Conflictos en la Iglesia
JOSE DE JESUS GARCIA
En un periodo de traumáticos cambios económicos hay que agregar las polémicas declaraciones del abad de la Basílica de Guadalupe, Guillermo Schulemburg sobre el beato Juan Diego y las apariciones de 1531. Niega la existencia histórica de Juan Diego y señala que la Virgen de Guadalupe es fruto del sincretismo entre la fe de los evangelizadores españoles con las tradiciones indígenas.
En las aseveraciones de Guillermo Schulemburg son contradictorias, ya que si rechaza la existencia de Juan Diego, su fe en la Virgen no es muy sólida; en estas condiciones no se entiende por qué acepto ser abad de la Basílica de Guadalupe y no haber renunciado a los 75 años, como lo demandan las normas eclesiásticas. El abad tiene 80 años.
Sin embargo, lo que está de fondo es que, Juan Diego es tomado de pretexto para dirimir los conflictos internos de la propia Iglesia católica en México, que incluye la recolección de las limosnas y su distribución. En un prestigiado noticiero radiofónico matutino se expusieron los controvertidos manejos del dinero que se recibe en la Basílica de Guadalupe, la principal fuente de recursos líquidos a la Iglesia.
El problema es que el Abad Schulemburg se niega a dar cuenta del dinero que entra a la Basílica, al arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera. Su antecesor, el cardenal Ernesto Corripio Ahumada no pudo convencer al abad de llevar cuentas claras, se menciona que el Abad es protegido por el nuncio apostólico, Girolamo Prigione.
Las reformas a la Constitución para el reconocimiento de las iglesias, se añade sus obligaciones, como son los impuestos. Desconocemos las causas por las que el abad Schulemburg no da a conocer los recursos que entran a la Basílica no sólo al Arzobispo Norberto Rivera sino a todos sus feligreses del país.
Lo que se advierte es este caso, es que no existe transparencia en el manejo del dinero de la Basílica de Guadalupe, lo que da pie para que se generen especulaciones sobre negocios turbios. Hace unas semanas se dio a conocer un "sacrílego" robo a la Basílica, que trató de ser ocultado por las autoridades eclesiásticas. Parece que se repitiera la historia y como hace 20 siglos, la casa de Dios, fue convertida en una "cueva ladrones".
Por otra parte, la beatificación de Juan Diego implica que la Iglesia mexicana engañó al Papa Juan Pablo II, se menciona que Guillermo Schulenburg y el nuncio apostólico Girolamo Prigione sí obstaculizaron el proceso de beatificación.
Pero en el caso, de que el abad Guillermo Schulerburg tenga razón una parte de la nacionalidad mexicana se derrumbaría y daría un duro golpe a la Iglesia mexicana, lo que traería consecuencias sociológicas e históricas impredecibles. Es lamentable, que la jerarquía católica utilice de pretexto a Juan Diego para ocultar y disimular sus enfrentamientos.
Las instituciones gubernamentales, civiles o religiosas, al ser dirigidas por hombres fenecen por la desconfianza ciudadanía. En este panorama de turbulencias económicas y espirituales, "el que esté libre de culpa que tire la primera piedra".