I )~~ 7 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTO NOMA DE MEXICO FACULTAD DE MEDICINA DIVISION DE ESTUDIOS DE POSGRADO INSTITUTO NACIONAL DE LA NUTRICION "SALVADOR ZUBIRAN" 31-- ESTUDIO COMPARATIVO DE LA HISTORIA NATURAL DEL CARCI ... N~ HEPATOCELULAR EN PACIENTES CON ~~CIRROSIS HEPATICA ~~ llNCMNSZ INSTITUTO NACIONAL DE CIENCIAS MEDICAS Y NlJfRICION TES~~c~lD~~RADO QUE PARA 0SiliENiES' EL GRADO DE: LA ESPECIALIDAD DE MEDICINA INTERNA P R E S E N T A DRA. MARIA EUGENIA ICAZA CHAVEZ TUTOR DE-t:Jl"í1 MEXICO, D. F. Seco eJe S t---ervs. Escolares , i.. -----... í..?! HAYO lB 2001 I ,,- ~ '-'-'-''-:':1';:''''''_ .-1 ¡:'¡"L da p~'~¡""') l. "·,;o/ores -___ ú.grOdo ------ UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 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INDICE: Introducción: generalidades del CHC .................................................... 0·.3 Carcinoma hepatocelular como problema de salud ........ o •• " ••••••• o •••••••••••••••••••• 5 A Definición ................................................................................ 5 B Patología: aspecto macroscópico ................. o, ••••••••••••••••• o ••••••••••••••••• .5 Patología: aspecto microscópico ............................ , ............................ 7 C Epidemiología mundial ....................................•............................ 8 Epidemiología nacional ................................................................. 9 D Condiciones asociadas ....... _ ................ _, .......... , ..... , ....................... 9 E Diagnóstico: cuadro clínico ............................................................ 16 Diagnóstico: estudios de laboratorio ... o ••••••••••••••••••••••• ", •••••••••••••••••••• 18 Diagnóstico: estudios de gabinete ............. , ....................................... 20 ... Diagnóstico precoz ..................................................................... 23 F Estadiaje .................................................................................. 24 G Pronóstico ............................................................................... 26 H Tratamiento: Cirugía .................................................................. 26 Tratamiento: Transplante hepático ................................................... 29 Tratamiento: Quimioterapia intravenosa ........................................... 30 Tratamiento: Quimioterapia intrarterial. ............................................. 30 Tratamiento: Inyección percutánea de alcohol .................................... .33 Tratamiento: Radioterapia ............................................................ .34 Tratamiento: Terapia hormonal. .................................................... 34 Tratamiento: Otras modalidades de tratamiento .................................... 35 l~~w ................................................................................. ~ J Material y métodos ....... . ... o •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• 36 K Resultados ............................................................................. 38 L Discusión .............................................................................. 50 Bibliografía ............................................................................... 55 2 INTRODUCCION: GENERALIDADES DEL CARCINOMA IIEPATOCELULAR El carcinoma hepatocelular (CHe) es uno de los tumores más frecuentes a nivel mundial, con una incidencia anual de 1,000,000 de casos l y una relación bombre:mujer de 4: 1. Es el séptimo cáncer más· frecuente en hombres y el noveno más frecuente en rnujeres.1 A nivel mundial es responsable de 250,000 a l,(X)(),{)(X) de muertes anuales.) Este tumor es considerado un reto en el campo de la hepatología en función a sus diferentes aspectos etiológicos. su diversa y pobremente entendida patogénesis y las diferentes modalidades terapéuticas existentes. El CHe tiene una distribución mundial, lo cual está en íntima relación con la presencia geográfica de varios de los agentes etiológicos del tumor. Las causas del CHe han sido ampliamente investigadas, tanto en estudios epidemiológicos. como de experimentación en animales y a nivel celular. El seguimiento prospectivo de los pacientes cirr?ticos con riesgo de desarrollar CHC y los estudios de integración del DNA viral, que han revelado la infección persistente de los hepadnavirus, han aumentado notablemente el enten«;limiento de las causas e historia natural del CHC.4 B porcentaje de pacientes con cirrosis al momento del diagnóstico del CHC varía del 56 al 91%.5.6,7,8 Esta cirrosis está causada principalmente por el consumo de alcohol, las infecciones por virus de hepatitis B y C, la hemocromatosis, la enfennedad de Wilson y otras causas. En el grupo de pacientes con CHC sin cirrosis, se han estudiado factores como alcoholismo, la exposición a tóxicos como las aflatoxinas y el dióxido de ton dio, el uso de esteroides y muchos más, tratando de explicar su génesis. A nivel mundial, el virus de hepatitis B es \a causa del 80% de los carcinomas hepatocelulares. El CHe tiene un pronóstico sombrío en comparación con otros tumores malignos gastrointestinales. La sobrevida media es de 3 a 6 meses después del diagnóstico,9 siendo en 3 algunas series africanas de 2 a 3 semanas. Son varias las razones que explican el pronóstico desfavorable del tumor: el diagnóstico frecuentemente se realiza de manera tardía, cuando los tumores son grandes, multicéntricos y con la vena porta o la vena hepática ya invadidas. Aunque la resección quirúrgica sigue siendo la piedra angular del tratamiento, el porcentaje de pacientes con tumor y cirrosis al momento del diagnóstico dificulta el tratamiento quirúrgico o impide las resecciones amplias que tienen el riesgo de precipitar falla hepática. A pesar de la eliminaci6n del tumor, persiste el tejido hepático anonnal que conserva su potencial carcinogénico.1o Se han desarrollado interesantes modalidades de terapéutica no quirúrgica para el CHC, sin embargo, por el momento no han logrado un impacto que se refleje en una mejor sobrevida. La alta mortalidad del CHC habla de la eficacia limitada de las modales de tratamiento disponibles. Para incrementar el número de pacientes candidatos a tratamiento quirúrgico, es indispensable realizar diagn6sticos precoces en pacientes susceptibles. 1I Desgraciadamente la cirrosis es diagnosticada al mismo tiempo que el CHC hasta en el 50% de los pacientes occidentales y en el 88% de pacientes orien~les, 12 lo cual dificulta sensiblemente su prevenci6n. Con seguimiento peri6dico, se ha logrado en algunos centros hospítalarios la detección temprana del CHC, y al momento del diagn6stico, 70% de los tumores son menores de 3 cm. u La combinación de alfa feto-proteina (AFP) y ultrasonido (US) puede detectar carcinomas de 1 cm. El objetivo del tamizaje es encontrar tumores asintomáticos menores de 2 a 3 cm.14 Cuando los pacientes son' sometidos a una búsqueda intencionada de manera periódica, la probabilidad de encontrar CHC en pacientes con cirrosis compensada es de 5%-11 % por año 15.16. 17 Y este porcentaje se eleva a 15% cuando se estudian cirr6ticos que sangran de várices esofágicas,ls ¿Se puede modificar la incidencia del CHC? Los carcin6genos ambientales tienen un papel predominante en la etiología y patogénesis del CHe. Este tumor es prevenible. por lo menos en 4 lo que respecta a ciertos factores etiológicos como la infección por virus de hepatitis B (HBV) y el alcoholismo. En Taiwan, una zona Con alta prevalencia de hepatitis B, se implementó la vacunación universal en niños, y ya se ha demostrado una disminución en la incidencia anual de CHe. \8 CARCINOMA HEPATOCELULAR COMO PROBLEMA DE SALUD A. DEF1NICION Los tumores del hígado pueden ser primarios o metastásicos. Los tumores primarios, ya sean benignos o malignos pueden originarse en los hepatocitos, en el epitelio biliar o en el tejido mesenquimatoso. El CHe es un tumor maligno compuesto por células derivadas de los hepatocitos y es el cáncer primario del hígado más frecuente.' Se desarrolla en hfgados cirróticos en el 56% a 90% de los casos. ',6.7 .8 Este tumor tiene un pronóstico extremadamente pobre. Hay dos características del crecimiento del CHe que tienen profundas implicaciones pronósticas: tiene propensión a invadir la vena porta y a extenderse desde etapas tempranas. El tumor puede ser en su origen unicéntrico o multicéntrico. Debido a la enfennedad hepática concomitante, el pronóstico del paciente suele depender tanto del proceso tumoral como del grado de avance de la cirrosis de base. BPATOLOGIA ASPECfO MACROSCOPICO Se han realizado clasificaciones del CHe según su fonna macroscópica y seg6n su tipo de crecimiento. Las características macroscópicas del tumor varían de acuerdo a su tamaño y a la presencia o ausencia de cirrosis de base. En relación al tamaño, la mayoría de los tumores avanzados, se presentan como una masa infiltrativa con metástasis intrahepáticas, mientras que 5 lo que respecta a ciertos factores etiológicos como la infección por virus de hepatitis B (HBV) y el alcoholismo. En Taiwan, una zona con alta prevalencia de hepatitis B, se implementó la vacunación universal en niños, y ya se ha demostrado una disminución en la incidencia anual de CHC.'" CARCINOMA HEPATOCELULAR COMO PROBLEMA DE SALUD A. DEF1NICION Los tumores del hígado pueden ser primarios o metastásicos. Los tumores primarios, ya sean benignos o malignos pueden originarse en los hepatocitos, en el epitelio biliar o en el tejido mesenquimatoso. El CHC es un tumor maligno compuesto por células derivadas de los hepatocitos y es el cáncer primario del hígado más frecuente.' Se desarrolla en hígados cirróticos en el 56% a 90% de los casos.5 . 6 . 7 . 8 Este tumor tiene un pronóstico extremadamente pobre. Hay dos características del crecimiento del CHe que tienen profundas implicaciones pronósticas: tiene propensión a invadir la vena porta y a extenderse desde etapas tempranas. El tumor puede ser en su origen unicéntrico o multicéntrico. Debido a la enfermedad hepática concomitante. el pronóstico del paciente suele depender tanto del proceso tumoral como del grado de avance de la cirrosis de base. BPATOLOGIA ASPECfO MACROSCOPICO Se han realizado clasificaciones del CHe según su forma macroscópica y según su tipo de crecimiento. Las características macroscópicas del tumor varían de acuerdo a su tamaño y a la presencia o ausencia de cirrosis de base. En relación al tamaño, la mayoría de los tumores avanzados, se presentan como una masa infiltrativa con metástasis intrahepáticas, mientras que 5 lo que respecta a ciertos factores etiológicos como la infección por virus de hepatitis B (HBV) y el alcoholismo. En Taiwan, una zona con alta prevalencia de hepatitis B, se implementó la vacunación universal en niños, y ya se ha demostrado una disminución en la incidencia anual de CHC." CARCINOMA HEPATOCELULAR COMO PROBLEMA DE SALUD A. DEFINICION Los tumOres del hígado pueden ser primarios o metastásicos. Los tumores primarios, ya sean benignos o malignos pueden originarse en los hepatocitos. en el epitelio biliar o en el tejido mesenquimatoso. El CHC es un tumor maligno compuesto por células derivadas de los hepatocitos y es el cáncer primario del hígado más frecuente.s Se desarrolla en hígados cirróticos en el 56% a 90% de los casos.S.6.7.8 Este tumor tiene un pronóstico extremadamente pobre. Hay dos características del crecimiento del CHC que tienen profundas implicaciones pronósticas: tiene propensión a invadir la vena porta y a extenderse desde etapas tempranas. El tumor puede ser en su origen unicéntrico o multicéntrico. Debido a la enfennedad hepática concomitante, el pronóstico del paciente suele depender tanto del proceso tumoral corno del grado de avance de la cirrosis de base. BPATOLOGIA ASPECTO MACROSCOPICO Se han realizado clasificaciones del CHC según su fonna macroscópica y según su tipo de crecimiento. Las características macroscópicas del tumor varían de acuerdo a su tamaño y a la presencia o ausencia de cirrosis de base. En relación al tamaño, la mayoría de los tumores avanzados, se presentan como una masa infiltrativa con metástasis intrahepáticas, mientras que 5 los tumores que se detectan en etapas muy tempranas son pequeños, nodulares y bien definidos. Los tumores se han clasificado macroscópicamente en: 19 1. Tipo expansivo: es una masa bien delimitada, nodular y encapsulada, frecuentemente asociada a cirrosis hepática. En estos casos la cápsula es más notoria. Este tipo se subclasifica en nodular único y multinodular. 