Fundación Manuel Buendia


LAS ALIANZAS DE LOS GIGANTES NACIONALES DE LA MULTIMEDIA

La aldea global mexicana

Francisco Vidal

Reportero de Asuntos Especiales del periódico Reforma


 
La era de la convergencia llegó y con ella se abrió paso una transformación no sólo en los medios de comunicación y las telecomunicaciones, sino también en las relaciones que existen entre ambos. “La era de la convergencia ha comenzado. La red del futuro fusionará la computación, las comunicaciones y el entretenimiento, permitiendo así la aparición de un servicio personalizado”, señala Gian Carlo Pecchioni, ingeniero con 15 años de experiencia en telecomunicaciones y uno de los jefes divisionales para Latinoamérica del gigante de la computación Hewlett Packard.1 Los mexicanos que tengan acceso al mundo de la multimedia, a la supercarretera de la información, verán modificados sus hábitos de vida a fin de siglo. Podrán contar, por ejemplo, con una suscripción a un servicio de TV satelital que abrirá, al menos potencialmente, el camino a 100 canales de televisión y radio, así como a la hechura de programaciones individualizadas; con una computadora casera y un módem tendrán acceso a periódicos, revistas e información especializada; por medio del teléfono podrán realizar las compras cotidianas desde su casa, consultando catálogos y precios desde su televisor o desde su computadora. La multimedia -el producto más genuino de la convergencia- es un nuevo monstruo dotado de computadoras, televisión y antenas receptoras, que une sus centros vitales por medio de fibras ópticas o señales que viajan por el radioespectro, capaz de almacenar grandes cantidades de información y de estar presente en todos los rincones del mundo. La unión del potencial de la computación, los medios de comunicación, las telecomunicaciones, los equipos electrónicos (radio, televisión, computadoras) y el entretenimiento, va fortaleciéndose para crear una sola actividad, y no sólo se constituirá en un instrumento que paulatinamente irá normando la vida del hombre del siglo XXI, sino que será también un extraordinario negocio de millones de dólares. “La fusión entre las grandes empresas vinculadas al área de la transmisión informativa y las enfocadas a la creación de contenidos, puede explicarse por una convergencia de intereses. En tanto que las primeras buscan asegurarse que serán capaces de proveer mensajes a sus potenciales usuarios, las segundas pretenden garantizar el canal de salida para sus productos”, dice Eulalio Ferrer Bohorques, presidente ejecutivo de Comunicología Aplicada de México. Las empresas que tradicionalmente se encargan de dotar de contenido a las redes de información, las de medios de comunicación y las del espectáculo, se van acercando y uniendo a las que manejan el equipo y los sistemas de comunicación. Los grandes conglomerados internacionales han avanzado a tal punto en la constitución de organismos, que van más allá de las fronteras nacionales. Son los grandes consorcios de la multimedia que se van desarrollando bajo las siguientes tendencias2, de acuerdo con un reporte elaborado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT):

1) Las alianzas entre empresas que producen equipo de comunicaciones y las compañías que producen equipo de cómputo. Por ejemplo, la unión entre la estadunidense AT&T y la japonesa NCR.

2) Las uniones entre las compañías que fabrican equipos electrónicos de consumo y las que operan en ramos del espectáculo, como sucedió con la adquisición de los estudios estadunidenses de Columbia y Universal por parte de las, de por sí, gigantes japonesas Sony y Matsushita.

3) Los conglomerados de medios que han emergido como grandes competidores gracias a su transformación en empresas de multimedia. El caso típico que menciona la UIT es el del empresario australiano Rupert Murdoch, quien a través de News Corporation ha sumado a su imperio: periódicos, revistas, editoriales, la red televisiva Fox, un servicio de televisión satelital en Estados Unidos y una empresa proveedora de servicios de Internet. Además, también firmó una alianza estratégica con la operadora telefónica MCI. Un caso similar es el del conglomerado estadunidense Time Warner, que compró una participación en la empresa de televisión Turner Broadcasting. A ello habría que sumar la expansión de Disney por medio de la compra de Capital Cities/ABC.

