Acerca de la Tilma

La Tilma o Tilmatli, es una palabra náhuatl que traducida al español, significa manta y vestidura o tela; se sabe que fue la prenda más importante de la vestimenta indígena masculina en los tiempos prehispánicos.

Se usaban una gran variedad de tilmas, que iban desde las hechas en algodón y decoradas con plumas preciosas destinadas para el uso exclusivo de la nobleza, hasta las humildes tilmas de maguey, de yuca o de fibra de palma, usadas por la gente del común. (Sahagún, Fray Bernardino de, Historia General de las cosas de Nueva España, Libro VII, p. 456-458, México, Porrúa, 1979, Durán Fray Diego de, Historia de las Indias de la Nueva España, Tomo II, p.211-213, México, Porrúa, 1967.

De acuerdo a la historiografía guadalupana, la imagen de la Virgen que actualmente se venera en el Tepeyac, fue estampada en 1531 sobre la tilma que acostumbraba usar un indígena originario del norte de la Cuenca de México a quien en los primeros años de la evangelización, se bautiza con el nombre de Juan Diego.

El soporte original sobre el que se pintó la Virgen en el siglo XVI parece haber estado formado por tres piezas de tela, que unidas entre sí, medían 2.26 metros de largo por 1.55 de ancho; sin embargo, una de las tres piezas, carente de imagen, fue desconocida desde un principio, quedando entonces de 2.26 por 1.05. (Escalada, Xavier, Enciclopedia Guadalupana, Tomo Y, 101-102, México. Enciclopedia Guadalupana 1995. Lauro Castro Medrano, descripción de la imagen original de SANTA María de Guadalupe, p.7, octubre de 1995, mecanoescrito por el autor. Posteriormente, hacia fines del siglo XVIII, se cortaron 51 centímetros de la parte superior del lienzo, con el objeto de ajustarlo a las medidas de un nuevo vidrio hecho de una sola pieza en Italia, por órdenes del duque de Albuquerque para proteger la Sagrada Imagen. (Idem).

La altura de la Virgen alcanza solamente 1.43 metros; sin embargo, tomando en cuenta que tiene la cabeza inclinada hacia el lado derecho, su verdadera talla podría ser de dos centímetros más.

(Idem) La Virgen de Guadalupe conjuga hoy, una serie de conceptos de especial complejidad, pero sobre todo de gran riqueza; su imagen se ha convertido en una de las representaciones culturales de mayor expresividad, al aglutinar sentimientos profundamente religiosos pero también nacionalistas, todo dentro de su propia estética.

La imagen, que ha sido punto focal de la intensa devoción mexicana, se ha exhibido casi constantemente a lo largo de más de cuatro siglos en el altar mayor del santuario de Guadalupe; (si bien es cierto que la imagen de la Virgen ha estado "casi" siempre en el Tepeyac, es necesario señalar que a través de los siglos que ha tenido pequeños paréntesis de ausencia el tema está muy bien tratado por el Padre Humberto Jiménez González en su obra Tras las huellas del ayate, México, 1998, Ediciones Basílica de Guadalupe), éste nace en el siglo XVI como ermita, misma que se eleva a la categoría de Colegiata durante el siglo XVIII y a Basílica durante el presente siglo.