La
era de la convergencia llegó y con ella se abrió paso una
transformación no sólo en los medios de comunicación
y las telecomunicaciones, sino también en las relaciones que existen
entre ambos. “La era de la convergencia ha comenzado. La red del futuro
fusionará la computación, las comunicaciones y el entretenimiento,
permitiendo así la aparición de un servicio personalizado”,
señala Gian Carlo Pecchioni, ingeniero con 15 años de experiencia
en telecomunicaciones y uno de los jefes divisionales para Latinoamérica
del gigante de la computación Hewlett Packard.1 Los mexicanos
que tengan acceso al mundo de la multimedia, a la supercarretera de la
información, verán modificados sus hábitos de vida
a fin de siglo. Podrán contar, por ejemplo, con una suscripción
a un servicio de TV satelital que abrirá, al menos potencialmente,
el camino a 100 canales de televisión y radio, así como a
la hechura de programaciones individualizadas; con una computadora casera
y un módem tendrán acceso a periódicos, revistas e
información especializada; por medio del teléfono podrán
realizar las compras cotidianas desde su casa, consultando catálogos
y precios desde su televisor o desde su computadora. La multimedia -el
producto más genuino de la convergencia- es un nuevo monstruo dotado
de computadoras, televisión y antenas receptoras, que une sus centros
vitales por medio de fibras ópticas o señales que viajan
por el radioespectro, capaz de almacenar grandes cantidades de información
y de estar presente en todos los rincones del mundo. La unión del
potencial de la computación, los medios de comunicación,
las telecomunicaciones, los equipos electrónicos (radio, televisión,
computadoras) y el entretenimiento, va fortaleciéndose para crear
una sola actividad, y no sólo se constituirá en un instrumento
que paulatinamente irá normando la vida del hombre del siglo XXI,
sino que será también un extraordinario negocio de millones
de dólares. “La fusión entre las grandes empresas vinculadas
al área de la transmisión informativa y las enfocadas a la
creación de contenidos, puede explicarse por una convergencia de
intereses. En tanto que las primeras buscan asegurarse que serán
capaces de proveer mensajes a sus potenciales usuarios, las segundas pretenden
garantizar el canal de salida para sus productos”, dice Eulalio Ferrer
Bohorques, presidente ejecutivo de Comunicología Aplicada de México.
Las empresas que tradicionalmente se encargan de dotar de contenido a las
redes de información, las de medios de comunicación y las
del espectáculo, se van acercando y uniendo a las que manejan el
equipo y los sistemas de comunicación. Los grandes conglomerados
internacionales han avanzado a tal punto en la constitución de organismos,
que van más allá de las fronteras nacionales. Son los grandes
consorcios de la multimedia que se van desarrollando bajo las siguientes
tendencias2, de acuerdo con un reporte elaborado por la Unión
Internacional de Telecomunicaciones (UIT):
1)
Las
alianzas entre empresas que producen equipo de comunicaciones y las compañías
que producen equipo de cómputo. Por ejemplo, la unión entre
la estadunidense AT&T y la japonesa NCR.
2)
Las uniones entre las compañías que fabrican equipos electrónicos
de consumo y las que operan en ramos del espectáculo, como sucedió
con la adquisición de los estudios estadunidenses de Columbia y
Universal por parte de las, de por sí, gigantes japonesas Sony y
Matsushita.
3)
Los conglomerados de medios que han emergido como grandes competidores
gracias a su transformación en empresas de multimedia. El caso típico
que menciona la UIT es el del empresario australiano Rupert Murdoch, quien
a través de News Corporation ha sumado a su imperio: periódicos,
revistas, editoriales, la red televisiva Fox, un servicio de televisión
satelital en Estados Unidos y una empresa proveedora de servicios de Internet.
Además, también firmó una alianza estratégica
con la operadora telefónica MCI. Un caso similar es el del conglomerado
estadunidense Time Warner, que compró una participación en
la empresa de televisión Turner Broadcasting. A ello habría
que sumar la expansión de Disney por medio de la compra de Capital
Cities/ABC.
