, estos investigadores reconocen que el análisis crítico de la EPC no puede explicar todo lo relativo a las actividades relacionadas con la comunicación –como ningún otro enfoque per se-; “sin embargo, al plantear la necesidad de tener una mirada amplia y contextualizada permite entender mejor la problemática planteada al presentarla en su conjunto” y concebir “los procesos sociales e históricos como multidimensionales y multideterminados” (Gómez García y Sánchez Ruiz, 2011: 4, 6). Este mismo fenómeno lo señala el propio Mosco (2011: 73), cuando advierte de la EPC de ninguna manera puede aspirar a dar cuenta de forma completa del fenómeno comunicacional, pero sí “puede ser entendida como una puerta de entrada a la comprensión de los fenómenos comunicacionales”. En este sentido, tomamos estos principios básicos para entender la muestra objeto de estudio en sentido macro, como parte de un entramado mucho mayor, de gran complejidad y alcance, inasible en toda su dimensión, claro está, pero inseparable de las estructuras sociales, económicas, geográficas, ideológicas, culturales y políticas a las que responde. 4.2- El discurso periodístico: prensa escrita y contexto histórico-social Adentrarse en el término discurso supone encallar en un universo complejo y abarcador que asume múltiples formas de expresión. De ahí que su definición incluya, en consecuencia, una pluralidad de significados: expresión lingüística, evento comunicativo, interacción situada, o práctica social que se da en una situación histórica, política, cultural e ideológica. Para Van Dijk (2003), el discurso es un suceso de comunicación completo que, en tanto el lenguaje, como envoltura material del pensamiento, sirve para comunicar credos, ideas, emociones… dentro de un entramado social. En este sentido, identifica tres dimensiones principales en su concepción: el uso del lenguaje, la comunicación de creencias (cognición) y la interacción en situaciones de índole social. Dichas dimensiones intervienen dentro de las instituciones, los grupos o la sociedad y la cultura en general. El contexto puede incidir en la estructura, elaboración e interpretación del discurso, y este último, definir y modificar diversos entornos sociales, políticos, culturales y económicos. Estos principios se evidencian claramente en el discurso periodístico, que el propio Van Dijk (1996) definió como “un marco a través del cual se construye rutinariamente el mundo social, construcción en que se reproducen las relaciones sociales, mientras el emisor hace uso, inevitablemente, de su subjetividad”. Para el teórico holandés el discurso periodístico está 102 articulado, principalmente, por dos estructuras: la macroestructura semántica, y la superestructura o esquemas del discurso. La primera es concebida como lo más relevante de la información y el significado global alrededor del cual se establece la coherencia del texto. Por su parte, la segunda organiza los temas según categorías fijas entre las que se destacan: titular, lead, suceso o acontecimiento principal, antecedentes, consecuencias y otros. El discurso periodístico está igualmente inserto en un sistema productivo y es resultado de un proceso de tres fases: la producción, la circulación y el consumo (Alsina en García y Díaz, 2012). Ello conlleva a no obviar que, como toda clase de discurso, pertenece y se debe a un contexto específico; en este caso, responde a un entorno mediático comunicacional que se constituye como un actor político y económico activo dentro del universo social. Los medios de comunicación construyen la realidad operada en la esfera pública y son empresas que manejan unas rutinas de producción y de agenda temática con el propósito de crear un producto que atraiga y fidelice clientes. Además, “dentro de la corriente de comunicación entre el Estado capitalista y sus “ciudadanos” la comunicación social de masas tiene actualmente una importante misión legitimante, esencial para dar certeza y credibilidad a actores o instituciones políticas, sobre todo en momentos coyunturales. Otras funciones estratégicas que también desempeñan los medios en el contexto político son la coerción, resistencia, oposición, protesta o encubrimientos” (Chilton y Schäffner en Salgado Andrade, 2001: 28). La persuasión constituye también un elemento imprescindible, dado que se trata de un discurso difundido por unos con el objetivo de influir, convencer e inclinar hacia una posición determinada a otros, quienes reciben los mensajes cargados de juicios, valores y puntos de vistas dirigidos a la asimilación y aceptación. Dallal (en Valles Ruiz, 2004: 15) refiere que el lenguaje periodístico debe considerar igualmente la “actualidad” de su momento –tiempo y calidad-; debe inventar, a veces, los elementos y las palabras, los medios y los “modos” de transmisión que más se adapten a la naturaleza del hecho observado; también obedece a la inmediatez –tiempo y espacio- del acontecimiento; no puede sino perseguir la síntesis; es una summa, solo que proveniente de ciertas relaciones del individuo, o mejor, de la colectividad de la comunidad con los hechos y objetos reales, directos, inmediatos”. En cuanto a su estilo, el lenguaje periodístico suele ser sobrio, sencillo, conciso y directo, y prescinde en lo posible de la excesiva adjetivación, las disgregaciones, los períodos largos y las formas poéticas. Más allá de emplear recursos literarios y frases rebuscadas como objetivo principal, el periodista tiene la misión de llevar al medio un fragmento de la realidad, y 103 narrarlo o comentarlo de manera precisa y clara para que resulte accesible y comprendido por un público masivo. Los principales postulados teóricos en la actualidad sobre el periodismo impreso en particular coinciden en un aspecto esencial: su función debe estar centrada en ofrecer claves para la explicación, interpretación y valoración de los acontecimientos noticiosos. Debe producirse un salto cualitativo, ya que la inmediatez y la actualidad encuentran sus espacios idóneos en soportes técnicos como la radio, la televisión e Internet, y de esta forma limitan algunas ramas del tratamiento periodístico que realizan los medios impresos, pero a su vez, propician el desarrollo de otras no siempre aprovechadas al máximo. Además de su carácter de mercancía, Salgado Andrade (2001: 136) resalta otros rasgos que tipifican al discurso de la prensa escrita, entre ellos, su aparente caducidad: se trata de un discurso que luego de transcurrido un día pierde su valor de cambio; sin embargo, pasa a ser material de consulta posterior debido al valor histórico que adquiere como constructor de una realidad en un tiempo y espacio determinados. También señala el encabalgamiento de lo lingüístico con otros elementos, como los encabezados, la tipografía, el emplazamiento, etc. A su vez, como apunta Lorenzo Gomis (en Pérez Suria, 75: 2017), el concepto del periódico como mediador presupone y reconoce a cualquier diario la función política de intervenir entre los distintos grupos que conforman el espacio social público, incluido el sistema político, para aproximarlos y favorecer la integración de sus intereses en el tejido social. Visto lo anterior, al introducirnos en el discurso periodístico desde una mayor profundidad con vistas a su análisis, deben tenerse en cuenta otros aspectos estructurales propios del mismo. Varios han sido los teóricos que, con el objetivo de contribuir a una perspectiva de los estudios discursivos en sentido general y en el ámbito mediático en particular, han propuesto una serie de parámetros presentes en los mensajes periodísticos que pueden resultar más o menos sutiles a los ojos del receptor. En el presente trabajo nos circunscribimos, fundamentalmente, a los postulados de Teun Van Dijk y Eva Salgado Andrade, teniendo en cuenta los objetivos particulares de nuestra investigación. Para Van Dijk (2004: 11), “los temas, que representan el significado global y que son técnicamente descritos como macroestructuras semánticas, son quizás las estructuras más importantes del discurso, ya que controlan la coherencia total, los significados locales, la comprensión total y nuestra memoria del discurso (…) Los temas propuestos generalmente tienden a dominar también nuestros modelos mentales del evento al que se refiere el discurso”. 104 A estos se unen las figuras retóricas, “una estrategia muy productiva para el discurso periodístico y, por ende, para su análisis, en vista de las posibilidades que ofrecen para construir y, consecuentemente, valorar y hacer percibir la realidad” (Salgado Andrade: 2009: 181). Se trata, pues, de instancias fundamentales “de la construcción de significación, debido a que implican un momento decisivo de la comunicación y son capaces de trastocar el orden de cualquier discurso”. Por ello se infiere que, en el discurso periodístico, las figuras retóricas utilizan “los dispositivos estratégicos que relacionan la veracidad, la plausibilidad, la corrección, la precisión y la credibilidad” (Van Dijk, 1990: 138), con el fin de que los principios relativos al discurso logren un convencimiento. Igualmente, deben tenerse en cuenta las fuentes a las que se acude para reforzar la estrategia discursiva, ya sea “para filtrar, avalar, contradecir, refutar o argumentar información” (Salgado Andrade, 2009: 126). Estas pueden ser desde el mismo periodista hasta los sujetos protagonistas del acontecimiento, otros medios de comunicación, testigos directos o indirectos, expertos en la temática o autoridades, e incluso los receptores, o lectores en el caso de la prensa escrita en particular. Al acto de recurrir a fuentes se encuentra estrechamente asociado el uso de las citas directas e indirectas como medio para referir un discurso otro. Tanto unas como las otras “se prestan a la manipulación por parte del periodista, pues aunque una cita sea textual puede estar fuera del contexto de su enunciación dándole otro sentido al expresado por el declarante. No obstante, la introducción de citas textuales da mayor credibilidad a una noticia, mientras que el uso de las citas indirectas tiene un carácter aparentemente más interpretativo” (Armentia y Caminos en Salgado Andrade, 2009: 124). Otras categorías propositivas las constituyen los actores, las acciones y las valoraciones. Los primeros forman parte de las situaciones sociales y desempeñan una diversidad de funciones vinculadas a los distintos tipos de emisores y destinatarios. En concordancia con lo planteado por Salgado Andrade y Van Dijk, pueden estar definidos como individuos, grupos, organizaciones o instituciones. El sustantivo resulta el primer elemento sintáctico para la identificación de los actores en la prensa, ya que “puede desempeñar las funciones de sujeto, predicado nominal, objeto directo, objeto indirecto, complemento de otro nombre, complemento circunstancial, aposición, agente y vocativo. En la prensa, resulta particularmente útil el registro, análisis e interpretación de los nombres propios” (Salgado Andrade, 2009: 150). Las acciones que se le atribuyen a los actores se identifican con las categorías verbales, teniendo en cuenta dos distinciones fundamentales según Jacobson (en Salgado Andrade, 105 2009: 165): el discurso en sí, y su temática relatada; y el hecho en sí, y cada uno de sus participantes, ya sea “activo” o “pasivo”. También debe tomarse en cuenta quién o quiénes realizan las acciones y quién o quiénes las reciben. Finalmente, señala Salgado Andrade (2009: 175) que las valoraciones dan cabida a una enriquecedora veta de análisis en el discurso periodístico, en vista de que posibilitan explicar cómo se califica, clasifica y construye la realidad difundida. Además de los adjetivos calificativos, posesivos, numerales o indefinidos, en este ámbito deben incluirse las oraciones o frases nominales que en sí mismas presentan una función de adjetivación. “Las valoraciones corresponden básicamente a la función emotiva (en términos de Jakobson), en tanto hacen evidente la opinión o las emociones que la realidad calificada o clasificada despierta en el enunciador”. Por su parte, el teórico holandés Teun Van Dijk (1999: 25-26) desarrolla una interesante propuesta que permite integrar el micro y macro nivel dentro del discurso, referido el primero al discurso per se, y el segundo a las instituciones, los grupos y las relaciones de grupos que engloban el poder social. Esta perspectiva se erige como un referente para explicar cómo los actores sociales y los usuarios del discurso ejercen, reproducen o desafían el poder social de los grupos y de las instituciones. Para enlazar ambos niveles de descripción detalla los siguientes aspectos como punto de mira: a) Miembro de un grupo. Los usuarios del lenguaje se involucran en el discurso al mismo tiempo como individuos y como miembros de variados grupos sociales, instituciones, etc. Si actúan en tanto miembros de un grupo, es entonces el grupo el que actúa a través de uno de sus miembros. “Quien escribe un reportaje puede escribirlo como periodista, como mujer, como negra, como perteneciente a la clase media o como ciudadana de los Estados Unidos, entre otras «identidades», alguna de las cuales puede ser más prominente que las otras en un momento dado”. b) Relaciones entre acción y proceso. Lo anterior se aplica también a las acciones de los actores. Escribir un reportaje o un artículo de opinión constituye un acto propio de la producción de un medio de comunicación de masas por parte de sus periodistas. En un plano más elevado, esta acción es constituyente de las actividades y procesos de los media en la sociedad. Así, las acciones de los niveles más bajos pueden conformar directa o indirectamente procesos sociales o relaciones sociales globales entre grupos. c) Contexto y estructura social. Los usuarios del lenguaje se implican en el discurso dentro de una estructura de constreñimientos que ellos hacen relevante en la situación social, en el contexto. “Pero la situación social (como la de una sala de redacción) es ella misma 106 parte de un «entorno» social más vasto, tal como las instituciones, los períodos cronológicos, los lugares, las circunstancias sociales, y los sistemas. De ahí que el contexto del discurso mediático pueda ser no solo el trabajo del reportero o de la sala de redacción, sino también el periódico al completo, las relaciones entre los media y la política, o entre los media y el público, o el entero papel de los media en la sociedad”. d) Representaciones sociomentales. Los actores, las acciones y los contextos son tanto contractos mentales como constructos sociales. Las identidades de la gente en cuanto miembros de grupos sociales las forjan, se las atribuyen y las aprehenden los otros, y son por tanto no solo sociales, sino también mentales. Los contextos son constructos mentales (modelos) porque representan lo que los usuarios del lenguaje construyen como relevante en la situación social. La interacción social en general, y la implicación en el discurso en particular, no presuponen únicamente representaciones individuales, sino aquellas compartidas por un grupo o una cultura, como el conocimiento, las actitudes y las ideologías. En resumen: el nexo entre lo micro y lo marco en el discurso periodístico en este caso, se produce a través de la unión entre la cognición personal y la social; la relación de los actores sociales y su discurso con ellos mismos, con sus acciones, con los grupos y con la estructura social; y actuando a través del discurso como miembros de determinados grupos, sociedades y culturas. A su vez, nos parece pertinente resaltar otro aspecto importante a la hora de enfocar nuestra mira en el análisis del discurso periodístico bajo los presupuestos antes esbozados; y es el hecho de que, como asevera Salgado Andrade (2009: 148), estos indicadores no solo resultan útiles para llegar a una mejor comprensión de lo que se dice, sino también de lo que no se dice. Contamos, así, con una directriz teórico-metodológica que nos permite detectar presencias, pero también ausencias, sobre aristas de la realidad que pueden permanecer ocultas en los mensajes de la prensa, teniendo en cuenta sus intereses desde el punto de vista político, económico y social, que atraviesan directamente tanto la línea editorial como las agendas mediáticas. 4.3- La ideología política y los entramados del poder en el discurso periodístico Indisolublemente asociados al sistema de medios de comunicación se encuentran los presupuestos ideológicos y las élites de poder. Tengamos en cuenta que el discurso periodístico constituye también en sí mismo un ente dentro de las propias fuerzas hegemónicas que ejercen el poder en la sociedad. Los mensajes de la prensa pueden contribuir 107 tanto a transformar las estructuras ideológicas de una sociedad como a legitimarlas y favorecer su perpetuación dentro de las relaciones de poder. Van Dijk (1999: 26) aborda el poder -incluyendo aquel desplegado por y desde la prensa- como el control que ejerce un grupo sobre otros grupos y sus miembros. “Así, los grupos tienen (más o menos) poder si son capaces de controlar (más o menos), en su propio interés, los actos y las mentes de los (miembros de) otros grupos. Esta habilidad presupone un poder básico consistente en el acceso privilegiado a recursos sociales escasos, tales como la fuerza, el dinero, el estatus, la fama, el conocimiento, la información, la «cultura», o incluso varias formas del discurso público y de la comunicación”. Dicho control sobre las acciones puede considerarse abuso de poder si se ejerce en beneficio de quienes lo poseen y en detrimento de los sujetos controlados. Si entre esas acciones consideramos las comunicativas, o sea, el discurso, estamos ante “el control ejercido sobre el discurso de los otros: las personas ya no son libres de hablar o de escribir cuando, donde, a quien, sobre qué o cómo quieren hacerlo, sino que están controladas, en parte o enteramente, por otros entes poderosos, tales como el Estado, la policía, los medios de comunicación o una empresa comercial interesada en suprimir la libertad de los textos y las conversaciones (principalmente, críticos). O, al revés, deben hablar o escribir tal como se les exige que lo hagan” (Van Dijk, 2009: 30). El poder se reproduce discursivamente, decretado y legitimado en la sociedad; por tanto, el discurso desempeña un papel fundamental en el ciclo de la reproducción del poder social (Ídem, 2009: 26). Para el teórico holandés el poder moderno es esencialmente discursivo, puesto que quienes controlan el discurso, controlan la mente y las acciones de la personas; y aunque este poder no es absoluto -ya que ningún grupo o institución controla totalmente todos los discursos o todas las acciones de otros grupos-, “controlando al menos una parte del discurso público, las élites de poder son capaces de controlar, al menos, una parte de las mentes de algunas personas” (Van Dijk, 2004: 24). Tanto los textos como sus contextos políticos y sociales son controlados a nivel público por las élites de poder. Si se puede manipular a las personas para que acepten la ideología preferida, entonces la dominación discursiva ha llegado a su grado máximo de eficiencia. Así se logrará que las personas se formen no solo el modelo mental preferido respecto a cada evento, sino, además, las representaciones preferidas respecto a cada clase de eventos, personas y situaciones (Ídem: 18). Siguiendo esta perspectiva, Van Dijk apunta que un control cuidadosamente organizado de las propiedades del contexto es la principal forma en que las élites controlan el discurso; 108 consiste en la selección meticulosa de quienes hablan o escriben en la palestra pública y, sobre todo, de quienes los controlan, para que lo dicho públicamente permanezca, sino bajo su dominación total, al menos dentro de los límites de la discrepancia permitida (Ídem: 20). También Noam Chomsky, uno de los politólogos que más se ha dedicado a estudiar las particularidades de la relación entre el poder y los medios, apunta, junto a Edward Herman, que los medios son instrumentos del poder que movilizan el apoyo a los intereses especiales de las élites dominantes y, con el objetivo de cumplir esta función, se necesita desarrollar una propaganda sistemática. Al respecto, es importante aclarar que ambos estudiosos alegan que los medios protegerán los intereses de los poderosos, no que se abstendrán de criticar a quienes guían al Estado. Cuestionar los fallos del presidente, en este sentido, puede reflejar una mayor ilusión sobre las virtudes del sistema democrático (Suárez, 2005). Por otra parte, al adentrarnos en la ideología, asumimos con Van Dijk (2009: 69) que se trata de “un complejo marco cognitivo que controla la formación, la transformación y la aplicación de otras cogniciones sociales tales como el conocimiento, las opiniones y las representaciones sociales, entre las que se incluyen los prejuicios. Este mismo marco ideológico consiste en un conjunto de normas, valores, propósitos y principios socialmente importantes, seleccionados, combinados y aplicados de tal manera que favorezcan la percepción, la interpretación y la acción de las prácticas sociales que jueguen a favor del interés conjunto del grupo. Así, una ideología da coherencia a ciertas actitudes sociales que, a su vez, codeterminan prácticas sociales. Deberíamos poner énfasis en que las cogniciones sociales ideológicas no son sistemas de creencias u opiniones individuales, sino que esencialmente reflejan las creencias y opiniones de miembros de formaciones o instituciones sociales”. Las ideologías controlan, de manera indirecta, las representaciones mentales (modelos) que están en la base y que conforman el contexto introducido en el discurso y en sus estructuras. Al sostener los intereses de los grupos y organizar sus representaciones, actitudes y conocimientos, monitorizan el texto y hablan de sus miembros (Van Dijk, 2008: 208). Desde el propio proceso de producción y organización periodística, Van Dijk reconoce patrones de control discursivo y reproducción del poder, mediante la puesta en juego de ideologías subyacentes, y también, como medios de persuasión para incidir en otras personas o para resaltar puntos de vista privilegiados por quien escribe. Ello se manifiesta en las variantes del lenguaje, temas, géneros, gramática, estructuras estilísticas y retóricas, etc. Según Castro Gómez (en García y Díaz, 2012: 9), la ventaja de los medios sobre los otros aparatos ideológicos radica, precisamente, en que sus dispositivos de sujeción son mucho 109 menos coercitivos. “Diríamos que por ellos no circula un poder que «vigila y castiga», sino un poder que seduce”. El trabajo ideológico de la prensa se efectúa en un marco de referencia hegemónico que busca construir representaciones afines con la ideología dominante. Debido a su alcance, no es de extrañar que, de todas las formas de discurso impreso, los medios de comunicación sean los que mayor influencia ejerzan sobre una amplia gama de personas. Tanto Van Dijk (2009) como Salgado Andrade (2009) coinciden en que los textos de los periódicos en particular continúan desempeñando un rol vital en la comunicación pública -a pesar del poder de seducción que suele atribuírsele al audiovisual-, puesto que las personas suelen recordar más la información que leyeron en el diario (Robinson y Levy en Van Dijk, 2009: 95) que la vista en la televisión, y la perciben como cualitativamente superior (Jensen en Van Dijk, 2009: 95), con lo cual el discurso tiene la capacidad de incrementar su influencia persuasiva y, por tanto, su poder. “La inserción corporativa de la mayoría de los medios occidentales, especialmente los periódicos, así como la organización de rutina de la producción de noticias, la tendencia a recurrir a fuentes fácilmente disponibles y creíbles y los aspectos profesionales e ideológicos generales de lo que merece ser noticia, son todos elementos que concurren para inculcar cogniciones sociales y producir textos que favorecen los relatos sobre la gente, los grupos y las instituciones más poderosos de la sociedad. De tal modo que, en lugar de ser simplemente un portavoz de la élite, los medios también muestran que son una parte inherente de la estructura de poder de la sociedad cuya dimensión simbólica manejan” (Van Dijk, 2009: 96). Ello no niega que los periodistas sean críticos con la política, las empresas económicas dominantes o las ideologías de las élites, pero como aclara el teórico holandés, estas contradicciones se producen dentro de un consenso flexible sin dejar de ser hegemónico, que puede permitir ciertos desacuerdos o reprobaciones ocasionales. “En realidad, esa libertad de disenso está organizada y controlada. La oposición, también expresada por los medios, está reducida por un conjunto de límites que ponen las instituciones poderosas y también puede convertirse en una rutina” (Van Dijk, 2009: 97). A ello sumamos los resultados de múltiples investigaciones referidas por este académico que han demostrado como rasgo característico del discurso periodístico occidental el etnocentrismo y la descripción estereotipada de los países, habitantes y temáticas del llamado Tercer Mundo, al centrarse en eventos, situaciones y calificativos particularmente negativos. Pobreza, violencia, atraso, falta de democracia, dictadura, son términos que resalta el estudioso holandés dentro de los grandes medios de comunicación norteamericanos y europeos. 110 En el periodismo político en particular, que es el que nos ocupa en la presente investigación, la ideología representa un eje fundamental en el discurso. Vocablos como dictadura, libertad, democracia, etc. marcan, sin dudas, la elección de un punto de vista ideológico político, a partir del cual puede procederse a la interpretación. Las connotaciones resultantes son, por tanto, consecuencia de procesos ideológicos. En concordancia con nuestros objetivos, nos centramos específicamente en la ideología política, dejando a un lado otras ideologías que funcionan en el campo social (profesionales, religiosas, médicas, educativas, legales, etc.). Siguiendo a Van Dijk, consideramos ideología política a aquella que incluye los conocimientos, actitudes, creencias, valoraciones y representaciones sobre los sistemas de dicha esfera (democracia, dictadura, etc.), sus acciones macrosociales (gobierno, legislación, elecciones), sus microprácticas (discursos, debates parlamentarios, acuerdos, encuentros internacionales, etc.) y sus normas y valores especiales (libertad, igualdad, etc.). La ideología atraviesa el campo de la política porque es en este donde se encuentran en juego los grupos diferentes y opuestos, la lucha por el poder y los intereses. Y esta competencia conlleva, por tanto, una organización ideológica consciente: En otras palabras, el proceso político es esencialmente un proceso ideológico, y la cognición política es, a menudo, identificada simplemente con la ideología. La organización social del campo de la política, y por ende de los políticos y de los grupos políticos, está en gran parte basada en diferencias, alianzas y semejanzas ideológicas. La organización total de las creencias sociales como una lucha entre la Izquierda y la Derecha es el resultado de la polarización subyacente de las ideologías políticas que han impregnado la sociedad en su totalidad (Van Dijk, 2005: 25). Al comprender que el campo político es completamente ideológico, arribamos a la conclusión de que sus prácticas y discursos lo son también, en tanto es a través de estos que las ideologías pueden ser expresadas y formuladas explícitamente. Como apunta Van Dijk (2005: 26), es en el discurso de corte político donde tenemos que explicar directamente que tal discriminación se produce “porque ella es una mujer”, “porque él es negro” o porque “ellos son socialistas”. Los editoriales y artículos de opinión en particular constituyen géneros periodísticos que, según refiere este teórico (2016: 211), cuentan con estructuras argumentativas y jugadas específicas que podrían condicionar no solo el conocimiento representado en los modelos mentales de los receptores, sino también la generalización y abstracción de opiniones, 111 actitudes e ideologías compartidas por amplios grupos de ciudadanos, por ejemplo, sobre inmigración, terrorismo o crisis económica. Muchos de estos textos de carácter argumentativo suelen acudir a juicios interpretativos y categóricos con el objetivo de reafirmar sus posiciones ideológicas. En los primeros, si bien se trata de ofrecer una explicación verosímil a determinado fenómeno, esta puede basarse en especulaciones o suposiciones, no en información verificable. Según Acosta (2014), las causas de ello pudieran deberse al desconocimiento, a presuposiciones o estereotipos derivados de la herencia cultural y/o ideológica del emisor, o a la mala intención de representar negativamente al adversario ideológico. En el caso de los categóricos, el periodista afirma algo con seguridad sin una argumentación ni dar oportunidad a la problematización del asunto. “Este recurso aprovecha, en ocasiones, prejuicios o ideas estereotipadas que se han forjado históricamente en la subjetividad social de los receptores, a menudo, en torno a adversarios ideológicos que han sido demonizados o estigmatizados” (Ídem). Para analizar la estrategia general de discurso dominante y control mental, Van Dijk (1996) ha propuesto la herramienta cuadrado ideológico que resume la polarización básica entre grupos donde subyacen ideologías, sobre todo en lo referido al discurso de tema político: enfatizar nuestras propiedades y acciones buenas/sus propiedades y acciones malas; mitigar nuestras propiedades y acciones malas/sus propiedades y acciones buenas. Según explica Salgado Andrade (2009: 142), la construcción de adversarios en los discursos periodísticos se encamina a “manifestar qué actor o qué proceso político actúa a contracorriente de un orden social deseado. Aquí, el periodista se construye a sí mismo como una especie de conciencia colectiva, autorizado para señalar culpables o amenazar a quienes pudieran desquiciar el status quo”. Así, el articulista puede valerse de recursos como la adjetivación, las metáforas, frases hechas, símiles, hipérboles o eufemismos, especificaciones que pueden dar detalles de nuestras buenas acciones y de sus malas acciones, la ambigüedad con nuestros aspectos negativos y sus acciones positivas, el ocultamiento, las descripciones concretas o escenarios condenatorios, etc. Dentro de ello, la lexicalización negativa juega un papel fundamental en la expresión como medio poderoso para condicionar las opiniones de los receptores sobre los eventos. Asimismo, estrategias como la despersonalización –según explica Salgado Andrade (2009: 163)- tienden a crear un efecto de “verdad” al acudir a un mundo de referencia ajeno al emisor. Estas afirmaciones despersonalizadas que no se atribuyen a sujeto alguno buscan 112 formular cuestiones que limitan las posibilidades de crítica y/o desacuerdo, al presentarse como expresiones de validez universal, no dichas por alguien y, sin embargo, justificadas. Otros recursos textuales que señala Van Dijk (1996) para dilucidar las posiciones ideológicas del discurso con respecto a una temática o grupo, son el móvil de compasión (mostrar simpatía o afinidad hacia víctimas de las acciones del otro, resaltando su brutalidad y apelando a las emociones del receptor); el móvil de altruismo aparente (supuesta compresión de la posición o intereses de algunos de los otros; se les aconseja que actúen en su propio bien, pero el fundamento real está en el propio interés del articulista); móvil de honestidad aparente (estrategia de reafirmación mediante el uso de términos como francamente o a decir verdad, sin dudas, que sirven de denegación ante posibles juicos negativos); la comparación negativa (se compara al otro con una persona o grupo generalmente conocido en el imaginario socio-histórico como “malo”); la generalización (de un grupo específico o restringido hacia una categoría o grupo más amplio); la advertencia (de modo general y sin evidencias concretas y palpables se enfatiza en las amenazas posibles y el terror), y la violación de la norma y los valores (los otros violan las normas y valores preciados para nosotros: derechos humanos, democracia, libertad política y de expresión, etc.). Visto lo anterior, podemos concluir que la ideología subyacente en el discurso mediático se encuentra presente y atraviesa todas sus etapas desde los ámbitos más generales y macros, hasta los niveles más específicos y microestructurales. Y ello sucede, precisamente, porque este entorno comunicativo atraviesa –y se encuentra, a su vez, atravesado- por las entidades sociales que engloban tanto el poder político como el poder económico dentro de un contexto espacial y temporal determinado. 