Carta de Mahatma Gandhi a Julián Huxley.
Fechada el 25 de mayo de 1947, en Bangui Colony, New Delhi, en la cual responde a la petición que se le hace, para opinar sobre el proyecto de Declaración de Derechos Humanos, que pretende expedir la Organización de las Naciones Unidas.
Tomado del libro:
Los Derechos Humanos.
Ediciones del Milenio.
México, 2000.
Nota
explicativa: Hacia 1947 (en pleno
ambiente de postguerra), la recientemente fundada Organización de las Naciones Unidas
se disponía a conformar un catálogo que enlistara a todos los derechos humanos.
Este esfuerzo cristalizó finalmente en la Declaración Universal de
Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General el 10 de diciembre de
1948. Para llevar a cabo tan delicada tarea, enviaron a los más célebres
pensadores y defensores de los derechos humanos de aquella época, un proyecto
del documento que cuidadosamente se iba confeccionando, con la atenta solicitud
de que aportaran ideas que sirvieran para complementar dicho documento. Sin
duda, el carismático “Alma Grande” Gandhi era uno de los principales luchadores
sociales de quien se esperaba una significativa aportación.
Esta
es la carta con la que con gran elocuencia y sencillez, respondió.
Mahatma Gandhi
Los deberes de los ciudadanos del mundo
Bhangi Colony, New Delhi,
25 de mayo de 1947
Querido Doctor Julián
Huxley:
Como
ando constantemente de un lado para otro, nunca recibo el correo a tiempo. A no
ser por su carta a Pandit Nehru, en la que se refiere a la que me dirigió a mí,
podría no haber recibido la suya. Pero veo que usted ha dado a las personas a
quienes se ha dirigido tiempo suficiente para que puedan contestar. Escribo
ésta en un tren en marcha. Mañana cuando llegue a Delhi será copiada a máquina.
Me temo que no pueda darle
nada que se aproxime al mínimo que usted indica. Lo cierto es que no tengo
tiempo para hacer este esfuerzo. Pero todavía es más cierto que leo muy poca
literatura pasada o presente, aunque me encantaría poder leer algunas de las
obras maestras. Viviendo como vivo desde mi juventud una vida turbulenta, no he
tenido tranquilidad para dedicarme a la lectura.
De mi ignorante pero sabia
madre aprendí que los derechos que pueden merecerse y conservarse proceden del
deber bien cumplido. De tal modo que sólo somos acreedores del derecho a la
vida cuando cumplimos el deber de ciudadanos del mundo. Con esta declaración
fundamental, quizá sea fácil definir los deberes del Hombre y de la Mujer y
relacionar todos los derechos con algún deber correspondiente que ha de
cumplirse primero. Todo otro derecho solo será una usurpación por la que no
rnerecerá la pena luchar.
Suyo afectísirno
M. K. Gandhi