4)
Las alianzas entre empresas de telecomunicaciones y compañías
de televisión por cable, aunque se prevé que, dada la regulación
existente, ese tipo de movimientos enfrente problemas para madurar.
5)
Pese a que las empresas productoras de software informático
no han avanzado pujantemente en el establecimiento de alianzas con empresas
de comunicación o medios, destaca el acuerdo entre Microsoft y la
cadena televisiva NBC para brindar un servicio informativo en línea.
El mundo de la multimedia es el de la información. La generación,
traslado y almacenamiento de información se convierte así
en la espina dorsal de este nuevo esquema de relación que construye
la sociedad. Todo lo que sea capaz de ser captado, sistematizado y codificado,
puede ser transmitido y almacenado gracias a los grandes avances de la
cibernética. De acuerdo con un reporte del semanario estadunidense
Business
Week, recientemente en laboratorios de Estados Unidos, se han realizado
pruebas para transmitir un billón de bytes de datos por segundo
a través de un cable de fibra óptica que tiene el diámetro
de un cabello. Tal volumen de información equivale a transmitir
simultáneamente 12 millones de conversaciones o 100 películas
de dos horas en un segundo.3 Pero no sólo se desarrollan
las posibilidades técnicas para transmitir información. También
habría que añadir la factibilidad de enviarla y recibirla
sin necesidad de tener una red física, lo que se conoce como la
comunicación inalámbrica. Por si fuera poco, la diversidad
de fuentes también contribuye a incrementar exponencialmente diferentes
tipos de servicios. Desde hace algunos años se experimentó
un incremento de los servicios de información en tiempo real. En
los mercados financieros, el auge de estos servicios que ofrecen agencias
especializadas, son ya el soporte de las bolsas locales y de su enlace
a los centros financieros internacionales. La multiplicación de
accesos tiene su expresión más vigorosa en Internet: un sistema
mundial de enlace de computadoras y de centros de almacenamiento de información
(servidores) que no reconoce límites nacionales. Actualmente, además
de su edición impresa, decenas de periódicos en todo el mundo
tienen servicios especiales de información por medio de Internet.
Eso sin contar a las universidades, centros de investigación, oficinas
públicas y empresas privadas que ofrecen diversos tipos de información
y ventas a través de la red. Como negocio, la incorporación
de México a la aldea global transita por el cedazo de las alianzas
de los principales grupos mexicanos de computación, finanzas, telecomunicaciones,
medios y espectáculos, con las grandes empresas internacionales
que se mueven en esas áreas.
Los
grandes de la multimedia mexicana
En
septiembre de 1989, el entonces Presidente Carlos Salinas anunció
formalmente la intención del gobierno mexicano de vender Teléfonos
de México (TELMEX). El gobierno decidió abrir y privatizar
un mercado que, sólo por concepto de telecomunicaciones, factura
seis mil millones de dólares al año y que espera alcanzar
entre 15 y 18 mil millones de dólares en los próximos cinco
años. A partir de tal decisión gubernamental, las diferentes
empresas que participan o regulan la actividad de la multimedia en México
se han reorganizado de una forma acelerada. Además de la diversificación
de TELEVISA -encabezada por Emilio Azcárraga y probablemente el
consorcio mexicano más importante en el campo de la multimedia-,
irrumpió la figura de Carlos Slim, que a partir de la compra de
TELMEX ha formado un poderoso conglomerado en ese sector. Hasta la fecha,
TELEVISA mantiene su supremacía apuntalada por una estrategia de
alianzas que le permitieron ubicarse en diferentes segmentos de ese mercado,
amén de su privilegiado papel en la televisión y en la industria
del entretenimiento. Con algunos retrocesos, logró fincar posiciones
en empresas de radio y televisión de América Latina y España.