4.4- Géneros periodísticos de opinión. El Editorial La teoría de los géneros periodísticos ha sido ampliamente debatida, cuestionada y modificada a lo largo de los años, no solo por las diferentes posturas que se han suscitado al respecto, sino además por la evolución, la imbricación y el constante cambio a que se han visto sometidas las tipologías textuales en el periodismo, de una forma cada vez más acelerada. En cuanto a su definición existe mayor unanimidad, por lo que acudimos para ello al teórico José Luis Martínez Albertos (2007: 241), citado y reconocido por varios autores que han tratado el tema: “Géneros periodísticos son las diferentes modalidades de creación lingüística destinadas a ser canalizadas a través de cualquier medio de difusión colectiva y 113 con el ánimo de atender a los dos grandes objetivos de la información de actualidad: el relato de acontecimientos y el juicio valorativo que provocan tales acontecimientos”. El surgimiento de los géneros periodísticos per se, y ya no ligados al ámbito de lo literario, guarda una estrecha relación con la llegada de la prensa escrita como medio inicial para transmitir la información de actualidad. Desde ese momento, y hasta hoy, los géneros periodísticos han evolucionado, se han complejizado, multiplicado y abierto a otros soportes comunicativos como la radio, la televisión, Internet, etc. De acuerdo a las funciones de los géneros periodísticos en el proceso comunicacional, estos se dividen en tres macrogéneros: informativos, interpretativos y de opinión. En nuestra investigación nos centraremos en el estudio de un grupo de textos pertenecientes a los llamados géneros de opinión, en concreto, los editoriales; de ahí que nos enfoquemos en el presente acápite hacia los textos opinativos, haciendo énfasis en el que nos ocupa: el editorial. El profesor Raúl Peñaranda (2000) considera que los géneros opinativos se utilizan para dar a conocer ideas y criterios que pueden estar anclados en los valores, concepciones y sentimientos del autor, y no necesariamente en los hechos; en esta categoría se incluye el editorial, la columna o artículo, la caricatura de opinión, el comentario, la crítica y la reseña. Se distinguen por su capacidad para sintetizar los fenómenos, hallar su esencia, relacionarlos con un universo más amplio de problemas, extraer de ellos conclusiones razonadas, y orientar al lector, de modo expreso o no, hacia la adopción de un determinado criterio, actitud o conducta (García Luis, 2002: 4). González Reyna (2005: 8) incluye entre los géneros de opinión a los mensajes que transmiten juicios. “Su basamento son los hechos, pero su finalidad es la opinión, el cuestionamiento, el juicio del periodista. La forma discursiva que se usa fundamentalmente en estos géneros es la argumentación, aunque también aceptan, en algunos casos, las otras formas discursivas”. El recurso argumentativo constituye el medio principal, dado que el fin de los textos de opinión está dirigido a persuadir o inclinar al lector hacia un punto de vista determinado, o bien hacia el convencimiento de la falsedad de un suceso o afirmación. Para lograr este objetivo debe valerse de razones y opiniones que defiende o rechaza mediante argumentos, los cuales concluyen de manera lógica en una conclusión o tesis. En los géneros de opinión se suele acudir a argumentos de autoridad, basados en testimonios o citas de personas autorizadas o expertas en el tópico que se aborda, lo cual posibilita la neutralización de opiniones contrarias y coadyuva a otorgarle una fuerza mayor al juicio que se pretende legitimar. También se emplea el argumento de la mayoría o gran parte 114 de la sociedad, con lo que se presenta la afirmación como “una verdad” compartida por la generalidad de las personas. A su vez, resultan útiles los argumentos basados en datos o ejemplos dados por experiencias propias o ajenas, resultados de estudios o investigaciones, etc. Históricamente, los escritos de carácter opinativo ocupaban la mayor parte del espacio en los periódicos. Respondían a la voluntad de quienes anhelaban dirigir la marcha de la sociedad e influir en los pensamientos y conductas de sus semejantes a favor de un determinado partido o tendencia política, pero también religiosa o social. Los trabajos más analíticos o de opinión representan una orientación legitimada, que tematiza e indica la realidad construida. De este modo pudiéramos decir que los editoriales y, en general, los trabajos de opinión, son los materiales donde más claro se encuentra el punto de vista del medio como sistema necesitado de generar posibilidades comunicativas que le permitan continuar existiendo (Peñaranda, 2000). El editorial en particular es un artículo periodístico que explica, valora e interpreta un hecho de especial trascendencia, y que representa la postura ideológica y política del medio. En el editorial se analizan y se enjuician los hechos más sobresalientes del acontecer mundial o nacional, según sea el caso. Se trata de un texto tradicional en los periódicos y se caracteriza por tratar temas de actualidad y ocupar un lugar preferente en el diario, mayormente la portada. Por lo general no aparece firmado, ya que expresa una opinión o un comentario colectivo sustentado por la postura política de la empresa editora del medio, o de aquellas personas o instituciones que toman a la publicación como vocera. Generalmente es escrito por periodistas encargados de ello, los llamados editores, o por el subdirector editorial o el director del periódico. Para Martínez Vallvey (en Pérez Suria, 2017: 72) “el editorial es el texto más importante del periódico, ya que recoge el tema sobre el que el medio quiere pronunciarse de manera más clara, por considerarlo lo más importante. Es la voz del periódico. Así, el medio identifica de forma clara para el lector no solo el tema que considera de relevancia en ese número, sino también su posicionamiento institucional frente al tema”. El editorial nace con el periodismo de opinión en el siglo XVIII en Inglaterra. “Su referencia histórica es obligada, toda vez que como opinión de un medio masivo de comunicación, ha desempeñado un papel protagónico en el desarrollo de las sociedades modernas y en los movimientos políticos y sociales en los diversos países desde su nacimiento hasta el día de hoy” (González Reyna: 2012: 107). El profesor Julio García Luis 115 (2002: 38) lo reconoce como uno de los géneros periodísticos más antiguos y afirma que con él nace, de hecho, el periodismo político. García Luis (2002: 39) destaca la influencia de la prensa de masas en Estados Unidos en el desarrollo de este género, pues si bien en la década del 30 se estilaba todavía el editorial extenso y firmado generalmente por el director, “con la entrada a la fase monopolista del capitalismo norteamericano, y la aparición consecuente de los primeros consorcios y cadenas de periódicos, este formato fue desechado. Se suprimió la firma y el ejercicio del editorialismo pasó a un equipo profesional de periodistas experimentados y cercanos a la gerencia de la empresa. Se atribuye a Noah Webster, con la fundación del Daily Mail, en 1896, el paso del editorial largo a un esquema corto y preciso. William Randolph Hearst, el conocido magnate, introdujo la columna editorial, en medida especial, ancha, que luego se hizo típica. Así se conformó la denominada página editorial”. “En la página editorial se plantea el punto de vista del diario. En ella, el periódico aplaude y apoya lo que considera bien hecho o, por el contrario, reprueba y repudia lo que, a su entender, está mal hecho. Igualmente, es propósito de esta sección editorial hacer crítica social y política” (González Reyna: 2005: 9). Con el propósito de realizar de manera exitosa su tarea, el editorialista debe ser una persona preparada, experimentada y de una capacidad de análisis bien desarrollada, espíritu crítico y el don de ver más que los demás para orientarlos y conducirlos hacia los fines propuestos. Entre sus funciones pueden señalarse la de explicar hechos relevantes y el por qué de su importancia, dar antecedentes, advertir de situaciones futuras, formular juicios morales y llamar a la acción. González Reyna (2005: 58) señala que los propósitos pueden ser múltiples, pues se define un punto de vista, se ayuda al público a formar una opinión acerca de determinado acontecimiento, se analiza y se interpreta la noticia, se relaciona al suceso específico con otros igualmente importantes para situarlos en un determinado contexto histórico y después, precisar su trascendencia; y, por último, se establecen juicios de valor que propicien actitudes positivas frente a los problemas que afectan a la comunidad. “Mediante el editorial se prolonga la vida del hecho noticioso, se le da permanencia al contenido y se apunta su trascendencia social” (Ídem: 59). En cuanto a la estructura, García Luis (2002: 41) explica que, por lo común, la integran los siguientes elementos: título; información que sirve de pie al editorial, desmontaje de esta información, análisis de sus distintos aspectos, establecimiento de correlaciones, argumentación en torno a la noticia, esto es: el cuerpo del editorial; formulación de un juicio o 116 conclusión sobre el asunto tratado; inducción de la actitud o vías de acción a adoptar en consecuencia. Tellería (2007: 105) enumera como sus características la sencillez, concreción y claridad del estilo periodístico. Asimismo, le señala un lenguaje más formal, cuidado y escogido que el de las noticias y la utilización de formas como la narración, descripción, argumentación, interrogación, admiración y exhortación. En palabras de García Luis (2002: 43), el tono por lo general es serio y sereno; razonado, a la vez que directo, enérgico y categórico. Gónzalez Reyna (2012: 115), por su parte, expresa que la argumentación es la forma discursiva predominante en esta tipología textual, pues cumple el propósito de dar a conocer la explicación, interpretación y opinión del medio masivo que lo difunde respecto al acontecimiento noticioso para obtener la adhesión de los lectores o audiencia. “Para ello basa su estrategia discursiva en la presentación de un argumento central, acompañado de la información y de aquellos argumentos que lo sustentan”. Sobre su importancia apuntan Santamaría y Casals (2000: 172): “La política editorial está presente en todo el periódico. El artículo editorial es la voz que juzga, aprueba, ensalza o rechaza hechos y personajes con una base ideológica indiscutible, por lo que constituye un verdadero parlamento diario de esos influyentes representantes sociales que son los periódicos”. Editorializar en un periódico no es una opción, sino una labor imprescindible para garantizar su efectividad como medio persuasivo. El lector va a buscar orientación sobre algo que remite al diario como institución. Pero la solvencia de un periódico no se improvisa, se tiene que salvaguardar con una línea continuada de coherencia de buen hacer profesional (Muñón en Armañanzas y Díaz Noci, 1996: 65). 117 CAPÍTULO 5: THE NEW YORK TIMES Y THE WASHINGTON POST: CUBA Y ESTADOS UNIDOS EN LAS ERAS DE OBAMA Y TRUMP El camino previo transitado nos ha permitido adquirir herramientas teóricas, metodológicas y contextuales para llevar a la praxis el análisis del discurso editorial de los dos principales diarios del mainstream estadounidense. La mirada hacia las características del género y el lenguaje periodístico en general, así como sus vínculos con la ideología, el poder y los sistemas económico y político, nos ha encauzado hacia la directriz del presente capítulo, en cuyo primer momento nos acercaremos a los rasgos del discurso periodístico construido en la producción editorial del Times y del Post, para luego adentrarnos en las especificidades de las estrategias presentes en el mismo que dan cuenta de la polarización ideológica. En este sentido, no perdemos de vista la problemática que nos ocupa y su decurso histórico como causa esencial y determinante de muchos de los posicionamientos asumidos en el discurso de ambos diarios. Así, tomamos una serie de indicadores propios de la estructura del género de opinión que nos ocupa y otros distintivos de los matices ideológicos presentes en el discurso, en aras de facilitar nuestro análisis y darle un orden lógico a la exposición de los resultados. Primeramente, examinamos cada editorial por separado centrando la mirada hacia su estructura distintiva y la presencia de elementos característicos del lenguaje periodístico en general. Luego indagamos en torno a las marcas tipificadoras de los elementos ideológicos dentro de un tópico que, en sus diversas aristas, conducía a una oposición de los juicios y opiniones sobre los sucesos y los actores protagónicos de los mismos. Una vez efectuado un enfoque particularizado de cada texto y sus tendencias, se procedió a la integración del comportamiento de los indicadores hallados en su totalidad, lo cual nos permitió arribar a conclusiones sobre el posicionamiento de ambos diarios respecto a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en el contexto trabajado, y presentar una propuesta unificada de las características del discurso periodístico editorial de las dos entidades mediáticas. El presente capítulo evidencia la función del editorial como ese género periodístico que exterioriza la postura ideológica y política del medio en la esfera pública. Además, dicha tipología textual nos muestra valoraciones, análisis e interpretaciones por parte de los diarios estudiados sobre los sucesos alrededor de los vínculos Cuba-Estados Unidos; un tópico que, en el contexto trabajado, recibe una especial trascendencia en la producción editorial del Times y el Post. 118 Si tenemos en cuenta que el editorial es “la voz del periódico”; “el texto de mayor relevancia” dentro del mismo, puesto que “recoge el tema sobre el que el medio quiere pronunciarse de manera más clara, por considerarlo lo más importante” (Martínez Vallvey en Pérez Suria, 2017: 72), y la vía mediante la cual “se prolonga la vida del hecho noticioso, se le da permanencia al contenido y se apunta su trascendencia social” (González Reyna: 2005: 59), llegamos a la conclusión de que no existe otra tipología textual que nos ayude a construir lo más fielmente posible una caracterización discursiva del posicionamiento manifiesto de los diarios. 5.1- PRIMERA PARTE: UNA MIRADA A LOS RASGOS QUE TIPIFICAN EL DISCURSO EDITORIAL DEL TIMES Y DEL POST 5.1.1- ¿Qué nos dice el titulado?: a buen entendedor, con pocas palabras bastan Sin lugar a dudas, el titular es una de las piezas clave en los materiales periodísticos y, en los últimos tiempos mediados por la lectura rápida y fugaz, se convierte en el elemento más importante para la recepción inmediata; no solo porque resulta la primera línea de texto con la que se topa el lector, sino porque, además, constituye para muchos la única referencia de lectura. De ahí que el contenido de este micromensaje sea de vital interés en el análisis discursivo, puesto que en él se sintetiza la idea principal del género periodístico: dígase la información y, en el caso de los géneros opinativos, el juicio o criterio del articulista sobre el tema en cuestión. Los editoriales objeto de estudio no han sido la excepción en este sentido. Si solo tomáramos los titulares (Tabla 1) por separado podríamos ya llegar a conclusiones previas sobre los posicionamientos de The New York Times y The Washington Post acerca de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en el periodo de interés, que abarca una interesante coyuntura de apertura sin precedentes y un retroceso que, cada vez más, se acerca a los momentos de mayor tensión de la Guerra Fría. TABLA 1. Titulares The New York Times The Washington Post “Obama da un paso histórico con Cuba” 17/12/2014 “Obama le da al régimen de Castro en Cuba un rescate inmerecido” 17/12/2014 “Nuevas dinámicas para los disidentes en Cuba” 27/12/2014 “President Obama’s ‘betrayal’ of Cuban democrats” (La “traición” del Presidente Obama a los demócratas cubanos) 19/12/2014 “Washington and Havana Break the Ice” (Washington y La Habana rompen el hielo) 30/1/2015 “Three weeks after Cuba accord, why haven’t more political prisoners been freed?” (Tres semanas después del acuerdo con Cuba, ¿por qué 119 no se han liberado más presos políticos?) 8/1/2015 “Cuban Expectations in a New Era” (Expectativas cubanas en una nueva era) 7/4/2015 “Courting the Castros” (Cortejando a los Castro) 21/2/2015 “Lift the Cuba Travel Ban” (Levanten las prohibiciones de viajes a Cuba) 20/6/2015 “Mr. Obama’s opportunity in Panama” (La oportunidad de Obama en Panamá) 7/4/2015 “What’s Next for Cuba and the U.S.?” (¿Qué sigue para Cuba y Estados Unidos?) 20/7/2015 “Despite Mr. Obama’s ‘engagement,’ Cuba continues its repression” (A pesar del “compromiso” de Obama, Cuba continúa su represión) 1/7/2015 “Growing Momentum to Repeal Cuban Embargo” (Crece el impulso para derogar el embargo cubano) 3/8/2015 “U.S. diplomats in Cuba would do well to focus on human rights” (Los diplomáticos estadounidenses en Cuba harían bien en enfocarse en los derechos humanos) 20/7/2015 “America’s Conflicted Cuba Policy” (La política de América hacia Cuba en conflicto) 23/7/2016 “The U.S. snubs Cuban dissidents” (Estados Unidos desdeña a los disidentes cubanos) 13/8/2015 “Threatening Cuba Will Backfire” (Amenazar a Cuba será contraproducente) 29/11/2016 “Obama to the Castro regime: Do whatever you want” (Obama al régimen de Castro: haz lo que quieras) 18/10/2016 “Push and Pull on Cuba” (El estira y afloja con Cuba) 1/5/2017 “Obama’s latest step on Cuba actually seems necessary and proper” (El último paso de Obama en Cuba realmente parece ser necesario y apropiado) 13/1/2017 “Undoing All the Good Work on Cuba” (Deshaciendo todo el buen trabajo en Cuba) 5/6/2017 “Don’t get too worked up over Trump’s Cuba shift. It’s just a policy tweak” (No se preocupen demasiado por el cambio de Trump con Cuba. Es solo un ajuste de política) 17/6/2017 “A Cynical Reversal on Cuba” (Un giro cínico hacia Cuba) 16/6/2017 “Don’t play down a sinister attack on diplomats in Cuba” (No se minimice un ataque siniestro a los diplomáticos en Cuba) 24/8/2017 “Cuba and the Mystery of the Sonic Weapon” (Cuba y el misterio del arma sónica) 5/10/2017 “Cuba plays dumb in attacks on American diplomats” (Cuba se hace la tonta en ataques a diplomáticos estadounidenses) 30/9/2017 En el Times, el primer titular dedicado al tema, datado en la fecha del anuncio simultáneo de los presidentes de Cuba y Estados Unidos sobre el restablecimiento de los vínculos diplomáticos, coloca a Obama como actor protagonista del suceso, al realzar su figura y calificar su decisión hacia Cuba como “un paso histórico”. Desde aquí se deja claro la aprobación del medio hacia dicha política, así como la importancia que le concede a este evento, al contar el editorial con una versión en español; lo cual evidencia el interés de alcance hacia el público hispano. Ya en el tercer titular dedicado al tema -“Washington and Havana Break the Ice (Washington y La Habana rompen el hielo)” 30/1/2015- se reconoce la 120 participación de la contraparte a través de una metáfora muy conocida, con el mismo sentido en ambos idiomas, para informar de manera directa, desde el inicio, que los dos países han dado el primer paso concreto para iniciar el proceso de restablecimiento de relaciones, si bien el gobierno estadounidense continúa siendo el protagonista. En la totalidad de los titulares el término Cuba está presente de manera explícita, mientras que las alusiones manifiestas a Estados Unidos y su gobierno se evidencian solo en cuatro de los trece. El foco de atención se concentra, de esta manera, en los desafíos del proceso, los eventos y reacciones de la apertura en la Isla, así como los posibles cambios que acontecen –o pudieran acontecer- a razón de esta. Es de destacar el énfasis particular que se hace en los disidentes, al dedicar un editorial en español exclusivamente a este grupo opositor: “Nuevas dinámicas para los disidentes en Cuba” 27/12/2014. Eso denota la importancia y trascendencia que concede el diario al rol de este grupo dentro de la nueva dinámica entre ambas naciones. En la primera etapa, perteneciente a la administración de Obama, los titulares anuncian los avances, expectativas y posible evolución del deshielo, y exhortan a desmantelar los obstáculos por parte del gobierno estadounidense que impiden una mayor celeridad en la normalización de los vínculos entre ambas naciones, como puede observarse en estos ejemplos: “Lift the Cuba Travel Ban” (Levanten las prohibiciones de viajes a Cuba) 20/6/2015; “Growing Momentum to Repeal Cuban Embargo” (Crece el impulso para derogar el embargo cubano) 3/8/2015. Con ello se observa la posición del diario, no solo a favor de la apertura, sino hacia una mayor rapidez en el proceso que pueda garantizar su irreversibilidad; en este sentido, se erige explícitamente como un actor de presión fundamental. El primer titular se alza como una demanda y exhortación explícita hacia el gobierno estadounidense para que permita los viajes libres hacia Cuba sin ninguna restricción; el tono imperativo y apremiante busca inclinar a la opinión pública hacia esta solicitud y convocarla también en la exigencia, puesto que el pueblo estadounidense constituye, a fin de cuentas, el principal afectado en este sentido. Por tanto, en teoría, es el actor más interesado en que dicha exigencia se concrete. De ahí que no resulte difícil mover al lector y lograr su empatía con el discurso. El segundo titular anuncia una visión positiva y optimista sobre el levantamiento del embargo. Constituye por sí mismo otro mecanismo de presión del diario al gobierno para que actúe en correspondencia. Además, al resaltar esta temática y dedicar un editorial a la misma, se aprecia la relevancia que le otorga el Times a dicho problema, cuya solución es crucial para lograr un mayor acercamiento y acelerar el proceso de distención. 121 La preocupación del periódico neoyorquino por una mayor rapidez en el desarrollo del deshielo está dada por la conciencia de las contradicciones existentes a lo interno de las instancias del gobierno estadounidense con respecto al tema Cuba. Esta dualidad ha estado presente desde los inicios del triunfo revolucionario –como pudo apreciarse en el apartado dedicado a las relaciones Cuba-Estados Unidos de la presente tesis- y aún se mantiene en la etapa abordada, a pesar de la política de Obama. Esto puede observarse en el titular “America’s Conflicted Cuba Policy” (La política de América hacia Cuba en conflicto) 23/7/2016, el cual anuncia precisamente el abordaje de las dificultades, contradicciones y desacuerdos en la política exterior del gobierno estadounidense hacia Cuba dentro del contexto de la normalización. El titular implícitamente reconoce también que la lentitud o interrupciones que se puedan presentar dentro de la distención son responsabilidad mayormente del gobierno de Estados Unidos, no del cubano. Continuando en esta perspectiva, en la segunda etapa objeto de análisis, perteneciente al advenimiento y posterior presidencia del republicano Donald Trump, se aprecia un cambio en el tono y posición de los titulares, consecuente con la reforma de política que no comparte. El primero data de noviembre de 2016, cuando se dio a conocer precisamente el triunfo del magnate en las elecciones presidenciales, y expresa la preocupación del Times hacia el cambio que se avecina: “Threatening Cuba Will Backfire” (Amenazar a Cuba será contraproducente) 29/11/2016. Aquí el diario se vale del recurso de la advertencia en su juicio al respecto y deja implícita la posible consecuencia negativa de un retroceso. Los tres titulares siguientes continúan en este mismo perfil: “Push and Pull on Cuba” (El estira y afloja con Cuba) 1/5/2017, que manifiesta una vez más las contradicciones existentes sobre la política exterior hacia la Isla, las cuales permanecen también en esta administración; “Undoing All the Good Work on Cuba” (Deshaciendo todo el buen trabajo en Cuba) 5/6/2017, el cual expresa abiertamente su posicionamiento en contra de la nueva política que “deshace” “todo el buen trabajo” de Obama, de quien el Times es fiel y acérrimo defensor, y “A Cynical Reversal on Cuba” (Un giro cínico hacia Cuba) 16/6/2017, que con la adjetivación consecuente alude a la doble moral de la actual administración estadounidense hacia el tema Cuba. Nótese la evolución hacia una mayor agresividad y radicalización en los calificativos, desde el primer titular: “backfire/contraproducente”, hasta el último: “cynical/cínico”. El título que cierra la etapa –“Cuba and the Mystery of the Sonic Weapon” (Cuba y el misterio del arma sónica) 5/10/2017- está dedicado al episodio que constituyó el mayor detonante y pretexto para sepultar con una aparente razón lógica la apertura iniciada por Obama. También es el suceso que concluye el periodo analizado con las declaraciones de 122 Trump al respecto acusando directamente al gobierno cubano. El titular no hace explícita una opinión, sino que se vale de una frase sugerente y sintética para presentar el tema. El primer titular del Post dedicado a este asunto data también de la fecha del anuncio y, al igual que en el Times, está escrito en español y Obama es el protagonista. Sin embargo, la connotación es totalmente diferente. En este caso, “Obama le da al régimen de Castro en Cuba un rescate inmerecido”, con lo cual se expresa directamente una opinión negativa como punto de partida sobre el anuncio del restablecimiento. Así vemos que el Post desde el principio acude a un discurso bastante directo y agresivo en contra de Cuba y de Obama, por medio de la usual lexicalización “régimen” para referirse al gobierno de Cuba, y de una adjetivación negativa: “rescate inmerecido”, para dejar clara su postura en contra de la apertura. Además, observamos que la razón que expresa es que con esta decisión Obama está salvando a un “régimen” que se encuentra en decadencia, con lo cual solo beneficia a ese régimen que, de no haberse dado el paso hacia la apertura, hubiera colapsado en poco tiempo, según la visión e imagen que quiere transmitir el diario por medio del presente titular. En los titulares del Post tanto Obama como el gobierno cubano constituyen una constante, con el objetivo de dar cuenta de sus aspectos negativos, a tono con el principio rector que plantea Teun Van Dijk (1996) de resaltar las malas propiedades y acciones del adversario. Es común el retrato de Obama como portador de una personalidad débil, permisiva y en una posición de sumisión o de laissez faire hacia el gobierno de Cuba, como puede observarse en los siguientes ejemplos: “Courting the Castros” (Cortejando a los Castro) 21/2/2015; “Obama to the Castro regime: Do whatever you want” (Obama al régimen de Castro: haz lo que quieras) 18/10/2016. El primero constituye una metáfora y, a la vez, una ironía de carácter burlesco que busca poner en ridículo al presidente Obama y su administración, al aludir a un supuesto cortejo del gobierno estadounidense hacia Fidel y Raúl Castro. Este término, en inglés y en español, se refiere a la selección y atracción de una persona a otra con el fin de establecer una relación íntima, la cual suele implicar amor, sexo, compromiso, cohabitación, matrimonio o reproducción. De ahí la connotación agresiva –y a la vez irrespetuosa- del uso de esta expresión en un titular para referirse al presidente en funciones. El segundo expresa un juicio categórico y generalizador que presenta a Obama como portador de una actitud de total concesión hacia el gobierno cubano. Se transmite una imagen negativa del presidente, de debilidad y de “dejar hacer” al adversario lo que este estime. Por otro lado, se destaca que deja de lado al movimiento disidente: “President Obama’s ‘betrayal’ of Cuban democrats” (La “traición” del Presidente Obama a los demócratas 123 cubanos)” 19/12/2014; “The U.S. snubs Cuban dissidents” (Estados Unidos desdeña a los disidentes cubanos) 13/8/2015. El primero muestra un carácter condenatorio, al tratar de “traidor” a Obama. Si bien está entrecomillado por atribuírsele a un grupo de disidentes cubanos, se sobreentiende que al rescatarlo en el propio titular el diario comparte su criterio. El calificativo es particularmente fuerte y agresivo, puesto que se está acusando de traición; que en lo personal alude a la falta que comete una persona que no cumple su palabra o que no guarda la fidelidad debida; pero que en Derecho significa delito cometido contra un deber público, como la patria para los ciudadanos o la disciplina para los militares. El segundo reafirma la desaprobación ante lo que el Post considera un desaire por parte del gobierno estadounidense hacia los disidentes cubanos. De ello se infiere que desarrollará un discurso argumentativo sobre el tema. La excepción a esta tendencia negativa hacia la administración Obama la presenta el siguiente titular: “Obama’s latest step on Cuba actually seems necessary and proper” (El último paso de Obama en Cuba realmente parece ser necesario y apropiado) 13/1/2017, el cual refiere una opinión favorable y positiva hacia la política de Obama, al emplear los calificativos “necesario” y “apropiado” para caracterizar una de sus iniciativas con Cuba, la referida a la migración de los cubanos hacia Estados Unidos. Debido a su tendencia antiinmigrante a tono con las políticas gubernamentales del país en los últimos años, el diario comparte la posición de derogar las leyes que privilegiaban a los cubanos por encima del resto de los latinoamericanos e incitaban a la migración ilegal hacia el territorio estadounidense. En el caso del tratamiento hacia el gobierno cubano, vale rescatar los siguientes ejemplos: “Three weeks after Cuba accord, why haven’t more political prisoners been freed?” (Tres semanas después del acuerdo con Cuba, ¿por qué no se han liberado más presos políticos?) 8/1/2015; “Despite Mr. Obama’s ‘engagement,’ Cuba continues its repression” (A pesar del “compromiso” de Obama, Cuba continúa su represión) 1/7/2015; “U.S. diplomats in Cuba would do well to focus on human rights” (Los diplomáticos estadounidenses en Cuba harían bien en enfocarse en los derechos humanos) 20/7/2015. El primero presenta un cuestionamiento condenatorio; se reclama a Cuba la liberación de una mayor cantidad de presos políticos, asumiendo que luego de tres semanas del acuerdo, es esta su obligación. El segundo titular reafirma el usual tono agresivo del diario capitalino, al valerse desde este punto del término represión que remite a un régimen dictatorial, y anuncia que desarrollará el planteamiento tantas veces reiterado por el Post de que la apertura no ha contribuido a un cambio positivo en Cuba, sino que la situación en la Isla continúa igual, o peor. Además, entrecomilla la palabra compromiso, usada normalmente para referirse a la estrategia de 124 Obama -empleada a menudo en el Times-, con lo cual da a entender, de manera mordaz, que no comparte dicha denominación, puesto que insiste varias veces en los editoriales sobre el planteamiento de que no se trata de un compromiso por parte de Obama, sino de concesiones, o un rescate inmerecido al régimen de los Castro. Este se enlaza con el tercer ejemplo que insta a los funcionarios estadounidenses a intervenir en el polémico asunto de los derechos humanos en Cuba, tema central de las sucesivas conversaciones entre ambos gobiernos desde el triunfo de la Revolución, debido a las ideas encontradas al respecto. En la etapa Trump continúa el estilo de opinión explícito del Post desde el propio titular. El primero es bastante extenso y constituye una explicación por sí mismo: “Don’t get too worked up over Trump’s Cuba shift. It’s just a policy tweak” (No se preocupen demasiado por el cambio de Trump con Cuba. Es solo un ajuste de política) 17/1/2017. Asume una posición positiva y a favor del nuevo presidente -a diferencia de la dirigida hacia Obama-, en este caso con un tono imperativo que busca calmar las tensiones derivadas de los anuncios de cambios hacia Cuba por parte del magnate. Los dos últimos titulares del periodo están dedicados a los sucesos de los supuestos ataques sónicos y, a diferencia del Times que en su titular sobre el tema asume una perspectiva neutral, el Post explicita una opinión acerca de ese evento desde los propios titulares: “Don’t play down a sinister attack on diplomats in Cuba” (No se minimice un ataque siniestro a los diplomáticos en Cuba) 24/8/2017. Aquí vuelve a hacer uso del modo imperativo, califica de “siniestro/sinister” el supuesto ataque e insta a no restarle importancia. Con ello se sobreentiende que asumirá una posición condenatoria al respecto, argumento que le resulta muy conveniente para apoyar su tradicional juicio en contra de la apertura con Cuba. Y “Cuba plays dumb in attacks on American diplomats” (Cuba se hace la tonta en ataques a diplomáticos estadounidenses) 30/9/2017, titular que da a entender que el gobierno cubano conoce sobre las causas y culpables del suceso, y está jugando un papel falso de inocencia. 5.1.2- Obama, Trump y Cuba: primeros indicios de un conflicto El encabezamiento en los textos periodísticos, también llamado copete o entrada, y lead más propiamente en el caso de las noticias, resulta tan importante como el propio titular, debido a que igualmente muchos lectores acuden a esta especie de resumen del material para conocer de manera general el tema o la perspectiva que va a ser desarrollada y ampliada posteriormente. La importancia de este primer párrafo es crucial, puesto que determina, en no pocas ocasiones, que el lector continúe la lectura o que, simplemente, se conforme con este fragmento inicial. 125 En el Análisis del Discurso existen perspectivas que incluso defienden la centralización en esta parte introductoria debido a su trascendencia. Es este el caso de Salgado Andrade (2009: 69), quien plantea que una opción funcional para el análisis del discurso de la prensa es limitarse a explorar el titular y el primer párrafo de cada unidad seleccionada, ya que “al redactar sus materiales, los periodistas, reporteros, comentaristas, columnistas o editorialistas suelen iniciar con lo que a su juicio puede garantizarles la atención de sus lectores. Por otra parte, la propia práctica del periodismo ha fijado su interés precisamente en esas primeras líneas”. Por ello el aguzar la mirada en los encabezamientos de los editoriales objeto de estudio nos permite obtener una panorámica general de qué se está priorizando en estos textos dentro del tópico que nos atañe. De esta manera, al observar el encabezamiento del texto que da apertura a la serie de editoriales del Times –“Obama da un paso histórico con Cuba” 17/12/2014- se reafirma el elogio al presidente demócrata por su anuncio de cambios, al calificarlo como “un paso significativo”, y se critica la política anterior hacia Cuba describiéndola como “uno de los capítulos más desacertados68 de la política exterior estadounidense”. Es visible el enfoque optimista y triunfalista que insinúa una irreversibilidad del proceso, al alegar que este paso “marca el fin” de dicho capítulo. El segundo editorial sobre el tema –“Nuevas dinámicas para los disidentes en Cuba” 27/12/2014-, único en español junto al primero, se dedica a los disidentes cubanos, e inicia precisamente introduciendo a la figura de Oswaldo Payá, uno de los disidentes más mediáticos en Estados Unidos y más activo dentro de este grupo, dirigente, además, de organizaciones concebidas para derrotar al gobierno cubano. Su accidente de tránsito en Cuba que le provocó la muerte ha servido como pretexto ideal para lanzar acusaciones al gobierno cubano, culpándolo del mismo. Acude a un supuesto grafiti de palabras fuertes y contundentes, escrito en la calle donde vivía: “En una plaza sitiada, la disidencia es traición”, y parte desde este primer párrafo de la muerte de Payá, calificándola de “misteriosa”. En el texto dedicado explícitamente a instar al gobierno de Estados Unidos a que elimine el embargo, el primer párrafo se centra en una crítica directa a las prohibiciones de viaje a Cuba, con argumentos razonables que acuden a las comparaciones con otros países adversarios que los estadounidenses pueden visitar, para sustentar lo absurdo de la permanencia de dicha 68 Las cursivas a determinadas adjetivaciones y construcciones calificativas son de la autora, con el objetivo de resaltar un grupo de marcadores explícitos que evidencian la toma de partido y opiniones abiertas de ambos medios sobre los sucesos que rodean la temática en cuestión. 