11 Tipo infiltrativo: el tumor parece reemplazar al parénquima y su punto de unión con el hígado no tumoral es poco definida. Este tipo es frecuente en el hígado no cirrótico. III Mixto: combina los tipos expansivo e infiltrativo. IV Difuso: casi siempre se presenta en un hígado cirrótico y se compone de numerosos tumores pequeños menOres de 1 cm. Macrosc6picamente puede dificultarse la distinción entre el tumor y los nódulos de regeneración. En un estudio de 232 casos de CHe evaluados por autopsia, 46.6% eran de tipo expansivo, 38.4% infiltrativo y el resto fuer~n de tipo difuso.2{) El aspecto macroscópico del tumor puede variar según la región del mundo estudiada. En Japón la frecuencia de tumores expansivos es de 38%, en Sudáfrica de 36% y en Estados Unidos de 17%. En Japón los tumores expansivos están encapsulados con más frecuencia, lo cual es raro en Estados Unidos y Sudáfrica.21 Ocasionalmente se observa un tipo de CHe con crecimiento extrahepático, con poca infiltración, llamado pedunculado. Las metástasis del CHe se clasifican en: intrahepáticas, que son frecuentes y tempranas y extrahepáticas, relativamente tardías. Las células malignas se diseminan sobretodo a través de los vasos sanguíneos, pero también a través de los linfáticos y por contigüidad. Las metástasis extrahepáticas son informadas, en series de autopsias, en 633% de los casoS.1 9 Las metástasis de 6 origen hematógeno más comunes son al pulmón (51.6%) ya las glándulas suprarrenales (8.4%). Las metástasis óseas más frecuentes aparecen en las vértebras, el esternón. las costillas y el cráneo. Los nódulos linfáticos más afectados son los del hilio hepático, los peripaocreáticos. los mediastinales y los peria6rticos, sin embargo. las metástasis linf6genas son poco comunes. La infiltración contigua ocurre sobretodo al diafragma, pero es rara.lO ASPECTO MlCROSCOPICO La Organización Mundial de la Salud ha propuesto una clasificación histológica. aceptada a nivel mundial, que divide a los tumores en los siguientes tipos: 1 Trahecular o sinusoidal: las células tumorales crecen en cordones de grosor variable, separados por células endoteliales aplanadas que definen a las trabéculas. En los tumores bien diferenciados, las trabéculas tienen dos o tres células de espesor. Este patrón es el tipo más frecuente (70.7% de los casOS).20 n Pseudoglandular o acinar: muestra una variedad de estructuras parecidas a glándulas, aunque el acomodo de los hepatocitos en una estructura trabecular es aún reconocible. 111 Compacto: la estructura básica es también trabecular pero las células crecen como una masa compacta que comprime a los espacios vasculares adyacentes. IV Escirroso: presenta un estroma fibroso abundante que separa a los cordones de células malignas. Otra variante histológica descrita para el CHe, es el carcinoma fibrolamelar. Además de sus diferencias histológicas, cuenta con características cHoico-patológicas particulares. Se diagnostica en pacientes de edad temprana, frecuentemente sin cirrosis (84.1 % de los casOS)22 y con una relación hombre:mujer de 1:1. En esta variedad, las células proliferan en trabéculas 7 pequeñas con colágena gruesa que se dispone en láminas. Las células son grandes y tienen citoplasma eosinófilo abundante, con inclusiones citopIasmáticas también eosinófilas.2.l e EPIDEMIOLOGIA EPIDEMIOLOGíA MUNDIAL: INCIDENCIA y DISTRIBUCION GEOGRAFICA FJ carcinoma hepatocelular (CHC) es uno de los tumores más frecuentes en el mundo, con una incidencia anual de 1,000,000 de casos.1 La incidencia varía de acuerdo a la región estudiada. Es alta (> 30 por 100,000 habitantes por año) en el sureste de Asia (China, Taiwan, Hong Kong, Japón, Corea, Malasia, Filipinas, Singapur y Burroa) y en Africa subsahariana (Mozambique, Zimbawe, Senegal y Nigeria). La incidencia es baja (< de 2 por 100,000) en Europa del norte y Norteamérica, Sudamérica, Groenlandia, el norte de Africa, la mayor parte del Oriente Medio y Australia.4 Se encuentran incidencias intennedias en Italia, Grecia, España, Rumania, Polonia, Arabia Saudita y Argentina, entre otros. 24 En los países en vías de desarrollo, existe un subregistro de casos por lo que la incidencia no puede ser adecuadamente calculada.1!'i Los emigrantes de países de baja incidencia a países con alta incidencia, habitualmente conservan el riesgo bajo de su país de origen. aún después de varias generaciones. En cambio, para los emigrantes de países con alta incidencia a zonas de baja incidencia, el desarrollo del tumor depende de los factores de riesgo principales en el país de origen. Cuando el factor de riesgo es la infección por virus hepatotrópicos, toma gran importancia si se adquirieron por vía perinatal u horizontal.u Lo~ reportes que muestran cambios en la incidencia de una enfermedad en el tiempo, están sujetos a error, al considerar la mejoría en la capacidad de los setvicios de salud para establecer el diagnóstico. Sin embargo. las estadísticas, basadas en autopsias han mostrado un incremento en la incidencia de CHC en varias partes del mundo,19.27.:zs incluyendo a México (vide infra). 8 pequeñas con colágena gruesa que se dispone en láminas. Las células son grandes y tienen citoplasma eosinófilo abundante, con inclusiones citoplasmáticas también eosinÓfiJas.13 e EPIDEMIOWGIA EPIDEMIOLOGíA MUNDIAL: INCIDENCIA Y D1SfRIBUCION GEOGRAFlCA E carcinoma hepatocelular (CHe) es uno de los tumores más frecuentes en el mundo, con una incidencia anual de 1,000.000 de casos.' La incidencia varía de acuerdo a la región estudiada. Es alta (> 30 por 100,000 habitantes por año) en el sureste de Asia (China, Taiwan, Hong Kong, Japón, Corea, Malasia, Filipinas, Singapur y Burma) y en Africa subsahariana (Mozambique, Zimbawe. Senegal y Nigeria). La incidencia es baja « de 2 por 100.(00) en Europa del norte y Norteamérica, Sudamérica, Groenlandia, el norte de Africa, la mayor parte del Oriente Medio y Australia.4 Se encuentran incidencias intennedias en Italia, Grecia, España, Rumania, Polonia, Arabia Saudita y Argentina, entre otros. 24 En los países en vías de desarrollo, existe un subregistro de casos por lo que la incidencia no puede ser adecuadamente calculada.::.s Los emigrantes de países de baja incidencia a países con alta incidencia, habitualmente conservan el riesgo bajo de su país de origen. aún después de varias generaciones. En cambio, para los emigrantes de países con alta incidencia a zonas de baja incidencia, el desarrollo del tumor depende de los factores de riesgo principales en el país de origen. Cuando el factor de riesgo es la infección por virus hepatotrópicos. toma gran importancia si se adquirieron por vía perinataJ u horizontal.16 Lo!1 reportes que muestran cambios en la incidencia de una enfermedad en el tiempo, están sujetos a error, al considerar la mejoría en la capacidad de los servicios de salud para establecer el diagnóstico. Sin embargo, las estadísticas, basadas en autopsias han mostrado un incremento en la incidencia de CHe en varias partes del mundo,19.n.28 incluyendo a México (vide ¡nfra). 8 EDAD y SEXO La edad promedio a la que se presenta el CHe en las distintas áreas del mundo. es reflejo de los factores de riesgo que prevalecen en cada zona. En Afríea sub-sahariana la mayoría de los casos se presentan en pacientes de entre 35 y 4S años de edad; en Japón y China entre 45 y 55 años y en Estados Unidos y Europa occide~tal se presentan en promedio a los 55 años,s La incidencia del tumor aumenta al incrementarse la edad. aunque se estabiliza en las últimas décadas de la vida.24 El carcinoma hepatocelular es raro en niños 'l9 y cuando ocurre se presenta entre los 5 y los 15 años. El CHe es más frecuente en hombres, con una incidencia de 3 a 8 veces mayor a la de las mujeres s(i,). Esto se reporta prácticamente en todo el mundo, sin embargo la diferencia entre sexos es más obvia en poblaciones de alto riesgo (promedio 5.7: 1) que en aquellas de riesgo intermedio o bajo (promedio 2.4: 1 ).24 EPIDEMIOLOGÍA NACIONAL: En México el CHC no es una neoplasia muy frecuente. Constituye eI7.1% de los tumores del tubo digestivo30 y el 1.4% de todas las neoplasias malignas.J1 En una revisión de 25 años de necropsias en la ciudad de México. se encontró CHC en 0.59% de las mismas. La incidencia del tumor aumentó de 0.35% en el periodo de 1965 a 1969 a 0.69% en el periodo de 1985-1989." En series de autopsias se ha informado en nuestro país una relación hombre:mujer de 3: 1,33 2:1 J2.34y más recientemente en un estudio clínico, de 1:1.35 D. CONDICIONES ASOCIADAS Se han identificado varios factores de riesgo para el desarrollo del CHe. Algunos de ellos se han definido por medio de estudios epidemiológicos. Cirrosis. Desde el siglo pasado se ha sospechado que la cirrosis es un factor etiológico en la pato"genia del CH~ su relación se ha confinnado de manera repetida en los años subsecuentes. 9 EDAD y SEXO La edad promedio a la que se presenta el CHe en las distintas áreas del mundo, es reflejo de los factores de riesgo que prevalecen en cada zona. En Africa sub-sahariana la mayoría de los casos se presentan en pacientes de entre 35 y 45 años de edad; en Japón y China entre 45 y 55 años y en Estados Unidos y Europa occidental se presentan en promedio a los 55 años.' La incidencia del tumor aumenta al incrementarse la edad, aunque se estabiliza en las últimas décadas de la vida.24 El. carcinoma hepatocelular es raro en niños 19 y cuando ocurre se presenta entre los 5 y los 15 años. El CHe es más frecuente en hombres, con una incidencia de 3 a 8 veces mayor a la de las mujeres 5(i,). Esto se reporta prácticamente en todo el mundo, sin embargo la diferencia entre sexos es más obvia en poblaciones de alto riesgo (promedio 5.7: 1) que en aquellas de riesgo intennedio o bajo (promedio 2.4: 1).'" EPIDEMIOWGIA NACIONAL: En México el CHC no es una neoplasia muy frecuente. Constituye el 7.1 % de los tumores del tubo digestivo30 y el 1.4% de todas las neoplasias malignas.31 En una revisión de 25 años de necropsias en la ciudad de México, se encontró CHe en 0.59% de las mismas. La incidencia del tumor aumentó de 0.35% en el periodo de 1965 a 1%9 a 0.69% en el periodo de 1985-1989. 32 En series de autopsias se ha informado en nuestro país uoa relación hombre:mujer de 3: I.n 2:1 32.34y más recientemente en un estudio clínico, de 1:].35 D. CONDICIONES ASOCIADAS Se han identificado varios factores de riesgo para el desarrollo del CHe. Algunos de ellos se han definido por medio de estudios epidemiológicos. Cirrosis. Desde el siglo pasado se ha sospechado que la cirrosis es un factor etiológico en la patógenia del CH~ su relación se ha confinnado de manera repetida en los años subsecuentes. 