Al respecto, resulta importante hacer notar su regreso al mercado de la
televisión hispanohablante en Estados Unidos, por medio de la compra
de un paquete accionario de Univisión. TELEVISA se colocó
en un lugar privilegiado en la publicación de revistas al incorporarse
a ella el Grupo América, y reorganizó su división
de radio (Sistema Radiópolis) con el fin de ganar credibilidad y
penetración en el mercado radiofónico. Después del
fracaso que implicó el cierre del diario deportivo The National,
en Estados Unidos, Azcárraga adquirió Ovaciones y
Summa.
Este último, enfocado al periodismo financiero, también desapareció.
TELEVISA logró ganar el liderazgo en el mercado de la radiolocalización
personal, a tal grado que hablar de Skytel -la empresa formada por Azcárraga
para prestar ese servicio- se constituyó en sinónimo de radiolocalización.
Los dos últimos movimientos más importantes fueron su participación
en un nuevo consorcio internacional que prestará los servicios de
televisión satelital a los hogares (Direct Broadcast Satellite o
DBS, por sus siglas en inglés), conocido como DTH. Pero la estrategia
de Azcárraga se está adecuando a las nuevas realidades de
la competencia, y TELEVISA parece regresar a su punto de partida: una empresa
especializada en dotar de contenidos a la multimedia. Así, lo que
comenzó en una alianza con Carlos Slim en Cablevisión, empresa
que presta servicios de TV por cable, terminará por ser una venta
a este empresario. Además, TELEVISA ha vendido su participación
en canales de Sudamérica, enajenó una parte sustancial de
su participación en una empresa operadora de satélites (PanamSat),
y negocia la venta de Skytel. Los aliados extranjeros de Azcárraga
son diversos. Para ofrecer los servicios de televisión satelital
al hogar, se sumaron la corporación brasileña O'Globo, la
empresa de multimedios más grande de Brasil; News Corporation, de
Rupert Murdoch -uno de los magnates más agresivos de la multimedia
global-; y el consorcio operador y productor de televisión por cable
más importante de Estados Unidos: Tele-Communications Inc. (TCI).4
Recientemente
se anunció la intención de la cadena estatal española,
Radio y Televisión de España (RTVE), de establecer una alianza
con TELEVISA para ofrecer un servicio de DTH a los países de habla
hispana. Pese a todo, el embate de grupos emergentes no garantiza que TELEVISA
mantenga la supremacía dentro de la multimedia mexicana en los próximos
años. Carlos Slim, un empresario que había logrado multiplicar
la fortuna familiar por medio de la operación bursátil y
de la compra de empresas industriales en malas condiciones operativas y
financieras, saltó -a principios de la década de los noventa-
a la superautopista de la información y ahora se ha convertido en
uno de los personajes que definirán su perfil futuro. Su ingreso
a TELMEX implicó el inició de un viaje al espacio de los
medios, no sólo porque tal empresa sea la columna vertebral del
sistema nacional de telecomunicaciones, sino también por otras razones
de medular importancia. Desde un principio llevó como socio en la
compra de la empresa telefónica a Rómulo O'Farril, presidente
y principal accionista del Grupo Novedades, que entre otras cosas edita
el periódico con el mismo nombre. Slim ingresó a TELMEX apoyado
por dos empresas extranjeras: Southwestern Bell, de Estados Unidos, y France
Télécom, esta última la principal operadora telefónica
de Francia. Más tarde firmaría un acuerdo con Sprint5
-la tercera operadora de larga distancia más importante de Estados
Unidos- para prestar servicios internacionales de telecomunicaciones. De
hecho, TELMEX ha pasado a unirse al megaconsorcio mundial de telecomunicaciones
-Global One- que crearon Sprint, France Télécom y Deutsche
Telekom. Además de TELMEX, el imperio Slim comprende una serie de
servicios especializados de telecomunicaciones que incluye a Telcel, empresa
líder en telefonía celular; Telecorp, que proporciona servicios
de telecomunicaciones a grandes usuarios; Aerocom, que opera un servicio
de comunicación telefónica en aviones; y Buscatel, que prestará
servicios de radiolocalización. Su penetración en la multimedia
se acentuó con la compra de la empresa Red Uno para prestar servicios
de redes de datos, dentro de los que destaca Uninet. Todo ello, más
su incorporación a Cablevisión como socio mayoritario, se
suma a los servicios tradicionales que presta: telefonía local,
telefonía de larga distancia, anuncios en directorios y tendido
de redes. Los primeros pasos indirectos para entrar al negocio del entretenimiento,
los dio a través de una filial enlazada a su Grupo Carso, que participa
en el mercado de la distribución de discos y casetes musicales.