126 prohibición. Constituye una estrategia discursiva inteligente que dificulta la posible contraposición de argumentos convincentes: Es claro que Jartum, Teherán, Damasco y Pyongyang no son destinos turísticos muy populares. Pero son lugares que los estadounidenses pueden visitar sin entrar en conflicto con la ley federal. No obstante, viajar a Cuba por turismo sigue estando prohibido. Llegar allá tras haber sido aprobado el viaje de acuerdo a los propósitos permitidos sigue siendo innecesariamente difícil y costoso69 (20/6/2015). Si bien Obama durante su discurso en La Habana aconsejó olvidar la historia y centrarse en el presente, es de destacar que dos de los encabezamientos del Times acuden a referencias histórico-contextuales, imprescindibles para comprender las complejidades e intríngulis del proceso al que se hace referencia. Ello sucede en el editorial que refleja la inclinación de la opinión pública hacia el fin del embargo, donde se contextualiza el hecho en sus inicios, haciendo referencia a sucesos clave dentro de la historia reciente de Estados Unidos que constituyen un recurso válido y funcional para atraer la atención del lector hacia el tema, familiarizarlo con la etapa y hacerlo caer en cuenta del extenso tiempo que ya cumple el llamado embargo en el largo y cruento recorrido de las relaciones cubano-estadounidenses. También resultada llamativa la referencia a un músico como Bob Dylan, quien se ha pronunciado contra el sistema capitalista y la guerra en varias de sus composiciones, y a una figura política como la de Mandela, luchador incansable contra la injusticia y el apartheid: En 1962, el año en que Bob Dylan lanzó su primer álbum, Marilyn Monroe murió de una sobredosis y Nelson Mandela fue encarcelado, el gobierno de los Estados Unidos impuso un embargo económico a Cuba, en un esfuerzo por derrocar a Fidel Castro70 (3/8/2015). El otro titular que acude al pasado narra una pequeña anécdota, no exenta de humor y sarcasmo, para dar cuenta de la dificultad del proceso que apenas está iniciando. Se recuerdan las palabras irónicas que hiciera llegar Kennedy a Fidel en el lejano año de 1963 cuando intentó iniciar un acercamiento y distención con la Isla: “¿Usted sabe cómo los puercoespines 69 “Granted, Khartoum, Tehran, Damascus and Pyongyang are not terribly popular tourist destinations. But they are places Americans can visit without running afoul of federal law. Yet, traveling to Cuba for tourism continues to be banned. Getting there for approved purposes remains needlessly difficult and expensive”. 70 “In 1962, the year Bob Dylan released his first album, Marilyn Monroe died of an overdose and Nelson Mandela was imprisoned, the American government began imposing an economic embargo on Cuba in an effort to subvert Fidel Castro”. 127 hacen el amor?”, “Con mucho cuidado”71 (30/1/2015). Desde este punto de partida, el editorial busca hacerle comprender al lector que debe tener paciencia, pues el proceso de distensión recién iniciado será lento y complejo; para ello utiliza un recurso comunicacional que coadyuva a mitigar el impacto negativo que pudiera tener dicha información. La idea del cambio paulatino y complejo, unido a la cautela y suspicacia con que se mueve el gobierno cubano en este asunto, es retomada en el encabezamiento de “Cuban Expectations in a New Era” (Expectativas cubanas en una nueva era) 7/4/2015, donde el Times recalca lo difícil que resulta desmantelar la cantidad de sanciones impuestas por Estados Unidos a la Isla, al erigirse en leyes. Lo mismo sucede en uno de los últimos editoriales dedicados al tema –“Push and Pull on Cuba” (El estira y afloja con Cuba) 1/5/2017-, ya en la siguiente administración, donde retrata en el encabezamiento que el tema Cuba se debate en el gobierno de manera más secreta y subrepticia que otros asuntos de carácter nacional, y refiere las presiones de un lado y de otro que recibe la actual administración. El hecho de que el diario neoyorquino haga énfasis en varios de sus encabezamientos en las contradicciones intergubernamentales sobre la política exterior hacia Cuba, no solo es reflejo de sus inquietudes al respecto y la intención explícita de hacerle comprender a sus lectores lo difícil del proceso, sino además, de la importante presencia de los diferentes grupos de presión que funcionan a lo interno del poder político estadounidense y el rol que ejercen dentro de este. Si bien es claro que todos responden a una misma ideología capitalista, de derecha ultranacionalista, y legitimadora del dominio y hegemonía de Estados Unidos a nivel internacional, los modos y maneras de asumir y llevar a la praxis dichos principios varían entre un sector y otro. Los últimos encabezamientos, pertenecientes a la era Trump, muestran de manera explícita la desaprobación del Times hacia el cambio de política de la nueva administración y los aspectos negativos del mismo. En el primero señala las consecuencias que traería un retroceso para Estados Unidos, desde el punto de vista económico-comercial y geopolítico: “aislará aún más a Estados Unidos, perjudicará los intereses comerciales de los Estados Unidos”, además de los perjuicios para Cuba, pues “obstruirá el impulso para una mayor democracia en la isla caribeña”72 (5/6/2017). Por su parte, el segundo se vale de la ironía, un recurso funcional que suele lograr también una empatía con el lector, al apelar a su inteligencia, humor y reflexión. Comienza así 71 “Do you know how porcupines make love? (…)”. “Very carefully”. 72 “…he will further isolate America, hurt American business interests and, quite possibly, impede the push for greater democracy on the Caribbean island”. 128 con una frase sardónica de carácter agresivo poco solapado hacia la administración de Trump y su nueva política, para seguidamente presentar los resultados negativos de su decisión, que califica de “equivocada”: Los fanáticos del ron y los tabacos cubanos pueden dormir tranquilos. Lo mismo puede la cadena Starwood, que ha cerrado un trato para administrar un hotel histórico en La Habana. Pero los estadounidenses que quieran vacacionar en Cuba o comenzar a hacer negocios allí lo tendrán más difícil, como resultado de la decisión equivocada del presidente Trump de frenar de golpe los dos años de apertura diplomática con la Isla73 (16/6/2017). El encabezamiento sobre los supuestos ataques sónicos a los diplomáticos estadounidenses de la Embajada en La Habana, perteneciente al último editorial de la etapa, es consecuente con su título de carácter informativo y no se aventura a hacer acusaciones directas ni afirmaciones categóricas sobre el caso; solo presenta la problemática objeto de análisis e informa brevemente de la situación hasta el momento, haciendo un paralelismo temporal con el periodo de la Guerra Fría, dado lo “intrigante” del “misterio diplomático”. Por otro lado, si observamos los encabezamientos del Post, nos percatamos de que son mucho más homogéneos que los del Times, al reiterar de manera permanente que la política de Obama no ha conducido a cambios positivos ni beneficios, sobre todo para Cuba. Es evidente la hostilidad hacia la administración demócrata y hacia el gobierno cubano, con argumentos refrendados de manera continua. Se cuestiona frecuentemente la seriedad y confiabilidad de Obama y su rol como político y presidente; se presenta una visión pesimista con respecto a los avances que pudieran darse y se culpa de este posible estancamiento al gobierno cubano. Si tomamos como referencia el primero, publicado el propio 17 de diciembre, se evidencia la contraposición con el del Times que elogia la política de Obama, muestra una visión optimista sobre el cambio y critica la perspectiva hacia Cuba de las administraciones anteriores. Acá, sin embargo, se fundamenta la afirmación sobre la decadencia del “régimen” cubano para dar cuenta del error cometido por Obama, así como convencer a la opinión pública de que el gobierno de la Isla estaba a punto de colapsar y que ahora, debido a la decisión de Obama, esto no sucederá: 73 “Fans of Cuban rum and cigars can rest easy. So can the Starwood chain, which has a deal to manage a historic hotel in Havana. But Americans who want to vacation in Cuba or start doing business there will find it harder as a result of President Trump’s misguided decision to slam the brakes on a two-year-old diplomatic opening with the island”. 129 En los últimos meses, las perspectivas para el régimen castrista en Cuba estaban volviéndose incesantemente más oscuras. Las modestas reformas adoptadas en los últimos años para mejorar las pésimas condiciones económicas se habían detenido, debido a la negativa del régimen a permitir a los cubanos unas mayores libertades. Peor aún, el acelerado colapso económico de Venezuela significaba que los enormes subsidios que han mantenido a los Castro a flote durante la década pasada estaban en peligro. Un número creciente de cubanos estaban exigiendo derechos humanos básicos, como la libertad de expresión y de reunión. El resto de los encabezamientos continúa la retórica crítica hacia la iniciativa del presidente demócrata, y de demonización de la realidad cubana y empeoramiento de la situación política y económica en la Isla luego de la apertura, con afirmaciones del tipo: “la forma en que el señor Obama ha llevado las cosas es un error” (19/12/2014); Obama “violó dos promesas que había hecho: vincular esa liberalización con “pasos significativos hacia la democracia”, incluyendo la liberación de todos los presos políticos, y consultar con la sociedad civil cubana, incluyendo a los activistas pro-democracia, sobre el cambio” (8/1/2015); “la mayoría de los indicadores de los derechos humanos en la isla se ha movido en la dirección equivocada” (1/7/2015); “las detenciones políticas han aumentado: solo en marzo hubo más de 600. Más de 50 presos políticos con largas condenas permanecen aún encarcelados” (7/4/2015); “la apertura, incluyendo el restablecimiento de Embajadas el lunes, podría mejorar en lugar de socavar al régimen” (20/7/2015); Los resultados “han sido insignificantes, al menos en términos de libertad y prosperidad para el largo sufrimiento del pueblo cubano” (18/10/2016); “como hemos señalado repetidamente, esa política ha arrojado resultados miserables hasta el momento, tanto en términos económicos como, lo más importante, en términos de mayor libertad para el pueblo cubano. Sin embargo, ha conferido mayor legitimidad política y mayor acceso a recursos financieros al régimen totalitario cubano” (13/1/2017); “los sucesos recientes sugieren que la desagradable realidad de la dictadura de Fidel Castro sigue intacta”74 (30/9/2017). 74 “…the way Mr. Obama has gone about this is a mistake”; “violated two pledges he had made: to link such a liberalization to “significant steps toward democracy,” including the freeing of all political prisoners; and to consult with Cuban civil society, including pro-democracy activists, on the change”; “most indicators of human 130 En este último ejemplo hace uso explícito y directo de un término bastante duro y negativo (dictadura) que remite a los gobiernos más totalitarios del militarismo latinoamericano, protagonistas de torturas, asesinatos y desapariciones de miles de personas en el continente. En el encabezamiento del penúltimo editorial de la etapa, el Post efectúa un balance general y resume todos los argumentos negativos de los que se vale reiteradamente para sustentar su posición en contra de la estrategia política de Obama hacia Cuba: En los dos años transcurridos desde la reapertura de la Embajada de los Estados Unidos en La Habana, la represión de los cubanos -medida en detenciones, golpizas y presos políticos-, ha aumentado significativamente, mientras que el sector privado se ha mantenido estancado. Las exportaciones de los Estados Unidos a Cuba en realidad han disminuido, incluso cuando el régimen de Raúl Castro, carente de efectivo, ahorra millones de dólares pagados por los estadounidenses en tarifas de visas y cargos en hoteles estatales (24/8/2017). Los primeros acercamientos que ofrecen tanto los titulares como los primeros párrafos de los textos periodísticos objeto de estudio, constituyen una apertura hacia posicionamientos bien marcados y opuestos por parte de ambos diarios sobre la forma de conducir las relaciones con Cuba, de ahí la importancia de hacer énfasis en estas unidades textuales. 5.1.3- El Times y el Post: la tematización de dos adversos y sus aristas Los temas que se abordan en el discurso constituyen otro de los elementos clave para dilucidar las prioridades del medio en el tratamiento del suceso y, como ha señalado el propio Van Dijk, es un factor relevante en la interpretación del mismo, en su coherencia global y en lo que representa la información más importante y menos importante. “La coherencia global del discurso en términos de temas o cuestiones indica qué información (y qué opiniones ideológicas) se juzga de mayor o menor importancia, reflejando así las estructuras de las ideologías, actitudes y modelos mentales ideológicos subyacentes” (1996: 47). rights on the island have moved in the wrong direction”; “political detentions have increased: There were more than 600 in March alone. More than 50 long-term political prisoners are still being held”; “The opening, including Monday’s reestablishment of embassies, could well enhance rather than undermine the regime”; “…have been paltry, at least in terms of freedom and prosperity for Cuba’s long-suffering people”; “as we have noted repeatedly, that policy has yielded paltry results so far, both in economic terms and, most important, in terms of greater freedom for the Cuban people. Yet it has conferred greater political legitimacy and greater access to financial resources on the totalitarian Cuban regime”; “recent events suggest that the unpleasant reality of Fidel Castro’s dictatorship remains in place”. 131 Pero también una mirada a los temas nos da la oportunidad de conocer, como afirma Salgado Andrade (2009: 148), no solo lo que se dice, sino también lo que no se dice. De esta manera detectamos presencias y ausencias, así como aspectos en los cuales se hace un marcado énfasis dentro de la realidad mediatizada, teniendo en cuenta los intereses de ambos diarios desde el punto de vista político, económico y social, los cuales atraviesan directamente tanto la línea editorial como las agendas mediáticas. En los textos objeto de estudio hemos identificado macrotemas centrales dentro del decurso de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en el periodo de estudio, así como algunos subtemas derivados, varios de los cuales son reiterados más de una vez en los diferentes editoriales. Si bien la mayoría de macrotemas coinciden, existen otros que son abordados en el Times y que quedan invisibilizados en el Post. Lo mismo sucede en casos alternos dentro de algunos microtemas. Por las características y comportamiento de este aspecto, lo abordaremos de manera conjunta e integrada, a diferencia de los segmentos anteriores, donde se dio profundidad al comportamiento particular de los titulares y encabezamientos en uno y otro diario, lo cual nos permitió llegar a conclusiones generales previas sobre los usos y maneras de estas piezas imprescindibles dentro del texto. Dicho lo anterior, identificamos macrotemas coincidentes en ambos periódicos: Política hacia Cuba antes de Obama; Política de Obama hacia Cuba; Gobierno cubano; Intercambios bilaterales; Movimiento de oposición cubano; Pueblo cubano; Cumbre de Panamá; Economía cubana; Pueblo estadounidense; Administración Trump, y Ataques sónicos. Estos grandes temas no fueron abordados muchas veces con la misma profundidad por ambos diarios; en otras coincide la preponderancia o superficialidad en el tratamiento, y en algunos casos comparten algunos asuntos y difieren en otros. A su vez, existen dos aspectos presentados en el Times a los que no se hace referencia en el Post. Estos son: Política hacia Cuba de sectores del gobierno contra apertura en la administración Obama, y Cubanoamericanos. En la Tabla 2, donde desglosamos la línea temática general de los dos periódicos, destacamos entre paréntesis la cantidad de veces que fue mencionado un tópico, en los casos donde hallamos más de una alusión a los mismos: TABLA 2. Temáticas principales The New York Times The Washington Post Política hacia Cuba antes de Obama: - Ley Helms Burton 1996 - Embargo contra Cuba (5) - Propiedades norteamericanas en Cuba Política hacia Cuba antes de Obama: - La política migratoria anterior condujo a estafas: caso fraude a Medicare 132 - Base Naval de Guantánamo - Prohibición a estadounidenses de visitar Cuba como turistas (2) - Dominio histórico de legisladores cubanoamericanos en política hacia Cuba - Fracaso de la política anterior a Obama (2) Política de Obama hacia Cuba: - Proyecto de ley de senadores para levantar la prohibición de viajar a Cuba - Necesidad de apoyar al sector privado cubano - Proyecto de ley para flexibilizar viajes y comercio - Iniciativas de legisladores estadounidenses de ambos partidos para eliminar embargo - Presentación de proyecto de ley para el comercio regular con Cuba -Hillary Clinton a favor de fin del embargo - Logros de la apertura de Obama para ambos países (3) Política de Obama hacia Cuba: - Ayuda salvadora de Obama al régimen de los Castro (4) - Resultado similar al de Vietnam y China: mantener con vida al régimen - Obama debía condicionar apertura a concesiones por parte de Cuba (3) - Sugerencias al Congreso: promover los cambios solicitados por los disidentes - Violación de Obama de promesas de condicionar apertura a liberación de presos y consulta con la sociedad civil (2) - Negación del gobierno de Obama a dar lista total de detenidos y liberados - Política de Obama errada: ha alcanzado los resultados opuestos (8) - Concesiones inmerecidas de Obama hacia el régimen de Castro - Obama suavizó sanciones comerciales a Cuba - Política de Obama de eliminar el status preferencial migratorio de los cubanos Política hacia Cuba de sectores del gobierno contra apertura: - Iniciativas de otro grupo de legisladores para extender las sanciones contra Cuba - Propuestas de restringir los fondos para mejorar Embajada en Cuba - Presupuestos para programas pro-democracia - Posiciones de Jeb Bush y Marco Rubio Política hacia Cuba de sectores del gobierno contra apertura: No se aborda Gobierno cubano: - Reformas económicas y suspensión de restricciones por el gobierno de Raúl - Autoritarismo y represión del gobierno - Encarcelamiento de disidentes - Liberación de presos políticos por el gobierno - Inteligencia y seguridad cubana - Fidel Castro - Raúl Castro Gobierno cubano: - Decadencia del régimen cubano - Liberación de presos políticos por el régimen, cantidad inferior a la esperada (2) - Represión de Castro hacia su pueblo (2) - Incremento de las detenciones y golpizas a opositores (4) - Régimen de Castro mantiene vigilancia sobre la Isla - Reducciones y restricciones a negocios privados - Manifestación en la Universidad de la Habana contra el embargo encabezada por Josefina Vidal 133 - Largo hostigamiento hacia los diplomáticos estadounidenses en Cuba Intercambios bilaterales: - Primer encuentro entre funcionarios cubanos y estadounidenses - Conferencias de prensa de Josefina Vidal y Roberta Jacobson - Opiniones de Fidel y Raúl Castro - Convenios para mejorar Internet en Cuba - Canje de presos políticos entre ambos gobiernos - Lentitud y dificultades del proceso de apertura - Encuentro y acuerdos económicos entre ambos países - Acto de izamiento de la bandera de Cuba en la apertura de la Embajada en Washington - Progresos en el proceso de distención - Acuerdos mutuos en múltiples esferas Intercambios bilaterales: - Intercambio de espías cubanos y agentes estadounidenses liberados de ambos lados - Lentitud del proceso de apertura - Visita de delegación estadounidense a Cuba: tono demasiado iluso - Reuniones de las delegaciones estadounidenses con funcionarios del régimen y no con disidentes (2) - Conversaciones sobre derechos humanos con Cuba - Apertura de Embajadas - Izamiento de bandera de Estados Unidos en Embajada en Cuba Movimiento de oposición cubano: - Misterio de la muerte de Oswaldo Payá - José Daniel Ferrer (2) - Elizardo Sánchez - Demandas y exigencias de disidentes al gobierno cubano - Encuentro de Roberta Jacobson con los disidentes - Entrevista de Yoani Sánchez a Roberta Jacobson - Presencia de los disidentes en Cumbre de Panamá - Crecimiento y fortaleza de sus filas Movimiento de oposición cubano: - Yoani Sánchez: “gana el castrismo” - Reacción de los disidentes al anuncio de Obama: “error” y “traición” - Demandas de la oposición al gobierno cubano - Muerte sospechosa de Oswaldo Payá - Damas de Blanco - Crítica a no invitación de los disidentes a inauguración de Embajada en Cuba - Ofrecimiento de reunión de Kerry con disidentes aparte: insultante - José Daniel Ferrer Cumbre de Panamá: - Gobiernos latinoamericanos pueden apoyar a disidentes - Peña Nieto y Dilma Rousseff como líderes regionales influyentes Cumbre de Panamá: -Líderes latinoamericanos podrían unirse en una emboscada contra Obama - Apoyo de las naciones latinoamericanas a campaña de Maduro contra sanciones de Estados Unidos a su gobierno Pueblo cubano: - Expectativas con el cambio - Aprobación del restablecimiento - Impacto de las décadas de enemistad - Demandas, temores y anhelos - Aprobación a eliminación del embargo - Avances positivos en la realidad cubana Pueblo cubano: - Retroceso en los derechos humanos del pueblo - Aumento de cubanos intentando emigrar a Estados Unidos (3) Economía cubana: - Presencia de Google y Airbnb en Cuba (2) - Flexibilización y apertura a los privados Economía cubana: - Importaciones estadounidenses a la Isla se han reducido (2) 134 - Empeoramiento de la economía cubana - Afectados emprendedores privados en Cuba con política de Trump - Alto costo del acceso a Internet para los cubanos - Crisis y estancamiento de la economía cubana - Sector privado estancado Cubanoamericanos: - Aumento de aprobación ante el cambio - Inversiones en la Isla (2) - Manifestaciones a favor y en contra de Cuba Cubanoamericanos: No se aborda de forma explícita Pueblo estadounidense: - Aprobaciones del restablecimiento (2) - Aprobación a eliminación del embargo Pueblo estadounidense: - Aumento de visitas de estadounidenses a Cuba Administración Trump: - Amenazas al gobierno cubano - Presiones para revertir la política de Obama: legisladores y Marco Rubio (4) - Presiones de la coalición pro-apertura para continuar con política de Obama (4) - Consecuencias negativas de un posible retroceso (3) -Alternativa positiva de continuar con la política de Obama - Falsedad de Trump al criticar a Cuba y abrazar a otros líderes despóticos del mundo (3) -Decisión de Trump de retroceder la política de Obama; dificultades para los viajes, comercio y negocios de estadounidenses en Cuba (3) - Concesión de Trump hacia los cubanoamericanos conservadores de Miami (2) - Medidas de Obama que se mantienen aún Administración Trump: - Anuncio de Trump de cambio de política hacia Cuba - Crítica del sector pro-Obama - Disidente Ferrer pide a Trump abandonar política de Obama a favor de fuertes sanciones - Lo de Trump es solo una ajuste de política - Medidas de Trump hacia Cuba: lo que cambia y lo que se mantiene - Política de Trump no está errada - Departamento de Estado retira parte del personal estadounidense en Cuba - Detención en la Isla del proceso de otorgamiento de visas a cubanos Ataques sónicos: - Posible arma sónica y síntomas de las víctimas - No se han encontrado culpables - De ser cierto es una violación a las normas internacionales - Gobierno cubano: principal sospechoso - Gobierno cubano niega implicación - Rusia posible sospechoso - Equivocación de Trump al expulsar a diplomáticos cubanos sin pruebas de ataques sónicos - Trump usa misterio del arma sónica para fines políticos cínicos Ataques sónicos: - Variedad de daños y síntomas físicos inexplicables entre los diplomáticos estadounidenses (2) - Extraños ataques sónicos dirigidos explícitamente contra norteamericanos - Sospechoso: gobierno y fuerza de seguridad cubanos - La administración Trump le está dando al régimen el beneficio de la duda, más de lo que merece - Cuba alega inocencia y que ha investigado y no ha encontrado causa (2) - Culpabilidad posible de un tercer país (2) En el caso de la Política hacia Cuba antes de Obama vemos que el Times hace mención a factores esenciales dentro del conflicto histórico, muchos de los cuales constituyen obstáculos para un avance más acelerado en el restablecimiento de las relaciones que es, a fin de cuentas, 135 por lo que apuesta el diario neoyorquino. Estos son la Ley Helms Burton de 1996, las Propiedades estadounidenses en Cuba, la Base Naval de Guantánamo y el Embargo. Dichas problemáticas fueron desarrolladas en el apartado del presente estudio dedicado a la trayectoria de los complejos vínculos entre ambas naciones. La ley Helms Burton y el Embargo se constituyeron en armas de doble filo durante el proceso, de ahí la ralentización del mismo. Nótese que el Times hace énfasis en el Embargo al menos cinco veces en la totalidad de los textos, al abogar por el cese de sus restricciones económicas debido a la dificultad que representan para las inversiones y el comercio de las empresas estadounidenses con Cuba. Otro de los subtópicos fueron la Prohibición a estadounidenses de visitar Cuba como turistas, que el Times refiere más de una vez, también instando a su suspensión, así como el Dominio histórico de legisladores cubanoamericanos en las decisiones que se han tomado hacia Cuba por parte del gobierno de Estados Unidos. Finalmente, los editoriales también acuden a esta etapa previa para resaltar su fracaso como estrategia política, cuestión que menciona también en más de una ocasión. Ello da cuenta de la importancia que le otorga el medio al periodo previo a Obama, del cual resalta sus mayores problemáticas y las consecuencias negativas y opuestas a sus objetivos. Sin embargo, observamos que en el Post la única referencia a la política de administraciones anteriores a Obama es la de la Política migratoria de “Pies secos, Pies mojados”, con la argumentación de que había traído el caso de fraude a Medicare. Curiosamente, es este el único aspecto de la política previa a Obama ante el cual se pronuncia en contra el diario capitalino y, por tanto, el único cambio de la administración demócrata con el que está de acuerdo. No es de interés hacer énfasis en otros aspectos que no constituyen foco de conflicto en el discurso del medio sobre este tema. La Política de Obama hacia Cuba, si bien es abordada por ambos medios, en el Times las referencias están encaminadas a resaltar los aspectos económicos –interés fundamental del diario-, dígase los proyectos de leyes para flexibilizar viajes y comercio, las iniciativas de legisladores estadounidenses de ambos partidos para eliminar el embargo, la necesidad de apoyar al sector privado cubano, y los elogios reiterados en varias ocasiones a la apertura de Obama, al resaltar los beneficios de la misma para ambas naciones. En el Post, sin embargo, existe una mayor cantidad de asuntos, algunos de ellos reproducidos varias veces, y la mayoría como puntos de partida de argumentos negativos. De esta manera, existen cuatro menciones a la ayuda salvadora de Obama al “régimen de los Castro”; se afirma un resultado similar de su política al de Vietnam y China: “mantener con vida al régimen”; insta tres veces a la administración de Obama a condicionar la apertura a 136 cambios por parte de Cuba; se sugiere al Congreso promover los cambios solicitados por los disidentes; asegura más de una vez que, con su política, Obama violó la promesa de condicionar la apertura a liberación de presos y consulta con la sociedad civil; se insiste en la negación del gobierno de Obama a dar la lista total de presos políticos detenidos y liberados por el gobierno cubano, y expresa que Obama ha realizado concesiones inmerecidas al “régimen de Castro”. Esta tendencia confirma que, en la tematizacion de la política de Obama, no se hace énfasis en los avances económico-comerciales con un carácter informativo, como en el caso del Times, sino que el tratamiento del tópico está más dirigido hacia la opinión explícita y no tanto hacia la información de lo alcanzado. De hecho, las únicas referencias de carácter más informativo sobre la política de Obama son la flexibilización de las sanciones comerciales, para informar la paradoja de esta medida con la disminución de las importaciones estadounidenses a Cuba, y la política de eliminar el status preferencial migratorio de los cubanos, justo la única iniciativa que aprueba el Post. No obstante, la alusión a la política de Obama para resaltar “los resultados opuestos” es refrendada ocho veces en la totalidad de los editoriales objeto de estudio, una cifra significativamente alta, teniendo en cuenta que nos centramos en trece textos producidos por el diario durante el periodo. La Política hacia Cuba de sectores del gobierno contra apertura durante la administración de Obama es solo presentada por el Times, con el objetivo de informar al lector las trabas, dificultades y obstáculos que debe enfrentar el presidente para dar cauce a su iniciativa de apertura con la Isla. En este sentido, el diario expone los proyectos de un grupo de legisladores que hace presión para extender las sanciones contra Cuba y restringir los fondos para reparar la Embajada estadounidense, el tema del presupuesto para los programas de subversión contra el gobierno cubano -llamados pro-democracia-, así como las posiciones de Jeb Bush y Marco Rubio, estas últimas para informar que podrían perjudicarlos con el voto latino durante la campaña presidencial. El Post, por su parte, no aborda esta arista; quizás porque no resulta un argumento de peso, al tratarse de un grupo minoritario en la coyuntura de la administración Obama, cuya trascendencia fue mínima, puesto que no pudieron concretarse en este contexto las propuestas contrarias al deshielo. El Gobierno cubano está más tematizado en el Post que en Times y, aunque coinciden en el relieve de algunos aspectos negativos como el autoritarismo y la represión, y el encarcelamiento de los disidentes, en el caso del Post dichos elementos son replicados dos y cuatro veces, respectivamente; junto a otros acontecimientos dentro de esta línea, como la 137 “decadencia del régimen cubano”, la cantidad inferior a la esperada de presos políticos liberados y el mantenimiento de la vigilancia sobre la Isla por el “régimen de Castro”. El Times, por otro lado, resalta como propiedades positivas el gesto del presidente cubano de liberar a 53 presos políticos, y las reformas económicas y suspensión de restricciones por el gobierno de Raúl. También es notable el protagonismo dado a las figuras de Fidel y Raúl Castro. Luego, el Post hace mención a la reducción y restricciones del gobierno cubano a los negocios privados, e informa sobre una manifestación en la Universidad de La Habana contra el embargo encabezada por la funcionaria Josefina Vidal, así como al largo hostigamiento hacia los diplomáticos estadounidenses en Cuba, asuntos a los cuales el diario con sede en Nueva York no hace referencia. Una vez más se observa que las aristas temáticas están estrechamente vinculadas a las intencionalidades de cada medio en particular, al punto de asirse del mismo tópico –como en los casos de los presos políticos y las medidas económicas- para informar desde una perspectiva positiva el uno, y desde una negativa el otro. Asimismo, la Economía cubana es un tema en particular que también desarrollan los editoriales de ambas publicaciones. En este sentido, el Times le da preponderancia a la presencia de Google y Airbnb en Cuba, al hacer mención más de una vez a dicho suceso, y a la flexibilización y apertura a los negocios privados. Más adelante da cuenta del empeoramiento de la economía cubana y la afectación de los emprendedores privados en Cuba debido a la política de Trump. El Post, por otro lado, subraya dos veces que, a pesar de la apertura, las importaciones estadounidenses a la Isla se han reducido; hace énfasis en la crisis de la economía cubana y en el estancamiento del sector privado, además del alto costo del acceso a Internet para los cubanos. Con respecto a los Intercambios bilaterales, ambos periódicos coinciden en la información sobre el canje de presos políticos entre ambos gobiernos y la lentitud del proceso de apertura. Otros aspectos en común son tratados desde aristas diferentes: así, en el caso de la inauguración de las Embajadas, el Times prioriza el acto de izamiento de la bandera de Cuba en la sede diplomática en Washington, mientras que el Post hace referencia al izamiento de la bandera de Estados Unidos en la Embajada en Cuba. El primero, para resaltar el simbolismo del suceso y el paralelismo con las posiciones divergentes sobre la apertura, reflejado en dos grupos opuestos que se manifestaban en ese momento en contra y a favor de Cuba cerca de la sede diplomática; y el segundo para criticar la no invitación a los disidentes al acto por parte del gobierno estadounidense. El Times informa del primer encuentro entre funcionarios cubanos y estadounidenses, de las conferencias de prensa de Josefina Vidal y Roberta Jacobson, de los convenios para 138 mejorar Internet en Cuba, de los acuerdos económicos entre ambos países, y hace un resumen de las alianzas en diversas esferas y los avances en el proceso de distención. Además, incluye las opiniones de Fidel y Raúl Castro sobre el restablecimiento y los contactos entre ambos gobiernos, con lo cual otorga una importancia a estas figuras en la tematización de los intercambios. De manera opuesta, el Post solo hace referencia a elementos similares para calificar el tono de la visita de la delegación estadounidense a Cuba como demasiado iluso y para condenar en dos ocasiones las reuniones de las delegaciones estadounidenses con funcionarios del “régimen” y no con disidentes. Solo menciona las conversaciones bilaterales de manera explícita para indicar que se trató el tema de los derechos humanos y, a diferencia del Times, hace caso omiso a los criterios de Raúl y Fidel