9 Se encuentra cirrosis hepática asociada a CHC entre el .50% a 91% de los pacientes estudiados, dependiendo de las series, como se muestra en la tabla l. Tabla l Prevalencia de cirrosis en el CHe: estudios más grandes Estudio Porcentaie Referencia Kashala, Zaire 50 37 Nzeako, EEUU 51.4 22 Yamashita, EEUU 56.2 38 Kew, Sudáfrica 63.1 39 Cblebowski, EEUU 63 40 Buscarini, Italia 76.1 41 MacSween.Inolaterrn 77 42 Oluvuyide, Ni2eria 80.9 43 NCGPLC, China 84.6 44 Attali, Francia 89 45 Yamashita, Japón 91 38 En México se ha informado cirrosis entre el 52% y 92% de los pacientes con este tumor.32 .35.46 En un estudio de autopsias, 20% a 40% de hígados cirróticos presentaban CHC.4 La vigilancia peri6dica en pacientes con cirrosis de cualquier tipo, detecta CHe en 6% por año.46 Este riesgo se modifica individualmente por factores inherentes al padecimiento: la causa de la hepatopatía y tiempo de duración; y por factores del paciente: edad y sexo.48 Los estudios prospectivos de pacientes expuestos a agentes que pueden provocar cirrosis, han mostrado que el CHC se desarrolla más frecuentemente en personas expuestas al agente y que tienen cirrosis. que en personas expuestas al agente pero que no tienen cirrosis, y este último grupo desarrolla el cáncer más frecuentemente que la población normal no expuesta.36 El CHe y la cirrosis podrían ser dos secuelas independientes al daño común del hepatocito, y el que se desarrollen podría depender de la susceptibilidad individual. El riesgo de desarrollar CHC varía de acuerdo al tipo de cirrosis, siendo mayor la asociación con cirrosis macronodular. mientras que la cirrosis micronodular (frecuentemente de etiología alcohólica), se complica con cáncer en menos de 3 a 10% de los casos.4 En México, el alcohol es 10 la causa más frecuente de cirrosis. lo cual puede explicar que la incidencia de CHC sea menor que en otros países.49 • SO Se piensa que la cirrosis per se, por medio del proceso de regeneración celular, podría ser oncogénica.4 . 9 . 51 aunque la patogénesis de su transfonnación maligna no es del todo conocida. Se ban sugerido dos explicaciones: a) que la cirrosis es una condición premaligna y que la hiperplasia conduce a la neoplasia en ausencia de otros factores de riesgo y b) que la regeneración de los hepatocitos los bace más susceptibles a los carcinógenos ambientales. La importancia de la cirrosis en la génesis del CHe se destaca porque el riesgo de desarrollar CHe en un hígado cirrótico persiste, aunque el agente que la provocó ya haya desaparecidp, como en el caso de los alcohólicos. De hecho, en este subgrupo. el riesgo aumenta al suspender el hábito alcohólico, lo cual se ha atribuido a la mayor sobrevida de los pacientes que dejan de beber.36 Por otro lado, es conocido que la cirrosis micronodular, incluyendo a la cirrosis alcohólica. puede progresar a cirrosis macronodular. y la asociación de cirrosis macronodular y CHC puede ser más bien un reflejo de la duración prolongada de la cirrosis. La cirrosis sola no explica todos los CHC; aún en el caso del alcohol existe evidencia de un mayor riesgo de desarrollar CHC aún en la ausencia de cirrosis. Se ha sugerido que el alcohol actúa como un promotor de la oncogénesis.46 pero su papel como carcinogénico directo nunca se ha demostrado. S virus de la hepatitits B (HBV) es un virus con DNA de doble cadena. hepatotTÓpico cuya historia natural conduce a toda una serie de presentaciones clínicas diferentes, entre las cuales se encuentran la hepatitis aguda, la hepatitis _crónica, la cirrosis hepática y el CHe. De manera repetida se ha demostrado la implicación del HBV en el desarrollo de tumores hepáticos. Este virus provoca basta 80% de los hepatocarcinomas del mundo. La distribución geográfica del tumor es paralela al porcentaje de portadores del HBV en una población. La influencia del virus 11 en el CHC es más marcada en el lejano oriente y en el Africa subsahariana. Beasley et al demostraron en un estudio prospectivo de más de 20.000 individuos en Taiwan. que casi todos los que desarrollaron CHe tenían HBsAg postivo.s La infección por este virus precede a la aparición del CHe por varios años. En los países con alta prevalencia del virus, la infección se adquiere por vía vertical o perinatal. La adquisición del virus en la infancia temprana aumenta el riesgo relativo de desarrollar CHC en más de lOO." El DNA del HBV se encuentra integrado al DNA de las células con CHC en la mayoría de tumores asociados al virus. Esta integración no ocurre en un sitio especffico. sino que es aleatoria . .53 El mecanismo exacto del papel carcinogénico del HBV aún no se ha dilucidado. Actualmente se acumula evidencia que sugiere que la oncoproteina HBX del HBV puede formar un complejo con el gen supresor tumoral p53. e inhibir su actividad. lo que puede proveer a los hepatocitos con este gen viral integrado. una ventaja clonal, debido a la inhibición de la apoptosis mediada por p53.S4 E gen X transactiva a myc, fas y EGF-R. En individuos no cirróticos con CHC cuyos marcadores serológicos son negativos, se han identificado marcadores virales en el hígado. En 3 pacientes con CHC, con hígado no cirrótico, que eran negativos para el HBsAg por estudios serol6gicos, se encontró HBV-DNA detectado por PCR.S5 Posterionnente se han identificado genomas y transcriptos del HBV en una proporción significativa de carcinomas hepatocelulares en pacientes negativos para HBsAg en suero.SG Algunos estudios han demostrado potenciación del riesgo de CHe entre el HBV y el alcohol. La edad promedio en que los cirróticos alcohólicos positivos para HBsAg presentan CHC es 10 años menor que la de los cirr6ticos positivos para HBsAg que no ingieren alcohol.S1 A6n sin conocer el mecanismo exacto de la oncogenicidad del HBV, ya se ha demostrado una 12 disminución en la incidencia anual de CHC en niños de Taiwan, una zona con alta prevalencia de hepatitis B, por medio de la implementación de la vacunación universal en este grupo etáreo.18 No hay evidencia convincente del papel del virus de hepatitis D en la etiología o patogenia del CHC. Los pacientes con ca-infección por virus D y HBV desarrollan una enfermedad parenquimatosa grave que posiblemente sea fatal antes del desarrollo del tumor. Virus de la hepatitis C. En 1989 se caracterizó al virus responsable de gran parte de la hasta entonces lIamanda hepatitis No-A No-B. El virus de la hepatitis C (HCV) es un virus RNA de cadena positiva que no se integra al genoma del hepatocito infectado. La búsqueda del HCV en pacientes con CHC ha demostrado la presencia del virus en 58% a 76% de los casos en Europa. 53% en E.U.A. y 73% en Japón. En zonas con alta prevalencia de hepatitis B, como Taiwan y Sudáfrica, el porcentaje es menor, con 33% y 29% respectivamente.9 En pacientes infectados con el HCV por medio de una transfusión sanguínea, transcurren aproximadamente entre 20 y 25 afios entre la transfusión y la aparición de cirrosis y 30 años entre la transfusión y la aparición de CHC9 • Al final de la cuarta década de la infección, entre 1.9% y 6.7% de los pacientes con hepatitis e crónica desarrollan CHC.58 Se ha sugerido que el genotipo 1 b del HCV se asocia con un riesgo aumentado de CHC en comparación con otros genotipos.59 Casi todos los CHC relacionados a HCV se han asociado a hepatitis crónica o a cirrosis.60 El genoma viral 00 se integra al genoma de la célula hospedera, sugiriendo que el virus causa la transformación neoplásica de manera indirecta al inducir cirrosis. Sin embargo, Di Mitri y cols recientemente demostraron RNA de HCV en tumores originados en hígados nonnales, lo que sugiere que el HCV pueda actuar como un carcinogénico dirccto.61 Sheu y cols. encontraron secuencias geoómicas de HCV en hígados de pacientes con CHC y 13 serología negativa para anti-HCV. 6Z La infección por HCV y el CHe se asocian a mutaciones de genes supresores tumorales como p53 y RB.6J Puede existir una interacción entre las infecciones por HCV y HBV pues los pacientes que tienen anti-HCV desarrollan CHe más frecuentemente si también tienen anticuerpos anti- HBsAg. Hepatotoxinas:Aflatoxinas: La aflatoxina BI' que se deriva del hongo Aspergillus flavus. es un factor de riesgo para CHe importante en ciertas regiones geográficas. la aflatoxina BI ha demostrado claramente ser carcinogénica en animales. Los estudios epidemiológicos han mostrado una correlación positiva entre la exposición a aflatoxinas y el CHC, pero la ausencia de marcadores serol6gicos de la exposición a las aflatoxinas dificulta la interpretación de los datos. El grado de contaminación de los alimentos con aflatoxinas se correlaciona con la incidencia de CHC en las regiones estudiadas/>4 pero en esas mismas regiones la infección con HBV también es alta, haciendo difíciles los análisis estadísticos. No se sabe si las aflatoxinas provocan cirrosis en el hombre, aunque si la producen en el primate.60S La afIatoxina puede funcionar como un cocarcioógeno coo el HBV. Dióxido de toridio: La capacidad carcinogénica del dióxido de toridío (Thorotraste) es más evidente. Fue usado en suspensión al 25% como contraste radiológico en Estados Unidos, Europa y Japón. Después de 20 años se reportaron casos de CHC en las personas que lo habían recibido. Los hígados expuestos que fueron estudiados también mostraban necrosis y fibrosis. 66 Tabaquismo: Varios estudios han atribuido al tabaquismo un papel en la presentación del CHC. Se ha demostrado un riesgo relativo de 2.6 a 8.4 en personas fumadoras. 19 14 Cloruro de vinilo: La exposición al cloruro de vinilo como factor de riesgo para el desarrollo de CHe continúa siendo controvertido, aunque está demostrada su asociación con el angiosarcoma hepático.67 No se conoce bien la razón de las diferencias en el sexo y la carcinogénesis hepática, pero se hipotetiza un posible papel de las hormonas esteroideas. La predisposición de! sexo masculino en la presentación del CHC se ha reconocido por varias décadas. La castración disminuye la incidencia de CHe. Se ha demostrado que el tejido del CHC tiene altas concentraciones de receptores androgénicos y que un ambiente androgénico puede promover el crecimiento tumoral.68 Se ha implicado a los esteroides exógenos, tanto anabólicos como anticonceptivos orales, en la génesis del CHC sin cirrosis. 69.10 Existe una asociación estadísticamente significativa entre el uso de anticonceptivos orales y el CHe, el riesgo relativo se correlaciona con los años de su uso y persiste 10 años después de su suspensión.71 La asociación entre el uso de anticonceptivos orales y los esteroides anabólicos en el desarrollo de este tumor encaja en el tipo de asociación entre un agente no cirrogénico y el CHC.72 Otros factores de riesgo:Otras condiciones implicadas en el desarrollo del CHC incluyen a la hemocromatosis con un riesgo aumentado 200 veces.46 El CHC se describe en casos de hemocromatosis casi solamente cuando existe cirrosis,73 aunque se han descrito casos en hígados no cirróticos. La deficiencia de alfa-l-antitripsina, la porfiria cutánea tarda, la tirosinemia y las enfermedades de depósito también se asocian a CHe. En la enfermedad de Wilson se han informado 10 casos de CHC74 Y en la hepatitis autoinmune 12 casos.75 Algunos estudios apoyan la participación de la cirrosis biliar primaria y otros no.4 . 9 . 51 Recientemente se infonnó una prevalencia de 0.65% en pacientes con este diagnóstico, que no es mayor a la encontrada en la población general." Tabla 2. 