4) Las alianzas entre empresas de telecomunicaciones y compañías de televisión por cable, aunque se prevé que, dada la regulación existente, ese tipo de movimientos enfrente problemas para madurar.

5) Pese a que las empresas productoras de software informático no han avanzado pujantemente en el establecimiento de alianzas con empresas de comunicación o medios, destaca el acuerdo entre Microsoft y la cadena televisiva NBC para brindar un servicio informativo en línea. El mundo de la multimedia es el de la información. La generación, traslado y almacenamiento de información se convierte así en la espina dorsal de este nuevo esquema de relación que construye la sociedad. Todo lo que sea capaz de ser captado, sistematizado y codificado, puede ser transmitido y almacenado gracias a los grandes avances de la cibernética. De acuerdo con un reporte del semanario estadunidense Business Week, recientemente en laboratorios de Estados Unidos, se han realizado pruebas para transmitir un billón de bytes de datos por segundo a través de un cable de fibra óptica que tiene el diámetro de un cabello. Tal volumen de información equivale a transmitir simultáneamente 12 millones de conversaciones o 100 películas de dos horas en un segundo.3 Pero no sólo se desarrollan las posibilidades técnicas para transmitir información. También habría que añadir la factibilidad de enviarla y recibirla sin necesidad de tener una red física, lo que se conoce como la comunicación inalámbrica. Por si fuera poco, la diversidad de fuentes también contribuye a incrementar exponencialmente diferentes tipos de servicios. Desde hace algunos años se experimentó un incremento de los servicios de información en tiempo real. En los mercados financieros, el auge de estos servicios que ofrecen agencias especializadas, son ya el soporte de las bolsas locales y de su enlace a los centros financieros internacionales. La multiplicación de accesos tiene su expresión más vigorosa en Internet: un sistema mundial de enlace de computadoras y de centros de almacenamiento de información (servidores) que no reconoce límites nacionales. Actualmente, además de su edición impresa, decenas de periódicos en todo el mundo tienen servicios especiales de información por medio de Internet. Eso sin contar a las universidades, centros de investigación, oficinas públicas y empresas privadas que ofrecen diversos tipos de información y ventas a través de la red. Como negocio, la incorporación de México a la aldea global transita por el cedazo de las alianzas de los principales grupos mexicanos de computación, finanzas, telecomunicaciones, medios y espectáculos, con las grandes empresas internacionales que se mueven en esas áreas.