El año pasado Carlos Slim anunció que el Grupo Carso, empresa
controladora de sus negocios no financieros, se partiría en dos
para crear Carso Global Telecom. A partir de esa división, Slim
ha avanzado en el campo de la multimedia global. Fincó una inversión
en telefonía celular en Costa de Marfil y otra en televisión
por cable en Brasil. Entró como socio en la compra de la empresa
estadunidense proveedora de Internet y servicios en línea: Prodigy.
Además, existe la intención de TELMEX de participar en el
mercado de Estados Unidos. Por si fuera poco, su consorcio financiero Inbursa
aportó capital de riesgo al grupo radiofónico ACIR y a la
Corporación Medcom -para participar en el proyecto de televisión
satelital de este último consorcio-, así como un financiamiento
equivalente al 10 por ciento del capital de Televisión Azteca: la
segunda empresa más importante de televisión abierta. Pese
a que las autoridades limitaron la presencia de Slim en los tres últimos
casos a mero aportador de recursos frescos -hecho que lo margina en su
papel de decidir los contenidos informativos-, tal empresario se ha convertido
en uno de los jugadores más importantes de la multimedia mexicana.
Pero Azcárraga y Slim no son los únicos jugadores. La apertura
en los servicios de telefonía traerá como consecuencia la
aparición de nuevos competidores en el mercado de la multimedia.
La competencia en los servicios telefónicos -que inició formalmente
en agosto pasado- propiciará que los grupos que ingresen al mercado,
evolucionen hasta convertirse en empresas de telecomunicaciones. Empresa
desprendida de los negocios industriales de la familia Peralta (Iusa),
Iusacell inició su operación en el mercado con un servicio
de telefonía celular (Iusacell), para transitar luego a la telefonía
de larga distancia en México y Chile (Iusatel), el manejo de redes
de datos (Iusanet) y la comunicación satelital (Satelitrón).
En el grupo Iusacell participa Bell Atlantic, la segunda empresa regional
más importante de Estados Unidos en los servicios de telefonía
local, que recientemente se unió a otra operadora de ese país:
Nynex. Destaca también la incorporación a la superautopista
de la información de Alfa, empresa industrial productora de acero,
alimentos y petroquímicos que fundó Alestra en unión
con AT&T, la principal operadora de telecomunicaciones de Estados Unidos.
Alestra proveerá, en principio, servicios telefónicos de
larga distancia. A Alestra se sumó el grupo Unicom, alianza que
había sido creada por la unión de los intereses del Grupo
Financiero Bancomer y el Grupo Industrial Visa (empresa refresquera y cervecera),
junto con GTE6 (EU) y Telefónica Española: la
principal firma de servicios telefónicos de España. Alestra
quedará unida al megaconsorcio Uniworld en el que participan AT&T
y Telefónica de España, y se convertirá en la competidora
más importante de TELMEX, relegando a un tercer puesto a Avantel,
empresa en coinversión entre el Grupo Financiero Banamex-Accival
-el principal grupo financiero mexicano- y MCI -la segunda operadora más
importante de servicios de larga distancia en Estados Unidos-, que firmó
un acuerdo con la inglesa British Telecom para crear un operador mundial:
Concert. La aparición de los bancos y grupos financieros en la multimedia
no es casual. “En todo el mundo, los bancos y las compañías
telefónicas están forjando todo tipo de alianzas. Quizás
la idea parezca extraña, pero tiene mucho sentido. Los bancos transmiten
enormes cantidades de datos y las líneas telefónicas hacen
otro tanto”, señala el reporte especial “Infogerencia”, realizado
por la revista de negocios
AméricaEconomía. Detrás
de los grandes centros de gravitación de la multimedia mexicana,
existen otros grupos que crecen y se diversifican. Destaca precisamente
el de Televisión Azteca, empresa que pasó a manos del grupo
formado por las familias Salinas y Saba.7 Con la adquisición
del llamado paquete de medios del Estado, ese grupo de inversionistas también
se colocó en la exhibición cinematográfica y, por
medio de su otra compañía (Elektra), en la radiolocalización
personal y los servicios de enlace grupal por radiofrecuencia (trunking).