15 Tabla 2. Factores de riesgo para carcinoma hepatocelular en humanos Mayores Infección crónica por HBV Infección crónica por HCV Exposición repetida a aflatoxina al Cirrosis Menores Anticonceptivos orales Tabaquismo Hemocromatosis hereditaria Enfennedad de Wilson Deficiencia de al antitripsina Tirosinemia hereditaria tipo 1 Enfemedades por almacenamiento de glucógeno tipos I y 2 Hipercitrulinemia Ataxia telangiectasia Obstrucción membranosa de la vena cava inferior E. DIAGNOSTICO CUADRO CLINICO: Los pacientes con CHe se presentan generalmente con tumores muy avanzados y fuera de posibilidad de tratamiento quirúrgico. El cuadro clínico de los pacientes estudiados en zonas de alta, intermedia y baja prevalencia de CHe, muestra diferencias muy interesantes. En los pacientes negros de Africa subsahariana los datos clínicos más frecuentes son dolor abdominal (hasta en 95%) y crecimiento abdominal por ascitis o por el tumor. Hasta en el 10% la manifestación del tumor es una catástrofe abdominal hemorrágica. En estos pacientes los datos clínicos que sugieren una enfennedad hepática crónica son poco frecuentes en comparación con los pacientes occidentales con CHC.77 • 7S La duración de los síntomas es menor de 2 semanas en 30.5% de los casos. Los pacientes occidentales tienen presentaciones clínicas más variadas, 16 Tabla 2. Factores de riesgo para carcinoma bepatocelular en humanos Mayores Infección crónica por HBV Infección crónica por HCV Exposición repetida a aflatoxina 3, Cirrosis Menores Anticonceptivos orales Tabaquismo Hemocromatosis hereditaria Enfermedad de Wilson Deficiencia de al antitripsina Tirosinemia hereditaria tipo 1 Enfemedades por almacenamiento de glucógeno tipos I y 2 Hipercitrulinemia Ataxia telangiectasia Obstrucción membranosa de la vena cava inferior E. DIAGNOSTICO CUADRO CLINICO: Los pacientes con CHe se presentan generalmente con tumores muy avanzados y fuera de posibilidad de tratamiento quirúrgico. El cuadro clínico de los pacientes estudiados en zonas de alta, intermedia y baja prevalencia de CHe, muestra diferencias muy interesantes. En los pacientes negros de Afriea subsahariana los datos clínicos más frecuentes son dolor abdominal (hasta en 95%) y crecimiento abdominal por ascitis o por el tumor. Hasta en el 10% la manifestación del tumor es una catástrofe abdominaJ hemorrágica. En estos pacientes los datos clínicos que sugieren una enfennedad hepática crónica son poco frecuentes en comparación con los pacientes occidentales con CHC.71 . 78 La duración de los síntomas es menor de 2 semanas en 30.5% de los casos. Los pacientes occidentales tienen presentaciones clínicas más variadas, 16 siendo las más frecuentes: dolor en hipocondrio derecho o epigastrio. pérdida de peso. llenura postprandial temprana, anorexia, vómitos, ascitis y abultamiento del abdomen.14 La fiebre se encuentra en 10 a 50% de los casos.79 En países como Japón en que el diagnóstico de CHe se realiza en tumores menores de 5 cm, los pacientes son frecuentemente asintomáticos.1 9 La ictericia obstructiva como forma de presentación no es habitual. y se observa en 1.9% de los casos. Se debe a compresión tumoral del sistema biliar.19 En México, se ha informado que entre el inicio de la sintomatología y el momento del diagnóstico, transcurren en promedio 4 meses (0.5 a 24 meses) y las manifestaciones clínicas más frecuente son la hepatomegalia en 82%, dolor abdominal en 80%, pérdida de peso en 74% y ascitis en 25% 3.5 Los signos más frecuentes en la exploración física son: hepatomegalia (50-90%), soplos abdominales originados en el tumor (6-25%) y ascitis (30-60%). La esplenornegalia es común y se debe a la cirrosis de base. Síndromes paraneoplásicos: El hepatocarcinoma puede producir hormonas o sustancias parecidas a hormonas que provocan síndromes paraneoplásicos, que de hecho pueden anteceder a las manifestaciones del tumor mismo.2.5 Cuando un paciente cirrótico conocido desarrolla policitemia, con mucha probabilidad tiene un CHe. Menos de 10% de pacientes tienen esta presentación y se cree que se debe a la secreción de eritropoyetina por el tumor. En menos de 5% de pacientes se produce hipoglucemia, que se manifiesta de manera grave y es el síntoma inicial que propicia la consulta. Se cree que es secundaria a la producción tumoral de un precursor de alto peso molecular del factor de crecimiento parecido a la insulina. Se han descrito otros síndromes paraneoplásicos que se muestran en la tabla 3. 17 Tabla 3. D. DIAGNOSTICO Síndromes paraneoplásicos asociados con carcinoma hepatocelular Hipoglicemia Policitemia Hipercalcemia Cambios sexuales: precocidad isosexual, ginecomastia, feminización Hipertensión arterial sistémica Diarrea Porliria Síndrome carcinoide Osteoporosis Osteoartropatía hipertrófica Tirotoxicosis Tromboflebitis migrans Polinúositis Neuropatía Marcadores cutáneos: pitiriasis rotunda, signo de Leser-Trélat, dermatomiositis, I pénfigo foláceo ESTUDIOS DE LABORATORIO Las alteraciones en ·Ios estudios de laboratorio no son específicas. Son indistinguibles de las causadas por la cirrosis hepática, tienen poco valor para el diagnóstico del CHe y a lo sumo sugieren la presencia de una lesión hepática ocupativa. En 50% de los pacientes la fosfatasa alcalina (ALP) está elevada con bilirrubina total y transaminasas nonnales o elevadas. La albúmina es frecuentemente baja. En pocos casos el cuadro,bioquímico es de obstrucci6n.24 La alfa-fetoproteina (AFP) es una al globulina normalmente presente en altas concentraciones en el suero fetal y solo en pequeñas cantidades en el adulto. La reaparjción de esta proteina en el suero es un marcador importante que apunta a la presencia de un CHe. 18 La AFP es más útil en países con alta prevalencia de CHe como China y Africa, en que hasta 75% de los pacientes tienen niveles diagnósticos.RO En cambio, en poblaciones con incidencia del tumor intermedia o baja, se han detectado niveles patológicos de AFP en menos del 50% de pacientes estudiados.RI Hasta ahora no se ha comprobado que exista una correlación clara entre La AFP y las características clínicas o bioquímicas de la enfermedad, el tamaño o estadio de los tumores o el tiempo de sobrevida. El límite de corte de AFP considerado diagnóstico de CHC (>5OOnglmL), se debe a que niveles menores se han encontrado en pacientes con una variedad de enfermedades hepáticas agudas o crónicas. 2S La AFP también es positiva en tumores como teratocarcinomas o carcinomas de células embrionarias de ovario o testículo. En un estudio de seguimiento rutinario con ultrasonido (US) en pacientes con hepatopatía crónica, al momento del diagnóstico de CHC s610 9% tuvieron AFP mayor a 200.17 En pacientes mexicanos con CHC al momento del diagnóstico, la AFP fue mayor a 10 ng/dL en 55%, s610 31.5% tuvieron valores mayores a 500 ng/dL.J!i Otros marcadores: La AFP es heterogénea en estructura, debido a diferencias en las cadenas de oligosacáridos que contiene. Estas diferencias le confieren una afinidad diferente por las lectinas. Se ha informado la utilidad de la reactividad de la AFP con la aglutinina A lens culinaris en la diferenciación del CHC y enfermedades hepáticas benignas. Es posible que este método permita un mejor diagnóstico diferencial, sobretodo con niveles de AFP menores a 5(X} ngldL.R2 Se han utilizado otros marcadores tumorales como la des-y-carboxiprotrombina, a-L- fucosidasa, isoenzimas de y-glutamil transferasa y otros marcadores que aún no se ha demostrado que tengan suficiente sensibilidad y especificidad para su uso rutinario. 19 ESTUDIOS DE GABINETE Placas simples: La radiografía de tórax puede mostrar metástasis pulmonares. El hemidiafragma derecho puede estar elevado, puede tener atelectasias basales y derrame pleural derecho. Las placas simples de abdomen pueden mostrar un hígado crecido. Ultrasonido: E ultrasonido (US) es un método útil, no invasivo y práctico para detectar lesiones focales en el hígado. El CHe se observa como lesiones heterogéneas con márgenes irregulares y mal definidos. Dos terceras partes de los tumores son hiperecoicos y el resto son heterogéneos (parte hiperecoicos y parte hipoecoicos), aunque raramente pueden ser isoecoicos. Los tumores muy pequeños son frecuentemente hipoecoicos. pero esto cambia al crecer el tumor, evolucionando a una lesión con centro isoecoico y anillo hipoecoico y luego a una lesión con centro hiperecoico hasta una con ecogenicidad mixta.KJ En manos experimentadas pueden detectarse tumores de 1 a 2 cm de diámetro. '4. El US reporta, en general, una sensibilidad de más del 90%. La invasión local de ramas segmentarias periféricas de la vena porta, que se encuentra presente hasta en 60% de pacientes en el momento del diagnóstico del tumor, se puede detectar por este método de imagen. '2 El US presenta varios problemas. como la incapacidad para diferenciar los tumores focales malignos de los benignos y la dependencia del operador y de los equipos empleados. Otra dificultad es el patrón difuso de infiltración que presentan 15% de los pacientes, que se confunde con el parénquima heterogéneo de la cirrosis avanzadal2 Los tumores localizados inmediatamente por debajo del hemidiafragma son difíciles de detectar. Tomografía axial computada: La tomografía axial computada (TAC) demuestra la gran mayoría de los CHe, con una sensibilidad de 90%, excepto cuando son lesiones isodensas o 20 lesiones menores de 2 cm. Es, además, el método más confiable para la detección de invasión metastásica. Habitualmente los CHC son hipodensos por TAC. aunque ocasionalmente pueden ser hiperdensos o isodensos, este último caso constituye un 11 % de las lesiones cuando se estudian con TAe convencional (fase venosa portal),84 El CHC tiene una gran irrigación arterial por lo que si se inyecta medio de contraste rápidamente, se puede provocar un reforzamiento temprano de la lesión. Para visualizar bien una lesión isodensa es útil la TAC dinámica, con inyección de contraste intravenoso por medio de un inyector de alta velocidad. realizando los cortes con el tomógrafo helicoidal, en la fase arterial y posteriormente la fase parenquimatosa.ss La TAC dinámica tiene una sensibilidad de 93%.86 La TAC dinámica es esencial para diferenciar un hemangioma de un carcinoma. En 1983 se introdujo el uso del aceite yodado de maíz palomero (Lipiodol), que es un medio de contraste linfográfico. Cuando se inyecta por vía intraarterial presenta mayor concentración en el tejido tumoral que en el resto del parénquima hepático.87 La mayor parte del Lipiodol que se inyecta persiste en el tumof'S y puede pennanecer por semanas y aún después de un año. Se cree que esta persistencia se debe a las características de vascularización de los tumores hepáticos, con reducción del lavado de la zona tumoral por ausencia de vascularización portal, reducción del drenaje linfático y biliar y ausencia de sistema reticuloendotelial. El Upiodol es de una gran utilidad para mejorar el estadiaje tumoral con la TAC, además de sus propiedades terapéuticas (ver tratamiento). Es posible ver la retención de Lipiodol en tumores tan pequeños como 2 mm por TAC. 10-14 días después de la inyección intrahepática arterial. 14 Sin embargo, la retención del Lipiodol también puede ocurrir en áreas de hfgado cirrótico, en sitios de biopsia hepática previa o en la hiperplasia nodular focal. El Lipiodol es útil en tres aspectos 21 del diagnóstico: a) en tumores pequeños que serán tratados con trasplante, pues es importante la confirmación de que la lesión es solitaria. b) para definir el segmento preciso donde se localiza el tumor, en casos en que la TAC convencional sea equívoca y e) en grupos de alto riesgo con niveles de AFP que se elevan pero que no tienen un tumor demostrable en la TAC estándar.1l Resonancia magnética nuclear. La resonancia magnética nuclear (RMN) es sobretodo útil para demostrar la arquitectura interna del tumor, definir la relación entre el tumor y los vasos sanguíneos y distinguir entre CHCs y pequeños hemangiomas que se descubren durante los programas de diagnóstico precoz. 