Castro en los intercambios gubernamentales. El Movimiento de oposición cubano constituye uno de los temas centrales para ambos diarios en el tratamiento de las relaciones, si bien el proceso se desarrolló exclusivamente de gobierno a gobierno. La muerte del disidente Oswaldo Payá y sus insinuaciones de culpabilidad hacia el gobierno de Cuba, los disidentes José Daniel Ferrer y Yoani Sánchez, las demandas y exigencias del grupo opositor al gobierno, son todos asuntos presentados por los dos medios en sus editoriales. Aunque este sector no haya tomado participación en el proceso de restablecimiento, es de suma relevancia para el sistema mediático estadounidense, teniendo en cuenta que son la faz de sus propios intereses y a quienes ofrecen apoyo financiero para sus acciones contra el gobierno cubano. Ahora bien, es de notar que el tratamiento de la oposición se inclina más hacia aristas positivas en el caso del Times, y hacia ángulos negativos en los editoriales del Post. Por ejemplo, el primero resalta el encuentro de la funcionaria Roberta Jacobson con los disidentes y la entrevista que le hiciera la bloguera Yoani Sánchez, así como la presencia de estos grupos en la Cumbre de Panamá y el crecimiento y fortaleza de sus filas; sin embargo, el segundo destaca la reacción de los disidentes al anuncio de Obama atribuyéndole los calificativos de “error” y “traición”, y las manifestaciones de las llamadas Damas de Blanco; además, critica la no invitación a los disidentes a la inauguración de la Embajada en Cuba y considera el ofrecimiento de John Kerry de reunirse con ellos aparte como insultante. Aquí también se evidencia el tratamiento en el tema dentro del Post más dirigido hacia la exposición de opiniones explícitas, y no tanto a informar sucesos de corte más amigable y conciliador, como es el caso del Times. El Pueblo cubano es reflejado más en el diario neoyorquino que en el capitalino, pues presenta sus expectativas con el cambio, el impacto de las décadas de enemistad, y las 139 demandas, temores y anhelos de los ciudadanos en el nuevo contexto; también informa de la aprobación mayoritaria al restablecimiento y eliminación del embargo, así como de los avances positivos en la realidad cubana. No obstante, las referencias al pueblo cubano en el Post están dirigidas a aspectos totalmente contrapuestos a los del Times dentro del entorno del deshielo: el retroceso en los derechos humanos de la población, y el aumento de la emigración de cubanos hacia Estados Unidos, hecho que reitera en tres ocasiones. Los Cubanoamericanos son solo referidos de manera directa en el Times, para informar también del aumento de la aprobación de este sector hacia el deshielo -aunque a su vez refleja las manifestaciones encontradas dentro del territorio estadounidense- y hacer mención en dos momentos de las inversiones que realizan en la Isla luego de la apertura. El Post no aborda de forma explícita este grupo poblacional, lo cual podría deberse a la inclinación de las nuevas generaciones y la emigración reciente hacia la conciliación con Cuba. El Pueblo estadounidense es mencionado en escasos momentos en la producción editorial de los dos medios: el Times refiere dos veces la aprobación de los estadounidenses al restablecimiento y luego a la eliminación del embargo. El Post solo menciona a la población de Estados Unidos para indicar el aumento de sus visitas a Cuba. La Cumbre de las Américas en Panamá es el único suceso dentro del periodo al que ambos diarios le dan una relevancia especial, debido a su significado simbólico: la presencia de Cuba por primera vez luego de su expulsión hace más de medio siglo del sistema interamericano, y también el primer encuentro y estrechamiento de manos entre Raúl y Obama. Dentro de este evento, el Times apela a los gobiernos latinoamericanos para que apoyen a los disidentes cubanos y se dirige directamente a los presidentes Enrique Peña Nieto, de México, y Dilma Rousseff, de Brasil, como líderes de los gigantes regionales. Por su parte, el Post continúa su línea negativa al subrayar que los líderes latinoamericanos podrían unirse en una emboscada contra Obama y apoyar a Maduro en su campaña de protesta contra las sanciones de Estados Unidos a su gobierno. Dentro de la era de la Administración Trump, The New York Times reportó sobre las amenazas del nuevo presidente al gobierno cubano, hizo mención cuatro veces tanto de las presiones de varios legisladores -y en particular Marco Rubio- para revertir la política de Obama, como de las ejercidas por la coalición pro-apertura dentro del gobierno para continuar con dicha política. Abordó durante tres momentos distintos las consecuencias negativas de un posible retroceso, y presentó la alternativa positiva de seguir con la política de Obama. No faltó la tematización dirigida hacia el relieve de aspectos negativos de Trump, como su falsedad al criticar a Cuba y abrazar a “otros líderes despóticos del mundo” –suceso que 140 expone tres veces-, así como la reiteración de sus concesiones hacia los cubanoamericanos conservadores de Miami y dentro del gobierno estadounidense. También recalcó en tres menciones la decisión de Trump de retroceder la política de Obama y las dificultades que sobrevienen para los viajes, comercio y negocios de estadounidenses en Cuba. Finalmente, informó sobre las medidas de Obama que continúan en vigor. Con respecto al Post, plantea que el cambio de política es solo un ajuste, al exponer la crítica del sector pro-Obama hacia el anuncio de las medidas. Desarrolla lo que se modifica y lo que se mantiene de la administración anterior, reafirma que la política de Trump no está errada, e informa sobre el retiro por parte del Departamento de Estado de una parte del personal estadounidense en Cuba y de la detención en la Isla del proceso de otorgamiento de visas a cubanos. Como se comprueba una vez más, el tratamiento temático en uno y otro diario está mediado por el posicionamiento hacia la administración Trump, donde el primero informa de aspectos negativos y esta vez combina los sucesos con los juicios; y lo mismo sucede en el segundo caso, pero desde un matiz totalmente opuesto. El último gran tópico desarrollado es el referente al misterio de los supuestos Ataques sónicos, donde ambos medios coinciden en detallar los síntomas físicos de los diplomáticos estadounidenses, la hipótesis del arma sónica, el gobierno cubano como principal sospechoso, la culpabilidad posible de un tercer país –mencionado dos veces por el Post y con la insinuación explícita hacia Rusia del Times-, las declaraciones de Cuba negando implicación en los sucesos y reafirmando su inocencia, y la falta de hallazgos de causas, pruebas o culpables. Sin embargo, una vez más, cuando entra en juego la referencia explícita hacia la administración Trump, el Times destaca la equivocación del presidente al expulsar a los diplomáticos cubanos y advierte del uso del misterio del arma sónica por parte del magnate para “fines políticos cínicos”. No obstante, el Post presenta una versión benévola del gobierno estadounidense, al apuntar que la administración Trump le está dando al “régimen” en este caso el beneficio de la duda, más de lo que merece. 5.1.4- Semblanza de los protagonistas: dos versiones, un mismo personaje Una mirada aguda hacia el tratamiento particular de los actores implicados en el tema que nos ocupa contribuye a profundizar en las visiones de ambos medios sobre los protagonistas del evento, así como los matices, cambios y aparentes contradicciones que existen a lo interno de la construcción de figuras clave en el contexto analizado. Barack Obama y su administración, Raúl Castro y su gobierno, los sectores de presión contra-apertura, los disidentes y el pueblo cubano en su generalidad, así como Donald Trump y su gabinete, entre 141 otros actores de menor presencia en los textos objeto de estudio, constituyen las piezas motoras de este juego de ajedrez donde no existe un claro ganador. Los actores –en palabras de Van Dijk (2003: 172)- “son categorías constitutivas de las situaciones sociales y, como partes de las situaciones comunicativas, desempeñan diversos roles comunicativos, como los asociados a los distintos tipos de hablantes, escritores o autores, así como a los diferentes tipos de destinatarios. Pueden definirse localmente como individuos, o de manera global recurriendo a términos relacionados con los grupos, las organizaciones o las instituciones”. La representación de los actores políticos constituye un aspecto relevante, en tanto puede ilustrarnos sobre un factor que la Economía Política de la Comunicación considera de vital importancia: el referente a cómo los medios, el contenido y el sistema de comunicación refuerzan el desafío de influir en las relaciones sociales, de clase, de jerarquización económica y de oposición política existentes. Además, coadyuva a conocer también cómo los encuentros – y desencuentros- entre la política gubernamental y la prensa puede influir en el comportamiento y contenido de los medios (Valle Rojas et al. 2012). Debido a que, lógicamente, los actores en ambos diarios vienen siendo los mismos – salvo en el caso de algunas menciones periféricas a sujetos menos sobresalientes usados como fuentes legitimantes con el objetivo de sustentar un juicio-, abordaremos las visiones de conjunto presentando cada uno de los implicados y el posicionamiento de un medio y otro ante los mismos. En el caso del Times, la visión hacia Obama y su gobierno es positiva en todo momento. Se muestra un apoyo directo y explícito, con elogios repetidos hacia su decisión. Subraya en más de una ocasión los logros alcanzados por su administración y desarrolla también de manera pormenorizada cada uno de estos avances en varias áreas. Diversos ejemplos al respecto pueden apreciarse en el primer editorial dedicado al tema –“Obama da un paso histórico con Cuba” 17/12/2014-, posición que se mantiene como tendencia en la producción del diario neoyorquino: “La decisión (…) representa un cambio de dirección que este periódico ha apoyado enfáticamente” (NYT, 17/12/2014, 2/11); “Obama (…) actuó con valentía, haciendo todo lo que está a su alcance” (Ídem, 3/11); “un giro de política que podría terminar representando el más importante legado de política exterior para Obama” (Ídem, 10/11); “Lo más seguro es que la historia reconozca que Obama acertó” (Ídem, 11/11). 142 Expresa que los cambios anunciados por Obama ayudarán también “a empoderar al sector empresarial cubano” y el internet a “fortalecer la sociedad civil” (Ídem, 7/11). Un editorial representativo del tratamiento positivo hacia la administración de Obama es “Lift the Cuba Travel Ban” (Levanten las prohibiciones de viajes a Cuba) 20/6/2015, donde los actores protagónicos son las entidades que conforman el gobierno estadounidense, en franca contradicción y pugnas con respecto a la política hacia Cuba, según muestra el propio editorial. En este sentido, se posiciona a favor de los que abogan por levantar las restricciones y critica al bando que busca mantenerlas y/o intensificarlas, resaltando lo absurdo de esta posición, señalando sus consecuencias negativas e instando a dichas entidades a cambiar su actitud al respecto. La postura pro-Obama del Times también es evidente en su crítica hacia los sectores que apuestan por el mantenimiento del status quo hacia Cuba, como demuestra en el texto “America’s Conflicted Cuba Policy” (La política de América hacia Cuba en conflicto) 23/7/2016, donde califica la actitud de los legisladores que defienden el embargo como “obstinada/stubborn”, “política conflictiva, y en efecto, incoherente/conflicted, indeed incoherent, policy”, que impide avanzar más en la distención. Por otra parte, la representación de este actor político en The Washington Post es totalmente diferente. Mientras el Times realza su figura, el diario capitalino la desmoraliza. Afirma que su “expediente” está “lleno de un tibio e inconstante apoyo al cambio democrático en todo el mundo” (WP, 17/12/2014, 7/8); asegura que el objetivo de su política “es evitar el colapso del régimen” (WP, 19/12/2014, 12/13), pues ha otorgado “a un régimen fracasado de 50 años nueva vida” (WP, 17/12/2014, 8/8), y alega que “rechazó” a los disidentes (WP, 19/12/2014, 12/13). Un argumento de marcada reiteración es que su política no ha conducido a los resultados que buscaba, sino todo lo contrario; así como el hecho de no exigir mayores concesiones al gobierno de Cuba. La excepción de esta regla es el elogio hacia la última iniciativa de Obama de modificar la política migratoria con Cuba, arguyendo que “este cambio en particular parece ser más necesario y adecuado que los anteriores”75 (WP, 13/1/2017, 3/4). No obstante, es clara la visión negativa hacia el presidente demócrata, con argumentos en los que insinúa una traición hacia los principios que debe seguir como líder de Estados Unidos. En dicha construcción y, al dedicarse a contraargumentar sus razones para la apertura, Obama 75 “…this particular change seems more necessary and proper than previous ones”. 143 se erige también como una especie de adversario. Es la misma estrategia empleada por el Times en sus últimos editoriales, en este caso contra Trump, como se observará más adelante. El tratamiento del gobierno cubano y sus actores es variable en The New York Times, con propiedades tanto positivas como negativas, según la coyuntura. Por ejemplo, en el editorial fechado el día del anuncio del restablecimiento, se expresa una visión positiva hacia Raúl Castro y su gobierno, con elogios hacia los cambios propulsados, matizados con algunas críticas al status anterior. Reconoce que “El Presidente de Cuba, Raúl Castro, merece reconocimiento por su pragmatismo”; sin embargo, inmediatamente después introduce una afirmación negativa: “aunque Cuba sigue siendo un estado policial con una economía fallida”, que luego matiza alegando que “el gobierno ha impulsado una serie de reformas económicas que han empoderado al cubano común y corriente, y suspendió restricciones que cruelmente impedían que muchos cubanos viajaran al exterior” (NYT, 17/12/2014, 5/11). Sin embargo, en el siguiente editorial, fechado el 27 de diciembre y dedicado a los disidentes, se expone una visión extremadamente negativa. Es un texto plagado de acusaciones, insinuaciones y ataques al gobierno cubano. Lo califica de “autoritario” y argumenta su carácter represivo y opresivo hacia los disidentes y el pueblo cubano. En otros textos también hace uso de términos comunes para referirse al adversario, como “estado policial” y “baluarte represivo socialista”. No obstante, en varios materiales vuelve a reiterar un tratamiento de este actor con un carácter más conciliador y positivo, al elogiar la apertura del gobierno. Por ejemplo, la diplomática Josefina Vidal, quien presidió la delegación cubana en las rondas de conversaciones bilaterales, es calificada de “vivaz/vivacious” y elogiada por sus respuestas a la prensa. A su vez, otorga una importancia a la figura y criterios de Fidel Castro, al exponer sus declaraciones y hacer mención a su silencio previo. Cuando hace referencia a su persona no acude a términos ofensivos y/o condenatorios. Le nombra de manera neutral: Fidel Castro, o respetuosamente “Señor Castro”, y se introduce una cita suya positiva que comienza con las suspicacias del líder y termina con un discurso predominantemente conciliador. El mismo procedimiento se sigue con su hermano Raúl, cuya figura aborda también de manera respetuosa; incluye sus percepciones sobre las dificultades de la apertura y cierra igualmente con una visión positiva. Con ello se evidencia no solo un tratamiento favorable de ambos líderes que busca la reconciliación del lector con ellos, sino, además, la intención de fomentar en el destinatario una posición a favor del restablecimiento de las relaciones y el olvido de rencores. 144 El Post cuenta con referencias mucho más abarcadoras, directas y explícitas hacia el gobierno cubano y, a diferencia del Times, sus descripciones de este actor son en su totalidad negativas. Abundan las denominaciones clásicas de “régimen castrista”, “régimen de Castro/ Castro regime”, “régimen totalitario/ totalitarian regime”, “sistema totalitario/ totalitarian system”, “gobernantes totalitarios/ totalitarian rulers”, “tiranía de Castro/ Castro’s tyranny”, “control totalitario/ Totalitarian control”, “represión política/ political repression”, etc. Se trata de “una dictadura dinástica que sigue siendo una de las más represivas del planeta” (WP, 13/8/2015, 2/6); “…lo que los Castros representan tan vívidamente: la imposición, el estatismo, el control y gobierno a través del miedo” (Ídem, 3/6). “Pero lo peor de su comportamiento ha sido la represión a su propio pueblo, que ha llevado repetidamente a las olas de refugiados a los estrechos de Florida” (WP, 19/12/2014, 5/13)76. Se acuden a denominaciones negativas que reafirman el lenguaje tradicional de la prensa estadounidense hacia el gobierno cubano, con lo cual no se produce en este medio cambio alguno en el tratamiento a dicho actor. Los disidentes, si bien no constituyen entes interventores directos en el proceso de distención y luego de retroceso, se erigen como actores preponderantes en el discurso de ambos diarios, donde la visión de los mismos coincide en sentido general. Estamos hablando de aliados clave de los intereses estadounidenses, financiados por el país del Norte y portadores de la imagen e información que sobre Cuba divulga el sistema mediático hegemónico de Estados Unidos y otros países capitalistas del hemisferio occidental. De esta manera, la visión hacia el movimiento de oposición es, lógicamente, positiva en ambos medios. El Times lo coloca como un grupo formado por valientes luchadores debido a su resistencia hacia la represión y encarcelamientos por parte del gobierno cubano. A Oswaldo Payá lo realza como héroe, protagonista de una “misión corajuda”; de José Daniel Ferrer destaca su “carácter fuerte” como líder de la oposición y su valentía al permanecer en la Isla contra la voluntad del gobierno cubano; y a Elizardo Sánchez lo nombra el decano de los defensores de los derechos humanos en Cuba. Para el Post los disidentes son “cubanos que han arriesgado sus vidas para luchar por la democracia y los derechos humanos” (WP, 19/12/2014, 1/13), “valientes luchadores por la libertad” (Ídem, 10/13), “activistas cubanos por los derechos humanos” (Ídem, 12/13), “los verdaderos héroes de América Latina” (WP, 7/4/2015, 5/5) que “personifican los valores que la 76 “…a dynastic dictatorship that remains one of the most repressive on the planet”; “what the Castros so vividly stand for: diktat, statism, control and rule by fear”; “But its worst behavior has been the repression of its own people, which has repeatedly driven waves of refugees to the Florida straits”. 145 bandera estadounidense representa: la dignidad humana, la sabiduría del individuo por encima del estado y el libre acceso a derechos básicos de expresión en el discurso, reunión y pensamiento” (WP, 13/8/2015, 2/6). Dentro de las especificidades, caracteriza a las Damas de Blanco como “un grupo de mujeres asombrosamente valientes que marchan cada semana en apoyo a los presos políticos” (WP, 8/1/2015, 2/13); y al disidente Danilo Maldonado lo presenta como “artista” y víctima al ser detenido “cuando intentaba realizar un performance con dos cerdos a los que llamó “Raúl” y “Fidel” (WP, 13/8/2015, 4/6)77. Maldonado actualmente reside en Miami y se encuentra cumpliendo condena en la cárcel de esa ciudad desde septiembre de 2018 acusado de un delito de acecho agravado (stalking aggravated). En el caso de Trump y su administración, las representaciones que dejan ver uno y otro diario son totalmente diferentes. The New York Times expresa su desacuerdo hacia el discurso del magnate sobre Cuba calificándolo de “breve e irreflexivo/ brief and thoughtless”; lanza una acusación directa hacia su persona describiendo sus preocupaciones sobre los derechos humanos en Cuba como “falsas, dado el abrazo efusivo del Sr. Trump con líderes autoritarios, desde el presidente Vladimir Putin en Rusia hasta el presidente Abdel Fattah el-Sisi en Egipto” (NYT, 5/6/2017, 8/10), con lo cual está exponiendo la actitud hipócrita del nuevo inquilino de la Casa Blanca. Alega que su decisión busca solo favorecer al sector conservador republicano de la Florida, que “podría ayudarlo a resultar reelecto en 2020, pero no ayudaría a nadie más”78 (Ídem, 9/10), por tanto, insinúa también el egoísmo y egocentrismo del nuevo mandatario, cuya decisión solo lo beneficiaría a él. En el editorial “A Cynical Reversal on Cuba” (Un giro cínico hacia Cuba) 16/6/2017, el periódico neoyorquino califica la decisión de Trump de retroceder parte de la política de Obama como “equivocada/ misguided”, “malévola cruzada política/ spiteful political crusade”, “históricamente falsa/ historically bogus” y, desde el título, de “cínica”. Afirma que “se arrodilla/genuflecting” ante los cubanoamericanos de Miami, lo cual sugiere una posición humillante y de sumisión. 77 “Cubans who have put their lives on the line to fight for democracy and human rights”; “…brave freedom fighters”; “Cuban human rights activists”; “the real heroes of Latin America”; “…embody the values that the American flag represents: human dignity, the wisdom of the individual above the state and free access to basic rights of expression in speech, assembly and thought”; “…an astonishingly courageous group of women who march each week in support of political prisoners”; “…when he tried to stage a performance with two pigs he named “Raúl” and “Fidel””. 78 “…disingenuous, given Mr. Trump’s effusive embrace of authoritarian leaders from President Vladimir Putin in Russia to President Abdel Fattah el-Sisi in Egypt”; “…might help him get re-elected in 2020, but it would help no one else”. 146 El medio capitalino, por su parte, se dedica a realzar a la administración Trump. Expresa sobre su política que “un poco más de impaciencia sobre la democracia no es algo tan malo” y que “su mensaje no está errado –ni sobre la falta de reformas políticas en Cuba desde que comenzó el esfuerzo del señor Obama, ni sobre el riesgo de que Castro y sus compinches usen mayores flujos económicos como un rescate de facto” (WP, 17/6/2017, 5/5). Califica de “prudente/ prudent” su decisión de retirar a más de la mitad del personal de la Embajada en Cuba y en el caso de los ataques sónicos destaca su actitud benévola y nada responsable de lo que está sucediendo: Y no, la administración de Trump, que ha preservado en gran medida la apertura del señor Obama, no tiene la culpa: el Estado dice que los ataques comenzaron en noviembre de 2016. En lugar de aprovecharse de ellos, el Departamento de Estado a través del Secretario de Estado Rex Tillerson, les ha restado importancia; los cubanos fueron expulsados en mayo, pero no se hizo ningún anuncio hasta este mes79 (WP, 24/8/2017, 5/5). En este punto, respecto al tratamiento divergente de los dos mandatarios por parte de los periódicos -el Times pro-Obama y vs Trump; el Post contrario a Obama y conciliador con Trump-, es válido rescatar los señalamientos que realiza el politólogo estadounidense Noam Chomsky (en Suárez, 2005) sobre los vínculos entre los medios de comunicación y el poder: los medios funcionan como instrumentos del poder que movilizan el apoyo a los intereses especiales de las élites dominantes y, con el objetivo de cumplir esta función, se necesita desarrollar una propaganda sistemática. Así, los medios protegerán los intereses de los poderosos, pero eso no implica que se abstengan de criticar a quienes guían al Estado. Cuestionar los fallos del presidente, en este sentido, puede reflejar una mayor ilusión sobre las virtudes del sistema democrático. Van Dijk también comparte este principio cuando señala que “esa libertad de disenso está organizada y controlada. La oposición, también expresada por los medios, está reducida por un conjunto de límites que ponen las instituciones poderosas y también puede convertirse en una rutina” (2009: 97). 79 “…a little more impatience about democracy isn’t such a bad thing”; “his message is not wrong — neither about the lack of political reform in Cuba since Mr. Obama’s effort began, nor about the risk that Mr. Castro and his cronies will use greater economic flows as a de facto bailout”; “no, the Trump administration, which has largely preserved Mr. Obama’s opening, is not to blame: State says the attacks began in November 2016. Rather than seize on them, the State Department under Secretary of State Rex Tillerson has played them down; the Cubans were expelled in May, but no announcement was made until this month”. 147 Otros actores que rodean el contexto de deshielo y retroceso son abordados en menor medida, como el pueblo cubano, que tiende a ser victimizado en ambos diarios, aunque existen referencias mucho más frecuentes del mismo en el Times, el cual presenta a los cubanos como expectantes, ansiosos y esperanzados ante los cambios, y los retrata como nacionalistas y “ferozmente protectores de la soberanía de su nación y el derecho a la autodeterminación”80 (NYT, 29/11/2016, 4/7). También se hace una breve referencia a los gobiernos latinoamericanos en los dos medios. El Times, dirigiéndose específicamente a los presidentes Enrique Peña Nieto y Dilma Rousseff, los considera actores influyentes dentro de la geopolítica regional a los que insta a apoyar a los disidentes. El Post, sin embargo, los distingue entre los grupos de presión para que Estados Unidos ponga fin al aislamiento del “régimen de Castro” y considera que los líderes latinoamericanos pueden unirse para hacerle una emboscada a Obama orquestada por Maduro en la Cumbre. Con ello contradice el argumento del propio Obama de que la apertura mejorará las relaciones con América Latina: Los países que previamente exigieron el fin de las sanciones de Estados Unidos contra Cuba ahora no esperarán las reformas de La Habana, al contrario, presionarán a la administración Obama para que no sancione a Venezuela (WP, 17/12/2014, 7/8). En los últimos editoriales, dedicados a los supuestos ataques sónicos, entran a jugar como nuevos actores los diplomáticos estadounidenses en La Habana, quienes se erigen como las nuevas víctimas en la actual coyuntura, en lugar de las usuales: disidentes y pueblo cubano. El tratamiento de actores nos ha mostrado explícitamente la caracterización que buscan construir ambos diarios de aquellos implicados en los sucesos que abordan. Se construye un retrato basado en la adjetivación fundamentalmente, portadora de calificativos, ya sean positivos, ya negativos, como se manifiesta en algunos casos que hemos resaltado en cursiva debido a su trascendencia. Siguiendo a Salgado Andrade (2009: 175), comprobamos que, en efecto, las valoraciones dan cabida a una enriquecedora veta de análisis en el discurso periodístico, en vista de que posibilitan explicar cómo se califica, clasifica y construye la realidad difundida. Además, se evidencia la apelación a las emociones o juicios “que la realidad calificada o clasificada despierta en el enunciador”. 80 “…Cubans who are fiercely protective of their nation’s sovereignty and right to self-determination”. 148 5.1.5- Los soportes discursivos de un tercero: quién dice qué, cómo y por qué Las fuentes constituyen un referente muy importante en el discurso periodístico para sustentar y validar los argumentos; aunque su presencia también puede estar dada para rebatir y/o desmentir una afirmación, como suele suceder en los casos objeto de estudio en varias ocasiones. En palabras de Salgado Andrade (2009: 126), las fuentes a las que se acude para reforzar la estrategia discursiva, pueden usarse “para filtrar, avalar, contradecir, refutar o argumentar información”. Asimismo, las fuentes se erigen como un ente otro que le permite al medio no hacerse responsable de un discurso propio, directo y explícito, ante determinada tesis, juicio o información. La clásica excusa de las citas, ya sea directas o indirectas, en cuanto a que “lo dijo otro, no lo dije yo”, no deja de ser, a fin de cuentas, un pretexto de poco sustento, dado que, al citar un diario de manera directa o indirecta a determinada fuente, le está otorgando una relevancia explícita y es claro que la mayor parte de las veces comparte las afirmaciones de las que se hace eco. En la temática que nos ocupa las fuentes potenciales en el discurso eran los gobiernos estadounidense y cubano, medios de comunicación de ambos países, así como expertos, autoridades u organizaciones de diverso tipo. Pero más allá de estos, hallamos una fuente que muchas veces se convirtió en la principal, incluso siguiendo en referencias al gobierno estadounidense, que fue la entidad más citada dentro de las fuentes contempladas como posibles en el presente estudio. Así, en el caso del Times, en los trece editoriales objeto de estudio se valió del discurso del gobierno estadounidense en dieciséis ocasiones, muy cerca del Post, que solo lo superó en dos referencias, al reunir dieciocho alusiones. Luego de la predominancia en ambos periódicos de dicha entidad, se coloca el movimiento disidente cubano, con cinco referencias en el Times, cuya cifra casi triplica el Post, al citar a este grupo en trece momentos. Por su parte, el gobierno cubano es citado cinco veces en el diario neoyorquino y cuatro en el capitalino. El resto de las fuentes varía en ambos medios: así, el Times refiere cinco citas de expertos, autoridades u organizaciones internacionales; mientras que el Post solo cuenta con una referencia en esta categoría. Medios de comunicación estadounidenses son citados cinco veces en el Post y, sin embargo, el Times no acude en momento alguno a informaciones de otras organizaciones mediáticas. En el caso de fuentes de diverso tipo que no entran en las principales contempladas, el Times presenta una referencia, mientras que en el Post pudieron hallarse tres. Ninguno de los dos diarios cita en coyuntura alguna a medios de comunicación cubanos, ni siquiera para rebatir determinadas informaciones o juicios. 149 Las fuentes del gobierno estadounidense en la era Obama citadas por el Times son de carácter positivo y se usan para validar un discurso que comparte y por el que aboga a favor de la flexibilización, la apertura, el levantamiento de las prohibiciones de viajes y negocios, y el cese del embargo en general: “Estos 50 años han demostrado que el aislamiento no funciona”, dijo Obama. “Es hora de tener una nueva estrategia” (NYT, 17/12/2014, 4/11). “El embargo ha beneficiado al régimen de Castro y perjudicado al pueblo cubano”, dijo el Representante Emmer. “Lo hemos prolongado por demasiado tiempo” (NYT, 3/8/2015, 5/11). “Alentada por la misma preocupación, la Senadora Amy Klobuchar, Demócrata por Minessota, presentó un proyecto de ley en febrero que permitiría el comercio regular con Cuba. “Lo que va a suceder es que los estadounidenses van a ir a Cuba a alojarse en hoteles españoles, a comer comida alemana y a usar computadoras chinas”, dijo” (Ídem, 7/11). “Hillary Rodham Clinton hizo un llamado enérgico a poner fin al embargo en un discurso en Miami el viernes, señalando que los cubanos quieren ampliar los contactos con Estados Unidos. “Quieren comprar nuestros productos, leer nuestros libros, navegar por nuestra web y saber más sobre nuestro pueblo,” dijo. “Ese es el camino hacia la democracia y la dignidad, y debemos transitarlo juntos”81 (Ídem, 11/11). Por otra parte, las referencias directas e indirectas que incluye sobre Donald Trump y el bando que aboga por mantener el status quo previo a Obama son insertadas con el objetivo de ser rebatidas, criticadas y puestas en entredicho; mediante una serie de argumentos en contra que suele desarrollar posteriormente. En el siguiente caso, luego de referir el discurso interviene directamente para desacreditar dicha política y calificarla de “conflictiva/conflicted” e “incoherente/incoherent”: “una obstinada coalición de legisladores insiste en que Estados Unidos sigue moralmente obligado a mantener las sanciones vigentes hasta que –según las 81 “The embargo has benefited the Castro regime and hurt the Cuban people,” said Representative Emmer. “We’ve given it plenty of time”; “Spurred by the same concern, Senator Amy Klobuchar, Democrat of Minnesota, introduced a bill in February that would allow regular commerce with Cuba. “What is going to happen is Americans are going to flock to Cuba, they’re going to be staying in Spanish hotels, eating German food and using Chinese computers,” she said”; “Hillary Rodham Clinton made a forceful appeal to end the embargo in a speech in Miami on Friday, noting that Cubans want broader contact with the United States. “They want to buy our goods, read our books, surf our web and learn from our people,” she said. “That is the road toward democracy and dignity, and we should walk it together”. 150 palabras de la plataforma del Partido Republicano- “los corruptos mandatarios de la Isla se vean obligados a dejar el poder y rindan cuentas por sus crímenes de lesa humanidad” (NYT, 23/7/2016, 3/8). “Un pequeño, pero ruidoso grupo de legisladores, entre los que se encuentra el Senador Marco Rubio, han presionado a la Casa Blanca para que le dé marcha atrás al proceso de normalización que el Presidente Obama pusiera en marcha en 2014. El gobierno cubano, alegan, no se ha vuelto menos despótico y tiene que ser presionado para que haga reformas mediante la aplicación estricta de las sanciones existentes, la amonestación pública y el aislamiento diplomático”82 (NYT, 1/5/2017, 2/10). Los siguientes ejemplos sobre Trump también dan cuenta de la misma tendencia: “Los pronunciamientos públicos del señor Trump sobre la política hacia Cuba han sido breves e irreflexivos. Poco después de haber sido electo, el señor Trump escribió en su cuenta de Twiter: "Si Cuba no está dispuesta a hacer un mejor trato para el pueblo cubano, el pueblo cubanoamericano y los Estados Unidos en general, terminaré el acuerdo" (NYT, 1/5/2017, 5/10). “Estoy cancelando el trato de beneficio unilateral para Cuba que hizo la pasada administración” –declaró, una exageración, dado que solo revocó algunas partes” (NYT, 16/6/2017, 3/9). “El objetivo, dice, es forzar a los líderes cubanos a poner fin a la represión, abrazar la democracia y abrir su economía. "Ya no permaneceremos en silencio frente a la opresión comunista", dijo, y agregó que la breve distensión de Obama solo ha empoderado al gobierno comunista y ha enriquecido a los militares”83 (Ídem, 6/9). 