La estadunidense NBC, filial televisiva del consorcio General Electric,
llegó a un acuerdo con Televisión Azteca para proveerle de
asistencia en programación, comercialización y manejo de
proyectos. Además, asociado a una empresa estadunidense (Western
Union), maneja un negocio de traslado electrónico de dinero entre
México y Estados Unidos mediante su cadena de tiendas Elektra. Últimamente
ha sumado el mismo servicio para realizar operaciones en el interior del
país. El grupo de inversionistas ligados a Televisión Azteca
parece tomar un rumbo similar al de Azcárraga, por lo que está
en negociaciones para desprenderse de los negocios de traslado de dinero
y enlace grupal. Por su parte, MVS Comunicaciones, consorcio de la familia
Vargas que tuvo su origen en la producción de programas de televisión
y en la operación de estaciones radiofónicas, ha evolucionado
hacia los servicios de televisión y radio restringida. Dentro de
sus proyectos recientes destaca el servicio de televisión satelital
al hogar (DTH), para lo que se incorporó al consorcio internacional
Galaxy Latin America. Galaxy es el resultado de la unión de esfuerzos
de Hughes Communications, el grupo televisivo brasileño TV Abril,
y el grupo venezolano Cisneros8, controlador de la cadena Venevisión
y Multivisión. Previamente, además de conformar una cadena
de radio, Vargas logró entrar al negocio de la televisión
restringida por medio de MVS Multivisión, que inició operaciones
en 1989. Corporación Medcom y Grupo Radio Centro estrecharon relaciones
y acordaron intercambios de acciones para formar uno de los grupos radiofónicos
más fuertes de México. Medcom, encabezada por Clemente Serna,
aparte de tener empresas productoras de noticias, administradoras de bases
de datos y prestadoras de servicios de información, también
tiene proyectado penetrar en el negocio de televisión satelital
al hogar (DTH) por medio de su filial Telered.9 Hasta el momento,
los referidos grupos privados, asociados a consorcios extranjeros, parecen
ser la columna vertebral de la multimedia mexicana. Si bien todavía
no se aprecia una gran fusión entre empresas generadoras de contenidos
y aquellas que trasladan información, las condiciones parecen estar
cada día más maduras para transitar hacia ese tipo de funcionamiento.
¿Y el gobierno? Además de contar con el andamiaje jurídico,
principalmente la Ley de Telecomunicaciones, emitida el 7 de junio de 1995,
el Gobierno Federal mantiene una participación directa en varios
segmentos de la multimedia. Entre ellos destacan: Telecomunicaciones de
México, organismo que presta diversos servicios de telecomunicación;
el grupo radiofónico IMER; el rotativo El Nacional; el Canal
22 de televisión abierta en UHF, e indirectamente Radio Educación,
estación que depende de la Secretaría de Educación
Pública. El gobierno ha expresado su interés en desincorporar
diversos medios o segmentos del mercado en los que tiene presencia. Aparentemente,
se mantiene la posibilidad de vender El Nacional e integrar a la
iniciativa privada la operación de satélites.