89 El CHe muestra mayor intensidad que el parénquima en T2 y menor intensidad que el parémquima en TI.Se ha encontrado mejor detección de tumores por medio de la RMN dinámica en fase arterial.SIO Se han empleado partículas pequeñas y ultrapequeñas superparamagnéticas de óxido de hierro que se inyectan para contrastar las lesiones durante la RMN (SPIO y USPIO)." Las partículas son fagocitadas por macr6fagos y monocitos. Estas técnicas mejoran el contraste entre el parénquima hepático y las lesiones. En estudios pequeños la RMN-SPIO ha mostrado una mayor tasa de detección del CHe. que fue mejor que con las TAC y RMN convencionales. sin embargo con alta tasa de falsos positivos. Angiografla: Casi 100% de la sangre que llega a los tumores hepáticos, lo hace por medio de la arteria hepática.92 La arteriografía es considerada por algunos cirujanos como indispensable para el estadiaje del carcinoma hepatocelular cuando se planea la resección quirúrgica y para observar la anatomía arterial cuando se realizarán desarterializaci6n hepática. embolizaci6n del tumor o infusión de drogas citotóxicas en la arteria hepática. La arteriografía puede detectar tumores tan pequeños corno 0.5 cm si son vasculares y 2 cm si son avasculares. La gran mayoría de los CHe son hipervasculares, con cortocircuitos A V .12 22 US transoperatorio. La decisión de realizar una resección hepática y un trasplante hepático para tratamiento del CHC se basa en gran medida en el nlÍmero de tumores hepáticos. El resultado de la cirugía depende en gran medida del estadiaje inicial, por lo que la evaluación preoperatoria más exacta es indispensable. Aunque por los medios de imagen habituales se determine que un tumor es uoifocal, al realizar la resección hepática, con frecuencia se encuentran lesiones satélite. Los estudios realizados con trasplante hepático, indican que la mayor parte de los CHes clínicamente evidentes son multifocales o diseminados, lo cual no se había detectado en el estadiaje preoperatorio.93 El ultrasonido intraoperatorio aporta una definición precisa del tamaño y localización de los tumores y su relación con la vasculatura, lo que ha permitido cirug(as más radicales, pero más selectivas. Con ayuda del US intraoperatorio, se encontró un 303% más de lesiones hepáticas y la conducta operatoria se modificó en 30% de los casos.93 En pacientes con tumores menores de 5 cm sometidos a resección quirlÍrgica, en quienes se realizó US transoperatorio, la sensibilidad de este estudio mostró ser de 98%, contra 88%, 87% Y 80% del US, TAC y angiografía preoperatorios respectivamente. Para los tumores de menos de 2 cm, los valores de sensibilidad fueron de 95% para el US transoperatorio. y para US, TAC y angiografía 72%, 72% Y 58% respectivamente." DIAGNÓSTICO PRECOZ FJ CHC sintomático pocas veces es candidato a curación quirúrgica y responde mal al tratamiento médico, por lo cual cobra gran importancia detectarlo en una etapa presintomática en que los tumores puedan ser resecables. El objetivo del tamizaje es encontrar tumores asintomáticos menores de 2 a 3 cm.14 La utilización en los años ochenta de programas de escrutinio en pacientes de alto riesgo, que consisten en US y AFP periódicos, ha aumentado de manera importante la detección de CHe pequeños. 15.95 23 AFP :Cuando los niveles séricos de AFP se elevan rápidamente, el tumor ya mide 4 a 5 cm. Los niveles de AFP no se elevan mucho en lumores pequeños, pero en algunos casos están significativamente elevados. Un programa de escrutinio con AFP sola cada 3 a 6 meses en portadores crónicos de HBV, solo de~ectó 8% de CHC en la etapa sublínica96 Estudios de imagen: El US se ha convertido en el método de tamizaje más importante para el CHe pequeño94 • Este método de estudio reporta una sensibilidad de más del 900/0. Pueden detectarse tumores hasta de 1-2 cm 14. La probabilidad de encontrar CHe en pacientes con cirrosis compensada es de 5% si se busca intencionadamente y este porcentaje se eleva a 15% por año cuando se estudian cirróticos que sangran de várices esofágicas.'.'! En un estudio de 140 pacientes cirróticos evaluados con US por 6 años, se encontró una incidencia anual de CHe de 5 a 11%.16.17 En un porcentaje importante, entre 50 y 88% de los casos de CHe, el cáncer se diagnostica al mismo tiempo que la cirrosis, haciendo imposible la prevención precoz. 12 La periodicidad a la que se debe realizar el US es un punto de controversia, la recomendación de un intervalo de 3 a 4 meses, se basa en los estudios que han medido la velocidad de tiempo de crecimiento del tumor. A pesar de la utilidad de los programas de escrutinio, su impacto no es tan importante porque la eficacia del tratamiento de este tumor es limitada. Aún cuando se descubra de manera temprana, solo una pequeña proporción de los pacientes son sometidos a tratamiento definitivo, por causa de la edad. función hepática o negativa del paciente a ser tratado. F. EST ADIAJE Okuda y cols presentaron en 1984 una clasificación pronóstica en base a un estudio con 6(X) pacientes, que toma en consideración datos clínicos, de laboratorio y tamaño tumoral. Se asigna a un paciente un puntaje, dependiendo de la presencia o ausencia de las características 24 AFP :Cuando los niveles séricos de AFP se elevan rápidamente, el tumor ya mide 4 a 5 cm. Los niveles de AFP no se elevan mucho en tumores pequeños, pero en algunos casos están significativamente elevados. Un programa de escrutinio con AFP sola cada 3 a 6 meses en portadores crónicos de HBV, solo de~ect6 8% de CHC en la etapa sublínica96 Estudios de imagen: El US se ha convertido en el método de tamizaje más importante para el CHC pequeño94 • Este método de estudio reporta una sensibilidad de más del 90%. Pueden detectarse tumores hasta de 1-2 cm 14. La probabilidad de encontrar CHe en pacientes con cirrosis compensada es de 5% si se busca intencionadamente y este porcentaje se eleva a 15% por año cuando se estudian cirróticos que sangran de várices esofágicas. IS En un estudio de 140 pacientes cirróticos evaluados con US por 6 años, se encontró una incidencia anual de CHe de 5 a 11%.16.17 En un porcentaje importante, entre 50 y 88% de los casos de CHC, el cáncer se diagnostica al mismo tiempo que la cirrosis, haciendo imposible la prevención precoz.12 La periodicidad a la que se debe realizar el US es un punto de controversia, la recomendación de un intervalo de 3 a 4 meses, se basa en los estudios que han medido la velocidad de tiempo de crecimiento del tumor. A pesar de la utilidad de los programas de escrutinio, su impacto no es tan importante porque la eficacia del tratamiento de este tumor es limitada. Aún cuando se descubra de manera temprana. solo una pequeña proporción de los pacientes son sometidos a tratamiento definitivo, por causa de la edad, función hepática o negati va del paciente a ser tratado. F. EST ADIAJE Okuda y cols presentaron en 1984 una clasificación pronóstica en base a un estudio con 600 pacientes, que toma en consideración datos clínicos, de laboratorio y tamaño tumoral. Se asigna a un paciente un puntaje, dependiendo de la presencia o ausencia de las características 24 siguientes: tamaño tumoral, presencia de ascitis y niveles de albúmina y bilimlbina total. Tabla 4 El estadio 1 se define como la ausencia de puntos, el estadio 11 como la presencia de 1 o 2 puntos yel estadio 111 como la presencia de 3 o 4 puntos. en Tabla 4 Característica Puntos Tamaño tumoral > 50 % volumen hepático Ascitis Presente Albúmina < 3 J!/dL Bilirrubina total > 3 mJ!JdL La clasificación TNM ha demostrado su valor en predecir la sobrevida en pacientes sometidos a resección quirúrgica o a trasplante hepático, tanto en relación a la sobrevida a largo plazo, como al periodo libre de enfennedad.' La evaluación prequirúrgica del factor T (tumor) requiere del uso de US y TAC, o bien RMN y TAC. La invasión vascular macroscópica puede detectarse por estudios de imagen, sin embargo, la invasión microscópica por el tumor es una condición descrita en el estudio histopatol6gico, por lo que esta parte de la clasificación TNM solo puede detenninarse en el estudio postoperatorio.7 Tabla 5 Clasificación TNM Tamaño Invasión Tumor (cm) Localización vascular NO NI TI solitario .<2 No I III IVB T2 solitario :;;2 + 11 III IVB múltiple :;;2 Unilobar No 11 III IVB solitario >2 No 11 III IVB T3 solitario >2 + 111 III IVB múltiple :;;2 Unilobar + III 111 IVB múltiple >2 Unilobar No/+ III III IVB T4 múltiple Bilabar + IVA IVA IVB MO MI 25 G. PRONOSTICO El pronóstico del CHe sigue siendo sombrío en comparación con otros tumores malignos. Los tumores sintomáticos tienen un pronóstico grave a corto plazo. Este tumor invade frecuentemente a la vena porta o la vena hepática. La invasión vascular es de los factores pronósticos adversos más importantes. Por otro lado, las resecciones amplias son difíciles por la enfennedad cirrótica de hase y el potencial de desarrollar nuevos tumores primarios. 10 Algunos reportes sobre la historia natural del CHe, han descrito la evolución de tumores pequeños detectados por USo que no fueron tratados. 98 El infonne de Cottone con 25 pacientes asintomáticos con cirrosis Child A, con CHe detectado por US y que no recibieron tratamiento, mostró una sobrevida a 1 año de 96% y a 2 años de 50%. Los que tenían tumores menores de 3 cm (17 pacientes), tuvieron una sobrevida al año de 1000/0 y a los 2 años de 44%.99 En tumores irresecables con tratamiento solo sintomático, la sobrevida media fue de 58 días. 100 Okuda reponó en pacientes en estadio UI una sobrevida media de 0.7 meses, en estadio 1I de 2 meses y en estadio 1 de 8.3 meses con un promedio de 1.6 meses para todo el grupO.IOI H. TRATAMIENTO CIRUGIA El desarrollo de técnicas que penniten realizar resecciones hepáticas mayores ha sido uno de los avances más significativos de la cirugía en los últimos años. 102 La cirugía continúa siendo en la actualidad el único método de tratamiento del CHe que ofrece la mejor sobrevida a largo plazo. Desgraciadamente, la mayoría de los pacientes en quienes se detecta un CHe no pueden ser operados por la extensión multifocal o bilobar del carcinoma o por la cirrosis de base que hace peligrosa la cirugía. La resección del tumor en el paciente cirrótico, deja un hígado 26 G. PRONOSTICO El pronóstico del CHe sigue siendo sombrío en comparación con otros tumores malignos. Los tumores sintomáticos tienen un pronóstico grave a corto plazo. Este tumor invade frecuentemente a la vena porta o la vena hepática. La invasión vascular es de los factores pronósticos adversos más importantes. Por otro lado, las resecciones amplias son difíciles por la enfennedad cirrótica de hase y el potencial de desarrollar nuevos tumores primarios. 10 Algunos reportes sobre la historia natural del CHe, han descrito la evolución de tumores pequeños detectados por US, que no fueron tratarlos. <;8 El informe de Coltoue con 25 pacientes asintomáticos con cirrosis Child A, con CHe detectado por US y que no recibieron tratamiento, mostró UDa sohrevida a 1 año de 96% y a 2 años de 50%. Los que tenían tumores menores de 3 cm (17 pacientes), tuvieron una sobrevida al año de 100% y a los 2 años de 44%.99 En tumores irresecables con tratamiento solo sintomático, la sobrevida media fue de 58 días. 100 Okuda reponó en pacientes en estadio III una sobrevida media de 0.7 meses, en estadio 1I de 2 meses y en estadio 1 de 8.3 meses con un promedio de 1.6 meses para todo el grupO.IOI H. TRATAMIENTO CIRUGIA El desarrollo de técnicas que penniten realizar resecciones hepáticas mayores ha sido uno de los avances más significativos de la cirugía en los últimos años. 102 La cirugía continúa siendo en la actualidad el único método de tratamiento del CHC que ofrece la mejor sobrevida a largo plazo. Desgraciadamente, la mayoría de los pacientes en quienes se detecta un CHC no pueden ser operados por la extensión multifocal o bilobar del carcinoma o por la cirrosis de base que hace peligrosa la cirugía. La resección del tumor en el paciente cirrótico, deja un hígado 26 enfermo, con riesgo de recurrencia tumoral y con la posibilidad de muerte por falla hepática al sustraer parte del tejido funcional durante el procedimiento ablativo.14 En las series de resección quinírgica, los pacientes cirróticos constituyen del 21 % al 100%.11 El porcentaje de pacientes en que se diagnostica un CHC y que son candidatos a resección del tumor, varía entre 3% y 38.8%.5.6.81.103.104.105.106 La tasa de resecabilidad ha aumentado en Jos últimos años,loo posiblemente en relación al diagnóstico más temprano del CHe. En tumores pequeños la resecabilidad aumentó de 69.6% a 91.7% en los últimos 20 años.98.I0'7 Los criterios de selección para la cirugía varían de un centro hospitalario a otro. La evaluación de la reserva funcional hepática en los pacientes cirróticos es un punto trascendental y controvertido en la decisión de someter a un paciente a intervención quirúrgica. En los centros japoneses se toman criterios clínicos, como ascitis e ictericia y la prueba de retención de indocianinaYJ!