82 “…a stubborn coalition of lawmakers insists that the United States remains morally obligated to keep sanctions in place until — in the words of the Republican Party platform — the island’s “corrupt rulers are forced from power and brought to account for their crimes against humanity”; “A small but vocal group of lawmakers, including Senator Marco Rubio, have pressed the White House to roll back the process of normalization President Barack Obama set in motion in 2014. The Cuban government, they contend, has become no less despotic and must be pressured to reform through strict enforcement of existing sanctions, public admonishment and diplomatic isolation”. 83 “Mr. Trump’s public remarks on Cuba policy have been brief and thoughtless. Shortly after being elected, Mr. Trump tweeted: “If Cuba is unwilling to make a better deal for the Cuban people, the Cuban/American people and the U.S. as a whole, I will terminate deal”; ““I am canceling the last administration’s completely one-sided deal with Cuba,” he declared, an exaggeration in that he reversed only parts of it”; “The aim, he says, is to force Cuban leaders to end repression, embrace democracy and open their economy. “We will not be silent in the face of Communist oppression any longer,” he said, adding that Mr. Obama’s brief detente has only empowered the Communist government and enriched the military”. 151 En el caso del Post la recurrencia a fuentes del gobierno estadounidense se comporta de manera similar, pero a la inversa: las referencias a la administración Obama están expuestas para ser rebatidas luego, y las citas del gobierno de Trump para apoyar un posicionamiento por el que también apuesta el diario capitalino. Un ejemplo muy ilustrativo del primer caso lo constituye el primer editorial dedicado al tema, donde el cuestionamiento se expresa de manera explícita mediante términos como “pero”, “de hecho”, “contrario”, empleados para rebatir inmediatamente el discurso previo a través de contraargumentos: “Obama argumentó que su cambio radical de política se debe a que la estrategia de aislar al régimen comunista “ha tenido poco efecto”. De hecho, Cuba ha sido marginada en las Américas durante décadas y el régimen ha sido privado de los recursos financieros que hubiera podido utilizar para extender su influencia perjudicial sobre la región, como lo ha hecho Venezuela” (WP, 17/12/2014, 5/8). “Funcionarios estadounidenses dijeron que el régimen accedió a liberar a 53 presos políticos y permitió un mayor acceso a Internet. Pero Raúl Castro prometió hace cuatro años liberar a todos los presos políticos, por lo que la Casa Blanca ha comprado el mismo caballo ya vendido al Vaticano y a España” (Ídem, 6/8). “El gobierno dice que su decisión transformará las relaciones con América Latina, pero eso es ingenuo”; “Obama dice que normalizar las relaciones permitirá a los Estados Unidos ser más eficaces en la promoción de un cambio político en Cuba. Esto es contrario a la experiencia de Estados Unidos con los regímenes comunistas como Vietnam” (Ídem, 7/8). Asimismo, en el editorial dedicado a los presos políticos, el diario acude a cuatro citas de fuentes de la administración demócrata de Barack Obama para cuestionarlas con respecto a su actitud hacia los mismos y los disidentes; y en otro texto donde refiere la visita de una de las delegaciones del gobierno a la Isla, critica la “ingenuidad” de las declaraciones de una de las senadoras: La señora Klobuchar contó que ella y sus colegas “caminaron libremente por las calles y hablaron quien quisieron”, aparentemente ajenos a la vigilancia política dentro de la cual ocurrían esas conversaciones "gratuitas"84 (WP, 21/2/2015, 3/6). Luego en uno de los últimos textos, dedicado al misterio de los ataques sónicos, cita al Departamento de Estado de la Administración Trump para luego apoyar sus decisiones: 84 Ms. Klobuchar gushed that she and her colleagues “walked freely around the streets and talked with anyone we wanted,” apparently oblivious to the political surveillance within which those “free” conversations occurred. 152 “El Departamento de Estado anunció que dos funcionarios de la Embajada Cubana habían sido expulsados de Washington debido a “incidentes” ocurridos en La Habana que dejaron a algunos diplomáticos y miembros de personal estadounidenses con "una variedad de síntomas físicos" (WP, 24/8/2017, 2/5). “El Departamento de Estado está diciendo que no ha identificado la fuente de los ataques, aunque está responsabilizando al gobierno cubano en virtud de la Convención de Viena, que requiere que los gobiernos anfitriones protejan al personal diplomático”85 (Ídem, 4/5). Sobre los disidentes, el Times cita a sus figuras representativas para dar cuenta de la situación en Cuba: En un nivel básico, dijo Elizardo Sánchez, muchos cubanos no tienen la energía que requiere el activismo político (…) La vida es tan dura que la gente no tiene tiempo de pensar en términos políticos”, dijo. “Conseguir alimentos, transporte, medicina, toma mucho tiempo” (NYT, 27/12/2014, 11/17). Del líder opositor Daniel Ferrer, presenta tanto citas directas como indirectas: “Históricamente, dijo, los activistas han sido percibidos por sus compatriotas como víctimas indefensas de un Estado opresivo. “Esa gente lo que inspira es lástima, no deseo de seguirle” (NYT, 27/12/2014, 7/17); “Ferrer dijo que su objetivo no es propiciar el tipo de cambio de régimen repentino y dramático por el cual han luchado varios exiliados. Lo que busca es que el movimiento de oposición llegue a ser lo suficientemente empoderado para tener voz y voto en el ámbito político. “Hay que ser suficientemente grande para obligar al régimen a negociar”, dijo (Ídem, 8/17). A Yoani Sánchez la presenta dando voz al sector de los periodistas, y más adelante vuelve a referenciar a José Daniel Ferrer para expresar su cambio de posición sobre el restablecimiento, del desacuerdo a la aprobación. En el caso de The Washington Post el tratamiento de estas fuentes es mucho más amplio y relevante, puesto que constituyen su referente central para sustentar los argumentos en contra de la apertura de Obama y del gobierno cubano. La importancia es tal que en muchos de los editoriales los disidentes se erigen como la única fuente citada: 85 “…the State Department announced that two Cuban embassy staff had been expelled from Washington because of “incidents” in Havana that left some American diplomats and staff members with “a variety of physical symptoms.”; “The State Department is saying that it has not identified the source of the attacks, though it is holding the Cuban government responsible under the Vienna Convention, which requires host governments to protect diplomatic personnel”. 153 “No es de extrañar que Yoani Sánchez, una blogger disidente líder de Cuba, concluyera este miércoles que “el castrismo ha ganado” y predijera que durante semanas los cubanos tendrán que soportar proclamaciones de que el gobierno es el “vencedor de su última batalla” (WP, 17/12/2014, 4/8); “De hecho, los cubanos están “peor ahora que como se imaginaban su futuro” cuando comenzó la normalización, señaló recientemente la periodista opositora Yoani Sánchez” (WP, 18/10/2016, 1/6). “Guillermo Fariñas, director general del Frente Unido Anti-totalitario de los disidentes, dijo a los reporteros en La Habana que el señor Obama había prometido en un encuentro sostenido con él y la señora Soler en noviembre de 2013, que cualquier acción de Estados Unidos hacia Cuba “sería consultada con la sociedad civil y la oposición no violenta. Obviamente esto no sucedió… no tomaron en cuenta a los demócratas cubanos”86 (WP, 19/12/2014, 3/13). Muchas de las referencias son presentadas para apoyar la afirmación de que las detenciones hacia la oposición han aumentado: “El régimen de Castro ha detenido casi tantos opositores pacíficos en lo que va de año (8,505) como lo hizo en todo 2015 (8,616), según la Comisión No gubernamental Cubana para los Derechos Humanos y la Reconciliación Nacional” (WP, 18/10/2016, 2/6). “Desde diciembre ha habido más de 3 000 detenciones políticas en Cuba, incluyendo 641 en mayo y 220 el domingo solamente, de acuerdo con fuentes disidentes” (WP, 1/7/2015, 3/9). “Algunos de nosotros teníamos esperanzas… de que cesarían –o al menos serían menos frecuentes- las golpizas” de manifestantes pacíficos, escribió el activista Mario Lleonart recientemente, “pero ahora sabemos que está sucediendo precisamente lo contrario”87 (Ídem, 4/9). 86 “Indeed, Cubans are “worse off now than how they imagined their future” when normalization began, opposition journalist Yoani Sanchez noted recently”; “Guillermo Fariñas, the general director of the dissidents’ United Anti-Totalitarian Front, told reporters in Havana that Mr. Obama had promised in a November 2013 meeting with himself and Ms. Soler that any U.S. action on Cuba “would be consulted with civil society and the nonviolent opposition. Obviously this didn’t happen. . . they didn’t take into account Cuban democrats”. 87 “The Castro regime has arrested almost as many peaceful opponents so far this year (8,505) as it did in all of 2015 (8,616), according to the nongovernmental Cuban Commission for Human Rights and National Reconciliation”; “Since December, there have been more than 3,000 political detentions in Cuba, including 641 in May and 220 on Sunday alone, according to dissident sources”; “Some of us had hoped . . . that there would be a stop to —or at least a lessening of— the beatings” of peaceful demonstrators, wrote activist Mario Lleonart recently, “but we now know that what is happening is precisely the opposite”. 154 Asimismo, se cita al disidente José Daniel Ferrer, ya en el periodo de Trump, para fundamentar la tesis de que la apertura de Obama no ha hecho sino empeorar la situación en Cuba. Esta referencia se contrapone a la del Times que argumentaba un cambio de posición de Ferrer hacia la aprobación: “La tiranía de Castro se ha estado beneficiando de la buena voluntad del gobierno de los Estados Unidos sin ceder ni un ápice en su actitud represiva”, escribió el disidente” (WP, 17/6/2017, 2/5). “El señor Ferrer pidió al presidente que abandone la política esencialmente incondicional de Obama a favor de "fuertes sanciones" en La Habana”88 (Ídem, 3/5). Las referencias que expone el Times sobre el gobierno cubano son para reafirmar la posición conciliadora y de entendimiento por la que aboga. Se seleccionan citas que expresan un discurso sincero, esperanzador y positivo, aun teniendo en cuenta las dificultades y diferencias. Las declaraciones de la diplomática Josefina Vidal reflejan el tono pacificador y de respeto, dejando en claro las dificultades, pero también la intención de dialogar y llegar a acuerdos para solucionar las diferencias. Lo mismo sucede en las palabras que se incluyen tanto de Raúl -“Debemos aprender el arte de convivir, de forma civilizada, con nuestras diferencias” (NYT, 17/12/2014, 6/11)- como de Fidel Castro: “No confío en la política de los Estados Unidos,” escribió el señor Castro y añadió que sin embargo apoyaba cualquier negociación para tratar las diferencias entre países a través de la diplomacia. “Siempre defenderemos la cooperación y la amistad con todas las naciones del planeta, incluidos nuestros adversarios políticos”89 (NYT, 30/1/2015, 12/15). Sin embargo, cuando el Post cita a fuentes del gobierno cubano suele ser para rebatir su discurso posteriormente o para resaltar aspectos negativos: “El presidente cubano, Raúl Castro, hizo sonar una nota ominosa al insinuar que la normalización completa podría depender de demandas tan inverosímiles como la entrega de la base naval de los Estados Unidos en la Bahía de Guantánamo o las reparaciones por el embargo de los Estados Unidos” (WP, 21/2/2015, 1/6). 88 “Castro’s tyranny has been benefitting from the good will of the US government without giving up a bit in their repressive attitude,” the dissident wrote”; “Mr. Ferrer called on the president to abandon Mr. Obama’s essentially unconditional policy in favor of “strong sanctions” on Havana”. 89 “I don’t trust American policies,” Mr. Castro wrote, adding that he nonetheless supported negotiations about the countries’ differences through diplomacy. “We will always defend cooperation and friendship with all nations on earth, among them our political adversaries”. 155 “El gobierno municipal de La Habana acaba de prohibir nuevas licencias para restaurantes privados e informó a los existentes que comenzará a aplicar impuestos y regulaciones onerosas con mayor rigor”90 (WP, 18/10/2016, 2/6). En el editorial titulado “Cuba plays dumb in attacks on American diplomats” (Cuba se hace la tonta en ataques a diplomáticos estadounidenses) expone una cita que no solo refuta en el cuerpo del texto, sino desde el título mismo: En una reunión que tuvo lugar el martes en Washington, el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, dijo al Secretario de Estado Rex Tillerson que Cuba no tenía culpa alguna de las enfermedades. Cuba dijo que había investigado, pero que hasta ahora no se había hallado el origen o la causa91 (WP, 30/9/2017, 4/6). The New York Times acude con frecuencia a fuentes expertas, autorizadas u organizaciones de cierto reconocimiento para validar el discurso pro-apertura. Numerosas son las citas de diferentes encuestadoras, como la del Pew Research Center que mostró que el 72% de los estadounidenses apoyaban el fin del embargo contra Cuba, que el respaldo de los Republicanos hacia la normalización de las relaciones con Cuba había aumentado y que un 55% de ellos favorecían el fin del embargo. Además, “halló que el 34% de los votantes latinos favorecían al candidato que le diera continuidad a la política de Obama respecto a Cuba, mientras que un 14% se pronunciaba por lo contrario. Entre los cubanoamericanos, el 40% planteaba que respaldaría al candidato que favoreciera la normalización de las relaciones, mientras que el 26% dijo que no lo haría”92 (NYT, 3/8/2015, 10/11). También reitera el aumento de la aprobación al restablecimiento por parte de la comunidad cubanoamericana mediante la Encuestadora Bendixen & Amandi International. A su vez, cita a sectores carácter económico, para informar a la opinión pública de las consecuencias negativas que traería para el sector comercial y empresarial norteamericano una política de cierre hacia Cuba: 90 “Cuban President Raúl Castro sounded an ominous note by hinting that complete normalization might depend on such far-fetched demands as the hand-over of the U.S. naval base at Guantanamo Bay or reparations for the U.S. embargo”; “Havana’s municipal government has just banned new licenses for private restaurants and instructed existing ones that it will start enforcing onerous taxes and regulations more tightly”. 91 “In a meeting Tuesday in Washington, Cuba’s foreign minister, Bruno Rodríguez, told Secretary of State Rex Tillerson that Cuba wasn’t at fault for the illnesses. Cuba said it had investigated but so far found no origin or cause”. 92 “The survey found that 34 percent of prospective Latino voters would favor a candidate who continued Mr. Obama’s Cuba policy, while 14 percent said the opposite. Among Cuban-Americans, 40 percent said they would back a candidate who favors normalizing relations, while 26 percent said they would not”. 156 “Engage Cuba, que representa a grupos empresariales, economistas y destacados expertos en Cuba, ha estimado que una reversión de las políticas de Obama costaría a la economía estadounidense $6,6 mil millones y afectaría a más de 12,000 empleos estadounidenses” (NYT, 5/6/2017, 6/10). “El grupo predice que las áreas donde más se sentiría el efecto adverso serían las comunidades rurales que dependen de la agricultura, las industrias manufacturera y naviera, así como Florida, Louisiana, Texas, Alabama Georgia y Mississippi, los cuales apoyaron al señor Trump en la elección de 2016” (Ídem, 7/10). “El director ejecutivo de Marriott International, Arne Sorenson, quien visitó recientemente Cuba por primera vez, está entre los que argumentan que el embargo está poniendo a las compañías estadounidenses en una desventaja irrazonable. Otras empresas extranjeras se están apresurando en posicionarse en el mercado cubano “para dejarle lo menos posible a los negocios estadounidenses cuando se eliminen las restricciones por completo,” dijo el señor Sorenson en un comunicado”93 (NYT, 3/8/2015, 6/11). La insistencia del Times en la argumentación a través de referencias que hacen énfasis en el interés económico manifiesta el fenómeno que señalan los estudiosos de la Economía Política de la Comunicación en cuanto a que, en la contemporaneidad, y producto de la acentuación del desarrollo del capital, no puede perderse de vista que los medios funcionan cada vez más como empresas, en su mayoría compañías privadas, a veces formando parte de conglomerados más amplios, como organizaciones económicas complejas que se constituyen en parte esencial de las estructuras de poder en las sociedades contemporáneas, de manera que es importante entender la dimensión de la economía y cómo va mediando en los intereses de los grandes medios (Gómez García y Sánchez Ruiz, 2009; Torres López en Valle Rojas et al. 2012). A su vez, el Times recurre a otra poderosa fuente para sustentar sus argumentos a favor de continuar la apertura: la Unión Europea, una asociación política internacional de prestigio 93 “Engage Cuba, representing business groups, economists and leading Cuba experts, has estimated that a reversal of Mr. Obama’s policies would cost the American economy $6.6 billion and affect more than 12,000 American jobs”; “The group predicts that the hardest-hit areas will be rural communities that rely on agriculture, manufacturing and shipping industries, as well as Florida, Louisiana, Texas, Alabama, Georgia and Mississippi, all of which supported Mr. Trump in the 2016 election”; “The chief executive of Marriott International, Arne Sorenson, who recently visited Cuba for the first time, is among those arguing that the embargo is putting American companies at an unreasonable disadvantage. Foreign businesses are rushing to get a foothold in the Cuban market “to leave as little as possible for American business when the restrictions are lifted altogether,” Mr. Sorenson said in a statement”. 157 dentro del contexto estadounidense, de la cual señala su posicionamiento positivo hacia la conciliación con Cuba: En 2016, la Unión Europea abandonó formalmente una política basada en la búsqueda de una transición democrática y llegó a un acuerdo más amplio con La Habana que incluye la cooperación en materia de comercio y desarrollo y un diálogo sobre los derechos humanos94 (NYT, 1/5/2017, 8/10). The Washington Post, por otro lado, prefiere valerse de fuentes como otros medios de comunicación anglosajones para fundamentar un discurso opuesto al de The New York Times; entidades a las que jamás acude este último ni para validar ni para contradecir un juicio o idea: Reuteurs reportó que fue “una nueva señal de que el gobierno comunista de Cuba no se atreve a abrirse más a las empresas privadas en un país donde aún controla la mayoría de la actividad económica", luego de una reducción similar en la agricultura y el transporte el año pasado95 (WP, 18/10/2016, 2/6). Sobre el suceso de los ataques sónicos apunta: “CBS News informó que un médico que evaluó a las víctimas estadounidenses y canadienses encontró afecciones que incluían lesiones cerebrales traumáticas leves, "con posibles daños en el sistema nervioso central". Según la CNN, dos estadounidenses evacuados a los Estados Unidos no pudieron regresar a La Habana. Mientras que otros acortan sus viajes de servicio” (WP, 24/8/2017, 3/5). “La columnista del Post Carol Morello reporta que funcionarios de Estados Unidos dicen que estadounidenses en específico fueron atacados, que las agresiones continúan y que en al menos un caso ocurrieron en un hotel de La Habana”96 (WP, 30/9/2017, 2/6). Como puede percibirse, el uso intencionado de las fuentes, así como la elección de ciertos discursos o parlamentos de las mismas, constituyen un elemento legitimante de las posturas que suele defender el medio. El hecho de elegir determinadas entidades y no otras, 94 “In 2016, the European Union formally abandoned a policy predicated on pursuit of a democratic transition and struck a broader agreement with Havana that includes cooperation on trade and development and a dialogue on human rights”. 95 “Reuters reported, “a new sign that Cuba’s Communist-run government is hesitant to further open up to private business in a country where it still controls most economic activity,” following similar retrenchment in agriculture and transportation last year”. 96 “CBS News reported that a doctor who evaluated the American and Canadian victims found conditions including mild traumatic brain injury, “with likely damage to the central nervous system.” According to CNN, two Americans evacuated to the United States were unable to return to Havana, while others cut short their tours of duty.”; “Post staff writer Carol Morello reports that U.S. officials say specific Americans were targeted, that the assaults are ongoing and that they occurred in at least one case in a Havana hotel”. 158 darle más protagonismo a algunos sujetos y omitir por completo a otros, así como citar de forma directa o indirecta una información u opinión e ignorar otra diferente, son aspectos que nos permiten reafirmar las tesis que defiende uno y otro periódico. En este sentido, una vez más, se comprueba a través de este indicador que, si bien existen ciertas similitudes, también son notables marcadas diferencias en el tratamiento del tema que nos ocupa. 5.2- SEGUNDA PARTE: ESTRUCTURAS DENOTATIVAS DE LA IDEOLOGIZACIÓN POLARIZADA EN EL LENGUAJE PERIODÍSTICO 5.2.1- Ellos vs. Nosotros: la estrategia de polarización en los discursos del Times y del Post Remitiéndonos a lo expresado por Chilton y Schäffner (en Salgado Andrade, 2001: 28) en relación con la misión legitimante de los medios de comunicación social de masas dentro de la corriente de comunicación entre el Estado capitalista y sus “ciudadanos”, pensamos la acción de los diarios en la construcción de las diferentes polarizaciones como un elemento esencial para “dar certeza y credibilidad a actores o instituciones políticas, sobre todo en momentos coyunturales”, o, de lo contrario, para deslegitimar a actores o instituciones políticas que funcionan como adversarias a sus intereses en un contexto temporal determinado. De ahí que en la estrategia de polarización pueda observarse las funciones estratégicas de los medios que señala Salgado Andrade (2001: 28): coerción, resistencia, oposición, protesta o encubrimientos. Nuestro recorrido previo aguzando la mirada hacia determinadas particularidades dentro del discurso periodístico nos ha permitido observar un comportamiento que se revalida en cada uno de los aspectos estudiados. Todo ello nos conduce hacia un examen integrador del lenguaje editorial en su conjunto, de la mano de los presupuestos planteados por Teun Van Dijk respecto a los discursos ideológicamente sesgados y la forma en que estos polarizan la representación de nosotros (grupos internos) y de ellos (grupos externos). Como apunta el teórico, “tanto en el plano local como en el global del análisis del significado, asistimos con frecuencia a una estrategia general de «presentación positiva de uno mismo y de presentación negativa del otro», mediante la cual se destacan nuestras buenas cosas y las malas de los otros, mientras se quita importancia a nuestras malas cosas y a las buenas de los otros” (Van Dijk, 2003: 154). Es lo que el académico denomina los contenidos y estructuras típicas de las ideologías de grupos en el discurso, donde Nosotros somos Buenos y Ellos son Malos, sobre todo cuando existen intereses en conflicto. Estas proposiciones pueden influir en la miríada de opiniones y 159 actitudes que Nosotros tenemos respecto de Ellos; por eso afirma que la principal función cognitiva de las ideologías es organizar actitudes específicas del grupo, y que reflejan los criterios básicos constitutivos de la identidad social y definitorios de sus intereses (Van Dijk, 1996). Para el teórico holandés, tales representaciones deben ser vistas como generales y abstractas. De ahí que asuma el criterio práctico de que las ideologías y todas las representaciones que en general se presuponen en el discurso y otras prácticas sociales sean socialmente compartidas. “Muchas ideologías mantienen y reproducen los conflictos, la dominación y las desigualdades sociales. Puesto que las ideologías implican valores, en general emergen a la superficie como creencias valorativas u opiniones” (Van Dijk, 1996: 47). Partiendo de estos principios aplicamos el cuadro ideológico desarrollado por Van Dijk a los textos objeto de estudio indagando en sus cuatro puntos esenciales: Resaltar nuestras buenas propiedades y acciones, Resaltar sus malas propiedades y acciones, Mitigar nuestras malas propiedades y acciones, y Mitigar sus buenas propiedades y acciones. En este sentido, se hallaron nueve argumentos en el Times que resaltan nuestras buenas propiedades y acciones, frente a cuatro del Post. El elemento mayormente desarrollado en ambos diarios fue la estrategia de Resaltar sus malas propiedades y acciones, donde el adversario no es solo uno en ambos casos; si bien el principal sigue siendo el gobierno cubano en los dos medios, también se incorporan otras facciones dentro del poder político estadounidense. Así, hallamos en el Times trece argumentos contra el gobierno cubano que supera el Post al reunir dieciocho; a su vez, el diario neoyorquino resalta las malas propiedades de las administraciones previas a Obama con siete argumentos en contra y las de Trump mediante once argumentos hallados en la totalidad de los editoriales. En el caso del Post, se destacan doce argumentos contrarios a Obama, cifra bastante cercana a la empleada por el Times hacia Trump. La mitigación de nuestras propiedades y acciones es un elemento poco presente, con tres argumentos en el Times y solo uno en el Post. Por último, el recurso de Mitigar sus buenas propiedades y acciones está totalmente ausente en el Times, mientras que el Post desarrolla cinco argumentos al respecto. El realce de nuestras cosas buenas se enfoca en el Times hacia el gobierno de Obama, caracterizado en varias ocasiones como una especie de filántropo solidario con los cubanos; noble, inteligente y heroico, una visión bastante positiva sobre el mandatario que puede apreciarse desde su primer editorial: 160 “La Casa Blanca está abriendo una era transformacional para millones de cubanos que han sufrido como resultado de más de medio siglo de hostilidad entre las dos naciones” (NYT, 17/12/2014, 2/11); “Obama pudo haber tomado pasos modestos y graduales para explorar un acercamiento. Sin embargo, actuó con valentía, haciendo todo lo que está a su alcance” (Ídem, 3/11); “Los cambios que anunció la administración Obama tienen el potencial de empoderar al creciente sector empresarial cubano al facilitar transacciones financieras y comerciales con Estados Unidos. La Casa Blanca también tiene previsto tomar medidas para que las empresas de tecnología estadounidenses puedan mejorar la retrógrada infraestructura de Internet en la isla, un paso que podría ayudar a fortalecer la sociedad civil” (Ídem, 7/11). Esta dinámica se reproduce a lo largo de la serie de materiales dedicados al tema, como puede observarse: “A través de una cuidadosa diplomacia, la administración de Obama ha hecho mucho para apoyar a los cubanos de la isla y permitir que los cubano-americanos inviertan y se reconecten con su país natal” (NYT, 20/7/2015, 6/11). “La apertura del señor Obama hacia La Habana ha permitido un flujo más libre de personas, bienes e información entre los dos países (…). Ha producido acuerdos bilaterales en cuanto a cooperación en salud, planeamiento conjunto para mitigar los derrames de petróleo, coordinación de esfuerzos para luchar contra el tráfico de drogas y estupefacientes e intercambio de inteligencia (…). El enfoque de Obama también alentó a los países latinoamericanos a ser más receptivos a los Estados Unidos como socio en la resolución de problemas en la región”97 (NYT, 5/6/2017, 5/10). Al destacar las buenas propiedades de Nosotros como grupo, el Post recurre a un marcado nacionalismo: “La bandera de América es un símbolo poderoso de la larga y noble lucha del país para defender los valores de la libertad y la democracia” (WP, 13/8/2015, 1/6); y presenta la imagen de Estados Unidos como la del “Buen Vecino”, preocupado única y 97 “Through careful diplomacy, the Obama administration has done much to support Cubans on the island and allow Cuban-Americans to invest in and reconnect with their native country”; “Mr. Obama’s opening to Havana has enabled the freer flow of people, goods and information between the two countries (…). It has produced bilateral agreements on health care cooperation, joint planning to mitigate oil spills, coordination on counternarcotics efforts and intelligence-sharing (…).Mr. Obama’s approach also encouraged Latin American countries to be more receptive to the United States as a partner in regional problem-solving”. 161 exclusivamente por el bienestar del pueblo cubano: “…Cuba, una isla empobrecida cuyo principal interés para los Estados Unidos es la libertad y prosperidad de sus 11 millones de personas”98 (WP, 19/12/2014, 5/13). El resto de argumentos son para resaltar las buenas acciones de la Administración Trump, como sucede en el ejemplo visto anteriormente en el tratamiento de este actor, donde se le exonera de culpabilidad en los sucesos de los ataques sónicos, alegando que comenzaron en noviembre de 2016, durante el gobierno de Obama. Otro ejemplo destaca una política que, como se pudo apreciar en el acápite dedicado a las relaciones entre ambos países, no se cumple en la práctica al 100%, puesto que muchas veces se ha otorgado una cifra ínfima de las visas anuales estipuladas: “La política de los Estados Unidos continúa reservando 20,000 visas de inmigrantes por año a los cubanos, un alto y extraordinario número justamente reflejo del inusual sistema represivo cubano (WP, 13/1/2017, 4/4)”99. El reafirmar las malas propiedades y acciones del contrario constituye una de las estrategias más explotadas, con numerosos ejemplos argumentativos hallados. Y es comprensible si tenemos en cuenta que la construcción de adversarios en los discursos periodísticos se encamina a “manifestar qué actor o qué proceso político actúa a contracorriente de un orden social deseado”, donde el autor del mensaje en este caso se autoconstruye “como una especie de conciencia colectiva, autorizada para señalar culpables o amenazar a quienes pudieran desquiciar el status quo” (Salgado Andrade 2009: 142). La estrategia de resaltar sus malas acciones presenta numerosos matices y comportamientos aparentemente contradictorios en el caso del Times. Su complejidad radica en que en ocasiones se condena al adversario –gobierno cubano- y en otras se le elogia, dependiendo del contexto y el tema que se esté abordando. Asimismo, a medida que avanzan en el tiempo los textos y va cambiando la coyuntura, el adversario principal pasa a ser otro: el nuevo presidente, Donald Trump. De esta manera, nos topamos con el único editorial de corte completamente agresivo hacia el gobierno cubano, que es el segundo del periodo, dedicado a los disidentes. El lenguaje directo del texto contrasta con otros publicados por el diario, basados en una estrategia de comunicación mucho más sutil, inteligente y conciliadora. Este, sin embargo, está enfocado 98 “the American flag is a powerful symbol of the country’s long and noble struggle to defend the values of freedom and democracy”; “Engagement with China and Vietnam also offered huge economic and geopolitical benefits that don’t exist in the case of Cuba, an impoverished island whose main interest to the United States is the freedom and prosperity of its 11 million people”. 99 “U.S. policy continues to set aside 20,000 immigrant visas per year to Cubans, an unusually high number properly reflective of Cuba’s unusually repressive system”. 