TIANGUIS Y MERCADO Tianguis y mercado de
fiesta. de color, de sabor, de charla, música y recreo, lugar de unión
e intercambio, en donde conviven mujeres, hombres, niños (as), ancianos
(as), de una variedad de tipos, clase social, edad e idiosincrasia,
incluso perros callejeros. Todos son recibidos sin excepción, sin
discriminación para llevar a cabo el comercio, actividad humana, histórica
y cultural de México. Acción viva de comunicar
con los sentidos, el oído, el olfato, la vista, el gusto y el
tacto. Aquí comienza el deseo. Deseo de poseer y satisfacer las
necesidades básicas de la vida, de pertenencia. Todo se combina y
mezcla en el juego de los sentidos. El bullicio incesante de pregones, charla, música, unísono que atrae nuestra atención y nos envuelve hasta formar parte de él, nuestro oído se deleita y deja llevar por este ritmo de armonía inarmónica. Al mismo tiempo, la vista es atrapada por el colorido, la textura, los múltiples rostros que invitan a la fiesta, al deleite de formas sensuales que juegan con nuestro deseo no sólo de ver, también de tocar, oler y saborear. Son muchas tentaciones y predilecciones, tocamos, palpamos, la suavidad, textura o dureza de todo aquello que se nos ofrece, olemos si es necesario, saboreamos un trozo, una rebanada una pieza si así es requerido y de acuerdo a nuestro deseo. La compra-venta es la consumación final. Ceremonia interminable de actos que se traducen en un sin fin de consumaciones. El regateo es imprescindible. |