Los grandes de la multimedia mexicana

En septiembre de 1989, el entonces Presidente Carlos Salinas anunció formalmente la intención del gobierno mexicano de vender Teléfonos de México (TELMEX). El gobierno decidió abrir y privatizar un mercado que, sólo por concepto de telecomunicaciones, factura seis mil millones de dólares al año y que espera alcanzar entre 15 y 18 mil millones de dólares en los próximos cinco años. A partir de tal decisión gubernamental, las diferentes empresas que participan o regulan la actividad de la multimedia en México se han reorganizado de una forma acelerada. Además de la diversificación de TELEVISA -encabezada por Emilio Azcárraga y probablemente el consorcio mexicano más importante en el campo de la multimedia-, irrumpió la figura de Carlos Slim, que a partir de la compra de TELMEX ha formado un poderoso conglomerado en ese sector. Hasta la fecha, TELEVISA mantiene su supremacía apuntalada por una estrategia de alianzas que le permitieron ubicarse en diferentes segmentos de ese mercado, amén de su privilegiado papel en la televisión y en la industria del entretenimiento. Con algunos retrocesos, logró fincar posiciones en empresas de radio y televisión de América Latina y España. Al respecto, resulta importante hacer notar su regreso al mercado de la televisión hispanohablante en Estados Unidos, por medio de la compra de un paquete accionario de Univisión. TELEVISA se colocó en un lugar privilegiado en la publicación de revistas al incorporarse a ella el Grupo América, y reorganizó su división de radio (Sistema Radiópolis) con el fin de ganar credibilidad y penetración en el mercado radiofónico. Después del fracaso que implicó el cierre del diario deportivo The National, en Estados Unidos, Azcárraga adquirió Ovaciones y Summa. Este último, enfocado al periodismo financiero, también desapareció. TELEVISA logró ganar el liderazgo en el mercado de la radiolocalización personal, a tal grado que hablar de Skytel -la empresa formada por Azcárraga para prestar ese servicio- se constituyó en sinónimo de radiolocalización. Los dos últimos movimientos más importantes fueron su participación en un nuevo consorcio internacional que prestará los servicios de televisión satelital a los hogares (Direct Broadcast Satellite o DBS, por sus siglas en inglés), conocido como DTH. Pero la estrategia de Azcárraga se está adecuando a las nuevas realidades de la competencia, y TELEVISA parece regresar a su punto de partida: una empresa especializada en dotar de contenidos a la multimedia. Así, lo que comenzó en una alianza con Carlos Slim en Cablevisión, empresa que presta servicios de TV por cable, terminará por ser una venta a este empresario. Además, TELEVISA ha vendido su participación en canales de Sudamérica, enajenó una parte sustancial de su participación en una empresa operadora de satélites (PanamSat), y negocia la venta de Skytel. Los aliados extranjeros de Azcárraga son diversos. Para ofrecer los servicios de televisión satelital al hogar, se sumaron la corporación brasileña O'Globo, la empresa de multimedios más grande de Brasil; News Corporation, de Rupert Murdoch -uno de los magnates más agresivos de la multimedia global-; y el consorcio operador y productor de televisión por cable más importante de Estados Unidos: Tele-Communications Inc. (TCI).4 Recientemente se anunció la intención de la cadena estatal española, Radio y Televisión de España (RTVE), de establecer una alianza con TELEVISA para ofrecer un servicio de DTH a los países de habla hispana. Pese a todo, el embate de grupos emergentes no garantiza que TELEVISA mantenga la supremacía dentro de la multimedia mexicana en los próximos años. Carlos Slim, un empresario que había logrado multiplicar la fortuna familiar por medio de la operación bursátil y de la compra de empresas industriales en malas condiciones operativas y financieras, saltó -a principios de la década de los noventa- a la superautopista de la información y ahora se ha convertido en uno de los personajes que definirán su perfil futuro. Su ingreso a TELMEX implicó el inició de un viaje al espacio de los medios, no sólo porque tal empresa sea la columna vertebral del sistema nacional de telecomunicaciones, sino también por otras razones de medular importancia. Desde un principio llevó como socio en la compra de la empresa telefónica a Rómulo O'Farril, presidente y principal