Algo
más que comunicación
De
acuerdo con un reporte especial, “Telecom's new age”, elaborado por el
semanario estadunidense Business Week10, la nueva autopista
de la información jugará un papel similar al de los ferrocarriles
en el siglo XIX: impulsarán a la economía. Puede ser. Aunque
es probable que esa fórmula de éxito no se generalice con
la misma fuerza en todos los países, como en México. El presidente
del INEGI, Carlos Jarque, al presentar el Programa de Desarrollo Informático,
aseveró que “en México el uso de redes de transmisión
de datos aún es reducido. Existe incluso la limitante de que en
nuestro país se tienen menos de 10 líneas telefónicas
por cada 100 habitantes, mientras que en algunos países desarrollados
la relación llega a más de 70 por cada 100 habitantes”.11
Jarque añadió que si bien el 70 por ciento de las compras
que se realizan en el mercado informático nacional las realiza el
sector privado, prácticamente la totalidad de la demanda se concentra
en los grandes grupos empresariales, siendo casi nulas las adquisiciones
de las micro, pequeñas y medianas empresas. Pese a que, de acuerdo
con un reporte de la revista AméricaEconomía, en 1994
se vendieron en México 508 mil computadoras personales -el 25.2
por ciento de lo comercializado en América Latina-, el reporte de
Jarque asegura que en el país sólo existen 2.2 computadoras
por cada 100 habitantes: casi ocho veces menos que en algunos países
desarrollados.12 Por si fuera poco, sólo el tres por
ciento de los hogares mexicanos cuenta con una computadora, mientras que
en los países industrializados una de cada tres casas tiene computadora.
Grandes diferencias. Pero también insoslayables realidades. “México
es el segundo mercado más importante de telecomunicaciones para
Estados Unidos en el mundo”, asegura Dan Crawford, director general operativo
de Avantel.13 Quizás por ello todos los grandes grupos
internacionales operadores de servicios de telecomunicaciones, entretenimiento
y computación, llegan a México. Hablamos por ejemplo de AT&T,
la segunda operadora de telecomunicaciones en el mundo y la principal manufacturera
de equipo de telecomunicaciones; de France Télécom, la segunda
más importante operadora de Europa; de Motorola, la segunda empresa
más importante en la manufactura de equipo de comunicación
y la más importante operadora de comunicaciones inalámbricas
en Estados Unidos; o de las grandes empresas del espectáculo, como
la News Corp. del magnate australiano Rupert Murdoch. Tales consorcios
ya están en nuestro país, tejen su red de relaciones y de
negocios con empresas mexicanas que, incluso, pueden ser competidoras entre
sí, y están dispuestos a engullirse lo que, afirman, es un
prometedor mercado. No llegan solos: la mayoría se unen a los grupos
mexicanos que dominan la multimedia nacional. ¿Será tan amplio
el mercado mexicano para asegurar la supervivencia de todas las alianzas
y empresas de nueva formación? Aparentemente no, y algunos especialistas
se adelantan a firmar sentencias de muerte. De acuerdo con un despacho
de Notimex, un especialista de la correduría estadunidense Morgan
Stanley estima que dado el tamaño del mercado mexicano de telefonía
de larga distancia, sólo habría cinco empresas dominantes
a mediano plazo.14 El especialista señaló que
Teléfonos de México (TELMEX), Avantel, Iusatel, Unicom y
Alestra tienen el potencial para convertirse con el tiempo en compañías
dominantes en el país. Apenas unos meses después, la fusión
entre Alestra y Unicom confirmaba esa afirmación.
Moldeando
el pensamiento
La
irrupción de la convergencia en el campo de la multimedia ha llevado
a la aparición de nuevas utopías. De la sociedad informatizada
que presagiaba el poderoso desarrollo de la autopista informática,
“se cayó en un profundo escepticismo al constatar que los nuevos
medios no llevaban a crear un mundo de sabios igualmente informados”, dice
Carmen Gómez Mont, jefa del Departamento de Comunicación
de la Universidad Iberoamericana y especialista en nuevas tecnologías.