162 casi en su totalidad a satanizar al adversario y victimizar y convertir en héroes a los miembros de la oposición. Acá debe tenerse en cuenta la coyuntura de la publicación, en la víspera del inicio de la Cumbre de Panamá, a la que los disidentes esperaban acudir como representantes de la sociedad civil cubana. Por tanto, era importante para las élites de poder estadounidenses como aliadas, financiadoras y promotoras de este movimiento, contribuir a la campaña para lograr el apoyo de la opinión pública hacia estas demandas. Para ello el diario acude a la estrategia de victimización de los disidentes, con el objetivo de que el receptor se identifique emocionalmente con sus “padecimientos y penurias”, y a la demonización del gobierno cubano: “En 2012, Payá falleció en un accidente vehicular en Cuba que, según sospechan muchos activistas, fue orquestado por agentes de seguridad” (NYT, 27/12/2014, 6/17). “Los líderes de la oposición son atacados constantemente por los medios nacionales. Con frecuencia, las autoridades detienen temporalmente a los activistas para impedir que asistan a reuniones, y para que ellos -y sus vecinos- recuerden que están siendo vigilados” (Ídem, 10/17). En la conclusión del texto se apela, precisamente, a los actores que tienen el poder de influir en la toma de posiciones a favor de la presencia del movimiento de la disidencia cubana en la Cumbre como representantes de la sociedad civil, de ahí que se haga un llamado a los líderes latinoamericanos, sobre todo a los más influyentes, representantes de las más grandes economías, para que se erijan como protectores de los disidentes cubanos. Sin embargo, medio año después, vemos cómo esta estrategia se va modificando para presentarse de manera sui generis, ya que las malas acciones atribuidas al adversario como parte de su práctica común se mencionan para remarcar que en la nueva coyuntura presente no se están produciendo. Por tanto, puede afirmarse que no se tiene la intención de presentar al adversario de forma negativa para provocar el rechazo del lector hacia este, sino todo lo contrario. La postura es de corte conciliador y respetuoso, teniendo en cuenta el tono y tratamiento usual hacia el gobierno de Cuba en la prensa estadounidense. Se busca sensibilizar y apaciguar al lector en su visión sobre el adversario, dando a entender que está cambiando para bien y asumiendo posiciones positivas y respetuosas. Se persigue que el lector apruebe y simpatice con la apertura y el restablecimiento de las relaciones: “Una vivaz y experimentada diplomática cubana, Josefina Vidal, respondió sustanciosamente a preguntas planteadas por periodistas cubanos y extranjeros durante una conferencia de prensa televisada, algo inusual en un país donde las 163 declaraciones oficiales son por lo general dadas a conocer escuetamente y por escrito. El intercambio con la prensa de Roberta Jacobson, la Secretaria de Estado Adjunta de los Estados Unidos para asuntos del hemisferio occidental, fue televisado también y recibió amplia cobertura por parte de los medios estatales cubanos, sin el usual tono condenatorio reservado para la política estadounidense” (NYT, 30/1/2015, 5/15). “La señora Jacobson sostuvo un encuentro de alto perfil con los disidentes; el gobierno cubano no lo interrumpió ni lo condenó públicamente”100 (Ídem, 8/15). Luego, con el paso del tiempo y ante algunas trabas en la apertura debido a sectores de oposición dentro de la política estadounidense, vemos que las críticas y las malas acciones que se mencionan se enfocan hacia el propio gobierno. Si percibiésemos al diario y al gobierno de Estados Unidos cual entidades de un solo bando, se diría que constituye “una autocrítica”, pero si los consideramos como cuerpos independientes: NYT vs gobierno estadounidense, este último se constituiría como una especie de adversario, dada la cantidad de argumentos negativos que se arguyen contra el mismo. Sin embargo, esto es más complejo, puesto que el propio gobierno estadounidense no puede observarse tampoco como un todo en sí mismo, sino que está compuesto por diversos organismos y tendencias dentro de la propia derecha que ejercen, a su vez, diversos tipos de poderes y que, en varias ocasiones y con relación a no pocos temas y políticas, suelen entrar en contradicciones y desacuerdos -el caso de la política hacia Cuba en particular ha sido uno de los más ilustrativos a lo largo de la historia, desde 1959, como pudo apreciarse en el capítulo dedicado a las relaciones entre ambos países-. Con ello, no puede afirmarse que el adversario entonces sea el gobierno estadounidense en su totalidad, sino determinados sectores dentro del mismo. De manera que, al existir contradicciones y posiciones opuestas dentro del propio gobierno con respecto al tema Cuba, el Times se parcializa con el bando que comparte su visión de flexibilizar la política hacia la Isla, y critica dura y abiertamente al ala más extremista y conservadora que busca mantener y endurecer las sanciones. Algunos ejemplos ilustrativos: 100 “A vivacious senior Cuban diplomat, Josefina Vidal, substantively answered questions about the thaw from international and Cuban journalists during a televised news conference, a rare sight in a country where official statements are typically oblique and issued in writing. Remarks to the press by Roberta Jacobson, the United States assistant secretary of state for Western Hemisphere affairs, were also televised and covered by Cuba’s state media without the usual condemnatory tone reserved for American policy”; “Ms. Jacobson held a high-profile meeting with dissidents; the Cuban government did not stop it or publicly condemn it”. 164 “La prohibición –la única prohibición respecto a viajes a la que los ciudadanos estadounidenses están actualmente sometidos- nunca tuvo sentido, y se hace particularmente desacertada en una era en que se amplían las relaciones entre Estados Unidos y Cuba” (NYT, 20/6/2015, 2/9). “Por otra parte, un grupo de legisladores ruidosos, pero en disminución, que no parecen dispuestos a dejar que la era de la Guerra Fría termine, están promoviendo iniciativas que prolongarían –y en algunos casos intensificarían- la red de sanciones que impone Estados Unidos a Cuba” (Ídem, 4/9). “La Cámara ha destinado 30 millones de dólares para programas pro-democracia, 10 millones más que lo solicitado por la administración de Obama. Eso es imprudente. Desde 2009, el Departamento de Estado ha alcanzado gastar solo 66,5 millones de los más de 114 millones que el Congreso ha aprobado para esos programas. Washington se ha resistido a gastar el dinero porque los programas pro- democracia que buscan alentar reformas democráticas son ilegales en Cuba y algunos han entrañado subterfugios” (Ídem, 6/9). “La versión del proyecto de ley de ayuda exterior de la Cámara de Representantes prohíbe tontamente el uso de fondos para ayudar al creciente sector privado de Cuba. Las sanciones vigentes limitan las transacciones bancarias, lo que dificulta enormemente a los cubanos hacer negocios con la comunidad internacional”101 (Ídem, 7/9). El periódico suele criticar fuertemente al sector del gobierno representante del Partido Republicano, sobre todo en el tema del embargo y el obstáculo que representa para lograr los avances en el proceso de apertura. Se conoce su consabida tendencia a parcializarse a favor del Partido Demócrata y, sobre todo, su posicionamiento pro-Obama. De modo que, en este caso, ellos o el “adversario” viene siendo el sector más conservador y tradicional del Partido Republicano que impide mayores avances en la distensión, lo cual también obstruye el interés 101 “The ban — the only travel prohibition American citizens are currently subjected to — never made sense, and it’s particularly misguided in an era of broadening engagement between the United States and Cuba”; “On the other side of this issue, a loud, but dwindling, cadre of lawmakers, who appear unwilling to let the Cold War era go, are pushing initiatives that would prolong —and in some instances intensify— the web of sanctions the United States imposes on Cuba”; “The House has set aside $30 million for pro-democracy programs, $10 million more than the Obama administration requested. That’s unwise. Since 2009, the State Department has managed to spend just $66.5 million of the more than $114 million Congress has set aside for those programs. Washington has struggled to spend the money because American pro-democracy programs that seek to encourage democratic reforms are unlawful in Cuba, and some have involved subterfuge”; “The House version of the foreign aid bill foolishly bars the use of funds to help Cuba’s growing private sector. Sanctions that remain in place limit banking transactions, making it enormously hard for Cubans to do business with the international community”. 165 fundamental del diario como entidad que responde a las empresas y el poder económico: las inversiones y negocios en un mercado virgen como el cubano que se está abriendo al mundo. De ahí que la estrategia de polarización va evolucionando en la trayectoria editorial del Times desde un adversario previo (gobierno cubano), hacia otro (sector conservador del gobierno estadounidense, Trump). Este segundo adversario se presenta en los inicios de una forma más sutil, hasta ir progresando hacia un discurso más explícito, crítico y condenatorio, como sucede en los últimos editoriales, ya publicados durante la presidencia del magnate republicano: “El señor Trump prometió en su campaña retornar a una línea de mano dura. Si lo hace, como parece probable, aislará aún más a Estados Unidos, perjudicará los intereses comerciales de los Estados Unidos y, muy posiblemente, obstruirá el impulso para una mayor democracia en la isla caribeña” (NYT, 5/6/2017, 1/10). “Lo cierto es que su nueva política es solo el último capítulo de una malévola cruzada política para revocar elementos cruciales del legado de su predecesor, mientras se arrodilla ante los cubano-americanos de la comunidad de exiliados de Miami que lo ayudó a llegar al Despacho Oval” (NYT, 16/6/2017, 2/9). “La política el señor Trump descansa sobre un fundamento cínico e históricamente falso”102 (Ídem, 5/9). La estrategia de resaltar sus malas propiedades y acciones, refiriéndose al adversario, el gobierno de Cuba (régimen), sí es bastante común y reproducida en la gran mayoría de los editoriales del Post. Desde el primero se vale del discurso de la falta de libertades y la violación de los derechos humanos de libertad de expresión y reunión. Además, califica de injusto el encarcelamiento de Alan Gross “por ayudar a judíos cubanos”, cuando sus actividades estaban encaminadas a desarrollar acciones conspirativas contra el gobierno de la Isla. Los cubanos infiltrados en las organizaciones terroristas de Miami, sin embargo, son “espías” y “llevaron al derribo por parte de Cuba de un avión que transportaba a agitadores anticastristas” (WP, 17/12/2014, 3/8). En realidad, la acusación de derribo a un avión que violó el espacio aéreo en territorio cubano fue hecha por la Corte de Justicia solo a uno de los tres cubanos y, a pesar de no contar con pruebas al respecto, luego de un largo proceso en el que la Fiscalía tuvo que apelar a múltiples instancias, fueron condenados cinco cubanos bajo los 102 “Mr. Trump promised in his campaign to return to a more hard-line approach. If he does, as seems likely, he will further isolate America, hurt American business interests and, quite possibly, impede the push for greater democracy on the Caribbean island”; “In truth, his new policy is just the latest chapter in a spiteful political crusade to overturn crucial elements of his predecessor’s legacy while genuflecting to Cuban-Americans in Miami’s exile community who helped put him in office”; “Mr. Trump’s policy rests on a cynical and historically bogus foundation”. 166 cargos de Conspiración para cometer delito contra Estados Unidos, Conspiración para cometer espionaje y uno de ellos, además, acusado de Conspiración para cometer asesinato en primer grado por el derribo del avión103. En el siguiente texto se acude al referente más peligroso de las relaciones cubano- estadounidenses: la inserción de misiles soviéticos en Cuba como defensa ante una casi inminente invasión de Estados Unidos a la Isla; se presenta la colaboración de Cuba con los movimientos y ejércitos de liberación en América Latina como un auspicio al terrorismo y se alude a los refugiados políticos estadounidenses en Cuba, caracterizándolos como “criminales/criminals”. Otro de los argumentos que reitera en varios editoriales es el aumento de la represión y las detenciones a disidentes –en seis de los textos-, la insuficiente liberación de presos políticos –en cuatro de los materiales-, así como la vigilancia del “régimen” en toda la Isla. Los siguientes son ejemplos representativos de lo anterior: “A pesar de la coyuntura y las apariencias creadas, todo el mundo debe recordar que el régimen de Castro mantiene la vigilancia sobre la isla, influencia con la que puede contar para cada ventaja posible, política o económica. Nadie, ni siquiera un visitante estadounidense con poder político, es inmune a ser explotado por la maquinaria propagandística cubana, nadie es verdaderamente libre en esa isla” (WP, 21/2/2015, 6/6); “El régimen de Castro ha detenido casi tantos opositores pacíficos en lo que va de año (8,505) como lo hizo en todo 2015 (8,616), según la Comisión No gubernamental Cubana para los Derechos Humanos y la Reconciliación Nacional”104 (WP, 18/10/2016, 2/6). En los ejemplos previos de la representación del Post sobre el gobierno cubano se evidencia una de las tácticas esenciales del recurso de resaltar los aspectos negativos del adversario, y es el aprovechamiento de “prejuicios o ideas estereotipadas que se han forjado históricamente en la subjetividad social de los receptores, a menudo, en torno a adversarios 103 Para más información sobre este caso, los orgínenes, las detenciones, el juicio, las condenas y el encarcelamiento: https://www.ecured.cu/Los_Cinco_H%C3%A9roes y el libro Los últimos soldados de la Guerra Fría (2013), La Habana, Editorial Arte y Literatura, del escritor brasileño Fernando de Morais, Premio Brasilia de literatura en la categoría de Reportaje. 104 “Yet the timing, and the appearances it created, should remind everyone that the Castro regime remains the gatekeeper to the island, leverage it can be counted on to use for every possible advantage, political or economic. No one, not even a politically powerful American visitor, is immune to being exploited by the Cuban propaganda machine; no one is truly free on that island”; “The Castro regime has arrested almost as many peaceful opponents so far this year (8,505) as it did in all of 2015 (8,616), according to the nongovernmental Cuban Commission for Human Rights and National Reconciliation”. 167 ideológicos que han sido demonizados o estigmatizados” (Acosta, 2014). En el caso objeto de nuestra atención, esta ha sido una estrategia palpable desde 1959 en la construcción de la imagen sobre Cuba internalizada en el imaginario de la población estadounidense. La administración Obama también se erige en no pocas ocasiones como antagonista para el diario capitalino, al presentarla incluso como aliado del gobierno cubano, afirmando que “el objetivo/aim” de su política “es evitar el colapso del régimen/to avoid the regime’s collapse” (WP, 19/12/2014, 12/13). En este caso el juicio tiene poco fundamento y sustentación, sobre todo porque carece de sentido. Es una afirmación categórica que no aparece explicada y, teniendo en cuenta el posicionamiento extremo de la misma, debería sustentarse en datos o recursos que intentaran defender su validez. También alude a sus “malas acciones” hacia los disidentes: Cuando anunció la normalización de relaciones con Cuba el mes pasado, el Presidente Obama violó dos promesas que había hecho: vincular esa liberalización con “pasos significativos hacia la democracia”, incluyendo la liberación de todos los presos políticos, y consultar con la sociedad civil cubana, incluyendo a los activistas pro-democracia, sobre el cambio105 (WP, 8/1/2015, 1/6). En cuanto a la estrategia de mitigación de nuestras malas acciones, en su primer editorial el Times realiza una aparente crítica, pero en realidad se apoya la actitud del gobierno estadounidense de intervenir para promover cambios en un país extranjero, en este caso Cuba; lo que se critica es la manera en que lo ha hecho porque luego de más de 50 años, no ha logrado sus objetivos. La estrategia es errónea, no así las intenciones: “Estados Unidos ha abogado, con razón, por mayores libertades personales y reformas democráticas en la isla. Pero su estrategia punitiva ha sido bastante contraproducente” (NYT, 17/12/2014, 9/11). En otra ocasión se mitigan estas acciones alegando que constituyen un pretexto del gobierno cubano para dar explicación a las dificultades económicas y el aislamiento de la Isla: No obstante hay un cambio bien claro: La apuesta del gobierno de Obama por comprometerse con Cuba ha hecho cada vez más difícil para sus líderes continuar culpando a Estados Unidos por sus problemas económicos y su aislamiento (NYT, 20/7/2015, 3/8). El ejemplo antes expuesto busca atenuar la responsabilidad del gobierno de Estados Unidos en este sentido, al obviar que existe un Bloqueo Económico, Financiero y Comercial, y 105 “In announcing the normalization of relations with Cuba last month, President Obama violated two pledges he had made: to link such a liberalization to “significant steps toward democracy,” including the freeing of all political prisoners; and to consult with Cuban civil society, including pro-democracy activists, on the change”. 168 una serie de leyes y sanciones impuestas por el gobierno estadounidense a Cuba para asfixiar a la Isla económicamente. Si bien no constituye la única causa de la crítica situación económica, es una de las de mayor peso. Paradójicamente, el tema de las leyes y sanciones es reconocido en los inicios del editorial, al exponer la dificultad que representa para lograr la celeridad del proceso de distención. En el caso del Post, solo utiliza esta estrategia argumentativa una vez, y no para referirse a Cuba, sino a las sanciones impuestas por el gobierno estadounidense a Venezuela. Lo opuesto sucede en el caso de la mitigación de las buenas propiedades y acciones del adversario, que el Times no refiere en ningún momento y, sin embargo, el Post refleja en varios de sus materiales. En el texto inaugural expone una acción por parte del gobierno cubano para mostrar su intención de conciliación, la cual resaltaba el Times con el objetivo de inclinar a la opinión pública estadounidense a favor de la apertura. La estrategia utilizada por el Post es totalmente diferente, al acudir a una supuesta promesa de Raúl hace cuatro años, de la cual no ofrece referencias, para cuestionar su compromiso de liberar a más de 50 presos políticos: Funcionarios estadounidenses dijeron que el régimen accedió a liberar a 53 presos políticos y permitió un mayor acceso a Internet. Pero Raúl Castro prometió hace cuatro años liberar a todos los presos políticos, por lo que la Casa Blanca ha comprado el mismo caballo ya vendido al Vaticano y a España (WP, 17/12/2014, 6/8). Más adelante continúa la tendencia a minimizar las acciones del gobierno cubano de cara al entendimiento, argumentando su insuficiencia con el hecho de que tenía que haber tomado otras medidas adicionales: El Presidente Raúl Castro correspondió solamente al acordar aceptar más fácilmente a la gente deportada de los EEUU, sin cambiar los programas políticos y económicos que impulsan a tantos a abandonar el país en primer lugar, ni retornar a los fugitivos estadounidenses de la justicia que aún alberga (WP, 13/1/2017, 2/4). Por último, acude precisamente a uno de los proyectos internacionalistas de Cuba más reconocidos, como las misiones de médicos cubanos en zonas apartadas y/o empobrecidas de América Latina, para desacreditarlo, llegando a citar incluso un reportaje de su mayor competidor, donde se muestra a los médicos que han desertado: The New York Times publicó un reportaje el viernes sobre los médicos que fueron enviados por el gobierno bajo contrato para servir en Brasil y, una vez allí, se 169 rebelaron ante las malas condiciones de trabajo y los bajos salarios. Una de ellas, Maireilys Álvarez Rodríguez, dijo lo diferente que era estar en Brasil, "un país en el que eres libre, donde nadie te pregunta a dónde vas o te dice qué debes hacer". Estos médicos se oponen a ser obligados a remitir gran parte de sus ganancias al régimen cubano (WP, 30/9/2017, 5/6). En el tratamiento de contrarios antes visto, se manifiesta la organización social de la esfera política, que se desarrolla sobre la base de coaliciones y similitudes ideológicas, pero también de grandes oposiciones, como la tradicional lucha entre la Izquierda y la Derecha que, tanto en el discurso, como fuera de este, “es el resultado de la polarización subyacente de las ideologías políticas que han impregnado la sociedad en su totalidad” (Van Dijk, 2005: 25). Al respecto, el conflicto histórico entre Cuba y Estados Unidos constituye un ejemplo representativo. Esta primera estrategia general para la expresión de actitudes e ideologías compartidas basadas en el grupo constituye un recurso del cual se valen ambos diarios para dejar bien enmarcados sus posicionamientos acerca de los grupos con los que se identifican en una determinada coyuntura, y con los que no. Pero también existen otros recursos que pueden hallarse dentro del discurso, los cuales dan cuenta igualmente de las manifestaciones ideológicas y parcializaciones de los medios analizados como actores de influencia dentro del mainstream estadounidense. 5.2.2- La terminología y su impacto en el tratamiento del adversario Las lexicalicalizaciones empleadas en el discurso también constituyen un componente importante en el tratamiento de un suceso o de un sujeto determinado. Las denominaciones encierran en sí mismas imaginarios implícitos que permanecen en la mente del que recibe el mensaje. Siguiendo a Van Dijk, el léxico, como un modelo de contexto, “puede presentar opiniones, tales como creencias valorativas acerca de otros participantes en la comunicación, de los papeles que desempeñan, su credibilidad, etcétera. Así, en general la lectura de editoriales no solo implica la formación de opiniones sobre lo que se dice, sino también sobre el autor o el periódico” (1996: 16). Asimismo, apunta Niño (2013: 125) que el valerse de determinado léxico en la lengua implica “interacciones, define identidades, establece estructuras jerárquicas, muestra actitudes, organiza instituciones y promueve el intercambio de papeles y acciones sociales. La lengua media las relaciones de dominio y poder para crear un sistema que contribuye a la formación o confirmación de actitudes sociales e ideologías en contra o a favor de ciertos segmentos de la 170 población para consolidar instituciones específicas convenientes a los promotores ideológicos”. En este sentido, ambos diarios hacen uso de lexicalizaciones muy empleadas en la prensa y la política estadounidense para referirse a Cuba y su gobierno, con el objetivo de interiorizar imaginarios negativos. Los términos sociedad civil (civil society) en lugar de pueblo cubano (cuban people), cuando están refiriéndose sobre todo al sector poblacional que no se encuentra vinculado al Estado y al gobierno; así como disidentes (dissidents), término que emplean para referirse a los cubanos que se manifiestan abiertamente en contra del gobierno a través de un discurso público y/o mediático, o bien mediante acciones abiertas y/o encubiertas, pueden hallarse en el discurso de los dos medios. Sociedad civil también es usada en la prensa norteamericana frecuentemente para hacer alusión directa a los disidentes. No se trata de un término inclusivo que aluda al pueblo cubano en general. De hecho, durante la Cumbre de Panamá, la intensa campaña de Estados Unidos para que Cuba permitiera acudir a la “sociedad civil” hacía referencia a este grupo en particular. El uso de esta denominación en el siguiente ejemplo del Post resulta interesante: “los legisladores estadounidenses sostuvieron un encuentro con representantes no identificados de la “sociedad civil”” (WP, 21/2/2015, 4/6). Aquí se alude a un encuentro de las delegaciones estadounidenses con ciudadanos de la población cubana en general, no el movimiento de disidentes, por eso se refiere a representantes no identificados y entrecomilla el término sociedad civil, dado que es la expresión normalmente usada por el diario capitalino para referirse a los disidentes, que no se incluyen en este caso. Se produce entonces una reapropiación de la lexicalización asociada a los disidentes, que el diario cuestiona, puesto que, para este, el resto de la población que no pertenece a dicho grupo no se considera la “sociedad civil”. A su vez, la palabra régimen (regime) para referirse al gobierno cubano es ampliamente utilizada en la prensa estadounidense como sustituta, puesto que lleva implícita en sí un significado negativo que remite al control, la represión, el abuso de poder, las dictaduras, etc. Esta puede encontrarse en ambos diarios, aunque en el Post su uso es muchísimo más frecuente. Dentro del Times pudieron hallarse ocho referencias en total, tres de ellas pertenecientes a citas directas. El uso indistinto de gobierno (government) y régimen en un editorial y en otro en el caso del Times puede deberse, no solo a quién o quiénes estén detrás de la redacción de los textos, sino, además, a la intención específica en cada caso. En este ejemplo se usa el término régimen para aludir al intento de derrocamiento del gobierno cubano por el 171 gobierno norteamericano: “…la red de leyes y regulaciones promulgadas en un intento fallido de cambiar el régimen en La Habana…”106 (NYT, 3/8/2015, 2/11). Pero en el diario capitalino se contabilizaron 48 menciones a este término, dos de ellas en el propio título y solo una como cita textual de un tercero; muchas veces se empleó con la tendencia a la personalización –régimen castrista, régimen de Castro-, con lo cual es evidente la inclinación hacia una hostilidad mucho más directa y constante. En contraposición, la expresión gobierno cubano pudo hallarse 18 veces en el Times, frente a solo cinco en el caso del Post. Esto demuestra que en el medio neoyorquino la denominación positiva para dirigirse al adversario histórico es predominante; mientras que en el Post continúa prevaleciendo la designación clásica de carácter negativo. El término represión (repression) se erige como un lugar común para referirse a las acciones del adversario y su uso cuantitativo está un tanto más igualado, si bien de las seis referencias en el Times una pertenece a una cita textual y tres al único editorial que muestra una agresividad directa hacia el gobierno cubano. En el caso del Post, hallamos nueve menciones, una de ellas proveniente de una cita indirecta y otra usada en un titular. Dicha palabra tiene una fuerte connotación que hace alusión directa al imaginario sobre las dictaduras, denominación que por cierto sí emplea explícitamente el Post en cinco ocasiones para aludir a Cuba. Embargo, designación empleada en los dos medios, constituye una de las lexicalizaciones más representativas en el ámbito de las referencias a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, puesto que desde el lado estadounidense se utiliza esa terminología para referirse al cúmulo de sanciones económicas, financieras y comerciales impuestas por el gobierno norteamericano a la Isla. Pero desde el lado cubano dichas sanciones se conocen con el término de bloqueo, pues buscan “el aislamiento, la asfixia, la inmovilidad de Cuba. Todo ello constituye precisamente elementos cardinales en el concepto de "bloqueo", que significa cortar, cerrar, incomunicar con el exterior para lograr la rendición del sitiado por la fuerza o por el hambre. Las acciones ejercidas contra Cuba por el Gobierno de los Estados Unidos no se enmarcan en la definición de "embargo", conocida como la forma judicial de retener bienes para asegurar el cumplimiento de una obligación contraída legítimamente, o una medida precautoria de carácter patrimonial autorizada por juez o tribunal o autoridad competente, con igual propósito de cumplir por el deudor sus compromisos con sus acreedores”107. Esta 106 “…the web of laws and regulations enacted in a failed attempt to change the regime in Havana”. 107 Para más información sobre el concepto y su fundamentación: http://www.cubavsbloqueo.cu/es/genesis/por- que-bloqueo-y-no-embargo-0 172 polarización terminológica constituye un aspecto clave del conflicto, pues dentro de las propias votaciones contra el bloqueo y en eventos internacionales donde se hace referencia al mismo, los países amigos de Cuba utilizan la denominación bloqueo; mientras que los aliados de Estados Unidos, aún cuando solicitan su eliminación, lo llaman embargo. La nueva designación metafórica de deshielo (thaw) para referirse y sintetizar en una palabra el proceso de restablecimiento de las relaciones también es usada en ambos medios estadounidenses. Pero igualmente hay ejemplos específicos de interés, como en el caso del tratamiento del canje de presos políticos, que ambos diarios abordan en el primer editorial dedicado al tema, los dos en español, y donde también acuden a marcadas lexicalizaciones diferenciadoras: El Times expresa que “el Gobierno cubano liberó a un cubano quien colaboró con las agencias de inteligencia de Estados Unidos” y a “Alan Gross, el subcontratista estadounidense”, para referirse a los que colaboraban con las instancias políticas de Estados Unidos para promover un cambio en Cuba; sin embargo, cuando se dirigen a los presos políticos cubanos que habían estado infiltrados en los grupos de la extrema derecha cubanoamericana para informar al gobierno de la Isla sobre posibles ataques, conspiraciones y atentados, alegan que “Estados Unidos repatrió a tres espías cubanos” (NYT, 17/12/2014, 10/11). La denominación de espías es utilizada solo para aquellos que trabajaban a favor del adversario; no así para los nuestros. Además, se elogia a Obama por “flexibilizar las restricciones de viaje y comercio” (Ídem, 2/11), sin utilizar lexicalizaciones negativas para referirse a dichas restricciones; al contrario del elogio hacia Raúl, donde se apunta que suspende “restricciones que cruelmente impedían que muchos cubanos viajaran al exterior” (Ídem, 5/11). Al igual que sucede en el Times, el Post trata de espías a los presos políticos cubanos y victimiza al preso político estadounidense: Como parte del trato, La Habana puso en libertad a Alan Gross, un contratista de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos que fue encarcelado injustamente hace cinco años por tratar de ayudar a judíos cubanos. También fue liberado un agente no identificado de la inteligencia de Estados Unidos en Cuba, al igual que tres espías cubanos que habían sido condenados por operaciones en Florida que en 1996 llevaron al derribo por parte de Cuba de un avión que transportaba a agitadores anticastristas (WP, 17/12/2014, 3/8). Con ello se oculta la intencionalidad de las operaciones de Alan Gross en Cuba que buscaba alentar la propaganda contra el gobierno cubano a través de dispositivos tecnológicos 173 de avanzada. Con respecto a la comunidad judía, no pudo comprobarse su relación con este grupo, y varios portavoces de la misma negaron conocerlo: la presidenta del Templo Beth Shalom Adela Dworin expresó: “Es lamentable […].Lo más triste es que se haya querido involucrar a la comunidad judía en Cuba, que es totalmente ajena”; y por su parte Mayra Levy, portavoz del Centro Hebraico Sefardí, aseguró que ignoraba quién era Gross y que este jamás se había presentado a su institución108. No obstante, puede afirmarse que en el caso del diario neoyorquino, acude varias veces a lexicalizaciones que contribuyen a fomentar el clima conciliador, de igualdad y de respeto que busca transmitir. Se lexicaliza incluyendo los mismos términos tanto positivos como negativos para los dos gobiernos, lo cual transmite la sensación de igualdad y paridad: “rompiendo con la tradición cargada de retórica por ambas partes, la señora Vidal y la señora Jacobson se trataron civilizadamente” (NYT, 30/1/2015, 6/15); “los funcionarios cubanos y estadounidenses deben ser pragmáticos y pacientes para lograr deshacer una tóxica relación de cinco décadas llenas de resentimiento, hostilidad y desconfianza. Dado el entusiasmo y las expectativas que la nueva era ha despertado entre los cubanos comunes y corrientes y sus iguales estadounidenses, que este intento no llegue a buen término constituiría un fracaso para ambas partes”109 (Ídem, 15/15). Igualmente, cuando se hace referencia Raúl y Fidel Castro, se les menciona con su nombre de pila junto al apellido. A Fidel se le trata respetuosamente de “señor” y a Raúl anteponiendo su cargo: “Presidente”. Como contraparte tenemos los ejemplos concretos de lexicalizaciones en el Post, que se comporta de manera diferente. En este caso, se parte de una supuesta lexicalización condescendiente para acudir a otra mucho más agresiva y condenatoria con la que el diario coincide, al afirmar que “error” es una “palabra cortés” para referirse a la apertura de Obama: “Realmente, “error” es la palabra cortés usada por Berta Soler, de las Damas de Blanco (…). “Traición” fue el término usado por varios otros”110 (WP, 19/12/2014, 2/13). 108 Más información sobre este caso: https://www.ecured.cu/Alan_Phillip_Gross 109 “…breaking with a tradition of charged rhetoric on both sides, Ms. Vidal and Ms. Jacobson treated each other civilly”; “Cuban and American officials will need to be pragmatic and patient as they begin to untangle a toxic relationship laden with five decades of acrimony, resentment and mistrust. Given the enthusiasm and expectation the new era has sparked among ordinary Cubans and Americans alike, allowing the detente to collapse would be a loss for both sides”. 110 “Actually, “mistake” is the polite word used by Berta Soler of the Ladies in White, an astonishingly courageous group of women who march each week in support of political prisoners. “Betrayal” was the term used by several others”. 174 Otro ejemplo llamativo es el siguiente: “En el pasado, el régimen de Castro dio cabida a los misiles nucleares soviéticos, auspició el terrorismo en otras partes de la región y en la actualidad aún alberga a criminales estadounidenses”111 (WP, 19/12/2014, 5/13). La acusación a Cuba de “auspiciar el terrorismo”, con toda la connotación que conlleva, se reitera para referirse a la colaboración de los cubanos con los movimientos de liberación nacional en Latinoamérica en los años 70, lo cual, como pudimos apreciar en el apartado dedicado a las relaciones entre ambos países, constituyó uno de los supuestos puntos de conflicto irreconciliable que impidió continuar en la época con el proceso de conciliación llevado a cabo durante la administración de Carter. El hecho de traer de vuelta la expresión “terrorismo” en el actual contexto para aludir a Cuba tiene una intencionalidad marcada de provocar una reacción negativa en el imaginario del ciudadano estadounidense, luego de los sucesos del 11 de septiembre en las Torres Gemelas, que se convirtieron en el pretexto ideal para la “lucha contra el terrorismo”. De modo que no se trata de una referencia aislada, sino de un recurso sumamente funcional para crear en el lector una aversión y rechazo hacia el adversario, que también ha sido “patrocinador del terrorismo”, contra el cual tanto hemos luchado porque hemos sido víctimas del mismo. A ello se agrega la lexicalización de “criminales” hacia los estadounidenses que han huido de su gobierno y se han refugiado en Cuba, muchos de los cuales pertenecen a la organización Black Panther (Pantera Negra). Por último, vale señalar el frecuente uso en el Post de la frase hiperbólica “un rescate político y económico de un régimen en crisis” para referirse a la apertura de Obama, en lugar del habitual engagement o compromiso al que alude el Times, pues para el Post se trata de lo primero, y no de lo segundo. De hecho, en el momento en que lo nombra compromiso, lo entrecomilla para dejar claro su desacuerdo, como sucede en uno de los titulares: “Despite Mr. Obama’s ‘engagement’, Cuba continues its repression” (WP, 1/5/2015). Al aguzar nuestro enfoque hacia determinados vocablos representativos del conflicto desde el lado estadounidense -ampliamente explotados por la prensa mainstream para hacer referencia a un adversario histórico como Cuba- reafirmamos la capacidad y fuerza que asumen ciertas palabras para incorporarse en los imaginarios sociales en general; al punto de ser transmitidas como verdades incuestionables a los receptores que, tradicionalmente, les han sido inculcados dentro de su contexto inmediato estigmas y prejuicios sobre sistemas y 111 “In the past, the Castro regime has hosted Soviet nuclear missiles and sponsored terrorism elsewhere in the region, and it still harbors American criminals”. 