accionista del Grupo Novedades, que entre otras cosas edita el periódico con el mismo nombre. Slim ingresó a TELMEX apoyado por dos empresas extranjeras: Southwestern Bell, de Estados Unidos, y France Télécom, esta última la principal operadora telefónica de Francia. Más tarde firmaría un acuerdo con Sprint5 -la tercera operadora de larga distancia más importante de Estados Unidos- para prestar servicios internacionales de telecomunicaciones. De hecho, TELMEX ha pasado a unirse al megaconsorcio mundial de telecomunicaciones -Global One- que crearon Sprint, France Télécom y Deutsche Telekom. Además de TELMEX, el imperio Slim comprende una serie de servicios especializados de telecomunicaciones que incluye a Telcel, empresa líder en telefonía celular; Telecorp, que proporciona servicios de telecomunicaciones a grandes usuarios; Aerocom, que opera un servicio de comunicación telefónica en aviones; y Buscatel, que prestará servicios de radiolocalización. Su penetración en la multimedia se acentuó con la compra de la empresa Red Uno para prestar servicios de redes de datos, dentro de los que destaca Uninet. Todo ello, más su incorporación a Cablevisión como socio mayoritario, se suma a los servicios tradicionales que presta: telefonía local, telefonía de larga distancia, anuncios en directorios y tendido de redes. Los primeros pasos indirectos para entrar al negocio del entretenimiento, los dio a través de una filial enlazada a su Grupo Carso, que participa en el mercado de la distribución de discos y casetes musicales. El año pasado Carlos Slim anunció que el Grupo Carso, empresa controladora de sus negocios no financieros, se partiría en dos para crear Carso Global Telecom. A partir de esa división, Slim ha avanzado en el campo de la multimedia global. Fincó una inversión en telefonía celular en Costa de Marfil y otra en televisión por cable en Brasil. Entró como socio en la compra de la empresa estadunidense proveedora de Internet y servicios en línea: Prodigy. Además, existe la intención de TELMEX de participar en el mercado de Estados Unidos. Por si fuera poco, su consorcio financiero Inbursa aportó capital de riesgo al grupo radiofónico ACIR y a la Corporación Medcom -para participar en el proyecto de televisión satelital de este último consorcio-, así como un financiamiento equivalente al 10 por ciento del capital de Televisión Azteca: la segunda empresa más importante de televisión abierta. Pese a que las autoridades limitaron la presencia de Slim en los tres últimos casos a mero aportador de recursos frescos -hecho que lo margina en su papel de decidir los contenidos informativos-, tal empresario se ha convertido en uno de los jugadores más importantes de la multimedia mexicana. Pero Azcárraga y Slim no son los únicos jugadores. La apertura en los servicios de telefonía traerá como consecuencia la aparición de nuevos competidores en el mercado de la multimedia. La competencia en los servicios telefónicos -que inició formalmente en agosto pasado- propiciará que los grupos que ingresen al mercado, evolucionen hasta convertirse en empresas de telecomunicaciones. Empresa desprendida de los negocios industriales de la familia Peralta (Iusa), Iusacell inició su operación en el mercado con un servicio de telefonía celular (Iusacell), para transitar luego a la telefonía de larga distancia en México y Chile (Iusatel), el manejo de redes de datos (Iusanet) y la comunicación satelital (Satelitrón). En el grupo Iusacell participa Bell Atlantic, la segunda empresa regional más importante de Estados Unidos en los servicios de telefonía local, que recientemente se unió a otra operadora de ese país: Nynex. Destaca también la incorporación a la superautopista de la información de Alfa, empresa industrial productora de acero, alimentos y petroquímicos que fundó Alestra en unión con AT&T, la principal operadora de telecomunicaciones de Estados Unidos. Alestra proveerá, en principio, servicios telefónicos de larga distancia. A Alestra se sumó el grupo Unicom, alianza que había sido creada por la unión de los intereses del Grupo Financiero Bancomer y el Grupo Industrial Visa (empresa refresquera y cervecera), junto con GTE6 (EU) y Telefónica Española: la principal firma de servicios telefónicos de España. Alestra quedará unida al megaconsorcio Uniworld en el que participan AT&T y Telefónica de España, y se convertirá en la