Lo que está en juego es algo más que un simple negocio de
millones de dólares: “¿Se puede negociar la cultura informática
y audiovisual como si fuese únicamente un conjunto de productos
comerciales ordinarios?”, se pregunta Gómez Mont. La gran importancia
que cobrarán las empresas extranjeras, por sí mismas o aliadas
a consorcios mexicanos, lleva a cuestionarse en qué situación
quedará la soberanía del país, insiste Gómez
Mont. Estamos frente a la posibilidad de la monopolización del pensamiento
por un grupo de empresarios mexicanos que estarán aliados a los
grandes consorcios internacionales. “El riesgo es que estas organizaciones
mundiales y los grandes grupos nacionales, por su fuerza, concentren aún
más la producción de materiales informativos y de entretenimiento
en pocas manos”, advierte Eulalio Ferrer Bohorques. “La manera como se
pueda asegurar el acceso a los creadores independientes de nuevos materiales,
dará pluralidad al sistema y a la larga nos enriquecerá a
todos”, añade. Toda la reorganización de los grupos mexicanos
que participan en la supercarretera puede llevar a la creación de
verdaderos monstruos que dominen esta actividad y, por tanto, moldeen el
pensamiento y la forma de vida de los mexicanos. “El reacomodo de la propiedad
en esta industria es un enorme reto para la sociedad, la cual deberá
vigilar que la autoridad regulatoria garantice una competencia transparente
y equilibrada, así como atender que las compañías
otorguen acceso universal a los servicios, de manera gradual, a los consumidores
con escasos recursos”, advierte Gabriel Székely, especialista en
telecomunicaciones. Por el momento, en manos de un pequeño grupo
de empresarios mexicanos, acaso no más de una docena hasta ahora,
aliados a los mastodontes extranjeros, quedará la decisión
de qué veremos en la televisión, cuál será
la música que llegará a nuestra casa o a nuestro auto, cuáles
artistas gozarán de mayor fama, cuáles serán las noticias
más importantes, qué sistema de comunicación utilizaremos,
con qué computadoras y con qué programas trabajaremos...
En fin: moldearán el trabajo y la vida de los mexicanos del siglo
XXI.
NOTAS
1)
Gian Carlo Pecchioni, Developing the information superhighway: we've
seen the future and its works. Ponencia presentada en el II Foro Nacional
de Telecomunicaciones, México, Febrero, 1996.
2)
Unión Internacional de Telecomunicaciones. Informe sobre el desarrollo
mundial de las telecomunicaciones 1995, p. 69-72.
3)
Véase el número del 8 de abril de 1996 dedicado a este tema.
4)
El 22 de octubre pasado, se anunció una alianza en DTH entre TELEVISA
y Medcom, empresa encabezada por Clemente Serna Alvear y que también
ya contaba con el permiso para operar tal sistema de TV.
5)
En el caso de Sprint, su juego de acuerdos incluye al Grupo Autrey, con
el cual firmó una alianza para crear Optel Telecomunicaciones, empresa
que opera en el área de redes de bases de datos.
6)
GTE, la octava operadora mundial de telecomunicaciones, también
mantiene una sociedad con TELMEX para proveer servicios de telefonía
en aviones de vuelos comerciales (Aerocom).
7)
La venta de la televisora a inversionistas privados ha sido cuestionada
debido a las revelaciones realizadas por la prensa, principalmente Reforma,
que involucra al hermano del ex presidente Carlos Salinas en relaciones
de negocios con uno de los principales accionistas de TV Azteca.
8)
El Grupo Cisneros es también socio de TELEVISA en Univisión.
9)
El pasado 7 de octubre se informó que el grupo de Serna llegó
a un acuerdo con Echostar Communications Corporation, la segunda empresa
operadora de televisión satelital en Estados Unidos. Reforma,
7 de octubre de 1996, p. 33-A. Véase nota 4.
10)
Véase la entrega ya citada de Business Week.
11)
Véanse las notas de prensa del 13 de abril y Poder Ejecutivo Federal,
Programa
de Desarrollo Informático.
12)
Ibid.
13)
Véase Reforma, 25 de marzo de 1996. Suplemento “Telecomunicaciones”.
14)
Declaración publicada por El Norte, el 9 de febrero de 1996.
El
texto anterior es una versión ampliada del reportaje publicado en
Reforma,
el 12 de mayo de 1996. |