·'oo En los centros occidentales se considera que la clasificación de Child-Pugh es adecuada para establecer la reserva hepática antes de la cirugía.I!O El deterioro de la función hepática constituye una de las complicaciónes más frecuentes del postoperatorio y de las causas más frecuentes de mortalidad operatoria.11J! Hasta 50% de pacientes cirróticos en Child-Pugh A desarrollan descompensación hepática después de la cirugía, y más de un tercio de ellos no se recuperará. Los criterios generales de inclusión para la cirugía en general son: pacientes con Child A,II! función hepática compensada con bilirrubina total (BT) menor a 2 y tiempo de protrombina (TP) mayor a 50%, relación albúminalglobulina normal, sin trombo tumoral en la porta por US, TAC o angiografía, tumores únicos menores o iguales a 5 cm o 2 nódulos cuya área sume menos o igual a 5 cm. ll No obstante lo anterior, hay autores que infonnan cirugías en tumores con 27 tamaños promedio de 8.7 cm.SI Es nesgoso intentar resecciones hepáticas en pacientes con Child Pugh mayor a 6 puntos.11 2 Morbilidad. La morbilidad postoperatoria se ha informado entre 6% y 40.5%,6.1281.113.114 siendo las causas más frecuentes el desarrollo de ascitis y la faUa hepática. La morbilidad es mayor en pacientes cirróticos que en no cirróticos,llIl Mortalidad. En el periodo 1974-1985 la mortalidad operatoria varió de 9% a 25%'-" Las tasas de mortalidad operatorias son menores al 3% en no cirróticos y de 7 a 28% en cirróticos. II.IIS En estudios más recientes, se han informado porcentajes de mortalidad operatoria de O a 16%,6.1281.l13 y en pacientes con lesiones menores de 5 cm han sido de 23%,98 Sobrevida. La sobrevida en la década pasada se infonnaba entre 55% y 76% por año y 20% a 39% a 5 años.S. II . l) La sobrevida de los pacientes operados ha aumentado,98.IOO en años recientes ha sido de 5J %-76% a 3 años y de 26%-63% a 5 años.97.'l8.108.109 Hay diferencias en la sobrevida de pacientes con tumores pequeños vs tumores grandes. En pacientes con tumores menores a 2 cm, la sobrevida a 5 años es de 84.6% y en tumores entre 4.1 y 5 cm, de 59.5%. En otro estudio de pacientes cirróticos, los que tenían tumores menores de 5 cm, tenían sobrevidas a 3 años de 53% en comparación a 0% cuando el tumor era mayor de 5 cm.107 La recurrencia postoperatoria es de 37% al año y 81.1% a los 5 añoS.ll 3Los factores que han demostrado tener influencia en la sobrevida son: tipo de resección, ausencia de invasión vascular, tamaño tumoral, ausencia de nódulos satélite, número de tumores, administración de quimioterapia postoperatoria, síntomas al momento del diagnóstico, uso de transfusiones en la cirugía, presencia de cápsula tumoral, clasificación TNM y clasificación histoI6gica6.lo.I2.97.'l8.I09.1'6 La presencia de invasión vascular es de los factores pronósticos adversos más importantes. Aunque se informan como factor adverso la presencia de cirrosis lOO, en algunos estudios no se 28 encontró diferencia en la sobrevida a largo plazo al compararlo cOn pacientes sin cirrosis.6 ,lw El de tumor fibrolamelar suele acarrear un mejor pronóstico. u Hasta 90% de los pacientes con CHe se encuentran fuera de posibilidad Quirúrgica al momento del diagnóstico. El tratamiento multimodal (radioterapia y Quimioterapia) puede provocar una disminución considerable del tamaño tumoral y pennitir la resección de tumores inicialmente considerados irresecables. TRASPLANTE HEPATlCO El trasplante hepático ortotrópico (THO) es una modalidad de tratamiento para el CHC. que ofrece la ventaja de resección del tumor al tiempo que tratar el problema de la cirrosis. Entre 1963-1986, se consideraba que el CHe era un padecimiento ideal para ser tratado con THO,II7 el procedimiento se realizaba en pacientes con tumores demasiado grandes para su resección, o en aquellos que tuvieran una función hepática muy deteriorada que impedía la resección. Entre 1981-1986 se hicieron evidentes algunos hechos: a) más del 80% de los casos recurrían en el primer año, b) más del 70% morían a los 2 años, c) las lesiones incidentales (es decir el hallazgo patológico de CHC en hígados resecados por otras indicaciones), eran los únicos casos con posibilidad de curación, con una recurrencia de 0% y sobrevidas de hasta 15.5 años.I5.IIRDebido a la cantidad limitada de hígados para trasplante, se ha considerado Que el THO es una opción controversial para el CHC por la alta tasa de mortalidad perioperatoria y la recurrencia tumoral. 119 Otros problemas asociados al THO son el alto costo del procedimiento y la necesidad de inmunosupresión de por vida.14 Los pacientes ideales para este tratamiento, son cirróticos con lesiones pequeñas o incidentales. l20 Morbilidad y mortalidad:. La morbilidad operatoria del THO, se ha infonnado en 15%,11\ Y la mortalidad operatoria entre >28%.,,119,121,122. 12. 1 29 Sobrevida. En estudios recientes se han infonnado sobrevidas al, 3 Y 5 años de 96%, 81% Y 81% respectivamente (excluyendo muertes operatorias), pero los pacientes con tumores menores de 3 cm o tumores solitarios han logrado sobrevidas a 3 años de 94%,119 Al comparar la sobrevida de pacientes cirróticos con resección tumoral vs THO con tumores de buen pronóstico (factor T de la clasificación TNM 1-2, 1-5 nódulos, < 5 cm), se ha encontrado mejor sohrevida en el THO que en la resección tumoral. l24 Recurrencia: Los sitios más frecuentes de recurrencia son extrahepáticos.123 El grado de invasión vascular es el factor de riesgo aislado más poderoso para predecir la recurrencia. Otros factores con efecto marcado en la recurrencia son: género, (teniendo las mujeres un mejor pronóstico que los hombres con tumores de las mismas características), la distribución bilobar, el tamaño tumoral y los márgenes quirúrgicos positivos para tumor después del THO.12S QUIMIOTERAPIA INTRAVENOSA Ningún tipo de quimioterapia intravenosa ha mostrado respuestas de más del 20%, ni se ha demostrado impacto alguno en la sobrevida con este tratamiento. En la actualidad no hay quimioterapia estandar para el tratamiento del CHe que pueda justificarse en base a las tasas de respuesta publicadas,I16 La quimioterapia intravenosa no debe emplearse fuera de estudios protocolizados.l 26 QUIMIOTERAPIA INTRARTERlAL El flujo sanguíneo llega al hígado por la vena porta en un 67% y por la arteria hepática en un 33%.1:!7 Casi 100% de la sangre que llega a los tumores hepáticos, lo hace por medio de la arteria hepática,9'2 lo cual constituye el fundamento de la aplicación de agentes quimioterapéuticos o de embolización en esta arteria. En la década de los 70s se practicó la 30 ligadura de la arteria hepática. con la que se obtuvo paliación sintomática pero con aumento de la mortalidad al cabo de 7 días. 100 Desde 1977, Yamada aplicó en la arteria hepática agentes cito tóxicos seguidos de emholización con gelfoam en pacientes sin posibilidad de tratamiento quirúrgico. l ::!8 En 1983 Nakamura y cols. introdujeron el uso del aceite yodado de maíz palomero (üpiodol). Inyectaron el aceite en combinación con bleomicina en la arteria hepática y notaron la persistencia del medio de contraste y el agente quimioterapéutico en el tumor.87 . 129 La mayor parte del Lipiodol que se inyecta se queda en el tumor, y por su efecto oclusivo en los vasos tumorales genera necrosis; el efecto es una fonna de embolización vascular tenrunal, pero es superior a la ligadura de la arteria hepática y evita los riesgos de la laparotomía.SII El Lipiodol y el agente quimioterapéutico son emulsionados antes de La inyección (habitualmente adriamicina). La mezcla se inyecta lentamente para evitar el flujo retrógrado a otros vasos del tronco celiaco y finalmente se realiza un cierre total del vaso con gelfoam. El gelfoam se reabsorbe en algunas semanas, 10 que pennite la reapertura de las arterias que nutren al tumor y la reinyección de los agentes mencionados. Se realiza una TAC antes y otra a las dos semanas de la embolización, para verificar la reducción del tamaño tumoral. Si persiste el tejido tumoral, pueden reallzarse sesiones con intervalos mensuales. 127 Los procedimientos se han repetido entre 1 y 8 veces en el mismo paciente. IJO La indicación más frecuente de embolización transarterial (ET) es en casos en que otras fonnas de tratamiento, como la inyección de alcoholo la cirugía se contraindican.ul Es empleado en presencia de lesiones mayores o como una alternativa a la cirugía en pacientes con alto riesgo quirúrgico por Child B o C. Otra indicación interesante es la quimioembolización previa a la cirugía para disminuir la difusión de células neoplásicas durante el acto quirúrgico y 31 en un intento de eliminar las lesiones neoplásicas sateJite. 131 Las contraindicaciones para la Ef se muestran en la tabla 5 Tabla 6 Contraindicaciones vara Ef a. Ascitis no controlable b. BT> 3 mgldL c. TI'> 20 segundos d. Tumor que ocupa> 60% del volumen hepático e. Transaminasas > 300 IU/L f. Fístulas intrahepáticas arteriovenosas l& Trombosis portal Morbilidad: Habitualmente las complicaciones de la Ef son pocas. En casi todos los pacientes se observan dolor, fiebre, náusea, vómitos y anorexia, que solo requieren tratamiento sintomático.1JO Las elevaciones de leucocitos, BT. alanina amino transferasa (ALT) , tiempo de protrombina (TP) Y la disminución de albúmina ocurren en casi todos los pacientes transitoriamente.S!! Existen otras complicaciones poco frecuentes, tales como embolización de otros órganos (bazo o el estómago), seguida de infarto. 13 Mortalidad: Las muertes debidas al procedimiento son sobretodo por falla hepática. 1JI La mortalidad asociada al método se reporta entre 1 %-9%. 12&.132 .. 03 Sobrevida: En estudios grandes se informan porcentajes de sobrevida al, 2 Y 3 años de 51%,28% Y 13% respectivamente.m.l27 Aunque se ha demostrado necrosis casi total de algunos tumores con ET, casi siempre queda tejido tumoral viable, por lo que la Ef sola no puede sustituir a la cirugía. l34 El uso de Ef en el tratamiento de tumores hepáticos primarios ha logrado un mejor pronóstico en pacientes con enfermedad avanzada. Algunos tumores que anteriormente eran consideradas irresecables, se hao podido operar utilizando este método de tratamiento antes de la cirugía.S!! 32 INYECCION PERCUTANEA DE ALCOHOL Okuda inició la técnica de inyección percutánea de alcohol OPA). Se inyecta el hepatocarcinoma con alrededor de 8 a 25 mi etanol absoluto (99.5%) con una aguja de Chiba bajo guía ultrasonográfica. La inyección se repite 2 veces por semana por 4 a 6 sesiones. I26 . 135 El alcohol induce deshidratación celular, necrosis coagulativa y trombosis vascular!26 Se evalúa la respuesta al tratamiento con US o TAC; si no se produjo necrosis total, se realizan nuevas inyecciones. Una ventaja del etanol sobre otros agentes anticancerosos es su efecto inmediato desnaturalizando las proteínas y su baja toxicidad. m Otra gran ventaja, es el tratamiento localizado de la lesión, por lo que no se produce pérdida del resto del tejido hepático. Actualmente las indicaciones de esta técnica en el tratamiento inicial del CHC son: tumores menores de 3 cm y menos de tres tumores. I25 . 13 5.127 Pueden inyectarse tumores mayores de 3 cm, siempre y cuando estén encapsulados. En el tratamiento multimodal del CHe, pueden tratarse los pacientes que antes recibieron Er, con mala respuesta, o los tumores que recurren después de UDa hepatectomía. 