competidora más importante de TELMEX, relegando a un tercer puesto a Avantel, empresa en coinversión entre el Grupo Financiero Banamex-Accival -el principal grupo financiero mexicano- y MCI -la segunda operadora más importante de servicios de larga distancia en Estados Unidos-, que firmó un acuerdo con la inglesa British Telecom para crear un operador mundial: Concert. La aparición de los bancos y grupos financieros en la multimedia no es casual. “En todo el mundo, los bancos y las compañías telefónicas están forjando todo tipo de alianzas. Quizás la idea parezca extraña, pero tiene mucho sentido. Los bancos transmiten enormes cantidades de datos y las líneas telefónicas hacen otro tanto”, señala el reporte especial “Infogerencia”, realizado por la revista de negocios AméricaEconomía. Detrás de los grandes centros de gravitación de la multimedia mexicana, existen otros grupos que crecen y se diversifican. Destaca precisamente el de Televisión Azteca, empresa que pasó a manos del grupo formado por las familias Salinas y Saba.7 Con la adquisición del llamado paquete de medios del Estado, ese grupo de inversionistas también se colocó en la exhibición cinematográfica y, por medio de su otra compañía (Elektra), en la radiolocalización personal y los servicios de enlace grupal por radiofrecuencia (trunking). La estadunidense NBC, filial televisiva del consorcio General Electric, llegó a un acuerdo con Televisión Azteca para proveerle de asistencia en programación, comercialización y manejo de proyectos. Además, asociado a una empresa estadunidense (Western Union), maneja un negocio de traslado electrónico de dinero entre México y Estados Unidos mediante su cadena de tiendas Elektra. Últimamente ha sumado el mismo servicio para realizar operaciones en el interior del país. El grupo de inversionistas ligados a Televisión Azteca parece tomar un rumbo similar al de Azcárraga, por lo que está en negociaciones para desprenderse de los negocios de traslado de dinero y enlace grupal. Por su parte, MVS Comunicaciones, consorcio de la familia Vargas que tuvo su origen en la producción de programas de televisión y en la operación de estaciones radiofónicas, ha evolucionado hacia los servicios de televisión y radio restringida. Dentro de sus proyectos recientes destaca el servicio de televisión satelital al hogar (DTH), para lo que se incorporó al consorcio internacional Galaxy Latin America. Galaxy es el resultado de la unión de esfuerzos de Hughes Communications, el grupo televisivo brasileño TV Abril, y el grupo venezolano Cisneros8, controlador de la cadena Venevisión y Multivisión. Previamente, además de conformar una cadena de radio, Vargas logró entrar al negocio de la televisión restringida por medio de MVS Multivisión, que inició operaciones en 1989. Corporación Medcom y Grupo Radio Centro estrecharon relaciones y acordaron intercambios de acciones para formar uno de los grupos radiofónicos más fuertes de México. Medcom, encabezada por Clemente Serna, aparte de tener empresas productoras de noticias, administradoras de bases de datos y prestadoras de servicios de información, también tiene proyectado penetrar en el negocio de televisión satelital al hogar (DTH) por medio de su filial Telered.9 Hasta el momento, los referidos grupos privados, asociados a consorcios extranjeros, parecen ser la columna vertebral de la multimedia mexicana. Si bien todavía no se aprecia una gran fusión entre empresas generadoras de contenidos y aquellas que trasladan información, las condiciones parecen estar cada día más maduras para transitar hacia ese tipo de funcionamiento. ¿Y el gobierno? Además de contar con el andamiaje jurídico, principalmente la Ley de Telecomunicaciones, emitida el 7 de junio de 1995, el Gobierno Federal mantiene una participación directa en varios segmentos de la multimedia. Entre ellos destacan: Telecomunicaciones de México, organismo que presta diversos servicios de telecomunicación; el grupo radiofónico IMER; el rotativo El Nacional; el Canal 22 de televisión abierta en UHF, e indirectamente Radio Educación, estación que depende de la Secretaría de Educación Pública. El gobierno ha expresado su interés en desincorporar diversos medios o segmentos del mercado en los que tiene presencia. Aparentemente, se mantiene la posibilidad de vender El Nacional e integrar a la iniciativa privada la operación de satélites.