175 gobiernos que “se han atrevido” a desafiar, de una forma u otra, la hegemonía y el poder estadounidense. 5.2.3- La presencia de los móviles en los textos periodísticos como recurso de persuasión Otras estrategias y estructuras discursivas implicadas en la descripción ideológicamente construida de los otros, incluyen además los móviles de compasión, de altruismo aparente y de honestidad. Recordemos que el primero se dedica a mostrar afinidad hacia víctimas de las acciones de los otros; el segundo destaca la supuesta compresión de la posición o interesas de los otros donde se les recomienda implícitamente que actúen en su propio bien, aunque el fundamento ideológico real está en el propio interés del articulista. Y el tercero es una expresión discursiva que permite la denegación ante posibles juicios opuestos mediante frases hechas que apuntan a una veracidad indiscutible. En ambos medios, el móvil de compasión resultó el más empleado. Esta estrategia es aprovechada con frecuencia para victimizar al pueblo cubano en general y a los miembros del movimiento disidente en particular, y así sensibilizar al receptor y provocar su empatía y compasión hacia las víctimas del “régimen de los Castro”. En los siguientes ejemplos del Times puede apreciarse lo anterior: “En 2012, Payá falleció en un accidente vehicular en Cuba que, según sospechan muchos activistas, fue orquestado por agentes de seguridad” (NYT, 27/12/2014, 6/17). “Los líderes de la oposición son atacados constantemente por los medios nacionales. Con frecuencia, las autoridades detienen temporalmente a los activistas para impedir que asistan a reuniones, y para que ellos —y sus vecinos— recuerden que están siendo vigilados. (…) Los cubanos frecuentemente retiran la batería de su teléfono celular cuando quieren tener una conversación privada, por temor a que el enorme equipo de seguridad de la isla tenga la capacidad de escuchar las conversaciones de prácticamente todos los ciudadanos, a cualquier hora” (Ídem, 10/17). Más adelante acude a este recurso de victimización para argumentar los efectos negativos de un retroceso; explicando en este caso que eso solo perjudicaría al pueblo cubano, dando por sentado un incremento de la “represión” del gobierno: Lo más dañino de retroceder hacia la confrontación en las relaciones con Cuba es que sometería a los cubanos a una mayor represión y privación. En el pasado, La 176 Habana ha incrementado sus tácticas represivas durante los momentos de mayor tensión con los Estados Unidos112 (NYT, 1/5/2017, 9/10). En los finales de la coyuntura de la era Trump analizada, las víctimas pasan a ser los diplomáticos estadounidenses en Cuba. En esta última muestra el diario se compadece de la situación delicada y de las víctimas, y acusa al nuevo adversario (gobierno de Trump) de estar manipulando un problema delicado para sus propios intereses: “Los ataques sónicos contra los estadounidenses son demasiado serios para ser utilizados para fines políticos cínicos”113 (NYT, 5/10/2017, 6/6). En el caso del Post, señalamos varios ejemplos. El primero es representativo del pueblo cubano: Pero lo peor de su comportamiento –se refiere al “régimen de los Castro”- ha sido la represión a su propio pueblo, que ha llevado repetidamente a las olas de refugiados a los estrechos de Florida (WP, 19/12/2014, 5/13). Los siguientes se concentran en el movimiento de disidentes: “Al menos 489 personas fueron arrestadas por razones políticas, entre ellas 70 que intentaban reunirse pacíficamente en un parque de La Habana para hablar sobre sus esperanzas en el futuro” (WP, 8/1/2015, 5/6); “Estas personas –los disidentes en Cuba que han luchado sin descanso por la democracia y los derechos humanos y que continúan sufriendo golpizas y arrestos regulares- no serán testigos del izamiento de la bandera. No fueron invitados” (WP, 13/8/2015, 2/6). Y finalmente, sobre los diplomáticos estadounidenses en Cuba: “Desde entonces, fuentes anónimas han ofrecido detalles impactantes a varias organizaciones de noticias: al menos 16 diplomáticos estadounidenses y miembros de sus familias recibieron tratamiento médico debido a ataques sónicos dirigidos a las residencias a las cuales habían sido donde el gobierno cubano les exigía que vivieran” (WP, 24/8/2017, 2/5); “De hecho, los ataques sónicos vienen a ser el punto más alto de una serie de actos de hostigamiento que han sufrido por largo tiempo los diplomáticos 112 “Most damagingly, putting the relationship with Cuba back on a confrontational track would all but certainly subject Cubans to greater repression and privation. In the past, Havana has ratcheted up its repressive tactics during moments of heightened tension with the United States”. 113 “The sonic attacks on Americans are too serious to be used for cynical political ends”. 177 estadounidenses en La Habana, que incluyen permanente vigilancia y allanamientos en sus hogares y vehículos”114 (Ídem, 5/5). El móvil de altruismo aparente en el Times se dirige, no hacia el gobierno cubano, sino hacia los sectores del gobierno estadounidense cuya posición el periódico no comparte. En el siguiente caso se presenta esta estrategia para matizar y suavizar un discurso reiteradamente crítico con el sector del gobierno que plantea seguir con la política anterior a Obama; el editorial argumenta no estar en contra de promover reformas democráticas y apoyar a los disidentes, pero considera que la actitud más inteligente en la actual coyuntura debe ser otra: Si bien vale la pena alentar la reforma democrática y respaldar a los disidentes, Estados Unidos puede tener un mayor impacto si encuentra vías para apoyar al sector privado y elimina las sanciones115 (NYT, 20/6/2015, 7/9). En otro texto expone el móvil de altruismo aparente en los inicios para plantear una supuesta comprensión y/o solidaridad con la posición de Trump. Pero justo en el párrafo siguiente, y precisamente con la introducción de la conjunción negativa “pero”, pone en duda y desaprueba su actitud, con lo cual rebate el juicio desde el que parte en el párrafo anterior: “El gobierno represivo de Cuba tiene que ser el sospechoso principal. Sin dudas querría mantener bajo vigilancia a una gran cantidad de diplomáticos estadounidenses y agentes de inteligencia recién llegados. Si se descubre que Cuba ha usado alguna nueva máquina de vigilancia, los Estados Unidos tendrían la obligación de responder enérgicamente” (NYT, 5/10/2017, 3/6). “Pero dado que no hay evidencia concreta acerca de la fuente de los ataques, el gobierno de Trump se equivoca al expulsar a los diplomáticos cubanos de Washington, como lo hizo el martes. La explicación del secretario de Estado Rex Tillerson de que Cuba debía ser castigada por no proteger a los diplomáticos 114 “But its worst behavior has been the repression of its own people, which has repeatedly driven waves of refugees to the Florida straits”; “at least 489 people were arrested for political reasons, including at least 70 who attempted to peacefully gather in a Havana park to talk about their hopes for the future”; “These people — the dissidents in Cuba who have fought tirelessly for democracy and human rights, and who continue to suffer regular beatings and arrests — will not be witnesses to the flag-raising. They were not invited”; “Anonymous sources speaking to various news organizations have since provided shocking details: At least 16 American diplomats and family members received medical treatment resulting from sonic attacks directed at the residences where they were required to live by the Cuban government”; “In fact, the sonic attacks would be in keeping with, if an escalation of, harassment that U.S. diplomats have long suffered in Havana, including constant surveillance and home and vehicle break-ins”. 115 “While encouraging democratic reform, and backing dissidents is certainly worthwhile, the United States can have a bigger impact by finding ways to support private entrepreneurs and by peeling back the sanctions”. 178 estadounidenses supone que Cuba era al menos consciente de los ataques, lo cual Estados Unidos no ha demostrado ni reclamado”116 (Ídem, 4/6). Tampoco se vale el Post de esta estrategia para exponer una supuesta compresión de las actitudes del gobierno cubano, sino que se dirige igualmente al gobierno estadounidense, pero, a diferencia del Times, se trata de la administración Obama: “Como hemos dicho, favoreceríamos una estrategia de compromiso basada en las condiciones para lograr el objetivo del señor Obama de "empoderar a los ciudadanos cubanos para que les brinden una mayor capacidad de promover un cambio positivo en el futuro", como lo expresó la Sra. Psaki. Pero no parece que Obama haya utilizado la influencia disponible de Estados Unidos para ese fin” (WP, 8/1/2015, 5/6). “Nunca nos hemos opuesto a un deshielo en las relaciones, solo a la decisión del Sr. Obama -contraria a su promesa anterior- de excluir del proceso a todos los cubanos que han estado luchando valientemente por una mayor libertad”117 (WP, 18/10/2016, 6/6). En los casos anteriores hace uso de esta táctica para decir que comprende y comparte la normalización, pero con ciertas condiciones, entre ellas, integrar al proceso de diálogo con el gobierno cubano a sus opositores. También en otro texto plantea que “No nos oponemos a los contactos diplomáticos o a las embajadas estadounidenses en países como Cuba, en principio”118 (WP, 1/7/2015, 7/9), para luego exigirle a Obama que debía condicionar la apertura a demandas poco realistas de cambios en la Isla. Este altruismo es aparente en tanto es sabido que las exigencias que plantea el diario no son viables si se pretende lograr un entendimiento entre gobiernos, con lo cual se escuda en esta supuesta excusa para no decir de manera abierta que desaprueba la normalización de relaciones con Cuba. El Post asume así la posición del ala más conservadora de la política 116 “Cuba’s repressive government must be the prime suspect. It would certainly want to keep watch over a large batch of newly arrived American diplomats and intelligence operatives. If Cuba is found to have used some new surveillance machine, the United States would have the obligation to respond angrily”. “But until there is concrete evidence about the source of the attacks, the Trump administration is wrong to expel Cuban diplomats from Washington, as it did on Tuesday. Secretary of State Rex Tillerson’s explanation that Cuba should be punished for failing to protect American diplomats presumes that Cuba was at least aware of the attacks, which the United States has neither demonstrated nor claimed”. 117 “As we have said, we would favor a conditions-based engagement strategy to achieve Mr. Obama’s aim to “empower Cuban citizens to give them greater ability to promote positive change going forward,” as Ms. Psaki put it. But it doesn’t seem that Mr. Obama used America’s available leverage toward that end”; “We have never opposed a thaw in relations, only Mr. Obama’s decision —contrary to his earlier promise— to exclude from the process all those Cubans who have been bravely fighting for increased freedom”. 118 “We don’t oppose diplomatic contacts or U.S. embassies in countries such as Cuba, in principle”. 179 estadounidense durante más de 50 años, que permanece en contra del restablecimiento y lo condiciona a cambios políticos transcendentales en Cuba. El móvil de honestidad aparente es explotado en el Times para dejar por lo claro a la opinión pública estadounidense que no imagine cambios inmediatos en Cuba: “Sería ingenuo esperar que el gobierno cubano, un estado policial dinástico, vaya a dar grandes pasos en el futuro cercano para liberalizar su economía centralmente planificada, alentar la empresa privada o abrazar reformas políticas pluralistas”119 (NYT, 20/7/2015, 8/11). Con esta afirmación que trata de “ingenuos” a aquellos que piensen que el gobierno cubano realizará cambios, se da por sentado “una verdad incuestionable”, pues de pensar lo contrario se está cayendo en un desconocimiento de la realidad o situación, o en una confianza sin fundamentos. El Post, por otra parte, hace uso de este recurso para matizar su opinión favorable e inclinación hacia la política de Trump, dando una apariencia de “objetividad”, al reconocer supuestamente que “sin dudas” Trump no es el mejor mensajero por su actitud hacia Putin -que dado el imaginario estadounidense similar sobre el dirigente ruso y el cubano, estaría cayendo en una contradicción o actitud hipócrita y de doble moral-, para luego contraponer este argumento al definitorio que finaliza la idea, alegando que su mensaje sobre Cuba no está errado: Sin dudas, el señor Trump, con su propia política incivilizada y su actitud indulgente hacia dirigentes como Vladimir Putin, está lejos de ser el mejor mensajero. No obstante, su mensaje no está errado –ni sobre la falta de reformas políticas en Cuba desde que comenzó el esfuerzo del señor Obama, ni sobre el riesgo de que Castro y sus compinches usen mayores flujos económicos como un rescate de facto120 (WP, 17/6/2017, 5/5). Los ejemplos anteriores evidencian cómo los medios, a través de sus mensajes periodísticos, en el utópico afán de transmitir una falsa imparcialidad u “objetividad”, llegan a contradecirse a sí mismos en no pocas ocasiones. Las usuales expresiones de “no tengo nada en contra de…, pero…” o “estoy de acuerdo con…, sin embargo…”, entre otras marcas discursivas que evidencian el verdadero sentir que hay detrás, son muestra palpable de las estrategias encubridoras que emplean frecuentemente los sistemas mediáticos. 119 “It would be naïve to expect that the Cuban government, a dynastic police state, will take big steps in the near future to liberalize its centrally planned economy, encourage private enterprise or embrace pluralistic political reforms”. 120 “To be sure, Mr. Trump, with his own uncivil political habits and indulgent attitude toward the likes of Vladi- mir Putin, is far from the best messenger. Nevertheless, his message is not wrong — neither about the lack of political reform in Cuba since Mr. Obama’s effort began, nor about the risk that Mr. Castro and his cronies will use greater economic flows as a de facto bailout”. 180 5.2.4- Otras estrategias en el discurso periodístico como medio ideologizante En la polarización sobre una temática, grupo o persona, las entidades comunicacionales y mediáticas suelen acudir, además, a la generalización, la advertencia y la despersonalización. El primer recurso permite generalizar los rasgos de un grupo o persona hacia un conjunto más amplio, o un fenómeno puntual hacia un espacio o tiempo mayor; esto posibilita hacer valoraciones y juicios de los otros que abarcan su totalidad como grupo o la resulta de sus actos. Según apunta Van Dijk en el caso de la segunda propiedad, “las opiniones de los artículos editoriales y de opinión a menudo se formulan para dar soporte valorativo a un acto de habla de advertencia, de aviso o de recomendación, el cual define el punto pragmático o conclusión del artículo de opinión. Por ejemplo, un editorial puede funcionar como una crítica y advertencia a grupos o instituciones específicos (con frecuencia de élite), y por tanto puede implicar relaciones (de poder) entre los medios de comunicación y sus redactores por una parte, y esos distintos grupos por otra. Este contexto también define la dimensión ideológica de los actos de habla implicados (por ejemplo, las advertencias como un medio de ejercer el poder)” (1996: 45-46). Otro uso frecuente es la advertencia contra las posibles acciones del adversario hacia nosotros –o hacia sus víctimas- y sus consecuencias; o las consecuencias que podrían tener sus mismas acciones como bumerán debido a nuestras respuestas. En cuanto a la despersonalización, permite la creación de afirmaciones que se asumen como válidas universalmente, no expresadas por alguien en específico, pero dadas como justificadas. Son frases de carácter impersonal que se manifiestan de manera que no pudiera ser posible una crítica o discrepancia; la despersonalización crea un efecto de “verdad” al acudir a un mundo de referencia ajeno al emisor (Salgado Andrade, 2009: 163). En el caso del Times, la mayoría de las generalizaciones son empleadas en el único editorial de corte agresivo hacia Cuba, el dedicado a los disidentes. Este recurso sirve para reafirmar la posición de que todo un pueblo se encuentra coaccionado, reprimido, vigilado y controlado por un régimen estatal opresivo; ningún ciudadano que viva en Cuba puede burlar o quedar al margen del control total del estado; además, se emplea para contribuir a la victimización del movimiento de oposición, ya que sus propios compatriotas los miran con lástima: “Los cubanos frecuentemente retiran la batería de su teléfono celular cuando quieren tener una conversación privada, por temor a que el enorme equipo de 181 seguridad de la isla tenga la capacidad de escuchar las conversaciones de prácticamente todos los ciudadanos, a cualquier hora” (NYT, 27/12/2014, 10/17). “Históricamente, dijo, los activistas han sido percibidos por sus compatriotas como víctimas indefensas de un Estado opresivo” (Ídem, 7/17). “El gobierno cubano, cada vez más, tendrá que lidiar con el hecho de que muchas de las aspiraciones de los disidentes son compartidas por la mayoría de los cubanos”121 (NYT, 7/4/2015, 8/8). Obsérvese en este último ejemplo cómo se da por sentado de manera categórica que las aspiraciones de los disidentes son compartidas por casi todos los cubanos, sin argumentar al respecto con datos concretos y palpables, generalizando el criterio de un grupo a casi toda la población de un país. En el Post las generalizaciones son más diversificadas y pueden hallarse en varios de los textos. En una se parte de que los norteamericanos que han pedido asilo a Cuba son automáticamente “criminales”: “Castro (…) en la actualidad aún alberga a criminales estadounidenses” (WP, 19/12/2014, 5/13). En otro ejemplo se usa la generalización para afirmar que existe una enorme maquinaria de la que nadie puede salvarse, omnipotente y omnipresente. Por lo tanto, todos los que pisen la Isla se encuentran a merced de la misma. Dicha aseveración hiperbolizada que traslada al lector una imagen del adversario como dictador omnipotente y omnipresente del cual nadie puede escapar -una especie de villano con poderes ilimitados sobre todos-, recurre a un referente en el imaginario estadounidense sobre estos personajes, abordados sobre todo en el cine de ficción dedicado a la clásica lucha entre el superhéroe y el super-villano: “Nadie, ni siquiera un visitante estadounidense con poder político, es inmune a ser explotado por la maquinaria propagandística cubana, nadie es verdaderamente libre en esa isla” (WP, 21/2/2015, 6/6). La tercera afirmación funciona como sustento de la tesis remarcada por el Post sobre lo errado de la política de Obama hacia Cuba, al señalar que “los cubanos” en sentido general se encuentran “peor”: “De hecho, los cubanos están “peor ahora que como se imaginaban su futuro” cuando comenzó la normalización, señaló recientemente la periodista opositora Yoani Sánchez”122 (WP, 18/10/2016, 1/6). 121 “Increasingly, the government will have to reckon with the fact that many of the dissidents’ aspirations are shared by most Cubans”. 122 “Castro (…) still harbors American criminals”; “No one, not even a politically powerful American visitor, is immune to being exploited by the Cuban propaganda machine; no one is truly free on that island”; “Indeed, 182 La advertencia es el recurso más usado por el periódico neoyorquino en innumerables ocasiones y en diez de los trece editoriales, casi siempre para dar cuenta de las consecuencias negativas que traería mantener el bloqueo hacia Cuba, o de un fracaso o retroceso en la apertura. De manera que se presenta la advertencia del efecto contrario que puede tener nuestras propias acciones para nosotros en un contexto coyuntural frente al adversario que demanda una estrategia diferente: Algunos de los congresistas que proponen continuar con el embargo podrían ver las dificultades de Cuba como una oportunidad para presionar a los octogenarios hermanos Castro durante sus últimos años en el poder. Eso sería un error. La infraestructura de pacotilla que tiene Cuba continuaría deteriorándose, los inversionistas extranjeros retrocederían sus planes, las comunidades ya marginales se volverían todavía más pobres y el éxodo de cubanos desesperados hacia los Estados Unidos se aceleraría. Parece muy improbable que este escenario traiga consigo una era de mayores libertades. Pero ciertamente sí sembraría miseria123 (NYT, 23/7/2016, 8/8). Luego, en la era Trump, acude a estos argumentos para presionar desde el punto de vista social y de la opinión pública, desde el punto de vista económico, y desde la arista de la posición geopolítica de Estados Unidos en la región y la situación de los cubanos en la Isla: “Si fuera a dar tales pasos, Trump haría muy felices a los miembros de la pequeña coalición pro embargo en Capitol Hill. Pero hacerlo significaría revertir el curso de un cambio de política que es ampliamente popular entre los estadounidenses y que cuenta con el apoyo casi mayoritario de los cubanos” (NYT, 1/5/2017, 7/10). “Estaría poniendo también en desventaja a los agricultores y empresas estadounidenses al cortarles el acceso a un mercado que se está abriendo gradualmente al comercio mundial” (Ídem, 8/10). “Trump prometió en su campaña retornar a una línea de mano dura. Si lo hace, como parece probable, aislará aún más a Estados Unidos, perjudicará los intereses Cubans are “worse off now than how they imagined their future” when normalization began, opposition journalist Yoani Sanchez noted recently”. 123 “Some congressional proponents of continuing the embargo might see Cuba’s difficulties as an opportunity to squeeze the octogenarian Castro brothers during their last years in power. That would be a mistake. Cuba’s shoddy infrastructure would continue to deteriorate, foreign investors would recoil, already marginal communities would become even poorer and the exodus of desperate Cubans to the United States would accelerate. It seems highly unlikely that this scenario would usher in an era of greater freedoms. But it certainly would sow misery”. 183 comerciales de los Estados Unidos y, muy posiblemente, obstruirá el impulso para una mayor democracia en la isla caribeña”124 (NYT, 5/6/2017, 1/10). Por otra parte, siguiendo la tendencia usualmente contraria al Times, el Post se vale de las advertencias para argumentar justamente lo opuesto del diario neoyorquino. Se advierte como apoyo al posicionamiento en contra del deshielo, afirmando que este solo conducirá al fortalecimiento del gobierno cubano, con lo cual se busca transmitir al lector una opinión contraria a la política de apertura del gobierno de Obama: “la apertura, incluyendo el restablecimiento de Embajadas el lunes, podría mejorar en lugar de socavar al régimen”125 (WP, 20/7/2015, 1/6). También se rebate el discurso sobre las relaciones con América Latina, advirtiendo del efecto adverso y de “la ingenuidad” de pensar lo contrario: El gobierno dice que su decisión transformará las relaciones con América Latina, pero eso es ingenuo. Los países que previamente exigieron el fin de las sanciones de Estados Unidos contra Cuba ahora no esperarán las reformas de La Habana, al contrario, presionarán a la administración Obama para que no sancione a Venezuela (WP, 17/12/2014, 7/8). Se alude igualmente al superpoder del gobierno cubano dentro de la Isla, y a que puede usar el mismo como ventaja en el proceso de apertura, con lo cual debemos tener cuidado y estar alertas: A pesar de la coyuntura y las apariencias creadas, todo el mundo debe recordar que el régimen de Castro mantiene la vigilancia sobre la isla, influencia con la que puede contar para cada ventaja posible, política o económica126 (WP, 21/2/2015, 6/6). El Times, caracterizado por un discurso mucho más cuidadoso en sentido general, evita la despersonalización, si bien pudo hallarse en el siguiente fragmento: “Algunos periodistas cubanos, entretanto, sugirieron que quizás era el momento de considerar que más medios de 124 “If he were to take those sorts of steps, Mr. Trump would make the small pro-embargo coalition in Capitol Hill very happy. But doing so would mean reversing course on a policy change that is widely popular among Americans and nearly universally supported by Cubans”; “He also would be putting American farmers and businesses at a disadvantage by curtailing their access to a market that is gradually opening to global trade”; “Mr. Trump promised in his campaign to return to a more hard-line approach. If he does, as seems likely, he will further isolate America, hurt American business interests and, quite possibly, impede the push for greater democracy on the Caribbean island”. 125 “The opening, including Monday’s reestablishment of embassies, could well enhance rather than undermine the regime”. 126 “Yet the timing, and the appearances it created, should remind everyone that the Castro regime remains the gatekeeper to the island, leverage it can be counted on to use for every possible advantage, political or economic”. 184 prensa comenzaran a operar libres del control estatal”127 (NYT, 30/1/2015, 10/15). Se utiliza para insinuar la necesidad de que el gobierno cubano autorice la actividad de los medios de comunicación llamados “independientes”, no oficiales, que no responden ni pertenecen al sistema de medios estatales. La afirmación se pone en boca de periodistas no identificados, para hacerla válida y no expresarla de forma directa y explícita en voz del medio, pero al no atribuirla a nadie en específico, se produce una ambigüedad e impersonalidad mediante la cual no puede comprobarse si en verdad esta sugerencia viene de parte de periodistas, ni se aclara de dónde son los periodistas aludidos. No obstante haber hallado un solo ejemplo en el diario neoyorquino, debemos destacar que en el Post es la despersonalización el recurso más utilizado, con ocho fragmentos provenientes de cinco editoriales distintos. En la siguiente muestra se emplea la alusión a “algunos críticos de la nueva política” sin indicar quiénes son, de dónde provienen, etc., un grupo despersonificado y anónimo al cual acude el diario sin poder hacer especificaciones al respecto, para escudarse en este e insertar su propio criterio y “sospecha” sobre el condicionamiento de la visita de la delegación estadounidense a Cuba: El hecho de que grupos de la Cámara y el Senado llegaran al país según lo planificado y no vieran a los disidentes, sugirió a algunos críticos de la nueva política un entendimiento de que el acceso del Capitol Hill a la isla depende ahora de que eviten a los disidentes (WP, 21/2/2015, 5/6). Luego afirma que, “según una encuesta reciente, a más de la mitad de los cubanos les gustaría abandonar el país”128 (WP, 1/7/2015, 5/9). No se señala de manera explícita de dónde provienen estos resultados, a qué encuesta se hace referencia, en cuáles lugares, cuándo y cómo se efectuó. Por último, en los dos editoriales dedicados al misterio de los supuestos ataques sónicos, abunda el uso de este recurso, dada la ambigüedad que rodea al caso, del cual no se ha podido presentar ninguna prueba concreta y solo se basa en afirmaciones y especulaciones iniciadas por la administración estadounidense. Las despersonalizaciones se muestran claramente en el tratamiento del asunto que, si bien intenta culpabilizar al gobierno cubano o a un tercer país, no cuenta con evidencias ni fuentes concretas para sustentar esta afirmación. De ahí que acuda a 127 “Some Cuban journalists, meanwhile, suggested that it might be time for more media outlets to operate independent of state control”. 128 “The fact that the House and Senate groups arrived as planned, and did not see dissidents, suggested to some critics of the new policy an understanding that Capitol Hill’s access to the island now depends on avoiding dissidents”; “…according to recent polling, more than half of Cubans would like to leave the country”. 185 “fuentes anónimas”, “un médico” sin nombre ni apellidos, “algunos informes y reportes noticiosos” de medios que no se dan a conocer, “especulaciones”, etc.: “… fuentes anónimas han ofrecido detalles impactantes a varias organizaciones de noticias: al menos 16 diplomáticos estadounidenses y miembros de sus familias recibieron tratamiento médico…” (WP, 24/8/2017, 2/5); “Algunos informes noticiosos han transmitido la especulación de que las fuerzas de seguridad cubanas pueden ser culpables, o quizás un tercer país interesado en interrumpir el acercamiento de Cuba a los Estados Unidos (Ídem, 4/5). “Algunos reportes han atribuido las enfermedades a extraños ataques “sónicos” que emergieron hace 10 meses”129 (WP, 30/9/2017, 2/6). Los resultados antes expuestos demuestran una visión sobre los vínculos cubano- estadounidenses bastante polarizada, cambiante y compleja entre ambos periódicos, de acuerdo a coyunturas, intereses, políticas editoriales, estilos comunicacionales, entre otros factores multicausales que intervienen en la producción mediática mainstream de Estados Unidos. 5.3- Las posturas del Times y del Post en las relaciones cubano-estadounidenses: apreciaciones finales Luego de aguzar la mirada desde diferentes aristas, vertientes y niveles dentro del discurso periodístico, podemos percatarnos de que las características y posicionamientos sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en The New York Times y The Washington Post presentan más puntos de discrepancia que de coincidencia. Si analizamos las consideraciones generales sobre los vínculos bilaterales entre ambas naciones, hallamos que, en efecto, en el caso del Times, de los trece editoriales estudiados, doce presentan una inclinación positiva hacia la apertura de las relaciones y solo en uno encontramos una posición “neutral”, al no hacer referencia directa al tema, puesto que se aborda únicamente la situación de la disidencia en la Isla. En contraposición, de los trece materiales del Post objeto de estudio, once presentan un punto de vista totalmente negativo de inicio a fin; y en solo dos se halló una argumentación mixta, donde se combinaron argumentos positivos con negativos, si bien la tendencia continuó hacia el predominio de estos últimos. 129 “Anonymous sources speaking to various news organizations have since provided shocking details: At least 16 American diplomats and family members received medical treatment…”; “Some news reports have passed along speculation that rogue Cuban security forces might be to blame, or perhaps a third country interested in disrupting Cuba’s rapprochement with the United States”; “Some accounts have attributed the illnesses to strange “sonic” attacks that surfaced 10 months ago”. 186 El diario neoyorquino deja claro desde su primer texto fechado justo en el día del anuncio que: “La decisión de la administración de reanudar relaciones diplomáticas, tomar pasos para retirar a Cuba de la lista de países que apoyan grupos terroristas, y de flexibilizar las restricciones de viaje y comercio, representa un cambio de dirección que este periódico ha apoyado enfáticamente” (NYT, 17/12/2014, 2/11). A lo largo de nuestro recorrido por el discurso de opinión del Times sobre la temática que nos ocupa nos percatamos de la diversidad de argumentos y juicios fundamentados a favor de un entendimiento con Cuba. El hecho de darles voz a los líderes históricos –Fidel y Raúl- mediante la elección de palabras de corte conciliador, los consejos hacia los representantes de ambos gobiernos sobre las posiciones y actitudes que deben asumir y mantener durante el proceso de restablecimiento, la información continua de los avances dados, sobre todo en el aspecto económico y comercial, así como las ventajas que conlleva, constituyen aspectos esenciales en su estrategia de convencimiento a la opinión pública sobre la necesidad del restablecimiento y normalización de las relaciones con la Isla. En otras ocasiones presenta la aceptación de la comunidad cubanoamericana y de los pueblos estadounidense y cubano en general hacia el deshielo y el levantamiento del embargo, así como el aumento de una aprobación en el Partido Republicano. También es de destacar la atención continua del propio diario hacia la eliminación del bloqueo, al dedicarle dos editoriales a dicha problemática, con una multiplicidad de argumentos contra el mismo y calificándolo como un error, que carece de sentido, y una política fallida, incoherente y conflictiva, “que impide a ambos países cumplir al máximo los puntos que tienen en común sus agendas”130 (NYT, 23/7/2016, 3/8). El pronunciamiento abierto en contra del “embargo” llamaría la atención particularmente en un medio estadounidense del mainstream si no tuviéramos en cuenta la coyuntura económica, política, socio-histórica e internacional que atraviesa la producción de dicho discurso; además de las inclinaciones del propio diario, que resalta las ventajas de invertir en la Isla como un mercado virgen que comienza a abrirse con mayor amplitud a la inversión extranjera. Luego, en el primer texto de la era Trump reafirma los “logros diplomáticos ganados con tanto esfuerzo” que “han beneficiado a ambas partes” (NYT, 29/11/2016, 3/7) y califica de “extrema falta de visión” el “revertir la política de compromiso de la administración Obama” (Ídem, 2/7), recordando el fracaso sostenido durante más de medio siglo de las estrategias de las administraciones anteriores. En la serie de editoriales del periodo presidencial de Trump se 130 “…that prevents the two countries from making the most of their shared agenda” 187 acude a un discurso en negativo para resaltar las pérdidas y desventajas de un retroceso para el sector económico y de negocios en Estados Unidos, aunque también deja clara y explícita su propia opinión con afirmaciones como “Aislar a Cuba se ha vuelto cada vez más indefendible” (NYT, 5/6/2017, 4/10), y “El estrechamiento de lazos con Cuba (…) es la mejor apuesta”131 (Ídem, 10/10). Incluso es de señalar que aún en la coyuntura más álgida del periodo de análisis, ya en los finales, cuando surge el suceso de los misteriosos ataques sónicos hacia los funcionarios estadounidenses en la Embajada de La Habana, el Times continúa firme en su criterio pro- deshielo al asegurar que “dado que no hay evidencia concreta acerca de la fuente de los ataques, el gobierno de Trump se equivoca al expulsar a los diplomáticos cubanos de Washington” (NYT, 5/10/2017, 4/6) y “Hasta que no se sepa algo más, castigar a La Habana solo sirve para socavar aún más la apertura sensata hacia Cuba iniciada bajo el mandato de Barack Obama”132 (Ídem, 6/6). Es notable también en la construcción discursiva del Times el tono sutil e inteligente, con estrategias de persuasión basadas en argumentos elaborados sobre la base de datos, declaraciones de fuentes oficiales y sucesos. En varios editoriales se observa la intención de reflejar cierta imparcialidad, al explicar la complejidad del fenómeno del deshielo mediante juicios que se apoyan en voces especializadas y en la realidad del contexto histórico-político acontecido entre Cuba y Estados Unidos desde el triunfo de la Revolución Cubana. No es la intención del diario neoyorquino ofrecer una posición conciliadora sobre la base del optimismo ingenuo, puesto que expone de manera directa en más de una ocasión la diversidad de dificultades, retos y complejidades que enfrentan ambos gobiernos en el proceso de apertura debido a las contradicciones a lo interno de la administración estadounidense, así como a los puntos divergentes y cuasi irreconciliables con el gobierno cubano. Las estructuras discursivas, la estrategia de fuentes, así como las temáticas y su tratamiento están focalizadas en sustentar la incidencia hacia la conciliación con Cuba, con un predominio de explicaciones dirigidas hacia el interés comercial y, en menor medida, hacia los viajes de los ciudadanos estadounidenses a la Isla y el “bienestar” del pueblo cubano. Varios editoriales del Times retratan muy bien el carácter de interés mercantil del diario en su rol de 131 “These hard-won diplomatic achievements have benefited both sides”; “…he is facing calls to roll back the Obama administration’s policy of engagement, a move that would be extremely shortsighted”; “Isolating Cuba has become increasingly indefensible”; “Strengthening ties with Cuba is the best bet”. 