127 Las contraindicaciones para el procedimiento son: ascitis, ictericia obstructiva. plaquetas menores a 30,000. tiempo de sangrado mayor a 10 minutos, metástasis o trombosis portal. La disfunción hepática no es necesariamente una contraindicación. ';;' 136.137 Se han tratado pacientes con varias lesiones, de 1 a S;y, pero en lesiones múltiples los resultados de la IPA son equivalentes o peores que los de la terapia intraarterial. que es la técnica de elección para esos casos. m Morbilidad: la morbilidad de esta técnica es baja; se ha infonnado en 6.2% de los pacientes y las alteraciones más frecuentes son fiebre. dolor abdominal, aumento de ALT. trombosis portal y derrame pleural. l3S · 136 33 Mortalidad: No hay reportes de mortalidad por esta moda1idad de tratamiento.127 Sobrevida: La respuesta al tratamiento está relacionada con el tamaño tumoral al inicio, con respuesta y sohrevida significativamente mayores en los pacientes con tumores menores de 3 cm.\38 Los resultados al, 3 Y 5 años son de 90%, 70% Y 39% respectivamente.I3S·137.139La sobrevida con IPA en tumores pequeños es casi igual a la de pacientes quirúrgicos, sólo excedida por la de pacientes quirúrgicos con función hepática nonnal y presión portal nonnal. l40 Recurrencia: La recurrencia del tumor después de IPA fue de 15-34%, 53-66% Y 88% en 1,3 Y 5 años respectivamente127 · m RADIOTERAPIA. La radioterapia externa convenciona1 tiene limitaciones en el tratamiento del CHC por los efectos adversos que provoca en el hígado, como fibrosis hepática. Un estudio mostró en todos los casos tratados, atrofia del parénquima no tumoral y la presencia de células tumorales viables en todos los casos.141 La respuesta fue parcial solo en 33% de los pacientes. Se ha aplicado radioterapia protónica que tiene la ventaja de una distribución limitada de los rayos a la zona tumoral. 142 Se han informado buenos resultados con el uso intra arterial de Lipiodol-I\31 y rnicroesferas de Itrio_90(y~.l43 Cuando se administra Lipiodol-I\3I, el tumor recibe una radiación 8 veces mayor en relación al hígado adyacente no neoplásico.127.I44.14s.l46 TERAPIA HORMONAL. Los CHC contienen receptores de estrógenos y andrógenos, lo cual ha impulsado el uso de agentes que bloquean estos receptores para el tratamiento del CHC inoperable. l26 En base a la mayor prevalencia del CHC en hombres y al hallazgo de receptores androgénicos en las células hepáticas y en el CHe. se sugirió el uso de ketoconazol, potente inhibidor de la biosÍntesis 34 adrenal. sin embargo, no se pudo demostrar ventaja alguna en la evolución de los pacientes. '47 No se ha demostrado que el tratamiento con antiandr6genos mejore el pron6stico y aún se ha demostrado que lo puede empeorar. La terapia estrogénica prolongada puede iniciar adenomas hepáticos en humanos y en roedores:48 Los receptores estrogénicos se han encontrado en 33% de los CHe. Tomando esto como base se ha intentado el uso de tamoxifén. Dosis pequeñas de este fánnaco, son capaces de bloquear todos los receptores estrogénicos. Existen varios estudios controlados con placebo en pacientes con CHe no candidatos a cirugía, en quienes se ha administrado tamoxifén. Se ha demostrado una mejoría significativa en la sobrevida an varios de ellos. Sin embargo, un estudio controlado doble ciego con 120 pacientes tratados con 20 mgldía de tamoxifén vs. placebo, no mostr6 diferencia significativa en la sobrevida, siendo ésta de 51% y 27% al año y dos años respectivamente en el grupo de tratamiento, contra 43% y 29% en el grupo control.149 OTRAS MODALIDADES DE TRATAMIENTO: Coagulaci6n percutánea con microondas: Se han empleado otras modalidades de tratamiento, como la coagulaci6n percutánea con microondas guiada por ultrasonido. Es empleada en tumores no resecables menores de 2 cm. En esta técnica se inserta un electrodo bajo guía ultrasonográfica, el cual irradia energía en forma de microondas en el tejido tumoral. Crioterapia: Se basa en la destrucci6n del tejido neoplásico por medio del congelamiento, al introducir en el tejido tumoral un aditamento con nitr6geno líquido a _I%OC, bajo guía ultrasonográfica. Esta técnica es útil en tumores solitarios de menos de 6 cm, En un estudio fueron tratados 87 pacientes con esta técnica, con sobrevidas a l. 3 Y 5 años de 60.5%, 32% Y 20.2% respectivamente. Los pacientes con tumores de 5 cm o menos tuvieron sobrevidas a 1,3 Y 5 años de 92.6%, 66.6% Y 50.5% respectivamente. ';'; 35 lnmunoterapia: No hay en la actualidad reportes concluyentes de efectos favorables de la inmunoterapia en el CHC.I2ft El OK-432 es un modificador de la respuesta biológica que se obtiene del SlreplococCus pyogenes. Se aplicó OK-432 en 7 pacientes con tumores irresecables. Se obselVó necrosis total en todas las biopsias realizadas. ISI OBJETIVO: Realizar un estudio retrospectivo de todos los casos de carcinoma hepatocelular (CHC) diagnosticados en el Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán entre 19f)7 y 1m, para analizar las diferencias entre pacientes cirróticos y no cirróticos en cuanto a factores epidemiológicos, factores de riesgo, cuadro cHnico, estudios de laboratorio y características del tumor. Analizar la influencia de la cirrosis en: la resecabilidad del tumor, la morbilidad, la mortalidad operatoria y la sobrevida. Evaluar los distintos tipos de tratamiento empleado y su impacto en la sobrevida. MATERIAL Y METODOS: Se revisaron los expedientes clínicos y radiológicos de los pacientes con diagnóstico de carcinoma hepatoceIular estudiados entre enero de 19f5/ y enero de 1997 en el Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán. Los expedientes se obtuvieron de las bases de datos del registro de diagnósticos de egreso hospitaliario y del registro de tumores del Instituto. Se incluyeron todos los pacientes en quienes el diagnóstico de CHe estaba sustentado en el diagnóstico histopatol6gico del tumor o en la presencia de alfa feto-proteina de más de 500 ng/ml con estudios de imagen que mostraran un tumor hepático, en ausencia de tumores en otro 36 Inmunoterapia: No hay en la actualidad reportes concluyentes de efectos favorables de la inmunoterapia en el CHC. I2b El OK-432 es un modificador de la respuesta biológica que se obtiene del Streptococcus pyogenes. Se aplicó OK-432 en 7 pacientes con tumores irresecables. Se observó necrosis total en todas las biopsias realizadas. l!'il OBJETIVO: Realizar un estudio retrospectivo de todos los casos de carcinoma hepatocelular (CHe) diagnosticados en el Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán entre 1987 y 1997, para analizar las diferencias entre pacientes cirróticos y no cirróticos en cuanto a factores epidemiológicos. factores de riesgo, cuadro clínico, estudios de laboratorio y características del tumor. Analizar la influencia de la cirrosis en: la resecabilidad del tumor, la morbilidad, la mortalidad operatoria y la sobrevida. Evaluar los distintos tipos de tratamiento empleado y su impacto en la sobrevida. MATERIAL Y METODOS: Se revisaron los expedientes clínicos y radiológicos de los pacientes con diagnóstico de carcinoma hepatocelular estudiados entre enero de 1987 y enero de 1997 en el Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán. Los expedientes se obtuvieron de las bases de datos del registro de diagnósticos de egreso hospitaliario y del registro de tumores del Instituto. Se incluyeron todos los pacientes en Quienes el diagnóstico de CHC estaba sustentado en el diagnóstico histopatológico del tumor o en la presencia de alfa feto-proteina de más de .500 nglml con estudios de imagen que mostraran un tumor hepático, en ausencia de tumores en otro 36 Inmunoterapia: No hay en la actualidad reportes concluyentes de efectos favorables de la inmunoterapia en el CHC. I16 El OK-432 es un modificador de la respuesta biológica que se obtiene del Streptococcus pyogenes. Se aplicó OK-432 en 7 pacientes con tumores irresecables. Se observó necrosis total en todas las biopsias realizadas. 151 OBJETIVO: Realizar un estudio retrospectivo de todos los casos de carcinoma hepatocelular (CHC) diagnosticados en el Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán entre 19'i!:7 y 1m, para analizar las diferencias entre pacientes cirróticos y no cirróticos en cuanto a factores epidemiológicos, factores de riesgo, cuadro cHnico, estudios de laboratorio y características del tumor. Analizar la influencia de la cirrosis en: la resecabilidad del tumor, la morbilidad. la mortalidad operatoria y la sobrevida. Evaluar los distintos tipos de tratamiento empleado y su impacto en la sobrevida. MATERIAL Y METODOS: Se revisaron los expedientes clínicos y radiológicos de los pacientes con diagnóstico de carcinoma hepatoceluIar estudiados entre enero de 19'i!:7 y enero de 1997 en el Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán. Los expedientes se obtuvieron de las bases de datos del registro de diagnósticos de egreso hospitaliario y del registro de tumores del Instituto. Se incluyeron todos los pacientes en quienes el diagnóstico de CHe estaba sustentado en el diagnóstico histopatológico del tumor o en la presencia de alfa feto-proteina de más de 500 ng/ml con estudios de imagen que mostraran un tumor hepático, en ausencia de tumores en otro 36 órgano. El diagnóstico de cirrosis se basó en la biopsia del hígado no tumoral o bien en la conjunción de caracteósticas clínicas, de laboratorio e imágen que lo sustentaban. Se investigaron las siguientes variables clínicas al momento del diagnóstico del CHC: edad, sexo, historia de alcoholismo (cuantitativo- consumo diario de 80 gr de alcohol por 5 años o más o cualitativo- considerado en el expediente clínico como alcoholismo moderado a severo según la impresión del médico que interrogó al paciente), historia de transfusiones, tiempo transcurrido desde el diagnóstico de cirrosis y su etiología. En cuanto a las manifestaciones clínicas se investigaron: la duración de los síntomas, pérdida de peso, dolor abdominal, masa abdominal, fiebre, sangrado de tubo digestivo, presencia o incremento de ictericia, encefalopatía y ascitis. Las variables de laboratorio estudiadas fueron: glucosa. nitrógeno ureico, creatinina, bilirrubina total, bilirrubiDa directa, alaniDo ami no transferasa (ALT), aspartato amiDO transferasa (AST), fosfatasa alcalina (ALP), albúmina, globulinas, hemoglobina, leucocitos, plaquetas. tiempos de coagulación y alfa feto-proteina. Se investigó la presencia de HBsAg en todos los pacientes y en los pacientes estudiados después de 1991, anticuerpos anti-HCV. Las características radiológicas incluyeron: resultados del ultrasonido, tomografía axial computada y resonancia magnética nuclear en cuanto a número y tamaño de lesiones. localización, características del hígado no tumoral, presencia de esplenomegalia, ascitis y metástasis. Los tipos de tratamiento administrado fueron clasificados para fines del presente estudio en "ninguno" en caso de que no se hubiera administrado medicamento o terapia alguna. En tratamiento "médico" se incluyeron los pacientes que recibieron quimioterapia intravenosa. 37 quimioterapia intra-arterial sola o con lipiodol. embolización intra-arterial con gelfoam e inyección percutánea de etanol. A los pacientes intervenidos quirúrgicamente se les dividió en grupo de "resec:cióo" en que se incluyeron los pacientes sometidos a resección hepática y el grupo de "laparotomía exploradora" quienes fueron operados pero el tumor no fue resecado por lo avanzado. Se investigó el tiempo de sobrevida de los pacientes por medio de la fecha de fallecimiento reportada en el expediente clínico y si no estaba consignda, se contactó a la familia por teléfono. Los resultados se analizaron por medio de: prueba de Xl. prueba t de Student, prueba de varianza y Bonferroni. Se realizaron curvas de sobrevida tipo Kaplan-Meier. RESULTADOS: Se identificaron 189 pacientes con diagnóstico de CHe en el expediente clínico: no se tuvo acceso a 9 expedientes y 21 no cumplían los criterios establecidos, por lo que se incluyeron para el análisis 159 pacientes. En 101 (63.5%) se realizó el diagnóstico de cirrosis: en 59 pacientes por medio de biopsia hepática. en 21 por cuadro clínico y bioquímico así como observación directa del hígado cirrótico durante la cirugía y en los 21 restantes por cuadro clínico y bioquímico. El diagnóstico de cirrosis se estableció al mismo tiempo que el diagnóstico de CHe en 56 (55%) de los pacientes y los 45 (45%) restantes eran cirróticos conocidos en promedio por 5 ± 3.8 años. En 58 (36.5%) de los pacientes no se estableció el diagnóstico de cirrosis. En 17 de ellos existía una biopsia hepática del hígado no tumoral que mostró ausencia de cirrosis y en 10 de ellos se observó un hígado normal durante la cirugía. En el resto no había datos clínicos. bioquímicos o de imagen que sugirieran el diagnóstico de cirrosis. 