Algo más que comunicación

De acuerdo con un reporte especial, “Telecom's new age”, elaborado por el semanario estadunidense Business Week10, la nueva autopista de la información jugará un papel similar al de los ferrocarriles en el siglo XIX: impulsarán a la economía. Puede ser. Aunque es probable que esa fórmula de éxito no se generalice con la misma fuerza en todos los países, como en México. El presidente del INEGI, Carlos Jarque, al presentar el Programa de Desarrollo Informático, aseveró que “en México el uso de redes de transmisión de datos aún es reducido. Existe incluso la limitante de que en nuestro país se tienen menos de 10 líneas telefónicas por cada 100 habitantes, mientras que en algunos países desarrollados la relación llega a más de 70 por cada 100 habitantes”.11 Jarque añadió que si bien el 70 por ciento de las compras que se realizan en el mercado informático nacional las realiza el sector privado, prácticamente la totalidad de la demanda se concentra en los grandes grupos empresariales, siendo casi nulas las adquisiciones de las micro, pequeñas y medianas empresas. Pese a que, de acuerdo con un reporte de la revista AméricaEconomía, en 1994 se vendieron en México 508 mil computadoras personales -el 25.2 por ciento de lo comercializado en América Latina-, el reporte de Jarque asegura que en el país sólo existen 2.2 computadoras por cada 100 habitantes: casi ocho veces menos que en algunos países desarrollados.12 Por si fuera poco, sólo el tres por ciento de los hogares mexicanos cuenta con una computadora, mientras que en los países industrializados una de cada tres casas tiene computadora. Grandes diferencias. Pero también insoslayables realidades. “México es el segundo mercado más importante de telecomunicaciones para Estados Unidos en el mundo”, asegura Dan Crawford, director general operativo de Avantel.13 Quizás por ello todos los grandes grupos internacionales operadores de servicios de telecomunicaciones, entretenimiento y computación, llegan a México. Hablamos por ejemplo de AT&T, la segunda operadora de telecomunicaciones en el mundo y la principal manufacturera de equipo de telecomunicaciones; de France Télécom, la segunda más importante operadora de Europa; de Motorola, la segunda empresa más importante en la manufactura de equipo de comunicación y la más importante operadora de comunicaciones inalámbricas en Estados Unidos; o de las grandes empresas del espectáculo, como la News Corp. del magnate australiano Rupert Murdoch. Tales consorcios ya están en nuestro país, tejen su red de relaciones y de negocios con empresas mexicanas que, incluso, pueden ser competidoras entre sí, y están dispuestos a engullirse lo que, afirman, es un prometedor mercado. No llegan solos: la mayoría se unen a los grupos mexicanos que dominan la multimedia nacional. ¿Será tan amplio el mercado mexicano para asegurar la supervivencia de todas las alianzas y empresas de nueva formación? Aparentemente no, y algunos especialistas se adelantan a firmar sentencias de muerte. De acuerdo con un despacho de Notimex, un especialista de la correduría estadunidense Morgan Stanley estima que dado el tamaño del mercado mexicano de telefonía de larga distancia, sólo habría cinco empresas dominantes a mediano plazo.14 El especialista señaló que Teléfonos de México (TELMEX), Avantel, Iusatel, Unicom y Alestra tienen el potencial para convertirse con el tiempo en compañías dominantes en el país. Apenas unos meses después, la fusión entre Alestra y Unicom confirmaba esa afirmación.