132 “…until there is concrete evidence about the source of the attacks, the Trump administration is wrong to expel Cuban diplomats from Washington”; “Until something more is known, punishing Havana serves only to further undermine the sensible opening to Cuba begun under Barack Obama”. 188 gran empresa plegada al poder económico estadounidense, con una intención bien definida en este sentido. Apenas se hace referencia a los daños ocasionados al pueblo cubano por parte del gobierno de Estados Unidos –puesto que no nos interesa-, sino a los daños que nos está ocasionando a nosotros la hostilidad hacia Cuba en la esfera de negocios, financiera y comercial que, a fin de cuentas, es nuestra prioridad. En el tratamiento hacia el gobierno cubano existen algunos matices importantes dentro de la imagen de “objetividad” que busca transmitir el medio neoyorquino, al reconocer, por momentos, algunos valores del Estado cubano (como los logros en salud y educación, algo poco común también en los grandes medios de Estados Unidos). Ello imprime en el receptor una imagen de honestidad discursiva, ya que, si bien existen argumentos condenatorios hacia el adversario, también se incluyen juicios que plantean la dualidad en las visiones con respecto al carácter socialista cubano –incluso dentro de la propia nación norteamericana-, y la preocupación de varios cubanos por una posible pérdida futura de las garantías y avances sociales en los ámbitos de la salud y la educación. También es de resaltar la aclaración de que las opiniones diferentes con respecto al futuro de la Isla deban “ser debatidas y resueltas entre los cubanos”133 (NYT, 20/7/2015, 11/11), con lo cual se posiciona de manera implícita contra el intrusismo de los Estados Unidos en dichos asuntos y ofrece una imagen positiva de “no intervención” en problemáticas ajenas que los cubanos “son capaces de resolver por sí mismos”. Este, sin embargo, es un hecho aislado y no se erige en tendencia. Si bien la postura del periódico es visiblemente pro-apertura, esto no implica necesariamente un tratamiento conciliador en su totalidad hacia el gobierno cubano. Predominan los argumentos positivos hacia el deshielo con el adversario, pero no dejan de estar presentes varios juicios que reafirman la opinión tradicional de la prensa estadounidense hacia Cuba como un estado totalitario, un régimen represivo, etc. Es claro que el Times busca lograr un entendimiento, pero ello no implica un cambio de opinión hacia el carácter del gobierno cubano. Esperar lo contrario sería ingenuo, teniendo en cuenta que estamos atendiendo a una multiempresa mediática estadounidense que, obviamente, responde y se debe en última instancia a una ideología hegemónica occidental, por más que, en ocasiones, acuda a un discurso “progress”, sin olvidar las limitantes de esta concepción dentro del entorno geopolítico al que hacemos alusión. De manera que el juicio tradicional se mantiene, si bien se “reconoce” que se han producido algunas reformas a lo interno de la Isla – 133 “…to be debated and resolved among Cubans”. 189 sobre todo en la esfera económica- que permiten una flexibilización de la administración estadounidense hacia Cuba, además del hecho indiscutible reconocido por el Times de que las políticas anteriores para “socavar el régimen cubano” han fracasado. Otro hallazgo interesante con respecto al posicionamiento hacia su propio gobierno es la polarización extrema en la representación de los presidentes Obama y Trump, con un exceso de argumentos positivos y grandilocuentes hacia el primero, y una serie de ataques directos y, en ocasiones, bien ásperos, hacia el segundo. Ya apreciamos en la trayectoria de este medio que su inclinación como tendencia ha sido mayormente hacia el Partido Demócrata. Ahora bien, debe tenerse en cuenta que esta agresividad tan explícita no se debe única y exclusivamente a su posicionamiento con el tema Cuba o su simpatía hacia el ala Demócrata de la política estadounidense. Entre el nuevo inquilino de la Casa Blanca y el diario no han germinado buenas relaciones, incluso desde antes de tomar la presidencia, cuando en plena campaña el Times se dedicó a desacreditarlo y dar a conocer sucesos negativos sobre su persona que perjudicaban su campaña, así como a hacer propaganda directa a favor de la candidata demócrata Hillary Clinton y dar por sentada su victoria. A esto respondió Trump con varios twitts atacando y cuestionando la ética y profesionalidad periodística del Times, como pudo apreciarse en el acápite de la presente investigación dedicado al desarrollo, trayectoria y situación actual del periódico neoyorquino como entidad comunicacional, política y económica dentro del poder estadounidense. Lo referido anteriormente nos permite ultimar que The New York Times presenta un discurso complejo, elaborado, más o menos sutil en ocasiones, pero, sin dudas, certero y funcional desde el punto de vista comunicativo. A su vez, está posicionado de forma clara hacia un cambio y una evolución en la política estadounidense, siguiendo el slogan de “change” ampliamente extendido por el propio Obama durante su campaña. La estructura argumentativa del Post, por otro lado, nos muestra desde el inicio un discurso manifiesto y directamente agresivo. Existen muy pocos matices que permitan encontrar atisbos de una supuesta dualidad o diversidad de juicios sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y la construcción de la imagen del adversario. No más basta leer el primer titular alusivo al anuncio del restablecimiento, fechado el propio día de este suceso, para comprender la línea editorial que será desarrollada posteriormente: “Obama le da al régimen de Castro en Cuba un rescate inmerecido”. A partir de este momento, se reitera múltiples veces a lo largo de la serie de materiales analizados las tesis de que la apertura solo beneficia y le da nueva vida al “régimen” cubano. 190 La estrategia se define hacia el predominio de una tematización de corte negativo; la visibilización continua de las voces de los disidentes y sus pronunciamientos en contra del deshielo, así como el aumento de sus detenciones y la “represión”; los contraargumentos de las afirmaciones de Obama sobre las ventajas del restablecimiento de las relaciones, al contradecir todas sus razones y aseverar que los resultados “han sido los opuestos”; el reclamo al presidente demócrata de no condicionar la apertura a exigencias de reformas políticas al gobierno cubano ni haber consultado previamente su decisión con el movimiento de la disidencia; así como los fundamentos de corte económico contrapuestos al Times que arguyen una reducción en las importaciones estadounidenses a la Isla y mayores restricciones hacia los negocios privados. La imagen del gobierno cubano es predominantemente negativa en todo momento, pesimista e hiperbólica en cuanto a la visión del mismo como un enemigo, dictador y villano peligroso ante el cual hay que cuidarse. Incluso llega a cuestionar la eliminación de Cuba de la lista de países promotores del terrorismo, asegurando su “apoyo continuo” a “los grupos terroristas de Colombia” (WP, 7/4/2015, 2/5), así como la presencia de la Isla en la Cumbre de Panamá, al afirmar que “los avergüenza a todos con su admisión gratuita a lo que una vez fue una comunidad de democracias”134 (Ídem, 5/5). Lo mismo sucede con sus criterios sobre la Administración Obama, ante la cual mantiene una crítica y cuestionamiento sostenido en lo respectivo a la estrategia política hacia Cuba. Solo se halló una excepcionalidad, en el caso de la política migratoria. Otro matiz aislado de cierta flexibilidad en su posicionamiento tradicional lo constituye el editorial dedicado a informar sobre la nueva política de Trump hacia Cuba, donde se pronuncia a favor de los reclamos del presidente republicano sobre condicionar nuevos avances a cambios en Cuba, aunque no aboga por un retroceso explícito de lo avanzado hasta el momento y, de hecho, reconoce hacia el final que “Siendo el control totalitario lo que es, a ninguna administración estadounidense le será fácil comprometer al pueblo cubano sin normalizar las relaciones y enriquecer al régimen que los oprime”135 (WP, 17/6/2017, 5/5). De modo que tenemos acá una mixtura de argumentos que combinan los tradicionalmente negativos sobre la anterior política de Obama hacia Cuba, con una tendencia positiva hacia los 134 “Cuba’s continued support for Colombia’s terrorist groups”; “…shames them all with its cost-free admission to what was once a community of democracies”. 135 “Totalitarian control being what it is, no U.S. administration would find it easy to engage Cuba’s people without normalizing and enriching the regime that oppresses them”. 191 rumbos diferentes por los que está llevando Trump las relaciones con la Isla, que cancela algunas medidas anteriores, pero, en esencia, mantiene las más importantes. Este nuevo matiz discursivo hacia las relaciones por parte del Post, menos radical que antaño, está vinculado a la posición menos permisiva y más agresiva hacia Cuba del nuevo inquilino de la Casa Blanca, a tono con los propios reclamos que venía haciéndole el diario a la administración de Obama de que exigiera mayores demandas al gobierno cubano a cambio de lo que el Post llamaba concesiones por parte de la administración demócrata hacia el “régimen de Castro”. Mas, luego, a raíz de la entrada de los sucesos de los ataques sónicos, vuelve a retomar su tradicional discurso vertical en contra del restablecimiento de las relaciones y todo lo que ello conlleva, llegando a insinuar que “las graves lesiones infligidas a los diplomáticos estadounidenses enviados a La Habana” son “otro costo siniestro” de la apertura y que los funcionarios estadounidenses en Cuba han estado históricamente bajo acoso, con lo cual “en lugar de aliviar este abuso, la reapertura de la embajada puede haberlo intensificado” (WP, 24/8/2017, 5/5). Así, en el último editorial de la serie vuelve a dejar clara su postura, cuando califica de “prudente” la decisión del Departamento de Estado de retirar más de la mitad del personal de la Embajada estadounidense en Cuba “mientras persista el peligro y se desconozca la causa” de los ataques sónicos136 (WP, 30/9/2017, 3/6). De manera que descubrimos en el Post un discurso mucho más lineal, explícito, directo, sostenido y consecuentemente hostil, agresivo y contrario a cualquier tipo de apertura y/o conciliación con Cuba, a tono también con la propia tendencia en los últimos años del diario capitalino hacia una postura cada vez más conservadora, como se pudo apreciar igualmente en el acápite de la presente tesis dedicado al desarrollo y trayectoria de este periódico. Las características del discurso de The New York Times y The Washington Post sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en el periodo analizado son una muestra de las contradicciones existentes dentro del mismo poder estadounidense. Como actores mediáticos, pero también políticos y económicos dentro del mainstream norteamericano, forman parte de los diversos grupos de presión y de las complejidades de las estrategias diseñadas en la política exterior del vecino del Norte. Recordemos los principios teóricos de la Economía Política de la Comunicación, en cuanto a que “los medios no son solamente “mensajes”, o tecnologías”, sino también actores 136 “Now there’s another sinister cost to tally — the serious injuries inflicted on the U.S. diplomats dispatched to Havana”; “Instead of easing this abuse, the reopening of the embassy may have intensified it”; “…as long as the danger remains and the cause is unknown”. 192 políticos, pues constituyen el nuevo espacio público ampliado, “arena en la que se dirimen los conflictos y ganan visibilidad otros actores políticos, temas y propuestas; los medios se cuentan entre los principales vehículos de producción social de sentido —producción, circulación y consumo culturales—; son organizaciones complejas, lugar de confluencia de múltiples profesiones (varias de ellas de comunicadores “profesionales”; empresas enlazadas con otras empresas e instituciones por medio de la publicidad, la producción, distribución y venta de servicios informativos, de entretenimiento, etc.” (Gómez García y Sánchez Ruiz, 2009: 53). De ello se desprende la complejidad y multidimensionalidad dentro de estas entidades que señala la EPC. En los medios estudiados no existen contraposiciones en los intereses e intencionalidad de promover cambios en la política o la economía de un tercer país que responde a un sistema opuesto, sino más bien en los modos y maneras de los cuales deben valerse para obtener su objetivo. El Post se erige como vocero del ala más conservadora y tradicional de la política estadounidense, cuyos mayores partidarios se encuentran dentro de las lides del Partido Republicano –lo cual no quita que dentro de este existan miembros representantes de otras alternativas ni que dentro del Demócrata no se hallen simpatizantes de esta visión más extrema-. Se reafirma así la inclinación del diario en los últimos tiempos hacia posicionamientos más de extrema derecha y, en el tema Cuba, legitimando una política histórica mantenida durante más de medio siglo que en la coyuntura actual se vuelve cada vez más obsoleta y disfuncional. Ello sin contar con que cada vez detenta menos partidarios, al estar concentrados mayormente en un grupo minoritario de la comunidad cubanoamericana, sobre todo en sectores que emigraron en fechas recientes al triunfo revolucionario de Cuba y que se benefician con los presupuestos del gobierno estadounidense destinados a sus campañas y acciones anti-Castro. Por otro lado, el Times se mantiene fiel a un discurso mucho más sutil y elaborado, pro- apertura, que da seguimiento a su intensa campaña editorial previa a favor del entendimiento con Cuba, la cual dio inicio incluso desde un año antes del anuncio simultáneo del restablecimiento de relaciones por parte de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro. ¿Casualidad? Podría ser, pero no parece, teniendo en cuenta que las conversaciones secretas comenzaron año y medio antes de darse a conocer al público, y conociendo el modus operandis tradicional en Estados Unidos de preparar previamente a la opinión pública a través de la prensa ante cambios, operaciones o decisiones inminentes que tomará el gobierno en política exterior. De manera que podría haberse erigido perfectamente el diario neoyorquino 193 como recurso mediático precedente para inclinar a la opinión pública estadounidense a favor del deshielo con la Isla. No es de extrañar, teniendo en cuenta que durante todo el periodo analizado el Times no hizo sino replicar y reafirmar cada uno de los pasos y posturas del gobierno de Obama. El Times apuesta, pues, por cambiar la tradicional estrategia de ataque directo y hostil hacia el adversario por una más sutil e inteligente que busca socavar al “régimen” mediante una penetración económica, cultural, tecnológica, etc. Los fines son los mismos; lo que cambian son los medios, y el deshielo en este sentido podría ser una alternativa mucho más eficaz que aquella reproducida una y otra vez sin resultados palpables y que continúa defendiendo un medio como el Post, el diario de acceso privilegiado a la cobertura de la política estadounidense. 194 CONCLUSIONES Iniciarnos en este camino de investigar el discurso periodístico en The New York Times y The Washington Post sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos dentro de un periodo de cambios y avances sin precedentes que abarcó unos escasos dos años, para luego retornar a un estado de retroceso aún mayor que el previo a la era Obama, implicó no pocos retos. Primeramente, decidimos estudiar una etapa muy reciente, aún en transición y marcada por constantes mutaciones e incertidumbres. Este contexto de arenas movedizas no solo afecta la realidad socio-política a la que hacemos referencia, sino también el propio discurso que analizamos y nuestra misma visión de los hechos a la luz de las nuevas coyunturas que se fueron presentando a lo largo de nuestro recorrido. De ahí que nos decantáramos por una estrategia metodológica de corte cualitativo, la cual, debido a su flexibilidad, nos permitió ir enrumbando nuestro estudio por los caminos más acertados de acuerdo a las complejidades que se iban presentando y el marco temporal con el que contábamos para efectuar la investigación. La propuesta de Análisis Crítico del Discurso (ACD) desarrollada ampliamente por el teórico holandés Teun Van Dijk nos sirvió como faro de guía en la búsqueda de los postulados que dan cuenta de las estrategias y estructuras discursivas empleadas por ambos diarios, tanto las más explícitas como esas otras que se manifiestan sutiles y menos latentes. Pero más allá del mensaje per se, evidenció también las relaciones entre los mensajes de estas entidades mediáticas y los poderes e ideologías a los que se deben y responden en primera instancia. Partiendo de que provenimos de un espacio donde el sistema de prensa asume características totalmente diferentes a los medios de comunicación de sociedades capitalistas altamente desarrolladas como la estadounidense, la Economía Política de la Comunicación nos otorgó una comprensión general del funcionamiento de los medios de comunicación mainstream en el contexto actual, donde la interinfluencia con el entorno social, económico y político contemporáneo es innegable. Asimismo, resultó imprescindible explorar los rasgos del discurso periodístico, sus vínculos con el poder, la presencia de los matices ideológicos dentro de este y, por supuesto, las características de los géneros de opinión y en especial, del editorial, tipología textual en la que nos centramos. La selección de los editoriales nos dio la posibilidad de concentrarnos en el discurso del Times y del Post como entidades en su conjunto; nos ofreció una visión de su posicionamiento explícito –e implícito- sobre el tema en cuestión, así como del indudable poder que detentan en su carácter de voceros dentro de las élites hegemónicas estadounidenses. Teniendo en cuenta el uso continuo de los editoriales para manifestarse a favor o en contra de las relaciones con 195 Cuba, podemos concluir que, en el contexto de Estados Unidos, aún este género prevalece como un texto de importancia para expresar una toma de partido directa por parte de los dos principales periódicos del país. A pesar de ello, no debe descartarse para futuras investigaciones la exploración de los artículos de opinión sobre el tema publicados en ambos diarios, muchos de ellos firmados por prestigiosas plumas dentro del periodismo y la intelectualidad estadounidense. Ello otorgaría un caudal adicional al presente, teniendo en cuenta que, en su afán de mostrar “objetividad”, los dos diarios dieron cabida tanto a voces con las que compartían criterio, como a aquellas contrarias a sus posturas. Tampoco era posible estudiar los mensajes del Post y del Times si no nos acercábamos previamente a su historia, mutaciones y comportamiento actual. ¿Cómo entender los diversos matices y juicios en el discurso si no conocemos el funcionamiento de los actores dueños del mismo? De manera que el apartado dedicado a la trayectoria de ambos medios nos permitió entender con mayor claridad el comportamiento de la prensa estadounidense y, en particular, el de la muestra seleccionada para nuestro estudio. A su vez, teníamos conciencia de que nos enfrentábamos a un tópico complicado –las relaciones Cuba-Estados Unidos- debido a su larga y cruenta historia de enfrentamientos y sucesos desde 1959, así como a las múltiples interpretaciones que se le han dado a dichos vínculos y sus tensiones desde diversas posturas atravesadas siempre por matices ideológicos y altamente polarizados. Y es que estamos aludiendo a una historia, en el caso que nos ocupa, permeada por posicionamientos extremos de ambas partes, por imposiciones y pugnas, donde la política juega un papel preponderante, cuyos entramados, la mayor parte de las veces, permanecen ocultos. Como expresara acertadamente José Martí: “En política, lo único verdadero, es lo que no se ve”. Hubo de pasar un año y medio de conversaciones secretas entre los gobiernos de ambos países para que el mundo conociera lo que constituyó en su momento una de las noticias más relevantes del presente siglo. Por ello uno de los capítulos de mayor importancia y extensión estuvo dedicado a entender y exponer las complejidades de los vínculos cubano-estadounidenses, las raíces y las causas que nos han llevado a la actual coyuntura del restablecimiento y el retroceso a la línea dura tradicional. Sin conocer dichos antecedentes, resulta imposible comprender, pues, los sucesos acontecidos desde el 17 de diciembre de 2014 hasta el 16 de octubre de 2017. La coyuntura actual plantea nuevos retos, quizás mucho más complejos que los de antaño. Por ello debimos mirar con ojo tenaz el pasado a la luz de este presente convulso, pues solo así podíamos abrigar las problemáticas en su complejidad. Dirigir la mirada hacia atrás, indagar en los antecedentes de los vínculos entre ambas naciones, así como en la historia y 196 entorno comunicativo de los portadores del discurso sobre el tema –The Washington Post y The New York Times- fue requisito sine qua non para intentar comprender, en la medida de lo posible, nuestro objeto de estudio. Mientras más nos fuimos adentrando en los intríngulis de este proceso tan complejo, tanto en su matiz histórico -imprescindible para la comprensión del mismo- como en su comportamiento actual, nuestra visión del tema también se fue enriqueciendo conforme fuimos descubriendo nuevas aristas y condiciones. La percepción de un fenómeno, apreciado desde su situación contemporánea, se hace más crítica mientras más lo conocemos; pero, a su vez, nos plantea nuevas y complejas interrogantes, comenzamos a descubrir ángulos que antes nos eran velados tanto de un lado como del otro, y hasta podemos llegar a cuestionarnos a nosotros mismos como sujetos inmersos dentro de la realidad analizada. Así, al acercarnos al discurso del Times y del Post desde ángulos tanto generales como particulares, por fragmentos o en todo su conjunto, desde los temas, hasta los actores y sucesos principales y los juicios al respecto, validamos una tendencia discordante de sumo interés, puesto que es representativa justamente de las contradicciones a lo interno de las élites de poder estadounidense en relación con el tema Cuba: mantener la usual postura tradicional de línea dura mediante ataques y sanciones o, por el contrario, asumir una posición más sutil hacia una nueva táctica de “buen vecino”, a través de una especie de soft power que, a mediano plazo, logre conducir a un cambio político en la Isla. La primera tendencia fue defendida abiertamente por el diario capitalino, mientras que la segunda fue la apuesta permanente del periódico neoyorquino. Las características del discurso periodístico sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en ambos diarios estuvieron dirigidas, de esta manera, a legitimar estos modus operandis divergentes. La tematización del Times buscó priorizar aquellos acontecimientos de corte conciliador y/o favorables a la apertura, mientras que el Post acudió a aquellos de signo negativo; en los temas macro donde coincidieron ambos, el primero resaltó las acciones positivas y el segundo las negativas. Asimismo, el gobierno cubano continuó siendo demonizado en su tratamiento por parte del Post, mientras que el Times asumió una posición más amigable, destacando los cambios que consideraba positivos, sobre todo en el ámbito de la liberalización económica en la Isla y la intención de un entendimiento con la administración estadounidense por parte del gobierno de Cuba. En el caso de Barack Obama y Donald Trump, el primero fue ensalzado continuamente en el diario neoyorquino y criticado ampliamente en el capitalino; a la inversa 197 aconteció con Trump, atacado de forma directa en los editoriales del Times y elogiado su cambio de postura hacia Cuba en los textos del Post. La estrategia de fuentes en ambos medios estuvo claramente dirigida a apoyar sus posturas, que se mantuvieron impasibles a lo largo de los casi tres años que abarcó el periodo de seguimiento. Así, el Times sostuvo en todos sus materiales un posicionamiento abierto a favor de la conciliación con Cuba, mientras que el Post reafirmó un criterio totalmente opuesto al deshielo iniciado por Obama. Analizar un discurso mediático de tema político resultó complejo debido, precisamente, a las contradicciones antes vistas, y a que no debe perderse en el enfoque que cada aparente posicionamiento a favor o en contra de determinados temas, más o menos radical, más o menos directo o sutil, depende en gran medida del contexto y la coyuntura dentro de los cuales se encuentra inserto el discurso. Y esta, a su vez, está marcada por la variable espacio-tiempo; por la situación política, económica y social que atraviesan los actores portadores del discurso, tanto a nivel nacional, regional como mundial y, a su vez, por el rol de los mencionados actores dentro del entorno al que se deben. Con esto aclaramos que el discurso no es estático ni inmutable, ni tampoco transparente en su totalidad. El examen de los editoriales de dos entidades hegemónicas del periodismo, de influencia no solo dentro del territorio estadounidense, sino además a nivel internacional, nos acercó a un posicionamiento público dentro de un periodo socio-histórico de cambios importantes que condicionan y “permiten” el desarrollo de ciertas posturas visibles con el objetivo de mantener o cambiar un status quo determinado. Esto nos posibilitó “medir”, en cierto sentido, hacia dónde se dirigen los postulados de la prensa mainstream estadounidense en la actual coyuntura y el rol que ejercen dentro de la esfera política y económica. Pero la riqueza radica en que, quizás, el día de mañana, o incluso hoy, ya se estén presentando entornos diferentes y mutantes que condicionen, a su vez, una modificación en las representaciones discursivas. De ahí la necesidad de seguir profundizando el examen de forma continua en los mensajes portadores de una “opinión pública” mediatizada con objetivos bien claros, marcados por un entorno comunicativo de grandes convulsiones como el que nos propusimos descubrir en la presente investigación. Visto lo anterior, constituyó sin dudas un gran desafío acercarnos a los mensajes de dos megaentidades comunicacionales y mediáticas de un tercer país, con un idioma diferente al nuestro y con una visión del mundo opuesta al imaginario socio-cultural en el que nos hemos desarrollado la mayor parte de la vida. De manera que existe una doble decodificación del 198 mensaje, que pasa por una barrera lingüística, la cual hemos tratado de cruzar de la manera más certera posible. También nos enfrentamos a ese enfoque demonizador de Cuba que es parte de la polarización extrema sobre la Isla existente en el imaginario más allá de las fronteras cubanas: Cuba el Paraíso Socialista o Cuba el Infierno Dictatorial. Pocas veces nos hemos topado con enfoques intermedios. Y he ahí otro desafío con el cual tuvimos que lidiar: el intentar explicar la realidad que nos ocupa con la mayor honestidad y pensamiento crítico, reconociendo las luces, pero también las sombras. Hemos tratado de leer el discurso del Times y del Post buscando comprender qué hay detrás de cada afirmación, juicio, exposición o invisibilización de sucesos, estrategia de fuentes y tratamiento de los personajes implicados dentro de la historia reciente de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Intentamos mirar esta realidad de la cual formamos parte indiscutible sin proponernos un falso distanciamiento que resulta utópico, sino situándonos dentro de la problemática, asumiéndola como nuestra también e indagando y analizando, desde este reconocimiento, las estrategias y recursos de un mensaje periodístico de suma importancia, debido al alcance internacional en el actual mundo globalizado de los consorcios mediáticos objeto de estudio. Esperamos, pues, al menos en parte, haber logrado nuestro propósito. 199 BIBLIOGRAFÍA - Achenbach, Joel (2015): “Hello, new Washington Post, home to tiny offices but big new ambitions”. 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By THE EDITORIAL BOARD. JULY 23, 2016 https://www.nytimes.com/2016/07/24/opinion/sunday/americas-conflicted-cuba- policy.html 9. “Threatening Cuba Will Backfire”. By THE EDITORIAL BOARD. NOV. 29, 2016 https://www.nytimes.com/2016/11/29/opinion/threatening-cuba-will-backfire.html 10. “Push and Pull on Cuba”. By THE EDITORIAL BOARD. MAY 1, 2017 https://www.nytimes.com/2017/05/01/opinion/push-and-pull-on-cuba-trump-obama.html 11. “Undoing All the Good Work on Cuba”. By THE EDITORIAL BOARD. JUNE 5, 2017 https://www.nytimes.com/2017/06/05/opinion/donald-trump-cuba-barack-obama.html 12. “A Cynical Reversal on Cuba”. By THE EDITORIAL BOARD. JUNE 16, 2017 https://www.nytimes.com/2017/06/16/opinion/a-cynical-reversal-on-cuba.html 13. “Cuba and the Mystery of the Sonic Weapon”. By THE EDITORIAL BOARD. OCT. 5, 2017 https://www.nytimes.com/2017/10/05/opinion/cuba-sonic-attacks.html 214 The Washington Post: 1. “Obama le da al régimen de Castro en Cuba un rescate inmerecido”. By Editorial Board. December 17, 2014 https://www.washingtonpost.com/opinions/2014/12/17/ae0c955e- 8662-11e4-9534-f79a23c40e6c_story.html 2. “President Obama’s ‘betrayal’ of Cuban democrats”. By Editorial Board. December 19, 2014 https://www.washingtonpost.com/opinions/president-obamas-betrayal-of-the-cuban- people/2014/12/19/6b59b708-87a4-11e4-a702-fa31ff4ae98e_story.html 3. “Three weeks after Cuba accord, why haven’t more political prisoners been freed?”. By Editorial Board. January 8 https://www.washingtonpost.com/opinions/three-weeks-after- cuba-accord-why-havent-more-political-prisoners-been-freed/2015/01/08/c2fe94f4-975f- 11e4-8005-1924ede3e54a_story.html 4. “Courting the Castros”. By Editorial Board. February 21 https://www.washingtonpost.com/opinions/courting-the-castros/2015/02/21/fcf715e4- b944-11e4-a200-c008a01a6692_story.html 5. “Mr. Obama’s opportunity in Panama”. By Editorial Board. April 7 https://www.washingtonpost.com/opinions/mr-obamas-opportunity-in- panama/2015/04/07/55fc652c-dd49-11e4-a500-1c5bb1d8ff6a_story.html 6. “Despite Mr. Obama’s ‘engagement,’ Cuba continues its repression”. By Editorial Board. July 1 https://www.washingtonpost.com/opinions/the-reality-in- cuba/2015/07/01/5b891ba2-1b6a-11e5-bd7f-4611a60dd8e5_story.html 7. “U.S. diplomats in Cuba would do well to focus on human rights”. By Editorial board. July 20 https://www.washingtonpost.com/opinions/us-diplomats-in-cuba-would-do-well-to- focus-on-human-rights/2015/07/20/ad4c0f3e-aba4-455d-883d-74fc96b4c1fb_story.html 8. “The U.S. snubs Cuban dissidents”. By Editorial Board. August 13 https://www.washingtonpost.com/opinions/the-us-outrageously-snubs-cuban- dissidents/2015/08/13/1f1f81ec-41f8-11e5-846d-02792f854297_story.html 9. “Obama to the Castro regime: Do whatever you want”. By Editorial Board. October 18, 2016 https://www.washingtonpost.com/opinions/obama-to-the-castro-regime-do-whatever- you-want/2016/10/18/61232c62-949d-11e6-bb29-bf2701dbe0a3_story.html 10. “Obama’s latest step on Cuba actually seems necessary and proper”. By Editorial Board. January 13, 2017 https://www.washingtonpost.com/opinions/obamas-latest-step-on-cuba- actually-seems-necessary-and-proper/2017/01/13/f6d7f0d6-d9b1-11e6-9a36- 1d296534b31e_story.html 215 11. “Don’t get too worked up over Trump’s Cuba shift. It’s just a policy tweak”. By Editorial Board. June 17 https://www.washingtonpost.com/opinions/dont-get-too-worked-up-over- trumps-cuba-shift-its-just-a-policy-tweak/2017/06/17/6fb0ff02-52c0-11e7-b064- 828ba60fbb98_story.html 12. “Don’t play down a sinister attack on diplomats in Cuba”. By Editorial Board. August 24 https://www.washingtonpost.com/opinions/global-opinions/dont-play-down-a-sinister- attack-on-diplomats-in-cuba/2017/08/24/e11f75de-88ed-11e7-961d- 2f373b3977ee_story.html 13. “Cuba plays dumb in attacks on American diplomats”. By Editorial Board. September 30 https://www.washingtonpost.com/opinions/cuba-plays-dumb-in-attacks-on-american- diplomats/2017/09/30/dae5f648-a54e-11e7-ade1-76d061d56efa_story.html