38 quimioterapia intra-arterial sola o con lipiodol, embolización ¡ntra-arterial con gelfoam e inyecci6n percutánea de etanol. A los pacientes intervenidos quirúrgicamente se les dividió en grupo de "rese~ción" en que se incluyeron los pacientes sometidos a resección hepática y el grupo de "laparotomía exploradora" quienes fueron operados pero el tumor no fue resecado por 10 avanzado. Se investigó el tiempo de sobrevida de los pacientes por medio de la fecha de fallecimiento reportada en el expediente clínico y si no estaba consignda, se contactó a la familia por teléfono. Los resultados se analizaron por medio de: prueba de X2, prueba t de Student, prueba de varianza y Bonferroni. Se realizaron curvas de sohrevida tipo Kaplan-Meier. RESULTADOS: Se identificaron 189 pacientes con diagnóstico de CHC en el expediente clínico: no se tuvo acceso a 9 expedientes y 21 no cumplían los criterios establecidos, por lo que se incluyeron para el análisis 159 pacientes. En 101 (63.5%) se realizó el diagnóstico de cirrosis: en 59 pacientes por medio de biopsia hepática, en 21 por cuadro cHnico y bioquímico así como observación directa del hígado cirrótico durante la cirugía y en los 21 restantes por cuadro clínico y bioquímico. E diagnóstico de cirrosis se estableció al mismo tiempo que el diagnóstico de CHe en 56 (55%) de los pacientes y los 45 (45%) restantes eran cirróticos conocidos en promedio por 5 ± 3.8 años. En.58 (36.5%) de los pacientes no se estableció el diagnóstico de cirrosis. En 17 de ellos existía una biopsia hepática del hígado no tumoral que mostró ausencia de cirrosis y en 10 de ellos se observó un hígado normal durante la cirugía. En el resto no había datos clínicos, bioquímicos o de imagen que sugirieran el diagnóstico de cirrosis. 38 1. VARIABLES CLlNICAS 1.1 Demograf'13. La edad promedio al diagnóstico del CHe y el rango de edades no mostraron diferencias entre los pacientes cirróticos y no cirróticos. (Tabla 7) El porcentaje de hombres en el grupo de cirróticos fue de 45.5% y en el grupo de no cirróticos fue de 60.3%. Con una relación hombre/mujer de 0.8: 1 para los cirróticos y 1.5: 1 para los no cirróticos. T bl 7D a a emografla Variables Cirróticos No cirróticos p Edad (años) 60.6 60.6 NS Rango (22-87) (17-86) Sexo masculino 46(45.5%) 35 (60.3%) 0.072 nÚfiOero(pofcentaje) Relación hombre:mujer 0.8:1 1.5: 1 1.2 Análisis de etiología. Pacientes cirróticos: En la tabla 8 se muestra la causa de la cirrosis en los 101 pacientes. En 26.7% de los casos había anticuerpos anti-HCV y en 21.8% existía el antecedente de alcoholismo. En 11.8% de los pacientes. la cirrosis se clasificó como criptogénica. pues la serología para infección por HBV y HCV. los marcadores inmunológicos. la historia de alcoholismo y las causas metabólicas responsables de la cirrosis fueron negativas. En porcentajes menores. tenemos al HBV, así como a ~a combinación de alcohol e infecciones virales. Solo en 1 % de la muestra existía el antecedente de hepatitis autoinmune. En grupo denominado causa "desconocida" se incluyen 28 pacientes (Z7.7%) en que no se identificó una causa de la cirrosis y el HBsAg era negativo, sin embargo 19 de estos pacientes se estudiaron antes de 1991, cuando no se contaba con pruebas de detección para anticuerpos anti-HCV. De estos 19 pacientes. 12 (63%) contaban con antecedente transfusional. 39 Tabla 8 Causa de la cirrosis Causa Global Después de No. (%) 1991 No. (%) Desconocido 28(27.7) 9 (13.4) HCV 27 (26.7) 27 (403) Alcohol 22 (21.8) 11 (16.4) Criptogénica 12(11.9) 12 (17.9) HBY 9 (8.9) 5 (7.5) HBY + Alcohol 1 (1) 1 (1.5) HCV + Alcohol 1 (1) 1 (1.5) Hepatitis autoinmune 1 (1) 1 (1.5) Total IOIÚOO) 67 (100) Si consideramos únicamente a los pacientes estudiados después de 1991, tenemos un total de !O5 (66%) pacientes. De ellos 67 (63.8%) eran cirróticos y 38 (36.2%) no lo eran. En los pacientes cirróticos, se investigó la presencia de HBsAg en 52 (77.6%) de ellos, siendo el resultado positivo en 5 (9.6%) de los casos. Se investigaron anticuerpos anti-HCV en 52 (77.6%) pacientes, siendo el resultado positivo en 27 (52%) de los casos. Tomando al grupo de pacientes con CHe estudiados después de 1991 como un total, la cirrosis tuvo como factor etiológico más importante a la infección por HCV, presente en 40.3% de los casos. El estadio de Child-Pugh en que se encontraban los pacientes cirróticos al momento del diagnóstico del tumor se muestra en la tabla 9. Los pacientes cirróticos que se encontraban en Child-Pugh B constituían el mayor porcentaje. Tabla 9 Gasificación de Child Pugh rChild:-Í'ugh - No. (%) A 27 (27) B 43 (42) e 3\ (31) Total 101(100) 40 Pacientes no cirróticos: En cuanto a los 58 pacientes no cirróticos, en 15 de ellos existía historia de alcoholismo (25.8%), en 6 (10.3%) el HBsAg fue positivo y el anticuerpo anti-HCV en 2 (3.4%). Estos dos últimos pacientes recibieron tratamiento quirúrgico. y la biopsia del hígado adyacente al hepatocarcinoma mostró en uno de ellos un hígado normal, y en el otro, hepatitis crónica activa sin cirrosis. Debemos destacar que en el 50% de los pacientes no cirróticos con CHC estudiados después de 1991, no se realizó alguno de los marcadores virales (HBsAg o anticuerpos anti-HCV), lo que impide la comparación estadística entre cirróticos y no cirróticos. 1.3 Manifestaciones clínicas Los principales síntomas referidos por los pacientes se encuentran en la tabla 10. La duración de los síntomas antes del diagnóstico en toda la muestra fue de aproximadamente 5 meses y no hubo diferencias entre pacientes cirróticos y no cirróticos. Tabla \O Cuadro clínico Variables Cirróticos No cirróticos Tiempo de síntomas (meses) 5.1 (0.5-24) 4.% (0.5-12) Asintomáticos 13% 0% • Pérdida de peso 69% 88% + Kg perdidos 9(1-30) 9.7( 1-20) Síntomas constitucionales 69% 46% Dolor en hi pocondrio derecho 53% 68% Sensación de masa 9% 26% * Fiebre 14% 35% • Ictericia 23% 16% San2J1ldo tubo digestivo alto 20% 16% • p< 0.005 + p< 0.05 El porcentaje de pacientes cirróticos que eran asintomáticos al momento del diagnóstico fue de 13% contra 0% para los no cirróticos, con significancia estadística (p=002). Se presentó pérdida de peso en 69% en los cirróticos y en 88% de los no cirITÓticos (p;:;:O.028). sin embargo 41 la cantidad de peso perdida fue similar en ambos grupos. No hubo diferencias en el porcentaje de pacientes que refirieron síntomas constitucionales, dolor en hipocondrio derecho, presencia de ictericia o sangrado de tubo digestivo alto. La fiebre y la percepción del paciente de una masa en hipocondrio derecho fueron más frecuentemente referidas por pacientes no cirróticos. En cuanto a los signos físicos, fue más frecuente palpar una masa y dolor en el hipocondrio derecho en pacientes no cirróticos (p500 ng/dL). No hubo correlación entre el tamaño o número de tumores y los niveles de AFP. Hasta ahora no se ha comprobado que exista una correlación clara entre la AFP y las características clínicas o bioquímicas de la enfermedad, el tamaño o estadio de los tumores o el tiempo de sobrevida. Se ha reportado que dos terceras partes de los CHe que se observan por US son hiperecoicos y el resto son heterogéneos (parte hiperecoicos y parte hipoecoicos), aunque raramente pueden ser isoecoicos. Los tumores muy pequeños son frecuentemente hipoecoicos, pero esto cambia al crecer el tumor, evolucionando a una lesión con centro isoecoico y anillo hipoecoico y luego a una lesión con centro hiperecoico hasta una con ecogenicidad mixta. \O Nosotros encontramos mayor frecuencia de tumores hipoecoicos e hiperecoicos sin diferencias entre cirróticos y no cirróticos. Los cirróticos tuvieron más frecuentemente un solo tumor y los no cirróticos tumores múltiples. El CHC tiene un pronóstico extremadamente pobre. La sobrevida media es de 3 a 6 meses después del diagnóstico.9 Se han encontraron diferencias estadísticas en la sobrevida entre 53 cirróticos y no cirróticos, con mayor sobrevida en los últimos22 no siendo atribuible toda la diferencia en mortalidad a la posibilidad de tratamiento quirúrgico.70 La sobrevida promedio global de nuestros pacientes fue de 5.81 meses. No enco.ntramos diferencias significativas entre ambos grupos. En los pacientes cirróticos no encontramos diferencias en la sobrevida según la causa de la cirrosis. pero sí según el Chíld-Pugh con mortalidad más temprana para los estadios más avanzados. La clasificación de TNM no fue capaz de diferenciar la sobrevida de los pacientes, aunque en algunos casos el número de pacientes era muy bajo, y por lo tanto el análisis es complicado. Aunque la resección quirúrgica sigue siendo la piedra angular del tratamiento, el porcentaje de pacientes con tumor y cirrosis al momento del diagnóstico dificulta la resección por el riesgo de precipitar falla hepática. 10 El porcentaje de pacientes en que se diagnostica un CHe y que son candidatos a resección de] tumor, varía entre 3% y 38.8%.6.47.1IJilOS La tasa de resecabilidad ha aumentado en los últimos años,lOO posiblemente en relación al diagnóstico más temprano del CHe. En tumores pequefios la resecabilidad aumentó de 69.6% a 91.7% en 20 añOS.9B.I07 El porcentaje de resecabilidad en nuestros pacientes fue d.e 13.2% con una tasa menor en los cirróticos que en los no cirróticos. La morbi1idad operatoria fue de 47.6% y la mortalidad en los pñmeros 30 días fue de 28%, sin diferencias entre cirróticos y no cirróticos. La morbilidad postoperatoria se ha infonnado entre 6% y 40.5%.6.12.81.113.114 Las tasas de mortalidad operatorias son menores al 3% en no cirróticos y de 7 a 28% en cirr6ticos.1I .U 5 No pudimos demostrar una diferencia significativa en la sobrevida entre los pacientes que no recibieron ningún tratamiento y los que recibieron tratamiento médico o quirúrgico. sin embargo, el número de pacientes en que se pudo realizar la intervención quirúrgica fue bajo. 54 Para incrementar el número de pacientes candidatos a tratamiento quirúrgico. es indispensable realizar diagnósticos precoces en pacientes susceptibles. lt Con seguimiento periódico se ha logrado diagnosticar al 70% de los tumores con menos de 3 cm. El CHe es un tumor que representa un reto diagnóstico y terapéutico, pues' frecuentemente se diagnostica en etapas tardías en que el paciente ya no es candidato a tratamiento quirúrgico. Las modalidades no quirúrgicas del tratamiento del tumor aún no han mostrarlo una mejoría sustancial en la sobrevida. El pronóstico del CHe continúa siendo sombrío a corto plazo. BIBLIOGRAFIA: 1. Parkin DM. Stjernsward J. Muir CS. Estimates of the worldwide frequency of twelve major caneers. Bull Worid Health Organ. 1984;62: 163-82. 2. Parkin DM. Laam E, Muir CS. Estirnates of the worldwide frequency of sixteen majar caneers in 1980. lnl J Caneer. 1988;41: 184-97. 3. Roh MS. Recent progress in the lreatment of hepatocellular carcinoma. CUIT Opin Onco!. 1990;2:725- 730. 4. Colombo M. Hepalocellular carcinoma J Hepalo! 1992;15:225-36. 5. Di Bisceglie, AM Rustgi VK. Hoofnagle HH, Dusheiko GM. Lotze MT. NIH Conference. Hepatocellular carcinoma. Ann Intem Med. 1988;108:390-401. 6. Gozzetti G, Mazziotti A, Grazi GL, Jovine E. Gallucci A. Morganti M, Frena A. el al. Surgical experience with 168 primary liver cell carcinomas treated with hepatic resection. J Surg Oncol Suppl 1993;3:59-61 7. 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