Moldeando el pensamiento

La irrupción de la convergencia en el campo de la multimedia ha llevado a la aparición de nuevas utopías. De la sociedad informatizada que presagiaba el poderoso desarrollo de la autopista informática, “se cayó en un profundo escepticismo al constatar que los nuevos medios no llevaban a crear un mundo de sabios igualmente informados”, dice Carmen Gómez Mont, jefa del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana y especialista en nuevas tecnologías. Lo que está en juego es algo más que un simple negocio de millones de dólares: “¿Se puede negociar la cultura informática y audiovisual como si fuese únicamente un conjunto de productos comerciales ordinarios?”, se pregunta Gómez Mont. La gran importancia que cobrarán las empresas extranjeras, por sí mismas o aliadas a consorcios mexicanos, lleva a cuestionarse en qué situación quedará la soberanía del país, insiste Gómez Mont. Estamos frente a la posibilidad de la monopolización del pensamiento por un grupo de empresarios mexicanos que estarán aliados a los grandes consorcios internacionales. “El riesgo es que estas organizaciones mundiales y los grandes grupos nacionales, por su fuerza, concentren aún más la producción de materiales informativos y de entretenimiento en pocas manos”, advierte Eulalio Ferrer Bohorques. “La manera como se pueda asegurar el acceso a los creadores independientes de nuevos materiales, dará pluralidad al sistema y a la larga nos enriquecerá a todos”, añade. Toda la reorganización de los grupos mexicanos que participan en la supercarretera puede llevar a la creación de verdaderos monstruos que dominen esta actividad y, por tanto, moldeen el pensamiento y la forma de vida de los mexicanos. “El reacomodo de la propiedad en esta industria es un enorme reto para la sociedad, la cual deberá vigilar que la autoridad regulatoria garantice una competencia transparente y equilibrada, así como atender que las compañías otorguen acceso universal a los servicios, de manera gradual, a los consumidores con escasos recursos”, advierte Gabriel Székely, especialista en telecomunicaciones. Por el momento, en manos de un pequeño grupo de empresarios mexicanos, acaso no más de una docena hasta ahora, aliados a los mastodontes extranjeros, quedará la decisión de qué veremos en la televisión, cuál será la música que llegará a nuestra casa o a nuestro auto, cuáles artistas gozarán de mayor fama, cuáles serán las noticias más importantes, qué sistema de comunicación utilizaremos, con qué computadoras y con qué programas trabajaremos... En fin: moldearán el trabajo y la vida de los mexicanos del siglo XXI.

NOTAS

1) Gian Carlo Pecchioni, Developing the information superhighway: we've seen the future and its works. Ponencia presentada en el II Foro Nacional de Telecomunicaciones, México, Febrero, 1996.

2) Unión Internacional de Telecomunicaciones. Informe sobre el desarrollo mundial de las telecomunicaciones 1995, p. 69-72.

3) Véase el número del 8 de abril de 1996 dedicado a este tema.

4) El 22 de octubre pasado, se anunció una alianza en DTH entre TELEVISA y Medcom, empresa encabezada por Clemente Serna Alvear y que también ya contaba con el permiso para operar tal sistema de TV.

5) En el caso de Sprint, su juego de acuerdos incluye al Grupo Autrey, con el cual firmó una alianza para crear Optel Telecomunicaciones, empresa que opera en el área de redes de bases de datos.

6) GTE, la octava operadora mundial de telecomunicaciones, también mantiene una sociedad con TELMEX para proveer servicios de telefonía en aviones de vuelos comerciales (Aerocom).

7) La venta de la televisora a inversionistas privados ha sido cuestionada debido a las revelaciones realizadas por la prensa, principalmente Reforma, que involucra al hermano del ex presidente Carlos Salinas en relaciones de negocios con uno de los principales accionistas de TV Azteca.

8) El Grupo Cisneros es también socio de TELEVISA en Univisión.

9) El pasado 7 de octubre se informó que el grupo de Serna llegó a un acuerdo con Echostar Communications Corporation, la segunda empresa operadora de televisión satelital en Estados Unidos. Reforma, 7 de octubre de 1996, p. 33-A. Véase nota 4.

10) Véase la entrega ya citada de Business Week.

11) Véanse las notas de prensa del 13 de abril y Poder Ejecutivo Federal, Programa de Desarrollo Informático.

12) Ibid.

13) Véase Reforma, 25 de marzo de 1996. Suplemento “Telecomunicaciones”.

14) Declaración publicada por El Norte, el 9 de febrero de 1996.

El texto anterior es una versión ampliada del reportaje publicado en Reforma, el 12 de mayo de 1996.



 
Con mucho gusto atenderemos cualquier comentario o sugerencia sobre estas páginas en la siguientes direcciones de correo electrónico:
Webmaster
buendia@mpsnet.com.mx
fbuendia@campus.cem.itesm.mx
Mayores Informes:
Guaymas 8 - 408
Col. Roma C.P. 06700
Teléfonos: (015) 208 426,  2071857 ó 208 7756