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Pocas diferencias con el Papa sobre neoliberalismo

  • Hay más convergencias que divergencias, expone el embajador de México ante la Santa Sede, Horacio Sánchez Unzueta
  • Están funcionando los canales de comunicación entre México y la Santa Sede, dice

    JORGE GUTIERREZ CHAVEZ/Corresponsal

    CIUDAD DEL VATICANO, 20 de enero. A sólo dos días del viaje del Papa a México, a quien acompañará en el avión papal, Horacio Sánchez Unzueta, actual embajador de México ante la santa sede, ha comentado en exclusiva para EL UNIVERSAL algunos de los aspectos más relevantes de esta cuarta visita del pontífice a nuestro país.

    El significado político de la visita, las relaciones entre México y la santa sede, el conflicto en Chiapas, el anticlericalismo mexicano, la visión vaticana del neoliberalismo económico, el acercamiento de la izquierda mexicana al Papa y el documento que entregarán al pontífice algunas ONG vinculadas con la Iglesia, para denunciar la violación de los derechos humanos en México, son algunos de los temas que llaman a la reflexión a Sánchez Unzueta.

    ¿Qué significado político tiene, para las actuales relaciones Estado-Iglesia en México, la próxima visita del Papa a nuestro país?

    Creo que es un catalizador muy importante para continuar madurando la buena relación que existe entre México y la santa sede. El establecimiento de las relaciones diplomáticas y políticas con el Vaticano ha representado una experiencia muy matizada, por los acontecimientos que han tenido lugar en nuestro país y el mundo, y a pesar de los picos de dificultad que ha tenido, la expulsión de sacerdotes que violaron la ley en México es un ejemplo; desde hace seis años no se ha presentado un punto de tensión diplomática entre México y la santa sede.

    ¿Qué nos quiere decir con esto?

    Que los canales de comunicación entre México y la santa sede están funcionando y que son capaces de resistir y de confrontar cualquier dificultad, como las que se han tenido en los últimos tiempos. Si no tuviéramos relaciones diplomáticas hubiera puntos de tensión particularmente fuertes. En este sentido, la visita papal podría abrir un nuevo "momentum" para que México mejore aun más sus relaciones con el Vaticano, porque hay un campo muy grande de cooperación y de colaboración en temas que son de recíproco interés. Me refiero a la paz y la preservación de la estabilidad a nivel global.

    Algunos interpretan la visita del Papa a México como un acto que indirectamente reforzará las posiciones de la Iglesia católica mexicana, que no siempre coinciden con las de la administración del presidente Zedillo...

    Si se refiere al aborto y al control de la natalidad, no creo en el reforzamiento que menciona. La inquietud que provocan se debe a que existe una enorme dosis de desinformación y de prejuicio respecto de temas, muy sensibles, como son la educación, el aborto o de la preservación e inviolabilidad de la vida. Es necesario, a través del diálogo, reconocer las diversas posiciones que hay en este sentido y en razón de ello pienso que la presencia del Papa en México va a oxigenar el ambiente en una manera muy positiva.

    En su reciente viaje a Roma, Cuauhtémoc Cárdenas gestionó y obtuvo que Juan Pablo II aceptara recibir las llaves de la ciudad de México. ¿Cuánto podría influir este acercamiento de la izquierda hacia la Iglesia y el electorado católico, en el próximo proceso electoral del país?

    Creo que esto habla de los cambios que están ocurriendo en nuestro país, donde la pluralidad, afortunadamente, ha avanzado con una mayor fortaleza de lo que imaginamos. Hasta hace poco tiempo era políticamente condenable que los políticos, de oposición o no, y sobre todo los de centro-izquierda, tuvieran acercamientos con la Iglesia. Hoy ya no es así. Esto es bueno para la política, para el Estado y para el futuro de México toda vez que ahora hay menos prejuicios y una mayor pluralidad.

    Desde hace tiempo el Papa se opone al sistema neoliberal, base del programa económico del gobierno de Zedillo. ¿En qué medida la presencia del pontífice podría estimular las críticas que recibe este nuevo paradigma dentro de nuestro país?

    En mi opinión son más grandes las coincidencias que las divergencias de nuestro gobierno con el Papa en este tema. Si lo analizamos con la serenidad analítica del caso, no hay país en el mundo, incluidos los que fueron del ex bloque socialista, que no vea en la economía de mercado y en la globalización de las relaciones comerciales la huella de un imperativo de nuestro tiempo y del futuro.

    Todas la naciones del orbe están tratando de adecuarse a esta nueva realidad económica internacional, pero existe la conciencia, que está en la naturaleza misma del Estado, de corregir los desequilibrios sociales y limitar el campo de acción del llamado capitalismo salvaje. Esta también es la posición de la santa sede, que se mueve en favor de una visión humanista del desarrollo económico de las naciones, y México no puede ser de ninguna manera insensible a esta visión, ya que el aspecto social forma parte de la concepción constitucional del Estado mexicano. Reitero, pues, que existen más puntos de convergencia que de divergencia en este tema entre México y la santa sede.

    El conflicto de Chiapas es otro problema candente en México y el Papa lo sigue con mucha atención. ¿Hasta qué punto su presencia podría contribuir a relajar las tensiones en la región y a reabrir el diálogo entre las partes, para así encontrarle una solución definitiva?

    Yo espero que Juan Pablo II ratifique la posición que ha tenido al respecto, en los últimos años, la santa sede: abogar en favor del diálogo y la reconciliación. Esta, en realidad, es la misma posición del gobierno mexicano, el cual sigue utilizando el diálogo como el único mecanismo para encontrar una solución a este conflicto, pero no sólo como un simple acto de voluntad política sino respeto de la Ley para la Reconciliación y el Diálogo, que así lo expresa. Busca una solución política y no una militar o violenta. Las repetidas convocatorias del presidente a la guerrilla en Chiapas son la prueba. Yo espero que Juan Pablo II haga una convocatoria para que sea el diálogo el medio a través del cual pueda resolverse esta controversia que tantos dolores de cabeza ha ocasionado a todos los mexicanos.

    Es posible que algunas ONG vinculadas con la Iglesia y en particular con dominicos y jesuitas, entreguen un documento al Papa denunciando las violaciones de los derechos humanos en el país. ¿Qué efecto político puede tener este documento para las actuales relaciones entre México y la santa sede?

    No puedo opinar al respecto porque no conozco el documento, pero lo que pueda contener no podrá ser más grave que lo sucedido en Acteal, donde mujeres, niños y ancianos fueron brutalmente asesinados. No puede haber otro reclamo más grande que el sucedido en Acteal, respecto del cual Juan Pablo II expresó su profundo dolor. El gobierno mexicano como la santa sede ha condenado este y otros actos de violencia en la región de manera tal que no creo que el documento al que se refiere pueda alterar el buen clima de comunicación y entendimiento que existe entre México y la santa sede.

    Para terminar, ¿el Papa necesita pasaporte?

    Me encantaría firmar su pasaporte; el problema es que no lo requiere, por ser un huésped distinguido de los mexicanos.

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